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LA OCUPACIÓN DEL TERRITORIO EN EL PROCESO DE

URBANIZACIÓN
DEL ÁREA METROPOLITANA DEL VALLE DE ABURRÁ,
COLOMBIA

Patricia Schnitter, Martha Lía Giraldo, Juan Manuel Patiño


LAUR Facultad de Arquitectura
Universidad Pontificia Bolivariana
Medellín Colombia

La ocupación del territorio en el proceso de urbanización del área


metropolitana del valle de Aburrá, Colombia (Resumen)

La configuración metropolitana del Valle de Aburrá responde en su estructura


espacial y forma de crecimiento urbano a una condición polinuclear con núcleo
dominante y crecimiento concentrado contenido en su delimitación geográfica. Se
pretende hacer aportes para entender bajo dos perspectivas diferentes esta
resultante. La primera desde la ocupación del Valle en los siglos XVII al XIX. Los
condicionantes históricos que han intervenido en esta ocupación central generaron
desde su poblamiento un desarrollo urbano concentrado que fortaleció las
dinámicas económicas y políticas en su condición de núcleo dominante. La
segunda, desde su condición polinuclear, expresa la necesidad sentida de una
visión metropolitana que intervenga en el territorio de manera equilibrada y
compensada.

Palabras claves: Historia urbana, procesos de ocupación, área metropolitana

The territorial occupation in the urbanization process of the Metropolitan


Area at the Aburrá Valley, Colombia (Abstract)

The metropolitan configuration of the Aburrá Valley responds in a spatial structure


and types of urban growth to a polycentric structure with a dominant centre and
concentrated growth geographically delimited. This paper, contributes to the
understanding of this condition through two perspectives. The first one, the
settlement in the valley from the 17th to 19th centuries; the historical conditions that
intervened in this central occupation generated since its foundation a concentrated
urban development that strengthened the economical and political dynamics in its
condition as dominant nucleus. The second perspective; from its polycentric
condition, enounce the need of a metropolitan vision that intervenes the territory
in a more balanced and compensated way.

Keywords: Urban history, early urban development, metropolitan area

Introducción

El Valle de Aburrá tiene una longitud aproximada de 60kms con un ancho variable.
Está enmarcado por una topografía irregular y pendiente, que oscila entre l.300 y
2.800 metros sobre el nivel del mar y de sur a norte lo recorre el Río Medellín,
principal arteria fluvial de la región. En la parte central con una ampliación de
8kms se configura el núcleo urbano más desarrollado, Medellín, que conforma con
otros nueve municipios el Área Metropolitana del Valle de Aburrá. Este posee una
extensión de 1.152 km2, 340 km2 de área urbana y 812 km2 de área rural, donde
se asientan 3 millones de habitantes. En los últimos años esta subregión a
experimentado un crecimiento acelerado de la población y un incremento en la
destinación de los usos del suelo con ocupación de áreas exclusivamente
residenciales abarcando cerca del 70% de la ocupación del territorio urbano, hecho
que denota una distribución desequilibrada con predominio en algunos usos y
déficit en otros.

Medellín ha generado la mayor expansión urbana del valle, inmersa en un proceso


de crecimiento de conurbación metropolitana. Hacia el extremo norte y sur del
valle, a lo largo del río, tienen asiento los otros núcleos urbanos de menor
magnitud. Para 1985, estos municipios se distribuían con una población
equilibrada al norte Barbosa, Girardota, Copacabana, Bello y al sur Caldas, La
Estrella, Itagüí, Sabaneta, Envigado [1] .En el 2.006 este relativo equilibrio entre
el norte y el sur se sostiene.

¿Cómo entender el proceso de metropolización del Valle de Aburrá a partir de la


forma que hoy presenta? ¿Qué circunstancias históricas (políticos, económicos y
sociales) se entrecruzaron con las características físico-geográficas para
determinar el mayor crecimiento del municipio central del valle, mientras los otros
conservaron un desarrollo y tamaño de municipio pequeño o intermedio?

Los anteriores interrogantes surgen en el desarrollo de la investigación Estudio de


las formas y el crecimiento urbano del Valle de Aburrá en la segunda mitad del
siglo XX, que tiene como objeto el análisis morfológico a partir de la interpretación
cartográfica. [2] La cartografía nos da herramientas para la identificación del
proceso de construcción urbana a partir de las formas de ocupación, que, como
congeladas en el tiempo plasman en la representación gráfica los diferentes
momentos del crecimiento.

Los momentos seleccionados: 1948, 1970, 1985 y 1996 [3] son determinantes para
entender el proceso de ocupación urbana del territorio del Valle de Aburrá. Este
proceso caracteriza el rápido desarrollo acontecido en un período de casi 50 años
en el cual se consolida la metropolización y se reglamenta el funcionamiento del
Área Metropolitana. Al analizar en la cartografía la mancha del crecimiento urbano
en los 4 momentos podemos definir su forma de ocupación en el territorio como:
polinuclear, con núcleo dominante y crecimiento concentrado, contenido en su
delimitación geográfica. [4] (Ver figuras del 1 al 4)

El presente artículo, en una mirada retrospectiva y teniendo como base la situación


alcanzada en la cartografía de 1948, se propone responder a estos interrogantes.
¿Qué hechos urbanos entre los siglos, XVII y XIX y las primeras décadas del siglo
XX definieron el crecimiento del núcleo dominante? ¿Cuándo se hace necesario
intervenir sobre este crecimiento y como surge la instancia supramunicipal de un
área metropolitana para planificar el crecimiento del Valle de Aburrá?

Ocupación del centro del valle, siglos XVII - XIX

Algunos hechos urbanos se configuran como permanencias de larga duración.


