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La historia del fútbol podría comenzar en el antiguo Egipto, ya que durante el siglo III a.C.

se realizaba
un juego de pelota como parte del rito de la fertilidad, en el que se practicaba algo parecido al
balonmano. Sin embargo en China ya se había inventado la pelota de cuero un siglo antes, cuando Fu-
Hi, inventor y uno de los cinco grandes gobernantes de la China de la antigüedad, creó una masa
esférica juntando varias raíces duras en forma de cerdas a las que recubrió de cuero crudo; con esto
nacía la pelota de cuero, con la que se jugaba simplemente a pasarla de mano en mano. Esta pelota
fue adoptada posteriormente en los juegos populares de sus vecinos India y Persia. Por otra parte, en
las antiguas civilizaciones prehispánicas también se conocen juegos de pelota más similares a lo que
se conoce hoy como fútbol. Así por ejemplo los aztecas practicaban el tlachtli, una mezcla entre tenis,
fútbol y baloncesto en el que se prohibía el uso de las manos y los pies y el capitán del equipo
derrotado era sacrificado.

Aparte de la necesidad de tener que luchar con todo el cuerpo por el balón en un gran tumulto
(empleando también las piernas y los pies), generalmente sin reglas, parece que, desde sus comienzos,
se consideraba esta actividad como extremamente difícil y, por lo tanto, dominar el balón con el pie
generaba admiración.

Del Lejano Oriente proviene, mientras tanto, una forma diferente: el Kemari japonés, que se menciona
por primera vez unos 500 a 600 años más tarde, y que se juega todavía hoy en día. Es un ejercicio
ceremonial, que si bien exige cierta habilidad, no tiene ningún carácter competitivo como el juego chino,
puesto que no hay lucha alguna por el balón. En una superficie relativamente pequeña, los actores
deben pasárselo sin dejarlo caer al suelo.

Mucho más animados eran el “Epislcyros” griego, del cual se sabe relativamente poco, y el “Harpastum”
romano. Los romanos tenían un balón más chico y dos equipos jugaban en un terreno rectangular,
limitado con líneas de marcación y dividido con una línea media. El objetivo era enviar el balón al
campo del oponente, para lo cual se lo pasaban entre ellos, apelando a la astucia para lograrlo. Este
deporte fue muy popular entre los años 700 y 800, y si bien los romanos lo introdujeron en Gran
Bretaña, el uso del pie era tan infrecuente que su ascendencia en el fútbol es relativa.

Recién a comienzos del siglo XIX se vislumbra el cambio: el fútbol fue ganando cada vez más terreno en los
colegios, principalmente en escuelas públicas, y fue en este ambiente comenzó su proceso de innovación y
desarrollo.
Pese a todo, el fútbol continuaba siendo un juego sin reglamentación, es decir, no existía una forma determinada de
jugarlo. Cada colegio aplicaba sus propias reglas, las cuales divergían, a veces, considerablemente entre sí. Además
de aferrarse a las tradiciones, su práctica dependía también de los terrenos de juego a disposición. En los lugares
donde se jugaba en patios de colegios, con suelos empedrados y muros, no había lugar para partidos masivos.
Es así que en los colegios de Charterhouse, Westminster, Eton y Harrow comienza a verse como el juego se basa
más en la habilidad del regateo que en la potencia necesaria en medio del tumulto. Por otro lado, los colegios como
Cheltenham y Rugby tendían hacia una práctica más ruda, donde el balón se podía jugar y hasta llevar con la mano.
Con el correr del Siglo XIX, la imagen del fútbol comenzó a cambiar. Las autoridades escolares comenzaron a
verlo como un medio de fomentar la lealtad, la facultad de sacrificio, la colaboración mutua y la subordinación a la
idea de equipo. El deporte comenzó a figurar los programas de las escuelas y la participación en el fútbol se hizo
obligatoria. Una contribución esencial al respecto provino de parte del Dr. Thomas Arnols, director del colegio de
Rugby.
En 1846, se fijaron en Rugby las primeras reglas de fútbol con carácter obligatorio. Sin embargo, el juego se
mantuvo rudo: por ejemplo, estaba permitido patear la pierna de adversario debajo de la rodilla, pero no sujetar al
adversario y patearlo al mismo tiempo. También se podía jugar con la mano y, desde que en 1823, para sorpresa de
su equipo y de los adversarios, William Webb Ellis corrió con el balón debajo del brazo, se permitió llevar el balón
con la mano.
La mayoría se pronunció en contra los métodos rudos, tales como hacer zancadillas, patear la canilla del contrario y
otras varias formas de violencia. También comenzó a aceptarse firmemente la idea de prohibir el juego con la
mano. Después de esto, la fracción de Rugby decidió separarse. Ellos hubieran aceptado el no patear la pierna del
adversario -cosa que se suprimió más adelante de las reglas del rugby-, pero no querían prescindir del juego con la
mano y de llevar la pelota debajo del brazo.
Fuera de Inglaterra, el fútbol fue expandiéndose, principalmente a causa de la influencia británica, primero
lentamente y luego, cada vez más rápido. Después de la fundación de las asociaciones de Holanda y Dinamarca
(1889), siguieron las de Nueva Zelanda (1891), Argentina (1893), Chile, Suiza y Bélgica (1895), Italia (1898),
Alemania y Uruguay (1900), Hungría (1901), Noruega (1902), Suecia (1904), España (1905), Paraguay (1906) y
Finlandia (1907).
En mayo de 1904 se nació la FIFA, que tuvo siete miembros fundadores: Francia, Bélgica, Dinamarca, Holanda,
España (representada por el Madrid FC), Suecia y Suiza.
En 1912, la Federation Internationale de Football Association (FIFA) contaba ya con 21 asociaciones; en 1925 con
36; en 1930, año de la primera Copa Mundial, con 41.
Entre 1937 y 1938, las Reglas del Juego modernas fueron establecidas por Santley Rous, quien sería más adelante
Para el año 1950, cuando se volvió a competir por tercera vez por un titulo del mundo (no hubo torneos durante la
II Guerra Mundial), la FIFA contaba ya con 73 asociaciones. Durante la segunda mitad del Siglo XX, la
popularidad del fútbol atrajo nuevos devotos, y para el Congreso de la FIFA de 2007, FIFA contaba con 208
asociaciones miembro en cada rincón del planeta.
A partir de 1850 hasta 1890 se introdujeron reglas que definitivamente estimularon el desarrollo de este deporte. Una
de estas reglas fue que el portero podía atajar el balón con sus manos. A partir de ese momento se comienzan a detectar
tácticas en las cuales se agregaba un mediocampista a los defensores para ayudar a transmitir el balón a los delanteros.
Entre los británicos, Escocia se destacó por su juego de pases.
A principios del siglo XX, durante los primeros encuentros de equipos internacionales de futbol, se incorporó un quinto
jugador como refuerzo en las labores defensivas y de entregas de balón. En 1924 y 1928 las olimpiadas se topan con la
sorpresa del triunfo de un pequeño país de América del sur; Uruguay, el cual jugaba con una gran habilidad en pases
colectivos y variedad de dribles.
A partir de este tiempo el futbol se comenzó a jugar con más defensores que atacantes. Los años de los 50 y 60, con
Uruguay, Hungría y Brasil a la cabeza y con el rey Pelé surgiendo, se instauran cuatro defensores, dos mediocampistas y
cuatro delanteros.
Durante la década de los setenta, nacen grandes estrellas como los holandeses Rinos Michels y Johann Cruyff, los
franceses Michel Hidalgo y Michel Platiní que reclamaron el futbol más ofensivo y creativo. El esquema táctico que se
interpuso fue el 4-3-3, cuatro defensas, tres mediocampistas y tres delanteros, especialmente practicado por los
alemanes e italianos.

