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URBANIZACIÓN
DEL ÁREA METROPOLITANA DEL VALLE DE ABURRÁ,
COLOMBIA
Introducción
El Valle de Aburrá tiene una longitud aproximada de 60kms con un ancho variable.
Está enmarcado por una topografía irregular y pendiente, que oscila entre l.300 y
2.800 metros sobre el nivel del mar y de sur a norte lo recorre el Río Medellín,
principal arteria fluvial de la región. En la parte central con una ampliación de
8kms se configura el núcleo urbano más desarrollado, Medellín, que conforma con
otros nueve municipios el Área Metropolitana del Valle de Aburrá. Este posee una
extensión de 1.152 km2, 340 km2 de área urbana y 812 km2 de área rural, donde
se asientan 3 millones de habitantes. En los últimos años esta subregión a
experimentado un crecimiento acelerado de la población y un incremento en la
destinación de los usos del suelo con ocupación de áreas exclusivamente
residenciales abarcando cerca del 70% de la ocupación del territorio urbano, hecho
que denota una distribución desequilibrada con predominio en algunos usos y
déficit en otros.
Los momentos seleccionados: 1948, 1970, 1985 y 1996 [3] son determinantes para
entender el proceso de ocupación urbana del territorio del Valle de Aburrá. Este
proceso caracteriza el rápido desarrollo acontecido en un período de casi 50 años
en el cual se consolida la metropolización y se reglamenta el funcionamiento del
Área Metropolitana. Al analizar en la cartografía la mancha del crecimiento urbano
en los 4 momentos podemos definir su forma de ocupación en el territorio como:
polinuclear, con núcleo dominante y crecimiento concentrado, contenido en su
delimitación geográfica. [4] (Ver figuras del 1 al 4)
A primera vista la diferencia de población entre los núcleos urbanos del valle
guardaba un relativo equilibrio en los primeros cuatro siglos de ocupación del
territorio, éste se quiebra cuando se acelera la ocupación de Medellín con la
industrialización, a finales del siglo XIX y principios del XX. La brecha de
desarrollo y crecimiento se abre y toma una ventaja, crece en sentido exponencial,
relegando los demás municipios y en muchos casos deteniendo sus propias
dinámicas, que en buena parte gravitarán en función al ritmo y exigencias del gran
centro urbano.
Desde inicios del poblamiento español del Valle de Aburrá [6] se da una ocupación
dispersa y espontánea (en el sentido de no dirigida por una política de la Corona)
ésta no era la forma prototípica de poblamiento en la Colonia, por lo general, la
fundación de ciudades se hacía como un instrumento de poder, se distribuían
privilegios a una élite para que dominara un territorio y establecieran un orden y
una dinámica económica: primero se fundaba el que sería el núcleo urbano, para
que luego se poblara según los preceptos de las Leyes de Indias. En el caso del
Valle de Aburrá, hubo un poblamiento preliminar de hombres libres, blancos
pobres, mestizos, mulatos, por eso paralelo al acto de fundación fueron
desplazados, del que sería el marco de la plaza, antiguos ocupantes: artesanos,
mestizos o indígenas, hacia las márgenes de la nueva ciudad. El núcleo urbano no
se hizo sobre tierras vacías a ocupar. [7]
Conseguir títulos de villa para dominar sobre este territorio fue una ventaja sobre
los otros núcleos del Valle de Aburrá. Esta jerarquización tiene implicaciones,
simbólicas, políticas y económicas, se trata ya de un factor de centralización que
pone en una condición administrativa, política, social y simbólica inferior a los
demás núcleos urbanos que estén en la disputa por el territorio. A la ventaja
geográfica se suma la ventaja política administrativa. “Del asentamiento colonial,
Medellín heredó su ubicación centralizada respecto del Valle de Aburrá [11]
Una vez se ponen en escena los privilegios políticos que interactúan con las
ventajas de ubicación, en un núcleo urbano, se originan ventajas que tienden a
acrecentarse en los siglos venideros. Esto es posible porque estas ventajas son
paralelas a una permanente concentración de capitales, que toma asiento en este
núcleo, e irradia de manera desigual sus efectos en el valle. Esta desigualdad antes