Durante los siglos XVII, XVIII y principios del siglo XIX surgen los núcleos que
dieron origen a los municipios del Valle y continuarán siéndolo hasta el presente,
sin cambios significativos en cuanto a la ubicación actual y su perdurabilidad en el
tiempo -ninguno desaparece y no se originan otros nuevos [5] . Sin embargo otros
hechos, aparecen como de más reciente data: la concentración de recursos
actividades y población de manera tan drástica en Medellín, el municipio central
del territorio, es un fenómeno que se evidencia de forma contundente en el siglo
XX.

A primera vista la diferencia de población entre los núcleos urbanos del valle
guardaba un relativo equilibrio en los primeros cuatro siglos de ocupación del
territorio, éste se quiebra cuando se acelera la ocupación de Medellín con la
industrialización, a finales del siglo XIX y principios del XX. La brecha de
desarrollo y crecimiento se abre y toma una ventaja, crece en sentido exponencial,
relegando los demás municipios y en muchos casos deteniendo sus propias
dinámicas, que en buena parte gravitarán en función al ritmo y exigencias del gran
centro urbano.

La interpretación más inmediata, es que las condiciones geográficas, inciden en la


manera como se ocupa el valle y podrían ser una determinante primordial en este
fenómeno de concentración: una ventaja física -disponibilidad de tierras con
atributos ambientales y naturales significativos, ubicación privilegiada- sería el
factor responsable del fenómeno de una mayor concentración humana y de
recursos en la parte más amplia y centraldel valle, pero como se verá más adelante,
este es un factor importante pero no puede plantearse cómo único determinante.

Desde inicios del poblamiento español del Valle de Aburrá [6] se da una ocupación
dispersa y espontánea (en el sentido de no dirigida por una política de la Corona)
ésta no era la forma prototípica de poblamiento en la Colonia, por lo general, la
fundación de ciudades se hacía como un instrumento de poder, se distribuían
privilegios a una élite para que dominara un territorio y establecieran un orden y
una dinámica económica: primero se fundaba el que sería el núcleo urbano, para
que luego se poblara según los preceptos de las Leyes de Indias. En el caso del
Valle de Aburrá, hubo un poblamiento preliminar de hombres libres, blancos
pobres, mestizos, mulatos, por eso paralelo al acto de fundación fueron
desplazados, del que sería el marco de la plaza, antiguos ocupantes: artesanos,
mestizos o indígenas, hacia las márgenes de la nueva ciudad. El núcleo urbano no
se hizo sobre tierras vacías a ocupar. [7]

El factor político y administrativo es otra variable a tener en cuenta en la ocupación


del territorio. En la Colonia, son voluntades políticas las que inciden en la
fundación de núcleos urbanos. Grupos dominantes se enfrentarán entre si para
conservar el predominio de una ciudad sobre las vecinas, estas se convierten en
una constante amenaza por la disputa de privilegios y derechos. Santa Fé de
Antioquia surge en el campo de disputas entre la élite de Popayán en el sur y la de
Cartagena en el norte, a su vez la pretensión de obtener títulos que autoricen la
fundación de una villa en el Valle de Aburrá, es reflejo de la consolidación de un
poder. Una nueva élite en el valle se opone a los intereses de la Ciudad de Santa
Fé de Antioquia; - se necesitó quien defendiera la fundación en la península y un
grupo económico y político [8] con fuerza suficiente para cristalizar la fundación
de la Villa [9] . Esta elite se desprende de la capital de la provincia, fortalece
intereses propios, buena parte de estos cifrados en el comercio, la agricultura y la
ganadería, mientras los intereses de Santa Fé de Antioquia estarían comprometidos
con la minería y la burocracia.

[Con la fundación de la villa de la Candelaria de Medellín] “Para las autoridades


coloniales se había logrado un equilibrio conveniente, pues podían coexistir una
antigua y señorial ciudad minera, [Santa Fe de Antioquia] y una nueva y ruda villa
agraria. La fundación de la villa de Medellín contribuyó a dar estabilidad al, hasta
entonces débil cuerpo político de la Gobernación de Antioquia. A pesar de la corta
jurisdicción que le fijaron, ella sola ejerció tal influencia sobre las regiones vecinas
que cien años después, cuando los habitantes de la gobernación estaban
concentrados en los tres valles de la franja central, Medellín aun reinaba en el
centro de la provincia, y aunque titulada como villa era la más rica y poblada”. [10]

Conseguir títulos de villa para dominar sobre este territorio fue una ventaja sobre
los otros núcleos del Valle de Aburrá. Esta jerarquización tiene implicaciones,
simbólicas, políticas y económicas, se trata ya de un factor de centralización que
pone en una condición administrativa, política, social y simbólica inferior a los
demás núcleos urbanos que estén en la disputa por el territorio. A la ventaja
geográfica se suma la ventaja política administrativa. “Del asentamiento colonial,
Medellín heredó su ubicación centralizada respecto del Valle de Aburrá [11]

La Nueva Villa de la Candelaria de Medellín adquirió además una función


simbólica que también generó atracción, pues encarnaba la mayor escala del
prestigio social, no era lo mismo establecerse en la villa que en cualquier otro lugar
del Valle de Aburrá “las personas españolas y de más lustre” buscaban estar en el
marco de la plaza y en sus alrededores para hacer visible su lugar en el orden social,
por esto la plaza y sus cercanías a partir de la fundación atraían pobladores blancos
y mestizos con poder económico y político y expelían a las márgenes a quienes no
lo tuviesen, los indígenas y las capas de libres pobres.

