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Las acciones relacionadas con el manejo de las plagas agrícolas implican el uso de recursos
que por lo general son escasos, tales como la tierra, la mano de obra y los insumos. A nivel
de finca se usa mano de obra familiar y contratada para realizar labores culturales,
aplicación de plaguicidas, muestreo de plagas y tareas afines. También se utiliza capital en
la compra de plaguicidas, semilla seleccionada, equipos de aspersión y otros insumos. La
utilización de estos recursos representa costos que el agricultor y la comunidad en general
deben atender.
Existen otros costos que afrontan los miembros de la sociedad, los cuales son de dos tipos:
los gastos que requieren los programas de Fito protección realizados por las instituciones
del gobierno y los costos de acciones de Fito protección que causan impactos negativos e
indeseables como son la contaminación del ambiente, daños a la salud humana y animal, y
la creación de resistencia en insectos, generalmente relacionados con el uso de plaguicidas.
Sin embargo, los impactos negativos no están limitados al uso de plaguicidas; el uso
inapropiado de algún agente de control natural podría generar costos, si no es específico
para la plaga en cuestión y la medida de control se vuelve contraproducente. Asimismo,
algunas prácticas culturales que benefician a un agricultor pueden causar un problema a
otros agricultores o a la comunidad.
Los factores que influyen económicamente en los programas de MIP varían, al igual que los
factores ecológicos, grupos de productores y áreas geográficas. Por eso, para que los pro-
gramas de MIP sean económicamente aceptables y eficientes tienen que ser desarrollados
y modificados tomando en cuenta las características específicas de la región y de los grupos
de agricultores. La incertidumbre, un factor inherente a la agricultura, tiene una particular
relevancia relacionada con las plagas, ya que induce a los agricultores a hacer aplicaciones
preventivas, con el uso económicamente ineficiente de los plaguicidas. La incertidumbre se
reduce con la inversión de recursos para determinar el nivel de la presencia de las plagas,
lo cual mejora el uso de los controles a ser aplicados. Los umbrales económicos y los
sistemas de alarmas tienen este enfoque. Para que la inversión hecha en la información sea
económica, la reducción de los costos de aplicación de los controle y cualquier diferencia
en el valor de la producción, tiene que ser mayor que esa inversión.
BASES SOCIALES DEL MANEJO INTEGRADO DE PLAGAS
A veces la inversión en algunas tácticas de control no resulta rentable, porque implica gastos
demasiado altos comparados con los beneficios recibidos por el agricultor individual
(ejemplo: un sistema de alarma). También los beneficios provenientes de algunas tácticas,
no se limitan necesariamente al agricultor que hace la inversión (ejemplo: control
biológico). En estos casos el gobierno, actuando para el conjunto de beneficiarios (la
sociedad) puede considerar la inversión, e implementar el control, siempre que los
beneficios esperados sean mayo-res que los costos. Inversiones de esta naturaleza
requieren una evaluación de los beneficios sociales netos. Los costos incluyen la inversión
directa y cualquier otro costo indirecto o negativo (externalidades) que podrían resultar del
programa. La determinación de los beneficios tiene que considerar los beneficios directos
de una mayor producción y reducción de costos de Fito protección a nivel de finca para los
productores beneficiarios. Adicionalmente, tiene que incluir los beneficios indirectos que
podrían resultar de una reducción del uso de plaguicidas, por ejemplo, la reducción en los
casos de intoxicación en usuarios o consumidores del producto final, así como un menor
deterioro del medio ambiente.