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La estructura o edificio colonial entró en rápida disolución a principios del siglo XIX, tanto que para
1825, Portugal había perdido todas sus posesiones y España solo conservaba Cuba y Puerto Rico. Las
causas de este rápida caída son muy diversas, pero apuntan a los comienzos de la conquista, y a las
reformas coloniales a partir de 1750.
Para el caso español, se han subrayado las consecuencias económicas de la reformulación del pacto
colonial: (ver Reformas Borbónicas en aspecto económico-administrativo) un nuevo concepto para el
trabajo con indios, altos impuestos, y acaparamiento de recursos coloniales que permitieron que España
se adentrara en la nueva Europa Industrial. La lucha por la independencia de las colonias, buscaba en
parte, un nuevo pacto colonial que beneficiara a los productores locales y les permitiera participar de la
economía de ultramar, sin necesidad de pagar elevados impuestos y regalías a la Metrópoli.
Para el aspecto político- administrativo, el reclutamiento de funcionarios públicos leales a la Corona
y en contra de los intereses de las ligas locales, aseguró una administración eficaz de los asuntos
coloniales. Según J. H. Parry, esto fue el otro motivo del descontento de los colonos, pues ellos
preferían tener una administración ineficaz y menos temible. Por todo esto, el rey prefirió contar con
funcionarios metropolitanos o peninsulares. Esta parcialidad o predilección se debía al temor de dar
poder a figuras aliadas con poderosas fuerzas locales, que lentamente iban luchando en contra del
gobierno español. Los peninsulares ocuparon también cargos militares y eclesiásticos, y participaron
activamente en comercio (inundaron el mercado de ultramar a partir de 1750), tanto, que se ganaron
el odio de los criollos.
Estos conflictos, sin embargo, anuncian una cercana catástrofe y una etapa de transición
necesariamente larga, previa a la emancipación definitiva.
Otro aspecto que se toma como causa posible, es la renovación ideológica traída de Europa. Pero
esa renovación no tenía un contenido precisamente revolucionario: en una primera etapa se mantuvo
en el marco de la Corona. Lo importante es reconocer que fue una de las más poderosas fuerzas que
actuó en Hispanoamérica. Era necesaria debido a las críticas que hacía de los asuntos económicos,
sociales y jurídico- institucionales, pero no siempre implicaba una discusión sobre el orden monárquico:
la "Ilustración" iberoamericana (y la metropolitana) se basaban en una fe donde "el rey era la cabeza
del cuerpo místico". A fines del siglo XVIII, esa "fe" antigua y nueva, tenía sus descreídos. Esto se
comprueba en la aparición de movimientos sediciosos a partir de 1750, pero no se toman como
revoluciones, ni están atados a la renovación de las ideologías políticas; pues desde Nueva Granada
hasta Alto Perú no se ve ninguna opción homogénea, ni nueva. El episodio que clarifica esta idea es el
de la guerra de castas en Perú, guerra de indios contra blancos y mestizos (Bajo Perú), y de indios y
mestizos contra blancos (Alto Perú). Los blancos permanecerán fieles al rey, no por la fidelidad ciega,
sino por mantener su hegemonía en contra de las otras castas indias y mestizas que le amenazaban.
Si bien existieron otros episodios con apoyo más unánime (como el alzamiento comunero del
Socorro, Nueva Granada), no eran más que fenómenos locales de protesta, que venían desde la
conquista. Sin embargo, estos movimientos anunciaron las debilidades estructurales del sistema
colonial.
Los signos de descontento de círculos sociales secretos de algunas ciudades latinoamericanas, si
están más ligados a las revoluciones (movimientos emancipadores), que a las sediciones, a partir de
1790. Estos signos fueron magnificados por los españoles, y luego exagerados por los historiadores de
las "futuras naciones". Van apareciendo varias figuras y hechos dentro del nuevo escenario rebelde:
• Desde México a Bogotá: Antonio Nariño, que en 1794 traduce la Declaración de los Derechos del
Hombre.
• ... a Santiago de Chile, donde se descubre una "conspiración de franceses" en 1790.
