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Ramiro Guerra

, TEA TRALIZACIO·
DEL FOLI(LORE
y otros ensayos

~.

EDITORIAL LETRAS CUBANAS


LA HABANA, CUBA
,
TEATRALIZACIÚN DEL FOLKLORE

Para el estudio del folklore, fenómeno vital de fuerte


espontaneidad en la vida cultural de los pueblos, es
necesario tener en cuenta las diferentes formas en que
éste se puede manifestar dentro de un amplio concepto
de la cultura nacional, desde sus aspectos más directos
hasta los más elaborados.
Un análisis previo se impone como prolegómeno al
objetivo real de este trabajo: la teatralidad folklórica,
pues la clarificación y la ubicación de los cuatro nive-
les donde se hace patente la presencia de este arte
de los pueblos es imprescindible como demarcación
que nos permitirá especificaciones posteriores. A par-
tir de esta delimitación, diremos que existe un primer
en un g-rabadode Landaluza estadio en el que se desenvuelve la acción del llamado
«foco folklórico», la manifestación en su más puro
tado: aquel ligado internamente a un rito, a un há-

o Ramiro Guerra, 1989


bito recreacional, a una tradición o a un imperativo
social.
© Sobre la presente edición: El ritual alrededor de un acontecer religioso implica
Editorial Letras Cubanas, 1989 mitos, rezos, cantos, toque de tambor, danzas, vestí-
mentas y demás expresiones plásticas que integran los
diferentes aspectos de una parafernalia ritual que va
Esta edición consta de 4. 000 ejemplares. a constituir el formato integral de un contenido mis-
-eo acorde con una civilización, con la ideología de
nn desarrollo cultural, por ejemplo: los orishas y sus
Editorial Letras Cubanas danzas. cantos y ropajes que los individualizan: las
Palacio del Segundo Cabo
O'Reilly 4, esquina a Tacón
le. endas y caminos que narran sus avatares: los alta-
La Habana, Cuba re". imágenes y símbolos de cada santo: los colores

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V 51LS entrecruzamientos, en fin, la compleja armazón músico actual que aprende y ejecuta toques prove-
del panteón yoruba, por citar una manifestación viva nientes de las raíces africanas; el escritor que recoge
, familiar a nuestra cultura, es un hecho folklórico y proyecta historias o Iayendas de tradiciones Iolkló-
concreto r directo cuando se efectúa en el marco de ricas' el bailarín o grupo que se entrena en el cono-
los oficiantes, quienes al utilizar todos los aditamen- cimi~nto de danzas .de origen folklórico y las. ~terpreta
tos y efectuar as acciones rituales cumplen una sig- después, en fin, cualquier forma de exrresIOn cultu-
nificación utilitaria, viva y directa al fin ceremonial al de los valores folklóricos, independiente del foco
de la comunicación con sus deidades. El oficiante original. En este nivel, ca~~siempre, se ejerce la act~-
-baile. cante, toque los tambores o actúe dentro de vidad folklórica en función de poder ser observada
cualquiera de los aspectos del hecho folklórico- lo e captada por otros, y se e~tablece una variante ,de
nace no para ser observado, sino para propia compla- comunicación con la pr,esencla de personas que solo
cencia de comunicación con su creencia religiosa. participan com:-oobservadores d~ una acción, que por
La forma está ligada a su contenido de manera otra parte es ejercida por el ejecutante como. recrea-
indisoluble: normas rituales específicas definen logros cional o estudiosa, culturalmente hablando, ligada a
dependientes del exacto cumplimiento del ceremonial. gustos propios de una identidad nacional que se exp~'~a
Ln color diferente al del orisha no podrá ser utili- con un lenguaje basado en formas y normas tradicio-
danza o toque podrá ser intercam- nales. Esta es la llamada «proyección folklórica»,
menos que normas que se hayan <nde, aurrque se cuidan las reglas formales del hecho
permi an, pues de acuerdo con su
folklórico, se le imponen restricciones que acomoden
'''.''L,,__ es una actividad estática
la coreonrafía alojo del observador. En esta nueva
suaímente se cree}, sino un
;;ituación~ ciertos imperativos de tiempo y espac~~ ohli-
m rimiento, en perspectiva ~n a reaulaciones para hacer viable la relación de
~omunica~ión entre los ya citados ejecutante y ohser-
recre cíona, - como las Fiestas de Rum- va-lor. La «teatralización folklórica» es aquel t~rc~r
- ID • estaciones emanadas de organizaciones " el o estadio en que un trabajo técr;tico y .e~pe~lali-
es como las Tumbas Francesas, o los Juegos y Po- do desarrolla y amplía con necesarias estilizaclones
tencias Abakuás, los Bandes Rara, de ascendencia .::.5 • anifestaciones folklóricas, sin salirse de fronteras
haitiana, que tanto auge están adquiriendo en nues- ~ marcos que puedan deformarlo y dimensional' su
tro ~ ••o pueden agregarse a la lista -no agotada- eo comunicativo a nivel de lo que se llama espec-
de os hechos que constituyen manifestaciones de un • ulo teatral: considerable reunión de efectos senso-r"
({ o I illórico .
- les que magnificados ejercen sobre un público, qu.e
El sezundo estadio es aquel en que las manifesta- uede ser masivo, efectos estéticos capaces de sensr-
ciones surgida" del primero son aprehendidas, en sus illzarlo emotiva e intelectualmente.
aspecto' formales, como valores musicales, danzarios,
El cua.•.to y último estrato se ubica en el ~ito
literarios y plásticos. pero desvinculados de sus con-
la creación artística, inspirada en el lenguaje. ~~1.
tenidos originales que ya han perdido vigencia en el •rico nacional. Aquí el artista manipula la tradición
ámbito cultural del grupo que lo ejerce o de la época o . órica a su leal saber y entender: la toma. retorna.
en que se revive. Este es el caso, por ejemplo, del ~ rea y utiliza como sujeto de las más aire ridas Iucu-
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hraciones, cuyo éxito o no, dependen del tal-en~oin~¡- diversos episodios o secciones que guían su realización
vidual del creador. Podrán tomarse todas las Iicencias total.
que se quieran, pero su validez est.~r~.determinada por Al ser la danza un arte que se complementa en
1'1 capacidad de reinventar la tradicIOn, de remodelar tiempo y espacio (a diferencia de la música que sólo
sus patrones, sin extraviarse en el uso y abuso de su -ive en el tiempo, o la plástica en el espacio) estas
imaginación. . dimensiones necesitan de una acuciosa organización en
Los amplios movimientos culturales nacIOnales del el marco de la escena. La estructura, que como férrea
llamado «arte culto» se han movido dentro de ese armazón de una obra arquitectónica o la ósea del 01'·
nivel. Citaremos entremezcladamente para ilustr~r. la 5anismo humano, reúne internamente el todo de la
idea. los nombres de Roldán y Caturla e~ ~usIca, obra, y d·e la solidez, variedad en la unidad, contras-
de Villaverde y Carpentier en la nov-el~stlca, de 'es que eviten la monotonía, en fin, los valores de
Guillén en la poesía, y de Lam y Mendive en la ('oncepción del todo en relación con las partes y la
plástica, a quienes podríamos agregar muchos otros atmósfera total de la obra dentro de sus posibles
escritores y artistas de varias generaciones que han variantes. Por último, hay que considerar el papel
dado aportes a nuestra cultura nacional, enraizada en le las otras artes soportantes y suhrayantes, pues con
_ ~ tradiciones folklóricas. excepción de la ópera pocas expresiones teatrales nece-
- Cna ez ~tablecidos estos cuatro niveles en los que .•'tan más elementos artísticos que se hagan partes in-
t desempeña un papel central en forma más +egrantes de la misma, como la danza espectacular,
da. directa o indirectamente, es que donde la música, la escenografía, el vestuario - y la
a técni de manipulación del iluminación constituyen elementos de trascendeucia
teatralizacién del folklore. bá-ica en el r-esultado final del espectáculo.

es necesario, primero, hacer una pequeña Analicemos ahora cómo se concretan estos elemen-
C5 en la puesta en escena de una teatralización fol-
ineursi D !!eneral por las reglas o normas de la tea-
Iórica ,
tralización -espectacular, y después estudiar su apli.ca.
or motivación, debemos entender la profundización
ción al material folklórico ya citado. Cuatro bien
en la temática de la danza, en su contenido, en la
complejos elementos de amplia normación deben tener-
-cendencia intrínseca de la misma para sacar
s en cuenta en el quehacer teatral de una presen·
a la luz sus remotas raíces y revelar al observador la
tación espectacular danzaria, ya sea f?lkl~~ica o ~~. rdad folklórica con sus diferentes matices, los cua-
La motivación. que supone la profundlZacIOn, clarifi-
• son con frecuencia borrados por el tiempo, por
cación y ampliación del contenido de una danza, de as de sedimentos posteriores a su surgimiento. y
manera que el público reciba claramente el elemento
nn por tergiversaciones a que se <!xpone todo arte
comunicativo racional de aquello que aparece ante sus "nimo. Profundizar en sus razones primarias y más
ojos, en el mágico ámbito de un esc-ena~io; e~ ~iseño, i::ruas es imprescindible pues es frecuente que las
mediante el cual se organiza, en sucesivas rmagenes ivaciones iniciales cambien, como ocurre con lo"
de acción, la plasticidad del espacio escénico, y ade- - ~ fertilizantes devenidos fiestas anuales que. al
más, el desarrollo del tiempo escénico que dehe trans- scindir del elemento religioso, se convierten en
eurrir a lo largo del espectáculo, pasando por los braciones de otro tipo como los carnavales: o el caso

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de las danzas de galanteo, transformadas más tarde carácter al'qu~típico en las. danzas de los orishas yoru.
en las de tipo social, las cuales en su origen fueron has; los amplios desplazamientos de parejas dentro del
danzas eróticas para incitar la magia del resurgimiento ~sque1!la del formalismo del salón cortesano transfor-
del fruto de la tierra. ~ado por la cultura africana en las danzas de la Tumba
El sincretismo, como asimihción o yuxtaposición de 1. :a~lC~sa;los extraños movimientos deshumanizados en
otros elementos culturales, es otro factor a tener en dinámicas sorpresivas y fantasmagóricos estatismos que
cuenta por su gran importancia en las transformacio- buscan plasmar una imagen sobrenatural de los ante-
nes folklóricas. y también, -quizás la más peligrosa = asados. en el heme abakuá; las carreras desplazantes
de todas- la poderosa influencia de los medios de : el virtuosismo de los juegos de fuerza y habilidad
difusión masiva, que en materia cultural lo mismo de los festivales agrarios en los Bandes Rara así como
han divulgado el arte popular que lo han deformado os. juego~, de amplia acción pantomímica con perso-
con fines comerciales en determinados casos y en otros :>a]e, aCCIOndanzaria y deambular callejero de las
lo han dañado por el facilismo, la falsa información comparsas, todos ejemplos de la unidad entre los moví-
y la chaliacanería populista que menosprecia la calidad :m.ien~o~ específicos de un determinado sujeto danzario
selectiva por la cantidad masiva. 0?U~nco y. s~ motivación en acciones cerradas y res-
Así. la profunda investigación del material folkló- ~nngI~¡¡S, limitadas al cu.arpo del bailador y a su
rico a teatralizar se impone para conocer a fondo Inmediato espacio circundante en algunos casos ahier-
aquello que se Ilevará al escenario, buscando precisa- as, expansivas, de amplias imágenes y de grandes des-
mente en la puesta en escena, subrayar, demostrar, ?lazamientos espaciales en otros.
~to la- causas como los avatares válidos o procesos
P.ode~os concluir que sólo la profundización en las
síneretísmo. y aun 105 posteriores desarrollos que
motivaciones y el conocimiento de sus exactas varian-
ha tenido e. sujeto que manipulamos. Este hondo
e; ?or medio de la más rigurosa investigación, evitará
saber no- ilustrará hasta dónde podemos ampliar las
u:ar, ~na forma tradicional adaptada a un contenido
fronteras de la acción escénica sin traspasar los lími-
istorrcamente ajeno que desvirtuaría la verdad fol-
tes de la veracidad folklórica para evitar lo negativo
órica. Y, la escénica: por otra parte, sus postulados
de repeticiones pedestres del material que, al subir
os gtnaran, con los procedimientos y medios que nos
a escena. ajeno a las motivaciones funcionales 'que le ece el teatro, a revelar las significaciones originales
dieron origen, habrá de ser magnificado sensorialmente
!un sus d~ferentes estratos superpuestos.
en sus elementos formales para que a la distancia
El, es.cenano es un~ caja tridimensional que sugiere
física que pueda existir entre la escena y el lunetario
p~lIco una espeCIe de gigantesco cuadro con pro-
donde se aloja el observador, éste pueda ser atrapado
undidad ..Ese espacio escénico posee valores dinámicos
eomunicativamente por el impacto orizinal de la ma-
mantienen una permanente atracción sobre sus
nifestación. e
erentes ~r.eas.~ centros focales, lo que obliga a una
En general los movimientos de una danza folkló-
rrecta u~ilIzaclOn, constante y cambiante de sus par-
rica s~n. en esencia, expresión de sus más antiguos
_ y 5Zcc~on~s.Ello corresponde al campo prohlemá-
contenidos: e.n la rumbas los estremecimientos pél-
del diseno espacial de la puesta en escena.
vicos están Iigados de manera Íntima al erotismo; la
Las danzas son generalmente espaciales, aum:¡ue al-
pantomima del gesto danzario revela con claridad un
~ no lo son tanto, por lo que al llevar a escena cual-
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y sensorial, omisiones imperdonables en un espectáculo
quiera de ellas, habremos de cuidar el diseño que éstas teatral.
tracen en el espacio escénico, de manera que en las de
Una de las opciones que nos ofrece el diseño escé-
poco o moderado uso espacial habrán de utilizarse
ruco para enriquecer la teatralización es el uso de
recursos teatrales que equilibren esa falta de trasla-
h simetrí~ y .la a.s~met:ía. Entendemos por la primera,
ción, y que enfaticen en otro elemento que también
aquella distribución VIsual de los el-ementos escénicos
compense su"estatismo, o que atraiga hacia aspectos en
donde figuras y elementos escenográficos están colo-
los 'qu~ se puedan concentrar la atención del observa-
eados equilibradamente, al extremo que si trazamos
dor. El danzón, por ejemplo, es un baile de difícil
una línea imaginaria - que divida de modo vertical
teatralización, pues su carácter es de total economía
de arriba a abajo la escena, tanto de un lado como del
de medios comunicativos entre sus ejecutantes, con un
otro estarán igualmente diseñadas sus áreas, aunque
contenido erótico excesivamente destilado por el com-
en necesaria oposición, cuyas lín-eas converjan en el
portamiento social, al extremo que ni siquiera el galano
teo de otras danzas que utilizan pañuelos, sayas femeni- foco. central de! esce~ario, para formar un todo que
confiera armoma, racionalidad y seguridad á la ima-
nas, abanicos, etcétera, es permitido. Estas puestas en
gen visual. El diseño asimétrico, es aquel que a partir
escena son difíciles, pues de manera constante se arries-
de esa línea imaginaria, cada una d-e sus dos partes
ga a perder el carácter de la danza, o bien aburrir con
ofrece una perspectiva diferente, desbalanceada imagen
su presentación escénica. Sin embargo, otras en que
en que el desequilibrio excita por su inestabilidad en el
el espacio posee por sí mismo una viva utilización por
su intrínseco carácter. la manipulación escénica se toro peligro de lo irregular e imprevisto, con la finalidad
de conferir inseguridad en lo tortuoso e irracional,
na fácil.
Las danzas folk.lóricas, por naturaleza, se mueven
La simultaneidad de grupos y sus traslaciones es p!r-
mucho dentro de los diseños simétricos, pero su des-
mitida en muchas danzas. pero en otras de parejas ex-
composición escénica asimétrica no ofrece grandes peli-
clusivamente o de obligados solos, está vedada la utili,
~s de romper su identidad y sí muchas posihilidades
zación de los recursos del diseño espacial, y a menos
de manipulación teatral. Cuando hablamos de diseño.
que lo posea muy fuerte en -el cuerpo mismo del
bailarín -com~ es el caso de las danzas sentadas del
e: término implica, además de los trazados espacial-
mente, los determinados por el tiempo de duración
Oriente. en las que el sólo uso de brazos, manos y
e la obra en la escena, tanto en su totalidad como en
cabeza advierten un complicadísimo atractivo visual-,
_ ;;;partes y secciones. El diseño en tiempo tiene que
el coreógrafo se encontrará con fuertes impedimentos
el' con los contrastes, con los clímax de cada parte
de teatralización. Aquí es donde se pone a prueba el
de. la obra en total -para que no se hagan inne-
saber teatral y el oficio del creador que asuma esta
~:as repeticiones-, con la dinámica propia de cada
responsabilidad (se pueden tomar las licencias nece-
Ion contrastada con la que le antecede y prosigue.
sarias sin violar las intrínsecas de la manifestación)
n las pausas y congelamientos del movimiento. lo'
pues no podrá eludir e ignorar la escena como ámbito
rtes acentos rítmicos que sedimentan el todo, con
espacial de constante y necesaria acción, y de valora-
transcurso de acontecimientos narrativos dados en
ción de su áreas en continua necesidad de vitaliza-
. que determinen una mímica interior en la
ción. De no hacerlo así incurrirá en estatismo, en
y su lógica sucesión. Pocas danzas, folk.lórica-
falta de acción e cénica. y en el aburrimiento visual
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amente hablando, muestran con claridad todos estos proceso total. Es en esta área donde reside el basa-
elementos del diseño aunque los contengan implícita- mento fundamental sobre el cual, y dentro del cual las
mente. Sacarlos a la luz es propio del quehacer teatral. motivaciones y los diseños en espacio y tiempo escé-
Aquí es donde el coreógrafo buscará la manera de nicos alcanzan sus posibilidades de realización. Es en
exteriorizarlos, y de hacerlos patentes; y en aquellas ella donde se logra ordenar una sucesión de danzas
que no los tengan, se las agenciará con sus medios que, interrelacionadas, no llegan jamás a caer en una
imaginativos para que la danza -sin perder autenti. repetitiva sucesión de bailes, o en un monótono catá-
cidad- no se presente como una molesta y monótona logo de manifestaciones danzarias. La estructura es
exhibición de movimientos tradicionales sin vigor vi- el plan del espectáculo, sea una obra larga o corta,
sual 3. la distancia. Es muy frecuente que las danzas esté formada por una sucesión de danzas o aun por
folklóricas posean pocos o escasos movimientos, y ~l una sola. En ella se juega la clara expresión, la espe-
simple placer de ejecutados continuamente, por su cificación de sus partes en relación con el todo.
funcionalidad, lleve al agotamiento a su ejecutante. La estructura primaria es la división tripartita en
Multiplicar esos pocos movimientos en un escenario tiempo que hace de la exposición, desarrollo y conclu-
para lograr una constante variación visual sin violarlos, sión, secciones imprescindibles en la puesta en escena
no es tarea fácil, pero sí imprescindible en la teatrali- de un evento teatral unitario por simple que sea, aun-
zación del folklore. que se trate de un monólogo dramático o un solo dan-
Descubrir o crear puntos culminantes en la danza zario. TodoJo que ocurre en la escena desde que se
es otra .uecesidad. El «vacunao» en la rumba nos lo abre el telón hasta que se cierra, ha de estar deter-
ofrece. y el Maní Congo por ser danza de lucha ::ninado por un crecimiento que tenga bases firmes
de antagónicos nos da grandes posibilidades. Mas, en para realizarse, y que como en la vida, el nacimiento,
otras, es mucho más difícil discenir cuál podrá ser crecimiento y muerte marquen un límite de comienzo,
el momento de alta tensión, el clímax, y entonces evenir y finalización, a través de los' cuales se cum-
tendremos que provocarlo con un momento de intenso a un acontecer, por abstracto que pudiera resultar.
frenesí, o de gran velocidad de vueltas, de peligrosi- Otras estructuras más complejas son aquellas utili-
dad de acción o de un solista que de pronto se dife- zadas en la danza espectacular general, como la forma
rencie del grupo, para exponer algunos ejemplos. e Suite, que en nuestro caso sería una sucesión con-
Buscar y ofrecer estos momentos son de pura necesidad zrastada de danzas dentro de una misma etnia, o un
en el espectáculo teatral, para cumplir con ello las ;rupo de danzas populares refacionadas por una razón
normas necesarias en la plasmación del diseño en el estilística o de otro tipo; la forma narrativa, de gran
tiempo de la puesta en escena. 50 práctico y que ofrece los patrones estructurales

Aunque en razón de un ordenamiento que haga e una historia basada en mitos o leyendas Iolklórí-
posible su comprensión hemos explicado estos elemen- s. con personajes, conflicto y acción; la del Rondó,
tos aisladamente, en realidad todos ellos funcionan n una idea temática que se mantiene reapareciendo
entremezclados, al unísono, y se ayudan y se soportan spués de cada una de las diferentes secciones de la
unos a los otros, para en su totalidad conformar téc- talidad, aunque esas sucesivas apariciones pueden
nicamente el hecho teatral. Pero ninguno como el de seer variantes sin que pierdan su categoría de tema
la estructura para hacer más fácil la comprensión del tral: la de Tema y Variaciones, buena para suje-

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tos más abstractos que puedan ser desarrollados de el resto de los elementos escénicos, para hacerlos
un mismo tema inicial, y así otras muchas que no Iuncionar plásticamente en la imagen total y para
enumeraremos. j istificar su presencia en el escenario de acuerdo con
Estas estructuras '110 son moldes cerrados, sino prin- a motivación generlll. Es muy frecuente ver a la 01'-
cipios básicos de organización que el coreógrafo ma- uesta- en nuestras teatralizaciones folklóricas,- si-
nipula con la libertad necesaria para saber las fron- uada en un lugar del escenario demasiado prominente
teras y límites que lo constriñen a no salirse de su entro del diseño escénico, y con el propósito de acom-
camino trazado a priori con el propósito de expresar mar una acción narrativa en la cual no toma parte
su temática, Una leyenda o mito folklórico ofrece una -.: siquiera con un vestuario adecuado que la armonice
forma narrativa que será expresada mediante las dan- n los demás participantes, por lo que resulta plástica-
zas del complejo étnico que engendró el material lite- ente desconectada del espectáculo, plantada en la es-
rario y no otro; una sucesión de danzas de distintas cena como imperativo, de forma estática y ajena a lo
divinidades de un panteón religioso marcará una Suite ~e ocurre a su alrededor. A veces, incluso, tiene pre-
de danzas si se organizan bien contrastadas. Estas for- ..nderancia visual sobre el elemento danzario, y se le
mas son las más usuales y socorridas estructuras para coloca a manera de un fondo abigarrado de músicos e
expener el material folklórico espectacularmente, pero in.5trumentos, delante de los cuales se supone que el
no queremos decir que las otras no puedan ser útiles 0"0 del observador pueda captar los cambiantes dise-
y susceptibles de uso total o parcial en manos de un - - espaciales de un grupo de bailarines con atuendos
coreózrafo que. conociendo sus herramientas y oficio, sta de época, mientras la orquesta viste contempo-
sepa utilizarlas. ráneamente.
En conclusión, el factor musical debe tomar un ade-
ado lugar en el ordenamiento general de la puesta
Por último enfocaremos la manera en que otras artes escena, "a menos que sólo su presencia deba ocupar
contribuyen a la plasmación teatral del espectáculo atención del público, caso éste en que todos los fac-
folklórico. Tal es el caso de la música, pues el canto e- subrayantes deben estar a su servicio en aras de
y la percusión, con frecuencia, están indisolublemente ahlecer la comunicación sensorial requerida en el
ligados a la danza, al extremo de que no es ocasional tro. Mucho cuidado habrá que tener también con
que cantante, tamborero y bailador sean la misma cto al tiempo de duración, pues aunque la música
persona en el mundo folklórico, y así un tocador de órica y su potencial rítmico tengan fuerza sonora
tambor puede bailar en cualquier momento, un baila- ?3Z de ejercer un atractivo "agarre sensorial, no de-
rín tomar la guía de los cantos o corear mientras baila, - olvidarse lo estático que puede ser un grupo mu-
o un cantante mcorporarse al ruedo de los bailarines. en cuanto a diseño escénico: éste debe ser, por
Asimismo los másicos, a veces, pueden aportar ac- tanto. ubicado convenientemente de acuerdo con el
cioaes tanto o más espectaculares que los bailarines, o general del espectáculo para no debilitarlo en
estos últimos los llamados a tener, por lo general, la visión total.
parte de mayor efectividad visual. Enfatizar esa in- la escenografía, como parte del teatro moderno.
tervención musical es importante, perQ siempre cuí- rá de propiejar una atmósfera peculiar alrededor
dando la nitidez del diseño escénico en relación con eje central. Es un elemento que contribuye mucho

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a 1 espectacularidad, pero su valor debe estar en re- falta de recursos para ponerlas bajo un cristal de aumen
lación directa con la funcionalidad ambiental, para
o que es la teatralidad. Es necesario subrayar que el
evitar que se convierta en un elemento simplemente
estuario es tan determinante en un espectáculo tea-
d-ecorativoo un aditamento escénico superfluo. Es usual
al folklórico que a v-ecespuede suplir la presencia es-
ver músicos, bailarines y cantantes moviéndose en el
eenográfica, pues al estar adherido al cuerpo del eje-
escenario, y ver también piezas escenográficas colga-
das por los aires con símbolos ideográficos que aunque eutante, posez un valer tan fuerte como la misma pero
tengan un nexo con la manifestación que Se presenta - na. De ello han estado siempre conscientes los ceo
en el momento, teatral mente no funcionan como ele, emoniales primitivos en los que el uso de la máscara,
mentes int-egrantes de la acción escénica, sino sólo como _ tatuaje y el vestuario sacerdotal han tenido impor-
imágenes que recargan el espacio sin integrarse de tancia básica en el desenvolvimiento de la liturgia.
forma dinámica con lo que ocurre en él. _ T O por ser la última, debemos pensar que la ilumi-
El vestuario folklórico es, por lo general, uno de los ación sea la menos importante de las técnicas que
atuendos más elaborados, ricos y profusos del mundo. subrayan el evento teatral. Es quizás la más contem-
No es extraño que la moda, con frecuencia, ponga en ránea pues su existencia y desarrollo ha dependido
foco algunos de sus elementos más atractivos (borda- e los medios tecnológicos que nuestro siglo ha apor-
dos, líneas de vestidos, vuelos, corpiños, chalecos, bo- o al teatro, sin embargo, en relativo poco tiempo
tas). El colorido y la variedad de elementos decorati- ha convertido en uno de los componentes más fuero
vo son indispensables en este traje, con infinitas va- s en el rescate del elemento mágico de las represen-
riantes de una a otra parte o r-egión del mundo. Magni- iones primitivas y ha creado atmósferas apoteósicas
Iicarlo en escena no es de las tareas más difíciles, pero dramáticas, de suspenso o de fatalismo, enriquecedo-
sí una en la que el sentido de la proporción teatral ha _ - del espectáculo teatral. La real presencia del ves-
de medirse con exactitud. Oficio o intuición para .o en toda su magnitud, la brillantez de la ejecu-
realizar diseños que vistos a pocos metros de distancia "n del intérprete, la visibilidad de los diseños escé-
tengan esplendor visual pero que a veinte o más desa- • 5, el carácter de los estados emotivos de cada mo-
parezcan en ordenación, color y aun en riqueza del ma- nto, son algunos de los muchos 'Sujetos que la luz
terial, es de gran importancia en este tipo de diseño: doramente manipulada puede revelar, o en su de-
amplitud de líneas favorecedoras al movimiento para o opacar y aun ocultar. Es muy frecuente la creen-
enfatizarlo, multiplicación de factores a veces y otras de que para la danza espectacular basta el dina-
su simplificación, agrandamiento de la imagen plás- • o de sus diseños en la mano organizativa del
tica para acentuar el carácter de las motivaciones, .grafo y que ello es el único objeto de una repre-
deben ser revelados escénicamente con mucha más fuer- _ ión danzaria. Lo peor es que son muchas las
za que en la situación del hecho real y directo, ya que siones externas que se hacen sentir para que sea
en éste sus participantes dan por descontado la im- • en nombre de las dificultades materiales de tea-
portancia de sus atuendos y accesorios por simples y _ funciones al aire libre, estadios, etcétera. Pero
pobres que sean. Situación bien contraria ocurre en el ea serán suficientes los esfuerzos que se hagan por
teatro, donde hay que concatenar imágenes y recons- iluminaciones ad-ecuadas en cualquier circuns-
truir realidades quizás perdidas por lo cotidiano y la -a del espectáculo teatral, a favor de resultados

18 19
cualitativamente superiores y un mayor esplendor en u rurales del folklore danzario y musical de cada cual,
el trabajo de la puesta en escena. _ ;ún sus posibilidades de desarrollo. ~aro es el paí.s,
Hemos presentado hasta aquí un panorama de gene- pequeño que sea, donde .e,n¡a actuali~ad ~ trab~lJ?
ralizaciones y concreciones, de métodos y procedimien- -e investigación, recuperacion y teatralización folklo·
tos de cómo asumir un hecho folklórico, sobre todo el ri ea no haya sido hecho, para con ello poner sus ma-
danzario y musical. para llevarlo a escena y cumplir .estaciones en contacto con grandes públicos, tanto
allí la función que se le impone. El margen de expre· s nacionales -en los que pueden autorreconocer-
sión de sus límites. la ampliación de fronteras sin sa- _ _ como en los internacionales que puedan admirar
Iirse del territorio de 1'1 autenticidad tradicional y de s valores ajenos,· para así demostrar el hecho de quc
la veracidad, es de vital importancia. Ello es una tarea s diferencias desempeñan un papel enriquecedor, pu~s
en la que el creador escénico ha de jugar todas las cartas ientras más aportes se hagan al tesoro universal, mas
de su oficio, de su conocimiento adquirido y de su leno será el hombre en el caudal espiritual que la
intuición, con el auxilio del estudio profundo de las Itura puede aportarle.
raíces concretas y de los métodos universales de plas-
mación teatral. Nuestra época de descubrimientos de 1982.
valores nacionales para engarzarlos en la cultura uni-
versal ha enoontrado, en las formas artísticas populares,
uno de los aspectos determinantes de esa identidad.
Esos yalores necesitan ser subrayados, mostrados y dis-
- fruta dos por lo que al artista se le ha encomendado la
tarea de poner en órbita manifestaciones en aparien-
cias minoritarias. al valerse de medios de difusión que .'
posibiliten su inserción en los valores totales de la cul-
tura nacional. La teatralización es un recurso de pri-
mer orden para poner en onda comunicativa 'con
audiencias masivas, valores culturales hasta hace poco
relegados o estigmatizados por provenir de clases mar-
ginadas socialmente.
T na de las sorpresas de nuestra época es que todas
esa- manifestaciones desclasadas se han convertido en
las raíces y la savia de nuestras identidades como pue-
blos soberanos. bien diferenciados de las absorbentes
culturas que por vías del colonialismo y sus variantes
han aplastado. tergiversando y opaoando.. las realida-
des culturales intrínsecas de los pueblos oprimidos.
Por eso es que desde hace varias décadas ha habido
una irrupción de compañías de espectáculos danzarios
folklóricos que han lanzado al mundo los mensajes

20 21
cualitativamente superiores y un mayor esplendor en e turales del folklore danzario y musical de cada cual,
el trabajo de la puesta en escena. , :;-::1Ín sus posibilidades de desarrollo. Raro es el país,
Hemos presentado hasta aquí un panorama de gene- r pequeño que sea, donde en la actualidad un trabaj?
ralizaciones y concreciones, de métodos y procedimien- ie investigación, recuperación y teatralización Iolkló-
tos de cómo asumir un hecho folklórico, sobre todo el rica no haya sido hecho, para con ello poner sus ma-
danzario y musical, para llevarlo a escena y cumplir -~estaciones en contacto con grandes públicos, tanto
allí la función que se le impone. El margen de expre· s nacionales -en los que pueden autorreconocer-
sión de sus límites, la ampliación de fronteras sin sa- :: _ como en los internacionales que puedan admirar
lirse del territorio de la autenticidad tradicional y de s valores ajenos,"para así demostrar el hecho de que
la veracidad, es de vital importancia. Ello es una tarea " diferencias desempeñan un papel enriquecedor, pues
en la que el creador escénico ha de jugar todas las cartas rr ientras más aportes se hagan al tesoro universal, más
de su oficio, de su conocimiento adquirido y de su .eno será el hombre en el caudal espiritual que la
intuición, con el auxilio del estudio profundo de las -:tura puede aportarle.
raíces concretas y de los métodos universales de plas-
mación teatral. Nuestra época de descubrimientos de 1982.
valores nacionales para engarzarlos en la cultura uni-
versal ha encontrado. en las formas artísticas populares,
uno de lo aspectos determinantes de esa identidad.
Esos valores necesitan ser subrayados, mostrados y dis-
frutados por lo que al arti ta se le ha encomendado la
tarea de poner en órbita manifestaciones en aparien-
cias minoritarias. al valerse de medios de difusión que .'
posibiliten su inserción en los valores totales de la culo
tura nacional. La teatralización es un recurso de pri-
mer orden para poner en onda comunicativa 'con
audiencias masivas, valores culturales hasta hace poco
relegados o estigmatizados por provenir de clases mar-
ginadas socialmente.
rna de las sorpresas de nuestra época es que todas
esas manifestaciones desclasadas se han convertido en
las raíces y la savia de nuestras identidades como pue-
blos soberanos. bien diferenciados de las absorbentes
culturas que por vías del colonialismo y sus variantes
han aplastado. tergiversando y opacando., las realida-
des culturales intrínsecas de los pueblos oprimidos.
Por eso es que desde hace varias décadas ha habido
una irrupción de compañías de espectáculos danzarios
folklóricos que han lanzado al mundo los mensajes

