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Palacio Real de Nápoles

Palacio Real de Nápoles


Palazzo Reale di Napoli

Fachada principal (oeste) del palacio.


Información general
Uso(s) Museo, biblioteca
Estilo Tardorrenacentista, barroco, neoclásico, neobarroco
Dirección Plaza del Plebiscito (1)
Localización Nápoles, Italia
40°50′10″N 14°14′58″ECoordenadas: 40°50′10″N 14°
Coordenadas
14′58″E (mapa)
Primera piedra 1600
Finalización 1616
Inauguración 1734
Remodelación 1837-1846
Propietario Estado Italiano
Plantas 3
Diseño y construcción
Domenico Fontana
Arquitecto(s) Antonio Niccolini
Gaetano Genovese
[editar datos en Wikidata]
El Palacio Real de Nápoles (en italiano: Palazzo Reale di Napoli) es un
edificio histórico situado en la plaza del Plebiscito, en el centro
histórico de Nápoles. Aunque es en dicha plaza donde se encuentra la entrada
principal, existen otros accesos al complejo, que incluye también los jardines y
el teatro San Carlos, desde la Piazza Trieste e Trento, la Piazza del Municipio y
la Via Acton.
El palacio fue la residencia de los virreyes españoles y luego de la dinastía
borbónica durante más de cien años, de 1734 a 1861, primero como reyes de
Nápoles y Sicilia (1734-1816) y más tarde como reyes de las Dos Sicilias (1816-
1861). Este uso borbónico fue interrumpido solamente durante una década a
principios del siglo XIX, con el dominio francés y el gobierno de José
Bonaparte y Joaquín Murat (1806-1815). Tras la Unificación italiana (1861) pasó
a manos de los Saboya,1 hasta que Víctor Manuel III lo cedió al Estado en 1919.
Entonces, el palacio fue abierto al público y su mitad oeste pasó a albergar el
museo del Apartamento Real, mientras que la este se convirtió en sede de
la Biblioteca Nacional, usos que continúan en la actualidad.

La construcción del Palacio Real comenzó en 1600, hasta alcanzar su aspecto


definitivo en 1858. En su edificación y en las posteriores restauraciones han
participado numerosos arquitectos de renombre como Domenico
Fontana, Francesco Antonio Picchiatti, Ferdinando Sanfelice, Luigi
Vanvitelli y Gaetano Genovese.

Índice

• 1 Historia

• 1.1 Antecedentes

• 1.2 Siglo XVII

• 1.3 Siglos XVIII y XIX

• 1.4 Siglos XX y XXI

• 2 Descripción

• 2.1 Fachada principal

• 2.2 Patios

• 2.3 Apartamento Real


• 2.3.1 Planta

• 2.3.2 Escalera de honor

• 2.3.3 Deambulatorio

• 2.3.4 Apartamento del rey

• 2.3.5 Apartamento de la reina

• 2.3.6 Galería y Salón de Hércules

• 2.3.7 Capilla Palatina

• 2.4 Jardines

• 2.5 Biblioteca Nacional

• 2.6 Teatro de San Carlos

• 3 Véase también

• 4 Notas

• 5 Referencias

• 6 Bibliografía

• 7 Enlaces externos
Historia[editar]

Antecedentes[editar]

Mapa de Nápoles en el siglo XVI.

Al término de la dominación aragonesa, el Reino de Nápoles entró en los


objetivos expansionistas de franceses y españoles: ambas potencias se
dividieron el territorio con la firma del tratado de Granada del año 1500. En
cualquier caso, el tratado no se respetó y bajo el mando del Gran
Capitán Gonzalo Fernández de Córdoba los españoles conquistaron el reino en
1503, dando así inicio al virreinato español.2 Aunque esta época, que tuvo una
duración de más de doscientos años, se ha considerado un periodo oscuro y de
involución, lo cierto es que la ciudad gozaba de un notable fermento cultural y
de una burguesía dinámica, además de una flota mercantil a la vanguardia,
capaz de competir con las de Sevilla y Flandes.3 Bajo el mando de Pedro
Álvarez de Toledo y Zúñiga se decidió la construcción de un Palacio
Virreinal proyectado por los arquitectos Ferdinando Manlio y Giovanni
Benincasa. La construcción de dicho palacio empezó en 1543 y se completó
poco tiempo después,4 en una época en la que los virreyes dedicaron sus
esfuerzos a la reorganización urbanística de las ciudades italianas.
Concretamente, en Nápoles, se remodelaron las murallas y los fuertes y se
edificaron los denominados Quartieri Spagnoli.4
Siglo XVII[editar]

Fernando Ruiz de Castro, conde de Lemos.

Cuando Fernando Ruiz de Castro, conde de Lemos, llegó a la ciudad como


virrey junto a su esposa, Catalina de Zúñiga,5 decidió construir un nuevo
palacio. La argumentación oficial para justificar su construcción era la de
honrar a Felipe III de España hospedándolo solemnemente en vista de una
inminente visita del monarca que, finalmente, nunca se llegó a efectuar.67 Sin
embargo, análisis contemporáneos señalan que el virrey sabía que Felipe III no
había tenido nunca la intención de trasladarse con su corte a Nápoles y que el
palacio en realidad se mandó edificar para satisfacer el deseo del propio
virrey.8 La zona elegida para la nueva construcción estaba situada en el
extremo occidental de la ciudad, sobre el cerro de Pizzofalcone, en una
posición que permitía dominar el puerto y que facilitaría una vía de escape
para el rey en caso de ataque enemigo.9 Allí estaría junto al Palacio Virreinal,
utilizando, de hecho, una parte de sus jardines.2 La elección de esta ubicación
resultó casi obligada puesto que la ciudad estaba en expansión hacia
occidente: de esta manera se provocaría, con un edificio de tanta importancia
en las proximidades, un aumento del precio de los terrenos en las zonas
de Pizzofalcone y de Chiaia.9 El proyecto se confió a Domenico Fontana,
considerado en el momento el arquitecto más prestigioso del mundo
occidental, que ostentaba el cargo de ingeniero mayor del Reino. Un tiempo
antes, sin embargo, Fontana había caído en desgracia, especialmente después
de la muerte de Sixto V, papa que le había encargado numerosos trabajos
en Roma.10 La primera piedra se puso en 1600,2 en la plaza que, en aquellos
años, llevaba el nombre de Piazza San Luigi. El proyecto definitivo del palacio
fue publicado por Fontana en 1604 con el título de Dichiarazione del Nuevo
Regio Palagio.11 Sin embargo, los planos originales utilizados por el arquitecto
para empezar la obra se perdieron y, de hecho, el mismo Fontana se
lamentaba de ello:12

Domenico Fontana, el arquitecto del palacio.

No he podido mandar a imprimir los diseños de la obra que he hecho en esta ciudad de
Nápoles y su reino por falta de tiempo.

Domenico Fontana

En cualquier caso, hay en Roma una planta dibujada por Giovanni Giacomo De
Rossi, con seguridad anterior a 1651, que muestra como habría tenido que ser
el palacio según la primera voluntad del arquitecto. Parece que, de todas
formas, el diseño original no se diferenciaba demasiado del que fue su aspecto
definitivo, aunque durante su construcción se realizaron innegables
modificaciones.13 En este diseño eran igual tanto la fachada como los espacios
del lado meridional, mientras que, a lo largo del lado que daba al mar, se debía
haber edificado una construcción con forma de C.13 Este diseño fue tan
popular que, a pesar de que el palacio estaba todavía en construcción, en la
prensa de la época solía representarse tal y como era en el proyecto en lugar
de como se estaba construyendo. Sin embargo, de dicho proyecto se realizó
solo el lado occidental; el brazo oriental no fue construido y la zona central no
se completó hasta 1843.13 Domenico Fontana estaba tan entusiasmado con el
proyecto que se le había encargado que hizo inscribir sobre dos columnas de la
fachada:12

Domenicus Fontana Patricius Romanus


Eques Auratus comes palatinus inventor

Juan Alonso Pimentel de Herrera, bajo cuyo mandato se ralentizaron las obras del palacio.

El estilo arquitectónico que desarrolló el arquitecto era tardorrenacentista, con


patio central y logia interior en el primer piso, adecuando así el proyecto a las
exigencias de la época; es decir, a una función de ostentación más que de
residencia fortificada.2 Tenía además una amplia plazoleta situada justo
delante del palacio para los desfiles militares y los eventos públicos. Las obras
se desarrollaron con diligencia tanto bajo el mandato del conde de Lemos como
bajo el de su hijo y sucesor Francisco Ruiz de Castro. Con el virrey Juan Alonso
Pimentel de Herrera, conde de Benavente, las obras se ralentizaron,
probablemente a causa de la escasa disponibilidad de recursos tras las guerras
y crisis que golpeaban España o, incluso, por una cuestión de honor: los
Pimentel mostraron escaso interés por completar una obra empezada por los
Ruiz de Castro.14

En 1607, tras la muerte de su padre, Giulio Cesare Fontana asumió la dirección


de las obras. La edificación del palacio prosiguió con rapidez cuando, en 1610,
se nombró virrey a Pedro Fernández de Castro, también hijo de Fernando Ruiz
de Castro.14 En 1616, para incrementar la importancia del palacio, se
construyó al final de la Via Toledo, es decir, en el extremo opuesto al solar en el
que se estaba construyendo el Palacio Real, la nueva sede de la Universidad,
que recibió el nombre de Palazzo degli Studi y sería la futura sede del Museo
arqueológico nacional de Nápoles.9 Gracias a unos apuntes de Alessandro
Beratta y a los escritos de un diario de viaje de Confalonieri, tenemos
constancia del estado de las obras en aquel año:14

Aquel día conocimos la estructura del palacio real, que tiene una fachada de peperinonota 1
trabajado. En el primer piso se cuentan veintiuna ventanas y tres barandillas; en el segundo,
otras tantas ventanas pequeñas sin barandilla. Abajo, a ras de suelo, hay un gran pórtico,
que da a la calle y sirve para la guardia, realizada por dos compañías de soldados. Por dentro
el palacio no está acabado. Tiene dos escaleras grandes y un gran patio cuadrado con
pórticos, de los cuales dos lados estaban aún descubiertos.

