Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
RESUMEN
ABSTRACT
Praxis Filosófica
Nueva serie, No. 27, Julio-Diciembre 2008: 103-120 ISSN: 0120-4688
gested by Jürgen Habermas. The article presents, firstly, the problem of
recognition of the demands of collective identities, and secondly, some theo-
retical assumptions prior to the debate with Taylor on the struggle for recog-
nition in modern societies, and thirdly, some of elements that structure the
theoretical interpretation of Jürgen Habermas surrounding the recognition
of the unmet demands of collective identities. It is concluded that the recog-
nition of collective identities can be articulated morally and politically if the
democratic rule of law are created equal rights and participation. Conditions
critical to that in the field of public social actors perform the exercise of civic
autonomy, which must be oriented to clearly visualize the collective inter-
ests and criteria justified to deal just the different interests and needs of
collective identities.
Keywords: recognition of the difference culture, democratic rule of law, citi-
zen empowerment, and basic rights articulation.
1. Introducción
En el presente artículo se trata el problema del reconocimiento de las
identidades colectivas en el marco del Estado democrático de derecho1 . El
fenómeno del reconocimiento multicultural de nuestros tiempos no es sólo
104
una cuestión específica de la práctica política2 . Existe también desde la
filosofía política contemporánea reflexiones y discusiones orientadas a ilu-
minar cómo es moral y políticamente posible que el Estado democrático de
derecho siente las bases legales, que permitan la articulación del reconoci-
1
La definición del Estado colombiano como democrático entraña distintas características del
régimen político por un lado, que los titulares del Poder Político ejercerán esa calidad en
virtud de la voluntad de los ciudadanos, la cual se expresa a través de las elecciones; de otro
lado, en lo que ha dado en llamarse democracia participativa, que los ciudadanos no están
limitados en su relación con el poder político a la concurrencia a elecciones para seleccionar
sus representantes, sino que también pueden controlar la labor que ellos realizan e intervienen
directamente en la toma de decisiones, [...]y, finalmente, y de acuerdo con la reformulación
NELSON JAÍR CUCHUMBÉ HOLGUÍN
del concepto de democracia, que la voluntad de las mayorías no puede llegar al extremo de
desconocer los derechos de las minorías ni los derechos fundamentales de los individuos.
Edgardo Niebles Osorio. Const ituciónPolí tica deColombia, Librería Ediciones del Profesio-
nal, Bogotá, 2004, p. 6.
2
En concreto hacemos referencia las propuestas presentadas en la Asamblea Nacional Cons-
titucional por los líderes indígenas Francisco Rojas Birry, Lorenzo Muelas y Alfonso Peña
sobre el reconocimiento e inclusión de la diferencia cultural. Así mismo, a las interpretaciones
provenientes de la ciencia jurídica, la sociología jurídica, la filosofía política y la antropología
jurídica. Entre estas interpretaciones aparecen las de Daniel Bonilla (Const it
uciónMult icult
u-
ral),Boaventura de Sousa Santos (El Caleidoscopio dela j ust icia enColombia),Ángela Uribe
(Cult ura Occident al modernas versus Cult ura U´wa),Vladimir Zambrano (Ej es polít
icos de
la diversidadcult ural)y Esther Sánchez (Política dereconocimiento dela diversidadét nica
ycultural ydeprotecciónal menor indí gena)entre otros.
miento de las demandas no satisfechas de las formas de vida culturales.
Estas reflexiones poseen un carácter más normativo que explicativo, pues
han ubicado tal fenómeno en el nivel del análisis del discurso filosófico con
la intención de ilustrar las dificultades de la comprensión intercultural o ilu-
minar la relación entre moralidad y eticidad a partir de nociones como lo
bueno y lo justo. Teóricos como Kymlicka, Taylor y Habermas han propues-
to modelos normativos en torno a la articulación de las formas de vida cultu-
rales y protección de los derechos fundamentales en el marco de las rela-
ciones interculturales.
