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lf:
Orientación Escolar y Familiar
cognitivas
sensoriales
Objetivo
Competencias específicas
- Crear y mantener lazos de comunicación con las familias para incidir eficazmente en
el proceso educativo.
Resultados de Aprendizaje
Una vez centrado el tema es necesario explicar a los padres qué es y por qué
surge este trastorno; todas las personas mientras dormimos nos despertamos en
multitud de ocasiones, estos despertares suelen tener una duración de unos 30
segundos. Esto también es habitual en los niños y no supone un problema porque si se
encuentran en un entorno seguro vuelven de nuevo a retomar el sueño. Si además de
estos despertares nos encontramos con otros como los que se enumeran a continuación,
podemos hablar de que existe un trastorno del sueño:
Tiene dificultad de iniciar el sueño él solo.
La frecuencia de sus despertares es de 10 a 20 veces en una noche.
Es incapaz de volver a dormirse sin ayuda y de manera espontánea.
Todas estas son pistas que nos hacen sospechar que existe un trastorno. A continuación
se exponen una serie de recomendaciones que servirán como guía para trabajar en
casa:
Es común que los padres comiencen a tener dudas cuando se plantean poner
límites a sus hijos, éstos comienzan a manifestar su rebeldía como muestra de su
todavía incipiente personalidad.
Los límites son necesarios para los niños, a través de ellos aprenden sobre lo que
pueden o no hacer y les ayuda a ser responsables. Los niños además se sienten más
queridos cuando se les marca unos límites que cuando se les deja absoluta libertad de
acción.
Para los adultos el límite equivale a la norma, sin embargo una norma no es un
grito, un castigo o un azote, esto sería, en el peor de los casos, la consecuencia que el
niño sufre por haberse saltado la norma.
Cuando el adulto decide que es el momento de poner un límite es importante
hacerlo de forma clara y rotunda pero también de forma progresiva, no se pueden
asimilar muchas normas a la vez, se debe comenzar por las más básicas para pasar a
otras más complejas.
Ejemplo; si queremos que nuestro hijo no se suba al sofá lo primero que haremos
será poner el límite expresándolo de forma clara – “No se puede subir al sofá”- Además
le daremos razones del por qué de esa norma – “se puede caer, hacer daño, el sofá se
estropea”-, el mensaje debe ser claro y transmitir seguridad. Es muy importante ser
constantes en las normas ya que de otra forma descentramos al niño que no entiende
por qué un día sus papás se enfadan ante una misma situación y otros días no.
La actitud del niño ante una norma puede ser muy diferente, pueden admitir la
norma e integrarla en su repertorio de conductas o saltarse el límite y esperar a ver cuál
es la consecuencia de esa conducta. Si cuando se salta la norma no ocurre nada o no
ocurre lo que esperaba, esta conducta se volverá a repetir.
Es el adulto el que debe normalizar el comportamiento del niño, adaptándolo al
entorno en el que se desarrolla la acción del pequeño. Es muy importante la
coordinación entre familia y escuela a la hora de plantear los límites ya que en función de
los comportamientos que el niño observe en estos dos contextos irá asimilando los
límites en las diferentes situaciones.
Por último, los límites se transmiten a los niños mediante instrumentos como la
voz y los gestos. Además se deben transmitir con seguridad y siendo constantes, con
una opinión unánime y sin rivalizar con los niños.
LA VOZ EL GESTO
EXPRESA FIRMEZA Y
EL EMNSAJE HA DE ESTADO DE ÁNIMO
SER CLARO
Referencias bibliográficas
Méndez, L., Ruíz, J., Rodríguez, E. y De la O, M. (2007). La tutoría en educación infantil. Madrid:
Wolters Kluwer.