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Diferencias y afinidades entre Platón y Aristóteles.

Cuando pensamos en los inicios de la civilización occidental nuestro pensamiento se refugia


invariablemente en Grecia. Esa Grecia antigua que nos maravilla e inspira. Que de una aparente nada
creó una base política, educativa, social, militar y mitológica que traspasó tiempo y espacio para llegar
a nosotros y servir como punta de lanza en la evolución cultural humana.

La cultura general ha adoptado tres nombres como propios y dictamina que cualquier persona debe
conocer al menos los nombres de tres personajes, Sócrates, Platón y Aristóteles; conocer su
pensamiento, eso ya es otra historia.

¿Por qué estos tres personajes constituyen un apartado de estudio obligatorio en cualquier curso de
filosofía? Y ¿Por qué dejamos de lado a Sócrates para poner frente a frente a Platón y a Aristóteles?

La primera pregunta nos lleva a los inicios mismos del pensamiento humano. Un pensamiento que
primeramente se alimentó de la imaginería y de un sentido onírico para dar respuestas a los
fenómenos que percibían pero no podían explicar. Los relatos cosmogónicos devenían axiomas y
gracias al fenómeno social del relato hablado se transmitían, tomando un poco del contexto de turno
para evolucionar, cambiar un nombre aquí y allá, asignar una u otra propiedad a alguna deidad.

De buscar consuelo en los dioses el hombre pasa a observar al Dios tangible, que no es otro que la
naturaleza. Llegaba el momento de observar más detenidamente los fenómenos naturales, y con esto
el hombre por vez primera cuestionó.

De observar a la naturaleza el hombre descubre un mar inmenso en sí mismo y se dispone a explorarlo.


Es aquí donde Sócrates entra en juego. Un hombre de bajos recursos que se contentaba con
preguntarlo todo, pues la sabiduría no es algo que viene fortuitamente. Es un camino difícil de
descubrimiento, un parto, si se quiere.

La crítica al sistema imperante de la época le valió a Sócrates una denuncia por corrupción a la
juventud y nos dio el primer ejemplo de que pensar puede ser peligroso. Su discípulo Platón tomó
nota de esto y siguió la línea de su maestro. He aquí el porqué de que el conflicto de ideas entre Platón
y Aristóteles deje afuera a Sócrates, Platón tomó su línea argumentativa y formó un pensamiento
propio.

El antagonismo aparente entre Platón y Aristóteles comienza con un conflicto que ha escalado hasta
nuestros días y se pone de manifiesto entre doctrinas como el racionalismo y el empirismo. Aquellos
que visualizan un plano ajeno a nuestra percepción contra aquellos que conciben solo lo que ven.

Platón, un aristócrata cercano a Pericles, ve este mundo variable y atestigua que es imposible buscar
algo permanente en el cambio. Cuestiona esta realidad y la ve como una sombra, una mera
representación de un plano más complejo. A este plano lo llama el plano de las ideas y lo hace ver
como aquellos moldes originales donde todas las ideas perfectas son concebidas, mientras a nuestra
realidad la hace ver como piezas de arcilla que salen de ese molde, nunca perfectas, siempre variables,
nuestro cuerpo solo es el receptáculo de un alma que viene de este mundo de las ideas, que viene de
distintos aprendizajes. Un alma inmortal sin origen, que en cada nueva vida reconoce, no conoce, pues
ya ha habitado este mundo empírico previamente. Su teoría de la reminiscencia se centra en este
postulado.

Platón tiene una visión dual de la realidad, de la cual fija como fin último el bien, un bien que no puede
ser logrado si no se practican virtudes como la justicia, la ética, la moral, la belleza y el amor; Todas
estas por cierto, tienen su concepción ideal en el mundo de las ideas, y nosotros solo podemos ver su
mera sombra, corrupta por la variabilidad.

Pero también al alma Platón la divide en tres propensiones. Pues del mundo de las ideas el alma puede
venir preconcebida con un carácter que apela a la razón, de estos surgen los dirigentes, que según
Platón deben ser los filósofos. Los irascibles, aquellos que siguen y hacen cumplir las reglas, y los
concupiscentes, llamados a la emocionalidad y la producción.