que atenuarse se profundizará en el territorio. A pesar de que el valle del río, con
sus vegas, sus afluentes, sus suaves pendientes sugiera una continuidad
geográfica, e insinúen la posibilidad de una ocupación continua hay una capacidad
de atracción de pobladores y bienes y servicios en el centro que determinan un
crecimiento desequilibrado. [12]
Un viajero extranjero, del siglo XIX utilizó una metáfora que describe muy bien el
fenómeno que caracteriza la ciudad desde su fundación: (D`Espagnat)
Los siguientes datos confirman como al llegar el siglo XX, Medellín era una ciudad
que se diferenciaba de sus vecinas, tanto por el número de población como por la
complejidad de actividades y estructura física y social que la caracterizaba:
“En 1808 la ciudad (Medellín) tenía 15.347 h, casi la mitad de los 30.982
pobladores del valle de Aburrá; a la vez este albergaba un poco menos de la tercera
parte de la población antioqueña que ya se calculaba en 110.000”. […]
“[En 1808:] No solo había una mayor concentración de pobladores, la villa tiene
360 casas de teja, seis iglesias, conventos (franciscanos, carmelitas), las
administraciones de tabaco, correo y aguardiente y casa real de fundición. Y una
variedad de oficios entre sus ocupantes, de los cuales el de comerciantes es el más
numeroso (97 cabezas de familia entre 400, le sigue el de los artesanos con 92
familias y 36 de profesionales)” […]
“En el censo de 1812 se puede observar como a Medellín llegaba población: del
Valle de Aburrá (50 familias), de otras localidades antioqueñas (29), de otras
regiones del país (19) y del exterior (13)” [...]
“Llegaban cada vez más personas atraídas por el mundo de los negocios, por las
necesidades de estudio o por las fuentes de empleo que se derivaban de la nueva
situación política”. […]
“En 1883 (Desde 1870 Medellín era la segunda ciudad del país), más de la mitad
de los habitantes del Valle se encontraban avecindados en Medellín.” […]
“El mundo de los negocios se había desarrollado notablemente, así como los
servicios de educación y salud, los cuales eran un factor multiplicador de la
población por la atracción que ejercían sobre los pobladores de otras
regiones”. [14]
A finales del siglo XIX Medellín presenta una estructura más compleja que
cualquiera de las de sus vecinas del valle, hay municipios como el de Girardota, o
Sabaneta, por ejemplo, que tardan todo el siglo para consolidar su núcleo urbano,
la construcción de la plaza central se demora dos o mas décadas, y servicios como
la educación y la salud avanzan más lento que en el centro valle, respecto al
comercio los intercambios permanecen siendo muy locales, mientras en Medellín
se aumenta el número de servicios que le serán exclusivos: educación superior,
producción y venta de maquinarias y productos extranjeros, bancos, entre otros.
Es bien conocido el fenómeno mediante el cual, en las primeras décadas del siglo
XX, la capital de la provincia de Antioquia, sufre grandes transformaciones que
la hacen pasar de ser una villa a una ciudad: estos cambios se expresan en el
aumento de la población, expansión física de la ciudad, surgimiento de
comportamientos “urbanos”, pero ante todo en la aparición de una nueva actividad
económica: la industria, que transforma el paisaje, las relaciones laborales, los
capitales, la vida cotidiana de la ciudad. Frecuentemente se ve en la
industrialización como la causa de las transformaciones, pero es necesario resaltar
que además de causa es efecto de fenómenos fraguados en el siglo XIX, cuando
esta aún no había aparecido.
Para inicios del siglo XIX Medellín es una ciudad mejor comunicada que sus
vecinas, con más y mejores servicios, donde se concentra la actividad comercial y
financiera, con aumento permanente de la población, y por esto se hace posible el
desarrollo industrial, independiente de donde se ubiquen sus plantas industriales,
(muchas de ellas se ubicaron en los demás municipios del valle). Son élites de
Medellín las que jalonan estos grandes procesos a través de alianzas con los
poderes públicos y de la inversión de excedentes del café, la minería, el comercio
de tierras entre otros.