De este escrito, en definitiva, se comprende que la obra estaba ya casi


acabada en aquel tiempo. Poco después, aunque no se conoce la fecha exacta,
empezaron los trabajos de decoración interior con la ejecución de las obras
pictóricas de Battistello Caracciolo, Belisario Corenzio y Giovanni Balducci.14
En 1644 Francesco Antonio Picchiatti preparó los concursos para la decoración
de la capilla real, mientras que en 1651, por deseo del virrey Iñigo Vélez de
Guevara, conde de Oñate, empezó la construcción de la escalera de honor15 y
de los jardines colgantes con un belvedere con vistas al mar.5
Siglos XVIII y XIX[editar]

El Palacio Real de Nápoles (derecha) y el Palacio Virreinal(izquierda) en una pintura anónima del siglo
XVIII.

En 1734 Carlos de Borbón conquistó Nápoles y la ciudad se convirtió de nuevo


en la capital de un reino autónomo.16 El nuevo rey decidió utilizar el palacio
como residencia real y mandó iniciar su restauración. Reorganizó tanto los
aposentos oficiales, desde donde quería ejercer las funciones de gobierno,
como los apartamentos privados.16 Fue así como el palacio se amplió hacia el
mar, con un nuevo cuerpo llamado Apartamento del Mayordomo, y hacia el
lado que mira al Vesubio, con el denominado Apartamento para los Reales
Príncipes.5 Además, se construyeron dos patios interiores, se remodelaron los
jardines colgantes, se completó la fachada a lo largo de la Via Acton y se
rehicieron las decoraciones de mármol y las pinturas de estilo barroco, obra de
los artistas Francesco de Mura y Domenico Antonio Vaccaro.5 Durante el
reinado de Fernando I de las Dos Sicilias se proyectó y realizó la Gran Sala, con
ocasión de la boda del rey, y el teatrillo de corte, obra de Ferdinando Fuga.17

El palacio al principios del siglo XIX.

En 1837, tras un incendio que surgió en las estancias de la reina madre,6 se


hizo necesaria una nueva restauración de todo el complejo. El rey Fernando II
de las Dos Sicilias encargó la obra a Gaetano Genovese, que siguió la corriente
artística predominante en la época, es decir, el neoclasicismo.5 Se derribó el
palacio Virreinal, creando en su lugar la Piazza San Ferdinando (actual Piazza
Trieste e Trento), y se remodeló la fachada que daba hacia ella. Utilizando una
parte de los jardines, se realizó una nueva construcción hacia oriente, donde se
ubicaría posteriormente la Biblioteca Nacional, y hacia el mar, aunque esta
última quedaría incompleta tras la construcción de solo seis crujías.17

En el curso de estas obras, los apartamentos privados se trasladaron al


segundo piso, y los aposentos del primer piso quedaron destinados a funciones
oficiales.6 Las obras se concluyeron en 1858 y confirieron al palacio su aspecto
definitivo. Además de los principales arquitectos, en los distintos trabajos
llevados a cabo a lo largo de los siglos participaron, aunque en menor medida,
otros arquitectos como Bartolomeo Picchiatti, Onofrio Antonio
Gisolfi, Ferdinando Sanfelice, Francesco Antonio Picchiatti, Luigi
Vanvitelli y Antonio Niccolini. Sin embargo, y a pesar de la multitud de figuras
que han intervenido en el palacio, el complejo ha mantenido un aspecto
parecido al diseño inicial de Domenico Fontana.18

Tras la Unificación italiana, el palacio se convirtió en residencia de los Saboya,


aunque solo fue utilizada de forma esporádica. Tras su boda en 1868, el
príncipe Humberto y la princesa Margarita se instalaron en Nápoles y fue
precisamente en el palacio donde nació, el 11 de noviembre de 1869, el futuro
rey Víctor Manuel III de Italia.6 La pareja abandonó la ciudad tras la toma de
Roma en 1870.19

Siglos XX y XXI[editar]

Vista del palacio a finales del siglo XIX o inicios del XX.

En 1919 Víctor Manuel III cedió el palacio al patrimonio del Estado. Fue
entonces cuando se trasladó la Biblioteca Nacional a la zona este del palacio
(hacia el Castel Nuovo), mientras que los Apartamentos Reales, con vistas al
patio de honor, se conservaron como museo y fueron abiertos al público.5
Durante la Segunda Guerra Mundial el palacio sufrió daños importantes:6 las
tropas angloamericanas lo utilizaron como welfare club y una bomba golpeó la
zona del teatrillo, destruyendo su techo. A esto se añadieron numerosos hurtos
de obras de arte y la destrucción de gran cantidad de cortinas y elementos de
tela. Los muebles no corrieron tan mala suerte, puesto que al principio del
conflicto fueron trasladados a un lugar seguro.20 La restauración se realizó de
1950 a 1954: se recuperaron las obras pictóricas, en algunos casos, hechas de
nuevo; se volvieron a colocar los muebles originales y se reconstruyeron los
elementos de seda realizados originalmente en San Leucio utilizando los
antiguos telares.20

En 1994 la sede del gobierno regional, que se había ubicado en el Palacio Real
desde principios del siglo XX, fue trasladada definitivamente a otro lugar.21 A
mediados de la segunda década del siglo XXI se restauró la fachada y se
renovaron algunas zonas del Apartamento Real,22 entre ellas el teatrillo de
corte.23

Descripción[editar]

Fachada principal[editar]

La entrada principal
La fachada principal del Palacio Real da hacia la plaza del Plebiscito y fue
completada en 1616. Tiene una longitud de ciento sesenta y nueve metros6 y
hasta 1843 estaba junto a la del Palacio Virreinal, que fue derribado para abrir
la Piazza Trieste e Trento.24 La fachada está realizada en ladrillos de arcilla
rojiza cocida, piperno y piedra volcánica de los Campos Flégreos, y tiene
elementos tardorrenacentistas y manieristas.11 La impronta renacentista se
encuentra en la superposición de varios órdenes, típica de los edificios
teatrales de la antigua Roma, como el Coliseo o el teatro de Marcelo,11
mientras que la manierista se puede apreciar en el diseño modular de la
fachada, una composición que podría repetirse hasta el infinito ya que no tiene
ningún elemento que marque su inicio o su final, de la misma manera que, en
la parte alta, no encuentra una conclusión debido a la falta de cornisa.11 Está
dividida verticalmente por lesenas inspiradas en las indicaciones de Vitruvio25
y horizontalmente está dividida en tres órdenes: a nivel del suelo encontramos
el orden toscano, seguido del jónico y, por último, el corintio.25

Originalmente, la parte inferior presentaba pórticos a lo largo de toda su


longitud: se trataba de una decisión muy innovadora para la época, proyectada
por Fontana para que el pueblo pudiera pasear también con mal tiempo. Sin
embargo, tras la revuelta de Masaniello y a causa de los problemas
estructurales de las columnas, que estaban siendo aplastadas, en 1753 los
arcos fueron tapiados según el proyecto de Luigi Vanvitelli.26 En los nuevos
muros se abrieron hornacinas, en las que en 1888 se colocaron las estatuas de
los principales reyes de Nápoles,6 con la intención de mostrar una cierta
continuidad entre la Casa de Saboya y las anteriores dinastías de la historia
napolitana. De izquierda a derecha se reconoce a Roger II de Sicilia, obra de
Emilio Franceschi; Federico II de Suabia, de Emanuele Caggiano; Carlos de
Anjou, de Tommaso Solares; Alfonso V de Aragón, de Aquiles De Osas; Carlos V
de Habsburgo, de Vincenzo Gemito; Carlos de Borbón, de Raffaele
Belliazzi; Joaquín Murat, de Giovanni Battista Amendola y Víctor Manuel II de
Saboya, de Francesco Jerace.25

 Estatuas situadas en las hornacinas de la fachada principal



Roger II de Sicilia.


Federico II Hohenstaufen.


Carlos de Anjou.

Alfonso V de Aragón.


Carlos V de Habsburgo.


Carlos VII de Nápoles.

Joaquín Murat.


Víctor Manuel II.

La fachada principal.

La fachada que da a la Piazza Trieste e Trento.


En el centro de la fachada principal se abre el portal de entrada, flanqueado a
cada lado por dos columnas geminadas de granito y coronado con el escudo
de Felipe III de Habsburgo, ya previsto en el proyecto de Fontana para subrayar
la utilidad pública del palacio.27 Junto a este, a cada lado, se encuentran otros
dos escudos, dispuestos simétricamente y de dimensiones menores,
pertenecientes a Juan Alonso Pimentel de Herrera y Pedro Fernández de Castro,
que recuerdan que eran los virreyes que gobernaban la ciudad cuando se
construyó el palacio.27 Además, se colocaron dos placas: una en recuerdo del
inicio de las obras por orden de Fernando Ruiz de Castro y de su
esposa Catalina de Zúñiga; y la otra, con una inscripción que alaba la belleza
del edificio. Debajo de las placas había, hasta principios del siglo XVIII, dos
estatuas que representaban la Religión y la Justicia. Entre el portal principal y
el balcón que hay sobre él se encuentra el escudo de los Saboya.28 Las
dos garitas que hay a ambos lados de la entrada principal fueron realizadas en
los primeros años del siglo XVIII.29 En los dos extremos de la fachada se
encuentran dos entradas menores, marcadas con dos sencillas columnas de
mármol, que hacen que dichas entradas secundarias parezcan escondidas. A lo
largo de la fachada y en el patio de honor está presente, entre la planta baja y
la primera planta, un friso con triglifos y metopas en el que se encuentran los
emblemas de la Monarquía Hispánica y sus posesiones en Europa, obtenidas en
gran parte tras la paz de Cateau-Cambrésis, en 1559. Por lo tanto, se pueden
observar el castillo de tres torres de Castilla; el león rampante de León; la
culebra que devora a un niño, que simboliza el ducado de Milán;28 el escudo
con las cuatro barras verticales de Aragón; la cruz con las cuatro cabezas de
moro, símbolo del reino de Cerdeña; y los emblemas
de Navarra, Austria, Portugal, Granada y Jerusalén.30 Las ventanas están
rodeadas por cornisas robustas, elemento arquitectónico que tendría mucho
éxito en Nápoles.31 En lo alto de la fachada había cúspides y esferas,
eliminadas a principios del XIX, y tres salientes, posicionados en la vertical de
cada entrada. De estos solo se conserva uno, el del reloj, en posición central.12

La fachada que recorre la Via Acton, caracterizada por los jardines colgantes,
ha sido reconstruida en diferentes ocasiones, sobre todo en el siglo XVIII, hasta
su finalización en 1843.25 También la fachada que da a la Piazza Trieste e
Trento, obra de Gaetano Genovese, fue completada en ese mismo año, tras la
demolición del Palacio Virreinal. Posteriormente, se unió al teatro de San
Carlos de Francesco Gavaudan y Pietro Gesuè, derribando los restos de una
vieja torre. Ambas fachadas imitan la principal, especialmente la segunda, que
tiene forma de C y acoge un jardín llamado Jardín Italia, en cuyo centro se
encuentra la estatua de la Libertad, realizada por Francesco Liberti en 1861,
una clara referencia a la unificación italiana.29 Además, esta fachada está
parcialmente porticada para sostener una terraza. Tiene una entrada de cristal
que da directamente a la escalera de honor, decorada con dos parejas de
estatuas en yeso provenientes del Palazzo degli Studi y que se colocaron allí
durante la restauración de Genovese. Se trata de copias del Hércules
Farnesio y de la Flora Farnesia por un lado, y de la Minerva y de Pirro
y Astianacte por el otro.32

Patios[editar]

El patio de honor.