Los esquemas de juego

Para mejor comprender esos comportamientos no debemos olvidar que en esa época escasos defensores
acostumbraban proteger su propio arco, mientras numerosos atacantes esperaban que un largo “despeje” les diera la
ocasión de marcar en el otro campo. Así, desde los años 1850 hasta 1925, aproximadamente, según los diferentes países, se
pudo observar como la técnica individual se imponía sobre la técnica colectiva y sobre la preparación física. Los defensores se
encontraban a menudo en inferioridad numérica y también técnica. Ellos tuvieron que esforzarse para progresar y enfrentar
la superioridad de los atacantes.

Después, poco a poco, guiados principalmente por el afán de evitar derrotas, fueron apareciendo tácticas más defensivas.
Estas obligaron a una evolución en el entrenamiento de los delanteros para adaptarse a la mayor capacidad de los
defensores. Cuando más recientemente se constató una baja en la concretización de goles, la consecuencia fue que
nuevamente se buscó reforzar las habilidades tanto físicas como técnicas de los jugadores, en particular de los atacantes,
para lograr que los resultados mejoren.

Los entrenadores, monitores y educadores de todos los niveles, ayudados por las imágenes de la TV, trataron de
adaptarse a esos cambios reproduciendo en sus equipos los esquemas observados en la elite, tratando de adaptarlos a sus
realidades. Al cabo de varios años se pudo observar la aparición de una generación de jugadores aportando una serie de
nuevas capacidades de gol. En ésta ocasión la pirámide del Fútbol pudo ejercer parte de sus posibilidades normales de
ascensión y hasta su cima volvieron a llegar un buen número de jóvenes creadores de ocasiones y nuevos goleadores.

Las medidas de la FIFA

El organismo mundial que rige el Fútbol jugó, después de los años mil novecientos ochenta, un papel importante en la
evolución de ciertas capacidades de ataque, pues reaccionó positivamente ante una dominación notable de las capacidades
defensivas, apoyadas en esquemas tácticos cada vez mas reforzados. Tomó en consideración el hecho que la formación de
jugadores en los países industrializados estaba basada en consignas muy estereotipadas, que fijaban modalidades poco
evolutivas y escasamente didácticas, lo que condujo a la FIFA a proponer medidas para lograr una recuperación del factor
ofensivo del Fútbol.

Entre ellas, la creación de nuevos cursos internacionales de Técnicos y propuestas de protección a los atacantes a través
de un mejor arbitraje. Fruto de éstas y de otras acciones impulsadas en gran parte por el creciente impacto económico-
mediático de la espectacularización de éste deporte, se amplió el universo de semilleros de futbolistas de alto rendimiento,
especialmente de creadores y finalizadores, situación que no ha impedido, sino al contrario, estimulado el hecho que en los
países industrializados se siga recurriendo a los jugadores especialistas venidos de todos los horizontes.

Los países europeos fueron desde muy temprano lugares de acogida para futbolistas extranjeros. A los sudamericanos
que circulaban por Europa desde los años mil novecientos veinte, llegados desde Uruguay, Argentina y Brasil, principalmente,
se unieron muchos jugadores africanos y asiáticos, los que por lo general destacaban por sus habilidades técnicas. Sin
embargo, aparte de ser un mercado de jugosos dividendos, estas respuestas a las necesidades ofensivas, aunque eran a
veces un aporte al espectáculo, solo significaban soluciones parciales que no incidían en transformaciones tácticas mayores.
Por inercia, por temor al fracaso, por los hábitos adquiridos y por falta de conocimientos tácticos, el factor defensivo en los
esquemas de juego ha seguido primando, aunque se nota últimamente un gran esfuerzo de la parte de los técnicos y
jugadores para superarse y poder vencer las sólidas defensas reinantes.

Aunque la FIFA ha hecho esfuerzos para modificar las reglas del Fútbol sin quebrantar el espíritu de ellas, en la
perspectiva de promover una mayor calidad del juego y más goles, no cabe duda que esas medidas se demuestran
insuficientes, pues tardan en llegar a las bases empantanándose en estructuras poco evolucionadas. Las escasas experiencias
realizadas que han incluido innovación y continuidad nos demuestran que la resolución del problema pasa en primer lugar
por una progresión cualitativa y cuantitativa de los métodos y procedimientos para formar los jugadores y preparar los
equipos de Fútbol, especialmente en la adaptación de los progresos del alto nivel en dirección de los niveles de base e
intermedios. En efecto, la comparación de los sistemas de enseñanza y desarrollo de este deporte con otros deportes
colectivos, deja en evidencia el amplio campo de progreso que puede abarcar el Fútbol. Existen ya toda una serie de
herramientas didácticas modernas que han demostrado su valor en el sector educativo y en otros deportes colectivos; ellas
se encuentran en la antesala del Fútbol, esperando con impaciencia que les abran las puertas.

En la época actual, en un mundo de comunicaciones y de medios tecnológicos integradores, el Fútbol se encuentra aún
estructurado con demasiados compartimientos diferentes que separan territorios y niveles de juego. Estas formas de
organización han dejado ya en evidencia muchas carencias, particularmente en lo referente a las necesidades de progreso de
las nuevas generaciones de futbolistas. Además, por su tendencia a crear una distancia cada vez más grande entre los
niveles elevados y los escalones inferiores de la pirámide deportiva, estas divisiones poco comunicantes hacen mucho más
difícil o incompleto el trabajo de los educadores y entrenadores.

