Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
Resistencia
Los mercados campesinos tienen su origen en la lucha de los pequeños campesinos por
la participación en la formulación del Plan Maestro de Abastecimiento de la Alcaldía
Mayor de Bogotá (véase recuadro). “Desde la perspectiva del plan, el tema del
abastecimiento alimentario de la capital era inicialmente solo una cuestión logística-
empresarial”, dice Ramírez.“Era un instrumento para organizar un proceso, un flujo de
alimentos, pero no se lo veía como un instrumento para generar un tejido fuerte
económico y social a nivel regional.” En otras palabras: los pequeños campesinos, que
abastecen, según Ramírez, más del 60% de los alimentos que consumen los bogotanos,
no desempeñaron ningún papel clave en el diseño del plan.
Dada esta falta de participación, no es de extrañar que se produjo entre las filas de los
campesinos resistencia contra los planes de la Alcaldía y que decidieron organizarse en
el Comité Interlocución Campesino y Comunal para defender sus intereses, elaborar
propuestas de desarrollo de la economía campesina y aumentar la presión política sobre
el gobierno distrital. “Tuvimos que demostrarles a las autoridades que los campesinos sí
pueden jugar un papel muy importante en el Plan Maestro de Abastecimiento”, dice
Alberto López, Director Comercial de la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos
(ANUC), entidad que forma parte del CICC. Una estrategia para lograr este objetivo
fueron los mercados
campesinos. “Son la
mejor forma de
visibilizar al campesino
y mostrar al gobierno y
a la población que
existimos”, subraya
López.
Nuevos retos
Para alcanzar el mayor
efecto posible, los
campesinos organizaron
los mercados en lugares
estratégicos de la
ciudad, como por
Impresiones de un mercado campesino.
ejemplo en la Plaza
Bolívar o en la Plazoleta del Concejo de Bogotá – y sus movilizaciones tuvieron el
impacto esperado: “Logramos que el Plan Maestro de Abastec imiento se pusiera en
discusión ante la opinión pública y que se transformara su contenido”, dice Daniel
Ramírez y agrega: “El nuevo Plan reconoce de modo explícito la importancia de la
economía campesina. Por un lado, se incorporaron a las organizaciones campesinas y
comunales en el Conejo Directivo que implementa el Plan, y por el otro, se dejó
establecido los mercados campesinos como un canal de distribución de alimentos en la
ciudad.” Este último significa que se firmaron acuerdos con diferentes entidades
distritales sobre la realización de mercados y que éstos son apoyados por la Alcaldía a
través de su programa “Bogotá sin Hambre” con recursos financieros e infraestructura.
Sin embargo, el éxito político implicó un nuevo reto para los mercados campesinos.
Ramírez: “En la medida en la que se avanza en lo político, los mercados tienen que
adecuarse a otras funcionalidades. Cada vez es más importante buscar objetivos
comerciales óptimos.” Alberto López comparte esta opinión. “Los mercados
comerciales tienen que convertirse en una posibilidad real y viable de comercialización
para el pequeño campesino”, acentúa y señala que de momento solo son un éxito
regular. “No dan un gran resultado económico al campesino ya que éste tiene que venir
desde su municipio la tarde anterior, pagar el transporte, trasnochar para alistar su
puesto, atender todo el día a los clientes y ofrecer sus productos a precios competitivos.
En algunos los casos hasta ahora, las ventas apenas cubren los gastos.”
de la CICC está convencido de que hay que enfocarse en productos frescos y limpios.
“La experiencia de los dos años pasados nos demuestra que lo que los consumidores
valoran fundamentalmente en los mercados campesinos, es – junto con los precios
atractivos – la frescura de la oferta”, insiste. “La venta de productos que tienen algún
valor agregado o que están procesados como vinos, mermelada o arequipes, es, en
cambio, muy lenta. Para ellos se requieren nuevos canales de comercialización directa.
Vamos por ejemplo a intensificar la cooperación con restaurantes, hoteles, tiendas, así
como comedores comunitarios y escolares.”
El otro reto que el CICC tiene que enfrentar es la organización de los campesinos en los
municipios. “Su desorganización real es desgraciadamente un fenómeno frecuente que
genera muchísimas inconvenientes para la realización de los mercados campesinos – no
sólo en términos de eficiencia en el de transporte y la compra de insumos sino también
en términos de las posibilidades reales de venta o la disposición de informaciones de
mercado”, dice Ramírez. “Además, un fuerte proceso organizativo es absolutamente
esencial para que los campesinos puedan apropiarse de los derechos que tienen a nivel
local frente a la Alcaldía en cuanto a los recursos y al apoyo de procesos productivos y
de comercialización.”
