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José Cabañas González febrero de 2009

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Una vez más, una historia de nuestra pasada guerra civil, otra historia más cuando algunos, en alguna
parte y también cerca de nosotros, claman y dicen que ya basta, que ya está bien, y se molestan por que se
siga hablando de ella. Qué hartazgo de aquella aciaga guerra (más adversa para unos que para otros: a unos
los hicieron víctimas, y otros se hicieron beneficiarios, cuando no también verdugos1) dicen algunos, tal vez
interesadamente, tal vez deseosos de no saber y de que otros no sepan, empeñados quizás en que a toda
costa se mantenga otra versión, más agradable para ellos, difundida y sostenida durante tanto tiempo, con
fondos de todos tantas veces, a pesar de su manifiesta parcialidad, a pesar de ser falsaria en mucho muchas
veces, y a pesar de resultar tan inmerecidamente injusta para tantos. Quienes así se manifiestan desconocen
y no valoran que "vivir con la memoria puede ser terrible, pero hacerlo sin ella es aún peor"2. Por otra parte,
al argumento de que sobre aquel tiempo todo está ya dicho se opone la terca realidad de que de él se habla
hoy más que nunca, se crea y se publica más que nunca, y más que nunca se ocupan los medios, mostrando
también hoy más que nunca el afloramiento de nuevos y desconocidos horrores, algunos de los cuales como
el robo de niños y sus adopciones irregulares durante el franquismo nos tocan de cerca, como muestra la
prensa provincial cuando informa del caso del “bebé secuestrado por un oficial nazi de la Legión Cóndor, la
niña arrebatada a su madre, presa en San Marcos, en octubre de 1937, primero que sale a la luz de una leo-
nesa arrancada a su familia con total impunidad durante la Guerra Ci-
vil”3, o cuando lo hace sobre la asignación el 22 de febrero de una calle
en León a víctimas de la represión de aquel periodo4.
Un año antes, el 10 de octubre del 36, eran asesinadas once perso-
nas, bañezanas todas o relacionadas con La Bañeza, en un paraje del
término de Izagre, al lado de la carretera de León a Valladolid. A prime-
ros de septiembre del año 2008 algunos familiares de aquellas inocentes
víctimas pudieron por fin y después de tanto tiempo recuperar los restos
de sus seres queridos. Creemos que un hecho como éste sea, además de
cercano y novedoso, importante y especialmente significativo en un pueblo como el nuestro en el que hay
aún un considerable número de personas y familias que cuentan entre sus deudos a asesinados en parecidas
circunstancias, y de los que, lamentablemente, se desconoce el lugar de su martirio y se carece por ello de
toda posibilidad de recuperar sus huesos. Por eso contamos en estas páginas la historia de cómo sus familia-
res traen a casa a aquellas personas, de cómo se recogen sus restos del inicuo lugar en el que sus asesinos
los tiraron, de cómo se dignifican unos huesos que, en palabras cantadas de Pedro Guerra, no son “…sólo
huesos, desvencijados huesos enterrados al borde del camino. Abandonados huesos, no acariciados huesos
de un dolor no amortajado. En el calcio del hueso hay una historia: desesperada historia, desmadejada
historia de terror premeditado. Y habrá que contar, desenterrar, emparejar, sacar el hueso al aire puro de
vivir. Pendiente abrazo, despedida, beso, flor, en el lugar preciso de la cicatriz…”. Desenterramos aque-
llos restos, los sacamos al aire y los emparejamos, y lo narramos ahora:

1
En un Informe de Falange de la Inspección Regional de León, de octubre de 1939, se cita a ciertos industriales de La
Bañeza y Veguellina, “…todos con gran capital hecho en su mayor parte durante la guerra…”. MEJÍA SINCLAIR,
Carmen. “Manuscritos de silencio en la paz de España”, pág. 409.
2
La frase es del veterano documentalista Felip Solé, autor en TV-3 de títulos como Exilis y El tresor del seté camió,
donde abordaba el éxodo republicano tras la Guerra Civil. (ROBLES, Fermín. El País - Barcelona. 20-02-2009).
3
ROMERO, Marco. Diario de León. 21-02-2009.
