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FUEGO Y MANIOBRA
BREVE HISTORIA DEL ARTE TÁCTICO
Folglore Ediciones
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Primera edición
© 2005, Jorge Ariel Vigo
© 2005, Folglore Ediciones
ISBN
I NTRODUCCIÓN
La Estrategia tiene un magnetismo especial para los expertos y el
público en general. Tratados acerca de su evolución, volúmenes ex-
plicativos, desarrollos teóricos y escritos descriptivos acerca de ella se
encuentran por doquier abarcando diversas disciplinas. Estrategia
militar, diplomática, empresarial, legal, comercial son moneda co-
rriente en la literatura académica y en el lenguaje de profesores, polí-
ticos, hombres de armas, periodistas o deportistas.
Su hermana menor, la Táctica goza de un empleo oral semejante
pero no ha recibido un igual trato erudito. Las obras que la estudian
la refieren a períodos o conflictos específicos circunscribiendo el aná-
lisis a su empleo circunstancial sin alegar nada respecto de su genéti-
ca y evolución. De similar manera los documentos técnicos,
esencialmente reglamentos militares, sólo tratan de sus métodos y
procedimientos actuales.
Esta desigualdad se ha traducido en una desventaja operativa.
Cada vez que se plantea un nuevo conflicto se levantan voces estra-
tégicas para explicar la forma de encararlo y arribar a una pronta solu-
ción del mismo; pero nada escuchamos acerca de cómo se realizarán
las tareas que, en conjunto nos llevaran a ese objetivo. Cierto es que
corresponde a la táctica establecer esos procedimientos, ya que la
táctica es acción. Pero la estrategia, que es idea, no debe apartarse
tanto del hacer como para no distinguir lo posibles de lo simplemente
imaginado. Si la estrategia es, como dice Alonso Baquer, “el decir de
un hacer” corresponde que conozca los límites posibles, actuales y
9
10 JORGE ARIEL VIGO
futuros de los recursos de acción, tanto para acatarlos como para ex-
tenderlos.
Es relativamente sencillo trazar una campaña estratégica de
bombardeo, pero es tácticamente complejo realizarla produciendo el
mínimo daño colateral y previendo el amparo de los cientos de refu-
giados que ella producirá. Una estrategia de armas combinadas puede
llevar a un gran ejército a Bagdad, pero si no se atiende a la respuesta
táctica obvia del enemigo derrotado -la guerrilla y el terror- de nada
valdrá la victoria pues el número de bajas propias será superior des-
pués del cese de fuego.
La Táctica es la disciplina que provee a la estrategia no sólo del
medio de acción, sino también de parte de la información necesaria
para actuar. El problema de los refugiados de guerra es muy antiguo y
los hombres involucrados en los sitios lo conocían: Vercingetórix en
Alesia (52 a.C.) expulsó a los no combatientes de su posición por falta
de alimentos, y en repetidos sitios medievales se registran nubes de
refugiados entre las murallas de los sitiados y las trincheras de los
sitiadores. El recurso del terror y la guerrilla es repetidamente habi-
tual en un vencido, bástenos con recordar los movimientos de resis-
tencia surgidos en Francia, Holanda o Rusia durante la Segunda
Guerra Mundial.
En un estado nacional la política, asociada a la ética, traza los ob-
jetivos nacionales a partir de la identificación de los intereses vitales
de la nación. Nada dice la política acerca de cómo lograr esos objeti-
vos, pues esa es tarea de la estrategia. A ella le corresponde establecer
los caminos de acción para alcanzar las metas fijadas diciendo qué es
lo que hay que hacer. La táctica por su parte es el procedimiento de
la acción que recorre los rumbos trazados por la estrategia. La relación
sistémica de subordinación es entonces evidente.
El conocimiento Táctico resulta imprescindible para la elabora-
ción de una estrategia adecuada. No es aconsejable desarrollar estra-
tegias que empleen procedimientos tácticos poco conocidos o
desconocer los requerimientos operativos y sus consecuencias. Aun-
que es habitual admitir que los errores tácticos tienen solución en el
campo estratégico y que ese remedio no funciona a la inversa, no
podemos desconocer que en nuestra época donde los medios de co-
municación masiva han reducido la dimensión temporal de la estrate-
gia, los alcances y efectos de las acciones tácticas pueden comprender
rápidamente resultados irreversibles. La guerra opera hoy dentro de
la ética que marca el Derecho Internacional Humanitario, su conoci-
miento y manejo es imprescindible para todo militar profesional; en
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ese sentido una acción táctica que afecte los valores protegidos por
esas normas alcanzaría resultados dañosos en el ámbito estratégico
que podrían arruinar una campaña o todo el plan de guerra.
El conocimiento Táctico es entonces indispensable no sólo desde
la necesidad del combate sino también a partir de su manejo concep-
tual integrado al sistema estratégico. Esa integración sólo puede lo-
grarse mediante una cabal comprensión del fenómeno táctico y su
genética evolutiva. Ésta responde al modelo social en que se aplica la
Táctica; modelo que determina a su vez el diseño del instrumento
militar y su empleo Estratégico, lo que permite una apropiada com-
posición sistémica de ambos fenómenos.
Para comprender el fenómeno táctico debemos integrar las con-
diciones sociales, económicas y políticas donde éste se produce, reco-
nocer su manifestación procedimental e identificar las causas que
generaron su creación. Con relación al primer requerimiento hemos
decidido dosificar su análisis a sus más destacadas influencias. En
referencia al resto expondremos en detalle los métodos y formas de
empleo tácticos así como sus organizaciones, siguiendo las causas y
efectos en miras a relacionarlos de forma evolutiva y continuada.
Con este enfoque emprendemos el estudio histórico de la Táctica
a través de su evolución y desarrollo. Antes de avanzar en tal sentido
es conveniente que establezcamos cuáles son los elementos esencia-
les que integran el combate y con qué términos y alcances nos referi-
remos a ellos.
Estrategia
Es este uno de los conceptos más difíciles de tratar. En su aplica-
ción más amplia podemos coincidir con Williamson Murray en que la
“…estrategia es un proceso, una constante adaptación a los cambios
de condiciones y circunstancias en un mundo donde el azar, la incer-
tidumbre y la ambigüedad dominan.”1
Focalizándonos en la estrategia militar podemos decir que esta es
“…el arte y ciencia del empleo de las fuerzas armadas de una nación
o alianza para asegurar objetivos políticos mediante la aplicación o
amenaza de la fuerza.”2, definición que coincide con la de Liddell
Hart “el arte de distribuir y aplicar los medios militares para alcanzar
los fines de la política.”3 En igual sentido Clausewitz la definía como
“el arte de emplear las batallas como medios para ganar el objetivo de
guerra.”
La estrategia militar será entonces el arte y ciencia de responder a
los objetivos fijados por el poder político mediante el empleo de las
batallas y más específicamente se referirá a la disposición de los ele-
mentos del instrumento militar antes y después de las batallas. La
estrategia militar será el criterio con que un comandante debe guiar
sus tropas para que alcancen el campo de batalla en la situación más
ventajosa posible.
Operacional
Esta última concepción de la estrategia es de aplicación a un con-
cepto relativamente nuevo que es el del arte operacional. Hasta antes
de la Segunda Guerra Mundial no se distinguían de la estrategia cues-
tiones como la situación que debía producirse en el teatro de guerra
para alcanzar el objetivo estratégico, qué acciones producían esa si-
tuación o con qué recursos se alcanzaba. Después de ese evento béli-
co se creó a instancias de la doctrina soviética la categoría operacional
que en suma consistirá en “…el empleo de las fuerzas militares para
alcanzar objetivos estratégicos en un teatro de guerra o teatro de ope-
raciones a través del diseño, organización, y conducción de campañas
y operaciones mayores.”4
1 Murray, W., 1994 “The Making of Strategy. Rulers, States and War”, pg 1,
New York, Cambridge University Press
2 Department of Army, 1986, FM 100-5 Operations, pg 9, Washington
3 Liddell Hart, B.H., 1954, “Strategy”, pg 321, New York, Meridian
4 Department of Army, 1986, FM 100-5 Operations, pg 10, Washington
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Táctica
Por debajo del nivel operacional hace su aparición la táctica como
“…la disposición para, y control de, fuerzas militares y técnicas en el
combate …estrategia es el arte de conducir la guerra, táctica es el arte
de pelear.”5
Antiguamente en Grecia taktika se refería solamente al ordena-
miento de las tropas en batalla. Con el tiempo la evolución y la nece-
sidad ampliaron su alcance orientándola hacia la obtención de
ventajas para explotar las vulnerabilidades del enemigo dentro del
campo de batalla. Así incluye técnicas ofensivas y defensivas, el em-
pleo de las armas, la movilidad y dispocición de las tropas en comba-
te. El Mariscal Marmont la definía como el “arte de manejar las
tropas sobre el campo de batalla, y maniobrarlas sin confusión…es la
ciencia de la aplicación de las maniobras.”6
En la actualidad se reconocen dos niveles tácticos, el superior que
involucra la coordinación de operaciones de grandes unidades y el
inferior que refiere a los métodos de empleo de las unidades en com-
bate. El nivel superior ocupa una zona de definición dinámica con el
operacional.
Los niveles estratégico, operacional y táctico se integran dentro
de un sistema donde los objetivos superiores determinan la identifi-
cación de los objetivos inferiores. Mientras la estrategia identificará el
mejor objetivo para el empleo del instrumento militar en miras a
ganar la guerra en los términos buscados por la política, el nivel ope-
racional establecerá el lugar y el tiempo en que las batallas deban
librarse para lograr las metas estratégicas y la táctica fijará el método
de combate a aplicar en las batallas formuladas por el nivel operacio-
nal. Del mismo modo que los objetivos de cada nivel se hallan entre-
lazados, también deben guardar relación los procedimientos y
métodos de cada categoría.
En el análisis histórico generalmente se ditinguen las situaciones
estratégicas y las tácticas, los restantes niveles corresponden a necesi-
Logística
La logística es el arte de abastecer y transportar a las fuerzas ar-
madas. Es uno de los elementos críticos de la ciencia militar. No es
posible desarrollar ni siquiera un plan bélico de cualquier nivel sin
tener en cuenta los alcances y limitaciones que la logística impone.
Como reza un viejo adagio los aficionados hablan de estrategia, los
profesionales estudian la logística.
Inteligencia
Es el procesamiento, análisis y distribución de la información ne-
cesaria para emprender una operación militar. Comprende los tres
niveles básicos: inteligencia estratégica, operacional y táctica.
Mando
“Es la acción que ejerce el jefe sobre los hombres que le están
subordinados con el objeto de dirigirlos, persuadirlos e influir sobre
ellos de tal manera de obtener su voluntaria obediencia, confianza,
respeto y leal y activa cooperación tanto en el desempeño de una
función como en el cumplimiento de una misión.”7
Comando
“Es el ejercicio de la autoridad y responsabilidades legales sobre
una organización militar. Es una función del grado y cargo que está
prescripta, regulada y limitada taxativamente por las leyes y regla-
mentos militares.” 8
Conducción
“Es la aplicación del comando a la solución de un problema mili-
tar. La conducción es un arte, una actividad libre y creadora que se
apoya sobre bases científicas. Cada tipo de problema militar a resol-
ver, requerirá la aplicación de técnicas particulares.”9 Tal vez debiera
incluirse en el concepto la gravitación del mando en la conducción.
Principios de la Conducción
“Los principios de la guerra son los que han orientado a los gran-
des Capitanes de quienes la historia nos ha transmitido los grandes
hechos.” (Napoleón).”A causa de la falta de principios firmes y sensa-
tos, se cae en los cambios continuos, sea que se trate de organización,
de formaciones, de maniobras.” (Lloyd).10
Originalmente conocidos como los principios de la guerra y mo-
dernamente llamados de la conducción, consisten en un número de
guías que contienen la esencia de los mejores consejos para la con-
ducción de acciones militares. En nuestro país son once:11
Voluntad de Vencer
Disposición para empeñar todos los recursos disponibles en la
búsqueda del éxito. Implica empeño moral y vocación de sacrificio.
Objetivo
Propósito o finalidad que se persigue alcanzar. Debe estar clara-
mente definido y comunicado. Debe ser decisivo y obtenible con los
medios disponibles
Ofensiva
Disposición para actuar contra el enemigo, buscando destruirlo o
capturarlo en toda circunstancia, aún en la inferioridad numérica o de
condiciones.
Maniobra
Ejecución de un conjunto de actividades mediante las cuales se
buscará colocar en situación ventajosa a las propias tropas frente al
enemigo.
Libertad de Acción
Facultad de aplicar el poder de combate disponible según la pro-
pia intención, sin que el enemigo pueda impedir que así suceda.
Unidad de Comando
Conferir a un único comandante toda la autoridad necesaria para
asegurar la unidad de esfuerzos.
Economía de Fuerzas
Dosificar cuidadosamente el poder de combate disponible.
Masa
Aplicación de un mayor poder de combate relativo en el momen-
to y lugar apropiados para obtener resultados decisivos.
Sorpresa
Actuar contra el enemigo en un momento, lugar, forma y/o me-
dios inesperados.
Seguridad
Conjunto de medidas destinadas a prevenir la sorpresa, preservar
la libertad de acción y negar al enemigo información.
Simplicidad
Evitar todo aquello que resulte complicado y superfluo, tanto en
la concepción como en la ejecución de las operaciones, de modo que
se reduzcan los riesgos de desentendimiento y confusión propios del
combate.
FUEGO Y MANIOBRA 17
Liddell Hart por su parte considera que los principios que rigen
la guerra se resumen en la palabra ‘concentración’, refiriéndose a la
‘concentración de la fortaleza contra la debilidad’. Del mismo modo
enuncia sus propios axiomas:
1. Positivos
a. Ajuste sus fines a sus medios
b. Tenga su objetivo siempre en mente
c. Elija la línea de menor expectativa
d. Explote la línea de menor resistencia
e. Tome la línea de operaciones que ofrezca objetivos alternativos
f. Asegúrese que tanto el plan como sus disposiciones sean flexi-
bles, adaptables a las circunstancias
2. Negativos
g. No se arroje a la lucha mientras su oponente esta en guardia
h. No renueve un ataque a través de la misma línea o en la misma
forma después de que el primero ha fallado13
L A TÁCTICA EVOLUTIVA
La táctica es un sistema cuyo fin es el de multiplicar la potencia
de combate de una unidad militar.
La táctica consiste en el empleo, despliegue, dirección y coordi-
nación de fuerzas militares con el objeto de derrotar al enemigo. Para
el logro de este cometido se deben considerar algunos elementos
esenciales a su operación. La manera en que las tropas se formen para
combatir, el modo en que una fuerza emplee su potencia de lucha, la
capacidad para desplazarse en el campo de batalla y la habilidad para
detectar al enemigo y en lo posible no ser detectado, conforman estos
componentes fundamentales cuya combinación adecuada hacen de la
táctica un procedimiento óptimo.
L A GUERRA PRIMITIVA
En la vida del hombre prehistórico la guerra tenía un carácter
ocasional. La abundancia de territorios de los cuales obtener recursos
y la escasez de pobladores del planeta hacía que los encuentros entre
individuos fueran esporádicos, y más ocasional aún que se disputasen
la posesión tierras o riquezas.
Cuando estos encuentros ocurrían asumían un formato particular
que estaba íntimamente ligado a las sociedades en conflicto, caracte-
rística ésta permanente en la definición de las guerras. Las sociedades
primitivas, hasta donde se ha podido conocer y especular, no tenían
capacidad para centralizar sus acciones y decisiones, es decir que
podían concentrar sólo alguno de sus recursos en la obtención de un
logro específico e inmediato. La descentralización las privaba de
poder formular políticas que respondieran integralmente a las necesi-
dades de la sociedad, de allí que los intereses involucrados en los
conflictos fuesen generalmente individuales y fragmentarios basados
en principio en la ofensa al jefe o a algún tabú tribal14. La incapacidad
de formular ideas y criterios unificadores impedía la enunciación de
cualquier concepto estratégico o táctico, implicando entonces la im-
posibilidad de determinar objetivos y de establecer los métodos para
alcanzarlos.
14 Ver el, interesante análisis de Dawson, D., 1996, “The origins of western
warfare”, Boulder, Colorado, Westview Press
23
24 JORGE ARIEL VIGO
15 Ver Keegan, J, 1987, “The mask of command”, New York, Penguin Books
y 1993, “Historia de la Guerra”, Barcelona, Editorial Planeta
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L A E VOLUCIÓN DE LA DOCTRINA EN
LA ANTIGÜEDAD
Una de las primeras preocupaciones de los antiguos soldados de-
bió ser cómo enfrentar un evento tan peligroso y constante como la
guerra. La respuesta fue la de tomar en consideración estas caracterís-
ticas, además de su complejidad y especialidad y crear ejércitos per-
manentes. Es decir personal cuya única función fuese la de trabajar
en y para la guerra.
26 JORGE ARIEL VIGO
La Guerra Helénica
Los guerreros griegos más antiguos, como los de la legendaria
Guerra de Troya, alrededor del 1.200 a.C. poseían ejércitos similares
a los antes descriptos y aún conservaban ciertos rasgos rituales, como
la lucha entre campeones relatada en varios pasajes de la Ilíada de
Homero.
Cuando Grecia devino en una multitud de ciudades-estado, se
atomizaron con ellas los recursos disponibles, no se poseían los gran-
des medios económicos de los que disfrutaban los imperios orienta-
les. Egipto, Persia y otros antes que ellos dominaban grandes
territorios proveedores de recursos para la guerra, entre ellos una gran
población. Las ciudades-estado griegas no gozaban de estos medios y
sus soldados eran los mismos ciudadanos cuyo trabajo sostenía la
economía de la ciudad.
Esta situación aporta dos elementos nuevos sobre la guerra, por
un lado el soldado combatiente es ahora también un decisor de la
política del estado y por el otro la doble función económica y militar
del ciudadano reduce el tiempo disponible para la guerra.
Los griegos combinaron estos elementos en una organización
llamada falange diferente a la falange sumeria. La Falange Griega
formaba igual que su antecesora pero la cohesión de la formación
estaba basada en que sus integrantes eran todos ciudadanos con dere-
chos iguales y que confiaban en el apoyo mutuo que se brindaban. Es
esta la característica fundamental de la falange griega, el soldado
pelea por su sociedad. En cuanto a la restricción temporal los griegos
dejaron de lado la lucha por desgaste y establecieron el criterio de
que la guerra debe ser feroz, rápida y decisiva. El griego no va a lu-
char para hacer huir a su enemigo sino para destruirlo.
El soldado griego se llamaba Hoplita. Contaba con una armadura
de torso de metal o lino, grebas, y casco de metal. Portaba un escudo
redondo capas de cubrirlo desde la barbilla hasta las rodillas, y de
proteger el flanco libre del soldado a su lado. En principio sus armas
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Filipo y Alejandro
Los soldados de la antigüedad eran de tres categorías: los Milicia-
nos, reclutados voluntariamente como en Grecia o por la fuerza como
en los antiguos imperios, que prestaban servicio ocasionalmente y
ante la inminencia de un hecho bélico; los Soldados Profesionales que
servían a su estado haciendo de ello su medio de vida y los Mercena-
rios que vendían sus servicios a quien los necesitase. Los tres tipos
combatían en conjunto en los ejércitos de la época pues era raro en-
contrar una fuerza absolutamente pura. Además en la reunión de las
fuerzas combatientes todavía se atendía más a la capacidad y calidad
de lucha que el soldado podía aportar que a los perfiles morales de
cohesión que cada categoría proporcionaba.
Probablemente el primero que comprendió que cada categoría
poseía una fuerza moral propia fue Filipo de Macedonia. Este rey
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Roma
Como decíamos la falange romana había incorporado todo el sis-
tema de armas griego con alguna adaptación local. En primer lugar el
equipamiento del soldado era irregular dependiendo de su fortuna
personal, así las clases altas adineradas nutrieron la caballería, las
clases medias a la infantería pesada y las clases pobres a las tropas
ligeras. Es esto una distinción que viene de la profundidad de la his-
toria, ya en Asiria y Akad existían estas distinciones sociales que per-
durarán por siglos.
Como rasgo particular en busca de facilitar el reclutamiento, el
ejército se organizó en “Centurias” como unidad administrativa y en
“Legiones” como unidad de combate, reuniendo cada legión 40 cen-
turias, es decir unos 4.000 soldados.
Tácticamente operaban como la falange griega, con poca movili-
dad, una capacidad de maniobra casi nula y confiados en que la soli-
dez y cohesión de los soldados era la llave del éxito; el ejército que se
mantuviese unido por más tiempo tenía asegurada la victoria. Esta
formación resultaba útil para combatir contra los enemigos locales,
incluso aquellos que contaban con profusa caballería.
Esta adopción de la falange debe ser comprendida a la luz de una
monarquía donde los ciudadanos tenían una participación importante,
del mismo modo que sucedía en los modelos políticos griegos. No
olvidemos que la cohesión de la falange depende de la fe y la con-
fianza que une a sus integrantes, y eso sólo se consigue contando con
ciudadanos-soldados.
