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DE LA GEOLOGIA '
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2677
- IV -
La Biografía sucinta que del autor publicamos a continuación, nos dará una
idea aproximada de la prolifera obra desarrollada por él, acervo de su aporte al
conocimiento de su patria de adopción.
Nació el Dr. Juan Brüggen Messtorff en Lübeck, Alemania, el 25 de abril de
1887, ciudad en cuyo Gimnasio cursó humanidades hasta el año 1905. Después es-
tudió Geología en las Universidades de Jena, Zürich, Viena y Bonn. En esta última se
graduó de Doctor en Filosofía, el 22 de noviembre de 1910, con una memoria sobre
LOS FOSILES DEL CRETACEO EN EL PERU.
Hasta julio de 1911 , sirvé como profesor auxiliar en el Instituto Geológico de la
Escuela Politécnica de Delft en Holanda. Allí estaba cuando lo contrató el Gobierno
de Chile para el Ministerio de Obras Públicas, en donde prestó sus servicios hasta
abril de 1917, fecha en que es nombrado Profesor de Geolog ía de la Escuela' de
Ingeniería, recibiendo el año 1919, además, el nombramiento de Profesor de Mine-
rología de la misma.
El año 1923 es nombrado profesor de Geología del Instituto Pedagógico. Fu~
profesor de esta misma cátedra en la Academia de Topografía y Geodesia del Ins-
tituto Geográfico Militar desde el año 1929 hasta 1934.
Recientemente, el 5 de octubre de este año, ha sido honrado con el nombra-
miento de miembro Académico de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de
la Universidad de Chile.
Desde 1911, año en que llegó al eaís, ha efectuado tres viajes al extranjero;
en el primero, realizado en 1921 y 1922, se especializó en algunos ramos de mine-
ralogía en la Universidad de Berlín y en el Servicio Geológico de Prusia.
El segundo viaje, que efectuó en los años 1932 a 1933, lo aprovechó para, dic-
tar quince conferencias en diferentes Universidades y Ce ntros científicos sobre geo-
logía, volcanismo, morfología y paisajes de Chile.
El último viaje lo realizó en los años 1937 y 1938 a invitación de cinco Univer~
sidades y Escuelas Polité cnicas alemanas, en las cuales dictó alrededor de diesiciete
conferencias. A su vuelta, al pasar por Argentina, dictó, además, algunas otras en
las Sociedades científicas y mineras de Buenos Aires.
sis+emáticamente a algún plan científico. Sin embargo, en los viajes a las minas, a
los s· ios de tranques proyectados, etc., siempre pude hacer observaciones sobre la
C"':orfología del terreno atravesado, sobre la geología glacial, terrazas, etc. En el
p esen1e libro tra to de unir todas estas observaciones en un conjunto sistemático.
Algunos advertirán la ausencia de una investigación más detallada de los pro-
ble-.os por determinaciones paleontológicas, microscópicas, etc. Por desgracia, el
··empo d isponible no permitió tales estudios de laboratorio, porque tuve que atender
o 20 y más hora s de clases semanales.
El libro actual tiene un antecesor en mi obra: " Grundzüge der Geologie und
LagerrlaHenkt1nd e Chiles" (Fundamentos de la Geología y de los depósitos minera-
les de Chile) que fué editada e n 1934 por la Sección de Cie ncias Matemáticos y
Natura les de la Academia de Heidelberg. Le estoy muy agradecido a la Dirección
del Departa mento de Minas y Petróleo que, en el mismo año, hizo traducir el libro.
Pe,-o le · presión de lo traducción de bió postergarse de un año a otro, porque en
:Je"'::S , :o·es de estud·o hice continuamente observaciones nuevas que debían agre-
Pág.
:..-:J~cripción orográfica 1
- -La Geología.
F.-El volcanismo.
En el Golfo Corcovado, que separa la Isla éte Chiloé del continente, apa-
rece por primera vez una depresión longitudinal parecida al Valle Central.
Hacia el Nl., esta depresión sigue corpo Valle longitudinal de Puerto Montt-
Osorno que termina en nna cadena de elevaciones que corren de Este a
- -~te, al sur del río Valdivia. Tanto en las islas del Golfo Corcovado como
• también en el Valle Longitud'inal de Osorno el suelo está formado casi ex-
clusivamente por sedimentos glaciales y fluvioglaciales, pero probablemen-
te bajo ellos habrá mayor extensi_ó n de capas del Terciario Inferior.
Chile Central hasta el río Aconcagua.- En esta parte los Ancles se ele-
van rápidamente hasta sus mayores alturas, como puede verse de las siguien-
tes cifras que dan las altmas medias ue las cumbres situadas en la línea di-
visoria de las aguas:
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6 DR. JUAN BRÜGGEN.
Las rocas más antiguas que se encuentran en el país, son gneises, piza-.
rras mieaceas, filitas poco metamorfoseadas y cuarcitas, fas que tienen su
mayor propagación en la Cordillera de la Costa del centro y sur de Chile.
C-0m ·myen una zona continua de 25 a 50 kilómetros de ancho desde la Pe-
:,.,illl_a de Taitao (47°) hasfa Cañete (38°), continuando después con un an-
~· o de solamente 10 kilómetros hasta el Bío Bío.
De pués "de cortas interrupciones por intrusiones granodíoríticas, r eapa-
recen como faja de cuatro a veinte kilómetros de ancho, desde el río Itata
hasta Pichilemu, siempre en la vecindad inmediata de la costa.
).Iás al sur del Golfo de Penas, el gran batolito patagónico compone la
mayor parte de la costa del Pacífico quedando solamente las islas más occi-
dentales como p. ej. : las Evangelistas, pertenecientes a la zona de pizarras
!:! e tam orlas.
La pizarras parecen constituir también las islas occidentales entre el _
Golfo de P enas y el Estrecho de Magallanes. En dos puntos encierran mantos
calcáreos. Coppinger encontró en el Canal Trinidad (509 ) pizarras arcillosas
y calizas sin fósiles.
Más importantes son los depósitos de mármoles de la Isla Diego de Al-
magro (Cambrigde) situada a 511!2º LS. Existe sobre este yacimiento un de-
tallado estud90 geológico hecho por el Dr. Biese, del cual hemos extractado
la descripción siguiente.
La parte oriental de la isla consiste en la granodiorita del gran batolite
patagónico, que ha hecho contacto con la formación de pizarras que cons-
tituye la parte occidental de la .isla alargada en dirección NLS. Las pizarras
que alternan con bancos de areniscas tienen una potencia de miles de metros,
que se deberá probablemente a repetición en forma de escamas tectónicas.
Su rumbo general es N. 55-60° W. y el. manteo de 60-65° W .
Entre estas pizarras de edad indeteoninada y l¡:¡. granodiorita se halla
una serie de calizas y pizarras con el perfil siguiente:
8 DR. JUAN BRÜGGEN.
2) El T r iásico
quP tiene un espesor ele más o rnenos 1.500 metros, cor:r:e N-S
inación es ele 50-70° W.; está cortada por nume:t:osa·s fallas con poca
: •n hacia el Este. Desgracj.adamente n.o me fué posible en _esta segun-
;::¡_- :...:. ac ión, visitar el ·límite iuferior, sin: embargo, la existencia de con-
"' -er-.. , , que llevan rodados d'e pizarra micácea y cuar2os de vetas junta-
- ::--~ e n lo de pórfidos cuarcíferos, demuestra que hay una discordancia
En~- l Triá ico Superior y -su yac1mte, ' ·
E! - riásico ·de Huasco ,Alto forma l_os primeros sedimentos del ge.osin-
dino que transgredieron $Obre los contrafuertes más occidentales d'e
-&nidas · · de Keidel y que se pleg~ron err el Permiano.
- _ -.:.r. en la co ta de la provincia de Coquimbo, especialmente en la
- ... :. , --:-:... , . J. Muñoz O., estudió las capl:!,s triásicas en mayor_exten-
-· Crncita (31°) hay llll afloramiento _de unas decenas de metros
-:: _iz.arra- con fó iles :¡nal conservados, Enci.ma de ellas se apoyan concor-
.. -é:!Dente gruesos conglomerad.os comp11,estos· de rodados de 2-10 cent-í-
"'::l' : fo rmados por queratofirqs y granitos. Su espesq-r visiple es -de 1.000
.r:_~~º -· pero puede deberse a ··repetición tectónic.a. En la cqmbre del cerro
- : ~ siguen con concordancia pizarras fosilíiera,s_: del triásieo: m.edio.
Como verP.mos más adelantP., la mayor parte dP. los gneises de la Corai-
:_era de la Costa n ¿ son sedimentos precambrianos, sino que consisten en ro-
ca paleozojcas y mesozoicas fuertementP. .metamorfosP.adas. 'Con P.sto se
destruye uno de los principales argumentos para la aceptación de uñ conti-
nente Pacífico. L a transgresión, citada muy a menudo, de los sedimentos me-
sozoicos sobre supuestos granitos antiguos, parece no ser efectiva, pues en to-
dos los casos que he pod'ido estudiar, SP. trata dP. un contacto intrusivo en-
tre el granito y el mesozoico. Por lo tanto, es muy probable que las capas.
marinas porfiríti~as del mesozoico se ext endieron hacia el oeste hasta más.
allá de la costa actual. Esto no quiere decir que a mayor distancia de la cos-
ta chilen a no pudiera haber existido un Continente P acífico, al cual podrían
pertenecer las pizarras antiguas de ·Arauco y Valdivia, que llevan rumbo·
N. W. Pero tal vez ellas sirvieron de base a los sedimentos mesozoicos qu•)·
se extend'ieron ·más hacia el oeste.
Durant~ el Jurásico y Cretáceo inferior la costa _del Océario Pacífico,
estuvo sobre una línea q_uP. en el norte coincidía aproximadamente con el
límite chileno-boliviano, después siguió al límite chileno-argentino, hasta la:
latitud- de La Serena · donde atr aviesa la frontera y desde el grad'o 35 corre-
la costa mesozoica por la vertiente oriental de la cordillera, como puede ver-
sé en el mapa dP. Groeber (3).
Inmediata a esta antigua línea se encu entra una zona en la que se·
han formado sedimentos marinos normales, que solamente en ciertos h ori-
zontes llevan capas porfiríticas .
En el sur, esta zona se encuentra únicamente en territorio argentino; al
norte de Santiago pasa a la vertiente oeste de la Cordillera aumentand o.
al mismo tiempo los componentes porfiríticos . En la latitud de Copiap.ó la:;;
calizas puras alcanzan a varios cientos de metros de espesor, especialmente-
del Lías-Dogger y Neocomiano. También hay allí potentes inter calaciones de- •
porfiritas en la inmediata vecind'ad de las calizas. Al norte de Copiapó las
calizas pie"rden importancia y -llegan a constituir solaménte intercalaciones en.
las porfiritas, lo mismo que en la parte occidental de Chile medio.
F . G. 2.
18 DR. JUAN BRÜGGEN.
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C'!0'ancos
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Fig. 1.- Perfil por el valle de1 rlo CopiapÓ en Tierra AmariMa.
(Longitud aproximada 15 Km.) .
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6rt:1nodiorito
Fig. 3.- Perfil por el pie occidental del Cerro Chehuequé.
g = caliza grafitica. p = conglomerados porfiriticos.
a = filones aplí ticos.
FUNDAMENTOS DE GEOLOGIA. 27
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Fig. 4.-Perfil por ell macizo granodiorítlco de Algarrobo.
Las calizas del contacto oriental continúan en las antiguas minas ére·
plata de Vizcachitas y en las minas de plomo de Las Cañas, donde llevan
fósiles cretáceos.
En el oeste pude observar el contacto de la granodiorita solamente eri·
el valle d'e la Arboleda. Allí: la porfirita está -llena de manchas de epidota de
color verde amarillento. La epidotización se extiende hasta gran distancia .
.A.sí, por ejemplo, en el mineral de El Morado aparecen varias vetas de-
epidota.
Un poco mejor pude estudiar el contacto oriental al norte de Domeyko,.
en la Quebrada de Estan cilla. Se observa aquí, lo mismo que en el oeste, un_
/
FUNDAMENTOS DE GEOLOGIA. 29
,no sólo al este de los vetarrones de fierro, sino también entre ellos y al oeste,
-en la Quebrad'a Algarrobo.
Como fenómeno de contacto en la inclusióu sedimentaria se ve, fuera
-de la silicificación de las calizas, uua fuerte e_pidotización de las porfiritas
.:y sus conglomerados. Además se formó cuarzo en manchas irregulares y se
. silicificaron algunas partes completamente, las que sobresalen en forma de
farellones. Numerosas son también las pequeñas vetas de fierro oligisto.
,Cerca de la base de las porfiritas y brechas existe una red irregular de ve•
tillas d'e feldespatos rojos, y aún más lejos, haci,a el yacimiento, aparecen
·gneises, especialmente a ambos lados de la Quebrada de Puquios, en la ve-
,cindad de la desembocadura de la Quebrada de Algarrobo.
Los límites oriental y occidental _de la granodiorita pued'en determinar-
·se fácilmente p.o r el desarrollo normal del contacto en la Formación Porfi-
·rítica. No ocurre lo mismo en el límite sur, mientras se sigue considerando
.:a los gneises, que constituyen también la base del bloque sediment ario de
Algarrobo, como rocas paleozoicas y aún más antiguas.
Donde desemboca la Quebrada de Puquios en la de Chañaral a.parecen
1;ales gneises en una gran extens¡ión, los que muestran tod'.as las fases de la
asimilación magmática, como arterita, gneis _foliado, formado por capas al-
•i ernadas de algunos centímetros de espesor, compuestas de aplitas y pizarras
.-sericíticas verdes además hay brechas .eruptivas con fragmentos de rocas an-
·-tiguas encerrados en 'la roca eruptiva, habiéndose producido la asimÜación
-de los fragmentos en mayor o menor grad'o.
Estas rocas siguen hacia arriba por la Quebrada de Puquios; más o me-
mos a medio camino a Alg:arrobo aparecen mayor número de intrusiones gra-
nodioríticas en los gneises.
A veces se cree haber llegado al macizo granodiorítico, pero en la p.ró-
..xima curva de la quebrada vuelve a aparecer el gneis. Así encontramos nue-
·vamente el gneis en la base del bloque sedimentario d'el Algarrobo y espe-
•.cialmente en sus prolongaciones norte y sur. De un modo análogo se pre-
.senta el gneis desde Ojos de Agua hasta la vecindad del río Huasco, y por
,el este hasta la Estación Romero.
La transición paulatina de los gneises a las porfiritas atravesadas por
Ja red de guías feldespáticas d'el bloque de Algarrobo, demuestra que los
gneises • son productos del metamorfismo de contacto de las porfiritas que
forman las capas cobertizas del macizo granodiorítico. El alto grado de me-
•tamorfismo se explica por la situación encima del gran batolito que se abrid
su cami.1,o hacia arriba por "overhead'.-stoping ", desprendiéndose bloques
~el pendiente, los que se r efundieron en el magma. En este proceso, las enor-
·-mes cantidades de gas~s provenientes de la desgasificación penetraron a
tia base de los sedimentos donde causaron el metamorfismo intenso.
FUNDAMENTOS DE GEOLOGIA. 31 '
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LA 6RAN0DIORITA DE AL6ARROB0 o 2 3 ,¡ 5
Fig. 5.
ten siempre en la vecindad del contacto, penetrando muy poco later almen-
te a las rocas sedimentarias.
Si comparamos el extenso batolito de Algarrobo con el pequeño macizo
d e Chehueque, llama la atención que el c·ontaeto exterior, a lo menos en el
límite oeste d'el últiµ10, se ha desarrollado con mayor intensidad que alrede-
dor del de Algarrobo; se explica esto porque el magma de Chehueque ha
sido inyecta~o desde abajo a las capas inclinadas hacia el gr anito. En cam-
bio, el batolito grande ha subido rompiendo la cubierta sedimentaria en el
eonta cto exterior.
Si se considera la extensa propagación d'el ~atolito y las dimensiones
de los bloques de sedimentos que se refundieron, se comprende que el mag-
ma haya experimentado fuertes diferenciaciones y que el macizo intrusivo
-esté formado de rocas muy diferentes. Como tipo normal se puede tomar la
,granodiorita d'e colores claros en la que predominan las plagioclasas y horn-
blenda ; la hornblen,da está a menudo substituída en· mayor o menor grado
por biotita. Junto con fas plagioclasas, que con frecuencia muestran una h er-
mosa estructura zonar, aparece cierta cantidad variable de ortoclasa lo
que demuestra que existen transiciones al verdadero granito, que se puede '
observar en Algarrobo, al E. de la Quebr ada de Puquios. El cuarzo apare-
ce casi siempr e en cantidades variables.
Muy intensas son las diferenciaciones magmáticas en la vecindad de los
diferentes contactos, donde a veces han dado lugar a anchas facies· margina·
..les . Al oeste, en el nacimiento á.e la Quebrada d'e Arboleda, se encuentra
una zona de un kilómetro de ancho ocupada por una r oca semejante a un
gabro obscuro que pasa gr aduahnent~ a 11:]. cliorita clara normal.
· Tam?ién deben su origen a las difcre!l,ciaciones. magmáticas • algunos
.cuerpos g.e cuar zo lenticulares, que por su resistencia a la ctescomposicio11
aparecen sobresaliendo en las faldas y que provocan angosturas en las que-
_bradas en ]as que ]_as aguas subterráneas se estancan hasta la superficie.
. No son r aros lo;; filones apdíticos ; prevalecen rocas de color r@jizo,
jaspeadas con granos claros de cuarzo. El cuarzo es primario y más antiguo
que 1~ turma_lina que se encuentra reemplazando a los feldespatos, y quti
contiene los mismos granos !edondos de cuarzo que los feldespatos.
En vista de las pocas excursiones que hice por la r egión, no me ha sido
posible r epresentar en el cróqQs de la Fig. 5 la relación entre la granodiorita
pura y las rocas migmatíticas.
Todo el área que aparece como granodiorita, seguramente lleva propor-
.ciones iguales de ambas r ocas. Verdad'era granodiorita existe al oeste de
Algarrobo y hasta el límite ; sin embargo, ~e observan en la p enillanura del
. cerro Perdices, que está a 1.400 metros de altura (Fig. 4), intercalaciones·
..de migmatitas, 19 que demuestra que el límite inferior de la cubierta .sedi-
~entaria no estaba mucho más arriQa de esta superficie. Granod.i oritas nor-
FONDAMENTOS DE GEOLOGIA. 33
F. G. 3.
34 DR. JUAN BRÜGGEN.
tinúa hacia el sur hasta el río La Ligua, quedando separado de la costa por
una faja de a lo más diez kolómetros de ancho formada por las rocas pa-·
leozoicas que hemos estudiado más arriba.
Un poco más al sur, entre Papudo y Zapallar (32 1!2º), prevalecen ro-
. cas migmatíticas, cuyo contacto oriental se halla en la Cuesta del Melón, a,
unos 20 kilómetros de la costa. Pero hacia el sur, e~te contacto avanza luego·
hacia el oeste, d e modo que en Quintero su distancia es de solamente 7-8·
kilómetros. Es ésta Ja misma r egión, donde en las caleras de la hacienda
Melón, se observan fuertes fallas de desplazamiento horizontal con el mis-·
mo sentido de botamiento.
Al sur de Valparaíso, cerca de Casablanca, la zona granítica tiene una
anchura de 50 kilómetros sin que se p.uedan distinguir límites entre diversas-.
intrusiones. Ocupan gran extensión. las granodioritas de colores claros, pero,
vuelven a encontrarse lugares con rocas migmatíticas y gneis de granito .
El contacto oriental corre al pie occidental de Jas mesetas de dos mil metros-
de altura, como el cerro Vizcachas1 que forman el borde oriental d:e la Cor-·
dillera de la Costa . El perfil mejor se puede observar en el valle superior deL
río Puangue, cerca de Carén en una quebracTa afluen te de él (Fig. 6) .
Flg. 6.- Perfil por el contacto oriental del batolito de la costa de vai;paraiso.
ú'rono
Casalitanro
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:$ Lo Abarca '
Son Antonio
~ io~ p l>
10 20 30 40 50 km.
:!,: <-: -: i CronodiorJ/o delos tnfrus,énes pa¡ue.i:Js .•• / ·· úrmfe onenfol delbotoltfo a& klcosta
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E... la , ecindad del faro, ubicado en la punta norte de -la isla, se obser-
:é.... :'erfil de la Fig. '8. .--
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DR. JUAN BRÜGGEN.
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T = Terciario. G = granodlorita.
C = Cretáceo. V= fallas .
Costa, donde apar ece una capa marina a 20 metros encima del manto de
car bón in fer ior.
A( noroeste d"e la altiplanicie ele Arauco, donde se levantan los cerros
entre Punta Lavapié y el puerto de Ya,ne, los bancos gruesos de las areniscas
continentales de la formación carbonífera se pr esentan con el mismo ca-
rácter petrográfico, pero contienen frecuentes fósiles marinos. Además, en-
cierran importantes intercalaciones de areniscas marinas caracterizadas por
estratificación en capitas delgadas y por su grano fino .
Estas r elaciones se pueden explicar suponiendo que en el noroeste se
produjo la transición de la facie continental a la marina. Hasta ahora se
conocen aquí solamente el manto superior de carbón, que se ha explotado
temporalmente en la mina Raimenco, al norte de Rumena, y en Huenapidén-
Quidico, cerca de Yane.
El límite superior d'e las areniscas continentales del Piso de Concepción
aparece en el pique Amalia de Le]?u a 140 metros sobre el manto de .::arbón
superior. Allí a 40 metros sobre e·ste manto, hay unos 38 metros formados
por ii,lternaciones de areniscas marinas fosilíferas de grano fino con otras
areniscas que en sus planos de estratificación llevan restos vegetales tritu-
rados. Sobre ellas siguen 70 metros de areniscas continentales hasta llegar
a las areniscas arcillosas marinas muy fosilíferas del piso de Navidad. E l
perfil del pique Amalia n o permite investigar los d'etalles del límite entre
ambas formaciones.
A base de varios sondajes profundos ejecutados en Arauco, J . Muñoz C. h a
establecido la siguiente subdivisión del Piso de Concepción:
'Subpiso de Curanilahue.- Consiste en una alternación de sedimentos
continentales y marinos con un espesor total de 450 metros en la región de
Lota. Encierra aor'grupos de mantos de carbón separados por una interca-
lación de arenliscas arcillosas marinas. Las f rmaciones 0ontinentales ,se.
acuñan hacia el oeste. Hacia arriba sigu
Subpiso de Boca Lebu.- Contie solamente areniscas marinas, gene-
ralmente de grano fino y arcillosas. u espesor es de 680 metros en la costa
d e Lebu.
Subpiso de Trihueco.- Llev sedimentos continentales con mantos de
carbón y algunas intercalaciones e areniscas marinas. Su mayor desarrollo
está en la parte occidental donde alcanza un espesor de 180 metros.
Subpiso de Millongue.- Está formado exclusivamente por areniscas ar-
cillosas marinas. E l espesor máximo conocid'o es de 500 metros en la costa
a l nor-te de Lebu ..
En la bahía de Talcahuano se halla solamente el piso de Cur anilahue.
La discordancia entre los pisos de Concepción y Navida d .- Donde he
podido observar el límite entre los pisos de Concepción y. de Navid'ad, éste
se pr esenta siempre con una discordancia de erosión. Así, por ejemplo en el
FUNDAMENTOS DE GEOLOGIA. 43
• Cupaño, al norte de Los .Alamos, aparece este límite a dos metros encima
anto superior de carbón que tiene 0.25 centímetros, de espesor. La su-
- ~ -t:ie del piso Concepción se presenta ligeramente ondülada y en seguida
·- en las capas del Piso Navidad con el mismo rumbo e inclinación. Del
o modo aparece el límite en la pequeña mina Raimenco, donde se halla
ia ~ metros sobre el manto superior.
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44 DR. JUAN BRÜGGEN.
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Anomia Ovallei Phi! .. . . . . . . . . . . +
Mytilus ramosus Phi! . . .. . . . . . . . . +
Nucula Medinae Phi! .. . . . . . . . . . . .
+ +
Nucula lauta Phi! . . ..
. . . . .. . . . .
+ +
Nucula oxyrhycha Phi! . . . ... . ..
+ +
+ + +
Venericardia planicosta Lam. . . . . . . . . .
Lutraria undata Phi!. . . . . .. . . . . . .
+
Soleo elyt ron P hi!. . . . . . . . . . . . . .. . .
+ +
Turritella Landbecki Phi!. .. . . . . . .
+ +
Fusus liratus Phi! . . . . . . . . .. .. .
+ + + +
Fusus Foncki Phi!. . .. . . . . .. . . . . . . '
+
Pleurotoma acutinoda Phi!. . .. . . . . . .
+ +
Actaeon chilensis Phi! . .. .. . . . .. . . .
Actaeon Landbecki Phi! . . . . . . . . . . ..
+
Gastridium retusum Phi!. . . . ... +
+ - - - -·- + +
- --
Vemos en la lista que sólo tres .fósiles son comunes a ambas formaciones,
pero ellos aparecen en Navidad por l as informaciones de Philippi, que pueden
ser erróneas, .p ues los ej,emplares que tuvo a fa vista eran en su ma'Jor p·arte
obsequiados. En ambio faltan los numerosos fósiles característicos del Piso
de Navidad.
~ ~ - ~ -~16~~~~ ~
~ - - - · • • · - · · - - · - · - - • • - •• - /6.tM •---· ·- ··-- ---------,!.
E.
~a ~6 ~C' §a arnnt"
_,.,,._¡ __________ ,.,,.
Fig. 10.- Perfil esquemático por el terciario de Arauco .
..a = plioceno.
.'d = terciario marino (piso de Navidad en parte) .
· c = terciario continental del piso de Concepción, con manto de car ón.
b = capas senonianas de la Quiriquina .
.-a = pizarras micáceas.
oeste y están dislocadas por una serie de fallas disc
inclinadas se encuentra en posición horizontal el lioceno, que en el norte
. de Arauco, ·cerca de Tubul, alcanza /n espesor de más de cien metros y co-
rresponde, p,or su fauna a los sedimentos del piso e Coquimbo. El resulta-
.do de estas dislocaciones fué la formación de una se ie de corµones de ce-
_rros con dirección norte-sur, los que se extendían hasta el pie de los Andes.
. La repetición de la inclinación al poniente que presenta el rerciario en el
VaUe Central ~el sur de Chile, como por ejemplo, cerca de Lumaco y Traiguén
. al oriente de la Cordillera de la Costa, lo mismo que en Puconu, al pie de los
Andes de Valdivia, dejan suponer que en esta segunda fase de movimientos
. orogénicos aún no se había ·producido la separación de la Cordillera d'e la
· Costa, Valle Central y Cordillera de los Andes.
En la Alta Cordillera Windhausen sólo excepcio..nalmente encontró ple-
. gamientos correspondientes a esta segunda fase. En la cordillera oriental ob-
servó Groeber (3, p. 73) un plegamiento en bloques, que él d'esignó como
,bloques de charnela. Más al sur, en la vertiente oriental de los Andes, cerca
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?arcee que se trata de una an tigua cordillera que se separó del actual
- ,:-11 e entre l\fagallanes y Arauco y que se hundió posteriormente. A
-
lico y Curanilahue, parece haber una posición concord~nte de ambos pisos,.
aunque existe una discordancia de erosión. En esta zona d:omina la tectó-
nica andina con su rumbo N-S. P ero las dislocaciones principales parecen,
ser coniem-poráneas con las del N\W. de la provincia.
Es posible que un studio más detenido establezca que las capas marinas.
del pendiente del 1so d'e Concepción encierren algunos fósiles comunes con
el piso de Navi aci, pero que deben set separadas estratigráficamente del piso·
superior.
4.-La Penil anura terciaria, el Plioceno y las dislocaciones del Terciario Superior
Indudab mente las :fallas que separan las capas de Navidad de las ro-
cas fundamentales, como las que aparecen en la Fig. 58, son más modernas.
que el Oligoceno. Ellas tienen el mismo sentido que las fallas de la Fig. 10•
que atraviesan el Eoceno; ambas fallas no se pueden re~onocer morfológi-·
camente porque :fueron niveladas por una penillanura.
La inclinación de las capas t er ciariaf1 sobrepuestas a las 1·ocas funda-
mentales fué debida a movimientos del Terciario inferior por los que se so-
FUNDAMENTOS DE GEOLOGIA. 61
El Plioceno
- - - - - - - - -- -- ----------------------c--c--------,-.,..------'-- '---
------c--c-----
-Tur.ritella cingulatiformis Mor . . . . .. . .
Natica obtectiformis Mor ...... ..... .
+
+ +
·Buccinúm aff. Gayi Kien . . . . . . . . . . . . . ..
+ + +
Monoceros crassilabris Brug . . . . . . . . . . ..
+ +
·Monoceros crassilabris var. costatus Sow. . .
+
Monoceros doliaris Ph . . . . . . . . . . . . . . . . ..
+
..M.onoceros giganteus Less . . . . . . . . . . . . . . . . . ..
·Concholepas Kieneri Hupé _ . . . . . . . . .
+
. . . . . ( +)
+
(+)
+ + +
·Fusus Steinmanni Mor. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ..
•Oliva peruviana Lam.... . . . .. . .. .. .. . . .. . . .
+ C+)
-Oliva petuvia na var. coniformis Ph. . . . . . . ...
,, +
O st rea Alvarezi d'Orb . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
+
•Ostrea ~ax1ma Ph. . . . . . , ... . .... . .... . .. .
+
·Ostrea Rémondi Ph . . . . . . .. . . .. .. . .. ... ..
+
Anomia alternans Sow . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. +
·recten calderensis Mor . . . .. . . . . .. . . . . . . .. +
P ect en coquimbensis Mor . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. +
'Pecten Rémondi Ph. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . +
·Pecten Vidali Ph. . . . . ·..~ . . . . .. · .. .. . . . . .. .. . +
~ecten Hupéanus Ph. . .. .. . .. . . . . . . . .. .. .. +
"Pecten cf. Hupéanus Ph. .. . .. . ... ... .. . ... .. +
'Pecten tenuicostatus Hup . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
"Perna Gaudichau~i §Oí . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
+
+ +
"Mytilus chorus ~ - .. , · · · · · · ·· · · · · · · ·· · 1 +
Arl:a chilensis Ph. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. .
Pectunculus aff. Intermedius Brod. . . . . . . . . . ( +)
+ +
... ·, , ··· I
+
·Cardium Domeykoanum Ph . . . . ...
+
+) +
Cardiu m obesum Ph.. . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . ... 1
Cardium aff. senticosum Sow . . . . . . . . . . . . . . . . . . (
V enus aff. Dombeyi Sow . . . . . . . . .. . .. . .. . .. . ( +) , +
Venus aff . exalbida Chemn . . . . . . . . . . . . . . . . ( +) +
+
Venus araucana Ph. . . .. . . .. .. . . . . . . . . . . . .. .
+ +
.Solen Dombeyi Lam. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . + (+ )
terior del mar., Estas homologías se deben a fallas N-,S entre las cuales su-
bieron algunos bloques, que forman hoy día las penínsulas. Las fallas que ori-
ginaron estas formas tan características deben ser más modernas que el Plio-
ceno, pues de otro modo los potentes sedimentos de éste habrían rellenado
tas fosas t ectónicas. También en otras bahías d'e las costas chilenas encontra-
mos formas semejantes, como en Tongoy, Coquimbo y Mejillones.
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Punto
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O 5 10 ~Km .
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F. G. 5.
'
66 DR. JUAN BRÜGGEN.
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,
FUNDAMENTOS DE GEOLOGIA. 67
-
68 DR. JUAN BRÜGGBN.
Los mismo que la fosa del Valle Longitudinal, también las fosas sub-
marinas antepuestas a la costa tienen una edad moderna. Hemos visto que-
en el Terciario inferior, la costa del Océano Pacífico coincidía con la actual
desde Ipún hasta Valparaíso. Más al norte no se conocen sedimentos marinos.
del Terciario inferior o medio ni en la costa ni en el interior del país. Sólo,
en el norte del Perú, en su límite con Ecuador, aparecen capas equivalentes.
en la región petrolífera de Paita, en la~ que se hallan también fósiles del:
Terciario de Chile. En toda la extensión entre Valparaíso y Paita debe ha--
berse encontrado la costa más al oeste, es decir, en la región de las grandes.
fosas submarinas. Se deduce. de esto que dichas fosas tienen una edad mo-
derna y pertenecen a los movimientos andinos de la segunda y tercera fases,.
es decir, que se han formado en el Terciario medio y especialmente en el
cuaternario .
Una deducción imp tante desde el punto de vista geológico general es.
que el fond:o de esta fosas submarinas corresponde al Sial y no al Sima.
'
FUNDAMENTOS DE GEOLOGIA. 69
- Las cifras en paréntesis, que se hallan en el texto se refieren al mapa de la Fdg. 19.
.,,
'
70 DR. JUAN BRÜGGEN.
Hacia el norte, la falla del cerro San Ramón su fre un característico des-
plazamiento hacia el este que se compara. con la forma como la bayoneta c.ou-
tÍl.lúa la dirección del fusil . Este desplazamiento, que se verifica en la región
de Apoquinclo (13 ) , es causado por una p eq ueña fall a transversal.
Desde el río i\fapocho sigue la falla hacia el norte dividiendo la peui-
llanura de los Andes en dos partes . La oriental tiene alturas medias entre
2.600 y 2.900 metros; se elevá hacia el norte en la misma forma que el es-
calón oceidental de los cerros ele la Deh esa (14) que culminan cu el cer ro
Arqueado de Barrera a 2.223 m etros . ·
El escalón occidental principia en una falla transversa·l ql'Íe corre por el
pie aush·al del cel'l'o l\fanquehue, situado al norte de las cifras 3 y 13. L a
parte austr al del pie occident al de este escalón, que cae hacia el Valle Lon-
gituclinal, tiene un trazado irregular, pero ya al snr cl'el valle d e Colin a r e-
aparece una falda abrupta y rectilínea de falla que sigue hasta el valle dal
Aconcagua, atravesando el cordón transversal ele -la cuesta de Chaca bnco. E l
valle de Putaendo es probablemente el último r esto del Valle Longitudin al
que se pued'e ver al norte del Aconcagua.
D e un modo semejante se presenta la falla. en la falda oriental de la
Cordillera de la Costa. Con precipi cios que alcanzan liasta 1.500 metros ele
altur a, la peniplanicje ter ciaria, s· ada en 2.000 y 2.200 metros, cles-
ci.ende al fondo del Valle Longitu dinal sin int erca ción de escalón alguno.
Desgraciadamente falta todavía el levantamiento p·ográfico de las caí-
d<1s a la hoya de Rancagua, donde en la parte norte se han formado preci-
picios extraordinarios.
Al nor te d'e Talagaute· comi enza la falda de falla casi recta que sigu<l
por 50 kilómetros hasta L ampa, interrumpida por tres "rinconadas" conN
se llaman las depresiones de forma semicircular o también un poco alargada,
que interrumpen la falda rectilínea. En el map.a de la figura rn se ha dibu-
_jado la falla .en forma esquemática ele trazado rectilíneo no inter rumpido .
Los detalles interesantes se estudiarán más abajo en el pár rafo sobre la sis-
mología donde se dará también un mapa detallado de la falda de la Cordille-
rn de la Costa C:F'ig. 88).
Al sur de L o Aguirre, la falla prin cipal sufre un desplazamiento eu for-
tna de bayoneta, debido a una falla transversal que corre al pie ele un pe-
queño cordón que avanza hacia el este. Además, hay varios blo·ques, ante-
pu estos a la falla prüicipal como los cerros Lo Aguir re (10) . -
Al n or te de Lampa y al oeste del cer ro Chepe se halla la gran rinconad:.1
de Chicauma for mada por un circo gigant esco con paredes de 1.500 metros
d e altma. Es el punto donde la falla el.el p.ie de la Cor dillera cl'e la Costa do-
bla hacia e-1 este, pasan do a la fall a transversal en qu e t erminan los rodados
del Valle Longitudinal de Santiago; cinco kilómetros más adelante co-
mienza una nueva falcfa de falla, con más de mil metros de altura 9.ue for -
'
FUNDAMENTOS DE GEOLOGIA. 71
'
72 DR. JUAN BRÜGGEN.
ción el gran valle de Luj án que está rellenado por una corriente de bloques
p.robablemente de origen glacial. También las faldas occidentales de la me-
seta Chicauma-Vizcachas hacen la impresión cle ser originadas por falla3,
que han sido muy poco modeladas por la erosión posterior.
Los so-levantamientos modernos han tenido una influencia importante so-
bre las formas de los valles de diferentes· esteros. El estero de 'l'iltil corre
cerca de Rungue . en la ancha fosa de Rungue, pero en lugar de continuar
e11 elli:l,, t:utri:l, a li:l, Uurd1llt"ni ele li:l, Uu:sLu 1.:uu uua curva lH"UIJUlll.:lacla hacia el
oeste, cruzando el bloque ele 'l'iltil en un valle epigenético muy estrecho pa-
ra llegar nuevamente a las fosas l ongitudinales cerca de Tilt.il. Los esteros
que desembocan en él, como él de Caleu y otro. situaclo aguas abajo, for-
man angosturas estrechas en su curso inferior, lo que se deb-e a la reanuda-
ción de la erosión como consecuent'ia del solevantamiento importante del blo-
que de la Cordillera de la Costa. Los cur sos superiores se encuentran en un
t erreno ondulado, en el cual los est eros han producido una seclimentación
fuerte en tiempos anteriores.
Llama la atención el curso inferior clel estero Chacabuco, que corre cer-
ca de Polpaico en ~ valle ancho y plano, para entrar después al v~lle hon-
do que rodea el cerro Ch epe, en lugar de seguir directamente al sur por el
paso bajo que se ha aprovechado para la construceión _d el ferrocarril. Pro-
bablemente se trata también en este caso de un valle epigenético que se pro-
fundizó en el bloque en la Cordillera de la Costa durante su solevan fa miento;
pero la situación no queda perfectamente clara debid'o a la presencia de la
falla transversal que proviene de la rinconada de Chicauma.
Se podría peitsar también que el valle desfiladero del l\faipo, en la Cor-
dillera de la Costa, fuera epigenético; pero al parecer en este caso las fallas
transversales juegan un papel importante como se deduce d"el h echo que las
cadenas de la Cordillera de la Costa bajan en forma escalonada desde una
distancia considerable del río. Es imposible que una depresión tan ancha se
haya formad·o por los efectos de la erosión el río a1 si se toma en cuen-
t a además la edad moderna de las fallas principales.
Las rocas fundamentales, que consisten en parte ·de granod~ ta, en par•
te de porfiritas, no se encuentran solament e en las serranías que forman el
marco del Valle Longitudinal, sino también en los numerosos macizos mon-
tañosos, algunas veces bastante extensos, que sobresalen del fondo d'el Va-
lle Longitudinal en forma de islas . Los cerros corresponden a bloques de ro-
cas solevantados en medio de la gran depresión longitudinal. Su origen se
estudiará más abajo en el capítulo sobr e la sismología. En algunos cerros, co-
mo en los de Chena y Llonquén, la penip.lanicie terciaria se halla a alturas
de 800 a 850 metros, mientras en el Valle Longitudinal la misma peniplani-
cie se encontrará a bastante hondura debajo del fondo actual del llano for-
mado por rodados de gran espesor.
I
FUNDAMENTOS DE GEOLOGIA. 73
postglacial están descendiendo bajo el nivel actual del río. Ahí, al pie de la
Cordillera de la Costa, el Maipo está depositando gran parte d'e sus rodados,
lo que se d'P.cluce también ele su ramificación en la región de la , "Isla de
Maipo" (12) .