Si bien este fenómeno de crecimiento de un solo de los centros del valle sólo se
expresa con toda contundencia desde la tercera década del siglo XX, la
subyugación de dinámicas del Valle de Aburrá a la dinámica de Medellín, se
empiezan a ver por esta concentración política, por la conformación de esta élite y
sus intereses. La acumulación de capitales de esta élite los pondrá en capacidad de
dirigir grandes obras como caminos y carreteras fortaleciendo su centro, durante
el siglo XVIII, XIX y XX. Medellín ocupa el centro de una confluencia de
caminos, que le dará una ventaja competitiva sobre sus vecinos, difícil de superar.
Esta tendencia se corrobora con la construcción del ferrocarril que ratifica la
centralidad de Medellín al comunicarla con el río Magdalena.
Efectos de la industria en los municipios del valle de Aburrá.
En conclusión, el auge de Medellín como gran centro urbano del Valle que se
destaca sobre los otros, es un fenómeno anterior al proceso de industrialización, ya
en los siglos anteriores se ve una desigualdad significativa en el número de
pobladores, actividades, usos del espacio, acumulación de capitales,
infraestructuras y dinámicas urbanas que hacen de Medellín un núcleo urbano sui
géneris en el Valle, esta situación permite el afianzamiento de una élite industrial,
financiera y comercial que continuará ejerciendo su liderazgo desde Medellín y
por tanto su centralismo en el valle, y la región.
Cuadro 1
Municipios Área Metropolitana Valle de Aburrá
Municipio Fundación Creación Población Distancia a
1951 1964 1973 1985 Medellín km
Medellín Norte 1616 1675 385.189 772.887 1.151.762 1.468.089 0
Bello 1676 1913 34.307 93.207 129.173 212.861 10
Copacabana 1615 1812 10.720 19.403 29.997 40.309 16
Girardota 1620 1833 10.956 12.729 17.879 23.684 26
Barbosa Sur 1795 1812 15.507 15.242 22.271 28.623 38
Itagüi 1743 1832 20.151 68.086 103.898 137.623 11
Envigado 1775 1814 28.797 61.546 73.057 91.391 10
La Estrella 1685 1833 8.698 16.479 23.619 29.918 16
Sabaneta 1903 1968 ----------* ----------* 16.518 20.491 14
Caldas 1840 1848 12.431 25.081 33.630 42.158 22
Valle de Aburrá 526.756 1.084.660 1.601.804 2.095.147
Área Metropolitana 497.959 1.023.114 1.528.747 2.003.756
Fuente: DANE y AMVA
Por otro lado, las políticas de estado enfocaron la planificación hacia el desarrollo
integral, con especial énfasis en lo social y económico. Esta situación condujo a
una planificación socio-económica con gran influencia en lo físico, donde el valle
comienza un proceso de transformaciones físicas que obedecerían más a la
necesidad puntual o sectorial, que a un ordenamiento físico. Para 1985 se formula
el Plan Integral de Desarrollo Metropolitano “Para la consolidación de la
metrópoli”, que establece siete estrategias regionales para la consolidación de la
metrópoli y la región. De aquí se deriva la formulación de los planes de
ordenamiento territorial zona norte y zona sur, que definieron una propuesta de
ordenamiento físico para el Valle de Aburrá. Desafortunadamente fueron
ejercicios de planificación indicativos pero no vinculantes en el desarrollo de los
municipios.
