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Es una infección viral por la cual la persona presenta ampollas muy pruriginosas en todo el cuerpo.
Era más común en el pasado. La enfermedad es rara hoy en día debido a la vacuna contra la varicela.
Causas
El virus que causa la varicela es el virus varicela zoster. Es un miembro de la familia del
herpesvirus, que causa también la culebrilla en los adultos.
La varicela se puede contagiar muy fácilmente a otras personas desde el día 1 al 2 antes
de que se presenten las ampollas hasta que se formen las costras. Puede contagiarse de
varicela:
La mayoría de los casos de varicela ocurre en los niños menores de 10 años de edad. La
enfermedad es con frecuencia leve, aunque pueden ocurrir complicaciones serias. Los
adultos y niños mayores se enferman más que los niños pequeños en la mayoría de los
casos.
No es muy probable que los niños cuyas madres hayan tenido varicela o hayan recibido
la vacuna contra esta enfermedad la contraigan antes de cumplir 1 año de edad. Si la
contraen, a menudo tienen casos leves, lo cual se debe a que los anticuerpos de la sangre
de sus madres ayudan a protegerlos. Los niños de menos de 1 año cuyas madres no han
tenido varicela o no han recibido la vacuna pueden contraer una varicela grave.
Los síntomas serios de varicela son más comunes en niños cuyo sistema inmunitario no
funciona muy bien.
Síntomas
La mayoría de los niños con varicela presentan los siguientes síntomas antes de que
aparezca el sarpullido:
Fiebre
Dolor de cabeza
Dolor de estómago
Después de uno o dos días, las ampollas se tornan grises y forman costras. Mientras
tanto, nuevas ampollas brotan en grupos; a menudo aparecen en la boca, la vagina y en
los párpados.
Los niños con problemas cutáneos, como eccema, pueden presentar miles de ampollas.
Algunos niños que hayan recibido la vacuna aun desarrollarán casos leves de varicela.
En la mayoría de los casos, se recuperan mucho más rápido y presentan sólo unas pocas
ampollas de varicela (menos de 30). Estos casos a menudo son más difíciles de
diagnosticar; sin embargo, estos niños pueden igualmente transmitir la varicela a otros.
Pruebas y exámenes
Su proveedor de atención médica puede a menudo diagnosticar la varicela observando
la erupción y haciendo preguntas acerca de la historia clínica de la persona. Pequeñas
ampollas en el cuero cabelludo por lo regular confirman el diagnóstico.
Tratamiento
El tratamiento consiste en mantener a la persona lo más cómoda posible. A
continuación se presentan sugerencias que puede tratar:
Evite rascar o sobar las zonas de picazón. Mantenga las uñas cortas para evitar daños en
la piel al rascarse.
Use ropa de cama fresca, suave y suelta. Evite usar ropa áspera, particularmente de lana,
sobre una zona con picazón.
Tome baños de agua tibia con poco jabón y enjuague completamente. Pruebe con baños
de avena o almidón de maíz para suavizar la piel.
Pruebe con antihistamínicos de venta libre como difenhidramina (Benadryl), pero sea
consciente de los posibles efectos secundarios como la somnolencia.
Los antivirales con frecuencia no se prescriben para los niños por lo demás saludables
que no tengan síntomas graves. Los adultos y los adolescentes que estén en riesgo de
síntomas más graves se pueden beneficiar del antiviral si se administra temprano.
Las medicinas antivirales pueden ser muy importantes para aquellas personas que tienen
afecciones cutáneas (como eccema o una quemadura de sol reciente), afecciones
pulmonares (como el asma) o que han tomado esteroides recientemente.
Expectativas (pronóstico)
En la mayoría de los casos, una persona se recupera sin complicaciones.
Una vez que usted haya tenido varicela, el virus por lo regular permanecerá inactivo o
dormido en el cuerpo de por vida. Aproximadamente 1 de cada 10 adultos
experimentará zóster (culebrilla) cuando el virus vuelva a surgir durante un período de
estrés.
Posibles complicaciones
En raras ocasiones, se han presentado infecciones cerebrales. Otros problemas pueden
incluir:
Síndrome de Reye
Infección del músculo cardíaco
Neumonía
Prevención
Debido a que la varicela es de transmisión aérea y muy contagiosa incluso antes de que
aparezca la erupción, es difícil de evitar.
Hable con su proveedor si piensa que su hijo podría estar en alto riesgo de
complicaciones y que podría haber estado expuesto a la enfermedad. Puede ser
importante tomar medidas preventivas inmediatas. Aplicar la vacuna poco después de la
exposición aún puede reducir la gravedad de la enfermedad.
Historia[editar]
Existe evidencia de que la varicela ya era reconocida hace más de 2 000 años en
la antigua Babilonia. A comienzos del siglo XVI, Giovanni Filippo, médico italiano, describió
esta enfermedad y la distinguió de la fiebre reumática. En 1694, Richard Morton, médico
inglés, creía que esta enfermedad era una forma leve de la viruela («small pox»), y la
denominó varicela («chicken pox»). En 1767, el médico inglés William Heberden distinguió
ambas enfermedades como diferentes, estableciendo los criterios diagnósticos para
diferenciarlas. Sin embargo, por un tiempo persistió algún grado de confusión entre ambas
enfermedades. En 1875, Johann Steinerdemostró que la varicela era una enfermedad
infecciosa, al reproducirla inoculando niños con fluido perteneciente a un paciente con la
enfermedad. En 1892, János Bókay de Bóka (1858-1937), profesor húngaro, sugirió que el
virus que produce la varicela es el mismo que produce el herpes zóster, al observar un
grupo de personas que desarrollaban varicela al exponerse a pacientes con herpes zóster.