Según el proyecto original de Domenico Fontana, ante cada entrada, se debían


abrir tres patios, que estarían conectados entre sí mediante estancias
abovedadas. Sin embargo, finalmente solo se construyó el patio de la entrada
central, el llamado patio de honor, que tiene forma cuadrada, con cinco arcos
en cada lado.33 El arco central de cada lado es un arco rebajado de mayores
dimensiones que los otros. Alrededor del patio, en el primer piso, se encuentra
una logia, que originalmente estaba abierta, pero que finalmente fue cerrada
con amplios ventanales. En una hornacina en la parte oriental del patio estaba
situada originalmente una cisterna que, durante los años cuarenta del siglo
XIX, fue sustituida por una fuente decorada con una estatua de la Fortuna. La
fuente, realizada en 1742 por Giuseppe Canart, fue encargada por Carlos de
Borbón y originalmente estaba situada cerca del puerto.34 Tras una
investigación, en algunos lugares se ha descubierto una pavimentación en
ladrillo con forma de espina de pez.34

La fuente con la estatua de la Fortuna.

Durante la construcción del nuevo brazo meridional del palacio entre 1758 y
1760, se crearon dos nuevos patios: uno en el mismo eje del patio de honor,
justo detrás de él, que recibe el nombre de Patio de los Carruajes, mientras que
el otro es el Patio del Belvedere.35

A pesar de haber sido construidos en épocas diferentes, el Patio de los


Carruajes, así llamado por su proximidad al depósito de carruajes, se acerca
arquitectónicamente al estilo que Domenico Fontana dio al palacio, aunque no
faltan elementos diferentes como el uso de estuco en lugar del piperno y
las lesenas angulares.35 El patio tiene forma rectangular, y dispone en el
centro de una cisterna elíptica de mármol. Está conectado al patio de honor y a
la explanada de los bastiones mediante dos pasillos de servicio con arcos
rebajados. El depósito de carruajes, realizado en 1832 por Giacinto Passaro,36
sustituyó al existente desde el siglo anterior, obra de Ferdinando Sanfelice,
sobre todo por cuestiones de estética, ya que el nuevo se alineaba a la fachada
del palacio mientras que el precedente se situaba de forma oblicua. El nuevo
depósito de carruajes es un espacio dominado por una línea central de nueve
columnas de orden dórico, en las que todavía hoy se pueden admirar escudos
rojos con la corona de Humberto I de Saboya. La distribución de las ventanas
fue modificada por Genovese en 1837 para adaptarla a las exigencias del Patio
del Belvedere.36

El Patio del Belvedere nació como límite hacia el mar del primer núcleo del
palacio y tenía originalmente forma de C. Estaba cerrado por una logia, que se
modificaría como consecuencia de la construcción de los nuevos cuerpos del
palacio en el siglo XVIII,36 con la inserción de arcos rebajados en la parte
oriental. Posteriormente, el patio sufrió modificaciones entre 1837 y 1840,
cuando, para el acceso al patio, se creó un arco triunfal con semicolumnas
jónicas y corintias de piperno falso.37 Entre la planta baja y el primer piso, el
patio está decorado con una banda dórica con metopas, también de falso
piperno, y triglifos.37 Desde el Patio del Belvedere, a través de un pasillo que
ofrece unas vistas panorámicas del golfo de Nápoles y conduce a los jardines,
se puede acceder a diferentes zonas del palacio: a la izquierda se encuentra la
Escalera de los Invitados, que conduce al vestíbulo del Apartamento Real y
tiene hornacinas en las que están colocadas copias en yeso de estatuas
pertenecientes a la Colección Farnesio, expuestas en el Museo Arqueológico
Nacional de Nápoles, mientras que un pequeño puente, derruido tras los
bombardeos de la Segunda Guerra Mundial y reconstruido sobre los mismos
apoyos, lo une directamente a los jardines colgantes.37 Desde el patio se
accede también a un apartamento privado con decoraciones de estilo
pompeyano, reservado originalmente para los encuentros oficiales de Fernando
II de las Dos Sicilias, que se convertiría posteriormente en sede de la
superintendencia; y también a un puente que, superando el foso defensivo,
llevaba al bastión del Castel Nuovo y a una cuesta que conducía a
las caballerizas.38

Apartamento Real[editar]

El Apartamento Real está situado en el piso noble del palacio: de 1660 a 1734
fue utilizado como lugar de representación oficial de los virreyes españoles y
austríacos; de 1734 a 1860 fue apartamento privado y público de los Borbones;
y, tras la Unificación italiana, apartamento de etiqueta de los Saboya.1 El
apartamento abrió al público en 1919 después de haber pasado a formar parte
de los Institutos de Antigüedades y Arte del Estado. Su actual aspecto de
museo se debe a la restauración realizada tras la Segunda Guerra Mundial. El
mobiliario de las salas se ha conservado prácticamente intacto tras la última
reorganización efectuada en época borbónica, descrita en los inventarios de
los Saboya de 1874.39

La decoración interior de las habitaciones representa con frecuencia a las


varias personalidades de las dinastías que las han habitado, adecuándose al
gusto y a las modas de la época en la que se realizaron.21 Las pinturas de las
salas, fundamentalmente de escuelas septentrionales y europeas, a las que
hay que añadir algunas obras de artistas napolitanos, provienen de la colección
Farnesio; de las colecciones borbónicas, como por ejemplo los lienzos de
escuela caravaggesca del siglo XVII, adquiridos a principios del siglo XIX, o los
retratos holandeses que Domenico Venuti compró para Fernando I de las Dos
Sicilias;40 y de las iglesias napolitanas que se iban cerrando.28 En cualquier
caso, el palacio no goza de una auténtica colección, sino de piezas sueltas,
puesto que en el transcurso de los siglos, por iniciativa de los Borbones y de los
Saboya, numerosas obras se han transferido a otros museos, como el
de Capodimonte, al igual que el arsenal real y las porcelanas, el Museo
Arqueológico Nacional, o a sedes de entes públicos.41

El mobiliario, de estilo rococó y barroco, fue realizado por ebanistas napolitanos


entre el siglo XVIII y el XIX o traído desde Francia durante la estancia en
Nápoles de Murat, junto con alfombras y tapices, algunos de ellos tejidos en la
Real Fábrica de Tapices de Nápoles. Se conservan un buen número de piezas de
artesanía: se trata de porcelanas, sobre todo de Sèvres,28 relojes, esculturas
de bronce y mármol y obras en piedras duras.42 Para acceder a los cuartos del
rey se utilizaban llaves de plata y de oro, custodiadas por los gentilhombres de
cámara, algunas de las cuales se encuentran en el Museo Cívico Gaetano
Filangieri de Nápoles.43
Planta[editar]

El Apartamento Real está compuesto por una escalera de honor, un


deambulatorio, una capilla, los jardines colgantes y la Galería y el Salón de
Hércules, además de las dependencias que conforman el apartamento del Rey
y el apartamento de la Reina.
 ██ Escalera de  ██ Apartamento
Honor de la Reina
 ██ Deambulatorio 14 Cuarto
 ██ Apartamento Salón de la
del Rey Reina
1 Teatrillo de 15 Tercer
corte Salón de la
2 Primera Reina
Antecámara 16 Segundo
3 Salita Salón de la
Neoclásica Reina
4 Segunda 17 Primer
Antecámara Salón de la
5 Tercera Reina
Antecámara 18 Segunda
6 Sala del Antesala de
Trono la Reina
7 Pasadizo 19 Sala de
del General los
8 Sala de los Bodegones
Embajadores 20
9 Sala de Vestíbulo
María 23
Cristina Habitación
10 Oratorio Trasera
11 Sala del 24 Sala de
Gran Capitán don Quijote
12 Sala de 25
los Habitación
Flamencos Trasera de
13 Estudio la Reina
del Rey 26 Pasadizo
29 Sala de de la Reina
los Guardias 27 Alcoba
de Corps de María
Amalia de
Sajonia
28 Pasadizo
34 Boudoir
de la Reina

 ██ Galería y
Salón de
Hércules.
21 Galería
22 Salón de
Hércules

 ██ Capilla
Palatina
 ██ Jardines
Colgantes
Escalera de honor[editar]

La escalera de honor.