La fuerte sedimentación se debe a un cambio brusco en el declive de]
curso del río cerca de su entrada a los cerros de la costa. El declive en la
parte desfiladera de su valle es solamente 1 metro por 270 metros, mientras
que en el Valle Longitudinal llega a 1 metro por 177 metros. La disminución
de la pendiente se explica en parte por el hecho que las aguas del deshielo
tenían que unirse en el valle desfiladero, formando así un lecho de río pro-
piamente d'icho, aumentando de esta manera, la fuerza de transporte y ter-
minando la sedimentación. También puede ser que un hundimiento lento
del Valle Longitudinal, al pie de la Cordillera de la Costa, continúe aún en
la actualidad, lo que causaría un estancamiento de los sedimentos en la "Isla
de Maipo".
En el sentido geológico el cono de rodados es muy nuevo, pues fuera de]
valle del Maipo ninguna- quebrada ha ~ido profundizada en él.
En comparación con el cono de rodados d'el Maipo, el del Mapocho es
insignificante, como corresponde también a las relaciones entre ., ambos siste-
mas de ríos. Los rodados del Mapocho forman una angosta planicie fuerte-
mente inclinada que acompaña la pequeña cadena del cerro San Cristóbal;
cerca de Apoquindo los roñados se unen con las morrenas terminales de la
última época glacial.
El Mapocho ha sido desviado por el cono del 1\faip.o hacia el norte, donde
ha rellenado la parte del Valle Longitudinal situada al norte de Santiago.
Pero este relleno no ha sid'o perfecto como lo indica la existencia de la lagu-
na de Batuco (6) que es muy baja y contiene agua solamente durante la
época de las lluvias. .
Toda la. parte del Valle Longitudinal situada al norte del Mapocho es
un llano completamente horizontal con un desagüe imperfecto, de manera q·ie
durante el invierno se forman pantanos de extensiones considerables, c
biertos con esflorecencias salinas durante el verano.
El lVIapocho se distingue también del río principal por la relación que
existe entre él y sus depósitos de la época glacíal. Al p.ie del San Cristóbai' el
lecho del Mapoeho se encuentra solamente algunos metros debajo de la su-
perficie del terreno vecino, de manera que en caso de creces el río se desbor-
da fácilmente. Esto pasó a menud'o en Santiago, donde el río ha sido des-
viado artificialmente de su lecho natural, que era la Alameda de las Delicias.
La situación elevada del lecho del río indica que todavía hoy el Mapo-
cho está depositando rodados, un hecho que empezó ya en la época glacial
y que ha tenido como consecuencia el estancamiento del estero de Lampa,
que es pobre en sedimentos, formánd'ose el pequeño lago de Pudahuel (5) .
•
FUNDAMENTOS DE GEOLOGIA. 75
''
2 3 4 .5 Km/
A B
~Poco:,
~ Fundamenfo/~
~~Sf~~~é
Lato svp,rl,c1r
Bord,dt!'/
""'"'"'"'"'"'" Le,;hode/rio
Á 11,rrlitrnf,s
L-Socavor>
~ proyedodo
Cº Lo Bravo ~ So !fo de Conc-halt ·
.....
o f trrn. 2 \ íresfo del Cordon
' "'
· :San Cristóbal en cuyo término sur dobla hacia el norte y tireste pasando al
,suelo del Valle Longitudinal. La caída total en este recorrid'o es de 150 me-
·,tros que corresponden a la altura del Salto.
Q; .
78 DR. JUAN BRÜGGEN.
El perfil anterior permite apreciar el gran espesor dP. rodados gue han
r ellenado el valle del Mapocho . Si continuara la sedimentación, el río deberá,
caer algún día por la falda del Salto. En el pie occidental del cerro, donde
hoy día el desagüe del llano es insuficiente, se formaría un extenso lago d ~·
poca profundidad qu e desembocar~a en alguna parte al curso inferior del.
Mapocho. Por su gran fuerza erosiva el salto ·excavaría una profunda gar--
ganta en el cordón, la qu e avanzaría valle arripa en su actual lech o. Por el.
otro lado, las grandes masas de rodados del río se depositarían en el lago
primeramente como delta y despu és P.n forma de un cono de rodados, cuya.,
superficie subiría gradualmente. Cre'c iendo hacia atrás, el cono de rodado~-
r ellenaría la garganta poco antes excavada . Creciendo siempre en anch o y
altura, se unfría al fin sin interrupción al actual cono del Map.ocho situa,do·
al este del San ·Cristóbal, y este cerro qued'a ría separado de la Cordil kra.
de los Andes constituyendo otro cP.rro isla .
En la· forma descrita se han separado del San Cristóbal .el cerro Bl neo,
y el Santa Lucía y también el cerro Chena ' de su prolongación S. E.,
está unida a los Andes. Es probab-le que el valle preglacial del l\1aipo es· -
··.
viera situado al norte d el cerro Chtma, esto lo indica la gran ext ensión _qu
abarcan las morrenas de la penúltima glacürción; las que ocupan la parte nor- -
te d e la depresión del VaÍle Longitudinal, mientras que en el sur ellas ·pare-
cen falt ar. Sólo en la última época glacial y despué~ d e la dep.ositación d el'.
gran cono dP. rodados habrá cambiado f.l cur,so del río.
Después d e la formación del cono d e rodados tm,o lugar la sedi:menta--
ción de una capa superfi cial de tierra obscJ.a de grano fino, conocida ·co--
múnmente con el nombre de "polvillo" cuyo_espesor sube de dos metros.
Esta tierra que carece de piedr as en la parte superior, debe ~onsiderarse co- -
mo un sP.dimento eólico pa11ecido a1 loes.
En contva de un origen fluvial h_a bla la falta de rodados y la fuerte-
inclinación d'el suelo sobre el cual ha sido d epositada. Tampoco puede ser ·
un sedimento de un lago, pues los r odados sobre los cuales descansa, en- -
tran al valle ' desfiladero de la Cordillera de la Costa a una altura cl.e 300
metros y no se puede aceptar que en tiempos posteriores se haya pro-
ducido un estancamiento hasta la altura de 700 m etros. ·
L a formación del loes es p.ostglacial y se ha producido después d el re- ·
troceso de los glaciares. Ella debe continuar basta h oy día si se consideran ,
las grandes cantidades de polvo que arr astra el viento durante el verano .
Como lo·s vientos predominantes tienen dirección S. W ., él debe venir de-
los lechos de creces de los r íos.
Se podría también buscar su origen en las alturas de la Cordillera de la·· I
Uosta que tienen escasa, vegetación; pero la disminución de ellas se habrá:.
p roducido sólo en tiempos históricos.
\
•
\ FUNDAMENTOS DE GEOLOGIA. 79
bién atraviesa el cmso andino del Cachapoal. Ella separa, al sur de este río,.
Nha · serie de pequeños cerros antepuestos.
_En el valle de Coya, y al norte de este río, existe una extensa altipla-
nicie de 1.000 a 1.400 metros de altura que está separada d'el cercan Valle·
Longitudinal por· montañas bajas que sobresal en solamente _poco cima de-
la altiplanicie.
El suelo de esta planicie está constituído por potentes cong omerados y;
brechas g-lacial es, los que se asemejan a las morrenas de la pri era glacia-
ción p.or sus brechas con fuerte proporción de material volcá
que esta planicie correspondiera a una gran depresión tectónic
riormente h!,lbier.a sido rellenad'a por el material glacial.
Las irregularidades de la depresión del Valle Longitudinal se presen--
tan en la región, do·nde termina la fosa submarina de .A.tacama, que se ex-
tiende desde .A.rica en una longitud' de 14° de· latitud; en la misma región
el rumbo NS. de la costa, que se observa desde La Serena, cambia a rum-
bo S. S. W.
Desde Rancagua el Valle Longitudinal tiene también esta dirección, la,
que se mantiene hasta Concepción, para tomar otra vez rumbo sur y siempre-
paralelo a la costa. D esde Curicó hasta Temuco, el Valle Longitudinal se
presenta como una sola depresión de 30 a 40 kilómetros d'e ancho, en la cual
son muy escasos los cerros islas formados por los afloramientos de las rocas,
fuÚdamentales . Solamente al interior de Concepción donde s~ produce la
variación mencionada en el ruml;>o, ellos son. más · frecuentes. En Traiguén~
penetran anchas depresiones semejantes al Valle Longitudinal a los cerros.
de la Oordill era de la Costa.
· El pie. oriental de la Cordillera de la Costa, cuyas alturas, varían gene- .
ralmente entre 300 y 400 metros, está constituído por una falda de falla rec-·-
tilínea. Tam·bién al pie de los Andes prevalece esta misma forma; p ero hay
además, zonas en que la planicie de denudación/ne la cordillera "loesciende··
lentamente en forma de :flexura hundiéndose por debajo del Valle Longitu-
dinal. · En alguri·as regiones existen cordones t erciar~os antepuestos com~ ..
ce1·ca de.. Chillán.
En Curicó el suelo .del Valle Longitudinal muestra un paisaje · caracte-·
rístico de drumlins pertenecientes a la penúltima época glacial. Más al sur r
apar~cen conglomerados y areniscas horizontales, poco .cementadas, que aflo-·.
ran en las quebradas profundas entre Pelarco y Talca, los que deben co- .
rr~ponder a sedimentos fluvioglaciales/. Las mismas capas existen en· la ..
fosa del valle del Tinguiririca, más abajo de Santa Cruz y ad'emás, en La .
Cuéva al oeste de San Fernando, .en la altiplanicie de 300 metros de altura:.
que contienen los fósiles marinos mencionados eorrespondientes al Plioceno-
superior ; sobre ellas aparecen los sedimentos, gla:ciales de la primera- épooa ,
1:
l
I
L
'
F. G. 6-
82 DR. JUAN BRÜGGEN.
que la separa del valle. Esta falla pued"e seguirse perfectament por la cost:?
oriental de los Golfos de .Ancud y Corcovado y por la parte o iental del Ca-
nal Moraled a. En la misma forma rectilínea y como un mu o siguen los.
acantilados por la orilla este del Canal Costa y después del C· al Elefan~es.
En el primer momr.nto, uno podría pensar que se trate de 1 faldas más·
o menos r ectilíneas de ios grandes cajones glaciales excava os por lns
ríos de hielo del cuaternario. Pero la misma falda abrupta v rectilí-·
nea se observa también en la ribera oriental de la laguna San Rafael y aún
más al sur, al este del glaciar San Tadeo y en la costa del i:rolfo abierto de·
Penas . En todos estos ptmtos no puede hablarse de la falda de un cajón gla--
cial, ya quP falta la otra falda, Pn cuyo !ug-ar Sf' rncuentra una extensa
depresión . La falla del pie de los Andes puede se¡rnirse también por toda la
costa oriental del Golfo de P enas dol1Cle tiene un trazado especialment.e r ec-·
tilíneo desde la isla .Javier hacia el sur. P ero, la f alla no continúa por l os.
canales más australes, · como el de l\fessier , sino desviándose h acia el S. W _
parece terminar en la -costa sur del Golfo de P enas el que sería el término
definitivo del Valle Longitudinal. E ste tiene tm d:esarrollo muy grande en
los mares interiores de Chiloé, en el Golfo de Corcovado y aún en ia parte·
septentrional del Canal Moraleda, donde comprende también las innumera-
bles islas bajas r edondead·as por la acción del hielo. Hacia el sur se estrecha.
la .depr esión longitudinal y al fin los cerros altos de Cordillera de la Costar
como la isla Traiguén, se acercan hasta pocos kilómetros a la falla del pi e
de los .Andes. Sólo en la r egión de la laguna San Rafael se presenta por úl--
tima vez una depr esión longitudinal, que termina rn el Golfo d'e P enas.
Los canales patagó11i:!os situados al sur de este Golfo no p~en consi--
derarse como continuación del Valle Longitudinal, por.que tienen en parte
anchos _muy reducidos y en parte~ osición muy oblicua al rumbo de la cor<li-·
llera, ·como p . ej. el Estrecho de Magallianes.
EJ gran _Valle Longi tudinal del Norte de Chile 'se estudiará más adelante-
en. el capítulo sobre los movimientos tect ónicos en el Norte de Chile.
!La cantidad de . cuarzo llega en las tobas a la misma proporción que las
plagioclasas. D ebe tratarse según esto de erupciones dacíticas muy ácidas en
caso que las plagioclasas relativamente básicas no indiquen rocas más ande-
.síticas. La estrati.fica,ción diagonal de muchas areniscas de grano fino que
,además contienen frecuentemente pequeños rodados de arcLlla demuestran un
transporte eólico, mientras los rodados de los conglomerados indican un trans-
yorte por agua. En ambas clases .de transporte tiene que haberse producido un
.enriquecimiento en cuarzo o puede haberse agregado cuarzo de otra proce-
.den cia.
Será muy difícil encontrar el punto de origen de las tufitas, mientras no
:se haya llevado a cabo una investigación geológica-estratigráfica de todo el
distrito que abarcan las areniscas Puca. No pueden provenir de los cerros ve-
.cirros por qu e estos constituyen intrusiones posteriores como el Comanche y
probablemente también el Chucapaca. En todo caso la facie de las areniscas
.coloradas no cambia con la vecindad de estos cerros.
A pesar de que las opiniones sobre Ja edad geológica de ambas formacio-
:nes difieren mucho, los conocedores d e ·Corocoro están de acuerdo en que la
:formación de Ramos ·es más moderna que la de Vetas, sin que hasta ahora, en
:la cercanía del lugar, se haya podido obser var una sobreposición normal de
.ambas formaciones. No QUde confirmar el perfil indí,cado por Steinmann, se-
_gún el cual la_formaición d e Ramos se sobrepone a la formación de Vetas a
poca distancia al oeste de Corocoro.
.Sólo mucho más al Oeste, más allá del río Portezu elo observé lomas de la
-formación de Ramos que pareMn sobreponerse a la parte superior de la for-
:m:ación de Vetas; pero ambos . grupos tienen rumbos tan diferentes que no se
_puede suponer una sobreposición n ormal.
86 DR. JUAN BRÜGGEN.
Fig. 21.- Perfü por los "Ramos'! del cerro Guaca Laura.
(Perfil A -B de la figura 25).
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Fig. 22.-Perf.ill a 15 Km. al norte del Corocor o, observado por J. L . Cortez.
FUNDAMENTOS DE GEOLOGIA. 87
1) Arci:llas r oj as de Ramos.
2) Diorita p orfirítica.
3) Arcmas multicolores con yeso y sal y a reniscas ,r ojas de grano fino: Ramos.
4) Vetas : Areniscas arcillosas de grano fino y arcillas rojas.
.5) Ramos: A reniscas roj as de grano fino y arcillas con y eso y sal: f orman la continua-
ción de 0a formación de Ra~ os de Corocoro .
• •6) Diorita p or~irítica, Diorita.
7) Ra mos .
.8) Diorita.
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los anteriores por efecto de w ia falla inversa de posición parada sin que se hu-
biera formado una brecha de fricción importante. Pero en el sur, donde había
,d esaparecido la resistencia del bloque de las V etas ·debido a su denudación
anterior, y donde las arcillas yesíferas plásticas se hallaban a un nivel favo-
i'able, los estratos de Ramos pudieron ser empujados en una gr an extensión
92 DR. JUAN BRÜGGEN.
...
·dolomitas y arcillas, en las cuales Steimann encontró fósiles cerca de Potosí
y otros lugares cuya edad según Fritzche (1) corresponde al Cretáceo infe-
irior o superior. Sobre éstos estratos siguen las areniscas superiores de grano fi-
no, con capas de yeso en los bancos de margas rojas. Toda la serie yace con
concordancia aparente encima del Paleozoico. Fritzsche · considera que· la pre-
sencia de un pariente cercano de Pseudodiadema rotulare Désor indica una edad
,cr etácea inferior, p ero cree también debido a la frecuencia de otros géneros,
que las capas pueden tener edad senoniana. La mayor parte de la pequeña fau-
·na que r eúne .formas marinas, de agua salobre y dulce, es poco característica.
.Muchas variedades como Pleurotoma C.omonensis, 0(3rithium miraflorensis, C.
(Bittium) pucaense, etc., tienen sus parientes más cercanos en las capas ter-
1ciarias de Europa. Por esta razón Steimann aceptó más tarde la edad tereiaria
de .la f lora determinada .p or Berry para Corocoro y Potosí; pero, con razón abo-
~gó en favor de una edad del Terciario Inferior.
Al fin del párrafo siguiente daremos cuadros estratigráficos de las arenis-
·cas rojas de Bolivia y Argentina según los últimos estudios ejecutados en las
;investigaciones petrolíferas de ambos países.
gue una falda de unos 200 m. ele largo cubierta por rodados superficiales y
después vienen afloramientos de gruesos conglomerados y b.a:echas. Tienen
rumbo N-:S y fuerte manteo hacia el oeste. Las mismas brechas pueden seguirse
por la costa, donde las olas han cortado una ancha plataforma de abrasióp.
en ellas, y se extienden hasta Caleta Coloso, donde la granodiorita del Coloso
ha hecho instrusión en los conglomer ad. El cont acto puede seguirse por una
de las pequeñas quebradas que desembocan en el antiguo puer to. Hasta el con-
tacto mismo, las brechas buzan con unos 30º hacia la roca iñtrusiva.
..... : ~ o
ARRIBA :
1) 80 - 100 m. capas calcareas de buena calidad, con corales y bancos de ostras; en,
parte en gruesos bancos compactos, en parte en capitas delgadas onduladas (We8len-
kalk) .
k) 100 - 150 m. calizas arenosas, muy i¡,n estratdficadas por intercalaciones de capitas.
pizarrosas. Muy ricas en fósiles.
Unos 10 m. encima del limite inferior hay una capa de 15 cm. de rodados porfirl-
Ucos oscuros, poco redondeados.
j) 10 m. calizas muy arenosas.
i) 10 m. banco de arenisca gris rojiza con mucho CaC0 3 • En la base una capa de roda-
dos de 1 - 3 cm.
h) 80 m. areniscas pizarrosas de color gris rojizo pardo con algunas lntercallaciones de-
½ - 1 m. de areniscas duras calcáreas.
g) 10 m. pizarras arcilllosas de color rojo aladrillado, pohres "'n carbonato.
f) 100 m. como la capa h. Aparece un poco de yeso en gulas delgadas; ade·más; delgadas:
eflorescencias de sal.
e) 30 m. conggomerados gruesos de color ,r ojo parduzco. Rodados tienen 15 - 20 cm., pero
en término medio sólo 1 - 3 cm. Hay un banco de 1,20 m. formaoo casi exdlusivamente-
de fragmentos poco redondeados de 10 - 20 cm., algunos de hasta 6"0 C!Jl.
d) 10 m. como la capa h.
e-) 10 m. areniscas calcáreas grlses en capas de 10 - 60 cm., separadas por -fajitas de
color rojo - amarillento. .
b) 30 m. capa pz de la Flg. 26. Pizarras calcáreas con capdtas delgadas de sl!Jlce, cons-
tituyenqo bancos de 10 - 30 cm., separados- por arcillas y areniscas de color rojo os~
curo.
a) 30 m. rodados y brechas de porfirJtas poco cementadas, alternando con areniscas rojas.
P' = gran ma.sa de porfJrltas muy duras de color oscuro.
23ºLS
()
LEYEN DA
-
Falla o Fl~YtJra
Pie del Plano inclinado de la Ama
y d e la Pampa del Lari
Rucas fundam enta /es
Acarreo moderno
Anticlinal en los Cºs de la Sal
--,
' -- Camino de la Exped,dón
t Conglomerados d e Tambor~
c 0• Puri!ddi.s ..
o
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Llano de eos d~ lt1 r>
/i la Paciencia St1!
~ :·;,:t", . .'· . ,~
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-:.?¿.;;,-;: ...... ... ,
... a.P .renisc• .s Puríl,uti's
c.P. conglomer,1dos Purilacfi.s
k. c.. T. con9/omer11dos Tambores
Paf,/ Jl
·o 2 $ 4 s rorm.
S.Pedro
f ¿¡.,:
a .V
li
areniscas rojas
arcilla, yes/fflras
liporita (riolita)
Is
102 DR. JUAN BRÜGGEN.
nos plástica que las arcillas abigarradas. La sobreposición de las areniscas por-
firíticas es aparentemente regular y concordartte; p ero en realidad existe siem-
pre una gruesa brecha de fricción entre las dos clases de capas.'
También en dirección hacia el suroeste encontramos en la Salina Purilac-
tis al E. del Cº Quimal (Fig. 27 ) , ar cillas abigarradas fuertemente dislocadas.
S e componen de unos 5-600 m. de pizarras abigarradas, en parte ,calcáreas y
con dos mantos de sal. Esta formación continúa por unos 10 'Km. hacia el sur-
oeste y desaparece al fin dentro de una gran espesor de areniscas r ojas de la
Formación Porfirítica que sólo en algunas pizarras inter caladas presentan ,eflo-
rescencias salinas. Se trata de una inte,rcalación lenticmlar ·dentro de las por-
firitas mesozoicas. ·La·s areniscas r ojas normales continúan bastante hacia el
sur y, en la quebrada Pajonales, encierran las pizarras betuminosas _del Pular.
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Formación salina de uri laclis
Cúpulas de sal
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Traudos de los
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10 lvlL
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u. D - o• .....
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----- Arcillas r icas en sal y eso E - E1
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Precipicio formado po
la liparita o por capas del Loa
formación liparH.ica
y Rumbo y manleo de la o r ioli tica
liparilas o capas del f or.mación . San Pedro
ºª
}' , Rumbo 'y manteo de la
for'JJ!C'9." s~ .-~ ro f?·."[::\:.t)f '· Terreno de atarreo
'----------~---....;---------------------t----------------------_.,,
F lg. 31.
Cuatro perfiles
por la
FORMACION SAN PEDRO
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Ll.tno de la
R,cirtncia
Perfil A-A 1
L/11nodfl. la
P11ciencia
Perfil B - B'
G M
}
..'. 1
1hr
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I
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1
Perfil C-C
~Jli1
----- - - -
1
Perfil E-E
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LEYENDA
CJ co119 /omérado.s
Esu1fa aproximad.
r tll!fZno reciente
y c uatrzrnario 2, km
o f
Flg. 32.
FUNDAMENTOS DE GEOLOGIA. 107
Con límite pronunciado, pero con pos1c1on concordante, siguen las arci 0
llas rojas yesíferas de unos 150 a 200 metros de grueso. El yeso constituye
capitas delgadas y guías irregulares; además hay algunos bancos de yeso de
112 a 2 metros de espesor.
Hacia el Este, estas capas toman posición siempre más parada hasta
formar un anticlinal vertical, cuya forma puede reconocerse sólo desde
cierta distancia. Visto desde el foudo de la quebrada .parece tratarse de un
anticlinal oblicuo atravesado por una falla.
Como ya se ha dicho, los conglomerados de Tambores se extienden has-
ta .gr.a n distancia en -el ·norte, donrle cerca de Licán yacen con. discordancia
muy pronunciada encima de las areniscas porfiríticas. Encierran allá grue-
sas capas de yeso .
•
Los mismos mantos se repiten hacia el f;lSte en el ala or-iental del an-
cho anticlinal. El espesor total de las capas es ·de 800 metros. Como se ve
en el croquis geológico de la Fig. 31, los conglomerados característicos de la
capa f continúan hacia el NE hasta el perfil del túnel (perfil B-B de la figu-
ra 32), donde se le ltgregan las capas siguientes:
I
h) 360 m. areniscas con sllll con el perfil detanado:
, 1) 30-40 m. areniscas grises ce!mentadas por sal con lntercalacdones de arcillas ro•
rojas yeslferas.
2) 60 m. arcillas rojas yeslferas.
3) 20 m. areniscas grises con cemento de sal.
4) 260 m. bancos de !a capa anterior alternando con arcillas chocdlate.
d) 150 m. arc!Ua roja con pocas intercalaciones de areniscas . Poco yeso y poca sa1.
J)i 4 m. arenisca .en parte de grano grueso.
k) 200 m. arcdllas rojas yes!feras que !llegan hasta la boca del túnei.
En el perfil B-B de la figura !32, se ve, como estas capas se repiten de-
bic?o . a su estructura imbricada y, en el croquis geológico de la figura 31
puede verse que las capas siguen hacia el norte hasta más allá de las minas
de cobre de San Bartolo.
Hacia el sur aumenta el contenido en sal y en el perfil E-E' hay tres
cúpulas de sal, la que aparece como fuerte impregnación en las areniscas y
arcillas ..
y
U. P. ~~Pedro
~ :__/ :__ }1//~ ..,.-~,,.·
rormactÓn 5. Pedro
Ill' OJO bra\40
· \ S.A.
~~
][
:n: e•
C1ledral AC
SA
I
LI.P.
,.:J.¡ill>
- 1
Flg. 33.-Clnco perfiles por la parte sur y central de los Cerros de la Sal.
Terciar io subandino
Serie de Totora.
Serie de Arani
Terciario subandino.
Areniscas superiores.
Margas Multicolores.
Horizonte calcáreo-dolomítico.
Cretáceo 0-30 y aún 200 m. Principia abajo con areniscas calcáreas que,
superior hacia arriba, pasan a calizas má_s puras; hay además cali-
zas, calizas colíticas, margasarcillosas y hasta conglo-
merados.
Fósiles son Pucalitus y gastrópodos cTe agua dulce.
Encierra pizarras betuminosas.
Areniscas inferiores.
Gondwana.
Sedimentos glaciales.
/
FUNDAJ\1E. TOS DE GEOLOGIA. 113
Pica está situado a los 20½ 0 de latitud sur y a 1.300 m. sobre el niveL
del mar, al pie de los Andes. Mirando desde la Cordillera de la Costa aparece·
la silueta de los Andes en una longitud de unos 40 kms. en forma de una
línea horizontal, que corresponde a la altiplanicie de los Altos de Pica. Su .
altura es de 4.200 m. y su ancho de 'sólo 10 km. Esta altiplanicie baja hacia!
el oeste· hasta 1.200 m., formando un gran plano inclinado de 30 km .• de an-
cho. El· subsuelo de esta superficie está ·constituído por la Formación Rio-
lítica. Morfológica y geológicament e, l os Altos de Pica constituyen el borde ..
extremo d'e la altiplanicie boliviana, la que t ambién está cubierta en gran·
extensión por capas riolíticas, especialmente en su parte occidental.
El p erfil superior de la Fig. 35 indica que se-trata de un ancho y antiguo.
valle del Ter ciario Medio, totalm ent e r ellenado por las rocas de la Forma-
ción Riolítica; a juzgar por su gran desarrollo, debe corresponder a u no de..
los valles principaln · d'el tiempo del Terciario Medio el que desaguaba la al--
tiplanicie boliviana antes de su so-levantamiento. La falta de afloramientos de ..
las rocas fundamentales al oeste de los Altos de Pica (Fig. 36) indica la di--
r ección del valle.
N
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AO o :, do J:Ji co
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..u:.::, " •o, Jr :;, 1 ,1co
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Flg. 35.-Dos perfiles por los Altos de ·Pica, y por su descenso hacia el Valle Longitudinal.
Es muy posible que más al oeste, este valle antiguo atraviese también
Ja zona d'e la Cordillera de la Costa. En el sur, detrás del Salar de Bellavis-
ta, hay extensos bolsones, como el de la. Pampa del Soronal, dond·e aparece uua
.arcilla roja, conocida bajo el nombre de ' ' coba'' qne, en la r egión de Calama
_y del Toco constituye un equivalente de las riolitas, siendo una clase de
toba riolítica. También más al norte, al este de Pozo Almonte, hay un ancho
valle formado por la Pampa Pissis que se dirige hacia el NW, hacia la Pam-
pa P erdíz ( véase li,ig . 44) .
Sobre los Altos d e Pica, se levanta en la parte norte el cerro Yarbicolla,
llamado también Columtucsa, que con sus 5.200 m. sobre el nivel del mar se
,eleva unos 1.000 m. sobre la altiplanicie riolítica, de 4.200 m. de altura. En el
.ancho valle tercia);'io de los Altos· de Pica deben existir los may ores espesores
de la Formación Riolítica, del orden de los 1.200 m. como se puede observar
.más al norte en las quebradas de Tarapacá. Según .esto, el antiguo lecho del
valle debería quedar a unos 3.000 m. de altura. Si se toma en cuenta la an-
,chura del valle antiguo se deduce que en el Terciario Medio su piso no debe
:haberse encontrado a gran altura sobre el nivel del mar; probablemente ape-
nas unos 500 I'n. de modo que las alturas absolutas de los Andes del Terciario
.Medio deben haber estado entre 2.000 y 2.700 m.
Como lo han demostrado las perforaciones llevadas a cabo en Pica en
·busca de agua , abterránea, y como se puede r econocer más al norte en las
quebradas de Tarapacá y Aroma, con sus faldas de más de 1.000 m. de altu-
~a, la Formación Riolítica consiste en una serie de bancos de riolita alterna-
.dos con tobas, areniscas y conglomerados. La p.oca clasificación del material
.ñ.ndica una sedimentación en un clima seco. En los Altos de Pica las lavas
DR. JUAP BRÜGGEN.
120
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rioliticas alcanzan un espe or visible de más de 300 m. sin mostrar una sola
capa de sedimentos intercalad-Os; hacia el oeste desapar ecen paulatinamente,
r epartiéndose en numerosos bancos má delgados el<-: lava que al fin t erminan
en forma de cuña, lo que indica que provienen del oriente.
En la región de Pica no he encontrado los centros eruptivos de donde
:han provenido las lavas r1olíticas; ellos deben estar en la cer canía de la
-frontera chileno-boliviana. Se trata de efusiones salidas de grietas y las la-
vas se han extendido tanto hacia el t•ste como hacia el oeste. l\fás al sur en
las vecindades de Calama, conoceremos alg unos de estos centros eruptivos
q ue tienen una posición más occidental.
Más o menos, a media altura, del plano inclinado que baja al , alle Lon-
,gitudinal, se ponen sobt·e ·las rioliticas unos 200 m. de areniscas grises, que se
l evantan en . forma de gr ada sobre la superficie riolítica que desciende de
los Altos. En un comienzo las consideré como una formación de piedmont,
.es decir una sedimentación d'e los productos de destrucción provenientes de
las riolitas situadas más arriba. Pero la intercalación ele tobas rioliticas
~n estas areniscas y la circunstancia de qu e tambi r n éstas han tomado parte en
l.as dislocacion_es de las r iolitas, induce a considerarlas como pertenecientes
a la Formación Riolítica.
H acia el est e los Altos de Pica caen al Salar de Huasco con una falla
de 200 m. de altura. (F ig. 35, abajo a la derecha). Hacia el norte la falla se
:transforma en una flexura, que en el pie oriental del cerro Y arbicolla, está
sustituída por un pequeño y perfecto anticlinal, en las riolitas. Más al
-este se cubren las riolitas con formaciones volcánicas modernas y solamen-
te al sur del Salar se levantan suavemente en fo continuación del pequeño va-
lle longitudinal de Collacagua. En el norte, las en contré en g ran extensión
en el nacimiento de la quebrada de Coscalla, en la Pampa de Lirima, donde
forman igualmente la base de los volcan~s traquíticos y andesíticos mo-
d ernos.
Hacia el oeste bajan los Altos por el plano inclinado de unos 30 kms.
d e ancho que se debe a la dislocación de las riolitas, como se ¡)uede ver
en la J;i'ig. 35. Se trata, pues de un solevantamiento vertical de la altiplani-
cie, originada por una dislocación semejante a una flexura, de gran• ex-
tensión horizontal. La forma ele flexura resulta al considerar la situación
horizontal que tiene la Formación Riolítica, tanto en l os Altos de Pica como
en el subsuelo de la Pampa d'el Tamarugal.
También en las fosas submarinas antepuestas a la costa norte de Chile,
que son análogas al Valle Longitudinal, se puede esperar una tectónica
semejante.
En esta dislocación principal se han intercalado dos pequeñas fl exuras
que han tomado casi el carácter de anticlinales, p.ues en · ellos el ala orieD-
tal está inclinada hacia el este en una pequeiia e:xtensión. Esto ocurre en
122 DR. JUAN BRÜGGEN.
del pendiente son tmos mantos d"e 30-100 m. de espesor formados por roda-·
dos oscuros; muchas de estas piedras consisten en lavas oscuras de natu-
raleza basáltica, ricas en poros de gas. Los rodados oscuros forman la base·
de un extenso plano inclinado que desciende d·esde los 4.000 m. de altura
hasta P.l. bordP. del Valle Longitudinal, pero que, en contraposición con los.
Andes de Pica, presenta mayor número de afloramientos de la roca funda-
m.en.tal qu.e <¡;e le'vantan. en.cima d~l l}lan.o. Al l)Íe de los And~s d esal}s;rece
este plano bajo los aluvionPs modernos de la Pampa del Tamar~1gal, que
siguen depositándose como sedimentos de las quebradas andinas.
Las lavas oscuras que forman una gran parte de los rodados, provienen.
de volcanes basálticos antiguos ya fuertemente destruídos que se han sobre-
puesto a la Formación Riolítica, como por ejemplo el Mamuta, Guachane,
Tolompa, situados en la Alta Cordillera entre 19° y 19°15' de latitud sur.
De P.llos han salido enormes corrientes de lavas, a menudo en forma de ex-
tensas capas pero sin alcanzar las dimensiones de las antiguas lavas riolíti-
cas. Entre estas lavas basálticas quedan enrerradas numerosas y ampli as-
depresiones de la Alta Cordillera, como por ejemplo la· de Caritaya, en uno-
de los nacimientos del río Camarones. Algunos de los cerros situados al sur
de esta · depresión, como el Cerro Colorado ( 4.410 m.) y también la cumbre
que asciende a 4.280 m. parecen ser cerros de lava pura, pues en sus faldas
y hasta bastante altura aparecen sólo lavas firmes.
En la cuenca de Caritayat, las lavas provenientes de estos volcanes ro-
dean a un cordón bajo a:largado' formado por riolita compacta · hasta su
cumbre. Parece tratarse de tma grieta de erupción, -de importancia secunda-
ria; y no de un resto de erosión de la gran capa riolítica porque el clivaje-
de la lava tiene posición vertical con rumbo N-S. En forma distinta, las la-
vas riolíticas que aparecen con gran extensión en el portezuelo entre Mamu-
ta y Cerro Colorado, caen con peque~a inclinación hacia· la depresión de Ca-
ritaya.
Corrientes de lavas especialmente grandes han bajado desde ei volcán
de Sierra Tolompa hacia el oeste. La denominación de "sierra" indica la
fuerte disección que ha sufrido este volcán gigantesco. Las capas de lavas,
cuya superficie irregular forma un terreno montañoso ondulado, se extien-
den hacia el oeste en un largo de 35 kms. y pasan más allá cTel pie de los
Andes en una longitud de 10 kms. En los profundos cañones de Camiña
(Tana) y Suca se las ve, sobre los rodados oscuros del pendiente de la For-
mación Riolítica. Ellas se extienden más allá de la flexura marginal de los
Andes y terminan como cerros mesetas, distribuídos en forma de largas len-
guas, en el Vall e Longitudi1t.11. La~ l1:iv1:ts so11 &.JJ.tt riütt s a la flexul.'a que apa-
rece bien marcada en las capas de la Formación Riolfüca y también en los
-rodados oscuros del pendiente.
FUNDAMENTOS DE GEOLOGIA. 125
Hacia el .norte el piso de la Pampa está formado por los rodados oscu-
r os d el pendiente de la Formación Riolítica. En Arica, donde la Cor dillera
de la Costa ha d esaparecido, se presenta la Pampa del Tamarugal en forma
de una altiplanicie que d'esciende e11 grandes e calon es hacia el mar, cortada
por quebr adas profundas. Las capas de la altiplanicie, correspondientes a la.
Formación Riolítica, consisten principalmente en arcillas arenosas de grano
fino. Al sur de Arica el bord e de la altiplanicie está clestrtúdo fuertemente·
por la erosión y la serranía de denudación madura apar ece debajo de las,
capa'" t er ciarias, semej ante a las que se observan en las "ventanas de ero-
sió.i' ' de la Alta Cordiller a de Tarapacá.
Como lo demuestra el perfil supi>rior de la figura 38, las lavas riolíticas
t erminan en forma de cuña ha cia E>l OE>ste quedando substituídas primero·
por capas de conglomerados y areniscas d'e grano grueso que a su vez se
substituyen por ar cillas; estas son un sedimento de grandes lagos estanca-
dos por la Cordill era de la Costa, y que son contemporán eos a las erupciones
riolíticas.
En el gran valle longitudinal de la Pampa del Tamarugal debemos dis-
tin guir dos grandes zonas. D esde el río Loa en el sur hasta Zapiga en el
norte, la superficie está formada por los· sedimentos recientes d epositados.
por las quebradas que desci enden de la alta cor dill er a, como las ele Huata-
condo, Chintaguay, Tarapacá h asta las de Camiña y Soga. Todas estas que-
bradas desembocan en el valle longitudinal y esparcen sus sedimentos en eI
llano cuya superficie aumenta continuamente en altura (Fig. 44).
P ero, desde la quebrada de R etamilla o Tiliviche y la de Tana hacia el
norte, los esteros andinos h an excavado profundos valles en el suelo d e la
P ampa d el Tamarugal, de modo que sus sedimentos actuales no alcanzan a.
d epositar se en el vall e longitudin al, sino son llevados h asta el mar, donde
1lesemboca este segundo grupo de quebradas. E sto ei:a posible, porque ya
antes del solevantamiento en el plioceno, l os ríos llegaron hasta el mar, co-
mo queda comprobado por las an chas terrazas que acompañan en el alto a
las quebradas hasta su desembocadura. Especialmente en la quebrada Tanar
al norte de P isagua p uede observar se tal terraza. anch a que constituye la
continuación d'e la superficie del valle longitudinal.
D ebido a la falta de sedimentos modernos, la r egión situada al norte d e·
Zapiga nos presenta el fondo original del valle longitudinal con sus ondula-
ciones suaves. Se caracteriza por tma cubierta d e millones de cone:recioues
de anhid'ritina de forma discoidal , que habrá motiva~() al nombre de " pan-
qu,e que" oµe les ilieron los salitreros. En la pampa d e Tan.: tienen diáme-
tros de 10 a 40 cm,; en los bolsones de la Cordillera de la Costa ? en las
pampas salitreras, su iliámetro rara yez sube ele 10 cm., excepción h echa de
algunas regiones como la de Gallinazos, San Antonio. Y, lo mismo que en
los bolsones d'e la cordillera de la Costa, el suelo del valle longitudinal al
126 DR. JUAN BRÜGGEN.
/ARRIBA:
a) 5 - 10 m. rodados gruesos de color _oscuro.
b) 40 m. areniscas pardas, poco cementadas con ailgunas capas oo rodados.
- - - discordancia - - -
c) 40 m. areniscas grises y conglomerados con estratificación diagonal y capitas de arcilla.
- - - discordancia de erosión - - -
d) 6 - 8 klselgur alternando con arcillas de color claro.
e) 40 m. arcillas cllaras, en parte con lntercalaCliones de capitas de arenisca b'iallda oscura
de forma lenticular. ·
sna TOLOJIP.A
COR DIL LERA DE LA COST.& P AMP A DEI. T~A.JtUOAL COllDILLE:&A DE LOS .UlfDZS
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F!f. 3~,
128 CR. JUAN BRÜGGEN.
'
FUNDAMENTOS DE GEOLOGIA. 129
F. G. 9.
130 DR. JUAN BRÜGGEN.
ita San Antonio, formando la fa lla occidental de un largo valle que contie-
ne :varias salitreras.
Entre San Antonio y la Estación Central existen dos otras fallas trans-
versales muy pronunciadas en que siempre la parte septentrional se ha lnm-
did'o. Los planos de las fallas se presentan no sólo como faldas rectilíneas
tle fuerte declive, sino también p erfe ctam ente conservadas sin estar surcados
l)Or la más mínima quebrada. Hacia los términos desaparece la· falla, dismi-
nuyenao la altura del salto que alcanza hasta 200 m. en la parte centra!,
<!orno p. e.i. al sur de la Estación Central. (C-D d e la Fig. 47 ).
En la región . de !quique, las fallas transversal es recientes sol). menos
-pronunciadas; aparecen como ramjficaciones de la gran falla de la costa,
que también es muy reciente. La ramificación puede observarse mejor en
l a falda norte del l\Iorro d'e Tarapacá (Fig. 48).
