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UNIVERSIDAD CATÓLICA LUMEN GENTIUM

FACULTAD DE TEOLOGÍA

Teología Moral Fundamental - Profr. Manuel Valeriano Antonio


Presenta: Carmona Aguirre Byron Yael, SCM
Tlalpan, D.F., 06 de febrero de 2019

EXÉGESIS Y HERMENÉUTICA DE LA
PARÁBOLA DEL BUEN SAMARITANO
PASO 1: SELECCIÓN Y DELIMITACIÓN DEL TEXTO

El texto que se trabajará en el presente escrito es la parábola del Buen Samaritano (Lc
10, 25-37), con la finalidad de deducir los elementos de la moral social de la Iglesia en el
texto a través de un ejercicio exegético-hermenéutico. A continuación, se muestra la perícopa
en español y en griego, lengua en la que fue escrita originalmente:

TEXTO EN ESPAÑOL1 TEXTO EN GRIEGO2


25. Se levantó un legista, y dijo para 25. Καὶ ἰδοὺ νομικός τις ἀνέστη
ponerle a prueba: «Maestro, ¿que he de ἐκπειράζων αὐτὸν λέγων· Διδάσκαλε, τί
hacer para tener en herencia vida eterna?» ποιήσας ζωὴν αἰώνιον κληρονομήσω;
26. El le dijo: «¿Qué está escrito en la Ley? 26. ὁ δὲ εἶπεν πρὸς αὐτόν· Ἐν τῷ νόμῳ τί
¿Cómo lees?» γέγραπται; πῶς ἀναγινώσκεις;
27. Respondió: «Amarás al Señor tu Dios 27. ὁ δὲ ἀποκριθεὶς εἶπεν· Ἀγαπήσεις
con todo tu corazón, con toda tu alma, con κύριον τὸν θεόν σου ἐξ ὅλης τῆς καρδίας
todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a σου καὶ ἐν ὅλῃ τῇ ψυχῇ σου καὶ ἐν ὅλῃ τῇ
tu prójimo como a ti mismo.» ἰσχύϊ σου καὶ ἐν ὅλῃ τῇ διανοίᾳ σου, καὶ
τὸν πλησίον σου ὡς σεαυτόν.
28. Díjole entonces: «Bien has respondido. 28. εἶπεν δὲ αὐτῷ· Ὀρθῶς ἀπεκρίθης·
Haz eso y vivirás.» τοῦτο ποίει καὶ ζήσῃ.
29. Pero él, queriendo justificarse, dijo a 29. Ὁ δὲ θέλων δικαιῶσαι ἑαυτὸν εἶπεν
Jesús: «Y ¿quién es mi prójimo?» πρὸς τὸν Ἰησοῦν· Καὶ τίς ἐστίν μου
πλησίον;
30. Jesús respondió: «Bajaba un hombre de 30. ὑπολαβὼν δὲ ὁ Ἰησοῦς εἶπεν·
Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de Ἄνθρωπός τις κατέβαινεν ἀπὸ Ἰερουσαλὴμ
salteadores, que, después de despojarle y εἰς Ἰεριχὼ καὶ λῃσταῖς περιέπεσεν, οἳ καὶ
golpearle, se fueron dejándole medio ἐκδύσαντες αὐτὸν καὶ πληγὰς ἐπιθέντες
muerto. ἀπῆλθον ἀφέντες ἡμιθανῆ.
31. Casualmente, bajaba por aquel camino 31.κατὰ συγκυρίαν δὲ ἱερεύς τις
un sacerdote y, al verle, dio un rodeo. κατέβαινεν ἐν τῇ ὁδῷ ἐκείνῃ, καὶ ἰδὼν
αὐτὸν ἀντιπαρῆλθεν·