Partimos de la idea de que el fenómeno del reconocimiento de las iden-
tidades colectivas o multiculturalismo no sólo demanda de soluciones prác-
ticas, sino que también exige de su comprensión en términos filosóficos. Por
ello, situamos este fenómeno en el nivel del análisis del discurso filosófico en
el cual encontramos como posibilidad de trabajo la relación entre moralidad
y éticidad; posibilidad que supone poner en relación los conceptos de lo
bueno y de lo justo. El problema fundamental es que la articulación de las
demandas de las identidades colectivas parece no ser compatible con los
valores y principios universales del liberalismo En otras palabras, el recono-
cimiento de la diferencia cultural presupone un marco axiológico y deontoló- 105
gico que acepte los derechos diferenciados de grupo, mientras que la pro-
tección de los derechos fundamentales supone de valores y principios orien-
tados a garantizar a los individuos libertades subjetivas de acción.
En el articulo le apuntamos a la idea de que la articulación del reconoci-
miento de las identidades colectivas en el Estado democrático de derecho
3
Jürgen Habermas. La lucha por el reconocimiento en el Estado democrático de derecho, en
ColeccióndeEnsayos. La inclusióndelotro. Estudios deteoría polít ica. Editorial Paidós,
Barcelona, 1999, p. 194.
lucha por el reconocimiento en el Estado democrático de derecho; y en
tercer lugar, algunos de los elementos teóricos que estructuran la interpreta-
ción de Jürgen Habermas en torno al reconocimiento de las demandas no
satisfechas de las identidades colectivas en el marco del Estado democráti-
co de derecho.
4
De acuerdo con Jürgen Habermas, acción y lenguaje hacen parte de un modo de racionalidad
NELSON JAÍR CUCHUMBÉ HOLGUÍN
relacionada con la forma en que los sujetos capaces de lenguaje y de acción hacen uso del
conocimiento. En las emisiones o manifestaciones lingüísticas se expresa explícitamente un
saber, en las acciones teleológicas se expresa una capacidad, un saber explicito. Jürgen
Habermas. Teoría dela accióncomunicativa I. Taurus, Madrid, 2003, p. 24.
5
En términos de John Rawls las personas se concibe como iguales en el sentido de que todos
se entienden poseedores, en el grado mínimo esencial, de las facultades morales necesarias
para participar en la cooperación social durante toda una vida y para formas parte de la
sociedad como ciudadanos iguales. [...]y libres en el sentido de que se conciben a sí mismos,
y unos a otros, con la facultad moral de poseer una concepción del bien [...]como personas
libres que son, los ciudadanos se arrogan el derecho a concebir sus personas independiente-
mente de cualquier concepción particular del bien o esquema de fines últimos, y sin identifi-
carse con ninguna de dichas concepciones John Rawls. La just icia como equidad, Paidós,
Barcelona, 2002, pp. 44 y 46.
referencia a los ciudadanos realizando determinados fines colectivos, a par-
tir de las normas j urídicas que les reconocen capacidad para ser titulares
de derechos, esto es, capacidad moral para actuar como sujetos de derecho
y para contraer obligaciones.
Estos dos conceptos que representan las bases legales del reconoci-
miento intersubjetivo en las sociedades modernas, garantizan tanto las liber-
tades como integridad moral de cada uno de los ciudadanos. En este senti-
do, se puede decir que los conceptos de derecho subjetivo y persona jurídica
no se constituyen en una condición moral y política restrictiva sino más bien
en condiciones legales que hacen posible que el Estado pueda proteger al
individuo con sus libertades y concepción de vida buena aun cuando la
integridad del individuo dependa en el derecho no menos que en lo moral
de la estructura intacta de las condiciones de reconocimiento reciproco6.
En consecuencia, a partir de lo planteado por la teoría del derecho individua-
lista surge la siguiente pregunta: ¿es posible moral y políticamente que el
Estado cimentado en una teoría del derecho individualista pueda armonizar
el reconocimiento de las demandas de las identidades colectivas centradas
en la preservación y bienestar de sus comunidades?
Una respuesta a tal interrogante admite una reconstrucción general de la 107
concepción liberal clásica, los planteamientos del multiculturalismo de Ta-
ylor y la comprensión de la democracia deliberativa de Habermas con res-
pecto al papel asignado al Estado en la articulación del reconocimiento de
las identidades colectivas y afirmación de los derechos fundamentales.
De acuerdo con la concepción liberal clásica, el Estado tiene como tarea
6
Op. cit.p. 189.