Una vez se ponen en escena los privilegios políticos que interactúan con las
ventajas de ubicación, en un núcleo urbano, se originan ventajas que tienden a
acrecentarse en los siglos venideros. Esto es posible porque estas ventajas son
paralelas a una permanente concentración de capitales, que toma asiento en este
núcleo, e irradia de manera desigual sus efectos en el valle. Esta desigualdad antes
que atenuarse se profundizará en el territorio. A pesar de que el valle del río, con
sus vegas, sus afluentes, sus suaves pendientes sugiera una continuidad
geográfica, e insinúen la posibilidad de una ocupación continua hay una capacidad
de atracción de pobladores y bienes y servicios en el centro que determinan un
crecimiento desequilibrado. [12]

Un viajero extranjero, del siglo XIX utilizó una metáfora que describe muy bien el
fenómeno que caracteriza la ciudad desde su fundación: (D`Espagnat)

“Medellín es el centro y el estómago de la región del oro, es la bomba aspirante-


impelente de las grandes minas colombianas. No porque estén situadas en las
inmediaciones de la ciudad, sino porque es a esta a la que fluyen, donde convergen
los negocios, los informes y los lingotes, los propietarios y los arrendatarios de las
minas” [13]

Aunque el fenómeno de crecimiento desmedido de Medellín solo se hace evidente


en las primeras décadas del siglo XX, se ve como esta concentración de poderes,
habitantes y actividades, empieza a manifestarse desde el momento de la fundación
de la Villa. El hecho político administrativo fortalece la diferenciación económica
y social que las actividades como el comercio habían implantado en el valle.

Los siguientes datos confirman como al llegar el siglo XX, Medellín era una ciudad
que se diferenciaba de sus vecinas, tanto por el número de población como por la
complejidad de actividades y estructura física y social que la caracterizaba:

“En 1808 la ciudad (Medellín) tenía 15.347 h, casi la mitad de los 30.982
pobladores del valle de Aburrá; a la vez este albergaba un poco menos de la tercera
parte de la población antioqueña que ya se calculaba en 110.000”. […]

“[En 1808:] No solo había una mayor concentración de pobladores, la villa tiene
360 casas de teja, seis iglesias, conventos (franciscanos, carmelitas), las
administraciones de tabaco, correo y aguardiente y casa real de fundición. Y una
variedad de oficios entre sus ocupantes, de los cuales el de comerciantes es el más
numeroso (97 cabezas de familia entre 400, le sigue el de los artesanos con 92
familias y 36 de profesionales)” […]

“En el censo de 1812 se puede observar como a Medellín llegaba población: del
Valle de Aburrá (50 familias), de otras localidades antioqueñas (29), de otras
regiones del país (19) y del exterior (13)” [...]

“Hacia 1826, Medellín era un importante centro de comercio tanto de producción


local como del exterior, es un centro importante de la provincia, ricos comerciantes
viajan a Cartagena, Santa Marta y Jamaica a conseguir mercancías extranjeras, en
este año Medellín es capital de Antioquia.” […]

“Llegaban cada vez más personas atraídas por el mundo de los negocios, por las
necesidades de estudio o por las fuentes de empleo que se derivaban de la nueva
situación política”. […]

“En la segunda mitad del siglo XIX el crecimiento de la población en Antioquia


fue del 50% mientras en Medellín fue del 70%”. […]

“En 1883 (Desde 1870 Medellín era la segunda ciudad del país), más de la mitad
de los habitantes del Valle se encontraban avecindados en Medellín.” […]

“El mundo de los negocios se había desarrollado notablemente, así como los
servicios de educación y salud, los cuales eran un factor multiplicador de la
población por la atracción que ejercían sobre los pobladores de otras
regiones”. [14]
A finales del siglo XIX Medellín presenta una estructura más compleja que
cualquiera de las de sus vecinas del valle, hay municipios como el de Girardota, o
Sabaneta, por ejemplo, que tardan todo el siglo para consolidar su núcleo urbano,
la construcción de la plaza central se demora dos o mas décadas, y servicios como
la educación y la salud avanzan más lento que en el centro valle, respecto al
comercio los intercambios permanecen siendo muy locales, mientras en Medellín
se aumenta el número de servicios que le serán exclusivos: educación superior,
producción y venta de maquinarias y productos extranjeros, bancos, entre otros.

Incidencia de la industrialización en el desarrollo polinuclear del valle

Es bien conocido el fenómeno mediante el cual, en las primeras décadas del siglo
XX, la capital de la provincia de Antioquia, sufre grandes transformaciones que
la hacen pasar de ser una villa a una ciudad: estos cambios se expresan en el
aumento de la población, expansión física de la ciudad, surgimiento de
comportamientos “urbanos”, pero ante todo en la aparición de una nueva actividad
económica: la industria, que transforma el paisaje, las relaciones laborales, los
capitales, la vida cotidiana de la ciudad. Frecuentemente se ve en la
industrialización como la causa de las transformaciones, pero es necesario resaltar
que además de causa es efecto de fenómenos fraguados en el siglo XIX, cuando
esta aún no había aparecido.

Para inicios del siglo XIX Medellín es una ciudad mejor comunicada que sus
vecinas, con más y mejores servicios, donde se concentra la actividad comercial y
financiera, con aumento permanente de la población, y por esto se hace posible el
desarrollo industrial, independiente de donde se ubiquen sus plantas industriales,
(muchas de ellas se ubicaron en los demás municipios del valle). Son élites de
Medellín las que jalonan estos grandes procesos a través de alianzas con los
poderes públicos y de la inversión de excedentes del café, la minería, el comercio
de tierras entre otros.

Si bien este fenómeno de crecimiento de un solo de los centros del valle sólo se
expresa con toda contundencia desde la tercera década del siglo XX, la
subyugación de dinámicas del Valle de Aburrá a la dinámica de Medellín, se
empiezan a ver por esta concentración política, por la conformación de esta élite y
sus intereses. La acumulación de capitales de esta élite los pondrá en capacidad de
dirigir grandes obras como caminos y carreteras fortaleciendo su centro, durante
el siglo XVIII, XIX y XX. Medellín ocupa el centro de una confluencia de
caminos, que le dará una ventaja competitiva sobre sus vecinos, difícil de superar.
Esta tendencia se corrobora con la construcción del ferrocarril que ratifica la
centralidad de Medellín al comunicarla con el río Magdalena.
Efectos de la industria en los municipios del valle de Aburrá.

