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Estas aquí
solamente en el amor
solamennte en el amor
y en mi interior vas haciendo maravillas
en profunda comunión
ven y nunca me dejes pues sin ti me moriría
Estas aquí
ven y mora en mi interior
Oración.
Lector 1.
Señor, ante tu presencia amorosa, los jóvenes Déjanos sentimos hijos tuyos, confiados entre tus
aquí reunidos te pedimos bendigas nuestra brazos y recibir el sustento. Danos, Jesús, te lo
juventud; di de ella palabras buenas que día a día pedimos, el sentimos por ti siempre llamados a
se nos vuelvan vida. vivir contentos nuestro destino y nuestra
Queremos ser jóvenes nuevos estrenar nuestra juventud, sabiendo que al final de nuestro camino
vida recibida de ti y por ti hecha buena. Déjanos te encontramos a ti con los brazos abiertos;
matar al joven viejo que vive en nosotros y que a danos paternal cariño.
nosotros se aferra. Déjanos enterrarlo muy (AMEN)
hondo, bajo tierra, y que de ti nazca en nosotros
el joven nuevo.
Danos un recto pensar y un actuar acorde.
Queremos Vivir en paz, con la conciencia limpia
de mancha, aceptamos las penas, nada
queremos hacer para evitarlas. Nos hiciste de
lodo amasado con lágrimas divinas, llanto divino
de divinos ojos que miraban el futuro. Aceptamos
las penas... danos en cambio, fortaleza para
vencerlas, danos una vida nueva cargada de
amor y amistad. Concédenos ser tus amigos y
amarte también en maestros amigos.
Queremos sembrar cosas nuevas, pero danos
también el consuelo de cosechar el futuro y
gozar lo sembrado. Danos el ser felices con lo
que somos, sin dejar nunca el sino intento de hoy
, ser mejores que como fuimos el día de ayer.
Monición.
Lector 2.
La “Fracción del Pan” –como al principio se llamaba a la Eucaristía- ha estado siempre en el centro de la
vida de la Iglesia. Por ella. Cristo hace presente a lo largo de los siglos el misterio de su muerte y
resurrección. En ella se recibe a Él en persona como “pan vivo que ha bajado del cielo”.
Lectura.
Lector 1.
Jn 6,48-51
Yo Soy el Pan de la Vida. Vuestros padres comieron el maná en el desierto y sin embargo murieron. Este
es Pan del Cielo, y ha bajado para que quien lo coma no muera. Jesús añadió: Yo soy el Pan Vivo
bajado del cielo. El que come de este pan, vivirá siempre. Y el pan que yo daré es mi carne. Yo la doy
para la vida del mundo.
Meditación.
Lector 2.
“Nada tenemos ni vemos corporalmente en este mundo del mismo Altísimo, sino su cuerpo y sangre,
los nombres y las palabras, por las que hemos sido hechos y redimidos de la muerte a la vida”.
hacer tu voluntad.
Señor aquí estoy, tu sabes como soy
LA OFRENDA QUE HOY VENGO A TRAER ANTE Señor has que en mi, siempre exista esa sed, de
TI
querer que en tus aguas profundas
Lectura.
Lector 1.
Lc 22, 14-20:
Cuando llego la hora, se puso a la mesa con los apóstoles y les dijo: “Con ansia he deseado comer esta
Pascua con ustedes antes de padecer, porque les digo que ya no la comeré más hasta que halle su
cumplimiento en el Reino de Dios”.
Tomó luego una copa, dio gracias y dijo: “Tomen esto y repártanlo entre ustedes, porque les digo, que a
partir de este momento, no beberé del producto de la vid hasta que llegue el Reino de Dios Tomó luego
pan, dio gracias, lo partió y se lo dio diciendo: “Este es mi cuerpo que se entrega por ustedes; hagan
esto en recuerdo mío.” De igual manera, después de cenar, tomó la copa, diciendo: “Esta copa es la
nueva Alianza en mi sangre, que se derrama por ustedes”.
Meditación.
Lector 2.