Hacia el 406 a.C. Roma comenzó una guerra contra los etruscos
de la ciudad de Veii. Esta ciudad estaba fortificada lo que obligó a
establecer un sitio que duró por años. Los reclamos plebeyos forzaron
al estado a instaurar un salario para los soldados. Esto constituyó el
primer paso hacia la profesionalización del soldado romano. Además
permitió la estandarización de las armas y equipos, el servicio militar
de largo plazo y, con él, la promoción de rangos sobre la base de la
capacidad y habilidad, y no en la riqueza del soldado.
Este cambio se atribuye a Furius Camillus, responsable también
del cambio de la Falange-Legión a la Legión Manipular. Las guerras
sostenidas por Roma desde sus comienzos se habían librado sobre la
Italia costera, en planicies que favorecían el uso de la falange. Sin
embargo cuando las luchas los llevaron hacia el interior de la penín-
sula, las regiones montañosas restaban eficacia a la rigidez de la falan-
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19 Hans Delbrück, “History of the Art of War, Volume II: The Barbarians
Invasions”, University of Nebraska Press, Lincoln, pg. 213
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20 Hans Delbrück, “History of the Art of War, Volume II: The Barbarians
Invasions”, University of Nebraska Press, Lincoln, pg. 217
21 Jones, Archer, The Art of War in the Western World, Oxford University
Press, Oxford, pg. 93
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E VENTOS DESTACABLES
Meggido 1479 a. C.
Tutmosis III, probablemente el primer verdadero Faraón con ap-
titudes de General, comienza campañas de expansión invadiendo
Palestina, Israel y Siria. Crea un Ejército con un adiestramiento más
regular y permanente y lo organiza en cuatro cuerpos con asiento en
cuatro ciudades: el Cuerpo Amón en Tebas; el Cuerpo Re en Helió-
polis; el Cuerpo Ptah en Memphis y el Cuerpo Seth en Pi-Ramsés.
Este ejército permanente tenía capacidades de inteligencia e ingenie-
ros y un sistema de Comando desarrollado. La logística comprendía
almacenes avanzados y el ejército contaban con sus propios medios
de transporte de víveres y materiales22.
En esta época las intenciones estratégicas eran de carácter públi-
co debido a que los gobernantes no ocultaban sus decisiones a sus
gobernados, ni disimulaban sus movimientos militares; por otra parte
esas maniobras hubieran resultado inútiles en razón que los lentos
movimientos y las grandes distancias hacían imposible la ocultación
durante el tiempo necesario de las decisiones estratégicas.
Desplazándose unos 400 kilómetros desde su base por tierras
principalmente áridas Tutmosis III llega a Meggido en el norte de
Israel y descubre anticipadamente la concentración enemiga y los
accesos posibles al campo de batalla La inteligencia táctica se recoge-
ría de las vanguardias del ejército, recordemos que en aquellas épocas
la exploración y el reconocimiento no eran actividades que se desa-
rrollaran con método y en la mayoría de los casos se destacan por su
ausencia. Los ejércitos antiguos habitualmente se “buscan” el uno al
otro sobre vías de comunicación directa y alrededor de ciudades o
lugares considerados importantes para ambos bandos; todo ello armo-
niza con un modelo táctico primitivo y de escasa creatividad. De he-
cho las avanzadas eran innecesarias debido a que los combates eran
casi concertados toda vez que entre el avistamiento del enemigo y la
preparación del dispositivo de combate pasaban horas, lo que impedía
la sorpresa.
Qadesh 1300 a. C.
Ramsés III emprendió la campaña de Qadesh con un ejército or-
ganizado como hemos descrito. De esa campaña es interesante apre-
ciar que la información tomada a pasantes y prisioneros fue recogida
por interrogatorios realizados por el propio Faraón.24
El ejército había avanzado en una línea de dirección sur a norte,
según su tradicional división de cuatro cuerpos separados éstos por
una distancia de unos 10 kilómetros. El Faraón acampaba con el pri-
mer cuerpo de marcha, Amón, cuando conoció de la cercanía de las
tropas hititas en Qadesh; en ese momento las avanzadas de carros
enemigas atacaban el flanco y prácticamente desbandaban al segundo
cuerpo Re. La vanguardia de este cuerpo huyó hacia delante para
alcanzar el campo del Faraón; al recibirlos ya se apreciaba hacia el
oeste el avance de los carros hititas reorganizados después del ataque.
En esta situación el Faraón ordena al cuerpo Amón preparase para
recibir el golpe, mientras él mismo se pone al frente de los carros para
contraatacar. Estando en eso ordena que se llame en ayuda a los res-
tantes cuerpos; se envía al Visir, con orden de supervisar la marcha
del tercer cuerpo antes de recurrir al cuarto.25
Marathon 490 a. C.
Durante la Primera Guerra Médica las tropas persas habían con-
seguido ocupar Tracia y Macedonia en el 492 a. C., dos años después
una fuerza al mando de Datis y Artafernes compuesta de 14.000 sol-
dados a pie y 1.000 jinetes desembarcaba en las playas de Marathon a
40km de Atenas. Estas playas están rodeadas de montañas con esca-
sos accesos, lo que facilitaba el desembarco cubriendo cada uno de
ellos con unos pocos arqueros.
Los griegos reunieron 10.000 hoplitas atenienses y 1.000 plateos,
bajo el mando del Polemarca (Comandante en Jefe) Calímaco y diri-
gidas por el Strategos (General) ateniense Milcíades. Alcanzaron la
concentración persa el 12 de septiembre de 490 a. C.
Milcíades sabía que si exponía sus flancos, la caballería persa po-
dría atacarlos y destruir a su ejército mientras los arqueros a pie lo
batían con sus flechas. La debilidad de la falange y la falta de caballe-
ría hizo que buscase en el terreno una posición desde donde combatir
con ventaja. Se aproximó a los persas a través del valle de Vrana que
se interponía en el camino hacia Atenas, y decidió apoyar los flancos
en sus laderas. “El valle era…muy ancho para el pequeño ejército
ateniense, a pesar de los abatíes, Milcíades no podía dar a la falange la
profundidad que deseaba, pero hizo el centro más débil y las dos alas
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más fuertes, con ello, cuando saliese de su posición protegida, las alas
podían oponerse a los posibles ataques de flanco de la caballería per-
sa”26 Desde esta posición decidió esperar los refuerzos solicitados a
Esparta.
Los persas asumieron un dispositivo linear similar pero mante-
niendo equilibrados centro y alas. Bloqueados en las playas los persas
tenían algunas alternativas. Una posibilidad era aprovechar la flota,
reembarcar y buscar otra playa, pero podían ser atacados mientras
subían a los barcos. Otra alternativa era dividir sus fuerzas e intentar
salir por otro paso y luego atacar a los griegos por detrás, era una al-
ternativa interesante pero las fuerzas estaban muy equilibradas y
hubiese sido necesario casi el doble de tropas para evitar los riesgos
de una ataque. La única alternativa viable era atacar frontalmente a
los atenienses, contando que hasta el momento ninguna fuerza griega
había resistido el embate persa..
La mayoría de los soldados asiáticos eran arqueros y los griegos
carecían de ellos, por lo que para aprovechar la ventaja del cuerpo a
cuerpo los atenienses debían atravesar rápidamente el campo de tiro
persa. Milcíades esperó a que los asiáticos se moviesen se pusieran
ambas fuerzas a tiro de flecha, unos 150 metros. Según parece los
griegos avanzaron entonces a paso veloz ya que es dudoso que hayan
corrido pues eso habría desbaratado la formación en falange. El centro
ateniense llevó la peor parte siendo contenido por los persas, pero
ello facilitó la penetración por las alas reforzadas que, luego de desba-
ratar las enemigas se volvieron hacia el centro envolviéndolo. La
caballería persa no alcanzó a reponerse de choque y el centro perma-
neció inmóvil igualmente estremecido.
Las perdidas persas alcanzaron los 6.400 muertos, los griegos per-
dieron unos 1.000 hombres entre ellos Calímaco.
En esta batalla se aprecian los dos sistemas enfrentados: la lucha
por el fuego y el combate cuerpo a cuerpo. El fuego cobró su privile-
gio contra el centro griego más débil, sin embargo las alas más nume-
rosas pudieron soportar las bajas hasta alcanzar el combate a corta
distancia. El atravesar el campo de fuego enemigo es otro de los pro-
blemas fundamentales del arte táctico de la guerra y lo veremos repe-
tirse en la historia con frecuencia.
Platea 479 a. C.
Después de Marathon Xerxes, el rey persa, abandonó Grecia de-
jando a Mardonio al mando de un ejército de 80.000 hombres, entre
los que se contaba la caballería pesada y hoplitas mercenarios de gre-
cia, para que lanzase una nueva campaña contra Atenas y el Pelopo-
neso.
Los griegos reunieron una fuerza de 5.000 hopitas espartanos,
8.000 atenienses y 23.500 de otras ciudades acompañados por 35.000
soldados de infantería ligera, en total 68.500 soldados al mando del
general espartano Pausanias. El plan estratégico consistía en llevar
este ejército hasta el monte Cithaeron cerca de Platea al sur de Te-
bas, interponiéndose al avance persa hacia el sur. Una predicción del
oráculo decía que los persas serían derrotados en suelo ateniense por
lo que los plateos removieron las piedras que señalaban el límite
entre las dos ciudades.
Ambos ejércitos se encontraron en el sitio fijado por los griegos
separados por el curso de agua del Asopos. Los griegos contaban con
la ventaja de un terreno difícil para la caballería, pero los persas goza-
ban de la superioridad táctica de poder combatir en campo abierto.
Aprovechando esta ventaja la caballería persa atacó a las fuerzas grie-
gas antes de que alcanzasen a desplegar completamente, pero sin el
apoyo de la infantería debieron retirarse y regresar a su campamento
del otro lado del Asopos. Los ejércitos permanecieron así vigilantes
durante algunos días.
Los griegos estaban cortos de agua por lo que Pausanias decidió
adelantar su posición más cerca del río y apoderarse del pozo de agua
de Gargafia. La maniobra no resultó feliz, los arqueros persas desde el
río dominaban el pozo y la caballería podía lanzar pequeños golpes de
mano para interceptar los suministros provenientes de Atenas.
Pausanias, que mandaba un ejercito formado principalmente por
milicianos que estaban ansiosos de regresar a casa, sabía que no podía
sostenerse en ese lugar por lo que decidió retomar su antiguo lugar de
batalla. Para evitar ser atacado el ejercito griego se replegaría durante
la noche. La marcha se realizaría en tres grupos el ala derecha com-
puesta de espartanos sería la vanguardia, el centro integrado por los
soldados de varias ciudades la seguiría, y los atenienses cerrarían la
marcha. De este modo conservarían sus posiciones de combate.
Al caer la noche el grupo central se extravió terminó frente a los
muros de Platea. Los atenienses no se movieron pues los espartanos
48 JORGE ARIEL VIGO
pletaba con dos cuerpos de arqueros curvados en las alas de las tropas
macedónicas.
En las alas propiamente dichas se dispuso, a la derecha los Com-
pañeros, la caballería mercenaria de Menidas y y la de Peonia de
Aretas, bajo el mando directo de Alejandro; a la izquierda formó la
caballería de Tracia y Tesalia a órdenes de Parmenio.
La batalla comenzó con el sol alto, las tropas de Darío sobrepasa-
ban por los flancos la extensión del ejército macedonio. Alejandro con
la intención de flanquear al enemigo comenzó a desplazar su caballe-
ría hacia su derecha, imitada por la caballería persa que moviéndose
en la misma dirección evitaba el envolvimiento. Esta maniobra lleva-
ba a parte del ejército persa fuera del terreno que Darío había prepa-
rado especialmente para el combate. Mientras esto ocurría el resto de
la línea macedonia avanzaba hacia el enemigo.
Al no poder realizar el envolvimiento Alejandro envió al ataque a
su caballería mercenaria, la caballería pesada persa contraatacó obli-
gando a Alejandro a comprometer a la caballería de Peonia con lo que
se estabilizó la situación. Pese a la superioridad del enemigo la caba-
llería de Alejandro se lanzó repetidamente al ataque hasta que logró
quebrar a los jinetes persas.
Mientras esto ocurría, Darío lanzó sus carros contra la derecha del
centro macedonio. Al igual que en la batalla de Cunaxa las tropas
occidentales abrieron filas para dejar pasar los carros mientras los
atacaban con flechas y jabalinas, lo que terminó por deshacer comple-
tamente el ataque.
Al apreciar Darío el fracaso de sus carros y el rechazo de su ala iz-
quierda, lanzó contra ese sector, por donde avanzaba Alejandro, a la
caballería persa del centro. Esta maniobra provocó una brecha en la
línea oriental la que Alejandro aprovechó lanzándose a través de ella
con parte de su caballería, seguido por la infantería macedonia del
centro. La caballería persa era pronto dispersada por los jinetes al
mando de Aretas.
Mientras tanto en el flanco izquierdo Parmenio no había tenido
tanta suerte. El ataque de Alejandro había abierto una brecha entre el
centro y el ala izquierda por la cual la caballería persa se lanzó al ata-
que, una parte se dirigió hacia el campamento macedonio para sa-
quearlo y otra tomó por su flanco interno a Parmenio; este ataque
recibió el apoyo de más caballería oriental que atacaba por el frente.
En esta situación Parmenio solicitó ayuda a Alejandro, el que con su
caballería marchó a través del campo de batalla en su auxilio. En
tanto la segunda línea de infantería pesada macedonia se había divi-
FUEGO Y MANIOBRA 53
patas de los paquidermos y además tenían otra larga con una canasta
en llamas que se elevaba la altura de los ojos del elefante.
En esta batalla Pyrro reunió cerca de 70.000 hombres contra un
número igual de romanos al mando de los Cónsules Sulpicius Saverio
y Decius Mus. Poco se conoce de esta batalla con seguridad pero
parece ser que al igual que Heraclea el combate resultó ser parejo
hasta que los infantes de Pyrro lograron cerrar una brecha en su dis-
positivo enviando a los elefantes con los arqueros intercalados entre
ellos. Los carros de bueyes romanos fueron deshechos por la infante-
ría ligera del Epiro,
Aunque triunfante las bajas de Pyrro fueron tan elevadas que ha-
bría señalado que con otra victoria como esta, los romanos ganarían la
guerra.
Bagradas 255 a. C.
Durante la Primera Guerra Púnica los romanos intentaron atacar
Cartago, enviando a Túnez a Marcus Attilius Regulus con cuatro
legiones. Los cartagineses carecían de murallas en la ciudad y envia-
ron a 12.000 infantes, 4.000 jinetes, y 100 elefantes al mando del ge-
neral espartano Xanthipo a rechazar al invasor.
Regulus advirtiendo la presencia de los paquidermos formó los
manípulos de cada línea uno detrás de otro, abandonando la forma-
ción en tablero; de este modo cuando las bestias atacaron atravesaron
las legiones por los pasillos libres dejados por este dispositivo. Sin
embargo la ingeniosa formación permitió que la caballería púnica
penetrase las legiones atacando los manípulos por sus flancos.
Aunque resultase una derrota vemos que las formaciones del pe-
ríodo eran flexibles a sus comandantes y que los mismos se preocu-
paban por dar soluciones tácticas en el campo de batalla. La idea de
Regulus la empleará Escipión el Africano en la batalla de Zama con-
siguiendo una brillante victoria.
Telamon 225 a. C.
En un intento de contener la expansión de Roma las tribus de la
Galia reunieron un ejército de 50.000 hombres e invadieron Etruria.
En su avance destruyeron un ejército romano en Clusium, pero en el
cabo Telamon fueron atrapados entre dos fuerzas romanas.
FUEGO Y MANIOBRA 57
Metauro 207 a. C.
Roma se vio enfrentada a dos ejércitos cartagineses. En el sur
Aníbal Barca y en el norte Asdrúbal Barca que acababa de cruzar los
Alpes. El senado romano nombró entonces a dos nuevos Cónsules par
enfrentar la amenaza. Marcus Livius Salinator marcharía al norte y
Gaius Claudius Nero hacia el sur.
Estando ya en posición la fuerzas romanas, Claudius Nero inter-
ceptó un mensaje de Asdrúbal a Aníbal proponiendo la reunión de
sus fuerzas en Ancona al sur del río Metauro. Tomó entoces 7.000
hombres, dejando el resto en vigilancia de Aníbal, y marcho al norte a
reforzar a Livius, en lo que se conoce como la primera operación por
líneas interiores de la historia.
Los romanos reunieron sus fuerzas al sur del río en una línea pa-
ralela al curso de agua, con las tropas de Nero en el ala derecha en
ángulo frente a un barranco que unía el Metauro con la línea de le-
gionarios. Asdrúbal atacó frontalmente comenzó a hacer ceder a Li-
vius, entonces Nero abandonó su posición y marchando por detrás de
la línea romana, la rodeó y ataco a los cartagineses por el flanco dere-
cho. El ejército púnico no pudo sobreponerse al sorpresivo asalto y
cayó derrotado con 10.000 muertos, entre ellos Asdrúbal.
Zama 202 a. C.
En Zama los romanos completaron el modelo intentado en Ba-
gradas. Escipión formó a sus legiones como Regulus para evadir el
ataque de los elefantes, pero aprendiendo de su enemigo refuerza su
caballería con los mejores jinetes númidas africanos para proteger sus
flancos.
Aníbal por su parte despliega a los elefantes por delante, en pri-
mera línea coloca a las tropas aliadas (galos), en segunda línea a los
60 JORGE ARIEL VIGO
Cynoscéfalos 197 a. C.
La batalla final de la Falange la librará Filipo V de Macedonia
contra las Legiones de Titus Quinctius Flaminius, en igualdad numé-
rica de tropas, unas 20.000, con expeción de algunos elefantes en el
campo romano.
Filipo encontrando al ejército romano decide dar batalla creyén-
dose en situación favorable, sin advertir que el terreno no es apto para
la rígida falange. Este inconveniente resulta en que mientra su ala
derecha combate victoriosamente a los romanos, su ala izquierda no
ha terminado de desplegar cuando es atacada por los elefantes y le-
gionarios, y puesta en fuga.
Un hecho hace interesante esta batalla. Un tribuno con 20 maní-
pulos decide girar a la izquierda y atacar el ala derecha de Filipo por
la retaguardia, lo que define el combate. Una muestra clave de la
flexibilidad de la Legión y de la capacidad militar de los conductores
romanos.
Farsalia 48 a. C.27
Las Guerras Civiles de Roma llevaron a enfrentar a la Legión con
ella misma. El campo de Farsalia luchó el ejército de Pompeyo, de
40.000 legionarios y 3.000 jinetes, con las tropas de Julio César,
30.000 infantes y 2.000 jinetes.
L A TÁCTICA EN LA ANTIGÜEDAD
Durante el período hemos observado que las fuerzas han tomado
como elemento central de combate la concentración para aplicar la
masa física de sus fuerzas contra el enemigo, explotando la maniobra,
especialmente el envolvimiento, como multiplicador de esa potencia.
La idea de maniobra además manifiesta una preocupación por la
identificación del punto débil del dispositivo enemigo para emplear
allí la masa de decisión. Con ello también se aprecia cierta intuición
hacia el empleo de las tropas de modo que los resultados obtenidos
sean mayores que el esfuerzo empeñado.
El fuego es aún impreciso y también debe ser empleado por tro-
pas concentradas para alcanzar algún efecto. Nótese que la formación
dispersa o abierta de las tropas ligeras obedece a una mayor comodi-
dad del tirador y a que, agotada la munición, como no tienen capaci-
dad para el combate cuerpo a cuerpo deben escurrirse rápidamente
hacia la retaguardia.
La concentración es entonces la respuesta central táctica al com-
bate y se aplica tanto para el fuego como para la maniobra; la masa es
física al punto que, antes de explotarse la maniobra, sólo el número
de efectivos era una variable a considerar para asegurar por anticipado
la victoria.
Las organizaciones han aparecido como medio de canalizar la
concentración necesaria para combatir, y han tenido una doble fun-
ción. Por una parte cumplieron la tarea administrativa de permitir
contar, equipar y aprovisionar las tropas; por la otra lentamente co-
menzaron a cumplir funciones de unidad táctica dentro del campo de
batalla. Satisfacer la necesidad de la concentración, el poder de fuego
y el combate generó la idea de la táctica lineal; los ejércitos se enfren-
tan en líneas paralelas para disponer de un mejor poder de combate y
evitar ser envueltos.
La introducción del empleo de armas combinadas es un avance
único y, por su caída en desuso, es probable que no haya sido comple-
tamente comprendido. Del mismo que la introducción del concepto
de reserva empleado por César en Farsalia, o el aprovechamiento de
las líneas interiores por Claudio Nerón en la batalla de Metauro en el
207 a.C. durante la Segunda Guerra Púnica.