Según mi concepción didáctica de la evolución del Fútbol1, colocándonos en un contexto evolutivo, las nuevas
metodologías de enseñanza-aprendizaje junto a tecnologías video e informática adaptadas, podrían permitir a los diversos
países, con el apoyo de la FIFA, crear nuevos lugares centralizados en las capitales y también descentralizados, en regiones y
aledaños: centros de vida deportiva adecuados y calificados para realizar una formación que responda a los intereses y
esperanzas del universo del Fútbol.
La evolución estratégica del fútbol

El tránsito de las tácticas de ataque a las tácticas defensivas

1800 – 1850

Originalmente, el Fútbol se jugaba con prácticamente todos los actores corriendo tras el balón, formando una especie de
“racimo”. Los primeros ordenamientos tácticos consistieron en resguardar su propia valla con un portero (que no tenía aún
derecho a usar las manos) y dos defensores, mientras sus compañeros restaban en el campo adversario esperando un largo
despeje y la llegada del balón para intentar marcar un gol.

1850 – 1890

La reglamentación oficial introducida en este período ayudó a estimular el desarrollo de este deporte. El arquero pudo
atajar con sus manos, pero podía ser cargado. Se detectan, a partir de entonces, cambios tácticos que agregan un “medio
campista” a los defensores, para ayudarlos así a transmitir el balón a sus delanteros. Entre los británicos, Escocia se destacó
por su juego de pases.

1890 – 1930

En el primer cuarto del Siglo XX, coincidiendo con las primeras confrontaciones internacionales de Fútbol, aparece un
quinto jugador como refuerzo en las tareas defensivas y de transmisión del balón. Las Olimpiadas de 1924 y de 1928 acogen
sorprendidas el triunfo en el Fútbol de un pequeño país de América del Sur: Uruguay, que jugaba con habilidad en pases
colectivos y múltiples dribles.

1930 – 1950

La mitad del siglo encuentra al Fútbol jugándose ya con más defensores que atacantes. La famosa W M se construyó
sobre la base de cinco defensores, más el arquero, y cinco atacantes: dos interiores y tres delanteros (dos aleros y un centro
delantero). La final de las Olimpiadas de 1928 había enfrentado Uruguay a Argentina. Es la misma situación de dos años más
tarde en Montevideo, en el primer Mundial de Fútbol. En ambas finales se impuso Uruguay.

1950 – 1965

Los años 50 – 60, con Uruguay, Hungría y Brasil a la cabeza y con el Rey Pelé surgiendo, se instaura el 4 – 2 – 4 (más el
arquero): es decir, cuatro últimos defensores, dos medios y cuatro delanteros (dos aleros y dos centros delanteros).

1965 – 1980

Este período, llamado la década de los setenta, ve nacer las valiosas experiencias de los Holandeses (Rinus Michels –
Johann Cruyff) y de los Franceses (Michel Hidalgo – Michel Platini) que reivindicaron un Fútbol más ofensivo y creativo.
Empero, a pesar de sus conquistas, el esquema táctico que terminó por imponerse fue el 1 - 4 – 3 – 3: arquero, cuatro
últimos defensores, tres medios y tres delanteros, practicado especialmente por alemanes e italianos.

1980 – 2000

Estos años se encuentran bajo el reinado, con algunos retoques, del: 1 – 4 – 4 – 2 = arquero, cuatro últimos defensores,
cuatro medios, de los cuales dos de tipo defensivo y dos creativos, más dos delanteros. Este esquema básico fue ligeramente
modificado con un reforzamiento del sector medio, dejando muchas veces a un solo delantero. El Fútbol internacional intentó
exhibir relámpagos de renovación a través de Argentina, Brasil y Francia.
2000 – 2007

Este ha sido un lapso de tiempo en que el juego del Fútbol ha mostrado sus facetas más contradictorias. Tanto exhibiendo
un Fútbol ofensivo como en muchos matchs de la Liga de Campeones Europea o con algunas selecciones como Francia 2000,
Brasil y Argentina, tanto mostrando muchos equipos adeptos al juego defensivo como se vieron en los Mundiales de Corea y
Alemania o en Europa 2004.

En consecuencia…

Este itinerario de la evolución de las tácticas en el Fútbol, yendo desde el casi todos atacan hasta llegar a un solitario
delantero, deja en evidencia la necesidad de replantear la estrategia general del Fútbol. Es conveniente, entonces, dar una
mirada a las características sobre las cuales está asentada la práctica del Fútbol, para entender las causas de esta tan
difundida tendencia a refugiarse en las proximidades de su propia portería, para después de hacerse del balón comenzar a
tantear el “arriesgarse” a partir hacia el campo adverso, previo chequeo del numero de defensores que restan bien
“atrincherados”.

Los procedimientos tradicionales de enseñanza del fútbol

Las formas y métodos de instruir a los aprendices el A B C del Fútbol han sido en gran parte fuertemente impregnados de
la estrategia general de tipo “defensista” y de la concepción más laboral que lúdica que hemos expuesto y, en consecuencia,
las maneras de practicar el juego han recibido una fuerte orientación en esos sentidos. Las sesiones de entrenamiento y de
preparación se han también planificado y desarrollado siguiendo una línea de tipo analítica (un elemento tras otro),
condicionada por esas influencias.

a. Los “puestos” en el equipo

Los “puestos” derivados de los esquemas en boga han determinado las maneras de preparar a los jugadores y hasta
intentar fijar sus características morfológicas, como se puede constatar en muchos manuales de entrenamiento. Así, a pesar
de los esfuerzos de ciertos pedagogos, la técnica enseñada, parcelada, mecanicista y repetitiva, responde a las necesidades
casi exclusivas atribuidas a cada puesto: los arqueros deben aprender a atajar; los defensores a marcar y anular adversarios;
los medios deben contar con un bagaje un poco más completo, pues algunos deben saber también construir; y los delanteros
deben perfeccionar sus habilidades para penetrar, tirar y marcar goles. Además de estos marcos limitados de aprendizaje,
existe la numeración, que es una especialización definida al interior de los puestos. Esta numeración delimita aún más las
funciones de cada jugador y sus espacios de intervención.

b. La ocupación del terreno

Los espacios que los jugadores deben ocupar en el terreno están generalmente fijados según estos procederes. Cada
puesto tiene su horizonte geográfico predeterminado: los arqueros deben limitarse a la zona de reparación; los defensores,
siguiendo su especificidad, deben cubrir sea el sector central de su campo y abarcando de vez en cuando algunos metros en
el del adversario, ya sea ocupando las zonas laterales, por las que a veces pueden internarse hasta las proximidades de la
línea de fondo adversa, siempre manteniendo la prioridad defensiva; algunos medios podrán desplazarse entre las dos zonas
de reparación, siempre con mucha precaución; y los delanteros aprenderán así a movilizarse casi siempre desde el círculo
central hacia la zona de reparación adversa.

c. Las sesiones de actividad

“El impacto económico y social del fútbol es benéfico para todos”


"El Fútbol es un producto comercial que debe venderse”: Joao Havelange, 1994.
Es bien posible que la mayoría de las personas desconozcan las cifras que moviliza anualmente el Fútbol mundial. Según
Eduardo Galeano en “El Fútbol, a sol y sombra”, el Presidente de la FIFA de entonces, el señor Havelange, declaró en 1994,
en NET Cork, que en el año anterior el juego del balón-pié produjo 225 mil millones de dólares en todos los países, es
decir 89 millares de dólares más que la multinacional norteamericana General Motora, considerada la empresa súper
competente del mundo en ese año.

