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LA DINASTÍA TUDOR EN INGLATERRA

Los Tudor fueron y son quizás la familia real inglesa más famosa de la historia. En
total hubo cinco reyes Tudor, Enrique VII, Enrique VIII, Eduardo IV, María I, e Isabel
I. De todos ellos, el más conocido sin duda es Enrique VIII, por su gran cantidad de
esposas, y María, por todo lo contrario, no tener marido.

– Enrique VII

Enrique VII reinó en Inglaterra entre 1485 y 1509. Fue hijo de un noble galés y de
Margarita Beaufort, descendiente de Eduardo III. Precisamente, gracias a su madre
accedió al trono inglés. Pasó gran parte de su infancia en la Casa de York, y en 1485
luchó por la corona con Ricardo III en la Guerra de las Rosas. Para consolidar su
reinado, se casó con Isabel de Your, hija de Eduardo IV.

– Enrique VIII

Reinó en Inglaterra entre 1509 y 1547. Puede ser tal vez uno de los reyes más infames,
pero a la vez más conocidos, de toda Europa. no estaba destinado a ser rey, ya que era el
segundo hijo. Pero, la prematura muerte de su hermano mayor, Author, lo elevó al
trono. Ya como rey se casó con Catalina de Aragón, esposa de su hermano fallecido.

Como Catalina no lograba darle hijos, rompió totalmente con la Iglesia Católica y se
declaró Jefe de la Iglesia de Inglaterra. A Catalina de Aragón le siguieron Ana Bolena,
Jane Seymour, Ana de Cleves y Katherine Howard. Sólo su última esposa, Katherine
Parr, escaparía viva al reinado de Enrique. Durante su reinado, gastó grandes cantidades
de dinero guerreando contra Francia y el Emperador del Sacro Imperio.

– Eduardo VI

Sólo pudo reinar seis años, entre 1547 y 1553. Era un rey niño, controlado por su
familia protestante. Su tío, Edouard Seymour, actuó como regente tras la muerte de
Enrique VIII, por lo que este rey pasó con más pena que gloria por el trono inglés.

– María I

A pesar de que sólo reinó entre 1553 y 1558, todos la conocen como Bloody Mary. La
pobre de María Tudor fue víctima de una serie de maquinaciones políticas. Su padre,
Enrique VIII, fiel a su estilo, no tuvo ningún reparo de despojarla de su título real,
siendo la hija mayor. Durante gran parte de su vida, María fue acusada de traición hacia
la patria, ya que al ser católica confesa no seguía los mandatos de la iglesia protestante.
Heredó el trono de su hermano menor Eduardo.

– Isabel I

Reinó nada más ni nada menos que desde 1558 hasta 1603, y dio nombre a la Edad de
Oro de Inglaterra. Bajo su reinado, Inglaterra fue la gran potencia marítima de la época,
y mantuvo a toda la nobleza europea entre sus manos. Se mantuvo soltera, sin querer
ofrecer el gran trono inglés a nadie, aún a pesar de que le prometieron muchos
matrimonios y muchas alianzas.
En el siglo XV, la nobleza inglesa era menos numerosa que en otros países del
continente y estaba unificada; no existían señores con dominios territoriales
independientes. Las ciudades, desde su origen, dependieron del rey, y por esto tuvieron
libertades económicas y comerciales. Como en el resto de las sociedades europeas
occidentales, durante el siglo XIV la nobleza inglesa —reunida en el Parlamento—
enfrentó a la monarquía.

Sin embargo, la administración y la autoridad real en Inglaterra fueron mucho más


fuertes y estuvieron centralizadas mucho antes que en el resto del continente. Además,
la lealtad de la nobleza a la monarquía estuvo asegurada durante más de cien años (entre
1339 y 1453 se desarrolló la Guerra de los Cien Años) por las victorias inglesas en los
campos de batalla, en territorio francés.

Pero cuando los ingleses fueron expulsados de Francia, los nobles más poderosos
comenzaron a luchar entre sí por la sucesión al trono. Entre 1455 y 1485 se desarrollé la
Guerra de las Dos Rosas entre la Casa de Lancaster (rosa roja) y la Casa de York (rosa
blanca), las dos más grandes familias de terratenientes del reino.

Los Tudor y la nueva monarquía absoluta

En 1485, Enrique VII, heredero de la Casa de Lancaster y de la Casa de York, resulté


vencedor en la Guerra de las Dos Rosas y fundó la dinastía Tudor. Su objetivo más
importante fue concentrar y reforzar, nuevamente, el poder de las instituciones centrales
de la monarquía, debilitadas por los enfrentamientos entre los nobles. Bajo su
administración, los dominios reales se ampliaron y los ingresos de la corona se
triplicaron.

El Parlamento, que se reunía todos los años, dejó de ser convocado. Finalmente, el
poder absoluto del rey se consolidó cuando Inglaterra se enfrenté con la Iglesia Católica
de Roma, y Enrique VIII se convirtió en el jefe de la Iglesia inglesa reformada, que se
llamó anglicana.