Esta hipótesis fue reforzándose en el siglo XX mediante la observación de las células de la
piel enferma, la comparación de la respuesta inmunológica y el uso del microscopio
electrónico para observar las partículas virales presentes, demostrándose coincidencia
para ambas enfermedades. En definitiva, el uso de técnicas de enzimas de
restricción y secuenciación de ADN permitió reconocer el mismo agente viral como
productor de ambas enfermedades: varicela y herpes zóster.6
Epidemiología[editar]
El virus sólo se transmite de persona a persona, ya por contacto directo con las lesiones
cutáneas o al expulsarse mediante tos o estornudos. El periodo de incubación hasta que
aparece la enfermedad es de dos a tres semanas. Es contagiosa desde dos días antes de
la erupción. También puede ser contraída a partir de las lesiones de una persona con
herpes zóster.
Quienes contraen la enfermedad a partir de otro familiar, suelen presentar formas más
graves que los primeros casos, puede ser por un contacto más intenso y continuado con el
virus. La varicela es muy contagiosa, de manera que el 80–90% de quienes conviven la
contraen.4
Etiología[editar]
La varicela es una infección viral causada por un herpesvirus del género Varicellovirus y
la subfamilia Alphaherpesvirinae. La taxonomía lo ha denominado virus herpes humano 3
(HHV-3) cuyo único reservorio conocido es el hombre. El virus tiene un ADN de doble
cadena (dsADN). Todos los virus de esta familia rodean su ADN con
una cápside icosaédrica con un área proteica triangular que lo recubre. En la población
adulta en Europa Central alrededor del 93 al 96 % de la población tiene anticuerpos
sanguíneos detectables para la varicela.78
Etiología[editar]
La varicela es una infección viral causada por un herpesvirus del género Varicellovirus y
la subfamilia Alphaherpesvirinae. La taxonomía lo ha denominado virus herpes humano 3
(HHV-3) cuyo único reservorio conocido es el hombre. El virus tiene un ADN de doble
cadena (dsADN). Todos los virus de esta familia rodean su ADN con
una cápside icosaédrica con un área proteica triangular que lo recubre. En la población
adulta en Europa Central alrededor del 93 al 96 % de la población tiene anticuerpos
sanguíneos detectables para la varicela.78
Patogenia[editar]
La varicela es por lo general adquirida por la inhalación de gotitas respiratorias en
suspensión en el aire desde un huésped infectado. La naturaleza altamente contagiosa del
virus de la varicela explica las epidemias que se propagan a través de las escuelas desde
un niño que está infectado a muchos compañeros. Las vesículas de la varicela contienen
muchos virus, por lo que la transmisión puede ocurrir también por contacto directo con
estas vesículas, aunque el riesgo es menor.9
Después de la inhalación inicial de las gotitas contaminadas, el virus infecta la mucosa de
las vías respiratorias superiores. La proliferación viral se produce en los ganglios
linfáticos regionales de las vías respiratorias superiores entre 2-4 días después de la
infección inicial y es seguida por la viremia entre los días 4-6 postinfección. Una segunda
ronda de la replicación viral se produce en los órganos internos del cuerpo, en especial
el hígado y el bazo, seguida de una viremia secundaria de los días 14-16 postinfección.
Esta viremia se caracteriza por la difusión viral entre las células endoteliales capilares y
la epidermis. La infección del virus a las células de la capa de
Malpighi produce edema intercelular e intracelular, lo que resulta en la
clásica vesícula.[cita requerida]
Para que el virus de la varicela produzca sus efectos, debe entrar a una célula huésped,
para replicarse. La entrada a la célula ocurre mediante un proceso de endocitosis que
requiere una interacción entre las moléculas de la superficie del virus (gE, gI, gB, manosa-
6-fosfato) y de la superficie de la célula (heparán sulfato, receptores de manosa-6-
fosfato, colesterol, glicoproteína asociada a mielina).6
La exposición al virus de la varicela en un niño sano inicia la producción de anticuerpos.
Los anticuerpos del tipo inmunoglobulina G persisten de por vida; generan inmunidad
después de una infección. Las respuestas inmunes mediadas por células también son
importantes para limitar el alcance y la duración de la infección primaria de la varicela.
Después de la infección primaria, se cree que el virus se propaga desde las lesiones de
piel y mucosas a los nervios sensoriales. El virus permanece latente en las células
ganglionares dorsales de estos nervios sensoriales. La reactivación del virus resulta en
una forma clínicamente distinta, el síndrome de herpes zóster o culebrilla.4
La varicela, por lo general, crea inmunidad permanente y solo aparece una vez en la vida,
dependiendo del individuo infectado y su sistema inmunológico, como la mayor parte de
enfermedades eruptivas de la infancia (sarampión, rubeola y otras).
PIOJOSS
Epidemiología[editar]
Para la epidemiología del piojo del cuero cabelludo humano véase pediculosis.
Taxonomía[editar]
El orden se ha subdividido tradicionalmente en dos grupos (órdenes o subórdenes, según
los autores) en relación con sus hábitos alimenticios: los piojos chupadores (Anoplura) y
los piojos masticadores (Mallophaga). Sin embargo, las clasificaciones recientes sugieren
que los Mallophaga son parafiléticos, y se reconocen cuatro subórdenes:3
Muchos niños suelen presentar piojos en algún momento de su infancia. Basta con que un
niño los tenga y junte la cabeza con otro niño para infestarse. Los piojos de la
cabeza pueden moverse fácilmente de una cabeza a otra. Sin embargo, su presencia
suele ser más frecuente en zonas específicas como condiciones de vivienda pobres y en
situaciones de hacinamiento de personas. No obstante, los piojos pueden afectar a
cualquier persona, de cualquier clase social y su propagación no tiene nada que ver con
la higiene.
