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FACULTAD DE TEOLOGÍA
EXÉGESIS Y HERMENÉUTICA DE LA
PARÁBOLA DEL BUEN SAMARITANO
PASO 1: SELECCIÓN Y DELIMITACIÓN DEL TEXTO
El texto que se trabajará en el presente escrito es la parábola del Buen Samaritano (Lc
10, 25-37), con la finalidad de deducir los elementos de la moral social de la Iglesia en el
texto a través de un ejercicio exegético-hermenéutico. A continuación, se muestra la perícopa
en español y en griego, lengua en la que fue escrita originalmente:
1
Traducción de la Biblia de Jerusalén del año 1998 (Versión revisada y aumentada de la editorial DDB).
2
La versión griega de la Biblia la revisé en la siguiente página web: http://www.bibbiaedu.it/ (consultado en
04/01/2019).
32. De igual modo, un levita que pasaba 32. ὁμοίως δὲ καὶ Λευίτης κατὰ τὸν τόπον
por aquel sitio le vio y dio un rodeo. ἐλθὼν καὶ ἰδὼν ἀντιπαρῆλθεν.
33. Pero un samaritano que iba de camino 33. Σαμαρίτης δέ τις ὁδεύων ἦλθεν κατ’
llegó junto a él, y al verle tuvo compasión; αὐτὸν καὶ ἰδὼν ἐσπλαγχνίσθη,
34. y, acercándose, vendó sus heridas, 34. καὶ προσελθὼν κατέδησεν τὰ τραύματα
echando en ellas aceite y vino; y αὐτοῦ ἐπιχέων ἔλαιον καὶ οἶνον,
montándole sobre su propia cabalgadura, le ἐπιβιβάσας δὲ αὐτὸν ἐπὶ τὸ ἴδιον κτῆνος
llevó a una posada y cuidó de él. ἤγαγεν αὐτὸν εἰς πανδοχεῖον καὶ
ἐπεμελήθη αὐτοῦ.
35. Al día siguiente, sacando dos denarios, 35. καὶ ἐπὶ τὴν αὔριον ἐκβαλὼν δύο
se los dio al posadero y dijo: "Cuida de él δηνάρια ἔδωκεν τῷ πανδοχεῖ καὶ εἶπεν·
y, si gastas algo más, te lo pagaré cuando Ἐπιμελήθητι αὐτοῦ, καὶ ὅ τι ἂν
vuelva." προσδαπανήσῃς ἐγὼ ἐν τῷ ἐπανέρχεσθαί
με ἀποδώσω σοι.
36. ¿Quién de estos tres te parece que fue 36. τίς τούτων τῶν τριῶν πλησίον δοκεῖ
prójimo del que cayó en manos de los σοι γεγονέναι τοῦ ἐμπεσόντος εἰς τοὺς
salteadores?» λῃστάς;
37. Él dijo: «El que practicó la 37. ὁ δὲ εἶπεν· Ὁ ποιήσας τὸ ἔλεος μετ’
misericordia con él.» Díjole Jesús: «Vete y αὐτοῦ. εἶπεν δὲ αὐτῷ ὁ Ἰησοῦς· Πορεύου
haz tú lo mismo.» καὶ σὺ ποίει ὁμοίως.
Jesús no da una respuesta concreta, sino que le responde con otra pregunta: ¿Qué está
escrito en la Ley? (Lc 10, 26). El maestro de la Ley responde con dos citas del Antiguo
Testamento: una del libro del Deuteronomio (Dt 6,5) y otra del Levítico (Lev 19, 18), que
habla del amor a Dios y al prójimo, referencia bíblica que está en el código de Santidad del
Pentateuco.
Jesús afirma que ahí está el secreto para alcanzar la Vida Eterna. El maestro de la
Ley nuevamente pregunta: ¿Quién es mi prójimo? (Lc 10, 29). Esta pregunta es tendenciosa,
pues el prójimo para todo judío es otro judío y no los extranjeros. Jesús le cuenta la parábola,
en la que se habla de un judío que bajaba de Jerusalén, fue saqueado por unos bandidos y
dejado medio muerto en el camino. Éste fue ignorado por un sacerdote y por un levita. Solo
un samaritano lo levantó, lo curó y lo condujo a un albergue, pagándole al encargado del
albergue los cuidados. La parábola termina con una pregunta por parte de Jesús: ¿Quién de
estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores? (Lc 10, 36).
Parece curioso que el doctor de la Ley no responde “el Samaritano”, sino que dice “el que
practicó la misericordia con él” (Lc 10, 37). La parábola concluye cuando Jesús le dice al
maestro de la Ley que haga lo mismo a manera de mandato.
El texto nos deja algunas preguntas que intentaremos desvelar en el presente trabajo:
¿Por qué Jesús en la parábola usa tres personajes distintos (el sacerdote, el levita y el
samaritano) con respecto al judío herido?, ¿Era necesario mencionar que el camino que baja
de Jerusalén a Jericó?, ¿Por qué no era evidente esta práctica de la misericordia para el
Maestro de la Ley? Intentaremos responder a ellas y elaborar un ejercicio hermenéutico
En el desarrollo de la parábola vemos que Jesús no está en contra de la Ley sino que
acepta y alaba el resumen de la Ley que da el Escriba. Concretamente, su respuesta es una
composición de dos textos del Pentateuco: Dt 6, 5: "Y tú amarás a Yavé, tu Dios, con todo tu
corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas” y Lv 19, 18: "No te vengarás ni guardarás
rencor contra tus paisanos, sino que más bien amarás a tu prójimo como a ti mismo, pues
Yo soy Yahvé". Jesús agranda el alcance de este amor predicado en la Ley con la parábola del
Buen Samaritano, pues el amor se había hecho pequeño con el rigor de la Ley judía.