4
“La inauguración de la calle dedicada a Jerónima Blanco y Fernando Cabo se convierte en un clamor en contra de la
represión franquista y a favor de la convivencia democrática”. ZAMORA, M. Ángel. Diario de León. 23-02-2009. Por
cierto, en la noticia se afirma ser el Ayuntamiento de León el primero en honrar a caídos civiles en la guerra. Sabemos
aquí que no es así, y que antes se hizo en el nuestro. (Se envió nota al periódico, que publicó, rectificándoles su error).
A propósito de la preparación, en el año 2003, del homenaje tributado en nuestro pueblo a las víctimas
de la represión franquista y a todas las de la violencia en el municipio, en la primavera y verano de aquel
año se reactivó en La Bañeza el interés por saber también allí de los represaliados por el franquismo en el
tiempo de la guerra civil y la posguerra. Se reaviva entonces el empeño, puesto que ya había habido antes
actuaciones públicas, como la del recuerdo y la reivindicación de la memoria de las víctimas bañezanas
mediante la publicación de una esquela-recordatorio en El Adelanto Bañezano el 20 de diciembre de 1986.
Se produjeron entonces contactos entre familiares de las víctimas de La Bañeza e investigadores de la re-
presión franquista ejercida sobre bañezanos y quienes habíamos indagado sobre la represión en Jiménez,
fruto de los cuales fue ampliar el conocimiento de lo sucedido en aquel periodo histórico en ambos lugares.
Ya en el mes de agosto de 2003, familiares e investigadores bañezanos se desplazaron a algunos de los
pueblos en los que se suponía habían terminado varios de los asesinados de La Bañeza en el otoño de 1936,
Maire de Castroponce e Izagre entre ellos. Además de confirmar en ambas poblaciones la existencia de
fosas de “paseados” naturales de La Bañeza, en el cementerio en el primer lugar y en el campo en el segun-
do, les informaron, en Izagre, de la existencia además allí de otra fosa, cuya ubicación también les señala-
ron, y en la cual se hallarían once estudiantes de la Escuela de Veterinaria de
León. Se confirmó así la existencia en Izagre de dos fosas comunes: la de los
bañezanos, con ocho varones y una mujer, y la de los estudiantes, de los que no
se aportaba dato alguno sobre sus posibles identidades ni ningún otro que permi-
tiera tratar de esclarecerlas.
Una vez manifestada la voluntad de algunas familias de víctimas bañezanas
cuyos restos, según los avances de las investigaciones, se hallarían en las fosas de
Maire de Castroponce e Izagre, de exhumarlos y recuperarlos para sus respecti-
vos panteones, con la ayuda de la Asociación para la Recuperación de la Memo-
ria Histórica (ARMH) cuya intervención para ello solicitaron, se incluyó por la
Asociación la posible exhumación de estas fosas en la programación del año
2008, después de una reunión mantenida con dichos familiares en La Bañeza a
mediados de diciembre de 2007, a la vez que se continuaba con la investigación
previa a las mismas, tratando de profundizar en el conocimiento de las identida-
des de quienes en ellas terminaron y en las circunstancias que allí los condujeron.
En febrero de 2008 colaboradores de la ARMH acompañados por descendientes de alguno de los asesina-
dos bañezanos se desplazaron de nuevo a estos lugares, para ubicar las fosas con exactitud, recabar de per-
sonas de los pueblos más datos relacionados con las mismas, y estudiar la viabilidad de las exhumaciones.
A ellos les confirmaron una vez más los datos que ya nos eran conocidos.