En Francia los indicadores económicos nacionales reflejaron un notable avance desde Julio 98, fecha de la Copa Mundial
de Fútbol ganada por los jugadores de Aimé Jacquet.

El diario “Metro” y las revistas “20 Minutes” y “Sport” de París, publican en Abril 2006 que los ingresos de la sola FIFA en
2005 fueron de 555 millones de Euros, con un beneficio record de 136 millones, producto a 86 % de los contratos
comerciales y de la venta de los derechos de televisión.

Por su parte, el Banco Central de Brasil dio cuenta con extrema satisfacción que sus libros de cuentas indicaban que había
ganado una cantidad de 158 millones de dólares en 2005, gracias a la venta al extranjero de jugadores de Fútbol. Y que ésta
cifra había sido 55 % superior a la del año anterior.

Es importante recordar que esas características económicas, especialmente la vertiginosa danza de millones que están
ligados al balompié de la elite contemporánea, no acompañaban al Fútbol al comienzo, cuando surgió y se desarrolló en el
siglo XIX. Ellas se han incorporado en su evolución y progresivamente lo han llevado a ser objeto de profundas divergencias,
tanto con sus propias bases así como con los otros deportes.

En su existencia moderna el Fútbol ha sido víctima de potentes intereses contradictorios, ciertos positivos y otros
mezquinos, que han dado a este deporte una imagen un tanto distorsionada. Estas influencias le han causado serias
dificultades en su desarrollo y lo está limitando o desviando en su impacto popular, especialmente si lo comparamos a otras
actividades deportivas que no sufren en exceso de estas situaciones.

En 2005, Nick Leeson fue designado director general y en 2007 presidente del club irlandés de primera división, Galway
United. En 1995, Leeson había alcanzado la notoriedad pública por haber causado una enorme crisis financiera y hecho caer
la banca Barings a través de una estafa cometida como corredor de bolsa, por una suma de mil cuatrocientos millones de
dólares.

En su evolución el Fútbol ha sobrepasado lenguajes y costumbres, ha maravillado los seres humanos de los cinco
continentes, ha dado razones de existir a miles de organizaciones y ha despertado al mismo tiempo apetitos comerciales bien
poco recomendables y críticos feroces, especialmente en los sectores intelectuales. Resulta evidente que el Fútbol moderno
ha crecido en forma desmesurada en esa especie de jungla, sin haber tomado todas las medidas que lo preserven de graves
sufrimientos.

El Presidente de la FIFA, Joseph Blatter, declaró en Abril 2006: “Si observamos el Fútbol de hoy ¿Que
encontramos?: La corrupción. Enseguida tenemos el mal del racismo, el problema de los agentes de jugadores
y el de los derechos de los clubes... El calendario internacional está sobrecargado”.

Andrew Jennings comenta en su libro “Cartón rojo”: “Ellos son veinticuatro los que tienen las riendas de las finanzas del
Fútbol, el deporte más popular del planeta... Ellos son los miembros del comité ejecutivo de la toda poderosa FIFA, que
administran muchos centenares de millones de dólares por año, con una buena parte en líquido, en la más total opacidad”.

Es cada día más evidente que en el entorno del Fútbol espectáculo ha surgido una especie de corte compuesta de
aduladores profesionales, de oportunistas de la comunicación y de los negocios obscuros atraídos por el olor del dinero, que
me llevan a recordar la famosa fábula de Esopo y Lafontaine, “El zorro y el cuervo”, con las imágenes de estos nuevos zorros
esperando ansiosos que un “Maestro Cuervo” deje caer el deseado queso.
Sucede entonces que los voraces apetitos que despierta el impresionante aflujo financiero a las arcas de las instancias
dirigentes del Fútbol espectáculo, donde están representados muchos negociantes, someten seguramente a los responsables
elegidos a fuertes presiones para que se mantenga a la base multitudinaria de este deporte injustamente aislada de la
pequeña pero privilegiada elite.

“Fútbol y política; nada que ver”


Las manipulaciones en el mundo del Fútbol espectáculo

“Contrariamente a la idea tan difundida, el Fútbol no se sitúa al margen de los grandes problemas de la
sociedad; no forma un espacio preservado. Al contrario, es uno de los lugares donde penetran intereses
económicos considerables, donde se enfrentan las ideologías y donde se insinúa la política nacional e
internacional. El Fútbol es un espejo de los problemas de nuestro tiempo”. Alfred Wahl: Historia del Fútbol “La
pelota al pié”, 1990.

Entre los casos de mayor envergadura en los intentos de manipulación política del Fútbol a nivel internacional se
encuentra la historia de la “VOLATA”, que en forma similar describen dos textos. El primero, de Thimoty y J. Lehardier con J.
Nauright en su libro “Sexo, raza, comercio”, editado en Gran Bretaña en 1999, y el segundo, S. Seymarstei y A. Simbalist en
“Pasatiempo nacional”, editado en USA en 2005. Ambos relatan que a principios de 1930, Hitler y Mussolini se pusieron de
acuerdo para crear e imponer un juego colectivo denominado “Volata”, con el objetivo de reemplazar al Fútbol en Alemania,
Italia y España, actividad deportiva que les incomodaba por su atracción popular.

Aunque ese proyecto fracasó rotundamente, de inmediato, en forma oportunista los esfuerzos de Hitler y Mussolini se
volvieron hacia la organización de la Copa del Mundo de 1934, en Italia y las Olimpiadas de 1936, en Alemania. La victoria de
Italia sirvió particularmente a su propaganda fascista. Jules Rimet, según Wahl, confió, amargado, que la función de
presidente de la FIFA había sido ejercida realmente por el dictador.

En 1978, la Junta Militar al poder en Argentina con la dictadura feroz del General Videla, reeditó esta situación, obteniendo
también el título de campeones, consiguiendo al mismo tiempo: “Al exterior se revitalizó la imagen de Argentina y se
impusieron las voces de los crédulos que sólo supieron ver la cara que los militares quisieron mostrarles”, como relata
Gonzalo Fleitas en “El abrazo del alma”, en 2007.