Ha este punto, es importante señalar que desde la segunda mitad del siglo anterior
se identificaron, los riesgos expansivos del propio Valle de Aburrá, puesto que ya
comenzaba a detectarse un incremento de las interacciones con la subregión del
oriente cercano como efecto del mejoramiento en las condiciones de
comunicación. Esta última percepción debe tenerse como un antecedente de los
años 60 del concepto de “Ciudad-Región”, que hoy el Área Metropolitana, concibe
bajo el concepto evolucionado de “Gran Región Metropolitana”, y comienza a ser
claro que la entidad supramunicipal debe hacer esfuerzos por mejorar las
condiciones de conectividad de la subregión con las otras, a fin hacer viables las
opciones de competitividad. En estos términos deberá ser posible se aúnen
esfuerzos y recursos para la toma de decisiones que impacten en las condiciones
de “atractividad” subregionales del Valle de Aburrá.
Para concluir, según las tendencias analizadas, para el 2020, se tendrá un aumento
de más de un millón de habitantes respecto a la población actual, lo cual obliga a
reflexionar sobre las limitaciones de tierras urbanizables en el Valle de Aburrá, de
infraestructura básica de transportes y servicios públicos, de posibilidades de
empleo y disponibilidades de vivienda. Adicionalmente es preciso tener en cuenta
la capacidad administrativa de los municipios para recibir los nuevos desarrollos,
que no pueden estar orientados únicamente en la disponibilidad de tierra, sino en
la localización de los equipamientos necesarios y la redensificación de áreas con
suficiente infraestructura para esto. Basados en un reparto equitativo de cargas y
beneficios.
Figura 1
Proceso de ocupación de la mancha urbana en el Valle de Aburrá en la segunda
mitad del siglo XX
1948 1970
1985 1996
Imágenes extraídas de la investigación Estudio de forma y el crecimiento urbano del Valle de Aburrá.
UPB/AMVA, 2006.
Notas
[1] “Merece destacarse el equilibrio demográfico existente, en cuanto al volumen de población que aglutinan
las zona norte y sur del Valle de Aburrá. En efecto en los municipios de Bello, Copacabana, Girardota y
Barbosa, localizados al norte de Medellín, residen actualmente 323.500 personas, cifra muy semejante a los
320.600 habitantes que residen al sur del Valle de Aburrá que integran los municipios de Itagüí, Envigado,
Sabaneta, La Estrella”. Para entonces Medellín alcanzaba 1.645.900 habitantes. Planificación Metropolitana,
Plan de Desarrollo Metropolitano del Valle de Aburrá para la consolidación de la metrópoli. Medellín: 1985.
[2] La investigación forma parte de un convenio de apoyo entre Universidad Pontificia Bolivariana de
Medellín, Grupo LAUR, Facultad de Arquitectura y el Área Metropolitana del Valle de Aburrá AMVA.
Participan en la redacción del artículo Martha Lía Giraldo, Juan Manuel Patiño y Patricia Schnitter. Ver
revista Scripta Nova artículo: Construcción fragmentaria, característica del crecimiento metropolitano de la
ciudad de Medellín, Colombia. Vol. IX, num. 194. agosto 2005.
[3] Para su análisis se determinaron cuatro momentos, los tres primeros definidos por la cartografía análoga
existente en el Instituto Geográfico Agustín Codazzi, IGAC, en escala 1:10.000 que abarca todos los municipios
y un cuarto momento basado en la cartografía digital del año 1996 suministrada por el Área Metropolitana del
Valle de Aburrá, AMVA.
[4] La denominación se establece basados en la clasificación propuesta por FONT, Antonio en:
“Configuraciones metropolitanas. Estructura espacial y formas de crecimiento urbano”. En: L’explosió de la
ciutat. Forum Universal de les cultures. Barcelona: 2004.
[5] Desde la fundación de la villa de la Candelaria (Medellín) en 1675 aparecen los sitios de Hatoviejo (Bello)
e Itagüí y en 1702 el casco urbano de lo que empezó a llamarse el Sitio de Nuestra Señora de Copacabana, de
estos sitios y parroquias se desprenderían los actuales municipios del Área Metropolitana.
[6] Las fundaciones del Valle son tardías si se compara con otras cercanas como Santa Fé de Antioquia (1.546),
Cáceres (1576) Zaragoza, (1581).