Una observación general de la actividad económica de la primera mitad del siglo


XX, muestra que a excepción del municipio de la Estrella, en los demás municipios
del valle tuvo asiento la industria afectando de manera diferente cada
municipio. En los cercanos a Medellín, Envigado e Itagüí al sur y Bello al norte,
la industria tuvo un gran impacto con las textileras, que recibieron gran cantidad
de población inmigrante, una gran proporción de mujeres, sin embargo en los otros
municipios: Caldas, Sabaneta, Copacabana, Girardota y Barbosa se tuvo una
incidencia menos determinante. Se puede decir que en alguna medida la industria
desconcentró la actividad de Medellín, los inmigrantes que llegaban al valle
pudieronobtener un trabajo en las fábricas de los demás municipios, éstas tuvieron
un papel predominante en su desarrollo por la función social que desempeñaron:
acompañaron a los municipios en su función pública al ofrecer servicios de salud,
vivienda, educación, servicios de agua, luz y alcantarillado. Los municipios
pusieron todas sus esperanzas en que más industrias se establecieran en sus tierras,
pero no todas lograron atraer como hubiesen querido a pesar de utilizar medidas
similares, como rebaja de impuestos (lo hizo Girardota pero no logró atraer a más
de tres industrias). Las vías de comunicación, la calidad de servicios públicos, la
concentración de otros servicios hicieron que el gran centro industrial estuviera
protagonizado durante esta primera mitad del siglo XX en Medellín y los tres
municipios más próximos, Bello, Envigado e Itagüí. El desarrollo urbano generado
a partir de los asentamientos industriales (servicios públicos básicos) aumentó la
calidad de vida convirtiéndose en un atractivo para el asentamiento de nuevos
pobladores y otras actividades.

En conclusión, el auge de Medellín como gran centro urbano del Valle que se
destaca sobre los otros, es un fenómeno anterior al proceso de industrialización, ya
en los siglos anteriores se ve una desigualdad significativa en el número de
pobladores, actividades, usos del espacio, acumulación de capitales,
infraestructuras y dinámicas urbanas que hacen de Medellín un núcleo urbano sui
géneris en el Valle, esta situación permite el afianzamiento de una élite industrial,
financiera y comercial que continuará ejerciendo su liderazgo desde Medellín y
por tanto su centralismo en el valle, y la región.

Hacia una visión metropolitana

El ejercicio realizado a través del análisis morfológico de las cartografías en los 4


momentos que sustentan la forma urbana, nos hace necesaria la revisión de los
distintos esfuerzos que comprometen una visión supramunicipal en la necesidad
orientar el crecimiento del Valle de Aburrá en la segunda mitad del siglo XX. ¿Que
tanto las visiones metropolitanas refuerzan la condición de núcleo dominante? Es
el interrogante que guía esta revisión.

Hacia mediados del siglo XX, Medellín es considerada la segunda ciudad de


Colombia y principal centro industrial en desarrollo. La preocupación manifiesta
por el crecimiento urbano generaría para entonces la contratación del Plan Piloto
con los arquitectos extranjeros Paul Lester Wiener y José Luís Sert. [15] El plan
piloto, considerado la etapa más creativa del Plan Regulador, debía determinar el
criterio urbanístico y las directivas generales a seguir para la reorganización de la
ciudad y su crecimiento. Éste se elabora en el marco de la ley 88 de 1947, que
incluye por primera vez en la legislación urbanística colombiana la obligación de
elaborar planes reguladores para direccionar y reorientar el desarrollo urbano de
las ciudades en municipios con un presupuesto mayor a $200.000 pesos.

Sin embargo no podemos desconocer intenciones anteriores por parte de la


administración municipal a finales del siglo XIX y en las primeras décadas del
siglo XX para ordenar el crecimiento de la ciudad. No obstante el merito que aporta
el Plan Piloto es poner de manifiesto la necesidad de considerar la dimensión
metropolitana y supramunicipal.En el informe del Plan Piloto que entregan los
urbanistas Wiener y Sert, hacen énfasis en la definición de una región más
inmediata a la ciudad que denominarían Área Metropolitana, y se limitaba a la
parte del río Medellín. “Este valle presenta condiciones especiales debido a su
confinamiento dentro de limites estrechos obligando a las líneas naturales de
comunicación a seguir los bordes del Río” [16] . Podrimos afirmar que por primera
vez se dan unas recomendaciones de carácter metropolitano para la planeación
física que involucraban las obras de canalización del río, infraestructura vial, usos
del suelo, industria y áreas residenciales; éstas definían la estructura metropolitana
del territorio soportado en la determinante físico-geográfica. La estructura urbana
propuesta en el plan estaba basada en los planteamientos del urbanismo moderno
soportados en la Carta de Atenas y una separación por funciones.

La configuración urbana que representa el plano de 1948, analizado en la


investigación del estudio de las formas, permite comprender la vocación
metropolitana que caracteriza el Valle de Aburrá, en su delimitación geográfica,
con una ocupación polinuclear donde emerge el núcleo dominante. En cambio la
forma urbana resultante representada en el siguiente momento en el plano de 1970
que describe la ocupación del territorio en las décadas de 1950 y 1960 expresa la
situación de crecimiento acelerado en la parte central del Valle, principalmente la
ciudad de Medellín, reafirmando su condición de núcleo dominante consolidando
el proceso de conurbación hacia el norte y el sur. Los datos de población de
Medellín y los municipios en el siguiente cuadro nos permiten entender el gran
crecimiento en estas décadas
Cuadro 1
Crecimiento de los municipios del valle de Aburrá

