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Facultad de Humanidades
Licenciatura en Filosofía
Preseminario
Yuly Ramos
Ponencia
Materialismo eliminativo
I
Paul Churchland (1942 Canadá) es un filósofo, neurobiólogo y psicólogo ligado al círculo
norteamericano de la Costa oeste, grupo que congrega los investigadores más
relacionados con el campo de la inteligencia artificial y los que han apostado más a
fondo por los programas informáticos (llamados redes neuronales) como modelo del
cerebro (Churchland P. , 2000). El autor crece de la mano de los círculos académicos
norteamericanos cuando el llamado giro lingüístico generaba un amplio escenario de
debate que cruzaba el Atlántico1 y, en el campo de la informática y la neurociencia el
conexionismo (al que él se sumaría) se iba granjeando fama. Ahora, situados en el
conjunto de saberes e inquietudes que fueron concentrados en el término Filosofía de la
mente, desde que fueron “inaugurados” por las formulaciones cartesianas cayeron en
una especie de letargo. Fue sólo hasta mediados del s. XIX que dicha rama de la
Filosofía empezó a recibir una especial atención dados los avances que la psicología, la
biología y la neurología evidenciaban. Así, las sospechas que suscitaban las presuntas
familiaridades metafísicas de aquélla se fueron diluyendo en teorías científicas y el eje
mente-cuerpo planteado por Descartes fue dando paso a la tensión mente-cerebro que,
por momentos parece ceder a las tensiones procesos mentales/fórmulas
proposicionales. Es en este contexto de avances y debates que se sitúa y del que son
productos el filósofo y el texto en cuestión.
II Tesis/Argumentos
El texto que aquí ponemos a consideración es parte de un compilado hecho Eduardo
Rabossi hacia 1995. En tal compilación el filósofo argentino buscar hacer una especie de
estado del arte de la Filosofía de la mente mediante la publicación de artículos y autores
1
A modo de nota auxiliar para el curso Gilbert Ryle publica el texto que revisamos hacia 1949 y J.C.C. Smart formula
su teoría de la identidad junto a otros tres investigadores a inicios de la década de 1960. Pareciera que seguimos una
especie de orden cronológico, aquí nos ubicamos en la década de 1970 en inicio de 1980.
representativos de las diversas corrientes y aparecen organizados de la siguiente
manera: en primer lugar se enfrentan la psicología del sentido común y las teorías
científicas. El debate entre estas da paso a un segundo momento en el que las reyertas
entre las actitudes proposicionales y la tesis sobre el lenguaje del pensamiento tienen
lugar concluyendo con las tensiones que las relaciones entre significado y contenidos
mentales (representación) y la estructura de los modelos computacionales de la mente
suscitan. El texto que aquí será tratado busca desechar como obsoletas las teorías que
la Psicología Folk (PF en adelante) presuntamente formula en torno a la explicación de la
conducta humana y los fenómenos mentales con base en sus generalizaciones sobre las
actitudes proposicionales y la atribución a las mismas de caracteres explicativos,
normativos y predictivos. El procedimiento que Churchland elige es una reducción. Así,
lo primero que hace es enunciar los elementos que hacen que un determinado cúmulo
de conocimientos/comportamientos puedan reivindicarse como teoría. A saber:
Por ejemplo:
(x ) (f) (m) (((x tiene una masa de m) & (x sufre una fuerza neta de f)) ⊂ (x se
acelera a f/m))
(x ) (p) ((x teme que p) ⊂ (x desea -p))
Para la autora de este texto resultaba inevitable no pensar -al leer dicho fragmento- en la
fe en el progreso que los modernos abanderaron y las posteriores decepciones que esa
esperanza casi religiosa dejó. El artículo data de la década de 1980 y ofrece un
horizonte altamente alentador pero, cuando menos han transcurrido ya tres décadas y el
problema sigue a grandes rasgos latente por lo que cabría preguntarse ¿Qué hace de la
PF un sistema aún convincente? ¿Qué suple ella que no ha logrado suplir la sinergia
científica?
III Críticas
En este apartado se pasará revista por algunas de las críticas que se formulan al
materialismo eliminativo. En un primer momento aparecerán las críticas que el autor cita
y combate en su texto, seguidamente se presentarán algunas críticas aquí formuladas.
El autor responde que en primer lugar el hecho de que las regularidades adscriptas por
el núcleo intencional de la PF sean predicadas de ciertas relaciones lógicas entre
proposiciones, no da en sí mismo un fundamento para alegar algo esencialmente
normativo respecto de la PF y ofrece como ejemplo el hecho de que las regularidades
adscriptas por la ley clásica de los gases sean predicadas de relaciones aritméticas entre
números, no implica nada esencialmente normativo acerca de la ley clásica de los gases.
(Churchland P. , 1995, pág. 60) En segundo lugar señala que el materialismo eliminativo
es consistente con la alegación de que la esencia de un sistema cognitivo reside en la
organización funcional abstracta de sus estados internos, es decir, el funcionamiento del
sistema puede prescindir de tales formas proposicionales que son sólo uno de los
fenómenos superficiales y tardíos del conjunto de lo aprendido. En tercer lugar, señala
como erróneo argumentar en contra de la posibilidad de un reemplazo materialista, sobre
la base de que tiene que describir cuestiones en un nivel que es diferente. Según él, ello
sería una petición de principio. En conclusión, “cuando se enfrenta la impotencia
explicativa, la historia estancada y el aislamiento sistemático de las locuciones
intencionales de la PF, insistir en que tales locuciones son abstractas, funcionales y de
carácter irreductible, no constituye una respuesta adecuada o interesante” (Churchland
P. , 1995, pág. 59)
1. En primer lugar el autor parece dar por sentado que lo que se agrupa bajo el
término PF es algo diáfano pero ni siquiera para sus interlocutores críticos parece
serlo por tanto las leyes y objetos de la PF resultan ambiguos cuando no oscuros.
2. El planteamiento resulta desde sus inicios inquietante. Así, asumiendo que se
sabe qué es concreto PF se desconoce ella se asume como teoría y no resulta
convincente que se la crítica desde un concepto (teoría) y un carácter (teórico)
impuestos por su crítico.
3. En tercer lugar el carácter predictivo de la apuesta: en últimas todo depende de un
presunto avance científico.
IV Conclusiones
Ahora bien, pese a los problemas –justificados o injustificados- que fueron reseñados en
apartados anteriores, la apuesta de Churchland debe ser puesta en su justa medida. Ella
es formulada a inicios de la década de 1980 cuando la computación o mejor, el internet
empezaban a figurarnos un panorama que se antojaba más que optimista, que se
mostraba como la punta del iceberg de un mecanicismo abrasador, igualmente pone
sobre el patíbulo temas que renuevan el campo de la neurociencia, la informática y la
filosofía. Para terminar, con un optimismo latente, podríamos figurarse el momento en el
que materialismo eliminativo cumpla su propósito y la ciencia física logre eliminar la
psicología folk y explicar coherentemente todos los planos de las conductas humanas
¿Qué quedará? ¿Un mundo absolutamente mecánico reproducible mediante productos
de iguales propiedades? ¿Un mundo sin lenguaje humano con cerebros sumamente
eficientes?