La búsqueda de una mayor flexibilidad organizacional afectó
también a la conducción pues se distingue entre los conductores una
FUEGO Y MANIOBRA 63
E STANCAMIENTO Y RETROCESO
El ejército del Imperio Romano en los primeros siglos de la Era
Cristiana había evolucionado cambiando su aspecto tradicional de ser
una fuerza de infantería para convertirse en una maquinaria de armas
combinadas “… casi una exacta réplica del sistema Macedonio / Ale-
jandrino …”29 Según el Notitita Dignitatum, “...una tabla organizati-
va del Imerio Romano, Occidental y Oriental, civil y militar...”30,
hacia el 395 el ejército contaba con medio millón de soldados entre
los que se mezclaban muchas categorías y especialidades. Así las
tropas de asalto eran primordialmente galas, y los escaramuzadores y
tropas de caballería resultaban muy reclamadas; al parecer una sexta
parte del ejército lo constituían tropas con hablilidades específicas.
Como antes mencionáramos los limitanei, o tropas de frontera se
convirtieron en poco más que una milicia cuya función era la de dar
alerta ante las invasiones de los bárbaros; ante ese llamado acudían las
tropas llamadas comitatenses que constituían una fuerza móvil para la
defensa del imperio. Este cambio fue, de todas formas paulatino,
todavía hacia el 400 puede verse el intercambio de posiciones entre
limitanei y comitatenses.
Las legiones se habían reducido, las de limitanei podían reunir en
el mejor de los casos unos 2.500 hombres, mientras que las de comita-
tenses eran de 1.000 hombres. Éstas últimas contaban además con
29 Jones, Archer. 1987, “The Art Of War In The Western World” pg.92, New
York, Oxford Unirsity Press.
30 Ferrill A. 1998, “La caída del Imperio Romano”, pg.128, Madrid, EDAF
65
66 JORGE ARIEL VIGO
32 Ferrill A. 1998, “La caída del Imperio Romano”, pg.130, Madrid, EDAF
33 Flavius Vegetius Renatus , 390, Ed. 1985 “The Re Militari” en “Roots of
Strategy “ pg.157 a 159, Harrisburg, Stackpole Books.
68 JORGE ARIEL VIGO
B IZANCIO
El Imperio Romano de Oriente conservó las formas alejandrinas
del ejército, incluyendo en ello a los Foederati, que, recordemos, eran
las tribus bárbaras a las que el emperador autorizaba a instalarse den-
tro de sus tierras a cambio de proveer de soldados para la defensa.
Estos soldados mejoraron con sus aptitudes la capacidad del ejército;
los Hunos, Alanos y Avaros elevaron la calidad de la caballería ligera
mientras que los Godos, Hérulos, Vandalos, Gépidos y Lombardos
hicieron lo propio con la pesada. La proporción de bárbaros creció al
punto que bajo Justiniano la mitad de las tropas imperiales eran foe-
derati, los que se integraban en unidades étnicas.
La necesidad de mantener inviolables las fronteras del imperio
hizo que los ejércitos de campaña debieran ser móviles por lo que la
caballería cobró mayor importancia en perjuicio de la infantería. La
defensa de los territorios de la Roma Imperial originalmente había
sido estática confiada a la construcción de fuertes y murallas y al esta-
blecimiento de campos de legionarios inmediatos a ella. Con el tiem-
po se ensayaron otros sistemas defensivos; primero mientras el núcleo
del ejército era la legión y las amenazas eran de baja intensidad se
FUEGO Y MANIOBRA 71
L OS OTROS B ÁRBAROS
Mientras Bizancio sostenía el modelo militar clásico y los francos
y germanos afianzaban su estilo de guerra salvaje, otros pueblos cre-
cían y hacían sentir su presencia militar en Europa. En el 793 la aba-
día de Saint Cuthbert fue saqueada por un grupo de bárbaros llegados
por mar conocidos como los vikingos.
Estos guerreros portaban espada larga de doble filo, hacha de dos
manos y escudo. Su unidad táctica era de unos 50 ó 60 hombres que
constituían el equipaje de cada navío conocido como Knörr, vulgar-
mente llamado Drakkar por la figura de dragón que ostentaba en su
34 Sanches D.,1999, “La France des Agees Sambres”pg 20 a 25, París His-
toire Y Collections.
76 JORGE ARIEL VIGO
35 Jones, Archer. 1987, “The Art Of War In The Western World” pg.142,
New York, Oxford Unirsity Press.
FUEGO Y MANIOBRA 77
E VENTOS DESTACABLES
Atila y Roma
Luego de repetidas incursiones de saqueo, los Hunos establecie-
ron en el 426 un acuerdo por el cual Roma pagaría un tributo anual de
150 kilos de oro. En el 434 el Rey Oktar fue sucedido por sus dos
sobrinos Bleda y Atila, los que reclamaron la duplicación del tributo,
suma que obtuvieron mediante un nuevo acuerdo. En el 443 se re-
clamó un nuevo incremento, mientras que en el 445 Atila se hacía
coronar Rey de los Hunos luego de asesinar a Bleda.
Las relaciones entre Roma y los Hunos no resultaban pacíficas y
cuando en el 447 Atila realizó una nueva invasión, Roma canceló el
pago del tributo y comenzó a buscar aliados para enfrentarlo. En el
450 Atila remitió un ultimátum a Roma que al ser rechazado lo llevó a
cruzar el Rhin al año siguiente.
En su avance Atila enfrentó no sólo a las tropas de Roma sino par-
ticularmente a la Iglesia. En Lutetia, hoy París una niña llamada Ge-
novofa –Santa Genoveva Patrona de París- inspiró a la resistencia por
medio de revelaciones divinas, logrando rechazar los ataques Hunos.
Una situación similar debieron enfrentar en Aureliana (Orleáns),
donde el Obispo Anarius obligó a Atila a poner sitio a la ciudad.
En tanto el Emperador Valentiniano envió al General Aetius a
detener la invasión. Este general logró una alianza con el Rey Teodo-
rico de los visigodos a la que se plegaron también los alanos. La fuer-
za combinada alcanzó la retaguardia del ejército huno el 18 de junio
de 451, Atila decidió entonces aceptar la batalla al día siguiente en
una región llamada Campos Catalúnicos, cerca de la actual ciudad de
Chalons.
La fuerza aliada se desplegó con los romanos a la izquierda junto
con un cuerpo de godos al mando de Torismundo, hijo de Teodorico.
En el ala derecha se posicionaron los visigodos y en el centro los ala-
nos cuya lealtad resultaba dudosa. Por su parte Atila formó con la
caballería huna al centro, sus aliados germanos a la derecha y los os-
trogodos a la izquierda. El campo que separaba ambos ejércitos estaba
limitado a la izquierda romana por el río Marne, en ese mismo sector
se levantaba un promontorio.
FUEGO Y MANIOBRA 81
Daras 530
El ejército bizantino al mando de Belisario contaba con 2.000 ar-
queros, 4.000 lanceros, 6.000 jinetes ligeros y 12.000 pesados; el con-
tingente comprendía tropas imperiales y mercenarios hunos y
hérulos. En su avance se encontró con un ejército persa sasánida de
13.000 infantes, 27.000 jinetes y algunos elefantes, a 100 km al nores-
te de Edesa, en las puertas de la ciudad de Daras.
Belisario estableció su defensa a partir de un foso con lugares de
cruce en el frente de su dispositivo. Colocó en el centro a sus lanceros
de infantería, en las alas a la caballería con excepción de la auxiliar
hérula, a la que ubicó en su extremo flanco izquierdo oculta tras una
82 JORGE ARIEL VIGO
Taginae 552
El ejército godo del rey Totila compuesto de 12.000 hombres en-
frentó en los Apeninos a las tropas bizantinas de Narsés. Los impe-
riales contaban con 8.000 infantes, 3.000 caballeros a pie y 4.000
catafractas.
Narsés formó su ejército en un arco cóncavo, con los caballeros a
pie en el centro configurados en falange y los arqueros en las alas.
Detrás de cada cuerpo se dispuso a la caballería pesada en apoyo. Un
grupo de 1.000 catafractas fue colocado en la extrema izquierda oculto
tras una loma. Totila dispuso sus fuerzas en dos líneas, la caballería
pesada en la primera y la infantería en la segunda.
Totila esperaba refuerzos de caballería; para ganar tiempo hizo
que Coccas, un desertor romano, desafiase a una lucha de campeones
al mejor bizantino; el combate se hizo y el traidor cayó muerto. Para
conseguir más tiempo el propio Totila hizo una demostración ecues-
FUEGO Y MANIOBRA 83
Casilinum 554
Luego de invadir Italia los francos dividieron sus fuerzas para
ocupar el territorio. Un cuerpo compuesto de 30.000 infantes al man-
do de Buccelin fue interceptado por Narsés y 18.000 soldados cerca
de Capua.
La formación bizantina comprendía a la infantería pesada y caba-
lleros desmontados en el centro, apoyados por arqueros y un cuerpo
de caballería hérula. En las alas la caballería pesada y oculto en un
bosque a la izquierda un cuerpo de jinetes.
Los francos estaban armados con jabalinas pesadas, lanzas y fran-
ciscas (un hacha arrojadiza). Formaron en tres cuñas, integradas a su
vez en una mayor; su táctica era la tradicional de atacar vigorosamente
sin dar tiempo al enemigo a reaccionar.
El ataque logró quebrar a la infantería de Narsés, pero su caballe-
ría hérula logró contener el asalto. Entonces los catafractas de las alas
los atacaron por los flancos y la caballería emboscada por la retaguar-
dia.
Las Cruzadas
En un escenario militar como el descripto se levantaron las voces
que clamaron por la defensa de los lugares sagrados de Jerusalén al
grito de ‘Dios lo quiere’.
Como era de esperarse los ejércitos que marcharon a Medio
Oriente se mostraron bastante incompetentes. Desde el principio al
no tener idea de lo que era la caballería ligera se encontraron con que
los Musulmanes no ofrecían ningún blanco sobre el cual descargar la
poderosa caballería de occidente. Afortunadamente los Turcos tam-
bién se vieron sorprendidos y eso permitió el éxito de la primera cru-
zada de la cual los cristianos tuvieron mucho que aprender.
En primer lugar debieron revalorizar el empleo de la infantería,
particularmente los arqueros que eran su mejor arma para combatir a
la caballería ligera musulmana. Así debieron desarrollar en el terreno
una doctrina de armas combinadas que hiciera que las flechas de la
infantería protegieran a los caballeros y las lanzas de éstos a los solda-
dos a pie. Esto no fue fácil debido a que no existía experiencia ante-
rior en el trabajo conjunto y especialmente a que la infantería
empleada normalmente como guarnición de castillos carecía de sub-
FUEGO Y MANIOBRA 85
Hattin 1187
La campaña musulmana en Tierra Santa del año 87 se emprendió
bajo la bandera de la Jihad (Guerra Santa). Saladino con un ejército
de 12.000 mamelucos y 60.000 soldados voluntarios enfrentó a las
tropas cristianas que se encaminaban a levantar el sitio de Tibériades
en las costas del Mar de Galilea.
Los cruzados estaban al mando del rey Guy de Jerusalem y del
Conde Raimundo de Trípoli. Eran 1.000 caballeros, 1.200 caballeros
mercenarios, 4.000 turcoples (caballería ligera), 7.000 mercenarios de
infantería y 25.000 infantes.
Las tropas marcharon directamente hacia Tibériades a través de
una región desértica a la que Saladino había privado de sus pozos de
agua. En el primer día de marcha cubrieron 20 km sin encontrar al
enemigo, y debieron acampar a causa de la extenuada infantería.
Durante la noche los arqueros sarracenos lanzaron incesantes ataques
con flechas encendidas.
Al día siguiente las tropas del rey Guy sufrieron de un constante
hostigamiento, hasta que llegaron a un curso de agua hacia donde la
infantería se lanzó en desorden y sin disciplina; Saladino aprovechó el
momento y lanzó su caballería pesada para separar a los caballeros de
su infantería. Las tropas a pie intentaron reunirse en una loma donde
quedaron aisladas bajo el ataque de la infantería musulmana. Los
caballeros tenían tantos caballos heridos que estaban prácticamente
inmovilizados, pero resistieron los ataques de los mamelucos. Para
vencer la resistencia Saladino hizo incendiar los pastizales, lo que
agravó la sed de los cristianos. Lentamente los caballeros fueron
muertos o capturados, incluido el rey. Existen dos versiones acerca
del final de la batalla: una dice que los caballeros se negaron a esca-
par, otra que Raimundo de Tolosa habría cargado y abierto una bre-
cha en el cerco musulmán y se habría puesto a salvo con unos pocos
jinetes que pudieron seguirle.
Los infantes fueron esclavizados y los caballeros de las órdenes
religiosas ejecutados, especialmente Templarios y Hospitalarios. El
ejército cristiano de Jerusalem había dejado de existir y la ciudad
caería el 20 de septiembre de 1187.
FUEGO Y MANIOBRA 87
Arsouf 1191
La organización de las tropas cruzadas por Ricardo Corazón de
León en grupos de caballería e infantería, como dijimos más arriba,
empleaba cerca de 20.000 hombres; contaba además con un servicio
médico y de lavandería para evitar las epidemias. La columna mar-
chaba hacia Jerusalem desde el norte con los equipajes sobre la costa,
la caballería al centro y del lado de tierra la infantería. Los jinetes
tenían estrictas órdenes de Ricardo de no atacar salvo que les fuera
específicamente ordenado. En cabeza de la columna de marcha de
caballería iban los Templarios, mientras que la cerraban los Hospita-
larios.
Los sarracenos hostigaron a la fuerza cristiana durante tres días
sin conseguir ningún resultado positivo; Saladino planeó entonces
lanzar un ataque general contra la retaguardia de la columna cerca de
los bosques de Arsouf.
El ataque sarraceno fue potente pero desorganizado, lo que apro-
vecho Ricardo para contraatacar. Caballeros e infantes se lanzaron
sobre los infieles dejando 7.000 muertos, entre ellos 32 emires, al
precio de 700 bajas propias. La táctica combinada de hombres a pie y
a caballo dio a los cruzados el mayor triunfo en Tierra Santa.
TÁCTICA MEDIEVAL
La desaparición de los sistemas militares centralizados, donde la
falange y la legión se presentan como los modelos más desarrollados,
agotaron también la continuidad del desarrollo de la doctrina de ar-
mas combinadas.
La imposibilidad de contar con recursos económicos y políticos
para el sostenimiento del ejército impedía el mantenimiento de una
infantería pesada eficaz, la que sabemos sin un entrenamiento per-
manente no tiene posibilidad de existir. La infantería pesada estará
representada ahora mayormente por milicias mal armadas y entrena-
das o tropas mercenarias de escaso valor militar; su empleo principal
será el de la defensa de posiciones fijas.
La caballería por su parte, impulsada por la necesidad de una alta
movilidad estratégica tendrá un gran desarrollo en lo que hace a su
versión pesada. Los europeos confiarán tal vez con exceso en la po-
tencia de choque de los caballeros blindados y harán de ellos el cen-
88 JORGE ARIEL VIGO
E L C ENIT Y NADIR DE LA
C ABALLERÍA MEDIEVAL
La declinación de la caballería no tuvo una causa única ni fue un
suceso que aconteciera rápidamente. Se trató de una suma de causas
que obligaron a la reformulación de la caballería como elemento de
batalla.
La intervención del Papado en las Cruzadas, que comenzó siendo
fundamentalmente religiosa, degeneró en la participación del Sumo
Pontífice en querellas dinásticas seculares que debilitaron su presen-
cia espiritual y con ello una de las columnas elementales del sistema
feudal y la Caballería
Las Cruzadas incrementaron la actividad comercial en Europa
dando lugar a la aparición de una naciente clase burguesa con recur-
sos propios y ciudades comerciales con autonomía económica. Este
potencial gravitó sobre el sostenimiento de la guerra y, en consecuen-
cia, sobre las decisiones políticas de contenido bélico. Ya no será la
aristocracia (nutriente de la caballería feudal) la única en decidir la
guerra, ahora tendrá que compartir la decisión y sus intereses con los
burgueses. Esta nueva clase social favorecerá el crecimiento de las
monarquías, financiando la centralización del poder en el rey en des-
medro de la atomizada aristocracia. Las ciudades comerciales tienen
suficientes recursos para levantar fortificaciones y contratar mercena-
89
90 JORGE ARIEL VIGO
38 Dellbrück, H. 1990, “ History of the art of war, volume III Medieval War-
fare”, traducido por Walter J. Renfroe Jr., pg.434, Lincoln University of Ne-
braska Press.
FUEGO Y MANIOBRA 93
L A R EVOLUCIÓN MILITAR
Aunque no se vislumbra aún un acuerdo absoluto acerca de los
sucesos que alimentaron los cambios en el campo militar entre el
siglo XV y el XIX, es unánime referirse al período como el de la Re-
volución Militar39.
La Artillería
Entre 1482 y 1492 Fernando e Isabel de Castilla emplearon en su
campaña de reconquista un tren de artillería de sitio compuesto de
180 piezas, por su parte Carlos VIII de Francia emprendió la campaña
del norte de Italia con un tren de cuarenta cañones entre 1494 y 1495.
Estas campañas son dos de las muchas manifestaciones de interés
que despertó la aparición y desarrollo de la artillería a pólvora.
Los progresos sobre el cañón durante el siglo XV se deben prin-
cipalmente a los hermanos Bureau. La primera mejora fue sobre la
metalurgia de tubos buscando la fabricación de armas más sólidas y
seguras; luego se mejoró la munición, abandonándose la piedra para
reemplazarse por la bala metálica sólida (contra las murallas) y la me-
tralla (contra personal). Después se mejoraron los afustes, se abando-
nó el cañón de posición fija por los afustes de cuatro ruedas primero y
de dos luego; esto último impactó mucho en las campañas de Carlos
VIII en Italia. Finalmente se le adosaron al tubo dos muñones que le
permitieron pivotear sobre el afuste facilitando la elevación para el
tiro. Con el cañón mejorado comenzó a trabajarse sobre su uso en el
campo de batalla desarrollándose una primitiva maniobra de fuego
que tendrá éxito en Formigny (1450), Castillon (1453), Ravena (1512)
y Marignano (1515). El mayor problema lo presenta la variedad de
calibres –los cañones tienen nombres propios- lo que impide la es-
tandarización en la provisión de municiones.
Las Fortalezas
Las fortificaciones desde el comienzo de los tiempos se compo-
nían de paredes verticales con una solidez que desafiaba cualquier
ingenio de sitio que pretendiese destruirlas y cuya mayor ventaja la
constituía su altura desde la cual los defensores retaban a los ofenso-
res. Esto cambió con la invención de la pólvora y el cañón.El empleo
cada vez más común del uso de esta nueva arma puso fin a la era de
las fortificaciones de paredes verticales, pues sus muros cedían a los
pocos disparos. Como lo declarara Maquiavello en 1519 “…no existe
pared, por más gruesa que sea, que la artillería no pueda destruir en
unos pocos días.”41
En 1440 un italiano, León Battista Alberti, escribe el libro “De
Re Aedificatoria”, publicado en 1485, es el precursor de los modelos
de fortaleza con salientes en forma de dientes, con él nacerá el estilo
de fortificación conocido como Traza Italiana (trace itelienne). Muros
de baja altura con pronunciada inclinación, salientes en forma de
corona o de cuernos, bastiones y fosos, todo ello para atenuar el efecto
de la artillería, eliminar puntos ciegos y mantener las armas del ene-
migo fuera de alcance. Dos siglos después Sebastien Le Prestre de
Vauban elevará este estilo al nivel de obra de arte.
Las fortalezas de “estilo italiano”, los cañones y los mosquetes
elevaron los costos de la guerra “…hasta el punto de que sólo estados
centralizados podían permitirse el lujo de…”42 afrontarlos. La expan-
sión comercial y productiva europea del siglo XV proveyeron los re-
cursos para sufragar esos gastos.
Los costos se hicieron mayores al comprobarse que los sitios de
las fortalezas a la traza italiana exigían de más tropas. Esto sumado a
la facilidad del entrenamiento y al abaratamiento del equipamiento
del soldado base – un soldado de infantería resultaba sensiblemente
más económico que un jinete con caballo y armadura – hizo que los
ejércitos crecieran en número teniendo como límite sólo los impues-
tos, “…la estructura de comando en una época de malas comunica-
Los Condottieri
Cuando desapareció el Imperio Romano se llevó consigo todo
vestigio de organización militar institucionalizada. Los cuerpos de
mercenarios integrados primero con los últimos generales romanos y
luego por verdaderos empresarios de la guerra rescataron esas estruc-
turas y las mantuvieron en funcionamiento, es gracias a ellos que
occidente pudo reconstruir su sistema militar y retomar el desarrollo
del arte de la guerra. Aunque los Condottieri abusaron de su posición
hasta hartar a sus contratantes y arruinar la profesión mercenaria, sus
estructuras fueron aprovechadas para sentar las bases de los ejércitos
de los estados surjidos del derrumbamiento del feudalismo. Este
fenómeno tuvo su modelo principal el la Italia del renacimiento.
Mientras que el resto de la Europa feudal desaparecía para inte-
grarse bajo el sistema monárquico, en Italia se presentó un mosaico
de principados, ducados y repúblicas que se mantuvieron en un esta-
do de guerra casi permanente. Para sostener el esfuerzo bélico los
distintos estados italianos abandonaron el sistema de milicias y adop-
taron el de soldados profesionales, pero a diferencia de lo que este
cambio significó en el pasado o significaba en el presente, los italia-
nos no generaron ejércitos profesionales propios sino que los contrata-
ron.
