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LA II REPÚBLICA (1931-1936)
La Segunda República (1931-1936) fue una etapa significativa en la historia de la España del s.XX. Constituyó un
ambicioso intento de modernización política y trató de adecuarse a los cambios sociales y económicos que
habían surgido; pero sin embargo, los problemas que ésta tenia eran equiparables a los del resto de Europa
(régimen soviético, fascismo, dictaduras…) y poco a poco se iría degradando hasta que termine sucumbiendo
ante la derecha autoritaria.
Ley de Laboreo Forzoso, Ley de Accidentes de Trabajo en el campo y la imposición de la jornada de ocho horas.
También se dieron reformas en la educación, marcada por aquel entonces por la Institución Libre de Enseñanza.
El objetivo del Gobierno en este sector fue crear un sistema educativo unificado, público, laico y gratuito e
implantar la coeducación de sexos. Aunque los recursos presupuestarios resultaban insuficientes el régimen
hizo un gran esfuerzo por formar maestros y construir escuelas públicas para lograr la igualdad de
oportunidades entre sus ciudadanos. Así mismo se les prohibió a las órdenes religiosas ejercer la enseñanza.
También se produjeron reformas en el ámbito militar de mano del propio Azaña (ministro de Guerra) que
buscaban reducir el número de oficiales profesionales, reorganizar el Ejército y someter la jurisdicción militar a
la civil. Otro de los puntos reformistas más llamativos de este Bienio fue la aprobación de diferentes Estatutos
de Autonomía como el de Cataluña y el del País Vasco, que pasarían a ser las dos primeras autonomías de la
historia de España.
Sin embargo la reforma más importante se produjo en el campo. En 1932 se aprobó la Ley de Bases de la
Reforma Agraria con la que se pretendía llevar a cabo una redistribución de la propiedad agraria para satisfacer
a los jornaleros sin tierras. Se aplicó a todo el país de manera simultánea y los asentamientos se tramitaron con
muchísima lentitud y en medio de una gran resistencia por parte de los pequeños y medianos propietarios.
Finalmente el proceso se interrumpió a finales del Bienio pero había creado una gran alarma entre los
terratenientes y unas enormes esperanzas en los jornaleros.
Por otro lado, mientras el Gobierno de Azaña comenzaba su andadura política, la derecha tradicional que había
quedado al margen tras la proclamación de la República comenzó a mostrar su oposición en las JONS y la FE.
También lo hizo la izquierda revolucionaria desde organizaciones como la CNT, el PCE o la FAI. Todo ello junto
con la tensa situación social iba dificultando la conservación de la mayoría parlamentaria de la coalición
socialista para gobernar hasta que, en 1933 unas nuevas elecciones dieron el triunfo electoral a los candidatos
de centro y derecha, comenzando así un nuevo Bienio.
hechos como la confirmación de que el movimiento obrero preparaba una revolución mientras que las posturas
de centro-izquierda aumentaron su fama enormemente.
El ambiente de crisis en el Gobierno era claro y las disensiones eran crecientes, pero la crisis definitiva vino con
el estallido de un escándalo de corrupción que precipitó el fin de la legislatura y la convocatoria a unas nuevas
elecciones a Cortes en febrero de 1936.
5. EL FIN DE LA II REPÚBLICA
El ambiente de violencia e incertidumbre vivido en muchas naciones europeas no significaba que imperara un
clima de guerra civil ni que ésta fuera inevitable. Desde el mes de abril de 1936 se sucedieron distintos
enfrentamientos callejeros entre falangistas y comunistas mientras la conspiración militar contra el Frente
Popular avanzaba. Por un lado había una trama política y por otro crecía el número de militares implicados.
El 12 de julio era asesinado por extremistas de derecha un oficial de la guardia de asalto, el teniente
Castillo. La respuesta llegó a la mañana siguiente con el secuestro y posterior asesinato de José Calvo
Sotelo por parte de un grupo de las fuerzas de seguridad. A su vez se dio una sublevación militar en
Marruecos contra el Gobierno de la Republica ante la que el entonces presidente, Casares Quiroga, no
reaccionó. A los sublevados marroquís se fueron uniendo poco a poco ciudadanos en la península
produciéndose así una sublevación parcial que desembocaría en la Guerra Civil (1936-1939).