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Climeworks es una empresa Suiza que tuvo una brillante idea, succionar el Co2 que emitimos.

Lo
que comenzó como una start-up ya ha inaugurado su primera máquina succionadora.

En un pequeño pueblo cerca de Zurich, la empresa Climeworks fundada por


Jan Wurzbacher y Christoph Gebald inauguró la primera máquina succionadora
de aire para filtrar CO2 y combatir el cambio climático. Esta gigantesca
máquina pasa el aire aspirado por tres contenedores con 6 filtros que capturan
las partículas de CO2 y permite que el aire limpio salga nuevamente a las
atmósferas.

Aunque se necesitarían 750,000 de estas máquinas para reducir tan solo


el 1% de las emisiones globales, proyectos como este abren la puerta a
otras ideas que puedan tener el mismo impacto positivo en el ambiente.

Aspiradores para tragar 5.000 kilos de gas


Climateworks fabrica distintos aspiradores de CO2. Van desde una capacidad de
eliminación de gas atmosférico de 135 kilos al día hasta los casi 5.000 kilos al día.
Según sus cálculos, 3,3 kilómetros cuadrados de plantas de absorción de gas
equivaldrían a más de 6 millones de kilómetros cuadrados en cuanto a la
capacidad de eliminar gas de efecto invernadero de la atmósfera. Es decir, habría
que cubrir más de la mitad de Europa de bosques. Aunque es una perspectiva
romántica parece realmente utópica. Además, estas plantas no requieren agua
para su funcionamiento. El único inconveniente, como suele ocurrir en estos
casos, es que aún es una tecnología costosa, por encima de otros sistemas de
recolección de dióxido, como pueden ser las plantas de bioenergía a partir de
CO2.

funcionamiento

es muy sencillo: varias bobinas de cobre enterradas generan un campo


electromagnético que atrae la niebla tóxica y la convierte en aire limpio y
respirable.

“Creando un campo de iones, todas las nanopartículas se cargan positivamente


mientras que el suelo tiene una carga negativa así que puedes arrastrar esas
partículas hacia el suelo, explica Roosegaarde. El aire estará entre un 75% y
un 80% más limpio. Lo mejor de esta tecnología es que es segura, ya se utiliza
en algunos hospitales, además, respeta el medio ambiente. Así que puedes
conseguir unos 30,000 metros cúbicos de aire limpio utilizando apenas 30
vatios, es decir, consumiendo lo mismo que una bombilla”.

propósito
La gigantesca máquina, similar a un colector, succiona el aire a través de tres
contenedores enormes que alojan seis filtros colectores en su interior. El aire
entra, los filtros seleccionan las partículas de CO2, permiten que el aire limpio
salga de nuevo a la atmósfera y se guardan en pequeñas cajas el preciado
dióxido de carbono. No lo eliminan, sino que lo almacenan.
es la idea, el proyecto, la posibilidad y la solución real de combatir el cambio
climático no acudiendo a sus causas (la emisión de CO2) sino a sus
consecuencias directas (hay mucho: quitémoslo y reutilizémoslo). Aunque la
industria global necesitará reinventarse a una escala mucho mayor para evitar el
temido aumento de las temperaturas de más de 2º C, ideas como Climeworks
quizá espoleen otras de igual o mayor utilidad.
Beneficios
el dióxido de carbono es útil para diversas empresas. Por ejemplo,
un invernadero de los alrededores les compra el CO2 almacenado para
acelerar artificialmente el crecimiento de sus hortalizas y verduras, devolviendo
el dióxido al aire.

El futuro comercial de la planta es bastante viable si tenemos en cuenta que no


sólo grandes productores agrarios podrían estar interesados en la compra de
CO2. Audi, sin ir más lejos, ha colaborado en el desarrollo de la máquina, la
primera de su especie, y desde Climeworks se cree que el CO2 almacenado
puede ser una excelente materia prima para el desarrollo de diversos productos.

Todas ellas necesitan de algún tipo de "gas" creado a partir de CO2 que en la
actualidad se extrae de fuentes no renovables y potencialmente perjudiciales
para la salud, según Climeworks, como el generado en la potente industria
química mundial. El invento permitiría carbonatar las bebidas transportando
un "gas" no dañino a precios sostenibles.

Lo mismo cuentan para los ya citados invernaderos o para las industrias


energéticas o manufactureras. La combinación de su dioxido de carbono con
hidrógeno proveniente de generadores eólicos o hidráulicos permitiría generar
hidrocarburos renovables (en el sentido de que no serían limitados, como las
fuentes actuales de gas natural o petróleo). Estos podrían ser utilizados
por aviones o automóviles (y el CO2 que emitieran reutilizado de nuevo por
sus propias máquinas).

El dióxido de carbono almacenado que resulta del proceso es de valiosa


utilidad para diversas empresas, por ejemplo, un invernadero cercano lo
compra para acelerar artificialmente el crecimiento de sus plantaciones.
De esta forma, el futuro comercial de esta ‘aspiradora gigante’ es muy
prometedor tomando en cuenta que el CO2 es una excelente materia
prima para la industria refresquera, energética, manufacturera e incluso
podría ayudar a la generación de hidrocarburos renovables.

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