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Eduardo Pizarra

Cambiar
el futuro

Historia de los procesos de paz


en Colombia (1981-2016)

DEBATE
Eduardo Pizarro Leongómez
Es sociólogo de la Universidad de París, magís-
ter en Relaciones Internacionales del Instituto de
Altos Estudios para el Desarrollo y dea en Cien­
cia Política del Instituto de Estudios Políticos de
París. Fue miembro fundador, director y profesor
del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones
Internacionales de la Universidad Nacional de
Colombia, presidente de la Comisión Nacional
de Reparación y Reconciliación ( cnrr ), m iem ­
bro de la Junta Directiva del Fondo de Víctimas
de la Corte Penal Internacional, embajador de
Colombia en Holanda y ante la Organización
Internacional para la Prohibición de las Armas
Químicas y relator de la Comisión de Historia del
Conflicto y sus Víctimas en la Mesa de Conversa­
ciones entre las farc y el gobierno en La Habana.

Diseño de cubierta: Penguin Random House / Paula A. Gutiérrez


Imagen de cubierta: Archivo de Ana Carrigan y Constanza Vieira
C a m b ia r e l fu tu ro
Historia de los procesos de paz en Colombia
( 1981- 2016)

E d u a r d o P iz a r r o L e o n g ó m e z

DEBATE
Contenido

A gradecimientos ........................................................................ jj

S ig la s u t i l i z a d a s ................................................................... j3

I n tr o d u c c ió n ................................................................................ | -¡

Capítulo 1. U n a p a z e s q u i v a ............................................................................... 23
Título: Cambiar elfuturo
C a p ítu lo 2 . J u l i o C é s a r T u r b a y (1 9 7 8 -1 9 8 2 ): ¿ N e g o c i a c i ó n
© 2017, Eduardo Pizarra Leongómez
© 2017, de la presente edición en castellano para todo el mundo: DE PAZ O RENDICIÓN SIN CONDICIONES? ...................................................................4 9
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LAS SEMILLAS DE LA PAZ................................................................................................... ...

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CON EL PRT, EL EPL, EL MAQL Y LA CRS....................................................................1 7 9
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Compuesto en caracteres Garamond
Capítulo 7. A n d r é s P a s t r a n a (1 9 9 8 -2 0 0 2 ): e l f r a c a s o d e
Impreso en Nomos Impresores, S. A.
la “ z o n a DE DISTENSIÓN” y LA DERROTA POLÍTICA DE las FjVRC.................2 7 3
Penguin
Random House
Grupo Editorial
Cambiar el futuro

Capítulo 8. Álvaro Uribe (2002-2010): La Ley de Justicia y


Paz y la desmovilización d e las a u c .........................................................

C ap ítu lo 9. Juan M anuel Santos (2010-2018): ¿hacia e l f in


367
DEL CONFLICTO ARMADO? ....................................................................................

C on clu sión : ¿ hacia la “ utopía desarmada” ? .......................................... 399

„ t 403
B ibliografía ..........................................................................

Vara M.aría del Rosario


Agradecimientos

Debo agradecer infinitamente los comentarios de Ana María Be-


jarano, Hernando Corral, Mauricio Trujillo, Pilar Gaitán, Roberto
Sáenz, Ramiro Lucio, Carlos Alonso Lucio, Fernando Hernández,
Mariela Barragán, Jacobo Pizarro, Enrique Flores, José Matías Ortiz,
Alberto Cienfuegos, Daniel García-Peña, Óscar Gutiérrez, Alberto
Rojas, Martha Martínez, David Peña, Jorge Giraldo, Laura García y
Margot Pizarro. Sin embargo, la responsabilidad del contenido de
este libro es única y exclusivamente responsabilidad del autor.
Igualmente, le debo unos agradecimientos muy especiales a
Emilio Sánchez, que durante años recopiló documentos y recortes
de prensa de las farc y todas las entrevistas que concedió Pedro
Antonio Marín (“Manuel Marulanda Vélcz”), a lo largo de su vida. Su
generosa donación de este valioso archivo me fue de enorme utilidad.
Finalmente, todos quienes escriban en el futuro artículos o libros
sobre la paz le deben un homenaje a Alvaro Villarraga, cuya Biblio­
teca de la Pa% en varios tomos, es la biblia que nadie puede dejar de
consultar si quiere adentrarse con provecho en este tema.
Siglas utilizadas

ad M-19 Alianza Democrática m -19


ado Movimiento Autodefensa Obrera
ANAC Asamblea Nacional Constituyente
AUC Autodefensas Unidas de Colombia
CGN Coordinadora Guerrillera Nacional
CGSB Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar
CRS Corriente de Renovación Socialista
ELN Ejército de Liberación Nacional
EPL Ejército Popular de Liberación
ETA Euskadi Ta Askatasuna (“País Vasco y Libertad”)
FARC Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia
FMLN Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional
FSLN Frente Sandinista para la Liberación Nacional
MAQL Movimiento Armado Quintín Lame
m ir Movimiento de Izquierda Revolucionaria Patria Libre
MOIR Movimiento Obrero Independiente y Revolucionario
M-19 Movimiento 19 de Abril
MPNA Movimiento de Países No Alineados
PCC Partido Comunista Colombiano
PC-ML Partido Comunista de Colombia Marxista-Leninista
Pcus Partido Comunista de la Unión Soviética
pd a Polo Democrático Alternativo

13
Cambiar el futuro

PRT Partido Revolucionario de los Trabajadores


UC-ELN Unión Camilista del Ejército de Liberación Nacional
UP Unión Patriótica
URNG Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca

Me llevan al paraíso por un rio infernal.

A g h a Sh a h id A li

Para vivir fuera de la ley, tienes que ser


honesto.
Bob D ylan

14
í»

Introducción

El dia anterior a su asesinato en un avión que acababa de despegar


de Bogotá hacia Barranquilla, mi hermano Carlos me dijo, en una
reunión en torno al programa de su campaña para la Presidencia
de la República a nombre de la a d m -19, que, ya que era imposible
cambiar el pasado” y todo el inmenso daño que los enfrentamientos
armados le habían causado al país, era necesario hacer un esfuerzo
inmenso para intentar, al menos, “cambiar el futuro”. Carlos era
consciente de la imposibilidad de alcanzar un stütu quo bßllutn, como
se decía en la antigüedad, es decir, volver al “estado en que las cosas
estaban antes de la guerra”. Pero pensaba que era posible ayudar a
construir un país en paz, más justo y más democrático, tras el tránsito
de las armas a la política 1. Esa idea me quedó, desde entonces,
rondando por la cabeza, y ahora que estamos viviendo un nuevo (y
ojalá definitivo) proceso de paz, vale la pena reconstruir este esfuerzo,
largo y agotador, para cerrar el largo ciclo de la violencia política
posrevolución cubana.
La paz en Colombia nació de una derrota. “Todo comienza con
una derrota , dice a propósito del surgimiento del pensamiento
crítico actual Razmig Keucheyan, en relación con el derrumbe del

1 Guerrero, Javier y Ricardo Peñaranda (eds.). De las annas a lapolítica, Bogotá, Tercer
Mundo Editores/Iepri, 1999.2

2 Razmig Keucheyan, Hemisferio izquierda. Un mapa de los nuevospensamientos críticos, Ma­


drid, Siglo XXI Editores, 2010, p. 17.

17
Cambiar el futuro Eduardo Pizarro Leongómez

campo socialista y de la propia Unión Soviética. La paz con el M-19 el sector mayoritario del Movimiento de Izquierda Revolucionaria
nació de su mayor error histórico: la toma del Palacio de Justicia en (m ir), nacido en 1960 como una escisión juvenil del partido Acción
1985 y la derrota política que implicó esta decisión equivocada. En Democrática ( a d ) , como las guerrillas comunistas agrupadas en las
alguna medida, la determinación de abandonar las armas por parte Fuerzas Armadas de Liberación Nacional ( e a l n ) , que derivaron en
de este grupo guerrillero era una mezcla de orgullo por los enormes el Movimiento al Socialismo (m as) o en el Partido Comunista legali­
sacrificios personales y colectivos que había conllevado el intento de zado. Pero, en este caso, no se trató propiamente de una negociación
cambiar un país lleno de injusticias y, al mismo tiempo, un llamado política, sino de un acuerdo de desmovilización con garantías. Es
al perdón por los errores cometidos y la voluntad de participar en decir, corresponde a lo que los expertos denominan una “agenda
la lucha política por las vías democráticas. corta (o mínima)”4. Sin embargo, es necesario rescatar este episodio
Pocos meses después del holocausto del Palacio de Justicia, el 13 olvidado de la historia de la guerrilla en América Latina, que mostró
de marzo de 1986, moría en Bogotá, acribillado a sangre fría por un la enorme lucidez histórica de líderes como Teodoro Petkoff, no
comando del Grupo de Operaciones Especiales ( g o e s ) de la Policía solamente por haber sido los pioneros en el tránsito de las armas
Nacional, el máximo dirigente del M-19, Álvaro Fayad. Pizarro, quien hacia la política, sino porque, además, con sus discursos sobre el
lo sustituyó, decidió transformar la derrota política en un renacer de socialismo democrático, antecedieron a las corrientes eurocomunistas
las cenizas convirtiendo al M-19 en el abanderado de la paz. Según de Europa occidental5.
me contó el exlíder del e l n y miembro-fundador de su principal La firma de la paz entre el M-19 y el gobierno de Virgilio Barco
disidencia, la CRS, Fernando Hernández, en diciembre de 1987, en en 1990 y, un año más tarde, entre la fracción mayoritaria del e p l , el
La Habana, durante la primera reunión en el exterior de la Coordi­ MAQL y el PRT, tuvo un enorme impacto en Centroamérica. Según me
nadora Guerrillera Simón Bolívar (c g s b ) — que se había conformado confesó en alguna ocasión el exjefe militar del f m l n , Joaquín Villalo­
dos meses atrás y que reunía a todos los grupos guerrilleros de la bos, el acuerdo de paz en El Salvador en 1992 y, por tanto, también
época__, el líder del M-19 sorprendió a todos sus dirigentes al afir­ el de Guatemala en 1996 con la u r n g , no hubieran sido posibles sin
mar que el M-19 iba a lanzar pronto una propuesta de negociación la experiencia colombiana. Se trata, sin duda, de una gran paradoja.
de paz. “Si ustedes no van, nosotros sí vamos”, les dijo. Tres años Colombia fue pionera en la salida negociada a los conflictos armados
más tarde, cuando los guerrilleros del M-19 hicieron dejación de sus en América Latina, pero, al mismo tiempo, es la última en sufrir los
armas ante una delegación de la Internacional Socialista, se alcanzó rigores de la violencia política. Aun cuando todavía quedan aquí y
el primer proceso de paz en Colombia y en América Latina con un allá algunos grupúsculos en el continente, como es el caso de los
grupo guerrillero posrevolución cubana. reductos del Partido Comunista del Perú-Sendero Luminoso ( p c p - s l)
No obstante, es justo no olvidar que la primera desmovilización
4 Esta agenda minimalista reducida al desarme con garantías contrasta con “agendas
exitosa tuvo lugar en Venezuela a fines de los años sesenta y princi­
largas (o maximalistas) en las cuales se discuten ajustes estructurales de fondo. Y,
pios de la década siguiente, bajo los gobiernos de Raúl Leoni y Rafael entre una y otra, hay “agendas intermedias”, más pragmáticas y realistas. Cf., Gabriel
Caldera3. La inmensa mayoría de la guerrilla se desmovilizó, tanto Aguilera Peralta, “Guatemala, democratización y reforma del sector seguridad”, po­
nencia presentada a la XXVII Asamblea de la Asociación de Estudios Latinoameri­
canos, San Juan, Puerto Rico, 2006.
3 C£, Régis Debray, U s épreuves du feu. U critique des armes, Paris, Éditions du Seuil,
1974 y Agustín Blanco, U lucha armada: hablan cincojefes, Caracas, Expediente/UCV, 5 Teodoro Petkoff) Checoslovaquia: el socialismo comoproblema, Caracas, Editorial Domin­
1980. go Fuentes/Monte Ávila Editores, 1969.