En Chile, bajo la única y terrible dictadura que ha conocido el país, la del General Pinochet que duró de 1973 hasta 1990,
el Estadio Nacional, que podía acoger hasta 77.000 espectadores, sede principal de la Copa del Mundo de 1962, (en la que
los jugadores locales, preparados durante cuatro años por Fernando Riera, en el cuadro de una reorganización global del
Fútbol, terminaron terceros), fue convertido en uno de los más importantes lugares de tortura y de ejecuciones sumarias
creados en ese período. Al mismo tiempo, Pinochet nombró a uno de sus generales para presidir el club Colo-Colo, el más
popular del país, con más de 50.000 adherentes, bajo el anuncio de construir un monumental estadio, dado que su club
ocupaba habitualmente el Nacional. Esa construcción fue el reflejo de la corrupción del régimen, pues los millones de pesos
destinados desaparecían, así cómo miles de oponentes y resistentes. Sólo muchos años después, en 1986, pudo ser
inaugurado gracias a la venta de sus 40.500 plazas en forma vitalicia a los propios socios.

De manera paralela, aunque hasta hace poco no volvió a encontrar un terreno favorable, el egoísmo social y el racismo
han intentado instalar su tribunal de la injusticia en este deporte, como lo muestra el párrafo siguiente, datando de
comienzos de siglo. En Brasil, en el año 1915, la revista “Sports” expresó: “Nosotros, los que tenemos una posición en la
sociedad, nos vemos obligados de jugar con obreros, con choferes... La práctica del deporte se está transformando en un
suplicio, un sacrificio, en ningún caso en una distracción”

En 1921, el presidente Pessoa decreta que ningún “piel morena” podía ser seleccionado. En efecto, a pesar que gran
parte de los mejores practicantes eran de color y que su evicción era resentida negativamente por los seguidores, las
presiones racistas consiguieron mantener durante muchos años a las personas no blancas fuera de los cargos directivos
principales, donde se tomaban las decisiones.

En 1954, Maurice Pefferkorn escribió en “Las escuelas de Fútbol”: “El juego de los brasileños es el que nos parece haber
logrado el más alto nivel de refinamiento. Sus equipos poseen el mayor número de jugadores de color que practican un
Fútbol instintivo, un Fútbol al estado natural, se podría decir, tanto sus movimientos, sus gestos, su movilidad son fáciles y
agradables”

El jugador internacional, campeón del mundo 1998 y de Europa en 2000, Lilian Thuram, relata en su libro: “Ciertas
personas me decían en Italia: - No, tu no eres francés, tu eres negro”.

En la actualidad, el racismo, escondido tras el fanatismo imperante, ha reaparecido en los estadios de Fútbol de muchos
países. Este se nutre del debilitamiento del espíritu deportivo, que a su vez proviene de la búsqueda irracional de la victoria a
toda costa y del mensaje educativo escuálido o inexistente de los responsables hacia los seguidores del club.

En Francia, el jugador marroquí, capitán del club de Liga 1, Valenciennes, Abdeslam Ouaddou, fue tratado de “mono
sucio, negro cochino” durante un partido con Metz, en Febrero 2008. Sin embargo, el árbitro le aplicó un cartón amarillo por
exigir que tomara medidas contra el espectador que lo ofendió. Ouaddou llevó el caso a los tribunales... En setiembre pasado
Boubakar Kébé, jugador de Libourne había sido víctima de insultos racistas en la Liga 2. El club Bastia fue entonces castigado
excepcionalmente con el retiro de un punto en el campeonato, decisión que poco más tarde fue anulada.

El Presidente de la Liga de Fútbol Profesional francesa, Frédéric Thiriez y el diputado Claude Goasguen propusieron en
2005 a la Asamblea Nacional un proyecto de ley destinado a “reforzar la lucha contra la violencia y los actos racistas en los
estadios, los que no han cesado de ganar terreno”. El presentador del cuerpo legal declaró: “Los clubes y los dirigentes no
pueden continuar comportándose como simples empresas comerciales. Ellos tienen también un rol social que jugar”.

Por su parte, el Entrenador Jean Tigana declaró a la revista France Football, en Abril 2006, que un ex-presidente de la
federación lo habría eliminado del concurso al cargo de Entrenador Nacional, diciendo: “ Ahora hay demasiados negros en el
equipo de Francia, no se puede poner además a un seleccionador negro”.

Por otra parte, en el mundo del Fútbol espectáculo el surgimiento de los controvertidos agentes de jugadores ha
determinado relaciones bastante diferentes a las existentes en el pasado entre los dirigentes y los actores de la elite.
Originalmente, esta función intermediaria fue ocupada por ex-jugadores de alto nivel, los que enviados por los grandes
clubes, detectaban los talentos en los equipos de las regiones próximas y les proponían perspectivas interesantes en sus
instituciones. Después fueron surgiendo los agentes actuales que realizan sus prospecciones a nivel nacional e internacional.
Algunos son antiguos practicantes del Fútbol a diversos niveles, otros son comerciantes o personas que no han sido
jugadores, ciertos poseen diplomas diversos, más, aunque existen excepciones, lo que los identifica es considerar al jugador
como un producto comercial y el afán de obtener la más alta rentabilidad financiera en cada transacción.

En relación a este tema, importantes escándalos afectaron una vez más en Francia, en 2006, al Olímpico de Marsella, cuyo
Presidente, un conocido millonario, un técnico y un grupo de agentes de jugadores fueron condenados por la justicia por una
serie de transferencias ilegales efectuadas en 1996 y 1997. Otras decisiones de justicia por hechos similares tocaron
posteriormente también al Paris St. Germain.

“¿Qué es ese juego, demoníaco y divino?”


"El Fútbol es a pesar de todo una de las más grandes alegrías de los seres humanos. Una de las más evidentes
y mejor logradas”: Marguerite Duras, Liberation, 1987.
La gran escritora francesa, premio Nóbel de literatura, expresaba así un sentimiento muy representativo del pensamiento
de millones de amantes de éste deporte popular. Ella hace notar al mismo tiempo su preocupación por los problemas que lo
afectan al incorporar ese “a pesar de todo” tan inquietante al comienzo de la frase.

En efecto, el presente muestra la invasión catódica de muchas prácticas físicas y actividades deportivas diversas que hasta
hace poco tiempo no disponían de grandes audiencias. Hoy pretenden con buenos argumentos ocupar la mejor plaza.

Durante el período del surgimiento y de la evolución del Fútbol, los otros deportes que fueron naciendo siguieron un
camino paralelo. Los de tipo individual y los de tipo colectivo se crearon espacios más o menos amplios, según la acogida y la
difusión que cada nación les ofreció. En algunos países, el Estado les ha dado una importancia especial, mientras en otros ha
sido el sector privado y asociativo que los han impulsado. En ciertos lugares, se produjo una especialización de un tipo de
ellos, más en otros se daba prioridad educativa al conjunto de los deportes.