Según el planteamiento de Charles Taylor, el Estado democrático de de-
recho tiene como tarea, con respecto al compromiso de ajustar la diferencia
cultural sin comprometer los derechos fundamentales, el garantizar las con-
diciones morales y políticas que permitan el igual valor de las culturas y trato
igualitario de los ciudadanos contra la discriminación producida por cuestio-
nes de raza, religión, etnia o sexo7 . Por ello, el Estado tiene como compro-
miso ineludible el garantizar a los ciudadanos los derechos fundamentales y,
a su vez, proteger ciertas libertades reivindicadas por los miembros de los
grupos minoritarios discriminados. Libertades que pueden sobreponerse en
ciertos casos a los derechos fundamentales, pues ellas permiten a los miem-
bros de las minorías culturales reconocer y practicar las expresiones cultu-
rales ancestrales de sus comunidades. En consecuencia, el Estado debe
garantizar el principio de igual respeto de cada persona y colectivo.
En lo referido a la comprensión de la democracia deliberativa de Haber-
mas, se puede afirmar que el Estado representa un factor constitutivo del
proceso de socialización. El Estado es concibe como una forma de delibera-
ción entre los diversos actores políticos que discuten y definen el modo
como deben realizarse legalmente las diversas formas de vida culturales y
108 concepciones de vida buena. Por ello, el Estado se constituye en el medio a
partir del cual los actos políticos se asocian en dirección de la construcción
de comunidad política. Esta asociación de ciudadanos, que se conciben como
libres e iguales entre sí, se expresa de forma solidaria y los compromete a
obedecer mutuamente las reglas y acuerdos como condición para garanti-
zar que los ciudadanos logren realizar sus expectativas y necesidades. Se
trata, entonces, de una comprensión del Estado centrada en la integración
social o capacidad de solidaridad entre ciudadanos.
Ahora bien, en línea con esta idea, Habermas resalta la exigencia moral
que admite una relación complementaria entre reconocimiento pleno como
ciudadanos y el respeto tanto de la identidad individual como colectiva. Por
ello, Habermas recuerda que el elemento que sustenta el reconocimiento de
la identidad individual y colectiva no es la igualación de las condiciones so-
NELSON JAÍR CUCHUMBÉ HOLGUÍN
7
Charles Taylor. El mult ica del reconocimiento. Fondo de Cultura
iculturalismo yla polít
Económica, México, 2001.
8
d., p. 192.
Ibí
gencia presupone que el concepto de constitución política requiere de en-
tenderse como un proyecto histórico que los ciudadanos prosiguen de nue-
vo en cada generación9. Así mismo, supone reconocer que en el Estado
democrático de derecho el ejercicio del poder político está doblemente codi-
ficado. Por una parte, aparece la reivindicación de los procedimientos insti-
tucionalizados como referentes fundamentales en la búsqueda de solucio-
nes a los problemas presentados en las relaciones entre ciudadanos con
derechos y capacidad de autonomía pública. Y, por otra, la necesidad de
comprender que la mediación regulada, a partir de los procedimientos insti-
tucionalizados, de los intereses particulares implica al mismo tiempo la rea-
lización del esquema de derechos establecidos. Análogamente, se puede
decir que la exigencia de una nueva interpretación del derecho también
supone comprender que en la escena política se encuentran los actores
político que discuten sobre fines colectivos y sobre la distribución de los
bienes colectivos10. Es esta situación de encuentro y disputa de fines y
distribución de bienes colectivos, entre los actores políticos con intereses
diferentes, la que se constituye en la condición que exige interpretar y rea-
lizar legalmente las expectativas no satisfechas de las identidades colecti-
vas que oponen resistencia al desprecio de su propia dignidad. 109
Los reclamos de reconocimiento de las identidades colectivas y las de-
mandas de igual derechos de las formas de vida culturales, aparecen repre-
sentadas en las luchas políticas de las minorías culturales11 , las feministas o
los pueblos que aspiran a la independencia nacional. Formas de vida cimen-
tadas en valores étnicos, culturales y concepciones de vida buena y justicia
9
Ibíd., p. 190.
10
Ibíd., p. 190.