Cuadro 1
Municipios Área Metropolitana Valle de Aburrá
Municipio Fundación Creación Población Distancia a
1951 1964 1973 1985 Medellín km
Medellín Norte 1616 1675 385.189 772.887 1.151.762 1.468.089 0
Bello 1676 1913 34.307 93.207 129.173 212.861 10
Copacabana 1615 1812 10.720 19.403 29.997 40.309 16
Girardota 1620 1833 10.956 12.729 17.879 23.684 26
Barbosa Sur 1795 1812 15.507 15.242 22.271 28.623 38
Itagüi 1743 1832 20.151 68.086 103.898 137.623 11
Envigado 1775 1814 28.797 61.546 73.057 91.391 10
La Estrella 1685 1833 8.698 16.479 23.619 29.918 16
Sabaneta 1903 1968 ----------* ----------* 16.518 20.491 14
Caldas 1840 1848 12.431 25.081 33.630 42.158 22
Valle de Aburrá 526.756 1.084.660 1.601.804 2.095.147
Área Metropolitana 497.959 1.023.114 1.528.747 2.003.756
Fuente: DANE y AMVA

Es importante resaltar, a principios de la década del 70, la preocupación generada


por el aumento de población y el crecimiento urbano que conducirían a la
búsqueda de la definición de una figura jurídica del Área Metropolitana. Desde el
Estudio del Plan Vial para Medellín 1969 -1971 y su aprobación, se tenía una
visión amplia de los problemas de la ciudad con una perspectiva metropolitana,
su articulación a los usos y las densidades del Valle de Aburrá, sobretodo la idea
de la “metrópoli Medellín integrada”. [17] El Plan Vial representa el hecho de
movilidad más importante al generar el corredor de transporte metropolitano y
dar solución al transporte pesado y al transporte de travesía sobre el corredor del
río como estructurante, ya no solo natural sino de la movilidad. Las
transformaciones que se realizan en la ciudad tienen que ver principalmente con
la estructura vial.

Para entonces se empieza hablar de lametropolización, como expresión de ese


fenómeno expansivo que se percibía en torno a un centro de mayor jerarquía, -la
metrópoli-. Sin embargo aun no se vislumbra la claridad necesaria de una
propuesta para el manejo armónico de las actividades y servicios básicos comunes
a las distintas poblaciones, a partir de la estructuración concertada de las áreas
metropolitanas como instancias que, por encima de las demandas y necesidades
locales, orientaran y coordinaran el desarrollo conjunto preservando elementos
esenciales de las necesarias autonomías individuales.
En el interés por planificar el crecimiento del Valle de Aburrá, podemos señalar
algunas acciones significativas que contribuyen a la constitución del Área
Metropolitana.

En 1973 se firmó un convenio con objeto de crear una oficina encargada de


coordinar un plan metropolitano entre los diferentes entes planificadores,
Planeación Departamental, junto con Planeación Nacional y Municipal de
Medellín y las Empresas Públicas de Medellín; este plan tenia inicialmente un
carácter orientador pues carecía de herramientas legales y jurídicas que le dieran
el carácter de obligatoriedad. El plan se fundamentaba en la necesidad de reordenar
el desarrollo del Valle de Aburrá y planificar el crecimiento hacia el oriente de
Medellín, el Valle de Rionegro.[18] En 1974, la oficina de Planeación
Departamental de Antioquia formuló por primera vez las directrices para el
desarrollo en el documento: “Planeamiento General para el desarrollo de
Antioquia”, en el cual se concretaron propuestas para el desarrollo espacial del
Área Metropolitana.

Se advertían para esa época las dificultades en cuanto a regulación urbanística, y


aún de orden ambiental, entre los desarrollos periurbanos y campestres de Medellín
frente a los que aparecían en municipios de la subregión del oriente cercano en las
zonas de frontera, como efecto del crecimiento de los flujos de comunicación vial
que se generaba con progresiva intensidad entre el Valle de Aburrá y el Valle de
Rionegro.

Fue así como surgió entonces en la Gobernación de Antioquia una oficina


encargada de proyectar un “plan metropolitano”, apoyada en las perspectivas de
un concepto, la “metropolización”, que tenía suficiente auge y desarrollo en el
mundo desde el comienzo del Siglo XX y que otorgó facultades extraordinarias al
ejecutivo para regular las características básicas.

Las inquietudes desde el departamento de Antioquia al respecto de una planeación


metropolitana, y en particular de Medellín, fueron las precursoras del concepto
sobre áreas metropolitanas en el país. Conscientes de que el fenómeno no era
exclusivo del Valle de Aburrá surgió en la Reforma Constitucional de 1968 la
figura de las áreas, que bajo las facultades extraordinarias conferidas al Ejecutivo
por la Ley 61 de 1978, daría lugar a la expedición del decreto que disponía el
funcionamiento de las áreas metropolitanas [19] y mediante Ordenanza No. 034 de
1980 se dispuso el funcionamiento del Área Metropolitana del Valle de Aburrá.

En 1982, el Alcalde de Medellín mediante Decreto No.040, reestructuraría el


Departamento de Planeación Municipal para que cumpliera las funciones de
planeación Metropolitana y se fortaleciera la planificación de todo el territorio
desde el núcleo; afectando con problemas el ordenamiento físico de otros
municipios. Es así como la localización de áreas de expansión, y en especial para
vivienda de interés social, se ubican en otros municipios supliendo la demanda de
Medellín y la ubicación de equipamientos de carácter metropolitano (Relleno
Sanitario, Aeropuerto y Metro entre otros.). Esto incidió fuertemente en el
crecimiento acelerado de los municipios aledaños a Medellín y generó rápidamente
el fenómeno de conurbación física de los cascos urbanos. Es decir, se entiende que
se creó la entidad supramunicipal, pero la planificación del territorio metropolitano
estaba en manos todavía del municipio núcleo.

Por otro lado, las políticas de estado enfocaron la planificación hacia el desarrollo
integral, con especial énfasis en lo social y económico. Esta situación condujo a
una planificación socio-económica con gran influencia en lo físico, donde el valle
comienza un proceso de transformaciones físicas que obedecerían más a la
necesidad puntual o sectorial, que a un ordenamiento físico. Para 1985 se formula
el Plan Integral de Desarrollo Metropolitano “Para la consolidación de la
metrópoli”, que establece siete estrategias regionales para la consolidación de la
metrópoli y la región. De aquí se deriva la formulación de los planes de
ordenamiento territorial zona norte y zona sur, que definieron una propuesta de
ordenamiento físico para el Valle de Aburrá. Desafortunadamente fueron
ejercicios de planificación indicativos pero no vinculantes en el desarrollo de los
municipios.