Originalmente había una modesta escalera de dos rampas, obra de Domenico


Fontana. Por voluntad de Iñigo Vélez de Guevara, se construyó entre 1651 y
1666 una nueva escalera de piperno,44 realizada por Francesco Antonio
Picchiatti.35 Montesquieu la definió en 1729 como la más bonita de Europa, y
aparece en el cuadro de Antonio Dominici de 1790 titulado Escalera real con el
cortejo nupcial de las princesas de Borbón. Se tuvo que reconstruir tras un
incendio que se propagó en 1837. El diseño de la nueva escalera, que ocupó
más espacio que la original, estuvo a cargo de Gaetano Genovese y fue
realizada por Francesco Gavaudan en 1858. La escalera se encuentra en la
parte septentrional del palacio, en posición ortogonal respecto a la fachada. La
sala donde se sitúa es de estilo neoclásico y está recubierta por diversos tipos
de mármol provenientes de las canteras del Reino de las Dos Sicilias,28 como
el mármol rosado, el porto venere, el rojo de Vitulano, la breccia
rosata de Sicilia, el mármol de Mondragone y el lumachino de Trapani.44 En un
primer momento, adolecía de escasa luminosidad pero el problema se resolvió
con el derribo del cercano Palacio Virreinal y la apertura de grandes ventanales
con montura de hierro, que sustituyeron a los antiguos arcos rebajados que
estaban cerrados.45 Es característico el uso de pilares en lugar de lesenas.
Está coronada por una bóveda claustral decorada con estucos blancos sobre
fondo gris, que representan serpentinas y los escudos del reino de Nápoles,
de Sicilia, de Basilicata, de Calabria y, aunque fue añadido posteriormente, de
la Casa de Saboya.44 Sobre las paredes laterales se abren cuatro hornacinas,
dos a cada lado, embellecidas con esculturas de yeso: a un lado,
la Fortaleza de Antonio Calì y la Justicia de Gennaro Calì; al otro,
la Clemencia de Tito Angelini y la Prudencia de Tommaso Scolari.28 Completan
las decoraciones dos bajorrelieves en mármol de Carrara que representan
la Victoria entre el Genio de la fama y el Valor, de Salvatore Irdi, y la Gloria
entre los símbolos de la Justicia, la Guerra, la Ciencia, el Arte y la Industria,
de Francesco Liberti, que están situados, respectivamente, a la derecha y a la
izquierda.44

Deambulatorio[editar]

Un pasillo del deambulatorio.

El deambulatorio del primer piso está constituido por cuatro pasillos que
rodean el patio de honor: en un principio se trataba de una logia abierta que,
durante la restauración del siglo XIX, se cerró utilizando amplias ventanas. En
esta época se decoraron las bóvedas con estucos de Gaetano Genovese.46 En
el deambulatorio se abren los cuartos del apartamento real: en el primer brazo,
el que discurre paralelo a la fachada hacia la plaza del Plebiscito, se encuentra
el teatrillo de corte y las salas de audiencia; en el segundo se encuentran los
trascuartos del antiguo apartamento privado, que dan al jardín colgante; en el
tercero, orientado al este, se encuentran el salón de Hércules y la capilla real; y
por último, el cuarto brazo da a la escalera de honor y desde él se puede
observar a través de una vidriera la Piazza Trieste e Trento, con vistas, en la
lejanía, de la cartuja de San Martino.15 Esta distribución se ha conservado sin
cambios, tal y como estaba proyectada en el diseño de Domenico Fontana. Las
puertas que dan al deambulatorio están lacadas en blanco, son de estilo
neoclásico y se realizaron en los años treinta del siglo XIX.47
Apartamento del rey[editar]

El teatrillo de corte.

El teatrillo de corte, catalogado como sala I, fue construido en 1768 con motivo
de la boda de Fernando I y de María Carolina de Habsburgo-Lorena.48 Fue
ubicado por Ferdinando Fuga en la antigua Sala Regia (Sala Real o Gran Sala), y
fue dañado gravemente durante la Segunda Guerra Mundial.49 El palco del
siglo XVIII sobrevivió al conflicto, pero el escenario y el techo tuvieron que ser
reconstruidos durante la década de los cincuenta del siglo XX, con los frescos
pintados por Francesco Galante, Alberto Chiancone, Vincenzo Ciardo, y Antonio
Bresciani.50 Estos autores retomaron en sus pinturas los temas de los frescos
originales de Antonio Dominici y Crescenzio La Gamba. En las hornacinas que
hay a lo largo de las paredes, a excepción del área ocupada por el palco, se
colocaron las estatuas realizadas por Angelo Viva,51 que representan
a Minerva, Mercurio, Apolo y las nueve Musas.49

La sala II, la Primera Antecámara.

La sala II, conocida como Primera Antecámara o Sala Diplomática, se llama así
porque se alojaban en su interior las delegaciones diplomáticas que visitaban
al rey.48 Todo el espacio se presenta en estilo barroco: el techo, realizado entre
1737 y 1738, época en la que Carlos de Borbón se casó con María Amalia de
Sajonia,49 presenta una bóveda claustral y los frescos que lo decoran son obra
de Francesco De Mura y fueron diseñados por Vincenzo Re.48 Estos frescos
representan el Genio Real y las virtudes del Rey y de la Reina(estas
son Fortaleza, Justicia, Clemencia y Magnimidad para el soberano,
y Lealtad, Prudencia, Valor y Belleza para la reina). También fue
pintada Imeneo, diosa de las bodas, aplastando la Maldad. En los cuatro lados
se encuentra la Alegoría de las cuatro partes del mundo, en monocromo, sobre
fondo dorado.52 En las paredes se colocaron dos tapices gobelinos, regalo de
la nunciatura apostólica a la corte de Nápoles en 1719, dedicados al Rey Sol,
representado a través de la Alegoría de los Elementos.53 El mobiliario es de la
segunda mitad del siglo XIX, concretamente de 1862, de Pietro Cheloni, a
excepción de los taburetes, que se remontan al 1815.48 En un caballete está
expuesto un fragmento de la antigua decoración de la bóveda, que era de
estilo manierista y databa de 1620 aproximadamente.52 Las puertas, pintadas
con témpera sobre fondo dorado, se atribuyen al taller de Antonio Dominici y
fueron realizadas entre 1774 y 1776.52

La sala III o Salita Neoclásica, llamada así por su estilo decorativo, fue diseñada
por Gaetano Genovese.54 En sus paredes se observan pinturas como
la Escalera del Palacio Real con la salida de las princesas de Borbón después
de la boda, de Anthony Dominici, y la Capilla Real de Nápoles con las bodas de
María Teresa y María Luisa de Borbón con Francisco II de Habsburgo y
Fernando III de Lorena, evento que se celebró el 12 de agosto de 1790. Hay
además varios cuadros en témpera sobre papel, realizados por Anton Hartinger
y Franz Xaver Petter, que pertenecían a María Isabel de Borbón. En una
hornacina de la exedra se encuentra una estatua de mármol de Giovanni De
Crescenzo que data de 1841 y representa a una Ninfa alada.54

La sala IV, la Segunda Antecámara.


La sala IV es la Segunda Antecámara, que conserva en el techo la decoración al
fresco original de la época virreinal.55 De estilo manierista, la obra representa
los éxitos de los españoles, especialmente los episodios gloriosos del reinado
de Alfonso V de Aragón, mismo tema que se encuentra en algunos palacios
romanos construidos también por Fontana para el papa Sixto V, y fue pintada
por Belisario Corenzio hacia el 1622,56 con ayuda de miembros de su taller.57
Los frescos, cuyos títulos fueron transcritos sobre las diferentes cornisas,
representan sucesivamente Alfonso entra en Nápoles, Curas para las artes y
las letras, La ciudad de Génova ofrece las llaves a Alfonso el
Magnánimo, Entrega a Alfonso de la orden del Toisón de oro e Investidura real
de Alfonso.57 En las paredes están expuestas pinturas
del Seicento como Vestición de san Aspreno, obra de Massimo Stanzione. El
mobiliario incluye una consola de fabricación napolitana de 1780,56 sillones y
espejos decimonónicos y otros muebles de estilo Imperio trasladados aquí por
la familia Murat. Además, hay relojes y candelabros del broncista Pierre-
Philippe Thomire55 y jarrones de porcelana china del siglo XIX, que Nicolás I de
Rusia regaló a Fernando II con ocasión de su viaje a Nápoles en 1845.58

La sala V, la Tercera Antecámara.

La sala V corresponde a la Tercera Antecámara. Su techo está decorado con un


fresco de Giuseppe Cammarano, Atenas coronando a la Fidelidad, realizado en
1818, poco después de la vuelta al trono del reino de las Dos
Sicilias de Fernando I, suceso que inspiró la obra.59 Las paredes están
decoradas con una serie de tapices de manufactura napolitana entre los que se
encuentra el Rapto de Proserpina de Pietro Duranti, realizado en 1762 a partir
de un cartón preparatorio de Girolamo Starace Franchis, que fue recomendado
por Luigi Vanvitelli.56 Este convive con otras cuatro obras, dos de Sebastiano
Pieroni, la Cabeza de viejo y la Cabeza de vieja; una de Antonio Rispoli, Retrato
de mujeres jóvenes con manto azul; y otra de Gaetano Leurie, Figura de mujer
con pendientes.59 Completan las obras pictóricas de la sala el Retrato de
dama de Nicholas Lanier y Lot y sus hijas de Massimo Stanzione.58 El
mobiliario es de estilo barroco y neorrococó y consta de una consola y espejos
de la segunda mitad del siglo XIX. Como adornos se observan jarrones de
porcelana francesa del siglo XIX, decorados con figuras bíblicas y bailarinas de
Pompeya, obra de Raffaele Giovine, quien pintó también otros dos jarrones, de
1842, de manufactura de Sèvres, colocados sobre pequeñas columnas y
decorados con escenas y motivos florales.59

La sala VI, la Sala del Trono.