20 21
_ esoría folklórica Amador Ramírez
TRINITARIAS: DEL FOLKLORE Rafael Zerquera
Artesanía de Yarey
A LA ESCENA
1::5tasson las notas al programa y los nombres ~el
colectivo de trabajo que hicieron posible, en sus dis-
tintas etapas de creación, la puesta en escena. ~ara. el
Conjunto Folklórico Nacional de Cuba de Trlmtar;;as,
euro proceso de elaboración durante cerca de dos anos.
trataremos de desglosar como ilustraci~n a nuestro.s
nteamientos teóricos de cómo teatralizar las mamo
Trinidad, ayer una de las florecientes capitales de la estaciones folklóricas tradicionales.
sacarocracia cubana del siglo XIX, hoy Monumento En nuestra inquietud por ampliar el repertorio del
Nacional, es el foco folklórico más rico de Sancti Spíri- Conjunto Folklórico Nacional a manifestaciones de todo
- tus, con sus pregones antiguos y los recientes, su Ca- r territor'io nacional, iniciada, en primera etapa, con
bildo de Congos Reales, que han mantenido vivas las a puesta en escena de expresiones de la región orien-
manifestaciones rituales de pura raigambre africana al --como fueron las danzas del Gaga, La Tumba
y otras ya surgidas en la Isla, como los coros callejeo Frances ••, y el carnaval santiaguero con sus comparo
ros llamados Tonadas; La parranda de Taita la Lanza, , de La Carabalí Izuamá, La Tajona y La Cutara
sátira popular a las antiguas corridas de toros, rodeada el «Triptico Oriental»-, dirigimos nues.t~os e~.
de personajes mamarraehascos; La matanza de la Cu- uerzos hacia la búsqueda de material folklórico V1.
lebra. que junto con los bailes de zancos, son los úni- clareño y encontramos que uno de los entros. de
cos remanentes en el país del antiguo Día de Reyes, -or tradición estaba en Trinidad, una de las cru-
a3.Ícomo las mascaradas sanjuaneras con sus Matachí- . es más antiguas fundadas en la Isla y poseedora
nes y ::'Ioctezumas (antiguos diablos o vejigantes del incalculables tesoros culturales.
Día del Corpus). Cocoricós, Berracos, KokorÍcamos, Como antecedentes teníamos un atractivo espectáculo
:\lojigang!ls y demás personajes carnavalescos. el conjunto del Movimiento de Aficionados de es~
Este espectáculo plasma todas esas manifestaciones idad había montado, y que tuvimos la oporturn-
y otras más en un transcurrir de la colonia a nuestros de ver en el Festival del XX Aniversario del
días. dentro de la atmósfera plástica del espacio trini- • vimiento Nacional de Aficionados, celebrado en la
tario al estilo de Benito Ortiz, el pintor primitivo de Avellaneda del Teatro Nacional de Cuba, llamado
esa villa, cantor de imágenes pictóricas de sus plazas, • de Reyes», así como de algunas expresiones de
palacios, rincones y calles empedradas entretejidas con Congos Reales trinitarios, también presen~adas P?r"
palmas, framboyanss y pájaros de una mítica y fan- zrupo en la Plaza de la Catedral en los mismos días
tástica flora y fauna local. - e sus expertos zanqueros asombraron con 'u des-
Coreografía y libreto a un público muy popular.
Ramiro Guerra
Escenografía y vestuario Eduardo Arrocha
Dirección coral . . . . Dolores Torres
23
22
Con esas muestras como incentivos, comenzamos la De esta primera etapa quedó ya esbozado el plan ge.
primera fase que establecía una investigación capaz eral de la obra, con sus distintas manifestaciones dan.
de promover la mecánica de la MOTIVACIÓN, primer arias y musicales, así como prácticamente el orden
fundamento del trabajo coreográfico que nos empefiá- '1 que se sucederían las mismas en el desarrollo total
bamos f?n'efectuar. e su ESTRUCTURA.
La ida a Trinidad era inevitable y allá llegamos en Dudas sobre ciertos aspectos de la autenticidad de
búsqueda de información oral de sus gentes; tarea no gunas manifestaciones presentadas como locales en el
del todo fácil. pues una de las tradicionales caracterís- =peetáculo «Día de Reyes» ya mencionado, nos llevó
entrevistar, inicialmente, al doctor José Muñoz, 'quien
ticas de la ciudad en su aislamiento por largo tiempo.
ue el entusiasta primer organizador en la década
es la de haberse creado un celoso espíritu de perte-
el cuarenta, de la comparsa carnavalesca que salió
nencia sobre sus cosas que no los hace fácilmente acee-
.m esa temática por las calles de la ciudad y sirvió
sibles por mantener aquel espíritu de los siglos XVIII
modelo a la anteriormente mencionada presentación
y XIX en que la villa tenía más conexiones a través •.1 Conjunto de Aficionados, para quedar tradicional-
del puerto de Casilda can México y Venezuela que con ente fijada en las fiestas populares de Trinidad a
el resto de la Isla. Por otra parte, esto es casi siempre rtir de aquella época. Si bien es cierto que en dicha
una coustante en la investigación fo1klórica de todo mparsa aparecían remanentes trinitarios de la antigua
tipo: la primera etapa que consiste en vencer los re- sta colonial del 6 de enero, como fueron la pre·
celos de 105 informantes y su sentido del secreto de cia de los zanqueros y otras máscaras de la época,
J tradición. .
nos extraño la presencia de los Iremes abakuás
Pore erre. no todos los trinitarios poseen en la ac- que sabíamos que esa organización no había flo-
tualidad ~ punto de vista. y si algunas puertas de Ido más allá de los ambientes portuarios habaneros
información ~ cerraron. otras. libremente y de forma matanceros, sin trascender a ningún otro lugar de
generosa. se prestaron a dar con gusto y placer lo ne- _sla. Interrogado sobre ese punto, nos declara sana
cesario para iniciar nuestro trabajo. Una larga entre- namente su organizador que con aquella comparsa
vista con el asesor de teatro de la Casa de la Cultura ular él había tratado de plasmar la descripción que
de la ciudad en aquellos momentos (la cual también ando Ortiz diera de esa festividad, sin pretender
n05 abrió sus puertas con enLusiasmo) fue el primer .arse a ninguna tradición local específica, aunque
jalón para adentrarnos en los misterios del folklore ~rinidad solían ap'lrecer algunos de aquellos per-
trinitario. Pablo Dalmau MonLesinos, colaborador en .es, y además se efectuaba La matanza de la Cu-
la confección del Atlas cultural, aunque no trinitario, . presentada como uno de ~os episodios del Día
había hecho largas investigaciones en búsqueda de las eves habanero. Y así se le ocurrió construir un
manüestaciones del teatro de relaciones locales para ~ culebrón con mecánica de resortes de muelles
incorporadas a un grupo teatral que dirigía, y había permitía abrir y cerrar la boca sacando una
h echo acopio de gran cantidad de datos sobre las ma- lengua, y con el uso de pilas eléctri.cas se ~
n ifestaeiones folklóricas de la ciudad, así como tenía e que encendiera y .apagara sus luminosos OJ05.
buen contacto con informantes, a muchos de los cuales or del gran bicho aparecían Diablitos, Zan-
nos llevó a conocer y entrevistar. los consabidos Iremes, para lo cual Alfonso

25
La visita al hijo de Felipe Puig, conocido como
Puig, comparsero local miembro de una organi¡;ac~ó~ viejo Lembe. último matador de la culebra en Tri-
abakuá durante su estancia fuera de la villa, enseno
dad, nos da la oportunidad de conocer a diversos
ritmos, cantos y los movimientos de la danza. Esa embros de la familia del legendario histrión po-
comparsa tuvo un enorme éxito y en varias ocasiones alar que, por calles y plazas de la ciudad, durante su
fue invitada a' La Habana. donde por supuesto, tuvo
ga vida -más de 90 años- ejerció sus dotes ar-
dificultades con las organizaciones abakuás de la ca-
ticas en el Juego de la Culebra, y fue el último
pital en su primera visita: su elenco fue agredido con
.redero directo de la tradición de ese evento folklórico
piedras -: uno de los Iremes sufrió lesiones.
.nitario. Vimos fotos, fragmentos del traje que usaba,
Aclarada esa primera cuestión, quedamos convencí- bastón o garabato con que «mataba al bicho» y el
dos. sin embargo, que, al no tener en cuenta estas ~~patio donde un grupo de investigación de la Uni-
inexactitudes, ese Día de Reyes se había constituido 'sidad de Las Villas le hizo una filmación pocos
va en un cierto tipo de tradición trinitaria, sin contar ses antes de su fallecimiento. Luego visitamos el
~on que en realidad poseía personajes y expresiones de usto caserón del Cabildo en el callejón del Tama-
indudable permanencia folklórica que podían restruc- do; el cual en la actualidad cumple la función de
turarse. Así como aprovechar otros personajes cama- uela de Corte y Costura, patrocinada por las orga-
valescos que habían sido nombrados de manera inci- aciones revolucionarias de la villa. En la pared
dental en. la entrevista, como los Matachines y Mocte- Tema de la derecha, vemos su altar de modesta fac
zumas espirituanos, las ensabanadas locales y el Be- católica con dos grandes ángeles desproporcio-
rraco, y otras máscaras que se aglutinaban más o me- as con respecto al resto, pintados en dos placas de
nos ahededor de las restas sanjuaneras celebradas en .iera, adosados a la pared del fondo, que enmar-
el período comprendido desde el 12 hasta el 29 de una urna de cristal dentro de la cual una imagen
junio. Dentro de éste se incluían las festividades de - romada y vestida con ropajes a la manera del es·
San Antonio, San Juan, San Pedro y San Pablo del escultórico de América en el siglo XVIII, muestra
santoral católico para aprovechar la época del llamado San Antonio de Padua con un niño en los brazos.
«tiempo muerto», cuando la industria azucarera. pa- '0 izquierdo del altar, una sencilla mesa cubier-
raba sus actividades, y de la cual tanto dependía la r un lienzo blanco, soporta otra imagen toda en
ciudad, uno de los más fuertes centros de esa activi- =ni. que, según se dice, es la más antigua y Ila-
dad en Ll'.5 Villas. de San Antonio Abad, que posee ancha caja
Después fuimos a conocer a Agustina GonzáleZ, an- er-ro, una rígida posición de brazos y una falta
tigua integrante del grupo de las Tonadas, quien n~s vimiento en el ropaje que pretende simular los
permitió gustosamente grabar viejos pregones que aun " de un hábito que porta solamente una especie
recordaba. así como también algunas Tonadas de le- eto sayal con un cilicio amarrado a la cin-
jana rememoración, las cuales ya ni se cantaban en que pende de un costado. Esta imagen. junto
la actualidad; además nos hizo, al mismo tiempo, his- " que pudimos ver en distintos lugares de la
torias de cómo las aprendió con la nieta de Patricio rece revelar el trabaio de algún antizuo ima-
Gascó~ (1840), que fue quien le dio la forma defi- popular de la ciudad por el parecido del ru-
nitiva a las Tonadas trinítarias, rio estilo entre unas y otras. Flores artificia-

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26
ámi ea '" !!Uirnaldas de El encuentro con Carlos Joaquín Zerquera. actual
. ones de cer . ~ 1 d historiador de la ciudad, nos brindó la oportunidad de
les en modestos Jan ab que caen en or as e
papel que forman
un extremo a otro
~:i~~: son sus únicos adornos.
de los hermanos Lugone!>, fa-
una amplia información sobre antiguas máscaras. ade-
más de datos sobre el desarrollo de la cultura trinitaria
Allí conocemos a uno . . _
.
e
d 1 - • leJ05 onzc-
~"Reales qu~ le dan
d
durante el siglo XIX. En su casa vimos y tomamos fotos
milia v estirpe e os . ual -" muestra el escu o y diapositivas a color de cuadros de Benito Ortiz, que
J 'Cabild e, e no. . 1 con otros de la Casa de Cultura, nos permitió tener
nombre al o.. . . _. . trinitaria coloma en
1 tI'!1la ms zrua .d
una información plástica de su obra, ya que él estaba
de éste. con a an::: infTl~ del siglo XVIII ~atl o
que aparere un barco d" 1 villa por el podeno na- ausente de la ciudad y no nos fue posible conocerlo
- stas e a
ante Ias rercan~ - " to desde su parte personalmente. La información después pudo ser am-
- r1. an ca..:.eron VIS ~
al eE L~gr do en unos penascoS pliada con el documental del ICAIC, dirigido pOI
. como encarama mb
-;error. parece. ti y al que le da so ra Rapi Diego sobre el primitivo pintor trinitario.
dar a su pa 10 1 .
!"QCO= s que van a d di has rocas de pallo Cuando regresamos a La Habana, hacemos contacto
mb ' Dentro e ie
un gran fr'l oyan. ta donde un tambor zum- con Manuel Bécquer, quien fuera historiador de Tri-
se dice haber una cueva :;~r~as consejas Y leyend.'ls po· nidad, el cual pone su amplia biblioteca a nuestra
bador es guardado, Y h~ b Irran culebra "4l1C disposición para la búsqueda de datos sobre la villa;
f enCla so re una i:> f
lJUlares hacen re e~ or el Cabildo. histori~ a~' encontramos documentos, aún inéditos, de expresiones
~ alimentada Y cUlda.d'l P 1 luzar un me de mlsterlO, olklóricas trinitarias, escritos por autores que vivie-
tásüco que le com~Ill~ aDesafortunadamente la hora rori los momentos más estelares d-e estas manifestacio-
cni!!IIla Y secreto ntu. tro con otros miembros es. Allí hallamos, por primera vez, el texto de El Co-
- . . el encuen "V
no es proPll"18 para. eda pendiente el regreso yé Y nos llegan las primeras noticias de las otras
importan s ~, Cabildo y qu 0- versiones hechas de esa comparsa popular calle-
otra oea:;ton. a1l trrni tarias entramos en . -ra de tan honda raigambre trinitaria.
, it de '1.S e es p
Por e transi o B' b donde conocemos a e- y a para ese momeno teníamos plenamente decidido
el Cabildo de Santa ar ~a. dre de los Lugones. e la ESTRUCTURA de la obra sería la de una do-
la anCIana ma •
tro~a. de 8 "i: ano._.
4 -"
habitación de las imagenes Y Suite, separada por un intermedio, para que así el
Alh se nos mue!>tra 1'1 d t Cabildo que ha de- "'"'ectáculo consumiera necesariamente toda la exten-
Ii sacra e es e -
toda la para f erna la . d sde hace varios anos. . n de la noche. Se hacían bocetos sobre una eseeno-
" t de funCiOnar e
[ado practl~amen e hiios «andan pan el campo», -.fía al estilo de telones «a la italiana» que diera
Ella nos dice que sus 1) lÍ ontado que dice haber atmósfera de función provinciana de teatro tra-
v recuerdo que es quien me a e tó el aran tambor de ional de fines de siglo paralelo al ambiente de las
. d Ab d el que acor o i:>
sido. su pa re a, . 'modo de tocar, pues aifestaciones de la obra, sin dejar de jugar con el
. ra muy IDCO
San Antonio porque e h bí que montarlo en . o de Benito Ortiz.
" t s de largo y a la
tenia CInco me ro d lo hacer sonar por 1 ahiamos tenido noticias de la investigación que
• .1 d ra para po er
dos hurritos ue ma e 1 t con los palitos Ila- ..zó en Trinidad un equipo de alumnos de la ni-
en e een ro,
sus dos extremos, Y d E la actualidad ese d de Las Villas en 1969, luego continuada en
mados Tiestes sobre la ma era
tambor tiene sólo dos metros e o d f ngitud y se toca
,
encabezada por Caridad Regina. jefe del De-
ento de Folklore de dicha Universidad en esos
a horcajadas sobre él.
29
28
~
anos. Averiguamos que en la actualidad1 era hi profesora
de la Universidad de La Habana, y ~ ICI~OS una por el equipo, nos trasladamos nuevamente a Trinidad
entrevís. t a, en la cual ~ supimos de la existencia
. f de un
d a buscar la ma~era de proseguir el trabajo contra todo
folleto que era el resultado de aquel tr~aJ.o e ectu~, o tipo de eventualidad, aunque no sabíamos de qué ma-
en T TIlli
. id a d v donde encontramos mas, información
. nera se podría continuar: se había tenido que cambiar
con que incre~entar la nuestra. Ademas, supImos que el sistema de investigación colectiva directa de los e:-
d esgrac.u:adamente el filme :obre La matanza pecialistas en el trabajo inmediato con las fuentes de
- . . , de lah Cu-b'
lebra. tomado por el grupo de investigación, se a la conociÍniento. Llegamos de nuevo a Trinidad, donde
ech o a perder al revelarse. . .. . puertas antes abiertas estaban ahora definitivamente
Era el momento de una nueva e imprescindihle ~I- cerradas, desorientados en las empedradas calles de la
si a 'I rinidad ya con un equipo formado por espeCIa· villa, y con sólo algunas direcciones en la libreta de
Iistas del Conjunto Folklórico Nacional en canto, dan- apuntes Con las que pudiéramos establecer algunos
za v toques de los tambores, para apre~der de mod~ contactos de posible utilidad. En esa búsqueda de di-
~cto los distintos aspectos de las diferentes man~- recciones conocimos de forma casual a Josefa Gonzá.
festaciones danzarías y musicales del lugar. Orga~I- lez Vivas y a Ricardo Reyes Hernández, un veterano
zado el equipo y con todo a la mano para partIr, matrimonio de juvenil entusiasmo, dueños de un fa-
nos vemos impedidos de hacerla por uno de los gol~es buloso piano de teclas de marfil, digno de cualquier
certeros del ostracismo local al que nos he.mos refen.do museo, y que nos devolvieron con creces en su casona
al prmcIpIO:
. ., -' quedo' paralizado el trabajo por
a51 . vanos de la ,calle Maceo, un espíritu de hospitalidad trini-
mes s. Las vías iniciales habían sido ob~trUldas por taria que habíamos perdido en la distancia. Allí pu-
p ~ .ones subordinadcs a intereses que estimaban que dimos escuchar en el piano de ella y al violín. de él,
1 tradi ciones no debían salir del marco .loca!, ~~ra os valses trinitarios y conocer las legend'lrias figuras
er 50'1o «prople. dads• de los artistas trinitarios, insólita de los compositores trinitarios Catalina Berroa y Lico
~ctitud que e oponía a 103 lineamientos tr~zados por iménez para decidir que la canción La Trinitaria de
la política del Ministerio de Cultura ". ~e Impulsa y un marcado estilo muy del siglo XIX, sería el motivo
estimula 1<1 investigación e incorporación de cada v~- usical de la obra.
lor local al acervo general que forma el todo de nues- Por las manos de Josefa, «Fefita» para sus alumnos,
tra cultura. pasado todo trinitario que ha querido aprender mú-
En ese lapso pudimos, sin embargo, ver ~e. nuevo ."a, y su casa ha sido un oblig'ldo lugar de visita de
al conjunto trinitario del Movimiento de Aficionados o músico nacional que ha pasado por la villa. De
en e 1 F estiiva 1 de Artes del Caribe efectuado ., en
d 'a grabamos la versión pianÍstica que inicia la obra,
Santiago de Cuba en 1981, en su presentacIOn. e ~ n el propósito de dejar ver' una primera imagen de
La parranda de Taita la Lanza, otra de las ma~Ifes- ~inidad, vacía bajo la luz del aman.ecer.
taciones trinitarias folklóricas sobre}a, cual t:ma~os Se nos imponía la búsqueda de Amador Ramírez.
ya amplias noticias, pero que no hablamos aun VIsto en había sido el fundador y director del grupo fol-
directamente. d "rico local ya conocido, y que según tod :. estaba
Tomada la decisión de seguir 'ldela~te contra ~to a "ente de la ciudad hacía tiempo. Por un ;O pe de
dificultad, aunque sin arriesgarnos a Ir acompanados erte vino a ver a su familia ese fin de semana .. ' al
erarse que lo estamos procurando. nos a a buscar
30
31
-- al hotel a altas horas de Ia noche: a partir de ese había matado en ocasiones la Culebra, lo que aprendió
con el viajo Lembe en el Cabildo. pue" "alía con él
momento se pone a nuestra disposición para el trabajo
"
corno asesor de la obra. para tocarle los tambores; además nos hizo Ul!Ul recio
Un nUi!VOpanorama se abre y con exaltada energía tación de sus textos, con sus modismos y entonaoienes
I particulares. Surge la polémica, que ya habíamos te-
nos entregamos a una nueva fase de trabajo intenso,
ya con metas precisas de búsquedas, basadas en lo acu- nido oportunidad de detectar en varios informantes.
mulado de 1<.1 anterior visita, en las conexiones con tri- sobre si La matanza de la Culebra se baila con moví-
nitarios en La Habana. y en las que podían ser fácil- mientes y toques del Palo congo, o con los de la rum-
mente viahilizadas por Amador en la villa. ba: él opina que pueden ser interpretadas en ambas
isitamos a ' ""ando» Salomé (Fernando Muñoz), formas.
abanderado del Cabildo de San Antonio o Congos Rea- Ya teníamos, por otra parte, reconstruidos los textos
le". octogenario, quien comenzó sus funciones en ese y las Iíneas melódicas de dos de las versiones del Co-
Cabildo a los catorce años y que nos permitió grabar euyé, pero nos faltaba una tercera, la del Negro Bri-
antiguos cantos del ritual, y además, quien nos pone llante, casi olvidada por razón de que fue la l1leftos
en la pista de un personaje que ya conocíamos insis- representada. Por fin Joseíto Pomares, comparsero y
tentemente por referencia de muchos. el legendario tamborero del Cabildo, nos la reconstruye y canta al
Kalunga. que en otras entrevistas había surgido co- compás del ritmo de una botella. golpeada por una mo-
mo una divinidad encarnada en un tal Anacleto, que neda, sin lo cual le era muy difícil recordar , sezún
o

sobaba a las mujeres mientras bailaba. Los tambores él. Esta fue una importante adquisición que grabamos
de cuña trinitarios, usados en casi todas las manifesta- de inmediato pues raro sería encontrar a alguien más
cienes de la villa: La matanza de la Culebra, El en Trinidad que la retuviera y fuera, además, capaz
Cocuyé, las Tonadas, Taita la Lanza, son temas amo de cantarla con la dificilísima entonación que posee
plios de conversación, En esta oportunidad pudimos su melodía.
i
gr~ar alguna Tonadas ~e actualmente ya no hay Nos vamos al encuentro de la trova trinitaria. y
• allí se imponía, antes que todo, la visita a casa de los
qmen las cante. Nos promete concertar una visita al
Cabildo con todo el pleno de sus miembros, quienes Bécquer (a Manolo ya lo conocíamos de La Habana),
nos ofrecerían muestras de la música y los bailes del donde Isabelita e Isabel Cristina nos acogieron en cá-
ritual, compromiso cumplido a cabalidad, y fue allí lido recibimiento y nos ofrecieron una «descarga» tro-
que pudimos oír cantar las Tonadas en su forma coral, vadoresca con el cancionero del patio que incluía ím-
pue:; ,,1 grupo dedicado a ello en la villa, y que había portantes compositores trinitarios del género. En sus
prometido concurrir una tarde a la Casa de la Culo voces oímos las canciones de Rafael Saroza, la de los
tura. no llevó a cabo su promesa. ;a conocidos Lico Jiménez y Catalina Berroa, además
En entrevista a Roque Lugones, éste nos cuenta de las propias de Isahelita.
de Taita la Lanza y la satírica muerte del toro que De aquel recital íntimo salieron escogidas las can-
él interpretó con frecuencia. Nos canta sus cortos es· ciones que serían incorporadas al espectáculo para re-
tribillos y todo el acontecer (le la Parranda con sus resentar la trova trinitaria.
caricaturescos personajes, así como nos da los textos, La partitura de El Cocuyé debía estar en manos de
aunque muy cortos, usados en la acción. Él también Pepi1lo Dameldó y después que no fue difíeil Iocalizar-

32 33
lo, él mism~, declaró ha~er perdido los originales, pero
nos prometió reconstruir'[os con todas sus particellas posibles horas de pasar, y le dejamos además recarlos
para la "pequeña banda de instrumentos de viento que, por todas partes donde podía ser localizado. Por fin
acompanada de los tambores, constituye la música de apareció y nos hicimos de una buena cantidad de pitos
la comparsa, en. c~estión. AsÍ. todavía a! seguirle la pista de diversos tamaños y sonoridades.
a El Cocu.re, VISItamosa! ,comparsero Agustín Quesada, Los sombreros trinitarios, tejidos de forma primorosa
octogenario ya. que saco esa comparsa por primera en yarey coloreado, nos resultaron fácilmente asequi-
vez en 1928 ".y a! qui! encontramos jugando dominó bles, pues existen talleres locales acomodados, destina-
en una mesa ínstalada a! aire libre en la esquina de dos a las confecciones tradicionales de los mismos. y
su casa que compartía con otros amigos, a los que ahan- al hacer un encargo para una fecha determinada pu-
~ona para conversaj- con nosotros y contarnos las in- dimos adquirir una buena cantidad fabricados por las
cl~e~cI~ y detalles de El Cocuyé tan famoso entre los manos artes ana s trinitarías. Ya se había decidido la
trl,~tarIOs. Allí nos narra sus distintas versiones: la utilización del tejido del yarey en gran cantidad para
ongma!, suya.' y la de otros competidores, llamadas el vestuario de la obra, y esto se le había encomen-
~el Negr~ MIguel, y la que apareció más tarde del dado a Rafaelito Zerquera, un pintoresco artista po·
egr~ Brillante, y que sólo en una ocasión, la de pular de la villa, que fue una de las primeras per-
un ano de la decada del cuarenta, fue que salieron sonas en acogernos y comprometerse a prestar ayuda
las tres al mismo tiempo. en el montaje de la representación. En la época de
: ,Traíamos en mente unos bellos abanicos de confec- aquella segunda visita, ya una gran cantidad de piezas
cion _popul~ adquiridos en Trinidad una veintena estaba hecha y lista con la finalidad de ser enviada
de anos atraso y que al haber encontrado uno de ellos a La Habana,
en una exposición de la Casa de la Cultura de idi Adolfo Hernández Torrecillas, que había sido res-
. 1 b' CI unos
Ir a a úsqueda de sus artesanos, pues queríamos ponsable de Cultura años atrás, nos proveía de autén-
us~los en la obra, Por fin llegamos a casa de la ticas fotos del viejo Lembe, de cuando la filmación
sen~ra que los. confeccionaba. pero que ya no los frustrada, de pilas par.a la grabadora (difíciles de con-
hacía, Pretendimos convencerla para que elaborara . segu ir allí en aquel momento) y resolvía problemas
~unque fuera algunos, sin embargo, fue una tarea administrativos en relación con la Iiberación de Ama-
~nIr,uct~osa, porque nos declaró que estaba retirada dor en su trabajo para que pudiera dedicar la tota-
~cla ÍlemI;>0precisamente debido a que tenía impe- lidad de su tiempo a nuestra labor de investigación, lo
dimentos ,~suales. Por fortuna, el ejemplar existente que probaba, una vez más, que por cada puerta que
no: ofrecIO la oportunidad de copiar en detalle su di- se cerraba en Trinidad. otras tres se abrían.
seno para poder recopstruirlos posteriormente. Como nos quedaha por lograr un importante con-
. CO,mo~ambién nos enteramos que por las calles tri- tacto. el del grupo que cantaba las Tonadas, y no fue
mtarI~s cIrculab.a aún un vendedor de pitos hechos de posible, entonces obtuvimos unas grabaciones que la
bambu, confeCCIOnados tradicionalmente y que rni, ersidad de Las Villas hahía hecho en la ya cono-
T d ' eran cida investigación, así como otras, bajo la supervisión
utí Iza os por los niños en las comparsas infantiles po-
de :\laría Teresa Linares, concebidas para el ICAIC
pulares, nos dimos a la caza del mismo, vigilando sus
con motivo de la filmación de un documental sobre
34 Trinidad. Estas grabaciones fueron altamente venta-

35
,
I

josas, pues era harto conocido el hecho de que el guía


recibir a Amador RamÍrez, quien tan pronto llegó c~-
en aquellos momentos de nuestra visita, había perdido
menzó a impartir clases técnicas acerca de los mOVI-
mucho su voz, y en las grabaciones efectuadas años
atrás poseía aún pujanza y vigar. y así fue que pu- mientos básicos del folklore trinitario; a en~nar. a
la orquesta en los toques de las distintas manifestacio-
dimos reconstruir esos cantos tradicionales trinitarios.
Por otra parte había fracasado el intento de llevar nes' a asesorar en la confección de los. tambores. y
técnicos especializados a aprender las danzas, toques a e~señar los cantos. Había traído grabaclO~es de ~ada
y cantos. entonces tomamos la decisión de que Ama- uno de los instrumentos con su correspond.Iente r1t:n:0
dor Ramírez. corno asesor de la obra y Rafaelito Zer- por separado del resto del conjunto percuslvo, .a~?mas
quera. vinieran a La Habana para asistirnos en el mon- de conocerlos él de forma profunda por ~radIClOn y
taje. por haberlos interpretado durante la~go tíempo '.
La prometida visita al Cabildo, con presencia de Comenzamos el montaje por el Cabildo; a continua-
.. SIgUlOe
cion . ., 1 de los Prezones
o'. luego las Tonadas,
. y
sus altos dirigentes, se efectuó y nos reconstruyeron
el ritual del día de San Antonio, a pesar de que los posteriormente Taita la Lanza. Despues p:ose~mos
tambor.es originales que habían sido prestados al grupo con El Cocuyé, la Comparsa de los Pitos ~ fInaliza~os
folklórico de aficionados de la ciudad no aparecieron, con la extensa sección de la Fiesta Sanjuanera; JUS-
pues en lugar de haber sido devueltos a su local, fue- tamente con .el estreno tuvimos que realizar la 1pu:sta
ron dejados bajo llave en un lugar al cual sólo tenían en escena dc las canciones de la trova .. Entre os In-
acceso 10- miembros de ese grupo, y por lo tanto, aun. cidentes que suelen ocurrir en el montaje de una obra,
qu.e se improvisaron otros tambores, no fue posible ver estuvo también la pérdida de un~ c~lyeta. llena de
los originales :- hacer los adecuados dibujos con exac- información resultado de la investigación directa del
titud de medidas para ser reproducidos. Pudimos, sin segundo viaje a Trinidad, con textos de. cantos: p~r-
embargo, ver y grabar todas las distintas danzas, en- tituras de El Cocuyé que habían sido enviadas, dibUJOS
cabezadas por la ~layordoma, quien nos acogió con de los tambores de cuña, etcétera, así com~ el cassette
gran hospitalidad. traído con los toques individuales de cada Instrume~t~
Para esta época ya se había decidido el orden de percusivo. Fue necesario reconstruir todo ese mate~l:U
las secu.encias dentro de la obra, que sería el siguiente: perdido para después quedar at~a:rados en la presI~n
Pregones, Cabildo de los Congos Reales, Tonadas y del tiempo que las numerosas actividades de.l ~X f.m-
P'lrranda de Taita la Lanza en la primera Suite, y versario del Conjunto imponía con un limlta~sllDO
Trova, Comparsa de El Cocuyé, Comparsa de los Pitos horario de ensayos, a pesar de que la obra debla ser
y Fiesta Sanjuanera, en la segunda.
.. Ya de vuelta a La Habana, una nueva visita a la
la que cerrara dicho evento el 29 de mayo de 1982.

biblioteca de Manolo Bécquer con el propósito de con-


sultar periódicos del pasado trinitario y una entrevista .' hora trataremos de penetrar en el proceso de crea-
a María Teresa Linares, nos permitieron redondear va- ción de cada una de las secciones con su correspo?-
liosos datos sobre las Tonadas. ....iente nota investigativa en la cual la ~lOTIVACIO~
Así, estábamos ya listos, los mIembros del Con. fue eje en que la obra se hubo de ~asar.
junto Folklórico Nacional y nosotros también para PREGONES: Son los cantos callejeros que ofrecen
mercancías, y que otrora fueron tan populares en Tri-
36
37
que por momentos distraen h atención del artículo
ni dad como en toda la Isla, y de los cuales Agustina pregonado para acudir a imágenes provocativas bien
González nos ofreció alg~os de factura bien antigua dirigidas a alguna clientela especial.
(muchos recuerdan el estilo de las Tonadas}; suma- En cuanto a la puesta en escena de estos pregone~.
mos ~,tros más contemporáneos en los que aparecíe no pretendimos hacerlo de la formal manera realista
también de manera muy clara la influencia musical de personajes identificados con tipos populares. ino
de nuestros días. y que fueron tomados de una gra- un juego vocal de cantos dichos por cinco intérprete-
bació~ ~e la EGRE31 puso a nuestra disposición. v que, por momentos, especialmente en los pregones
cuyo .mterprete ~a~ía gala de ritmos y giros melódi- más modernos, hacen juegos corales con guías y res-
cos bien permeabilizados del son y sus montunos, así puestas de solista a coro, otros todos al unísono, o
com~ de otr - J!achangosos modos puestos en boga en de antífonas de dos voces a otras de tres. Desde luego,
la decada del cincuenta. Si en los pregones de Trina cuando decimos voces, no se trata de desglosar látex-
de L~s j~oncitos de olores, de La mojarrita salá, d: tura sonora desde el punto de vista armónico, pues el
Los puulís, de Las flores, de La semillita dé marañón material no fue tratado en ese sentido, con lo cual
y aún en el del Ciruelón, sentimos el espíritu de los se hubiera traicionado el estilo unipersonal del gé-
pregones tradicionales que han creado un género do nero, sino de cantidad de voces que forman un pe-
canto popular; en los de La raspadura, La melcocha queño coro al unísono o que se subdividen como ya
Y,Los tamal~s, encontramos ya una imitación de otros apuntamos. Al mismo tiempo desarrollamos un mo-
generas musicales, que aunque también del ámbito vimiento espacial de cada cantante que los agrupaba
popular. se alejan de la idiosincrasia tradicional para o separaba de modo constante, a tono con las necesa-
entrar, de lleno en otros estilos, no menos vigorosos rias acumulaciones de voces. Comenzamos la escena
p:ro 51 fruto de tendencias musicales ajenas al pre: con pregones dichos individualmente, luego se ve a
?on. y de este modo sus textos son más extensos al una progresión de solista con respuestas corales, y por
IgUal qu~ sus melodías. ,donde se incluyen onomat~pe- último se hacen superposiciones de dúos y tríos, cuar-
yas y ruidos vocales, aSI como frases ajenas aparente- tetos y solistas, así también la unión de todos en un
men:e. a ~a oferta, sin embargo, de indudable gancho quinteto quc juegan con las frases, las incidencias me-
publicitario como el de lódicas y los textos. Se termina con un recitativo, y
todas las figuras se van perdiendo por la abertura es-
El ~ijo le dijo al padre,
paptto, mi papá cenográfica de la puerta del Cabildo, cuya fachada
yo quiero la melcocha de azúcar del país ha servido de fondo a sus acciones escénicas.