Obstáculos y riesgos
Para promover los mercados campesinos y el proceso organizativo, Ramírez y sus
compañeros del CICC, de ILSA y de OXFAM visitan regularmente municipios de la
región central que carecen de una agrupación campesina consolidada para reunirse allí
con los y las campesinas y sus líderes. “Tratamos de entusiasmarlos por la
comercialización directa de sus productos en Bogotá y por la fundación de Comités
Municipales de Comercialización”, explica Ramírez y añade: “Se trata de un trabajo
bastante difícil que requiere mucha paciencia.” Obstáculos son por ejemplo la pobreza
profunda, cierto escepticismo frente al éxito real de la propuesta y malas experiencias en
intentos de organización anteriores por parte de los campesinos.
Otro riesgo constituyen
además los intermediarios a
través de los que se
comercializa hasta ahora la
gran mayoría de los
productos para el mercado
de Bogotá y que podrían
intentar minar el proceso
organizativo (véase
entrevista), así como los
grupos armados. “En los
últimos años, la región
occidental de
Un representante de Comité Interlocución Campesino y Cundinamarca ha sido
Comunal en acción. infiltrado por paramilitares,
lo cual genera ciertas
dificultades”, dice Ramírez. “La situación es bastante preocupante y temo que pueda
empeorar en cualquier momento.” La razón: Hasta el momento el CICC está sobre todo
adelantando un proceso de organización comercial que está todavía en “mantillas”. Pero
en la medida en la que el proceso vaya tomando fuerza y adoptando fines políticos, se
aumenta el riesgo de que sea atacado por actores armados.
¿Está contenta de los resultados económicos que l os mercados campesinos hasta ahora
han dado?
Consuelo Velandia: El éxito comercial de los mercados aún es regular. Pero
prácticamente todo se inicia perdiendo. Si uno quiere llegar lejos, las cosas no se dan de la
noche a la mañana.
¿Qué puntos tienen que mejorarse para transformar los mercados en una opción de
comercialización rentable?
Consuelo Velandia: El transporte y la oferta. Debemos buscar para qué productos
específicos verdaderamente existe una demanda en la ciudad. Además tenemos que
agruparnos. Solo si logramos montar un comité de comercialización fuerte podemos salir
del barro.
¿Por qué?
Consuelo Velandia: Una amenaza muy fuerte para el proceso de organización son los
intermediarios. Como la comercialización directa de nuestros productos no es de su
interés, tratan a veces de minar la lealtad de los campesinos.
¿Cómo?
Consuelo Velandia: Sobre todo a través de los precios. Pagan durante cierto período más
para trabar los esfuerzos de organización, y después, cuando la estructura organizativa de
los campesinos está atomizada, vuelven a pagar los mismos precios bajos que antes.
¿Hay intentos por parte de los grupos armados de impedir el proceso organizativo?
Consuelo Velandia: No. Afortunadamente, en nuestro municipio el orden público ha
mejorado mucho en los años pasados.
comprar los productos altamente subvencionados por los gobiernos de EE.UU. o
Europa, generalmente no transfieren estas ventajas al consumidor final. “Simplemente
terminan acopiando la mayor parte de la renta”, dice Aída Pesquera Díaz y agrega:
“Todo esto significa para el pequeño campesino que el TLC sí tendría un impacto
devastador en su relación con los intermediarios, pero que seguiría siendo un actor
competitivo en la comercialización directa de sus productos.” El segundo factor que la
representante de OXFAM destaca es el hecho de que los mercados campesinos
contribuyen al fortalecimiento de los vínculos entre los consumidores en la ciudad y los
campesinos. “Confiamos en que esto ayude a que la gente tome conciencia de la difícil
situación de la economía campesina y que empiecen, por ejemplo, a preferir los
productos que vienen de la propia región a los que son importados.”
Seguridad alimentaria
En cuanto a la sensibilización de la población por la situación de los pequeños
campesinos, las esperanzas de Daniel Ramírez aún van un paso más allá que las de Aída
Pesquera Díaz. “El objetivo de los mercados campesinos no solo consiste en que la
gente compre con preferencia productos nacionales, sino que reconozca también la
importancia de la seguridad alimentaria como concepto político y empiece a apoyar a
los sectores que salen en defensa de ella.” Según Ramírez es absolutamente necesario
para la supervivencia de la economía campesina que haya una reorientación de la
política agropecuaria de Colombia. “La institucionalidad rural en el país es
completamente desmontada, y la poca que queda se destina solamente a fortalecer
procesos de agroexportación. El Estado desconoce prácticamente el derecho a la
existencia de los pequeños campesinos.” Por esta razón Ramírez subraya que si bien los
mercados campesinos van cada vez más adoptando una función comercial, no pierden
su carácter político. “Espero que contribuyen a que en Colombia se toma un día la
decisión política que nosotros vamos a producir nuestros propios alimentos, y que a
partir de esto se genere una institucionalidad más igualitaria que estimule también al
pequeño campesino.” Jürg Schiess, ILSA; 22 de febrero de 2007