1
Traducción de la Biblia de Jerusalén del año 1998 (Versión revisada y aumentada de la editorial DDB).
2
La versión griega de la Biblia la revisé en la siguiente página web: http://www.bibbiaedu.it/ (consultado en
04/01/2019).
32. De igual modo, un levita que pasaba 32. ὁμοίως δὲ καὶ Λευίτης κατὰ τὸν τόπον
por aquel sitio le vio y dio un rodeo. ἐλθὼν καὶ ἰδὼν ἀντιπαρῆλθεν.
33. Pero un samaritano que iba de camino 33. Σαμαρίτης δέ τις ὁδεύων ἦλθεν κατ’
llegó junto a él, y al verle tuvo compasión; αὐτὸν καὶ ἰδὼν ἐσπλαγχνίσθη,
34. y, acercándose, vendó sus heridas, 34. καὶ προσελθὼν κατέδησεν τὰ τραύματα
echando en ellas aceite y vino; y αὐτοῦ ἐπιχέων ἔλαιον καὶ οἶνον,
montándole sobre su propia cabalgadura, le ἐπιβιβάσας δὲ αὐτὸν ἐπὶ τὸ ἴδιον κτῆνος
llevó a una posada y cuidó de él. ἤγαγεν αὐτὸν εἰς πανδοχεῖον καὶ
ἐπεμελήθη αὐτοῦ.
35. Al día siguiente, sacando dos denarios, 35. καὶ ἐπὶ τὴν αὔριον ἐκβαλὼν δύο
se los dio al posadero y dijo: "Cuida de él δηνάρια ἔδωκεν τῷ πανδοχεῖ καὶ εἶπεν·
y, si gastas algo más, te lo pagaré cuando Ἐπιμελήθητι αὐτοῦ, καὶ ὅ τι ἂν
vuelva." προσδαπανήσῃς ἐγὼ ἐν τῷ ἐπανέρχεσθαί
με ἀποδώσω σοι.
36. ¿Quién de estos tres te parece que fue 36. τίς τούτων τῶν τριῶν πλησίον δοκεῖ
prójimo del que cayó en manos de los σοι γεγονέναι τοῦ ἐμπεσόντος εἰς τοὺς
salteadores?» λῃστάς;
37. Él dijo: «El que practicó la 37. ὁ δὲ εἶπεν· Ὁ ποιήσας τὸ ἔλεος μετ’
misericordia con él.» Díjole Jesús: «Vete y αὐτοῦ. εἶπεν δὲ αὐτῷ ὁ Ἰησοῦς· Πορεύου
haz tú lo mismo.» καὶ σὺ ποίει ὁμοίως.

Los limites del texto los he definido de la siguiente manera:

 INICIO DE LA PERÍCOPA: El texto que estamos estudiando no muestra un


escenario exacto, todo parece indicar que esta parábola fue dicha en el camino de
Jesús a Jerusalén (cfr, Lc 9, 51). El inicio lo podemos definir a partir de la
intervención del doctor de la Ley o legalista, quien no había tenido una participación
anteriormente. Además, el adverbio narrativo (Καὶ ἰδοὺ) nos da la pauta de que inicia
algo distinto a lo anterior
 FINAL DE LA PERÍCOPA: Podemos deducir que el final de este texto se define en
la ultima intervención de Jesús con respecto al maestro de la Ley. A partir del
versículo 26 del capítulo 10 del Evangelio de Lucas inicia el encuentro de Jesús con
Marta y María, por lo que podemos entender que hay un cambio de escenario y de
enseñanza.
 UNIDAD DEL TEXTO: La perícopa del Buen Samaritano guarda su propia unidad.
Desde que interviene el maestro de la Ley hasta que Jesús concluye: cuatro
intervenciones del maestro de la Ley y cuatro intervenciones de parte de Jesús.

PASO 2: LECTURA Y OBSERVACIONES INICIALES DEL TEXTO

La parábola del Buen Samaritano se encuentra precedida por la perícopa en la que


Jesús alaba al Padre por revelar las cosas ocultas a los pequeños y humildes y no a los sabios
y a los prudentes. Estas palabras están dirigidas a los setenta y dos discípulos que regresaron
de hacer prodigios en su nombre. En el fondo, Jesús, en esta perícopa, refleja la predilección
de Dios por los sencillos de corazón. De igual forma, la perícopa del Buen Samaritano
precede el encuentro de Jesús con Marta y María, en donde Jesús alaba la actitud de María,
al elegir lo mejor: escuchar al maestro.

El texto del buen Samaritano trata concretamente de la intervención de un maestro de


la Ley, quien busca poner a prueba a Jesús haciéndole una pregunta: ¿Qué tengo que hacer
para heredar la Vida Eterna? (Lc 10, 25). En los evangelios, vemos continuamente que los
escribas y fariseos ponen continuamente a prueba a Jesús y esta parábola no es la excepción.

Jesús no da una respuesta concreta, sino que le responde con otra pregunta: ¿Qué está
escrito en la Ley? (Lc 10, 26). El maestro de la Ley responde con dos citas del Antiguo
Testamento: una del libro del Deuteronomio (Dt 6,5) y otra del Levítico (Lev 19, 18), que
habla del amor a Dios y al prójimo, referencia bíblica que está en el código de Santidad del
Pentateuco.