Progresivamente, a medida del entusiasmo del público, muchos deportes colectivos, como el Baloncesto, el Voleibol, el
Béisbol, el Rugby, el Fútbol Americano, el Balonmano y otros individuales como el Atletismo, se han apoyado en la
Investigación Científica Especializada para progresar. Según sus resultados, podemos observar que frente a los adelantos y
progresos de una serie de otros deportes, el Fútbol muestra un cierto retardo en su desarrollo, especialmente en aspectos
estratégicos, táctico-técnicos, de comportamiento ético y de integración en su entorno socio-cultural.

Si establecemos, por ejemplo, una somera comparación con el Baloncesto, deporte nacido a fines del siglo XIX en un
centro recreativo de los Estados Unidos de Norteamérica, podemos constatar como sus avances en esos aspectos han sido
notables, especialmente durante la segunda mitad de 1900. Al contrario del Fútbol, que se alejó del medio universitario, el
Baloncesto se apoyó en esa estructura educativa, contando con los docentes y especialistas para guiar a los jóvenes surgidos
de la práctica popular. Sus Técnicos se han ligado a la Investigación Científica y al medio educativo, lo que les ha procurado
respuestas adecuadas para hacer evolucionar el juego colectivo hasta niveles sorprendentes por su alta calidad en el
desarrollo físico, la evolución táctica, el progreso técnico y comportamental.

Hoy en día, por ejemplo, la capacidad atlética de salto en rechazo o detente de los jugadores de Baloncesto,
independientemente de la estatura, es en promedio enormemente superior a la de los futbolistas. En relación al Fútbol, la
velocidad de desplazamientos y de evolución aérea de ciertos jugadores y gigantes es asombrosa. Sus conocimientos
tácticos, adquiridos desde muy jóvenes, les permiten desarrollar progresiones técnicas que transforman los matchs en
espectáculos extraordinarios. Sus actitudes deportivas están generalmente sustentadas en formaciones universitarias que les
dan una visión amplia, más confianza en si mismos y mayor serenidad en su accionar, además de una importante
tranquilidad para su futuro. Las carreras profesionales de esos jugadores son casi siempre guiadas por personas competentes
surgidas del ambiente educativo. Una gran cantidad de jugadores han creado fundaciones sociales para ayudar a la juventud,
demostrando así su nivel de conciencia y de compromiso social.

Ante estas realidades, que reflejan una preocupación de aquellos dirigentes por cautelar la evolución de una actividad
deportiva de manera positiva y benéfica dando prioridad a la formación, parece evidente que muchos de los responsables del
Fútbol no han dedicado ni el tiempo ni los recursos suficientes para la realización de los estudios necesarios y prospectivos
que aseguren al balompié un progreso constante. Da la impresión que prefieren contentarse del éxito del momento,
aprovechando la enorme audiencia y los beneficios económicos del presente, sin los instantes de reflexión suficientes para
mirar hacia adelante y consolidar su porvenir.

“La única verdad es lo que sucede en el terreno de juego”


La investigación científica en el Fútbol

No es difícil constatar que los aportes de la investigación científica en la formación así como en los métodos y hábitos de
preparación de los futbolistas actuales han sido bastante más reducidos que en los otros deportes. Lamentablemente ésta
situación afecta a la totalidad de sus practicantes, desde la base multitudinaria anónima de jugadores y dirigentes hasta la
cima de la pequeña elite profesional. Creyéndose seguramente aislados de todo problema, guarecidos por el fervor popular y
mareados por el factor económico, los dirigentes “decididores” del Fútbol no han estimulado los procedimientos adecuados
para dar respuestas a las contradicciones y debilidades de este deporte. En este caso, no nos cabe la menor duda que los
trabajos efectuados por una investigación científica especializada e independiente serán los que se encontrarían en las
mejores condiciones para proponer las soluciones necesarias.

La afirmación de que “La única verdad es la del terreno de juego” es una verdad a medias. En efecto, si bien es en la
realidad de los matches donde se puede recoger una importante suma de informaciones, no sólo allí se encuentran las
respuestas que precisa el universo del Fútbol. Ellas están también en el estudio de las actividades individuales y colectivas
del equipo con su entorno, pre y post partido, considerando la higiene de vida, el comportamiento social, más la preparación
y los contenidos del entrenamiento, con informaciones obtenidas por medio de protocolos de investigación, con recopilación
de datos que son cruzados con las observaciones de los matchs seguidos durante períodos suficientes para confirmar o negar
las hipótesis de trabajo enunciadas.

La preocupación más inmediata e insistente en la evolución del Fútbol, impulsada principalmente por la búsqueda de la
performance, particularmente de la individual, ha sido la de aumentar determinadas capacidades físicas de los jugadores y de
perfeccionar una serie de gestos técnicos considerados fundamentales. De esta manera han sido realizadas algunas
experiencias y bastantes textos puestos a disposición del gran público. Ellos se refieren principalmente al alto rendimiento y
solo una pequeña minoría trata con seriedad aspectos de la educación deportiva escolar y la formación de la base. Al mismo
tiempo se han implementado ciertos estudios sicológicos, sociológicos y económicos sobre el Fútbol. Sin embargo,
prácticamente todos también exclusivamente centrados sobre el éxito individual de los jugadores y el desarrollo de las elites.

Las monografías sobre lesiones y tratamientos médicos y kinésicos de ciertas secuelas de la práctica de este deporte junto
a los textos básicos de entrenamiento y los libros biográficos han acompañado regularmente la ruta del Fútbol. Existen sin
embargo más textos literarios en forma de ensayos y ficciones que trabajos de orden científico. En fin, en los
extremadamente restringidos círculos universitarios, se pueden descubrir interesantes esfuerzos de investigación y de
divulgación sobre diversos aspectos del Fútbol en general; documentos desgraciadamente muy poco conocidos. Por ejemplo,
en la Universidad de Paris XI se realizaron una serie de memorias sobre la base y la elite del Fútbol y en la de Bordeaux se
produjeron varios estudios para un interesante texto: “Por un Fútbol-juego”. En resumen, con dificultad podemos encontrar
en los ambientes del Fútbol una pequeña cantidad y una escasa calidad de aportes al conocimiento y al progreso de este
deporte, que son bastante reducidos en comparación con las publicaciones y materiales didácticos existentes en muchos
otros deportes; se trata, a la luz de las evidencias, de un campo de investigación científica insuficientemente explorado.

Así, en esta documentación han sido muy escasos los estudios en ciencias humanas y sociales que entreguen vías de
solución a las falencias y demandas que en este campo se han venido manifestando en forma cada vez más imperiosa a lo
largo de la existencia del Fútbol. Producto en gran parte de ello, la preparación de los jugadores de los diversos niveles, en
particular en los países desarrollados, no ha evolucionado al ritmo de las necesidades, lo que ha limitado muchas
posibilidades de brindar un espectáculo deportivo más completo y más atractivo.