A primeros de julio de 2008 me desplacé a Maire de Castroponce y a Izagre, para tratar de completar
las informaciones disponibles sobre las fosas de uno y otro lugar, obtener datos precisos que pudieran faci-
litar los procedimientos de las exhumaciones, y ultimar lo necesario para proceder en su momento a las
mismas, a la vez que me aseguraba de que las sucesivas ampliaciones de la carretera León-Valladolid no
habían afectado a la fosa situada, en Izagre, en uno de sus laterales. De lo indagado hasta la fecha, y del
cruce de multitud de datos, documentales unos y de aportaciones de testimonios orales otros, pudimos, a lo
largo del tiempo, concluir lo siguiente respecto a la fosa de los bañezanos, situada en las cercanías del punto
kilométrico 275 de la carretera N-601 León-Valladolid, a la izquierda y ya en esta provincia:
En ella terminaron 11 personas (diez eran residentes en La Bañeza, y el otro había tenido relación con
la ciudad), diez hombres y una mujer, sacados en la noche del día 9 de octubre de 1936 de San Marcos de
León donde algunos ya se encontraban desde antes de esta fecha, y otros habían sido llevados a media tarde
de ese día desde la Prisión del Partido de La Bañeza, en la que ya estaban encarcelados desde finales de
julio o primeros de agosto (hasta el 13 de octubre de 2008 no obtuvimos la certeza de haber sido once los
asesinados en Izagre. Antes de esta fecha creímos que habían sido diez, ya que así se había transmitido
siempre, tanto en La Bañeza como en Izagre). Llevan este día 9 de octubre, viernes, para San Marcos a
estas personas de la cárcel bañezana, y se les dice que es para “sumariarlas”, y efectivamente, todas o la
mayoría estaban incursas en el Sumario 151/36 que se les había incoado por los “hechos de julio” en La
Bañeza, es decir, por defender la legalidad y al gobierno legítimo que el pueblo, en Elecciones Generales,
se había dado; por oponerse al fascismo y defender el estado de derecho y la democracia. Los trasladan a
San Marcos en un autobús de la Empresa Ramos al que siguen cierto número de vehículos, particulares y
requisados, con las fuerzas de custodia, falangistas, y otras personas. Ese día, viernes y hasta la mañana del
sábado, tocaba hacer las guardias en la Prisión de La Bañeza a los falangistas de la villa. Algunas mujeres,
familiares de los trasladados, pretenden e intentan seguirlos a León en otros vehículos para interesarse por
el lugar al que los llevan, pero no lo consiguen; no encuentran ni encontrarán en los tres días siguientes
quien las acerque o permita que viajen hasta León; no hubo en La Bañeza transporte para ellas… (Las her-
manas de Julio Fernández Martínez si consiguieron presentarse en San Marcos a la mañana siguiente; les
dijeron que ya no estaban allí los bañezanos, y que preguntaran por ellos en la Prisión de Astorga…).
En San Marcos, ya en la madrugada del día 10 de octubre de 1936, sobre las tres de la mañana, sacan a
las víctimas para Izagre; 11 personas, de las cuales se encontraban ya allí desde el 16 de agosto Abraham
Becares y José Simón Alejo; desde el 5 al 9 de octubre Norberto Ángel Martínez, y desde el mismo día 9
Juan María Begué. En la mañana del 10 de octubre son hallados sus cadáveres en el campo, en la cuneta a
un lado de la carretera León-Valladolid, a la derecha, por los primeros
campesinos que se dirigen a las labores de la sementera. Conocido el
hecho en el pueblo, acuden al lugar el cura, el maestro, y otros vecinos de
Izagre. Entre las víctimas hay una mujer, una bañezana, María Alonso
Ruiz; lleva aún el pelo corto por el rapado que los falangistas le han apli-
cado en la Prisión del Partido y se cubre la cabeza con una gorra. Begué
Arjona, Registrador de la Propiedad, es el único que porta Cédula de iden-
tificación, y una estilográfica marca Schiffer y un anillo de boda que uno
de los lugareños que ayudan a enterrarlos, en el lado opuesto de la carrete-
ra a aquel donde los hallan, se apropia. Algunas mujeres, familiares de
algunas de las víctimas, solo pasados tres días de su traslado consiguen
viajar hasta León y desde allí a Izagre. Llegan, pero nada pueden ya hacer
sino tomar nota y memoria del lugar de la fosa en la que han terminado sus
seres queridos, señalada con piedras, con forma semicircular, y cuya zona
no fue labrada en muchos años, pagando para que así se hiciera a los due-
ños de las fincas. Las familias de algunos asesinados inscribieron la defun-
ción de los suyos en el Registro Civil de La Bañeza en los años siguientes,
fuera de plazo, y por lo que respecta a la de Begué Arjona, desde su ins-
cripción intentó su esposa, Olimpia Cantó, la exhumación de los restos de
su marido, lo que consiguió en el año 1959, con la aquiescencia de las autoridades del momento. Los restos
de Begué Arjona fueron depositados en una sepultura del cementerio de Izagre hasta 1971, en que los tras-
ladan al panteón familiar en Madrid. También recuperó su familia la estilográfica y el anillo que aquél lle-
vaba cuando fue asesinado.