o, bien el de
CABILDO DE SAN ANTONIO O DE LOS CONGOS REALE .
Caserita, asómate a la vent.ana
Este Cabildo había sido ínscripto como tal en 1856
o, en fin, el de "'Oro existía nominalmente desde fecha anterior. pues
En 1846 aparecen ya en documentos trinitarios. men-
A nadie le amarga un dulce,
'ones de los tambores «largos y estrechos» como los
para gusto se hicieron colores
'e cuña surgidos del Cabildo, y en 1825. La ma-
y para el jardín las flores
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38
tanza de la Culebra, que siempre salió de ese lugar,
fue sometida a prohibición por bando gubernamental El Cabildo posee, además de su escudo ya detalla-
motivado por recelo a las organizaciones de negros es- do, una bandera insignia que en sus inicios fue la es-
clavos libres, que habían ya hecho intentos de insu- pañola, después a raíz de la independencia. la cuba-
rrecciones, como la de Aponte en 1812. na, y hoy en día posee un diseño propio a rayas gri.
La advocación de San Antonio, sin dudas, es un ses y amarillas con una imagen del busto del santo
sincretismo importado desde la misma África, ya que incrustada en el centro.
ese santo es. junto con San Francisco, patrón nacional Los tambores del ritual son los ya mencionados ci-
de Portugal. Ya Lachatañeré nos ha hecho bien pre- líndricos o de cuña, y el principal tiene tres metros
sente que San Salvador fue la primera ciudad del de longitud por lo que se hace necesario montarlo
Congo «cri.::-tianizada» por los misioneros portugueses «a la mula» para ser tocado, maniobra que ejecuta
para constituirse, más tarde, en lugar de intensas ne- el tocador ante el altar, con la finalidad de movilizar-
gociaciones esclavistas mediante sus factorías de Ponta se espacialmente mientras lo conduce amarrado de la
de Lenha. Y no podemos olvidar que ese San Salva- cintura y a horcajadas sobre el mismo en el saludo
dor fue uno de los primeros baluartes portugueses inicial. Otro ejecutante golpea la parte trasera con
desde 1482, en que Diego Cao descubrió la desembo- las «guaguas» o Tiestes, par de palos que llevan un
cadura del río Congo y se internó en el continente ritmo contrapuntístico con el del golpe del parche. Este
negro. gran tambor también es llamado Ngoma, Abridor o
_ Hoy en día el Cabildo posee una composición or- Macuta, y es el eje rítmico principal del complejo so-
ganizati.a qu~ incluye junto a una Mayordoma y a noro, y su tocador lleva amarrado a sus muñecas dos
un Abanderado (también cajero de la institución}, pequeñas maraquitas llamadas Nkimbi. El conjunto
una Directiva con su Presidente, un Organizador de percusivo se complementa con otros dos tambores, co-
Activ idades. un Financiero y varios vocales. Abre nocidos por Quinto y el Solo-Golpe, de menores dimen-
sus puertas desde el 12 hasta el 20 de junio, para ce- sienes pero también grandes, cilíndricos y de la fac-
lebrar sus festividades que comienzan desde la víspera tura africana de cuñas.
del día de San Antonio a las 6 p.m. y se prolongan Un hecho muy importantea considerar en el Cabildo
hasta la llamada Octava, es decir, nueve días después es la existencia de un doble sincretismo. Ya hemos
de la fecha inicial. Antiguamente la imagen del santo ~puntado cómo algunos elementos sincretizados esti-
era llevada a la- Iglesia de Paula en procesión y gran mamos que provenían del África cristianizada, pero
silencio: allí se le hacía una misa y permanecía todo más tarde aparecieron otros que se desarrollaron en
el día, para después regresar a su sede acompañada ierras cubanas. Entre estos últimos señalaremos la
ya del toque de los tambores, sobre los cuales se mez- fusión con otros factores religiosos de etnia s también
claban los cantos congos con los rezos católicos, y y.a ricanas que convivían en esclavitud con los congo::,
en el Cabildo, se desarrollaba el tradicional ritual. Ac- mo es el caso de los lucumíes o yorubas, para quie-
tualmente no sale a la Parroquia, y los festejos se ha- - San Antonio fue personificación de Oggún Onilé.
cen sólo dentro del recinto, con permiso de las auto- sí la estructura ritual de la celebración se conformó
ridades locales, sin otro requisito que una reglamen- el desarrollo de la Regla de Ocha después del
taria autorización. emonial congo, aunque ejecutada con los tambores
. Cabildo, al no tenerse los apropiados batás. Como
40
consecuencia, los miembros del Cabildo profesan am- o Gran Jefe, como consecuencia de la monarquía teo-
bas ideologías religiosas, más o menos amalgamadas crática que regía al Congo, en que la divinidad fun-
en el ritual y en los santos o divinidades, hecho que cionaba junto con el poder político.
desde luego, no ocurre ajeno a divergencias internas Sólo nos queda por hacer mención del ritual cele-
ocasionales y conflictivas. Pudimos observar que, a brado el día de la fiesta del santo patrón. Es necesario
pesar del bregar de los años, no faltan discusiones hacer notar la solemne impresión que provoca la at-
sobre si el ceremonial debe comenzar o no saludando mósfera del ritual que podíamos definir de hierática
a Elegguá. r la creación de fricciones al calor de cual- y ceremonial la cual más que religiosa, es de evento
quier divergencia puede culminar hasta con intem- palaciego ante un soberano, que por supuesto ostenta
pestivos abandonos del local por alguien seguido de algún tipo de poderío divino como es usual en muchas
toda su familia, situación de la que hemos sido testi- sociedades africanas. Ninguna de las manifestaciones.
gos. Sin embargo, existen logros sincréticos en la bantúes en la Isla poseen ese carácter ni siquiera le-
existencia de personajes como el ya mencionado Ka- janamente, La guerrera danza de palo, la erótica yuka
lunga, llamado así por ser el nombre de su «nganga» el combativo maní, la exaltada macuta que lanza al
o prenda, quien bailaba tradicionalmente en el Ca- bailador al borde del trance, son todas bien diferen-
bildo al toque de bembé y al mismo tiempo de palo, ciadas de estas de los Congos Reales -etnia de pro-
u?a danza en que sobaba a las mujeres en senos y cedencia bien discutida en las investigaciones de Ortiz,
VIentres, sobre todo a las embarazadas, dándoles nal- Pérez Beato, Lachatañeré, J. L. Martín, López Valdés
gadas mientras cantaba: ~yotros-, las cuales están regidas por una arcaica at-
mósfera cortesana. Se comienza con un imponente
Cándili, cándili, azuca candi saludo del gran tambor, montado por su ejecutante
y luego que camina avanzando y retrocediendo hacia el altar,
en posición siempre frontal, flanqueado por el Aban-
Ya Kalunga, ya se va derado y la Mayordoma al ritmo de un lentísimo
Este personaje y su danza ha dejado leyenda en el tempo de marcha, muy poco usual en las manife ta-
C:abildo, pero no tradición, aunque sí podemos con- ciones que aparecen en nuestro folklore de orisen
siderarlo como un caso típico de sincretismo conzo- africano. Esa célula rítmica mantenida repetitivamente
lucumí, especie de Shangó yoruba fundido con el lfos durante cierto tiempo, instaura una expectante sensa-
del mar Kalunga, venido del Congo y sincretizado en ión de oficio reverencial y de preludio a siguientes
Cuba también con Yemayá, y en el Brasil con Santa - -entos de importancia ceremonial. La intervención del
Bárbara o también con Yansán o Iñanzán, señora de las .ocador de Tiestes sobre la madera de la grup'i del
tempestades y los vientos en Bahía. Allí se le hace __an tambor, cambia el ritmo y la técnica inicial
representar por la Catita, pequeña muñeca de madera , n perder grandiosidad, mientras que se adhieren otras
vestida de brillantas telas y tiara en la cabeza. Es~ rsonalídades de la congregación, y forman un círculo
muñ~c~, s~mbolodel cetro de los antiguos reyes y como ~dedor del tambor. Terminada esa sección, comíen-
tal distintivo real. y elemento de religiosidad, es por- La macuta, cuya ejecución no posee nada en común
tad~ en los co:teJ~s del Maracatú bahiano. Calunga la otra danza también bantú que tiene la mi mrr
o Kalunga es termino bantú que significa Gran Señor nominación en el resto de la Isla r que es ejecu-

42 43
tada por otros grupos también pertenecientes a los dispersamente sin establecer relación directa entre uno
congos radicados en el país. La que ocupa nuestra y otro. Por otra parte, esa danza no tiene connotación
atención posee un carácter guerrero cortesano muy mar- erótica de ningún tipo, y posee reminiscentes acciones
cado, y es bailada por hombres y la Mayordoma. Es de pugilato o de competencia masculina. Finaliza el
una danza con el uso frontal de los brazos paralelos ceremonial con el Trillao que es una danza de estricta
que crea una imagen de guerrera agresividad, al mismo fila, indistintamente conformada por hombres y muje-
tiempo que una arcaica y elegante confor~ación. Si res, todos guiados por la Mayordoma a la cabeza, que
es ejecutada únicamente por hombres, debido a una serpentea a través del espacio, para plantearnos quizás
causa social: la aglomeración de esclavos en las dota- alguna evocación de ritos ofiolátricos tan propios de 103
ciones trinitarias, con poca o casi ninguna presencia pueblos bantúes. No sería ésta una aislada oportu-
de mujeres, lo cual determina sólo la participación nidad de observar que en, una danza se personifica de
masculina -hecho, pOI' otra parte, que se siente en forma colectiva al reptil en un ritual danzario, por
casi todas las manifestaciones danzarias locales-, o lo que no descartamos la hipótesis.
si su carácter viene ya así marcado desde el África, es En distintas épocas otros acontecimientos solían
una incógnita que está por dilucidar. Lo que sí queda ocurrir dentro de la festividad, tales como la irrupción
bien claro y patente es su ceremonioso y aguerrido de los haitianos con sus danzas, o la repartición en-
carácter de las maneras de una casta guerrera que se tre la concurrencia de la llamada «comida del santo»,
exhibe ante la corte de un trajín palaciego, más bien que se hizo por última vez en 1956, y que estaba
que danza de comunicación religiosa. compuesta por bolas de maní y ajiaco distribuidos
"Luego sigue La momboma, nombre que pertenece al canto de:
a una «nación» que tuvo sus representantes en las
etnias africanas llegadas al país, según nos ha dejado Vamo a jugá, vamo a jugá
constancia Fernando Ortiz, (también el de un afluente va munguera, va munguera
del gran río Congo) y es una danza que con su juego que aquí me etá eperando
de puños cerrados haciendo círculos entre sí, a la Papa [uane en la chiquera
altura de la cintura, recuerda similares danzas que o la aparición de Kalunga con su danza de fertiliza-
se cultivan .aún en nuestro territorio por inmigrante s cion erótica, y desde luego la inclusión del ritual
baitianos. Teniendo en cuenta que dichos inmigran- lucumí, después del congo, según ya hemos apuntado.
teso que afluyeron a la Isla con las dotaciones franco La puesta en escena de este ceremonial se efectúa
sas. fueron concurrentes a las fiestas del Cabildo, no a partir de la subida de la fachada escenográfica que
podemos dudar de un intercambio que seguramente al desaparecer deja al descubierto el interior del
pudo ocurrir entre sus manifestaciones. No debemos Cabildo, con su altar y dos paredes abiertas de forma
tampoco olvidar 'que la afluencia bantú constituyó un diazona] a ambos lados. Hombres y mujeres, sentados
o ,
fuerte aporte al complejo haitiano y que pueden ha- de pie en asimétrica disposición, preparan Ia atmos-
berse encontrado en el Cabildo diversas ramas de un .era hierática presidida por la Mayordoma que en
mismo tronco del Congo. La momboma tiene presen- .ugar central del escenario porta el estandarte ante-
cia tanto masculina como femenina, pero sin que lle- e la irrupción en silencio del Abanderado que hace
gue a ser una danza de parejas, pues ambos sexos bailan -' 5unas evoluciones espaciales p'lra situarse junto a

44 45
la Mayordoma e iniciar el rito, con la entrada del
gran tambor para el saludo. Ya aquí comienza una el gran círculo al cambio de ritmo por la entrada del
de las difíciles problemáticas de folklore danzario tocador de los Tiestes, círculo acumulativo que se va
llevado al escenario, y es la conformación teatral de incrementandc, cada vez más, por la entrada de los
un material de textura con frecuencia simplista y r,epe- bailarines mantenidos hasta ahora en oscilante y pe·
titivo desde el punto de vista del mero espectador, queño movimiento en sus lugares, como un reloj de
para quien la repetición no tiene connotación alguna, múltiples péndulos que subraya la hierática acción ini-
y se llega a constituir en simple tedio visual y audi- cial. Luego de deshacerse el gran círculo, irrumpe la
tivo. Aquí es necesario, sin que pierda su carácter Macuta en líneas de acción rectas ejecutadas por los
intrínseco. movilizar esos cortos motivos danzarios en hombres, que contrastan en cuanto a diseño con el
amplios DISEXOS ESPACIALES, que al movilizar cons- circular anterior y en cuanto a tempo con una entrada
tantemente la célula original, logren convertir lo mo- rítmica nueva de los hombres, débilmente apoyada por
nótono en acción viva desarrollada en el tiempo es- las mujeres en dos filas laterales sentadas en el suelo.
cénico./ para darle mayor intensidad a los grandes desplaza-
El saludo, La macuta, la comida del Santo, Kalunza
o , mientos de cortantes angulares espaciales masculinos.
La mamboma, y el Trillao son las seis secuencias con La Mayordoma se sitúa en posición central como eje
que conformamos la sección del Cabildo para buscar de atracción y repulsión espacial, abriéndose y cerrán-
el mayor contraste dinámico posible entre las diferen- dose, a partir de ella o alrededor de ella en grandes
tes partes. y para llevar la acción de acontecimiento desplazamientos espaciales, los agresivos diseños de los
en acontecimiento con el propósito de evitar los es- hombres, hasta que por fin encerrándola en un círculo
collos de la monotonía del material' original, y de se da transición en ruptura pantomímica desordenada,
cui~a¡-. además de no perder la atmósfera general que a la repartición de la comida del santo en alegre de-
debla presidir la total sección. Los momentos de la senfado. Esto se rompe violentámente con la entrada
com~da del Santo y la danza de Kalunga rompieron de Kalunga y su sensual danza de diseño asimétrico
por Instantes la general solemnidad con el fin de dar con las mujeres, soportada por el juego de los hom-
un contraste de alegre acontecer que luego se cierra bres que sentados en el suelo a un lado del escena-
con las formales Momboma y Trillao que instauran rio se proyectan hacia el foco principal danzario de
el tempo original y su correspondiente atmósfera cere- espaldas a la audiencia, a manera también de público
~?nial. ~l. saludó tuvo necesidad de una manipula- de la acción que se efectúa en otra área escénica. Des-
cion esceruca de las direcciones. no sólo para dar pués de la brusca interrupción, se suman los hombres,
variedad, sino también visibilidad plástica al grupo y se forman dos grupos de oposición uno femenino y
del gran tambor, la Mayordoma y el Abanderado, para otro masculino que, como fuerzas antagónicas, mane-
hacer cambios direccionales que no ocurren en la rea- jan al solista con su propulsión energética de extremo
lidad, pues allí se mantiene un solo avance y retro- a extremo de una gran diagonal escénica, para hacer
ceso frontal hacia el altar. En la escena presentamos contrastar esta sección con la calidad ondulante y
después de ese inicial desplazamiento, otros dos late- sensual de la primera, y para terminarla el mismo
rales a izquierda y derecha del primero, aunque siem- :úlunga, al parar el tambor de manera violenta con
pre en dirección del altar. Rápidamente instauramos el clásico «Isá» onomatopéyico de los Congo' Reales.
interjección que interpolan en su parla. en sus cantos
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y en cualquier momento que quieren introducir un tiempos», cuyo «canto consistía en un nutrido coro
corte. Después de éste, y haciendo una espectacular de voces que contestaban a una sola voz»: este hecho
despedida, sale de escena el Kalunga, y deja a la nos lo deja saber F. D. Altunaga en su inédito diario
Mayordoma en función de la movilización acumula- depositado en la biblioteca de Manuel Bécquer _ En
tiva de todos los bailarines (hombres y mujeres en e50Stiempos se denominaban esos grupfrS con el nom-
escena) con la finalidad de hacer La momboma sin Lre de Tangos y en su trayecto se iban «aumentando
su intervención danzaria. hasta que luego se incor- con el pueblo que se le iba agregando». Según se de-
pora en el Trillao del final guiando la serpenteante cía, además, «venía del Cabildo de San Antonio»
acción escénica. en ondulantes filas de todos, para ter- fuente y origen de casi todo el folklore trinitario. Ya
minar escindiendo la gran culebra coreográfica en dos en esa época, y en el mismo documento citado, con
grupos que con un prestísimo apurar del tempo desa- fecha de 1856, aparece un texto casi igual a uno de
lojan el escenario, quedando sólo dos hombres en el los cantos de las Tonadas que dice:
mismo, los cuales harán el cambio escenográfico de
cerrar los paaeles del Cabildo y convertirlo en un esqui. Ese accidente que a ti te dá ,
nero callejero donde deberá desarrollarse la siguiente .tu marido está en la cama
y tu bailando en el Pin Pá
escena.
que sinvergüenza [ ... ]
De esa época y en el mismo documento aparece
rON~AS TJUNITARIAS. Estos cantos llamados antigua. descrito el uso de los instrumentos que acompañaban
meate Fandangos, aunque no tienen nada que ver con a esos Tangos, tales como «unos tambores largos y
la manifestación \musical y danzaria así llamada, y estrechos», y «azadones y guatacas», con lo que se
que tanta expasión tuvo por la América en sucesivos detalla la orquesta que acompaña aún a esos cantos.
viajes de ida y vuelta a España durante el siglo XVIII, Pero no es hasta que Patricio Gascón sale con sus
fueron cantos callejeros, que según María Teresa Li- hijas del Barrio del Jibabuco a recorrer los otros
nares, tienen su origen en las manifestaciones de los barrios de la villa, y se nutre de las voces del resto
coros ambulantes llegados de la Península, tales como del pueblo que acompaña al grupo, que esta forma de
rondallas, estudiantinas y otros, fusionados con los música coral toma su estilo y manera definitiva pOI
cantos corales africanos en su tradicional forma anti- los ya citados años del 68. Con prontitud se sumó
fonal de guía que impone un giro melódico y al que Tando Villa, que salía del Barrio del Pin Pá tambien
le siguen las repetitivas respuestas. de un coro. Si bien con su grupo y después de celebrar ambos un encuen-
su forma definitiva la toman en los recorridos de los .ro competitivo, que bien podía terminar en fuertes
fiestantes que por las calles trinitarias hacían la cele- altercados, se dirigían al río, donde se aseaban el cuerpo
bración del San Juan en la noche y madrugada ante- ara después regresar a la ciudad a celebrar la fiesta
rior al día de la fiesta, en fechas aparecidas en docu- _el día.
mentos en que se hacen mención de los mísmos desde Según María Teresa Linares, la Tonada trinitaria
1868", y aún' desde tiempos más lejanos, en 18í},6, sa- • a esa localidad, lo que los Coros de Clave fueron
lía: JWl' a: la. eaJ.ie~«una: gran aglomeración de gentes a La Habana y Sancti Spíritus, aunque estos últimos
del pueblo en una especie de música típica de aquellos ieron una mayor influencia del «cultismo musical»

48 49
bailando y cantando se retira por una diagonal hacia
con tendencias más líricas que la primera, cuyo carác- el fondo, que la escenografía ha insinuado como uno
ter está más cercano al complejo de las rumbas. Su de los callejones laterales de una plazuela ambiental.
sonoridad es afín al del guaguancó, igualmente que El coro hace cuatro grandes desplazamientos eseéni-
la temática de sus textos. muy coloquiales y con gusto cos en busca de los guías que aparecen en cada bloque
por los comentarios y alusiones personales, con una de Tonadas y en cada una de las áreas se mantiene en
atmósfera fuertemente percusiva. Los cantos de los constante movimiento improvisatorio, bailando alrede-
Coros de Clave. por su parte, son de mayor elabora- dor del guía cantante, pero sin apartarse de su área
ción musical. con textos hechos por intérpretes y com- correspondiente, limitada e impuesta por la entrada
positores entrenados que ensayaban y hacían pasar sus escénica de cada uno de ellos. Buscamos hacer la expo-
canciones por un proceso selectivo, y donde se hacía sición de la manifestación musical con la mayor posi-
uso subrayado de las voces, y se sometía al acompaña- bilidad de variación en cuanto a los elementos musi-
miento instrumental a mero soporte. Las Tonadas, por calas, así como a la mayor movilidad escénica posible
su parte, eran más simples, y dependían mucho, como para atenuar lo repetitivo de los cantos, muchos de
en los cantos de rumba, del juego improvisatorio del los cuales mantienen la misma melodía, aunque cam-
cantante guía para recordar los cantos santiagueros del bian los textos, tratando de evitar la estática imagen
Paso Franco, coros populares también callejeros que usual de los grupos corales que tanto atenta contra
salían en tiempos de carnaval. la acción escénica teatral.
Las Tonadas, en sus recorridos por 13s calles, con
frecuencia cambiaban da cantantes guías que apare-
cían por aquí y por allá. Ese dato nos sirvió de base PARRANDA DE TAITA LA LANZA. «Quédanse expre-
para hacer que en el montaje escénico la sección adqui- samente prohibidas las pretenciosas diversiones deno-
riera movilidad. minadas Diablitos, Toros, Berracos, la Culebra, dis-
De todo el material musical que tuvimos a dispo- Iraces indecorosos y canciones y palabras obscenas», ex-
sición, tomamos las Tonadas más antiguas y las divi- presa claramente un bando gubernamental aparecido.
dimos en tres bloques, con cuatro Tonadas en cada en 1836, en el periódico trinitario El Siglo, para dejar
uno que se exponen y repiten dos veces seguidas unas bien patente el temor que estas diversiones provoca-
de las otras. Después, y para finalizar, se cantan ban en el poder colonial, sobre todo después de los
unas rumbitas tradicionales que suelen bailarse por sucesos de Haití. Justamente este bando nos permite
las gentes del grupo actual en momentos y circuns- también conocer la antigüedad de estos juegos teatra-
tancias especiales, lo cual ayudó a levantar un clímax es callejeros que ,conocieron los vecinos de Trinidad
final a la sección. El coro se mantiene con un libre esde principios del siglo XIX.
movimiento de sus integrantes, aunque cerrado en La Tauromaquia, primer deporte que arriba a nues-
bloque, mientras cantan alrededor de cada uno de los as playas importado por la Metrópoli, halla en 'I'rí-
guías que aparecen por tres diferentes entradas escé- ..idad uno de los pocos lugares de la Isla donde se
nicas laterales. Al final todos van al centro a cantar rea un gusto por el mismo, al extremo de localizarse
y bailar las rumhitas, especies de yambú con- «vacu- n ella dos emplazamientos para sus corridas. Tam-
nao» y con características de movimiento muy espe- én fue gusto de los hacendados, efectuar en sus fin-
ciales y locales de sabor trinitario. Luego todo el grupo,
51
50
cas el deporte taurino con largas lanzas como armas trarse, en las islas del Caribe y en Brasil, al contacto
de ataque al animal, lo cual impresionó tan vivamente del europeo y el africano.
al esclavo, que con prontitud comenzó a hacer versio- Al llevar a escena este episodio teatral lleno de
nes pantomímicas del toreo. primero en los harracones color humorístico popular, nos vimos necesitados de
y después cuando salían a recorrer las calles de la crear un diálogo que, a la manera de las improvisa-
ciudad, con burlonas imitaciones de los blancos entre- ciones callejeras, fuera revelando en boca de los pero
gados a sus fiestas taurinas. Con el tiempo se fueron sonajes, su propia identidad, con respuestas de un coro
sumando otros personaje- al de los principales de] del pueblo, y que juntos escenificaran un juego de
Toro y el Taita. como el Veterinario, el Agrimensor, teatro dentro del texto. Por otra parte; las incursiones
la ~luerte. la Prostituta y el Chulo, et al, quienes vi- espaciales por calles y plazas tan características de
nieron a constituir una especie de cortejo de Commedia estos grupos de máscaras, nos llevó al uso del espacio
dell' Arte popular criolla. de la sala del teatro en todas sus posibilidades, cuando
Es importante con respecto a esta manifestación re- los personajes hacían espectaculares entradas por los
cordar el Mumba Meu Buoi brasilero que tiene por pasillos del teatro, y llegaban a establecer una muy
personaje central a un buey alrededor del cual se cercana relación con el público, cuerpo a cuerpo en el
mueven también personajes farsescos como los Vaque- lunetario de la sala, y algunos de ellos, como la Pros-
ros, el Capitán, la Negra Caterina, el Sacerdote, el tituta y el Chulo llegaban a sentarse entre el público
Médico, y otros. en espera de su subida al escenario, para crear gran
Ambas expresiones folklóricas poseen además de la alharaca al penetrar en las hileras de asientos lo que
personificación del animal, un personaje común feme- motiva una extraordinaria hilaridad y comunicación
nino. interpretado casi siempre, por un hombre vestido con el público. Se ha tratado así de recuperar la atmós
de mujer. con extremas representaciones del sexo fe- iera de Íntima relación artista-audiencia, tan carac-
menino, que van desde la Solterona en el Buoi hasta terística de estos espectáculos callejeros trinitarios. La
la Prostituta en el Taita. Ambas dan muestras de fusión de danza y actuación teatral en la personifica.
vestigios del travestismo de las pantomimas rituales ción de tipos nos llevó a la necesidad de clarificar
'del culto a la fertilizaeión, tanto de la tradición las relaciones entre todos los personajes participante,
europea como de la africana. Además, la simbólica y a su vez con el público que aparece sobre la escena,
muerte en ambos casos del animal y la repartición el cual llega a ser además el coro que apoya dichos
de sus pedazos entre la concurrencia, así como después diálogos. Así surge un espectáculo de atmósfera im-
de su resurrección, nos deja ver claramente vestigios provisatoria a la manera callejera sobre la base, sin
de las antiguas comidas rituales en las que se ingería embargo, de estrictas líneas de disciplina teatral, y
la fuerza vital del toro o buey, como representantes en las que cada actor-bailarín se mueve libre y aleato-
simbólicos, según Frazer, del grano, alimento primario riamente sobre textos, y acciones que han sido hallados
del hombre, que el trabajo del buey hace posible con en libres -improvisaciones y que pueden seguir siendo
la roturación de las tierras en las culturas agrícolas. ampliados en el devenir de las representaciones, para
De este modo, vemos detrás de esta Parranda calle- hacer del espectáculo una constante y fresca dive sión
jei a trinitaria todo un antiguo rito que va desde la de vivas implicaciones entre la imaginación y la rea-
Grecia arcaica hasta el África Occidental, para encon- lidad teatral.

52 53
I

Con la ida de La parranda de Taita la Lanza, y Trinidad-, los Bécquer, con Isabelita a la cabeza,
para irse igualment.e como entró. por los pasillos del nos enriquecen día a día con sus creaciones dentro
teatro, se da por terminada la primera uite de Tri- del género.
nitarias, tras la cual viene un intermedio o descanso Escogimos en primer término, como ya dijimos. La
que prepara para la se~da parte de ia obra. Trinitaria de Catalina Berroa, que aparece en cierta
manera como leit motiv de la obra: cuando se abre el
,~elóninicial; más tarde en esta escena que nos ocup~\
TROYA TRL ·IT.~RU. ~l damos por sentado que la mt.erpretada a dos, voces femeninas acompañadas a la I

trova es un género con especiales características dentro .gUItarra, y despues, al final de la obra en la Fiesta
de nuestro cancionero. y que a fines del siglo pasado Sanjuanera, sonando en las trompetas de la conga con
se gestó su nacimiento en los años en que tomaba foro aire y sonoridad bien distintos a los anteriores. Luego
ma una identidad cultural nacional, encontraremos que se presentan en esta sección de la Trova, Guitarra mía,
Trinidad constituyó un buen foco de desarrollo. Ya de Saroza, en un solo masculino, después de la cual se
la figura de Lico Jhnénez que llegó a ser director interpretan dos canciones de Isabelita Bécquer: Serena-
del Conservatorio de Hamburgo, en Alemania, prestó ta y Mi parque, en arreglo de tres y cuatro voces, todas
acompañadas a la guitarra, dentro de un ambiente
brillo y valor al desarrollo musical de la ciudad, desde
epocas tempranas. Este músico perteneció a una fa- nol] del parque trinitario, lugar que ha solido ser tes-
tigo de las reuniones bohemias de los trovadores de
milia de mulatos con prestigio musical en el extran-
la villa.
jero. y con los cuales estaban tarnljén emparentado
los Berrea. uno de cuyos miembros, Catalina, escribió
hermosas canciones -al mismo tiempo que era pro-
COMPARSA «EL COCUYÉ». Al hurgar en los orígenes de
fesora de la Academia de ~1úsica (que funcionó desde
1820)- que tocaba en las orquestas locales formadas esta comparsa, nos encontramos que la misma presenta
una situación aunque no muy común, si factible
en la ciudad para amenizar los actos públicos y los !
de ocurrir dentro del arte popular en general, y es la !
bailes sociales. El historiador Zerquera nos informa
de tomar sus fuentes en algún aconLecimiento artístico
que se hace referencia en las Actas Capitulares de I
ya no surgido de la creación anónima del pueblo sino
nuestro Ayuntamiento a la orquesta local, su calidad
de la elaboración artística de otros estadios ajenos al i
r su fama. que tuvo a su cargo hacer música en esos folklore. El teatro bufo, en su trayectoria que parte
festejo- desde el siglo XVIII.
del siglo XIX, con la utilización de personajes y temá- :
Esa rica tradición del siglo pasado continuó hasta
el presente y por ella han transitado numerosas figu-
ticas intrínsecamente nacionales, pone también en la
escena, bailes, cantos y música inspirados en motivos
¡
ras como las de Rafael Saroza, quien en la década cubanos populares. Una de estas puestas en escena
del treinta fue fiel exponente de la vida bohemia tri- de la compañía de Arquímides Pous, que mucho fre-
nitaria y que legó un amplio repertorio trovadoresco cuentaba Trinidad en temporadas muy bien recibidas
por el público de la ciudad, dio origen a esta comparo
I
a la ciudad. En la actualidad, los miembros de otra
familia --es tradicional la musicalidad familiar en sa que después llegó a ser uno de los grande5 éxitos
del carnaval trinitario. El pianista y compositor de la
54
55
l.
liza con la aparición del Negro :11iguel. que entra en
compañía de Pous, Antonio Alvarez Herr. fue trini- contradicción, como es natural, con a-l grupo.
tario y posiblemente conoció temas musicales de la y más tarde aún, por la década del cuarenta. surge
región que con seguridad han tenido que ver con la la tercera versión, 'en que se individualiza aún más
melodía y el texto de la primera ersión <k El Cocuyé. el conflicto con la aparición del Negro Brillante que
Algo más tarde. en 1920. A;UStín Que::ada. conocido le disputa al Negro Miguel la mulata, ya en abierta
comparsero. sacará por 18.5calles de la ciudad, una lucha de navajas y general bronca. Todas estas versío-
11 comparsa de una veintena de hombres con camisas nes tienen en sí la atmósfera delincuencial de los ne-
guaracher8.5 hechas de papel crepé. todas luces es gros curros, que quedarían como clichés en las pre.
evidente que la denominada «guarachera». aunque sentaciones del negro en escena por aquellos días del
tiene su origen en las vistosas maneras de ataviarse- teatro hufo, y las cuales no estaban, como es natural,
los negros curros en el siglo pasado, es un diseño exentas de los prejuicios de clase ocultos tras la co-
teatral nacido bajo la égida de las escenas musicales micidad del negrito y la mulata que, con sus chistes
revisteriles, que luego pasarían al show del cabaret, a harrioteros, presentaban a este componente racial de
la televisión y a los carnavales modernos. Es pues, nuestra sociedad bajo una óptica fuertemente subde-
«la guarachera» una atracción visual que, a manera sarrollada. No queriendo hacer caso omiso de esa su-
de disfraz, va a bajar de la escena, por primera vez, gerencia histórica, preferimos darle una versión satí-
a las calles del pueblo, cuando una comparsa como rica a la realidad de la época mediante su teatraliza-
esta de El Cocuyé se instaura en el gusto popular, aun- ción, al hacer patente que la bronca es sólo un juego
aue con los limitados medios económicos que en un para hacer reír en su desarticulada inautenticidad,
principio sólo permitieron su confección en papel y que los guapos tampoco lo son al amigarse tan fácil-
crepé.
Las limitaciones también de la época, en cuanto a
.mente, a pesar de constituir encarnaciones arquetípi- i¡
cas de agresividad. Ante el hecho manifiesto de que i
la posición de la mujer, no permitia que ésta asumie- , esta expresión de la escena baja a la calle y ahora en
ra el papel central de una comparsa callejera, de aquí esta ocasión vuelve a subir al escenario, tratamos de 1
que el travestismo propio de la actividad carnavale~ca hacer evidencia de ese recorrido, y al mismo tiempo
dio la solución al problema y fue un hombre qUIen dar algo más en esta nueva teatralización, como es un
personificara a la mulata durante años. Igualm~nte punto de vista crítico hacia sus contenidos anterio-
podemos citar que en Santiago de Cuba, las Remas res, sin violar, desde luego sus formas originales, que
de la Carabali Izuamá han sido, en diversas ocasiones, aportaban una intención de malicia satirica a su con-
hombres que han mantenido esa posición, además, por tenido.
largos añ;s. No es hasta 1934 que por fin una mujer Demás está decir, que detrás de las fuentes origina-
asume el papel del personaje central de la comparsa rias, cualquiera qu<esean en este caso las de El Cocuyé.
que nos ocupa. se hallan las comparsas callejeras santiagueras: Los
Más adelante, por los anos de 1936, aparece otra «cocoyés» traídos por los haitianos a la cultura cu-
versión que se titula El Negro Miguel, en que el con- bana. en gestación, con «su llamada música , bailes
flicto apenas esbozado de la primera, por el cual se franceses», aunque al traspasar los límite- regional -
sunone que todos los hombres se disputan la prefe- cambian la «(O»por la «u». Ya desde 1856 un tan-
rencia del personaje central femenino, se individua- 11

57
56

.
.•

gO» que recorría las calles trinitarias dejaba 01I este


questal con instrumentos de banda, tales como bom-
texto: bardino, clarinete y aun un saxofón, acompañados de
Ay, qué gusto y qué placer los tambores de cuña trinitarios, mientras 10- hombres
es cosa rica cantan el texto de
el bailar el Cocuy«
El Cocuyé, el Cocuyé
con la Pan chita.
con sus tambores
A:. qué gu lo J qué placer
va tirando flores [ .. ,]
es cosa rara
el bailar el Cocusé Mientras, la Mulata hace su salida por el esc-enario
con la casada. bajo un gran framboyán escenográfico, y luego de
trepar a la escena el grupo de hombres, es que da co-
T amhile'n encontramos en la recopilación
C .. de, Coco- mienzo la acción.
yés del famoso popurrit musical de asamítjan, uno
Las tres versiones de El Cocuyé que, a través del car-
de ellos que responde a la l-etra de
naval de la ciudad, y a partir de 1928 se han con-
Pancho Gala vertido en una tradición popular comparsera, suben
muda de genio[ ... ] a escena, según el orden cronológico de sus aparicio-
nes: el de El Cocuyé propiamente dicho después El
tido en uno de los textos de esos «tangos» ,o an-
repe 1 h que Negro Miguel, y luego El Negro Brillante. Los tres
tiguas tonadas trinitarias. Todo es~o no ace ma~ , '0

originan una acción escénica con la aparición de los


poner en evidencia los intercambios que tuvo rmi
personajes, el conflicto entre los mismos, y el burlesco
dad con Santiago de Cuba, uno de los pue:t,os que
desenlace del triángulo. Se ha pretendido, además,
con mayor frecuencia era visitado }or el ~r~f¡co ~o

haccr una retozona sátira al convencionalismo teatral


iero del puerto de Casilda, aledano a Tnm.dad. o
de las presentaciones revisteriles de la década del cua- I