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© iStock
En bebés y embarazadas. El tratamiento químico no puede utilizarse en todos los
casos. La permetrina no está indicada para menores de seis meses ni para los que tengan
heridas en el cuero cabelludo o alguna enfermedad como la varicela. Tampoco se
recomienda para embarazadas. Habría que eliminarlos de forma manual. Más sobre
pediculosis.
© iStock
Infestación por piojos. La infestación por piojos (pediculosis) es muy frecuente en la
edad infantil. Aunque hay algunas épocas del año, como la primavera, en que la
pediculosis se manifiesta con más intensidad, el hecho es que ya pueden encontrarse
piojos en cualquier estación. Fuente: Onmeda
¿Cómo son los piojos? Los piojos son insectos que viven en la cabeza humana. La
hembra del piojo tarda unas dos semanas en hacerse adulta y pone hasta ocho huevos al
día (denominados liendres). El piojo puede vivir hasta un mes y su longitud es variable,
dependiendo de la etapa de desarrollo en el que se encuentre. Foto: Wikimedia Guilles
San Martin
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Se alimentan de sangre. Las liendres (pequeñas -1mm- y blanquecinas) se sitúan cerca
del cuero cabelludo, pues necesitan calor para prosperar. Por su parte, el piojo puede
desplazarse por todo el cabello. El piojo se alimenta de la sangre humana. No es la
picadura lo que causa picor, sino su saliva, que provoca una reacción alérgica en la piel
humana.© Jupiterimages/Digital Vision
Se contagia cabeza a cabeza.Los piojos se transmiten, fundamentalmente, por contacto
directo cabeza a cabeza, cuando el pelo de dos personas (estando una de ellas con
pediculosis) se junta. Los piojos no pueden saltar ni volar. Sin embargo, se contagian
muy fácilmente pues se multiplican muy rápido.
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No compartir gorros ni peines. Aunque la vía mayoritaria de contagio de la
pediculosis es por contacto directo con otra cabeza, también hay posibilidad de
contraerla si se comparten objetos personales como peines, cepillos, gorros, bufandas...
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Los animales no los transmiten. Los animales no transmiten lo que conocemos como
piojo de la cabeza. Se transmite solo de humano a humano o por estar en contacto con
un objeto donde se haya depositado algún piojo.
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No tiene que ver con la higiene. La infestación por piojos no se produce en personas
con poca higiene. Los piojos van a todas las cabezas, aunque hay algunas personas que
son más propensas a contagiarse. El piojo no provoca enfermedades en sí mismo, solo
picor y molestias. Sí se puede producir una infección si el rascado se hace con mucha
fuerza provocando heridas.
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Cómo saber si hay infestación. El primer síntoma de la infestación es que el niño se
rasca la cabeza. Hay que mirar la cabeza prestando especial atención a la zona de la
nuca y detrás de las orejas, pues son lugares donde suelen concentrarse los piojos. Las
liendres pueden confundirse por su tamaño con caspa, pero son más difíciles de
desprender.
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Tratamientos más frecuentes.Al descubrir que el niño tiene piojos o liendres,
conviene aplicarle un tratamiento lo antes posible. Los piojos están desarrollando con
los años resistencias a los distintos medicamentos. Uno de los más usados actualmente
es la permetrina. Cuando esta falla, se puede usar dimeticona o malatión, consultando
antes con el pediatra.
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Secar al aire. Una vez que se aplica el tratamiento farmacológico, siguiendo siempre
los tiempos indicados por el fabricante, hay que dejar que el pelo se seque al aire libre.
No debe utilizarse secador, ya que puede anular el efecto del producto.
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Lavar la ropa. Tras detectar piojos hay que lavar la ropa de esa persona, incluyendo
sábanas, toallas, albornoz, gorros, y todas las prendas que hayan estado en contacto con
su cabeza. Se debe utilizar un programa de lavado a 60 ºC.
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Revisar sofás, juguetes...Otras partes de la casa que también hayan estado en contacto
con el niño deben ser revisadas. Hay que aspirar sofás, sillones... y lavar aquellos
juguetes (como los peluches) en los que hayan podido establecerse los piojos. Si no se
pueden lavar, hay que meterlos en una bolsa cerrada de plástico durante dos semanas.
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Vigilar periódicamente la cabeza. Cuando se detecten los piojos y aunque se haya
utilizado un tratamiento, hay que revisar la cabeza del niño con una lendrera cada dos o
tres días. La extracción manual de los piojos da muy buen resultado y es una buena
forma de terminar con las liendres.
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Recoger el pelo. El contagio de piojos es más difícil cuando el niño tiene el pelo corto.
En niñas es una buena opción recogerles el pelo en trenzas, pues así los piojos tienen
más dificultades para llegar.
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No tratamientos preventivos.No se recomienda utilizar tratamientos preventivos para
evitar el contagio de piojos. Su eficacia no está demostrada y pueden provocar
resistencias. Sin embargo, hay una rutina inocua que popularmente se asocia a una
mayor dificultad en el contagio de la pediculosis: se trata de aplicar colonia en el pelo
cada día.
