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Universidad Distrital Francisco José De Caldas

Licenciatura En Educación Básica Con Énfasis En Cs. Sociales


Ética Profesional
Profesor Blas Rico
Mayra Andrea Villamil Padilla – 20142155032

Ética aplicada y ejercicio docente

Las reflexiones alrededor de la ética profesional deben ocupar un lugar central en lo que
respecta al ejercicio de la profesión docente, por diversas razones. Una de ellas es
precisamente el rol socio-político que tiene esta profesión en particular y por el cual no se
puede caer en la ingenuidad de una neutralidad en las posiciones de un docente, de otro
lado y muy relacionado con la idea anterior, el docente construye a partir de su ejercicio
profesional una interpretación particular de la realidad, que orienta su trabajo con las
comunidades educativas (Martín, Riberas & Gregori, 2015).

Razones como las anteriormente mencionadas y otras muchas cuestiones más provocan que
surjan diversos interrogantes, por ejemplo: ¿Cómo se consolida el ethos de un docente?,
¿Qué implicaciones tiene el rol de maestro en la sociedad y la comunidad educativa en
términos de eticidad?, ¿Cómo deben darse las relaciones entre estudiantes-profesores al
momento de establecer las normas en la escuela?, ¿Cómo deben solucionarse los diversos
dilemas morales que surgen en el campo educativo? , ya que dependiendo del tipo de
reflexión o respuesta que se le dé a los anteriores interrogantes será evidente una
concepción particular del deber ser del acto educativo y además por ende las practicas
variarán dependiendo de dicha concepción por lo cual es necesario hablar de una ética
aplicada al campo educativo y es precisamente por ello que las reflexiones éticas de la
profesión son tan importantes, no para consolidar un código ético inamovible sino para
lograr consensuar entre los profesionales unos mínimos que permitan orientar las
decisiones que se llevarán a cabo en la práctica .

Según (Martin, et. al, 2015) “la ética aplicada es el espacio de confluencia entre el saber de
la filosofía moral sobre la bondad, a menudo desvinculado de la vida social, y la necesidad
de las profesiones de mostrar de forma honesta el compromiso que adquieren ante la
sociedad donde ejercen su actividad”. Existen diversos modelos que orientan las
reflexiones morales intentando consolidar una ética aplicada al contexto educativo, el
primero es el deductivo de (Ferrer y Álvarez, 2005), que obedece a principios universales
al estilo de imperativos categóricos que buscan con el método deductivo aplicar este
supuesto universal al contexto particular. El segundo es el ideal inductivo en el cual las
decisiones se tienen que tomar en función de las circunstancias concretas de manera
independiente de cuál sea la norma general (Maliandi, 2006). Pero tanto el método
inductivo como deductivo representan problemas al momento de consolidar una ética
aplicada de la práctica docente ya que puede caerse tanto en sistemas cerrados dogmáticos
como en relativismos.

Por ello aparece una tercera opción que es el método hermenéutico critico en donde las
situaciones concretas “no son simple particularización de principios universales, sino lugar
de descubrimiento de los principios, valores morales y virtudes propios del ámbito
correspondiente” (Cortina, 2003) y es a partir de este último modelo que se va a intentar
problematizar la ética aplicada a la profesión docente en el presente texto.

Siguiendo las palabras de (Cortina, 2002) “las éticas aplicadas nacen en el último tercio del
siglo XX como una necesidad social. Las sociedades pluralistas precisan dar respuesta a
las cuestiones que se les plantean y no pueden hacerlo desde un código único, sino desde
esas éticas aplicadas que ya están funcionando como una parte de la realidad social” en
donde uno de los elementos importantes para la consolidación de estas éticas aplicadas es
el momento de deliberación, en el cual a través de las condiciones de dialogo adecuadas se
pueden generar consensos.

En este momento es que aparece la ética discursiva de (Habermas, 2000) en donde debe
consolidarse una situación adecuada de habla que requiere que sea abierta, problematizada
y no coaccionada, además de ello estas normas de diálogo deben ser compartidas por la
comunidad, participando así en el diálogo todos los sujetos que estén afectados directa o
indirectamente teniendo como principio la construcción de una ética de mínimos autocritica
e intersubjetiva.

Entonces logrando una situación adecuada de habla puede llegarse a los escenarios de
deliberación apropiada que permitan para el caso de la ética aplicada al rol del docente
consolidar un código de mínimos frente al actuar, en palabras de (Román, 2009), “el código
deontológico, como el de valores o buenas prácticas, al no ser un código jurídico, sino
moral, no puede imponerse por coacción externa, forzando la conciencia de los individuos
que han de asumirlo” a partir del respeto la libertad, la autonomía subjetiva para consolidar
una ética aplicada intersubjetiva al campo educativo y viabilizando un asumir consciente
del código reduciendo la brecha que se suele encontrar ente la palabra y la acción o la teoría
y la práctica. Construyendo consensos intersubjetivos, pero también generando una
cohesión en términos subjetivos entre el profesor que somos, el que decimos ser y el que
queremos ser.