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Cambiar el futuro Eduardo Pizarra Leongómez

y el minúsculo Ejército del Pueblo Paraguayo (e p p ), su significación y eran ocupados por gobernantes que se reclamaban del campo de la
peso son muy limitados. Incluso, el e l n en Colombia día a día corre izquierda; y Colombia, la pionera de la paz negociada, continuaba
el riesgo de perderse en la insignificancia militar y política. envuelta en la violencia. Con la firma del Acuerdo de Paz con las
Este libro busca reconstruir la historia de los procesos de paz farc en el Teatro Colón de Bogotá el 24 de noviembre de 2016 y

en nuestro país desde 1981 hasta hoy. En 1981 se creó la primera su refrendación por la vía del Congreso de la República la semana
Comisión de Paz bajo la administración del presidente Julio Cé­ siguiente, el país está, finalmente, viendo una luz al final del túnel.
sar Turbay, que fue encabezada por el expresidente Carlos Lleras. Este libro es un homenaje a los líderes guerrilleros que, a pesar de
La creación de esta Comisión nació de la presión de sectores in­ haber sido tachados de traidores, tomaron la decisión lúcida de firmar
fluyentes de la opinión pública nacional que habían recogido con acuerdos de paz a principios de los años noventa y le ahorraron al
entusiasmo las consignas de amnistía, diálogo nacional y negocia­ país otros 25 años de dolor.
ciones de paz que había lanzado el máximo dirigente del m - 1 9 , Jaime
Bateman, tras la toma de la Embajada de la Republica Dominicana.
Sin embargo, este primer esfuerzo no tuvo los resultados esperados
debido a las miradas divergentes sobre el camino hacia la paz entre
Lleras y Turbay, pero constituyó un primer hito histórico. Belisario
Betancur, quien sustituyó en la presidencia a Turbay en 1982, decidió
mantener viva la flama de la paz y para ello revivió la Comisión de
Paz del gobierno anterior y le solicitó al propio Carlos Lleras que la
encabezara. La ceremonia de instalación fue el 23 de septiembre de
1982, y gracias al trabajo denodado de esta Comisión, el 28 de marzo
de 1984 se firmó en el municipio de Uribe (Meta), el llamado Acuer­
do de La Uribe (o, más precisamente, el Acuerdo de Cese al fuego,
Paz y Tregua), entre la Comisión de Paz, Diálogo y Verificación en
representación del Gobierno nacional y el Estado Mayor de las farc .
Si consideramos estos dos hechos históricos, la conformación de la
primera Comisión de Paz en 1981 y el Acuerdo de La Uribe en 1984,
como las dos fechas simbólicas del inicio de las negociaciones de paz
en nuestro país, esto significa ni más ni menos que llevamos más de
tres décadas haciendo esfuerzos en tal sentido. Sin duda, se trata de
uno de los procesos de paz más extensos y extenuantes del mundo.
Desde esta perspectiva, Colombia se apartó de la “hora de Amé­
rica Latina”, en la cual en la última década la izquierda comenzó a
acceder al poder masivamente por las vías democráticas. Como vere­
mos más adelante, en 2009,12 de los 19 gobiernos latinoamericanos

20 21
Capítulo 1
Una paz esquiva

Uno de los rasgos más pronunciados que ha diferenciado el conflicto


armado en Colombia ha sido su carácter prolongado. Cuando se hace
una relación de los conflictos armados que están activos actualmente
en el mundo (cuadro 1), el de Colombia es uno de los nueve más
antiguos, si se tiene en consideración — tal como lo recomiendan
muchos expertos— aquellos que se hayan iniciado antes de 1980
y que generen más de 100 víctimas al año; es decir, conflictos que
tengan una duración mínima de 35 años.

Cuadro 1. Conflictos actuales más prolongados en el mundo

Año de
inicio Tipo de conflicto Continente Lugar
1947 Disputa por la región de Cachemira Asia India y
Pakistán
1948 Israel-Palestina Asia Israel y
Palestina
1948 Conflicto interétnico en la región de Asia Pakistán-lrán
Baluchistán
1949 Ejército Nacional de Liberación Karen Asia Myanmar
1960 Movimientos separatistas del sur de Tailandia Asia Tailandia
(región de Patani)
1960 Conflictos interétnicos en la región de África República
Katanga Democrática
del Congo
1964 Movimientos insurgentes América Colombia

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Cambiar el futuro Eduardo Pizarro Leongómez

Año de Tipo de conflicto Continente Lugar iniciales del Frente Nacional, y las bandas criminales (Bacrim), tras
inicio
India, Bután
la desmovilización de las Autodefensas Unidas de Colombia (au c ),
1964 Frente de Liberación Nacional Unido de Asia
wESEA (Western Southeãst As/a)-coalición de y Myanmar constituyen dos claros ejemplos. También lo son, en otro contexto,
movimientos separatistas las “maras” en El Salvador. Por estas razones, no es improbable
Fracción Roja del Partido Comunista de la Asia India
1967 que las negociaciones de paz en conflictos prolongados adquieran
India (pcM)-movimiento insurgente
también un carácter dilatado, lleno de altibajos.
Uno de los rasgos más pronunciados de los conflictos pro­ Cario Nasi utiliza el término de “acuerdos de paz parciales” para
longados es la enorme dificultad para su superación por medio de referirse a procesos de paz en los cuales “una o algunas organizacio­
negociaciones de paz. “Una vez que un conflicto llega a la etapa nes guerrilleras que operan en un país determinado firman acuerdos
armada es difícil retroceder. Y cuanto más tiempo dura la lucha ar­ de paz, mientras que otras se mantienen en la guerra”, término que
mada, más difícil se torna ese cambio”, sostiene el veterano militante también es apropiado para aquellos casos en que las organizacio­
del Consejo Nacional Africano, Mac Maharaj6. Según los expertos, nes guerrilleras se dividen durante las negociaciones de paz, y una
esto se debe, al menos, a tres razones: en primer lugar, a la profun­ parte del grupo armado opta por un acuerdo negociado, mientras
didad de las heridas causadas entre los actores enfrentados y en el que otra continúa en la guerra de guerrillas”8. Mientras que, por el
conjunto de la sociedad. En este tipo de conflictos, se acumulan por contrario, “acuerdos de paz comprehensivos” son aquellos en los
miles las “deudas de sangre” y se generan interminables ciclos de cuales participa la totalidad de las facciones armadas que se hallan
violencia y contraviolencia; lo que en la historiografía colombiana, enfrentadas en un país determinado. El Salvador9 y Guatemala10
en relación con los enfrentamientos liberal-conservadores, se deno­ constituyen dos ejemplos de acuerdos de paz comprehensivos, dado
minó los “odios heredados”. En segundo lugar, en estos conflictos que el conjunto de las organizaciones guerrilleras que había en una y
dilatados se cuece a fuego lento una profunda desconfianza entre otra nación firmaron al unísono los acuerdos de paz. El f m l n firmó
los actores enfrentados. Ni unos ni otros confían en la buena volun­ el llamado Acuerdo de Paz de Chapultepec el 16 de enero de 1992,
tad del adversario y, en muchas ocasiones, salvo que intervenga un mientras que la u r n g firmó el Acuerdo de Paz Firme y Duradera en
“tercero neutral”, es difícil construir puentes de entendimiento. En Ciudad de Guatemala, el 29 de diciembre de 1996.
tercer lugar, tras años de violencia continuada, es inevitable que haya En Colombia, a diferencia de El Salvador y Guatemala, se al­
en diversos sectores de la sociedad una percepción de la violencia canzaron acuerdos de paz parciales con algunos grupos guerrilleros
como un recurso legítimo para obtener resultados. Como afirma
Vicenç Fisas, “a lo largo de la guerra, la gente se acostumbra a la 8 Cario Nasi, Cuando callan losfusiles. Impacto de la pa% negoáada en Colombiay en Centroa-
mérica, Bogotá, Grupo Editorial Norma, 2007, p. 40.
violencia como un fenómeno social rutinario”7. El bandolerismo,
) Ei fm ln fue constituido el 10 de octubre de 1980 por cinco organizaciones políti­
como residuo de las guerrillas liberales y conservadoras en los años
co-militares: las Fuerzas Populares de Liberación (fp l), el Ejército Revolucionario
del Pueblo (erp), Resistencia Nacional (rn ) , el Partido Revolucionario de los Traba­
6 Mac Maharaj, “El Congreso Nacional Africano (ANC) y la transición negociada hacia jadores Centroamericanos (p rtc ) y el Partido Comunista Salvadoreño (pcs).
la democracia y la paz en Sudáfrica”, en Mauricio García-Durán (ed.), De la msurgen-
10 La u rn g fue fundada el 7 de febrero de 1982, gracias al acuerdo entre cuatro grupos
cia a la democracia. Estudios de caso, Bogotá, c in e p , 2009, p. 120. guerrilleros: el Ejército Guerrillero de los Pueblos (egp), la Organización del Pueblo
7 Vicenç Fisas, ¡Alto elfuego! Manual deprocesos depay, Barcelona, Icaria Editorial, 2010, p. en Armas (o rp a), las Fuerzas Armadas Rebeldes (fa r) y el Partido Guatemalteco del
Trabajo (p g t ).
41.