11
Ahora bien, cabe señalar con respecto a nuestro presente colombiano que las demandas de
reconocimiento de las identidades étnicas culturales (comunidades indígenas)presuponen un
reconocimiento bajo los mismos derechos civiles y políticos de los que disfrutan el resto de
los colombianos. Esta demanda de igualdad de trato y derechos es expresada por Lorenzo
Muelas en los siguientes términos: Son cinco siglos de luchas sin descanso en busca de
asegurar la vida y los derechos de nuestra gente. Y son dos siglos de esperanzas perdidas en
la justicia, la libertad y la igualdad que se prometieron al mundo con la Declaración de los
Derechos del Hombre. Lorenzo Muelas. Exposición general: 11. Asamblea Nacional Cons-
titucional de 1991.
por una parte, un consentimiento de las minorías culturales con sus valores
étnicos y culturales diferentes al sistema axiológico y deontológico oficial y,
por otra, la exigencia moral del respeto e igualdad de derechos. Este reco-
nocimiento presupone principios constitucionales que demandan el compro-
miso político del Estado con respecto al reconocimiento de las diferentes
formas de vida culturales y reconocimiento de las demandas de las identida-
des colectivas.
Ahora bien, se puede señalar, por una parte, que el punto de partida y
sustento filosófico político del reconocimiento de las identidades colectivas
presupone aspectos básicos de las reflexiones de Charles Taylor y W ill
Kymlicka. La reflexión de Charles Taylor ha sugerido una relación comple-
mentaria entre la idea del igual valor y respeto a todas las culturas y la
exigencia moral de una actitud pública de no desprecio hacia aquellas for-
mas de expresión cultural, que ponen en cuestión el modelo de valores y
principios de la cultura hegemónica, mientras que la reflexión de W ill Kymlic-
ka12 considera de central importancia comprender las características e in-
tereses de las minorías culturales y de los grupos étnicos para poder acomo-
dar la diferencia cultural en el marco del Estado democrático liberal.
110 Y, por otra, es posible afirmar que el soporte filosófico político de la idea
de la protección del ciudadano con derechos y capacidad moral para cons-
truir su individualidad, ha sido sustentado desde la tradición liberal por filóso-
fos como Emanuel Kant, John Stuart Mill y John Rawls. Desde el punto de
vista de Kant, las personas tiene derecho a escoger sus proyecto de vida y
el criterio básico para juzgar el valor moral de tal proyecto es que se ha
consecuencia de la capacidad de autonomía y libre voluntad individual. De
acuerdo con la perspectiva de Mill, la libertad no es un derecho natural
propio de la condición humana como tal. Se trata de un derecho propio de
las sociedades civilizadas. La libertad encuentra su fundamento en el princi-
pio de máxima felicidad, pues, en sociedades desarrolladas, la felicidad se
realiza en la individualidad y ésta sólo se alcanza a través de la libertad. Y
según la interpretación de Rawls, una teoría de la justicia distributiva presu-
NELSON JAÍR CUCHUMBÉ HOLGUÍN
12
W ill Kymlicka. Ciudadanía multicultural, Paidós, Barcelona, 1996.
13
John Rawls. La j icia como equidad. Paidós, Barcelona, 2002, p 73.
ust
la libertad de pensamiento, libertad de conciencia, libertad de expresión en-
tre otros.
Es evidente que el encuentro entre el reconocimiento de las identidades
colectivas y la protección de los ciudadanos con derechos sugiere dos tipos
de relación. La primera reivindica la posibilidad de ajustar las relaciones de
la sociedad liberal con las minorías culturales; y se resalta así valores y
principios de una antropología moral y política centrada en la idea del reco-
nocimiento de la diferencia cultural (multiculturalismo).La segunda recla-
ma la necesidad de repetir un tipo de relación fundada en la pretensión
universalista de la filosofía política liberal; y admite la idea de la persona
como individuo con derechos y el ideal de un sólo horizonte de comprensión
cultural, que aparentemente niega la diferencia cultural (liberalismo). En
este sentido, podemos decir que este encuentro entre actores políticos con
intereses diferentes no es quizás más que una forma de expresión de la
relación conflictiva entre el Estado liberal y el Estado multicultural, dado que
las reivindicaciones de ambas concepciones de relación se chocan entre sí y
rechazan mutuamente los referentes morales y éticos propios de cada una
de tales interpretaciones.