Jesús afirma que ahí está el secreto para alcanzar la Vida Eterna. El maestro de la
Ley nuevamente pregunta: ¿Quién es mi prójimo? (Lc 10, 29). Esta pregunta es tendenciosa,
pues el prójimo para todo judío es otro judío y no los extranjeros. Jesús le cuenta la parábola,
en la que se habla de un judío que bajaba de Jerusalén, fue saqueado por unos bandidos y
dejado medio muerto en el camino. Éste fue ignorado por un sacerdote y por un levita. Solo
un samaritano lo levantó, lo curó y lo condujo a un albergue, pagándole al encargado del
albergue los cuidados. La parábola termina con una pregunta por parte de Jesús: ¿Quién de
estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores? (Lc 10, 36).
Parece curioso que el doctor de la Ley no responde “el Samaritano”, sino que dice “el que
practicó la misericordia con él” (Lc 10, 37). La parábola concluye cuando Jesús le dice al
maestro de la Ley que haga lo mismo a manera de mandato.

El texto nos deja algunas preguntas que intentaremos desvelar en el presente trabajo:
¿Por qué Jesús en la parábola usa tres personajes distintos (el sacerdote, el levita y el
samaritano) con respecto al judío herido?, ¿Era necesario mencionar que el camino que baja
de Jerusalén a Jericó?, ¿Por qué no era evidente esta práctica de la misericordia para el
Maestro de la Ley? Intentaremos responder a ellas y elaborar un ejercicio hermenéutico

PASO 3: EXÉGESIS LITERARIA, SEMÁNTICA, HISTÓRICO-CULTURAL Y CANÓNICA


El texto del Buen Samaritano tiene por género literario el narrativo. Asimismo,
encontramos que además de ser narrativo es discursivo, pues en él vislumbramos la
intervención del maestro de la Ley con la de Jesús. Dentro del discurso de Jesús encontramos
una herramienta usada por Él en todos los evangelios: la parábola. Con ella se pretende dar
una enseñanza sublime por medio de analogías.
Dicha parábola se compone de los siguientes elementos:

1. Pregunta de un maestro de la ley (Lucas 10, 25).


2. Contrapregunta de Jesús (Lucas 10, 26).
3. Respuesta del maestro de la ley referida al Antiguo Testamento (Lucas 10, 27).
4. Mandato de Jesús (Lucas 10, 28).
5. Nueva pregunta del maestro de la ley para ponerlo a prueba (Lucas 10, 29).
6. Parábola del buen samaritano y pregunta de Jesús (Lucas 10, 30-36).
7. Respuesta del doctor de la ley (Lucas 10, 37).
8. Mandato de Jesús (Lucas 10, 37).

Algo que nos debe incumbir es el contexto geográfico de la parábola: el camino de


Jerusalén a Jericó. En dicha época este camino era peligroso. De hecho, se conocía como el
“Camino de Sangre”, pues en él había muchas muertes causada por ladrones.3 Al parecer,
Jesús quería subrayar que pasar por este camino y ser asaltado significaba la muerte.

En el desarrollo de la parábola vemos que Jesús no está en contra de la Ley sino que
acepta y alaba el resumen de la Ley que da el Escriba. Concretamente, su respuesta es una
composición de dos textos del Pentateuco: Dt 6, 5: "Y tú amarás a Yavé, tu Dios, con todo tu
corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas” y Lv 19, 18: "No te vengarás ni guardarás
rencor contra tus paisanos, sino que más bien amarás a tu prójimo como a ti mismo, pues
Yo soy Yahvé". Jesús agranda el alcance de este amor predicado en la Ley con la parábola del
Buen Samaritano, pues el amor se había hecho pequeño con el rigor de la Ley judía.

Tres son los personajes principales dentro de la parábola, que a continuación veremos.
En primer lugar, el sacerdote (ἱερεύς)4 tenía funciones cultuales y políticas dentro del
contexto judío. Es muy probable que al bajar de Jerusalén haya ejercido su oficio. Todo
sacerdote tenía la función de elevar oraciones por el pueblo y ofrecer holocaustos a Dios por
el perdón de los pecados. Asimismo, tenía que guardar ciertos preceptos de pureza para
ejercer su ministerio.5

En cambio, el levita (Λευίτης)6 pertenecía a la tribu apartada del pueblo de Israel, la


de Leví. Todos ellos tenían la misión de conocer la Ley a fondo. Su existencia estaba dedicada
al servicio del Templo. Entre ellos eran escogidos los sacerdotes para realizar los sacrificios.
Al ser mencionados es posible que Jesús se refiriera al alcance de la Ley de Moisés, pues esta
Ley prohibía el contacto con cadáveres, pues quien lo hiciera podría contraer la impureza
legal (cfr. Lv 21, 1-4.11-12; Nm 19, 11-22). El simbolismo del sacerdote y el levita no es la
impiedad ni la crueldad, sino de anteponer formalismos rituales a la misericordia y el perdón7.