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En bebés y embarazadas. El tratamiento químico no puede utilizarse en todos los
casos. La permetrina no está indicada para menores de seis meses ni para los que tengan
heridas en el cuero cabelludo o alguna enfermedad como la varicela. Tampoco se
recomienda para embarazadas. Habría que eliminarlos de forma manual. Más sobre
pediculosis.
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Infestación por piojos. La infestación por piojos (pediculosis) es muy frecuente en la
edad infantil. Aunque hay algunas épocas del año, como la primavera, en que la
pediculosis se manifiesta con más intensidad, el hecho es que ya pueden encontrarse
piojos en cualquier estación. Fuente: Onmeda
Normalmente, los piojos se transmiten de persona a persona y, a veces, indirectamente al
compartir el peine, la cama, ropa u otros accesorios personales. La infestación por piojos
se manifiesta con picor y se determina con un examen exhaustivo de las zonas afectadas.
Una infección por piojos (pediculosis) se trata con fármacos específicos y creados
expresamente para ello. Los tratamientos aprobados se pueden obtener sin receta médica
en la farmacia. Cortar el pelo o raparlo no suele ser necesario.
Cuando se está ante un caso de pediculosis, todas las personas de contacto deben ser
informadas de ello (por ejemplo, la familia, los amigos y los centros educativos).
Normalmente, los niños que tienen piojos pueden volver a los centros infantiles o
colegios al día siguiente de empezar con el tratamiento sin riesgo de trasmitir la
infestación a sus compañeros.
Los piojos de la cabeza afectan, sobre todo, a los niños, y se transmiten de uno a otro
en en las escuelas. Los piojos del cuerpo o de la ropa suelen observarse en personas sin
hogar, en albergues o prisiones. Por último, las ladillas o pijos del pubis se transfieren,
sobre todo, a través de las relaciones sexuales.
Te puede llevar hasta dos semanas acabar para siempre con los
piojos.
Cubre todo el cabello con alcohol con olor, mientras más fuerte,
mejor.
Busca un gorro plástico con el cual tapar toda tu cabeza.
Deja actuar durante al menos 5 horas.
Quizás debas repetir este proceso una 3 veces más.
Combatir los piojos con esencia de lavanda:
Un remedio casero realmente fuerte, que puede acabar con los piojos
para siempre, solamente debes hacer lo siguiente:
Índice
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la necesidad o no de que haya coacción o sorpresa por parte del abusador hacia el
menor. Para muchos autores, la mera relación sexual entre un adulto y un menor ya
merece ese calificativo, por cuanto se considera que ha mediado un «abuso de
confianza» para llegar a ella.
la necesidad o no de la existencia de contacto corporal entre el abusador y el menor.
Aquellos que no lo consideran necesario, incorporan al concepto de «abuso» el
«exhibicionismo», esto es, la obligación a un menor de presenciar relaciones sexuales
entre adultos o, incluso, de participar en escenificaciones sexuales.
la cuestión de las edades: tanto en lo que se refiere a si el abusador tiene que ser
mayor que el menor, como al valor de esa diferencia y la edad concreta de ambos (la
edad máxima para el menor oscila entre los 15 y 12 años en la mayoría de los
estudios; en cuanto al abusador, lo habitual es que se sitúe entre 5 y 10 años mayor
que la del niño, según sea menor o mayor, respectivamente, la edad de este).
también existen investigaciones en las que se consideran abusos sexuales los
producidos entre jóvenes de la misma edad;
por último, en otros casos, se subraya especialmente la relevancia del abuso sexual
«percibido»; esto es, se considera específicamente como caso de «abuso sexual a un
menor» cuando hay repercusiones clínicas en este.
Con todo, existe cierto consenso en la idea de que el límite que traspasa la evolución
natural de la sexualidad infantil nos permite hablar de una sexualidad abusiva que se
produce en el momento en que el/la menor pierde el control sobre su propia sexualidad y
con ello del autodescubrimiento de su cuerpo y su placer para ser instrumentalizado en
beneficio de un placer ajeno del que no es protagonista, y con una persona con la que está
en una relación de asimetría de algún tipo de poder: control, edad, madurez psicológica o
biológica.
Acoso sexual[editar]
El besar a una persona sin tener su consentimiento puede ser interpretado como acoso
sexual en la actualidad. El acoso sexual es genéricamente la manifestación de una serie
de conductas compulsivas de solicitudes de favores sexuales con distintas formas de
manifestación dirigidas a un(a) receptor(a) sin tener su consentimiento. Se puede aplicar a
ambos sexos o personas del mismo sexo; pero predomina comúnmente en los hombres
que se mueven en ambientes de relaciones laborales, académicos, estudiantiles, que
incluyen hasta el hogar. En muchos países es una figura delictiva punitiva que se pena
según su gravedad y que puede incluir hasta la privación de libertad.
Es una trasgresión a los derechos humanos que niega el principio de igualdad de trato y
de oportunidades en el trabajo. El acoso sexual, es una conducta que contraviene diversas
disposiciones de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y de la Ley
Federal del Trabajo. Es además un delito tipificado por códigos penales en el ámbito
federal y en 20 entidades federativas, y una prohibición expresa para la Administración
Pública Federal según el Código de Conducta a favor de la Equidad entre Mujeres y
Hombres, establecido en el año 2003, por el gobierno del presidente Vicente Fox.
El acoso de naturaleza sexual incluye una serie de agresiones desde molestias a abusos
serios que pueden llegar a involucrar forzadamente actividad sexual. Ocurre típicamente
en el lugar de trabajo u otros ambientes donde poner objeciones o rechazar puede tener
consecuencias negativas.