Lo cierto, sin duda alguna, es que este conflicto de valores ético-políticos 111
muestra aspectos estructurales de la tensión enfrentada por el Estado de-
mocrático de derecho al tratar de armonizar al mismo tiempo el reconoci-
miento de las demandas de las identidades colectivas y la protección de los
ciudadanos con los derechos. En otras palabras, podemos decir que tal in-
compatibilidad ha provocado interpretaciones fundadas en principios ético
14
Daniel Bonilla. La Const ural. Siglo del Hombre Editores. Bogotá, 2006.
ituciónmulticult
3. Jürgen Habermas: Algunos presupuestos teóricos previos al
debate con Taylor sobre la lucha por el reconocimiento en el Estado
democrático de derecho
Comencemos señalando los presupuestos teóricos ofrecidos por Haber-
mas para abordar el problema del reconocimiento de las identidades colec-
tivas marginadas en el contexto del Estado democrático de derecho. Un
primer presupuesto teórico está relacionado con la idea de que en las socie-
dades democráticas los sujetos con capacidad de acción y lenguaje acuer-
dan las normas morales y jurídicas, que han de garantizarles sus derechos o
libertades subjetivas de acción. Estas normas aparecen representadas en
las Constituciones Políticas, las cuales reposan sobre la idea del derecho
racional según la cual los ciudadanos se asocian por su propia decisión para
formar una comunidades de sujetos de derechos libres e iguales15. Por ello,
las constituciones se caracterizan por conceder validez y vigencia a los de-
rechos que los ciudadanos se proporcionan entre sí con el propósito de regu-
lar de modo legitimo la vida en común.
A partir de tal presupuesto teórico Habermas plantea que si bien es
cierto que el derecho moderno establece una base para las condiciones de
reconocimiento intersubjetivo sancionadas estatalmente, los derechos que 113
de ahí se derivan garantizan la vulnerable integridad de cada uno de los
sujetos jurídicos16. Esta forma como Habermas interpreta el derecho mo-
derno propone, por una parte, el reconocimiento oficial de ciertas condicio-
nes morales que deben tener en cuenta los sujetos partícipes de la red de
relaciones interpersonales. Y, por otra, resalta como tales condiciones mo-
15
Jürgen Habermas. Op. cit.p. 189.
16
Ibíd., p.189.
individuales puestos en riesgo. No obstante, afirma Habermas que en la
escena política se encuentran enfrentados los actores políticos que discu-
ten sobre fines colectivos y sobre la distribución de los bienes colectivos17.
Esta situación de constante enfrentamiento entre los actores políticos, dis-
cutiendo en torno a los fines colectivos y distribución de bienes, exige al
derecho vigente individualista un nuevo modo de interpretación y realización
de las necesidades e intereses no satisfechos de los actores políticos colec-
tivos, que han luchado históricamente por el reconocimiento legítimo de sus
identidades colectivas.
Es evidente que este segundo presupuesto teórico tiene consecuencias
en torno a la necesidad de reflexionar sobre cómo armonizar las demandas
de reconocimiento de legítimo de las identidades colectivas con la concep-
ción individualista de derechos vigente en el Estado democrático de dere-
cho. Frente a esta cuestión, Habermas sugiere una respuesta afirmativa.
Esta respuesta es justifica recurriendo a las conquistas políticas del liberalis-
mo y de la social democracia:
17
Ibíd., p.189.
18
Ibíd., p.190.
19
Ibíd., p.191.
formulable la siguiente pregunta: ¿cómo es moral y políticamente posible
armonizar el reconocimiento de las identidades colectivas marginadas en el
contexto del Estado democrático de derecho?
20
En otras palabras, un liberalismo ciego a la diferencia cultural.
El pleno reconocimiento público como ciudadanos iguales puede requerir dos formas
de respeto: 1)el respeto a la identidad intransferible de cada individuo, con indepen-
dencia del sexo, raza o pertenencia étnica; y 2)el respeto a aquellas formas de acción,
prácticas y concepciones del mundo que son objetos de un alto aprecio por los
miembros de los grupos en desventaja o con los que están estrechamente vinculado.