Los samaritanos (Σαμαρίτης)8 son descendientes de las doce tribus de Israel, pero
ellos no guardaban relación con los judíos. La razón radica en que el año 926 a. C., las tribus
del norte se rebelaron con el Rey Roboam, hijo del Rey Salomón. Esta rebelión causó el
inicio de los dos reinos: el del norte y el del sur. En el año 875 a. C. el rey de Israel, Ormí

3
Keener, Craig S. Comentario del contexto cultural de la Biblia: Nuevo Testamento. MUNDO HISPANO.
Colombia: 2005, p. 199.
4
Término que aparece 148 veces en el Nuevo Testamento, de las cuales aparece 20 veces en el Evangelio de
Lucas. El término guarda una capital importancia en el Evangelio de Lucas por el papel notable del Templo
en todo el documento, pues solo el sacerdote puede realizar actos cultuales en el Templo.
5
León, X. y Dofour. Vocabulario de Teología Bíblica. Herder. Barcelona 1965.
6
Solo aparece tres veces en el Nuevo Testamento, de las cuales una sola vez aparece en el evangelio de
Lucas.
7
Sagrada Escritura. Comentario. EUNSA. Pamplona 2010, p. 1087.
8
Término que aparece nueve veces en el Nuevo Testamento, de las cuales tres veces se mencionan en el
evangelio de Lucas.
trasladó la capital a Samaria. Asimismo, los samaritanos odiaban a los judíos por las veces
que estos habían destruido y profanado el santuario de Garuizim9. Esto dio lugar al mestizaje
de lo samaritanos con otros pueblos. En el Nuevo Testamento encontramos diversos
episodios donde aparecen los samaritanos. La perícopa de la Mujer Samaritana (Jn 4, 5-42)
con Jesús, en donde Jesús le pide agua a ella. Asimismo, el Hechos 8, 4-19 se hace referencia
a la predicación efectiva del Felipe en Samaria. Con la parábola, Jesús enseña que el
cumplimiento de la Ley nunca debe ahogar la misericordia. Además, vislumbramos la gran
paradoja: el judío fue receptor de la misericordia de un extranjero.

Para el judío, el prójimo era todo aquel con el que tenía alguna afinidad: parentesco,
raza y religión. Esta parábola nos muestra que el prójimo es toda persona, en especial si esta
necesita de nosotros. La imagen del Samaritano nos enseña quien es verdaderamente el
prójimo. El amor desborda el precepto y alcanza a todo hombre, sin importar si somos afines
o no.

Como mencioné anteriormente, tiene peculiar importancia la respuesta del doctor de


la Ley a la pregunta final de Jesús: ¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo del que
cayó en manos de los salteadores? (Lc 10, 36). El Escriba no responde “El Samaritano”,
sino que dice “el que practicó la misericordia con él” (Lc 10, 37). Podemos ver aquí la
dificultad de reconocer que no fue ni el levita ni el sacerdote los que practicaron la
misericordia, sino que se quedaron muy lejos de ella. Este texto evoca al pasaje del profeta
Oseas: Misericordia quiero y no sacrificios (Os 6,6), resaltando la importancia del amor al
prójimo sobre la ley fría que no mira a la persona concreta. Básicamente, en esta parábola
vemos los pilares de la predicación de Jesús: la Ley y la misericordia.

Podemos rescatar que la enseñanza fundamental es que la misericordia al prójimo


desborda la nacionalidad y la religión. Todo hombre es sujeto de misericordia. Además, el
samaritano cumplió con la Ley, por lo que él mismo puede alcanzar la Vida Eterna. Por eso,
podemos afirmar que todo hombre puede salvarse.