El Salar del Obispo situado al oeste de Dolores, pertenece a una depre-
sión general de la Cordillera de Ja Costa que se extiende en dirección E-W.
El portezuelo hacia ·l a costa se halla en medio de un an.cho bolsón cuyo fon-
-do _cae bruscamente hacia el oeste con una larga falda de falla de un salto
de unos 200 a 300 m. Al pie de la falla se encuentra el gran bolsón del Altn
de Junín, que a su vez cae con un sólo precipicio de 750 m. al mar.
En la región de Zapiga-Pisagua existen importantes fallas transversa.-
les del. mismo aspecto que entre las estaciones Central y San Antonio. Una
de estas fallas constituye la fald'a sur de la quebrada J'azpampa; otra se ve
al sur del camino de Zapiga a Pisagua, poco antes de que la huella entra a
la quebrada que descit!nde a la costa. Otra falla transversal co{1stit~1ye el lí-
mite sur del bolsón del Alto de Pisagua o de Hospicio, co~tinuaudo qespués
como límite norte d'e la saliente sorprendente de la costa que termina en la
Punta Pichalo.
Los últimos movii:nientos de la costa y especialmente las interesante;;
falla s de la península de 1\'Iejillones se estudiarán más abajo, al hablar de la
morfología de la costa.
c) La región de Calarna.
1
·1
1
cal,zo3 del L oe
Fig. 39.
Toco '', por la Cordillera del Medio, que alcanza 4.600 m. Esta es la conti--
nuación del cordón Yarbicolla-Altos de Pica y cerros de Copaquire, que en
Tarapacá forman el bord'e de los Andes. Análogamente se puede considerar·
el ancho valle del curso superior del Loa como la continuación del valle
longitudinal tectónico del Salar del Huasco, que alcanza en Calama su puntb·
más bajo con 2.300 m., pero que al mismo tiempo se ensancha mucho hacia.,
el este, donde sube lentamente hasta 3.000 m.
FUNDAMENTOS DE, GEOLOGJA. 133
,/
134 DR. JUAN BRÜGGEN.
"El viajero oue viene de Caracoles, subiendo lentamente . el gran llano o olano Inclinado
con eseasa vista al este, se encuentra de improviso en la parte más alta del Bordo, tenien-
do a su vista un oanorama izrandioso y admirable; a sus pies, por lo menos 700 metros más
abajo, el inmenso salar de Atacama, al lado este limitado por las altas y pintorescas cumbres
volcánicas de Ja Cordillera de los An!les".
10) Arenas nuevas de la caenca de Chiucbiu, con capas de arcillas y kiesellgur que late-
rallmente se l!,DOYan en la Formacñón Riolltlca que desciende en la 'flexura.
9) 10-15 m. Areniscas calcáreas del pendiente de fa Formación riolitJca; contienen ro-
dados esquinados .
8) 15 m. rlolita rt..
7) 1 m. kleselgur blanca .
6) 2 m. brecha rlolítóca rola con muchos r odados de oorflrlta.
5) 2 m. arcillas, areniscas y brechas en capas de 10-30 cms.; en Jas arcillas ila}
varias capitas de kieseJgur .
4) 2 m. brecha riolitóca roja.
3) 0,6 m. coniaomerado g,rueso con rodados de 20 cms. de rlollta gris .
2) 10 m. alternaciones semejantes a !a capa 5.
1) 10 m. alternación de arcillas rojas (hasta 1,2 m.), areniscas. kieselgur (hasta
0,8 m.), bancos cr.11zos concrecionarüos .
•
138 DR. JUAN BRÜGGEN.
•
---·----·--- -- -- -
Perfil A-B e•
Ta l i o
sooo , . , , .. ,.Q rooo
,,
+000
2000
1000
, Perfil C-D
e· Lle·no .s.,. ,.,h.
'Pw.-r,ladi,
Tirr,i1·,., NE
,.
Tirmin• Sw' Pacit ncio C-' ••
{¡,,,.;,. V,rcie
C"ci• Tw ina
.s.,
de l e Ata. ,.,,...,
.,. 3000
2000
1000 1000
Flg. 'º·
FUNDAMENTOS DE GEOLOGIA. 139
bría que restar los 2.200 metros r esultando una altura de las nieves eternas
dE. 2.800 metros lo que sería imposible en esta zona d e desierto.
En favor de una ed'ad más grande de las calizas hablan las fuertes dislo-
caciones y la intensa erosión posterior que afectó tanto a las calizas como
a .l as capas yac,mtes de la coba roja.
En los yacimientos de ónix del S. O. de Calama tienen una inclinación
de 45° y en El Toco se observan en ellas fallas y pleg·amientos débiles.
Las calizas de ónix de Calama no se han originado por vertientes de fal-
da, como lo supone Wetzel para los depósitos d'el pie occidental ele la cordi-
llera del Medio, sino se han precipitado por aguas asce~1dentes, probable-
mente t ermales. Se pueden ver todavía las grietas, hasta de 10 cms.· d e· ancho,
por las cuales ha subido el agua, y que hoy se encuentran r ellenas por ónix.
Las v etas atravifisan los rodados t ercíarios yacentes. También los yacimien-
tos mencionad'os por Wetzel, que h e visto sólo de pasada, tendrán un origen
s~mejante. Al interior de Antofagasta, unos 1.000 metros al sur de los cerros
de Hualga y al norte de la oficina Chacabuco, se halla una veta d e ónix de un
metro de espesor que aflora en medio de los rodados terciarios del bolsón.
El ónix de la veta se presenta en fajas paralelas a la caja.
Comenzaremos con la descripción de las calizas del Lo a en su parte
oriental donde podemos observar sus r elaciones con las riolitas. En Conehi.
en el borde superior del profundo Cañón del Loa, al lado d el antiguo puen-
te cl,ü ferrocarril, tene~os el siguiente perfil :
2. 50 m. Calizas de la superficie.
9 .40 m. banco superior de kieselgur.
1 .- m. banco calizo duro .
0. 80 m. calliza arenosa con una caoa de rodados en el medio.
O.40 m. banco inferior de kieselgur .
20 .- m. banco de riolita.
40 . - m. brechas e:ruesas y conglomerados .
Yacente: r ocas fundamentales por Elriticas.
•
140 DR. JUAN BRÜGGEN.
Entre las calizas y la coba existen las mismas r elaciones que entre las
-calizas de Conchi y ChiuchiU: y la riolita. Podemos sacar por consecuencia
-que la riolita y la coba tienen la misma ·e dad. Ambas formaciones no se
·acercan una a otra sino unos 10 kilómetros en la vecindad de Chiuchiu. Sin
-embargo, parece que , un poco más arriba del lugar al que corresponde el
-perfil del cañón del Lo a· descrito más arriba, exista una transición entre las
-dos formaciones; pues ahí' se encuentran debajo del manto de riolita algu-
nas capa·s de arcillas r Ój as hasta con un metro de potencia que pueden con-
.siderarse como· continuación de la coba. 10 kilómetros al sur, en el salar de
,Chiuchiu donde el Loa vuelve· a profundizarse en el terreno, la superficiti
·está compuesta por calizas con intercalaciones de kiselgur, bajo las cuales
·siguen· areniscas y arcillas r ojas; pero todo el perfil abarca sólo 15 metros
de potencia y es · inseguro, aunque probable, que esta arcilla corresponda a
1
la coba . ,
También en El Toco aparece la coba bajo las calizas d'el L oa . Según
·wetzel contienen las mismas diatomaceas que .Jos bancos de kiselgur interca-
lados entre las calizas lo que demostraría una misma edad.
Wetzel considera las· calizas del Loa y también la coba, como cuaterna-
1naria. En contra de una edad' tan moderna están no solamente los movimien-
tos tectónicos a los que hemos hecho mención, sino también su r elación con lá
.riolita, cuya edad' terciaria media hemos deducido más arriba. Esta edad
.antigua encuentra su apoyo en los resultados a que ha llegado Hustedt ..
•(Wetzel 2, p. 557) al determinar las diatomaceas de las capas de kiselgur
intercaladas en las calizas . Según él faltan totalmente las especies que son
:muy frecuentes en la cost a sudamericana; además este autor dice que la
,flora diatomacea d'e los lagos diluviales del sur del Perú !y sur de Bolivia
·tienen un carácter enteramente distinto.
Esta düerencia se explica. fácilmente por la edad mucho mayor de las
,capas de kiselgur encerradas en las calizas del Loa.
Podemos suponer que la coba se ha originado en la siguiente forma:
"En las cercanías de la Alta Cordillera han tenido lugar durante el mioceno
'Las potentes efusiones de riolita que alcanzan hacia el oeste sólo hasta las
vecindades de Chiuchiu; mayor propagación tuvieron ias cenizas más finas
que se extendieron hasta el interior de la Cordillera de la Costa, donde se
mezclaron con las arcillas rojas provenienUiS de la d'estrucción de las are-
niscas y arcillas de la Formación San P edro . La arcilla roja moderna, la
.coba, es principalmente un sedimento eólico, ~ ue se depositó tanto en los
cerros como en los anchos valles. El polvo fino depositado en los cerros fué
Lavado por las lluvias y acarreado a los bajos; así se explican las numerosas
capas de ar enas intercaladas . En las antiguas y an chas depresiones d'e los
valles de la Cordillera de la Costa las arcillas rojas avanzaron, como ocurre
,en El Toco.
142 DR. JUAN BRÜGGEN.
En los perfiles d'e la figura 32, puede verse como las riolitas pasan en
'forma de una cúpula ancha encima de las capas fuertemente plegadas de
la Formación San Pedro. Pero, en gran extensión los mantos de riolita apa-
-r.ecen substituídos por una suc~sión de areniscas calcáreas y cafü:as idénti-
. ·cas a las calizas del Loa. La relación entre estas capas del Loa y la riolita
144 DR. JUAN BRÜGGEN.
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7
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Fig. 41.-Relaclón entre aas capas del Loa (lo) y la ,riolita en el punto O. de la Fig: 32,
perfil C. ·
'
puede verse en la figura 41, que observé en el pmlto O de la figura .32 per-·
· fil e.. ·
Según este perfil, las capas del Loa Mn un poco más nuevas que la rio- ·
· lita, a la cual substituyen. En otros puntos se observa ·una sobreposición re- ·
· gular encima de la riolita. Las capas del Loa consisten en areniscas calcá-
reas que en la superficie toman la forma de placas de 10-20 cms. de grueso ·
· y de 112 a 1 metro de extensión horizontal. Son muy parecidas a las placas,
superficiales de la región de Chiuchiu-·Turi . Frecuentes son concresiones si-
líceas de color gris amarillento y de forma d'e placas redondas, circulares O ·
elípticas.,
· En el cerro K del perfil C-C de la figura 32 hay el perfil siguiente:
actuales y de los bolsones, con excepción de los Cerros de la Sal, que se for•
maron más tarde por plegamiento. Común es a todas las formaciones calcá--
. reas su origen por aguas ascendentes, que parecen haber preferido las fallas .
que acompañan el pie de las serranías. En la vecindad de las fallas, se h an·.
formado mantos relativamente puros de ónix; pero más falda abajo en los.
taludes, el carbonato aparece sólo como cemento d e las arenas y rodados. En .
el medio de las grandes hoyas, como en el valle d el l¡oa, done.te había un ex-
tenso lago, el resto del carbonato en solución se precipitó como manto ca--
lizo puro . ,
La tectónica de la Formación Riolítica es relativamente sencilla . Ya~
vimos que constit.uye la gran flexura con q,~e 11!, Puna de Ataca;Il'!a descieude ·
hacia el oeste, desde los 4.000 a los 2.500 metros del Salar d:e Atacama. Como ·
se ve en la figura 27, el pie d e la flexura, que viene -con rumbo S-N desde ·
la región del volcán Socompa, avanza bruscamente hacia el oeste en la la-
titud de San Pedro. Continúa baci1.i. el noroeste, de modo que en Río Grande,·
el verdadero pie de la Puna estaría formado por la gran flexura con que la .
Formación Riolítica desciende desde el Río Grande a Licán en el perfil 1;
.de la figura 28. Hacia el sur, este gran arco de bóveda continúa -como ala !
occidental del ancho anticlinal de las riolitas en los Cerros de la Sal. En el .
ala oriental, la riolita o las capas del Loa d esciend'en con posición casi verti ...
cal, como se ve en los perfiles C-C y D1D de la figura 32 . Por presión se- -
cunda.ria se ha formado un p equeño anticlinal oblicuo al oeste del punto R .
(perfil C-C) dirigido haeia el oeste. No indica necesariamente una direccióIJ ,
de ia presión hacia el oeste, sino es una pequeña irregularidad.
Hacia el oeste, las riolitas del anticlinal se hund'e n d ebajo del Llano ,
de la Paciencia y r eaparecen al otro lado subiendo por la falda oriental de
lo~ cerros de Purilactis (figura 28, p.erf. II). Ya vimos más arriba que esta .
subida se debe al plegamiento, correspondiendo el Llano de la Paciencia a .
un ancho sinclinal.
De la misma manera, los Cerros de la Sal son un largo an.ticlinal ple--
gad'o después de la1 er,upción de la·s riolitas . En la figura · 33 vimos:: que la
0
tectónic~ la¡¡ riolitas continúa en la parte media y sur de esta -cadena, de.
modo que las capas del Campamento deben considerarse probablemente co-
mo equivalentes de las capas del Loa. •
La poca extensión ql).e .tiene el manto duro de riolita en la fald'a d e ·
Purilactis, donde al lado de la quebrada Tambores constituye cerros t esti- .
gos d e solamente 50 a 100 metros de ancho, alargados en dirección este-
oe:üe, se explica p orque la lava se •extendió solamente en cierta zona baja ·
de la meseta de Purilactis, que en su mayor parte quedó libre de la cnbierta
riolítica. D e otro modo deberíamos suponer una enorme erosión que habría,~
\
F. G. 10 . .
;,
146 DR. JUAN BRÜGGEN.
terminado con toda la cubierta dt! la lava dura, mientras que en la falda
-occidental del anticlinal riolítico de los Cerros de la Sal, q-µe desciend:e ha-
cia el Llano d'e la Pacienci'a, no se nota ninguna erosión. Por la misma ra-
zón, debemos suponer que las ventanas geológicas al oeste y norte de San
-Pedro. nunca· llevaron una cubierta de lava dura, sino formaron una eleva-
ción del terreno encima del nivel alcanzado por las. lavas. L a Formación
San Pedro, que corqp.onía esta elevación, consiste en capas muy blandas que
· se destruyen rápidamente como lo compru eban los miles y miles de quebra-
-<la.s del "paisaje malo" que caracteriza a los ai'l.or amientos de las capas ro-
jas del terciario. Por su menor resistencia, más tarde gran parte de las e]e 0
riolitas en este valle, que desde el centro suben suavemente tanto hacia.
el este como hasta el oeste, este valle tiene la · forma de una ancha artesa.
A la misma latitud, principia más al este el gran Valle Longitudinal.
d e San Pedro de Ata cama, que se extiencl'e hacia el sur por tres grados lati-
tud . Al interior de Taltal su continuación est á interrumpida por acumula-
ciones y cerros volcánicos modernos . Más al sur r eaparece en los Salares.
de Pedernales y Maricunga.
El valle d'e San Pedro de Atacama t iene muchas <le las cal'acterísticas .
de la P ampi del Tamarugal. ·Por ej emplo:· la flexura, con que -desciende
la altiplanicie boliviana d esd_e los Altos de Pica, se presenta en la misma.
forma al. este de San Pedro, soiam1tnte trasladado en unos 150 kilómetros
hacia · el este. P ero · la falla del Bordo, al oeste d'e San P edro, es mucho-
más· moderna que la del pie oriental de la Cordillera de la Costa'.
En la región, donde se produce este traslado de las grandes d'epresio-·
nes longitudinales, pasan importantes dislocaeiones transversales. Así, e11
una falla transv('rsa1, el bor de da la Puna que desde Soca-ire--y -Toconao se·
extiende direct ament e hacia el norte, avanza r epentinamente varios kiló-
metros hacia el oeste. Otro fenómeno sorprendente es el gran valle diagonal"
en que se hallan las salitreras del cantón Ari.tofagasta. R ép:resenta p rob a--
blemente otro sinclinal ancho tal como el valle superior de El L oa. Es la·.
misma región, en que la pénínsula de Mejillones presenta una de las irre-
gularidades más grandes de toda la costa de Chile . · Las numerosas fallas, .
a lo largo ele las cuales los hloqnes de la península se han removido, de-
muestran un fuerte destrozamiento de la costra terrestre.
Recapitulando la historia de las formaciones de los· valles longitudinales,.
vemos que el primer esbozo ha tenido lugar, tanto en el centro como en ·el
.norte de Chile, por los movimi entos d el Terciario inferior. Pero las fallas.
principa les a ambos ·lados de la depresión son en el centr o de Chile d'e edad
pl iocénica a cuaternaria inferior ; mientras que en el norte de Chile, en la>.
falda oriental de la Cor dillera de la Costa, no parecen habérse · producido
nuevos movimientos ·a e im·portancia .
Hasta ahora hemos hablado siempre d'el hundimiento del Valle L qngi-·
tudinal; pero sería importante saber si en r ealidad se ha producido tal mo--
vimiento · o ·si se trata solamente de una zona que .no :f'Plé solevantada en el"
mismo grado que las cordiller as v·e cinas. En el centro de Chil e. el i:>iso de1
Valle L ongitudinal se halla a ·unos 100 metros él.'e altura sobre el mar ; está·
rellenado p.of un gran· espesor de sédimentos cuaternarios . Por esto él piso
rocoso, que corresponderá a la su perficie d·e denud'a ción t erciaria, se hallaní
debajo d el actual nivei del mar, és dec·i r, t end'ríamos allí un huntli'miento.-
absoluto de la zona de la gran fosa. Para Santiago es dudoso si los serli-
mentos descienden 'hasta el nivel d el niar. En el norte, la étepres1ón- de ·la~
Pampa del Tamarugal subió a fines d el plioi;euo junto con el bloque de la~
148 DR. JUAN BRÜGGEN.
,costa en unos 600 metros, como se puede deducir de la altura de las terra-
.zas marinas de Mejillones . Allá hubo un hundimiento r elativo sólo en el
lado oriental, hacia la Cordillera d e los Andes .
En el centro de Chile muchos de los ríos provenientes de los Andes
Jian utilizado fosas transversales para atravesar la Cordillera de la Costa,
-como· el l\faipo y parcialmente el Cachapoal y otros. Sólo pocos, como el
.l\faule y el Itata, han excavado sus cursos epigenéticamente en el bloque
,de esa cordillera.
En el norte desérti~o los ríos han perdido en gran p arte su curso infe.
·rior, como los situados entre El Loa y la región d e Zapiga.
Mientras en el centro y sur de Chile existe un único Valle Longitudinal,
·en el norte ilay _var ios ; uno al lado del otro, como por ejemplo, en el distrito
·de El Loa, donde fuera de las depresiones continentales aparece también
1a profunda fosa submarina de Atacama.
,I
150 DR. JUAN BRÜGGEN.
cie boliviana, que probablemente tenía antes una o más salidas al Océano-
Pacífico, o a la Pampa del 'l'amarugal.
, Especialmente lµ. serie de salares que se encuentran a lo largo del
F errocarril de Antofagasta a Bolivia, como los de Ascotán, Ollagüe y Chi-
guana, tienen por su forma alargada todo el aspecto de un antiguo valle·
d'e río. El salar de Chiguana, que aún está en comunicación con la altiplani-
cie boliviana, tiene también una situaciórl. bastante baja, como se podría
esperar al tratarse de un, antiguo valle de desagüe. Su altura es sólo de
3.658 metros contra 3.680 metros para la gran estepa d·e sal de Uyuni. Pero,
aún algunas altur~s más grandes del antiguo valle, como ·1a altura de Asco-
tán con. 3.730 metros no contradicen esta suposición, puesto que en la inme~
diata vecindad' de los volcanes ha habido una fuerte acumulación en el piso
del valle.
Queda dudoso si debemos buscar la continuación de este valle bajo el
volcán San Pedro, hacia El Loa superior, o si el valle ha conservado primero
la dirección N-S, como en el Salar de Ascotán, continuando bajo los vol-
canes Lailai y Paniri hasta el curso superior d'el río Salado. Las cantidades:
no despreciables de rodados gruesos que he observado al oeste de Caspana,
sobre la Formación Riolítica, pueden corresponder a la continuación indi-
cada, al oriente del cerro de Aiquina. Entonces la unión con El Loa habría.·
tenido lugar en las vecind'ades de Calama.
Fuera de la zona volcáni ca de los Andes, la morfología sufrió sólo pe-
queños variaciones después del plioceno. Los ríos cortaron sus profundos,
valles en el gran plano inclinado de la Formación Riolítica, formándose los
hondos y escarpados cañones de las quebradas que descienden a la Pampa
del Tamarugal.
Con esta r ~ vación de la erosión se han desarrollado nuevos sistema~.
hidrográficos en el gran plano inclinado hacia el oeste. Al observar el map: •.
de · Tarapacá llaman la atención las numerosas quebradas paralelas de direl~ -
ción este-oeste que corren hacia el Valle Longitud'inal. Al norte de Pica, .
donde el pie de la Cordillera cambia de dirección S-N a N. N. W., varía ·
también algo la dirección de las quebradas. J
llª Cllomache
_j_e.x_enda .·
!;:;;~~:;::::· Salar
e r,.. Ca.sira deSulfalo
de Calcio
1620
o - ·s
CºTelas
17!15
/.JOS
'
. _, _ .In -r.,1 --- 1--- 0 ....1 ,., .::ii ... ~
FUNDAMENTOS DE GEOLOGIA. 153
Más arriba hemos visto que d~ben distinguirse dos zonas distintas en
la Pampa del Tamarugal. De Zapiga hacia el N. la superficie del Uano está
for mada por capas terciarias contemporáneas con la formación riolítica. Pe-
ro hacia el sur de Zapiga, esta antigua superficie desaparece lentamente
debajo de los sedimentos nuevos d'epositados por las quebradas andinas g!1~
no aléanzan el mar, sino terminan en el Valle Longítudinal. •
Como puede verse en el cróquis morfológico de la Fig. 44, la superficid
terciaria correspondiente a la formación riolítica, queda separada de la Col'-
dillera de la Costa por una zona de sedimentos modernos que principia en
Zapiga como una faj l.l estrecha de pocos kilómetros de ancho. En esta faja
casi la mitad del ancll"o está ocupada por una delgada costra de sal sucia
que penetra en una larga depresión a los cerros de la costa, constituyendo ,el
llamado Salar del Obispo . En Dolores y Catalina, el suelo de sedimentos
recientes ya alcanza unos 5 a 7 kiló!Iletros de ancho, pero todavía no alcanza
La mitad del ancho del Valle Longitudinal. La superficie terciaria se levanta
como lma baja meseta, ligeramente ondulada y de unos 10 a 20 metros de al-
tura encima de los sediment os modernos. Sólo desde los conos de dey?.cción
de las quebradas de Soga y Aroma, hacia el sur aumenta el ancho del re-
lleno moderno, d'ebajo del cual se levanta paül atinam·ente ~l p lano Ülclinado
de la Cor diller a de los An des.
No eE siempre fácil determim,r el límite entre las dos superficies, ya qu"
la superficie terciaria se extiende también al oeste de la flexura que consti-
t uye el pie de la alta cordillera y que tampoco está siempre bien desarrolla-
da. Probablemente el característico más llamati,'.o d'e la superficie tercia-
ria son las innumerables placas de sulfato de calcio, los llamados '' panque-
ques" que cubren la pampa al NE de Zapiga. lVIás al sur, en el camino de
Pozo A l.monte a Mamiña, quedan substituídos por sulfatos más terrosos y
en parte enteramente pulverulentos. La flexura esTá bien desarrollada so-
lamente en el sur, en la región entre Puquio Núñez, Matilla y la quebrada
de Tambillos . Entre las quebradas d"e Tarapacá y Aroma no existe y el
plano inclinado de la formación riolítica desciende desde los 4.000 metros de
altura basta perderse lentamente debajo de 1os sedimentos modernos. Más
al norte, en la quebrada de Camiña-Tana y Suca r eaparece una flexura muy
pr ommciada, como se ve en el perfil de la figura No. 38 .
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.. 11]8 m.
1116 m .
Hnarl\ .... . .
Pozo Almonte.
1086 m .
1027 m.
Catalina . . . . 1112 m. Gallinazos . . . . 985 m .
N egreiros 1142 m . Pintados . . 975 m.
Salar de Bellavista 950 a 967 metros.
La poca hondura en los cantones del norte se expliea porque el agua se-
estanca en los sedimento¡;, nuevos delarite de la& arcillas terciarias, que des-
d e Zapiga se levantan lentamente debajo de las acumulaciones modernas.
El pnnto de rebalse, aunque subterráneo, está constituído por el nacimien- ·
to de la quebrada de Jazpampa en Zapiga. •Tenieudo la vecindad d'e Do-
lores y Catalina alturas inferiores a las de Zapiga, se comprende el alto.
nivel d'e l agua en la r egión de estos dos pueblos .
Además, el agua de la zona norte se distingue por su calidad q ne es mu--
cho mejor que más al sur . Al norte de Negteiros, desde el comienzo del sa-
lar que se extiende hasta Zapiga, la mayor parte de los pozos de agua en-
contraron agua dulce o de regular calid'a d.
• Parece q,ue en la zona norte, una gran parte del agua subterránea pro- -
viene de la quebrada de Soga que tiene agua relativamente buena. lVIás al'
sur prevalece el agua salobre de la quebrada de .Aroma, cuyo estero frme·
2,5 a 2,8 grs. de sal por litro. Aun más al sur, en la región de Pozo Almoufe, .
prevalece el agua lll1 poco menos salobre de la quebrada de -Tarapacá, qut> ·
tiene 1,5 a 1,9 grs. d'e sal,.... por litro. . .
Las condiciones hidrológicas cambian mucho .al llegar a la ·región de·
los salares de Pintados y Bella-yista, en los cuales el agua, en gran extensión,
está mny cerca de la superficie. Los salares ocupan una gran dep:ues1ón· si-
tuada entre la saliente del cordón Cachango-Cerro Gordo por el sur y el!
cono de deyección depositado por la quebrada Tarapacá en el norte.
La depresión debe su origen a la falta de valles de primer orden entrP·
la quebrada de Tarapacá y la quebrada de Huatacondo, de modo que el re-
lleno de la Pampa ha sido muy escaso. Todas las quebradas intermedias,.
como Juan lVIora:les, Tambillos, Ohintaguay, etc., nacen en el primer cordón,_
alto de la cordillera, pero no tienen hoyas hidrográficas ·que se extienden
hasta la frontera con Boiivia1• .
La poca hondura del agua subterránea .ª la ~ual se deben los extensos:
bosques de algarrobos se explica en parte por la poca altura del suelo de
la depresión, pero en primera línea a que la corriente de agua subterránea
1;e estanca delante d'el cordón Cachango-Cerr'o Gordo que avanza desde la_
Cordillera de la Costa hacia el este . En la misma región, se halla antepues--
to a la alta cordillera· el cerro Challacollo, de modo que e esulta una angos-
tura bastante ·pronunciada en el valle longitudinal.
El salar de Pintados es la única r egión en la Pampa del Tamarugal, don- -
de hay verd'aderas poblaciones agrícolas en que se aprovecha la poca hon..
dura del. agua subterránea . Un interés especial merece la explotación agrí--
cola en forma de '' canchones' ', que son fosas de unos ~O metros de largo
y de tres a cuatro metros de ancho, en las cuales se ha sacado la costra su-
perficial de sal que se amontona a los lados. Debajo de la costra hay tierra.
vegetal dulce y húmed'a , en la cual SE: plantan melones, alfalfa, etc., que ere--
160 DR. JUAJ'i BRÜGGEN.
cen gracias a la humedad capilar que sube desde el nivel del agua subte-
rránea. Esta agua es dulce o ligeramente salobre; pero después de algunos
..años se seca el canchón o se cubre de nuevas eflorefcencias salinas de modo
que debe abandonarse . Se excavan enton ces nuevos cinchones en la vecin-
-dad. En forma parecida a estas eflorescencias nuevas, se habrá formado
también la costra d el salar por evaporación del agua subterránea que subió
=a la superficie por capilaridad.
El agua dulce debajo de los salares ele Pintados y Bellavista no puedtl
.provenir de los esteros d e la alta cordillera porque éstos tienen aguas mu
•cho mái; salobres, sino se tratará de aguas provenientes de la misma co-
rriente que alimenta t ambién las vertientes de Pica . Se trata de corrientes
profundas que se mueven en las cap.as terciarias cuya r elación con el agua
.superior puede verse en el perfil B de la figura 46. E st_e perfil muy esqu emá-
tico se ha trazado de la r egión de Pozo Almonte hasta el pueblo d e Tarapa-
·cá situado en· el fondo d e la quebrada del miiuo nombre. Vemos que las
,capas t erciarias de la Formación Riolítica han sido disl-ocad'as por la fle. •
.xura del pie de la cordiller a. Hacia el oeste, el material permeable formad o
·por ripio y arena 'Se substituye por arcilla. P ero, en vista de que en el 'l'er
-ciario medio, un ancho valle pasó por la r egión de los Altos de Pica, podemos
·suponer que en el fondo a·e este valle existían arenas filtrantes que se ex-
·t endieron hasta su desembocadura en el mar. No sabemos por donde este
-valle atravesó a la zona actual de la Cordillera de la Costa. Puede ser por
la serie d e Pampas situadas a l noroeste de Bellavista o también por la gran
·d'epresión larga ocupada. por las Pampas ·Pissis y Perdíz que se extiende 'dés·
·d e Pozo Almonte hacia el noroeste (véase figura 14). Hoy clfa, la Pampa
Perdíz termina en el oeste en una falla. Pn que se solevantó un cordón situa·
.do muy cer ca de la costa.
El agua dulce contenida en las capas t er ciarias qued'a estancada y en
-parte busca una salida hacia arriba, hacia las capas permeables recientes,
perdiéndose al fin en el Salar d'e Pintados donde se evapora.
,por la riolita continúa exactamente en los cerros que sobresalen por sobre la
Formación Riolítica. No se puede observar ningún ángulo notable de la super-
fi cie de his rocas fundamentales ni nn aplanamiento de su fald'a situada so- .
·ore la rio1ita. Esto indica que después d e la s~imentacióu de la rio-
lita, es decir, después del Terciario Medio, no ha existido.., una denu-
,dación importante. 'l'ambién la p-equeña cantidad de escombros que
cubre la Formación Riolítica al pie de las penetraciones de roca fundamen-
tal indica que no h a ocurrido ninguna d enudación de importancia; igual
·cosa puede deducirse de la oonservación casi perfecta de la Formación Rio-
Lítica, sea en Conchi , Chiuchiu o en El Toco. Ha habido erosión sólo donde
-el r ío Loa, formado en un clima más rico en lluv ias, cortó su profundo lecho,
pero ya no hubo . erosión en el borde superior de su escarpado cañ.ón. Aím
·donde existen lech os secos qu e v ienen de los lejanos cerros de la Cordiiler a
·de la Costa y que traen agua sólo ocasionalmente, la erosión se r edue,e a l os
-0.os o tres kilómetros inferiores contados rlesde su desembocad'ura en el Loa.
Si no existiera este río, los afluentes no habrían profundizado su lecho,
·s ino se hubieran dedicado a la sedimentación .
No estoy de acuerdo con Mortensen (Página 68 y F'.oto 10) cuando ha-
bla de grandes aplanamientos por denudación en ef Llano de la Pacien cia
:y otras partes de l Toco y si consider a a l9s cerro~ islas del llano como
,cerros que han escapado a la denudación . El llano es una de las llanuras dt!
acumula~ión tan características de los desi~rtos del norte que se ha formado
-en el Terciario meuio y que desde entonces ha crecido muy poco- por sedimen-
tación. La enor~e cubierta de escombros de los.. cerros del norte· &f' Chile,
cuya edad antigua se reconoce por las t obas riol_íticas intercaladas, puede
reconocerse dond·e los esteros ··provenientes de la Alta Co.rdille_ra han cor ta-
do valles profundos, c?mo por ejem~lo, en las quebradas de Tarapacá o en
,el Río Salado al interior d'e Chañaral entre Pueblo Hundido y Potrerillos.
En estos puntos se obser van espesores de escombros y rodados de más de
-500 metrqs. También el corte del río Loa en Chacance muestra solamente se-
·dimentos terciarios, calizas del Loa y rodados.
La falta de denud ación la t enemos solamente en la zona entr e la costa
;y los 3.000 metros de altura . .A mayores alturas caen anualmente precipi-
taciones r egulares qu e bajo condiciones favorables, como suba.1elo poco con-
-sistente, especialmente en las arcillas salinas rojas de San Pedro de .Atacama,
,producen efectos de denudación intensos, como por ejemplo, el espléndido
-paisaje de Badland (paisaje malo) cerca de San P edro . En rocas duras,
-sea en la roca fundamental o en las riolitas, se observa una fuerte erosión
sólo en las quebradas, por las cuales corren enormes cantidades de agua des-
¡més de una fuerte lluvia .
F . G. 11.
<
162 DR. JUAN IÍRÜGGEN.
•
. •'
FUNDAMENTOS DE GEOLOGIA . 163
.por Jo tanto P.S imp,osiblP. gue l as dunas provengan del norte. Lo mismo que
-en la Pampa dP.l Tamarugal, se trata de arenas fluviales que en parte provie-
nen d'P.l río Copiapó, P.n parte de otras qu ebradas secas, donde fueron deposi-
tadas por inun1daciones ocasionales y en seguida -arrastradas por el viento.
Por P.Sta razón las µrincipales formaciones de duna:;¡ se encuentran al norte-
-del río Copiapó. En parte, la arena ha sido transportada directamente desde
,su vall P. hacia el N. E. y acarreacla hacia arriba hasta los portez1:relos que con-
ducen al norte .. En parte, ella proYendrá de la costa, como la faja de unos
-dos kilómetros de ancho por 10 kilómetros de largo qne cubre el ancho fou-
do dP.l curso supP.rior de la quP.brada Corralill o. Los aislados arbustos ver-
0
·des y las manchas dP. plantas que crecen ~n mec'l.io de las dunas, ind'icau nn.
·movimiento muy lP.nto de la arena .
En la costa dP.l nortP.. las dunas son más frecuentes ~ue en el interior·
-del desierto ; pr.ro siP.mpre son poco importantes si s" les compara con la~
-dunas costaneras dr. Chilr. central. Esto indica qne las arena:5 d'e las dunas
-eost'aneras provienP.n en primera lín ea de las arenas acarreadas por los ríos
.Y sólo r.n proporción muy reducida dr.l trabajo erosivo del mar, a no ser que-
,se tratr. dP. costas compur.stas por sedimentos glaciales que se destruyen fá
-eilmente .
La arr.na de las dunas del precipicio de la costa entre !quique y el río
Loa provi1mr. en su mayor parte dt~ las arenas superficiales de la t erraza
·principal. Se trata principalmente de dunas depositadas al abrigo del vien-
to, ·como por ejemplo., delante del precipicio de la costa, como la dµna gran-
de al lad'o dP.l camino d e ! quique al ind rior (Fig. 48). Estas "dunas avan-
.zadas" están ligadas a la existencia del obstáculo y po; consig·uiente, care
,cen casi siempre de movimiento. En la Chimba, al norte de Antofagasta,
.aparecen las dunas como p equeñas acumulaciones d(\ arena arriba en la te-
,rraza d'e 40 metros al lado del barranco escarpado de la costa. También és-
tas son inmóviles, pues están situadas en el ángulo muerto de la corriente
.de aire ascendente que sube en el acantilado.
Comparando los desiertos del norte de Chile con los de otros confinen-
·tes, como por ejemplo, el Sahara, llama la atención la escasa importancia
.del desierto de arena . Este hecho se explica no sóln p.or la escasez extraordi-
.naria de lluvias en el norte de Chile, sino también por' el matePial rocoso
-del subsuelo. En el Sahara, gran parte de la superficie está. compuesta por
areniscas, que por insolación fácilmente vuelven al estado de arenas; mien-
\
:tPas que en los desiertos del norte de Chile predominan las J'O!'firitas com•
-pactas; ni son frecuentes allí las rocas granodioríticas que se transfo-rman
-fácilmente en maicillo. También las areniscas porfiríticas son tan compacta~
.que por los cambios de temperatura puede.n separarse astillas, pero no sEt
.descomp.onen en arena . Además .las sales, que abundan en todo el desierto-
164 · DR. JUAN BRÜGGEN.
del norte constituyen con frecuencia un cemento superficial que impide la.
formación de arena, suelta.
El desierto del ,norte de Chile tiene pocas de l as .formas pintor escas que·
han sido reproducidas en numerosas fotografías en 1~ c~ra de Walther sobre
l¡ '' Formación de' los Desiertos''. Rocas de hongos, wadis, cerros testigos..
etc., faltan absoluta.mente en el centro del desierto; ellas son más frecuen·
tes en las zonas semidesérticas y aparecen especialmente en las estepas de·
la Alta Cordillera. Estas formas no solamente están r elacionadas con otras-
c~ndiciones de clima sino que también con determinadas clases de rocas;
para su formación se necesitan rocas esjpttificadas de diferentes durezas co-
mo existen en las cap'as de fa Formación Riolítica. Especialmente para la for-
mación de los wad'is, " ,cerros lenguas" y "cerros t estigos" se necesita una
accion erosiva m&y fuerte del agua y no la acción del viento como supone·
W:alther, como explicaremos en l as líneas siguientes. ·
Los wadis 'tienen un representante típico en las quebradas de Qu.isma
y Chintaguay al sur de Pica. J\'l·uy hermo,, .... es la forma de semicírculo del
cierre del valle, en el llamado Salto de Chintaguay, en el cual la pared ,ro·
cosa tiene una altura de mios 80 metros; arriba sigue el vallt> con pendieÍftlls.
más suaves; pero después se trarn,forma en una angosta garganta que ti~ne
en el fondo apenas cinco metros de ancho. Poco despv~s de la: tmión de l os
dos na cimientos principales se encuentran otros cierres de valle con desarro-
llo semejantP. ·y sobre ellas siguen de nuevo fa ldas suaves. También el valle-
del 'Wadi Ben Hur descrito por Walther, sigue encima del cierr~ semicü;cu•
lar presentando faldas ·más suav't!s, como puede verse en la fotografía daúa.
por el autor citado . Lo mismo val e de las quebradas lateraies del wadi Hof·
del plano d'e Schweinfurth r eproducido por Waltrher . En los supuestos t ér-
m~nos de anfiteatr o de las quebl'adas se trata simplemente de las paredes.
en forma d'e semicírculo de un salto de agua en una quebrada seca. Si su-
ponemos que en el salto del Niágara desaparezca el agua, tendremos.
también una quebrada de paredes verticales, que valle arriba ter-
minaría en una pared vertica} en forma de semicírculo, más allá de la cual la
quebrada continuaría con faÍdeos más suaves . Por lo demás, estas formas no·
indican un clima anterior más lluvioso sino que se explican perfectamente·
con las a-Venidas que bajan de tiempo en tiempo por las quebradas secas.
Tampoco sen obra del viento l os "cerros testigos" ni los de forma de
"lengua" que se observan especialmente en la Formación Riolítica, entre·
Calama y Chiuchiu, sino estas formas Re deben a la erosión de esteros que disec-
t an el borde de una altiplanicie . Las observamos también en climas lluviosos.
como en el bord'e norte de la " Schwabische Alb" en Alemania, sólo que ahí
la v~getación dificulta el traba.jo erosivo del a.gua corriente; pues los es•
combros que se deslizan por .Jas faldas, borran en parte las pendientes fuer-
'
FUNDAMENTOS DE GEOLOGIA. 165
bre con la " costra de polvo" descrita por Mortensen . Esta costra petrific;
todas las huellas de carretas, de modo que se conservan durante mucho~
años .