Gracias a los estudios científicos, en diversas actividades y deportes los problemas inherentes a la altitud han encontrado
respuestas adecuadas. En el Fútbol parece que la solución de estos casos pasa por una prohibición de las prácticas, como
sucede actualmente en relación a Bolivia.

A causa de falta de formación e información, ciertas actividades, especialmente en las estructuras de base y hasta hace
poco en niveles de elite, permiten la continuidad del empleo de prácticas nefastas como el entrenamiento intensivo precoz,
afectando a los niños de corta edad o el uso generalizado de ejercicios peligrosos para la columna vertebral y otros que
favorecen las pubalgias en la preparación física de infantes y adolescentes. Además, continúan existiendo los difundidos
“terceros tiempos” incontrolados, que multiplican el consumo de alcohol, tabaco y drogas entre los adolescentes, jóvenes y
adultos. Con ello, no solo se está limitando por ignorancia e inconciencia la progresión deportiva y afectando la salud de
muchos participantes, sino se está también reduciendo la posibilidad de ofrecer un espectáculo deportivo más completo y un
complemento socio-educativo de calidad a millones de personas.

La presencia de investigadores en el Fútbol se ha hecho cada vez más complicada a medida que el poder irracional del
dinero ha impuesto sus feroces condiciones, dificultando la recepción de aquellos que precisan de sus consejos. En ese
contexto los llamados peyorativamente “teóricos” son observados como sospechosos de ser personajes que impiden el buen
funcionamiento de los “prácticos”. Es así particularmente difícil a las personas con preparación científica el ser aceptadas
abiertamente en esos medios, especialmente cuando desean explorar campos no directamente ligados a la performance
inmediata. Las conferencias nacionales e internacionales de especialistas del Fútbol, sostenidos a veces por las instancias
federales, son, por el momento sólo “gotas en el desierto” del universo del Fútbol, dada su marginalidad y su escaso peso
mediático.

Esta situación afecta también a los jugadores cuando aspiran a realizar una carrera universitaria paralela al deporte. Como
se considera que se trata de dos mundos aparte, el esfuerzo que debe efectuar el jugador para ser comprendido y ayudado
es inmenso. Prácticamente casi todos esos intentos fracasan. Esas son, desgraciadamente, algunas de las razones que
explican la notoria ausencia de diplomados de la enseñanza superior entre los jugadores de la elite del Fútbol, pues sucede
que los casos de apertura favorable de los clubes y federaciones hacia el sector educativo universitario son muy pocos o
inexistentes.

Una serie de accidentes cardiacos, varios mortales, han ensombrecido en las últimas temporadas la elite de este deporte.
Los decesos de Marc Vivian Foe, camerunés: de Antonio Puerta, español; de David Di Tommaso, francés; de Miklos Feher,
húngaro; de Hugo Cunha y de Serginho, portugueses; de Phil O’Donnell; escocés y los casos de graves afecciones detectadas
en Nwankwo Kanu, internacional nigeriano; Olivier Kapo, seleccionado francés y Marco Randriana, también francés, jugador
de Niort, por ejemplo, han sido poco o mal explicados, pues los cuerpos médicos ligados al Fútbol profesional aún no han
dado las claras respuestas esperadas por los sorprendentes desfallecimientos del músculo cardiaco de estos jugadores en
actividad, sometidos normalmente a múltiples y constantes controles.

Además, es importante recordar que las informaciones sobre el deporte de base disponibles en este campo son más que
insuficientes, pues en los sectores amateurs el control médico se limita a un certificado anual, que a menudo es otorgado por
generalistas sin hacer un test específico. Los practicantes y los padres de los miles de futuros jugadores tienen derecho a
preguntarse con justificada preocupación: ¿Cuales son las causas de esta inquietante situación y cómo es posible que todos
estos adultos jóvenes pudieran llegar hasta ese límite?

En corolario, la lección de la fábula del “Zorro y el busto” bien podría aplicarse a esta situación paradojal de un rey del
deporte que no cuenta con una sólida base científica: “Hermosa cabeza, pero sin cerebro”, sentenció el zorro al constatar
que el interior del busto del monumento encontrado en el parque estaba vacío. Esto quiere decir sin duda que en el Fútbol
como en la vida las apariencias no bastan.

“A la Maradona”
El ejemplo de los cracks

Cada día que pasa, el rápido progreso del deporte en general, que como lo hemos visto se basa cada vez más en los
aportes de la investigación científica, está exigiendo de uno de sus pilares, el Fútbol, que pese o a causa de su popularidad
se comprometa a dar un salto cualitativo que le permita guardar su plaza y seguir desarrollándose entre las prácticas físicas
más importantes. Y más aún, si desea mantener ese lugar privilegiado a la cabeza de los deportes, plaza conquistada a
través de los esfuerzos realizados durante decenas y decenas de años por los entusiastas de este juego tan apreciado, el
Fútbol debería dar diversas pruebas de humildad y de respeto de la vida democrática en sus instituciones.

En este deporte encontramos una adopción generalizada de la noción del “goteo”, consistente en esperar que de la cima
de la pirámide, como de un volcán en actividad intermitente, surjan los gestos técnicos y las actitudes de jugadores
extraordinarios, desciendan y se exhiban espectacularmente las demostraciones individuales de los cracks, irrigando el
mundo del Fútbol y a los aprendices, penetrando entonces por una especie de mimetismo en las capacidades técnicas de los
admiradores, los que podrían jugar así, como el gran crack: “a la Maradona”. De esa manera se espera hacer progresar
rápidamente a muchos jugadores jóvenes.

Esta fabulesca idea está desde hace largos años anclada profundamente en las creencias del ambiente futbolístico. Si bien
el valor motivacional de un buen artista es valioso didácticamente hablando, es necesario a continuación contar con
estructuras de enseñanza competentes para transformarlas en adquisiciones útiles. Al parecer a los dirigentes no les importa
que la realidad de los medios que actualmente disponen la gran mayoría de los aprendices sea absolutamente diferente a la
de esa elite mostrada como ejemplo, además que en ciertos casos se trata de ejemplos bastante negativos.

Para que estas influencias sean benéficas desde el punto de vista educativo del Fútbol, es necesario en primer lugar
situarlas en un contexto de juego colectivo y que los niños encuentren tiempos y lugares de práctica adaptados. Hoy, ésta
situación que podemos catalogar como muy poco pedagógica cuando está limitada al solo “goteo”, continúa sembrando
ilusiones y creando confusiones en las bases del Fútbol.