No resultó fácil conocer las identidades de los “paseados” en la fosa de Izagre. Partíamos de saber que
allí se encontraban María Alonso e Isaac Nistal, con otros más, y de hecho no conseguimos avanzar en la
asignación de filiaciones a los demás asesinados hasta pocos días antes de iniciar la exhumación (de Nor-
berto solo la conocimos cuando, ya iniciada, se presentó allí su sobrino Fernando Calzado), después de
entrevistarnos a lo largo del verano con personas de Izagre que habían vivido la aparición en el pueblo de
los cadáveres (Ángel Garrido y su esposa, y Claudio Puertas, cuya ayuda resultó tan valiosa tanto en la
exhumación de esta fosa como en “la fosa de los estudiantes”, en el cercano pueblo de Albires), y con fami-
liares de algunas de las víctimas bañezanas, como Vicente Nistal, hijo de Isaac, Josefina Alonso, hermana
de María, Pilar Fernández, sobrina de Julio, y María Bécares, hija de Abraham. También nos supuso consi-
derable ayuda disponer de los datos obtenidos de las Actas Municipales del Ayuntamiento de La Bañeza,
que consultamos previamente, y de los del Registro Civil, que habían puesto a nuestra disposición los com-
pañeros y amigos de AERLE. Nada útil para nuestro objetivo obtuvimos de los documentos de la Prisión de
San Marcos y de la Prisión del Partido de La Bañeza, que también amablemente nos facilitaron desde aque-
lla Asociación y que igualmente consultamos. Señalamos que no aparecen en el Registro Civil de Izagre
anotaciones de ninguno de los asesinados en el lugar en esta fecha.
Hasta el momento no hemos conseguido conocer más que las filiaciones de diez de los once inte-
grantes de la Fosa de Izagre, de los cuales fueron exhumados los restos de diez, después de haber sido reti-
rados en 1959 los de Begué Arjona. De los varones identificados de la fosa, solamente de uno de ellos, Pa-
tricio Martínez, hemos obtenido datos de su expediente militar en el Archivo General Militar de Guadalaja-
ra; de los restantes, de Julio, Isaac, Eugenio, y Abraham, nos han aportado algunas informaciones de los
expedientes de Quintas y otros del Archivo Municipal de La Bañeza. De los asesinados, cinco estaban pro-
cesados en el Sumario que se instruía por “los hechos de julio” en La Bañeza (por la mera contestación al
golpe militar con el mantenimiento del orden público, por la escasa organización de una resistencia que ni
siquiera llegó aquí a materializarse), María, Isaac, José Simón, Juan María, y Abraham, y el “paseo” de
algunos de ellos pudo obedecer a que los represores consideraran que no iban a poder achacarles en el pro-
ceso cargos suficientes como para “justificar” su asesinato “legal”, como asesinarían fusilándolos el 18 de
febrero de 1937 en León a 17 de los con ellos encausados. Sus últimas declaraciones en el Sumario llevan
fecha del 3 de agosto las de José Simón, del 6 las de María, del 7 las de Isaac, y del 28 de julio las de Abra-
ham; el 3 de septiembre declaraba Begué Arjona ante el Juez Instructor, y en dicho Sumario, del que sustra-
en y desaparecen a varios procesados, no hay después de la fecha de sus asesinatos ni el más mínimo rastro
de pesquisa o interés del Juez militar que lo instruía por saber lo que ocurrió con aquellos justiciables a su
cargo.
Juan María Begué Arjona. Tenía 38 años y era natural de Bujalance (Córdoba); casado con una ba-
ñezana, Olimpia Cantó, tenía tres hijas, Olimpia, María Luisa, y Gloria, y un hijo, Juan María; había estu-
diado en los Agustinos de El Escorial, era Registrador de la Propiedad desde los 23 años, y había ocupado
esta plaza en La Bañeza (aquí ejercía a la altura de 1927), además de en Pola de Laviana (Asturias) y en
Guía de Gran Canaria, su último destino. Se encontraba en La Bañeza con
baja por enfermedad cuando se produjo el golpe de estado. Detenido el 23 de
agosto hasta el 29 en la Prisión del Partido; en esta fecha es puesto en liber-
tad, después de haber enfermado gravemente, y permanece en su domicilio
hasta el 1 de octubre, fecha en que de nuevo es detenido por la Guardia Civil
y conducido en un coche a León, al colegio de los Agustinos, donde queda
internado y le toman declaración los días 4 y 5 de dicho mes. El día 9 lo
trasladan a San Marcos, de donde lo sacan a las tres de la mañana, con los
demás, para con ellos ser asesinado en Izagre. Había sido avalista años antes
para la construcción de la Casa del Pueblo bañezana, y para la adquisición
de un proyector de cine en la misma. Del Sumario cabría deducir que no se
le perdonó en La Bañeza que siendo de clase acomodada se hubiera acerca-
do al socialismo y hubiera tomado partido por los humildes.