La excavación de grandes depr~siones por el viento es poco probablo
debido a la manera como actúa este elemento atacando siempre mayores su
perficies. En contraposición con el agua, el viento no concentra su fu erza
en algunos puntos o líneas en las cuales pudiera producir una erosión ip.á,
fuerte. En el caso del descenso de la meseta del desierto de Libia al 'gran
oásis, el.viento actuará con más intensid'ad en la-meseta misma .que abajo en
la depresión, especialmente más que en el pie cl'e la faÍda, donde según
Walther debería esperarse la mayor acción. En el caso de una acción fuerto
de la denudación eólica debería destruirse más la falda superior que el pio
y el piso "de la depresión, de maner a que una depresión t ectónica no podría
permanecer mucho tiempo con sus paredes escarpadas . La permanencia db
estas paredes hasta hoy día se debe precisamente al escaso efecto de la
denudación en el d'e sierto.
La gran claridad con qne se presentan en los desiertos del norte do
Chile las diversas formas morfológica,s, p ermite explicar también oti·o fe.
nómeno, los llamados "escalones de piedmont" que según varios ' geógrafoi,
se. deberían a la erosión retrógrada d"e una "superficie rocos,a de piedmont '·
en una serranía. Esta planicie avanzaría contra el pie de la serranía en for.
ma parecida a la plataforma de abrasión mar ina. Es un proceso inexplica-
ble porque significaría que en la superficie plana, que avanza hacia la se-
rranía, la denudación debería ser mil veces más fuerte que -en las quebra.
das que vienen de los cerros, con fuerte pendiente, en las cuales toda la fuP.r·
za de erosión del ag1,1a se concentra en u11a línea angosta. En los escal_ones
de piedmont por el contrario se reparte la fuerza de erosión en· varias. an-
chas planicies. También la conservación de pequ eños restos de terrazas que
se observa11 a menudo en l as faldas de los cerros, muestra que la erosión se
limita casi exclusivamente a las quebradas y faldeos, pero no se extiende
a las partes _planas .
Los llamados "escalones de flaneos o pieJ.mout" en el norte de Chil.l}
no son sino la antigua superficie que en las fl exuras o fallas ha bajado o
subido en forma de escalones.. Esta clase de dislocaciones se puede recono-
cer fácilmente donde las riolitas forman la superficie de como ocurre en Pica
o en el interior de Calama, en el camino a Turi. (Compárese perfil figura
40) . L o mismo se pÜede decir con respecto a los e~ormes precipicios en el
interior a·e Arica en cuya pared escarpada termina el banco de riolita su-
perficial , que continúa a menudo a muchos cientos de metros más abajo don-
de forma de nuevo la superfieie del escalón infer-ior.
También otra particuJaridad tiene ltna .e xplicación sencilla : En el nor te
de Chile el escalón inferior está en todas partes muy bien conservado, por lo
FUNDAMENTOS DE GEOLOGJA. 169
En un país como Chile, cuyas costas son tan dilatadas, la forma de és-
tas r eviste especial interés, ya que los diversos niveles· del mar dejan ·super-
ficies en las que se pueden reconocer fácilmente los movimientos de la costra
terrestr e. Además, los efectos d"e estos movimientos se extienden más allá
qe la costa actual, llegando, en parte, hasta la alta . cordillera. Desgraciada-
mente, no me ha sido posible todavía llevar a cabo uná investigación siste-
mática sobre el particular; sin embargo, aún las observacione~ aisladas p er-
miten llegar a importantes conclusiones generales debido a la claridad con
que todos los fenómenos morfológicos se h allan d"esarrollados. El resultado
pr incipal de estas observaciones es que la costa chilena no es una pura costa
de solevantamiento, como podría aparecer según la descripción de Darwin,
sino que hubo también hundimi entos importantes.
1•'11:, 47.
FUNDAMENTOS DE GEOLOGIA.
su falda oriental.' s ·egún esto, queda coino única explicación que la falla del
lado oriental de la Cordillera de -la Costa es más antigua que la falla de la..
pendiente costanera .
H~mos visto más arriba, que las dos fallas que limitan la· Cordillera de-
la Costa no son paralelas, de modo que ya al sur de Arica, las mesetas de la.
Pampa del Tamarugal alcanzan hasta el mar, al cual caen con el precipicio.
del acantilado. Detrás de Arica, las mesetas altas de la Cordillera de los An-
d es descienden en grand·es escalones, y frente a ellos se encu entra una ancha.
zona de sedimentación recienté. Se debe esta zona con su baja playa de an-
na a las numerosas quebradas que provienen de la alta cordillera y que har,
d epositado stts ,sedimentos en su desembocadura. ·
En el plano de la figura 48 aparecen numerosas quebraJas de forma
<le valles suspendidos, que d'e sembocan· arriba en el borde del acantilado. Estas.
quebradas se ·h an formado en ·e l t erciario inferior, en un clima más lluvioso
· que el actual. · Pero, después del solevantamiento del bloque de la costa, r ei-
nó un clima desérÜco sin lluvias. Por esto las quebradas no fueron profun--
dizadas en el aclmtilado.
Hasta el río Loa ñay solamente dos quebradas que interrumpen el acan--
tilado d e · 1a costa h asta cerca d'e sn pie. La de Rioseco, que desemboca en
Punta de Lo1os, tiene en sus últirhos kilómetros un declive muy fuerte y ele·
est_e modo alcanza a dese~bocai· en la ancha terraza costanera al nivel <le
ésta. La otra es la de Guanillos, pero en su desembocadura presenta un sal-·
t'o de unos 100 metros, de mod'o ·que el camino de' auto t iene que abandonar-
el fondo de la quebrada y descender por un corte en el acantilado. Son es-
tas dos, las únicas quebradas que desde Pisagn a h asta el río Loa, en una •
longitud de 200 kilómetros h an intersectado la falla de la costa.
Al sm; de iquique, desde el borde sur del mapa de la figura 48, se ex-
tiende una an cha terraza entre la costa del mar y el pie del acant:¡ilado; la
llamaremos la i 'terraza principal' '. El ancho es en gran extensión, entre·
?1,inta 'Gruesa y P a·tacb e, de dos a cinco kilómetros. En parte pr esenta un.
declive pronunciado, de unos 5°, en parte tiene posición horizontal . Encima
d e esta terraza se levantan innumer ables pequeños montículos rocosos, que
a veces se arreglan en grupos de ·u no a tres kilómetros cuad rados d e super-
ficie, en que se h alla una lomita al lado de la otra . La altura de los mon-
t ículos oscila entre uno y veinte a treinta metros; la circunferencia de los.
montículos es c-ircular hasta elíptica. El declive de la falda es bastante fuer -
t e; el pie está cubierto por arena y escombros de fald'a, en la par te más
alta aflora generalmente una punta de roca. En estos montículos se hallan-
los depósitos de guano , sea en grietas qtle atraviesan los montículos, sea ro-
d eando al pie de éstos.
Entremedio de tales zonas d e montículos se hallan a menudo grandes;
extensiones d e una terraza marina, casi enteramente horizontal y perfecta-
FUNDAMENTOS DE GEOLOGIA. 175
mente lisa, cubierta por arenas y conchuela. Parece que se trata de terra-
zas más nuevas que se deben a avances del mar en forma de anchas bahías.
L os montículos hacen la impresión de que fueron originalmt}nte escollos
·,en el mar, como se conocen aún hoy día en la costa . E stos últimos son gene-
176 DR. JUAN BRÜGGEN.
ralmente los montículos más avanzados que quedaron separados del .couti-
nente por los llamados '' ca letoncs'' que son grietas ensauchadas por la ero--
sión de las olas.
Por el otro lado, en ciertas líneas, como por ejemplo, eu la larga línea.
que termina en la Punta Patache, los montículos aumentan en altura hacia
el este y, al pie del precipicio de falla, forman los llamados "morros", cuyo ·
representante más importante es el de Pabellón de P ica. Se trata de cerros .
de 100 a 300 metros de altura., antepuestos al acantilado ele la. Cordillera de-
la Costa, del cual quedan separados por un pequeño portezuelo, también de--
80 a 250 metros d'e altura. Los faldeos de los morros presentan tan fuerte-
'
inclina.e ión, cqmo, los montí~ulos . • Donde h~bo e,xplotación de gQ.ano, que· se ·
halla alrededor de la falda del morro, se observa que debajo de los escom.,
bros de falda, la roca se presenta con precipicios verticales, en los cuales las-
aves de guano parecen haber con struído sus nietos, por hallarse allá bastan-
te protegidos contra persecuciones . R esulta que los morros son formas es-
peciales de fallas. En Punta Pichalo, en Patache, en Punta de Lobos, y ,en
muchas otras pmitas entre !quique y Taltal, se desprenden generalmente-
largos cordones de tales cerros siempre más bajos hasta los últimos mon- ·
tículos de la costa; es d e suponer que se trate de sillas tectónicas transver-
saleR, situa\la-3 entre J'os fallas paralelas. Una forma parecida se conoce·
tamb\Ún en el Valle Longitudinal de Santiago; es el cordón larg~ situado at
sur del cerro de Lo .Aguirre (10 de la figura 19 ), que se despre.n de de la fa-
lla de la Cordillera de la Costa, avanzando 10 kilómetros hacia el este. Está;·
constituído por varios cerros cuya base tiene ~orma más o m enos· circular-
º elíptica ; están separados por portezuelos profundos y disminuyen en al.:-
tura hacia el este .
Un desarrollo mu~ grande toman los montículos de la costa entre 'fo--
copilla y la _peníns.ttla de Mej~llones y en esta última entre la isla Santa l\;[a-
ría o Constih.eión y el cerro .Bandurrias . lSus representantes más australes::
son atrave~~o.s ,po:i;. d nuevo· trazad~ d'el Ferrocarril Longitudinal d ei norte-
al sur dP. L os Vilos.
La parte plana de la terraza principal, donde no h ay estos montículos,.
está cubierta de arenas y conchuela. Nio está excluído que estas art:nas cu-
bren los escollos antiguos, lo que explicaría su ausencia.
Las arenas han sido arrastradas parcialmente hacia el interior, do~d~·
se han acumulado en dunas grandes, que se hallan al pie_ del acantilr,r~o .
por el cual suben por algunos cientos de metros.
De vez en cuando, la t erl'aza principal se interrumpe, retrocediendo !,1
costa hasta el pie del acantilado o de un morro antepuesto, como en Pabellón -
d e Pica y Guanillos. Tales r etrocesos no s.e deben tanto a la abrasión ma-
rina de la terraza, sino más bien al hundimiento tectónico de su continuación,.
como se ve claramente en la figura 48, d'onde la orilla de la terraza al sur ·
FUNDAMENTOS DE GEOLOGIA. · 177
F. G. 12_
178 · DR. JUAN BRÜGGEN.
. ~
FUNDAMENTOS DE GEOLOGIA. 179
.... En el perfil I, tal falla podría existir entre los sondajes 66 y 970 metros,
·habiend'o un gran escalón en vez del ~ declive ~uerte pero uniforme que se
,dibujó en el perfil. Pero, en los demás perfiles, las inclinaciones son bastan-
-te uniforme y no parece que el fondo del mar descienda en escalones.
Para la explicación de la ausencia de declives fuertes en el fondo del
-mar no puede aducirse la sed'imentación, porque és_ta es mínima en las costas
del norte, donde no hay ríos que pudieran atraer mayores cantidades de se-
-dimentos hacia la costa. Por el otro lado, la abrasión marina en la .costa
:rocosa es muy insignificante .
. . Parece que la parte sumergida del continente, al haberse desprendido
-del bloque continental, sufrió solamente ligeras dobladuras cuyas inclina-
ciones no pasan de 7°. En vista de las grandes distancias a q11c se extien-
·<len estos declives, su efecto de dislocación vertical es mucho maynr que el
-de las fallas. ,
La ausencia. de descensos 'bruscos en el fondo' del mar i~dica que no h·ubo
:rupturas en .la costra terrestre situada debajo del mar. Con esto se explica
porque hay tan pocos temblores en el norte de Chile que tengan su foco en
·1a profunda fosa de Atacama, como Jo comprobó el R. P. F. Gun-Bayer a bá- -
·se d'e los sismogramas registrados en La Paz, La Plata, etc. La mayor parte
·de los temblores del norte tienen sus epicentros en la!! fall11s del <'ont.inente.
La forma del descenso del fondo <lel mar, como se presenta en los per-
files de la figura 49a., tendrá también una notable influencia en varios fenó-
-inenQS oceanográficos, por ejemplo, en la repartición de las temperaturas,
~n la riqueza en plancton y peces.
Las temperaturas bajas del Pacífico en el norte de Chile se deben me-
:nos a la corriente de Humbolbque al agua surgen'te que sube desd'e las gran-
FUNDAMENTOS DE GE0J..,OGIA. 181
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Fig. 49 a.
<les profundidades del mar. Esta agua profunda vfone a restituir al agua
superficial que es arrastrada hacia el 1\TW. por el viento paralelo a Ja costa.
Según la teoría de Ekman, est e viento causa en la superficie del mar un mo-
·vimiento de remolino por el cual el agua superficial, calentada en ·el contac-
to con el aire y por los rayos del sol se desvía hacia el mar abierto. El agua
,que la substituye y que proviene de mayor hondura, es muy helada, ya que
aún en medio de los trópicos, la t emperatura del agua entre, Jos -50 y 100 me-
tros de profundidad, es · de solamente 14° C. · ·
En realidad, si la t emperatura baja d'.el agua del mar que baña las costas
-d el norte, se debiera solamente a la corriente Humbolt, tratándose de aguas
polares transportadas por dicha corriente hacia el norte, no se entendería
-que la temperatura superficial del mar no aumente entre Antofagasta y
Callao en más de 19 C., y que, en prim avera y verano, el agua de Antofagas-
ta es en 1,5 9 C. más caliente que en el puerto peruano.
En las zonas de la costa, a las cuales está antepuesta una ancha plata-
forma sumergida, como en los perfiles I y II, debemos suponer que el agua
-surgente fría alcance la superficie ya a cierta distancia, a unos 6-10 kilóme-
tros de la costa. Algo parecido Jo indica..R .· C. Murphy al escribir:
182 DR. JUAN BRÜGGEN.
La península de Mejillones.
Meseías
/ f a l l a;
. ·r
ZO Km.
'º
.. . . i
N s.
Mesefa
Bondurrio:J·
f Km.
F!g. 51...L.Perfil por la costa de la babia Herradura.
;_ uperficie de las rocas graníticas que constituyen la base del Morro de Me--
jillones, se inclina hacia el sur y encima de ella sigue una serie d'e a lo me-
nos 200 metros de capas terciarias incJinadas que se componen en su ·mayor·
parte de areniscas amarillentas a las cuales se intercalan bancos blancos,.
probablemente d~ kiselgur, que no era accesible en el precipicio de la costa.
A. la misma serie pertene,ceráu también ]Jis calizas de Santa .María que se-
. encuentran .a tmos ,10 . kilómetro,.s al ·,S.E: Pe.ro toda esta serie está cortada_
arr1ba por la superficie casi horizontal de la terraza principal y, en el snr
por la falla de la meseta Bandurrias. La historia r evelada por el perfil clti·
la figura 51 sería la siguiente: al prü;cipio se depositaron encima de una
superficie p1ana de rocas fundamentales las capas marinas t erciarias que·
cubrían también la _m eseta del cerro Bandurrias a la . der echa del perfil. /Des-
pués las cap.as se dislocaron tomando inclinación .Y fueron denudad'a!, for--
mándose la planicie de la terraza principal que continuaba probablemente ·
encima de la. actual meseta de Bandurrias . Más tarde esta meseta sufrió u11 ·
nuevo solevantamiento por un movimiento póstumo en la misma falla ..
Este movimiento es tan nuevo que una quebrada que atraviesa la falla, no -
presenta indicios de un profundizamiento' posterior, sino queda como va--
lle suspend'ido a unos 50 metros encima del nivel de la terraza principal.
FUNDAMENTOS DE GEOLOGIA. 185
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Fi~. 52.- Perfil al Este del Morro Moreno.
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Fig. 52 a.
costa sino los restos de la peniplanicie, los que terminan a una altnra entro:: ·
900 y 1. 000 metros .
.A estas planicies se anteponen unas terrazas rocosas d'e 10 a 15 kilólme- ·
tros de ancho y de alturas entre 400 y 500 metros . Están fuertemente disec-·
tadas pm· quebradas y, en las cercanías de la , costa se hallan disueltas en
cordones aislados entre los cuales se intercalan las anchas terrazas marinas-
de acumulación . La terraza rocosa de 500 m etros de altura corresponde pro-
bablemente a un peldaño q~1e perteneció a la peniplanicie y que no subió a .
1
la misma altura que los llanos de Los Cristales.
. -
Fig. 53.- Perfil por los cerros de 8a costa de Carrizalillo.
(Longitud del perfil es de unos 50 Km.). F = falla.
..especial en el valle del Huasco, que es conocido por sus terrazas de solevan-
tamiento; pero su perfil transversal permite distinguir también un hundi-
:miento aún más importante.
En la ciudad de Freirina, que dista alrededor de 20 kiló_metros d'el mar,
_se ob"servan en la falda sur las terrazas· indicadas en la Fig. 55 que en el
Ja~o norte se han dibujado solamente en forma esquemática.
:-----
'
- ====::::_-_-
Otras mesetas marinas son los Llanos d'e Tunea en la desembÓcadura de11
río Choapa. En escala más pequeña se r epiten tales mesetas en la desem-
bocadura del río La Li.gua y en la región de Quintero, cuyo cerro constituía:
también una isla en el mar del plioceno.
'
Entre Los Vilos y el río La Ligua hay una ancha terraza. rocosa de unos
100 metros de altura. Al norte del Aconca·gua tiene 140 a 150 metros y al sm·
,del mismo río, unos 200 metros de altura.
separado poi: una falla del granito que forma tm pequeño cabo al sur del
pueblo d~ Matanzas. Au49.ue la falla no se p_uede ver directamente, la ausen
cia de rodados de granito y arenas graníticas en el Terciario, que se pue"dt,.
seguir hasta a 10 metros de distancia del granito, hace muy improbable unü,
sedimentación sobre esta roca.
En el Terciario, rico en fósiles, hay excavada u:p.a terraza, que tiene má.:..
o menos 15 kilómetros de .¡.incho ; ella empieza en la costa a una altura de-
80-lOQ metro.s y sube paulatinamente -al interior hasta alcanzar lo~ 160 me-
tros. Al norte del río Rapel, la t erraza. se presenta como una superficie coTl'.1.-
pletamente plana, cortada solamente por ·1as quebradas grandes que tienP'A> ,
su. origen má'S JÜ interior. En el" Cbl"te del camino clel fundo Bucalemu se-
puede ver el euaterriatio marino, que empieza con 50 cms . de conglomerado~
basal, formado por rodados d e 10-20 cms. de diámetro; sigue después un IDP-
tro de areniscas p,oco consistentes, con conchas mal conservadas, y más arri-
ba otros dos metros de rodados.
Sobre esta primera terraza se levanta, en un sólo escalón, otra terrazar
que comiénza a 260 metros de altura y que se extiende hasta el Valle Longi-
tudinal. En La Cueva, localidad descrita más arriba, contiene una fauna del
Plioceno superior. El borje de esta terraza está bastante disectado por la
erosión a causa de la poca dureza del subsuelo.
Al comparar las formas de la costa situada al sur del Aconcagua con
las del Norte Chico, llama la at ención que en el sur no se observa el fuerte-
hundimiento de la costa producido durante· el Plioceno, que originó el fuer-
te relleno correspondiente a la terraza principal que en los ríos Huasco, El-
qui, etc., puede seguirse bastante ríe arriba. El valle fluvial más austral que
tiene tal terraza bien desarrollada es ~l del Aconcagua, e~ que los restos de-
la terraza se conservan hasta Quillota. Continúan más arr_iba, pero ·quedan
cubier.tas por los rqdados recientes del río, como se observó en la capta-
ción del agua potable de Valparaíso en Las Vegas.
En lugar d'e las terrazas principales d ~ los valles, se presentan las ex-
tensas altiplanicies de la Corrlillera de la Costa . Estas se han formado tal
vez durante un hundimiento paulatino de ~a costa en el .Plioceno, en 'parte-
por la abrasión marina en las blandas capas del piso de Navidad. En parte-
:son restos de la peniplanicie terciaria.
FUNDAMENTOS DE GEOLOGIA. 197
queñas lagunas separad'as del mar por una baja playa de arena o por algu-
n~s dunas como los lagos de Vichuquén (Fig . 62), Matanzas, etc. Debid'o a
que las partes que se han sumergido bajo el nivel del mar, corresponden a va-
lles excavados en las terrazas cuaternarjas inferiores, el hundimiento debe
haber sido más moderno que el solevantamiento y representa seg{m esto.
el movimiento más reciente de la costa chilena.
Este último hundimiento es también perceptible en la costa dd Nbrto
Chico. Pero faltan ahí las lagunas costaneras, debido al fuerte y alto pre-
cipicio de la costa en ei cual los esteros habían excavado ·solamente quebra-
das estrechas, que se rellenaron rápidamente después del hundimiento.· A es'.
te reljeno rápido contribuyó también la abundancia de sedimentos que lle-
van los esteros que nacen en los cerros de la' costa pobres
.
en vegetación·. En
el centro de Chile estos cerros estaban cubiertos ,Por densos · bosques que
desaparecieron solamente eu los últimos sig-los.
En la costa del centro de Chile alternan los acantilados con bahías más
o menos anchas, en cuyo interior desembocan esteros de diferente importan-
cia. Las bahías no pueden explic.ars<:: solamente por el hundimiento de la
costa, sino en parte se deben al trazado irregular de la falla costanera, como,
puede comprobars11 r.u los dos easos siguientes:
En la figura 60, el último hundimiento de la costa queda evidenciado
por el trazad'o de las curvas isobáticas del puerto de San Antonio. Según
estas curvas,, el pequeño valle, en q.ue está situada la ciudad, se extiende de-
bajo del mar hasta 60 y aún hasta ·100 metros de v1·ufunclidacl, ya que las lí-
neas iso báticas indican su continuación hasta el borde superior de la figt1 ··
ra. Pero, este hundimiento nq puede haber afectado· en igual forma al conti-
nente y al fondo ,del mar, porque con un huudimiimto uniforme, el mar de-
bería haber penetrado como canal al continente al ocupar la parte inferior
del valle. En el mapa vemos que a la terraza de 80 metros de altura· corres-
ponde al sur del valle una parte plana y poco profunda del mar situada en-
t r e O y 20 metros de' hondura. De consiguiente, . la costa misma. corresponde
a la falla, en la cual ha bajado el fondo del mar, subiendo al mismo tiempo I
la terraza en el contin1mte.
La existencia de las fallas, la pude comprobar en el estudio del p.royec-
to de construcción de una grll,n planta industrial en Valparaíso (figura 61 ).
Me llamó la atención que no solamente la alta fald:a derecha del ·estero si-
gue en línea r ecta por la parte ,plana del terreno de a.carreo, sino que coin-
cide también con el límite rectilíneo sur de la parte ro'dosa (y) ·del 'fóndb del
mar . Además varias perforaciones ejecutadas con el objeto de estudiar el
subsuelo, habían encontrado la r oca firme a profundidades insospechada-
mente grandes, de manera que era muy probable la existencia de una falla
qu e seguía el curso del estero. · Si, en efecto, existía esta ifalla, debía haber
otr a falla que provendr ía desde el antiguo fuerte de Los Andes situado en
FUNDAMENTOS DE GEOLOGIA. 199
.J ;
..,
Flg. 61.-Inves tlgaclón •radioactiva en la babia de4 Barón, Valparaiso.
(Las cifras dndican descenso del electroscopio expresado en valts por 10 minutos) .
200 DR. JUAN BRÜGGEN.
(X) en forma ere yurva, y que se juntaría con la primera .. Debido a que a
ambos lados de la falla se ·en cuentran los mismos gpeises graníticos de la
costa, el problema que era de mucha importancia para la est abilidad de un
gran edificio industrial, en un país muy propenso a t emblores, no se pudo
r esolver por medio d e perforaciones.
Por esto propu~e una .investigación geofísica (radioactiva) que r ealizó
un grupo de ingenieros dé la casa Piepmeyer, que se en contraba en Santiago.
La investigación dió como r esultado 1~ existencia de las dos fallas que es-
peraba, además de muchas otras que apar_ecen en la -figura 61. Según esto,
la p endiente escarpada y 1;ectilínea de la falda derecha d'el valle del estero
coincide con la falla. La pendiente úqueada al sur y este de la parte baja
d el terreno h a retrocedidc/un poco debi~o a la abrasión marina, como se ve
€ n el perfil A-B.
Este resultadó es de gran importancia, pues nos indica que la forma
d e la costa no debe ser explicada exclusivamente desde el punto d e vista
morfológico; ya qué la forma que se nos presenta como un cliff típico, es
en r ealid'a d un acantilado de· falla . Este r econocimiento tiene' t ambién una
unportancia consider able para l a ubicación d e ciudades y aldeas en territo-
rios propensos a temblores.
Además resulta de las observaciones anteriores que la continuación
submarina de valles o quebradas no implica siempre un hundimiento del con-
tinente vecino, puesto que junto con el hundimiento d el fond'o del mar pue-
d e h a berse producido un solevantamiento del continente. En r ealidad te-
n emos detrás de la costa de San Antonio y Llolleo extensas ter razas de ori-
gen marino y en parte cubiertas por mayor espesor de conchuela, que se h an
e:xplotad'o en pequeña escaia en el curso, inferior del est ero d el Sauce. Por
el otro lado, las grandes lagunas situadas en el curso inferior d.e los esteros
-pequeños, como, por ejemplo, la laguna de Vichuqu én (Figura 62), se puede
explicar ~ola,mente por un hundimiento efectivo de la tierra firme. '
No describiremos las costas de Constitución, Chan co, etc., que geológi-
~amente son poco conocidas y donde la Cordillera de la Costa m uestra en
todas partes extensas t errazas marinas. y altiplanicies . El desarrollo an -·
tiguo de la r egión d e Concepción y Ara?co está d escrito más arriba, a ba-
se de las figuras 14 y 15 habiéndose establecido la edad mod'erna cuat ernaria
d e las fallas de la costa. L a altipl anicie de Arauco se en cuentra antepuesta
a la Cordi.Uera de la Costa; constituye un complej o único que tiene sólo su
correspondiente en el norte del Perú, en Paita. A esta ~rreguJaridad' se debe
que los movimientos modernos de la costa son algo más complicados.
El cuaternario marino se ha depositado én el curso inferior y medio ' del
río Carampangue, en una larga bahía, lo que indica un hundimiento de la
,c osta antes d'e su fo~m ación. Del mismo modo, la presen cia de los lagos .La-
'nalhue, Lieulleu, etc., comprueba el hundimiento reciente ·d e la costa, co-
. FUNDAMENTOS DE GEOLOGIA. 201
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DR. JUAN BRÜGGEN.
las palabras ''terraza de cancagua'' . La playa o hdo · fue formado por las
-olas, al pasar encima de la playa depositando a las arenas arrastrad:as en el
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FUNDAMENTOS DE GEOLOGIA. ·205
en toda ,:ilase d'e conchas marinas, indica que las terrazas deben su origen a
grandes lagos de agua dulce, parecidos al Llanquihue, que se formaron des-
¡pués del retroceso de los glaciares . El desagüe, por lo menos, de lós la-
g·os más septentrionales, tuvo lugar por el canal de bhacao. No puede sor-
prender que las profundidades de este canal rio correspondan exactamen.te
a las formas de un valle :l'luvial, pues el fondo debe haber experimentado
·grandes cambios a causa de las fuertes corrientes de las mareas que alcan-
·zañ· 14 y aún 16 ~ilómetros por' ho1·a . '.
Solamente en el sur, · en el Golfo de Corcóvado, que· rodea por el sur a
·Cliiloé, parece que el mar ha estado presente siempre d'espués del retroceso
-del hielo, como se desprende de las observaciones' de Da.rwin, ·q ue en la !isla
L émuy encontró- una gran éántidád a'.e conchas destrozadas ·a una áltura
-de 6 a 15 metros. ·~tefferl inºé ncioua también que en las· islas situ'aclas en' la
parte norte de Cliildé oriental faltan ·en las alturas los restos de conchas y
.aparecen sólo desde la mencionada isla de Lemuy hacia el sur'. ·
Mientras la costa occide~tal qe C4iloé no_ presenta interrup.ciones por
bahías, ra costa oriental muestra numerqsas- bahías que en parte correspon-
-den a los diferentes lóbulos del borde del glaciar, como se deduce de las mo-
rrenas situadas . al interior de- las bahías. Son idénticas a las '' Folrrden''
que presenta el mar Báltico en su costa oceidental.
Una perforación ejecutada en Mauao, en el NE. de Ohiloé ha encontra-
<lo- el cuaternario marino entre los -204 y 220 metros de profundidad, que
descansa sobre una arcilla morrénica; además,, los primeros 155 mts. se compo-
nen t ambién de capas glaeiales. Según esto; las capas marinas interglaciales in-
diaan la .. existencia de un ancho golfo situado entre la' isla d'e Childé- y la
Cordillera de los Andes . En la época intergla'c ial e's te golfo puede haber a'!·-
eanzado hacia el norte mucho más allá de Puerto Montt.
· La costa accidental rectilínea de la isla de Chiloé es, según vimos más
arriba, la continuación d'e la falla que constituye más al norte el ·pie de la
Cord:illera de · la-Costa. •·
En Ohiloé, la Cordillera de la Costa está formada por una larga lomá
llamada 0ordillera de Piuchué que culmina en el cerro Capitán Maldonado
con 620 metr~ sobl'e el mar. Vista desde el este, parece tratarse de una
larga ">deseta qu:e termina en- el sur ..en -la· ancha depresión ocup.ada por el la-
go de Cucao que atraviesa todo el eje de la isla. Más al sur siguen mesetas
más cortas que al fin doblan hacia: el este, de modo que la Cordillera de 1a
Costa encuentra su término en· la alta isla San Pedro; situada en . el S. E.
de la isla grande Chiloé. Esta isla está encajada en la parte S. E. de la
isla principal y alcanza 975 metros de altura . Se compone de pizarras mis
-cáceas, lo mismo que toda la Cordillera 'de la Costa situada al sur del Bío-Bío.
La forma d'el c;lescenso en faldeos largos inclinados suavemente hacia el sur
:y de declive abrupto hacia el N., indica el origen tectónico del ancho golfo
206 DR. JUAN BRÜGGEN.
de Huafo, nombre que tiene la salida del Golfo Corcovado hacia el océano.
Los largos faldeos parecen corresponder a la antigua peniplanic!e que cles- -
ciende hacia el mar.
La isla San Pedro ofreee ya todos los caracteres de la erosión glacial _
que se observa en los archipiélagos más australes, en las Guaitecas; y el.
pequeño canal que la separa de la isla principal ya no se distingue de l.os-
canales patagónicos. ..1,..
Debido a la dobladura de la Cordillera de la Costa hacia el este, apa--
rece una ancha planicie o meseta· ·-antepuesta a ella en el oeste, que por su
situación tiene algo de p¡µ-ecido con la provin'<ia de Arauco, que también.
es una meseta antepuesta. a lós cerros de la costa .
La do.J;¡).a.'dllra.· de la Cor.dilla.ra <le la Costa hace ' r ecordar la curvatura1
más pronunciada que presenta la misma cordillera en el Cabo Raper y en
forma aún más grandiosa en el t érmino austral del continente en el sur de ·
la Tierra del Fuego .
6.-Patagonia y Magallanes.
(Fig. 69)
Un hecho notable, que se conoce desde mucho tiempo, son los extensos
bosques de árboles muertos, que aún durante la marea alta salen del agua
salada de la costa.
"
L a primera de.scripción de este fenómeno la da An'tonio de Vea al des-
cribir su entrada al río Témpanos . En· la página 567 del tomo XI del Anua-
rio Hidrográfico leemos:
"Quiso Dios que hubiesen entrado todos en el estero hasta donde anduve tres :eguas, y
en él por mar muerta a vela y remo fui subiendo 'la vuelta de NO. y O., SO y SE.,. por sus. mu-
chos tornos. dos leguas. Es toda Uerra baja e igual el agua con era, muy pantanosa, los ár-
Nlel secos 7 descabezados y algunos arrancados de los vientos.
También el Dr. Steffen (3. tomo 2 p. 300) da una descripción muy ilus-
trativa de este fenómeno.
"l'oda la ribera sur del ,golfo (Bahía San Rafael), está guarnecida por una ancha faja
de árbo\·es muertos, de manera que según la expres,ión del padTe García, se gana desde lejos
la Impresión de ver los mástiles de los buques de un gran puerto. En tiempo de marea boja,
todos los bájos antepuestos a esta ol1illa aparecen cubiertos de restos de selvas antiguas, un
verdadero caos de troncos, oalos y ralees muertos., _en medio del cual es bastante ciiflol. 'en-
contrar -la saJlida del rio Témpanos".
se
superfi~i~s'- dP. ~ucbos' kil6metroi; cuadra.d os que inunda~ duÍ·ante ]~ ~area
alta y que están cubiertas de extensos bosques muertos. Tal superfi cie gran-
de se observa en la desembocadura del río San Tadeo y en la orilla sur de su_
brazo occidental, el Paso Expedición. Gran parte de los árboles secos salen
del agua salada aún durante la marea más baja, de modo que no cabe duda.
acerca cte un verdadero hundimiento del terreno.
Pero, queda el problema, de si St! trata de un hundimiento general ele··
la costa, incluyendo también las regiones compuestas de rocas duras o si se .
limita el hundimiento al t11rreno de acarreo moderno.
En el último caso se trataría de una compresión de los sed'i mentos. mo-
dernos por el peso de las capas depositadas encima de ellas y el movimtento .
se limitaría al terreno moderno, como parece a primera vista.
En caso de tratarse de un hundimiento tectónico, el fenól)leno de'bería
observarse en mayor extensión y no debería limitarse a las regiones bajas..
ere sedimentación r eciente, aunque éstas son las más apropiadas para obsel.'- .
var los efectos del hundimiento.
El punto más septentrional de un hundimiento se halla en la desembo-
cadura del río Chamiza, a unos 10 kilómetros al este de Puerto Montt, don- .
de el Dr. Steffen (4. p. 89) observó ·· muchos troticus de un' bosqu~· muerto,.
pert.eneciente a un tepual inundado por el mar .
E l Almirante Francisco Vidal Gormaz cita varios puntos en que obser-.
vó hundimientos recientes. Así, al explorar el seno de Reloncaví en 1871,
los vecinos de la laguna de (~uetru le contaron que los terrenos ocupados por ·
el mar, habían sido cultivables en años no muy remotos .. La causa del hun--
dimiento habría sido el terremoto de 1837. Otro dato en la misma región se
r efiere a las islas Chauques, donde aparecen sobre el agua del mar inmenso!) .
troncos de alerce cortados por medio del hacha de fierro, lo que indica mi
hundimiento en época reciente. En la parte extrema del estuario de Castro,_
cerca del pueblo se ven los restos de un bosque de quilantares en los- momen- ..
F. G. 14.
210 DR. JUAN BRÜGGEN.
tos de marea baja escorada. Y al fin, en la punta sur de San Agustín, costa
norte del estero de Rulo, se nota en la playa una hilera de tiques inclinados
·hacia el mar y cuyas raíces, lavadas por las altas mareas, se encuentran en
-descubierto.
Todos estos puntos pueden ser terrenos de sedimentación reciente. Pero
-de mayor importancia son las observaciones que hizo el Almirante en las is-
las rocosas de los Ch~nos; dice la memoria citada: ·
"Viajando en 1857 por el inmenso laberinto denominado a~cbipiélago de Cllonos, pudimos oh-
. servar con harta frecuencia que peq.ueños is!:otes roqueños y de corta exten&Ón y altura se
,hal'laban sosteniendo aún· en oie los restos de una vegetación robusta. Corpulentos árboles se-
cos o muy extenuados escondian sus desnudas ralees entre las grJetas de las rocas que bañaban
tJas a1tas mar eas . .. "
"Pero en esta región no hay un solo caso conocido en que ello hubiera ocurrido, pues el ·
hundim'ento se limita a terrenos formados por las arcillas lis tadas, o sea, los depósitos de; .
fango de los ventisqueros en aguas tranquilas".
. E.n, la- zona -árida del desierto .del norte, la línea de las -n ieves rtarnas
.- alcan,za sus mayores alturas. Según· una amable comunicacüón del '>eñor
·,Cari9S Pauh;e~,.-habría nieve etern a en los volcanes. g,emelos. de Paillas>hata
·(18° 08 '), al jnteriQr de Arica . El septentrional de ambos, el Poianape
(6.240 metros) tiene segúñ este caballe!o, un glaciar grande hacia el laco
. oeste y otro_menor haci~ el -sur, ambos. en territorio chileno. Tambié-n el voJ·.
. cán ~uallatiri, (6.060 metros) situado un poco más al sur tiene nieves eter-
nas ., La línea de las nieves. se hallaría -enton ces un . poco debajo de los se~~
, mil metros.
Pero más hacia el 'sur , donde las es.casas precipitaciones. atm.osféricas dis-
· minuyen aún más, parecen faltar las nieves et ernas aún en los cerr os m{is
::-altos como en el L lullaillaco con 6,700 metros . Esto se explica, no sólo por
· 1a insignificancia de las precipitaciones a tmosféricas, de 5-10 cms., a una
7altura de alrededor de 4 . 000 metros sino . que especialmente por la extraor-
dinaria sequedad del aire. Según Knoche, Chuquicamata situado a 2.660 me-
· tros de altura, tiene un exceso de evaporación d.e 393 cms. y Coll ahuasi a
-4.800 metros uno de 150 éms..
También en la época glacial, el norte de ·Chile tuvo un clima r elativamen-
. te seco, de manera que sólo se ,p odían desarrollar gladiares insignificantes
·que han alcanzado apenas 5-10' kilómetros de largo . 'El límite de ·1as niev~s
~ternas estaba situado en la última época glacial a los 5.000 metros, Io· -que
FUNDAMENTOS DE GJ¡}OL,OGIA. 213
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Fig. 63 b.- Capas glaciales en el Km: 150 del Fer.r ocarril a Salta.
:3:. arena arcillosa con piedras pequeñas hasta 10 cm.
b. acumu!!acñón de grandes bloques de 1ava.
<l.tobas· blancas de piedra pómez. ·
sedimento químico del antiguo lago. También el gran Salar de Atacama es-
taba cubierto por un enorme lago, cuya terraza se h alla a unos 20 a 30 me-
tros encima del fondo actual del llano. En el norte, d'onde desemboca el
río Grande, se trata de una terraza de acumulación de rodados gruesos.
que se· halla al lado oeste del río, frente al pue blo de San Pedro. En la falda
oriental de los Cerros de la Sal hay una larga terraza de abrasión, que en ·
parte está cubierta por rodados obscuros más pequeños .
En la cordillera de Copiapó principian con mayor frecuen cia cerros lla- -
mados "Nevad'os". Según Brackebusch, el cerro Potro (28° 23') con 5.830-
metros, es el cerro más .septentrional de la Cordillera Qhilena-Argentin~ qu~
tiene glaciares, ·cuyo ;término pa.'rece hallarse a 5.200 metros· de· altura.
En el Bo·lsón de Maricunga se observa un anfiteatro morrénico bien des-
arrolládo, de la 3a. época glacial, más o menos a cin co kilómetros d'el pie-·
del Cerro Tres Cruces, de 6.300 metros de altura.
Las morrenas _terminales más septentrionales se hallan en el río il e-
la La~una, como se llama el curso superior del río Turbio, el afluente prin-
cipal del Elqui. Se encuentran a una altura entre 3 .100 y 3 . 200 metros y ·
a unos 50 kilómetros del comienzo del "Valle.
Más valle abajo apar ee.en ar eillas lle bloques más antiguas que constitu--
yen una pequeña terraza encima del río ae la Laguna a 2.440· metros sobre-
el mar . Pertenecerán probablemente a· la penúltima época glacial.