~~bemos tampoco olvidar que Trinidad fue villa muy renta.


aislada geocrráficam-ente, de difícil acceso, a m.enos 1
Al unir las tres comparsas en una sola, se cumple
ue este se"'hiciera por travesía marítima. El pnmer
uno de los fines teatralizadores de «la unificación
ferrocarril con Santa Clara funcionó en 1919 y .l~dcad dentro de la variedad», y que permite además dar una
rretera sobre el puente Agabama que une a Trm~5a3 visión de conjunto de un acontecimiento que aun.
con Sancti Spíritus no fue inaugurada ,hasta 1 ,
que unitario en sí, tuvo tres diversas versiones en el
todo lo cual nos da una idea del porque de, ~uchas
1:· transcurso del tiempo, EL DISEÑO EN EL TIEMPO aquí
caracterÍ ticas tanto psicológicas, como folkloncas de
~j resulta de gran importancia para crear expectación
este rico foco de arte popular villaclareño.
hacia un conflicto, a todas luces débil, pero con los
Veamos entonces la puesta en escen~ de est~ com-
suficientes elementos para crear una contradicción es-
arsa. Mientras ocurren en el escenario cambios e~-
cénica. Se suceden varios clímax de diferentes inten-
pcenograifiICOS, la atención del público es llevada 16hacia
sidades hasta la riña final, y que antes de ,Produ .
la entrada de una larga hilera de hombres - . en
se hace un paro de la música con una ruptura de] ritmo
su totalidad-, por un pasillo lateral de la sala" ~uen-
general de la sección para crear un ambiente e~.
tras que por el otro pasillo penetra una agrupacIOn or-
tan te, violento, sin que se pierda, por supuesto, ID ge-
58
59
neral característica de divertimento. Resuelto el gran a la caída de la tarde en los días de festejos v en la
clímax, la comparsa se disuelve, tras la reconciliación Sem~~a Santa de Trinidad, se constituía en 'espanto
de los personajes, en una gran diagonal de 1a escena de nmos y mayores; los vecinos debían tener bien ce-
que supone proseguir ad libitum por UD espacio ima- rradas ~as puertas de sus casas, pues solía, arrastrando
ginario, seguida de la orquesta y 10- tambores. la mu~tltud de latas vacías amarradas en largas cadenas
En el desarrollo de esta sección. el espacio ha sido a su. cintura, y llevando embadurnado de alquitrán us
también ampliado a la sala. : después de su uso en vestiduras de saco raído ' entrar a revo1carse no so'1o
varias ocasione- se concentra el final en el escenario
en los suelos sino también sobre las sábanas de los
para perderse todos por el fondo: de esa forma se
pretende teatralizar el espacio amplio del devenir ca- lechos. Su cara iba cubierta con una máscara de largos
~olmi.llos y abigarrado pefambre. Ya en 1825, estaba
llejero.
I~c~u.I~a entre. !as másca.ras callejeras sujetas a pro-
hihición ; también fue objeto de ésta en el bando de
1836 que anteriormente hemos transcrito.
COMPARSA DE LOS PITOS. Como es bien sabido, el
floklore jamás es ajeno a los niños, y sus juegos, can- En nuestra puesta en escena, el Berraco entra pOI
tos y música son parte importante del arte tradicio- uno de los pasillos del lunetario y se incorpora a ésta
nal popular. En Trinidad aún es posible _aprender de de forma violenta para romper así el juego infantil
boca de cualquier trinitaria la melodía y el texto de que se desenvolvía en ella con los pitos, el canto y
un farolero. De esta manera, se inicia un conflicto
Perico movía
sal del nío [ ... ] 1
humorístico entre el personaje y los intearantes de
. b
:
a comparsa que da pIe a numerosas escaramuzas don-
tomado de las comparsas infantiles que interpretan de a. veces el Berraco ataca y en otras es compelido
el giro melódico en los pitos de caña brava, que aún a huir. El Berraco termina por empuñar la farola y
hoy se pueden cambiar por botellas a_los- vendedores se ?onstituye en jefe del grupo para después de hacer
callejeros. Se dice que antiguamente grupos de niños vanas falsas salidas del escenario, con el propósito de
del barrio del Jibabuco bajaban con linternas encen- desaparecer y dejar a la compars'! infantil a merced
didas por velas, y entonaban con sus pitos y después de las sorpresivas entradas de las máscaras de la Fiesta
cantaban el «Perico movío»; también portaban a la Sanjuanera, que en transición coreográfica hacen de-
cabeza del grupo, faroIas grandes. kl escoger bailari- saparecer a los integrantes de la primera con el fin
nes de talla más pequeña y de aspecto más juvenil, de quedar conformada la siguiente sección en escena.
conformamos la aparición de una comparsa infantil,
a manera de introducción a la Fiesta Sanjuanera sin,
desde luego, tratar de hacerlos aparecer como niños.
Para que la escena adquiera mayor contraste de acción, F1ESTA SANJUANERA. Ya en documentos antÍ!!
hicimos :parecer en la misma al Berraco en abierto de 1823 se hace mención de los Sanjuanes trini
juego de oposición con los integrantes de la Comparsa. .aunque se sabe que se celebraban desde 1818. En 1
l- El Berraco, personaje enmascarado que solía aparecer

60 6J
Rine Leal nos ofrece la descripción de Pérez y Luna
el Lugareño en sus «Escenas Cotidianas)) los, ~escrib.c que los presenta como
diciendo: « [oo.] Comparsas originales, con musica r~~-
dosa cantadores de barrio, tonadillas, todo con la 1- negros esclavos, vestidos con trajes de colores,
bert~d y la sal propia de la estación.» . ceñidos con un cinto del cual pendían varias
campanillas con que metían gran ruido, provis-
El legado de esas máscaras tradicionales ~ en:l~e-
tos de una especie de látigo a cuya extremidad
ce con otras locales o provenientes de Sancti Sp~nt~s.
se veían atadas una, o más vejigas infladas, de
y así nos encontramos con las Ensabanadas. e as
que se servían para darse golpes los unos a los
uales Francisco Marín Villafuerte en sus Apuntes otros. [ ...].2
c
históricos y tradicio
• nes de Trinidad (1834) nos hace
s~ber que Estos diablos del Corpus tenían origen peninsular
y llegan a Cuba en la espectacular y teatral celebra-
El origen de comenzar esas másc,aras a recorrer ción de ese día, junto con la Tarasca y la Tarasquilla,
las calles se derivó de que el dia de San Fer- (grandes muñecos en forma de extraños dragones). las
nando (30 de junio), las hijas d~l Cor~n?l ~e danzas de los micos, las invenciones, los entremeses
Milicias, Don José Fernando M~oz, trmitarro y demás regocijos que desde el siglo XVI entran a la
que fue Teniente Gobernador interino en 1808 se colonia ultramarina, y que tienen una larguísima tra-
«ensabanaban» en la fiesta que tuvo lugar en la dición en España. Cómo ad'quieren el nombre de Ma.
casa[ ...]1. tachines en Cuba, es cuestión aún por dilucidar,
pero lo que sí' está claro es que en México existen las
Esta nota nos informa de cuán tempra~amente co- cofradías llamadas de los Matachines, que efectúan
menzaron estos festejos trinitarios en el siglo pasado. danzas por promesas, hechas por vía de vocación o por
Los mismas se extendieron hasta el Día de San Juan mandas (promesas) de los padres .. La creación del otro
y en ellos surgieron estas 'máscaras locales. y <J.llecon bando de Moctezumas refuerza la idea del origen mexi-
. idad dieron lugar a aventuras Iicenciosas
posteriori h ' . y cano en las respectivas denominaciones. No debemos
delictivas al amparo de un disfraz que las acia Irre- olvidar que Vera cruz fue uno de los puertos de mayor
conocibles porque cubría la cara y el cuerpo. comunicación junto con los de Venezuela a través del
Ya en las Actas Capitulares de Sancti Spí.~itus se tráfico marítimo de Casilda, y qua también hubo una
hace mención de los Matachines, diablos veJ1gantes, emigración de yucatecos que vinieron a hacer a Cuba
negros. que estaban en pugna con los Moctezumas, trabajo esclavo en el siglo pasado.
de igual índole, pero blancos, y todos los cuales lle- Es importante también dejar constancia de lo cu-
garon hasta entrar a la Iglesia el Día del Corpus, ha- rioso que resulta el hecho de que en Baracoa existe
ciendo irrisorias contorsiones en el suelo ante el mo- el barrio de Matachín y que la fortaleza de la ciudad
numento de la Eucaristía. como símbolos de las ende- es conocida por Fuerte de Matachín, todavía en
la actualidad. La denominación de Matachines posee
moniadas huestes infernales que se desmoronaban ano
te el poder del Sagrario, golpeándose unos contra otros. 2 Rine Leal. La selca obscura. La Habana. Editorial
y Literatura, 1975. p. 79-80.
1 Archivos de Manuel Bécquer, exhistoriador de Trinidad.

63
62
una larga trayectoria de danza que parte de las IDO-
riscas medioevales, y más lejos aún, de las relaciones en el Paraíso, etcétera- ha hecho que el nezro es-
con las danzas de espadas con que se entrenaban en clavo congo para no suprimir su ritual anual de la
la antigüedad los guerreros griegos y romanos. matanza del animal 'que supone la perpetuación de u
Traída a Europa, en los siglos xvr y XVII por italia- energía vital en el futuro, 10 haya cubierto de la ex-
nos y españoles a través de las cruzadas, estas danzas terna tradición cristiana con el propósito de seguir
se transforman en grotescos divertimentos al golpe de manteniendo sus propias tradiciones, sin que éstas
espadas de palo r vejiga de vaca para dar lugar a los parezcan chocar con las creencias religiosas del nuevo
vejigantes o Diablos del Corpus, los cuales encontra- entorno social. Bien conocemos por Frazer que «las
mos profusamente en toda Latinoamérica. En Santo tribus ganaderas y cazadoras, de igual modo que las
Domingo, Venezuela, Puerto Rico, Panamá y Cuba, agrícolas han tenido el hábito de matar a los seres
donde la presencia hispánica se hace más fuerte en a quienes ellos adoran», y que «es evidente que ima-
el Caribe, los Diablos aparecen casi en idéntica forma, ginan que las especies, abandonadas a sí mismas, en-
surgidos al calor de las fiestas del Corpus. vejecerían y morirían igual que un individuo, si no
No poca importancia y mérito posee el folklore tri- se tomara alguna medida para salvar de su existencia
nitario de ser recepto!" de los pocos remanentes del a las especies particulares que ellos consideran dívi
Día de Reyes afrocubano que floreció durante tres nas. El único procedimiento que pueden descubrir con
cuartas partes del siglo XIX. El juego de la Culebra, el propósito de evitar tal catástrofe es matar a un miem-
bien descrito por Fernando Ortiz como uno de los bro de la especie por cuyas venas la marea de la vida
acontecimientos característicos del festival de los ne- está subiendo todavía con fuerza, y no se ha estan-
gros esclavos en tierras cubanas, cuando trasmutaban cado entre los charcos de la vejez», así «matando
sus ancestrales tradiciones en jolgorio festivo en el al animal revivirá e iniciará un nuevo plazo de vida,
único día libre que poseían al año, apar,ece en 'I'ríni- con todo el vigor y energía de la juventud».
dad a partir del Cabildo de los Congos Reales, para Las serpientes, culebras y demás reptiles han sido
recorrer las calles en los Sanjuanes y demás días fes- desde la más remota antigüedad, animales muy a-
tivos de la villa. Si bien el texto que lo acompaña cralizados: en Egipto la serpiente simbolizó el curso
'trasmite un repudio al animal al decir: del Sol o Ra, divinidad suprema; en Grecia. es atrio
Que animal má feró buto de Esculapio, dios de la medicina; en la India,
¡qué animal má dañino! es símbolo místico de la eternidad porqu-e se muerde
E' se come lo pollo el extremo de sí misma; entre los toltecas, la Ser-
E' se come guinea, etcétera. piente Emplumada, Quetzalcóatl, es uno de sus más
brillantes mitos, y en la cultura andina, los muer os
No podemos olvidar que el culto ofiolátrico posee se enterraban bajo la protección de la serpiente. qu"
una profunda raíz en la cultura bantú, por lo que era animal sagrado al que no solamente se le .
pensamos que un sincretismo católico qu,e presenta daba, sino también se le llegaba hasta ofrecer
al reptil como imagen del mal -San Jorge mata al {idos humanos. Durante los siglos XVI y XTIL
drazón reptante, la Inmaculada se yergue sobre una dicina occidental hizo gala del uso cu.ratiT'O
serpiente a sus pies, ese animal induce a la tentación misma en enfermedad-es de la piel. d -
hasta la lepra, así como para la tisis

65
\1
ii cosecha. Según Sachs, toda danza de salto, brinco,
I peste. Los aborígenes americanos la usan con fines tranco, o zancada, así como las subidas en zancos
te~apéuticos" y ~os guaraníes, porque creían que este
animal poseIa VIda eterna, lo consideraban sostenedor ( plasman «la identificación del que danza. no con el
que ejecuta el acto de plantar, sino con lo mismo que
de la juventud perpetua. En el África Occidental, se
se planta), y así «cuanto más alto sea el salto, tanto
mata anualmente este animal sagrado y se conserva su
mayor altura alcanzará el trigo». Este es un ceremo-
piel colgada de un árbol en una costumbre ritual, y
nial muy extendido, tanto en África Occidental. como
hacen que todas las criaturas recién nacidas pasen a
en la Oriental; igualmente entre los maoríes de Nueva
tocar la. cola del reptil. con lo cual se pone a los in-
Zelandia, en el Japón, en Indonesia y aún en el anti-
fantes bajo la protección del animal sagrado, según
guo México, donde bailarines y bufones entret-enían
nos cuenta Frazer.
a Moctezuma II con diversiones de este tipo. Entre
T~d,o esto nos llev~ a inferir que 'nuestro Juego de los yorubas de la Costa de Marfil concretamente, el
la CUlebra no es ~as que una oportunidad que el
11'-- baile sobre zancos es propio de las sociedades de más-
neg:o esclavo, tomo para matar al reptil, con la fi-
caras ceremoniales donde los acróbatas v bufones de
nalidad de asi cumplir su rito ancestral. Pensamos
las mismas, son los encargados de efectuar esas danzas
que .ta~ a~to fue disfrazado de aspectos carnavalescos fuera del ritual mágico.religioso; dan representacio-
y cristianizados, como es el repudio al animal en los
nes por los villorios, y hacen un despliegue de humor
textos del c~nt? ~ot ~tra parte, no debe sorprender. con sus agudas chácharas y juegos de palabras: se
nos, la exteriorrzacion fiestera del rito, ya que la ma- sientan en los techos de las casas con el propósito
yorra de los ce~emo~!ales religiosos africanos poseen de hacer extrañas piruetas en un solo zanco, abriendo
un aspecto de diversión y entretenimiento que unifica
los brazos como alas, recorriendo las plazoletas en gran-
lo sagrado con 10 profano.
des zancadas para el disfrute de las comunidades de
El matador de la culebra de Trinidad se convirtió
las aldeas.
en un personaje popular que acostumbraba a salir por
Nuestros grabados del siglo XIX, bien nos han mos-
las calles Y,plaza.s con una culebra viva en una caja,
trado las figuras de los zanqueros cuando emergen de
la cual hacía sahr cuando reunía un público que de-
la abigarrada multitud festiva en el jolgorio de los
seaba ver el espectáculo. Más tarde usó un reptil ar-
Días de Reyes, y aunque esa actividad se ha mante-
tificia! hecho con relleno de trapo. La comparsa de nido más o menos en los juegos infantiles del niño
los anos cuarenta de la cual ya hemos hablado, pre-
cubano, Trinidad puede decirse que lo ha mantenido
s~x:taba un gran culebrón, más cercano a la descrip- •YO dentro del contexto folklórico y posee entrenados
cion que hace Fernando Ortiz. Hoy en día se hacen
zanqueros que hacen gala de sus habilidades sobre el
culebras, con variantes en el animal, tejidas artesa-
empedrado de las difíciles calles trinitarias, subiendo
nalrr:ente en, yarey en bellos diseños populares para _ bajando las empinadas plazoletas y sus escalones.
continuar así la tradición.
riéndose de piernas y haciendo espectaculares ba-
. Los Zanqu~ros son otros enmascarados que aparecen jad s hasta el suelo para después volver a S1l5 posicio-
en .~uba al. igual que en otros países caribeños como es originales con la ayuda de los otros nnqueros.
Ha~tI, Ja;nmca, Trinidad-Tobago. Es una herencia dan- Todas estas máscaras, junto con Kokozieamos. Co-
zaria ~frIcana ~e ha tenido una significación de ce- .eós. :\10jigangas, Faroleros. Enanos. Kulona y de-
remoníal agrarIO relacionado con el crecimiento de la
67
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más disfrazados que las comparsas trinitarias hicieron de los clímax o puntos culminantes de cada sección
tradicionales, han sido utilizadas dentro del contexto de cada bloque y aun de la obra en su totalidad así
de esta sección del espectáculo que hemos denominado como de las rupturas de los esquemas formales ea
Fiesta Sanjuanera, y que en forma de rapsodia co- determinados momentos, pa1:a mantener constante ex-
reográfica van presentando los distintos grupos, con
danzas de movimientos temático propios para cada
.. citación y sorpresa en el crecimiento del tiempo físico
de la obra, y todo esto soportado, subrayado, comple-
uno, desapareciendo unas para dar entrada a las próxi- mentado por los ELEMENTOS COADYUVANTES del espec-
mas. Terminada esa prolija exposición que posee dos táculo como son la música, el uso de textos hablados,
clímax importantes, el de La matanza de la Culebra
el canto, la escenografía con su valoración d~l e~paci~
y el de la aparición de los Zanqueros. se efectúa una
escénico el vestuario y sus aditamentos de utilería, asi
gran coda final, con rápidas. apariciones de cada grupo como la' luminotecnia, que '110 por ser citada última
con sus movimientos temáticos para quedar en escena
tiene menor importancia.
con el propósito de hacer un desarrollo acumulativo
Hemos querido hacer este recorrido práctico, bao
que llcva al gran final, donde se desborda el esce-
sado en los principios teóricos de la puesta en escena
nario y la mayoría de los bailarines irrumpe por los
del folklore, como ejemplo y recuento de .~a expe-
cuatro pasillos del lunetario; funden la escena con el riencia que ha pretendido lograr la concreción teatral
espacio de la audiencia, y llegan así a la culminación elaborada de los valores tradicionales de nuestra cul-
de la obra ..
tura nacional.
A través de esta trayectoria, desde las situaciones
más primarias de la realización de un espectáculo fol. 1983.
klórico, como es el de la investigación hasta su elabo-
ración final, hemos querido dar un panorama del pro-o
ceso de teatralización de un material folklórico mu-
sical y danzario, al ajustarlo a lás normas de la pues-
ta en escena que parten de una profundización en la
MOTIVACIÓN, que crea una ESTRUCTURA de mayor o
menor complejidad, según lo pida el material dado,
el cual será procesado con ayuda del DISEÑO ESPACIAL
que lo ubicará, de manera sensible, en dinámicas uti-
lizaciones del espacio escénico y aun si es necesario,
lo llevará más allá del mismo, como puede ser el lu-
netario, y todavía más, sacarlo a la calle; y el DISE~O
EN TIEMPo que elaborará contrastes entre sus diferen-
tes secciones y secuencias dentro de las mismas, así co-
mo núcleos de frases soportantes y otras en contrapunto,
con la finalidad de hacer uso del principio de las re-
peticiones, de los desarrollos, de las pausas y eonge-
lamientos, de las dinámicas individuales y las de grupo

68 69
UN TEATRO TOTAL POPULAR a esta culta ciudad
EN LAS PARRANDAS REMEDIANAS deseándole de verdad
[mucha, mucha felicidad!

Víctor Adolfo Fernández


1982
((Año 24 de la Hevolución»

La ansiedad de los comunicados de los otros centros


Las tres de la mañana del 25 de diciembre en Reme- ferrccarrileros va in crescerulo, hasta que por fin apa-
dios es la hora exacta del comienzo de un espectáculo rece el tren fletado desde La Habana y que ha ido re-
de total participación popular que terminará a las cogiendo remedianos en su trayecto para llegar triun-
'llueve de la mañana del día 27, bajo el ensordecedor fantes como estampa de daguerrotipo, bajo los e ta-
clímax de un violento estruendo pirotécnico, a la ma- llidos pirotécnicos de los voladores. los aplausos de los
nera ó los acordes finales de una sinfonía del siglo que reciben, los gritos de los que llegan, y lagrimeo
XIX. Así, la diana en la madrugada recorre, con sus de los recién llegados «ausentes» y presentes. Salidos
acordes marciales, y los metales de la banda, la ciudad todos de la estación con los emblemas de los barrios que
de extremo a extremo, de calle en calle, de plaza en sobresalen de las cabezas: el Gallo de San Salvador
11' plaza, preludiando e instaurando la necesaria tensión y el Gavilán del Carmen, la orquesta inmediatamente
psicológica que preparará el acontecimiento anual de inicia los singulares himnos parrandistas de las cen-
las Parrandas. tenarias polkas, música tradicional del gran evento.
Pocas horas después, todo ~l mundo irá a la Esta- Los niños faroleros abren el desfile, después al pasil
ción de Ferrocarriles al encuentro de los «remedianos se incorporan las bandas infantiles, mientras la mulo
ausentes» y se provoca la primera explosión emotiva titud va apareciendo por las calles aledañas al tra-
del día: profusión de farolas doradas en manos de los ~ecto, hasta la sorpresa de un órgano de Manzanillo
niños de los dos barrios: el del Carmen y el San Sal ('-te sobre un camión también da la bienvenida con
vador, contendientes irreconciliables y motivación dia- ~;.J. «música en conserva», según comentarios en voz
léctica del acontecimiento; la banda oficial en todo alta de alguien, y así se establecen diálogos grihdos,
el esplendor de sus metales añejos y las infantiles con _ ludos exaltados, lágrimas emotivas, «ausentes» que
sus majorettes emhotinadas y sombreros emplumados; pasan por sus casas y entran a dejar su equipaje para
los especialistas en voladores levantan sus palenques
seguir de inmediato, pulla s entre miembros ~e un
frente a la estación sobre un montículo bien a la vista,
arrio y de otro, y se llega al centro de la ciudad,
y 'el poeta anciano que reparte su cuarteta cuidadosa.
donde un saludo oficial es seguido por las rumhitas
mente mimeografiada:
e los desafíos tradicionales con textos como:
((iMi saludo al remediano ausente!»
Aquí te espero, aquí te espero
M ester de Clerecía
Aquí te espero, sansari,
Bienvenida la remedianidad
pa' darte cuero
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PBnIue y todas las bocacalles que dan '1 la misma,
así como la azotea del Louvre, con su especie de im-
Terminada esa frase del recibimiento y promovidos provisada glorieta para invitados, repleta a reventar,
los jocosos rencores de los barrios en sus cantos, to- y de la que emana la expectante circunstancia de que
dos parten al sabroso salón de atmósfera fin de siglo. este año le toca abrir las Parrandas al Carmen y no
cuyas columnas dól'ico-jónicas han sido engalanadas se sabe si podrá cumplir el compromiso, pues todavía
con floridas guirnaldas que rodean todo el cuerpo de se trabaja febrilmente en el interior del Trabajo de
las mismas de arriba a abajo, subrayando aún más el Plaza, en la mecánica de los movimientos y en la ins-
ambiente caliente de acontecimiento provinciano, don- talación de las luces y sus intermitencias. Con re-
de el suculento lechón y la cerveza circula familiar- traso de una hora es que el Carmen puede hacer su
mente de mesa en mesa por el abarrotado recinto y saludo, tumultuosamente tratando de envolver su fra-
el patio central. caso en una turbulenta lanzada de pirotecnia que, por
El mediodía transcurre veloz con el constante vi- una hora consecutiva, atronará el cielo de Remedios
siteo al parque, pues es necesario proseguir con la y pondrá al espectador en acción de esquivar las chispas
confección final de los Trabajos de Plaza y las Ca- que caen y los güines restantes, del bombardeo de lu-
rrozas, que deberán estar listas, en su totalidad, para ces y estallidos. Los palenques salen veloces de sus
las g, de la noche, y que de no ocurrir así acarreará tableros en una afanosa orgía de peligro resplandecien-
el fracaso del barrio no cumplidor o atrasado. El San te, de ametrallante ruido, de imágenes de capricho
Salvador ya ha terminado y probado su luminotecnia luminoso, que serpentean desde las «palomitas» dis-
en la madrugada anterior, y lo ha celebrado a todo paradas y encendidas en pleno firmamente para des.
ruido con salvas pirotécnicas que hicieron saltar en pués caer de nuevo sobre las cabezas del público en
la cama a toda la ciudadanía a las 6 a.m. El Carmen apagados esqueletos que figuran coronas de Nazareno.
construye un hermoso Trabajo de Plaza de enormes Después de esa primera hora conque el Carmen hizo
dimensiones con el tema floral de las vicarias blancas su tardío saludo, sin poder ocultar ya la falta de fun-
que iluminadas se convertirán en gigantes vitrales, rionamiento de su triste, aunque bello Trabajo de
pero está muy atrasado. Las carrozas se están eonstru-. Plaza, el San Salvador, en triunfante alarde, da su
yendo de forma vertiginosa ante los ojos del público saludo con otra pirotecnia de iguales o mayores propor-
vigilante, con la colocación de piezas ya terminadas ciones que la anterior y con mayores y atractivos jue
en pleno secreto, durante meses por cada barrio, y así, ::(l- luminosos, como el de la bicicleta, por ejemplo.
columnas, capiteles, torres escaleras, lagos y ríoS, Pasadas las dos horas de metralleo pirotécnico, ha-
góndolas. aves y animales del bestbrio medioeval, re- cen su entrada las banderas y estandartes emhlemáti-
jas y ~lorietas. se van armando a un lado y otro del ros del Carmen con su piquete musical que entona la
parque José Martí, como sorpresivos rompecabezas es- lka del barrio, humillados por no haber podido lle-
cenográficos ante la vista del público. mientras los nar su cometido final, pues las luces y el movimiento
Trabajos de Plaza a su vez van creciendo en torres de su Trabajo de Plaza apenas se lograron. aunque
empinadas que las grúas van colocando en un afán permiten admirar la magnificencia de la gran estruc-
de escalar la dimensión de la torre de las varias veces ra y sus diseños en blanco y magenta. que al Ilu-
centenaria iglesia de San Juan de los Remedios. - r se. provoca sorpresivos coloridos no sospechados.
Por fin llega la noche con su compulsión de hora-
rios a cumplir; se llena en su totalidad la plaza del
73
72
La carroza inicia su trayectoria y tres torres de la ca-
donde además, una pequeña niña, único personaje en
tedral de San Marcos, con duplicadas columnas leoni-
movimiento, baila como pequeña, libélula. encerrada
nas empiezan a hacer su desplazamiento hacia el fren-
en una jaula de encaje, rodeada de nenúfares. cupi-
te; se abre paso difícilmente por entre la muchedum-
dos, liras y pavos reales de abiertas colas, que llenan
bre, lentitud que la hace majestuosa y solemne.
con un inzenuo horror vacuum el espacio de un deli-
Dos góndolas sobre las pl~tead~s aguas de. los, c~nale5 o ••
cioso camp rodante, y que nos evoca un romanticrsmo
venecianos llevan personajes vivos, pero inmóviles, a
muy fin de siglo, a la manera del Rubén Darío de la
manera de tableaux ciuants, que se complementan con
Sonatina inmovilizado en la estatuaria viviente de
otras escultóricas figuras que llenan la mágica plata-
la carroza. Después del trabajoso y ya esperado avan-
forma vestidos bellamente con toda propiedad de épo-
ce, por fin comienza uno de los momentos más tensos
ca, e 'iluminados con efectos intermitentes. El impo-
del espectáculo: el tradicional viraje esquinero, que
nente conjunto avanza hacia la difícil .~aniobra . de
en el caso del barrio de San Salvador, por las condi-
doblar la esquina; momentos de tensión colectiva,
ciones espaciales de su esquina hace que el chofer,
pues esa dificultad creada por la enormid,ad de la
virtuoso en su oficio, haga una verdadera proeza en
carroza, si no es salvada puede acarrear mas frustra-
el lQgl'O de su cometido, Cuarenta y cinco minutos
ción al Carmen, momentáneamente olvidada por la
de intensa expectación incluyeron numerosos aconte-
belleza de la plataforma rodánte. Bien logrado el ape-
cimientos: adelantos y retrocesos profusos para encon-
tecido viraje, avanza hasta la mitad de. la calle, y allí
trar el correcto ángulo de viraje de la carroza; movi-
,tel'mina el primer gran momento de la noche: el
mientos del Trabajo de Plaza para abrir uno de .sus
Carmen ha tratado al menos de cumplir, en lo más
ángulos y así ampliar el espacio; difíciles equilibrios
posible, los tradicionales requerimientos de su Pa-
rranda. de las inmóviles figuras que debían soportar las sacu-
didas de la plataforma rodante sin perder el estilo y
Ahora le toca al San Salvador abrir sus banderas,
dignidad de sus personajes y la tradición de escultu-
estandartes y las tradicionales «liras» (Farolas hechas
ras vivientes, caso que se hacía aún más embarazoso
de filizranas de finas cadenas a la manera de las an-
en el de la joven 'que personificaba el ideal amoroso
tiguas lámparas hechas de canelones), con su banda
v que en lo más alto de la carroza, bajo un palio de
'que entona la Polka-Himno y el tumulto de los ~an-
cupidos y liras, no tenía alguna posibilidad de suje-
saríes (a podo dado a los miembros de este barrio ) ,
ción y su altísimo tocado amenazaba constantemente
que tampoco deja avanzar la carroz~; con el ~ema del
con caerse. La multitud ayuda con su fuerza colee-
Sueño de Amor. Un puente también veneciano, es-
tiva al desplazamiento de la plataforma, mientras un
calonado por 'sus dos extremos sube a una plataforma
impresionante silencio se hace ante la dificilísima ma-
donde el ideal amoroso, es una joven vestida de blanco
niobra, a pesar de la malicia pirotécnica de querer
y con un enorme tocado, rodeada de trompeteros, ~a-
atraer la atención hacia los más vistosos juegos de Iu-
rejas en mallas y tutús balléticos, las cuatro estacio-
s. tales como el molino y otros que tratan de balan-
nes a los cuatro costados extremos de la carroza, y como
cear la situación con caprichosas figuras y atronadores
punto de atención ascendente un galán principesco
ruido-o Por fin se supera el trance, y los aplausos
con una larza capa que hace arrastrar por los esca-
• saríes hacen tronar el espacio, después de lo cual,
lones. Dos ;óndolas transitan por debajo del puente,
música que hahía opacado su sonoridad durante

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los tres cuartos de hora de la cruenta operación y se mientos sensoriales que nos gustará analizar y el cual
había mantenido como fondo sonoro a la maniobra, no podremos estudiar sin tratar de hacer, aunque sea,
como banda fílmica de sonido, estalló en todo su . una somera incursión en la historia y en los posible
triunfante color entonando las movidas rumbitas, mien- orígenes de las Parrandas.
tras la carroza avanza triunfante hasta el lugar mar- Desde bien comenzado el siglo XIX, las misas de
cado donde debía enfrentarse con la del Carmen. Vis Aguinaldo celebradas del 16 al 24 de diciembre, junto
a vis, ambas fantásticas armazones remedaban los es- al aparente pobre espíritu devoto de los remedianos,
pectáculos de las cortes renacentistas, en los jardines obligaron al clero, celoso por tener feligreses que asis-
palaciegos. con sus ingenuas alegorías_ incrementadas tieran, al oficio navideño, a organizar bandas de mozal-
por los cientos y cientos dc bombillas de diferentes co- betes de 10 a 15 años que con «infernales ruidos de
lores que de forma intermitente encendían y apagaban fotutos, matracas, güiros, latas llenas de piedras que
sus diferentes áreas para dar un movimiento Iumínico rodaban por las aceras y todo lo demás que contribu-
a las carrozas que parecían barcos fantásticos enca- yeran» a despertar a las tres de la mañana a la villa.
llados en el mar de la multitud. Ese enfrentamiento amodorrada en el frío invernal para que acudiera a
marca el final del gr'1n segundo momento o acto de la Iglesia. Estos primeros «parrandistas» -con lo que
la noche. Después de permanecer una media hora más ahora llamaríamos «ruidismo musical»- al evolucio-
o menos la una frente a la otra, para disfrute de la nar hacia sonoridades más gratas, sembraron la semilla
muchedumbre que las rodeaba, bajan sus integran- de las actuales Parrandas, cuando, poco a poco, fueron
tes y entonces se instaura la Coda final 'que durará adicionando farolas de lata a sus desenfrenados des-
de seis a nueve de la mañana, y en todo el parque, files' para estimular así el jolgorio y la diversión pro-
rodeado de tableros de voladores, se iniciará una in- fana alrededor de un rito religioso. Más tarde comen-
cansable guerra de palenques entre ambos barrios, re- zaron a construirse los arcos de triunfo (germen de los
presentados por sus más expertos pirotécnicos, quie- Trabajos de Plaza) ante la puerta de la Iglesia, por
nes entregados al frenesí de la pólvora volante, harán los distintos barrios el día que les tocaba en el calen-
tronar la ciudad por varias horas y en los momentos dario de las nueve madrugadas navideñas; la confec-
finales, harán trepidar los cimientos remedian os y sur- ción de kioskos aledaños, los carros triunfales, pre-
carán los aires de la mañana, las 35 legiones de los decesores de las actuales carrozas y los voladores cele-
legendarios demonios salidos de la infernal puerta de bratorios,
la cueva del Boquerón, ya sin aporte de luces por ser La división de los ocho barrios de la villa en sólo
de día. pero sí de estruendo de cataclismo en la vorá- dos, el Carmen y San Salvador, a iniciativas de los
gine de la competencia final. peninsulares José Ramón Celorio y Cristóbal Gili. die-
y con esto se cierra el gran juego anual de las ron formas definitivas a ese festejo anual remediano.
Parrandas remedianas. capítulo de lo «real maravi- o Iás tarde se hizo extensivo, a partir de 1894. a Ca-
lloso» de nuestro folklore, en que todos los aspectos majuaní, Caibarién, Placetas, Zulueta y otras villas
de esa región villaclareña. La fuerte raíz hispánica de
del teatro total han herido la sensibilidad y el ojo
esta celebración popular se nota en la casi total ausen-
del espectador-participante durante más de veinticua-
cia de elementos africanos, tan enraizados en nuestra
tro horas en un transcurrir de tensiones y relaja- tura total, cuya justificación inmediata podrá estar