Quizás ciertos responsables no han tomado conciencia que el respaldo del público no está adquirido en forma permanente
ni eterna; el fenómeno socio-cultural que ha acogido con fervor al Fútbol en todas las capas sociales puede cambiar
negativamente si su evolución es demasiado lenta o inadaptada. Esta realidad contradictoria nos muestra situaciones
extremas: al mismo tiempo que los grandes clubes de la elite se transforman en sociedades cotizadas en la Bolsa de valores,
con socios-accionarios, una gran cantidad de clubes de base deben cesar de existir o sobreviven apenas, sin recibir
prácticamente ayudas. Ellos son sostenidos fundamentalmente por sus jugadores y por sacrificados voluntarios, los que
aportan cantidades de miles de horas de trabajo gratuito al Fútbol. Estos esfuerzos han posibilitando la existencia de tantos
clubes, cuya perennidad puede ser ahora puesta en causa. En 2006 y en 2007 la Federación Francesa de Fútbol, a través de
sus instancias regionales y departamentales, hizo llamados urgentes para luchar contra la desertificación del Fútbol rural. En
efecto, como pude comprobarlo en múltiples pequeñas Comunas rurales, muchos clubes cerraban sus puertas y los terrenos
municipales quedaban abandonados. Solamente en el pequeño sector comunitario en que implementamos un programa
socio-deportivo constatamos la existencia de 10 terrenos deportivos desocupados. La mayor parte eran de dimensiones
oficiales, otros más reducidos, tipo multicancha, pero todos habían sido víctimas de la falta de animadores competentes, más
que de la ausencia de jugadores.

Esta situación me hace pensar en la fábula de “El león y la ratita”, en la que el pequeño roedor es a pesar de su
dimensión capaz de ayudar y salvar al inmenso felino cuando éste estaba atrapado en una red.

Porque pienso que es posible un cambio positivo, estimo que el espectáculo ofrecido por el Fútbol a las multitudes, siendo
una gigantesca fuente de emociones, de entusiasmo, de pasiones y un importante factor de recreación y de pasatiempo de
masas, que ha atraído fuertemente y por todas partes los medios de comunicación y los intereses comerciales, debería
entregar a las bases, en justa contrapartida, una parte proporcional de sus beneficios más importante. Las riquezas han sido
producidas por la globalidad de esta forma de expresión deportiva, masa y elite juntas, por lo que ésta última debería
entonces contribuir en forma más consecuente que hasta el presente a reforzar la base de la pirámide del deporte. Así,
aportando capacidades educativas, ayudando al desarrollo de semilleros y creando estructuras de práctica y confiabilidad,
con la incorporación de los especialistas y animadores que hacen tanta falta para acoger en buenas condiciones a todos los
deportistas, el reforzamiento de la base podría dar paso en corto tiempo a una nueva elite de mejor calidad humana, con
mayor sentido colectivo y más calificada.

fútbol sala

Historia
La creación de este deporte se remonta a 1930 en Montevideo, Uruguay. La selección uruguaya había ganado el
primer Campeonato Mundial de Fútbol en su país y la medalla de oro de la modalidad en los Juegos Olímpicos dos
años atrás en Ámsterdam, Países Bajos.
Se vivió una auténtica locura, los jóvenes se sentían eufóricos por practicar el fútbol sin tener en cuenta el tamaño o el
tipo de superficie. Eran pocas las canchas para practicarlo y permanecían llenas, obligando a niños y jóvenes a jugar
en las calles y en terrenos más pequeños. Fue el profesor Juan Carlos Ceriani de la Asociación Cristiana de Jóvenes
(YMCA) de Montevideo quien llevó su práctica a escenarios cerrados. Se le ocurrió adaptar las normas del fútbol,
combinándolas con reglas de otros deportes como el balonmano y el baloncesto, a un campo pequeño y duro. Del
baloncesto tomó el número de jugadores, cinco por cada equipo, y el tiempo total de juego de 40 minutos; y del
balonmano el tamaño de las porterías, el balón de escaso bote y las medidas del campo.
Inicialmente se le llamó «fútbol de salón» y causó sensación en Uruguay, pasando posteriormente al resto
de Sudamérica extendiéndose por todos los continentes.
En 1965, se creó la Confederación Sudamericana de Fútbol de Salón, primera organización internacional de este
deporte. En ese año también se disputó el primer campeonato sudamericano de selecciones.
La Federación Internacional de Fútbol de Salón (FIFUSA), fue fundada en 1971 en São Paulo. Esta organización
realizó en 1982 el primer mundial del deporte y posteriormente otros seis más. La FIFUSA se mantuvo como
organización independiente hasta su disolución en el año 2002.
A finales de 1985 y ante la crisis económica de la FIFUSA y sus afiliados, en parte por la presión ejercida por la
entidad matriz del fútbol (FIFA), diversos países, encabezados por Brasil, decidieron solicitar al entonces Presidente
de la FIFA Joao Havelange, así como a su Secretario General Joseph Blatter, que esta organización incorporase el
fútbol sala a la organización de la FIFA.
En 2000, problemas internos y denuncias contra la FIFUSA hicieron que muchas de sus federaciones y
confederaciones miembros la abandonasen. Después, surgió la alternativa de intentar la unificación de las mismas con
la FIFA, pero el acuerdo no prosperó. Finalmente, las confederaciones que no lograron el acuerdo para unificar el
deporte con la FIFA, decidieron conformar la Asociación Mundial de Futsal (AMF) en 2002, con sede central
en Asunción, Paraguay.
La nueva organización continuó el legado dejado por la FIFUSA, llegando a continuar con sus torneos continentales y
mundiales; inicialmente con dificultades por la guerra que mantenía (y aún mantiene) con la FIFA por el control del
deporte, incluyendo el uso de la palabra "fútbol" en él y la partida de muchos jugadores y dirigentes de la AMF a la
FIFA, pero que ha logrado superar forjando nuevos talentos deportivos y directivos, además de constituir nuevas
confederaciones continentales y nacionales en cada país, logrando una importante expansión. Incluso la AMF es
reconocida oficialmente por la Asociación Internacional de Juegos Mundiales (IWGA), organizadores de los Juegos
Mundiales, entidad apoyada por el Comité Olímpico Internacional (COI), organizadores de los Juegos Olímpicos.
LA EVOLUCION DEL FUTSALA
La creación de este deporte se remonta a 1930 en Uruguay. La selección de Uruguay había ganado el Campeonato del Mundo
y la medalla de oro en los Juegos Olímpicos, viviéndose por ello en el país de una auténtica fanatización por el fútbol.

Debido a la falta de campos libres en las calles de Montevideo, los niños comenzaron a jugar fútbol en campos de baloncesto.
El fútbol de salón nació el 8 de septiembre de 1930 en Montevideo de la mano del profesor Juan Carlos Ceriani. Él,
utilizando los salones de gimnasio de la Asociación Cristiana de Jóvenes (YMCA), dibujó con tiza las porterías en la pared,
para luego comenzar a utilizar las porterías de waterpolo.

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