En una situación extraord inariamente baja observé arcillas de bloques eu,
los valles Huasco y Elqui.
R11 .el río Hu asco aparecen en la angostura dr·l Portillo, situada a unos..
1.200 metros entre los pueblos El Tránsito y La Pampa. El material consti-
tuye el subsuelo de un an cho fondo antiguo del valle. En parte presenta una.
estructura típicamente glacial, en otras partes llama la atención que consist e··
exclusivamente en material granítico .
Un sed,imento muy parecido 1·ell~na el fondo' del valle del r ío Claro que-
junto con el río Turbio da origen al río Elqui. En más de 30 kilómetros, des-
de Alcohuaz a 1.720 metros hasta más abajo de Rivadavia a 800 metros, eL
valle del Claro está rellenado por una arcilla de bloques J e más de 100 me 4
•
Sólo en la angostura d·e Varillal, cerca de Riv:adavia, parece tener cierta ex-
tensión.
Los sedimentos glaciales q,ue acabamos de mencionar, no pueden pert~-
,n ecer a las últimas épocas glaciales, sino a una glaciación mucho más gran-
. de, que hizo descender a los glaciares hasta alturas tan .bajas. Deben corre~-
-ponder a la p.rimera época glacial que estudiaremos más abajo.
·. En la costa de Los Vilos, en los cortes del ferrocarril inmediatamente
cal norte del puerto, se observan acumulaciones de grandes bloques graníticos
que deben haber sido -depositados en avenidas extraordinarias de la quebra-
,da por la cual sube el ferrocarril. Es difícil suponer un origen glacial, espe-
cialmente porque constituyen solamente una capa de pocos metros interca-
-lada entr e aren~s y- r odados marinos.
· Al sur. del río Elqui, la línea divisoria de aguas interoceánicas experi-
·men,ta. un fuerte descenso, de modo que, hasta el río Aconcagua la ,altura me:-
,dia de las cumbi:es es d'e solamente 4.350 metros.~ A pesar de. esto, la cor-
dillera tiene e:i;i esta r egión sus. mayores alturas, com"o el Mercedario con 6.800.
-metros y el Aconcagua con unos 7.000 metros pel;'o estos cerros quedan. al es-
·te de la linea divisoria de las aguas, en territorio argentino. Por este motivo
-sólo pocas. alturas .alcanzan en Chile. el límite de las nieves . Sin embargo,
la g·laciaGión cuaternaria ha sido bastante intensa, esto sí, sin que los gla-
ciares hayan salido de la parte central d'e la Cord'illera de los Andes . Esita
_región es de esp.ecial interés-porque en ella 1a zona más. rica en lluvias, 41ue
desde ,los trópicos hacia el sur se halla en la falda ·orie¡ital de la cordillera,
:pasa al lado occidental. ~
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218 DR. JUAN BRÜGGEN.
esto el_ gran desarrollo de los escombros de falda que descienden desde los
altos cerr os vecinos hasta el fondo del valle.
Muy imponente debe haber sido la vista df! glaciar del Maipo en la
última o tercera épqca glacial cuando depositaba el anfiteatro morrénico de
-Puente Alto. Las morrenas se presentan como un lomaje irregular, pero en
·parte están cubiertas por los grandes conos de roda<los provenientes del cor-
·dón del Ramón . La descomposición superficial p enetra en gener al sólo a
·2-3 metros ele hondura en la arcilla glacial . Los grandes bloqiws ,erráticos
que se encuentran en el éamino de Puent e Alto a La Obra están completa-
m ente ·frescos..
La extensión de la superficie de las morrenas • terminales no es muy
·grand'e, debido a que una parte ha sido destruícla por las t errazas fluvia-
1es posteriores. P eró, la mayor parte se encuentra cubierta por la gran ma-
·sa de rodados fluviogla.ciales que rellenan el Valle Longitudin al de San•
tiago, en forma de conq_ de rodados, cuyo espesor será de varios cientos
·de metros. El en granaje en forma de cuña entre la ar cilla glacial y los ro-
·daaos se puede observar muy bien en el corte del río y del camino que con-
-duce a Puente Alto al puente <lel Maipo como se ve en l a figura 64a.
Rio Moipo
s N
Fig. 64 a.-P erfil por ea río Maipo a:l sur de Puente Alto.
Arriba, el fondo del valle longitudinal está formado por las arcillas de
hloqü.es m. 8 que tiene varios metro8 de espesor. Debajo de ella aparece con
límite muy pronunciado una _gruesa capa de rodados y arenas bien lavadas
P.n que yacen numerosos' bloques grandes. Esta capa r."s es una intercalación
<fo sedimentos fluvioglacÍales que se apoya en otra capa morrénica m.1 que
aflora abajo en la pa!ed vertical del corte del río . Debajo de ella aparece ·
otra capa fluvioglacial r. 1• E stas capas pertenecen al engranaje que consti-
tuye la transición de las morrenas de fa última época glacial al .cono de roda-
dos que rellena el valle de S_antiagc, .
La ancha terraza está formada por los rodados postglaciales p. g. que co-
rre;ponden: a las morrenas de la r egión de la Laguna Negra. Su con1posición
220 DR. JUAN BRÜGGEN.
Yeso, en San Gabriel aparecen a unos 300 m etros sobre el río en un antiguo -
fondo del valle del Y eso.
En Melipilla, en la Cordillera de la Costa, las morrenas de piedra pó- ·
mez tienen su may or desarrollo aguas abajo d'e la ciudad : Rellenan casi
completamente el ancho fondo del valle inferior del río Puangue (véaRe ·
figura 7) . La continuación en el valle del ~'faipo es todavía d esconocida,
pero parecen existir en mayor extensión al sur del río, donde el gigantesco ·
glaciar de la segunda época glacial d"ebe haber encontrado su término a po-
cos metros encima del nivel del mar.
La composición petrográfica de las morrenas de la segunda época .gla- ·
cial es muy particular . En muchos puntos consisten en. una toba blanca de ·
piedra pómez. La masa fundamental arenosa carece, en general, de estrati-
ficación y lleva incluídos trozos d~ piedra pómez blanca de naturaleza lipa-
rítica o dacítica. El diámetro d e estas piedras varía entre pocos milímetros ·
y 15 cms. Fuera de esto aparecen piedrecitas esquinadas y bloques más
grandes de rocas antiguas, generalmente de porfiritas m esozoicas . Esta.
composición se observa principalmente en el valle andino del Maipo y en;
gran extensión en los lomaj es que quedan al oeste de Santiago.
En este último punto, asociada con la toba blanca de piedra p_ómez, .
aparece también · una arcilla · glacial típica, con grandes fragme.ntos,. esqui-
nados de porfirita y bloques ·hasta de un m etro de diámt tro. La estructura .
y composición no deja ninguna duda sobre el origen glacial . En esta for- ·
ma, que se observa también al N. de Melipilla, las capas glacütles contienen·
sólo aislados trozos pequeños de piedra póm ez.
En la hoya de Rancagua, las tobas de piedra pómez tienen_ gran ext en- ·
s"ión. Constituyen mesetas bajas en el extremo norte d e la hoya entre San
~.,rancisco y la estación Angostur~. Pero también mucho más al sur, al oeste-·
de Rancagua, aparecen en una rinconada situada al pie d e. los .cerr os altos -
d e la Cordillera de la Costa. En todos estos puntos no se trata de un_sedi•
mento glacial, sino d e piedra pómez fina sin mezcla de piedras, que se ha- ·
brá depositado como sedimento de un lago.
Morrenas compuestas d e material volcánico, p ero sin piedr.a pómez blan-·
ca se conocen también más al sur, ~u el Valle Longitudinal, en el cual ocu-
pan grandes extensiones. Entre los rodados y bloques prevalecen lavas ba-·
sálticas negras . Su mayor extensión la tien en entre el río Laja y Temuco,
como también en la r egión d e Curicó, donde componen los "Cerrillos def
Teno' ', que constituyen un paisaje típico de drumlins .
Muy interesantes son los efectos de las diferentes épocas glaciales e·
-f~t erglaciales en el valle len gitudinal donde causaron alternaciones de épo-
cas á"e' relleno y de erosió~. Con ocasión de m;i. estudio de un tranque pro-
yecta!'f o en Pudahuel se han ejecutado numerosos sondajes que permiten··
establecer el siguiente desarrollo de la r egión, explicado por los p erfiles de-
222 DR. JUAN BRÜGGEN.
la figura 66. A.l fin <;le la penúltima época glacial, las mo11renas de piedra
pómez constituyeron un extenso lomaj e que llegó hasta la falda de la ·Cor-
.d'illera de la Costa .. El río Mapocho corría al sur de su curso actual, proba-
blemente por el ancho llano que separa las lomas de Pudahuel ( de la Loma
:Blanca.
En la época interglacial, el estero de Lampa excavó un ancho valle co-
•tno se ve en el segundo perfil. , En la última époda glacjal -~'l río 1\faip~ de-
positó SU gran COnO de rodados estancando SUS afluentes Septentrionales CU·
,mo el Mapocho y también al río Lampa. Esté último formó un largo lago,
precursor de la laguna de PucTahuel y dentro . de este lago se depositó un
gran espesor d,e arcillas. En esa época, el Mapocho corría probablemente
--todavía por su curso más a1~stral . Pero al fin de la última época glacial, cuan-
-do había r ellenado su lecho en grado tal que podía pasar entre el Santa Lu-
·Cía y San Cristóbal, el Mapocho se .dirigió hacia la región d e Pudahuel. ·Al
-caer encima de la Morrena ffe piedra pómez, excavó un nuevo valle en las
,arcillas depositadas poco antes por el estero de Lampa. P ero, más tarde,
-cuando el IVJ:aipo principió a sedimentar en la Isla rle Maip.o, también el l\fa-
pocho se estancó y rellenó parcialmente el valle, tal como lo presenta el
:perfil inferior ·.
Es posible también que el cambio del curso 'del 1\fapocho se haya pro-
,ducido sólo últimamente, cuando en la época colonial se cambió desde la
.Alameda a ·s u curso actual . En r ealidad, un poco río arriba de Pudahuel,
-el Mapocho está todavía erodando activamente la morren'a poco resistente
. de piedra pómez, lo que indica una edad muy nueva de esa parte de su · curso:
Las morrenas de piedra pómez o de material volcánico obscuro, que
,pertenecen también, a la segunda época glacial, son más antiguas que los
,·grandes anfiteatros morrénicos de la última o ter~era épeca glacial situa~
,dos en las desel)'.lbocaduras d e los Yalles andinos. P _ero son más nuevas que
.la d'epresión del Valle Longitudinal, y como se ve en el valle del Puang·ue,
,cerca de Melipilla, se relacionan bien con la topografía actual, especialmen-
te se hallan ligados a los ·v alles actuales, aun cuando se hallan a veces, comp
-en San Gabriel a gran altura encima del ÍO!!do actual clel valle.
En este sentido se distinguen fundamentalmente las morrenas de la pri-
-mera época _glacial, que ya no presentan ninguna relación con la repartición
de los valles y la topografía actual; son más antiguas aún que la depresión
..o.el valle longituuinal.
Uno de los puntos donde las morrenas más antiguas tienen cierta exten~
·sión es la región de La Cueva situada en la meseta de la Cordillei·a de la Cos-
-ta al oeste de San Fernando. Este punto, importante · por sus fósiles mari-
·nos del plioceno se ha descrito ya más arriba.
La Coruillera de la Costa consiste en esta región en una meseta de 300
:a 350 metros de altura~ en la cual han sido excavados unos pocos valles es-
FUNDAMENTOS DE GEOLOGIA. 223
Acfua/1dod
' ¡
..
224 DR. JUAN BRÜGGEN.
F. G. 15.
226 DR. JUAN BRÜGGEN.
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1,
,C:::::::: cordón morr¡nico \
~ lo.vos <lel
4/ ·
anti,uo volcán Lojt1
corti•nt• ~e
lo.va Ttcie11t1
Fig . 67 . Croquis geo!Ógico del va!l!e del Laja, al oeste del lago.
Fig. 68. Esquema de la repartición de los sedimentos glaciales en el valle longlitudiual entre
los rlos Laja y Bio Bio.
1) rocas fundamental es.
2) arcilla de bloques de la penúltillla época glacial .
3) sedimentos fluvioglaciales de la Última época glacial y sedimentos fluviales más modernos.
4) anfiteatro morrénico de ,la ú:Jtima época glacial. · ·
mentos del cuaternario antiguo, sino solamente las arenas de terraza, que
corresponden a los sedimentos fluvioglaciales de la última época glacial. ~
Por ~ste motivo debemos suponer que en la penúltima época glacial el hielo
se movió hacia el sur, donde su agua de derretimiento encontró probable-
mente una salida al mar en la región del río Toltén.
En forma semejante a la del río Maule, situado más al norte, el curso
superior del Bío Bío penetra en el t erritorio seco del lado Argentino. Esto se
puede observar muy bien en Lonquimay donde solamente la ladera oq_ciden-
tal del río lleva bosques densos, mientras que en la oriental h,a y solament'e
manchas aísladas de bosques prP-valeciendo una vegetación de pampa .
Al oeste de Lonquimay, los volcanes altos tienen glaciares de importan-
cia que bajan desde la falda norte del Llaima (3.100) hasta 1.800 metros y
en la fald'a sur del Lonquimay (2.8HO metros ) hasta 2.200 inetros. Estas ci-
fras no son muy exactas debido a que una espesa cubierta de arenas volcá-
. nilias permite reconoce-; la slrperficie del hielo sólo en alg~nos puntos.. La
~ d e. las nieves eternas debe quedar' a 2.400 metros de altura.
· Cifras iguales encontró Kühn para el '.Lanin (3.700 metros) que está si-
tuado en la frontera al SE. del volcán Villarrica . Toda la. cumbre del cerro
·está cubierta por un casquete ele hielo que termina en una pared vertical
de 30 metros. Gra'ndes glaciares se extienden sólo en dos direcciones: uno
hacia ·el N .W. que termina a los 1.800 metros y otro hacia el sur que termi-
na a los 1.500 metros. Todavía en el año 1897 existió un tercer glaciar gran-
de que bajaba hacia el N., p.ero tenía un r etroceso tan grande, que cuando
Hauthal lo volvió a ver en 1909, estaba interrumpido en la mitad y en 1918
había quedad'o sólo una pequeña masa de hielo aislado. La línea de las nie-
ves eternas se ha1la entre 1.800 y 2.000 _!lletros .. ~
/
230 DR. JUAN BRÜGGEN.
La altura de los grandes lagos del sur es muy irregular: los lagos Villa-
rrica, Calafquén y Puyehue se hallan entre 210 y 240 metros; Panguipulli y
Rupanco, a 140 y 172. Los dos lagos más grandes tieu"en las alturas menores:
el Rauco 70 metros y el Llanquibue 51 metros. Las diferencias se deben a las
condiciones topogr,áficas locales, a la situ ación más alta o más baja del te-
rreno. Prácticamente, los glaciares postglaciales que dieron origen a estos
lagos, habrán bajad'o todos hasta el nivel del mar, nivel que es alcanzado
probablemente por el fondo de todos estos lagos.
En la mayor parte de los l agos, ·el actual desagüe se verifica por e)
mismo valle por el cual se _vaciaroµ las aguas de deshielo de los glaciares.
Una excepción, , la- constituyen los lagos Calafquén y Panguipulli í(Ue des-
aguan lateralmen~ hacia el sur, hacia el lago Riñihue y al río Valdivia apro-
vechando una depresión que, probablemente ya antes d'e la glaciación
existió al pie de lo·s Andes .
Mientras que esta depresión estaba cerrada por el hielo, el lago Pan-
guipulli tuvo un nivel en 100 metros más alto y sus olas excavaron una
terraza no muy ancha que se observa en él camino del puerto de Pangm-
pulli hacia Lanco .
:M uchos de los grandés lagos del sur se componen de una parte occi.'
dental a:ncha situada ·entre el lomaj e de las morrenas terminales y de otra
parte oriental de riberas rocosas d'e fuerte declive que se asemeja a los fior-
dos o canales de Patagonia y que se interna bastante entre los cerros de lús
Andes.
En el lago Llanquihue falta hoy esta prolongación, pero debe haber
existido en las primeras épocas iúterglaciales, porque el volcán Osorno se
levanta en medio d.el -cajón glacial del Todos los Santos que se dirigei hacia
el Llanquihue. Al principio, ambos lagos habrán formado un solo lago que
desaguó hacia el oeste.
Antes del avance postglacial hizo erupción' el volcán Osorno I, cuyo cen-
tro de erupción se halló un poco al oeste del actual cráter del Osorno JI. E)
hielo del avance postglacial dió la vuelta por el pie este y sur del Osorno ']
ocupando toda la depresión del actual lago Llanquihue "Y depositando ·sus
morrenas en su ribera ." Las aguas que descendieron de la cordillera Santo
Domingo, fueron estancadas por 1el glaciar y buscaron una salida hacia el Es·
tero de Reloncaví excavando una angosta quebrada en las lomas que unen
la región del Calbuco con la cordillera citada.
Mientras el frente del hielo, en su retroceso desde la ribera occidental
del Llanquihue, no había ,aJcanzad:o la región de Ensenada, las grandes masas
de agua provenientes del deshielo del glaciar grande, desaguaron por el va·
lle del río Maullín atravesando las morrenas r ecién depositadas en una e!'l-
trecha quebrada. P ero, cuando el hielo se había retirad:o lo suficiente, las
r
FUNDAMENTOS DE GEOLOGIA. 231
de Osorno, donde las aguas de d'e shielo y&. se habían encauzado en l os pro-
fundos y a11chos valles de lo~ r ío& ltahue y Pilmaiquén que llevaron todo~
los sedimentos hasta el mar .
/ Indicios de una mayor ext en sión de los g laciares d e la penúltima época
X,_,$lacial, los he observado hasta ahora en un solo p unto, en T r umao, en la or i-
/ ¿_J!si-sur cTel río Bueno; pero no cabe eluda que se pueden hallar también en
numerosos otros p u ntos. L a primer a región, donde · encontré arcill11 glacial
a la orilla d el mar, es la Punta Godoy, al norte de la desembocadura del río
Maullín. Se trata de unos och0 metros de are:ill a glacial que está fuerte-
mente descompuesta hasta se is metros de profundidad; más abajo signe u n
manto de tres metros ele ar enas y rodado¡; )' después vuelve la arc'tilla cfo
bloques.
En vista de la gran extensión que tuvieron los glac'iares todavía duran-
te el avance postglacial. cubriendo los .!?rand'es lagos del sur de Chi le, •n 0
puede sorprender que durante las épocas glaciales, toda la Cordillera de los
Andes estuv'c)éubierta por una gr a n masa de hi elo con tinental como lo com·
probó E. Ljungner al estudiar las formas glaciales de fa parte alta de la cor - .
diller a . Escribe que durante el máximum de la glaciación probablemente no
existió ningún n una:tak, o sea, cer ro que se levantara encima de la sábana
dehielo, en la part e ocidental' de la cor.dillcra a partir de los 409 L. S. ha-
cia el sur.
,4l•
43°
.....
...
....
470
a
........... ~. b
........ - ......... e
º.___..'º- --·-ºº""'
"19º
Al sur del estero de R eloncaví, en el cerro Yate (2.110 metros ), los gla- ·
ciares descienden hasta 1.600 y 1. 500 metros y en la fald'a austral hasta 1.200
metros. Desde la cumbre del Yate observó Reichert un enorme, glaciar des-
conocido h asta ahora, que desciende del Cordón del Pico Alto hacia N. W .
hacia el canal de Rornopiren; tiene una longitud d'e 30 a 40 kilómetros al-
canzando ,así las dimensiones del glaciar- más grande de Europa. El glaciar
divisado por Reichert termina a unos 800 metros ele altura lo que coincide
con otras observaciones h echas por Steffen en las cordilleras del rio Puelo
étonde, además, pudo comprobar que las faldas orientales tienen una glacia-
ción más fuerte que las occidentales.
Al este del Canal de Comau, la línea de ¡as nieves fué observada por el
Dr. Carlos Martín a 1.300 metros en los cerros de Huanai o Amunátegui ; pe-
ro hacia el este sube considerablemente ; en el portezuelo de .Xavarro ( 42°
43' L. S. ) Krüger la observó a 1.400 metros y en la falda argentina más se-
ca, en el valle del 16 de Octubre se halla a más de 1.700 metros . Al interior
del Canal de Poyehuapi terminan gr andes glaciares a menos de 100 metros
encima del mar ..
La glaciac.i ón de Patagonia Noroc~i.dental ha sido enorme en el Cuater-
nari~, aunque hasta ahora se conozcan en el lado chileno sólo los sedimen-
tos de la última época o más bien del avance p.ostglacial.
CompÁrando el Lago Llanquihue con el seno de Reloncaví, llama la aten-
ción que i:¡.o sólo la forma exterior tlS casi idéntica, sino también la estruc-
tura geológica. También en Puerto l\'Iontt tenemos morrenas terminales que
rodean la ribera noroeste d'el seno. Subiendo por el estero de Reloncaví, el
más septentrional de los canales patagónicos, notamos luego tm sinnúmero
d e rasgos glaciales; a la misma salida del r.anal hay grande~ rocas aborrega-
das en la ribera norte, fenómeno que se r epite en las islas l\1arimeli situadas
frente al cerro Yate . ·
Todo esto indica . que el glaciar que ha depositado las morrenas termi-
nales en la región de Puerto Montt, ha descendido por el valle del Estero de
Reloncaví. Al salir. de la cordiilero/ se extendió en forma de un apeho glaciar
de piedmont, excavando la depresión del Seno de Reloncaví . Interesante
es la repartición de las profundidades en estas bahías (Figura 70) .
Las profundidades del golfo no son considerables, en t érmino medio
de solament e 300 metros excepción h echa de una faja más profU11da que co-
r re a lo largo de la orilla oriental; mientras que las profundidades más
grandes se hallan en el V¡llle relativamente estr echo del canal de Rel oncaví.
El mismo fenómeno de que las honduras -máximas se hallan en los valles cor
dilleranos, se encuentra aún mejor desarrollado en el estero de Comau, si-
tuado un poco más al sur, y en escala gr andiosa en el río Baker . En este ca-
nal existe una serie de depresiones que en parte alcanzan hasta 1.400 me-
tros, interrumpidas por zonas de una profundidad mqcho menor, mientras
FUNDAMENTOS DE GEOLOGIA. 235
I.cycnctA
/
Fig. 70 . Mapa de profundidades de los mares de Chiloé.
que en la costa abierta del Golfo de Penas las profundidades son inferiores
a cuatrocientos metros.
Esta r epartición irregular de las honduras es característica para la ero-
sión glacial cuyos rastros pueden verse en tod'as partes en las paredes ver-
ticales de los canales patagónicos. La gran diferencia de las profundidades
en la, parte cordillerana y la región del antiguo glaciar del piedmont se ex-
plica porque en el valle r elativamente estrecho de la cordillera, el hielo ha
tenid:o no sólo un espesor, sino también una velocidad mucho más grande
236 DR. JUAN BRÜGGEN.
.
Chiloé donde observé morr~nas típicas ,en la región de Manao. El glaciar
de Comau como podemos llamado, . .
quedó separado del d e Reloncaví por las
islas de Puluqui y Queullín, entre la$ cuales hay un canal profundo. H acia
el sur, el glaciar de Comau parece h a betse unido al glaciar d e R eñihue .
En la d escripción de la forma de las costas vimos que estos golfos in-
teriores existen sólo desde el último h,~mdimiento de la costa y que sus d e-
presiones estaban antes ocupadas por · grandes ·lagos de agua dulce comuni-
,cados entre sí, como lo indican las terrazas que aparecen en el mismo nivel.
Inter esante es l'.1 dif~rencia ~ntre la costa occidental y oriental ele la
isla de Chiloé. L a priinern corre, en general, en línea recta y !;epr esenta ]a
~ontinuación no alterada de la costa d el co.ulinente,· situada más al norte .
El lado oriental por el contrario, muestra. numerÓsás ·bahías que en el int e-
rior están limitadas por rnorr~nas t erminales, corno en lVfanao y también en
otros lugares. En parte corresponden a lób}1.los del borde del glaciár. Pero
los cana·les ele Chiloé de ancho r edüciclo se cleberán probablemente a la ero-
sión cl'e ríos subglaciales. En general, est as bahías y canales de ·la costa
oriental de Chiloé son idéntico;,; a las "foehrden " de Slesvig H0lstein.
l\'Iás al sur, donde inmediataniente después d el retroceso del hielo exis.
tió una cubierta · marina, las condiciones de la épo~a glacial eran tambirn
completamente diferentes. Los glaciares gigantescos que provenían d'e las
quebradas d e Yelchu, Palena, et c., se unían en_ una sola masa de hielo que
ocupaba todo el ancho del Golfo d e Corcovado y que terminaba a una dis-
tancia hasta ahora desconocida.
Siguiendo hacia el sur, llegamos a -l a región del Canal lVIoraled'a y d e
las islas Chonos. Por todos los canales de esa r egión han descendido en el
cuaternar io gigantescos glaciar es, uniéndose todos en un solo glaciar enor-
me que bajó por el canal Moraleda ; pero la cantidad de hielo ha sid'o h an
enorme que éste rebalsó por innumerables portezuelos hacia el occidente ;
por la erosión se profundizaron estos portezuelos y dieron origen al sinnú-
mero de canales que atraviesan las islas Chonos y Guaitecas (Fig . 69).
FUNDAMENTOS DE GEOL OGIA. 237
•
• • Q
Arcill• 'f'•y••a. ·
Flg . 71. Perfil observado a la salida del rlo T émpanos, Laguna San Rafael.
FUNDAMENTOS DE GEOLOGIA. 239
Según este perfil, debemos considerar las morrenas en parte cómo con- •
!temporáneas .ª las arcillas rayadas d el terreno bajo. Pero, en parte son tam-
"bién más nuevas que las arcillas rayadas porque, en la orilla de la laguna,
éstas se hallan debajo de la arcilla glacial. ·
En todas partes, el anfiteatro morrénico presenta sus alturas más gran-
.aes ,cerca de ~a orilla 9-e la laguna y de allí desciende la superficie lentamen-
te hacia afuera, hacia el terreno bajo, constituído por las arcillas rayadas.
En forma muy clara pued~ observarse esto a la salid a del río Témpanos. Es-
te comportamiento que vale pa:ra todos los anfiteatros morrén~cos, tiene
·como consecuencia la existencia de una faja de terreno bajo que rodea el
pie ·exterior de las morrenas . · ·
1
"Domingo 15, después de babei;- oído misa, salí de este paraje [!amado la Anega6a; andu-
-vlmos dos leguas y media hasta la boca de la laguna, . donde observé el sol en 47 1!2 escascs
-y al oromedio de allá descubrí una abra L 40 de1 NE que todo cuanto se extendia la vñsta, se
vela un ventisquero de nieve que corre desde la !)laya la tierra adentro. De ei,ta abra y des- .
itiladero de la ruevé, se forma esta laguna cuyos contornos son de .tierra baja".
240 DR. JUAN BRÜGGEN.
"Dió lugar el tiempo para dejar e1 puerto de Mecas, después de medlodla, enderezando la
proa al oonlente oara desechar unas ciénagas llenas de árbo1es secos; pasadas seis cuadras
fuimos enderezando al· sur, dejando al poniente un rlo cenagoso; a media legua empezó a verse•
la arboleda frondosa y e1 canal parecla un rlo con sus costas bajas y anegadizas. A las cuatro
de ra tarde pasó por nuestro lado un pedazo de nieve sobre et agua hasta de ocho varas de .
largo y dos oor lo más alto de la flor del ji.gua; POCO más tarde pasó otro tan grande ... "
" ... a media legua de navegación llegamos a la boca de !a laguna de San Rafael de Ofqul; ·
t endrá de ancho la boca, media C'Jadra escasa; por el poni.ente tiene unos bajo,s que pueden ser-
vir de imoedimen'to en bajamar. Al entrar a la laguna vl varios isletonciillos que iban errantes;
por la laguna y uno vi de cerca que tendría cuadra de largo y poco menos de ancho v por par-
te ocho a nueve varas de alto: hermosa era la vista con la variedad que formaban a,! paso que
se deshaclan" .
".M lado <iel este hay una ancha quebrada entre dos cerros ai·,tos, cubiertos de muchas varas ;
de nieve que besa !la orilla deil agua; de es ta nieve se desmoronan los grandes pedazos que van .
errantes por la laguna; algunos salen por la boca,. y ar desmoronarse dlm un estamid!o como,
de ti'ro de artiJ.le.r[a o como trueno de tempestad; y de éstos vwos muchos".
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FUNDAMENTOS DE GEOLOGIA. 2±1
"La laguna tendrá de norte a sur, dos '.eguas y poco menos de este a oeste; el ag-Ja es ..
bastante dulce y clara".
Según esta descripción bastante detallada del Padre García, podemos su-
poner que en los 24 años, que pasarou desp.urs del viaj e de Byron, el glaciar
h·a bía avanzado lo suficiente para eutregar hielo a ia formación de t émpanos, .
aunque todavía no había avanzado mucho en el lago.
El primer levantamiento exacto de la laguna ~an Rafael fué ejecu tado ,
en 1871 por el Comandante Enrique . Silnpson quier, constató una lengua de.
glaciar que avanzó más de ocho kilói'n.etros hasta más a llá de la: mítnLl de la
laguna q uedando ésta r od~aÍ1do el fr.ente ancho del glaciar, que tln·o la
forma característica de . un glaciár d e· piedmonL En 1905, el ·' Co1aandante.
Guillermo García Huidobro, en el buque "Pilcomayo" hizo un levantamiento
exacto t ambién del borde del glaciar y además, soud.eó la parte libre de la
laguna .
Entr e medio de estas dos expediciones, el Dr. Steffen, en uno de sus
grandes viajes de exploración, pasó también por el istmo de Ofqui y consta-
tó más o menos ia misma extensión del glaciar que el Comandante Simpson,.
a unque le parecía que el frente d el hielo había retrocedido un poco. Dice
que: el retr oceso ele un Kmtro. que indica el mapa del Comandante García Hui--
dobro en comparación con el mapa de Simpson podría explicarse porque es-
te último no hizo un levantamiento exacto d el frente d el g laciar. En r eali-
dad', el d esarrollo posterior tomado por el glaciar hace más probnble q11e el
hielo ya había principiado su movimiento d e retroceso qun en los últimos ·
años es bastante rápido.
En 1920, en verano, una expedición científica ba.io la dirección d e los-:
doctores Reichert y Hicken de Buenos Aires, hizo nn r econocimi ento del hit>-
lo contin ental del cual se despr ende el glaciar d'e San Rafa el. Según el pe-
queño mapa publicado por ellos (1), el hielo había r etrocedido ya varios ki..
lómetros, perdiend9 .más o -menos la mi!ad de su e~t ensión dentro de la la-
guna. En el mapo de la figura 72, ind'iq ué en forma aproximada el tét- mino
del hielo observado por Reichert.
Desde entonces hasta hoy día, el retroceso lia seguido con bastante ra-
pidez, como resulta del levantamiento del frente del glaciar que fué ejecnta-
do por los ingenieros señores Joaquín Monge y Fim Bühring, cuyo r esultado -
se halla inJ.icaclo también en el mapa. Hoy día, un viajero que pasa sola-
mente a lo largo de la orilla occidental de la laguna, podría dar una descrip-
ción parecida a la d el Padre García del año d e 1766, ya que el glaciar f!vanz:i ,
apenas un kilómetro dentro de la laguna.
(1) Una copia de este mana se halla en J . Brüggen. Texto de Geologla p. 335 .
F . G. 16 . .
242 DJt. JUAN BRÜGGEN.
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244 DR. JUAN BRÜGGEN.
<lar si merece el nombre d'e hielo coutinental, aunque en el punto del Paso
<le los Cuatro Glaciares no hay ninguna línea divis_o ria ·pronunci~da.
Por las razones expuestas, debe considerarse, a lo menos, el gra.ti cam-
-po de hielo situado al este d e Ofqui como verdadero hielo continental.
Naturalmente hay, :fuera ele los gigantescos campos de hielo que aca-
bamos de describir, también numero. os glaciares grandes del tipo alpino.
Más al sur, la glaciación principia a dism1nuir considerablemente, por:
que al acercarnos a l\'Iagallan es, toda la región de la cordillera principia a
disolver se en una serie de islas atravesadas por profundos y largos canaleE;
además, la elevación d e la cordillera disminuye ft:.crtemente, habiendo al snr.
del Lago Argentino sólo aisladas cumbres que se levantan más allá de l0s
·2 .500 metros. Es difícil decir, si la cantidad d e las lluvias disminuye tam-
bién ya que ella d'epende tanto di:' las condiciones oro·g r áficas d el punto de
observación; además, el número de estaciones meteorológ·icas es muy esca-
·so en esos parajes. En 1918, la estación de Bahía Félix ( 53° L . s.') .tenía
·518 cms. de lluvia contra 573 cms. del Pillán de .,Reñihue; frente a Chiloé, lo
que no constituye ninguna disminución considerable.
Hacia el sur, la línea de las nieves sigue descendiendo, hallándóse, segñu
·Steffen, en la parte occidental del Estrecho ele Magallanes, a solamente 900
-metros de altura; pero las condiciones topográficas que acabamos de mcncio-
.nar impiden la forma ción de extensos campos de hielo con tinental.
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W Morrenas del 4°Ji.sfema
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76
,cial muy larga, en que se formaron los valles . En los lagos Buenos Aires y
San Martín las morrenas de los tres sistemas más nuevos constituyen gran-
,des anfiteatros alred'edor de la oriila inferior de los lagos, siendo las del se-
;g undo sistema las más orientales y las d'el cuarto las más occidentales que
forman la orilla de los lagos: Eu los lagos. Viedma y Argentino la orilla oc-
cidental está constituída por las morrenas d'el tercer sistema y las del cuarto
-se pierden bajo el agua cer ca de la mitad d'e los lagos.
Hacia el sur, los últimos sistemas se. separan más y más alcanzando el
:máximum de distancia en Magallanes, donde. las morr enas inicioglaciales
se observan cerca del río Gallegos. Las morrenas del segundo sistema c9ns-
,tituyen la saliente del cabo Vírgenes; la misma edad' la tienen ~as morrenas
-de .las salientes parecidas que .·limitan, la bahía San Sebastián en la costa
·oriental de Tierra del Fuego. Estas últimas perten ecen .a una , ramificación.
·del hielo que pasó por la Bahía Inútil atravesando todo el norte de l.n isia..
Las morrenas del tercer y cuarto sistema constituyen la primera · y se-
·gunda Angostura del Estrec~o . Detrás d'e ellas se estancaron grandes la-
gos glaciales hasta niveles muy altos encima del actual nivel del mar. Sus
,gedimentQs glacial~lacustres pueden observarse en las barrancas e. islas del
E strecho; las angosturas han sido primitivamente desagü es de estos lagos.
•
Al oeste de la ciudad de Magallanes pude completar las observa~ion.es1
,de Caldenius.. Allá, las morrenas del cuarto sistema constituyen varios .cor-;
.dones de lomas paralelas a la costa, separados por terrenos bajos de · turbe-
ras pantanosas. Una depresión larga y ancha existe entr~ el cordón más 9e~·
:eide:ntal y el pie de la meseta terciaria ; esta depresión causó la desviación·
fuerte del río Tres Puentes a su salida de la meseta.
También la meseta t er ciaria está cubierta por ~edimentos glacial~'s .· En
,el río de las Minas, a unos tres kilómetros valle arriba de la mina Loret~,
aparece una terraza de más de 500 metros de ancho compu esta por mate-
;rial glacial que ha sido d:epositado por una lengua de hielo que, como último
r esto de la glaciación, descendió de la meseta al valle.
En forma parecida observé al otro lado del Estrecho, en Porvenir, va-
Tíos cordones de morrenas del cuarto sistema que están sep ar adas .de las
·d'el t ercer sistema por una faja de lagunas que se extienden hasta la Bahía
'Gente Grande. Esta faja de lagunas puede seguirse también al otro lado
del Estrecho, donde principian con la Laguna de Cabeza étel Mar y se ex7
tienden hasta la orilla noreste del seno Otway . Las l agunas corr~sponden a
;antiguas bahías situadas en el inter ior d'e los arcos morrénicos, que m;is,
tarde fueron cerrados por los cordones más nuevos de. morrena~. La ~al\ía
Gente Grande es tal bahía que no alcanzó a cerrarse por completo. El tiempo
,corto de mi permanencia en lVIagallanes no me p ermitió determinar si lo~
248 DR. JU.lli BRÜGGEN.
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G. u.), que en Chil e central tien en mayor distancia entre sí que en el norte.
La explicación se enétrnntr a en las condiciones orográficas. En el norte deT
país, los cerros altos que en el cuaternario han sa'lido de la línea de las nie-
ves y que por lo siguiente, han t enido una glaciación, se limitan easí· e'xclUl-
FUNDAMENTOS DE GEOLOGIA. 251
merosos glaciares hasta el nivel del mar. Según O. Nordenskjo1d estas con-
diciones anormales son oc~sionadas por tres facto:r:es: Primero, por l as tem-
peraturas muy bajas de verano, que son iguales a las del Cabo Norte de Euro-·
pa; segundo, por la ca.ntidacl extraordinaria de precipitaciones, que sobre-
pasan en promedio los cinco metros al nivel d'el mar; y tercero, por la exis- ·
ten(}ia de una alta serranía en la cual hay extensas superficies que se levan-
t.a n encima de la línea ele nieves eternas.
Estos mismos tres factores produjeron también la fuerte glaciación de·
la cordillera de Chile central durante la época glacial. En Santiago; cuya
latitud geográfica corresponde a la de Gibraltar, los glaciares de la tercera
época glacial . termfoaban a 509 metros sobre el nivel del mar y en la segun-
da ép~ca glacial casi al nivel del mar.
L a altura muy reducida hasta la cual descendieron los glaciares se ex--
plica por la ext~aorclinaria extensión que tuvo la zona del nevado en la épo -
ca glacial. En término med'io la línea de las nieves eternas del Cuaternario,
debe haberse hallad'o en esta zona a 3.0Q9 me tros de .altura. Según Broek-
man las alturas mayores de 3.000 metros ocupan en el valle andino del Mai-
po una su.perficie "de más o menos 2.700 kilómetros cuadrados . Esto· significa•
que la región de alim entación del glaciar cuaternario del Maipo, era más o·
menos tres veces m~yor que· el campo de hielo d·e -Juste:dal, en Noruega . Sí
además se"toma en consideración que todo el exceso de nieve, que se acumu-·
laba en esta enorm,e zona, tenía como úni ca salida el valle del l\faipo, se com-
prende la situación tan baja que ocupó el término del glaciar en el Cuater-
nario. A esto debe agregarse la cantidad considerable de precipitaciones.
que caen aun hoy día en la cordillera de Santiago y que en la mina del Te-
niente, a solamente 2.100 metros de altura, alcanza ya a un metro.
portancia, como p.uede verse en la figura 77, en que la curva gruesa repre-
senta la situación de la línea de las nieves eternas durante el cuaternario .
La línea delgada horizontal corresponde a la situación actual de la m isma.
línea . Vemos que en el plioceno y también en la época interglacial, el dima
era más caliente que el actual, porque la línea d'e las nieves se hallaba a va-
rios cientos de metros encima d e la línea actual. Pero, en las épocas glaciales.
de Mindel (M ), Riss (R ) y Würm (W), la lín_ea de las nieves descendió
fuertemente, en más ele mil metros, de modo que muchos cerros, que hoy·
carecen de 11ieve en verano, quedaron cubiertos por n evados y glaciares.
Ant1quu:, ·rounu
mridior,.-F. Trogonlher1i"-F. Etru.cu•·'- 1'1<rclrii-F. l'rimi9~nius -Fauno
----~ '!