Cuando se requería una fuerza militar se establecía con un líder
mercenario que tenía a su disposición una compañía de soldados, en
un número que iba de la decena a los miles, un contrato o condotta
por el cual el mercenario se comprometía a prestar sus servicios pro-
fesionales militares y el estado contratante a pagar por tales servicios.
En principio estos contratos eran estacionales pero con el tiempo
adquirieron permanencia y llegaron a extenderse por años. Para los
condottiere esto llegó a ser un gran negocio al punto que se encontra-
ban capitanes mercenarios hijos y nietos de hombres de la misma
profesión. Con el tiempo todos terminaron abusando del sistema y se
encontraron casos de estados que contrataban al líder mercenario de
su enemigo para dirigir las fuerzas propias y ejércitos mercenarios que
E VENTOS DESTACABLES
Un Siglo de Guerra
La llamada Gurra de los Cien Años comenzó en 1337 y concluyó
en 1453, giró en torno de la pretensión de los reyes ingleses al trono
de Francia y de la alianza francesa con Escocia. Es una muestra de la
FUEGO Y MANIOBRA 107
aunque llegó a establecer una lucha cuerpo a cuerpo con las tropas
españolas, en ella los escudos y espadas ibéricos resultaron más efec-
tivos que las picas en la lucha a corta distancia. Sin embargo la triun-
fante caballería francesa llegaba ahora por la retaguardia española lo
que obligó al Conde de Alvetto a retirarse. Esta retirada se hizo en
orden, formando la infantería pesada española cuadros al estilo Suizo
lo que les permitió resistir los ataques de la caballería francesa en uno
de los cuales cayó el Duque de Nemours.
45 Jones A., 1987, “ The Art of War in the Western World” pg.187, New
York, Oxford University Press.
116 JORGE ARIEL VIGO
Infantería
La introducción de la pólvora y de las armas accionadas por ella
planteó un nuevo medio para dañar al enemigo que exigía del desa-
rrollo de una organización y una doctrina que permitiese emplearlos
con éxito en el campo de batalla. Ello implicaba abandonar los crite-
rios que habían guiado la guerra durante toda la edad media, donde el
empleo de la caballería, el ataque frontal y la resolución por el choque
eran fórmulas centrales. Es así que los primeros intentos de organiza-
ción alrededor de la pólvora mantuvieron los modelos tradicionales
reemplazando solamente el armamento de los soldados, conservando
la mayor parte de un equipo que comenzaba a hacerse obsoleto.
Fue Gonzalo de Córdoba quien halló la primera fórmula organi-
zacional y doctrinaria exitosa. A partir de las formaciones compactas
suizas el Gran Capitán habría organizado una fuerza compuesta de
piqueros, necesarios para la defensa contra la caballería y de arcabuce-
ros que proveían el poder de fuego ofensivo a la unidad. Esta idea dio
la primera fórmula efectiva de combinación de armas de fuego en una
unidad que tenía un buen balance de capacidades defensivas y ofen-
sivas. A partir de estas ideas los españoles desarrollaron las colunellas
en 1505, que eran cuerpos de 1.000 hombres armados con picas, arca-
buces, mosquetes o espadas y escudos. Su jefe era un cabo de colu-
nella, de donde provendrá luego el grado de coronel.
En España desarrollaron hacia 1540 el tercio. Era esta una forma-
ción integrada por 3.000 hombres de los cuales una tercera parte eran
piqueros y el resto arcabuceros o mosqueteros. El volumen de esta
organización le restó movilidad ofensiva pero aún así resultó impo-
nente, lo que le permitió a España convertirse en el primer poder
militar de Europa. Los tercios podían adoptar distintos dispositivos
de combate, ser empleados en atrincheramientos y en sitios.
A pesar de esta versatilidad las organizaciones de infantería eran
demasiado voluminosas y lentas por lo que resultaban más aptas para
la defensa que para el ataque. En Ravenna, Marignano y Bicocca
demostraron el valor de su potencia de fuego, pero al igual que la
táctica inglesa de principios de la Guerra de los Cien Años aún se
FUEGO Y MANIOBRA 119
Caballería
La tradicional caballería pesada fue abandonando la mayor parte
de su armadura quedando reducida hacia el 1600 a peto, espaldar y
casco en general aunque todavía se observarán algunos jinetes con
mayor equipamiento hasta mediados del siglo XVII. Esto le dio a la
caballería una mayor movilidad y además permitió cambiar su arma-
mento. Los jinetes abandonaron la lanza y la reemplazaron por el
sable e incorporaron el uso de pistolas, las que cargaban en número
de dos o tres. Esta caballería fue conocida bajo el nombre de reiter,
que proviene de las primeras unidades con este formato. Eran éstos
cuerpos alemanes que portaban armadura negra por lo que se los
llamó schwartzreiter o jinetes negros, de donde proviene su apelativo.
La nueva caballería planteaba una novel doctrina de empleo que
se ofrecía en dos alternativas posibles: el combate por el fuego o el
combate por el choque. Para el primero se desarrolló la caracola que
consistía en un procedimiento similar a la contramarcha pero ejecuta-
do por el escuadrón de caballería. La caracola podía ejecutarse de dos
maneras: por extracción, cuando la línea después de tirar marchaba a
retaguardia por el flanco de la unidad; o por introducción, cuando lo
hacía por jinetes individuales atravesando las líneas por dentro de la
unidad. El combate por choque, llamado por los ingleses cold steel,
preconizaba el empleo del sable o espada y planteaba a su vez dos
posibilidades. Por una parte el uso del arma para atravesar al enemigo,
es decir esgrimiendo la espada de punta; por la otra empleando el
arma para cortar.
Las nuevas doctrinas exigieron de una caballería más disciplinada
y entrenada que fue barriendo de los campos de batalla a los ya arcai-
cos caballeros de lanza.
122 JORGE ARIEL VIGO
L A S OCIEDAD Y LA GUERRA
La guerra siempre estuvo sujeta a los cambios y configuaraciones
de la sociedad, pero durante siglos esos cambios estuvieron mayor-
mente dirigidos, manejados y contenidos por gobiernos de poder
absoluto. Sin desconocer las situaciones de Grcia y Roma, no pode-
mos dejar de considerar el hecho de que el hombre común poco tenía
que ver en la decisión política de la guerra y su relación con el poder
era más bien sumisa y de obligada tolerancia. A partir del siglo XV las
cosas empiezan a cambiar lentamente y el cuerpo social comienza a
tener una presencia tal que no puede ser sometido simplemente y
debe ser integrado de algún modo en las variables de desición del
gobierno. Tanto la incorporación de la clase de ricos comerciantes y
burgueses a la decisión política, como las leyes de reclutamiento y
economía atienden a una sociedad cuya rebeldía no es tolerada pero
tampoco provocada por los monarcas.
En el campo militar vemos que con todos sus adelantos la organi-
zación de los ejércitos se enfrentó con dos problemas. En principio y
sin desmerecer los esfuerzos realizados todavía se trataba de una
organización híbrida entre el modelo mercenario y la organización
clásica resucitadas. Esto quitaba flexibilidad y limitaba al mando y a
las fuerzas mismas, sujetando la lucha a pautas rígidas de formación y
movimiento que respondían a la ética contemporánea pero que cho-
caban con la libertad de acción que se había buscado al estructurar las
legiones en cohortes y manípulos.
125
126 JORGE ARIEL VIGO
L UIS XIV
Cuando Luis XIV accedió al trono en 1661 debió hacerse cargo
de un ejército que se hallaba en transición en cuanto a la reducción
de mercenarios al servicio de Francia, pero que además no estaba
realmente bajo el control del Rey. Su verdadero comandante era el
Duque d´Epernon Coronel General de Infantería, quien entre otras
cosas determinaba los destinos de los oficiales. Cuando el duque
murió Luis aprovechó y se hizo cargo del mando del ejército.
Existían en Francia numerosas tropas regionales a disposición de
los gobernadores pero mantenidas por el Rey; Luis decidió cortar su
financiamiento y disponer de guarniciones reales en los lugares real-
mente necesarios y bajo mando centralizado en la corona..
Uno de los problemas del ejército era la corrupción y la falta de
determinación en la uniformidad de organización, armamento, ropas y
soldadas que eran solventadas con el tesoro real. El primer paso fue la
designación de un Ministro de Guerra llamado Michel Le Tellier,
quien fuera sucedido por su hijo el Marqués de Louvois, ambos bri-
llantes sirvientes del Rey.
Se crearon Comisionados de Guerra e Intendentes de Ejército
quienes realizaban inspecciones en busca de controlar el empleo de
los recursos centrados ahora en el Ministerio de Guerra. Las irregula-
ridades encontradas se resolvían con la expulsión de los responsables
del ejército.
A partir de allí con los recursos financieros centralizados se co-
menzó la tarea de uniformar a las unidades, estandarizar su armamen-
to, regularizar el pago y establecer un sistema de rangos militares que
fuese ajeno a las jerarquías de la nobleza. Esto último trajo algunos
inconvenientes pues los nobles no se avinieron con facilidad a las
discrepancias entre las dos categorizaciones. De todas formas el sis-
tema comenzó a funcionar y hacerse eficaz cuando las designaciones
de oficiales de centralizaron en Versalles lo que daba cierta garantía
de equidad además de ser una imposición del Rey. Se otorgó mucha
importancia a la instrucción de las tropas obligando a los oficiales a
participar de los ejercicios. A estos últimos además se los presionó a
través de privilegiar la competencia, a estudiar la teoría militar del
momento, lo que hizo que pronto los oficiales abandonaran las con-
versaciones cortesanas para volcarse a la plática profesional. Aunque
la nobleza continuaba disfrutando de privilegios en la obtención de
132 JORGE ARIEL VIGO
L OS INICIOS DE LA TÁCTICA
MODERNA
La aparición de la pólvora dio inicio a cambios en la forma de ha-
cer la guerra que no alcanzaron estabilidad hasta ya iniciado el siglo
XVIII.
La introducción de cañones había obligado primero al cambio de
la arquitectura militar haciendo desaparecer las paredes verticales
para reemplazarlas por glacis, fosos salientes y bastiones. Estos cam-
bios tuvieron impacto en el costo de las fortificaciones, no sólo por la
necesaria reconstrucción sino por su equipamiento en artillería. Del
mismo modo al hacerse más compleja la defensa requirió mecanismos
de sitio también más sofisticados que precisaban de ejércitos nume-
rosos para su ejecución.
Los cañones habían mejorado, se hicieron más móviles y livianos,
aunque todavía no disponían de una movilidad táctica dentro del
campo de batalla.
Por su parte la caballería abandonó su aspecto medieval indivi-
dualista. Se integraba ahora en unidades de combate con funciones
específicas de empleo y armada con sables, pistolas y mosquetes,
138 JORGE ARIEL VIGO
Organización y Tácticas
Como reflejo de la estructura social de los tiempos la clase de ofi-
ciales constituye un campo que puede ser considerado como privile-
gio exclusivo de la nobleza. Se incorporaban aristócratas locales o
extranjeros, siendo comunes las transferencias entre servicios. Los
grados superiores estaban reservados a la casa gobernante y a las
grandes familias, para los grados inferiores el nacimiento poco conta-
ba; muchos oficiales pertenecían a la pequeña nobleza y se encontra-
ban también algunos miembros de la burguesía en muchos
regimientos y principalmente en los cuerpos de especialistas como la
artillería y los ingenieros. Estos cuerpos técnicos eran los únicos en
impartir un entrenamiento formal para sus oficiales; en las demás
armas los oficiales aprendían el oficio “de la boca del cañón” con la
FUEGO Y MANIOBRA 141
F EDERICO EL GRANDE
Federico II de Prusia accedió al trono en 1740 después de haber
servido 8 años en el ejército, por lo que conocía de los problemas
castrenses y había recibido una más que adecuada preparación militar
bajo la guía del Príncipe Leopoldo Dessau.
La infantería prusiana estaba constituida por regimientos de
mosqueteros que integraban 1.700 hombres en dos batallones. Cada
batallón comprendía seis compañías y una más de granaderos. En
combate se solían crear batallones de granaderos retirando un total de
cuatro compañías de ellos de los regimientos regulares.
Existía además una Guardia compuesta de tres batallones, el
primero de 1.000 hombres y los otros dos de 700 y un cuarto batallón
de Guardias Granaderos. La Guardia constituía una reserva y sólo se
empleaba para restituir y componer situaciones de peligro o para
definir la victoria.
La buena calidad de la infantería prusiana se debía al padre de
Federico, Federico Guillermo I, el Rey Sargento. Pero la caballería es
su obra particular, después de su mediocre rendimiento en la batalla
de Mollwitz en 1741, Federico le dedicó una especial atención en
cuanto a mejorar su calidad y capacidad. Los regimientos de coraceros
y dragones contaban con 870 hombres. Los de húsares podían alcan-
zar los 1.000 y hasta los 1.500 hombres. Eran muy apreciados por
Federico quién había impulsado la creación de cinco de éstas unida-
des y elevado de tres a seis los escuadrones de Húsares de la Guardia.
Para la misión específica del reconocimiento del terreno por don-
de se cumpliría el itinerario de campaña del ejército se creó el
Feldjäger-Corps Zu Pferde. Originalmente en 1740 comprendía seis
oficiales y 50 soldados, 112 hombres en 1744, 162 en 1786, pero
siempre con seis oficiales al mando.
La artillería no constituía un punto débil en el ejército prusiano.
Esto se debía a que las armas con mayor tecnología, como la artillería
y los ingenieros eran considerados por la aristocracia como de menor
importancia, Federico cumplía con este perfil. La única figura remar-
FUEGO Y MANIOBRA 151
E VENTOS DESTACABLES
La batalla se inició con una cañonada mutua entre las 1200 y las
1400. A esa hora Pappenheim, comandante de la caballería del ala
izquierda imperial, se lanza contra el ala derecha sueca repitiendo su
ataque siete veces sin éxito, siendo a su vez contraatacado y obligado
a retirarse del campo de batalla hacia las 1800. En el otro extremo la
caballería de la derecha de Tilly había conseguido poner en fuga a los
sajones. La flexibilidad sueca le permitió a Horn, comandante del ala
izquierda de Gustavo, reordenar su línea formando un ángulo frente a
la brecha dejada por los sajones.
Tilly decidió entonces explotar el éxito y concentrar su ataque
sobre la derecha sueca, pero reordenar sus tercios le llevó hasta las
1600 por lo que Gustavo Adolfo pudo emplear parte de su reserva
para reforzar a Horn. Mientras las tropas imperiales avanzaban lenta-
mente hacia su objetivo siendo las 1800 el centro sueco se movió de
manera de poder atacar el flanco del ataque de Tilly. Desde allí la
artillería sueca diezmó los tercios imperiales. Como golpe de gracia el
Rey de Suecia lanzó todas sus fuerzas en un ataque general.
Tilly herido debió retirarse en desorden sufriendo 7.600 bajas y
14.000 prisioneros; los suecos sufrieron 4.000 bajas.
las dos fuerzas militares más grandes encontradas en Europa hasta ese
momento.
Durante dos días ambos ejércitos se midieron a través de peque-
ñas escaramuzas. Los franceses aprovecharon para construir empali-
zadas, trincheras y abatís al frente y norte de Malplaquet,
extendiéndose hasta la Folie donde se apoyaba su flanco izquierdo.
Al igual que en Blenheim el comandante inglés comenzó atacan-
do las alas francesas. Después del bombardeo inicial, comenzado a las
0730, hacia las 0900 se trabó un duro combate en el bosque de Tais-
nieres en la izquierda francesa. En el ala derecha gala se sucedían en
tanto, ataques y contraataques sucesivamente contenidos y rechaza-
dos.
El ala izquierda francesa comenzó a ceder a costa de duras pérdi-
das, lo que obligó a Villars a retirar tropas del centro y reforzar ese
sector. Igualmente la presión del Príncipe Eugenio fue tan fuerte que
para las 1200 el centro francés se había desplazado completamente
hacia la izquierda para contenerlo. Esta oportunidad fue aprovechada
por Marlborough para capturar los reductos franceses del centro de la
línea y atravesarla luego con su caballería.
En este punto Villars contraatacando la derecha aliada con 50 ba-
tallones resultó seriamente herido en una pierna, su Mayor General
Puysegur y Boufflers lograron conducir el ejército fuera del campo de
batalla en una retirada ordenada. Los aliados estaban tan exhaustos
que no pudieron ejecutar ninguna persecución.
Las pérdidas francesas alcanzaron los 12.000 y las aliadas los
25.000, lo que le hizo decir a Villars frente a Luis XIV “Si Dios le
concede la gracia de perder otra batalla similar, su majestad puede
contar con que sus enemigos serán destruidos.”La frase del Mariscal
encerraba una verdad, pese a las sucesivas derrotas, el ejército francés
seguía en pie. Esa debía ser la estrategia a seguir en el futuro, no
destruir al enemigo específicamente, sino hacer que al enemigo le sea
imposible destruir a la propia fuerza.
49 Jones A., 1987, “The Art Of War in the Western World” pg.311, New
York, Oxford , University Press.
FUEGO Y MANIOBRA 171
50 Gat. Azar, 1989 “The Oigins of Military Thought from the Englighnment
of Clausewitz” pg.52, Oxford, Clarendon Press.
51 Guibert, Jaques de, “Essai General de Tactique”, Ed Nation Armee, París,
1977, pg.51. En la obra de Liddell Hart “El Espectro de napoleón”, Eudeba,
Buenos Aires, 1969, se encuantra una transcripción de buena parte de ese
prefacio en la páginas 94 y 95
FUEGO Y MANIOBRA 173
L A F RANCIA R EVOLUCIONARIA
Como hemos expresado Francia contaba con el diseño militar
más avanzado de su época, modelo que la Revolución Francesa no
alteró, sino que al contrario mejoró. Entre esas mejoras se cuenta la
creación del Estado Mayor General por ley de la Asamblea Constitu-
yente de 1790 y la institución de Jefe de Estado Mayor General en
1792.
Sin embargo el mayor problema que debió enfrentar la revolución
fue el de administrar el personal militar. Por un lado gran parte de los
oficiales aristocráticos habían emigrado a partir del encarcelamiento
de la familia real en agosto de 1792, reduciendo el cuadro de oficiales
a menos de la mitad. Las mayores pérdidas se sufrieron en la caballe-
ría y las menores en la artillería e ingenieros dominadas por la bur-
guesía. Otro problema que afectaba al cuerpo de oficiales era la
dureza con que el gobierno revolucionario trataba a los generales
derrotados. En 1793 fueron ejecutados 17 generales y 67 en 1794, lo
que hacía difícil encontrar oficiales que aceptasen ser promocionados.
Para reemplazar a los oficiales faltantes se recurrió a un sistema
que aunque temerario resultó efectivo. Los soldados elegían a quie-
nes debían ser promovidos como oficiales. El método tuvo sus defi-
ciencias, sin embargo la necesidad de contar con líderes confiables y
militarmente capaces hizo que los soldados eligiesen cada vez mejor.
175
176 JORGE ARIEL VIGO
L OS EJÉRCITOS DE LA R EVOLUCIÓN
Durante las primeras guerras que enfrentó la Revolución France-
sa, sus ejércitos aplicaron el Manual de 1791. Según este reglamento
las tropas avanzaban en columna para aproximarse al enemigo y
cuando se hallaban dentro del alcance de fuego, desplegaban en línea
de tres filas de profundidad para combatir con sus mosquetes y asaltar
el dispositivo enemigo. La columna se empleaba también para atacar
a la bayoneta, posiciones preparadas.
Cuando las levas elevaron el número de soldados no experimen-
tados, el Manual comenzó a perder vigencia debido a la falta de tiem-
po para entrenar a los reclutas. Entre 1793 y 1794 se comenzó a
combatir sobre la base de la motivación del soldado, lo que llevó a
FUEGO Y MANIOBRA 179
E L A RTE DE LA GUERRA DE
NAPOLEÓN
Durante sus años de formación militar y especialmente el año
que pasó en la escuela de artillería de Auxonne, Napoleón estudió
intensamente las destrezas de su profesión, las campañas y consejos
de los grandes capitanes y teóricos del arte de la guerra. Entre sus
mentores literarios se encontraban Guibert y Federico el Grande. Es
cierto que el sólo estudio no alcanza para formar un comandante, en
el caso de Napoleón se suman una inmensa capacidad de trabajo y
una poderosa mente analítica. Esto tal vez explique cómo o por qué
el más grande militar de todos los tiempos haya iniciado realmente su
carrera desde el puesto de comandante en jefe.
Hasta Tolón la vida militar de Napoleón es casi irrelevante, pero
a partir de allí, donde siendo jefe de artillería actúa como virtual co-
mandante de las tropas de sitio, su desempeño profesional adquiere
una brillantez inusitada.