Estupro[editar]
Artículo principal: Estupro
La diferencia entre abuso sexual infantil y estupro radica en que en el primero son
menores de edad que aún no tienen conciencia de en qué consiste el acto sexual y en el
estupro son menores de 18 años y mayores de 12 en el cuál el sujeto activo obtiene el
consentimiento de su víctima por medio del engaño y la seducción. En este delito es
fundamental que la víctima no pase de 18 años (esto es según las leyes norteamericanas
de varios estados —no en todos—). En la mayoría de los países del mundo no es así; por
ejemplo, en el Código Penal Argentino artículo 119, se considera estupro al acceso sexual
a una menor de 14 años. Una joven de 14 años cumplidos con su consentimiento puede
tener relaciones sexuales con otras personas de edad indefinida y mayores de 14 (en el
caso de relaciones sexuales con otras mujeres).
Son actitudes y comportamientos que realiza una persona sobre otra, sin su
consentimiento o conocimiento y para su propia satisfacción sexual.
Los efectos de la agresión son múltiples, y se expresan en las áreas más importantes de la
persona. Es vivido como un suceso traumático, es decir, como algo que impresiona tanto
que no se puede elaborar, y por ello se intenta olvidar. Pero todo suceso traumático,
“olvidado”, tiende a expresarse y a salir a la luz, bien desde un impulso a la repetición, (
incluso viéndose inmersa sin saber cómo en situaciones en las que nuevamente es
violentada); o siendo ella misma, quien de manera activa, violenta o abusa de otros. Al
mismo tiempo, también aparece una necesidad de evitar, de defenderse de la sexualidad
consigo mismo, y de las relaciones sexuales en general. Es una sexualidad herida, muy
mal integrada, y vivida como una amenaza, como algo que no se puede controlar, y que
lógicamente afecta en las relaciones y compromisos con el otro, con la pareja…
Aclarar que el abuso sexual no es sólo penetración o agresión física. Abarca desde el
contacto físico, (tocamientos, masturbación, sexo oral…), hasta la ausencia de contacto
(exhibicionismo, erotización con relatos de historias sexuales – vídeos- películas-
fotografías…).
Sus consecuencias serán más graves cuanto mayor sea la implicación afectiva o la
autoridad simbólica y moral, en interrelación con la duración temporal de dichos abusos.
Sin volverte obsesiva, debes fijarte muy bien quiénes y cómo son las personas que están a tu lado. Si
notas que alguno de ellos trata de estar a solas contigo o te toca mucho, mejor aléjate y nunca estés sola
con él.
Cualquier comportamiento sospechoso de una persona coméntalo con tu mamá, con tu papá o con la
psicóloga de tu colegio. Nunca te quedes callada. Estrecha la confianza con tus padres, pues ellos por su
experiencia pueden advertir los peligros y ayudarte a resolver problemas.
Ten claro que ningún papá ni padrastro puede tener acercamientos sexuales de ninguna clase contigo. Si
los tienen, no es normal y pueden abusar de ti sexualmente.
En este último caso es muy común que algunas mamás se nieguen a creer tu testimonio, por obvias
razones, pues se trata de su esposo. Por eso, si éste llega a ser tu caso, mejor consúltalo con un
psicólogo o con una persona mayor que te pueda orientar.
No te dejes atemorizar por nadie, ni te dejes manosear. Tu cuerpo es sagrado y nadie tiene por qué
tocarte, salvo que tú se lo permitas. Si alguien lo hace en contra de tu voluntad, denúncialo. El abuso
sexual se castiga con cárcel.
La clave siempre es hablar, por más pena y miedo que se sienta. De lo contrario esa situación puede
durar años, arruinarte la vida y sucederle a alguien más.
Dígale al niño que él/ella no tiene la culpa por el abuso sexual. La mayoría de los niños tratando de hacer
algún sentido del abuso piensan que ellos fueron la causa del abuso o se imaginan que es un castigo por
cosas malas (reales o imaginarias) que hicieron.
Finalmente, ofrézcale protección al niño, y prométale que hará de inmediato todo lo necesario para que el
abuso termine.
QUÉ HACER
Informe cualquier sospecha de abuso sexual. Si el abuso ocurre en la familia, repórteselo a la Agencia de
Protección Infantil local. Si el abuso ocurre fuera de la familia, infórmeselo a la policía o a
la oficina del fiscal de su distrito. Los individuos que informan de buena fe los abusos están inmunes de
ser procesados judicialmente. La agencia que recibe el informe conducirá una investigación y tomará
la acción necesaria para proteger al niño/niña. Los padres deben de consultar con su pediatra o médico
de familia, quien podrá referirlos a un médico que se especialice en la evaluación y el tratamiento del
abuso sexual. El médico que examine al niño podrá evaluar su condición y dar tratamiento a cualquier
problema físico causado por el abuso; podrá también obtener evidencia que ayudará a proteger al niño y
le asegurará que todo está bien. El niño/niña que ha sido abusado sexualmente deberá someterse a una
evaluación siquiátrica, por un siquiatra de niños y adolescentes o por otro profesional de la salud
mental calificada para determinar cómo le ha afectado el abuso sexual y así determinar si necesita ayuda
profesional para superar el trauma del abuso. El siquiatra de niños y adolescentes también puede ayudar
a otros miembros de la familia que puedan estar muy afectados por el abuso. Aunque la mayor parte de
las acusaciones de abuso son verdaderas, puede haber acusaciones falsas en casos de disputas sobre la
custodia infantil o en otras situaciones. En algunas ocasiones la corte puede pedirle a un siquiatra de
niños y adolescentes que le ayude a determinar si el niño/niña está diciendo la verdad, o si le hará daño
prestar testimonio en corte acerca del abuso.