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toria para unos y el fracaso paI:'>.otros. aspecto que,
en la sólida presencia e intervención que tuvieron en
desde luego, nunca se hará patente oficialmente en
la concreción, de esas fiestas los ya mencionados per-
Remedios, la villa de las «Parrandas Padres» (aun.
sonajes, asturiano uno y mallorquín el otro, pero sólo
que sí en otras de la región), a menos que un barrio
una profunda investigación de las condiciones socia-
reconozca libremente su derrota por causas demasiado
les mediatas podrán dar la última palabra sobre ese
obvias. De lo contrario, cada barrio se considera triun-
fenómeno curioso de nuestro folklore, en que a pesar
fador y con desenfado va a hailarle su triunfo al
de ser una fiesta popular de eminente transcendencia.
barrio contrario en sus propias canes. Esta sorpr~n·
donde intervienen ampliamente todas las composicio-
dente conclusión es uno de los curiosos hechos de
nes raciales, sólo en la música de las llamadas rum-
las Parrandas remedianas, quizás la única solución po·
bitas de desafío o de victoria es que aparecen elemen- sible para evitar algún tipo de masacre local entre
tos africanos. partidarios enardecidos por una u otra de las partes;
Los textos de esas rumbitas inexplicablemente desa- tal es el calor y fervor de la contienda.
parecidos, se entonaban mientras cada barrio bailaba Si entendemos por espectáculo toda aquella corre-
alrededor de las piezas, ya fijas o móviles de los fue- lación de elementos que implican una comunicación
gos artificiales. Pero el hecho de su desaparición no sensorial a través de signos plástico . musicales. dan-
ha eliminado la desafiante competencia entre ambos zarios y literarios que se mueven en un espacio deter-
barrios, rasgo que es uno de los más significativos del minado, el cual puede ser desde el estrecho escenario
espectáculo, pues aporta el ingrediente necesario para hasta las amplias plazas públicas, o aún una sección
provocar cualquier conflicto que pueda producir una de la ciudad, en el transcurrir de un tiempo que ea-
acción teatral, punto de vista que pretendemos desa- mina al unísono con los acontecimientos teatrales que
rrollar, ya que en el caso de las Parrandas, es una se ofrecen, se observará que las Parrandas pueden
característica muy propia del carácter popular que las ubicarse perfectamente en ese concepto de espectácu-
motiva. Los desafíos, los retos. el humor agresivo, lo, al cual agregamos el adjetivo de total por la uti-
las ironías y sarcasmos volcados en cantos y décimas lización de elementos que son capaces por sí mismos
aparecidas en periódicos y volantes de las épocas an- de constituir una atracción espectacular y que aquí
teriores, la necesidad y cumplimiento en guardar se- se entrelazan, se dosifican, se superponen. se comple-
creto los planes de cada barrio (que si son descubier- mentan, se hacen subrayantes uno de los otros para
tos se puede llevar hasta al escarnio público de que lograr un juego festivo de fuerte impacto y partici-
antes del día de la gran exhibición se llegué a pasear pación viva de los dos elementos activos del hecho
por las calles de la villa una vil imitación desastrada teatral: el público y el espectáculo.
y andrajosa de la carroza original), lleva al extremo
de romper las relaciones personales entre amistades
durante los días del gran suceso, para luego ser rea-
nudadas en el resto del año: todo ello es ejemplo de Al adentrarnos ya en los diferentes elementos senso-
la fuerza inicial que motiva la fiesta y que es la riales de las Parrandas y al separar uno de otro paxa
su estudio, a manera de proceso de disección. y en
normal y natural energía que enriqúece cualquier tipo
busca de sus antecedentes y actuales formas de mani-
de espectáculo, al poner en acción la competencia y la
festarse. nos enfrentaremos con el envolvente juego de
emulación en busca de un final que implique la vic-

78 79

':"'j.
la pirotecnia. Introducido en Cuba en 1864 y en Re- en el jolgorio popular que en el siglo XYIII adquiere
medios en 1880, instaura desde el principio una tensa en la Península gran esplendor. El siglo XIX inaugura
cxpectación hacia los acontecimientos que proseguirán, las verbena s de los barrios, aún en la capital. y toda
sin contar con la tensión física de los necesarios des- festividad del calendario anual es una ocasión para
plazamientos individuales de la multitud para pre- utilizar los juegos pirotécnicos. Y ya en e te punto
servarse de la caída de los restos ígneos que bien pue- de orígenes peninsulares no podemos eludir la men-
den ser, y de hecho lo son, causantes de frecuentes )- ción de una prima hermana de la pirotecnia en cuanto
lamentables accidentes, los cuales nunca faltan en el a fragor e impacto sonoro: las Tamboradas, propias
saldo anual de las Parrandas. Pensamos que cada año de los pueblos de Aragón en la festividad de la Sema-
este elemento ha subido a un exagerado primer plano na Santa, dentro de la cual vamos a encontrar mu-
en la totalidad del espectáculo, y '110 ciertamente en chos elementos originarios de nuestras Parrandas.
excelencia en cuanto a su utilización estética, como A partir de la primera campanada de las doce de
pueden ser las cascadas y bengalas o la profusión de la noche del Viernes Santo «centenares de tambores
piezas giratorias o fijas que en la tradición remedian a y algunas docenas de bombos empiezan el curioso re-
han enriquecido con brillantez el espectáculo: la can- pique que no dejará de sonar hasta la mañana del
tidad prevalece sobre la calidad y hace monótona su sábado».' Esa furia tamborilesca amainará en las sa-
larga duración, sin, contar con la peligrosidad prolon- lidas de las procesiones, pero se reanudará de nuevo
gada a que está expuesta la multiutd y la ciudad hasta algún otro acontecimiento del día, siempre con
sobre todo ahora que se ha constituido en monumen- insistente resistencia y volverá «más o menos ordena-
to arquitectónico nacional por una Resolución de la damente, hasta las primeras horas del crepúsculo, ya
Comisión Nacional de Monumentos de nuestro Mi- que a las siete se alinean en largas filas para formal'
nisterio de Cultura. parte en la procesión del Santo Entierro, en la cual
No podríamos proseguir sin tratar de hacer una ex- tocan una marcha solemne propia para el caso».2 Ter-
ploración acerca del elemento que tanta importancia minada esa procesión y a partir de las doce de la
tiene en las Parrandas villaclareñas. En primer lugar, noche del Sábado de Gloria « ...otra vez vuelven a tocar
encontraremos que es uno de los efectos más utiliza- violentamente y en desorden hasta las siete de la ma-
dos en la apertura de cualquier celebración, ya desde ñana [ ...]».3 Claro que con esa violenta sonoridad el
las grandes fiestas renacentistas europeas, a partir de pueblo pasa dos noches y un día sin que nadie trate
que el invento oriental de la pólvora emigró hacia el de acostarse, y así muestran, además, la resistencia
Occidente, por vía de los viajeros que abrieron una física del aragonés para hacer caso omiso, al parecer,
nueva época en la historia de la cultura de la huma- del estruendo tamborilesco. También en el pueblo de
nidad. Si Francia e Italia, cunas del refinamiento es- Hellin, en la provincia de Albacete repican de 8 000
pectacular a partir de los siglos XVI y XVII, hallaron a 10 000 tambores desde el Miércoles Santo hasta el
en la pirotecnia un elemento de gran atracción, España
con prontitud no quedó atrás, aunque algo retrasada 1 Nieves de Hoyos Sancho. «Semana Santa.» En Temas
en cuanto a los juegos de pólvora festivos. Primera- Españoles núm. 142. Madrid, Publicaciones Españolas, 1954. p. 18,
mente en los espectáculos reales y luego en los po- ! Ob. cit., p. 18.
pulares, no faltaron nunca e tos alardes pirotécnic~s 3 oi. cit., p. 18.

80 81
Domingo de Resurrección, y la ~amborad~, está inte- de alguna otra acción del espectáculo. Se constituyen
grada no sólo por los adultos, Sl~O también por los en focos contradictorios, incluso contra el resto del gran
chiquillos, quienes «desde que tienen fuerza para todo, para complementarse sólo en el despliegue del
.sostener el tambor gustan tocarle en la Semana San- conjunto sensorial. Es un juego de contradicción y
ta [ ...] »4 sin interrumpir el deber de su ejecución ni
complementación que sólo un gran espectáculo en
aún en el momento de la tirada de unos famosos ca-
espacio grande y abierto puede soportar sin dispersar
ramelos que por tradición se lanzan al paso de las pro-
y atentar contra la integración necesaria alojo del e-o
cesiones y que todo el mundo trata de recoger .. ~e~- pectador. Sus temáticas son bien diversas, y a veces
pués de estas descripciones no nos resulta .tan dl~lCIl
hasta abstractas, con la finalidad de llegar a ser gran-
la comprensión del ruidoso alarde d.e la pll:_otecma y
des y monumentales diseños volumétricos de planos,
su larga duración en las Parrandas villaclareñas, cuan-
colores y acción mecánica. Sin embargo, a través de]
do vemos que nuestros peninsulares han sido capaces
tiempo, muchos han tenido motivaciones bien defini-
de producir similar estruendo ~u.n a golpe de mano das con sus títulos, como La Glorieta (copia del cual
sobre el tamboril, con el propósito de crear un ele-
es la actual del parqu,e Martí) de 1905. la de Cuba
mento de sonoridad impactante que mantenido por
Libre, en la' primera Parranda después de 1899 y ante
largo tiempo, ejerza un efecto de constante ~xcitación
la cual hicieron guardia de honor los veteranos de la
sobre el ánimo del espectador que no le permita decaer
guerra, ''Y muchas más, la Aguja de Cleopatra. la Es-
un instante durante los largos horarios de estos fes-
tatua Ecuestre de Federico de Prusia, el Molino Ho-
tejos espectaculares.
landés, el Kiosko Arabe, el Palacio de la Radio, la
Al volver a nuestras Parrandas, y al hacer una ex- Campana de la Dem.ajagua, el Arco de la Victoria, la
ploración sobre el aguerrido despliegue pirotécnico, Pagoda del Dragón Rojo. En 19'33, con gran regocijo
con su mezcla de excitación, disfrute y pavor, pasare- del Partido Comunista local, se erigió como una es·
mos a las presentaciones de ambos barrios con sus ofer- cenografía dentro de un gran escenario. Surgió tras el
tas competitivas, que ya se han debido hacer patente Kremlin un nuevo sol, yel famoso Arbolito de Bolas
-desde el principio de la noche con la iluminación de de espejos que estuvo expuesto en La Habana, durante
los Trabajos de Plaza y con la acción simultánea de 6 meses, en el año del Triunfo de la Revolución en la
sus movimientos m~cánicos, las cuales podemos de- Exposición Soviética de 1959, así como el de la Al.
cir que vienen a constituir verdaderas obras de arte ci- fabetización, la Ideología Marxista-Leninista, el del XI
nético, (forma expresiva plástica tan en boga en nues- Festival de la Juventud, etcétera, nos hacen notar en
'tros días), debido a que sus efectos lumínicos convier- us títulos que sus motivaciones han tenido amplio
ten a la mágica armazón en kaleidoscopios refulgentes rango, desde los históricos nacionales y mundiales hasta
de asombrosos cambios, con giratorios mecanismos que los mitológicos y exóticos, desde el sencillamente deco-
agudizan su atracción sensorial a la manera de enor- rativo hasta los de temática política o los simplemente
mes escenografias corpóreas en acción una frente a la ab tractos.
otra, y que se retan en imaginación y virtuosismo téc- ~o podríamos seguir adelante sin hacer una re-
nico, aún sin unüicación temática entre ellas o soporte flexión sobre la similitud entre los Trabajos de Plaza
de las Parrandas y las construcciones de las Fallas de
,4 Ob. cit., p. 19.
-alcncia en la fiesta tradicional anual de la quema

82 83
de bellas armazones donde tópicos locales e interna- las Cofradías que portan farolas encendidas. estandartes
cionales son plasmados también ·en las plazas públicas y banderolas con los símbolos' de la Hermandad. en
con enormes dimensiones y, desde luego, sin que falte Un juego más profano que religioso, por lo menos en
pólvora, fuego, ruido, luces y música alrededor de esos Andalucía y en el Levante español. En esas ocasione"
«monumentos de arte popular», hechos también sobre se dramatizan los acontecimientos de la Pasión de Cris-
la base de madera, papel, cartón, yeso, telas y demás to, y se usan los tales Pasos como portadores de imá-
materiales, en número de cien y hasta doscientos re- genes de las Vírgenes, de los San Juanes, de las Veré-
gadas por toda la ciudad. Es interesante subrayar ade- nicas y demás santas y santos, así como muchos otros
más, que igualmente que los niños remedianos hacen personajes que al salir por unas y otras calles van su-
sus pequeños Trabajos de Plaza para las llamadas Pa- mándose para arribar a la figura del Nazareno, y se-
rrauditas infantiles paralelos a los de los mayores, tamo guirlo en el Vía Crucis que lo llevará hasta la Cruci-
biéu los niños valencianos arman sus pequeñas fallas, fixión, y luego al del Santo Entierro, que recorre. en
casi de juguete y las queman junto con las de los horas tardías de la noche, con la figura de un Cristo
mayores, mientras suenan matracas y son lanzados los yacente en lujosa urna de cristal, seguido de largo
cohetes hacia el cielo. ¿No tienen mucho paralelismo desfile de penitentes encapuchados por sobre los puen·
ambas celebraciones, tanto en la construcción de las tes sevillanos en fantasmagórica y altamente teatral
armazones artísticas, como en lo efímero de una sola procesión de la medianoche.
noche, y en el uso de la pirotecnia, la música, el baile Podemos' definir estos desfiles procesionales de la
y la participación de toda la ciudadanía? Semana Santa andaluza como uno de los más impor-
Ahora entraremos a estudiar otros de los elementos tantes espectáculos teatrales populares que pueden ser
más atractivos de las Parrandas: el de las carrozas que, vistos actualmente en el mundo, paralelos a las repre-
en hierática imagen, avanzan trabajosamente por entre sentaciones de la Pasión que llevan a cabo una gran
la muchedumbre, como una gran escenografía que se parte de los integrantes del pueblo en diversas Iocali-
desplaza portadora de estatuas vivas de personajes que dades de la Península, sin olvidar la famosa Pasión
ilustran épocas, episodios históricos, cuentos y leyen- en vivo efectuada cada año en Oberamengau. Alema-
das, símbolos y alegorías o cualquier otro reto a la ima- nia. en los años anteriores a la Segunda Guerra Mun-
ginación que pueda ser transformado en tangibles y dial, y las que aún se llevan a cabo por indígenas
corpóreos cuadros resplandecientes de magia teatral. mexicanos en el norte del país. de tanta traseenden-
IO podemos nuevamente eludir la comparación de estas cia en la investigación de un teatro de orígenes neta-
plataformas rodantes -no debemos olvidar que el ca- mente populares.
rro de Tespis y las carretas medioevales fueron los y podemos aún citar otro ejemplo incluso más vivo
primeros escenarios- con los llamados Pasos de las
en cercanía y similitud: el de la Semana Santa cele-
procesiones de Semana Santa. sobre los que a veces,
brada en Lorca, en el Levante español, donde «la com-
hasta diez o más esculturas de personajes que confor-
plejidad de organización de las mismas funde en un
man diferentes episodios de la Pasión, recorren las
mismo espectáculo lo meramente católico del gran do-
calles en medio de una lujosa parafernalia de fastuosos
candelabros, suntuosos palios, cientos de cirios encen- lor de la Pasión del Señor y las ceremonias. ¡>el': na-
didos, rodeados por la muchedumbre, presidida por je= y decorados del paganismo romano y aún del arte

84
bordado en seda y oro, custodiada por heraldo- y pajes
sarraceno [ ...]».5 «La organización de las procesiones
y los músicos vestidos en indumentaria romana. con
es debida, no ya al entusiasmo, sino al fanatismo de
manto azul y peto de Ia época neroniana.
los partidarios y sostenedores de los pasos llamados
Azul y Blanco, que en rivalidades centenarias han Ile- Innecesario sería describir la del Bando Blanco si
,gado a causar la ruina económica de algunos de sus no fuera porque éste además lleva al emperador Ti-
principales mantenedores.a" Estos llamados específi- berio, con la corte del rey Asuero y Ester, su esposa,
camente Bandos, nacieron de fusiones y modificacio- en un carro asirio, Mardoqueo, el rey de Bahilonia,
nes de antiguas hermandades o cofradías, y Ilezaron a Nabucodonosor, rodeados de sus magnates y sacerdo-
constituirse en sólo dos potentes rivales que, e~ la ce- tisas, la Justicia, el Mal y la Muerte enjinetados y de
lebración de la Semana Santa, hacen un gran desplie- trás de todos, tres carrozas: una que lleva el Vicio que
gue espectacular en sus respectivas procesiones. Y es Babilonia, y la Virtud que es la Iglesia, seguida
así vemos cómo el Bando Blanco presenta, en su des- por los grandes herétieos, tiranos y poderosos de la
file, una sección de caballería romana de la época de tierra en la Antigüedad, como Cambises, Nerón, Ma-
Nerón, más otra de infantería mandada por un de- homa, Alejandro, Atila y otros, A continuación. otra.
curión; a cO,ntinuación viene Débora, la profetisa, con tirada por siete caballos negros con demonios por ji-
el guerrero Barac y sus huestes; luego vienen tos sol- netes. que llevan el Globo Terráqueo abierto en dos
dados cobrizos de Sesac, rey de Egipto que fue a Je- y sumergido en un mar de lava, por cuya «rotura apa·
l,' rusalén '1 apoderarse de Ios tesoros de"!Sefier; le sigue rece el Espíritu del Mal, que con sus manos pretende
la fastuosa corte de Cleopatra conducida en rica litera abaroarlo; sobre una columna de lava se alza tras él
por sus esclavos y seguida por Marco Antonio en su un ángel que lleva en el pecho una cruz encarnada
carro tr~unfal: a éstos continúan numerosos dioses pa- sobre la lava que rodea al Mundo, varios demonios,
ganos. angeles con espadas flamígeras, representacio- colocados en distintas posiciones, llevan arrolladas a
nes del pecado, arcángeles victoriosos y al final una los brazos y piernas varias serpientesnf seguida por
carroza ~irada por briosos caballos sobre los que ca- ancianos que portan pebeteros, liras y pequeñas arpas.
balgan SIete demonios, «en primer término de la misma junto con ángeles que llevan incensarios y por último
sobre una, ruina de un templo pagano, la trágica figura una tercera carroza tirada por siete caballos blancos
de Satanás encadenado, y detrás, junto a la cúpula encima de los que cabalgan ángeles portadores de ho-
de una iglesia cristiana, que asoma entre nubes la ces de oro: «La parte inferior de la carroza figura
radiante figura del Angel del Señor, que tremol~ la una pefia, sobre la1que duerme San Juan; a su lado,
Cruz de la Redención»;7 esta sección se llama El Triun- de pie, está Cristo vestido de blanco; tras de ellos se
f,o .del Cristianfsmo, como es bien fácil percibir. Por alza una escalinata llena de ángeles, sobre los que
ulhm~, despues de todo, ese despliegue espectacular un anciano, vestido de jaspe y esmeralda lleva en sus
de evidente a~acronismo. pero sí lleno de esplendor manos un libro con siete sellos, a su espalda se alza
teatral, va la VIrgen de los Dolores. que luce un manto un arco verdoso, y un ángel, con una trompeta de oro
en la mano, agit.a sus níveas alas en el espacio .9 El
5 Ob. cit., p. 9.
.c Ob. cit., p. 9. 8 os. cit., p. n.
7 Ob. cit., p. 10 Ob. cit., p. 11.

86 87
Paso lo cierra la escultura de Salzillo conocida con el
nombre de Virgen, de la Amargura bajo palio lujoso,
seguida de la banda, en vestimenta romana de escamas fondo de los desfiles callejeros religioso- venidos de
metálicas de la época de Augusto. España y que en muchas de nuestras villas coloniales
En Cartagena se repite el fenómeno de las cofradías se celebraron con gran esplendor a lo largo de los
rivales: la de los Californios (curiosamente así nom- siglos XVIII y XIX, a imitación de las de la Metrópoli,
brada porque en 1754 ingresaron en ellas marinos de y que en la actualidad aún existen sus originale en
San Francisco de California) y la otra, la de los Ma- España. Igualmente podemos ver en ellas el proceso
rrajos. Entre ambas existe una fuerte puja por irse del paso de lo religioso a lo profano que el tiempo
una arriba de la otra en esplendor y magnificencia, le ha ido imprimiendo y que también reconocemos
y constituyen «las procesiones, cortejos de gran teatra- que fue el nacimiento del teatro en el Oriente con el
lidad, cantando a varias voces [ ...] salves moriscas, recuento de las historias de dioses y héroes mitológi-
de color y ritmo, con la sola música del acompaña- cos, en los festivales de Dionisio en Grecia, y en el
miento de la campanilla de bronce, habilísimamente ritual eclesiástico medioeval del teatro europeo.
manejadan.l" Aún hoy podemos observar, especialmente en Sevilla,
¿No podemos considerar esas cofradías rivales, ese donde un espíritu más bien carnavalesco de jolgorio
teatralismo que no escatima el uso de personajes, las y frenesí rige el espectáculo callejero de los Pasos con
carrozas con temas, a veces hasta ajenos a la temática sus enormes grupos escultóricos o sus Vírgenes de
de la Pasión, como desarrollos espectaculares de even- mantos enjoyados o alfombrados de claveles que des-
tos de por sí con raíces teatrales tales como la narra- piertan el fanatismo popular y que puede llevar a
ción de la Pasión de Cristo, y que con el tiempo crea- un gitano del barrio de Triana al exceso de gritarle
rá formas que se adaptarán a nuevos y más inmedia- a la Macarena, piropos de agresivo sabor erótico como
tos contenidos dentro de las fiestas populares, como el de: ¡Te duele el coño de lo linda que eres!; o bien
en nuestro caso, el de las Parrandas? Ya hemos hecho insultar a la imagen del barrio rival, como si fuera
un recorrido por las fiestas de la Península donde pro- una mujer de carne y hueso y no personificaciones
fusamente aparecen los elementos básicos de nuestras sagradas de una religión que diviniza sus símbolos en
Parrandas, tales como el uso de la pirotecnia, las cons- imágenes solemnes.
trucciones de vida efímera en las plazas públicas, las
Otro momento que nos trae a la mente la compa·
carrozas con temáticas sobre las cuales van personajes
ración de ambos eventos es aquel del difícil viraje de
vivos, la utilización de espacios al asre libre con
la carroza del San Salvador con la profunda tensión
traslacioncs del espectáculo dentro del mismo, la ín-
:- silencio del público, y la del recorrido de los Pasos
tima relación del espectador con el evento por medio
s-villanos por la estrecha y tortuosa Calle de la Sierpe,
de la competencia de grupos, la utilización de la mú-
sica y aún el baile, todas en la constitución de un d nde se efectúa un climático tour de [orce, cuando
teatro de participación tradicionalmente popular. al tener apenas la estrechísima calle el ancho sufi-
Las Parrandas son, 'por supuesto, fiestas profanas ciente para pasar la procesión, ello se agudiza con 10-
en su totalidad, pero que nos permiten ver el tras- salientes balcones de los pisos altos, a veces de increí-
bles proporciones, sobre todo en marcados lugares por
10 oi. cit., p. 12. razón de los contornos curvilíneos de la calle. Pues
88 ien, en esos momentos de por sí difíciles eniendo

89
dios, Las cuevas del Infierno, El acorazado Gurugú •
además en cuenta que las imágenes van portadas en y El polo, entre muchas otras; así como Sansón y
hombros de varias decenas de hombres que debajo del Dalila. Cleopatra, La bella durmiente, ;\Iadame But.
Paso van ocultos por los terciopelos y sedas qu.e ro- terfly, La corrida de toros, en Caibarién; y La bella
dean la base del retablo. y que por tanto no tienen
y la bestia, Edipo rey, Las cuatro estaciones y La
visión del lugar por donde se desplazan, y que sólo
bailarina española, en Zulueta. A veces la carroza de
lo logran mediante las ~oce.s de un gu~a que le da un barrio complementa la temática del otro, como por
órdenes gritadas e interjecciones que solo ellos com-
ejemplo el caso de Remedios, que en una ocasión un
prenden su significado. sin embargo, .a las voces d~l
barrio sacó un ingenio y el otro el ferrocarril portador
público que grita con e~ectante del:lte: «¡que. bai- de caña. Los temas dan oportunidad a los artesanos
len la Virgen, que la bailen!», efectuan movimientos locales, de desplegar sus asombrosas técnicas de con-
oscilantes de lado a lado, deslizando sus pies desnudos
Iección; donde hacen alardes de virtuosismo; principa-l
sobre las piedras de la calle, haciendo mover y dando
mente son famosas entre todas, por la perfección de
el efecto mágico de que la imagen danza en la altura
sus formas y la belleza de su realización, las carrozas
bajo su fastuoso palio entre los balcones, para crea,r de Camajuaní.
una atmósfera de intenso estruendo, aplausos y frene-
Por último, con respecto a las carrozas no podemos
ticos gritos, al tiempo que cantan estremeeedoras sae-
olvidar la sorpr.esa de los llamados «descubrimientos»,
tas, las figuras más importantes del cante jondo de l,a
que en la tradición parrandista consisten en elementos
región, y aún las cantantes más connotadas del palS
Imprevistos que surgen sin ser esperados en determi-
que acuden a ese lugar para lucirse en competencia
r.,dos momentos, y que causan el consiguiente asomo
entre unas y otras.
bro ante tal delicioso ingrediente teatral. Tenemos va-
Todo esto nos hace recordar a los personajes que de
rios ejemplos que a continuación narraremos: El ángel
pie e inmóviles en la carroza de San Salvador, deben
de la Paz -que surge de la carroza de la Victoria, la
zuardar su escultórica posición, a pesai' de todos los
u.•.:Ü celebró el triunfo de los Aliados después de la
~iok)lltos vaivenes de atrás hacia adelante y viceversa Segunda Guerra Mundial- sale de pronto del Inte-
de la carroza para lograr su definitivo avanc~, .en di- rior de la misma lanzando palomas; también tenemos
fíciles equilibrios, porque es parte del presngío del la inesperada iluminación de la Aurora Boreal, en la
barrio que los personajes de la plataforma rodante no e•...~roza del Polo, que fue recibida con tanto entusias-
se muevan en absoluto, En la localidad de Caibarién,
m por el público y que se rompió con el bamboleo
en una ocasión, un personaje que personificaba a un que experimentó en una de sus secciones. Por este
torero, recibió fuertes quemaduras por las chispas de .mvtivo, uno de los organizadores llegó a accidentarse
un volador, en un brazo, sin alterar su posición, y al _ ¿t:.e lanzado al pavimento,
día siguiente al enterarse el pueblo, fue conside-
Ahora haremos referencia a la música y al baile
rado héroe de la Parranda.
era las-Parrandas: la orquesta de las Parrandas se llama
No queremos terminar el estudio de las carrozas
Piquete y es una pequeña banda formada por dos
sin enumerar-algunas de sus temáticas que están dadas
tro.npetas, dos clarinetes, dos trombones, un bom-
en los títulos de las mismas, y así tenemos en Reme-
bardino y un timbal de agarre, y las mismas presiden
dios: Las ninfas de la fuente, La corte del rey Sa-
la carroza entonando las polkas, himnos de cada barrio,
lomón, El nacimiento de Venus, Historia de Reme-
91
90
y las rumbitas ya nombradas, bien de desafío o de de decirse que la polka, surgida del folklore bohemio,
victoria. había hecho su carrera por Europa y el alto a Jps-
Las polkas de las Parrandas han sido compuestas paña desde Francia no debió dejarse e-perar. De la
hace más de un siglo por los músicos locales Laudelino ~etrópoli a los saraos de la colonia vino por la vía
Quintero, pal'a el barrio del Carmen, y Perico Mo- marítima y ya a fines del siglo pasado las poIkas y
rales, para el de San Salvador, y sus partituras exis- las mazurcas compartían con"las cuadrillas y contra-
ten en sus originales en el Museo de las Parrandas de danzas en los salones habaneros, y en las fiestas de la
Remedios. La poIka es un género musical venido de Cruz de Mayo. Mientras el pueblo bailaba en la calle
Europa, a fines del siglo pasado, vía España, y es sus danzas condimentadas ya de criollismo, en el in-
una música para bailar un tipo de danza que estuvo terior de las casas y ante el monumento de la Cruz
muy en boga en aquella época y que según C:urt Sachs, se cantaba, y luego bailaban polkas y cuadrillas, valses
fue el más fuerte contrincante del famoso vals que y galops. El repertorio de esas danzas pasa a las ban-
sustituyó, en los salones de baile europeos, a las dan- das locales que en las retretas hacen las delicias del
zas de cuadro o figuras, cuyo último remanente fue- paseo nocturno alrededor de la glorieta del parque
ron la contradanza y sus secuelas, las cuadrillas y los domingos y días de fiestas. Y cuando la moda de
los lanceros. La irrupción de la burguesía en los des- polkas y mazurcas ya ha pasado en los salones. las
tinos de la historia dejó sentirse también en la vida piezas tradicionales de las bandas provincianas man-
danzaria de los salones europeos: las convencionales tienen pqrtituras y siguen ofreciendo en la sonoridad
danzas de estricta disciplina con pasos menudos y re- de sus metales, la música de las mismas. No es de
laciones entre grupos de parejas, como minuets y cua- extrañar que las Parrandas remedianas adopten la mú-
drillas, fueron desplazadas por el vértigo del baile de sica que. oyen en su glorieta del parque como tema
parejas agarradas en vertiginosos giros, como el vals, musical, y que compositores remedianos se den a la
a partir de fines del siglo XVIII con su balanceado vai- tarea de componer especialmente para cada barrio un
vén dado por el compás de 3/4. La polka va a tomar himno sobre el estilo musical de la polka en los años
el lugar del vals a partir de 1830, y llegó a ser su en que florecían ambas manifestaciones, la polka y
más fuerte competidora, aunque en realidad siguió sien- las Parrandas, que es al fin del siglo XIX.
do una danza de parejas abrazadas haciendo fuertes Es el formato de una pequeña banda el que sirve
giros, pero con algunas variantes en el paso y con un de intérprete a las mismas en el festival parrandístí-
cambio de compás que fue él de 2/3 el cual le comu- co para incursionar después en las rumbitas, cuyas
nicaba un acento marcial al tempo musical y a los melodías reflejan a la manera de la contradanza de
pasos danzarios. Originariamente, y a diferencia de San Pascual Bailón, la introducción de elementos ne-
lo que su nombre indica, no proviene de Polonia, sino gros en la música europea. Estas rumbitas fueron las
de la región de Bohemia, que en el siglo XIX pertene- que sirvieron para hacer los desafíos de un barrio a otro
cía a Alemania. de donde «se trajo a Praga hacia con textos burlonamente agresivos como los siguientes:
1835; a Viena, en 1839 y a París en 1840, por un
maestro de danza, dc Praga»." Ya en esa época pue- 1) Evacua Sansari
Evacua Sansarí
11 Curts Sachs. Historia Universal de la danza. Buenos Aires, Evacua
Ediciones Centurión, 1944, p. 435.