Prrclt~llttnCArl/ún .Achrul. 11ousl. :
: Aur.s.l.Ho;il. e
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JllioC'~no
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Eooeo 9/aC'rzl anli(IU6 /'1ou,.t,~r Solulr•
'Época q/acial nuev,.
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nas finiglaciales y las d'el tercer sistema con las morrenas gotigl r,,.::iales o
bál ticas . Si..:;,niendo el •orden d e las morrenas patagónicas, el seg undo sis-
·tema de Caldenius· debería pertenecer a las daniglaciales y el p r imer sis-
tema a la segunda o a la primera época glacial, o sea, faltaría en Patago-
·ni::. el representanü. dt rn:.a import&ntt .Spoca @facial del h emisferio norte,
·mien t ras que los estad.os de retr oceso se habrían d"tisarrollado con todos los
·detalles .
En contra ele la cronología de Caldenius habla su d escripción de las
·morrenas del segup.clo sistema que están "formadas p.or un material muy
,descompuesto" in dicando que "se han formado P.n una época remota del
tiempo. glacial ''. Esta descr ipción coincide ml!Y poco con el aspecto que ti e-
·nen las morrenas daniglaciales en E uropa.
Por esto me pare ce más r ecomendable considerar las morrenas inicio-
_glaciales de Óaldenius 9omo pertenecientes a la primera época glacial ele
Europa. L o mismo que en Chile central, las morrenas más antigu as d e Pa-
tagonia no tienen relación con la topografía actual. Después de. su sedimen-
tación hubo el largo intervalo de la pr imera época interglacial con su fuerte
,denudación.
E l · avance del hiei o en la segunda época glacial encontró ya los valles
principales formados dentro ele l os cuales se depoi.;itaron las morrenas del
·segundo sistema d e morrenas de Oaldenius, que se hallan a la entrada del ,
.Est r echo de :M:agallanes .
Despu és de un corto inter valo ele la seg unda Época interglacial, _se pru-
clujo un nuevo avance del hiel o y se d epositaron_ en la t ercera época glacial
las mouenas del tercer sistema, que forman en el E strecho la primera An- 1
g ostur¡¡.. Las morrenas de la .Segunda .Angostura p erten ecerían ya al pri-
mer estado d e r etroceso de la t erc era época ght(,ial, correspúndiendo a la
gran morrena bált ica o gotiglacial. Al fin, las' morrenas finigla<·iales, las
deberíamos esperar d entro de los grandes valle" andino·s.- Caldenius mismo
·menciona un quinto sistema _d e rnorrenas.
Cop está ' nueya ,cr0nología coincide más la r elación especial entre las
,morrenas de los estados d e. retroceso de Europa. donde las mo_rrenas desde
la primera hasta ·la terrera época glacial, incluyen<lo aún las morrenas bál-
·ticas, tien en poca distancia entre sL ·Así, los sistemas segundo a c·uarto de
illl.Orrenas de Caldeniu~ se hallan ai' este del lago Buenos Aires casi en -con -
tacto un sistema con el otro, y t ambién las morrenas inicioglaciales se ale-
jan muy poco de l os grauél:es anfiteatros sig uientes. En Europa las morre-
·nas finiglaciales corresponden ya a un· retroceso considerable del hielo hasta
· cerca de su t érmino actual . También en l os Alpes_. donde las morrenas dtl
Gschnitz corresponden más o menos a las finiglaciales, se hallan ya muy
;;ar riba en los cajones glaciales.
FUNDAMENTOS DE GEOLOGIA. 257
•
Por tales métodos, Vaino Auer, jefe de la expedición ·finland'esa a Tie-
rra del Fuego y Fatagonia, estudió en los años 1937-38 las grandes turberas·
de esa zona y llegó a r esultados muy importantes.
La confección de la cronología postglacial fué facilitada grandementt
por la existencia de cuatro- capas de tobas volcánicas, d'e pocos centímetro1:t--
hasta dos nietros de grueso. Se pudo comprobar que las erupcion..es de las:.
cuatro capas de tobas se !habían prod:ucido simultáneamente en toda la ex-
tensión entre el lago Nahuelhuapi y Tierra del Fuego. Como las cenizas han·
p~ovenido de diferentes centros volcánicos, Vaino Auer compara a los volea-·
nes de la. cordillera patagónica como una batería de cañones ,q ue disparó va-·
rias salvas.
Según los estudios de la expedición finlandesa, d'espués d el retiro del'
hielo, toda la superficie de Tierra del Fuego careció de •bosques, siendo una .
zona de estepas de pasto .. Pero, luego el bosque avanzó desde sus réd'uctos-
que probablemente existían en· los faldeos de la costa del Pacífico no alcan-
za.d os por el hielo: tal como observamos hoy que al lado d e los glaciares de-
Patagonia, las faldas e·s tán cubiertas. por densos bosques. D e esta manera
se explica que el bosque ayanzó desde ·Ia cord'illera de Tierra de~ Fuego en urr.
ancho frente, siendo su movimiento dirigido ·hacia el NE, como se ve en lai.
figura 79.
Fig. 79.-Las situaciones del borde del bosque en Magallanes darante las diferentes erupciones
de tobas vct.cánicas (I-III). Según Auer (lineas isobilocrónicas de Nothofagus pumilio). e.m.
extensión máxima d:e1 bosque.
FUNDAMENTOS DE GEOLOGIA. 259
"No llueve en ella sino tres a cuatro veces al año, y en las. tierras ,antes
della nunca llueve".
El cronista de Indias, Juan López de Velasco, escribe que en Santiago:
"Llueve algÓ más en su comarca que en la de La Ser,ena, aunque de ocho
años a esta parte ha d'ejado de llover casi del todo, que no hace mucha falta
el a gua más de para los pastos alguna cosa y para cogerse el oro que ( :,e
saca más cuando llueve".
Vemos que las condiciones climáticas, en cuanto se trata de las lluvias,
eran las mismas que hoy. Lo mismo que hoy, los años muy secos trajeron
mucha mortandad de los animales, como comlmica la Historia Geographica e
Hydrográpb!i:ca, escrita en 1760, por orden del Presidente Manuel Aniat y
Junient.
En las actas del Cabildo ue Santiago, se mencionan al principio sola-
mente las grandes inundaciones del río lVIapocho que amenazaron cada 10 a
20 años a la cápital. Las sequías eran menos temidas, ya que la población redu-
cida siempre podía contar con cosechas suficientes provenientes de las pe-
queñas chacras regadas.
Pero, en el transcurso del tiempo;· se sintió también el peligro d'e las se-
quías demasiado grandes. Vicuña Mackenna, nos relata de grandes procesio-
nes en que se rogó por la lluvia tan necesitada. En el año de 1705 no había
caído ninglma lluvia hasta el 7 de julio y en el año 1771, la sequía se habJa
extendido desde el verano pasado hasta el 3 de agosto , El gran período seco
del año '1771 duró hasta 1793, interrumpido, solamente por los años más llu-
viosos de 1783, con· la gran avenida del Mapocho y de 1791.
A este clima preferentemente seco correspondió también el aspecto del
país en la época colonial, antes de la existencia de los grandes canales que
casi todos fueron construídos en la primera mitad del siglo 19.
En el :valle del Aconcagua se cultivaron solamente estrechas fajas e:q
la vecindad del río. Los anchos valles de Catemu, Ocoa, Llay-Llay estaban
cubiertos por matorrales de espihos. Tenían el aspecto que ofrecen hoy cier-
ta~ partes de la región de Tiltil. Lo mismo vale para el llano de Santiago que
hoy sobresale por su gran fertilidad . Hace algunos siglos, un procurador da
Ciudad dijo que las estepas alrededor de Santiago se prestaban ·más para
asaltos que la región del 'l'eno, porque en ellas los bandid'os podían escon-
derse mejor, ,
Tal era el aspecto de los bosques impenetrables de la época colonial.
Er~n impenetrables por los matorrales de espinos, pero éstos alcanzaron so-
lamente pocos metros d'e ' altura. Ya Vicuña Mackenna . escribe que de los
campos actuales regados durante todo el verano, evaporan cantidades mucho
más grand'es que de las estepas de espinos.
Las sequías se extendieron también hacia las regiones australes. E. Gre-
ve cita el "Proceso de Francisco de Villagra" en el cual diversos t_e stigos
262 DR. JUAN BRÜGGEN.
que estas producciones fueron debidas al esmero de los curiosos que con su
cuid'ado logran el fruto''.
Las frutas mencionadas se podrán obtener aún hoy día en veranos no
demasiado fríos, si se aprovechan algunos rincones abrigados de los huertos.
R esulta de los documento·s citados que no puede observarse un empeora-
miento o cambio importante d'esde la conquista.
A un resultado un poco distinto se llega al estudiar el gráfico de las
lluvias anuales de Santiago de la figura 79a . A primera vista r esalta la
gran irregularidad de la repa1:tición de los años lluviosos . Para poder dis-
tinguir épocas más lluviosas y otras más secas, se ha agregado con línea inte-
¿•rumpid'a la curva de las sumas compensadas según la fórmula:
c
16
En ella e significa la altura de las lluvias del año que se quiere compen-
sar. b y d las del año anterior y siguiente y a y e las de los do&' años antes y
después.
Como cifra redonda: para. la altura. media anuai de Santi¡1go hemos to-
mado 350 milímetros.
En el gráfico pueden distinguirse varios períodos lluviosos en que la cur-
va compensada se eleva encima de los 350 milímetros. Los períodos de 1854-
61 y de 1897-1906 y aún del períqdo 1876-91, se caracterizan por una altura
relativaniente alta de la cur'.'a comp.ensada.
En nuestro siglo no se sabe, si la sequía que principió en 1906 se ex-
tiende hasta 1916 o hasta 1925. Si )os años de 1926-44 se consideran como
períod'o lluvioso, en el cual la curva compensada se eleva muy poco encima
de los 350 milímetros, esto indica una disminución considerable de las llu-
vias en los últimos años. Esta disminución r esalta t ambién al considerar so-
Jamente los años muy lluviosos que hasta 1926 se repetían cada 6-7 años,
aún durante los períodos secos, y que pasaron siempre de los 580-600 milí-
m etros, mientras que en los -últimos 23 años, un solo año, el de 1944 pasó un
poco los 500 milímetros .
Resulta que, en realidad', desde 1906, pasamos por un período largo de
precipitaciones disminuídas que bien pueden explicar muchos fenómenos de
secamiento de aguadas en la r egión d e La Serena y otros fenómenos.
De mayor importancia para conocer los cambios de clima habidos en los
últimos años, son los movimientos de los términos de los glaciares que en to-
da la cordillera presentan un retroceso rápido. Vimos más arriba, al descri-
bir la glaciación de la r egión de Santiago, que los glaciares del distrito de
Juncal en la Argentina yacen como delgadas fajas en medio de la ancha plan-
ta del valle de origen glacial.
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FUNDAMENTOS DE GEOLOGIA. 265
- 1
Epocas glacrlales e Cul¡turas
Situación de las Morrenas Situación de las Morrenas
interglacialles paleolí Ucas
Morrenas finiglaciales Campawento Valdés, rio Volcán. Mor renas del interior de los valles an-
Q) o
'9 gJ dinos.
~ g Morrenas bálticas o Laguna Negra, río Yeso. 2a. Angostura del Estrecho.
'0 ....
"'+'
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gotiglacia1es Magdalénien Morrenas del Abanico en rio Laja. Morrenas de la onilla or iental de los
íil Morrenas de los grandes Vagos del sur. , lagos Buenos Aires y San Martln. ~
~
- -111. Epoca gll.aclal Puente Ailto. Salida del rio Laja. la. Angostura del Estrecho.
Morrenas danig,laciales Solutréen Cono de rodados del llano de Santiago. Morrenas de fa orilla orientan de los
Morrenas al noroeste de Osorno. lagos Viedma y Argentino. b:J
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Denudación. q:
e;)
11. Epoca lnterglaclal Aurignacien ProfundizamieO:to del vaJOe deJ Maipo C/)
en 200 a 300 m. en la región de S. Ga-
briel.
~
Morrenas de piedra pómez de Pudahuel Cabo Virgenes a la entrada dei Estre-
11. Epoca glaclaJ Moustérien y Melipilla. cho. Babia San Sebastián en Tierra del
Morrenas de material volcánico d~ Valle Fuego. Los anfiteatros exteriores de
Longitudinal: Cerrillos del Teno, ete. los lagos patagónicos.
Acheuléen
l . Epoca lnterglaclaJ Chelléen Fuerte denudación y fallas del Valle F'uerte denudación.
Prechelléen Longit udin~.
.
1.- Epoca glacial La Cueva, al Oeste de San Fernando. Morrenas "inicioginciales" encima de fas
VaFle del rio Coya (Teniertte) . mesetas patagónicas.
F.- EL VOLCANISMO
Chile es uno de los países del mundo más ricos en volcanes, no solamente
por la gran extensión de su zona volcánica, que está ocupad·a . probablemente
por más de mil volcanes apagados, sino también por el número de volcanes
que han estado en actividad en los últi_!!los 2.000 años, que d'eben pasar proba-
blemente de cien. .Además, durante todo el mesozoico y el terciario medio, ha-
bía una actividad volcánica extraordinariamente intensa .
Si hacemos excepción de las capas paleozoicas que tienen poca extensión,
más de un 90 por ciento del Territorio Chileno consiste en rocas eruptivas,
que corresponden en su mayor parte a la Formación Porfirítica del mesozoico
y otra parte a los macizos de granod'iorita.
Las rocas eruptivas comienzan a aparecer en el triásico con más de 400
metros de pórfidos cuarcíferos y keratofiros, que forman la base del pürfil
del rético en el valle andino del río Huasco y cuyos productos de destruc-
ción constituyen una gran parte de los conglomerados y areniscas d'el rético.
Las erupciones de keratofiros continúan aún en el Liásico, según observacio-
nes hechas por el señor Muñoz Cristi en la costa de Los Vilos.
Las erupciones de porfiritns empiezan en el Dogger y duran hasta el
plegamiento principal de los .Andes, en el Cretáceo medio. Consisten pr';.nci-
palmente en rocas relativamente básicas, como porfiritas de labradorita, lllP,·
lafiros y diabasas. La estru ctura de almcnd'ras es muy frecuente en las por-
firitas de labradorita, notables por sus grandes cristales tabulares de pl::i.gio,
clasa. Estas rocas constituyen tanto lavas como intrusiones en forma de ma,
cizos, filones y mantos intrusivos, como también tobas, brechas, conglomera-
dos y areniscas .
.A esta época efusiva sigue en el Cretáceo medio, al mismo tiempo quo
el plegamiento de los .Andes, la intrusión d'e las granodioritas, que corres-
ponden probablemente al mismo magma que los efusivos anteriores, a los cua-
les penetran, y a veces los refunden intensamente . El carácter más ácido de
las rocas plutónicas, que tienen, a menudo, en grandes extensiones una com"
posición granítica pura o tonalítica, indica que en el mesozoico se han sepa-
rado principalmente los componentes básicos. Tampoco faltan ent.re la:- gra-
nodioritas representantes más básicos, como gabros y noritas.
Según las investigaciones de Groeber, las efusione·s terciarias de los .An,
des ..Argentinos, se han desarrollado en la siguiente forma: al sur de Mendo-
2:a se formaron en el Oligoceno andesitas de augita, que en parte llevan olivi-
na y que alcanzan hasta mil metros de espesor. En el Mioceno, después de la
\
268 DR. JUAN BRÜGGEN.
,el gran plateau de Colombia del oeste de Norteamérica, con 3-400,000 kiló-
·metros cuadrados o con Islandia y otros más .. .Antes de entrar a considerar el
tipo de erupción, debemos investigar si en las riolltas se trata de capas de
"lavas líquidas o de una toba depositada por el aire.
La respuesta a esta pregunta, que parece tan elemental, no es tan senci-
lla. Ya Douglas (pág. 19) escribe que a menudo es ·imposible saber si las
Tiolitas han corrido como lavas propiamente tales o si constituyen sedimen-
tos piroclásticos. Contra la opinión de Forbes, que las considera como efu-
·siones de grietas, Douglas compara esta roca con el Trass de Brohltal en Ale-
·mania y supone que seaP: tobas sedimentadas en un gran lago de agua dul-
·ce. También Wetzel (2) considera que el banco de riolita, del . valle superior
-del Loa esté formado por tobas.
La obj eción principal de Douglas en contra de la opinión que se trate
,de lavas verdaderas, es puramente teórica; él dice que como lava ácida debe-
.ría haber sido sumamente espesa y no podría haber formado capas exten-
·sas. A estó se qp·one el h echo de que las riolttas del distritQ de Pica sop. lavas
típicas ricas en vidrio, con estructura fluidal p'erfectas en parte son piedras
¡pisceas con estructura esferolítica, a los cuales nadie p1.1ede negar el carác-
ter de lava. Sin embargo, deben haber recorrido un camino ele a l o mimos
:30 kilómetros en forma de una ancha capa que en su t érmino tu,o una poten-
·llÍa de solamente 10-20 metros. Lo mismo vale para las lavas de las quebra·
das de Tarapacá y Aroma y ta.m bién para las seis muestras de riolitas descri-
·tas por Douglas, que con una sola excepción, muestran bajo el microscopio
.estructura fluidal, como él mismo lo indica . .
Las lavas por9sas riolíticas gris blanquizcas de la zona de Calama las •
.consideré también en un comienzo como tobas, debido especialmente ,a que
rtienen numerosas inclusiones de fragmentos esquinados de rio-litas; en esta
•forma siguen hasta el punto de erupción de las lavas ~uperiores, en el cerro
Hojalar. En las. riolitas , blancas de este punto encontré numerosas inclusio-
•nes de trozos redondos de.·riolitas, que se•difereñciabari' d'e la ro'ca veciia sólo
.. por tener may or abundancia de mica y que probablemente se formaron antes
.. de la erupción como concresiones más básicas. Además, no puede extrañar
-que las lavas riolíticas se hayan mezclado en su largo recorl'.ido con piedras
-sueltas de la superficie. ·
En contra de la opinión de que las riolitas de estructura brechosa sean
·todas volcánicas habl an consideraciones generales: en los cerros de rocas
fundamentales el banco de ríolita termina siempre a un nivel determinado.
' No se encuentran nunca residuos aislados d e la supuesta toba en las colinas
·v ecinas, que presentan a menudo lugares muy parejos, en los cuales la toba
,se hubiera podido conservar muy bien.
Esta limitación a un nivel determinado podría explicarse por una sedi~
mi.entacié.n en agua; pero falta la estratificación y ad~más es imposible su-
270 DR. JUAN BRÜGGEN.
poner una depresión con agna, de tan extrao"rdinarias dimensiones que sólo,
hubiera existido durante el corto tiempo cuarido se depositaban las riolitás,.
y que hubiP.ra dP.saparP.cido · al forma1;se la capa del yacente o del pendiente.
Con P.stos argumentos no quiero negar absolutamente la existencia de
tobas riolíticas, sino que trato de demostrar la verdadera naturaleza de las:
lavas dP. la mayoría dr.· los h'aucos de riolita ., Para la mayor par te de los pro--
blemas, que aquí nos 'jnteresan, P.S indiferente si, por ejemplo, el banco de-
Conchi, en P.l río Loa, esté formado por una lava o una toba.
Al ~ir ar la Puna de Atacama desde P.l túnel del camino Calama-San·
Ped:ro de Atacama, llama la atención que no sólo e~ ancho valle longitudinar
del Salar de. Ata:cama carece de aüoramientos de rocas fundamenta.les, sino-
que, haciendo abstracción de ,algunas serranías bajas en Socaire y Peine, .
estos afloramientos faltan igualmente más al este donde la formación rioli-
tica sube en forma dP. flexura a la alta Puna de 4.000 'metros (Fig . 27). Se-
tiene la impresión de estar al borde a·e una profunda depresión que más tar-
,le hubiera sido rellenada por las areniscas rojas de Puca y por las capai;; de-
la formación riolítica.
Sobre la Puna de Atacama sobresalen un sinnúmero de gr andes volca--
nes que se levantan hasta más de 5. 000 metros. Y otro punto que lla~a la ·
• atención del ·observador de l a región, es que estos volcanes qu edan limita--
dos casi exclusivamente a la a!ta Puna; hasta donde alcanza la vista hacia el
norte o sur, no se ve ningún volcán que se haya formado fuera del zócalo-
grandioso de la Puna . Se tiene la impresión de que toda la alta Puna hubie-
ra formado una superficie sple_vantada por el magma, y que los volcanes so-
• br.e puestos sean los plmtos de escape de los gases que salieron y siguen sa--
liendo d'P.l magma igneo que se encuentra todavía en el subsuelo.
Estas relaciones subsisten también más al norte, en Tarapacá, donde los .
cerros volcánicos aparecen sólo al este de los Altos de Pica, lo mismo que en
Arica. ?,ero no en toda la altip\anicie encontram,os volcanes modernos, pués ,
en el altiplano boliviano ellos llegan, por el oriente, sólo hasta cierta línea.
La terminación en forma de cuña de las lavas riolíticas y . tobas, tanto-
hacia el oeste, en dirección al Valle Longitudinal, como hacia el este, hacia
la altiplanicie boliviana, indica que los puntos de erupción de las riolitas de-·
ben buscarse en una zona central de la cordillera occidental. Las riolitas de-
ben haber salido de largas grietas extendiéndose hacia el oriente y occidente.
En una erupción a.real (1), en que se podría pensar también en vista 1de su·
gran extensión, no se podría esper ar una posición tan regular d'e los bancos·:
de lava hasta dentro de la Alta Cordillera. En la región central deberían
encontrarse, según esto, numerosos centros eruptivos secundarios, repartidos
(1) Erupción "airea!" es una erupción, en que el magma ígneo aTcanza la: superficie en una...
extensión· de milles de kilómetros cuadrados.
FUNDAMENTOS DE GEOLOGIA. 271
En todo caso las riolitas, lo mismo que las erupciones posteriores de los
-grandes conos volcánicos provienen del mismo foco gigantesco d'e lava de
·más de mil cien kilómetros de largo.
Las efusiones riolíticas del Tercia'rio Medio no están limitadas única-
mente a la Puna de Atacama. En los cerros que quedan al sureste de Copia-
pó, en la quebrada de Carrizalillo, aparecen numerosos filones riolíticos de 2
:a 10 metros de espesor . Por su color claro, estos filones que alcanzan muchos
kilómetros de longitud, pueden reconocerse desde lejos. A menudo contie,
,nen pequeñas leyes de oro y cobre y están siempre en estrecha relación con
<vetas de estos dos ll!etales, como por ejemplo, en Lomas Bayas, donde se han
,conservado mayores res·tos d'e las capas horizontales de lavas riolíticas.
•
FUNDAMENTOS DE GEOLOGIA. 273
F . G. 18,.
274 DR. JUAN BRÜGGEN.
de gran diámetro, que han sido originados por una o a veces dos efusione~
.-de lavas. A estos corresponde el cerro de 4.960 y 4.860 metr os situados al
··norte de Turi, al NE. de Calama. Parece tratarse de una masa de lava ho-
mogénea que se levanta en a lo menos 900 metros encima d'el terreno vecino.
·En lo que pude observar de lejos, la superficie está cubierta por cientos de
' --pequeños hornitos. La pendiente exterior escarpada indica que la ·1ava, al sa-
1.ir, ha sido muy espesa. Una masa semejante, pero más baja, existe a unos
15 kilómetros al sureste, cerca del pie ori,mtal del volcán Toconce. (Véase
,figura 39) .
Donde la erupción se produjo en un terreno de mayor inclinación, su
· han originado grandes c,prrientes de lava, cuyo punto de erupción es indica
..do por la parte más alta de la lava, que se extiende hacia abajo ensanchán·
,dose rápidamente. Un ejemplo típico es la corriente del Cerro Nlegro, al N.
,,de las pizarras betuminosas del Pular que aparecen en el borde s'ur del ma-
pa ,de la figura 21. En el punt~ d'e erupc'ión, ,en el Cerro Negro, no se obser-
·--va desde lejos ningún indicio de un cono volcánico o cráter. · Una parte de
Ja lava se dirigió hacia el sur y forma hoy la falda norte de la quebrada Pa-
. jonales, mientras que otra descendió hacia el norte t erminando cerca del ac
·tual camíno carretero de· Imilac al Alto del Inca. La lava es un basalto cfo
·labradorita con augita y escasas agujas de hiperstena y cierta cantidad de
-magnetita . A la misma clase de erupciones pertenece también la gran co-
· rriente que dió el nombre al Salar de Punta Negra, situado un poco al sur
-del Cerro Ne gro .
Tales erupciones de enormes masas de lava, acompañadas de muy esca-
-so material p'iroclástico, que a menudo parece faltar por completo, son muy
·frecuentes también en el centro del. país, donde los estudiaremos más abajo.
En Tarapacá, los volcanes se encueiitran principalmente en el borde de
:fa altiplanicie boliviana y quedan separados del valle longitudinal de la Pam-
. pa del Tamarugal por la parte occidental de la Cordillera, formada por ce-
· rros mesozo'icos. Más al sur, esta parte occid¡mtal está separada de la alti-
,planicie por el curso superior del valle del Loa, de modo que de.s de aquí los
volcanes se acercan al borde de los -grandes valles longitudinales, como el
,del Loa Superior y el de San Pedro. Fuera de algunos cordones transversa·
·1es, los volcanes constituyen varias filas de cumbr es enormes, ,que corren de
N. a S. A los 249 de latitud toman rumbo SW. y se acercan con esto, en el
inter ior de Taltal y Chañaral, a:i. borde de la gran depresión del valle longitu-
-d'i nal de Pueblo Hundido.
No podemos dar en esta obra una. descripción detallada de los nume-
·-rosos volcanes del país, sino nos limitaremos a una descripción general, dan-
--do detalles solamente de algunas zonas de mayor importancia.
Poco conocida es la zona de Tarapacá que principia en el norte con los
--volcanes Chupiquiña (5.770 metros) y Tacora (5.859 metros),, ambos con sol-
FUNDAMENTOS DE GEOLOGIA. 275
fa taras y grandes depósitos de azufre . Al sur del grado 18 latitud sur prin--
cipia en una posición más oriental el cordón fronterizo formado por varios .
volcanes grandes, entre ellos los Nevados Paillachata d'e 6.330 metros . Co-
mo volcán moderno más avanzado se lialla al este de ellos, ya en t erritorio -
boliv~ano, el gigantesco cono del Sajama (6.520 metros).
En el cordón fronterizo se levanta el volcán activo Hullati'ri ( 6.060 me- ·
tros) . A 50 kilómetros . al suroeste, perteneciente p, la zona occidental de vol-
canes, se encuentra el activo volcán de Tulapalca (4.786 metros). El tercer ·
"Volcá1i activo es el Isluga (5.530 metros).
Los grandes conos volcánicos, muchos. con importantes depósitos d'e azu--
fre continúan hacia el sur; h asta que en la provincia <le .Antofagasta, a am-
bos lados del ferrocarril de Antofagasta a Bolivia, principia la gran concen- .
tración de volcanes que c_o ntinúan hacia el sur por todo el borde de la Puna,
de Atacama. En un viaje de cuatro horas por el ferrocarril nombrado, se-·
puecTeu contar 34 graneles conos volciínicos, entre ellos, tres activos: el Olla-
güe (5.872 metros) con una gran solfatara en el borde suroeste de su cmn-
bre, el Olcn (5.340 metros) con solfataras y el San P edro (5.970 metros). An-
tepuesto al pie occidental cTe este último volcán se halla· el p equeño cráter ad-
ventivo de la Poruña; de su costa.do occidental salió 11na enorme corrient f."·
de ·l ava de unos 9 kilómetros de longitud y de un ancho de uno 'a dos kiló--
metros.
Más al sur entramos al terreno representado en la figura 27, donde la .
frontera con Bolivia está formada por un alto cordón de grandes volcanes,-
que viene desde más al norte. En el plano principia co; el volcán activo
Putana, llamado también Machuca o Jorjencal (5.700 metro~). El gran cor--
aón fronterizo está formado por los volcanes Putana, Corenquenca, Esca-
lante, Azufrera Escondida y Sairecabur, todos de alturas entr e 5.700 y 6.000
metros . Se hallan tan juntos que los pies de los conos se tocan, resultando
una verdadera s'ierra volcánica. Estos volcanes se han edificado encima de
la grieta de erupción de la cual sa1ieron enormes masas de lavas de bloques·.
formadas por basaltos de biotita, .en parte con olivina . Son r ocas ele color-
gris claro, de estructura porfírica con fenocristales 'de labradorita, anfíbola, .
biotita, hiperstena, augita y olivina. Constituyen una alta meseta sobr epue~
ta a la formación riolítica .
Después de una breve interrupción siguen los volcanes Licancahnr--
(5.939 metros) y Juriques (5.710 metros) . Ambos constituyen un grupo ais-
lado rodeado por la alta meseta riolífica de 4.000 metros d'e altura. Con su-·
arreglo en una línea NN"W.-SSE, indican una desviación de la cadena volcá-
nica hacia el .SE. Esta desviación coincide con un retroceso igual del pie de
la flexura de la Puna. Con esta d'esviac'ión de los volcanes hacia el sureste--
se cumple la regla que ningun.o de los grandes volcanes de la Puna descien- ·
276 DR. JUAN BRÜGGEN.
/ 1
611
-n• ~· 40' 1
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30 k•
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J
Croqlllis de Ca región del volcán Quizapu (a base de un dibujo de M. Vogel).
~·_.,...,.....
..··· Lo 01911//a , , , ; '
Valporaiso -····~······· º .t.,::----'
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Volporo, ro ··•·
Fig. 81.- La expansión y r epartición de las cenizas del volcán Quizapu. SegÚn Larsson.
ce.
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Fig. 82.
282 DR. JUAN BRÜGGEN.
una actividad extraordinaria emitiendo grandes nubes d:e color gris verdosor
como lo observaron los carabineros estacionados en la lagm~a Invernada.
Los mismos carabineros se encontraron el 10 de abril en la Laguna Maule·
y constataron una actividad muy fuerte desde la mañana. Ya a las '. 4 de
la tard'e obscureció y a las 7.30 ele la tarde la erup_ción tomó carácter de una.
gran catástrofe. La erupción presentó una serie de fenómenos interesantes.
Así, se notaron hasta 300 kilómetro¡;¡ de distancia, hasta Santiago y Valpa-· .
raíso, fuertes detonaciones que al principio, desde las 14 h oras se sucedían:
a intervalos de medio a un minuto, pero que desde las 17 horas se produ-
cían en forma tan seguida que las ventanas y puertas temblaban sin ó.nte-·
rrupción. Se trataba de ondas propagadas exclusivamente por el aire que,.
además presentar~n la particularidad que no fueron oídas en la vecindad in--
mediata del volcán, sino solamente desde más de cien metros de distancia del
volcán. La explicación se debe buscar en el hecho que las explosiones se han
producido a gran altura, a unos 3.000 metros, desde donde las ondas acústi-
cas no podían penetrar fácilmente a las capas inferiores de la atmósfera .
Además, las detonaciones oídas en Santiago parecen provenir de ondas re--
fle ctadas en una capa alta de la atmósfera, tal como en 11a guerra mundial
las explosiones d'e las granadas pesadas se sintieron con gran intensidad a 200·
y 300 kilómetros de distancia, mientras q:ue a menor distancia había una:
ancha zona de silencio.
Las explosiones extraordinariamente vehementes dieron origen a una.
nube de erupción que alcanzó 12 kilómetros de altura y las cenizas finísimas.
de piedra pómez fueron llevadas hasta distancias enormes. Siguiendo a la
dirección principal de los vientos, las cenizas llegaron hasta Río de Janeiro·
a 3.000 kilómetros de distancia .. En el pie oriental de la cord'illera, en Malar-
gue, a cien kilómetros del Quizapu cayeron 40-45 cm.s; en San Rafael, a
250 kilómetros, seis cms. y aún en Buenos Aires y Montevideo, a 1.100 y
1.300 kilómetros, se observaron cinco mms. de ceniza finísima. Las líneas·.
isocrónicas de la Figura. 81-B muestran el avance 'de la lluvia de cenizas en
los días ~iguientes a la erupdón.
Los cálculos de la cantidad' de cenizas caídas varían entre 2 y 21 kil6-·-
metros cúbicos. La cantidad verdadera se hallará probablemente más cer- -
ca de la segunda cifra, con lo cual la erupción del Quizapu pertenecería a .
las más grandes registradas en épocas históricas.
· No obstante la enorme fuerza de la catástrofe, la intensidad' de la erup-
ción disminuyó rápidamente en los días siguientes. Ya el 21 de abril pude-
subir al volcán que presentó un cráter de 800 a 1.000 metros de diámetro con-
precipicios verticales que en varios escalones conducían hasta el fondo, que-
se ha-llaban unos 100 a 150 mts. debajo del borde superior. Se podían observar-
claraJl!.ente las grietas escalonadas y paralelas al borde, en que se habíau
hundido diferentes fajas del borde. Los hundimientos se habrán producido,.
FUNDAMENTOS DE GEOLOGIA. 283
- - -
otro cráter, el Cerro Bfanco Chico. El Volcán Viejo se levanta sobre un zó.
-
calo ás alt de Jnodo q):!e su altura relati~ es de sólo unos 300 metr-o!L.._]fil
-
diámetro de su cráter es un poco inferior al del Cerro Blanco . En el sur, el
cono P.Stá dP.struía o por Ün gran circo glacial. - - ~
A uno de e; tos volcanes deberá atribuirse la fuerte erupción del año
1751 men cionada por varios cronistas.
El 2 de agosto de 1861, se formó una nueva boca al pie noroeste del Ce-
rro Blanco que procluJo una gran corriente de lava que descendió basta e} \
valle Santa Gertrudis, estancando temporalmente sus aguas que más tarde
descendieron con una fuerte avenida p or el río :&uble. Despu és de 12 a 14
meses se apagó la activida<l; pero a principios de 1864, se produjo . una nue-
va erupción mu¿ho más fuerte, cuyas explosiones fu eron sentidas en Cam-
cepción a 160 kilómetros de distancia. Poco después d'e 1865 parece haberse
apagado toda acti"llidad.
En fos años siguientes hay noticias de diarios que comunican ernpc10·
nes pequeñas, p&ro sin indicar los puntos de la actividad . Pued'e haberse
tratado de ·l a formación de algunos de los pequeños cráteres Cl-3 o ere erup-
ciones en el Volcán Viejo, del cual habría salido una columna de humo en
1891 y 1898. En la n.och.a..de :16---al .1.7 1de ag~to de 1906 iunto con el tene-
moto de Valp~ se formó el Volcán Nuevo, situado en todo el alto d~
zocalo de lavas terciarias . Quedó en actividad estromboliana hasta el año de
1940 a 42. Hoy día, se observa solamente una u · otra nubecita blanca que se
lev~nta encima del "borde del cráter.
Como últimas señales de la actividad debemos considerar las aguas ter-
males que safon en gran número en la vecindad de los volean.es e,s.l)ecial·
mente en el uroeste y sur, donde se hallan las famosas termas de: Cbj])án~
Son vertientes sulfurosas con fuerte olor a hidrógeno sulfurado ·,- ~ ~.taa.__
FUNDAMENTOS DE GEOLOGIA. 285
~ a s los gases son de origen volcánico que, al subir or las grietas se-
encuentran con agua subterránea a la cual arrastran a la superficie comuni-
cándoles su temperatu.r.a,.Jilla_da,-62 a 96º C. Á i?¿ u -O.. 8~2 ª -
Al sur sigue después el vol cán Antuco que ha sido uno de l os más ac·
tivos en los ú.Jtimos siglos (1). Fuertes erupciones son relatadas desde 1752"
por el P. J . Havestadt, por el naturalista alemán P o~ppig en 1820-28, por I. Do-·
_meyko en 1845. Desde 1884 sn actividad disminuyó mucho y desde 1911 pa .
rece apagado. E l volcán se levanta en medio del gran valle del Laja y ha
estan cado el lago de~ mismo nombre. Pero, hasta 1853 el lago se había redu--
cido a una laguna estrecha de 200 a 300 metros de ancho, como dice Domey-
ko. En este año, una gran corr iente de lava que salió desde el alto de la falda
norte del Antuco, hizo subir considerablemente las aguas de-1 lago Laja que-
h oy se presenta con anchos de dos y medio a tres kilómetros y que, en 1:,u
parte más estrecha, tiene siempre 600 metros.,
El Antuco es un cono relativamente moclerno que se levanta encima de·
un antiguo volcán preglacial que podríamos llamar volcán Laja (véase fi-
gura 67) del cual existen todavía r estos que rodean al Antuco en grau ex-
tt'nsión, presentando una formación como el :M onte Somma alrecteclor del Ve-
subio . Tanto las lavas del volcán antiguo, como las del Antuco son basaltos,.
de olivina .
Según las exploraciones del señor Max Junge que me comunicó verbal-·
mente, la ~ierra Velluda ( 3.580 metros) sería un antiguo volcán . P ertenece-
ría al grupo de vol canes del plioceno o c,uaternario ínferior, como el Trona-
dor , Puntiagudo, Cordillera Blanca, .que se levantan en mil y más metros .
encima de la antigua superficie de denudación de la Cordillera de los Andes ..
Poco conocido es e-1 vol~án Callaquén sit~ado al sur de la desemboca-
dura ctel río Queuco en el. Bío Bío. Es un gran cono imp.onente que se divisa.
desde lejos.
Mucho más al este, en l a frontera con .Argentina se levanta el volcán-
Copahue que ha sido estudiado por Carlos G. Klohn. Lo mismo que los volca-
n es de Chillán, se ·l evanta encima de lavas basáltiéas del t er ciario . La par-
t e más alta, de 2.977 metros, pertenece a un volcán antiguo. Tiene un lago:
en su cráter enteramente apagado . En la época postglacial se abrió un nuevo·
cráter situado a 2 112 li:ilómetros del antiguo . No alcanza la misma altura
que el vol cán antiguo en cuyo cono se levanta. Está actualmente en estado.
d e solfatara y contiene también un lago en el cráter, cuya temper atura nor -
mal es de 20 a 25° C. Pero, en los años 1941 a 1944, cuando aumentó la acti-
vidad .de las fumarolas, tanto de las situadas en el cráter como de l as termas.
situadas en los faldeos del cono, subió la temperatura del lago hasta llegar·
al punto de ebullición. El agua del lago, llamado Laguna 'de Agrio, tiene una
. alta concentración de ácidos sulfúrico y clorhídrico.
En la zona entre los vo-lcanes Tolhuaca-Lonquimay en el norte y el Llai-
:ma en el sur, los fenómenos volcánicos vuelven a aumentar en forma pare-
cida a la región de Talca. Como precursores del volcanismo actual se forma-
. ron extensas mesetas de iavas en el terciario superior. v;rios antiguos cen~
· tros destruídos se hallan entre el volcán y las Termas de Tolhuaca. El pri~-
-cipal centro de erupción de estas lavas parece haber sido la Sierra Nevada,
hoy día_"Cordillera Bla1foa ", en cuyo antiguo cráter profundamente des-
-truído por la erosión se hallan las Termas de Río Blanco. Al este del pie del
Lonquimay han salido en el siglo pasado enormes masas d'e lavas que se des-
. cribirán más abajo. El Llaima es un volcán activo con erupciones muy
fuertes hasta los últimos afios .
A 80 kilómetros al sur del Llaima se halla el gran v9lcán activo Villarri-
·ca, direetamente en el borde de la Cordillera ele los Andes., En el este enci-
'
ma ele la meseta de la cordillera se encuentra el pequeño cono del Quetru-
pillán y en el cord'ó n divisorio el imponente cono del Lanin.
.- D espués de 60 kilómetros de interrupción se levanta al sureste det lago
Panguipulli el grupo del Mocho-Shoshuenco. El primero un volcán bien con-
( -servado y el segundo frrertem'e nte destruído .
.A 75 kilómetros al sur sigue el volcán Puyebue, conocido en la región
·más por el nombre de Cauye; es un cono no muy alto con extenso cráter llc-
·no de hielo. Es un volcán activo generalmente con escap.e de vapor de agua
.Y con fuertes fumarolas en su pie noroeste.