María Alonso Ruiz. Presidenta del partido Unión Republicana, tenía
32 años, estaba soltera y era hija de Lucas y de María. Fue encarcelada en
los primeros días de agosto. Tenía cinco hermanas, Josefina, Nela, Eloísa,
Victoria, Eudosia (esposa de uno de los fusilados de La Bañeza, Joaquín
Perandones Franco), y un hermano, Ignacio, que pasó cinco años escondido,
como “topo”, en la casa familiar de la calle Astorga. La familia tenía un negocio de guarnicionería. Sus
hermanas y su madre fueron encarceladas varias veces, en el verano-otoño de 1936, y de nuevo en el in-
vierno de 1941, como represalia por la “huida” de Ignacio, que había sido de las Juventudes Socialistas.
Isaac Nistal Blanco. Hijo de Cecilio y de Águeda, nacido el 03-07-1882, en Villamañan. Reemplazo
de 1902. De 54 años, estaba casado con Baldomera González Castro y tenían 8 hijos, seis varones y dos
mujeres. Había sido emigrante en Nueva York y en Cuba. Albañil, contratista de obras, y socialista. Fue
Concejal en el Ayuntamiento de La Bañeza, por la minoría socialista, en todas las Corporaciones desde
1931. Ejerció de alcalde en el Pleno del 8 de julio de 1936 por ausencia por enfermedad del titular Ángel
González González, (quien lo era por la dimisión de Joaquín Lombó Pollán el 20 de mayo de 1936, a quien
sustituyó, como Teniente de Alcalde Primero que era, en funciones de alcalde) y por ser el concejal de ma-
yor edad. Entre los días 18 y 21 de julio de 1936 ejerció ocasionalmente como alcalde, sustituyendo de
nuevo las ausencias por enfermedad de Ángel González González. El 28 de julio estaba ya encarcelado en
la Prisión de La Bañeza.
Abraham Bécares Rodríguez. De 29 años, del Reemplazo de 1928 y adscrito al Regimiento de Infan-
tería nº 77. Vivía en la calle del Teatro. Tipógrafo en la imprenta de Doña Julita, y había accedido, por opo-
sición, a una las tres plazas de subalterno del Ayuntamiento convocadas en el verano de 1936, iniciando su
desempeño a primeros del mes de julio. Natural de Canales-Coomonte (Zamora), hijo de Jerónimo y Ade-
laida. Casado con María Cubero Rubio, con quien tenía 2 hijos, María Luisa y Juan Manuel. Fue quien
parlamentó, por orden del Ayuntamiento, ante el Jefe de las tropas rebeldes que tomaron La Bañeza. El 28
de julio estaba ya encarcelado. Su esposa acompañó a la de Begué Arjona varias veces en sus viajes a Iza-
gre, algunas también acompañadas por la mujer de Ángel Nadal González, y otras por familiares de aquélla.
Ángel González Nadal. Estaba casado y tenía un hijo (al menos); era trabajador de La Azucarera. Na-
tural de Astorga, donde tenía una hermana. Fue encarcelado el 18 de agosto, dos días después del asesinato
en Astorga de su Alcalde, Miguel Carro Verdejo, en cuya fecha él regresó de allí a La Bañeza.
Julio Fernández Martínez. Nacido el 11-03-1903. Del Reemplazo de 1924 y alistado en la caja de
Recluta nº 56. Tenía 33 años, y era albañil. Hijo de Manuel Fernández Monroy y de Elvira Martínez Castro.