En paralelo a esto, en 1988, [20] se expide el Estatuto Metropolitano de Planeación


Usos del Suelo, Urbanismo y Construcción para el Área Metropolitana del Valle
de Aburrá, que permitió unificar por los menos las condiciones de habitabilidad de
construcción y urbanización de los municipios del Valle de Aburrá.

Para entonces, en la década de los 80, se evidencia una decadencia fuerte en el


sector industrial, generando impactos en la economía regional y en lo social. El
estado pierde aliados importantes en la asistencia social a la población, puesto que
las industrias asumían gran parte del bienestar social de una parte de la población,
esto acentuaría más el desequilibrio urbano porque los bienes y servicios seguían
concentrados en el núcleo dominante.

En la década de los 90, ocurren hechos que transforman fuertemente el desarrollo


y los procesos de planificación del territorio y en el estado. Primero que todo se
promulga una nueva constitución política, que trasforma el estado paternalista que
asumía toda la planificación, por un estado participativo, donde la planificación
del territorio debe ser compartida entre el estado y la ciudadanía, y convierte al
municipio en el protagonista del desarrollo, otorgándole una mayor autonomía para
los procesos en su territorio.
Asimismo Colombia participa en la cumbre de la tierra realizada en Río de
Janeiro, Brasil en 1992. Allí se asumen compromisos de crear una legislación muy
concreta sobre medio ambiente y en especial para los centros urbanos, firmando
compromisos en la llamada “Agenda 21”. Esto incide en la nueva legislación
colombiana que crea en 1993 la Ley 99 y el sistema nacional ambiental. Por otra
parte se fortalece jurídicamente las Áreas Metropolitanas con la Ley orgánica 128
de 1994 que le otorga la función de planificadora del territorio, con competencias
muy claras sobre el desarrollo territorial. Por último se modifica la ley 9 de 1989
de reforma urbana con la ley 388 de 1997 que obliga a los municipios a formular
los planes de ordenamiento territorial en su jurisdicción.

Es así, como para entonces, comienza un periodo de gran influencia de la


planificación en el componente físico espacial. Se formularía la primera
generación de planes de ordenamiento territorial entre 1999 y 2001, como una
primera aproximación al territorio como plataforma para el desarrollo económico
y sociocultural, y la posibilidad de armonizar el desarrollo urbano con el medio
natural. Sin embargo, esto debe articularse con los procesos de planificación a otras
escalas, [21] donde hay que entender a los municipios en un contexto
metropolitano y a la metrópoli en un contexto regional. Situación aun por
consolidar.

Ha este punto, es importante señalar que desde la segunda mitad del siglo anterior
se identificaron, los riesgos expansivos del propio Valle de Aburrá, puesto que ya
comenzaba a detectarse un incremento de las interacciones con la subregión del
oriente cercano como efecto del mejoramiento en las condiciones de
comunicación. Esta última percepción debe tenerse como un antecedente de los
años 60 del concepto de “Ciudad-Región”, que hoy el Área Metropolitana, concibe
bajo el concepto evolucionado de “Gran Región Metropolitana”, y comienza a ser
claro que la entidad supramunicipal debe hacer esfuerzos por mejorar las
condiciones de conectividad de la subregión con las otras, a fin hacer viables las
opciones de competitividad. En estos términos deberá ser posible se aúnen
esfuerzos y recursos para la toma de decisiones que impacten en las condiciones
de “atractividad” subregionales del Valle de Aburrá.

Para concluir, según las tendencias analizadas, para el 2020, se tendrá un aumento
de más de un millón de habitantes respecto a la población actual, lo cual obliga a
reflexionar sobre las limitaciones de tierras urbanizables en el Valle de Aburrá, de
infraestructura básica de transportes y servicios públicos, de posibilidades de
empleo y disponibilidades de vivienda. Adicionalmente es preciso tener en cuenta
la capacidad administrativa de los municipios para recibir los nuevos desarrollos,
que no pueden estar orientados únicamente en la disponibilidad de tierra, sino en
la localización de los equipamientos necesarios y la redensificación de áreas con
suficiente infraestructura para esto. Basados en un reparto equitativo de cargas y
beneficios.

Esta inminente perspectiva obliga al Plan Integral de Desarrollo


Metropolitano [22] a disponer de directrices relacionadas con un crecimiento
equilibrado, programado y compensado para dar cumplimiento a las necesidades
básicas de la población, sin menoscabo en forma alguna de la autonomía de los
entes territoriales pero que defina un Modelo Territorial de futuro para la Región
Metropolitana del Valle de Aburrá, con un Modelo de Ordenamiento a través un
proceso concertado de planificación territorial que procure por la funcionalidad de
la estructura territorial y económica interna.

Como habíamos mencionado anteriormente una propuesta para el manejo


armónico de las actividades y servicios básicos comunes a las distintas
poblaciones, a partir de la estructuración concertada del área metropolitana como
instancia que, por encima de las demandas y necesidades locales, oriente y
coordine el desarrollo conjunto preservando elementos esenciales de las necesarias
autonomías individuales, apuntando a una necesaria pero siempre ausente
consciencia metropolitana.

Figura 1
Proceso de ocupación de la mancha urbana en el Valle de Aburrá en la segunda
mitad del siglo XX
1948 1970
1985 1996

Imágenes extraídas de la investigación Estudio de forma y el crecimiento urbano del Valle de Aburrá.
UPB/AMVA, 2006.