Es cierto que Bonaparte no fue realmente un innovador o un
creador en el campo militar, sin embargo ha sido quién mejor ha sin-
tetizado las teorías bélicas de su época dándoles una operatividad que
las convirtió en criterios militares de aplicación aún hoy vigentes.
Los ejércitos napoleónicos mantuvieron la separación formal de
infantería de línea y ligera, pero también conservaron su capacidad de
uso dual. Con relación a la infantería el problema que enfrentó Na-
poleón fue que en su época el poder de fuego adquiría cada vez más
relevancia y necesidad en la preparación del asalto, lo que llevó a dos
situaciones. Por una parte se experimentó con la introducción de
FUEGO Y MANIOBRA 181
grandes batallas son ganadas por la artillería.” Así entre 1804 y 1814 la
artillería francesa creció y se afirmó más que las otras armas.
La artillería se organizaba en regimientos a pie, compuestos de
veinte compañías y a caballo con sólo seis. Cada compañía, equivalen-
te a lo que hoy llamamos batería, comprendía seis cañones y dos obu-
ses en las unidades a pie y cuatro y dos respectivamente en las
unidades a caballo.
Los calibres de las piezas se generalizaron en ocho libras para la
artillería a pie y en seis libras para la a caballo, conservándose en re-
serva las piezas de 12 libras a las que cariñosamente se las conocía
como “las hijas del Emperador.”La proporción de piezas en el ejérci-
to varió de dos cada 1.000 hombres en 1804, a tres cada 1.000 en 1807
y a un máximo de 3,5 cada 1.000 en 1809. Napoleón nunca pudo al-
canzar la proporción que consideraba ideal, que era la de cinco piezas
cada 1.000 hombres.56
A partir de 1806 la concentración de artillería se convirtió en lo
que se designa con el nombre de Gran Batería que consiste en dispo-
ner en conjunto un gran número de piezas que puede alcanzar gran-
des agrupaciones como las empleadas en Jena, Aspern-Essling,
Borodino o Wagram, donde se emplearon 100 cañones en conjunto.
Luego de esta batalla Napoleón consideró que el número de piezas
efectivo a concentrar era de 36 o más para obtener un resultado deci-
sivo.57
Para ilustrar el empleo ofensivo de la artillería que hacían los
franceses debemos señalar la acción del General Senarmont en la
batalla de Friedland el 14 de junio de 1807. Este oficial concentró 38
piezas contra las posiciones rusas sobre las que hizo fuego a una dis-
tancia de 400 metros, luego de seis disparos las avanzó para ponerse a
200 metros del enemigo desde donde, apoyado por un batallón de
infantería y cuatro regimientos de dragones, disparó 20 veces sobre
los rusos. Habiendo pasado sólo 30 minutos del inicio de sus acciones,
Senarmont volvió a avanzar sus piezas hasta colocarse a 60 metros e
iniciar desde allí un poderoso fuego de metralla logrando quebrantar a
la infantería rusa.
Napoleón dio estabilidad y permanencia a la organización de
Cuerpos de Ejército que integraban dos o más divisiones de infante-
ría, una o más brigadas de caballería ligera y varias baterías de artille-
E VENTOS DESTACABLES
La Campaña
A su regreso de Egipto, Napoleón encontró que las ganancias te-
rritoriales obtenidas sobre el norte de Italia en 1796 se habían perdi-
do. Los austriacos intentaban consolidar esos territorios recuperados,
para ello disponían del siguiente plan. El Grl Kray se mantendría a la
188 JORGE ARIEL VIGO
La Batalla
Los austriacos presentaron batalla con 31.000 hombres y 100 ca-
ñones, Napoleón inició la lucha con 23.000, que se elevaron luego a
28.000 y empleó en total unas 29 piezas de artillería.
FUEGO Y MANIOBRA 189
191
192 JORGE ARIEL VIGO
58 Doughty, R. 1996 Warfare in the Western World, Vol I, pg. 327, Massachu-
setts, D.C. Heath and Company
FUEGO Y MANIOBRA 193
meza esto hace al efecto del fuego, hoy en día tan poderoso, que
determinará el resultado.”59
La innegable verdad enunciada por Moltke, no tuvo la misma au-
tenticidad para todos los militares de fines del siglo XIX. Algunos
expertos opinaban que el aumento del poder de fuego permitía dis-
minuir el número de efectivos reservados a la defensa y que ese so-
brante de personal podía destinarse a engrosar las fuerzas aplicadas a
operaciones ofensivas. Esto proveería de suficientes hombres para las
siempre exigentes maniobras de envolvimiento.
Hubo especialistas que sin despreciar lo dicho, interpretaron que
al mayor poder de fuego potenciaba también a las fuerzas atacantes,
las que empleadas en mayor número que las defensoras podían arro-
llarlas fácilmente. Ninguna de las dos teorías avizoraba el hecho de
que la defensa contaba con un mayor aplomo para hacer puntería e
incluso incrementar la cadencia de fuego, lo que contendría casi cual-
quier ataque. Y que esas características unidas al mayor alcance po-
drían fácilmente inmovilizar cualquier maniobra de envolvimiento.
Estas ideas contrarias a la realidad se sostuvieron aún a través de la
evidencia ofrecida por sucesivas guerras. Es posible admitir con cierta
flexibilidad que los ejemplos de la Guerra de las Seis Semanas (1866)
o de la Guerra Franco Prusiana (1870-1871), no fueran concluyentes.
Más duro de aceptar es el rechazo de las pruebas ofrecidas por la
Guerra Civil Norteamericana (1861-1865) bajo el argumento de que
se trataba de una guerra de aficionados o de “dos turbas armadas”
como dijera Moltke. Lo que sí resulta incomprensible es que se cerra-
ra los ojos a las duras experiencias de las Guerras Anglo-Boer (1899-
1902) y Ruso-Japonesa (1905-1905).
Aunque no hay una explicación directa y única acerca del por qué
de estas ideas, que fueron expuestas bajo una elaboración académica
de relevancia, podemos señalar que la preeminencia que se dio al
valor de la moral de la tropa tuvo una gran influencia sobre ellas. Es
esta la época en que la obra del Coronel Ardant du Picq “Estudios de
Batallas”, cuya primera publicación parcial se hizo en 1868 y su ver-
sión completa en 1880, cobra adeptos en el campo militar bajo la idea
de la fuerza moral, con la deformación de apoyarse casi con exclusivi-
dad en ella.
La resultante fue una especie de reminiscencia medieval donde
la exaltación moral y los valores de valentía, el “elan” francés y la idea
E VENTOS DESTACABLES
203
204 JORGE ARIEL VIGO
62 Griffith, P., 1992 “Forward into Battle” pg 64. California, Presidio Press.
206 JORGE ARIEL VIGO
La Doctrina Francesa
La idea estratégica prevaleciente era la de alcanzar la definición
de la guerra a través de una batalla decisiva que llevara a la destruc-
ción de las fuerzas del enemigo. Este concepto surge del reglamento
francés para la Conducción de Grandes Unidades del 28 de octubre
de 1913. Se señala allí que el volumen de las tropas a emplearse, sus
requerimientos logísticos complejos y la alteración de la vida nacional
son causales suficientes para buscar la decisión en el plazo más breve.
Continúa diciendo el reglamento: “ la batalla decisiva, explotada
a fondo, es el único medio de plegar la voluntad del adversario por la
destrucción de sus ejércitos. Ella constituye el acto esencial de la
guerra…Para vencer es necesario romper por la fuerza el dispositivo
de combate del adversario”64
Esta idea acerca de la batalla decisiva por supuesto que no era
nueva pero estaba acompañada de una concepción de acción particu-
lar. Las ideas militares francesas predominantes concebían como
único medio válido para actuar y hallar resultados exitosos a la ofensi-
va. Todo debía supeditarse a ella, al extremo de erradicar práctica-
mente la idea de la defensa. Este es el espíritu estratégico de la
offensive a outrance, que teñirá por completo la doctrina francesa de
combate. Desde el punto de vista de la conducción superior la defen-
sa sólo era concebible como un recurso para economizar fuerzas des-
tinadas a un futuro ataque. Este papel secundario asignado a la
defensa hizo que en todo estudio, ejercicio, maniobra o instrucción,
ésta se hallara totalmente ausente, en perjuicio de su aprendizaje
técnico y profesional. La ignorancia parcial en la que se sumió el
cuerpo de oficiales franceses quedó oculta por la exultante obsesión
que la ofensiva despertaba, a punto tal que era mal vista la sola men-
ción del término defensa.
Si bien los reglamentos tácticos comprendían capítulos referidos a
la defensa, la falta de ejercitación sobre ellos los transformaba en letra
muerta. De todas formas la defensa aún en su concepción teórica
seguía sometida en el nivel táctico a la idea del contraataque, conci-
biéndose a éste como el fin principal.
64 Teniente Coronel Lucas, 1925 “La evolución de las ideas tácticas en Fran-
cia y Alemania durante la guerra 1914-1918”, pg 18. Buenos Aires, Biblioteca
del Oficial Vol. 84. Círculo Militar.
FUEGO Y MANIOBRA 209
65 Griffith, P., 1992 “Forward into Battle” pg 87. California, Presidio Press.
210 JORGE ARIEL VIGO
La Doctrina Alemana
Los alemanes coincidían con los franceses en la importancia de la
batalla decisiva y en la prerrogativa de la ofensiva. También como los
galos privilegiaban el factor moral empleando con asiduidad en sus
reglamentos el término ‘espíritu ofensivo’. En esos mismos reglamen-
tos y como es habitual en la doctrina alemana desde la época de las
Guerras Napoleónicas también se le da un muy importante lugar a la
iniciativa, la cual, “ … ejercida dentro de justos límites es la base de
los grandes éxitos en la guerra”67.
El medio principal para aplicar estos criterios es uno de los pun-
tos que diferencia a germanos y galos. Mientras que los franceses
privilegian la ofensiva ocupándose esencialmente del asalto directo
de la posición enemiga, los alemanes reparan más en el empleo de la
maniobra, especialmente del envolvimiento. Del mismo modo apre-
cian en mayor grado el empleo del fuego, de hecho, para ellos “ atacar
es llevar el fuego hacia delante … la ofensiva consiste en llevar el
67 Teniente Coronel Lucas, 1925 “La evolución de las ideas tácticas en Fran-
cia y Alemania durante la guerra 1914-1918”, pg 42. Buenos Aires, Biblioteca
del Oficial vol 84. Círculo Militar
212 JORGE ARIEL VIGO
E VENTOS DESTACABLES
Alemania
A partir del tratado Franco-Ruso de 1894 la situación estratégica
de Alemania quedaba determinada por la necesidad de tener que
luchar con sus enemigos en dos frentes. Los planes alemanes para el
caso de guerra preveían, como solución a ese problema, un rápido
ataque en el oeste con la intención de eliminar a Francia de la con-
tienda para luego volcar todo el esfuerzo bélico contra Rusia.
Las acciones sobre suelo francés integraban el llamado Plan
Schlieffen, concebido en 1899 por el Conde Alfred von Schlieffen en
su calidad de Jefe del Estado Mayor General del Imperio Alemán. La
versión última del plan fue completada en 1906, año en que Schlie-
ffen sería pasado a retiro por el Káiser Wilhelm II aprovechando un
accidente de equitación del conde; en su lugar fue designado el Grl
Helmuth von Moltke, sobrino del famoso mariscal y conocido como
“Moltke el Joven”.
Antes de 1899 los planes estratégicos alemanes determinaban un
planteo inverso, es decir actuar defensivamente en el oeste y concen-
trarse primero en la derrota del ejército ruso. Schlieffen estimó que
ese planteo podía fracasar en función de la clásica estrategia rusa de
ceder terreno para evitar la derrota y desgastar al enemigo llevándolo
al interior del imperio zarista. Por otra parte el conde calculaba que el
ritmo de movilización del ejército ruso era de seis semanas, más lento
que el de Francia y Alemania de sólo 15 días. Estimó entonces que
esa diferencia le daría alguna libertad de acción antes de que el ejér-
cito ruso pudiera representar un peligro inmediato; Schlieffen con-
cluyó que ese mes y medio podía emplearse en derrotar primero a las
fuerzas francesas. Acometer este plan implicaba dejas una tenue línea
de fuerzas en Prusia Oriental vigilando al ejército ruso; esto implicaba
un riesgo muy alto pero como señaló Federico el Grande “Es mejor
214 JORGE ARIEL VIGO
perder una provincia que dividir la fuerzas con las que se puede lo-
grar la victoria” 68.
Este cambio estratégico fundamental obligó a un replanteo de las
operaciones en el oeste. El principal obstáculo para lograr una rápida
victoria era que la frontera común entre Francia y Alemania resultaba
muy estrecha para una operación de envergadura y potencia. A demás
en esa misma frontera entre Verdún y Belfort se concentraba el nú-
cleo de las fortificaciones defensivas francesas. Esas defensas com-
prendían a demás una brecha al sur de Nancy, conocida como la
Trouée des Charmes, creada deliberadamente para canalizar cual-
quier ataque alemán y volverlo vulnerable a contraataques franceses
desde el norte y el sur. Según Schlieffen la región era casi inexpug-
nable.
La alternativa militarmente obvia consistía en evitar las fortalezas
rodeándolas, sin embargo ello planteaba un inconveniente. El camino
del rodeo implicaba desplazar el centro de gravedad de la operación
hacia el norte y, lo que resultaba más grave, atravesar Bélgica y Ho-
landa violando la neutralidad de estos países. Satisfecho con la solu-
ción militar Schlieffen estimaba que el despliegue del ejército
alemán en la frontera de los Países Bajos llevaría a Francia a lanzar
una invasión preventiva sobre Bélgica liberando así a Alemania del
problema diplomático de no respetar a vecinos neutrales.
El plan Schlieffen proponía un despliegue del ejército Alemán
desde el norte de Colonia hasta Colmar. El ala izquierda entre Col-
mar y Metz era la más débil y su función consistía en atraer a las fuer-
zas francesas hacia la región de Alsacia y Lorena y retener allí a la
mayor cantidad de fuerzas enemigas. En tanto el centro entraría en
Francia entre Longwy y Sedan para doblar inmediatamente hacia el
sur constituyendo el pivot del ala derecha. Ésta luego de atravesar
Bélgica y el sur de Holanda entraría en Francia entre Lille y Givet,
penetrando el territorio galo en profundidad suficiente como para
luego girar hacia el sur, rodear Paris por el oeste y atacar la retaguardia
de los ejércitos franceses para aplastarlos contra las fortalezas del
Mosela, las montañas Jura y la frontera Suiza. El plan tenía como
objetivo derrotar a Francia a través de la destrucción de sus ejércitos,
por ello en ningún momento Schlieffen pensó en tomar Paris. El
diseño de esta estrategia era el básico y elemental modelo del yun-
que, el ala izquierda alemana, y el martillo, su ala derecha que realiza-
68Tuchman, B.1962, “The Guns of August”, pg. 35, New York, Bantam
Books
FUEGO Y MANIOBRA 215
Francia
Los franceses preveían atacar Alemania y destruir sus ejércitos
rápidamente, contando con que sus aliados rusos atacarían al mismo
tiempo obligando a los germanos a dividir sus fuerzas. Esta concep-
ción estratégica preveía que ambos ataques se realizaran al decimo-
quinto día de la movilización ruso-francesa; aunque resultaba obvio
que el oso ruso no alcanzaría su pleno alistamiento en tan breve plazo,
los franceses estimaban que ellos si, y que ese tiempo sería menor
que el de la movilización alemana, lo que les daría la ventaja. La
cuestión central de la decisión militar era cómo emplear esas fuerzas
para alcanzar la victoria.
La doctrina francesa, tanto en el nivel estratégico como en el tác-
tico, privilegiaba la acción ofensiva en todo momento, sintetizada en
la frase offensive a outrance. Se sostenía que el ataque era superior a
la defensa, que la ofensiva proporcionaba resultados positivos y que la
216 JORGE ARIEL VIGO
defensa pasiva sólo llevaba a la derrota. Este criterio afirmaba que las
bajas sufridas en un ataque nunca iban a ser de consideración en ra-
zón de la velocidad y el ímpetu del mismo. A demás se concebía a
estas ideas como las más adecuadas al espíritu del soldado francés, a
su coraje y a su elán.
Uno de los principales promotores de esta doctrina era el Grl
Ferdinand Foch, director de la Ecole Supérieure de la Guerre. Este
brillante oficial sostenía entre otras cosas que “la voluntad de con-
quista es la primera condición de la victoria”, que la “Victoire c’est la
volonté”, y que “una batalla ganada es una batalla en la cual uno no
se confiesa a sí mismo derrotado”. Otro impulsor era el profesor de la
misma escuela Cnl Louise de Grandmaison quien explicaba en sus
conferencias para los jóvenes oficiales que debían cultivarse apasio-
nadamente todas aquellas actitudes y acciones que llevaran la marca
del espíritu ofensivo.
Este espíritu ofensivo había impregnado profundamente no sólo
al cuerpo de oficiales sino también a los soldados y al pueblo francés.
La conciencia ofensiva era tan fuerte que prácticamente no se reali-
zaban instrucciones teóricas ni prácticas que comprendieran acciones
defensivas ni atrincheramientos o preparaciones de fortificación del
terreno.
Pese a estas ideas que inflamaban la pasión del ejército francés
igualmente había oficiales que pensaban que la defensa podía resul-
tar una alternativa de utilidad. Así en 1911 el Grl Michel, comandante
del ejército presentó ante el ministro de guerra un plan que pretendía
contrarrestar el movimiento alemán a través de Bélgica y su ataque
por el norte de Francia. Lo que Michel proponía era enfrentar a los
germanos en la línea Verdún – Namur – Amberes y contenerlos allí.
Este plan presentaba tres obstáculos, por una parte se requería de
más tropas que las regulares; para solucionarlo Michel preveía la in-
corporación de tropas de reserva amalgamadas junto con las regulares.
Esta idea fue rechazada, por los militares porque consideraban que la
mezcla de tropas era para ejércitos decadentes. Los políticos, sobre
todo los de izquierda se oponían porque el crecimiento del ejército
era asociado con un golpe de estado, y porque no estaban dispuestos a
apoyar una ley que aumentara el tiempo del servicio militar para po-
der incorporar las reservas.
El segundo inconveniente era su carácter defensivo, lo que cho-
caba con el espíritu ofensivo reinante en Francia.
El impedimento final era que no todos los responsables de la es-
trategia francesa creían que los alemanes iban a atacar a través de
FUEGO Y MANIOBRA 217
Bélgica. Las líneas generales del plan Schlieffen eran conocidas por la
inteligencia francesa, pero el análisis que de él se hizo concluyó que
el ejército alemán no poseía suficientes soldados como para ejecutar-
lo, y que los germanos jamás pensarían en incorporar reservas para
alcanzar el numero de tropas suficientes.
Como es de comprender el Grl Michel fue considerado un insano
y un peligro nacional, consecuentemente fue removido del cargo de
comandante en jefe. En su reemplazo se designó a Joseph Jacques
Cesaire Joffre, un general de cincuenta y nueve años que había sido
jefe del Cuerpo de Ingenieros, se desempeñaba como jefe de los
Servicios de Retaguardia, y carecía de experiencia en trabajo de esta-
do mayor. Para compensar esa debilidad se le asignó al Grl Castelnau
como segundo, un oficial con experiencia que sería comandante de
un ejército durante la guerra. En los dos años siguientes a su designa-
ción Joffre trabajó en un plan ofensivo cuyo centro de acción era la
región de Alsacia y Lorena, perdidas por Francia durante la guerra
franco prusiana de 1870.
Este plan, conocido como Plan XVII, consistía en un ataque so-
bre Lorena entre Metz y Estrasburgo, la ocupación de Alsacia y un
ataque en dirección al bosque de las Ardenas para amenazar por el
flanco cualquier avance alemán hacia el sur de Namur; el plan conta-
ba además con una reserva para emplearse en una eventual batalla
decisiva. En caso que los alemanes intentasen el envolvimiento por el
norte, allí se dirigirían los franceses entrando a Bélgica por el sur, es
decir a través de las Ardenas, pero esta operación sólo se ejecutaría
por orden del Comandante en Jefe. Este plan carecía de objetivos
estratégicos claros por lo que podemos suponer que, aparentemente,
los franceses pensaban que un ataque victorioso en cualquier lugar
terminaría la guerra.
El plan se completó en abril de 1913 y se distribuyó entre los
mandos de los ejércitos implicados en febrero de 1914, pero sólo se
les entregó la parte del plan que es afectaba específicamente. El plan
en sí no contenía objetivos ni una agenda de operaciones, sólo trataba
del despliegue de fuerzas y algunas directivas sobre eventuales líneas
de ataque en respuesta de una invasión alemana.
La implementación del plan requería de un reordenamiento de
las defensas de Francia, lo que llevó entre otras cosas al abandono de
la fortificación de la ciudad de Lille. El gobernador militar de la ciu-
dad Grl Lebas se presentó ante el Grl Castelnau, jefe del Estado
Mayor General, para reclamar la permanencia de la defensa de la
ciudad en razón de que ésta se encontraba en medio del avance ale-
218 JORGE ARIEL VIGO
El Plan Moltke
Como antes dijimos Schlieffen dejó el Estado Mayor en 1906 fe-
cha en que fue reemplazado por el Grl Moltke. Así como el conde
había concebido la posibilidad de una rápida victoria en el oeste a
través de una batalla decisiva, Moltke pensaba que eso no era posible
y que la guerra podía resultar prolongada; aunque algunos oficiales de
estado mayor pensaban igual dentro y fuera de Alemania, ningún
ejército desarrolló planes para enfrentar una guerra de largo plazo.