Trabajaba en La Azucarera bañezana. Vivía en el barrio de El Polvorín, en la Cuesta de Santa Marina. Esta-
ba casado con Francisca Nadal García (un hermano de ella, Felicísimo, fue también “paseado” en otra fecha
y lugar que aún desconocemos), y habían tenido un hijo que les murió al poco de nacer. Su hermano Andrés
y su esposa Agustina Ramos Rebollo fueron los padres de Pilar. Lo nombraban Julio “el de los alambres”,
por su padre, que había trabajado en el tendido del telégrafo.
José Simón Alejo Barrios. Tenía 20 años, soltero y jornalero. Natural
de Zaragoza (creemos que de Caspe), hijo de José y de Catalina, y vecino
de La Bañeza. Trabajador de La Azucarera, en la que era uno de los abun-
dantes afiliados al Sindicato Nacional Azucarero, afecto a la UGT.
Patricio Martínez Castillo. Del Reemplazo de 1929, alistado en la
Caja de Recluta de Astorga. Natural de La Bañeza, soltero. Trabajaba en
La Azucarera bañezana, al igual que otro de sus hermanos, Agapito, fusila-
do en León el 18 de febrero de 1937 con el grupo de los 17 bañezanos.
EugenioCarnicero Alonso. Nacido el 13-07-1904. Del Reemplazo de
1925, alistado en la Caja de Recluta de Astorga nº 113, y adscrito al regi-
miento de Regulares. Vivía en la calle Pablo Iglesias. Trabajaba en La
Azucarera. En 1935, según consta en documento, habría estado preso en la
Cárcel del Partido, seguramente a resultas de hechos acaecidos en octubre
de 1934.
Norberto Ángel Martínez Mielgo. Natural de Hospital de Órbigo,
nacido el 07-06-1905, hijo de Fernando y Francisca, tenía 31 años. Perito Mercantil (formado seguramente
en la Escuela de Comercio de León), había sido Interventor de Fondos del Ayuntamiento de La Bañeza
(donde lo habían apodado, por su disposición a ayudar, como “el pan de los pobres”), nombrado el 08-10-
1934, y socio del Círculo Mercantil. Afiliado a Izquierda Republicana. En julio del 36 era Jefe Interino de
la Sección de Presupuestos de la Diputación de Palencia, cargo por el que había dejado vacante el de Inter-
ventor en La Bañeza, y al que renuncia por motivos de salud, según escrito enviado al Ayuntamiento el 30-
09-1936. Detuvieron a su padre, Fernando Martínez Rodríguez, en San Marcos, el 5 de octubre de 1936
para que se entregara su hijo, lo que hizo Norberto entre esa fecha y el 9 de octubre. Al entregarse, su padre
fue liberado y regresó a Hospital de Órbigo. La familia siempre supo que había terminado asesinado en
Izagre y enterrado al lado de la carretera, e incluso su padre habría estado allí en alguna ocasión.
Transcurrió la exhumación en Izagre desde el día 2 de septiembre hasta el 11, y no sin dificultades se
localizó el lugar de enterramiento, a pesar de las facilidades y la ayuda prestada por tantas personas del
pueblo, Ayuntamiento y Alcaldía, vecinos, y propietarios de los terrenos, como ardua resultó la tarea ar-
queológica de recogida de los restos de las víctimas dada la dureza del terreno, incluso con la colaboración
tenaz y entregada de un buen número de voluntarios desplazados desde lugares tan diversos como Ponfe-
rrada y El Bierzo, Pontevedra, Ourense, León, Barcelona y Bilbao (desde donde se sumó con entusiasmo
Roberto, bisnieto de Isaac). Las escenas de profundo respeto ante lo que el lugar significaba, de emoción
contenida y de recogimiento ante la fosa se prodigaban a medida que la delicadeza y la precisión de los
arqueólogos y los voluntarios iban sacando a la luz los huesos de los asesinados y lo que de aquello que los
acompañaba en el momento del martirio la tierra había respetado, la suela o la goma de unas botas, unas
gafas, un zapato, la piedra de afilar la navaja, o un pendiente, objetos todos consignados con los respectivos
restos a la espera, con ellos, de ser tratados y analizados por los especialistas pertinentes, Antropólogos
Forenses (también voluntarios), con el objetivo de identificar los huesos, de ponerles nombre y apellidos,
para ser así entregados a sus respectivos familiares, y la emotividad siempre presente se desbordaba cuando
alguno de estos se acercaban a la compartida tumba de los suyos.