[7] “[…] la villa no fue emplazada sobre campo raso, en un paraje escogido a priori, sino que se retomó el sitio
ya habitado de Aná.” PERFETI, Verónica. “Tres proyectos para un deseo: la ilusión de una ciudad”.
En: Historia de Medellín. p 90
[8] “En 1649 un grupo de vecinos de blancos, buena muestra de la capa de propietarios ya conformada en el
Valle del Aburrá, se reunió con la idea de construir un templo […] [...] mucho antes de su fundación ya era
claro el proceso migratorio que atraía al Valle del Aburrá y específicamente a la Parroquia de San Lorenzo, a
un número cada vez mayor de pobladores […] Como las leyes de segregación impedían la permanencia de
vecinos libres – mulatos y mestizos- en las tierras de resguardo, [Poblado de San Lorenzo] el primer resultado
de esta inmigración fue la creación del sitio de Aná, donde se erigió una iglesia, consagrada en 1659 como
parroquia por el obispo de Popayán […]
Por petición de los habitantes del Valle de Aburrá se expidió la Real Cédula del 17 de mayo de 1666, la cual
mandaba a fundar uno o más pueblos con los mulatos y mestizos que andaban dispersos y no hacían vecindad
en la ciudad de Antioquia […] Pese a la oposición, el 20 de marzo de 1671 el gobernador Montoya y Salazar
dispuesto que la fundación se hiciera en el sitio de Aná (allí habían 85 de las 261 familias del Valle de Aburrá,
el 38.5% de las familias del valle, en la Tasajera habían 22, en Fontidueño 7, en Hatoviejo 17, en el sitio de
Guayabal 62, en el sitio de la Culata 36, en el sitio de Itagüí 14, se puede observar como uno de los sitios, el de
Aná, era el más poblado del Valle de Aburrá y del territorio cercano.“Medellín es el caso típico de formación
de un sitio de libres (Aná) que primero se edifica y luego se legaliza en lucha contra los privilegios y el
monopolio de la ciudad de Antioquia, y en búsqueda de autonomía. Primero se consolida el sitio, luego se forma
la parroquia y por último se erige la villa”. ÁLVAREZ, Víctor. Poblamiento y población en el Valle de Aburrá
y Medellín 1541 – 1951.Historia de Medellín. Compañía Suramericana de Seguros. Medellín, 1996. p 60 –62.
[9] Esto explica porqué en la fundación de la Villa tardó varios años y porqué se dieron prohibiciones a los
vecinos de Santa Fé de Antioquia a que se asentaran en la Villa.
[10] JARAMILLO, Roberto Luis. “De pueblo de aburraes a Villa de Medellín”. En: Historia de Medellín.
Suramericana de Seguros. Editor Jorge Orlando Melo. P.80. Bogotá. 1996.
[12] Desde el poblamiento indígena se habla de un valle comunicado de sur a norte, con caminos y rutas que
permiten el intercambio de personas y bienes, durante la “conquista” y “la colonia” se continúan y mejoran
estas rutas.
[13] ÁLVAREZ, Víctor M. “Poblamiento y población en el Valle de Aburrá y Medellín, 1541 – 1951”.
En: Historia de Medellín. Suramericana de Seguros. Editor Jorge Orlando Melo. p.180. Bogotá. 1996. p77.
[15] La ciudad tenía para entonces una población aproximada de 250.00 habitantes y el plan calculaba 700.000
habitantes para 50 años.
[16] Informe Plan Piloto de Medellín. En: RESTREPO URIBE, Jorge. Medellín su origen, progreso y
desarrollo. Medellín: Servigráficas. 1981.
[17] BOTERO GÓMEZ, Fabio. Historia del transporte público de Medellín. 1890-1990. Medellín 1998.