24 25
Cambiar el futuro Eduardo Pizarro Leongómez

entre 1990 y 1994, mientras persistía el conflicto armado con los de 2011 fue de carácter unilateral y no el resultado de una negociación de
paz propiamente dicha14.
grupos renuentes ( f a r c , e l n y la disidencia del e p l ) . E s lo que, en otro
lugar, llamé una negociación parcelada grupo por grupo y escalonada Cuadro 2. Negociaciones de paz con los grupos guerrilleros y sometimiento a la
en el tiempo11. En este sentido, estas negociaciones prolongadas no justicia de las auc
se pueden asimilar a lo que Vicenç Fisas denomina “procesos de paz
Fecha Grupo armado Lugar de la firma del acuerdo y/o
bloqueados”12. El especialista español en resolución de conflictos sitio de negociación
pone como ejemplo de estas conversaciones de paz sin resultados las 1984-1987 FARC Uribe (Meta)
negociaciones en torno al futuro del Sahara occidental, que cuentan 1984-1985 M-19, EPL, ADO Corinto (Cauca), El Hobo (Huila) y
Medellin (Antioquia)
desde 1991 con un “plan de arreglo” que compromete a los tres 9 d e m a rz o d e 1990 M-19 S a n to D o m in g o (C a u c a )
Estados involucrados (Mauritania, Marruecos y España), pero cuyo 2 5 d e e n e ro d e 1991 PRT O v e ja s (S u cre )
proceso continúa totalmente empantanado13. Esto es también lo que 15 d e fe b re ro d e EPL B e lm ira (A n tio q u ia )
ocurre en las negociaciones eternas entre Israel y Palestina. El caso de 1991

2 7 d e m a y o d e 1991 Q uintín L a m e
Colombia es diferente debido a esa combinación de éxitos parciales C a ld o n o (C a u c a )
1991 CGSB (FARC, ELN, Caracas (Venezuela)
y persistencia del conflicto con los grupos renuentes. disidencia del epl)
Tal como se puede observar en el cuadro 2, si se parte de los 1992 CGSB ( farc, eln , Tlaxcala (México)
Acuerdos de la Uribe en 1984, los esfuerzos de paz en el país con disidencia del epl)

altibajos se han prolongado por más de tres décadas. Se trata de 9 d e a b ril d e 1994 crs (d is id e n c ia d e l eln ) O ve ja s (S u cre )
1994 ELN Madrid (España)
una particularidad poco común, si se tiene en cuenta la experiencia
1998 ELN Maguncia y Würzburg (Alemania)
internacional al menos en el mundo occidental. Si se toman tres
1999-2001 FARC Caguán (Caquetá)
de los cuatro conflictos armados que había hasta años recientes
15 d e ju lio d e 2 0 0 3 AUC R a lito (C ó rd o b a )
en esta región del mundo y que eran, como el de Colombia, de
2005-2007 ELN La Habana (Cuba)
larga duración, muy complejos, y que aparecían a los ojos de todos 2016-... FARC Bogotá
como de muy difícil resolución, como en los casos de El Salvador, 2016- ... ELN Caracas (Venezuela)
Guatemala e Irlanda del Norte, las negociaciones duraron, desde su
Nota: en itálicas, los procesos de paz logrados con diversos grupos o facciones guerrilleras y el
inicio hasta la firma del acuerdo final — incluyendo los momentos de acogimiento a la justicia de las auc.
ruptura de los diálogos— , siete, ocho y siete años respectivamente.
No incluyo el caso del País Vasco, debido a que la decisión de e t a
de no realizar más acciones armadas anunciada el 20 de octubre Es importante subrayar que en el cuadro 2 no incluyo el aban­
dono de la lucha armada de cuatro frentes de la disidencia del e p l ,
dado que esta continuó en armas tras la desmovilización de este
11 Eduardo Pizarra, “Una salida: la paz parcelada”, en E l Tiempo, 5 de abril de 1992. grupo guerrillero en 1991: los Comandos Urbanos Ernesto Rojas
12 Vicenç Fisas, ¡Alto el fuego! Manual de procesos de paz, op. at., p. j0. (1992), el Frente Francisco Garnica (1994) y los frentes Pedro León
13 El Sahara occidental es, desde 1960 y gracias a una resolución de la Asamblea Ge­
14 C£, jesús Eguiguren y Luis Rodríguez, eta . Las claves de lapa% Confesiones de un nego­
neral de Naciones Unidas, uno de los 17 territorios no autónomos bajo supervision
ciador, Madrid, Aguilar, 2011.
del Comité Especial de Descolonización de este organismo.

27
26
Cambiar el futuro Eduardo Pizarro Leongómez

Arboleda y Bernardo Franco (1996). De igual manera, no incluyo las las experiencias anteriores, desconocerlas casi deshonestamente, o
desmovilizaciones urbanas que tuvieron lugar en Medellin en los anos ver sólo sus partes negativas y no derivar enseñanzas ni rescatar lo
1994 (las Milicias Populares del Pueblo y para el Pueblo, las Milicias positivo que seguramente tuvieron”15. Es decir, en Colombia como
Independientes del Valle de Aburrá y las Milicias Metropolitanas en el resto de América Latina, las políticas públicas se han caracteriza­
de la Ciudad de Medellin) y 1998 (el Movimiento Independiente do por la falta total de continuidad. “Construir sobre lo construido”
Revolucionario Comandos Armados). Tampoco incluyo las des­ no es precisamente un rasgo de la cultura institucional de América
movilizaciones de dos débiles grupos guerrilleros: el Ejército Revo­ Latina, como lo mostró con abundantes evidencias empíricas el gran
lucionario del Pueblo ( e r p ) y el Ejército Revolucionario Guevansta economista ya fallecido, Albert Hirschman. Y este rasgo cultural que
(erg) — dos escisiones del e l n — , que se desmovilizaron entre 2007 lleva a que cada nuevo funcionario señale que su antecesor fracasó
y 2008, pues en todos estos casos se trató de acuerdos de paz cor­ y que, por tanto, es necesario recomenzar de nuevo de cero, explica
tos” o minimalistas, es decir, simples procesos de desmovilización, en gran medida el atraso de la región.
desarme y reintegración ( d d r ) con garantías, más que de procesos Ese “síndrome de la fracasomanía” también desempeñó un
de negociación propiamente dichos. En la tipología que utiliza en papel negativo en los esfuerzos de paz en Colombia. Cada gobierno
sus estudios Vicenç Fisas, se trataría de un modelo de paz fundado se inventó su propio modelo y, como Adán, se sintió en el primer
en la simple reinserción. En efecto, el especialista catalán diferencia día de la creación. De hecho, es impactante constatar que solamente
los distintos modelos de paz según “el tipo de demanda que subyace hubo continuidad en tres momentos desde 1981, es decir, desde la
en cada uno de los conflictos (reinserción, reparto del poder, inter­ creación de la primera comisión de paz: en la administración Gaviria,
cambio, medidas de confianza y autogobierno), siendo el primero con algunos altibajos como vamos a ver, quien recibió como herencia
el más simple”. Este fue, por ejemplo, el modelo utilizado con las un equipo de negociación ya consolidado y con experiencia exitosa
guerrillas liberales en 1953 en los inicios del gobierno cívico-militar en las negociaciones con el m -19 y que este mandatario supo apro­
encabezado por el general Gustavo Rojas Pinilla. vechar para alcanzar acuerdos de paz con el e p l , el p r t , el Quintín
¿Por qué han sido tan prolongados los esfuerzos por alcanzar a Lame y la c r s . Y, obviamente, en los gobiernos de Uribe y Santos,
paz en Colombia? Aun cuando a lo largo del libro vamos a estudiar pues la reelección les permitió disponer de un tiempo más extenso
una multiplicidad de factores que, en distintas coyunturas potincas, para impulsar sus modelos. El primero fundamentalmente orientado
desempeñaron un papel ya fuese positivo o negativo para el éxito de
15 John Agudelo, “Derivar enseñanzas para el primero de los afanes nacionales: la paz”,
los esfuerzos de paz, por el momento quisiera poner el acento en la en Biblioteca de la Pa% vol. 1, 2008, p. 25. Esta opinión la comparte José Noé Ríos,
ausencia de continuidad institucional y en la honda fragmentación quien ocupó un cargo similar en el gobierno de Ernesto Samper: “Puede decirse que
no ha habido continuidad de uno a otro gobierno en los procesos metodológicos y,
del movimiento guerrillero en nuestro país. en ocasiones, pareciera que cada vez que se ha iniciado un período presidencial se
ha tratado el tema de la paz con el concepto de ‘borrón y cuenta nueva’”, fosé Noé
Ríos, “La paz en la administración del presidente Ernesto Samper”, en Biblioteca de
El “ s ín d ro m e d e l a fra c a s o m a n ía ”
la Pa3, vol. 4, 2009, p. 31. Daniel Pécaut reafirma esta perspectiva: “los distintos go­
biernos no parecen tener memoria, y lejos de extraer lecciones de los fracasos de sus
John Agudelo, quien lideró la mayor parte del tiempo la Comisión predecesores, cada uno pretende partir de cero y conseguir en el término de cuatro
años resultados definitivos, cuatro años que en términos prácticos quedan reducidos
de Paz en el gobierno de Belisario Betancur, decía en alguna ocasión:
a dos en razón del desgaste inevitable” (“Colombia: una paz esquiva”, en Revista
“ [...] en nuestro país se ha cometido el grave error de ignorar siempre Colombiana de Sociología, vol. 5, n.° 2, 2000, p. 26).