La sala VI o Sala del Trono sufrió varias modificaciones, correspondientes a las


diferentes dinastías que han gobernado el Reino de Nápoles.60 El techo está
adornado con una serie de figuras femeninas con coronas, realizadas en 1818,
que representan a las Catorce provincias y el Honor del Reino de las Dos
Sicilias.61 Completan la decoración los estucos diseñados por Antonio De
Simone y realizados por Valerio Villareale y Domenico Masucci.62
Originalmente las paredes estaban revestidas con un terciopelo rojo bordado
con flores de lis, que sin embargo se ha perdido. Posteriormente, fueron
adornadas con pinturas que tenían como elemento central las personalidades
de la casa real: Fernando I dedicando la basílica santuario de San Francisco de
Paula, de Vincenzo Camuccini;60 Fernando IV y María Carolina de Austria, de
Francesco Saverio Candido, datado alrededor de 1790 y donado a la colección
del palacio en abril de 2008 por la Fundación Compagnia di San Paolo de Turín;
y una serie de retratos pintados por Giuseppe Bonito que representan a
los Embajadores turcos y de Trípoli,56 que llegaron a Nápoles entre 1740 y
1741 para firmar tratados políticos y comerciales, con el objetivo de recuperar
el comercio en el mar Mediterráneo.63 Finalmente, podemos encontrar María
Antonia de Baviera y princesitas, dibujado en colores pastel, y los Electores de
Sajonia, una réplica del siglo XVIII de Anton Raphael Mengs.61 El elemento más
característico de la estancia es el trono: es una de silla de estilo imperio de la
década de 1850, en madera tallada y dorada, decorada con algunos elementos
del periodo de la Restauración borbónica, como reposabrazos con forma de
león o rosetas, que también están presentes en el trono de Napoleón
Bonaparte, diseñado por Charles Percier y Pierre-François-Léonard Fontaine, o
en el del palacio de Versalles, que se conserva en el Victoria and Albert
Museum de Londres.60 El trono está rodeado por un dosel del siglo XVIII de
terciopelo carmesí con galones dorados, adornado con cintas entrelazadas, que
proviene del Palazzo dei Normanni de Palermo.56 El trono se completa con un
águila en posición dominante y el escudo de armas de los Saboya del periodo
posterior a la Unificación italiana.56 Los muebles, de estilo áulico, son de
fabricación napolitana y fueron hechos alrededor de 1840, y entre ellos
destacan tres sillas del siglo XVIII de madera dorada, forradas con
terciopelo amaranto.61 Por último, en las cuatro esquinas de la sala se
conservan cuatro almenaras de estilo imperio, que datan de la década de
dominación francesa y fueron fabricadas en Sarreguemines.62

La sala VII, llamada Pasadizo del General, a la que se accede mediante un


pasillo decorado con estucos de color blanco y oro, recibió su actual aspecto
neoclásico entre 1841 y 1845.64 Entre los lienzos expuestos destacan
las Historias de Judit de Tommaso De Vivo, varias pinturas de tema religioso de
artistas napolitanos y uno de François Marius Granet. En la sala se encuentra
una estatua en madera de caoba y bronce del artista Thomire,58 que
pertenecía a Carolina Bonaparte y representa a Psique. El mobiliario está
compuesto por un taburete decimonónico de factura inglesa, cuyas patas
tienen forma de garra de león y están adornadas en su parte anterior con
reproducciones de conchas.64
La sala VIII, el Salón de los Embajadores.

La sala VIII era originalmente un pasillo de enlace entre las estancias de


representación y los cuartos privados,65 llamada Gran Galería. Allí se
encontraban varias pinturas que, en 1832, Fernando II ordenó trasladar al
museo borbónico.66 A partir de aquel momento, se usó como sala de
representación, con el nombre de Salón de los Embajadores.67 El techo está
dividido en catorce compartimentos, separados por cornisas en estuco dorado.
Entre ellos se encuentran diferentes escudos, y en los compartimentos hay
frescos en los que se representan las grandes glorias de la casa real y varios
episodios de la vida de Ferrante de Aragón:66 Salida de Mariana de Austria de
Final Ligure, Entrada de Mariana de Austria en Madrid, Matrimonio de Mariana
de Austria con Felipe III de España, Guerra contra Luis XII de Francia, Los
españoles socorren Génova, asediada por los franceses, Guerra contra Alfonso
de Portugal, Batalla contra los moros en las montañas de La Alpujarra, Batalla
contra los moros de Granada, Conquista de las Canarias, Entrada triunfal de
Ferrante de Aragón en Barcelona, Expulsión de los judíos de España, Juramento
de lealtad de los sicilianos a Ferrante, Descubrimiento del Nuevo
Mundo y Encuentro de san Francisco de Paula con Ferrante de Aragón.65 Estas
pinturas, realizadas en la tercera década del siglo XVII, se atribuyen a Belisario
Corenzio y su taller, con la ayuda de Onofrio y Andrea di Lione,57 excepto las
dedicadas a Mariana de Austria, atribuidas a Massimo Stanzione,68 y
posteriores al 1640.69 En las cuatro esquinas del techo se encuentran los
escudos borbónicos, aunque durante las restauraciones aparecieron, debajo de
ellos, los emblemas de Fernando Ruiz de Castro, mecenas de la obra.68 Las
paredes albergan una serie de tapices: dos de Louis Ovis de la Gira, Alegoría
del Mar y Alegoría de la Tierra, y otros dos gobelinos, que tienen por tema
la Historia de Enrique IV, datan de 1790 y fueron adquiridos como modelo para
una serie de tapices que se iban a tejer en Nápoles para la Real Hacienda de
Carditello.65 Entre el mobiliario, destaca una mesilla en estilo imperio de 1840
sobre la que están situados dos relojes de época napoleónica, decorados
respectivamente con la Alegoría del tiempo y el Genio de las Artes.65

Del Salón de los Embajadores se pasa a una serie de salas que dan al mar.
Desde aquí se podía acceder a otro cuerpo arquitectónico llamado Belvedere,
derribado durante las obras de remodelación de Genovese, y al jardín
colgante.70 Los cuartos con vistas al mar eran privados, aunque tras la llegada
al trono de Fernando II fueron transformados en habitaciones de representación
y los apartamentos privados se trasladaron al piso de arriba.6

La sucesión de las salas.

La sala IX, conocida como Sala de María Cristina, primera esposa de Fernando
II, fue anteriormente el «vestidor del rey» en su etapa como sala privada, en
primer lugar del rey Carlos, y posteriormente de Fernando. En cambio, durante
el siglo XIX perdió su función privada al convertirse en una sala de uso
diplomático llamada Sala de los Ministros.7071 Con vistas al jardín colgante y,
en consecuencia, al mar, la sala sufrió notables daños durante la Segunda
Guerra Mundial, momento en el que, tras la ocupación americana, perdió la
decoración pictórica del techo, donde se encontraba el
fresco Aurora de Francesco de Mura de 1765. Las pinturas que decoran la sala
son de tema sagrado y datan de los siglos XVI y XVII, como Virgen con el
Niño y Virgen con el Niño y san Juan, atribuidas a Pedro de Rubiales, quien se
inspiró para su realización en la obra de Filippino Lippi; Circuncisión de Jesús,
de la escuela de Ippolito Scarsella;71 y Matanza de los Inocentes, de Andrea
Vaccaro.58 El mobiliario es de los años cuarenta del siglo XIX y entre los
adornos se encuentran dos jarrones de porcelana de Sèvres, decorados por
Jean-Baptiste-Gabriel Langlacé con Estaciones,70 regalados por Carolina de
Borbón-Dos Sicilias a Francisco I en 1830. Además, hay dos relojes, uno con la
imagen de una Mujer africana, de 1795, y otro con retratos de Juan II de
Valois y Felipe el Audaz.71

La sala X, el Oratorio, es una pequeña habitación situada junto a la Sala de


María Cristina. En sus paredes están expuestos cinco lienzos de 1760,
provenientes de la capilla real de Capodimonte. Todos ellos tienen como tema
la Natividad, y fueron obra de Francesco Liani, pintor de corte durante el
reinado de Carlos de Borbón.72 En el centro del cuarto hay un altar de madera
del siglo XIX y detrás el sarcófago de cobre plateado de María Cristina de
Saboya, que murió en 1836 en el parto de Francisco II de las Dos Sicilias y fue
enterrada en el interior de la basílica de Santa Clara.70 Posteriormente, la reina
fue beatificada.72

La sala XI, llamada Sala del Gran Capitán, debe su nombre al ciclo de frescos
que decora su bóveda claustral, Historias de Gonzalo de Córdoba, de Battistello
Caracciolo,73 que tiene como tema episodios de la conquista española del
reino de Nápoles por parte de Gonzalo Fernández de Córdoba,74 llamado el
Gran Capitán.75 Los cuadros expuestos en las paredes provienen de
la colección Farnesio y entre ellos destacan Pier Luigi Farnese, atribuido
a Tiziano, una serie de epigramas figurativos obra de Otto van Veen,76 y un
tapiz proveniente del demolido Belvedere, en concreto del dormitorio del rey,
con una representación de la Alegoría de la Castidad. Este tapiz fue tejido en
1766 en lana y seda con hilos de plata y plata dorada, y está inspirado en una
idea de Luigi Vanvitelli y Ferdinando Fuga.76 El cartón preparatorio es de
Francesco De Mura, mientras que su realización es obra de Pietro Duranti.77 El
mobiliario data del siglo XVIII, época en la que la sala fue transformada en
un boudoir, y cuenta con consolas y sofás de estilo Luis XVI, tallados por
artesanos napolitanos.77

La sala XII o Sala de los Flamencos, de estilo neogótico, tiene su techo


decorado con frescos realizados durante las obras de ampliación del palacio
entre 1838 y 1858. Esta obra, Tancredi devuelve a Constanza al emperador
Arrigo VI, es de Gennaro Maldarelli, fue pintada en 1840 y está rodeada por los
escudos de las cuatro provincias napolitanas.78 La sala se llama así debido a
las numerosas pinturas flamencas que la adornan, que fueron realizadas en el
siglo XVII y compradas por Domenico Venuti para Fernando I de las Dos Sicilias
en 1802 en Roma. Entre las obras expuestas están Retrato de
flautista de Alexis Grimou;58 Retrato de caballero de Bartholomeus van der
Helst; Retrato de doncella de Ludolf de Jongh; Los avariciosos, que proviene de
la colección Farnesio, de Marinus van Reymerswaele; Canoniguesa de Nicolaes
Maes;76 Retrato de Oliver Cromwell de autor desconocido del siglo
XVIII; Retrato de caballero, Retrato de dama y Retrato de magistrado, todos
ellos de Abraham van den Tempel; y Retrato de cardenal, atribuido a Giovan
Battista Gaulli.78 Entre los adornos se encuentra un reloj del 1730 de Charles
Clay, que tiene en su interior un rodillo metálico que accionaba un pequeño
órgano capaz de producir diez tonos diferentes abriendo y cerrando sus tubos;
y una maceta con una jaula para pájaros realizada por la fábrica Popov de
Gorbunovo en Moscú, en la que están representadas vistas de las residencias
rusas,7980 que fue regalada a Fernando II durante el viaje del zar Nicolás I a
Nápoles en 1846.78

La sala XIII, el Estudio del Rey.


