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GEORGE S.

PATTON LA EXTRAÑA MUERTE DEL


GENERAL

General George S. Patton


Jcomandante del tercer ejército americano

(01) La entrega
(02) Muerte del general
(03) Fuentes.
(04) Artículos relacionados.

La entrega

En Checoslavaquia, en 1945, los


tanques del general Patton habían
penetrado hasta Pilzen, a 50
kilómetros de Praga, pero
Eisenhower les ordenó que se
retiraran. Todo el país fue
abandonado para que lo ocuparan
las tropas comunistas. El general
Bunichenco, ruso anticomunista, encabezaba 23.000 soldados rusos que no
quería regresar a la URSS, y al saber el repliegue de Patton se retiraron tras él.
Pero Eisenhower ordenó que fueran entregados a la URSS. Muchos se
suicidaron.

El militar ruso Vlasow, ex comandante del 2º ejército soviético había


combatido un año contra los alemanes. Luego fue derrotado y capturado. En
Alemania formó unidades rusas de voluntarios y al terminar la guerra se
presentó al cuartel del general Patton, comandante del tercer ejército
norteamericano, a pedir asilo. El general Patton gestionaba que a los rusos
anticomunistas no se les obligara a regresar a la URSS. Entonces Eisenhower
le dijo que le enviara al general Vlasow a su cuartel general, pero en el camino
fue entregado a la NKVD. Poco después lo degollaron en la URSS y pasearon
su cabeza clavada en un palo.

En el territorio alemán no ocupado por los soviéticos había cinco millones de


rusos que no quería regresar a la URSS. No solo eran prisioneros, si no
familias enteras, madres e hijos. Eisenhower le ordenó al general Alexander
Patch, comandante del 7º ejército, que entregara a todos esos rusos al ejército
rojo.

Al general Patch le pareció aquello tan cruel que le pidió a Eisenhower que le
diera dicha orden por escrito. Y Eisenhower le ordenó el 20 de diciembre de
1945: “Todos los ciudadanos soviéticos deben ser repatriados sin preguntar
si lo desean, y usando en caso necesario la fuerza”.

En muchos casos, efectivamente, fue necesario usar tanques contra aquellos


desventurados que se negaban a regresar al paraíso comunista.

El general George S. Patton era uno de los militares más distinguidos de


Estados Unidos. Interpretando el sentir de muchos compañeros suyos, reprobó
esa extraña complicidad con el marxismo, y dijo:

“Yo me sorprendo de los que dirían los muertos cuando supieran que por
primera vez en siglos nosotros hemos abierto la Europa central a las fuerzas
de Gengis Kahn. Yo me pregunto cómo se sentirían ellos ahora al saber que
no habrá paz en nuestros tiempos y que los americanos, aun los no nacidos
todavía, tendrán que pelear con los soviéticos mañana, o diez, quince o veinte
años a partir de mañana”.

Muerte del general

El general Patton se opuso a los abusos cometidos a nombre de su patria, y


amenazó públicamente con traspadarse a América y hacer oír su voz al
verdadero pueblo americano, informándole las infamias cometidas a la sombra
de la bandera americana.

Pero no tuvo oportunidad de hacerlo. Unas semanas más tarde sufrió en


extraño “accidente”: su coche fue envestido por un camión que se dio a la
fuga. El general Patton fue auxilado y para su traslado fue subido a una
ambulancia que a su vez, mientras lo trasladaba, ésta fue envestida por otro
camión, resulatando muerto el General Patton. (J.B.p.307)

Más tarde un anuncio oficial comunicaba que el general Patton había muerto
en un accidente automovilístico.

Fuentes:

- Salvador Borrego. Infiltración Mundial, p.322.


- Joaquin Bochaca. Historia de los vencidos.p.307
PEQUEÑO LIBRO NEGRO DEL GENEARL PATTON

General George S. Patton


Jcomandante del tercer ejército americano

(01) La granjera alemana


(02) El caballero de las divisoes blindadas
(03) Fuentes.
(04) Artículos relacionados.

La granjera alemana

Descendiente de pioneros norteamericanos, el


general George Patton consideraba al nazismo
como un mal satánico. Al menos eso era lo que él
había oído decir a propagandistas, periodistas y
hombres de estado.

Llegó a Alemania odiándola. Creía que los nazis


debían ser castigados. Fue entonces cuando una
granjera alemana que vivía en la vecindad de su cuartel general, acertó a cruzarse en su camino
y durante una conversación casual le contó las cosas que ocurrían detrás de “la villa del
comandante”, o sea la casa de general.
La granjera describió como la leche destinada a las ciudades era vaciada en las calles por la
policía militar por orden de los muchachos de Morgenthau; como, no ya los nazis si no los
soldados alemanes comunes eran detenidos en atestados campos de internación simplemente
porque cumplían con su deber; como los trabajadores habían sido expulsados de sus casas a
causa de los sentimientos vengativos de los antiguos huéspedes de los campos de
concentración, y como los médicos judíos en los hospitales recomendaban que cada cuarto de
bebé recién nacido fuese muerto con una inyección porque no había suficiente leche.
El caballero de las divisones blindadas
El general Patton se dirigió entonces como caballero andante medieval, para comprobar con
sus propios ojos si la historia de la campesina alemana era verdadera o no. Sin manifestar su
rango, con uniforme de soldado raso, recorrió gran parte de ese infierno: las prisiones, los
campos de internación y los de las prisiones, en donde comprobó por si mimso que aquellos
que torturaban a los alemanes y que enseñaban la teoría de la culpa colectiva y pregonaban el
castigo colectivo no eran precisamente muchachos norteamericanos.

A partir de ese momento los oficiales del ejército de los Estados Unidos recibieron órdenes
estrictas de dar suficiente alimento a los prisioneros de guerra, ya medio muertos de inanición,
y se les prohibió derramar en las calles la leche destinada a los bebés.

El general Patton no estaba preparado para llevar a cabo el plan Morgenthau, aunque había
luchado por Estados Unidos… y sin sospecharlos, para otros. Pero había otro general dispuesto
y deseoso de cumplir con dicho plan: su nombre era Dwight Eisenhower.

No era posible condenar al “caballero de las divisiones blindadas” en Nuremberg, y por lo tanto
se condenó a Patton entre bambalinas, y se lo sentenció a muerte. Pero las personas que lo
juzgaron eran las mismas que habían condenado a los líderes alemanes en Nuremberg.

A pesar de que el hecho ha sido acallado, hoy es bien sabido que, por orden de los agentes de
la C.I.C. (Counter Intelligence Corps), un automóvil “norteamericano” chocó al del general
Patton. Como resultado de ese “accidente", el general Patton quedó herido. El general fue
trasladado rápidamente a una ambulancia, pero con tanta mala suerte, que camino al hospital
la ambulancia fue “accidentalmente” embestida por un pesado camión “norteamericano”, y esta
vez murió el general. En ese momento algo desapareció de su bolisillo: algo que los “ganadores
de la guerra” temian, y con mucha razón:

“! Tengo un pequeño libro negro!” –había dicho el general- “y cuando vuelva a los Estados
Unidos haré explotar la bomba”.

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