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Cambiar el futuro Eduardo Pizarro Leongómez

a debilitar a la guerrilla y el segundo para cerrar definitivamente el de negociación común. Tanto la cgn como cgsb, que se crearon a
ciclo de la violencia política. Debido a esta ausencia de continuidad, fines de los años ochenta del siglo pasado fueron, a lo sumo, sendos
la única periodización posible para un estudio de los procesos de paz aparatos productores de comunicados conjuntos, que ocultaban una
es tomar como base temporal los propios períodos presidenciales. honda precariedad organizacional y política común.
Por ello, como podrá ver el lector, los capítulos del libro coinciden Adicionalmente, esta fragmentación de la guerrilla produjo ade­
con los mandatos presidenciales desde Turbay hasta hoy. En cada más duras confrontaciones entre sus distintos componentes y un
uno de ellos se analizan los modelos de negociación (es decir, los efecto inesperado y muy negativo en el terreno de las negociaciones
aspectos formales) e, igualmente, el contexto tanto nacional como de paz: una competencia poco sana de cada grupo armado para
internacional, en tanto estos pueden favorecer o desfavorecer el disponer de su propio espacio exclusivo, sus “quince minutos de
margen de maniobra que dispone un gobierno para el éxito de un fama como diría el artista plástico Andy NVarhol. Una especie
de “egocentrismo mediático”.
proceso de paz16.
Es necesario subrayar, sin embargo, que si bien el “síndrome
de la fracasomanía” es un rasgo de la cultura política de América Un “ im p a s e m u t u a m e n t e d o l o r o s o ”
Latina, lo cierto es que hubo también una causa objetiva para que
no haya habido un proceso de paz con el conjunto de los grupos ar­ ¿Cómo explicar que un grupo guerrillero cambie su proyecto de
mados en Colombia: el fraccionamiento del movimiento guerrillero. alcanzar el poder por la vía de las armas a favor de una negociación
En efecto, uno de los rasgos de la guerrilla en el país fue el enorme de paz y el tránsito hacia acción política?
número de organizaciones involucradas, las profundas diferencias La respuesta más simple es la derrota militar de orden estra-
político-ideológicas en su seno y la ausencia de un eje integrador. tégico, es decir, cuando un grupo insurgente llega a la convicción
Las guerrillas en Colombia, a diferencia del fmln , del fsln y de de que el triunfo militar es inviable. Como decía gráficamente el
la URNG, jamás lograron conformar un Estado Mayor Conjunto expresidente Alfonso López Michelsen, “hay que derrotar primero
y un frente de masas común, como ocurrió en Centroamérica en a la guerrilla, para luego negociar con ella”18. Muchos analistas e,
donde las guerrillas alcanzaron una gran cohesión orgánica, política inclusive, los grupos guerrilleros que se abstuvieron de hacer el
e ideológica. La “cultura sectaria”, que fue históricamente una de tránsito hacia la acción política en los años noventa, afirmaban que
las características de la cultura política colombiana expresada en la explicación última de la decisión de la firma de los acuerdos de
la confrontación liberal-conservadora17, no tuvo un nivel menos paz en aquel entonces había sido la derrota militar del m-19, el epl,
agudo en el campo de la izquierda. Las implicaciones de este pano­ el MAQL y el p rt. Hoy nuevamente la misma explicación simplista
rama de confrontación sectaria y lucha por la hegemonía fueron, revive, pero aplicada a las farc: las fuerzas militares afirman que las
sin duda, las causantes de la imposibilidad de construir un proyecto negociaciones en La Habana son el resultado de su triunfo militar.
Nadie duda de que las fa rc se debilitaron mucho en la última década,
16 Camilo Gómez, “Apuntes de un proceso de paz: aspectos no formales e incidencias
en la negociación”, en Fernando Sarmiento (ed.), Leccionespara lapaç negociada. Retros­ 18 “Hay que derrotar a la guerrilla para luego negociar con ella”, en Agencia de Noti-
pectiva histórica en Colombia, Bogotá, Cinep, 2001, p. 43 y ss. rias UN, Bogotá, 13 de febrero de 2014. López no planteaba como precondición el
17 Malcolm Deas, Intercambios violentos. Reflexiones sobre la violendapolítica en Colombia, Bo­ aniquilamiento de un grupo guerrillero — pues nadie negocia con un actor derrota­
do—, sino su debilitamiento estratégico.
gotá, Editorial Taurus, 1999.

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Cambiar el futuro Eduardo Pizarro Leongómez

pero las opciones de una guerrilla debilitada no son exclusivamente lenta recomposición del movimiento armado que se prolongaría
la firma de un acuerdo de paz. No hay una relación de causalidad. hasta 1986. Este fue el caso, igualmente, del e p l después de los dos
Obviamente, en una confrontación militar la correlación de “cercos de aniquilamiento” que sufrió entre 1968 y 1969 y que le
fuerzas es una variable fundamental19. Pero existen otras dimensio­ significó años y años para recomponer sus fuerzas21; por otro lado,
nes muy sensibles. El ejemplo de Sudáfrica es muy claro al respecto, tampoco es improbable que, ante la superioridad militar del Estado,
las élites del Partido Nacional no entraron en negociaciones con el un actor armado debilitado tome la decisión de transitar de la lucha
Consejo Nacional Africano (c n a ) , liderado por Nelson Mandela, guerrillera a la acción terrorista. Como sostiene Iván Orozco, “un
por razones exclusivamente de correlación militar. Su superioridad grupo diezmado, pero fanatizado en su derrota, siempre podrá apelar
en este plano era aplastante. Otras variables fueron más determi­ al recurso último del terrorismo para mantener en zozobra el régimen
nantes: el repudio internacional al apartheid y el creciente aislamien­ que no consigue destruir”22. Así mismo, Aurélie Campana y Gérard
to diplomático de las minoritarias élites blancas; las sanciones de Hervouet presentan numerosas experiencias a nivel mundial de esta
Occidente que amenazaban la estabilidad económica del país, las interrelación entre debilidad militar y utilización del terrorismo como
crecientes movilizaciones internas en contra de la discriminación medio de acción. “En razón de su relativa debilidad militar, el grupo
racial que ponían en riesgo la estabilidad interna; la independencia Haqqani se ha apoyado fuertemente en los atentados-suicidas en
y la constitución de gobiernos de izquierda en su entorno regio­ regiones como Krost, con base en la experiencia árabe”, sostiene,
nal, tras la independencia de Angola y Mozambique en 1975, etc. por ejemplo, Julian Shofiel en un capítulo de esta obra colectiva23.
Es decir, las élites blancas organizadas en torno al Partido Nacional
veían cómo su hegemonía tambaleaba por distintos motivos, a pesar “M a d u r a c ió n ” y “ d is p o n ib il id a d ”

de su superioridad militar.
Por otra parte, una correlación militar desfavorable no implica Si la correlación en el campo de batalla no es suficiente para explicar
que un grupo guerrillero se acoja de manera automática a un proceso las razones por las cuales se crean condiciones favorables para unas
de paz. Una guerrilla debilitada conserva aún opciones distintas a la negociaciones de paz exitosas, ni que esta genere de manera auto­
negociación de paz: por un lado, puede tomar la decisión de llevar a mática una voluntad de paz entre las partes, es indispensable buscar
cabo un repliegue táctico en la búsqueda de una recomposición de sus un marco explicativo más amplio y complejo. Para ello utilizaré
fuerzas más adelante. Este fue el caso del e l n tras su derrota en Anorí tanto la “teoría del impase mutuamente doloroso” de William
en 1973. Aun cuando el presidente López Michelsen intentó tender en
1974 un puente de negociación con los reductos sobrevivientes del Planeta, 1985) y que, además, encontró una fuerte oposición de las Fuerzas Armadas
ELN20, estos prefirieron la opción de la “travesía del desierto”: una (Alvaro Valencia, Testimonio de una época, Bogotá, Editorial Planeta, 1992).

