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El Líder que Brilla

Manual para Grupos de Cuidado


Adaptado y Transcrito por: Danny Carmona
RELACION 1
RELACION CON DIOS

Jesucristo

1. Apasionado por Dios.


Tres relaciones que se han convertido en prioridad: Relación con Dios. Relación con el
Cuerpo de Cristo, y con el mundo por el cual Cristo murió.
Obstáculos a nuestra intimidad con Dios: Una de las mayores barreras es la tiranía de lo
urgente. Queremos separar tiempo para Dios, dedicándonos a la Palabra y Oración (Hechos
6.4). Sin embargo, nuestras buenas intenciones van hundiéndose vez tras vez frente a otras
presiones y responsabilidades. Nos volvemos adictos al trabajo y en el caso de pastores y
líderes, adictos a la iglesia. Tanto es el desgaste durante los días, que cuando llegamos a la
casa no tenemos energía para la familia. Las preocupaciones también se apoderan de nosotros
pudiendo incidir en la pérdida del sueño, no estar enfocados y tener un continuo cansancio y
ya agotados, no logramos concentrarnos por nada.
Otras de las barreras para tener intimidad con Dios es la falta de intimidad en la mayoría
de nuestras relaciones. Existe la tendencia a aislarnos. Vivimos en un mundo donde las
personas no saben relacionarse bien y somos el reflejo de ese mundo. Muchos de nosotros
crecimos en familias disfuncionales, fuimos heridos en el pasado y no hemos sanado los
sentimientos negativos que quedaron dentro de nosotros. Evitamos ser transparentes.
A esto se le suma que muchos de nosotros no distinguimos entre la convicción de nuestro
llamado y el activismo. La compulsión de tener que producir más. El llamado tiene su raíz
en Dios, fluye de una dependencia de Él, haciendo sus obras (Juan 5.19). El activismo, de
tener que producir, tiene su raíz en nosotros y en las expectativas de otros. Una persona que
no puede descansar continuamente esta insatisfecha consigo misma.
La raíz de nuestros problemas: Una visión errada de Dios: Tenemos una fuerte tendencia
de “crear” a Dios a nuestra imagen en vez de ser formados a su imagen. Si tenemos dificultad
de abrir nuestro corazón, lo vemos a Él como alguien que difícilmente abre su corazón hacia
nosotros. Si nos acostumbramos a ciertos pecados, errores, mentiras blancas y exageraciones;
creemos que Dios es tolerante. Si somos perfeccionistas y exigentes, entendemos que Dios
es así.
¿Tiene usted problemas con Dios? ¿Siente que su poder o su gracia no es real en su vida? ¿A
dónde se fue ese primer amor que sentía hacia Dios? ¿La santidad de Dios le asusta o le
aparta? ¿Usted ve que Dios quiere cambios en su vida pero no tiene las condiciones para
hacerlo?  Algo peor que sentirnos incomodos con estas preguntas es ni siquiera pensar en
ellas. La raíz de todos nuestros problemas esta en nuestra dificultad de aproximarnos a Dios
de tal forma que nos volvamos como El.

¿Cómo avivar nuestra pasión?


En primer lugar, mirar a Dios en profundidad. Necesitamos tiempo para oír a Dios tanto
en la Palabra como en el Espíritu. Tome tiempo para conversar, abrirle su corazón y dejar
que El haga lo mismo con usted.
En segundo lugar, necesitamos mirarnos a nosotros mismos y evaluar si tenemos un
verdadero cimiento de amor hacia Dios. Si fuimos criados sin un amor profundo, aceptación
y seguridad, andamos con un filtro que difícilmente deja que lo positivo penetre nuestros
corazones, al mismo tiempo fácilmente permite que lo negativo penetre en lo profundo de
nuestro ser y se alimente en nosotros.
Nuestra relación con nuestro padre terrenal acaba siendo el filtro por el cual nos
relacionamos con nuestro Padre Celestial. Y, ya que todos tuvimos padres imperfectos, todos
somos afectados por una visión errónea de Dios, si aún no hemos sanado nuestras heridas,
tristezas, miedos y frustraciones que experimentamos en la relación con nuestros padres.
Necesitamos descubrir el camino de la sanidad emocional en los Grupos de Apoyo o Grupos
de Cuidado, donde podemos experimentar intimidad, aceptación y amor.
En tercer lugar, necesitamos encontrar compañeros de yugos, comprometidos en crecer
junto con nosotros. Solo, nadie cambia su forma de vida de manera significativa.
Necesitamos priorizar en relaciones profundas con personas que nos ayudaran y estimularan
en cuanto a nuestra relación con Dios.

Preguntas para reflexión:


1. ¿Qué es lo que dificulta más su intimidad con Dios? ¿Está realmente apasionado por Dios?

2. Piense en dos compañeros con los cuales podría buscar cambios verdaderos y crecimiento
¿Cómo funcionaría esto en la práctica?

3. Confiese en oración, donde su visión de Dios, puede estar desviada, y lo tiene insatisfecho,
trayendo problemas a su vida.

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