Podríamos decir que donde las similitudes entre Platón y Aristóteles terminan, empiezan sus
diferencias, Aristóteles, discípulo de Platón y maestros de Alejandro de Macedonia, dividía el alma en
tres clasificaciones también, pero se centraba en la naturaleza orgánica del cuerpo también, pues
proponía un alma vegetativa para todos los seres que crecen y se reproducen, un alma sensitiva, que
obedece al instinto, y un alma racional, que solo posee el hombre y está relacionada con el intelecto.

En cuanto al mundo, Aristóteles también veía una dualidad, pero es una dualidad que al final
representaba un todo, no como en el caso de Platón, donde cada parte se aleja de la otra. Aristóteles
hablaba de materia y forma, de cuerpo y mente, de lo material de que esta hecho una cosa y de las
cualidades de específicas que presenta, pero vistos siempre como unidad, pues no puede existir el
uno sin el otro. He aquí la diferencia más substancial entre Platón y Aristóteles, mientras el primero
se concentraba en el mundo extraterrenal y desdeñaba de la naturaleza, el segundo la abrazaba y
trataba de aprender lo más de ella, enunciando que el mundo se comporta como un motor, siempre
en movimiento.

En este caso, Aristóteles va más allá que Platón y enuncia las causas distintas por las cuales materia y
forma existen. Desde una causa de existencia o eficiente a una causa última referida al propósito.
Platón, ajeno al mundo empírico, omite causas variables para centrarse en el mundo invariable, sin
causas aparentes.

Otra importante diferencia es la concepción del alma vista desde Aristóteles, si bien para Platón el
alma viene del mundo de las ideas dispuesta a reconocer aquello que en otros momentos
experimentó, para Aristóteles el alma viene como una pizarra en blanco, dispuesta a conocer su
entorno.

En contraste con el bien como fin último para Platón tenemos a la felicidad como fin último para
Aristóteles, una felicidad que solo se puede alcanzar a través de la práctica de la virtud, la cual se
muestra como la excelencia en la labor lograda por la disciplina. Para Aristóteles, si algo me hace feliz,
es bueno, pues si es no es bueno, no me hará feliz.

Podríamos decir que aún en los caracteres de estos filósofos existen diferencias notables, Platón se
vale más de recursos narrativos para ejemplificar sus ideas, Aristóteles por el contrario es mucho más
metódico y tiene un enfoque mucho más científico en su producción. De ahí sus múltiples
clasificaciones de todo lo que lo rodeaba. Se podría decir que entre el imaginario profesional de
Aristóteles estaba la práctica de la biología.

Las similitudes entre estos personajes son de corte más general, pues si bien sus diferencias son
marcadas, ambos mantienen a la sabiduría como estandarte para la consecución de su fin último. Por
esto ambos crearon escuelas especializadas a modo de estandarizar y organizar el conocimiento,
Platón en la academia y Aristóteles en el liceo.

Otra similitud radica en su visión del hombre dentro de la sociedad, pues si bien Platón mantiene la
actitud crítica a la sociedad ateniense que tuvo su maestro, ambos consideran que el individuo se debe
a la sociedad que lo rodea, y que solo podrá vivir correctamente cuando su relación en sociedad sea
estable y correcta.

Dos posturas, dos formas de pensamiento que prepararon terreno y condicionaron el pensamiento
filosófico hasta nuestros días, es verdaderamente difícil pensar en la historia de la filosofía sin estos
hombres, sin ellos seguramente hubiéramos terminado viendo dentro de nosotros mismos de todas
formas, pero en este mundo de antorchas que se encienden y apagan, fueron ellos los que las ubicaron
en primer lugar y en nombre de todas esas mentes que vinieron antes de ellos, gritaron: ¿Por qué?
Referencias bibliográficas.

Brun, J. y Aubenque, P. (1972) Historia de la filosofía. España. Siglo veintiuno editores.

Gaarder, J. (1994) El mundo de Sofía. España. Las tres edades.

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