21 Cf., Mario Agudelo, Quépasa en Cuba que Fidel no se afeita. De las armas a la esperanza.
19 Cf., Carlos A. Velásquez, ha- esquiva terminación del conflicto armado en Colombia. Una Un diálogo conJaime Jaramillo, Medellin, Fondo Editorial itm , 2005, p. 60.
mirada político-estratégica a la confrontación con las PARC durante las tres últimas décadas, Me­
22 Iván Orozco, “Por qué negocia el M-19”, artículo inédito.
dellin, La Carreta Editores, 2011.
20 Este episodio sigue estando muy mal dilucidado; si nos atenemos a los relatos de 23 Julian Shofield, “Cartographie des groupes talibans et de leurs modes d’action en
los delegados de López, el gobernador de Bolívar, Alvaro Escallon, y el director de Afghanistan et Pakistan”, en Aurélie Campana y Gérard Hervouet (eds.), Terrorisme
la Oficina Jurídica de la Presidencia, Jaime Castro, hubo efectivamente un intento et insurrection. Evolution des dynamiques conflictuelles et réponses de l’Etat, Canada, Presses
de negociación que no fructificó (Olga Behar, U s guerras de laflaq, Bogota, Editorial de l’Université de Québec, 2013, pp. 98-99.

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Cambiar el futuro Eduardo Pizarro Leongómez

Zartman24 como su complemento necesario, la “teoría de la dispo­ de paz no puede ser el resultado ni de una simple intuición ni de
nibilidad”, desarrollada por su colega Dean Pruitt25. un acto de voluntarismo. Aun cuando el olfato de los dirigentes
En algunos artículos y libros anteriores usé la traducción literal políticos y su voluntad y determinación son esenciales, debe haber
del concepto de Zartman “mutually hurting stalemate” por “empate condiciones favorables, tanto de orden objetivo como subjetivo.
mutuamente doloroso”. La utilización de la palabra empate ya no Como sostiene Vicenç Fisas: “ese momento es decisivo, pues con
me parece apropiada, pues parece limitar la noción a su dimensión frecuencia se negocia sin el convencimiento de algunas de las par­
limitadamente militar. Y, en realidad, lo que Zartman quería subrayar tes, ya sea el gobierno o el grupo armado, bien para ganar tiempo,
era una situación en la que todos los actores armados enfrentados se como maniobra de distracción para rearmarse, bien por inercia o,
encuentran, por diversas circunstancias, en un “punto muerto , por simplemente como cálculo estratégico. De ser así, las negociaciones,
lo cual una escalada de la guerra ya no tiene mayores posibilidades en caso de abrirse, están condenadas al fracaso”26.
de éxito y solo sirve para ahondar aún más la degradación de una Tomemos como ejemplo El Salvador. Los acuerdos de paz
guerra sin perspectivas de triunfo por la vía militar. A lo cual se entre el Gobierno y el f m l n fueron el resultado de un proceso de
añade, en tal contexto, un reconocimiento por parte de los actores negociación que se inició a mediados de los años ochenta, tras el
involucrados de esta situación y una disponibilidad para encontrar fin de los gobiernos militares bajo el mandato de José Napoleón
un acuerdo beneficioso para todas las partes. Duarte, miembro del Partido Demócrata Cristiano, y que culminó
Los modelos de Zartman y Pruitt no permiten hacer predic­ con la firma de la paz en 1991, bajo la presidencia de Alfredo Cris-
ciones ni sobre la apertura formal de negociaciones ni sobre los tiani, en representación del partido derechista Alianza Republicana
resultados finales: en todo proceso de paz existen factores aleatorios Nacionalista (Arena), fundado por el muy cuestionado mayor Ro­
que pueden afectar la apertura de una mesa de conversaciones o sus berto DAubuisson.
resultados. Se trata, sin embargo, de un esquema analítico que les El 15 de octubre de 1984 hubo un primer acercamiento entre
permite a los responsables políticos evaluar si existen condiciones las partes en conflicto en la ciudad norteña de la Ronda de La Palma
para iniciar un proceso de paz con relativo éxito. ¿Hay condiciones (Chalatenango) — gracias al papel realizado por el Grupo de Conta­
objetivas? ¿Hay disponibilidad de las partes para adelantar una ne­ dora (México, Costa Rica, Panamá, Colombia y Venezuela) y a una
gociación mutuamente beneficiosa? Recordemos que el timing de resolución de 1983 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas
las negociaciones, es decir, la escogencia del momento adecuado a su favor— , durante el cual se suscribió el llamado “Comunicado
para abrir unas conversaciones de paz, es clave: un error de aprecia­ Conjunto de La Palma”, firmado por la delegación del Gobierno
ción puede conducir a un fracaso y a una frustración muy costosas. dirigida por el presidente de la República y la delegación de la guerrilla
En otras palabras, la escogencia del momento para abrir conversaciones encabezada por el dirigente político Guillermo Manuel Ungo, y en
la que actuó como moderador monseñor Arturo Rivera y Damas,
24 William Zartman, “Ripeness : The Hurting Stalemate and Beyond”, en Paul Stern
y Daniel Druckman (eds.), Conflid Resolution after the Cold W Washington, National arzobispo de San Salvador. Tras muchos avances y retrocesos, la
Academy Press, 2008; e, igualmente, William Zartman, “The Timing of Peace Ini­ firma del acuerdo de paz se llevó a cabo en el Palacio de Chapul-
tiatives: Hurting Stalemates and Ripe Moments”, en The Global Review of Ethnopolitics,
tepec en Ciudad de México, el 16 de enero de 1992, gracias, entre
vol. 1, n.“ 1, septiembre de 2001.
25 Dean Pruitt, “La théorie de l’empressement: une reformulation de la théorie du
mûrissement”, en JSIégodations, n.° 13, enero de 2010. 26 Vicenç Fisas, ¡Alto al fuego! Manual de proceso de paz, op. rít., p. 19.

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Cambiar el futuro Eduardo Pizarro Leongómez

otros factores, a los buenos oficios de Naciones Unidas a través de En pocas palabras, en El Salvador por diversas circunstancias internas
su representante especial, Álvaro de Soto. O sea, en El Salvador las y externas no solamente hubo un “impase mutuamente doloroso”,
negociaciones se prolongaron con rupturas y reencuentros alrededor sino también una clara comprensión en ambos bandos de su impacto
de siete años. Pero lo más relevante para nuestro enfoque analítico y significado, así como la voluntad de encontrar una salida.
fue que, en medio de las negociaciones, el fm ln lanzó la llamada Pero ¿cómo valorar si ambas partes tienen una lectura compar­
“Ofensiva hasta el tope” (u “Ofensiva fuera los fascistas. Febe Eli­ tida del “callejón sin salida” y, por tanto, si están dispuestas a buscar
zabeth vive”), entre 11 de noviembre de 1989 y los primeros días de una salida negociada a la confrontación? Para ello es indispensable
diciembre de este mismo año, mediante la cual llevó la guerra a las adelantar conversaciones directas (en muchas ocasiones, gracias a la
ciudades y se combatió en la propia capital, San Salvador, buscando mediación de un tercero neutral), con objeto de determinar si existen
alcanzar el poder mediante la derrota militar del Ejército oficial. Tras la voluntad y la capacidad de construir una agenda de negociación
cientos de bajas de lado y lado, el fm l n tuvo que replegarse, y tanto aceptable para ambas partes y que contenga mecanismos que permi­
este como las Fuerzas Armadas llegaron a la conclusión de que un tan asegurar su posterior cumplimiento: un temario, unas reglas de
triunfo militar era inviable. juego, un lugar de la negociación, la determinación de la composición
Esta percepción se vio acrecentada debido a los cambios en el de las delegaciones y su estatus, las modalidades de participación de
panorama internacional, que tuvieron un profundo impacto en ambos la comunidad internacional, etc. Es decir, lo que en la jerga de las
bandos. Por una parte, se encuentra el triunfo electoral en 1990 de negociaciones de paz se denomina la “fase exploratoria” que, en el
Violeta Chamorro en Nicaragua que desplazó del poder a Daniel caso de las farc en el proceso de paz actual, tuvo lugar en La Habana
Ortega. Esta derrota electoral del fsln le significó al fm ln la pérdida entre el 23 de febrero y el 26 de agosto de 2012, cuando se firmó el
de su retaguardia estratégica y la imposibilidad de mantener el flujo “Acuerdo general para la terminación del conflicto y la construcción
de armas y municiones provenientes de la Unión Soviética y Cuba. de una paz estable y duradera”28.
Pero, al mismo tiempo, el Gobierno salvadoreño encabezado por
Alfredo Cristiani del derechista partido Arena perdió a su mayor E l “ im p a s e m utuam ente d oloroso” e n C o l o m b ia

aliado, Ronald Reagan, quien tras ocho años en el gobierno cedió la


plaza a George Bush (padre), que no estaba dispuesto a continuar Ya a finales de los años ochenta y principios de la década siguiente
apoyando los movimientos contrainsurgentes en la región y menos del siglo pasado era claro para muchos analistas en el país la exis­
tras el fin de la guerra fría27. tencia de un “punto muerto”, sin perspectivas de solución por la
No debemos olvidar, por otra parte, que los sandinistas antes de vía armada. Probablemente quien con mayor fuerza y autoridad lo
dejar el poder le cedieron al fmln un alto número de misiles tierra-aire planteó en aquella época fue el general José Joaquín Matallana con
que, al neutralizar la aviación, amenazaban escalar la confrontación. la tesis, ampliamente discutida en el país, de la existencia de un “em­
pate militar”; es decir, según su planteamiento, no había posibilidad
27 Hernando Corral cuenta en su libro de memorias (Relatos clandestinos de una guerra que
se acaba, Bogotá, Editorial Planeta, 2016) que el alto funcionario del Departamento
de un triunfo militar ni de las Fuerzas Armadas ni de la guerrilla.
de Estado, Peter Romero, le había contado que, años atrás, había sido designado En el mismo sentido, Ana María Bej araño afirmaba en un estudio
como ministro consejero de la Embajada de los Estados Unidos en El Salvador con
el objeto de informarle al presidente Cristiani que “Estados Unidos iba a retirar muy 28 Enrique Santos, A si empegó todo. Elprimer cara a cara secreto entre elgobiernoy las farc en
pronto la ayuda militar a ese país” (p. 75). La Habana, Bogotá, Intermedio Editores, 2014.