92 93
Evacua Sansari
toca por los barrios para levantar el entusiasmo y ani-
Evacua
mar en los bailes en que otrora se recaudaban fondos
destinados a la fiesta principal y que estaba 'y aún está
:2) El Carmen y el Salvador
constituido por instrumentos tales como la atambora.
echaron una porfía
la reja de arado, cencerros, gangarrias y alcahuetes.
El Carmen. comió jutía
todos estruendosos herederos de los antiguos ruidos ma-
y San Salvador Lechón
drugadores y que se ajustan más a la sonoridad afri-
cana. Esta orquesta nos acerca al elemento que hemos
3) Dónde 1:as San Salvador
encontrado ausente en las Parrandas. el africano aun-
con la noche tan obscura
Voy a abrir la sepultura que únicamente limitado a los días a~teriores al ~vento
que ya el Carmen se muri_ó príncipal y sólo para disfrute de los bailes de los barrios.
En cuanto al elemento danzario, podemos decir que
4) Viva el Carmen con fervor e- el más borroso aparecido entre todos los de las
'con su luz y su bandera Parrandas, aunque bien es cierto que una de las for-
y mueran las chancleteras mas de participación más directa del público es la
del barrio de San Salvador manifestación libre del movimiento, tan pronto co-
mienza a oír la sonoridad de las bandas. Desde luego,
Inexplicablemente, ya hemos dicho que estos textos estos movimientos no tienen absolutamente nada cue
:apenas se cantan, sólo como referencia colectiva y no er con los de las polkas como danzas de salón, que
como desafíos de barrio a barrio. Valdría la pen.a con- e an bailes de parejas agarradas, sino por el contra-
tinuar esa tradición con la composición también com- '0. son acciones danzarias individuales o colectivas
petitiva anual de nuevos textos, aunque fuera dentro medio de la calle, alrededor de los fuegos artificia-
de la tradicional música de las rumbitas. - o desplazamientos multitudinarios que se mueven
Es importante hacer notar que estos estilos musi- r la plaza o en los barrios para celebrar la victoria
cales mantenidos tradicionalmente en Remedios, han . están más cerca del «arrollao» de las congas, aun-
sufrido transmutaciones en las otras localidades en que e sin el voluptuoso deslizarse de las mismas, ya
ee celebran las Parrandas y en las que la música de e la música no se-presta a ese tipo de movimiento,
la conga es el motivo que condimenta a esas festivida- no más bien a una saltarina acción rítmica, a la
des y tras la cual «arrolla» todo el pueblo en sus dis- hemos observado que se agregan los brazos ahier-
tintos barrios. Es decir, que donde nada más se man- . :- en alto a los lados del cuerpo, a la manera del
tiene la tradición de las Polkas-Himnos tocadas por • ar de la jota y las danzas asturianas. Incidental-
los Piquetes de sonoridad de instrumentos de metales te hemos visto danzar parejas masculinas unas
'es en Remedios, pues el resto de la región ha adop- te a otras, también en forma muy reminiscente a
tado totalmente la música carnavalesca de total influen- e los citados bailes ibéricos.
cia africana. Sin embargo, existe tambié~ en Remedios Hubo épocas, cuando se construían los kioskos, en
se acostumbraba a bailar danzones ante los mis-
otro grupo orquestal llamado Repique, que sólo ap'a·
-partituras de ellos hemos podido ver también
rece en los días anteriores al de las Parrandas, y q6.e
el museo de las Parrandas remedianas-. costum-
'94
9!
105 gastos. Es necesario decir que en la actualidad
bre que ha desaparecido y que valdría también la pena ambos barrios poseen el miSID:J nivel económico de
rescatar. , posibilidades para gastos, y por lo tanto. e: nivel artís-
No queremos concluir este análisis de la ~alidad tico y de organización será el que dct-rmine la cali-
espectacular del teatro total de las Parran.das, s~n tra- dad total de la fiesta. La competencia de barrios sigue
tal' sobre la participación popular en las mismas. Desde ir-tensificando el ardor de la participación pue~ se
los primeros meses del año, ?omienza la org~nizacióll convierte en una causa de honor colectivo, heredado
de las directivas de los harrios en los trabajos orga- de generación en generación, que se gesta mayorita-
nizativos de la próxima Parranda, y cada barrio con- riamente en los hogares y e1\ las familias para aflorar
voca a diseñadores de Trabajos de Plaza y carrozas !.I?!TO a la calle en intenso entusiasmo y actividad.
bajo el más estricto secreto. Ad~más se ~omienzan a o 1 .
sta es la forma en que llega a romperse a zanja
buscar los materiales y a acoplar la polvora. Estas entre espectáculo y público, y ambos logran con=ti-
labores se intensifican tres meses antes del inicio de tuirse en una misma identidad partícipatoria donde
las Parrandas y es en este momento, cuando se extrema a comunicación entre 10 sensorial y lo receptivo está
el trabajo en las construcciones de las carrozas. Es 'e manera intensa promovida emocionalmente por con-
necesario señalar que estas construcciones se hacen a cernirle de modo personal, a cada participante. el
escondidas en la nave de cada barrio y sólo tres días triunfo y disfrute del espectáculo. tanto en lo que res-
antes de las Parrandas empiezan a emerger las arma- cta a su facción, como al éxito del festejo en 3U
zones de madera en los costados del parque, centro totalidad, pues en ello está el prestigio de Remedios
especial del espectáculo tanto e~. un barri.o como en mo la fuente más antigua y tradicional de las
el otro, y siempre con el proposlto de dejar para el Parrundas, con respecto a todas las demás localidades
final la mayor cantidad de sorpresas. Eso trae como p la región donde Ise efectúan las mismas.
consecuencia que a veces se calcule mal el tiempo y
Si bien hubo una época en que todos los portales
la necesidad de trabajo, lo que da por resultado que
~p las sociedades que rodean el parque y las calles
todo el vengranaje no pueda complementarse o funcio-
~~añas se llenaban de sillones y sillas desde las que
nar en sus movimientos e iluminación para llegar 11
confortablemente se admiraban los juegos parrandiles,
las metas a la hora deseada, lo cual constituye el fra-
hace muchos años que quedó atrás: hoy todo el
caso para el barrio incumplidor y la victoria para el
ueblo en apretada muchedumbre se conglomera en
otro.
esnaeio del acontecimiento, y vive intensamente
Antiguamente, las Parrandas se nutrían. económic~- rpo a cuerpo todos los incidentes del evento por
mente de las donaciones particulares y de todo estilo lrzrosos que sean, como es el caso de la pirotecnia
o forma que se agenciaba el barrio, con rifas, boletos • do estalla sobre sus cabezas, el del difícil trance
para entrar en bailes. concursos, etcétera, que permi- ase de la carroza por la esquina, en ~e sus corre-
tiera recaudar fondos. Hoy la administración local, por narios ayudan a transportarla en el va y viene
mediación del Poder Popular, provee los medios eco- \ iraje, a veces casi levantándola en vilo por cien-
nómicos para los gastos de la gran fiesta, lo que per- de brazos, y sin perder nunca la cabeza. ni crear
mite un mayor esplendor en el espectáculo que e~ - ico o tumultuosos incidentes. La fuerza policial no
las épocas en que se estaba a expensas de man~s prI- necesaria por tradición y costumbre, a pesar del
vadas o al reducido bolsillo popular que subvencionaba
97
96
conglomerado, de la alegría r~cia~a de licor y del a?a- paz de proyectarse activamente hacia una viv,
sionado entusiasmo de la rivalidad que muy hien
vencién en el espectáculo. El estudio de estos '-' _
podría llevar a situaciones conflictivas que p.ud~eran
festivos populares tales como las Parraadas, resultan
alterar el orden público, Aun los frecuentes inciden-
de saludable aprovechamiento para el teatrista coatem-
tes de apagones totales de la población e~ mit~d .de
poráneo que encuentra en ellos las leyes del teatro a
la fiesta por causa de la gran pote~Cla ~lec!rIca
niveles de una activa y gran participacíén que t nto
usada en el espectáculo que suele fundir l?s fusibles
la teoría actual pide a la experiencia teatral, por su
generadores de 1'1 energía y que ocurre casi todos los
necesidad de llegar a grandes públicos con la mayor
años a medida que ha ido con d tiempo aumentando
intensidad posible, para eliminar así los riesgos del dis-
el d'erroche imaginativo de la luminotecnia, y q.ue
tanciamiento espacial que separe la correlación de fuer-
deja por un tiempo en total oscuridad a toda l,a. Clu:
zas entré artista y audiencia. Uno de los más vivos e
dad no es en manera alguna, causa de confusión m
" o . ilustradores ejemplos que tenemos a nuestro alcance
desconcierto: la muchedumbre en parte se retira a sus
en ese logro absoluto de comunicación entre espectador
casas cercanas a esperar 1'1 vuelta del fluido eléctrico,
- espectáculo lo podemos experimentar en las Parran-
que bien podrá tardar horas, mientras. que el resto
das, motivadas por vivencias mediatas de tradición e
preferirá esperar pacientemente, quedandose en el
inmediatas de experiencias emotivas en relación con
mismo lugar donde estaba hasta que llegue de nuevo
lo que ocurre, por el intenso involucrarse en el juego
el momento de proseguir la Parranda. fiestero teatral.
Por otra parte, como que la fiesta está re?i?a por
Al tener ya la noción de que el teatro es un gran
reglas de juego bien definidas por. ~a tradlCIO.n.en
juego -el idioma francés así lo plasma al usar el
tiempo y espacio, el nivel de comprenSlOn entre público
oeahIo [ouer (jugar en español) para también desig-
y espectáculo no tiene conflicto algun.0'. por el con-
trario la distorsión o falta de cumplimiento de los nar la acción de interpretación en- el rol teatral-e- nos
requisitos que dan los indicadores sólo .acarrearán la zustará hacer una incursión en la Teoría de los Juegos
disminución del éxito del barrio íncumplidor, cosa que TI brillantemente desarrollada por Roger Caillois y
enardece aún más la participación y enciende los nive- en la actualidad muy difundida, la cual establece que
les de percepción colectiva, Como resultado, se logra las experiencias lúdricas del hombre sedimentan las
una total y absoluta comunicación, por ~Ia, tanto de ;e" de la cultura universal. Al surgir por esa vía
la participación inmediata como la me~Ia!a, con su _ al tomar en cuenta su clasificación en cuatro catego-
correspondiente carga emotiva en. el publIco. que se ías: la de juegos de competencia (gón), juegos de
abre en total receptividad a los SIgnos sensoriales del azar (A lea) , juegos miméticos (Mimicry) y juegos de
espectáculo. Su teatralidad plástica, musical, l~~.araria értIgo (Ilinx), 12 será interesante buscar en el gran
y danzaria trata de totalizar el poder d~ ~aptaClon del e2'O teatral de las fiestas parrandiles remedianas sus
público a nivel popular, fuera de los lImItes. y atadu- otiv aciones '1 nivel de psicología colectiva y de sus
ras de las regulaciones del teatro convencional <r:e- dencías.
se desarrolla dentro de los cánones de un escenario
y un espectador pasivamente ~entado en un co~f~rta-
D Roger Caillois. Teoría de lo! juegos. Barcelona, Editorial
ble, pero poco enervante butacon, que lo hace casi mea- Barral S.A., 1958, p. 25.

98
99
, El Mimicry o juego mimético de personificaciones
-- /rti' de que lo, impulsos primari os se ejercí-
?isfraces, ,interpretación de personajes para lograr un~
/.a: e:a\os juegos infantiles y luego enriquecen al imagen diferente de la personal, está plenamente dado
adulto en su vida cultural, para volcarse colectiva- en las carrozas, debido a que las mismas muestran
mente entre otros casos en las fiestas populares, esta reproducciones rnitológicas, legendarias, o históricas en
teoría establece, pues, que los juegos actúan como que apareoen figuras vivientes con sus correspondien-
estímulos de «la invención y la libertad, suhstituyén- .es ves~uarios de acuerdo con el efecto que se desea
dolas a la necesidad, la monotonía y a la violencia de producir ,sobre las armazones escenográficas móviles
la n'1turaleza. Frente a la prodigalidad ciega y bru- que constituyen uno de los atractivos más zustados de
tal de la naturaleza, el espíritu del juego inventa el :as Parrandas. o
orden, la economia, la justiciaa." ~ por último el Ilinx o atracción por el vértigo, que
Al aplicar las cuatro categorías mencionadas a nues- sta dado en el peligroso juego de la pirotecnia que
tro sujeto de las Parrandas, encontraremos el Agón "o~stantemente amenaza a la muchedumbre con sus
o .impulso de la competencia en la rivalidad de los -..eSl~UOS de fuegos luminosos que caen durante todo
barrios que darán su aporte parcial a la totalidad del e ~lempo en ~u.e so~ lanzados los voladores y demás
espectáculo bajo el estímulo de quién podrá ir por ~lantes lumínicos Impulsados por la pólvora. Esto
arriba del otro al choque de ambas ofertas artísticas, sm tener en cuenta el constante peligro de que puedan
donde se juega el honor de la victoria o el deshonor olcarse algunos de los tableros donde son encajados
del fracaso. os P?lenques o hatillos de voladores, llenos a veces
Luego vemos el Alea o azar presidir las eventuali- en numeros de cientos, lo que puede ocurrir con faci-
dades que en un gran espectáculo público implican dad al calor de.l momento de la explosión y que es
la preparación o ensayo unido a la representación con rzpaz de producir enormes pérdidas materiales como
todas las consecuentes ocurrencias que aportan la suerte a .ocurrido en años anteriores, además de los grave~
y el acontecímíento" aleatorio, a veces trágico, como ~ldentes que producirán en las personas que los ma-
es el caso de la joven que yendo dentro de una espe· :JUlan y rodean.
cie de jaúla que exigía el elemento plástico de la
'o podemos en absoluto desligar las Parrandas de
carroza, sufrió muerte por quemaduras al no poder
e, prolongadas horas de intenso ruido V Iuminosi-
escapar inmediatamente de la llama que tomó sus ves-
~" en que la pirotecnia hace sus alardes y donde
tiduras cuando se cayeron los restos de un volador,
o también los inevitables apagones por la gran carga noche truena para crear una atmósfera de bom-
eléctrica utilizada, lo cual quizás sea la causa de la deo y un regodeo en el vértigo del pánico de un
frustración del evento al dejar en total oscuridad los ~ "TI explosió'l y una ciudad trepidando en sus
Trabajos de Plaza y aún la población entera, sin con- antes, todo lo cual hará crisis total en la última
tar los daños que sufren o experimentan las carrozas ra de la mañana siguiente, en el final despliegue
en el difícil viraje y en el total o limitado éxito con rae ambos barrios agotan sus últimos recursos para
que puedan lograrse y que empañe la totalidad del , quién puede lograr mayor estruendo, con el pro-
desarrollo del espectáculo. ~ o de crear así un caos sonoro que estremezca
E las fibras nerviosas del organismo.

13 Ob. cit., p. 9.
101
100
' cómo las Parrandas canalizan con sus jue-
H e aqUl . . . ulsos LA RAÍZ HISP Ál\I CA
os es ectaculares cada año, los pnmarl?S lmp
g. l'p· de las ciudades donde se reahzan, con la EN LA DANZA TRADICIONAL CL13A.J.~A
pSlCOOglCOS ifi ., 1 értigo
. 1 azar la persoDl icacion y e v
competenclta, ;otal p~pular que se hunde en sus más
en un tea ro d d se 10IYra
rofundas tradiciones locales: . e este mo o . '"
Pun evento d e un'pactante magIa teatral colectIva.
H82.

En la colección de artículos Tipos y costumbres de


la Isla de Cuba, obra ilustrada por Patricio Landaluze,
editada por Miguel de Villa en 1881 y con introduc-
ción de Antonio Bachiller y Morales, José Quintín
Suzarte! presenta una imagen campesina bajo el título
da «Los Guajiros» que comienza así:
Con ese nombre, de procedencia aborígene sin
duda, han sido y aún son conocidos los campesi-
nos de Cuba, que constituían un tipo especial
muy acentuado é interesante. Ese tipo, que nació
con la conquista y la esclavitud, está desapare-
ciendo junto con el coloniaje y la servidumbre,
y preciso es que nos apresuremos á pintarlo, ántes
de que no quede un original que nos sirva de
modelo [ ... ]2
Poco después el autor nos presenta una imagen nos-
tálgica dirigida hacia esa desaparición de un sector
ial en aparente contradicción con el sistema escla-
vista, pero a la vez sostén del mismo, el cual a las
. --:::.

1 José Quintín Suzarte (1819-1888). Periodista y prime?


=ector de El siglo, vocero del Movimiento Reformista. Fue
más director de los periódicos El faro industrial y La aurora
YumuTÍ. Fundó también La siempreviva y El artista. Emí-
- • para seguir la campaña separatista cubana.
- José Quintín Suzarte. "Los guajíros». En Tipos y eostum·
de la Isla de Cltba. La Habana, Editor Yiguel de Villa,
l. p. 57.

102 103
hací
acian
e' de e'1 un hombre esencialmente beli coso,
qu
1 por
. un quitame allá esa paj a . echah a mano
puertas de la ab~lición, hará desaparecer el caballe- ~ qUImbo,. (nombre provincial del machete)
resco estrato social del campesino de la época colonial. Jugaba ,la vida con la impavidez de lo que nace~
Con p03t:3rioridad continúa en línea descriptiva, hahlán- y se erran en el peligro.'
donos de las excelencias del g;¡aj:ro cubano a punto
, Después
. se adentra en e1 mun do d e sus diversiones,
.
de perderse: ~ermlllo co~ que ~l costumbrismo del siglo XIX califica
El tipo del guajiro era varonil y simpatlCo: es· a las manifestaciones culturales de cual .
social ' h 1 qmer estrato
belto y fornido. [ ...] de barba poblada en cuanto en i y aSI n~s ab a del gusto por las lidias de gallos
entraba en la juvent.ud, con la tez tostada por e que arriesgaba todos sus ahorros [ ] » 5
f' la .dí 1 ' ... ", V que
el sol, facciones regulares y ojos centelleantes, ent:/r~sl ;an os más encopetados y ricos hacendados.
revelaba á primera vista la raza andaluza. Gine· S e. os os marqueses de Casa Calvo, de San Felipe
tes admirables, tenían los guajiros por su caballo y antlago, de Almendares y otros. que en ea -,
el mismo afecto que los árabes, y llegaban a d e sus amoigos, Juga
d
. b mpanIa
an miles de onzas á las es uelas
inspirárselo igual, haciéndose obedecer a la voz," e ,,;~s gallos, con aristocrática indiferencia» 6 p
d ~t.las adelante sizue e enumeran do 1a d e « las . carreras
Este concepto del campesino cubano de origen an-
c:!:to~, en qu: podían lucir su gallardía y habilidad
daluz, responde también al gusto colonial del roman-
_ gl~ete~ y a la vez el alcance da su fuerza fí ica» 1
ticismo europeo que había enclavado en la región sur
~ por fin lle~amos al ámbito de las llamadas dive;.
de la Península toda una atracción por los rezagos
siones que teman ubicación en la fiesta llamada G
arábigos. y por lo tanto exóticos, tan del gusto de la tcque y que eran 1a danza y la música S· ua-
época. y que plasma una de las tendencias estéticas nuevamente el texto de Suzarte: . rgamos
de la literatura del siglo XIX.
Luego Suzarte nos brinda la imagen caballeresca Los bailes de los guajiros tenían tambié '
ter especialísimo; la danza ,. el vals. el n. rigocadr~c-
on
que los costumbristas del siglo pasado vieron en el
campesino, y que como bien Jesús Guanche 10 cali- eran cosa d esconocida para los hijos de nuest •
campos
. . Su delei
e elte era el zapateo, cuva música - r05
fica en su estudio sobre las etnias que componen al
pueblo cubano, fue determinado por lo extravagante: tiene un aire vivo que va en crescendo y;';
Iíuna melodía
El sencilla. graciosa '.::>
v alzo mel aneo- '
La necesidad que tenía el guajiro de estar siem- ica. zapateo es como una refundicí
and difi 1 IOn, con
pre armado para afrontar el odio de los esclavos, gr es mo I icaciones, de la Jota las M 11
v el B 1 b . ' o ares
.Ios ataques del bandidaje y las provocaciones . - o ero, y se aila con intérvalos de un
de las rivalidades, no sólo en materias de amor, canto llamado p un t 0, a' cuyos acordes se entonan
sino en cuestiones de localidad, pues los hijos
de un partido ó jurisdicción se consideraban más Ob. cit., p. 60
o menos enemigos naturales de los de otras, y Ob. cit., p. 60
sobre todo, la sangre de sus antepasados 'que os. cit., p. el
corría aún carcana y ardiente por sus venas, os. cit., p. 60.

3 Ob. cit .• p. 59. 105

104
décimas ó redondillas en que el guajiro elogia
de dos m!l demonios, de la que resultaban con-
la belleza y cU'llidades de su dama ó alaba los
tusos, ~erIdos y aún muertos, por lo común invo-
quilates de su propio valor ó el desprecio de sus
enemigos. En toda la América española existe el ll~ntarIa~~nte, pues nadie sabía á quien atacaba
m de quien se defendía.
mismo baile popular campesino, alternando con
el canto, y el mismo tipo guajiro con más o me- Otras veces, guajiros enemistados con los que
nos variantes. El jarocho mexicano llama jarab€ daban el baile, iban expresamente á desbaratarlo
a su zapateo y son al punto de nuestros montunos. c~menzando siempre por apagar los luces y des:
El zapateo se bailaba, y aún se baila todavía, tripar el arpa.
por una pareja, que cede su puesto á otra cuando
En uno y otro caso, las mujeres no se amedren-
siente cansancio.
taban demasiado con tanta barbaridad; se cubrían
Pocas veces bailan á la vez dos ó tres par.ejas: con los bancos y las sillas [ .... ]
en él demuestran su gracia y agilidad el hom-
Esto no impedía que el d .
bre y la mujer, siendo verdaderamente admira- hubiese otro ommgo siguiente
Mes el compás y el desembarazo con 'que ejecu- guateque más concurrido que el
anterior.f
tan pasos sumamente difíciles, en que la vista
no puede seguir los giros que describen los pies. ~emos vuelto :quí otra vez a la influencia de otras
.y es costumbre que cuando una bailarina entu- i:~o~es de Espana, como Aragón con la referencia a
siasma á los espectadores por su habilidad y ]0 a, y aun del bolero del siglo XVIII '
g'lrbo. reciba de éstos, además de bulliciosas cierta d' . ' genero en
manera aca emICOextendido por toda la P ,
muestras de aprobación, todos los pañuelos que sula y Ilezó h enm-
- ea. que ego asta los estratos populares de la
quieran colgarle en los hombros, todos los som-
breros que puedan ponerle en la cabeza, suce- '0 qu y
_- ., erernos avanzar en nuestro intento de d .
diendo á veces que al concluir se sienta abru- lcaCl d d ·eSIDl<;-
mada por la carga; pero esto tiene su recompensa, rio on. e to os esos conceptos, basándonos en cri-
pues cada uno de los que le ponen una prenda en:i;OClO-culturales de mayor profundidad, sin hacer
tiene que hacer su presente, generalmente de bié n d,el te~to. ~t~e la condesa de Merlín (1840)
dinero, para recobrada, y la obsequiada saca ~en aun mas idílicamente que el anterior, realiza'
gloria y provecho de su donosura y destreza. tí I~dud'l~le tal:nto, sobre el campesino cubano '
.'pICO~aIle. Pnmeramente veremos su versión d~
Estos bailes que se llaman guateques, con- ]IrO cnollo:
cluían mal frecuentemente: un galán celoso ó
despreciado, un guajiro de otro partido que se Las gentes del campo, llamadas aquí euaii
monter ti a .pros O
creía ofendido por los conceptos de una de las disti os, ienen un carácter excéntrico que los
décimas cantadas, tiraba repentinamente del 1 tmgue de las de los demás países. Aficionados
machete, hacía pedazos con él los faroles en que a canto, dados a los placeres y a las aventuras
reparten su vida en ti-
re e amor y las proezas
ardían las tristes velas de sebo, alumbrado del
sarao, y con las tinieblas comenzaba una zambra
os. cit., p. 61 Y 62.

106
107

-
sencillo
. marcado enérgicamente d e ti empo en
caballerescas, Y hubieran podido figurar en la tIemp? por pata?as en el suelo que llevan al
corte de Francisco 1 también como en estas ca- c.ompas de la musica, que es también muv sen-
bañas primitivas, si su pasión indomable por CIlla,.y que carece del acorde mayor y del ~corde
la independencia no les hubiesz destinado untes relatlv~. ¡Pero cuanta pasión en los ojos v en
a la vida salvaje que al yugo de la clvi:ización. l~s actitudes del guajiro! ¡cuán agradable - sen-
Su vida material, sencilla y rústica está muy de cIll~z en l? postura de la guajira! Sus manos
acuerdo con su vida poética, y esta amalgame sostienen ligeramente por ambos lados los plie-
es just':lmente la que da a su acción un carácter gues de su vestido echándolo hacia adelante a
romancesco y origina1.9 la, manera de flores tímidas que cierran sus
petalos al, calor del sol. El guajiro con los dos
[ ...] Tienen una fiereza producida por el ardor
brazos atras, con Ia muñeca izquierda agarrada
del sol que los calienta, y por la riqueza del
c~n los dedos de la mano derecha, con los ojos
suelo que los sostiene [ ...] 10
VIV~Sy la actitud fiera, se adelanta hacia la
Confiado en la prodigalidad de una naturaleza mUJer, que se va retirando al mismo tiempo
espléndida, y seguro de hallar en todas partes -basta que al fin la alcanza; entonces finge reti-'
mieses y frutas en gran abundancia, la pereza, rarse, y es perseguido a su vez por su compañera
la voluptuosidad Y el amor de la independencia has~a que af fín se juntan, y el baile toma un'
se apoderan de su alma, y ponen un sello en caracte: d~hrante que dura hasta su conclusión.
todas las acciones de su vida; gusta mucho de Los bailarines no se detienen nunca hasta que los
lujo en su persona; pasa las mañanas en los espectadores observan su cansancio. y son reem-
reñideros de gallos y las noches en el baile o plaza~os p~r otros; pero los primeros no dejan
cantando a la guitarra enfrente de la estancia d.e bailar SInO uno después de otro a compás y
de su querid':l; es poeta y valiente a la vez, y si SI,nque la música cese. Por lo general el hombre
alguna vez acontece que estando él cantando o es reemplazado muchas veces antes 1
echando requiebros aparece por allí su rrvul, mujer.'? que a
se bate con él, y le da o recibe un machetazo en
. Ante~ ,de adentrarnos en el objeto intrínseco de esta
honor de la que ama." disertación, haremos, con esa documentación de época
Luego dedica estas líneas a la descripción del ~ recorrido crítico acerca del medio que dio naci:
Zapateo: ~e~t? a estas expres.iones culturales, en su contexto
torico, y. un estudio de las raíces protagónicas de
El baile de los guajiros es sencillo y ardiente
..a clase SOCIalque le dio nacimiento
como su vida. Dos personas, hombre y mujer. Sin dudas, podemos afirmar que ·los naturales de
principian este baile, que consiste en un paso ~ Islas Canarias constituyeron el mayor aporte étnico
entro d:l campesinado, cubano. Por eso nada tiene
9 Condesa de Merlín. Viaje a La Habana, La Habana, 1922.
e extraño que en nuestros campos veamos. sobre
p. 80.
10 Ob. cit., p. 81. • Ob. cit., p. 88.
I! o». cit., p. 85.
109
108
todo en la region occidental y central de la Isla, un dos no ~abía impuesto su frontera de aguas entre los
tipo físico, diríamos racial, bastante diferenciado de os contInentes.
la población de los medios urbanos donde la mezcla
El paso del Islam no hizo doblegar y menos d -
con el negro se ha manifestado intensamente. Un es- recer este grupo levantisco y rebelde -aún h (!"aPla~
pecial color dorado de la piel, conformado por la cons- tuareo's sahari Iihi ' oy os
afr' o ranos, 1 lOS Y otros pueblos del norte
tante exposición al sol, la frecuencia de cabellos rubios icano son sus descendientes- que dio germen a 1
o castaños y ojos claros, definen un físico determi-
~:nches~ tribus establecidas en el archipiélago can:.!
nante en el campesinado cubano. Hemos podido pero
sonalmente detectar en el pueblo de Viñales, localidad del ~~i~~doden del ~tlántico, frente a la costa africana
en medio del valle pinareño, en la década del 70, sus playa~ ~n e das aren~s del desierto llegan hasta
una asombrosa y aplastante presencia de ese físico en hasta é o~a : es e extr~nar po: ello, que el camello,
Can . p o mu?, lejana, circulase por las Islas
niños, jóvenes y ancianos de ambos sexos. No será arras co~o medio de locomoción campesina.
difícil comprender esa realidad cuando sepamos que
No era aun consumada la con . ta d ' .
desde los inicios de la conquista, fueron los canarios cu:ndo España todavía trataba de~mete: a~erlca,
quienes aportaron los mayores contingentes de emi- re elde de ese archipiélago, tarea que le té raza
grantes, a través de núcleos familiares masivos'" que cuatro años de lucha . :os o noventa
e- d . Y que no terminó hasta 1495
de inmediato se adentraron en los campos, mientras :> ecir, tres años después del descubrí . .'
que el resto de la inmigración peninsular iba en bús- eano P rumento amert-
queda de mejoras de vida en los medios administra-
rU: .or ra;ones geográficas fueron estas islas el salto
ano mas cercano al desembarque en ti
tivos urbanos y comerciales de la Isla. canas. Toda flota salida de Cádiz debí hIerras .amle.
Los nativos de las Islas Canarias" provienen de la al ' d ' a acer esca a
f?Un puerto el archipiélago Canario (G
raza blanca que pobló el norte del continente africano T menfe Las P 1 ) fI omera,
sde 1' 11 a mas ,y otas expresamente fletadas
desde fecha inmemorial: los bereberes o berberisco s -
ezal d as s as s d di
' , e e lC~ron al transporte legal e
(muy caracterizados en datos históricos por la tez - . e ,:nercanclas y emigrantes tanto p . 1
o islefios. ,enmsu ares
blanca, los ojos azules y cabellos rubios), supuestos
descendientes de los fenicios (raza aria y semítica ) .El '.archipiélag o canario. por razones geográficas
que según las más lejanas hipótesis estuvieron enrai- Y
l"'lt~glCas, sufrió durante siglos las inclem . d
pc 1 ' . encias e
zados en las primeras poblaciones que se expandieron - ~ lOnes vo canicas, pestes, incursiones de potencias
por Europa y África, cuando aún el mar Mediterrá- opeas . ~omo Holanda, Francia, e Inglaterra y en
o~aslOn, los ataques pirateriles de la époc~ (por
13 Una disposición legal de 1718 estipuló la entrada de k.P ~ tenem,os el dramático desembarco de Franeis
50 familias anuales, según Francisco Morales Padrón en «Des-
plazamiento a las Indias desde Canaria», cita de Jesús Guanche
. ~~: a~e~as, los suelos del archipiélago resultaban
en Procesos etnoculturales de Cuba. La Habana, Editorial Letras
_ " p ra. el labbreo agrícola por su pobre calidad
Cubanas, 1983, p. 175·176.
_ _estos mconvenient.es llegaron a determin .
, eno, el deseo de trasl d ' :d aro en
1/, El nombre de Islas Canarias proviene de la abundancia A " a arse rapl o y masivamente
de fornidos canes en dicha zona, no de los pájaros oriundos de menea en busca de un medio de vida .
allí, quienes tomaron su nombre por el lugar de procedencia. =ado. que le ofreciera más posibilidades de ~~

no 111
regida por la mano de una clase social que int.~rnada
ríficación en la explotación de las tierras lo cual no en los campos, estaba entregada. ya en pequeñas comu-
era usual en su propio medio. nidades o en aislados grupos familiares. al cultivo
Según ha expresado Jesús Guanche, las primeras directo de la tierra con intensa dedicación. Esto último
mujeres que arribaron a Cuba fueron isleñas con Iami- hizo que según los datos del Censo de 1825. aportados
Iias completas de inmigrantes. Este hecho le confirió por Ramiro Guerra y Sánchez, el ilustre historiador,
un status de sedimento estable a la inmigración que El predominio de la pequeña propiedad [ ...1 era evi-
por otra parte estaba compuesta en su mayoría, por dente. Los cultivos destinados al consumo, practicado
aventureros llenos de ambiciones que en pos de r'ique- por los pequeños agricultores, producían seis veces
zas, exprimieron al régimen colonialista hasta sus más tanto como los cafetales, cinco veces tanto como las
inusitados límites de depredación y explotación del haciendas y tres veces tanto como los ingenios.» n y
hombre por el hombre en América, y que culminó con esto, por supuesto, era producto de un trabajo libre
la instauración del sistema esclavista, después que los desvinculado de la esclavitud.
españoles exterminaron a los aborígenes de la zona del El aislamiento de los centros urbanos le permitió al
Caribe. campesino criollo, a partir de sus raíces hispánicas,
La emigración canaria se mantuvo de forma inter- con el matiz regional que le confirió el archipiélago
mitente durante los siglos XVI, XVII, XVIII Y XIX. SU canario, desarrollar manifestaciones culturales muy
constant.e afluencia, aclimatación Y constitución en específicas y diferenciadas de las de los centros urb~.
una clase productora especialmente dedicada al de- nos, más permeahilizados por el africano y otras etnia s
sarrollo de la economía agrícola del país, dio lugar europeas. Fue, además, una clase mantenida racial-
a la prosperidad de renglones tan importantes como mente dentro de la población más intrínsecamente
los del tabaco y la ganadería. junto con los hatos, blanca de la época colonial: en el siglo XIX la inmi-
sitios y estancias donde se llevó a cabo una intensa gración canaria asciende a 320000, lo que constituía
labor de cultivo del agro. El desarrollo de la indus- el 33 % de la libre emigración. Esa fue uná de las
tria azucarera Y cafetalera. renglones principales de razones por la cual la Metrópoli permitió su libre
la economía colonial, estuvo soportado por el sistema expansión para tratar de mantener un equilibrio ante
16
esclavista, pero le tocó al campesinado de tierra aden- el creciente aumento de la población negra.
tro, sobre todo en las regiones .occidentales y centrales Por otra parte, la cultura tradicional campesina tuvo
de la Isla, desarrollar la base de los productos agríco· características peculiares al tratarse también de una
las y de las vegas tabacaleras. La importancia de esa expresión popular que, a pesar de pertenecer a un
inmigración se dejó bien sentir en el status económico estrato de la clase dominante, provenía de un sector
colonial, cuando de 1717 a 1723 se produjo la subleva- que aún, en la misma Península, era explotado y
ción de los vegueros, conocida también por la rebelión
de los isleños, acontecimiento histórico que como bien t5 Hamiro Guerra y Sánchez. Manual de historia de Cuba.
afirma Jesús Guanche marca el inicio de la tradición ~ Habana, Cultural S.A., 1938, p. 295.
16 Dato de Juan Pérez de la Riva en Los demógrafo! de
de lucha del campesinado cubano.
ÚI independencia. Citado DOr Jesús Guanche en su conferencia.
El guajiro criollo desempeñó tan importante papel. ••El aporte canario a 1; formación étnica de Cuba... 1981.
que posibilitó a fines del siglo XVIII el logro de une p, 27, (folleto).
amplia estabilización y expansión de una producción
113
112
-----------


por lo tanto en contradicción con el status general Shakespeare menciona vanas veces esta danza:
político cultural dominante en Cuba. El isleño trae '... danza la Canaria con fogoso y vivo movi-
a la Isla, por una parte, manifestaciones aún frescas miento",'?
de un ancestro aborigen canario, y por otra, mati-
ces de aspectos generales de la cultura popular europea, El diccionario enciclopédico hispano-americano dice'
específicamente de la peninsular. Canario: Baile así llamado por haber sido su cuna las
..1'1sCanarias, y es el mismo que después se llamó en
En el siglo XVI, con la expansión política europea
::spaña guaracha y últimamente zapateado.»18.
que produjo el descubrimiento y la explotación de
El Concise Oxford Dictionary el Ballet nos informa:
las Américas, se crean en las cortes europeas las con-
Canaries, una danza llena de vivacidad en tiempo
diciones para una expansión danzaría. Para ello se
3/8 ó 6/8 similar a la Jiga o Gig~. Puede I:aber
recurre a los bailes folklóricos más ricos de diferen.
enido de las Islas Canarias por la vra de España o
tes partes del 'área continental europea, y así se con.
Francia [ ... ] En ella se acentúa fuertemente el gol-
forman los núcleos de las llamadas danzas pre-clásicas
"'Car del suelo con talón y punta de los pies. aunque
que inundan la vida social de los salones cortesanos.
~o tiene nada que ver con la técnica del taconeo de la
Variadas formas de bailes populares son moldeadas
anza española.a'?
por el maestro de danza de l~s clases nobles; se esta-
blece un contrastado juego de «danzas bajas» o pega. El famoso tratado de Thoinot Arbeau (1588) sob,re
das al piso, y «danzas altas» o impulsadas por el salto, _'1 danza, conocido con el nombre de ?rquesografía,
"30S brinda esta descripción de las Canaries:
y que incluyeron desde las gallardas y gourantes
italianas, las gigas inglesas y las alemandas alemanas Algunos dicen que esta danza proviene de las
basta las sarahandas, chaconas, pasacalles y pavanas Islas Canarias y que se baila frecuentemente en
españolas. Y entre esas danzas provenientes de España esa región. Otros, cuya opinión prefiero compar-
existió también una llamada Canaria, Canario, oCa. tir, mantienen que se deriva de un ballet c~m.
narie.
puesto para una mascarada en la cual l~s baila-
Veamos lo que nos dicen los textos sobre esta danza, rines estaban vestidos de reyes y remas de
cuyo nombre nos brinda claramente su procedencia. Mauritania, o más bien, como salvajes con plu-
El diccionario oxford de la música dice: mas teñidas de distintos colores. Esta es la forma
de bailar Canaries: un joven toma una dama
Canaries, o Canarie, o Canaria. Antigua danza
y bailando con ella al compás de una melodía
escrita en compás de tres o seis tiempos, algo
conveniente, la conduce al extremo del saló~.
semejante a la .giga. ... se pu-eden encontrar
Esto hecho, vuelve al sitio desde donde empezo,
canarias en compositores del siglo XVII y XVIII,
tales como Purcell, Lully y Couperin.
.7 Percy A. Scholes. Diccionario Oxford de la música. La
Apar-entemente' el hay o hey, danza rústica, a, Editorial Pueblo y Educación, 1973, p. 224.
se bailaba con música similar; [ ... ] Diccionario enciclopédico
hispano-americano, BarcelolU.
itores Montaner y Simón, p. 405. s/a
El nombre canarias se refiere posiblemente a Horst Koegler. The. Concise Oxford Dictionary o! Ballet.
que procede de las Islas Canarias, [ ...] adon, Oxford, University Press, 1977, p. 103.