Con este planteo se presentó Moltke al Káiser al proponer la modifi-
car del plan original.
En primer lugar redujo la amplitud del rodeo renunciando a la in-
vasión de Holanda; ello le obligaba a tomar la fortaleza de Lieja inte-
grada por seis fuertes mayores, seis menores y 400 cañones, para lo
cual constituyó un destacamento especial de 60.000 hombres, inte-
grados en seis Br I y tres DC, bajo el mando del Grl Otto von
Emmick.
Moltke suponía que los franceses atacarían la región de Lorena
por lo que la decisión de la batalla se produciría en el centro del dis-
positivo alemán. Por ello decidió reforzar esa región disminuyendo la
potencia del ala derecha llevando ahora la proporción entre alas a 3 a
1, abandonando la de 7 a 1 como Schlieffen pretendía. Apreciando
69Tuchman, B.1962, “The Guns of August”, pg. 45, New York, Bantam
Books.
FUEGO Y MANIOBRA 219
La situación de Inglaterra
La preocupación central inglesa la constituía Bélgica, la porción
de territorio continental europeo que apunta directamente a las costas
británicas.
Aunque existían conversaciones desde 1905 entre Francia e In-
glaterra acerca de una acción militar conjunta en caso de guerra, no se
70Tuchman, B.1962, “The Guns of August”, pg. 43, New York, Bantam
Books
220 JORGE ARIEL VIGO
El Ataque
Bélgica
El sábado primero de agosto de 1914 a las 1700, el Káiser
Wilhelm II decretó la movilización general de Alemania poniendo en
marcha con ello el plan Schlieffen – Moltke, cuatro días después las
tropas alemanas cruzaban la frontera belga.
Los primeros ataques contra la fortaleza de Lieja, defendida por
40.000 hombres al mando del Grl Gérard Mathieu Leman, fueron
rechazados, al igual que los asaltos realizados el 5 de agosto. Moltke
había enviado como observador del Estado Mayor en esa operación al
Grl Erich Ludendorff quien se hizo cargo de la Br I 14, por muerte de
su comandante. En un ataque lanzado en horas de oscuridad Luden-
dorff logró penetrar entre dos fuertes y alcanzar los suburbios de la
ciudad, aunque quedó aislado del resto de las fuerzas de ataque. Pese
a ello el Grl Leman no supo sacar ventaja de la situación y, preocupa-
do de que la DI 3 belga se perdiera junto con la ciudad el 6 de agosto
la envió a reunirse con el resto del ejército en Bruselas. Finalmente el
7 de agosto rindió la ciudad.
No obstante la rendición los fuertes que rodeaban la ciudad con-
tinuaban combatiendo por lo que el camino de avance del Primero y
Segundo ejércitos alemanes se encontraba bloqueado. Esto implicaba
un retraso en razón de que estas dos grandes unidades constituían el
ala exterior del rodeo; eran las que debían recorrer más distancia y las
que llevaban el paso de la operación.
Para el 12 de agosto los alemanes sólo habían capturado uno de
los fuertes de Lieja, entonces decidieron emplear contra los restantes
fuertes 2 cañones Krupp de sitio de 420mm, que pesaban 98 tonela-
das y requerían de 200 sirvientes, los famosos “Gran Berta”; junto con
ello se emplearon varios morteros Skoda de 305mm. Los fuertes bel-
gas habían sido construidos para resistir impactos de piezas de hasta
210mm por lo que bajo este fuego infernal, el 16 de agosto cayó la
última posición. El plan alemán llevaba ahora un retraso de 96 horas.
FUEGO Y MANIOBRA 221
Alsacia y Lorena
En tanto en Francia la movilización había comenzado unas horas
antes que en Alemania. El 4 de agosto Joffre estableció el Grand
Quartier General ( GQG ) en Vitry le Francois; tres días después, el
Cpo Ej 7 francés entraba en Lorena alcanzando Mulhouse el 8 de
agosto. Los alemanes contraatacaron esta penetración el 9 de agosto,
el comandante francés Grl Bonneau pensando que había caído en una
trampa decidió replegarse hacia Francia. Ante este hecho el ministro
de guerra le remitió a Joffre un telegrama que decía “cualquier oficial
general que no cumpla con sus deberes con la requerida firmeza de-
berá ser fusilado dentro de las 24 horas“. Aunque menos drástico,
Joffre se comportó igualmente severo e inflexible relevándolo a Bon-
neau y a dos comandantes de división, iniciando una purga que arras-
traría incluso a dos jefes de ejército.
Joffre reunió a siete divisiones bajo la denominación de Ejército
de Alsacia al mando del Grl Paul Pau, que empujó a los alemanes
contra el Rhin; sin embargo para el 20 de agosto los franceses se vie-
ron obligados a retroceder nuevamente. Más al norte, en Lorena los
222 JORGE ARIEL VIGO
Las Ardenas
Sin perturbarse por los desastres de Lorena y convencido por la
inteligencia francesa de que los alemanes no usarían sus unidades de
reserva en el frente, Joffre continuaba pensando que poseía la supe-
rioridad numérica sobre los alemanes y que en algún momento éstos
iban a mostrar un punto débil que pudiera explotarse. El 20 de agos-
to, después de la retirada de Castelnau, Joffre ordenó que el IIIro y
IVto ejércitos atacasen el centro alemán en la región de las Ardenas,
mientras el Ej V y la British Expeditionary Force ( BEF ) atacarían el
ala derecha alemana en Namur, con el apoyo del ejército belga. Para
asegurar el sur se creó el Ejército de Lorena como reserva entre Toul
y Verdun. Este plan era absolutamente teórico; los alemanes estaban
aún en Bruselas, los belgas permanecían encerrados en Amberes y los
IIIro y IVto ejércitos eran inferiores en número a los IVto y Vto ejér-
citos alemanes a los que debían atacar.
La penetración en la Ardenas resultó terrible. El terreno quebra-
do cubierto de bosques y surcado de cursos de agua facilitó a los ale-
manes la defensa a través de puntos defensivos pertrechados con
ametralladoras.
El 22 de agosto los IIIer y IVto Ej franceses estaban desmoraliza-
dos y el Grl Ruffey, jefe del IIIro, que se vio obligado a retirarse, casi
huir, le señaló a un observador enviado por Joffre “dígale al generalí-
simo que sus operaciones son peores que las de 1870”. El 30 de agos-
to era reemplazado por el Grl Maurice Sarrail.
El Ej IV del Grl L’angle de Cary atacó desde Sedán hacia Neu-
fchatel. Chocó contra el Ej IV alemán, su CE 17 y el CE Colonial
fueron batidos sufriendo severas bajas. Para el anochecer los ataques
cesaron y ambos ejércitos franceses habían sido duramente derrota-
dos. Joffre culpó de la derrota a la falta de energía de los comandantes
locales y ordenó reiniciar de inmediato los ataques. La retirada conti-
nuó inevitablemente y Joffre tuvo que admitir que su ofensiva había
sido “momentáneamente contenida”.
El Norte de Francia
Mientras sucedían los eventos de las Ardenas y Alsacia la situa-
ción en el norte se hacía más compleja, los alemanes avanzaban por el
norte del Mosa y el Sambre, sin embargo el GQG suponía que la
masa germana se hallaba al sur del primero de estos ríos y hacia allí
dirigió al Ej V del Grl Lanrezac y a la BEF del Mariscal John French.
Mientras los ingleses concentran sus cinco divisiones en Mons, el Ej
224 JORGE ARIEL VIGO
decidió retirarse hacia el sur para evitar exponerse a una derrota que
dejaría libre el camino de avance a las tropas enemigas.
Al decidir esta retirada no se lo informó al Grl French quién se
enteró del evento a través del teniente Spears, su oficial de enlace.
En tanto la BEF se encontraba bajo ataque del Ej I alemán en Mons.
Este ataque significó una fuerte derrota para los alemanes quienes se
encontraron bajo el fuego de numerosas ametralladoras. Anoticiado
de la retirada francesa French inició también la suya de Mons, des-
preocupándose de la suerte de los galos e incluso pensando en em-
barcar en St. Nazaire y regresar a Inglaterra estimando la guerra como
perdida.
Lo que French no sabía era que el ejército de Kluck había sido
obligado por Bülow a girar hacia el sur en dirección a Mons para pro-
teger el flanco derecho del Ej II alemán. Esta maniobra terminó por
arruinar lo poco que quedaba del plan Schlieffen, pues el giro debía
hacerse el oeste de Lille; al torcer el rumbo antes el Ej I caería frente
a París por el este y no por el oeste como se había previsto original-
mente.
París
El Plan XVII había fracasado, la offensive a outrance estaba
muerta, todos los ataques franceses habían sido rechazados sangrien-
tamente. Joffre finalmente admitiendo la gravedad de la situación le
comunicó al Ministro de Guerra Messimy, que se veía obligado a
tomar la defensiva para poder mantener sus posiciones el mayor
tiempo posible y contener a enemigo, hasta poder reasumir la ofensi-
va. Como se puede observar Joffre mantienen la posición doctrinaria
francesa respecto de la utilidad de la defensa.
Joffre de inmediato comenzó a planear su contraataque mientras
reordenaba su línea defensiva. Para ello necesitaba crear un nuevo
ejército en el ala izquierda de la línea aliada, es decir más allá de la
posición de la BEF, en la región de Amiens. En principio esa zona
estaba cubierta por el CE D’Amade insuficiente para cumplir con esa
misión. El GQG tomó entonces al Ej de Lorena del Grl Michel –
Joseph Maunoury, lo renombró Ej VI y lo envió por tren a Amiens
donde llegó el 26 de agosto. Se retiraron de Paris tres divisiones de
reserva dejando la capital con sólo tres divisiones territoriales insufi-
cientes para proteger la capital. El ministro Messimy nombró al Grl
Joseph Gallieni gobernador militar de Paris, quién aceptó el cargo
bajo la condición de que le fueran provistas tropas suficientes. El
ministro le ordenó a Joffre remitir a la ciudad luz tres cuerpos de
ejército regulares. La orden jamás fue cumplida pues no había tropas
disponibles.
73 Jones A. 1987, “ The Art of War in the Western World, 439, Oxford, Ox-
ford University Press.
FUEGO Y MANIOBRA 227
El Marne
El 2 de septiembre el gobierno francés se mudó a Bordeaux, de-
jando a Gallieni quien declaró “he recibido el mandato de defender
Paris contra el invasor. Ese mandato lo cumpliré hasta el final”. Esa
misma tarde el GQG le informaba que el Ej I alemán había cambiado
de dirección, por lo que comenzó a pensar en cambiar la defensa por
un ataque. El flanco derecho alemán estaba en el aire, si Joffre podía
aferrarlo por el frente, el Ej VI desde París estaría en posición de
atacar y arrollar la línea alemana por completo.
En la mañana del 4 de septiembre Gallieni le comunicó a Joffre
esta idea. Al principio se plantearon dudas pero luego de dos llama-
dos telefónicos más Gallieni convenció a Joffre para una ofensiva a
lanzarse el 7 de septiembre. Sin embargo Gallieni que había previsto
convencer a Joffre ya había comenzado el avance del Ej VI, lo que
forzó a Joffre a adelantar la operación en 24 horas.
El fracaso alemán en Nancy le permitió a Joffre reforzar el centro
y la derecha, llevando más trompas a Paris y creando el Ej IX bajo el
mando de Foch.
La ofensiva necesitaba de la cooperación británica para cubrir la
brecha entre Paris y el Ej V; sin embargo French continuaba pensan-
do en una retirada. Joffre mantuvo una reunión con el inglés el 5 de
septiembre donde le dijo que planeaba comprometer hasta el último
hombre en la ofensiva y que no podía creer que el ejército inglés se
rehusara a participar en la crisis agregando que el honor de Inglaterra
estaba en juego. French le contestó, a través del traductor, “maldito
sea … dígale que lo que los hombres puedan hacer los nuestros lo
harán”. Para ese momento la batalla del Marne ya había comenzado
con el avance del Ej VI contra el CE 4 de reserva alemán del Grl
Gronau al que rechazó en Monthyon.
La ofensiva general se inició con ataques simultáneos del Vto y
VIto Ej y la BEF, aunque para el 6 de septiembre aún se encontraban
entre 8 y 30 kilómetros detrás de la línea de partida trazada en el
plan.
Frustrado por las desobediencias Moltke envió al frente a su jefe
de inteligencia Tcnl Richard Hentsch. Este oficial le dijo a Kluck
que su posición era inestable y debería retirarse al norte del Marne.
En ese momento en el cuartel general del Ej I se recibían las noticias
de la retirada de Gronau hacia Meaux; Kluck, no dispuesto a retirarse
envió hacia allí al CE 2 del Grl Alexander von Linsingen para estabi-
lizar la situación y mantener sus posiciones.
FUEGO Y MANIOBRA 231
La Carrera al Mar
La retirada alemana en ningún sentido era una huída y la perse-
cución aliada tampoco fue tan vigorosa como debía serlo. Para el 14
de septiembre el Ej I alemán se hallaba atrincherado al norte del
Aisne; a fin de ese mes fue atacado por la BEF y el Ej VI francés a lo
largo de Chemin des Dames. Este ataque intentó rodear el flanco
derecho alemán, aunque por cierto el Ej I tenía ambos flancos en el
aire, pues la brecha con el Ej II, abierta en el Marne permanecía sin
cerrar. Para solucionar este problema se creó un Ej VII que alcanzó a
contrarrestar los ataques aliados, concluyendo lo que se conoce como
la batalla del Aisne.
El 14 de septiembre el abatido Motke fue reemplazado por el Grl
Erich von Falkenhayn. Este general planeó flanquear la línea aliada y
FUEGO Y MANIOBRA 233
Austria
Es probable que el principal responsable del desencadenamiento
de la primera guerra mundial haya sido el Imperio Austro – Húngaro,
y aún así, esta multiétnica unidad política era la peor preparada para
enfrentar el conflicto. Con tropas de una docena de nacionalidades
distintas que se manejaban sin un idioma común, con la excepción de
un elemental alemán que se empleaba para dar órdenes, las expecta-
tivas de una acción coordinada resultaban poco halagüeñas.
Austria – Hungría basaba su estrategia militar en la expectativa
de tener que luchar en tres frentes. Por una parte los dos mayores
234 JORGE ARIEL VIGO
Rusia
Los ejércitos del Zar contaban con dos planes alternativos. Uno
de ellos era defensivo y partía del supuesto de que los alemanes ata-
carían primero en el este, en ese caso el Gpo Ej Norte desplegaría sus
tres ejércitos del siguiente modo, el Ej IV al sur de Riga, el 1ero en
Kovno y el Ej II en Bialystok; el Gpo Ej Sur dispondría del Ej V en
Kholm, el Ej III al sur de Rovno y el Ej VIII al norte de Mogilev.
Este plan conocido como “A” especificaba que ante un ataque ambos
grupos de ejército se replegarían al interior de Rusia hasta tener la
oportunidad de lanzar una contraofensiva.
El otro plan llamado “G” estimaba que el primer ataque alemán
sería contra Francia por lo que se aprovecharía esa oportunidad para
lanzar una operación ofensiva que se ejecutaría en dos sectores. Por
FUEGO Y MANIOBRA 235
La campaña de Tannenberg
En cumplimiento de su palabra y en contra de lo esperado por los
alemanes el 15 de agosto de 1914 el Ej I ruso del Grl Pavel Rennen-
236 JORGE ARIEL VIGO
El Imperio Turco
Turquía se hallaba gobernada desde 1909 por el Sultán Moham-
med V, quien a su vez respondía al Comité de Unión y Progreso, más
conocido como Partido de los Jóvenes Turcos. El cual estaba dirigido
por el poderoso Ministro del Interior Taalat Bey, el Ministro de Ma-
rina Ahmed Cemal y el Ministro de Guerra Enver Pasha.
Los Jóvenes Turcos a pesar de la misión militar alemana dirigida
por el Grl Liman von Sanders no entraron en alianza con las Poten-
cias Centrales. De hecho hasta comienzos de 1914 intentaron esta-
blecer un tratado defensivo con Rusia y eventualmente una alianza
con Rusia y Francia. Afortunadamente para los alemanes las ambicio-
nes francesas sobre Siria impidieron cualquier acuerdo. Esto abrió el
camino para que Enver Pasha impulsara una alianza con Alemania
cuyo primer paso formal se tomó el 2 de agosto de 1914 ( al día si-
guiente de la declaración de guerra germana a Rusia ) cuando el Ba-
ron Hans von Wangenheim, en su calidad de embajador alemán
celebró un tratado secreto con los líderes del Partido de los Jóvenes
Turcos y que terminaría el 5 de noviembre de ese año cuando el
Imperio Otomano le declarase la guerra a Rusia, Francia e Inglaterra.
poner bajo las armas unos 2.850.000 hombres. Los índices de deser-
ción eran muy elevados, alcanzando a los 500.000 hombres en 1918;
ello hizo que la mayoría de las divisiones apenas tuvieran un efectivo
de 5.000 soldados.
La mejor arma de que disponían los turcos era la artillería, equi-
pada con cañones Krupp de 75mm, servida por personal entrenado y
perteneciente solamente a unidades activas. El mayor problema que
sufrió la artillería se debió a inconvenientes en la provisión de muni-
ciones, agravado esto por una mezcla de cañones modernos y antiguos
que incluían hasta piezas de avancarga.
En el otro extremo la peor arma disponible era la caballería. Nu-
trida de grupos minoritarios, como los Arabes, que toleraban mal el
creciente nacionalismo turco, siempre generó desconfianza y por
demás se demostró ineficiente. De allí que existiera solamente una
división de caballería en toda la guerra y el resto de los jinetes parti-
cipara en brigadas cuyo efectivo rara vez superaba los mil hombres.
El Partido de los Jóvenes Turcos había alcanzado el poder por
medio de un golpe de estado militar. Para evitar una repetición el
nuevo gobierno seleccionó a sus generales por su lealtad política y no
por su capacidad profesional. Con estas medidas generaron una cú-
pula militar incapaz, que nunca fue plenamente compensada por el
empleo de cerca de 800 oficiales alemanes en los estados mayores
turcos, ni por la participación activa de los generales von Sanders y
Erich von Falkenhayn.
Para agravar la situación el peor comandante turco era el mismí-
simo ministro de guerra Enver Pasha, que aunque bravo era un ab-
soluto ignorante en cuestiones de estrategia y táctica.
El Cáucaso
Hacia diciembre de 1914 Enver Pasha decidió iniciar las acciones
bélicas contra los rusos. El plan consistía en introducir a su Ej III de
90.000 hombres ente el CE 1 de Cáucauso y el CE 2 del Turquestan
rusos que contaban con 60.000 hombres y luego desde esa posición
central separarlos de sus bases y destruirlos. Esta operación tenía
oportunidades de éxito entre otras cosas en razón de la superioridad
numérica turca que podía acrecentarse debido a que los rusos retira-
ban tropas del Cáucaso para llevarlas al frente principal Austro –
Germano. Sin embargo el plan exigía de un clima favorable y no de-
FUEGO Y MANIOBRA 241
Gallipoli
Las operaciones en el Cáucaso tuvieron una consecuencia inespe-
rada. El 2 de enero de 1915 el Gran Duque Nicolai le solicitó a Ingla-
terra que realizara alguna operación de distracción contra Turquía
para que retirara tropas del frente del Cáucaso y facilitara así las ope-
raciones rusas. Una vez que los rusos derrotaron a los turcos, supri-
mieron la petición; sin embargo esta idea sumada al fallido ataque
Turco en dirección al Canal de Suez en febrero de 1915 alimentó un
proyecto del Primer Lord del Almirantazgo Inglés, Winston Chur-
chill.
Antes de la guerra Churchill y el Secretario de Guerra, Lord Ho-
race Kitchener discutieron la posibilidad de una expedición que per-
mitiera apoderarse de los Dardanelos. Consultado el Primer Lord del
Mar Almte Fisher se consideró la posibilidad de un desembarco de
tropas griegas en la península de Gallipoli para asegurar la entrada al
mar de Mármara, atacar Constantinopla y abrir la comunicación con el
Mar Negro; incluso se pensó en lanzar un desembarco Franco – Bri-
tánico sobre las costas asiáticas. Se esperaba a demás, como conse-
cuencia estratégica que Bulgaria y Rumania intervinieran en al guerra
a favor de los aliados.
242 JORGE ARIEL VIGO
los aliados había sido tendido sobre la costa asiática y cerca de la boca
sur del estrecho.
El bombardeo naval se organizó en tres oleadas combinando bu-
ques Ingleses y Franceses, hacia las cuatro de la tarde se habían aca-
llado las baterías turcas y se dio paso a una flotilla de seis dragaminas.