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Cambiar el futuro Eduardo Pizarro Leongómez

sobre el proceso de paz en el gobierno Barco que “el conflicto militar, en la medida que estaba dominada por seis lógicas o “inercias”
armado, característico de las tres últimas décadas en Colombia, no que alimentaban su degradación inevitable (las lógicas de la militari­
ha podido ser definido como una guerra civil, sino como una lucha zación, el rentismo, la territorialización, el terror, la criminalización
prolongada entre un Estado débil y una insurgencia en armas, no y la vinculación apolítica).
derrotada, pero aún minoritaria. En este caso, en el que ninguno de Es interesante volver a leer las declaraciones de los dirigentes
los polos enfrentados tiene la capacidad para alcanzar la victoria de los grupos guerrilleros que firmaron la paz en la década de los
definitiva sobre el otro, la solución negociada no solo es factible sino noventa del siglo pasado. En todos los casos, la percepción de un
absolutamente necesaria para evitar la prolongación indefinida y la impase mutuamente doloroso” es central en sus argumentos así
degradación del conflicto 2930. utilicen otras expresiones para referirse al mismo fenómeno. Por
Esta era, igualmente, mi percepción ya desde esa época cuando ejemplo, el máximo dirigente de la fracción mayoritaria del epl que
publiqué un libro titulado Insurgencia sin revolución)0, en el cual argumen­ se desmovilizó en 1991, Bernardo Gutiérrez, frente a la pregunta
taba que a pesar de la superioridad estratégica de las Fuerzas Armadas, “¿Cuáles fueron los fundamentos de esa decisión política?”, res­
debido a una multiplicidad de factores (la complejidad geográfica, pondió que “los fundamentos de una decisión de tal envergadura se
la autonomía y capacidad de los grupos guerrilleros para canalizar pueden resumir así: primero, como dice Eduardo Pizarro, en la lucha
recursos financieros ilegales, la disponibilidad de franjas poblacionales guerrillera hay un empate negativo con el ejército, empate que para
marginales para el reclutamiento sostenido, etc.), una solución militar nosotros significa el fracaso de la guerrilla porque nuestro objetivo
no era viable y los costos de su prolongación inmensos. era ganar la guerra . Así mismo, anotaba que se imponía entonces
Más adelante, ya en este siglo, el Informe Nacional de Desarrollo la prioridad de la acción política y la disputa de la hegemonía a los
Humando para Colombia-2003 caracterizó el conflicto armado en Co­ dos partidos tradicionales32.
lombia como una clásica “guerra de perdedores” . Decía el Informe No obstante, estas opiniones no eran compartidas por todos
que “con todo y su expansión territorial, la guerra ha sido un fracaso. los sectores. A la izquierda y a la derecha se planteaba la posibi­
Fracaso para las farc y para el eln que, tras cuatro décadas de lucha lidad de un triunfo militar. Es decir, había la dimensión objetiva —
armada, están aún lejos de llegar al poder. Fracaso para los parami- como se ha podido comprobar tras cuatro décadas de un conflicto
litares, que en veinte años de barbarie no han logrado acabar con la armado inútil, costoso y sin perspectivas— , pero faltaba ya sea la
guerrilla. Fracaso para el Estado colombiano, que ni ha sido capaz percepción subjetiva de la existencia de ese impase o, al menos, la
de derrotar a los insurgentes, ni de contener el paramilitarismo, ni voluntad política para superarlo por medio de unas negociaciones
de remover las causas del conflicto armado”31. Esta guerra, según de paz genuinas.
los autores del Informe, no tenía perspectivas de solución por la vía En el mundo académico, Alfredo Rangel defendía la tesis de la
superioridad estratégica de las Fuerzas Armadas y, por tanto, de su
29 Ana María Bejarano, “La paz en la administración Barco: de la rehabilitación social
capacidad militar para derrotar a la guerrilla. Incluso calificaba a quie­
a la negociación política”, en Análisis Político, n.° 9, Bogotá, enero-abril de 1990, p. 8.
nes sostem'amos la tesis del “empate militar” o del “empate militar
30 Eduardo Pizarro, Insurgencia sin revolución. La guerrilla en Colombia en una perspectiva
comparada, Bogotá, Tercer Mundo Editores, 1996.
32 Rocío Londoño, “Del Ejército Popular de Liberación a Esperanza, Paz y Libertad.
31 PNUD, E l conficto, callejón sin salida. Informe National de Desarrollo Humano para Colombia Entrevista con Bernardo Gutiérrez”, en Cuadernos por la Democracia, n.“ 3 julio de
- 2003, Bogotá, 2003, p. 81. 1991, p. 36.

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Cambiar el futuro Eduardo Pizarro Leongómez

negativo”, como derrotistas33. Esta mirada errónea era, igualmente, o cosmovisiones van en contravía de la solución negociada o de los
sostenida por sectores de las élites civiles y militares: el ataque por sor­ acuerdos que se están tejiendo para terminar la confrontación arma­
presa a la sede del Secretariado de las FARC, la denominada Casa Verde, da. Como sostiene Stephen Stedman, hacer la paz es un “negocio
en Uribe (Meta), el 9 de diciembre de 1990, el mismo día en que se lle­ riesgoso”34y es claro que uno de los principales riesgos proviene de
vaban a cabo las elecciones para elegir a los miembros de la Asamblea estos saboteadores, quienes consideran que la paz puede amenazar
Nacional Constituyente de 1991, fue una de sus mayores expresiones. su poder, su cosmovisión o sus intereses, y frente a ello pueden
Ahora bien, esta visión de la posibilidad de un triunfo militar utilizar numerosos recursos, incluso actos terroristas, para evitar
no era patrimonio exclusivo de miembros del “establecimiento”. Las una solución negociada. Este es el caso, por ejemplo, de grupos
FARC, también, se comenzaron a preparar, en los mismos anos, para empresariales que se enriquecen gracias a la persistencia de un con­
derrotar militarmente al Estado mediante la creación de una escuela flicto (lo que en la literatura especializada se ejemplariza mediante
militar en los Llanos del Yarí (Meta), necesaria para poder pasar de la figura de los “diamantes ensangrentados”)35, de actores políticos
la guerra de guerrillas a la guerra de movimientos y, más adelante, u otros que consideran que una eventual negociación atenta contra
a la guerra de posiciones. sus intereses o sus principios, o de sectores que se ven atemorizados
por eventuales decisiones en el plano de la aplicación de justicia, la
F ra ca so tr a s fr a c a so restitución de bienes obtenidos de manera ilegal u otros factores.
Igualmente, la emergencia de spoilers puede estar también relacio­
En este contexto, todos los esfuerzos de paz que se llevaron a cabo nada con una actitud paranoica, real o imaginaria, de unas negociacio­
desde finales de 1991 con las farc, el eln y la disidencia del epl (Ca­ nes engañosas (“una trampa”) y la idea de que tras las negociaciones
racas, Tlaxcala, Madrid, Maguncia, La Habana) fracasaron. En estas de paz vendrá una etapa de venganza y retaliaciones. Tampoco es
páginas iniciales quisiera exponer las razones que pueden explicar descartable que el sabotaje a los esfuerzos de paz en una nación
estos fracasos sucesivos desde la óptica del movimiento guerrillero. provenga del exterior, de otras naciones y por factores variados.
Haré el mismo ejercicio a lo largo del libro con respecto al Estado Sería un error, sin embargo, reducir este fenómeno al polo es­
y a las élites dirigentes: ante todo voy a resaltar el papel de los sabo­ tatal. Igualmente, en el campo de sus opositores es posible. Como
teadores (spoilers), los cuales han bloqueado en muchas ocasiones, y se verá a lo largo del libro, fue muy común, tanto en el seno de cada
a través de distintos mecanismos y discursos, los esfuerzos hacia la grupo guerrillero como en las relaciones entre los diversos grupos.
paz. Tanto los grupos guerrilleros como los gobiernos resienten Una de las razones de esta pugnacidad surgió de la honda fragmen­
la lucha interna entre “palomas” y “halcones”. tación del campo guerrillero, sus divergencias ideológicas insalvables
La figura de los spoilers ha sido muy estudiada en la literatura y la dura competencia por el liderazgo revolucionario.
especializada en procesos de negociación. En efecto, uno de los Por el momento, entonces, en este capítulo quisiera responder
factores explicativos de por qué en muchas ocasiones no se logran dos preguntas iniciales: ¿cómo explicar las enormes dificultades para
acuerdos en los conflictos armados hace referencia a la presencia de alcanzar un acuerdo de paz comprehensivo en Colombia? y ¿cómo
líderes o facciones, internas o externas, cuyos intereses particulares 34 Stephen Stedman, “Spoilers Problems in Peace Processes”, International Security,
n.° 22, 1997.
33 Alfredo Rangel, Colombia: güeña en elfin de siglo, Bogotá, Tercer Mundo Editores/
Universidad de los Andes, 1998. 35 Nick Collins, ‘What are Blood Diamonds?”, en I he Telegraph, 5 de agosto de 2010.