114 115
mirando mientras tanto a la dama. Luego se el bailarín contmue los movimientos frente a su
dirige nuevamente hacia ella, efectuando ciertos pareja, yendo hacia adelante y retrocediendo,
pasajes y una vez realizado esto, se vuelve como para concluir en la posición original. y adver-
antes. Entonces la dama viene y efectúa lo mismo tid que para un segundo pasaje, en lugar de 10-
frente a él, volviendo después al lugar donde golpes con los pies se puede hacer un~ grue, muy
estaba y ambos continúan estas idas y venidas alta terminando con un arrastre hacia atras del
tantas veces como la diversidad de los pasajes pie 'por el suelo, como si se quisiera pisotear un
se lo permite. Y advertid que esos pasajes son - 20
salivazo o '1p1astar una arana.
animados. aunque extraños y fantásticos, pare·
ciéndose en gran manera a las danzas de los Curt Sachs cuando estudia las danzas de corte
salvajes. Los aprendereís de aquellos que los sa- europeo expone:
ben y podeís inventar nuevos a vuestro gusto. LA DANZA DE LAS eA ARIAS. Los franceses la lla-
Sólo os daré la melodía de esta danza y algunos man dense des canaries. y es después de la cou-
movimientos de los pasajes que los bailarines tie- rente, la principal entre los bailes de requerimien-
nen costumbre de hacer y que los espectadores to y rechazo del siglo XVI [ ... ]
gustan contemplar.
Los movimientos son audaces. bizarros y exóti-
Lista de movimientos de la danza llamada ea· coso La combinación del 'saltillo y el p'1teo, y
naries el alternar del taco y la suela en el pateo son
1) Golpear con el pie izquierdo, efectuando un característicos. [ ...]
pied en l'air droit. S1,1motivo rítmico es generalmente una figura
2) 111arque talon droit. punteada de tres por ocho; sólo Arbeau la anota
3) Marque pied droit. con dos corcheas.
4) Golpear con el pie derecho, efectuando un
pied en l'air gauche. I...] Encontr'1mos la misma notaci~n en. Ier-
senne, en 1636. Además de las oattenes_ de
5) Marque talon gauche.
pied«, en las que también repara ~r~eau, a~ad.e
6) Marque pied gauche.
las semi cabriolas, piruetas y movimientos SImI-
1) Golpear con el pie izquierdo, efectuando un
lares. En su época esta danza era considerada
pied en l' air droit.
grandement difficile y sólo las personas de n;ucha
2) Marque talo n droit.
práctica y de pies muy ágiles se atrevenan a
3) Marque pied droit,
ejecutarla.
4) Colpear con el pie derecho, efectuando un
pied en l' air gauche. Ya la antigua literatura de danza deja pen-
5) Marque talon gauche. diente la cuestión acerca de si el extraño nom-
6) Marque pied gauche. bre y los movimientos un tanto rústico- se re-

El resto de esta danza se baila de la misma ~~ Thoinot Arbeau. Orquesografía. Buenos Aires. Ediciones
manera ya expuesta, durante todo el tiempo que Centu-iéu, 1946, p. 171-174.

116 117
Esteban Pichardo (1799-1879) en su Diccionario
montan realmente a las islas Canarias o a un provincial y casi razonado de VOLes y frases cubanas
ballet de corte deliberadamente exótico. No cabe 1875), nos deja saber de la existencia de un cante
la menor duda, sin embargo, de que la decisión
muy gustado del guajiro, llamado el Ay, cuya parte
debe recaer en favor de las islas Canarias, pues
bailada era el Zapateo.f y que Argeliers León con-
el ejemplo más antiguo del canario procede de
sidera matriz de otro canto campesino, ya desapare-
una comarca que podría ser un intermediario
cido en 1836, que dio lugar al actu'l1.23
natural. vale decir España. siempre que se tra-
tara de una importación de las Canarias, pero Para nadie es un secreto que los nombres dados
no si fuera simplemente un ballet cortesano [ ...] a las músicas y sus textos, relacionados con danzas,
En la misma España se considera al canario- sobre todo las tradicionales o populares, son con fre-
como el padre de la jota.21 cuencia los mismos para unas que para las otras. Si
volvemos párrafos atrás nos encontraremos. que en la
De toda esta y quizás enrevesada información saca- información del Diccionario oxford de la música sobre
mos las conclusiones de que en el siglo XVII coexis- Canarias, hallaremos el Hay o Hey, definidos como
tieron tres manifestaciones danzarías unidas por el una «danza rústica» que se bailaba con la misma mú-
nombre y el origen canario que fueron: (cuna danza sica de la primera. Verdaderamente. ¿es posible no
rústica», es decir, un haile estrictamente popular y relacionar el Ay de Pichardo, bailado por un Zapateo
campesino; otra ejecutada en las cortes europeas, pro- muy brincado, con las descripciones de la Canaria
cesada ya por el maestro de danza, la cual consta en dadas en los antiguos tratados danzarios, reforzada aún
los escritos documentales de los tratados de época so- más por la información de Sachs? Todavía hoy encon-
bre la materia; y por último, un espectáculo en boga tramos una décima en Cienfuegos 'que se canta así:
en la época, que con características exóticas presen-
Hey, hey
taba en la interpretación de cortesanos y nohles, den-
aprendí todo el amor
tro de los salones monárquicos, escenificaciones posi-
en tu miradita buena (bis)
blemente basadas en el ambiente aboriaen e de los
fue como si una colmena
guanches, habitantes primitivos del archipiélago cana-
me hubiera dado dulzor.
rio, y que utilizaha como base temática coreográfica
los movimientos ya procesados de la danza original,
Hey, he)'
elaborados, en cierto modo, por el profesionalismo in- entraba por mi sendero
cipiente que aún se gestaba en aquel tiempo. vi que el destino mejor
. Es a la primera de esas manifestaciones a la que
Jrem~s para detectar los orígenes de nuestro Zapateo,
la mas pura danza de originalidad hispánica en nues- ~2 Esteban Pichardo. Diccionario provincial casi razonado de
tra cultura nacional danzaria. t'''=es y frases cubanas. La Habana, Editorial Ciencias Sociales
'176. p. 68
~l Argeliers León. Del canto y el tiempo. La Habana. Edi-
21 Curts Sachs. Historia universal de la danza. Buenos Aires,
rial Pueblo y Educación, 1974, p. 13.
Ediciones Cenlurión, 1944, p. 368·369.

119
118
Hey, hey
y como el amor primero proviene de Zapat-eado, y que en sus raíces danzarías
era y eres tú tan bella primigenias no se trata más que del pateo que los
grabó en mi pecho su estrella pueblos primitivos en sus etapas agrícolas, efectuaban
el amor más verdad ero2" en sus danzas con fines mágico-religiosos para atraer
Así, estimamos que una antigua danza venida de las fuerzas fertilizantes de la reproducción anual al
las Canarias en su forma más popular y tradicional, agro. Si en un principio es el pie desnudo, utilizado
traída por el campesino isleño al igual que otras ma- para esas danzas en toda la cultura universal danza-
nifestaciones culturales, va a sufrrr modificaciones a ria, cuando la planta del pie se cubre con suelas y
través da las distintas etapas del acriollamiento. De- el zapato adquiere su conformación, golpear el suelo
jado atrás el mundo de sus orígenes p\!ra adaptarse devendrá en una más elaborada sucesión de movimien-
a otro, van a crecer ramificaciones modificadas acor- tos. al usar en ocasiones los talones, otras la parte
des con un nuevo sistema de vida geográfico y socio- delantera del pie y en otras el uso total de la planta
económico. De ahí, igual que la décima cantada y en rítmicas cumbinaciones. pasando por movimientos
tocada en guitarras, bandurrias y timplillos, se va alternes o simultáneos de ambos pies. combinados con
a instaurar un tipo de danza campesina acorde con deslizamientos sobre el suelo, y d~más tipos de elabo-
un nuevo orden, mientras el campesino va a devenir raciones.
con su trabajo en uno de los más importantes ren- En España, como en toda Europa, la danza con
glones de la economía colonial. énfasis en los golpes del pie, poseyó inusitada fuerza.
Cuba llegó en esa época por la mano del campesino, subravada por la presencia musulmana de varios siglos
a la posición de predominio de la pequeña propiedad en la' Península, que trae de su paso y dominación
de los sitios y estancias, y a una situación de « [ ... ] del norte de la India, el intrincado juego rítmico dan-
país de pequeños cultivadores, dedicados a producir zaría de los pies, más la incorporación en la región
para el abasto propio»:2:i esto fue ad-emás, como ha sur, de la etnia de los gitanos {extraña raza de or i-
subrayado Ramiro Guerra Sánchez, resultado del «tra- zenes no exactamente clarificados, aunque sí parece
bajo libre»." Una posición de holgura campesina dio ~ue se tiene como admitida su procedencia rr-eográfica.
expansión al desarrollo de manifestaciones culturales. según teorías Iingüísticas actuales. de tribus que en
que al cerrarse bacia fines del siglo, daría al trast~ la antigüedad partieron de las márgenes del Ganges,
también, y como consecuencia, traería la desaparición cruzaron Egipto y penetraron en Europa en el siglo xv}.
de algunas de esas expresiones, como la danzaria por
excelencia, que fue el Zapateo. Con la bota, el tacón y las suelas, surgidas en la
No resulta conveniente continuar sin hacer antes época de la caballería medioeval y reforzadas en el
una aclaración necesaria sobre el término Zapateo, que Renaci.miento, el baile del zapateado va a convertirse
en un furioso taconeo de complicados y virtuosos
24 Cancionero de música campesina. La Habana, Editorial ritmos de los pies calzados sobr-e los pisos enmadera-
Orbe, 1983, p. 20. dos y que en Andalucía, especialmente, prescindió de
25 Ramiro Guerra y Sánchez. Ob. cit., p. 295. las tierras apisonadas de los villoríos o del campo
26 Ramiro Guerra y Sánchez, Ibidem, abierto para encaramarse en los tablados de ventas y
tabernas. El bailarín prof-esional en España. partiendo
120
121
~e bases tradicionales, va a crear las escuelas llamadas Ef zapateado en América por lo general se hace
flamencas, de un estilo muy puramente español con menos acentuado, excepto en determinadas danzas de
marcado acento en complejos taconeos, así como por México y Argentina. El contacto con el indígena con-
otra parte, va a recoger aspectos de la danza acadé- vierte en un juego de pies deslizados el furioso taconeo
mica europea, la cual moldea dentro de un estilo español, y así lo testifica la inmensa mayoría de los
puramente nacional. que incorpora el manejo de las bailes folklóricos latinoamericanos, donde el énfasis es
castañuelas o palillos, dentro de la llamada escuela más bien en el juego de la pareja, que sin agresivi-
Bole~a. del siglo XVIII, y que tiene el bolero y las dad, pero en forma de amable cortejo y persecución
seguidillas como patrones danzaríos de los que se des- amatoria, hace uso frecuente del pañuelo en manos
prende toda una técnica. de los bailadores, el cual desempeña un papel impor-
Muchas ~e las danzas populares regionales (de las tante en el diálogo danzario de rechazo y aceptación.
cuales_Espana f.ue muy rica), reciben los influjos an- En Cuba el Zapateo bailado sobre los pisos de tierra
tes senalados, tiempo después de haber sido matrices apisonada de las viviendas campesinas, al son de las
origin~les de muchas de las danzas pre-elásicas que cuerdas punteadas de los instrumentos traídos de la
l' Península y del canto de los decimistas, se convierte
r~corrIeron ~a.scortes europeas y que dieron lugar al
SIstema. codificado ~el ballet europeo. Así los pateos también en un juego de pies deslizados. donde se esco-
campesI.nos se convrertan en zapateados, y como con- billa suavemente el piso, y se golpea quedamente con
secuencia de ello, la América toda se llena de los algún 'que otro brinco muy pegado al suelo. Así lo des-
mismos, que serán los gérmenes de las danzas criollas .cribe Pichardo:
que aún hoy, desde Argentina hasta el Caribe nos
han legado malamhos, chacareras, gatos, resbalosas, [ ...] el Zapateo es la parte del baile, que se aco-
zamac~ecas .(llamadas marineras en el Perú y cuecas moda a los sones esplicados y a otro particular
en Chile}; ]oropos venezolanos y galerones colombia- idéntico, distinguiéndose el punteado, escobillado,
nos; , danz~s llamadas de marimba, en Nicaragua y etc. [ ...] el cual, aunque rústico, está mui ge-
demás bailes centroamericanos, hasta los refinados neralizado: nada de figuras, si se exceptúa alguna
sones v,er~cruzanos y los jarabes jalicenses, de intrin- vuelta de cuerpo para presentarse inmediata-
cada técnica danzaria, en México, mente a su pareja de frente a continuar el ejer-
Las Antillas poseen también su saldo de danzas cicio incansable de los pies. cuyo son opere, por
~apateadas, pues además de Cuba, Santo Domingo más variaciones que ejecuten. no han de perder
tiene un sapateo (con s ) de tres modalidades; la del jamás el compás, hasta que .aparece un nuevo
Sarambo con uso de unas especies de castañuelas lla- Zapateador a relevarle, bastando un saludo o in-
madas matracas; el llamado Guarapo, sin matracas; clinación de cabeza para ser obligado a retirar-e.
y el Callao, bailado .al son de una tambora, que en Cuando en este baile se imita al Guajiro con
u.n m~mento d~termmado hace silencio para que se sombrero de guano, machete al cinto y gesto ame-
OIga solo el repiqueteo de los pies en el suelo." nazante y azorado por los silbos de los especta-
dores; entonces se titula Ataja primo.%3.
27 Fradique Lizardo. Danzas y bailes folklóricos dominica-
nos. Santo Domingo, Ediciones Fundación García-Arévalo 1 :l8 Esteban Pichardo. Ob. cit., p. 68.
1975, p. 250_264. ' nc.,

122 L3
-=

Pichardo termina su descripción con una extraña presumir que eran felices, en medio de 5U propia
variante de implicaciones pantomímicas bastante tea- desgracia.30
trales, en que hay personificación y gestos de azoro,
Los finales del siglo XIX marcan un predominio de
así como un figurado silbo del público, que demuestra
un baile-proyección ante una audiencia que solamente la industria azucarera y de los cafetales que van a
depauperar al campesino y convertirlo durante la
p.artic~~a c~mo espectadora. Esta ya nos parece una
situación ajena al desarrollo rural de la manifesta- pseudo-república en un sector paupérrimo y vilmente
ción que tratamos, y es una muestra de la urbaniza- explotado en su miseria. La superioridad de la ciudad
ción del género, por el acercamiento de las comuni- y la pobreza del guajira irán paralelas, y en el con-
dades campesinas a los pueblos y villas, habiendo flicto entre lo urbano y lo rural, le tocará al segundo
dejado el «monte adentro» para las cercanías a las ciu- perder: la vida cultural campesina Ianguidecerá y con
dades. Con ello se presenta, según Argeliers León ello desaparecerá el Zapateo. •
Los grabados y pinturas del siglo XIX (varios de
« [ ...] un gua jiro extraño ya a un público 'que sería
Víctor Patricio Landaluze), nos muestran el ambiente
el de la ciudad, (siendo esto) muestra de Ias cense-
y algunas figuras del Zapateo, en determinados mo-
cuencias culturales de este procesoo.P
mentos característicos, como el que presenta la suerte
Dicho proceso incluye también las menciones del
conocida como «arte de la argolla», donde el bailador
cultivo del Zapateo en los medios citadinos, y cómo
al enrollar el pañuelo de burato que él o su compañera
el negro se hace eco del mismo, sobre todo en uno de
llevaban al cuello, y al. amarrarlo por sus extremos.
l,os persona~es podríamos decir más populares de la
conforma la llamada argolla. Durante el baile y al
epoca colonial: el calesero, del cual Ildefonso Estrada
hacerla entrar por su cabeza, ésta debía recorrer todo
y Zenea, costumbrista literario del siglo XIX nos dice
el cuerpo, y bajar hasta los pies para después sacarla
en El Quitrín (1880):
por uno de ellos,
El calesero también tenía que saber tocar el tiple En otro grabado, también de Landaluze, vemos a
li: y bailar el zapateo, [ ...] la bailadora cargada de sombreros, uno arriba de otro
sobre su cabeza y algunos en el suelo. Además de la
También llevaba el melancólico tiple en que
explicación ya expuesta por Suzarte, María Teresa
tocaba el zapateo y el punto cubano y a cuyo
Linares nos comunica haber recibido por boca de in-
son bailaban los demás caleseros reunidos en una
formantes, la versión de que esa acumulación de som-
misma cuadra, mientras sus amos 'permanecían
breros tenía por razón el hecho de que era costumbre
de visita.
que el Zapateo fuera bailado sólo por una mujer
Las, espuelas prestaban vida al compás; la cuarta -muy exclusiva en la ejecución del baile, y que se
hacía la batuta; nunca faltaba uno que O'olpean. consideraba la mejor bailarina- con varios hombres
do en la caja del tiple, contribuyese a a~mentar alternadamente. Ellos le ofrecían los sombreros y le
la viveza del tango, y las entusiastas voces de los pedían turno, que ella les confería en el orden en que
caleseros y el Íntimo goce que a sus almas lle- los mismos le habían sido dados, para devolverfos a
vaban aquellos cantos y aquel baile, nos hacían
30 Ildefonso Estrada y Zenea. El quitrín. La Habana. Edi-
20 Argeliers León. Ob. cit., p. 94. torial Letras Cubanas, 1980, p. 31·34.

124
I

medida que bailaba con ellos. Por otra parte, también Línares donde se hacía hincapié en los muchos requi-
era ella la que determinaba cuándo dejaba una pareja sitos del mismo, lo cnal implica, naturalmente. determi-
y continuaba con otra, solamente con una simple in- nadas complicaciones bien apreciadas por los buenos
clinación de cabeza a manera de saludo.é' bailadores. Por ejemplo, se dice que el hombre se es-
Otro grabado nos presenta una fiesta en el interior meraba en inventivos brincos y saltos, mientras que
de una casa de tabacos, donde vemos a varias parejas la mujer se dedicaba a la fina filigrana del pie y a
bailar el Zapateo al mismo tiempo, situación _poco la gracia de la saya que sólo dejaba ver la pierna ape-
común, pues siempre se ha dicho que era baile de nas hasta el tobillo, y así hacía cesión a su compa-
una sola pareja aislada. Por otra parte, podemos tam- ñero de la mayor espectacularidad. También se conoce
bién observar a uno de los bailadores arrodillado sobrc de la existencia de bailadores exclusivamente mascu-
ambas rodillas, lo que nos muestra otra suerte del linos que inventaban suertes como la de los cuchillos,
baile. Este curioso grabado aparece en el Manual de donde colocaban estos instrumentos cortantes en la
la Isla de Cuba (1852), de José GarcÍa de Arboleya bota o zapato de baqueta, con el filo hacia afuera a
quien hablando de los bailes de este país dice: manera de los espolones de los gallos. De esa forma
bailaban al ritmo que se ejecutaba en el cuero de los
LIámance bailes de música en el campo de los taburetes, improvisando peligrosos brincos y saltos de
públicos de convite ó de pensión donde hay or- una silla a otra y de ellas a las mesas y mostradores
questa y se bailan contradanzas y walses, para en cualquier bodega o establecimiento del pueblo. Fer-
distinguirlos de los changüis ó guateques, reunio- mín Estrella, fue famoso entre 1896 y 1897 en este
nes con carácter de familiares en que sólo se arte, según sigue informando María Teresa Linares,
baila el zapateo al son del tiple, la guitarra ó es decir, en plena guerra de Independencia. Otro per-
el arpa, sic y del canto de )os guajiros. El sonaje de este tipo fue Juan Pagés, quien perdió una
zapateo es UD baile peculiar á la Isla aunque pierna, por una herida con los cuchillos, pero que con
algo parecido al zapateado de la Península: hay una sana y la otra de palo, aún continuaba bailando.
zapateo punteado y escobillado, y también de mientras cantaba décimas en épocas de estancia en
ataja primo, todos sin figuras, á excepción de al- La Habana, en un café situado en Monte y Egido.
guna vuelta de cuerpo para dar de nuevo frente Existían, además, otras suertes masculinas que eran co-
a la pareja. Cuando la mujer quiere que des- nocidas por el nombre de «corcoveo», en las que el
canse su compañero hácele un saludo y en el bailador saltaba en el mismo lugar mientras relínchaho
momento es reemplazado aquel pOl"otro güajiro.32 y tiraba patadas, así como en el que daba saltos gol-
peándose con los talones el trasero. Esto 10 efectuaban
Esta descripción tan simple del Zapateo no corres- en ocasión de bailar el llamado Cachirulo, al son de
ponde a otras dadas por informantes a María Teresa este texto:
Alzo la pata
31 La informante fue Julia de la Osa, abuela materna del
Capitán Antonio Núñez Jiménez. y con disimulo
32 José García de Arboleya. Manual de la Isla de Cuba. me doy en el culo
La Habana, Imprenta del Gobierno y Capitanía General por Esta antigua danza del Cachirulo nos pone en la
S.M., 1852, p. 26].
órbita de las llamadas' rumbitas campesinas que
1.26 127
..
1'-- 1
Teresa Linares v de Argelier:: León ..•• ese matiz trans-
comienzan a surgir a fines del siglo pasado y que mar- culturativo no pasa de ser imit tivo, o sea, una versión
can una etapa donde las manifestaciones culturales de lo que el campesino veía hacer en expresión :: de
danzarías guajiras llegan a experimentar, cada vez más, lleno conformadas por la unión de lo hispáni y lo
las influencias de los cercanos centros urbanos, por africano. De ahí surgen estas llamadas rumhitas.
motivo de los cambios estructurales económicos que
que no sólo van a denominar el festejo en qu~ se bai-
van a imponer al campesino una amplia dedicación
l' lan determinadas contradanzas o habanerss, SIDO tam-
al trabajo cañero como sembrador y cortador en las
bién el nombre genérico de diferentes danzas bailadas
zafras. El impulso dado a la industria azucarera, al
al son de las mismas con nombres específicos tales
coincidir con la abolición del esclavismo. hizo decaer
como el zumbantonio, el gaviláll, el papalote, la ea-
la importancia en la economía colonial del cultivo
ringa, el chin-chin, el ya nombrado Cachirulo; ~ al-
agrícola d·zl pequeño propietario. La burguesía cr~oll~
gunas otras ya desaparecidas, como estas dos últimas
se enriquecía con la exportación cafiera a la Metrópoli
mencionadas.
y añoraha el momento en que tuviera libertad para ha
Aunque existen opiniones actuales de confer~ ~.a
cerlo al mundo entero bajo condiciones más adecua-
determinante influencia negra a estas danzas, msisn-
das a la expansión de su clase. Así, bajo esas necesi-
mos en la de estos especialistas de tan connota-
dades estructurales económicas a las que se agregan
da dedicación y prestigio en tales estudios como son
las del desarrollo de una ideología nacional, surgida
María Teresa Linares y Argeliers León, quienes opio I
a la par de los otros países del continente americano,
nan que «igualmente que el ritmo de la contradanza
bien diferenciada de la de los intereses de la Metró- \
que dicen que es negro no es talD,M sino sólo .el re- ,

poli, fue que surgió la necesidad de una independen-


sultado de una apreciación o «reducción promedial de
cia que los ejércitos libertadores ganaron después de
lo que hacían los negros»,35 por lo tanto, sólo u~a
dos guerras.
versión del oído del blanco con respecto a lo que hacía
El campesinado cubano. sufriendo una especial for- el negro. De ahí que no sea una intervención directa
ma de explotación, fue pasando por distintas etapas: pri- del negro, sino una alteración y resultado de lo que
meramente, por la de las clases peninsulares metropo- el músico blanco de la clase dominante, captó a dis-
litanas: después, por la de la burguesía criolla nacien- tancia de las células rítmicas negras. Ese ritmo es el
te; por último por el establecimiento y expansión de que aparece en muchas contradanzas tocadas en ~l
la misma, qu.a con la pseudo-república compartió sus acordeón o la filarmónica, en el tiple o la bandurria
intereses con el capitalismo norteamericano, el cual se con acompañamiento del timbal y el güiro.
llevó la mejor tajada de la economía nacional, al uti- Ese proceso ocurrió también con la danza, y si el
lizar los forzados medios que la historia nos ha hecho campesino tomó las formas imitativas, muy earacte-
conocer. rísticas de la danza del negro, fue para instaurar sus
El necesario acercamiento a las poblaciones hará propias imágenes, y así el Papalote, el Gavilán o la
que el campesino comience a experimentar peculiares
33 Entrevista a María- Teresa Linares y Argeliers León.
formas de transculturación, una de las cuales será la
:v. María Teresa Linares y Argeliers León.
de imitar las formas de bailes populares influenciadas
35 María Tere~ Linares y Argeliers León. Ibidem;
ya por el negro, aunque según la opinión de María
129
128
....
jeringa del texto de La caringa -lingüísticament.e la saparición para definir su total eclipse a finales
más comprometedora denominación por su posible ori- "iglo.
gen en la Calinga o C'alenda, antigua danza africana Al volver a las rumbitas campesinas .. laría Te-
en América-, son de origen mediterráneo y no afri- Linares insiste que «son de origen hispánico y
canos. El campesino sólo toma una actitud ante la emás se encuentran en loda Latinoamérica. Todas
influencia del negro, pero éste no interviene de manera e danzas latinoamericanas de origen hispánico son
directa con su presencia danzaria en el ámbito cam- parecidas a estos zapateos y a estas rumhitas;"
pesino, por 10 menos en Occidente y en el centro de Pensamos que sobre esta materia danzaria nos queda
la Isla. Sólo en Oriente, por la intensa presencia de mucho por estudiar y que dado que sus interpretacio-
cafetales y la fuerte inmigración francesa con sus do- nes han sido hechas por prestigiosos musicólogos y
taciones esclavas, es que el negro irá a engrosar las etnólogos, cuyas conclusiones son sumamente valiosas,
filas del trabajador campesino; y allí surgirá el serán los especialistas en materia danzaria, sin embar
fenómeno musical que marcará la definitiva fusión go. los que deban dar la última palabra. En esta labor
transculturatoria de 10 hispano y 10 africano, con el que sólo ha sido acometida de forma parcial, nos seno
nacimiento del son, que primeramente será «montu- timos personalmente comprometidos a seguir profun.
no», antes de sus ulteriores' desarrollos, y que irá a dizando en futuros trabajos.
plasmar, según nos deja saber Odilio Urfé: Al adentrarnos en el siglo XX, con el advenimiento
[ ...] el exponente sonoro más sincrético de la de la pseudo-repúhlica, nos encontramos a la clase cam-
identidad cultural nacional [ ...] (cuya) existen- pe ina incorporada como nunca antes al industrialismo
cia verificada comienza concretamente en las pos- azucarero con su famosa secuela del «tiempo muerto».
trimerías del Siglo XIX, en una ubicación zonal Las concentraciones campesinas cerca de las zonas azu-
múltiple que comprende los suburbios montune- careras y aun dentro de los ingenios va en aumento.
ros de algunas ciudades orientales, como Cuan- y así, por la década de los años veinte, en el antiguo
tánamo (con el Changüí), Baracoa [ ...], Man- central Carmita, de la zona de Camajuaní. y con
zanillo (con su base organera) y Santiago de Cuba más intensidad en el central Majagua, en la actual
con sus barrios folklóricos de emplazamientos sub- provincia de Ciego de Ávila (antiguamente dentro
urbanos [ ...] 36 de Camagüey), Pedro García Méndez, de procedencia
espirituana, revive los antiguos bailes campesinos en-
Más tarde veremos cómo desaparecidas las contra-
tre las familias de los bateyes azucareros de esos inge-
danzas o habaneras que acompañaban a esas rum-
nios, que provocó un brote de la actividad danzaria a la
bitas campesinas, será el son montuno emigrante de
fl s mbra de los llamados Bandos Rojo y Azul, organi-
la parte oriental de la Isla, el que va a constituir la
zados por las sociedades de recreo existentes en esas
base musical de esas danzas campesinas de que esta-
comunidades. Dichos bandos creaban tipos de comp3r·
mos tratando. Al mismo tiempo, el baile de más pur,a
_ " competitivas, cuyo premio era el prestigio de ~
raigambre campesina, el zapateo va a sufrir un proceso
interpretado más brillantemente los bailes en us en-
36 Helio Orovio. Diccionario de la música cubana. La Habana,
Editorial Letras Cubanas, 1981, p. 391. Entrevista a María Teresa Linares r Ar,;

130 131

l..•. -
to alrededor del cual se constituían torneos a caballo de esa investigación. así como una descripción
peleas de gallos, carreras en saco y juegos de pelota.' pasos y movimientos de esos bailes rescatados
El Bando Rojo era capitaneado por el personaje de o vido.
doñ~ Joaquina, y el Azul por el de don Pepe, y el E! baile de doña J oaquina y el Anda Pepe son
desfIle. de los grupos hasta el lugar de la competencia - pantomímicas de parejas en que se simulan dos
era guiado por estos personajes. Partiendo de sus se- eiaaos en un tipo de competencia para ver la mayor
des respectivas, iban las parejas -solían en ocasiones resistencia que tiene uno sobre el otro. Por momentos
llegar hasta el número de cien- acompañadas también . an frente a frente y en ocasiones toman la posi-
de otros personajes como Cuba, Liborio, el Gavilán y -ón enlazada del baile social, haciendo el caracterís-
el Cazador, el Papalote y los grupos musicales com- ieo movimiento de los brazos que el lenguaje popular
puestos por el tres, las guitarras, un tambor y un acor- conoce como el «sacar agua del POZO», en que los bai-
deón, así como el güiro, la clav-ey el machete, además, ad res los mueven hacia arriba y hacia abajo.
nat~ralm~nte, d.e sus cantantes decimistas. Los ensayos En El papalote, una pareja se dedica a imitar la
hablan SIdo CUIdadosa y celosamente ejecutados duo acción de empinar ese juguete volátil. el cual es perso-
rante un mes, bajo el más estricto secreto entre los nificado por la mujer, y es el hombre quien lo empi-
bandos, con los consiguientes choques de rivalidad en- na. Ella, por lo general, usa sobre el vestido. al frente
tr~ ellos. En el lugar de' la competencia, un bando y a la espalda. sendos papalotes que van sujetos a los
prrmero y otro después, ejecutaba los bailes d-e doña hombros; esta danza llega a ser un juego de moví-
Joaqui~a y el de don Pepe, El gavilán, El zunibantonio, mientos coordinados en que el hombre de pie o arro-
La carmga, y el del Zapateo, además de polkas y ma- dillado hace diferentes suertes improvisatorias imi-
zurcas. tando llevar en la mano ~l hilo del papalote, mientras
. ~o.da esta información ha sido recopilada por el va. ':De la mujer con marcados estremecimientos de hom-
Iiosísimo trabajo investigativo sobre esas tradiciones :"'r05. en ocasiones, y amplios halanceos .del cuerpo en
ca~pesinas que ha sido llevado a cabo por el l\'[ovi. otras. simula la acción por los aires del juguete de
m.lento Nacional de Aficionados creado después del apel y varillas. Entre la acción de empinar el pa-
triunfo de la Revolución, y que ha tenido como uno palote se incluye la de dar y recoger cordel, el hacerlo
de sus fines: el rescate d~ la cultura tradicional po- zigzaguear, el «irse a bolina», etcétera.
pular d-el pais. Ángel Moran, instructor de arte en la La danza de El gavilán, por su parte, es baile de pan-
zona ya nombrada, se dio a la tarea de revivir esas tomima animal en que el acto de matar al ave forma
fiestas populares, buscando entre los viejos campesinos ¡....rte de todos los juegos totémicos danzarios del mun-
restos de ~a org~nización de los bandos, sus comparsas do. y en especial de las danzas latinoamericanas. Se
y personajes, aSl como los bailes y músicas que ejecu- acostumbra a bailar en dos grupos, y los personajes
taban. Como resultado de ese trabajo, en la actua- , elen ser no sólo el Gavilán y el Cazador, sino tam-
lidad se celebran anualmente esos eventos y podemos bién otros, como los Pollitos a los cuales amedrenta
cono~er las antiguas rumbitas al ponerse de nuevo el Pájaro. los hombres que ]0 espantan con sus som-
en VIgor dentro de esos festejos. breros. y otros cazadores que fallan en su cacería.
La guía de estudios Folklore cubano 1 II III IV Cuando el disparo definitivo ocurra, la mujer que hace
de Graciela Chao y Sara Lamerán, nos dan cuenta de- e Garilán, y que ocasionalmente ha estado bailando

