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(01) La entrega
(02) Muerte del general
(03) Fuentes.
(04) Artículos relacionados.
La entrega
Al general Patch le pareció aquello tan cruel que le pidió a Eisenhower que le
diera dicha orden por escrito. Y Eisenhower le ordenó el 20 de diciembre de
1945: “Todos los ciudadanos soviéticos deben ser repatriados sin preguntar
si lo desean, y usando en caso necesario la fuerza”.
“Yo me sorprendo de los que dirían los muertos cuando supieran que por
primera vez en siglos nosotros hemos abierto la Europa central a las fuerzas
de Gengis Kahn. Yo me pregunto cómo se sentirían ellos ahora al saber que
no habrá paz en nuestros tiempos y que los americanos, aun los no nacidos
todavía, tendrán que pelear con los soviéticos mañana, o diez, quince o veinte
años a partir de mañana”.
Más tarde un anuncio oficial comunicaba que el general Patton había muerto
en un accidente automovilístico.
Fuentes:
La granjera alemana
A partir de ese momento los oficiales del ejército de los Estados Unidos recibieron órdenes
estrictas de dar suficiente alimento a los prisioneros de guerra, ya medio muertos de inanición,
y se les prohibió derramar en las calles la leche destinada a los bebés.
El general Patton no estaba preparado para llevar a cabo el plan Morgenthau, aunque había
luchado por Estados Unidos… y sin sospecharlos, para otros. Pero había otro general dispuesto
y deseoso de cumplir con dicho plan: su nombre era Dwight Eisenhower.
No era posible condenar al “caballero de las divisiones blindadas” en Nuremberg, y por lo tanto
se condenó a Patton entre bambalinas, y se lo sentenció a muerte. Pero las personas que lo
juzgaron eran las mismas que habían condenado a los líderes alemanes en Nuremberg.
A pesar de que el hecho ha sido acallado, hoy es bien sabido que, por orden de los agentes de
la C.I.C. (Counter Intelligence Corps), un automóvil “norteamericano” chocó al del general
Patton. Como resultado de ese “accidente", el general Patton quedó herido. El general fue
trasladado rápidamente a una ambulancia, pero con tanta mala suerte, que camino al hospital
la ambulancia fue “accidentalmente” embestida por un pesado camión “norteamericano”, y esta
vez murió el general. En ese momento algo desapareció de su bolisillo: algo que los “ganadores
de la guerra” temian, y con mucha razón:
“! Tengo un pequeño libro negro!” –había dicho el general- “y cuando vuelva a los Estados
Unidos haré explotar la bomba”.