Cuando el niño/niña tiene que testificar, se pueden tener consideraciones especiales (tales como el uso
del vídeo para grabar el testimonio, pausas frecuentes, la exclusión de expectadores o la opción de no
tener que mirar al acusado) las cuales hacen la que la experiencia cause menos estrés. Los adultos, dada
su madurez y conocimiento, siempre son los culpables en los casos de abuso. Nunca se le debe de echar
la culpa al niño que ha sido abusado. Cuando el niño hace una confidencia a alguien acerca del abuso
sexual, es importante darle apoyo y cariño; éste es el primer paso para ayudar al niño a que restablezca
su confianza en los adultos.
Violencia sexual
Son las acciones que obligan a una persona a mantener contacto sexual o a participar en otras
interacciones sexuales mediante el uso de la fuerza, la intimidación, el chantaje, la amenaza o cualquier
otro mecanismo que anule o limite la voluntad personal.
Las siguientes son formas de maltrato sexual:
Violación
Violación
Es la realización de cópula con una persona de cualquier sexo en contra de su voluntad y mediante la
utilización de la fuerza física o moral.
Abuso sexual
Es la realización de actos sexuales o tocamientos sin que se llegue a la cópula en contra de la voluntad
del otro.
Estupro
Acto de cópula con persona mayor de doce años y menores de dieciocho, obteniendo su consentimiento
por medio de engaño.
Hostigamiento sexual
NOTICIAS
"Abuso sexual"
Los monstruos
Desalmado acabó con vida de menor hace cuatro meses y desde entonces permaneció escondido. Cae
"Monstruo de la vía expresa" que raptó, violó y asesino a niña.
Esclarecen crimen. Luego de más de cuatro meses la Policía capturó ayer al "Monstruo de la vía expresa"
quien el pasado 22 de mayo raptó, violó y asesinó a una niña de apenas cinco años de edad. El homicida
cayó luego de que una sordomuda lo reconociera, informaron fuentes policiales.
"El Padre Martín"
La Segunda Fiscalía Provincial Penal de Lima, a cargo de la fiscal Ana María Romero Felipa, dispuso
ampliar las investigaciones que se siguen contra el sacerdote Martín Sánchez por el presunto delito de
abuso sexual. La magistrada solicitó también que se le practique al religioso un examen psicológico y
siquiátrico para establecer su perfil psicológico y comportamiento sexual
"Sacerdote violador"
Con más de 130 denuncias de abuso sexual en su contra, Geoghan estaba en la cárcel por sólo un caso
de violación.
La asesina de niños Myra Hindley.
La mujer más odiada del país (Reino Unido) y su amante abusaron sexualmente, torturaron y mataron a
cinco menores a mediados de los años 60.
¿Saben qué?
Ninguna clase de noticia da solución a los abusos sexuales, sólo se dedican en meterlos presos y queda
ahí nada mas.
1. Pero ¿qué pasa después?
2. Cómo quedan psicológicamente afectadas las victimas
INDICADORES
SÍNTOMAS EMOCIONALES
Gran timidez predominante.
Sentimiento de inseguridad.
Sensación de esconder algo u ocultación de sí mismos.
Constante culpabilidad, se sienten avergonzados de sí mismos.
Inhibición frente a miradas profundas, evitan mirar a los ojos.
Incomodidad al ser entrevistados, evaden dar respuestas profundas
frente a cuestionamientos de su vida familiar o personal.
Cautela al expresarse, evitan dar respuestas inmediatas.
Trastornos de identidad, falta de autoestima y problemas de
sociabilidad.
Anulación de la propia iniciativa.
SÍNTOMAS FÍSICOS
Enrojecimiento y /o dolor en los genitales.
Marcas extrañas en el cuerpo, moretones, mordeduras, etc.
Presencia de enuresis (incontinencia urinaria) o encopresis (defecarse).
Infecciones urinarias.
Trastornos del sueña, insomnio, pesadillas.
SÍNTOMAS CONDUCTUALES
Conducta sexual precoz.
Práctica de juegos sexuales precoces.
Mayor exposición a una nueva situación de abuso. Debido al desarrollo de
conductas sociales precoces y a la constante búsqueda de afirmación de
su persona, el niño abusado busca el contacto íntimo con otros.
Tendencias obsesivas: comprar y limpiar en exceso, abuso de sustancias.
Fuga del hogar.
Sentarse al filo de la silla y con los brazos cruzados, producto de la gran inseguridad que les aqueja.
Posición encorvada del cuerpo (hombros hacia delante), lo que reflejo su sentimiento de inseguridad y
vergüenza.
En algunos casos, dificultad en la coordinación de sus movimientos.
Comportamientos extremos de acuerdo a sus rasgos de personalidad, que van de ser muy callados y
reservados, con un comportamiento de extrema sumisión, hasta tener conductas hiperactivas, agresivas o
inadaptadas.
Temor frente a figuras de autoridad o adultos cercanos.
• Vergüenza de su propio cuerpo, lo consideran sucio, feo, y poco atractivo, lo que los lleva a desarrollar
conductas de seducción y/o promiscuidad para probarse a sí mismos que tienen valor para los demás y
que son deseables.
FACTORES FAMILIARES
Marcado hacinamiento que no permite intimidad para la pareja (padres/padrastros).
Cambio frecuente de una de las figuras parentales.
Padres con historias de abuso o maltrato.
Padres muy negligentes en el cuidado de sus hijos.