William Shakespeare (1564-1616) fue un escritor inglés. y uno de los más grandes
dramaturgos de todos los tiempos. Escribió dramas históricos inspirados en la
tradición inglesa y en la antigüedad, como Ricardo III, Enrique V, Julio César, Antonio
y Cleopatra, y también comedias de intriga y tragedias como Romeo y Julieta, Hamlety
Rey Lear, entre otras.

“La monarquía se había convertido bajo los Tudor en un poder absoluto. La alta
nobleza, al fin de la Guerra de las Dos Rosas, estaba aniquilada casi por completo; la
nobleza interior, los campesinos propietarios de tierras y los burgueses ciudadanos
querían ante todo paz y orden. Shakespeare, en sus obras, ve el mundo con los ojos de
un burgués. Su defensa de la monarquía, lo mismo que la de sus contemporáneos, se
explica por su miedo al caos.” Arnold Hauser, historiador húngaro-inglés
contemporáneo, especialista en historia del arte.

En 1485, Enrique VII, heredero de la Casa de Lancaster y de la Casa de York, resultó


vencedor en la Guerra de las Dos Rosas y fundó la dinastía Tudor. Su objetivo más
importante fue concentrar y reforzar, nuevamente, el poder de las instituciones centrales
de la monarquía, debilitadas por los enfrentamientos entre los nobles. Bajo su
administración, los dominios reales se ampliaron y los ingresos de la corona se
triplicaron. El Parlamento, que se reunía todos los años, dejó de ser convocado.
Finalmente, el poder absoluto del rey se consolidó cuando Inglaterra se enfrenté con la
Iglesia Católica de Roma, y Enrique VIII se convirtió en el jefe de la Iglesia inglesa
reformada, que se llamó anglicana.

En 1527, sin heredero varón de ni esposa española Catalina de Aragón, el rey Enrique
VIII hizo pública su decisión de divorciarse, pero el papa Clemente VII rechazó su
pedido. En 1531 el Parlamento reconoció al rey como cabeza suprema de la Iglesia de
Inglaterra. Cuando se casó con Ana Bolena, Enrique VIII fue excomulgado por el papa.
El rey contrajo matrimonio, sucesivamente, cuatro veces mas.

Isabel I y el origen del poder naval inglés

Otra diferencia entre Inglaterra, España y Francia durante el siglo XVI, fue que el
Estado inglés bajo los Tudor no organizó un ejército regular. En la primera mitad del
siglo, mientras Carlos V y Francisco I luchaban por Italia, los ingleses, protegidos por
su situación insular, se mantuvieron a la defensiva. Esta política tuvo una consecuencia
muy importante en la sociedad inglesa: una parte de los nobles ingleses abandonaron la
actividad guerrera y se dedicaron a actividades comerciales mucho antes que en
cualquier otra región del continente.

Cuando en la segunda mitad del siglo XVI, Inglaterra participó de las guerras de
religión que originaron nuevos conflictos entre los países europeos, La monarquía
inglesa impulsó la modernización de la flota real equipándola con barcos de guerra muy
superiores a los españoles y portugueses. Después de la destrucción de la Armada
Invencible española en 1588, quedaron establecidas las condiciones para el dominio
inglés de Los mares.

Este dominio marítimo tuvo una consecuencia muy importante: la flota se podía usar
para la guerra pero también para el comercio. Desde entonces la mayor parte de la flota
inglesa estuvo compuesta por barcos mercantes adaptados temporalmente para la batalla
mediante cañones y que podían volver al comercio una vez terminada la guerra. En su
reinado, Isabel promovió el desarrollo naval y “llegó a ser la dueña de la flota más
poderosa que Europa haya visto nunca”. Además, el costo total de la armada y su
mantenimiento era mucho más bajo que el de un ejército permanente. En 1603 Isabel
murió sin descendencia y la dinastía Tudor fue reemplazada por la dinastía Estuardo.

Dos siglos de guerras:

Europa se convirtió en un gran campo de batalla durante los siglos XVI y XVII. A
comienzos del siglo XVI, el motivo más frecuente de las guerras era el conflicto entre
dinastías que luchaban por el dominio de un mismo territorio.

Entre 1550 y 1650, el conflicto religioso entre los Estados que apoyaban la reforma
protestante y los que luchaban contra ella, se superpuso a las luchas por la ampliación
de los territorios. Este conflicto frecuentemente intensificó las rivalidades originadas
por otros motivos (La Guerra de los Treinta Años —entre 1618 y 1648— en la práctica
enfrentó a la totalidad de los Estados europeos. Comenzó como un conflicto religioso
pero se convirtió en una lucha por el poder en Europa entre los Estados territoriales, el
imperio, las ciudades y los príncipes).

Se provocaron enfrentamientos marítimos durante la segunda mitad del siglo XVII por
los conflictos originados debido al dominio de mercados y rutas comerciales. Estas
disputas se produjeron entre los Estados en los que los grupos burgueses eran más
poderosos (como por ejemplo, la guerra entre Inglaterra y Holanda que, con intervalos,
se desarrolló entre 1652 y 1674).

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