A estos grupos en desventaja pertenecen las mujeres, así como los asiáticosamérica-
nos, los afroamericanos, los americanos aborígenes y una multitud de otros grupos
existentes en los Estados Unidos21 .
En línea con esta idea, Habermas resalta la exigencia moral que admite
una relación complementaria entre reconocimiento pleno como ciudadanos
y el respeto tanto de la identidad individual como colectiva. Por ello, Haber-
mas recuerda que el elemento que sustenta el reconocimiento de la identi-
dad individual y colectiva no es la igualación de las condiciones sociales de
vida, sino la obligación moral que le asiste al Estado democrático de derecho
de proteger la integridad de aquellas formas de vida y tradiciones en las
que los miembros de los grupos discriminados puedan reconocerse22 . Esta
exigencia moral lleva ya en su pretensión de validez una crítica a la forma
habitualmente de vincular el problema del no reconocimiento de la identidad
con situaciones sociales referidas a privilegios, pues desde tal forma habi-
116 tual se ha institucionalizado la creencia de que reconocimiento de la identi-
dad y privilegios sociales se logran a partir de un mismo procedimiento, el
cual resuelve por una misma vía dos cuestiones diferentes: 1)la exigencia
moral de reconocimiento y participación de manera igualitaria en la vida
social de los grupos discriminados en el marco del Estado social de derecho;
y 2)los privilegios de la división de la sociedad en clases sociales.
La exigencia moral de reconocimiento de la identidad de los miembros
de los grupos discriminados o reconocimiento de las identidades colectivas
se distingue de las situaciones de desigualdad económica, dado que el reco-
nocimiento de las identidades colectivas requiere de ser resuelto en clave
cultural. En este sentido, Habermas opone la exigencia moral de reconoci-
miento a los privilegios sociales como un problema relacionado con la inter-
NELSON JAÍR CUCHUMBÉ HOLGUÍN
21
d., p. 192.
Ibí
22
d., p. 192.
Ibí
Habermas desvirtúa la interpretación de Taylor, la cual sugiere modificar los
principios liberales y el núcleo individualista de la comprensión moderna de
la libertad con el fin de introducir derechos colectivos ajenos al sistema de
derechos, y propone una concepción procedimental del derecho según
la cual el proceso democrático debe asegurar simultáneamentela autono-
mía privada y la autonomía pública23 . Este aseguramiento de la autonomía
ciudadana se constituye en condición legal para que los actores sociales
puedan articular y fundamentar, en las discusiones públicas, el modo como
se debe tratar de forma justa los diversos casos en donde los miembros de
los grupos humanos discriminados perciben que sus derechos subjetivos no
están siendo garantizados para el desarrollo autónomo y digno de sus con-
cepciones de vida buena.
Como vemos, el problema en torno a si el principio del respeto a las
identidades colectivas deviene del principio del igual respeto de cada indivi-
duo es ubicado por Habermas en el nivel de análisis de la relación entre
moralidad y eticidad. Relación que se constituye de gran interés para nues-
tra reflexión. Sin embargo, cabe aquí preguntarnos por: ¿En quéconsiste la
crítica de Habermas a los argumentos ofrecidos por Taylor?
Un primer argumento cuestionado de la interpretación de Taylor está 117
relacionado con la idea de creer que al reconocer y proteger las identidades
colectivas, en el marco del Estado democrático de derecho, implícitamente
se ingresa en una situación de competencia con respecto a los derechos o
libertades subjetivas de acción. Idea que hace suponer que en caso de
colisión debe decidirse por la preferencia de uno o de otro24. Este argu-
23
d., p. 197.
Ibí
24
d., p. 192.
Ibí
25
d., p. 192.
Ibí
tes de la teoría moral. Por una parte, se encuentran los planteamientos de
filósofos políticos liberales (Rawls y Dworkin)que reivindican la idea de un
ordenamiento jurídico éticamente neutral que pueda asegurar a cada cual el
disfrute de las oportunidades iguales para seguir su propia concepción de lo
bueno26 . Y. por otra, se hallan las interpretaciones contrarias de los teóri-
cos de corte comunitaristas. Frente al problema de la neutralidad ética, los
teóricos comunitaristas ponen énfasis en la idea de que no se debe esperar
del Estado de derecho la protección de cierta concepción de vida buena.