Notas
[1] “Merece destacarse el equilibrio demográfico existente, en cuanto al volumen de población que aglutinan
las zona norte y sur del Valle de Aburrá. En efecto en los municipios de Bello, Copacabana, Girardota y
Barbosa, localizados al norte de Medellín, residen actualmente 323.500 personas, cifra muy semejante a los
320.600 habitantes que residen al sur del Valle de Aburrá que integran los municipios de Itagüí, Envigado,
Sabaneta, La Estrella”. Para entonces Medellín alcanzaba 1.645.900 habitantes. Planificación Metropolitana,
Plan de Desarrollo Metropolitano del Valle de Aburrá para la consolidación de la metrópoli. Medellín: 1985.

[2] La investigación forma parte de un convenio de apoyo entre Universidad Pontificia Bolivariana de
Medellín, Grupo LAUR, Facultad de Arquitectura y el Área Metropolitana del Valle de Aburrá AMVA.
Participan en la redacción del artículo Martha Lía Giraldo, Juan Manuel Patiño y Patricia Schnitter. Ver
revista Scripta Nova artículo: Construcción fragmentaria, característica del crecimiento metropolitano de la
ciudad de Medellín, Colombia. Vol. IX, num. 194. agosto 2005.

[3] Para su análisis se determinaron cuatro momentos, los tres primeros definidos por la cartografía análoga
existente en el Instituto Geográfico Agustín Codazzi, IGAC, en escala 1:10.000 que abarca todos los municipios
y un cuarto momento basado en la cartografía digital del año 1996 suministrada por el Área Metropolitana del
Valle de Aburrá, AMVA.

[4] La denominación se establece basados en la clasificación propuesta por FONT, Antonio en:
“Configuraciones metropolitanas. Estructura espacial y formas de crecimiento urbano”. En: L’explosió de la
ciutat. Forum Universal de les cultures. Barcelona: 2004.

[5] Desde la fundación de la villa de la Candelaria (Medellín) en 1675 aparecen los sitios de Hatoviejo (Bello)
e Itagüí y en 1702 el casco urbano de lo que empezó a llamarse el Sitio de Nuestra Señora de Copacabana, de
estos sitios y parroquias se desprenderían los actuales municipios del Área Metropolitana.

[6] Las fundaciones del Valle son tardías si se compara con otras cercanas como Santa Fé de Antioquia (1.546),
Cáceres (1576) Zaragoza, (1581).

[7] “[…] la villa no fue emplazada sobre campo raso, en un paraje escogido a priori, sino que se retomó el sitio
ya habitado de Aná.” PERFETI, Verónica. “Tres proyectos para un deseo: la ilusión de una ciudad”.
En: Historia de Medellín. p 90

[8] “En 1649 un grupo de vecinos de blancos, buena muestra de la capa de propietarios ya conformada en el
Valle del Aburrá, se reunió con la idea de construir un templo […] [...] mucho antes de su fundación ya era
claro el proceso migratorio que atraía al Valle del Aburrá y específicamente a la Parroquia de San Lorenzo, a
un número cada vez mayor de pobladores […] Como las leyes de segregación impedían la permanencia de
vecinos libres – mulatos y mestizos- en las tierras de resguardo, [Poblado de San Lorenzo] el primer resultado
de esta inmigración fue la creación del sitio de Aná, donde se erigió una iglesia, consagrada en 1659 como
parroquia por el obispo de Popayán […]
Por petición de los habitantes del Valle de Aburrá se expidió la Real Cédula del 17 de mayo de 1666, la cual
mandaba a fundar uno o más pueblos con los mulatos y mestizos que andaban dispersos y no hacían vecindad
en la ciudad de Antioquia […] Pese a la oposición, el 20 de marzo de 1671 el gobernador Montoya y Salazar
dispuesto que la fundación se hiciera en el sitio de Aná (allí habían 85 de las 261 familias del Valle de Aburrá,
el 38.5% de las familias del valle, en la Tasajera habían 22, en Fontidueño 7, en Hatoviejo 17, en el sitio de
Guayabal 62, en el sitio de la Culata 36, en el sitio de Itagüí 14, se puede observar como uno de los sitios, el de
Aná, era el más poblado del Valle de Aburrá y del territorio cercano.“Medellín es el caso típico de formación
de un sitio de libres (Aná) que primero se edifica y luego se legaliza en lucha contra los privilegios y el
monopolio de la ciudad de Antioquia, y en búsqueda de autonomía. Primero se consolida el sitio, luego se forma
la parroquia y por último se erige la villa”. ÁLVAREZ, Víctor. Poblamiento y población en el Valle de Aburrá
y Medellín 1541 – 1951.Historia de Medellín. Compañía Suramericana de Seguros. Medellín, 1996. p 60 –62.

[9] Esto explica porqué en la fundación de la Villa tardó varios años y porqué se dieron prohibiciones a los
vecinos de Santa Fé de Antioquia a que se asentaran en la Villa.

[10] JARAMILLO, Roberto Luis. “De pueblo de aburraes a Villa de Medellín”. En: Historia de Medellín.
Suramericana de Seguros. Editor Jorge Orlando Melo. P.80. Bogotá. 1996.

[11] Verónica Perfeti. Op. Cit. P 92.

[12] Desde el poblamiento indígena se habla de un valle comunicado de sur a norte, con caminos y rutas que
permiten el intercambio de personas y bienes, durante la “conquista” y “la colonia” se continúan y mejoran
estas rutas.

[13] ÁLVAREZ, Víctor M. “Poblamiento y población en el Valle de Aburrá y Medellín, 1541 – 1951”.
En: Historia de Medellín. Suramericana de Seguros. Editor Jorge Orlando Melo. p.180. Bogotá. 1996. p77.

[14] ALVAREZ, Victor. Op. cit.

[15] La ciudad tenía para entonces una población aproximada de 250.00 habitantes y el plan calculaba 700.000
habitantes para 50 años.

[16] Informe Plan Piloto de Medellín. En: RESTREPO URIBE, Jorge. Medellín su origen, progreso y
desarrollo. Medellín: Servigráficas. 1981.
[17] BOTERO GÓMEZ, Fabio. Historia del transporte público de Medellín. 1890-1990. Medellín 1998.