El techo de la sala XIII, el Estudio del Rey, está pintado con ramas de árboles
en témpera sobre yeso, y muestra además una representación del Desembarco
de Roger el Normando en Otranto de Gennaro Maldarelli.81 El mobiliario,
realizado durante el reinado de Joaquín Murat, está compuesto por un
escritorio, una cómoda y un bonheur du jour, encargados a Adam
Weisweiler de París82 y destinados originalmente al Palacio del Quirinal,
residencia napoleónica en Roma, antes de ser cedidos a Carolina
Bonaparte para el reino de Nápoles.83 Estos muebles están decorados con
aplicaciones en bronce de Pierre-Philippe Thomire.81 Entre los adornos
destacan dos jarrones de porcelana de Sèvres del 1817, regalo de Francia a los
Borbones, decorados con retratos de Luis XVIII de Francia y Carlos conde de
Artois y embellecidos con lirios heráldicos y otros símbolos de la restauración;
un reloj y un barómetro de 1812, ambos franceses; y una librería, proveniente
de la antigua Biblioteca Real, que entre 1920 y 1925 se trasladó a la biblioteca
nacional que se encuentra en el ala oriental del palacio.81

La sala XXIX, denominada Sala de los Guardias de Corps, está decorada con un
tapiz que representa la Inocencia, uno de los primeros tejidos por la Real
Fábrica de Tapices de Nápoles, y con el ciclo de tapices Alegoría de los
elementos, realizado entre 1740 y 1746, que se inspira en los tapices de la
Fábrica de Tapices Gran Ducal de Florencia.84 El mobiliario data del reinado de
Joaquín Murat; destacan los taburetes con patas con forma de espadas
entrecruzadas, un reloj de Bailly con una escultura de Thomire, que representa
la Meditación, de 1812, y, sobre una consola, un busto de cera de la
reina María Carolina de Austria.84

Apartamento de la reina[editar]

La sala XV, el Tercer Salón de la Reina.


La sala XVI, el Segundo Salón de la Reina.

La sala XVII, el Primer Salón de la Reina.

La sala XIV es el Cuarto Salón de la Reina. Las decoraciones del techo, obra
de Giovanni Battista Natali de estilo rococó, datan del reinado de Carlos de
Borbón,85 y consisten en estucos de color blanco y oro con figuras como
palomas, símbolo de la fidelidad conyugal, putti que disparan flechas de amor,
hipogrifos y jarrones con flores.66 En las paredes hay cuadros de la escuela
napolitana de los siglos XVII y XVIII, entre ellos Orfeo y las
bacantes y Encuentro de Raquel y Jacob, de Andrea Vaccaro,86 y dos lienzos
de Luca Giordano provenientes de la iglesia de Santa Maria del Pianto.82 Los
muebles fueron encargados por Gaetano Genovese a artesanos locales entre
1840 y 1841, durante la transformación de la sala en apartamento de la reina.
Sobre la chimenea hay un reloj inglés con carillón del siglo XVIII, mientras que
el tablero de la mesa es de piedras duras, fue fabricado por el Opificio delle
pietre dure de Florencia y regalado por Leopoldo II de Toscana a Francisco I.85

La sala XV o Tercer Salón de la Reina fue amueblada en 1840, ya que


previamente era una habitación privada de Carlos de Borbón: precisamente
datan de su reinado, antes de su partida para España en 1759,87 las
decoraciones del techo, en estucos blanco y oro, con representaciones de
trofeos de armas, cascos, estandartes y alabardas.88 También es denominada
Sala de los Paisajes debido a que en ella están expuestos cuadros de los siglos
XVI al XIX que tienen como tema el de los paisajes; entre los artistas que los
realizaron se encuentran Pieter Mulier, Antonio Joli con sus representaciones de
palacios reales españoles,86 Jakob Philipp Hackert con su pintura de
crónica, Orazio Grevenbroeck con Puertos marítimos, Aniello de
Aloysio con Puesta de la primera piedra de la iglesia de san Francisco de
Paula y Paolo Albertis con Entrada en Nápoles de Fernando I.89 El mobiliario
data de 1840 y es de estilo neoclásico, al igual que la chimenea, que retoma la
iconografía del mosaico de la casa del Fauno de Pompeya, que representa
la batalla entre Darío y Alejandro Magno;86 en el centro de la sala hay una
mesa de mármol y piedras blandas de Giovanni Battista Calì con una
representación de Nápoles vista desde el mar y Fernando II en ropa militar.87

La sala XVI, el Segundo Salón de la Reina, conserva intacta la decoración del


techo de estilo rococó en estuco blanco y oro, que data del siglo XVIII. En las
paredes hay cuadros como Venus, Eros y un sátiro y Batalla de Horacio
Cocles de Luca Giordano, pertenecientes a la etapa barroca del
pintor;86 Perseo y Andrómeda y Rapto de Europa de Ilario Spolverini; dos
representaciones de batallas de Pietro Graziani; Naufragio
fantástico de Leonardo Coccorante; y dos lienzos con el mismo tema, Nocturno
con incendio de Troya, atribuidos a Diego Pereira.90 El mobiliario, de madera
tallada, data de la reorganización ordenada por la dinastía de los Saboya a
finales del siglo XIX, mientras que la chimenea de mármol data de la época de
Genovese.90

El techo de la Sala XVII, llamada Primer Salón de la Reina, fue realizado durante
la restauración del palacio dirigida por Gaetano Genovese.91 En las paredes
hay cuadros del siglo XVII de escuela italiana, inspirados en el caravaggismo, y
europea, pertenecientes a la antigua colección del palacio:92 Regreso del hijo
pródigo de Mattia Preti, Orfeo de Gerard van Honthorst,82 San
Jerónimo de Guercino, datado en 1640, y Disputa de Jesús entre los
doctores de Giovanni Antonio Galli.91 El mobiliario, de fabricación napolitana,
está compuesto por un sofá definido como «extragrande» y una consola en
blanco y oro colocados durante la reorganización de los Saboya. Destaca
además un reloj francés adornado con una estatua en porcelana de María
Estuardo, de 1840 aproximadamente.91

La sala XVIII es la Segunda Antesala de la Reina. Las decoraciones del techo en


estuco blanco y oro datan de la época de Fernando II, mientras que los
muebles son del reinado de Joaquín Murat, de fabricación napolitana; es
particularmente característico un jarrón chino del siglo XVIII.93 Las pinturas
expuestas en la sala pertenecen a la colección Farnesio y son en su mayoría de
artistas emilianos del siglo XVII:94 San Joaquín y santa Ana en la puerta dorada
de Jerusalén y Taller de san José, ambos de Bartolomeo Schedoni82 y
probablemente provenientes de la iglesia de san Francisco de Piacenza; Sueño
de san José de Guercino; Virgen con el Niño y los santos Agustín y
Domingo de Giovanni Lanfranco; San Mateo y el ángel de Camillo Gavasetti;
y Visión de san Romualdo de Pier Francesco Mola.93

La sala XIX, la Sala de los Bodegones.

La sala XIX era originalmente la Primera Antesala del apartamento de etiqueta


de la reina, y posteriormente recibió el nombre de Sala de los Bodegones
debido al tema de los cuadros expuestos en su interior: se trata de obras de los
siglos XVIII y XIX,82 de un género, el de los bodegones, muy extendido en
Nápoles,95 y provenientes de las casas de campo y las residencias de caza de
los reyes borbónicos.94 Entre estas obras, a la izquierda están Bodegón con
papagayo y conejo de Giovanni Paolo Castelli, dos ejemplares del Bodegón de
flores y frutasde Gaetano Cusati, Bodegón con un gallo de Baldassarre De
Caro, Jarrón de flores de Mansù Dubuisson, Bodegón con bandeja de dulces y
flores y Frutas con jarrón de peltre, de autor anónimo; a la derecha, Bodegón
con alegoría de la flora y putti de Gaetano Cusati, Peces, crustáceos y conchas
en un paisaje, Mesa presentada con pastel rústico, plato de macarrones con
rallador y trozo de queso de Giacomo Nani y Bodegón con animales cazados,
filetes y plato de yemas de huevo de Scartellato.95 El mobiliario está
compuesto por consolas napolitanas de estilo imperio del siglo XIX, jarrones de
porcelana de Sèvres de estilo rococó y una mesa doble.95

La sala XX, el Vestíbulo.

La sala XX es el Vestíbulo: se trata de una sala con forma de exedra, de estilo


neoclásico, decorada con columnas y lesenas, que está conectada
directamente con la Escalera de los Invitados, además de conducir al
apartamento de etiqueta de la reina. La sala fue amueblada en torno al 1860
por Gaetano Genovese. La bóveda está revestida en estuco blanco y en las
paredes hay cuatro hornacinas que albergan copias en yeso de esculturas
romanas.96 También están expuestos una serie de grabados inspirados en las
viñetas de los jarrones griegos que pertenecieron al embajador inglés en
Nápoles William Hamilton, realizados por Johann Heinrich Wilhelm
Tischbein entre 1791 y 1795,94 y tres témperas que reproducen pinturas
encontradas en las excavaciones arqueológicas vesubianas, usadas como
imágenes preparatorias para el libro de grabados Le Antichità di Ercolano
Esposte, de 1757 y 1792.96 Entre las piezas del mobiliario, de
gusto Biedermeier, hay una mesa de bronce y mármol decorada con sátiros
que sostienen conchas, que sustituyeron a los medallones con el retrato de la
familia real en su interior, inspirándose en las encontradas en las excavaciones
de Pompeya y regalo de la reina Isabel a Francisco I por su cumpleaños del 4
de octubre de 1827.94 Además, hay un reloj astronómico con forma de
templete, un reloj francés de época napoleónica con esmaltes de Coteau, el
busto de bronce Antínoo como Dioniso de Guglielmo Della Porta sobre una
consola, la escultura de mármol Roma Aeterna de Pietro Tenerani, y Aquiles
con el casco, también de mármol.96

La sala XXIII.