Esta idea de no neutralidad ética del Estado de derecho es más bien contra-
ria a la idea liberal de un ordenamiento jurídico éticamente neutral.
A partir de esta distinción Taylor describe el caso canadiense de las
minorías francófonas, que en la provincia de Quebec constituye el grupo
mayoritario. En concreto, esta minoría cultural reivindica el derecho de for-
mar en el interior del Estado una sociedad distinta. Esta demanda es jus-
tifica bajo el argumento de que se debe asegurar la integridad de su tradicio-
nal modo de vida. Para ello, propone arreglos legales orientados a impedir
que los niños franceses y emigrantes vayan a las escuelas inglesas y que se
convenga que el francés sea la lengua oficial de comunicación en situacio-
118 nes laborales y de negocios. Frente a este caso, Taylor expresa, por una
parte, que la interpretación liberal, cimentada en la idea de la neutralidad
ética del Estado de derecho, se opondría a los fines colectivos propuestos
por dicha minoría cultural y, por otra, que el caso de Quebec es un buen
ejemplo que permite mostrar como ciertas sociedades con metas colectivas
ponen en cuestión el modelo liberal de neutralidad ética. Pretender seguir el
modelo liberal, para resolver en este tipo de caso, significaría no tener en
cuenta una importante contradicción presentada en el momento en que se
señala como derecho fundamental, por ejemplo, la eventualidad de hacer
intercambios comerciales en la lengua que uno prefiera. Según Taylor, se
trata, más bien, de poder diferenciar las libertades elementales (eventuali-
dad de intercambio comercial en lengua propia)de los derechos fundamen-
tales. Las libertades elementales deben ser respetadas y nunca restringidas,
NELSON JAÍR CUCHUMBÉ HOLGUÍN
lo cual implica que deben estar bien protegidas de los privilegios sociales.
Los derechos fundamentales pueden ser restringidos por precauciones de
status, en ciertas condiciones, con el fin de poder originar condiciones mora-
les y políticas de supervivencia de los modos de vida de las culturas amena-
zadas.
En consecuencia, lo decisivo para Taylor es que no se restringa las liber-
tades elementales de las minorías culturales y se creen condiciones morales
26
d., p. 193.
Ibí
y políticas orientadas a que a los miembros de dichas minorías se identifi-
quen como miembros de una tradición cultural.
5. Conclusión
En el presente artículo se trató, de acuerdo con la interpretación de Jür-
gen Habermas, el problema del reconocimiento de las demandas de las iden-
tidades colectivas en el marco del Estado democrático de derecho. En pri-
mer lugar, se presentaron algunas de las características afrontadas por las
sociedades modernas con el fin de contextualizar el problema del reconoci-
miento de las demandas de las identidades colectivas en las sociedades
modernas. En segundo lugar, señalamos dos presupuestos teóricos ofreci-
dos por Habermas para abordar el problema del reconocimiento de las iden-
tidades colectivas marginadas en el contexto del Estado democrático de
derecho: 1)La idea de que en las sociedades democráticas los sujetos con
capacidad de acción y lenguaje acuerdan las normas morales y jurídicas,
que han de garantizarles sus derechos o libertades subjetivas de acción; 2)
La idea de que en el Estado democrático de derecho el ejercicio del poder
político es regulado a través de procedimientos institucionales y los conflic-
tos de intereses se resuelven con la aplicación del sistema de derechos 119
acordado. Y en tercer lugar, se mostró el modo como Habermas explica las
cuestiones referidas a los reclamos de reconocimiento de las identidades
colectivas en el marco del Estado democrático de derecho.
Con respecto a nuestra primera acción, cabe decir que a través de ella
logramos mostrar la relación entre el reconocimiento de las demandas de
Referencias Bibliográficas
Bonilla, D. La Const ituciónmult ural. Siglo del Hombre Editores, Bogotá, 2006.
icult
Constitución Política de Colombia de 1991
Habermas, J. La inclusióndel otro:estudios deteoría política. Editorial Paidós,
Barcelona, 1999.
Teoría dela accióncomunicativa I. Taurus, Madrid, 2003.
Fact icidadyvalidez. Editorial Trotta, Madrid, 1998.
NELSON JAÍR CUCHUMBÉ HOLGUÍN