Entremedio. del Puyehue y el l\Iocho hubo en 1907 una erupción de una
·corriente de lava en Riñinahue, al sureste del lago Ranco. Otra cor11iente
.grande de lava salió más 'ce;ca ael Puyehue en las Azufreras en 1921.
A unos 20 kilómetros al sur ~el volcán Pnyehue se halla el grupo de
]os volcanes de Antillanca. Este volcán, llamado an tes Casablanca, se le-
·vanta hasta unos 1.550 metros y tiene forma de 1m elegante cono volo-ánico
,con su cráter bien conservado. Está rodeado por una media docena de conos
,d e cenizas bien conservados. Este grupo, situado en medio de una extensa
zona no volcánica, termina hacia el sur con el pequeño mar 'de la Laguna
Quieta.
Separado por gran extensión de terreno no voleáuico se halla en la fron-
tera con Argentina el cerro Tronador de 3.47::J metros de altura. Este im-
ponente cerro, que se ·levanta en unos 1.500 metros encima de la antigua
·superficie de denudación de la cordillera, es seg{m las exploraciones de E.
Ljungner un volcán apagado de edad interglacial. En dos p1mtos situados cer-
ca de las cumbres más altas se han descrito exhalaciones sulfurosas . que in-
dicarían que las manifestacion:es postvolcánicas "todavía no han terminado,
..como escribe el citado geólogo sueco. Según W. Larsson las lavas- y el mafo-
FUNDAMENTOS DE GEOLOGI A. 287·
rial ·piroclástico del Tronadt>r varían entre andesitas d'e piroxena y dacitas.·
d e anfíbolas.
La misma edad parecen tener los volcanes fuertemente d'estruidos.
Puntiagudo y Cerr o de la Picada, este último situad-0 muy cerca del vokán..
activo Osorno, d'e modo que sus pies se tocan . Estos volcanes constituyen.
otra zona volcánica, separada de las anteriores por anchas zonas no volcáni-
cas. P ero aún dentro de ellas, no faltan aislados centros de erupción, en.
parte muy recientes . Así, en la orilla oriental de la Ensenada Caibutué, se
halla la Pichilaguna, un pequeño maar, separada de Todos los Santos por·
una circunvalación de cráter de apenas cinco metros de altura . La edad de·
la erupción debe ser muy nueva, posterior al r etroceso del glaciar postglacial.
El Osorno y el Calbuco son dos volcanes .activos . El primero es un con0
muy perfecto que se levanta encima de otro volcán anterior (Osorno I) de-
situación un poco más occidental. Se halla en medio del gran cajón glacial.
que originalmente se extendió desde el lago Tod·os los Santos hacia el Llan-
quihue como se describió más arriba.
El Calbuco se presenta ,más destruído, p.ero ha tenido las erupcione~·
más modernas. Parece que está formándose un p.uevo cono encima del vol-
cán antiguo.
En la descripción llegamos ya a la r egión de l os canales patagónicos.
donde continúan los vofoanes siempre en la misma posición, en la meseta de,
la cordillera, cerca de su borde occidental. Hasta el Mount Burney (52° 20 '}- '
hay unos ocho volcanes impo'r tantes que se hallan más abajo en la lista de-
las distancias entré los volcanes del centro y sur de Chile. El Monte Burney
(1.750 metros) es un gran cono sobrepuesto a la penillanura de los And'e s.
Ha tenido una erupción en 1910. El volcán más austral del país será el. Mon~
t e Oreille en la isla Grevy cerca del Cabo Hornos.
En· Patagonia liabría que mencionar también las mesetas de basaltos y
algunos centros de erupción de estas lavas que se hallan en territorio chilt-
no, en el camino de MagaUanes a Puerto Natales. Son fenómenos que se ha~
Han mucho más desarrollados más al norte en terreno argentino.
Interesantes son las distancias que tienen los grandes centros eruptivos:
en la cordillera d'el centro y sur del país, como se ve en la lista siguiente:
Distancias al volcán
Volcanes
siguiente en Kms.
I
288 DR. JUAN BRÜGGEN.
Distancias al volcán
Volcanes.
siguiente en Kms.
Planchón-Peteroa . . . . . . . . . . 40
Descabezado . . . . . . . . . . . . 40
Y eguas-Pella do . . 40
Longaví .. . . 75
Chillán .. 58
Antuco .. . . 58
Callaquén . . . . 45-50
Tolhuaca-Lonq uimay 41)
·Llaima . . . . . . . . 80
Villarrica . . . . . . 60
Mocho-Shoshuenco . . 75
Puyehue . . . . . . . . . . . ·" 70
Osorno .. . . . . 30
Calbuco . . . . . . 50-60
Yate-Hornopirén . . .. .. .. 55
Huequ én . . . . . . . . . . . . . . 55
Michinmávida 50
Corcovado . . . . . . . . . . 35
Yanteles . . . . . . 70
Melimoyu . . . . . . 70
Mentolat 53
Macá . .
Más al sur hay una interrupción muy grande hasta el Monte Burney,
,donde hasta ahora n o se conocen volcanes, per o, al estu'diar fas fotografías
:a ér eas, el Dr. Keller describió otro volcán rodeado por el hielo continental
,que d'esciende al lago Viedma.
· En la lista anterior Hama la atención la distancia bastante uniforme de
40-45 kilóm etros que tienen lo_s grandes volcanes al norte del Longaví, mien-
·tras que más al sur aum entan las distancias a 50-55 kilómetros para subir a
·70 kilómtros en Patagonia.
H ay algunas excepciones, como los 80 kilómetros eutre el Llaima y Vi-
·llarrica y l os 75 y 70 kilómetros a ambos lados del Puyehue. Volcanes gran-
- -des faltan, pero al N . del Puyehue había la erupción de lava de Riñinahue
,en 1906 y al sur del mismo volcán tenemos una extensa zona volcánica ,a lre-
·d edor d~l pequ eño cono 1de cenizas del Cas.a blanca.
Parece que las distancias r egulares de los volca,!leS de la lista anterior
'IlOií revelan alguna particularidad de .Ja estructura profunda de la costra
,terrestre .
FUNDAMEÑTOS DE GEOLOGIA. 289
•t'I
En los Andes del centro de Chile se observan a menudo enormes corrien-
:tes de lava, que han salido de un lugar cualquiera de la cordillera, l ejos de
conc.<; volcánicos y que se han extendido muchos kilómetros hacia valle aba-
jo. A menudo, pero no siempre, se f~rma al final de la erupción un pequei10
•cono de cenizas, de más o menos 100 metros de alto, sobre el lugar de erup-
ción. En los otros casos, el punto más -alto de la lava correspo~de al punto
·de erupción. En la Laguna del Maule observé oc-ho de tales corrientes de la-
va, poco de sólo pocos kilómetros de longitrrct-. ·Mucho más importante es la 1
-corriente de lava muy fresca que ha estancado la Laguna de Mondaca, en el
·interior de Iviolina.
También el volcán Quisapu se presentó en su primera erupción del año
·1846, como una poderosa corriente de lava de dos a tres kms3. de volumen.
Tal vez dos veces mayor es el Yolumen de una corriente de la-
va que salió de varios puntos situados entre dos y cuatro kilómetros al norte
·del volcán Lonquimay. No obstante fas abund'antes lluvias de esta zona, que
~aen durante . todo el año; la superficie de la lava carece todavía totalmen- ,
te de vegetación , la que comienza sólo en la parte inferior con árboles de 10-
20 años de edad. La lava debe haber corrido en los años 1853 y 1887 hasta
"1889, en los cua:les se han relatado fuertes erupciones d'el volcán Lonquimay.
También la erupción que tuvo lugar en el año 1922, a fines de enero, eu
.Las Azufreras, al norte del volcán Puyehue es una de estas erupciones de
.lava . No ha sido reconocida como tal por la mayor parte de los visitadores,
,debido a que la lava que avanzaba lentamente, estaba cubierta por u~a cos-
.tra quebrada en enormes bloques sueltos. En forma semejante la . cor_riente
·de lava d'el Quizapu, en el año 1847, no fué reconocida como tal pllr Doineyko
:.sino que la tomó por una larga solfatara.
Además de las corrientes de lava, la Cordillera fS también .rica en cerros
volcánicos de formación nueva, cuya primera erupción está documentada
.en parte por relatos de· testigos oculares, como la formación de. los nuevos
·volcanes de Chillán en los años 1861 y 1906 o la del Riñinahue, el 9 de junio
..d'e 1906. Fuera de ellos deben haberse formado en los últimos siglos cientos
.de pequeños conos, perfectamente conserv~dos, de sólo 50-100 metros de a·l·
tura, que a menudo están bastante alejados de los grandes cerros volcánico.s
,en la Cordillera. Parece que no haya punto en la Alta Cordillera en el cual
,un día no pueda formarse un nuevo volcán y se tiene la ~mpresión que baj~
la cordillera existe una enorme masa magmática, que sube lentamente y qutl
.con sus partes más elevadas alcanza la superficie aquí o. allá.
Las erupciones de material suelto de los pequ_eños v-9lcaneJ! nuevos, lo
mismo que las de los grandes volcanes·, ptincipales no son inferiores a las
erupciones de lava mencionadas. más arr.ibá, ·como lo muestra la r eciente erup·
,ción de cenizas del Quizap.u del 10 de abril de 1932, que se puede estimar
F. G. 19.
290 DR. JUAN BRÜGGEN.
en 3 kms.3 . Que tales lluvias de cenizas que se extienden hasta Buenos Airesr
no son raras, resulta de las siguientes frases de Th. Falkner sobre la Patago-
nia publicadas en el año 1775 . La traducción dice:
"Los vcl".canes o, cerros volcánicos, de los cuales hay muchos a este lado de la cordfllera,.
paeden competir por sus grandes y vlO'lentas erupciones con el Vesubio 1 Monte Glbello y otros
cerros semejantes conocidos en Europa. Encontrándome una vez en el Cerro Volcán en los
promontorios de San Antonio (al norte de Buenos Aires), fui testigo de cómo er viento eleva-
ba una enorme nube de cenizas que obscureció todo €.1 cielo. Se extendió por una gran parte·
del territorio de Buenos Aires, slgu.ió a lo largo del rlo de La Plata' y depositó toda ·su masa·
de cenizas a ambas orillas del río, de modo que el pas to quedó cuh'.erto con cenizas. Esto fué
motivado oor la erupción de un vdlcán en las cer canlas de Mendoza, cuyas -cenizas livianas roe-
r on transoortadas por el viento a la increlble distancia de trescientas millas y más".
Las crónicas chilenas no mencionan na~a d'e esta poderosa erupción que·
según R. Lehm,a.n n-Nitsche tuvo lugar en los años 1749 o 1750 o a más tardar
a principios- de 1751 . Esto demuestra lo pe-ligroso que es establecer con nues-
tros def ectuosos conocimientos, una comparación estadística sobre la distri-
bución de los voTcanes activos situa4os fu er a de Europa, si uno se ajust a so-
lamente a las erupciones históricam ente comprobadas, pues la erupción des·
crita por Falkner debe haber pr oducido. también varios kilómetros cúbicos:
ile cenizas.
Bs notable la relación del volcanismo con el Valle Longitudinal . S0la-
tn1.•nte allá donde existe un valle longitudinal bien desarrollado, aparece at
este de él , en la Alta CordillP.ra, una extensa zona volcánica . Con la última
depresión longitudinal en Pueblo Hundido y la · depresión de :.M:arictm ga des<'
aparec'en los volcanes nuevos en el in,erior de Copiapó, los que r eaparecen
con el comienzo del valle longitudinal en Santiago. En -la Patagonia, donde-
el Vall e Longitudinal pierde en importancia, disminuyen también los volea-·
nes .. P ero los· volcanes no se encuentran en las grietas de la fosa t ectónica
misma, como sucede por ejemplo en las ·grandes fosas africanas, sino que co-
rrientemente se hallan bastante alejados. Solamente· en el sur de Chile, des-
de Temuco adelante, existen algunos volcanes situados cerca del borde orien-
tal del valle, como el Llaima, el 0 sorno y Calbuco, etc., que están situados.
casi directamente encima del pie de los Andes.
De naturaleza volcánica pura son también las islas oceánicas como Juan•
Fernández, San F i lix, Isla de Pascua, etc. A·pesar d'e que 'los volcanes de es-
ta última isla tienen sus formas mny bien conservadas, no existe en la tra,
dición de los nativos ningún r ecuerdo de una erupción . La is,la pr oduce Ia,
impresión de tratarse del resto de un segmento de un enorme volean central,.
en cuya superficie inclinada se han formad'o los cráteres actualmente v~iblP.S·
como conos adventivos posteriores'.
Las islas de Juan F ernández p~esentan formas extraordinariamente des·
truídas, de manera que no es posible reconocer morfológicamente la situación·
de los centros de erupción de aquel tiempo. Sin embargo, fa isla de Más a.
FUNDAMENTOS DE GEOLOGIA. 291
Cordillera de los Andes que siempre está bien marcado por un gran preci-
p1c10 tte raua. Un desarrollo muy granciloso tiene este p.recip1c10 en v 11.:u-
ua, ai mtenor de Serena, donde está formado por grandes facetas triangu-
lares Cl:¼usadas por la erosión de quebradas que atraviesan el precipic10 .
.l!in esta zona intermedia de "valles trasversales " no faltan 10s valles
longnudrna1es de origen tectómco, · pero sus dimensiones son muy r educidas.
Poctemos citar el vaHe de Las Palmas y los que descienden a Caimanes y '1'1-
-lama Y otros que fueron aprovechados por el ferrocarril longitud.mal. Se-
gún puede observarse desde el ferrocarril, los valles relativamente cortos
~ienen un ancho bastante grande, ~n los cuales la erosión ha excavado una
estrecha quebrada. La terraza es de origen tectónico y la pared de falia
que se presenta más típica en· la falda occiden.tal está disuelta en unas po-
cas rae etas triangulares grandes. En favor dd origen tectónico de la falda
habla el hecho que la fald31 de falla atraviesa el cordón divisorio de un va-
lle al otro. En forma esquemá t.ica se han indicado algunos de estos valles
·tectónicos en el norte del mapa el.e la.fi¡tura 92.
De origen t ectónico es también la falda occidental del valle ct·e Aucó,
afluente septentrional del río Iliapcl. Un poco valle abajo de la confl~en-
cia de sus nacimientos, fr~nte a la ·estación Aucó, se observa como la falla
ha cortado en el medio a un cordón que separa un afluente chico. Además,
1~ quebrada afluente .desemboca con un pequeño salto el e 3 a 5 metros como
valle susyendido. También el enorme anfiteatro, por cuyas faldas sube el
ferrocarril a la Cuesta del Espino, proveniente desde el sur, es de origen
tectónico.
Más al norte hay otro valle tectónico que principia en la cuesta de Las
Cardas y que se extiende por La Serena hasta el Romeral. Especialmente
su falcl'a oriental, entre el PP.ñón y Serena presenta claramente los ca,:acte-
r es de fa},;,a.
Más al interior, en la situación de los grandes valles longitudinales del
norte y sur, se halla un extenso llano al este de -las estaciones Cachiyuyo,
Dome~ko y Vizcachas . Continúa de Vallenar- haeia el norte, formando la
-
llamada travesía.
Sin embarg·o mirando la región de los valles transversales desde al-
gún punto alto, como' por ejemplo, desde los cerros altos al NE de Putaen-
do, prevalece la impresión que la Cordillera de la Cos.ta, junto con su con-
tinuación oriental se ha solevantado como un solo bloque. Solamente la
falla que acompaña el p,ie occidental de la Cordillera de los Andes, está bien
desarrollada en toda la extensión de la cordillera.
En el norte, en Tarapacá y en el Toco, el valle longitudinal de la Pam-
:pa del Tamarugal está separado de la Cordillera de los Andes por -la gran-
éti.osa flexura que hemos descrito más arriba (véase fig. ,35). Por ella sube
la región de Pica de 1.300 a 4.00G metros. En el gran plano inclinado de es-
FUNDAMENTOS DE GEOLOGIA. 295
mig. 83. Perfil esquemático por Chile desde VaCparalso al cerro Plomo.
(Las cifras indican alturas en metros sobre el mar).
costa misma (fl) y a los dos lados del valle longitudinal (f2 y f3). Una
cuarta falla se encuentra al pie oriental de los Andes . Fuer a de ellas exis-
ten muchas fallas secundarias que se han indicado en forma esquemática
por las lím'as f s. F.aUas transversales son también frecuentes, pero nunca son
-tan largas y continuas como las longitudinales. Un ej emplo de tal falla trans-
versal se tiene en C-D_ de la figura 47.
Para la mayor parte de los terremotos grandes de Chile es caracterís-
.tico que las tres fallas longitudinal es, o sea, la de la costa y las dos situa-
das .a ambos lados del valle longitudinal entran en acción, sea simultánea-
mente o una después de la otra .
Cuando en un terremoto un bloque limitado por fallas es sacudido, sea
por movimiento ascendente o de hundimierito, entonces todas las fallas obran
como líneas epicentrales, en las cuales se obser va la mayor intensidad d"el
movimiento, r esultanclo una r epartición de las intensidades como se in-
Fig. 84 . Re~artición de la intensidad de un temblor en una fosa o silla tectónica. Segím Sieberg.
!J
CºMáuco
Co Perales 1481 m
M.;q_uehue
74-tl'"
~
---~ 3 00,n
' ¡ __·._-;""·._¿
· _
- :_ _ _ _\.._·\,.,,
·.""::""' · ---"'
·?:"'" ·- - - - -·- - -.-4,:.,~--B
. f
Hay una depr esión principal en que se halla la . ciudad de Casa blanca
y que tiene dirección NiW-SE . De ella se desprenden tres depresiones en di-
r ección hacia el :t\TE. Los bloques de los cerros Manco y l\1Iaquehue parecen
h aber sido dislocados por las fallas f del perfil A-B , tomando posición in-
ctinacla suavemente hacia el n oroeste, mientras que la falda del lado de ]as
fallas presen ta una inclinación m ás fuer te . Después de ]a dislocación, la
sedimentación :fuer te rellenó no sóio el ancho llano de los P erales de Tapi-
hu e, sino entró también a los cursos inferiores de las quebradas aflu entes,
ensanch ánd:olas como se ve en G y F . P ero hay otras quebradas, como en
C, D y E, que no pueden explicar se por simple erosión y relleno posterior
I
.. 298 DR. JUAN BRÜGGEN.
::~}
l.lYENl>A
ron., de hu11di111iedo
'
. ii:~ . CV!YdS de Í!7Vtil hrl11(Úit,iento
·,. -~ -) -~ ~ :
zona de. so/evanl,,imiento
curvas de igfBI solev,ht.miento
de SOen .,0111
1,S .
~ cos/J solev,mtJ1di1
···: ··
-~ ~
costa nvntlióa
hvll<Íimiento
solevantamiento 1enmetros
s.1/ida tle él_g'ua e.aliente
ever:don de gases
' ... rotura del calile Sllblfltl"!Íl!o
_,,, J
Cambios de profundi""1:l•s en /4
BAH/A SAGAMI
tl~spu•.s d•I terrttmoto dd 1. IK, 1926
(4cgún '1/ Oto Hidrogra'f i ~o - ~ M.1ri11,7 Japonesa)
o 10 .
Fig. 86.
F'UNDA."dENTOS DE GEOLOGIA. 299
de d'esde Serena hacia el sur (Fig. 57). El límite orienta·l está formado por
una larga falda rectilínea de falla, en la cual terminan los cerros de .Anda-
collo. P ero esta falda .r ectilínea está interrumpida -por dos depresiones tec-
tónicas que avanzan hacia el este en El Peñón y en Tambillos. Hacia el oes-
te, la gran depresión de la meseta marina penetra en fórma irregular a los
cerros ele la costa.
Otras d'epresiones parecidas son la hoya ele Llay-Llay, ele San F elipe-
Los Andes y la ele Ghacabu·c o-Polpaico. 'También las anchas depresiones
del curso inferior del río Puangue de la figura 88 con su prolongación ha·
cia el noroeste en la ha:cienda Iba cache y las ramificaciones hacia el este, co-
mo la el e J\IaHarauco y la del pie de la cuesta Barriga, son del mismo tipo.
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clive hasta el fondo del v_al:le. Lo mismo se observa también en el solevan.
tamiento de Sagami donde los puntos 200, 180, 250 y 160 son tales cumb1·es
excéntricas. También la cresta de la misma- zona 'presenta un zig-zag pa-
recido, pero casi parece más bien como si se hubieran uniao dos cerros con
FUNDAMENTOS DE GEOLOGIA. 301
'
'302 DR. JUAN BRÜGGEN.
vaHe también eoino de origen tectónico, como ya hemos expuesto más arri-
ba en el párrafo sobre el valle longitudinal.
La forma semicircular de muchas rinconadas hace recordar la forma .
idéntica que presenta la grieta marginal de los deslizamientos y derrumbes -
de cerros, la que separa la parte deslizada y hundida del resto del cerro.
inmóvil.
En la mayor parte de las rineonadas del mapa de la figura 88, la masa
que se ha desprendido, ya no existe, sino se ha hundido debajo del fondo·
del valle lo.ngitudinal. Pero, en la grandfosa rinconada de Chicauma, e-1
bloque que~salió del anfiteatro, se ha couservado todavía; es el c~rró Chape,
situado al norte de Lampa. En la figura 88 se ve que este cerro no sólo ·
cabe perfe~tall/-ente en la rinconada, sino con su situación actual su pa1·te ·
occidental s·e halla· en el trazado reC'tilíneo de la falla grande que constitu- -
ye el pie d·e la Cordillera de la Costa.
También la ancha serranía situada al este de la fosa de Tiltil es un!
bloque que parece haber salido de la rinconada situada más al oeste.
Al sur de Lampa, en la rinconada de Lipangue, el bloque salido del'
anfiteatro se ha hundido completamente, a no ser que el pequeño cerrito ·
de forma de isla, que se levanta al S. de Lampa, corresponda a 1a rumbre ·
más alta de este bloque.
En la rinconada de Lo Aguirre existe todavía el cerro del mismo nom- -
bre, que habrá salido de esta rinconada. No se trata d'e tm deslizamiento·
senciJlo hacia el este, -sino hubo también una traslación hacia el sur.
Tales hipótesis podrían aparecer un poco temerarias, pero la geode- .
sia moderna h_a comprobado tales movimientos inc1ividuales de algunos ·
bloques de la costra terrestre comQ en el cerro Dobratsch en ·Carintia el'
que es empuj¡i.do hacia el norte.
Rinconadas parecidas · existen ; eil muchas. otras partes del país, espe- .
eialmente en. la falda norte de 1~ hoya de Llay-Uay y San Felipe. (Fi- .
gura 91-a).
También muchas bahías de la costa tienen formas parecidas, como la•
de Herradura en Coquimb.o (l<'ig. 57), la de Valparaíso y muchas otras más . .
Para la pequeña bahía, en que se halla la maestranza · del Barón e~ Valpa- ·
raíso, hemos comprobado más arriba el origen tectónico a base de la figura: .
61, que -presenta el r esultado d'e un estudio geofísico..
El tp.apa nof.> presenta varios cerros que como islas se levantan encima
de la r egión vecina como los cerros Minas Viejas, Campamento, Montevideó
y especialmente el cerro Huemul . Este último tiene una cresta de forma.
de semiluna que culmina en el sur con 1.401 metros. Se levanta encima de ·
la Pampa L as Cardas en unos 500 metros, 0 sea, muy pocó más que los ce--
rros islas d'el llano de Santiago . Mientras que la falda occidental es recti--
línea y de fuerte declive como se presentan las faldas de falla, en el e~te, eT
cerro presenta una enorme rin conad a de forma d e anfiteatro que se abre--
hacia la Pampa Huemul. La parte sur del cerro desciende d esde ,la cum- -
bre más alta bruscam@t e hacia el este, p.ero luego continúa como el largó -
cordón l:,'-G, cuya falda norte se · desvía en G con un angul o r;eet0 ha.,eia eT
norte, constituyendo el limite nriPntal de la Pampa Huemu l, pasa~do por
H e l. En todo su límite sur y este, la Pampa Huemul está acompañada
por una clara falla y su continu ación por la rin conada grande del cerro-
Huemul· debe tener también el mismo origen. En su forma l a P ampa Hue-
mul se asemeja a 1a d epr esión de 532 metros situada al oeste d'e la isla Oshi--
ma en la figura 86, correspondiendo el ángulo situado al N. de la cifra 532 '
al ángulo formado por la curva de 1.000 metros en el punto G .
. Según la explicación antigua, la rinconada del cerro Huemul sería una
forma de er osión fluvial en un clima anterior más lluvioso. A tal PXplica- -
ción d ebe objetarse que la erosión seguramente h abr á principiado después .
d el solevantamien to del cerro Huemul y, con esto, d espu és de la formación
de las fallas que rodean a est e cerro en el oeste y demás lados. En tal caso, .
no se comprende que la !)rosión haya sido tan enorme en el lado orienta r
cTel cerro, siendo nula en su falda ocidental. Además, las curvas de ni- .
vel en 1a parte inferior de la rinconada no indican qu e haya salido mucho -
sedimento d e la rinconada, porque de otro modo, deberíamos tene.r uu gr an
cono de rodados en la Pampa Huemul. También ca bría la pregunta, ¿ dón-
de habrá qu edado la enorme cantidad de material que debería haber salido-
de .la rinconada
En realidad vemos que la falla que proviene desde el norte, donde cons-
tituye la falda oriental del cerro l\finas Viejas con tinúa h acia el sur, fo1·-
mando primero l a p equefia rinconada E , dando después la vuelta curva--
, d a alrededor de la gran rinconad·a d el cerro Huemui.
P1·ocesos par ecidos se han desarrollado también en -los d emás cerros,
que en parte presentan quebradas de cierta longitud, como el cerro l\1inas
Viejas. Estas serán en su mayor parte grietas abiertas e_n el solevantamien-
to, ya que 1tales quebradas largas t ampoeo faltan en las d'islocacioues d el
tipo Sagamj.
De mayor interés son los cerros islas que se . e-levan encim a de la F or- .
mación Riolític!a del mioceno de Tarapacá, porque en ellos podemos reco- -
F . G. 20 .
•
306 DR. JUAN BRÜGGEN.
w
l
•Flg. 89. Perf.iles por la quebrada 'de Sagasca, cerca de-1 establecimiento y por el cerro Lon-
gacho, al norte de Pica.
1) Porfiritas mesozoicas.
2) Conglomerados yacentes del terciario.
3) Lavas . niolitlcas .
4) Conglomerados y areniscas pendientes del tereiario.
•
FU.!\l)AMENTOS DE GEOLOGIA. 307
tar el mismo origen también para los cerros parecidos de l~ región de San-
tiago y de otras partes del país.
Tales abovedamientos y solevantamientos, que· no se deben a presiones .
laterales como los anticlinales, han sido llama<los "tumores" por E. Haar-
mann y fueron estudiados en interesantes experimentos por H. Cloos. Se
gún este último sabio, se hallarían encima de los llamaclos subvolcanes de--
biéndose a una intrusión del magma que quedó a hondur a.
A veces, partes del magma pueden haber subido hasta la superficie y
se nos presentan hoy como pequeñas intrusiones ele andesitas como en el
cerro de R enca y, en mayor escala eu el San Cristóbal. En favor de -la in-
tervención del magma habla tambi én la salida de agua calieÍ1te y la eyec-
ción de gases en el terremoto de Tokio indicada en el mapa de la fignr~
86 . También en el t erremoto dE' Concepción del afio 1835, se produjo una
erupción submarina en -la bahía ele San Vicente, al oeste de Talcahuano,.
aunque esta r egión se halla muy distante de la verdadera zona volcánica.
El origen tectónico del tipo de Sagami, que atribuímos a los cerros islas-
del llano de Santiago y a otros pareci<los del norte desértico, podrá exten--
derse probablemente también a los " cerros islas " d'e Alrica, Australia, de
las r egiones secas de Norteamérica, etc., que constituyen hasta hoy un pro-
blema muy discutido. Se trata de cerros de forma cónica o redonda que ·
con una altura de pocas decenas de metros abunclan en todas partes de esos
países y que difícilmente pueden explicarse por la denudación. Otros ce-
rros islas de las regiones citadas tien en formas de lomas alargadas o cerros
altos con crestas bien formadas . , Los c~rros se hallan en números de unos
pocos o en mayor cantidad r epartidos en las extensas llanuras, de las cua-
les se levanta n como islas de lomas bajas o de cerros altos, a veces en for- -
ma de verdaderas serranías . Característico es el ángulo marcado que cons--
tituye 1a falda con la llanura vecina que es una típica peniplanicie en la
cual la roca· desnucl'a aflora en gran extensión. Sólo ocasionalmente, los
cerros islas se componen de_rocas más firmes que la planicie vecina, de ·mo-
do qu e la mayol'Ía no presenta <liferencia petrográfica con respecto a la·
llanura.
En vista de la gran variedad de formas cr eadas por las dislocaciones·
recientes que resulta de la descripción anterior, no pued'e sorprender que·
los epicentros de los temblores y t erremotos no coincidan siempre con las
grandes fallas longih1dinales que acompañan los pies de las grandes cor--
diHeras, sino· que puede haber también epicentros o focos situados en medio.
de las cord'illeras o del valle longitudinal, donde existe o está preparándose
alguna dislocación_ del tipo Sagami. Además, no puede sorprender que en
terremotos grandes, las zonas de depresiones como la de Casahlanca o las
par tes vecinas de cerros islas hayan siclo sacudirlas con especial intensidad,_
como se observó en Renca, en el terremoto de Valparaíso·.
308 DR. JUAN BRÜGGEN.
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Fo/do occidenfo/ ~ .!:! \':) ~
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37
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39
40
12 41
12 42
12 43
o ·#
o 4,5
Cuóo 2 46
Fig. 90. Diagrama de la repartición de los terremotos grandes en Chile. Según Montessus
de Ballore.
Grados Número de
latitud observadores
19-20 5
20-21 3
21-22 o
22-23 2
23-24 6
.
Total en 5° lat itud 16
1
314 DR. JUAN BRÜGGEN.
cado sólo los temblores sensibles sin instrumentos, mientras que en la prime-
ra tahla aparecen también las indicaciones de observaciones instrumenta- '
les . Además, el número de observadores era mucho más grande en el pri-
mer período . Para los , 5 grados latitud de 19 a 24°, se trata de 16 obser-
vador.es contra 6. '
Basándose en la irregularidad de su diagrama (Fig . 90), Montessus de
Eallore distingue varios focos sísmicos los que r elaciona en su mayor par-
te con los gran"aes valles transversales, como el del Aconcagua, Elqui, Huas-
co, etc. Aunque existen numerosas fallas transversales, muchas de eHas r e-
lacionadas con grandes valles, como el del .A.concagua, ;Elqui. P.tc., me pa-
r ece equivocada esta distinción de focos transversales, estrechamente limi--
• tados r.n dirección N-S.
E l error se debe en primera línea a la f uerte destrucción que se pro--
duc(l siempre en las ciudades y pueblos situados en estos valles cbn su sue-
lo dé' acarreo, lleno de agua, que es muy desfavorable para las construcciones..
En realidad'. los mapas sísmicos d t:: los grandes terremotos indican siemprt'
una ext ensión '.N~S mucho más grande q11e en dirección E-W . E sto no ex..
e-luye que en los cruzamientos de las fallas longitudinales con las tr ansver -
sales se observen sacudimient0s especialmente fuertes, como es indicado en•
el diagrama de la figura 84. Pero, por esto, en una fosa larga que se hun,.-
de, no se pueden designar sus esquinas o las fallas transversales como ver--
dader os focos del sacüdimiento.
La influencia del subsuelo aparece en forma muy clara en el mapa d0I
t erremoto de Vallenar del 10 de n oviembre de 1922, publicado por A. Sie-
berg que se r eprod·uce en la figura 91. Las curvas isosísticas indican doS'.
centros de mayor intensidad, uno con el grado XI en el valle del Huasco y·
otro de-1 grado X en el valle de Copiapó . .Ambas zonas de mayor sacudí--
miento coin ciden con el subsuelo desfavorable que existe en los fo ndos de!
los dos valles. Si tuviéramos mayor número de observaciones entre los va-
lles Huasco y Elqui, seguramente habría que dibujar otra curva cerrada de·
intensidad IX para el valle de Elqui entre Rivad'ávia y La Serena, pero,
exceptuando a esta última ciudad con su subsuelo favorable. '
Interesante es que la mayor parte de los observatorios mundiales coin-
ciden en la ubi cación del epicentro al NE de Vallenar. La estrella a def
mapa corresponde al centro de la elipse b. E l verdadero epicentro se nalló ·
probablemente más al este, en la gran falla que constituye en forma muy ·
típica el pie occidental de la Cordillera de los .Andes y que pasa inmedia-
tamente al este de Vallen.ar . Esta falla continúa hacia el sur y atraviesa er
valle de E lqui a pocos cientos de metros al este de la ciudad d'e Vicuña, qne ·
sufrió daños considerables.
TERREMOTO cleATACAMA
del fO de Nov. t922
5oq un A .G ieberq
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F ig. 91.- Terremoto ele Vallenar del 10 de nov,iembr e de 1933. Según ,l. Sleber g.
a Epicentro más probable, deter minacb por diferentes observa tor ios del mundo.
b Limite de la superficie dentro de la cual caen t odas las det er~ninaciones de dis tancia
hechas en ·los observat or ios ant eriores .
c Curvas isos lsmicas .
d Punto de origen de las ooas del maremoto .
e Intensódades del maremoto.
f = Fallas (fa!] tan las fallas desde el río Aconcagua hacia el nor t e) .
g Volcanes (los cer ros Aconcagua y Me1,cedarlo no son volcanes r ecientes) .
h Terreno de acarreo.
Rocas cr,ist alinas antigua s de la costa (en r ealidad, se tra ta de grano~:ori tos del cre-
táceo y de rocas mesozoicas ).
k Rocas mesozodcas de la parte occidental de los Andes.
FUNDAMENTOS DE GEOL OGIA. 315
De g-ran interés es el ensayo ele Goll, ele establecer la r epartición ele los
·temblores chilenos no sólo en dirección LS, sino también en clirección E-W .
Llegó al resultado que algunos temblores provienen de los Ancles, otroS' del
lado del Pacífico y que los demás tienen su origen entre la costa y la Cor-
,dillera de los .Andes.· P ero no pudo establecer una proporción determinada
para la frecuencia· de los temblores de estas diferentes procedencias, lo
que se explica por la e'scasez del waterial de observación.
En general prevalece entre los habitantes del país la opinión que los
· temblor es so_n más frecu entes en_ la costa que en el interior. Esta cr eencia,
,qüe parece coincidir con la realidad, se d ebe ..en gran parte a circunstancias
·secundaria~ . .Así, en Chile centra·l , la mayor parte de las ciudad es se halla
-en el interior, pero· a cierta distancia de las fallas principales, mientras
. que las ciudades y los numerosos balnearios est án situados encima de la
falla misma _d e la costa. Por esto, no · sólo en los terremotos gr an d"es, las ·
· d estrucciones son ·más fuertes 6n la costa, sino también los temblores leves
· son notados por los habitantes, oscilaciones · que a pocos· kilómetros de dis-
·tancia no se notarían . Al fin, la mayor parte de la gente que tiene ocasión
de h acer tales observaciones compara.tivas, son los veraneantes en la cos-
·ta qu e en la tranquilidad del veraneo perciben muchos temblores que no
· se sentirían en la capi!al con su intenso tráfi co.
,·
a) El terremoto de Tarapacá de 1877
En esta terrible catástrofe que se prod"t1jo, el 9 d e mayo, a las 9.30 ,P. 1\L,
· estuvieron en mayor actividad las diferentes líneas süa'm icas ~ituadas al
.
pie de las dos cordi-lleras.. Especialmente la falla que corre al pie occidental
de la Cordillera de los .Andes, tnvo efectos d·estructor es en los pueblos ve-
.cinos, el?- ~alama, C~iuc~iu y f 2 112 grados la~itu d má~ al norte e~ Pi_c a
. Y Tarapaca. En Ohmchm se vieron saltar las piedras d1::1 sueJo por ·w s sa-
·cudimientos. El subsu elo es bástante desfavorable en estos puntos por ser
.d e acarreo sueito, en parte con agua subter ránea como en Calama.
Pero también en la zona alitrera, con su subsu elo muy :firme, se ob-
: servaron destrozos muy fuertes especialm en te en la vecindad d el pueblo La
Noria, al este de Iquique. L a gran intensidad se explica por la vecindad de
· varias fallas transversales recientes, la más sep.tentrional. de ellas aparece
,en C-D de la figura 47 . En la ofícina San Pedro, el temblor c0menzó con
~dos golpes verticales, a los que siguió un. movimiento ondulatorio que
-aumen tó paulatinamente hasta derrumbar a las ·casas ..
Otra línea epicentral debe haber se hallado en la costá donde se obser-
-<varon fuertes sacudimientos d e dirección vertical, especialmente en Iq_ui-
316 DR. JUAN BRÜGGEN.
En contra de un. temblor transversal habla en p.r imera línea. la forma de·
la. zona. de mayor sacudimiento. La extensión este-oeste de la región ence-
rrada. por lá curva de-1 grado VIII, es de sólo 130 kilómetros en el continente..
Al admitir igual extensión hacia el mar, se obtendrían 260 kilómetros como·
diám etro transversal. Pero en dirección longitudinal, o sea., N-S, se han ob-
servado intensidades del grado IX desde Q~lima.rí hasta Parral, lo que co--
rresponde a una extensión de 440 kilómetros.
Sacu'dimientos verticales qu e son caract erísticos para la. región epicen-
tra.l, se percibieron d'e sde Coquimbo lrnsta. .Angol, indicando una. longitud'
N-S de 880 kilómetros para. las líneas epi centrales . La zona ma.crosísmica.
se extendió desde Tacna. hasta. Ancucl, en una longitud de 2.800 kilómetros .
En la. Argentina, el t emblor fué observado con cierta. intensidad en·
Mendoza. y aún Tucumán y Sant iago del Estero. Las tres ciud·ades están si--
tua.da.s cer ca de las fallas que limitan la. Cordillera de los Andes en el este,.
que habrán entrado tambi én en actividad acompañando el movimiento del pie·
occidental de la cordillera . En Buenos Aires y Corrientes, se observa.ron osci--
laciones de las lámparas colgantes, pero sin trep idación sensible de la casa.
Estas lámparas han servido como sismógrafos, ele modo que ambos puntos se ·
ha.Ha.ron fuera de la zona macrosísmica.
En vista ele la gran extensión ele la r egión pleistosística no puede sor-
prender la existencia ele varias lineas ep icentrales que entraron en activiétad
una después de la otra. · Por esto, en algunos puntos los golpes verticales se ·
observaron en la primera y en otros en la segunda mitad del terremoto. La .
existencia de dos centros separados podrá. cleclucirse también de la existen-
cia de dos sacudimientos. eparados por una pausa ele 20 a 45 segundos, sien- ·
do la d'uración total de ~ 1;1tro minutos.
En la primera mitad del terremoto se observaron movimientos vertica--
les en: Illapel, valle del Aco_n cagua, en el borde occidental de la cuenca de
Santiago y también en Machalí, Rancagua, Rengo y Llico. El movimiento,
principió con sacudidadas horizontales y siguió con golpes verticales en la
segunda mitad en Valparaíso, Casa.blanca, Curacaví; pero también en San
F elipe en ~l valle del Aconcagua, siendo contradictorias las noticias de Qui- -
Ilota y -lo mismo las de Santiago. En estos puntos hubo probablemente golpes
verticales en ambas fases del terremoto .
La repartición de la intensidad ha sido muy irregular, como se despren- -
d e d'el plano de la figura 92. Esto se explica porque las iD:tensidades se han:
determinado solamente por el grado de destrucción de las casas, y éste de-
pende en primera línea de la clase de subsuelo. Muy típico _es el caso de ·
Valparaíso, d'onde en los cerros la intensidad ha sido del grado VII a VIII, .
mientras que en el subsuelo de acarreo y r elleno artificial de la parte plana
hubo una destrucción casi completa, lo que corresponde al grado 'Je a XI.