Para ese momento el acorazado francés Bouvet chocó contra una mina
y se hundió en menos de dos minutos. Poco después los cruceros de
batalla ingleses Inflexible e Irresistible sufrieron un inconveniente
similar; al intentar rescatarlos el acorazado Ocean embistió una mina
hundiéndose junto al Irresistible.
Aunque Churchill desde Londres y el comodoro Roger Keyes, je-
fe de estado mayor de la flota en operaciones, instaron a de Robeck a
lanzar un nuevo ataque que podría haber abierto el camino a Cons-
tantinopla, este almirante comunicó que la flota sin ayuda del ejército
no podría atravesar los Dardanelos.
En tanto el 12 de marzo Kitchener había autorizado finalmente la
expedición. Esta estaría bajo el mando del Grl Ian Hamilton e inte-
grada por la DI 29 inglesa, el Cuerpo de Ejército de Australia y Nue-
va Zelanda (ANZAC), y la 1ra y 2da Divisiones Metropolitanas
francesas, y la División Naval Real 63. La inmediatez de la constitu-
ción de la fuerza expedicionaria la privó de un debido equipamiento y
aprovisionamiento lo que obligó a Hamilton a realizar esfuerzos de
improvisación que no siempre fueron exitosos. La premura estaba
justificada en razón de que los turcos se hallaban ahora advertidos del
ataque y reforzarían las defensas de la península.
En efecto el Grl von Sanders fue designado comandante del Ej V
que defendería Gallipoli; contaba con seis DI que alcanzaba los
84.000 hombres. Sanders esperaba que los aliados desembarcasen en
las costas asiáticas de los Dardanelos o lo más próximo a The Na-
rrows, por lo que concentró en estos dos sectores a cuatro de sus divi-
siones. Las restantes las dispuso en el norte de la península como
reserva.
El plan del desembarco comprendía una operación de engaño por
la cual los franceses simularían un asalto sobre la costa asiática en
Kunkale, mientras que otra división inglesa haría lo mismo frente a
Bolayir. Las fuerzas principales de desembarco lo harían en Ari Burnu
el ANZAC, y en la zona de Cabo Helles el resto de las fuerzas.
Las operaciones se iniciaron el 25 de abril a las 0730 horas, y las
acciones de decepción estuvieron a punto de tener éxito pues atraje-
ron la atención de von Sanders a la región de Bolayir durante los pri-
meros dos días del desembarco.
244 JORGE ARIEL VIGO
E L R EGRESO A LA GUERRA DE
MOVIMIENTO
La Guerra de Trincheras
Como ya vimos al comienzo de la guerra el comando francés fue
sorprendido por el empleo que hicieron los alemanes de sus tropas de
reserva como si se tratara de soldados regulares. Esto le dio a los ger-
manos una ventaja inicial que no pudo evitar que la guerra se convir-
tiera en un verdadero desastre para ambos bandos. Para fines de 1914
los sueños de grandes maniobras como las de Sedan y Metz de 1870
se habían esfumado, ahora ambos bandos se encontraban enterrados
uno frente a otro sin esperanza de movimiento alguno.
La guerra de trincheras no conformaba a nadie y de hecho en
ningún mando superior fue dócilmente aceptada. Tan temprano co-
mo noviembre de 1914 los alemanes intentaron romper el frente en
Ypres para abrir una ruta hacia el Canal de la Mancha. Esta acción
fracasó y es conocida como “La masacre de los Inocentes“ por los
miles de jóvenes estudiantes alemanes que cayeron bajo el fuego de
los soldados ingleses.
Un mes después Joffre lanzó su propio ataque con iguales resul-
tados. Todos los intentos ofensivos aliados y alemanes realizados
entre fines de 1914 y principios de 1917 terminaron en duros reveses
para quienes se lanzaron al asalto; así resultaron las batallas de Ypres
de febrero y marzo de 1915 y la de Verdun de febrero a diciembre de
1916. Fracaso tras fracaso los generales se vieron obligados a com-
prender que los modelos tácticos empleados producían un número
excesivo de bajas y ningún resultado.
En el Frente Oriental y en el Cáucaso el estancamiento era simi-
lar; luego de las primeras ofensivas que desplegaron algunas manio-
bras exitosas, la concentración de tropas y armas acabó con la
movilidad de los ejércitos.
Los Tanques
En Inglaterra y Francia de forma separada pero simultáneamente
se comenzó a pensar en la idea de introducir un arma blindada que
250 JORGE ARIEL VIGO
L A DOCTRINA AL FINAL DE LA
GUERRA
Estas tácticas de ofensiva y defensiva, que lentamente fueron
adoptadas por todos los beligerantes plantean algunas cuestiones que
debemos destacar. Por una parte las ideas acerca del valor moral del
soldado y el espíritu de cuerpo prevalecientes aún antes del conflicto
no sólo conservan su vigencia sino que se han hecho más necesarias.
Ello así porque el combate en orden disperso, que tantas dudas plan-
teó a comienzos del siglo es ahora la mejor respuesta para resolver la
inmovilidad de la guerra de trincheras.
Ambas tácticas giran alrededor de un mismo problema. El atacan-
te debe hacer que sus soldados atraviesen un terreno difícil cargados
con equipo pesado; retrasados por los primeros signos de resistencia
enemiga y por la interdicción de la artillería. Sin contar con adecuados
sistemas de comunicación la posibilidad de reducir la pérdida de
cohesión y conservar alguna dirección y potencia del asalto disminuye
en proporción al tiempo en combate. Esto provocó que durante la
guerra aunque se lograran penetrar los cinturones defensivos, las
fuerzas de ataque no estuvieran en condiciones de explotar esas bre-
chas.
Del lado de la defensa el contar con medios de comunicación te-
legráfica y ferrocarriles le facilitaba la concentración de fuerzas para
contener y contraatacar a las tropas asaltantes. Por ello la función
principal de la defensa se basaba en contener el ataque, retrasándolo
el tiempo suficiente para poder reunir tropas y contraatacar.
Como vemos el factor central reside en la rapidez del atacante pa-
ra destruir las posiciones clave enemigas antes de ser contraatacado y
para el defensor en su capacidad para ganar el tiempo suficiente que
le permita lanzar un contraataque. Los años subsiguientes a la prime-
ra guerra mundial enfocaron este problema desde distintas ópticas no
siempre con éxito. Será la Segunda Guerra Mundial la que permita
formular una solución posible
Las nuevas tácticas de infantería afirmaban el combate en forma-
ción dispersa y la importancia del combatiente individual. La organi-
zación de las unidades debió adaptarse a estos criterios adquiriendo
los niveles de pelotón, grupo y sección relevancia táctica y no ma-
yormente administrativa como hasta antes de la guerra. En esta nueva
258 JORGE ARIEL VIGO
77 Jones A. 1987, “ The Art of War in the Western World, 484, Oxford, Ox-
ford University Press.
FUEGO Y MANIOBRA 259
L A TRAGEDIA DE ENTRE
GUERRAS
261
262 JORGE ARIEL VIGO
L A E VOLUCIÓN DE LA DOCTRINA
MILITAR
En el campo de las operaciones de combate terrestre se pueden
distinguir ciertos elementos que sin estar siempre presentes, se mani-
fiestan en las operaciones más exitosas y en las acciones ejecutadas
por los grandes capitanes de la historia. Identificar estos elementos es
importante para poder comprender la evolución táctica del combate
desde comienzos del siglo XX y particularmente para captar en pro-
fundidad el valor del elemento blindado.
En casi todas las batallas decisivas de la historia se destacan tres
elementos básicos. En primer lugar, una parte de las tropas disponi-
bles actúa como ‘fuerza de fijación’, es decir con la misión de aferrar
al enemigo y mantenerlo en posición en un lugar determinado. En
segundo término se distingue un ‘elemento de maniobra’, general-
mente integrado por fuerzas muy móviles cuya misión será la de
atraer y entretener a las reservas enemigas. Y en tercer lugar una ‘ma-
sa de ruptura’ formada por elementos móviles pero a la vez fuertes
cuya misión es penetrar el dispositivo enemigo en un punto débil y
alcanzar su flanco o retaguardia para desarticularlo completamente.
Estos tres elementos combinan su actuación de diferentes formas y
generan la oportunidad de éxito cuando conservan su identidad de
rol. Cuando esto no es así, ya sea porque su actividad no está clara-
mente definida o porque los comandantes han fallado en considerarlo
así, las batallas resultan indecisas o una absoluta derrota.
En la Primera Guerra Mundial la fuerza de fijación la constituía la
masa de la infantería que cumplía perfectamente su función aprove-
chando el uso de las ametralladoras. La fuerza de maniobra represen-
tada por la caballería fue incapaz de actuar por la presencia de las
armas automáticas y la moderna artillería de tiro rápido. Estas mismas
condiciones son las que impidieron el desarrollo de la masa de ruptu-
ra, que recién comenzará a perfilarse con la introducción del tanque y
el aprovechamiento del avión.
En los ambientes militares de los años de entre guerra el debate
real, aunque tal vez no declarado, era el de cómo devolver a la masa
de ruptura su capacidad de acción. Las soluciones propuestas fueron
diversas y no siempre exitosas.
FUEGO Y MANIOBRA 267
Francia
La Creación de Estienne
Los tanques nacieron a instancias del coronel, general de división
en 1918, Estienne a quien podemos considerar su verdadero padre.
Aparecieron a cobijo el arma de artillería y así permanecieron hasta
1920 en que fueron puestas bajo la dirección del Inspector General
de Infantería.
Este cambio mereció el reproche de Estienne que reclamaba la
independencia del arma blindada señalando que difería
“…esencialmente (de la infantería) en la paz como en la guerra, en
reposo como en marcha, por sus procedimientos de combate, su ar-
mamento y su organización que necesita de un potente servicio de
reaprovisionamiento y mantenimiento a retaguardia”. Estas diferen-
cias, que no fueron atendidas, resultaron fatalmente proféticas veinte
años más tarde cuando el empleo de blindados a la velocidad del paso
de la infantería resultó desastroso.
En el curso de una conferencia en Bruselas en 1921 Estienne
bosquejó un ataque blindado en el que los tanques irrumpían en el
terreno enemigo, arrasando todo obstáculo, apoyados por unidades de
infantería blindada y artillería de acompañamiento, bajo el apoyo de
la artillería pesada dirigida por observadores aéreos que batían la
retaguardia enemiga, “…las primeras líneas enemigas sorprendidas
son prontamente rotas y entonces aparecen los carros rápidos de ex-
plotación, ‘comme jadis la cavalerie pour achever la victorie’. Perse-
guido por los tanques hasta el riñón (sic) el enemigo no puede
reestablecerse y es derrotado sin remedio como en la tarde de Cannas
o Jena”. Pese a lo criterioso y certero de su pensamiento, sus ideas no
fueron atendidas por la conducción del ejército, sin embargo un joven
oficial llamado Charles De Gaulle atesoraría esos pensamientos y las
repotenciaría años más tarde.
Estienne ocupó hasta 1923 el cargo de Inspector de Carros, fecha
en la que se retiró debido a haber alcanzado la edad límite, permane-
ció sin embargo como asesor y oficiosamente “jefe” de la sección
técnica de tanques sin volver a intervenir en cuestiones de doctrina.
Falleció en 1936.
268 JORGE ARIEL VIGO
La versión de la Caballería
Mientras la infantería se erigía en única rectora en el uso de los
tanques, la caballería no se quedaba quieta y buscaba una solución
más adecuada para el encuadre de los blindados. Con el apoyo del Grl
Weygand en 1930 comenzaron los trabajos de motorización de las
cinco DC existentes.
Cuatro de ellas, las 1ra, 2da, 3ra y 5ta resultaron en un tipo mixto
que familiarmente se conoce bajo el nombre de divisiones “Petrol-
Picotin” haciendo alusión al problema de abastecer a los vehículos
motorizados y a los caballos. La 4ta división se transformó en la pri-
mera división en el mundo en ser totalmente motorizada y parcial-
mente blindada.
En 1922 las DC estaban designadas como D Ligeras y contenían
elementos de caballería, ciclistas y autos blindados, diez años después
redesignadas como DC comprendían dos brigadas de caballería de a
dos regimientos, un grupo de auto ametralladoras (GAM) un batallón
de dragones transportados (BDP), un regimiento de artillería, y un
batallón de ingenieros con una compañía de puentes. El problema de
estas DC es obvio: cómo maniobrar una gran unidad cuya velocidad
se encuentra en el rango que va desde los 8 km/h a los 30 km/h. Esta
deficiencia hacía imposible el uso efectivo de la motorización pues
obligaba a los vehículos motorizados a sujetarse a la velocidad de las
unidades hipomóviles.
Como respuesta en 1935 la 4°DC fue transformada en la 1°DLM
(División Legere Mecanique), un año más tarde se hizo lo propio con
la 5°DC, convirtiéndola en la 2°DLM; para mayo de 1940 otra división
había dado nacimiento a la 3°DLM, y en plena guerra se creó la
4°DLM que fue refundida en la 4°DCR.
Las DLM eran verdaderas divisiones blindadas, estaban com-
puestas por un grupo de reconocimiento con 47 auto ametralladoras
Panhard, una Primera Brigada Ligera Mecanizada de combate com-
puesta por dos regimientos blindados, cada uno con un batallón de
Tanques medios (47 Somua S35) y un batallón de Tanques ligeros
(47 Hotchkiss H-35), una Segunda Brigada Ligera Mecanizada de
Dragones compuesta de tres batallones de infantería transportada y
tres escuadrones con 23 AMR cada uno, dos grupos de artillería de
75mm y uno de 105mm, una batería antiaérea y una antitanque, se
preveía la inclusión de un batallón de ingenieros, uno de comunica-
ciones y un grupo de observación aérea pero nunca fueron incluidos
en la orgánica. Aunque fuertes en 250 vehículos blindados estas divi-
FUEGO Y MANIOBRA 273
Inglaterra
Los pioneros ingleses en el campo de las fuerzas blindadas fueron
el Grl J. F.C. Fuller y el Cap B. H. Liddell Hart. Fuller privilegiaba el
empleo de los tanques, los que consideraba debían ser conducidos
exclusivamente por soldados profesionales; en su criterio las fuerzas
blindadas debían ser integradas sólo por tanques pues opinaba que la
función principal a cumplir era la de penetrar profundamente el dis-
positivo enemigo empleando una gran velocidad, ello obligaba a ha-
cer a un lado a la infantería.
Para Fuller las tropas mecanizadas debían integrarse con fuerzas
de tanques y fuerzas antitanques móviles. La infantería quedaba
relegada a combatir en terrenos donde los tanques no tenían acceso
como áreas montañosas o de bosques. “En batallas entre máquinas
acorazadas la infantería puede no tener un lugar debido al riesgo...”78
Atravesar el campo de batalla vacío sometido a intenso fuego era
trabajo de los tanques. Las modernas armas de fuego impiden el
acercamiento de la infantería, matienen a la artillería a retaguardia y
descartan el poder de choque de la caballería. “El blindaje puede
derrotar a las balas; por lo tanto el tanque puede reemplazar a la in-
78 Fuller, J.F.C., 1932, “Armoured Warfare”, pg. 18, Pennsylvania, The Mili-
tary Service Publishing Company
FUEGO Y MANIOBRA 275
81Reid, B.H., 1990, “J.F.C. Fuller y B.H. Liddell Hart. Una Comparación”,
pg. 32, en Military Review, septiembre-octubre 1990, Fort Leavenworth,
Escuela de Comando y Estado Mayor, Ejército norteamericano
FUEGO Y MANIOBRA 277
Alemania
La derrota alemana de la Primera Guerra Mundial no se atribuyó
públicamente al fracaso de sus fuerzas militares, se atribuyó a otros
factores no menos importantes pero que ocultaron el fracaso de las
armas. Este ocultación favoreció en tiempos de postguerra al creci-
miento de falsas ideas en el campo político, sin embargo en el campo
militar no todos se dejaron convencer. La fuerte derrota hizo que
oficiales de valía se ocupasen en desentrañar los errores y acierto
83 Guderian, H., 1952, “Panzer Leader”, pg. 24, Washington, Zenger Pub-
lishing
FUEGO Y MANIOBRA 281
Blitzkrieg
Se denomina así al cuerpo de doctrina desarrollado por los alema-
nes entre 1918 y 1939 destinado a evitar la repetición del combate
estático de la Primera Guerra Mundial. Soldados como Hans von
Seeckt y Heinz Guderian percibieron mucho más claramente que el
resto de sus colegas europeos el potencial militar de los motores de
284 JORGE ARIEL VIGO
Alemania
El ejército alemán presentaba ya desde comienzos del conflicto
un perfil operativo de fuerza combinada. Esto es que las acciones de
tanques se realizaban en conjunto con la infantería y la artillería, y
eventualmente con apoyo aéreo, situación esta muy diferente a la
Primera Guerra Mundial y a la actitud de los aliados.
La unidad táctica básica era el Schutzengruppe, equivalente a un
grupo de diez hombres. Esta subunidad operaba bajo un liderazgo
con un alto grado de responsabilidad y autoridad, que puede ser
comparado con los que en Inglaterra y Francia se asignaban a los jefes
de compañía y superiores. Este modelo de mando, inscripto en el
sistema de directivas alemán o de órdenes tipo misión permitía a un
jefe de grupo explotar una oportunidad táctica en cuanto se le presen-
tase, sin necesidad de pedir autorización a sus superiores aunque sí
informándoles para poder recibir apoyo adecuado. En combate esto
dio a los alemanes una gran flexibilidad y agilidad para explotar los
287
288 JORGE ARIEL VIGO
Francia
El ejército polaco duramente vencido en la breve campaña de
septiembre de 1939, había sido moldeado sobre el diseño del ejército
francés. Sin embargo los galos, que dispusieron de casi ocho meses
para analizar y aprender de esa derrota, nada hicieron al respecto y
conservaron la doctrina militar emergida de las enseñanzas de la Pri-
mera Guerra. Pese a los planes de renovación y modernización de
armamentos, nunca se ejecutaron proyectos de actualización doctrina-
ria.
La organización francesa no era muy diferente de la alemana, pe-
ro contrastaba en su doctrina. Contrariamente a lo que dijimos sobre
los alemanes, en Francia los equipos, subunidades y unidades de
Inglaterra
El ejército inglés conservaba su perfil de profesionalidad pero
alineaba su doctrina táctica con las ideas francesas, entonces lo dicho
sobre los galos se ajusta también a los sajones, tal vez con mayor rigi-
dez debido a su tradicional apego al reglamento.
Dentro de la British Expeditionary Force (BEF) de 1940 los in-
gleses remitieron a Francia la 1ra brigada de tanques integrada por el
7mo Royal Tank Regiment (RTR) y el 4to RTR. Entre ambos reu-
nían 77 tanques Matilda A11 débiles y pequeños, armados con ame-
tralladoras de 12,7mm y 23 Matilda A12 más robustos y sólidos con un
buen cañón de 2 libras. Los dos modelos de tanque eran muy lentos,
estaban diseñados para apoyar a la infantería, contaban con un pode-
roso blindaje de entre 60 y 80mm, sin embargo resultaban inadecua-
dos para la lucha blindada y eran fácil blanco hasta para los cañones
más pesados. De los 100 tanques de la primera brigada ninguno re-
gresó a Inglaterra.
Unión Soviética
La doctrina soviética tiene a su teórico más reconocido en el Ma-
riscal Mikhail Nikolaevich Tukhachevsky, quién desarrolló sus ideas
FUEGO Y MANIOBRA 293
E VENTOS DESTACABLES
Khalkhin – Gol
Después de la ocupación de Manchuria por los japoneses en
1931, la frontera entre esta región y Mongolia se convirtió en un área
de constantes incidentes. Entre 1932 y 1938 ocurrieron al menos 500
encuentros y en 1936 la Unión Soviética y el gobierno de Mongolia
firmaron un pacto de ayuda mutua que llevó al enfrentamiento bélico
entre nipones y rusos en esa región.
En 1938 ambos países se enfrentaron en la batalla del lago Kha-
san que se definió por medio de un asalto frontal. Esta costosa opera-
ción táctica fue impuesta desde Moscú al comandante del sector,
General Shtern, bajo el ambiente de la purga de oficiales del Ejército
296 JORGE ARIEL VIGO
87 Horne A., 1974, “La Batalla de Francia”, pg. 132, Barcelona, Editorial
Bruguera
88 Von Mellenthin F., 1971, “ Panzer Battles”, pg. 11 New York, Ballantine
Books.
89 Besida J., 2000 “Le Aut. Commandement Francais”, pg.25 en Vae Victis,
N° 30, París, Histoire & Collections.
FUEGO Y MANIOBRA 301
92Horne A., 1974, “La Batalla de Francia”, pg. 165, Barcelona, Editorial
Bruguera
304 JORGE ARIEL VIGO
Las operaciones
Las acciones alemanas en occidente comenzaron con la puesta en
alerta de las fuerzas en la tarde del 9 de mayo de 1940. A pesar de la
preparación de meses y el planeamiento, muchos de los hombres se
encontraban de franco, en razón de que la seguridad alemana no ha-
bía dejado traslucir, al menos internamente la fecha del comienzo de
las operaciones.