[18] En 1974, Planeación Nacional contrataría el estudio Toups - AEI sobre el crecimiento regional de los
Valles de Aburrá y Rionegro, que aporta ideas sobre el Ordenamiento Territorial de los dos valles. Para entonces
se tenia la idea de que Medellín estaba llegando a niveles de saturación del suelo y era necesario pensar en el
Valle de Rionegro (al oriente) como futura expansión. Para entender esta percepción es importante remitirse a
un titular de prensa en 1973: “Medellín se va para Rionegro” El Tiempo, 13 de marzo de 1973. SCHNITTER
Patricia. Jose Luis Sert y Colombia. Medellín: 2004. p 265 - 266.

[19] Decreto-Ley 3104 de 1979 en virtud del cual se dispuso el funcionamiento de las áreas metropolitanas del
Valle de Aburrá, de Centro Occidente, de Bucaramanga, Cali y Barranquilla.

[20] Por Acuerdo No.03 de la Junta Metropolitana

[21] Planificación metropolitana, regional y nacional, según las competencias que otorga la ley a las diferentes
instancias.

[22] Plan integral de desarrollo metropolitano que la ley 128 de 1994 obliga a las Áreas Metropolitanas a
formular.

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© Copyright: Patricia Schnitter, Martha Lía Giraldo, Juan Manuel Patiño, 2006
© Copyright Scripta Nova, 2006

Ficha bibliográfica:

SCHNITTER, P., GIRALDO, M.L., PATIÑO, J.M.La ocupación del territorio en el proceso de urbanización
del área metropolitana del valle de Aburrá, Colombia. Scripta Nova. Revista electrónica de geografía y
ciencias sociales. Barcelona: Universidad de Barcelona, 1 de agosto de 2006, vol. X, núm. 218 (83).
<http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-218-83.htm> [ISSN: 1138-9788]

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http://www.ub.edu/geocrit/sn/sn-218-83.htm

La ocupación del territorio y la urbanización

© UNICEF Bolivia/2003

La baja producción en el campo es uno


de los motivos de la migración a las
ciudades

Bolivia tiene una población total de 8.274.325 habitantes. La distribución de la población


varía según zonas. A partir de los años 50, se produjo una reordenación en la ocupación del
territorio nacional; fenómeno acompañado por un proceso de urbanización que, en algunos
casos, ha sido muy acelerado.

Según el INE 2001, Bolivia tiene una población total de 8.274.325 habitantes y su tasa anual de
crecimiento es, desde el año 1992, del 2,74 por ciento. El 45 por ciento del total de habitantes lo
constituyen los niños, niñas y adolescentes de 0 a 18 años. Asimismo, en términos de género, el
50,16 por ciento de la población son mujeres.

La densidad de la población en el territorio es relativamente baja, 7.56 habitantes por kilómetro


cuadrado (INE 2001). Sin embargo, la distribución de la población varía según zonas y a tenido una
importante variación desde 1950 en adelante.

El cambio ha afectado sobre todo a la población de los Llanos. En 1950 se asentaba en esta zona el
12,3 por ciento de los habitantes. Actualmente cuenta con un 29 por ciento. Por otra parte, el
Altiplano, con un 41 por ciento, sigue siendo la zona más poblada. El 30 por ciento restante de la
población habita en los Valles.

La reordenación territorial

Históricamente, la explotación de la plata primero y del estaño después, fueron actividades que dieron
lugar a la concentración poblacional en la zona Andina. La zona de los Valles poseía población ocupada
principalmente en abastecer de productos agropecuarios, especialmente al Altiplano.

A partir de los años 50 y paralelamente a una progresiva declinación de la actividad minera del
estaño, se inicia la ocupación de los Llanos del oriente. La población se concentró sobre todo del
departamento de Santa Cruz, debido al desarrollo de la agricultura empresarial de productos no
tradicionales.

Este proceso significó también una reordenación del territorio nacional. La dinámica de la economía y
la población se mueve hacia el oriente. Zonas como el norte de Potosí y regiones de Cochabamba y
Chuquisaca presentan una situación de estancamiento, o incluso de declinación.

El proceso de urbanización

El fenómeno de urbanización ha acompañado al proceso de ocupación del territorio. A principios de


siglo la población urbana no llegaba al 20 por ciento. Entre 1976 y 1992 las ciudades crecieron a una
tasa promedio de 4%, debido en parte al aporte migratorio. En algunos casos este crecimiento ha sido
muy acelerado; como la ciudad de El Alto, ubicada en el Departamento de La Paz.

Importantes contingentes de población rural han abandonado el campo para establecerse en las
ciudades. Algunos de los factores que han motivado la migración son: la descomposición de las
estructuras agrarias tradicionales, los bajos niveles de productividad e ingreso, el atractivo que ha ido
cobrando el medio urbano…etcétera.

La población urbana ha aumentado del 58 por ciento en 1992 al 62,43 por ciento en 2001 (INE 2001).
El problema es que las zonas urbanas han ido creciendo sin haber sido capaces de generar una
dinámica económica que absorbiese productivamente a esa población. Como consecuencia, han
aparecido cinturones urbanos de miseria.

El eje central

El crecimiento urbano en Bolivia presenta una característica especial. No se observa el crecimiento


descomunal de una sola ciudad, como por ejemplo, en Argentina con Buenos Aires. En el país, el
crecimiento urbano se concentra en torno a un eje central formado por tres ciudades: La Paz,
Cochabamba y Santa Cruz. No sólo la pobreza es una realidad en el interior estas ciudades, sino que
en torno a cada una de ellas se han ido creando cinturones de pequeñas ciudades de extrema
pobreza.

Por otra parte, el proceso de urbanización ha traído consigo nuevas problemáticas que afectan a los
niños, niñas, adolescentes y jóvenes bolivianos: las drogas, las pandillas, la delincuencia, la
prostitución, etc.
2001

https://www.unicef.org/bolivia/resources_2107.htm

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