La sala XXIII es una habitación trasera. Su techo es de estilo neoclásico y fue


diseñado por Genovese. En las paredes están expuestos seis lienzos
de Francesco Celebrano, provenientes del Palacio Real de Carditello,97 que
tienen como tema las Estaciones y el trabajo en los campos.98 Los muebles
son de estilo barroco, todos de fabricación napolitana. En el centro de la sala
hay un atril giratorio, típico de los monasterios, realizado por Giovanni
Uldrich en 1792.97 Colocado en un primer momento en la biblioteca y utilizado
por María Carolina de Borbón, este atril permitía consultar al mismo tiempo
varios libros, colocados en ocho pisos colgantes que se podían acercar al
escritorio girando una manivela.98

La sala XXIV está dedicada a don Quijote. En su interior se encuentran


diecinueve lienzos preparatorios, de los treinta y ocho realizados, que tienen
por tema las Historias de don Quijote y fueron pintados por artistas de corte
como Giuseppe Bonito, Benedetto Torre, Giovanni Battista Rossi, Antonio
Dominici y Antonio Guastaferro, mientras que los dibujos sobre las puertas
fueron realizados por Gaetano Magri, Orlando Filippini y Giuseppe Bracci.99
Estas obras sirvieron como modelo para una serie de tapices, tejidos entre
1758 y 1779 por la Real Fábrica de Tapices de Nápoles,97 concretamente por
Pietro Duranti, encargados por Carlos III100 para el dormitorio del rey
del Palacio Real de Caserta y posteriormente trasladados al Palacio del
Quirinal de Roma.99 Estos tapices fueron encargados para completar otra serie
de tapices gobelinos con el mismo tema, comprada por el rey y realizada en los
años treinta del siglo XVIII.99 Los muebles datan de los primeros quince años
del siglo XIX. La sala está adornada con dos jarrones de porcelana de Sèvres,
decorados por Etienne Le Guay con una Alegoría de la Música y de la Danza de
1822, y un centro de mesa con forma de bandeja de porcelana y latón dorado,
cuya base está decorada con una placa pintada por Raffaele Giovine con los
palacios reales de Nápoles, Capodimonte y Caserta,97 donado a Fernando I por
el Ayuntamiento de Nápoles con ocasión de la promulgación de la Constitución
de 1848.101

La sala XXIV, dedicada a don Quijote.

La sala XXV es una habitación trasera, aunque originalmente formaba parte del
apartamento privado de la reina María Amalia. El techo tiene una decoración
en estuco blanco dorado con forma de retícula que data de la segunda mitad
del siglo XVIII.102 En las paredes están colocados lienzos de pintores activos
en Nápoles en el siglo XIX que tienen por tema paisajes y escenas,
como Marina de Salvatore Fregola, presente en tres ejemplares; Plaza de san
Marcos de Frans Vervloet del 1837; Tasso en el convento de san
Onofrio y Muerte de Tasso, ambos de Franz Ludwig Catel del 1834;103 Paisaje
con castillo de Achille Carrillo; Pescadores de Orest Kiprenskij del 1829; y una
serie de lienzos de Pasquale Mattej que documentan diferentes aspectos del
folclore y la historia de las regiones del reino de Nápoles.102 Además, también
se pueden observar una serie de tapices como el que representa la Inocencia,
de Pietro Duranti según cartón preparatorio de Giuseppe Bonito, y otros más
antiguos, realizados por la Real Fábrica de Tapices de Nápoles entre 1746 y
1750, como Alegoría del Aire, del Agua y de la Tierra de Domenico Del Ross,
que estaban inspirados tanto en su técnica como en sus temas en los de la
Fábrica de Tapices Gran Ducal de Florencia.102 El mobiliario está compuesto
por objetos provenientes del estudio del Palazzo Pignatelli di Monteleone,
donados al palacio real en 1993 por Nicola Jannuzzi y Olga Guerrero de
Balde;103 destacan un escritorio y una librería neogótica de factura francesa
de los años treinta del siglo XIX, que pertenecieron a René Ilarie Degas, y
el Retrato de Therèse Aurore Degas de Joseph-Boniface Franque, colocado
junto al escritorio.102 A estos hay que añadir consolas inglesas del siglo XVIII,
pintadas en blanco y oro, y taburetes con patas de cabra que datan del reinado
de Joaquín Murat; entre los adornos hay un busto de cera de María Carolina de
Austria,104 atribuido a Joseph von Deym.102

La sala XXVI es el Pasadizo de la Reina, es decir, una especie de habitación de


paso a cuyos lados estaban las habitaciones de la reina. En el siglo XIX se
convirtió en una habitación trasera, utilizada como capilla.105 En 1990,
durante una restauración que recuperó sus antiguas formas,106 se eliminó
el falso techo, sacando a la luz un fresco que representa la Alegoría de la unión
matrimonial, pintado con ocasión de la boda de Carlos III de Borbón y María
Amalia de Sajonia en 1738, obra de Domenico Antonio Vaccaro, como
testimonia la firma y la fecha presentes en el fresco y las peticiones de pago
del artista en 1739.106 De estilo manierista y rococó, la obra se cubrió en
torno a 1837 cuando las habitaciones privadas se trasladaron a la segunda
planta.106 Las pinturas tienen tema literario y romántico, como Infierno de
Dante de Tommaso De Vivo y Tasso en Sorrento de Beniamino De
Francesco.105 Entre el mobiliario destaca una mesa de taracea sorrentina.103

La sala XXVII es la Alcoba de María Amalia de Sajonia, que comunica


directamente con los pasadizos y el dormitorio. Su techo fue decorado en el
curso del siglo XIX con estucos, cubriendo los frescos precedentes realizados
en 1739 por Nicola Maria Rossi.107 Los cuadros expuestos en la sala se
enmarcan en general en un tipo de pintura narrativa de las costumbres
napolitanas. Entre estos, cabe mencionar Dos pescadores de Orest Adamovič
Kiprenskij, presentado en la Exposición Napolitana del 1829; Bandida
herida de Luigi Rocco del 1837; Bendición pascual de Raffaele D'Auria;
y Pescador adormilado, de Salvatore Castellano.107

La sala XXVIII es un pasadizo.108


La sala XXXIV es el Boudoir de la Reina. Tras la demolición del falso techo salió
a la luz un fresco de Domenico Antonio Vaccaro que representa la Alegría de la
Majestad Regia con la Paz, la Fortuna y el Dominio.106 En las paredes están
colocados una serie de pequeños cuadros chinos en acuarela,83 dibujados
en Cantón a mediados del siglo XVIII y expuestos originalmente en la Villa
Favorita de Resina, que probablemente llegaron a Nápoles en forma de álbum.
Estos dibujos reproducen los temas tratados en un texto chino, el Gengzhitu,
como el cultivo del arroz, la producción de porcelana y la manufactura de la
seda.109 Además, hay representaciones de un Mandarín y una Dama china a
tamaño natural, obra de Lorenzo Giusto de 1797, también provenientes de la
Villa Favorita. Entre los elementos decorativos hay orinales, servicios de
escritorio, instrumentos de la Imprenta Real, fragmentos de pavimento,109 un
escritorio de granito y mármol con forma elíptica y una mesa de pórfido.83

Galería y Salón de Hércules[editar]

La sala XXI o Galería.

La sala XXI se denomina Galería y da directamente hacia el Patio de los


Carruajes. Los espejos en las paredes están colocados entre lesenas de estilo
neoclásico,110 mientras que el mobiliario se compone de consolas de finales
del siglo XVIII de color blanco y oro, además de sillones que datan del decenio
francés,111 un centro de mesa de bronce dorado y porcelanas francesas del
siglo XIX.82
La sala XXII, el Salón de Hércules.

La sala XXII era denominada originalmente Sala de los Virreyes debido a que
albergaba los retratos de varios virreyes, pintados por Massimo
Stanzione y Paolo De Matteis.112 Transformada en salón de baile en el siglo
XIX, durante el reinado de Joaquín Murat recibió su nombre definitivo de Salón
de Hércules debido a que, tras su reorganización, fue decorada con copias en
yeso de las esculturas de la colección Farnesio, entre ellas el Hércules
Farnesio.112 La sala fue reorganizada de nuevo durante el reinado de los
Saboya y remodelada en 1956 tras los daños que sufrió durante los
bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, que hicieron que se tuviera que
reconstruir el techo.82 Las paredes están decoradas con una serie de tapices
colocados allí a finales del siglo XIX y fabricados por la Real Fábrica de Tapices
de Nápoles en estilo rococó y neoclásico entre 1783 y 1789, que tienen por
tema Historias de Eros y Psique y se inspiran en la fábula de Apuleyo. Fueron
realizados por Pietro Duranti a partir de cartones preparatorios
de Fedele y Alessandro Fischetti.110 Gran parte del pavimento está cubierto
por una alfombra de manufactura francesa de la segunda mitad del siglo XVII,
ya descrita en el inventario del mobiliario de Luis XIV de Francia pues se
encontraba en el interior de la Savonnerie del Louvre, y posteriormente fue
trasladada a Nápoles por Murat.113 Esta alfombra presenta decoraciones de
elementos vegetales y animales, a los que se añaden las cuatro partes del
mundo y las insignias de Francia y Navarra.112 Las consolas de estilo
neoclásico provienen de las antesalas, mientras que los adornos son un reloj
con caja de André-Charles Boulle, decorado con un Atlante que sostiene el
globo terráqueo, obra de Isaac Thuret; un jarrón de porcelana verde de Sèvres
con una viñeta que representa a Homero entre los alfareros de Samos,
de Antoine Béranger, donado a Francisco I en 1830;112 y dos jarrones
de porcelana de Limoges, datados en 1847, pintados en Nápoles por Raffaele
Giovine con viñetas que ilustran el momento de la abdicación de Carlos de
Borbón en favor de Fernando IV.114

Capilla Palatina[editar]

La sala XXX, la Capilla Palatina.