Pero, a esta gran intensidad contribuyó también la falla de la costa que pasa:
318 DR. JUAN BRÜGGEN.
:por debajo de -la parte plana a poca distancia del pie cl'e los cerros y que es-
tá acompañadá de num~rosas grietas secundarias (véase figura 61).
Muy fuertes han sido las cle,<;; trucciones en todo el valle del Aconcagua,
·desd·e la costa hasta Los Andes. A esta destrucción con tribuyó no sólo el
subsue-lo malo, formado por ripio lleno de agua, sino en primera línea las nn-
·merosas fallas que atraviesan el valle, como se ve en la figura 92.
Al salir del estrecho cajón · glacial situado en la Cordiller a de los Andes,
,el río Aconcagua entra a la hoya rectangular de Los Andes-San F elipe . Su
límite oriental está for1hado por la gran falla del pie de la alta cordillera .
.E sta falla. proviene desde la ,hoya de Santiago, pasando por Colina. En el
·cordón transversal de la Cuesta de Chacabuco, la falla se r emovió unos 7-8
.kilómetros hacia el este en la falla transver sal qne limita la hoya de Los
Andes por el sur. Hacia el norte la falla continúa más allá de la hova de
' . .
:Los Andes, constituyendo los gigantescos esealones con q~te descienden ~as
.mesetas de la Laguna del Copín, al NE. de los Baños ele Jahuel. También la
falla occid~ntal de la fosa de Los Andes está muy bien desarrollada; corre
de San F elipe hacia el sur, avanzando en forma escalonada hacia el este.
En San F elipe se comunica la ~osa de Los Andes con la larga fosa lon-
·gitudinal de Putaendo que , desde San F elipe, se desvía hacia el oeste, exten-
·diéndose hasta Ocoa, formando una fosa diagonal, acompañada a ambos la-
·dos por grandes_"rinconadas".
En Las V egas, la fosa diagonal, recorrida por el río Aconcagua, está
-cruzada por la fosa fongitudinal Catemu-Llay-Llay. Una idea de las dislo-
.caeiones existentes en este cruce de dos fo sas se puede obtener d'e la figura •
91a. Desq.e el norte vien e la gran fosa de Ca t emu, ac ompaña da a ambos lados
por largas faldas r ectilíneas y de fuerte declive, (]J.le sólo de v ez en cuando
-están .i nterrumpid.a s por algunas rinconadas en la falda oeste d-el va-lle. La
falla occicl~ntal continúa por may or distancia al sur del i:ío A concagua, li-
IDitando el ·valle' Las Palmas . La falla oriental de Ca temu, t ermina luego al
.sur del río Acqncagua donde se abre la gran l~oya irregu-lar de Llay-Llay,
rodeada en todas partes por grandes precipicios de fallas . Es una grandiosa
d epresión del tipo Sa,g ami, rodeada en todos los lados por cerros y mesetas
,que se levantan 600 y 700 metros encima del fondo de la hoya.
El río Aconcagua que corre por una fosa limitada a ambos lados en for-
ma irregular por rinconadas entre las cuales avanzan grandes espolones ha-
,cia el río, atraviesa luego una parte estrecha, pero siempre de un ancho d~
.2 kilómetros, formada por un alto cordón de cerros, y después en Ocoa· entra
.a otra fosa longitudinal que pertenece al sistema de -las fosas de Melón.
El valle Melón principia en el norte, al este de la Cuesta Melón, donde las
.fallas transversales pueden r econocerse no sólo por la morfología del terre-
•n o, sino su existencia puede comprobarse también por las dislocaciones de
.los ruan tos calcáreos del cerro ).'llavío. Se trata de varias fallas escalonadas
FUNDAMENTOS DE GEOLOGIA. 31~
~ ~O<QO fundQm••fQI<,
D Terreno de QC<nrto
............... FQlla.s
O 4 Z J ~ (m, 1-- - - - -~ ~ .,.,.
.fosas están recorridas por el río Aconcngua; la oriental continúa como valle
de Ocoa que nace eu la gl'andiosa rii1conacla entre los cerr os Campana y
:Roble.
La fosa occidental es tá form ada por el ancho valle d el Aconca gna entre
,Caler a y Quillota. L a falla occid ental es bastante rectilínea, mientras que la
falla oriental tiene fo rma cnrvada constituyendo una rinconada lar ga . La
falla oriental continúa al sur de Lirnache por el valle de Lliulliu, separando
los cerros altos de Chapa de 1.980 metros d e los cerros más bajos en e1 oeste
.que no alcanzan más de 900 metros . · ·
Los cerros relativamente altos de Chilicauquén , situados enfre PuC'lrnn-
,caví y Quillota ocupan una situación. con respecto a la rinconada .de Quillo-
t a que es parecida a la del cerro Chape con r especto a la rinconada de Chi-
ca.urna (véase figura 88). Da~ la inÍpr esión d'e que se hayan des·l izado hacia
·el NW. Entonces, las fosas del sist ema 1\/[elón constituirían grandes grietas
·d e d esprendi~iento causadas por un deslizamiento ele esta parte de la cos-
:tra t errestr e hacia el mar y ha cia el término de la profunda fosa de Atacania.
Aún más al ponieute se halla la fa-11~ que acompaña el pie occidental de los
-cerros 'd e Chilicauquén ; en la figura 92 se halla al este de Puchuncaví. Esta
falla separa los cerros nombrados de la t erraza marina entre MaitenciHo y
,Quintero en el norte y el río Aconcagua en el sur . .Al fin queda la falla de la ·
,costa misma, atravesada en Concón por una fa lla tran.sversal que causa la
.saliente de la costa .
En vista de tan numerosas fallas r ecientes que se manifiestan clara-
ment" en la morfología del t erreno, no puede sorprender que la zona del
-valie del Aconcagua baya sufrido una destrucción extr aordinaria, especial-
·ment~ en el terreno de acarreo lleno de agua subterránea . P ero, esto no in-
·dica necesariamente que el t erremoto haya tenido su origen en el valle del
.Aconcagua , porque t enemos observaciones de mayor intensidad y de solevan-
talll.'iento de la costa más al norte y también mucho más a:l sur. Además,
vimos ya que la repartición de las intensidades comprueba que se trata ile
·un terremoto longitudinal :
Más fuerte debe haber sido el sacudimiento más al norte . del Aconca-
:gua, dond·e en Za.pallar se destruyeron casi t od as las casas no obstante el
subsuelo favo rable . Lo mismo vale también para los pueblos de Pichidangni
-y Quilimarí. Montessus de Ballore se . inclina a atribuir el grado X a estos
puntos . Podemos deducir d e esto que hubo una zona epicentral septentrio-
nal que se halla en la costa escarpada del continente. A ella pertenecen t am-
-bién las, fuertes destrucciones en tod'os los valles vecinos, en Petorca, L a Li-
•gua y Aconcagua. En este último valle }os destrozos eran especialmente
·fuertes, en parte por las fallas transversales, en parte por la mala calidad
,d el subsuelo.
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Fig. 92.-Mapa del t erremoto de Chile central de 1906.
322 DR. JUAN BRÜGGEN.
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<Josta. Según l a Comisión Gubernativa, que estucl'ió los efectos del terremo-
t o, no pudieron obser varse grietas de importancia en este tramo . En reali-
.dad, el desplazamiento vertical es poco importante; además, puede distri--
buír se en varias fallas paralelas de un salto aún menor y con la cubier ta
,de -an mayor espesor de terreno de acarr eo, las grietas quedan cerradas en.
la super ficie.
324 DR. JUAN BRÜGGEN.
Otra faHa importante pasa por el pie oriental 1de la Cordillera éte la.
Costa, en ·l a región de Quillón, entre Florida y I3ulnes. En ella se produjo
también un desplazamiento importante, ele más de un metro. Sorprende-
V que en vez d'e un hundimiento que debería esperar'se para la fosa del valle
longitudinal, se produjo un solevantamiento. Este mismo movimiento se
observó también más al norte, donde la línea del perfil tuerce otra vez ha-
cia el oeste y donde 1a falla se halla a poca distancia al este de Cauquenes.
Importan te es que el solevantamiento entre La Florida y Bu.].nes y pro-
bablemente también el otro, se produjo exactamente en la zona de la falla
que separa la Cordillera de la Costa del Valle Lo:ngitudinal .
El movimiento inverso con respecto a la morfología no puede sorprender-
mucho, p orque se ha observado también en otros terremotos. En el terre-
moto de San Francisco, en _1906, se hundió el lado del continente en un metro
con r esp ecto al Pacífico . En California el movimiento p~incipal era de direc-
ción horizontal, moviéndose el lado oriental de la falla en 2 a 4 112 m. hacia
el SE., En tal trasl ación horizontal pueden originarse presiones sec-u ndarias
que hacen subir ciertas zonas del bloque removido. .
(1) Una extensa discusión de las observaciones y de las opiniones contrarias se bal!a
en mi "Contrib11eión a la .geologia sismtica de Chile". Revista Chilena de Historia y Geografía.
Tomo 103, 1943.
FUNDAMENTOS DE GEOLOGIA. 325
" Grandes masas de locos y choros pegados todavia a las r ocas, se hal'laban e;n,cima dell ni-
vel superior de la alta marea y algllDOS acr es de una superficie rocosa (la P'ataforma de
abrasión) que antes siempre estaba cubietta Por el mar, quedaron en seco y despidieron un
olor desagradable proveniente de los .numerosos animales en descomposición".
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1
e 1 1
2 '3 4 km
Zonas d" so/ev.intamiento
c:::::J Zonas de hundimiento
Los ~aremotos •constituyén una catástrofe muy temida p.or los habitan-
tes de la costa. Acompañan .a muchos terremotos chilenos, pero faltan a ve-
ces a grandes catástrofes, como por ejemplo, al t erremoto de Va1paraíso de
1906, que presentó grandes intensidades en toda la costa de Chile central .
En varios casos se puede comprobar que los movimientos de la costa
preceden a los primeros sacudimientos. Esto lo observó Sutcliffe durante eJ
terremoto de Concepción en el año 1835, que estuvo acompañado por una
erupción submarina en la Bahía de Cumberland en Más a Tierra.
E1 día 20 de mayo, a las 11.30 de la mañana, casi a la misma hora del
terrem'oto, ,S utcliffe observó que el mar casi cubrió el muelle y, por ser hora
de baja r .area, se alarmó, bajó a la costa y dió orden de poner los bote&
. ef
FUNDAMENTOS DE GEOLOGIA. 327
"Mujeres que lavaban en el rlo (Blo Blo), cerca de Concepción, se atemorizaron al ver
las aguas subir hasta alcanzar sus rodillas, principiando la conmoción del suelo al mismo instante".
La subida del mar que se extendió hasta Concepción, situado a unos siete
kilómetros de la costa, debe haberse efectuado ya algunos minutos antes del
terremoto que se notó por las lavanderas en el mismo momento de la llega,
da de la crece del agua causada por un hundimiento tranquilo de fa costa.
Esta crece fué observada por las lav~nderas gracias a las condiciones es-
peciales en que se hallaban a orilla de las aguas tranquilas del río. Se com-
prende que ta-les movimientos pequeños fácilmente pueden pasar desaperci-
bidos en una costa rocosa de fuerte oleaje . Sin embargo, tenemos algunas ob~
servaciones en otros terremotos en que parecen ha~erse efectuado importan-
tes movimientos de la costra t errestr e durante el terremoto.
En el gran .terremoto de !quique de 1877, el maremoto se produjo en par-
te pocos minutos después del principio del terremoto, en parte hasta media
hora d espués. En Tocopilla observó O. Harnecker lo siguiente:
•
328 DR. JUAN BRÜGGEN.
"A nuestró parecer, la duración del! prlmer terublor- fué de dos a tres minutos, y desde
-este momento basta aquel en que el mar hizo su primera salida, pasaron unos ~os minut<>B
·más; total po:r lo tanto, cuatro a cincio minutos.
Ellas (las manifestaciones detl océano) principiaron a ser apercibidas por algunos vecinos
;tardiofi en esca.J)ar. Estos vieron la mar hincharse, crecer y ultrapasar de su limite natural
1de una manera tranquila, pero continua" .
"A los cinco minutos del! gran remezón, se vió hincharse el mar tranquilamente, sin una
sola ola que lo rdzase: pasó los malecones e invadió las casas en medio de un ruido espantoso,
'producido por las paredes ... que cedlan al propio peso dell agua . ..
Es digno notarse que Ja primera salida del mar no· fué una oleada bulliciosa, sino una
·hinchazón, como ya se ha dicho, y tan pausadamente subió, que hay personas que entraron a
'sus casas oara sacar frazadas y o·tros obje tos, mojándose los pies, y han vuelto a salir bus-
·cando otros objetos sin que el agua los apresurara demasiado".
"En el mar se observaron dos erupciones de humo espeso ; en un lugll:r se formó un'
''maels trom" (remolino) en forma de cono invertido, haciendo la impresión como si el mar1
estuviera precipitándose en una cueva de la tierra. Desde Concepción (?) y Talcahuano se
vió hervir el mar; probablemente entraron grandes masas de gases al agua que ria t eñian de
negro, esparciendo olor a azufre. Después se vieron flotar en el agua muchos peces muertos".
"Se v_ieron en la bahía (de San Vicente) dos erupciones: una como una coilumna de humo,
la otra como un chorro de agua lanzado por una ballena gigantesca. En otros lugares parecia
hervir el agua que se volvió negra y esparcía vapores sulfurosos muy desagradables".
"En 1880, el capitán Guillermo Fischer del bergantin nacional "Tuba1cain!' anclado en
Arica,· el lo. de agosto, procedente de Tomé, expuso al Cónsul de Chile que en, la travesla de
once días fué sorprendido al! amanecer del tercer dia, 23 de junio (¿juilo?) con la vista de
tierra a <Ustancia de 15 a 20 millas hacia e"l E . en una mañana serena y clara, tanto que 110
hubiera visto la costa de Ch.Ue a 60 millas, pero aue el buoue distaba como S5; que más a1
amanecer, é: y toda la t ripulación vieron claramente que era una Isla consistente en una
masa blanca como de 15 millas de largo de N. a S., situación de su centro: 31º 40' S. 730 25' W,
o .sea, frente a la costa entre Coauimbo y Valparaiso; que alrededor de l:a isla el agua era
de collor turbio amarlllo y que a las 3 de la tarde ~mhió com~etamentc de cdlor. La isla
tenla toda la apariencia de haberse formado recientemente de origen volcánico. No les cupo
FUNDAMENTOS DE GEOLOGIA. 331
duda de su existencia, pues el buque fué detenido todo tm. di.¡l cerea de dila por las calmas y
quedó a su vüsta hasta las 5 de la tarde. ID! capitán Fisch~ no mandil bote a la isla ni quiso,
acercarse a eHa temeroso de que su buque fuese a encallar en a!Igún banco, y al hacer con
más exactitud la observación en ese día, vió• que se hal".aba en 31() 28·' S y 730 39' W. Dias
después se supo por el capitán Lasen del bergantln goleta naciona.1 "Paquete de Copiapó"
haber sentido cerca de esas coordenadas un fuerte temblor".
"El señor G11illermo Azócar, de Putú, refiere que ''después del terremoto se vieron
grandes luces por el lado del mar, como cuando está en erupción un volcán'.'.
"En octubre de 1867, se sintdó un t em!Mr submarino en 340 55' S y 770 38' W (unas 100
mlllas a'1 SE de Juan F ernández); después el buque 'tlavegó durante cios horas por agua de
color blanco lechoso, habiendo mucho pescado muerto en la superficie" .
Se trata probablemente del mismo fenómeno que describe José .M. Pomar
en la forma siguiente, aunque, dice que el punto se h alla a 100 millas al SW
en vez de SE de Juari Fernández:
7) Los brontidis
del cerro citado, escuché, el 14 de uoviembre de 1915, a las 11.30 A. M., uno-
de estos ruidos fuertes que fué acompañado durante casi toda su duración de·
un fuerte temblor que me hizo saJir ele la p.equeña choza. Me sorprendió que
los habitantes negaron que se había producido un temblor, lo que comprueba
que las declaraciones de la gente sencilla, no son siempre muy fidedignas.
Me contaron que en este oásis, los ruidos se repiten diariamente dos a tres .
veces.
Un poco más al norte, en el valle de Tarapacá, arriba ele la ciudad del'
mismo nombre se halla el pueblo de Pachica, donde estaba construyénclo-se un :
tranque . El ingeniero que residió allá desde muchos meses, me informó que·
se observaron en. esa localida'd, muy a menudo fuertes ruidos subterráneos.
El punto se halla casi encima de la falla principal misma.
Mucho más al sur, en una situaeión tectbnica parecida, en el ferrocarril·
de Chañaral a Potrerillos, el personal de una estación estuvo muy atemoriza-
do por los fuertes ruidos subterráneos que duraban días enteros.
También en Chile central, en la región del valle longitudinal cerca de·
Victoria y Colljpulli se han sentido hace años ruicl'os subterráneos.
No puede sorprender la frecuencia de ·los ruidos subterrá;neos en un país
de tanta sismicidad como es Chile. Pero, sí a estas manifestaciones se rela-
1
cionan los "mistp~effer s" observados en Holanda, entonces, sin duda, se han
confundido dos fenómenos completamente diferentes; pues, es poco proba--
ble que en un ·país prácticamente libre de temblores aparezca una manifesta-·
ción ,sísmica con tanta frecuencia, que baya recihido del pueblo tma desig-
nación especia.].
La palabra "mistpoeffers" significa¡ "explosiones de la neblina" un fe-
nómeno muy distinto ele los brontidis que siempre se parecen a un ruido pa-
r ecido a un trueno- largo de intensidad bastante uniforme. Los mistpoefiers,.
son explosiones parecidas a las que se observaron en la primera g·uerra mun-
dial, en que las exp-19siones de la artillería muy pesada se escucharon directa- ·
mente sólo hasta distancias reducidas; pero después de una zona de silencio
de más de 100 kilómetros ele ancho, l os ruidos de la explosión reaparecieron·.
con gran intimsidad', de tal modo que en la zona del Rhin temblaron las ven-·
tanas de Jas casas. SP. trata de explosiones reflectadas p.or una capa muy al-
ta de la atmósfera. ·
De manera semejante, las fuertes explosiones de la erupción ,d el volcán·
Quizapu en 1932, no se sintieron en la vecina ciudad d'e Talca, sino solamen-
te a mayor distancia como por ejemplo, en San\iago situado a 220 kilómetros
de dicho volcán, donde produjeron un fuerte estremecimiento de puertas y
ventanas. El ruido hizo la impresión de tiros lejanos d'e artillería. De la mis- ·
ma· manera. Jos "mistpoeffers" de Hol anda pueden deberse a ejercicios;
de tiro practicados por la flota inglesa u otras en regiones muy apartadas ..
FUNDAMENTOS DE GEOLOGIA. 337
F . G. 2lL
LA ANTARTIO~ CHILENA
E s.tratigrafía
"Fig. 96. Perf.Dl oor las caoas jurásicas de la Bahía Esoeranza. (Según J. G. Andersson).
a) Congjlomerado de grauvaca.
, b) Pizarras negras con plantas .
· e) Tobas porfíricas de color claro.
-.d.) Roca obscura.
FUNDAMENTOS DE GEOLOGIA. 34J
Siluriano se conoce solamente fuer a del Te1·ritcr~o en las Orcaél.as del Sur.
Jurásico.- En la bahía Esper anza, situada . en la costa sur del Estrecho
Antártico, afloran rocas plutónicas y conglomerados gruesos, Llébi-lmente me-
tamorfoseados, y pizarras n egras d'uras (b). Encima de esta capas se hallan
g ru esos bancos de r ocas eruptivas de color claro (c ), acompañadas de tobas.
La pizarra negra éontiene una rica flora ·en que Halle ha distinguido 60
-especies de plantas, entre otras los siguientes géneros : Cladophebis, Spenop-
teris, Otozamites, Equisetites, Tp.innfeldia y las formas ya conocidas de Sa-
-genopteris paucifolia Phil, Araucarites cutchensis Feistm, Pachipteras d:al-
matica F. v. Kern, etc. Contrario a las floras mesozoicas del polo norte, fal-
tan todas formas parecidas al género Gingko.
Al lado de Jas plantas se encontraron también algunos restos de bivalvos
mal conservados, probablemente especies de agu a dulce. .
La flora que se habrá d epositado en un lago de agua dulce, tien e -ed~1d
del jurásico medio y su carácter corresponde al oolítico inferior de Ingla.te-.
n a, con el cual tiene 10 formas cómunes, mientras· que 8 especies se hallan
también en las capas superiores de Gondvana de ludia Oriental.
Cretáceo.- En el noroeste de la isla James Ross, al pie de peñascos for-
mados por tobas, se hallan areniscas y conglomerados de edad desconocida.
Las capas de edad seguramente cretácea, se encuentran todas en la ve-
e ind'a d del Estrecho del Almirantazgo, especialmente en la isla Snow Hill y
en la parte sur de la isla Seymour. Se trata de capas de J?Osición horizontal ,
formadas por areniscas glauconíticas y arcillosas, en parte por pizarras; su
.espesor P.S dP. unos 300 metros. Los fósiles se hallan irregularmente reparti-
dos, en parte en concr esiones duras que, en ciertos niveles, se concentran en .
gran número.
El número de fósiles determinados es un poco superior a 100 especies:
40 amonites, 29 lamelibranquios, 19 gastrópodos y algunos decápod:os, cora-
les, e quinodermos, etc: Hay r estos mal conservados de madera y una impre-
sión de una forma parecida a Sequoia fastigiata (Sternb ) .
La edad de las capas es en gran parte del senoniano, p ero Kilian y Reboul
quienes han estudiad.o l os amonites, creen que las capas representan todo
il cretáceo supe_rior desde el cenomán, hasta el senón . Los amonites tienen
sus parientes m ás cercanos en cap.as senonianas d e la India Oriental, lo mis-
m o también l os dem~s moluscos. P ero, según Wilckens, estos últimos tienen
un carácter pronunciadamente magaUánico. Esto yale especialmente para el
g énero L ahillia que .p arece ser caracteristico para toda la región de Chile,
Patagonia y Antártica.
Terciario.- El terciario t iene su mejor desarrollo en la parte norte de
l a isla Seymour, donde apar ece en eapas horizontales d:e un espesor de 150-200
metros. Petrográficamente se trata de areniscas eón intercalaciones de con-
glomerados; en la parte inferior hay capas tobáceas. Lo mismo que en Chi-
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Fig. 96.- Bosquejo geológico de la vecindad del Es trecho del A'mirantazgo. Según O. Nordenskjo:d.
S Senopi;mo. T Te·r ciario medio. P Plis toceno. B Toba basáltñca. F. B.. Filones basálticos,
H Rielo,
FUNDAMENTOS DE GEOLOGIA. 343
"Toda. esta serie ele rocas tiene una semejanza química y petrográfica muy sorprendente,
con ,las r ocas plutónicas ae las cordilleras americanas... Esta ooncorclancia es tan. grande·
que ella sola bastaría para comprobar un origen análogo de Jas dos oordi/-!eras, aun si su,
edad contemporánea no podría , deducirse también de otras razones".
Croquis geológ.ico de la
Titrra de O'lti99in s J. Po Jo
{1e9un O. Nordtnskjold l. Shock . ron
Mor
e cde,,ci, de rn ont4ños
fa.Itas (proh l,l es)
.
c:=J [ZJ ~.
zona de pl• '}a.m iento crela.ce< y b .. , .. u •• .,
1 rocas pl~tónica.s terci o.rio ~1o1.s toóat
G 7ra.nodior ita.$
.B la.va.5 7 tol,oa l,a.~ciltica.s
La flora del jm;ásico tiene relaciones es trechas con las floras contempo-
r áneas de India Oriental y de Inglaterra, lo que prueba que todavía no ha-
bía diferencias climatológicas de mayor importancia. Lo mismo vale también
para el cretáceo superior cuya fauna tiene un carácter in dopacífico.
Al final del cretáceo se produjo una regresión del mar y el mar volvió-
sólo en el t er ciario inferior, en el oligoceno. La fauna ind'ica nn. clima tem-
plado hasta templado caliente .
.Sobrevino fa época de las erupciones t erciarias y las formaciones de ex-
tensas cap.as de tobas y lavas en la zona oriental. Cuando al tin del tercia-
rio, debido ~ un hundimiento, se depos~tó el conglomerado marino de la isla
Cockburn, ya se había producido un consider able enfriamiento del clima, de·
manera que este conglomerado con formas que viven hoy en l as is-las Kergur.-
Ién , indica probablemente el acercamiento de la primera época glacial.
La época glacial que perdura hasta hoy dí&, cau só una extensión del hie,-
lo tan gran de como no se conoce en el hemisferio norte .
FUNDAMENTOS DE GEOLOGIA. 347
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INDICE DE MATERIAS
A D
acantilado de la costa .. . . 172- 181 depresioues sin desagüe . . 149, 166- 168
agua subterránea . . . . 122, 153-160, 189 desierto, denudación . . . . . . . . 160- 171
:'lltura.s ¡nedias de los Andes .. 3, 5 disl.ocacioues terciarias 52-60, 64-72,
angostur-as . . . . . . . . 151, . 93 .. . . .. .. . . . . . . . . . . . .. 116- 128
anhidritina, concresiones 125, 153 Dogger . . . . . . . . . . . . 14, 16, 18, 24
arenisca Puca (roja) 84, 95-96, 109- 116 drumlins . . .... . ... su, 221
Arrayán, piso . . . . .. .. .. .. 10 dunas . . . . . . . . 162-163, 175- 176
B E
badland .... . . . . . . . . 106, 161 eólica, denudación . . . . . . . . 160- 168
batoJito patagónico 7, 20-21, 37 épocas glaciales . . . . . . . . 211-256, 266
batolito patagónico . . . . 340 clima . . . . . . . . 251
bif urcación .de ríos . . 75 primera éipoca . . 246
Bocalebu, piso 42 cronología 222-224, 252-
bol.sones . . . . . . . . 5, 6, 128, 129, 166 256, . . 266
Boquerón, piso . . . . 46 escalones de piedmont . • . . .,. 168- 170
bosques en el norte . . . . 149 "skeren (schaeren) . . . . . . 207, 237
bosques, ~x-pansión postglacial 258- 260
brontidis . . . . . . . . . . 335, 336 F
I
p
foebergs . . 339
islas, cerros . . 72 - 78 Pacífico, continente 17, 18, 38
islas nuevas . . .. . . 330- 331 paisaje ms.lo .. - 106, 161
L
paleozoico . .
PªIlllne'}ne ..
...
. . . . 10.
-
11
r,elimen. . . . .
lagos, cambios de 1frrel H9. 151, 213- !'('ni:;-lani•e 1e ia e~ e . :
liásico . . . . . . 12, 14, 15, 16. 25 ..\.ndes . . . . . . . . l. 3. · 61. , ,
línea ele las nie,es . . . . 212· 251 peuiplan.icie de la Cord:iler,l de la
lineas sísmicas . . . . . . 315- 32.J. Costa 3, 4. 60, 61, 6 i , i O, 72, 1 ~ 19 5
liparitas (véase iriolitas) p er mocarboni a.no . . . . . . . . . . . . 11, 16
L obitos, piso (Perú) .. .. . . 45, 48 petrogliifos . . . . . . . . . . . . . . . . 16:?
loes . . 78, 231, 259 p etrolífera,, formación _ arenisca
. L oreto, piso . . . . 47 ,Puca . . . . . . . . . . 84, 95 96, 109- 116
piedmont, fo1·mación . . . . . . . . . . 75
., LL piedmont, esea]ones de . . 168- liO
piedra pómez, tobas . . . . 257· 260
lluvias . . 14!'1, 263, 264 piedra. pómez, monenas de . . . . 73
pizarras betuminosas . . . . . . . . 46, 102
M cristalinas . . 7 -9, 12, 38, 340
plegamiento de la cordillera . . 16- 19
mamífero~ e;,,.1:inguidos 149 plioceneo . . . . . . . . . . . . . . 60- 68
maremotos . . 326-329, 334 p olvillo (loes) . . . . . . . . . . . . . . 78
margas multicolores . . . . . . . . 110- 115 Polo sur . . . . . . . . 339
mármQl . . . . . . . . . . . . .. 7 porfirítica, fonnación 15, 16, 96-101, 267
mesozoico . . . . 12-19, 96- 106 precambriano . . . . . . . . . . . . . . 10
migmatitas . . . . . . . . . . . . . . 26- 32 profnndidades del mar . . . . 58, 179- 181
Millongue, piso . . 42, 54 Puca, arenisca . . . . 84, 95, 96, 109- 116
mistpoeffers . . . . . . . . 335, 336 Puerto Mans o, estrato de .. 11
. •¡ •
FUNDAMENTOS DE GEOLOGIA. 363
• • •
INDICE GEOGRAFICO
A Arqueado de Barrera . . . . • . 70
Ascensión . . . . . . . .•. ... . . 206
Abare11, Lo . . . . r-o Ascotán . . . . . . . . 150
Abra Co. del . . . . . . 276 Atwcama, desierto . . . . . . . . 6
.A!braham, seno . . . . . . 7 F osa de . . . . 48, 310
Aconcagua, Co. . . 4, 54, 215, 271, 277 Puna de 6, 99-116, 142-146,
río 3, 4, 196, 216, 293, 314, 268-272, . . . . . . . . 275- 277
318, . . . . . . .. . . . . . . . . . . 319 Salar de 6, 133, 135, 167,
Aculeo . . . . .. . . . . . . . . 75 214, . . . . .. . . . . . . . . 270
Aguirre, Lo . . . . 70, 176, 220, 302, 304 A,uc6 . . 294
Aguas Calientes . . . . . . . . . . 276, 277 Aisén . . . . . . . . . . . . . . : 20, 37, 210
Agua Amarga . . . . . . . . . . . . . . 33 Azufre, Co. del . . . . . . . . . . . . 277
Aiquina . . . . . . . . . . . . . . 133, 140, 150 Portezuelo del .. 277
Aisén . . • . . . . . . . . . . . . . . . .. 237 Azufrera Escondida . . . . . . . . . . 275
Afoolmaz . . . . . . . . . . . . . . 214 Azufreras, Las . . . . . . . . . . . . 289, 292
Alamos, Los . . . . . . . . . . 43, 60, 64 Azul, Co . . . . . . . . . . . • . . , , , , 278
Algarrobo, balneario ll8, 39, 44, 60,
195, .. . . . . . . . . . . . . . . 322
(Fe) . . . . . . . . . . 28-32, 188 B
Alhul\ •. 36
Abneid-a, Sierra 100, 116, 133, 142, 213 B ahía Inútil . . . . . . 106, 161, 246, 247
Altar, Co. . . . . . . . . . . . . . . . . 215 Baker, canal . . . . . . . . 234, 244, 246
Altos de Pica 118-123, 142, 268, 270, 273 Bandurrias, Co. . . . . . . . . . . . . . . 183
0
'Altos el.e RocaiTe ~. . . . . 142 B ar6n, estación . . . . • . • . . . 199, 304
Amolanas . . . . .• 25 Barquitos . . . . . . . . . . . • . . . . 22
Amunátegui .. 234 Barrancas Blancas , . , • . . . . . . 144
Ancud . . . . . . . . . . 56, 82, 204 Barriga, cuesta . . . . . . . . . . 299, 303
Andacollo . . . . . . . . . . 33, 293 Batuco .. . . . . . . . . . . . . .. 34, 74
0
Andes, Los (ciudad) . . . . . . . . . . 216 ' Bellavista, salar . . . . 130, 152, 158, 160
Andes ant.'irticos . . . . . . . . 339- 349 Bío Bío . . 2, 10, 14, 37, 227, 229
Andes, Cordillera . . . . . . . . . . . . 1- 6 Blauco, Co. . . . . . . . . . . . . . . . . 78
Angol . , . . .. . • . . . . . . . . . . . . 317 Bolivia . . . . . . . . . . 84-96, 110, 111
Angostura de Paine . . . . . . 69, 75, 221 Bordo . . . . 6, 114, 115, 133, 135, 147
Antillianca . . • . . . . . • . . . . . . . 286 Bransfield . . . . . • 346
Antillas ·dP.l Sur· . . . . . . . . . . 347, 349 Bridgman .. . . . . 346
Antofagasta 22, 96, 147, 163, 309-313, Brilla ntina, mina .. 27
316, . . • . . . . . · · · · · · · · · · 328 Bucalemu .. . . . . .. 196, 224
Antuco . . . . . . . . 227, 285, 288, 292 Budi .. . . .. . . . . 202
Apoquindo . . . . . . . . . . . . 69, 70, 218 Buenos Aires, lago . . . . 244, 246, 247, 256
Arauco 3, 9, 10, 17, 39-45, 52-55, 61- Buitre, Co. . . . . , . . . . .24, 188
65, 197, 200- . . . . . . . . . . . . . . 201 Burdwood, Banco 347
Arboleda, isla . . . . . . . . . . . . . . . . 239 Burney, Monte .. . . 2, 287, 292
quebrada . . . . . .. 28, 32
Arena, Quebrada de la : . . . . . . . 33 e
Argentino, lago . . . . . . . . . . . . 245- 247
Arica 6, 10, 125, 168, 171, 172, 174, Cabeza del MaT . . . . . . 247, 248
268, 309, . . . . . . . . . . . . . . . . 311 Cabo de Horno 37
A.toma, quebr. 117, 119, 123, 153, 157, Cabra,s, Las 79
159, .. .. . . . . •. .. . • . , • . . . 269 0achango . . . . 130, 159
366 DR. JUAN BRÜGGEN.
G , I
Galliinazos . . 125, 130, 158 Ibacache.
Gatieo . . •. 22, 116, 173, 177 ILJap cl .. .. 28, 3<S, .. 317
Gente Grande 247 Imilac .. 100, 133, 275, 291
Georgia del Sur 347 Imperial, río 10
Gomero . . . . . . . . . . . . . . 10, 14, 18 lnca, Alto del .. ..
.. .. .. 10.s
Gordo, Co. tvéase Cerro Gordo ). Laguna del, .. 216
Grevy . . . . . . . . .. .. . . . . . . 287 Iucahuasi . . .... . . .. . . . . 143
Gu'aehane . . . . . . . . . . . . . . 124, 273 Inútil, Bahía .. . . .. .. ..
. . . . 106, 161 '
G:u~ica, La . . . • . . . . . . . . . . . . 157 Lquique 16, 22, 28, 131, 163, 171-181,
Gooitecas . . . . 3, 9, 206, 236 309, 311, 315, .. .. .. .. .. 116
Guan.aqúeroe . . 193 Isla. d el Maipo .. .. ..
. . 74, .. 222
Guanillos 22, 174, 176, 328 Isluga .. . . . . .. . .
275, 291, 333
salina 152 Itapillá n 155
Guano .. . . . . . . .. 174, 186 !tat a, . . . . .. .. . . . . .. 7, 37, 148
Guayaneco . . . . 21
H J
Haddington . . . . 340 J a:huel .. .. . . . . 271
Hecar . . . . . . . . . . . . 115 Javier, isla .. .. . . 83
H erradura (Meji,llones) .. 184 Jazpampa .. ..
.. .. .. 131, 159
(Coquimbo) 304 Joinville .. .. .. .. .. .. . . .. 3-!e
Higuera, Co. . • . . . . . . 5 J orjeneal - Putana.
min.a . . . . . . .. .. . . 33 J orquera .. . . .. .. . . . . . . .. . . :;6
Hojalar . . . . . . . . 136, 269, 271 J uan de ~º~ .. .. 1:!:!. ~~ 15.,
Hona r . . . . . . . . . . 276 J uan F ernández 50, 56, 59. &.. 3""
Horcón de Piedra 36 327, 332, ..
.. . . .. 333
Hornopirén . . . . . . . . . . . . 234, 288 Juncal .. .. ..
.. .. .. 216
Hornos, bahia . . . . . . . . .. .. 177 Juncalillo .. . . 216
Hospicio, Alto del 128, 171, 172 Junín, Alt o de ..
.. .. 131, 171, 172
Huafo . . . . . . . . . . . . . . . . 48, 206 Juriques .. . . . . .. .. .. 275
Ruala . . . . . . . . . . . . 237
Hualga . . . . . . . . . . . . .. .... . . 139 L
Huallatiri . . • . . . 212, 275, 291
Huanai .. . . . . 234 Ladrillos .. ... . ... . .. .. 15
Huantajaya . . . . . . 16 Laguna, Río de la .. .. .. 214
Ruara . . "'L.#· . . . . . . . . . . . 157, 1158 Laguna Negra 73, 219, 254
Huasco, puerto . . . . . . . . : . . . . . 334 Laguna s ..
. . .. 130
río 12, 24, 27, 30, 192, 214, L aguna Verde, volcán 2 76
310, . . . . . . .. . . . . . . 314 Lailai .. .. .. . ... .. .. 150
salar . . . . 121, 142, 149, 2m Laja .. .. .. .. .. .... 226, 228, 254
Huatacondo . . .. .. .. .. 125 Lampa .. .
. 34, 70, 74, 222, 303, 304
Hu~ul . . . . . . . . . . . . . . .. 166, 305 Lanalhue . . . . .. .. .. .... .. . . 200
Hue mules . . . . . . . . . . . . . . . . . . 210 Lanin . . .. .. . . . . 216
Huena pidén . . • . . . . . . . . . . . 42, 65 Lari .. . . 105, 143, 276
liuequén . . . . . . . . . . . . . . 288, 202 L ascar .. .. .. . . . . 2 76, 291
Hueso, E l . . . . . . . . . . . . 187 L astarria.. .. .. .. .. .. ..
.. 277, 291
Huimpil . . . . . . . . . . 14 L autar o .. .. . . .. . . . . . . 14
Huinganes . . • • • • .. . . 218 L ebu .. .. .. .. .. 41, 42, 45, 54, 60
FUNDAMENTOS DE GEOLOGIA. 369
F . G. 24_
370 DR . JUAN BRÜGGEN.
La gnm planicie, i.nelil1ada haeia el oeste, está constit1úda por la formación riolitica cuyas capas
descienden, en A con una filexura bien visible. Eu esta flexura ,pai'ti<lipan también los rodados obscmos del
pcndionte que principia encima de B. C e.s un gran volcán apagado sobrepuesto a la formación riolítica,
,,. Los otros cerros se componen de rocas fundamentales rodeados por la formación rio·lHica,
2.-EI pie ortlenta! de la Cordillera de la Costa desde Zapiga hacia el sur.
5..:_ Panorama de la Cor diller a de la Cosf a en A.!lgarrobo (Vallenar). Mirando hacia el sw·.
Adelante las planicies de denudación de unos 1.500 metros lle al tura Que r odean el Cerro -B uitre (C. B.) . Con dos faldas ele ra:la
descienden hacia la izQulierda, hacia el E ste, donde se halla el ancl:o vatle de Puquios, cuyas t errazas t ienen una al t ura de 700 met r os.
Atrás las mesetas de los Llanos de Oristales, t ambién de 1.50 1) metros de alt ura. Encima de ellos se levantan el Cerro Pajonales (C.
P.) y el Cerr o Ratones (C. R.).
6 . - El abrupto descenso de falla Que consti tuye el bor de orient:il 1le la Cordillera de la Costa de Santiago ent r e Lampa y Polpai,;,J .
A la !izquierda, en A , Ja penillanur a de dos Altos de L ipanguu ele 2.000 metros ; en E , el borde de fas meset as de Chicauma que t ie-
nen la misma altura . L as quebradas insigni ficantes que llesciemlen por la f alda de unos mil metros de altura, indican una edad 11iuy
r eciente de la falda de falla.
La fotogr afía presenta el punto, donde la fa!~ d~ rumbo S-N \>asa a, rl\m~o W-~ (véa!¡e ~i~ur;is 19 r 88). ~s la gran " rincoq~-
qa el~ Chicauma,