Padres muy permisivos, el niño transcurre mucho tiempo en la calle o en
diversas casas del barrio ( con familiares o vecinos).
Presencia del alcoholismo, drogadicción y/o prostitución en uno o ambos
padres.
Situaciones de violencia intrafamiliar.
La violencia sexual siempre tiene consecuencias negativas cuyas dimensiones, según las investigaciones
realizadas, dependerán de varios factores. En general, se plantea que no se puede determinar la
existencia de un cuadro o síndrome del niño o la niña ahusada, pues las consecuencias pueden ser muy
diversas según la edad, el tipo y duración del abuso, el vínculo con el abusador, las propias
características personales del niño o niña (temperamento, fortaleza de recursos internos y externos,
alteraciones o dificultades anteriores a la situación de abuso).
Por ejemplo, se sabe que el daño puede ser mayor en los casos de violencia sexual intrafamiliar, como
ocurre con el incesto, por el que alguien querido y admirado por el niño o la niña traiciona su confianza
(como los casos de Karina y Claudia); o cuando el abuso es repetido durante un largo tiempo (como en
los casos de Jorge y Carlos). El impacto emocional que produce sentir que la persona llamada a proteger
cause daño, o que el abuso sea reiterado, puede ocasionar muy posiblemente -si no se brinda alguna
ayuda consistente- consecuencias patológicas en la estructuración de la personalidad.
Un factor muy importante está constituido por las variables del contexto, que tienen que ver con la
respuesta de soporte social y emocional que se brinde en estos casos (el manejo saludable o patológico
de la familia, de los amigos, de las redes de soporte comunitarias, de los servicios especializados). La
reacción del entorno puede empeorar o disminuir las consecuencias; por eso es tan importante el
tratamiento que se da a estos casos.
Cuando el abuso se da en la infancia, existen consecuencias de corto plazo (que algunos prefieren llamar
iniciales porque a veces pueden extenderse hasta por dos años) y que casi se identifican con los
llamados "indicadores", como podrían ser, en el nivel físico, dolor y picazón en los genitales,
infecciones, embarazo; en el nivel psicológico, baja autoestima, justificación del abuso y culpa, vergüenza,
terror, miedo a ser dañado/a, rabia, hostilidad, depresión, sentimiento de traición; en el nivel de
la conducta, bajo rendimiento escolar, regresión a comportamientos de niños menores, aislamiento social
o agresividad contra los otros, mentiras y robo, comportamiento sexual precoz, intentos de fuga y
comportamiento autodestructivo que puede llegar al suicidio.
También en el caso de las niñas y los niños, pueden darse problemas psicopatológicos más graves como
transtornos del sueño o de la alimentación, o configurarse un cuadro de estrés postraumático. Es muy
importante saber que muchas de las manifestaciones mencionadas también pueden expresar otro tipo de
problemas, por lo que no se puede decir que la presencia de algunos de estos signos o síntomas implica
necesariamente abuso sexual. Siempre es necesario explorar y confirmar los hechos sin alarmar a los
niños y las niñas.
Pero también existen consecuencias de la violencia sexual a largo plazo, que aparecen más adelante y
que van a influir en el desarrollo posterior de las personas: en la adolescencia y adultez. Por ejemplo, en
el nivel emocional y de la autopercepción, se encuentra un autoconcepto negativo, culpa, miedos, fobias,
aislamiento, depresión, ansiedad y tensión, todo ello como características que se instalan en el tipo de
personalidad; en el nivel de las relaciones interpersonales, se observa dificultad para confiar y amar,
temor al rechazo, ansiedad en situaciones de intimidad física, "revictimización" física o sexual (se
involucran inconscientemente en situaciones donde son agredidos/as física o sexualmente, por ejemplo
eligiendo parejas violentas, como el caso de Carlos), dificultades para establecer y mantener relaciones
de pareja, disfunciones y transtornos sexuales (desde inhibición hasta promiscuidad sexual), tendencia a
sexualizar las relaciones y a confundir necesidad de afecto con demanda sexual.
También pueden configurarse problemas psicopatológicos más graves: disociativos, personalidad
múltiple, transtornos limítrofes de la personalidad, estrés postraumático cronificado, abuso de sustancias
psicoactivas, etcétera.
Entre las principales consecuencias, el doctor Jorge Barudy resalta una especialmente relevante por la
importancia que tiene en el circuito de la reproducción de la violencia sexual: "la pseudo-madurez y el
bloqueo del proceso de crecimiento psico-social". Esto significa que a muchas personas que han sufrido
violencia sexual en la infancia o adolescencia les resulta difícil continuar con un desarrollo saludable de su
personalidad y quedan atrapadas en modos relacionales dependientes y sexualizados que repetirán
posteriormente.
Más allá de todos los posibles efectos mencionados, existe un impacto más íntimo que tiene que ver con
el sentimiento profundo de la propia identidad, el cual se manifiesta como una "dolorosa sensación de que
algo intrínseco en ellos (as) estaba profunda e irreversiblemente dañado".
En la mayoría de los casos el abuso sexual provoca en las víctimas numerosas secuelas negativas a nivel
físico, psicológico o comportamental.
Podemos distinguir consecuencias a corto y a largo plazo. ADIMA (1993) indica que, a largo plazo, los
abusos determinan una presencia significativas de los trastornos dísociativos de la personalidad corno
son alcoholismo, toxicomanías y conductas delictivas, aparte de graves problemas en el ajuste sexual.