La Campaña de Francia de 1940 presenta una serie de episodios
clave, tanto para el evento mismo como para su análisis militar. Nos
centraremos entonces alrededor de esos hechos, más que en el relato
pormenorizado de la campaña.
En la mañana del 10 de mayo las tripulaciones de la Luftwaffe
abandonaron sus bases poco antes del amanecer para cumplir diversas
misiones de bombardeo entre las que se destaca la de obtener la su-
94 Horne A., 1974, “La Batalla de Francia”, pg.211, Barcelona, Editorial Bru-
guera
95 Horne A., 1974, “La Batalla de Francia”, pg. 214, Barcelona, Editorial
Bruguera
306 JORGE ARIEL VIGO
La 7° Panzerdivisionen
Esta división comandada por el famoso Grl Rommel integraba
junto con la PzD 5, el PzK XV del Grl Hoth. Como dijimos en su
avance atravesó la ciudad de St. Vith y aunque encontró algunos blo-
queos y caminos destrozados pudo mantener un buen ritmo de avan-
ce, gracias a la muy buena coordinación del control de tráfico del
comando de cuerpo que proveyó rápidamente de caminos alternati-
vos.
Rommel cruzó la frontera Germano-Belga desde el Eifel el 10 de
mayo de 1940, día en que alcanzó St. Vith y Vielsalm. Al día siguiente
enfrentaba a las avanzadas de la DLC 4 en los alrededores de Hotton,
para ganar el cruce del río Ourthe. Veinticuatro horas más tarde llega-
ba a Ciney y Leignon a 100 kilómetros de su punto de partida.
De los primeros encuentros con las tropas aliadas Rommel con-
cluyó que era de fundamental importancia abrir fuego rápidamente
pues “…la victoria se inclina del lado de quien haya inmovilizado
primero al adversario con sus armas”96. Observó que el disparar con-
tra el enemigo primero, aunque éste no fuera visible, le permitía
obtener la iniciativa en el combate e imponer su voluntad. Estas ex-
periencias obtenidas por Rommel y que aún hoy en día tienen vali-
dez, tuvieron efectos devastadores sobre las tropas francesas que,
97Horne A., 1974, “La Batalla de Francia”, pg.306, Barcelona, Editorial Bru-
guera; Rommel E., 1954”Memorias(Los años de victoria)”, Biblioteca del
Oficial Vol.436, pg.61. Buenos Aires, Círculo Militar.
310 JORGE ARIEL VIGO
ciaran las baterías francesas. Poco después las tropas alemanas captu-
raban en una de las casas de la ciudad a un capitán francés de artille-
ría que valientemente había reglado el fuego de los cañones galos.
Por la tarde el pueblo caía en manos alemanas.
Las tropas que intentaron contener a Rommel pertenecían a la
DI Norteafricana 4 (DINA 4), una de las mejores divisiones del ejér-
cito y que hasta el momento había estado en reserva. Esta unidad
debía operar en conjunto con la DCR 1, pero sucedieron algunos
eventos que hicieron fracasar esa acción. La DCR 1 pertenecía a la
reserva del GQG y Gamelin la había destinado originalmente a apo-
yar el Plan D. Para ello el 11 de mayo fue enviada a Charleroi a donde
llegó la noche del 12, durante el día 13 permaneció inmóvil mientras
los Grls Georges, Billotte y Corap se disputaban su empleo. A la me-
dia noche se decidió empeñarla en apoyo del CE 11 del Grl Martin,
pero no fue hasta las 1300 horas del día 14 que se emitieron las órde-
nes. De allí que sólo estuviera disponible para el combate en la región
el día 15.
Estos eventos son los que condujeron al empleo solitario de la
DINA 4 contra Onhaye. Contrariamente a lo que podría suponerse se
dio a esta división un papel defensivo lo que facilitó la afirmación de
la cabeza de puente de Rommel sobre el Mosa.
Mientras esto ocurría la situación empeoraba para los franceses.
Una división de infantería alemana estaba cruzando el Mosa en Yvoir,
en tanto que otra presionaba a la DI 22 (tipoA) en Givet, la que retro-
cede súbitamente debido a que su Jefe de Estado Mayor ordenó un
desatinado repliegue. Preocupado por la inseguridad de la posición de
sus DI 18 y DI 22 a las 1900 horas del día 14, el Grl Martin ordenó su
repliegue tras la línea Florennes-Vodecee. Tras los franceses Rom-
mel avanzaba a paso firme alcanzando su penetración una profundi-
dad de 12 kilómetros.
Mientras Martin intentaba armar una nueva línea de defensa, su
jefe el Grl Corap a las 1400 horas del día 15 informaba al Grl Billotte
que deseaba retirar al Ej 9 a sus líneas originales en la frontera Fran-
cesa. Billotte lo autorizó pero le ordenó detenerse en la línea Wal-
court-Rocroi. El resultado de este repliegue fue desastroso y marcó el
comienzo del fin del Ej 9. Nuevamente las malas comunicaciones
francesas hicieron estragos en la conducción de la batalla, algunas
unidades recibieron las órdenes originales, otras fueron informadas
del repliegue pero a la línea del Grl Martin, y algunas no recibieron
ninguna orden. Hubo unidades que no pudieron siquiera moverse y
muchas se desbandaron y huyeron hacia el oeste. Como muestra de
FUEGO Y MANIOBRA 311
Los Ingleses
El octavo ejército Inglés bajo el mando del Tte Grl Ritchie era
una fuerza experimentada en el teatro africano y con un muy buen
nivel de instrucción, aunque las derrotas sufridas a manos de Rommel
habían deteriorado su moral.
La infantería británica estaba mejor equipada que su contraparte
italiana, pero carecía de la movilidad de las tropas alemanas. Aún así
sus divisiones eran superiores en número y poder de fuego.
En cuanto a la artillería los ingleses desplegaban una superioridad
de ocho a cinco con relación a las piezas dispuestas por el eje.
314 JORGE ARIEL VIGO
Los Italianos
Aunque las tropas italianas de la Segunda Guerra Mundial tienen
mala fama, realmente no eran tan ineficientes como se cree.
En esencia el ejército italiano era una fuerza de infantería. Las
divisiones no motorizadas prácticamente sólo podían ser empleadas
para defensas estáticas; el equipo en general estaba pasado de época y
nunca estuvieron bien aprovisionadas; contaban además con insufi-
cientes unidades de apoyo y un pobre equipo de transmisiones. Las
divisiones motorizadas aunque mejores, igualmente nunca dispusie-
ron de suficientes camiones.
FUEGO Y MANIOBRA 315
Los Alemanes
Las fuerzas alemanas al mando de Rommel habían recibido la de-
signación de Panzerarmee Afrika; dentro de él se integraba Panzer-
gruppe Afrika bajo el mando del Grl Cruewell y el tradicional
Deutsches Afrikakorps del Grl Nehring. Este último cuerpo com-
prendía la PzD 15 del Grl von Vaerst, la PzD 21 del Grl von Bis-
marck, que había acompañado a Rommel junto a la PzD 7 en Francia
en 1940, y la División Ligera 90 del Grl Kleeman.
El Panzerarmee Afrika tenía frente al Ej8 inglés la ventaja de una
mejor doctrina, que se veía reforzada por la introducción de la nueva
ametralladora MG 42, pero por lo demás su número y nivel de equi-
pamiento era menor. Las tropas del eje reunían 90.000 soldados fren-
te a los 100.000 ingleses. En tanques además de los italianos contaban
con 50 Pz Mk II, 223 Pz Mk III, 19 Pz Mk III especiales y 40 Pz Mk
IV. Aunque estos tanques eran alrededor del 30 por ciento de los que
podían reunir los ingleses contaban con una mejor velocidad y ma-
niobrabilidad.
En armas antitanque disponían del poderoso cañón de 88mm ca-
paz de detener a cualquier tanque aliado a 3.000 metros de distancia,
también utilizaban el excelente cañón de 76.2mm capturado a los
soviéticos.
316 JORGE ARIEL VIGO
La Situación Aliada
Los aliados habían obtenido la famosa máquina Ultra que utiliza-
ban los alemanes para cifrar sus comunicaciones, gracias a ella pudie-
ron interceptar el 20 de mayo de 1942 una serie de mensajes que
denunciaban el ataque a la línea de Gazala en la las próximas sema-
nas. Esta información le sirvió a Auchinleck y a Ritchie para evadir las
presiones de Churchill acerca de la necesidad de lanzar una ofensiva
en África del Norte. Ambos estaban convencidos de que el Ej 8 no
estaba en condiciones de tal acción y vieron con agrado que Rommel
tomara la iniciativa y atacara primero.
El plan defensivo consistía en resistir el ataque con la infantería
en al línea principal de defensa y en los puntos fuertes y reservar las
318 JORGE ARIEL VIGO
99
Chandler, D, 1972, “La Batalla de Ain El-Gazala “ en “ Asi fue la Segunda
Guerra Mundial”Vol.3 Pg.112, Milán, Noguer.
FUEGO Y MANIOBRA 319
Las Acciones
El 26 de mayo de 1942 las tropas al mando del Grl Crüwell avan-
zaban hacia el sector norte de la línea de Gazala bajo el apoyo de un
fuerte bombardeo de artillería en busca de puntos de penetración del
dispositivo. Mientas tanto el Deutsches Afrikakorps y el CE XX ita-
liano se reunían alrededor de Rotonda Cegnali para comenzar luego
de la caída del sol la Operación Venecia. Esta consistía en una marcha
nocturna de más de 50 kilómetros ejecutada por 10.000 vehículos con
el objetivo de rodear las posiciones inglesas. Para asegurar el éxito de
la operación se habían establecido por anticipado puntos para el rea-
bastecimiento de combustible. A las 0600 del día siguiente las tropas
se encontraban al sur de Bir Hakeim listas para completar la segunda
etapa del envolvimiento, ya dentro del dispositivo inglés. Sólo se
hallaba ausente la División Trieste que al perder el rumbo en la no-
che había tropezado con los campos minados que protegían la zona de
la Br 150 al sudoeste de Rotonda Ualeb.
Aunque Rommel pensaba haber tomado completamente por sor-
presa a los ingleses, éstos estaban siguiendo sus movimientos, aunque
en nada variaron su dispositivo ni se prepararon para contrarrestar el
avance alemán. Esta inactividad es sumamente grave debido a que la
presencia de Rommel en el sur determinaba que el ataque principal
se realizaría por allí y no por el centro como esperaban los ingleses.
A las 0630 la PzD 21 y la Ariete dispersaron a la BrIMot 3 india,
poco tiempo después Rommel se enfrentó con la dispersa DBl 7, la
320 JORGE ARIEL VIGO
Alemania
Después de más de cuatro años de guerra el ejército alemán era
sólo un reflejo de las legiones de las épocas de victoria. Ya no estaba
integrado sólo por germanos sino que en sus filas se mezclaban las
ciudadanías de casi toda Europa. Voluntarios auxiliares, ex prisioneros
de guerra soviéticos, etnias germanos parlantes integraban ahora la
máquina militar de Hitler. En las playas de Normandía muchos de-
fensores de primera línea integraban los batallones voluntarios del
este.
Pero no sólo los soldados que vestían el uniforme alemán se dife-
renciaban por su lugar de nacimiento de las tropas de 1940, también
su edad era diferente. Hacia septiembre de 1944 se crearon las
Volksgrenadierdivisionen, las divisiones de granaderos del pueblo
integradas básicamente con jóvenes de 16 y 17 años y personal de la
Luftwaffe y de Kriegsmarine que carecían de aviones y barcos. Aun-
324 JORGE ARIEL VIGO
100Liddell Hart B., 1974, “Los Generales Alemanes hablan”, pg. 342, Bue-
nos Aires, Ed Rioplatense
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Inglaterra
Pese a los años de guerra transcurridos y la experiencia adquirida
las tropas inglesas seguían utilizando el manual de infantería de 1937.
Esto resultaba particularmente dañino para la eficacia de la fuerza en
especial debido a la costumbre británica de apegarse rígidamente a
las normas reglamentarias, aún en combate.
Esta inflexibilidad poseía sus virtudes. Al aplicarse metódicamen-
te las prescripciones reglamentarias los soldados obedecían casi por
reflejo a sus superiores sin hesitar, logrando focalizar el esfuerzo ex-
clusivamente en vencer al enemigo. Esta forma de actuar donde lo
que se le pide a los hombres es alcanzar un objetivo determinando al
mismo tiempo los medios y modos de hacerlo, excluye la iniciativa
del sistema de mando inglés y privilegia entonces el empleo de la
fuerza bruta para la obtención de un resultado a través de un método
prescriptivo. Esas órdenes pretendían la ejecución de operaciones
surgidas como recetas del manual, lo que restaba toda capacidad de
flexibilidad y adaptación a la situación real de combate.
En correspondencia con esta manera de actuar las operaciones in-
glesas aparecen exitosas en tanto disponen de suficiente volumen de
medios para alcanzar el resultado. Esta reunión de medios y métodos
rígidos se hace muy notable especialmente en la conducción del
Mscal Bernard Montgomery quien reunía ambos perfiles bajo un
mando estrictamente centralizado. Tal vez la mayor virtud de Mont-
gomery haya estado precisamente en la preparación de sus batallas
donde la determinación de los métodos y la acumulación de material
resultan cruciales.
El empleo de una táctica antigua hizo subsistir en el ejército in-
glés la ausencia de cooperación entre la infantería y los blindados. La
falta de acción conjunta era paleada y reemplazada por un poderoso
apoyo de fuego artillero, el que igualmente no alcanzaba a impedir
que la mayoría de las acciones emprendidas por los ingleses fuesen
operaciones de asalto frontal sostenidas por la superioridad material
contra el enemigo.
En el ejército inglés la pertenencia a un regimiento y sus tradi-
ciones es muy fuerte, la mayoría de los integrantes de un cuerpo de-
sarrollan toda su carrera sirviendo en él. Aunque debemos asignar a
esta idiosincrasia un importante aporte a la moral y espíritu de cuer-
po, no podemos desconocer que también ha generado competencias y
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L A POST GUERRA
El fin de la Segunda Guerra Mundial marcó el inicio de una nue-
va era en el mundo. La introducción de las armas nucleares prometía
el desarrollo de un nuevo arte de la guerra nunca antes conocido, el
establecimiento de la política de bloques y la aparición de la Guerra
Fría también seguían ese camino; asimismo lo insinuaban los fuertes
contenidos ideológicos de las guerras de descolonización. Sin embar-
go en el nivel táctico esos cambios no resultaron tan mayúsculos como
prometían. De esa época el rasgo más persistente es tal vez un exceso
de fe sobre las soluciones tecnológicas.
Estados Unidos de Norteamérica gozó del monopolio nuclear
desde 1945 hasta 1949 en que la Unión Soviética detona su primer
arma atómica. El Bloqueo de Berlín en 1948 puso en juego la eficacia
de ese monopolio y cuando éste hubo desaparecido se hizo evidente
que la inmensa potencia de las armas nucleares excedía la idea tradi-
cional de la guerra pues la destrucción mundial no podía ser en nin-
gún sentido “la continuación de la política por otros medios.”
La Guerra Fría estableció como norma la exclusión de la guerra
entre sus principales protagonistas y en sus propios territorios, lo que
llevó a los conflictos bélicos hacia territorios de otros países periféri-
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L A GUERRA DE VIETNAM
Esta guerra plantea aún hoy interrogantes, situaciones poco claras
y posiciones encontradas debido a que su componente ideológico es
muy fuerte y en lo que atañe a esta obra hay una mezcla de táctica
tradicional, combate irregular e innovación tecnológica.
El Teatro de Operaciones
Cuatro características principales de Vietnam tienen consecuen-
cias determinantes sobre las operaciones militares.
La topografía es escabrosa, más de la mitad del territorio está cu-
bierto de montañas y montes boscosos, con pasos altos y tapados por
una vegetación de jungla casi infranqueable. En un ámbito semejante
el tránsito por caminos y senderos está expuesto a abundantes em-
boscadas. Las operaciones militares a gran escala se ven disminuidas
por lo estrecho de las líneas de avance y el difícil desarrollo y mante-
nimiento de líneas de comunicación convencionales. En el norte y el
sur del país los deltas del Río Rojo y del Mekong obligan al empleo
de medios fluviales adecuados para el desarrollo de operaciones mili-
tares.
El clima marcadamente subtropical, con humedad alta y sosteni-
da tampoco favorece la guerra. En Vietnam hay tres tipos básicos de
clima; en el norte y sobre todo en el interior, las temperaturas son de
tipo subtropical y la acción de vientos estacionales produce inviernos
secos y veranos húmedos; los sectores central y suroriental se caracte-
rizan por un clima de monzón tropical, con altas temperaturas y fuer-
tes precipitaciones; y en el suroeste se pueden distinguir
perfectamente las épocas secas y húmedas, aunque las temperaturas
son superiores a las del norte. Se suceden dos monzones a lo largo del
año, de mediados de mayo a mediados de octubre el del suroeste, y
FUEGO Y MANIOBRA 337
E VENTOS DESTACABLES
Blindados en el Golán
An Loc
En la mañana del 8 de junio de 1966, la Tropa A del Primer Es-
cuadrón del 4to. Regimiento de Caballería, perteneciente a la 1ra.
División de Infantería (1 DI) al mando del My Grl William DePuy
inició una marcha entre Phu y Loi y An Loc. La fuerza al mando del
Capitán Ralph Sturgis comprendía 135 soldados, 9 tanques M48, 22
vehículos de combate para transporte de personal M113, 2 blindados
lanzallamas, 2 portando radares, 2 tipo “Dozer” y 1 de recuperación.
La columna de marcha escalonaba en primer lugar al Tercer Pe-
lotón, en el centro con los tanques al Segundo y al Primero cerrando
la retaguardia. Como apoyo de rutina para una marcha de ese tipo, en
el campo de Lai Khe se encontraba el 2do. Batallón de Infantería del
18vo Regimiento de Infantería (2/18) que actuaría helitransportado a
requerimiento del jefe de columna.
Iniciada la marcha la columna abandonó la ruta provincial Nro 13
que la llevaba directamente a su destino, sospechando que se hallaba
minada; tomó entonces el sendero dejado por un antiguo ferrocarril
francés que corría paralelo a la ruta.
A las 1100 horas se alcanzó Lai Khe donde las tropas racionaron y
los vehículos recibieron combustible y mantenimiento. Luego de
este breve alto continuaron su marcha por la ruta paralela que venían
siguiendo hasta alcanzar Chon Thanh; arribados a este punto el 2/18
fue transportado por aire hasta el aeropuerto de Hon Quan en An
Loc.
El camino transcurría ahora a través de una jungla cerrada lo que
obligó por seguridad a retomar la ruta 13. Hallándose a menos de 6
kilómetros de su objetivo, siendo las 1430 el tanque que lideraba la
columna fue alcanzado por el disparo de un cañón sin retroceso (cñ
s/r), aunque los relatos de la acción señalan que pudo haber sido una
mina o ambas cosas a la vez. La fuerza del Capitan Sturgis había caído
en una emboscada montada por el Regimiento de Infantería 272 de la
9na División de Infantería del Viet Cong.
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Shy J. Y Collier T., 1986 “Revolutionary War” en Paret P. y “Makers of
Modern Strategy “pg.820-821Princeton, Princeton University Press.
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L A B ATALLA A EROTERRESTRE :
R EGRESO AL GÉNESIS
La doctrina de la batalla aeroterrestre reconoce como anteceden-
tes a las ideas acerca del empleo de blindados desarrolladas en Euro-
pa en los años 20. Se tomó el empleo de armas combinadas en las que
tanto las armas de combate como las de apoyo y los servicios logísti-
cos operan en conjunto. Se incluyó también la idea del torrente ex-
pansivo de Liddell Hart y especialmente el concepto de la batalla
profunda de Tuchachevsky.
Estas teorías se perfeccionaron mediante el estudio del empleo
que de ellas hicieron los alemanes durante la Segunda Guerra Mun-
dial, revisándose particularmente las campañas de Polonia de 1939,
Francia de 1940, Rusia de 1941 y los envolvimientos de Rommel en
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Eventos destacables.....................................................................43
Meggido 1479 a. C....................................................................43
Qadesh 1300 a. C. .....................................................................44
Marathon 490 a. C.....................................................................45
Platea 479 a. C...........................................................................47
Issus 333 a.C..............................................................................49
Gaugamela – Arbelas 331 a.C..................................................50
Hydaspes 326 a.C. ....................................................................53
Heraclea 280 a. C. y Ascullum 279 a. C. ................................55
Bagradas 255 a. C. .....................................................................56
Telamon 225 a. C. ....................................................................56
Cannas 2 de agosto de 216 a. C...............................................57
Metauro 207 a. C.......................................................................59
Zama 202 a. C............................................................................59
Cynoscéfalos 197 a. C...............................................................60
Farsalia 48 a. C. .........................................................................60
La Táctica en la Antigüedad ......................................................62
Inglaterra..................................................................................274
Alemania ..................................................................................277
Blitzkrieg...........................................................................283