132 1 3
agachada y 'que simula huir del Cazador, cae de ma-
_ tomar definitivo partido en cuanto a sus oríge-
nera definitiva al suelo y entonces los demás se la
. sean hispánicos o africanos, puede sí decirse que
llevan, siguiendo una general celebración. El persona-
undamental paso tiene mucho de la polka, venida
je del Gavilán baila con los brazos extendidos y abier-
Europa, y muy cultivada en las áreas urbanas. de
tos a ambos lados del cuerpo, a la altura de los hom-
nde el campesino parece haberla incorporado al
bros para hacer con ellos movimientos de arriba hacia
ambiente rural. Es rica La caringa en vueltas y girm
abajo para simular el batir de las alas del pájaro.
rápidos. y los hombres suelen dar palmadas por de-
El Cazador usualmente saca una escopeta, o finge
jo de las rodillas que suben casi hasta tocarles
llevar una en las manos, y adopta las posiciones ne-
el pecho, mientras saltan con el otro pie. Además, los
cesari a para el acecho y cacería del animal.
bailadores, sobre todo los hombres, suelen hacer un
El zumbantonio o zumbantorio, también llamado moimiento característico como de afirmación con la
Tumba Antonio es un baile de parejas no enlazadas, cabeza, mientras bailan.
caracterizado por la persecución que el hombre hace E tas danzas descritas como propias de Majagua, se
de la mujer. una de las temáticas de las danzas do bailan, por lo general, también en otras zonas como
galanteo. Ella siempre va delanteesquivándolo y vol. la ya nombrada de Camajuaní, pero con determinadas
teando la cabeza en dirección contraria a la del hom- variantes o peculiares características de cada zona en
bre; la mujer, en la pareja. acostumbra a usar el pelo particular.
suelto para impedir que el hombre le vea la cara. El Agregaremos para finalizar, que después de lo tra-
pañuelo juega un papel importante, pues en manos bajos de rescate, se han detectado diferentes caracte~~s-
del varón imita las acciones de «tirar el lazo», después ticas entre la manera de bailar esta danza en la region
de frotárselo en la cintura, tratando de coger a la occidental y en la del centro de la Isla, igualmente en
mujer con el mismo. su interpretación musical. En la primera zona del país
La caringa. una de las más controvertidas danzas mencionada se cultiva el llamado Punto sin cierre.
campesinas en cuanto a su influencia africana por el donde la música sigue al decimista y sólo la voluntad
origen del nombre, -Calinga, Ca1inda, Caringa, Ca- del mismo es la que decide el fin del canto y del
Ienda, denominaciones venidas de Guinea- es uno Laile. En Camagiiey y Ciego de Ávila por el contra-
de los exponentes más saltados de nuestras danzas :0. e hace el Punto de cierre fijo, y en esta variante
campesinas con un texto bien picaresco que dice: el cantante, los músicos y los hailadores se ajustan a
n final preestablecido.
Toma, toma y toma caringa E tos rescates nos han permitido reconstruir movi-
po/la vieja, palo y jeringa mientos y estructuras danzarías del pasado, a riesgo
aturalmente de haberse borrado perfiles en alguno
Esteban Pichardo, en su Diccionario... define este
"O". y en otros, de haberse superpuesto estilos y mo-
baile como de «cgentuallav" al referirse, seguramente,
dalidades desarrollados a través del tiempo. Sin em-
a una danza urbana de ambiente marginado y de fuer-
barao por otra parte, constituye~ ~ocumen.t s
te influencia negra.
'vos que aquellos aportados por imágenes "l.":::.i:a,¡,~""
como por ejemplo, la de Esteban Pichardo ~n .re;'l)eI1:b
38 Esteban Pichardo. Ob. cit., p. 145.
Escobilleo del Zapateo y del cual D ee:

134 1 .)
ESCOBILLAR. Bailar moviendo los pies en compás 3 El meta tarso del pie derecho se apoya. regre-
de 3 por 8 pasando cada uno por delante de la punta sando a su lugar, y se va cambiando el peso
- del otro, sin ocupar más ni menos de los 3 tiempos del cuerpo para iniciar el paso con el otro
medios o un compás, para que el otro pie ejecute lo pie (una corchea) .41
mismo en igual intérvalo y en ángulo recto uno de
otro.39 En cada compás entran, por lo tanto, dos pasos com-
En la actualidad podemos definir con más claridad e os de Zapateo: el hombre con los brazos cruzados
el Escobilleo de esta forma: detrás de la cintura y el torso Iigeramente inclina-
do. mientras que la mujer con movimientos suaves
1) El pie izquierdo da un paso lateral, pero sin abre ligeramente la saya al frente.
separarse mucho del derecho, (negra con pun- El paso llamado del Floreo, puede hacerse lento
tillo) . o de forma rápida y se trata de traslaciones laterales
2 ) El pie derecho, deslizado por el piso cruza del cuerpo por locomoción de los pies, con apoyo al-
por el frente del izquierdo hasta colocarse a ternativo de puntas y talones, todo muy pegado y des-
la izquierda de éste, apoyándose en el me- lizado sobre el suelo. Puede ser ejecutado con los pies
tatarso, Este movimiento es el que le da unidos ambos en la misma dirección. o bien con los
nombre al paso y debe producir un sonido pies en posición, como marcando V rectas o invertí-
particular, (negra con puntillo). das alternatívamente.f
3) Ahora el pie derecho es el que planta al lado Eu Camagüey existe una variante muy característica
terminando de escobillar. El acento está en <¡ue es la siguiente:
el momento de plantar el pie al lado, aunque 1) El pie izquierdo se apoya firme en el lugar
también puede hacerse a la inversa, es decir con un pequeño saltico mientras el derecho
en el momento de escohillar.é? va rozando la punta hacia el frente. (una
El paso llamado intrínsecamente como de Zapateo corchea)
posee también su descripción, que es la siguiente: 2) El pie derecho oscila por el aire en semicírcu-
lo, hasta regresar a su lugar. El movimiento
1) El talón del pie derecho se apoya avanzando sale desde la cadera, el pie bien cerrado. al
al frente, al nivel de la punta del pie izquier- terminar ya cambió la posición del cuerpo
do, mientras se apoya suavemente el cuerpo preparándose la cadera izquierda para comen-
en el derecho ( una corchea) . zar con el izquierdo. El pie izquierd . da dos
2) El pie izquierdo que permanece detrás, se le- salticos mientras el derecho hace el semi-
vanta un poco y se apoya en el metatarso, circulo.P
mientras va regresando el peso del cuerpo al
izquierdo (una corchea). E ta modalidad nos recuerda en su de- ripción a las
antiguas menciones de saltarellos. con re~cto a las
39 Esteban Pichardo. Ob. cit., p. 244.
,o Gr:wiela Chao y Sara Lamerán. Folklore cubano 1, ll, 41 Graciela Chao y Sara Lamerán. Ob, '., p. 1-
111 y IV. La Habana, Editorial Pueblo y Educación, 1979, Craciela Chao y Sara Lamerán. Ub, nz., p. 1;9.
p. 179. Craeiela Chao y Sara Lamerán. 0&. CÍl~ p. 180.
136 137
antiguas Canarias y el Hey o Hay del siglo XVII, an- -; esos datos nos permiten concluir que el ám-
tecedentes europeos del Zapateo cubano. el baile campesino ha sido mucho más amplio
Todos estos datos referentes a las rescatadas coreo- que los cronistas e historiadores nos han permi-
grafías del Zapateo hechas por los instructores de arte vislumbrar, y de lo que los estudiosos han tenido
han sido tomados de la guía de estudios mencionada la mano para hacer sus conclusiones. La confec-
con anterioridad, y sobre la cual se imparten enseñan- actual del Atlas de la Cultura, donde se vuelcan
zas entre todos los aficionados del arte de la danza s estos hallazgos coreográficos tradicionales. será
en el país para el conocimiento y práctica de nuestros un futuro no lejano, una especie de museo vi vo
bailes nacionales. cual podremos .acudir en búsqueda de información
Sara Lamerán. asesora nacional de danza del Mo- e nos permita profundizar, cada vez más, en el
vimiento de Aficionados, nos informa de nuevos res- undo cultural de nuestras danzas nacionales, pan
cates de danzas campesinas y encabeza dicha lista rmitirnos establecer profundos, amplios y claros per-
una variante del Zapateo, en la cual los hailadores fi e" de las tradiciones coreográficas del pueblo cu-
ejecutan los pasos todo el tiempo apoyados en los tn- bano.
lones del zapato. Además en Tunas, ha aparecido El
papelón, baile de parejas donde la mujer lleva adhe 1984.
rida a la parte posterior del vestido un papel, que el
hombre trata todo el tiempo de encender con la can-
dela de una vela o algo incandescente. También en
esa localidad ha aparecido el llamado baile de El chivo
capó, en que los bailadores simulan chivos y chivas.
y los hombres se pelean entre sí por sus parejas hem-
bras, e imitan con 13 mano los cuernos del animal
sobre sus frentes. Este baile además de ejecutarse en
Tunas, también se hace en Granma, Holguín, Gibara
v Cacocúm, En Imías, (Baracoa) y en Moa (Hol-
'guín), se baila la GU'lnajá, en que también se mime-
tizan a los guanajos durante la danza. En Jiguaní.
aparecen también otros bailes de imágenes como son
El paracaídas, el de La paloma. y el de El majá. En
Baracoa ha aparecido el llamado Kiribá, baile de pa-
rejas enlazadas, en el cual se dicen versos en deter-
minados momentos donde cesan las parejas de bailar
para luego continuar la danza. Y por último. también
apuntamos la aparición en Los Palacios (Pinar del
Río) del llamado Baile del tornillo.f

lo'. Entrevista a Sara Lamerán, asesora de danza del Moví-


miento Nacional de Aficionados.

138
- le- formas de arribar a la costa Atlántica, kiló-
PANORAMA DEL FOLKLORE DANZARIO s y kilómetros de inaccesible vegetación tropi-
NICARAGÜENSE La Revolución encuentra esta difícil realidad y
- ;uida se entrega a la tarea de unificar ambas re-
_-ones. Crea el Misurasata, organización que reúne
- .0- tres grupos amerindios de la costa (sus tres pri-
meras sílabas, Mi de miskitos, Su de sumos, y Ra de
rama establece la sigla unificadora) y se dedica 3
nn trabajo político de integración que los pone en con-
tacto entre sí y con el resto del país, usando entre otros
La eclosión en todos los aspectos de la vida que la medios el de los intercambios culturales. El Festival
Revolución determinó en Nicaragua, abrió nuevos ca- Atlántico celebrado en 1980 (primer año de la Revo-
minos al país, y de inmediato se dejó sentir en el lución) y la Fiesta del Palo de Mayo en Bluefields
ámbito cultural. Dos situaciones: una política y otra de 1981, ponen a los tres grupos étnicos en contacto
económica, determinaron un ímpetu en la cultura dan- entre sí y con el resto de la población costeña: a e tos
zaría nicaragüense. Una fue la difícil situación de ais- eventos acuden además grupos artísticos de la costa
Iamiento que la rezión de la costa Atlántica mante- del Pacífico y aun extranjeros, como fue la visita del
nía con respecto al ;esto del país, hecho que la alejaba Conjunto Folklórico Nacional de Cuba en la últíma
de una identidad nacional, al extremo de mantenerla oportunidad, ocasión en la que pudimos detectar ~a
en una posición prácticamente de espaldas a casi todos labor de integración nacionalista. El resultado ha SIdo
los aconteceres de la nación, separada no sólo por 12s la aparición y revitalización, así como la expansión
dificultades de comunicación, sino también por las de diversas manifestaciones cúlturales casi olvidadas
culturales, ya que las etnias indígenas que la pob~a- unas, malamente conservadas otras, y peligrosamente
han , diversificadas en miskitos, sumos y .. ramas hablan. desvirtuada el resto, pero en general dando muestras
recibido más las influencias de las emrgractones carr- de sus existencias a través de estos encuentros cultu-
bcñas (Jamaica, Belice, etcétera) que las del propio rales auspiciados por Misurasata.
territorio nacional, y donde el idioma era prácticamen- Otra situación de honda trascendencia para la vida
te el inglés. La mezcla racial afro-india produjo un naci~nal fue la negativa del imperialismo norteame-
tipo humano bastante diferenciado eri sus aspectos ma- ricano al préstamo económico que Nicaragua necesi-
tei iales y espirituales; sus ciudades, Bluefields en par- taba para la compra de trigo. A raíz de la repulsa
ticular, son remedos sociales y arquitectónicos más nacional e internacional a tal actitud de los Estados
cercanos al mundo caribeño y específicamente jamaica- Unidos, Nicaragua va a rescatar con el más antL.0'U8
IU' que a lo que pueda ser visto en el resto del país. La alimento indígena de la América, el maíz, las posibi-
selva de por medio dividía materialmente al territorio lidades de solución de un problema material básico.
de la nación en dos mundos: el de la costa Atlántica y Organiza y celebra el Festival del Maíz que toma gran-
el de la costa del Pacífico, comunicadas por escasas des vuelos al despertar e incrementar el cultivo de
vías de comunicación: cuatro horas de carretera entre cereal y al calor de dicha celebración surge todo
Managua y Rama, más otras cuatro de navegación por complejo cultural que incluye desde mitos. as
Río Escondido hasta Bluefields son todavía las más
140
musica y danza hasta platos n.acionales olvidados, para Comenzaremos por la zona más rica en folklore
redescubrir así un mundo folklórico de ricas manifes- 6nzario, la del Pacífico, aledaña a la capital, donde
taciones populares que al mismo tiempo gue enfoca ~ etnias indígenas náhuatl provenientes de los tron-
un caso problemático de la economía del país, abre eos amerindios de México después de atravesar Gua-
puertas al re encuentro con valores culturales de Id temala, El Salvador y Honduras, se establecen en _Ti·
identidad nacional nicaragüense. earagua, y se fusionan, a través de la conquista. con
A la luz de casos concretos como estos dos plantea- 105 valores hispánicos que darán el trasfondo de mes-
dos, el folklore nicaragüense está resurgiendo de años tizaje cultural nicaragüense. Dos corrientes danzarias
y años de subdesarrollo cultural, de ignominia política se mueven en este ámbito: una más apegada al indi-
y de mal intencionada tergiversación de los valores aenismo amerindio en sus concepciones coreográficas,
artísticos del pueblo. y otra, resultado del cruce racial indo-hispánico, y en
Nos proponemos pr-::~sentarun panorama del folklore el que las llamadas danzas de marimba imponen la
danzario nicaragüense, rico en matices _y amplio en coreografía de parejas, que constituyen una expresión
variedades, sin entrar en detalles, aunque futuros tra- muy genuina del arte danzario nicaragüense.
bajos quizás nos lo permitan. Dentro del primer grupo, podemos admirar una am-
Para comprender mejor su desarrollo territorial dada plia gama de danzas de tema narrativo, en algunas
la confluencia y diversificación de etnias, nos parece muy evidentes y en otras bastante perdido sus episo-
necesario hacer una descripción geográfica de distribu- dios, mientras que en determinados casos quedan ape-
ción diferenciada de esas manifestaciones entre bloques nas vislumbradas sus imágenes en personajes que apa·
que las hacen bien contrastadas entre sí. Y entonces recen como ejes centrales de danzas casi abstractas,
vemos que el mapa del territorio nacional se nos pre- Este grupo presenta fundamentalmente bailes de tipo
·'senta dividido en tres regiones muy diversificadas colectivo, la mayoría de ellos de interpretación mascu-
culturalmente: la que se extiende a todo lo largo del lina, aunque existen personajes femeninos que los eje-
Pacífico y que reúne los focos folklórico s de Masaya, cutan adolescentes (en la actualidad comienzan a apare-
León, Chontales, Granada, Diriamba y Boaco,' distri- cer mujeres ocupando esos lugares). Estas manifestaeio-
buidos en redondo collar alrededor de Managua; la nes son remanentes de antiguos ceremoniales indíze-
región Norte, parte alta y montañosa fronteriza con nas que han cambiado sus fechas de celebración origi-
Honduras y que comprende el folklore de la zona de nal por las del santoral cristiano local y han trans-
Estelí más allá de la cordillera Dariense por Mata- formado los mitos amerindios en hechos. personajes
galpa, y la tercera, que corre desde las fronteras hon- y narraciones hispanas, labor de las congregaciones
dureñas hasta las costarricenses a lo largo de la costa religiosas importadas por el conquistador. que con ello
Atlántica y que abarca los territorios de Zelaya Norte pretendió ahogar la identidad cultural indígena y sólo
y Zelaya Sur, puertas abiertas a la influencia del Ca- logró un sincretismo mestizo que ha dado carácter
ribe y sede de gran cantidad de villorios indígenas al específico a cada nacionalidad latinoamericana. En
borde de los caudales fluviales que las surcan y de- muchas de estas danzas aparece aún. el carácter toté-
sembocan en el Atlántico y en la Laguna de Perlas, mico, y éste se desarrolla con la intervención o pre-
teniendo a Bluefields y Puerto Cabezas como sus más sencia de algún bailarín disfrazado o que porta al='
importantes ciudades. tributo símbolo de un animal. Entre ellas.

142
citar la del Toro-Venado de Masaya, propia del día _ calles. Se puede considerar una danza propia de
de San Jerónimo, formada por hombres vestidos con ::..lagua, aunque prácticamente desaparecida.
diversos trajes, aun de mujeres, y que personifican L-ll Yegüita de Granada posee una historia bien ni-
los Duendes, la Serpiente de la Laguna, el Ahogado, - '3 contada a través de la danza y aún con uso de
y otros. Es una danza de tipo mascarada en la que diálozos o
hablados, hecho muy frecuente en las danzas•
se satirizan a personajes de la localidad: actual- nicaragüenses. La discusión por la posesión del aro-
mente se baila con música de instrumentos de viento, mal lleva a una acción de lucha con espadas en la que
acompañados de un ritmo vivo de tambores, cuyo con- golpean can fuerza dos grupos opuestos de dan-
junto -es conocido como Sones de Chicheros. zantes. Como personajes aparecen la Yegüita, bai-
Otra danza, la del Toro-Guaco de Diriamba, se lleva larín con aro en la cintura y cabeza de animal inser-
a cabo por dos grupos de danzantes masculinos que tado en éste, y además cubierto por una especie de
eseoltan a un llamado Mandador, quien carga sobre camisón que le llega hasta los tobillos; el Dueño de
su cabeza una armazón (especie de gran papalote) a la Yegüita, el Mandador del corral. más los danzantes
cuyo extremo frontal aparece la cabeza de un toro. participantes, quienes son «promesantes», Q sea CUID· _

Aunque el Mandador no lleva traje especial, todos los plidores de promesas hechas al santo patronal del día
demás integrantes visten trajes lujosamente ornamen- de la celebración. Este tipo de danza, como otras ni-
tados con grandes tocados en la cabeza, adornados de caragüenses, es llamada comedia-bailete por su carác-
plumas de pavo real, flores de papel y espejitos con ter dialogal y bailable, género de gran interés, en el
cordones de euentas, y llevan además el rostro cubierto cual nos proponemos profundizar en otra oportunidad.
COl!. máscaras personificadoras de rubicundos semblan- Muy análogo a ese baile es el Baile llamado de Chi-
tes españoles con barba y bigotes, y las manos están negros de Nindirí, Masaya, propio de las fiestas de
ocupadas por un pequeño látigo y un «chischil» de Santa Ana y Santiago Apóstol, que es también uns
plata. Esta es una danza eminentemente procesional, danza masculina característica de ancestro indígena,
hondamente indígena en su música (pito o flautilla con personajes tales como el Capitán, el Caballerizo.
y tambores), resto del perdido rito del sacrificio toté- la Yegüita, más dos bandos de seis, nueve o doce pa!'-
mico con que los antiguos indígenas se incorporaban ticipantes con las caras tiznadas y pelucas que imitan
la fuerza del bovino en su muerte anual, al sincreti- el pelo grueso del negro, sobre la cual usan un gran
zarlo con el toro importado de la Península y la más- sombrero de flores, sombrero que también portan el
cara del blanco como elemento encubridor de antiguos danzante que lleva la Yegüita y el animal sobre su
ceremoniales. Actualmente esta danza inicia y precede cabeza. En este caso la situación de los «promcsantes»
el desfile del santo el día de la procesión de San Se- es la misma, lo cual indica la honda relación de estas
bastián. dansas y antiguos ritos religiosos sincretizados con las
La Vaca de Managua es una de las pocas danzas mandas del catolicismo. Esta danza posee una variante
CJl que una' 1Iinjer, ya madura por cierto como dan- n la llamada Vaquita de Santo Domingo que se baila
zante solitaria, lleva bicn un aro a la cintura con la en una vecina región.
caseza de la' vaca al frente del mismo, o una especie Aún dentro de este primer grupo que estamos
de máscara vacuna que' le cuelga del cuello. Es muy tando podemos clasificar otra serie de danzas a'o
respetada y reverenciada en su recorrido danzante por z manifestaciones de rituales totémicos. : en

144
tenemos la Gigantona de León, cuya gran armazón - ieada como comedia-bailete, y Peña Hernández,
es llevada y bailada por un danzante oculto bajo la orista nicaragüense, la llama específicamente Re-
misma, acompañado de otro con abultada máscara que -. . término teatral bien conocido entre nosotros
remeda a un enano y una mojiganga con una vaquita antigua tradición. Posee, además de los citados
a la cintura. Un curioso acompañamiento sonoro es _ najes, otros muchos como son el Santo, el Clé-
típico d~ estas danzas. A continuación lo relataremos: -_ . el Ciego, la Madre, el Moro desesperado. Lucifer
.al son de un gran tambor tocado con marcialidad, un . Luciana que lo constituyen en un abigarrado retablo
recitador dice coplas alusivas burlesca mente a las más- imágenes y personajes.
caras y también trata de asuntos generales de la co- Como caso .curioso, aunque no único en Latínoamé
munidad. Esta danza se encuentra relacionada de ma- riea. pues conocemos danzas similares en el Brasil, se
nera ~uy directa con los Muñecones venidos de Es. ecnserva un baile gesLado en los medios burgueses de
paña que salían el día del Corpus y que después pa· " tertulias de Masaya en el siglo XIX, que pasa a
saron en América, de la celebración religiosa a las I s medios populares con el nombre de Diablos oDia·
fiestas carnavalescas. blillos de Diriamba, el cual es una especie de compar-
El Gigante de' Diriamba describe la lucha bíblica ~ que se populariza en las fiestas patronale de San
entre David y Goliath a la ingenua manera del ojo Jerónimo. Parte de la bizarra idea del Fausto de Coe-
amerindio, pero es en el fondo un trasplante de la he con Mefistófeles como personaje principal o Diablo
Morisca y de los Moros y Cristianos, danzas europeas ..rayor, seguido de un Diablo Común, el Oso, el Macho
extendidas por todo el viejo mito medioeval de la cris- o Burro, la Muerte Quirina, el Tigre y cuatro Diahle-
tianización, nunca más útil que en la época de la sas (hombres disfrazados) que tocan guitarras o mano
conquista para hacer patente el triunfo del Cristia- olinas con trajes a la manera operática del siglo pa-
nismo sobre la llamada idolatría nativa. Es danza de -ado, pero con máscaras blancas y rubicundas como las
gran cantidad de personajes: los reyes Saúl y David, escritas en danzas anteriormente expuestas. Esta cu-
el gigante Goliath, más otro gigante viejo y un gi. riosa superposición de ritos contra los malos espíritus
gantillo, ejércitos cristianos y moros con sus alfére- i rvernales y un romántico intelectualismo provinciano
ces, porteros, capitanes y soldados. Posee también diá- se llega a popularizar callejeramente y hasta logra to-
logos y acompañamiento musical indígena de flautilla mar variantes en otras regiones como !inotepe y -an-
y tambor. =imi. En Managua también tomo carta de naturaleza.
Específicamente dentro de esa misma temática se aunque hoy en día ha desaparecido para quedar sólo
incluye el Baile de Moros y Cristianos de Boaco que los llamados Diablos Copleros, que salen : cantan pOI
se efectúa el día de Santiago Apóstol, santo guerrero " calles en grupos.
católico, y esta danza se realiza al compás de los Ila- Por último, y como la más importante muestra de
mados Sones de Guerra y Sones de Paz, y donde apa- :te tipo de manifestación de danza narrati a con diá-
recen también reyes, capitanes y guiadores, así como c:os denominada comedia-bailete. está el GÜegüense.
.guerreros cristianos y moros, generalmente en grupos ~ se ha convertido en uno de 105 poco:: monument -
de trece cada uno. Esta es también una danza mascu- iterarios teatrales del hispano-indigenismo americano.
lina que lleva abanderados y portaestandartes con co- arcando ese interesantísimo momento de ~ de la
lores bien diferenciados para cada grupo. Es, además, nza al género teatral donde todaria: mu ran bien

146 147
patentes los vínculos danzarios, pero el diálogo se im- ~ a sus espaldas. Un tipo de persecución marca-
pone abriendo las puertas al arte dramático que des- amente cortés anima el desarrollo espacial el cual
pués se desarrollaría con plena independencia. El GÜe· es .Jastante amplio, mientras que la mujer huye o a
güense, que en lenguaje contemporáneo podríamos eces parece ripostar al hombre. Originalmente se baila
catalogar como una «comedia musical», posee parla. con máscaras, ella de madera, y él de alambre. y la
mentos, personajes vivos, música y danza, sátira indita» es el sinónimo que define a la mujer. y el
maliciosa, burla al poder del conquistador en boca y de «viejo» al caballero, galán o enamorado. Se consi-
acción de indígenas, y, en fin, el espíritu de un gran dera una danza de hondo simbolismo racial en la cual
divertimento que Martí define como «comedia maes- el hombre personificando al conquistador, trata, aun-
tra escrita después de la conquista»,' y de la que Ru- que con galante cortesía, de avasallar con su pers-ecu-
bén Darío dice que en sn simplicidad primitiva habla ción a la hembra indígena. Estos rasgos, si fueron bien
por el pueblo. claros en un principio, han ido desapareciendo actual-
El otro grupo de danzas de la zona del Pacífico que mente y pueden observarse movimientos de cadera en
pudiéramos llamar no narrativas, son las conocidas la mujer que parecen salir del orden servil de épocas
por «danzas de marimba», las cuales llevan como acom- pasadas para constituirse en provocativas maneras de
pañamiento musical el sonoro batir de maderas que afrontar al hombre. Sus pasos son simples y pocos:
emana del instrumento indoamericano por excelencia el llamado «corriente», el «zapateado» y el «cruzado».
así llamado, con acompañamiento de algunas guitarras. El uso improvisatorio de uno u otro marca el nivel
La danza de las Inditas o Viejos es el patrón o modelo de comunicación Iogrado por la pareja, y es, además.
que con alguna que otra variante se extiende por toda uno de sus mayores encantos el maniobrar de los bra-
la región, tomando diferentes nombres según el título zos masculinos y el del abanico en 1'1 mujer. Este tipo
más o menos de la obra musical que las acompaña de danza está muy extendido por la costa del Pací-
como María Estela, Coartillao, La Concheña, Danza fico, y se baila en todas sus regiones, aunque se consi-
Negra, y otras. Es una danza de galanteo bailada dera originaria de Masaya y específicamente proce~endte
por parejas, de carácter muy contenido en que los del barrio indígena de Monimbó, el cual además e
ejecutantes jamás se tocan, y el mayor acercamiento ser famoso por su intensa actividad dentro de la Revo-
es la inclusión de la mujer dentro de la posición de lución, pos(!oaun gran interés como el foco folklórico
los brazos del hombre que forma un semicírculo, es- más importante de la región. Allí, el indígena vive
pecie de abrazo que nunca llega a realizarse, sino que aún siguiendo sus seculares tradiciones. desde la vi-
es simplemente insinuado. Los pasos con los pies des- vienda hasta la alimentación, desde los usos sociales
nudos son simples y bastantes deslizados, el hombre hasta la confección artesanal, y es, por lo tanto. un
utilizando sus brazos muy abiertos, bien delante de museo vivo de cultura indígena.
sí o a los lados, o también a veces las manos cogidas Al salir de Ia zona ya explicada y después de haber
detallado sus manifestaciones danzaria . penetraremcs
1 José Martí. "Una comedia indígena: "El Gregüense."" En
en el norte montañoso del país, donde danzas europeas
Obras Completas. La Habana, Editorial Nacional de Cuba 1963 del siglo XIX, tales como el vals, la polka y la 1Il2¡Z¡¡;1:rC3
tomo VIII, p. 340. En este texto aparece el nombre de Gre: entraron para devenir algo bien distinto e
güense como Guegüense. originariamente fueron, por obra y gracia

148
nómenos que las migraciones danzarias suelen provo.. 00 años antes de nuestra era para arribar a Nicara-
car ', Los campesinos montañeses de la región han con.. en el 300. Esos grupos mantienen además manifes-
vertido esas danzas de salón europeas en un duro, taciones danzarias de tipo religioso en qu~ podemos
bregar de parejas en que una gimnasia de brazos le da s.udiar rasgos culturales shamánicos.
a~ hombre en el estilo llamado «sobaqueado», como un Pudimos ver en la Fiesta del Palo de Mayo un grupo
violento aletear al cual la mujer responde con no me- llamado Garófanos del Orinoco y conocer la cere-
nos aspereza. En ocasiones se unen las parejas en la monia del Walagallo, en la que el Sukia (curandero,
forma convencional del abrazo del baile de salón rujo o shamán de la comunidad] a través de un com-
pero con los cuerpos exageradamente separados, mien: plicado rito que dura varios días, expulsa del enfermo
t~as que pegan sus rostros por la mejilla, y dan una doliente el mal espíritu que supone provoca la en-
bIzarn imagen de la danza de parejas. Más bien pa- fermedad. Desde la confección de bebidas que reparten
rece una lucha que un danzar, sin que estos bailes a los invitados al ceremonial de curación, la matanza
dejen de tener un rústico encanto de acción, mientras de las aves para que se lleve a los espíritus del mal,
que la música se mantiene en sus 3/4 valseados o de- los cantos y exorcismos, y sobre todo una danza Ileva-
más ritmos y melodías europeas al son de las cuerdas da a cabo por .el Sukia en oposición a los tres grandes
de los violines. No hemos aún obtenido la suficiente' tambores colgados de los hombros de sus ejecutantes
información que nos esclarezca la desaparición de los en una especie de lucha de poderes en la que al final
matices indígenas en estas danzas de parejas y las. domina el hechicero, son de gran interés etnológico
causas de la conversión del baile europeo de salón en y danzario. Gran parte de todo ello pudimos observar
u~a. versión casi pugilística, bien alejada tanto del v disfrutar en ese evento.
original, como de las raíces raciales nacionales. Las - Otro componente racial de la costa Atlántica, como
danzas tom~n tambi~n el nombre de las músicas que ya hemos señalado con anterioridad, es el negro, ve-
las acompanan, y aSI tenemos la relación de alzunas nído en su época por vía de la trata negrera, y en la
co~ la denominación de Placer de amor (vals). El actualidad a través del tráfico migratorio caribeño.
grito del Bolo (polka, dícese de borrachos) Tunoseña ~u folklore danzario está centrado en la Fiesta del
Flor de ~una y Pedro Ecuador (mazurcas). Como al- Palo de Mayo, y sobre el cual haremos las siguiente."
tamente mteresante podemos citar la llamada Mazurca observaciones: es danza del tipo de los rituales prima-
negra, danza funeraria en el velorio de niños bailada verales, con profunda raigambre erótica como toda ceo
sólo entre los padres y padrinos del pequeño' difunto. Iebración fertilizante. Todas las noches de dicho me-
Por último, nos queda ineursionar dentro del fol- y por los distintos barrios de 13 ciudad se levantan
klore danzar~o de la c~sta Atlántica, la cual está, por los Palos de Mayo, los que desde fines de abril han
~na. parte, bien absorbida por danzas muy primitivas sido transportados desde las montañas. n ésto". arbns-
indígenas con gran preponderancia del diseño circu- tos altos, de corteza fina muy similar al ino. que pro-
lar y la colectiva acción indistintamente de hombres ducen flores amarillas. Sembrados en el centro de lo"
y ~ujeres, al son de tambores muy primarios y con patios o en las plazas abiertas son a ornad s con flo-
v~shmentas de hojas y' vegetación que ejecutan mis- '!"esy cintas, y alrededor de éstos se eon.","Te= ~PO"
kitos, sumos y ramas, descendientes de los chibchas de hailadores y músicos que aro izan la ocasión
que en lenta migración se separaron de los aztecas, al son de una orquesta formada po= acordeón.

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bongóes, maracas, güiros, batería y banjo. Comenzada arnos a un caudal rico y extenso en la cultura
la música, una mujer inicia el baile invitando a un hermano país. Consideramos haber .dado una. cierta
I hombre, el cual no podrá negarse desde luego, e ins- ·~:.)nde su amplitud, contrastes y variantes, asi como
taurada la pareja se baila hasta el cansancio; lo mis- riqueza de raíces originarias. Esperamo~ hacer nue-
mo O(¡urre con otras parejas. Los textos cantados son s estudios de la temática, bien provocativa P?r. otra
provocativamente eróticos como el que sigue: te. dada su connotación dentro de Latinoamérica y
confluencia con el Caribe, que tanto nos absorbe
Maya-ya - atención en estos momentos de búsqueda de iden-
Lost it key (M aya perdió su llave) • dades nacionales en la compleja diversificación que
Maya.ya ¡Oh! see nuestro ambiente antillano y sus vecindades con-
\
Rub and go down tinentales.
(Maya se menea y va al
suelo) 1981.
Maya-ya ¡Oh!
Give me the key (Dame la llave
For open. the door para abrir la puerta)
Maya-ya ¡Oh!

Este canto parece ser uno de los más antiguos. Se


dice que es el canto inicial de la fiesta, y que invoca
el nombre de la reina de Mayo, la virgen María (Ma-
yaya significa María), pero con curiosas connotacio-
nes e~óticas. Un movimiento muy característico y el
cual es usado como alusión en los textos cantados es
el de bajar bailando hasta el piso con violentos movi-
mientos de caderas hasta casi tocar las rodillas con el
suelo. Uno de los momentos climáticos de la danza
es cuando el hombre, en esa difícil acción, pasa por
debajo y entre las piernas de su compañera, lo que
recuerda el paso de los bailadores por debajo del palo
o soga colocados horizontalmente del Limbo jamaica-
no, efectuando un gran tour de force, sobre todo cuan-
do dicho palo o soga es bajado hasta hacer el pas>eprác-
ticamente imposible a menos que la posición del eje-
eutante llegue a pocos centímetros del suelo.
No pretendemos haber agotado, ni mucho menos
• profundizado en el tema folklórico danzario nicara-
1
güense, pero sí creemos haber tenido la voluntad de
i
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nes Españolas, 1954.

156 157
íNDICE

blización del folklore! 5


itarías: del folklore a la escena/ 22

eatro total popular en las parrandas remedia-


,1 70
raíz hispánica en la danza tradicional cubana/ 103
rama del folklore danzario nicaragüense/ 140
·ografía/ 155
TEA TRALIZACION
gEL FOLKLORE
Y otros ens yos
present a tem3.§ como las Parrandas Re-
medianas y sus famosos Trabajos de
Plaza, las tradiciones danzarias y musi-
cales rrinitarias en función de una pues-
ta en escena, los orígenes y desarrollo
de algunos bailes tradicionales de nues-
tro campesinado, entre otros.
La lectura de estos ensayos proporciona-
rá una provechosa incursión en el fasci-
nante mundo de nuestras raíces etnocul-
turales a los interesados en esta temá-
tica y a aquellos lectores ávidos de co-
nocer algunas tradiciones danzarias· y
musicales en Cuba.
Ramiro Guerra (La Habana, 1922) es un
destacado coreógrafo fundador del Grupo
de Danza Nacional de Cuba y del Con-o
junto Folklórico Nacional. Ha publicado,
además, Apreciación de la danza (1968).

s., EDITORIAL LETRAS CUBANAS

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