Las consecuencias son diferentes si el abusador es un familiar, un extraño u otro niña (aunque se habla
de abuso cuando el agresor es significativamente mayor que la víctima o cuando está en una posición
de poder o control sobre ella), también es diferente si la relación sexual ha sido violenta o no. Los abusos
en familia suelen ser más traumáticos, ya que para el niño suponen además sentimientos contradictorios
en cuanto a la confianza, la protección, y el apego que esperamos y sentimos con relación a nuestros
propios familiares.
Personalmente opino que no todos los niños manifiestan el mismo grado de afectación, para algunos, el
abuso, puede significar un trauma y para otros las consecuencias pueden ser diferentes. En algunas
ocasiones, puede suceder que el grado de sufrimiento no esté relacionado o en proporción con el suceso
en el que el niño ha estado involucrado.
El trauma es el resultado de un acontecimiento al que la persona no encuentra significad o, y que
experimenta como algo insuperable e insufrible. Finkelhor, y Brame (1985) definen
la dinámica traumagénica como aquella que altera el desarrollo cognitivo y emocional de la víctima,
distorsionando su autoconcepto, la vista del mundo y las habilidades afectivas. l trastorno de estrés
postraumático se manifiesta en las personas después de un acontecimiento catastrófico e inhabitual.
Ullmann y Werner (2000) exponen en su obra los .distintos tipos de traumas que pueden sufrir los niños
por causas muy diferentes como pueden ser la separación de los padres, la muerte de estos, la vivencia
de una guerra o el abuso sexual. Los síntomas más frecuentes del trauma son, vueltas al pasado y
sueños con representación del suceso ocurrido, insomnio y depresión. Síntomas que suelen persistir
durante mucho tiempo, arias, y a veces, durante toda la vida. Sobre el tratamiento del trauma, Malacrea
(2000) hace una amplia disertación acerca de niños que han sido víctimas de abuso y expone su larga
experiencia en este tipo de tratamiento.
Topper (19881 indica que Félix López, catedrático de Sexología de la Universidad de Salamanca en sus
investigaciones, ha llegado a la conclusión de que no todas las víctimas necesitan terapia, pero todos
necesitan ayuda. La víctima puede necesitar una terapia, el agresor la necesita siempre. Nuestro trabajo,
repetimos, va dirigido a la víctima niño/a), aunque otras personas relacionadas con el abuso sufrido
necesiten también algún tipo de tratamiento.
Arruabarrena (1996) y Cantón y Cortés (2000) expresan que las manifestaciones negativas de los
menores suelen ser: confusión, tristeza, irritabilidad, ansiedad, miedo, impotencia, culpa y autorreproche,
vergüenza, estigmatización, dificultad tanto en las relaciones de apego como déficit en las habilidades
sociales, aislamiento social, desconfianza hacia todos, o a veces, hacia personas del sexo del agresor,
baja auto-estima, impulsividad, trastornos del sueño o de la alimentación, miedo, problemas escolares,
fugas del domicilio, depresión, labilidad, conductas autodestructivas y / o suicidas, etc. Según
Arruabarrena (1996) los menores víctimas de abuso pueden convertirse en potenciales agresores; suelen
manifestar además, conductos hipersexualizadas como la masturbación compulsivo, conductas seduc-
tores, o un exceso de curiosidad por los temas sexuales.
Un estudio detallado y con abundante bibliografía sobre la síntornatología de las víctimas y la relación con
el tipo de abuso, la edad y el género, lo encontramos en Cantón y Cortés (2000).
López (1995) indica que existen diferencias en cuanto a edad y género. Si las víctimas son suelen
manifestar depresión y ansiedad. En el caso de los niñas puede ocurrir, que se anifiesten más agresivos o
que se conviertan en abusadores de otros niños. Aunque, de Paúl (2000), Profesor Titular de la Facultad
de Psicología de la Universidad del País Vasco, en una conferencia pronunciada en la Universidad de
Málaga, indicó que es frecuente decir que los abusadores han tenido en su infancia una historia de abuso
sexual o al menos así lo relatan. Pero no es posible decir que haya una transmisión intergeneracional
porque no cuadran las cifras, la mayoría del abuso se produce de varón a mujer y la mayoría de las
mujeres no son abusadoras sexuales. Sí, se puede decir que puede pesar la historia de abuso sexual en
cuanto a varones que han sido víctimas de abuso sexual por parte de otro varón, y que van a abusar
sexualmente de otros varones, o también haber sido víctimas de abuso sexual por parte de un varón y
abusar de mujeres.
Recientemente Finkelhor (2000), afirma que existe una mayoría de abusadores menores, un tercio del
90% masculinos; estos menores a los que nos referimos suelen imitar el abuso han sufrido. Es posible
que tengan una historia de rechazo social y de estigmatízación sin que ellos mismos sepan el motivo o la
causa inicial de estos problemas.
Martínez y de Paúl (19931 distinguen efectos que ocurren asociados a la edad del niño: Preescolar,
infancia y Adolescencia. Según el tiempo: se distinguen síntomas que van a aparecer a corto y a largo
plazo. Estos autores indican además, otras variables que afectan a la gravedad de las consecuencias,
tales como la frecuencia y la duración.
Todos los datos anteriores respecto al tipo de abuso se obtienen durante la evaluación y son previos a la
intervención terapéutica. En nuestro trabajo partimos de que esta evaluación ya ha sido realizada y
además se han conseguido establecer lazos de empatía con el nido. Gallardo, Triones y Jiménez (1998)
expresan que esta evaluación previa en la que el niño manifiesta sus problemas supone un desahogo no
traumática que deja al niño relajado y e la atención recibida. Es cierto que la misma evaluación debe tener
desde su inicio intención terapéutica.