Esta parábola a través de los siglos se ha interpretado alegóricamente. San Agustín ve


en la figura del Buen Samaritano a Jesús y en el hombre asaltado por los ladrones a Adán.
En De docrina christiana 1, 33, San Agustín afirma que Nuestro Señor Jesucristo quiso
hacerse nuestro prójimo y él se simbolizó en el que socorrió al hombre tendido en el camino,
semivivo y abandonado por los ladrones. En De Trinitate 15, 27, 50 escribirá: “Tú, alma mía,
¿dónde te encuentras, dónde yaces, dónde estas mientras eres curada de tus dolencias por
aquel que se hizo propiciación por tus iniquidades? Reconoce que te encuentras en aquel
mesón adonde el piadoso samaritano condujo al que encontró semivivo, llagado por las
muchas heridas que le causaron los bandoleros.10

PASO 4: EJERCICIO HERMENÉUTICO

A la luz de este pasaje bíblico podemos encontrar elementos de la moral social de la


Iglesia. En primer lugar, conviene destacar que la doctrina social de la Iglesia defiende la

9
Haag, Herbert et al. Diccionario de la Biblia. HERDER. España: 2000.
10
Sagrada Escritura. Comentario. EUNSA. Pamplona 2010, p. 1087.
correcta concepción de la persona humana y su valor único. La doctrina social supone la
importancia de las relaciones del hombre fracturadas por el pecado: su relación consigo
mismo, con los demás, con la naturaleza y con Dios. Por ello, la moral social de la Iglesia
trata de responder la pregunta: ¿cómo amar a mi prójimo en mi realidad social, política y
económica?

En la parábola del Buen Samaritano encontramos el fundamento de la moral social de


la Iglesia en los labios del maestro de la Ley: Amarás a Dios sobre todas las cosas y a tu
prójimo como a ti mismo (Lc 10, 27). Este fundamento, escrito en la Ley judía es rectificada
y elogiada por Jesús. Con el elogio de Jesús a la Sagrada Escritura y con la parábola podemos
dar cuenta que dos son las fuentes de la moral social: la Sagrada Escritura y la razón humana.

La parábola del Buen Samaritano nos enseña que todo hombre tiene dignidad por el
simple hecho de ser hombre. Cuestiones como la raza, el color de piel y la religión no deben
impedir reconocer esta dignidad, por ello, no podemos permanecer indiferentes a los demás.
Debemos apoyarnos mutuamente, sobre todo en los episodios más difíciles de nuestras vidas.
Resulta interesante cómo es que el samaritano paga la estancia del hombre herido en el
albergue y cómo es que él está dispuesto a pagar los gastos posteriores. Con todo lo anterior
podemos enumerar algunos principios de la moral social cristiana: la dignidad de la persona,
el bien común y la solidaridad.

En esta parábola encontramos la base de los derechos humanos. Todo hombre goza
de derechos por el simple hecho de existir. La fuente de estos derechos radica en que todo
hombre es imagen de Dios. La actitud del samaritano nos revela el primero de los derechos
fundamentales de todo hombre: el derecho a la vida. El samaritano vela por el bienestar de
ese hombre abandonado y apuesta por su vida. Según la exegesis anterior vemos que la
actitud del Sacerdote y del Levita ante el hombre abandonado fue así porque creían que estaba
muerto. El samaritano no supuso si estaba muerto o no, no se detuvo en cuestiones sobre la
pureza ritual, sino que viendo aquella realidad se acercó, vio que estaba vivo y lo rescató de
una muerte dolorosa.

Toda persona debe ser tratada como un fin y no como un medio. El samaritano apostó
por una persona concreta, por alguien que no conocía para salvaguardarlo, actitud digna de
elogiar. La moral social de la Iglesia no mira a las masas amorfas sino a cada individuo
concreto, pues cada persona, imagen y semejanza de Dios, es único e irreemplazable.

Podemos comparar la figura del sacerdote y del levita con el deber de las instituciones
sociales. Estas deben buscar el bien común. Ambas figuras en el pueblo de Israel
representaban ministerios públicos que velaban por el bien de los judíos, no obstante, su labor
se quedó limitada, incapaz de velar por el verdadero bien. Las instituciones sociales deben
velar por el bien común y no solo por el bien del algunos.

El hombre tiene la vocación de amar y su felicidad radica en ello. Amando es como


el hombre llega a la plenitud de su existencia. Todo hombre está llamado a construir el Reino
de los Cielos en su contexto especifico y lo podrá construir con los valores que son defendidos
por Jesús: solidaridad, igualdad y libertad.
BIBLIOGRAFÍA
Haag, Herbert et al. Diccionario de la Biblia. HERDER. España: 2000.

Keener, Craig S. Comentario del contexto cultural de la Biblia: Nuevo Testamento.


MUNDO HISPANO. Colombia: 2005.

León, X. y Dofour. Vocabulario de Teología Bíblica. Herder. Barcelona 1965.

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