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Cambiar el futuro Eduardo Pizarro Leongómez

explicar, en particular, el fracaso recurrente de las negociaciones de del eln que se separó en 1991 y firmó un acuerdo de paz tres años
paz con las farc y el eln ?
más tarde, la crs. Hemos incluido en esta “segunda generación” a
este sector disidente, dado que la inmensa mayoría de sus miembros
a) F r a g m e n t a c i ó n d e l a g u e r r i l l a y c o n f l i c t o s s e c t a r io s
provenían del mir Patria Libre.
Ahora bien, muchos analistas podrían considerar que el epl
Colombia fue una tierra muy fértil para la emergencia de grupos constituye la excepción. Desde nuestra perspectiva este no es el
guerrilleros de todo tipo: procubanos como el eln , prosoviéticos caso, pues la totalidad de los miembros fundadores de este grupo
como las fa rc , prochinos como el epl, el mir Patria Libre y el p rt, guerrillero de “primera generación” se opusieron a las negociaciones
indigenistas como el m aql, nacional-populares como el M-19, en cuyo de paz y continuaron en la acción armada en 1991. La experiencia
seno predominaron más los enfrentamientos sectarios y las luchas del epl es excepcional, dado que los mandos medios avanzaron
vanguardistas que la conformation de espacios de acción común. hacia el acuerdo de paz en abierta ruptura con la cúpula guerrillera.
Y aun cuando, como ya señalé, en la segunda mitad de los años No conozco ninguna experiencia similar en el mundo.
ochenta se conformaron primero la cgn y, más tarde, la cgsb bajo la ¿Cómo explicar esta significativa diferencia entre ambas genera­
influencia de los frentes político-militares que se habían constituido en ciones guerrilleras? A mi modo de ver, la explicación nace de la mayor
aquella época en Centroamérica (el fs ln , el fm ln y la urng), en el caso rigidez ideológica de las guerrillas de los sesenta. Estas nacieron en
de Colombia estas coaliciones nunca pudieron conformar un verda­ un clima de álgidos debates ideológicos, íntimamente ligados con
dero Estado Mayor Conjunto y, por tanto, no fueron en realidad más distintos modelos y centros de poder revolucionarios: Moscú, Pekín,
que una simple sigla. Esta fragmentación de la guerrilla produjo duras La Habana e, incluso, en algún momento, Albania. No solamente se
confrontaciones entre sus distintos componentes. Además, había un alimentaron de un marxismo-leninismo ortodoxo sino de un culto a
efecto inesperado y muy negativo en el terreno de las negociaciones la lucha armada percibida como imprescindible para la revolución.
de paz: una incapacidad total para negociar de manera conjunta. “El poder nace de la boca del fúsil” decían los maoístas en aquellos
años. En efecto, en un hecho con pocos antecedentes en el mundo,
b) G u e r r il l a s d e p r im e r a g e n e r a c ió n y r ig id e c e s la lucha armada en Colombia no fue concebida como una forma
IDEOLÓGICAS
excepcional de lucha como planteaban los clásicos del marxismo-le­
ninismo, sino como una forma de acción permanente y con total
Es importante recordar que en América Latina hubo dos grandes autonomía de la coyuntura política, nacional o internacional. Esta
olas guerrilleras: la primera, que surgió tras el triunfo de la revolución “militarización de la política” terminó subordinando los objetivos
cubana en 1959, y la segunda, que se expandió tras el triunfo de la políticos a los objetivos militares y generando una “rutinización”
revolución nicaragüense veinte años más tarde, en 1979. Es interesan­ en el uso de la violencia, como bien ha planteado Malcolm Deas.
te recordar estas dos olas, pues en Colombia las organizaciones que De hecho, la caída del Muro de Berlín y el fin de la guerra fría no
persistieron en la lucha armada fueron todas “guerrillas de primera produjo un esperado replanteamiento en las “guerrillas de primera
generación”: el eln , las farc y la disidencia del epl . Mientras que las generación”. Por el contrario, sirvió para reforzar su dogmatismo
guerrillas que se desmovilizaron entre 1990 y 1994 habían surgido bajo la creencia de constituir los auténticos representantes del pro­
en la segunda ola revolucionaria: el M-19, el maql, el prt y la fracción yecto socialista traicionado.

42 43
Y '

Cambiar el futuro Eduardo Pizarro Leongómez

c) U t il iz a c ió n d e la s n e g o c ia c io n e s c o m o r e c u r s o pa ra A pesar de esta convicción sobre el papel de las armas para el


EL FORTALECIMIENTO DEL PROYECTO POLÍTICO-MILITAR cambio social, uno de los principales hallazgos del estudio compa­
rativo de seis casos de grupos armados que pasaron de las armas a
Esta magnificación de la lucha armada, la convicción de su necesidad la acción política pacífica, realizado por el Cinep y el Centro
e inevitabilidad, así como su uso rutinario, llevaron a una visión Berghof (Colombia, Sudáfrica, Irlanda del Norte, Aceh, Nepal y
utilitaria de los diálogos de paz como un recurso más del proyecto Sri Lanka), fue “la capacidad de sus mandos de reevaluar el pro­
militar. Las negociaciones de paz eran concebidas por las cúpulas de pósito de la lucha, sus objetivos originales y el marco discursivo
las FARC, el ELN y la disidencia del e p l como treguas provisionales para a la luz de un contexto en evolución”. Se trata de un hallazgo
mejorar, entre tanto, la correlación de fuerzas en el plano miktar y que contradice la creencia común en torno a la rigidez ideológica
político antes de la nueva fase inevitable de enfrentamientos armados. que caracterizaría per se a los movimientos insurgentes38. Sin em­
Esta concepción no fue propiedad exclusiva de las guerrillas de bargo, sí resulta de gran interés en el caso de Colombia contrastar
primera generación”. Igualmente, los grupos guerrilleros que firmaron la mayor flexibilidad de las guerrillas de “segunda generación” con
acuerdos de paz en los años noventa tuvieron la misma concepción la rigidez doctrinaria y la enorme dificultad de transformar los me­
y práctica en los años ochenta. Probablemente los más sinceros al dios de acción de las de “primera generación”. La evidencia más
respecto han sido los exguerrilleros del m -19. Antonio Navarro, frente impactante de esta utilización de la paz como herramienta de guerra
a la pregunta del periodista Juan Carlos Iragorri, pero el diálogo se encuentra en el libro de Fidel Castro, La pa ^ en Colombie,r39, en el
(con Belisario Betancur) no iba para ninguna parte. Ahí estaba el que se publican las cartas del delegado cubano en las negociaciones
m -19 engañando al gobierno”, responde sin tapujos: Claro que lo de paz en el Caguán, José Arbesú, en las cuales los dirigentes de
estábamos engañando [...], cuando viajé a Bogotá para empezar a las FARC le confiesan que están usando la zona de distensión como
organizar el diálogo, quería avanzar de verdad, y al darnos cuenta de un recurso táctico para a su término buscar cercar militarmente a
que el gobierno no estaba en la misma tónica decidimos manipular Bogotá.
el proceso y alargar la pita. Ese tiempo lo usamos para fortalecernos Si se observa el cuadro 3, en una fila se encuentran los rasgos de
políticamente, para sacar ventajas”3637.En el mismo sentido, Vera Grave las negociaciones de paz concebidas como un componente táctico
y Otty Patiño sostienen que no solamente las élites no estaban maduras de la guerra, y en la otra, los rasgos de estas negociaciones cuando
en estos años para un acuerdo de paz, sino que “tampoco las guerrillas, la guerrilla quiere de manera genuina su materialización40.
entre ellas el m -19, estuvieron dispuestas a jugársela estratégicamente
por la paz. Aunque la paz ganó importancia en su discurso, éste seguía 38 Véronique Dudouet, “Factores, dinámicas y resultados de la transición de la lucha
armada a la política no violenta”, en Mauricio García-Durán (ed.), op. át., p. 389.
siendo retórica de guerra, es decir, la paz continuó levantándose como
39 Fidel Castro, La pa£ en Colombia, La Habana, Editora Política, 2008 (http: / / www.cu-
una bandera táctica. La apuesta estratégica siguió siendo formar un
badebatexu/wp-content/uploads/2008/11 /paz-colombia-fidel-castro-libro-com-
ejército que garantizara la fuerza necesaria para llegar a ser gobierno pleto.pdf)

40 Este cuadro fue inspirado en el artículo de Ricardo Ribera, “El Salvador: la negocia­
36 Juan Carlos Iragorri, M i guerra es lapa£ Navarro se confiesa cotí Juan Carlos Iragorri, Bo­
ción del acuerdo de paz. ¿Un modelo para el mundo?”, en Realidad. Revista de Ciencias
gotá, Editorial Planeta Colombiana, 2004, p. 67.
Socialesy tiumanidades, n,° 37, enero-febrero de 1994, en el cual el autor muestra el
37 Otty Patiño, Vera Grave y Mauricio García, “El camino del m-19 de la lucha armada cambio de perspectiva de la guerrilla salvadoreña tras el fracaso de la “ofensiva hasta
a la democracia”, en Mauricio García-Durán (ed.), op. cit., p. 72. el tope”.