[18] En 1974, Planeación Nacional contrataría el estudio Toups - AEI sobre el crecimiento regional de los
Valles de Aburrá y Rionegro, que aporta ideas sobre el Ordenamiento Territorial de los dos valles. Para entonces
se tenia la idea de que Medellín estaba llegando a niveles de saturación del suelo y era necesario pensar en el
Valle de Rionegro (al oriente) como futura expansión. Para entender esta percepción es importante remitirse a
un titular de prensa en 1973: “Medellín se va para Rionegro” El Tiempo, 13 de marzo de 1973. SCHNITTER
Patricia. Jose Luis Sert y Colombia. Medellín: 2004. p 265 - 266.
[19] Decreto-Ley 3104 de 1979 en virtud del cual se dispuso el funcionamiento de las áreas metropolitanas del
Valle de Aburrá, de Centro Occidente, de Bucaramanga, Cali y Barranquilla.
[21] Planificación metropolitana, regional y nacional, según las competencias que otorga la ley a las diferentes
instancias.
[22] Plan integral de desarrollo metropolitano que la ley 128 de 1994 obliga a las Áreas Metropolitanas a
formular.
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© Copyright: Patricia Schnitter, Martha Lía Giraldo, Juan Manuel Patiño, 2006
© Copyright Scripta Nova, 2006
Ficha bibliográfica:
SCHNITTER, P., GIRALDO, M.L., PATIÑO, J.M.La ocupación del territorio en el proceso de urbanización
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ciencias sociales. Barcelona: Universidad de Barcelona, 1 de agosto de 2006, vol. X, núm. 218 (83).
<http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-218-83.htm> [ISSN: 1138-9788]
http://www.ub.edu/geocrit/sn/sn-218-83.htm
© UNICEF Bolivia/2003
Según el INE 2001, Bolivia tiene una población total de 8.274.325 habitantes y su tasa anual de
crecimiento es, desde el año 1992, del 2,74 por ciento. El 45 por ciento del total de habitantes lo
constituyen los niños, niñas y adolescentes de 0 a 18 años. Asimismo, en términos de género, el
50,16 por ciento de la población son mujeres.
El cambio ha afectado sobre todo a la población de los Llanos. En 1950 se asentaba en esta zona el
12,3 por ciento de los habitantes. Actualmente cuenta con un 29 por ciento. Por otra parte, el
Altiplano, con un 41 por ciento, sigue siendo la zona más poblada. El 30 por ciento restante de la
población habita en los Valles.
La reordenación territorial
Históricamente, la explotación de la plata primero y del estaño después, fueron actividades que dieron
lugar a la concentración poblacional en la zona Andina. La zona de los Valles poseía población ocupada
principalmente en abastecer de productos agropecuarios, especialmente al Altiplano.
A partir de los años 50 y paralelamente a una progresiva declinación de la actividad minera del
estaño, se inicia la ocupación de los Llanos del oriente. La población se concentró sobre todo del
departamento de Santa Cruz, debido al desarrollo de la agricultura empresarial de productos no
tradicionales.
Este proceso significó también una reordenación del territorio nacional. La dinámica de la economía y
la población se mueve hacia el oriente. Zonas como el norte de Potosí y regiones de Cochabamba y
Chuquisaca presentan una situación de estancamiento, o incluso de declinación.
El proceso de urbanización
Importantes contingentes de población rural han abandonado el campo para establecerse en las
ciudades. Algunos de los factores que han motivado la migración son: la descomposición de las
estructuras agrarias tradicionales, los bajos niveles de productividad e ingreso, el atractivo que ha ido
cobrando el medio urbano…etcétera.
La población urbana ha aumentado del 58 por ciento en 1992 al 62,43 por ciento en 2001 (INE 2001).
El problema es que las zonas urbanas han ido creciendo sin haber sido capaces de generar una
dinámica económica que absorbiese productivamente a esa población. Como consecuencia, han
aparecido cinturones urbanos de miseria.
El eje central
Por otra parte, el proceso de urbanización ha traído consigo nuevas problemáticas que afectan a los
niños, niñas, adolescentes y jóvenes bolivianos: las drogas, las pandillas, la delincuencia, la
prostitución, etc.
2001
https://www.unicef.org/bolivia/resources_2107.htm