Aquí es donde adquieren relevancia las palabras de (Hortal, 2002), “terminamos de saber
qué significan los principios éticos cuando sabemos cómo se traducen, “aplican” o ponen
en práctica en determinadas circunstancias. Pero a la vez terminamos de saber y de entender
las situaciones que vivimos y en las que tenemos que actuar cuando sabemos relacionar
dichas situaciones cono determinados principios y no con otros”.

Es decir en el ejercicio docente deben existir varios momentos para la consolidación de una
ética aplicada pertinente, teniendo en cuenta que la intencionalidad de esta no es convertirse
en un cúmulo de reglas y normas que deben cumplirse por obligación. Un primer momento
sería el de deliberar con los colegas consensuando, categorizando las situaciones morales
más conflictivas con el fin de establecer una ética cívica que cuente con la participación de
todos los afectados, siendo fundamental la existencia de un reconocimiento recíproco, en
donde no se deje de lado el momento de orientación moral de la acción que se vaya a
realizar, pero tampoco el momento práctico o que corresponda a los bienes internos del
sujeto que realiza la acción.

Podría creerse que este tipo de discusiones si se dan a nivel local no tienen efectos en la
consolidación de una ética cívica-trasnacional, pero según (Cortina,2002) este tipo de
prácticas ayudan a mejorar las condiciones de democratización, aportando a partir de este
rol público de las éticas aplicadas a la solidificación de un bien público que propenda por
la solidaridad y la autonomía, fortaleciendo la profesionalidad de los docentes en términos
éticos que debe ser caracterizada por la voluntad, la reflexión y el rigor.

Este escrito se ha enfocado sobretodo en la aplicación de la ética de la profesión docente


en un primer nivel que sería el compartido con los colegas, porque según lo evidenciado en
las diferentes experiencias es por donde sería necesario iniciar, ya que en sí mismo esto
transformaría las prácticas educativas de los docentes al reflexionar constantemente sobre
sus prácticas de enseñanza, evaluación, selección y abordaje de contenidos, alistando el
momento de diálogo adecuado en donde se consensúen los acuerdos entre docente-
estudiantes, escenario que produce muchos más retos que en la deliberación con docentes
ya que la educación hasta este momento no ha reconocido la importancia de educar en
autonomía, libertad, reflexión ética, lo cual generaría en un primer momento una especie
de caos en donde no exista voluntad para cumplir los mínimos, al menos en una edad
escolar, ya que por un lado es poco común soltar esa autoridad con que cuenta el profesor
y por otro las dinámicas heterónomas son mucho más notables en esta etapa y pueden llegar
a perpetuarse de no existir un proceso educativo ético y reflexivo a partir del diálogo, el
camino parece largo y utópico pero este es uno de los aspectos positivos de la ética aplicada
y es precisamente su efecto real en la práctica cotidiana.

Bibliografía

Cortina, A. (2003). “El quehacer público de las éticas aplicadas: ética cívica y
transnacional”. A Cortina, A.; García-Marzá, D. (editores): Razón pública y éticas
aplicadas: los caminos de la razón práctica a una sociedad pluralista (pp. 13-44). Madrid:
Tecnos.

Cortina, A. (2002) “La dimensión pública de las éticas aplicadas” Revista Iberoamericana
de educación. (pp.45-64). Brasil.

Ferrer, J.; Álvarez, J. (2005). Para fundamentar la bioética. Teorías y paradigmas teóricos
en la ética contemporánea. Bilbao: Universidad Pontificia de Comillas i Desclée de
Brouwer.

Hortal, A. (2002). Ética general de las profesiones. Bilbao: Ed. Desclée De Brouwer. -
Hortal, A. (2003). Ética aplicada y conocimiento moral. A Cortina, A.; García-Marzá, D.
(editores): Razón pública y éticas aplicadas: los caminos de la razón práctica a una
sociedad pluralista (pp. 91-119). Madrid: Tecnos.

Maliandi, R. (2006). Ética: dilemas y convergencias. Cuestiones éticas de la identidad, la


globalización y la tecnología. Buenos Aires: Ed. BiblosMorales, P. (2012), “El cuidado
como expresión de lo humano”. En Dilemata, nº 9, 225-248.

Vilar Martín, Jesús & Riberas, Gisela & Rosa Gregori, Genoveva. (2015). Algunas ideas
clave sobre ética aplicada en la Educación Social. Intervención Psicosocioeducativa en la
Desadaptación social (IPSE-DS).

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