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Cambiar el futuro Eduardo Pizarro Leongómez

Cuadro 3. Negociaciones como táctica en la guerra versus negociaciones genuinas


para la paz d) U na l e c t u r a m a x im a l is t a d e l a s n e g o c i a c i o n e s
DE PAZ
Las negociaciones de paz como
Las negociaciones de paz como una herramienta del tránsito de
un componente táctico de guerra las armas a la política
Es indudable que si bien las farc utilizaron las negociaciones en
a. El conflicto armado es a. El conflicto armado es percibido San Vicente del Caguán para fortalecerse militarmente, reentrenar
percibido como históricamente como inadecuado: se observa un
necesario e irreconciliable. desajuste entre los medios utilizados las tropas, aprender nuevas técnicas en el uso de explosivos e in­
y los objetivos finales. tentar salir de la “zona de distensión” hacia la toma del p o d e r__
b. Las "ofertas de paz”
cumplen, ante todo, una b. La “oferta de paz” se transforma en tal como se lo expresaron a José Arbesú— , diez años más tarde
función de legitimación de la una genuina construcción de una
propia estrategia bélica y un agenda común negociada, fundada cambiaron radicalmente de perspectiva y comenzaron a participar
mecanismo para “poner al en un juego de suma positiva. en unas negociaciones de paz genuinas en La Habana desde 2012.
descubierto” la ausencia de
voluntad del adversario.
c. El instrumento es la definición de De ahí el interés en analizar cuándo y bajo qué circunstancias un
objetivos intermedios aceptables para
ambas partes. grupo guerrillero decide abandonar las armas. Este tema será objeto
c. El instrumento es una
“agenda maximalista” que, de d. La lógica y los ritmos de la
de muchas reflexiones a los largo de este libro.
antemano, se sabe que va a confrontación armada quedan ¿Qué ocurre, mientras tanto, con el eln ? ¿Continúa inmerso
ser rechazada por los agentes subordinados a los requerimientos de
estatales. la mesa de negociación.
en la estrategia de utilizar la paz como recurso militar? ¿O las
d. Las negociaciones de paz dificultades para pasar de la fase exploratoria a la fase de negociación
están subordinadas a la lógica con este grupo guerrillero se originan en otro problema: una visión
de la confrontación armada
maximalista de las negociaciones que hacen inviable cualquier diálogo
productivo? O, finalmente, una lectura más benigna y con raíces
Una buena síntesis de la postura que concibe las negocia­ históricas en las negociaciones parceladas y escalonadas en el tiempo:
ciones como un componente táctico de guerra la ofrece el eln . ¿el eln está esperando que culmine totalmente el proceso de paz
En las conclusiones del II Congreso de la uc-eln , señalan que “bien con las farc para tener sus quince minutos de exposición mediática?
utilizada, la negociación sirve para conquistar legitimidad nacional Es decir, ¿están esperando a que se apaguen los reflectores sobre las
e internacional, una mayor aceptación de la población y un mayor farc y se enciendan sobre el eln ? El futuro nos permitirá esclarecer
reconocimiento de los movimientos y de los gobiernos de otros estos interrogantes.
países [...], ayuda también a conseguir nuevos aliados y a mejorar
la correlación de fuerzas, a obtener conquistas parciales tanto para N e g o c ia c ió n p a r c e l a d a y e s c a l o n a d a e n e l t ie m p o
el pueblo como para las organizaciones revolucionarias”41. Además,
añaden, si estas negociaciones se llevan a cabo en una coyuntura de El ideal de una negociación de paz es la existencia de un número
“inminente derrota del enemigo”, sirven para “aligerar la consoli­ reducido de interlocutores. La experiencia internacional muestra que
dación de la revolución”. a mayor número de actores armados (cada uno provisto de su propia
perspectiva, tradiciones de lucha y agenda de negociación), más com­
pleja es la negociación y más difícil alcanzar un acuerdo satisfactorio
41 Citado por Carlos Medina, ELN: Una historia contada a dos voces, Bogotá, Rodríguez
Quito Editores, 1996. p. 248. para todas las partes. Sin embargo, como vimos, excepcionalmente

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Cambiar el futuro

en El Salvador y en Guatemala los procesos de paz se llevaron a


cabo de manera exitosa con el conjunto de los numerosos grupos
guerrilleros que había en una y otra nación. La razón del éxito fue
la solidez de los frentes guerrilleros y su cohesión interna. Lo que
nunca ocurrió en Colombia.
Un gobierno tiene, en un contexto de honda fragmentación de
los grupos armados opositores, dos opciones: una, no comenzar Capítulo 2
ninguna negociación hasta que todos los grupos armados tengan
madura y sincronizada a la misma hora su voluntad de negociación; Julio César Turbay (1978-1982): ¿Negociación
otra, negociar con los grupos que ya han madurado su opción de
la paz y excluir a los grupos renuentes. En Colombia, debido a la de paz o rendición sin condiciones?
fragmentación del campo guerrillero, se impuso la segunda vía que no
es ni mucho menos el camino óptimo, pero que, en las circunstancias Como afirmé en el capítulo anterior, aun cuando el proceso de paz
de nuestro país, era el único viable. Por ello, se adelantó un proce­ en Colombia comenzó propiamente durante el gobierno de Belisario
so de paz parcelado, grupo por grupo y escalonado en el tiempo. Betancur, las primeras semillas se sembraron pero no germinaron
Este hecho ha producido, al menos, dos efectos: por un lado, uno durante el polémico gobierno de Julio César Turbay.
positivo, pues permitió un desescalamiento del conflicto armado, al El triunfo en las elecciones presidenciales celebradas el 4 de junio
lograrse a finales del siglo pasado la desmovilización de cuatro de de 1978 del candidato del Partido Liberal fue por un margen muy
los seis componentes de la cgsb , cuatro milicias locales en Medellin, estrecho: un escaso 3% lo separó del candidato del Partido Conser­
una disidencia del e l n (la crs) y diversos frentes del e p l y el e l n . vador, Belisario Betancur. Mientras Turbay alcanzó 2.503.681 votos,
Sin duda, las dimensiones que hubiese podido alcanzar el conflicto su principal contrincante obtuvo 2.366.620, es decir, escasamente
armado interno en la Colombia de los años noventa hubieran sido 236.671 votos de diferencia. Una votación tan equilibrada entre los
mucho más graves si todos los grupos guerrilleros hubieran conti­ candidatos de los partidos tradicionales llevó al nuevo mandatario
nuado en armas. Y, de otra parte, un efecto negativo, pues la mezcla a buscar construir unas mayorías parlamentarias con base en una
de posconflictos parciales y la persistencia del conflicto armado con repartición milimétrica de los cargos públicos de alto nivel, tanto en
los grupos renuentes ha prolongado la agonía de nuestra guerra el gabinete ministerial como en otros importantes cargos públicos,
interna por décadas. así como en las gobernaciones y alcaldías. Como sostiene Daniel
Pécaut, un Frente Nacional de hecho reemplaza al Frente Nacio­
nal de derecho 42. Es decir, la ausencia de unas mayorías políticas
sólidas obligaron al nuevo presidente a conformar una coalición
más burocrática que programática que, aunque partía de una norma
constitucional aprobada en 1968 que obligaba, a pesar del inicio del

42 Daniel Pécaut, Crónica de cuatro décadas depolítica colombiana, Bogotá Editorial Norma
2006, p. 267.

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Cambiar el futuro

entre Siria e Irak y su pretensión de construir un califato de orden


mundial. Esta organización, que en el pasado hacía parte de las or­
ganizaciones afiliadas a Al Qaeda (incluso se denominaba “Al Qaeda
en Irak”), tras su ruptura en 2014, abandonó la idea de integrar redes
terroristas dispersas, para conformar una organización provista de un
Estado, un territorio y una población. Lentamente sus ambiciones
fueron creciendo, por lo cual su nombre inicial ISIS (Estado Islámico
de Siria e Irak) se ha transformado en is (Estado Islámico), bajo la
pretensión de dominar todo el mundo musulmán, desde Marruecos Bibliografía
hasta Indonesia. Por ello, su máximo líder, Abu Bakr al-Baghdadi,
se ha autoproclamado “califa de todos los musulmanes”, a pesar de
que su movimiento es mayoritariamente sunita. Acosta, Henry, E l hombre clave, Bogotá, Aguilar, 2016.
Finalmente, tenemos las pretensiones de Vladimir Putin de vol­ Agudelo, John, “Derivar enseñanzas para el primero de los afanes nacio­
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por la fuerza si es necesario, a las regiones en las cuales existen Agudelo, Mario, Quépasa en Cuba que Fidel no se afeita. De las armas a la esperan­
mayorías de origen ruso. De ahí las guerras de agresión en Georgia za. Un diálogo conJaimeJaramillo, Medellin, Fondo Editorial ITM, 2005.
y en Ucrania, en donde ya ha “recuperado” territorios como Crimea Aguilera, Gabriel, Guatemala, democratizaáóny reforma del sector seguridad, po­
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que tienen, además, un profundo significado para el mundo entero: mayo de 2001.
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global, en torno a la posibilidad de encontrar caminos de convivencia soáaly política delgobierno de Andrés Pastrana, Bogotá, El Áncora Edi­
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Otros títulos en Debate

CLAUDIA LÓPEZ
Adiós a las Fare. ¿Y ahora qué?

WILLIAM OSPINA
De La Habana a la paz

SANTIAGO GAMBOA
La guerra y la paz

TOM WAINWRIGHT
Narconomics

MOISÉS NAÍM
Repensar el mundo

GUSTAVO DUNCAN
Más que plata o plomo

RAFAEL PARDO RUEDA


La historia de las guerras

JORGE GIRALDO
Las ideas en la guerra

CARLOS PIZARRO
De su puño y letra
En los inicios del siglo xxi reinaba el optimismo mundial: el n ú ­
mero de conflictos armados había disminuido de manera signi­
ficativa desde el fin de la guerra fría. Sin embargo, en los últimos
años, la guerra —principalmente en el norte de África y el Medio
Oriente— ha revivido con toda su ferocidad. En este contexto,
el proceso de paz con las farc despertó un interés global que se
reflejó en el Premio Nobel de la Paz para Juan Manuel Santos. Sin
duda, la paz en Colombia era un mensaje positivo para un m un­
do tan convulsionado.

Tras la firma de los acuerdos de La Habana, el reconocido ana­


lista político Eduardo Pizarro reconstruye los procesos de paz en
Colombia desde 1981 hasta la actualidad. Con un estilo conciso
y equilibrado, presenta los contextos nacionales e internacionales
de cada periodo, identifica los factores de incidencia, reflexiona
sobre cómo ocurrió y por qué fue posible una salida negociada al
conflicto en Colombia.

conecta la historia política, el análisis de co­


C a m b i a r el f u t u r o
yuntura, la política internacional y la teoría de resolución de con­
flictos. Su autor conoce las entrañas de la guerra en Colombia y
su libro es un homenaje a los precursores de la paz en un país que
se convierte en ejemplo mundial de renuncia a las armas como
forma de hacer política.

/megustaleerColombia ISBN: 978-958-8931-80-7

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