De la fosa de Maire, que en su cementerio acogió los cuerpos de los bañezanos Toribio Santos Santos
y Ángel González González (último Alcalde republicano de La Bañeza), habíamos ya constatado la impo-
sibilidad de su exhumación, dadas las alteraciones posteriores del camposanto, y hubimos de conformarnos
con precisar el exacto lugar en que en la mañana del 23 de septiembre de 1936 aparecieron sus cadáveres.
Indagamos también por enterramientos clandestinos y fosas de otros bañezanos en lugares como Pinilla de
la Valdería, con el resultado de haber contribuido a exhumar allí a víctimas de otras procedencias. En cuan-
to a la “fosa de los estudiantes” en Albires, exhumada a continuación de la de Izagre, habíamos conseguido
avanzar los primeros datos pocas fechas antes de iniciar aquella, las identidades de dos posibles integrantes,
jóvenes de Villarroañe, cuyas familias reclamaban ahora la recuperación de sus restos. Con la azarosa im-
plicación y con la ayuda, que tan útil y provechosa nos ha venido a resultar, de un experto bañezano en
Historia y en Archivos como es Alejandro Valderas Alonso, pudimos poner algunos nombres más a las
víctimas de aquella fosa, asesinadas en torno al 20 de agosto de 1936, y, lo
que vino a ser más importante, se pudo constatar la laguna existente en el
conocimiento de la represión ejercida en León en el verano y otoño de
1936 sobre el colectivo estudiantil, sobre los alumnos de las Escuelas de
Veterinaria, de Magisterio y de Comercio, y a partir de aquí, con la colabo-
ración de diversos estamentos universitarios comenzar a colmar ese vacío,
algo que desde entonces se viene ya haciendo. Y hubo más aún: estaba ya
prevista la exhumación de otra fosa común en Faramontaos de Tábara
(Zamora), cercano a Benavente, de la que apenas se sabía quienes la inte-
graban, y fruto de esta cadena de acontecimientos y de las colaboraciones
suscitadas se consiguió saber bastante más: los 12 cuerpos de muchachos y
muchachas asesinados de la fosa (exhumada a mediados de octubre) co-
rresponderían a otros tantos estudiantes leoneses, posiblemente de Magiste-
rio y de Valderas, y ya, culminando la progresión de favorables encadena-
mientos, en la prospección de ésta se vino a conocer de la existencia en la
misma zona de otras dos fosas, colectiva una, con otro grupo de malhada-
dos estudiantes, e individual la otra, en la que se cree haber localizado al
Diputado socialista por Jaén, catedrático y profesor de su Normal, Enrique Esbrí Fernández, del que nada se
sabía más allá de su desaparición en León aquel fatídico verano después de haber formado parte del tribunal
en las oposiciones de Magisterio que a la mitad de julio se habían realizado.
De todo este cúmulo de acontecimientos y de relaciones, y de la evidencia de este hueco histórico por
explorar (la represión universitaria al inicio del golpe de estado), o no explorado todo lo a fondo que se
merece, llegó a derivar la pretensión y la previsión de crear en la Universidad de León un Grupo de trabajo
de especialistas para acometerlo, y que iba a estar presidido por una señera figura de la investigación y la
docencia universitaria leonesa. Más tarde, se optó por investigar en el mismo campo desde la integración de
este Grupo leonés en otro Universitario estatal, más extenso y que pretendería abarcar el mismo objeto y
ámbito de estudio para todo el colectivo estudiantil y universitario del país.
Además de los posibles y provechosos frutos que estas iniciativas puedan ir deparando, se producirán
otros más inmediatos y cercanos si las previsiones con las que trabajamos se nos cumplen: en el mes de
abril se habrán producido las identificaciones de los bañezanos asesinados en Izagre, y se contempla reali-
zar la entrega de sus restos en el marco de unas Jornadas de Memoria y Homenaje a todas las víctimas ba-
ñezanas del franquismo, a celebrar en fecha adecuada y en el transcurso de las cuales se producirían las
inauguraciones de un monolito en Izagre, en el Lugar de Memoria en el que durante tantos años estuvo la
fosa, y un monumento a todos los represaliados en algún lugar de La Bañeza. Para acometer unas y otras
actividades hemos solicitado en su momento la correspondiente subvención al organismo competente.
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