• ... a Buenos Aires, donde también los "franceses" despiertan un proyecto republicano.
• ... a Brasil, donde el movimiento republicano de Minas Gerais es descubierto y reprimido, en
1789.
Todos ellos, y otros tantos más, produjeron varios mártires y desterrados: Tiradentes (líder del
movimiento de Minas Gerais) primero, Francisco de Miranda (líder venezolano, amigo de Thomas
Jefferson, agente de Pitt, y uno de los tantos que recomendó a las potencias ajenas a España, las
relaciones con América) segundo. Otros desterrados se pueden ver en África, prisioneros de la
Metrópoli, o exiliados en Inglaterra y Francia, cobrando pensiones allí. Pero algunos de ellos se
mantienen en reserva hasta el momento oportuno, como Bolívar, rico criollo efectuando continuos
viajes por Europa; o Gregario Funes, eclesiástico cordobés que estudió en Madrid (en la Universidad de
Alcalá de Henares) y trajo consigo ideas liberales para Buenos Aires. Cualquiera sea el caso, no es
irrazonable que de pronto le invaden todo el fruto del avance de nuevas ideas políticas que
advertiremos luego de la revolución: burócratas modestos, mostrarán de inmediato una seguridad en el
manejo del nuevo vocabulario político. Este avance es consecuencia de un proceso amplio a partir de
1776 y 1789: una América republicana y una Francia revolucionaria, respectivamente. Esto hace que
esa novedad interese cada vez más a Latinoamérica (Pues Portugal se mantiene neutra, y España está
ocupada con Napoleón y la revolución), tanto que hasta fieles funcionarios metropolitanos ven la
posibilidad de la desaparición de la Corona. En el caso español en América, la crisis de independencia,
no es más que la degradación del poder español, que a partir de 1795, se hace más rápida.
MÉXICO
# La guerra había desvastado la prosperidad regional, y provocado la huída de los españoles más ricos,
quedando los pobres hacendados y arrendatarios menores. Las rebeliones se podían suceder en
cualquier momento.
# Ward y los escoceses respetaron la autoridad de las fuerzas militares, pero no la de los "pobres"
dones que querían acceder a mejores condiciones, pues veían en ellos radicalización política y
federalización (muchos bandos políticos, para el primer caso, varios gobiernos regionales, para el
segundo). Precisamente los criollos y la plebe expulsan a los peninsulares (pero no a todos)
# Lucas Alamán: Jefe de los conservadores, acepta como sus contemporáneos, las reformas borbónicas
liberales; pero desea limitarlas con ayuda de la Iglesia y Santa Anna (así pierden tolerancia social y
religiosa).
# El presidente Guerrero instaura el nuevo orden desde una perspectiva liberal. Son atacados por
movimientos de reconquista española (1830) y Bustamante le traiciona anexándose el ejército.
3. Orden conservador y crisis:
# 1832: Asume Santa Anna como presidente, Gómez Farias (vicepresidente) y un congreso liberal,
restaura el viejo orden.
# 1836: Guerra de Texas: Santa Anna pierde y Texas se independiza. Otra derrota y compensación por
gastos de guerra con Francia (el general pierde una pierna por un cañón francés). México no estaba
preparado para los conflictos internacionales.
# Vuelven los liberales al poder: (1845) Guerra con Estados Unidos perdida. Levantamiento de indios al
norte, lucha de castas en Yucatán.
# 1848: México pierde la mitad de su territorio.
# Cuando intentaba pagar una deuda con USA, aparece una rebelión liberal y Santa Anna muere, junto
con Alamán.
# El tipo de orden político (liberal o conservador) era indiferente para el ejército: quien poseía uno,
bastaba para tener poder y respeto político- económico. Ya no se buscaba la rebelión, sino un mejor
ejército que otro.
# El orden conservador a partir de 1850, fracasa, al no poder volver al viejo esquema colonial. El nuevo
esquema (neocolonial) se ha abierto a los mercados mundiales, esto hace imposible mantener la
milicia, porque se destina ese dinero para salir del riesgo "fiscal" y pagar las deudas.