Véase también: Capilla palatina de Nápoles

La sala XXX es la Capilla Palatina, llamada también Capilla Real de la Asunción,


que fue construida en 1643 por Francesco Antonio Picchiatti y terminada en
1644, cuando se consagró a la Asunción.113 Utilizada para celebraciones
religiosas de la realeza y como sede de la escuela musical napolitana, fue
restaurada varias veces a finales del siglo XVII y durante todo el siglo XIX.
Fuertemente dañada durante la Segunda Guerra Mundial, fue desconsagrada y
dedicada a lugar de exposición de las vestimentas sagradas, guardadas
previamente en la sacristía.115 Se entra a la capilla atravesando un portón de
madera del siglo XVI proveniente del antiguo Palacio Virreinal.116 Su planta es
a nave única con tres capillas a cada lado; las decoraciones en estuco y
pictóricas son obra de artistas de la Academia de Bellas Artes de
Nápoles como Domenico Morelli,104 mientras que el altar mayor proviene de
la iglesia de Santa Teresa degli Scalzi y está realizado en piedras duras.115 En
la capilla se encuentra el pesebre del Banco di Napoli, compuesto por más de
trescientas piezas de los siglos XVIII y XIX.104
Jardines[editar]

Los dos Palafreneros de bronce presentes junto a la puerta del jardín.

El jardín del palacio real es lo que queda de los antiguos jardines del Palacio
Virreinal. Este jardín de paseo fue realizado en 1842 por el botánico
alemán Friedrich Dehnhardt9 aprovechando el espacio que se había creado
tras la demolición de algunos edificios utilizados como establos, situados entre
el palacio real y el Castel Nuovo. Está protegido por un ala nueva del palacio,
llamada de la Porcelana porque originalmente albergaba una fábrica de
porcelana, posteriormente trasladada a Capodimonte, y dedicada a
continuación a residencia de los infantes de los Borbones y luego a la biblioteca
nacional.117 El jardín tiene parterres diseñados con formas caprichosas y
sinuosas; entre las plantas que alberga se encuentran algunas especies locales
y otras exóticas, como Ficus macrophylla, Strelitzia nicolai, Persea indica, Pinus
canariensis, Magnolia grandiflora, Jacaranda mimosifolia y Cycas revoluta. Las
plantas están marcadas con carteles que informan de su fecha de
plantación.117 Todo el jardín está rodeado por una barandilla con puntas de
lanzas doradas. En 1924 Camillo Guerra realizó una escalera con forma de
exedra cerca de la puerta del jardín para proporcionar una entrada
independiente a la biblioteca nacional. A ambos lados de esta puerta hay
dos Palafreneros de bronce, obra de Peter Jakob Clodt von Jürgensburg, copia
de los realizados en San Petersburgo, regalo del zar Nicolás I en recuerdo de su
estancia en Nápoles en 1845, tal y como recuerda una placa.118
La fachada a lo largo de la Via Acton con los jardines colgantes.

Además, el palacio cuenta con un jardín colgante, al que se accede desde la


primera planta del apartamento real. Los primeros testimonios de este jardín se
remontan a algunos retratos de Francesco Cassiano de Silva de finales del siglo
XVII.119 Fue reorganizado en 1745 por De Lellis y posteriormente por Bianchi,
mientras que asumió su aspecto definitivo con la restauración de Genovese a
mediados del siglo XIX. Las principales plantas son Bougainvillea y
enredaderas; en el centro, entre el vestíbulo y el puente de hierro fundido, hay
una fuente y una mesa con chorros. Completan la obra bancos de mármol de
estilo neoclásico y parterres.119

Las establos son una estancia de unos mil doscientos metros cuadrados
caracterizada por su techo, que tiene dieciocho bóvedas apoyadas sobre una
fila central de pilares cuadrados. A un lado hay pesebres de caliza, mientras
que en el pavimento son todavía visibles las marcas dejadas por los
caballos.120 Más abajo hay un edificio construido en los años ochenta del siglo
XIX y usado como picadero. En esta zona están además las ruinas del antiguo
picadero y de las antiguas caballerizas, derribadas por Genovese, y, en una
zona ligeramente elevada, lo que antiguamente era el campo de tenis de
Humberto I de Saboya.120

Los hallazgos encontrados cerca de la entrada.


Durante la restauración de 1994, cerca de la taquilla, entre la entrada de la
Plaza del Plebiscito y la de la Piazza Trieste e Trento, en el que era el recorrido
original de entrada al palacio, se encontró, a aproximadamente un metro bajo
el nivel del suelo, un camino que formaba parte de los antiguos jardines del
Palacio Virreinal.9 Este camino fue construido con ladrillos dispuestos a
espinapez, con bloques de piedra volcánica en uno de los bordes y apoyado
contra un muro por el otro. Este muro tenía la función de contención de la
explanada sobre la que se encontraba el jardín, y data del siglo XVI. Su parte
inferior está realizada con bloques de tufo, y la superior, con bloques
de traquitasañadidos posteriormente.121

Poco más adelante se encontró un pozo rectangular, flanqueado por dos


depósitos de forma circular. Los estudios estratigráficos concluyeron que el
pozo está revestido en mampostería durante unos trece metros de
profundidad, a los que siguen otros dos metros y medio excavados
directamente en el tufo para llegar finalmente a una cámara cuadrada donde
se recogía el agua del acuífero; el fondo estaba recubierto por una capa de
limo de unos cuarenta centímetros de espesor. Tras el inicio de la construcción
del palacio real el pozo fue abandonado y utilizado como basurero. En su fondo,
durante una altura de unos cuatro metros, se hallaron materiales orgánicos —
gracias a la presencia de agua, que permitió su conservación— como huesos
de animales, restos de peces y moluscos, ramas y granos de fruta, y también
materiales de construcción como mayólica y madera trabajada, que han
permitido reconstruir el estilo de vida de esta época; posteriormente fue
rellenado con materiales de desecho hasta su borde.121
Biblioteca Nacional[editar]

Un pasillo de la biblioteca.

Véase también: Biblioteca Nacional de Nápoles

La Biblioteca Nacional de Nápoles, dedicada a Víctor Manuel III de Italia, se


encuentra desde 1923 en un ala del Palacio Real. Con más de dos millones de
textos es la biblioteca más importante del sur de Italia.122 Contiene mapas,
proyectos, dibujos, manuscritos, cartas y fondos de literatura, arte y
arquitectura, provenientes de la colección Farnesio y de otras colecciones
adquiridas en el curso de los años,123 así como los papiros provenientes de
la villa homónima encontrada en las excavaciones arqueológicas
de Herculano.124 Algunos de estos textos llevan la firma de destacados
artistas del panorama italiano como santo Tomás de Aquino, Torquato
Tasso, Giacomo Leopardi, Salvator Rosa, Luigi Vanvitelli y Giambattista Vico.125

Las salas que hoy albergan la biblioteca se usaban originalmente para celebrar
las fiestas de corte y fueron realizadas durante la restauración llevada a cabo
por Gaetano Genovese a mediados del siglo XIX. Algunas de estas salas
presentan decoraciones de estilo neoclásico, como por ejemplo el Salón de
Lectura, antigua sala de baile; la sala que alberga la sección de los manuscritos
y libros raros, con pinturas que recuerdan a los frescos pompeyanos, realizadas
por varios artistas de la Academia de Bellas Artes de Nápoles como Camillo
Guerra, Giuseppe Maldarelli y Filippo Marsigli;122 o la Sala Palatina,
originalmente Gabinete Físico, un laboratorio astronómico creado por voluntad
del rey.126

Teatro de San Carlos[editar]

Véase también: Teatro de San Carlos

Interior del teatro de San Carlos.

También pertenece al complejo del Palacio Real el teatro de San Carlos.


Construido por Giovanni Antonio Medrano, fue inaugurado el 4 de noviembre
de 1737, con ocasión del onomástico del rey.127 En el curso de los años ha
sufrido numerosas remodelaciones, tanto de la fachada como del interior. La
fachada, que en un primer momento presentaba líneas arquitectónicas
simples, fue modificada por Antonio Galli da Bibbiena en 1762, por Ferdinando
Fuga en 1768 y por Domenico Chelli en 1791, hasta asumir su aspecto
definitivo en estilo neoclásico con una planta baja almohadillada, una galería
de orden dórico en la primera planta y bajorrelieves tras las obras efectuadas
por Antonio Niccolini entre 1810 y 1812.128 El propio Niccolini restauró
también el interior en 1841 y posteriormente en 1861, tras un incendio, con la
ayuda de su hijo Fausto y de Francesco Maria Del Giudice. Ampliado en los años
treinta del siglo XX, el interior del teatro, que puede albergar a algo más de mil
trescientos espectadores, tiene forma de herradura y está adornado con
representaciones de putti, cornucopias y temas clásicos. La bóveda está
decorada con el fresco Apolo presentando a Mercurio los mayores poetas
griegos, latinos e italianos, obra de Giuseppe Cammarano.127 El telón data de
1854, fue realizado por Giuseppe Mancinelli y representa Musas y Homero
entre poetas y músicos.128 El teatro está conectado directamente al palacio
real mediante dos vestíbulos, uno en la planta baja, y el otro, privado, en
el piano nobile, con decoración neoclásica, y a través del jardín.127
Véase también[editar]
 Palacio Real de Capodimonte
 Palacio Real de Caserta
 Palacio Real de Portici
 Residencias reales borbónicas en Campania
 Piazza del Plebiscito
 Piazza Trieste e Trento
 Centro histórico de Nápoles
 Historia de Nápoles

Notas[editar]
1. ↑ El peperino es una roca volcánica característica de la zona de Nápoles.

Referencias[editar]
1. ↑ Saltar a:a b Porzio, 2014, p. 69 El nuevo palacio de los virreyes 19.↑ Casalegno, 1956, pp. 45-46
de Nápoles (1599-
2. ↑ Saltar a:a b c d Viceregno, 20.↑ Saltar a:a b Porzio, 2014, p. 70
1653)». Cuadernos de Historia
2015, p. 1
Moderna (30): 127-128. 21.↑ Saltar a:a b Porzio, 2014, p. 73
3. ↑ Porzio, 2014, p. 13 Consultado el 3 de octubre de 22.↑ Ferrara, Antonio (25 de mayo
4. ↑ Saltar a:a b Porzio, 2014, p. 17 2018. de 2013). «Ecco il nuovo Palazzo

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6. ↑ Saltar a:a b c d e f g h Touring10.↑ Porzio, 2014, pp. 18-21
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7. ↑ Raneo, José (1842). Libro donde p. 21
2012). «Riapre il teatrino di corte
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32.↑ Porzio, 2014, pp. 36-37 41.↑ Porzio, 2014, pp. 72-73 51.↑ Touring Club Italiano, 2008,
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45.↑ Porzio, 2014, pp. 41-42
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p. 43

I
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