Tres son los personajes principales dentro de la parábola, que a continuación veremos.
En primer lugar, el sacerdote (ἱερεύς)4 tenía funciones cultuales y políticas dentro del
contexto judío. Es muy probable que al bajar de Jerusalén haya ejercido su oficio. Todo
sacerdote tenía la función de elevar oraciones por el pueblo y ofrecer holocaustos a Dios por
el perdón de los pecados. Asimismo, tenía que guardar ciertos preceptos de pureza para
ejercer su ministerio.5
Los samaritanos (Σαμαρίτης)8 son descendientes de las doce tribus de Israel, pero
ellos no guardaban relación con los judíos. La razón radica en que el año 926 a. C., las tribus
del norte se rebelaron con el Rey Roboam, hijo del Rey Salomón. Esta rebelión causó el
inicio de los dos reinos: el del norte y el del sur. En el año 875 a. C. el rey de Israel, Ormí
3
Keener, Craig S. Comentario del contexto cultural de la Biblia: Nuevo Testamento. MUNDO HISPANO.
Colombia: 2005, p. 199.
4
Término que aparece 148 veces en el Nuevo Testamento, de las cuales aparece 20 veces en el Evangelio de
Lucas. El término guarda una capital importancia en el Evangelio de Lucas por el papel notable del Templo
en todo el documento, pues solo el sacerdote puede realizar actos cultuales en el Templo.
5
León, X. y Dofour. Vocabulario de Teología Bíblica. Herder. Barcelona 1965.
6
Solo aparece tres veces en el Nuevo Testamento, de las cuales una sola vez aparece en el evangelio de
Lucas.
7
Sagrada Escritura. Comentario. EUNSA. Pamplona 2010, p. 1087.
8
Término que aparece nueve veces en el Nuevo Testamento, de las cuales tres veces se mencionan en el
evangelio de Lucas.
trasladó la capital a Samaria. Asimismo, los samaritanos odiaban a los judíos por las veces
que estos habían destruido y profanado el santuario de Garuizim9. Esto dio lugar al mestizaje
de lo samaritanos con otros pueblos. En el Nuevo Testamento encontramos diversos
episodios donde aparecen los samaritanos. La perícopa de la Mujer Samaritana (Jn 4, 5-42)
con Jesús, en donde Jesús le pide agua a ella. Asimismo, el Hechos 8, 4-19 se hace referencia
a la predicación efectiva del Felipe en Samaria. Con la parábola, Jesús enseña que el
cumplimiento de la Ley nunca debe ahogar la misericordia. Además, vislumbramos la gran
paradoja: el judío fue receptor de la misericordia de un extranjero.
Para el judío, el prójimo era todo aquel con el que tenía alguna afinidad: parentesco,
raza y religión. Esta parábola nos muestra que el prójimo es toda persona, en especial si esta
necesita de nosotros. La imagen del Samaritano nos enseña quien es verdaderamente el
prójimo. El amor desborda el precepto y alcanza a todo hombre, sin importar si somos afines
o no.
9
Haag, Herbert et al. Diccionario de la Biblia. HERDER. España: 2000.
10
Sagrada Escritura. Comentario. EUNSA. Pamplona 2010, p. 1087.
correcta concepción de la persona humana y su valor único. La doctrina social supone la
importancia de las relaciones del hombre fracturadas por el pecado: su relación consigo
mismo, con los demás, con la naturaleza y con Dios. Por ello, la moral social de la Iglesia
trata de responder la pregunta: ¿cómo amar a mi prójimo en mi realidad social, política y
económica?
La parábola del Buen Samaritano nos enseña que todo hombre tiene dignidad por el
simple hecho de ser hombre. Cuestiones como la raza, el color de piel y la religión no deben
impedir reconocer esta dignidad, por ello, no podemos permanecer indiferentes a los demás.
Debemos apoyarnos mutuamente, sobre todo en los episodios más difíciles de nuestras vidas.
Resulta interesante cómo es que el samaritano paga la estancia del hombre herido en el
albergue y cómo es que él está dispuesto a pagar los gastos posteriores. Con todo lo anterior
podemos enumerar algunos principios de la moral social cristiana: la dignidad de la persona,
el bien común y la solidaridad.
En esta parábola encontramos la base de los derechos humanos. Todo hombre goza
de derechos por el simple hecho de existir. La fuente de estos derechos radica en que todo
hombre es imagen de Dios. La actitud del samaritano nos revela el primero de los derechos
fundamentales de todo hombre: el derecho a la vida. El samaritano vela por el bienestar de
ese hombre abandonado y apuesta por su vida. Según la exegesis anterior vemos que la
actitud del Sacerdote y del Levita ante el hombre abandonado fue así porque creían que estaba
muerto. El samaritano no supuso si estaba muerto o no, no se detuvo en cuestiones sobre la
pureza ritual, sino que viendo aquella realidad se acercó, vio que estaba vivo y lo rescató de
una muerte dolorosa.
Toda persona debe ser tratada como un fin y no como un medio. El samaritano apostó
por una persona concreta, por alguien que no conocía para salvaguardarlo, actitud digna de
elogiar. La moral social de la Iglesia no mira a las masas amorfas sino a cada individuo
concreto, pues cada persona, imagen y semejanza de Dios, es único e irreemplazable.
Podemos comparar la figura del sacerdote y del levita con el deber de las instituciones
sociales. Estas deben buscar el bien común. Ambas figuras en el pueblo de Israel
representaban ministerios públicos que velaban por el bien de los judíos, no obstante, su labor
se quedó limitada, incapaz de velar por el verdadero bien. Las instituciones sociales deben
velar por el bien común y no solo por el bien del algunos.