Por ello, os aconsejo encarecidamente, señores míos, que, posponiendo toda preocupación y cuidado,
hagáis penitencia verdadera y recibáis con grande humildad en santa recordación suya, el Santísimo
Cuerpo y la Santísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo.
y es que a veces me dejo envolver por los tus manos usa también, pues eres un hijo de
problemas
Dios
Preces
Lector: En la vida hay tantas cosas que nos entristecen. Vivir es un enfrentarnos continuamente
a aquello que nos causa pena, dolor y sufrimiento.
Lector: Algunos jóvenes luchan y vencen, otros se dejan llevar por la tristeza y viven sumidos en
la oscuridad, están enfermos del alma.
Lector: Algunos jóvenes buscan la alegría desesperadamente en fuentes falsas que sólo
producen falsa alegría, quisiera comprar alegría embotellada bajo prestigiosas etiquetas y sólo
adquieren vacío.
Lector: El tener no remedia la soledad; las cosas materiales no pueden sustituir la compañía
humana; el consumismo que nos aqueja es el signo de una juventud que busca la alegría por caminos
equivocados.
Lector: La alegría no se puede fingir por mucho tiempo; es un estado, una actitud de vida
permanente y responsable, una situación de ánimo; la alegría no se pierde ante la adversidad, sino que
nos ayuda a superarla.
Lector: Una alegría natural la encontramos en los niños, ellos no pueden estar mucho
Lector: La alegría de los niños viene de la seguridad que les da el tener en quien confiar, viene
de la capacidad de asombro ante un mundo que todavía no conocen.
Lector: Esa alegría de los niños viene de que mantienen abierta la puerta de la fantasía, viene
de su gozo y de su inmenso deseo de vivir.
Lector: Dios es la fuente de la alegría porque es la causa de la felicidad del hombre, sólo en
Dios podremos encontrar una alegría auténtica y fa sobre la adversidad y los fracasos permanentes.
Lector: La prueba más real que Dios es la alegría del hombre, se ha manifestado a través de la
historia, por medio de cada mártir y en cada auténtico Cristiano que en momentos de tribulación y a la
hora de la muerte respondieron sólo con una tierna y agradable sonrisa, esperando siempre en Dios
como único consuelo.
Lector 2.
Los jóvenes queremos afirmar que únicamente Dios hace hombre feliz, porque «sólo Dios basta» y
proclamaremos a cuantos encontremos en nuestra vida y no nos cansaremos de ser camino de
acogida, de fiesta y de amistad, para cuantos encontremos sentados en el aburrimiento y la soledad.
puedes dejar tu amor aquí, donde ladrones que cuando tú esperabas mas de mi,
hurtan
yo tan ingrato, la espalda te volví.
que le da un motivo al vivir y Cristo es mi tesoro que cuando tocabas a mi puerta te cerré,
la razón de mi
que camine yo solo, te rechace.
diriges?
he sentido la grandeza de tu amor
él nos dejó un rumbo que seguir, solo sigue el y por eso hoy quiero cambiar.
y camina en sus pasos fallar no puedes, no Quiero pedir perdón por todos mis pecados,
la razón de mi existencia y el será mi razón hasta Gracias, Señor, porque se que me escuchaste
morir.
porque pusiste tu mirada en mi,
Lector 2.
“Quédate con nosotros, Señor, porque atardece y el día va de caída”. Esta fue la meditación apremiante
que la tarde misma del día de la resurrección los dos discípulos que se dirigían hacia Emaús hicieron al
Caminante que a lo largo del trayecto se había unido a ellos. Abrumados por el triste pensamiento no se
imaginaban que aquel desconocido fuera precisamente su Maestro, ya resucitado. No obstante, habían
experimentado como “ardía” su corazón mientras Él les hablaba “explicando” las Escrituras. La Luz de
la Palabra ablanda la dureza de su corazón y “se les abrieron los ojos”. Entre la penumbra del
crepúsculo y el animo sombrío qué les embargaba, aquel Caminante era un rayo de luz. “Quédate con
nosotros”, suplicaron, y Él acepto. Poco después el rostro de Jesús desaparecería, pero el Maestro se
había quedado veladamente en el “pan partido”, ante el cual se habían abierto sus ojos.
Ultima Lectura.
Lector 1.
Lc 24,13-14
Ese mismo día, dos discípulos iban de camino a un pueblecito llamado Emaús, a unos treinta kilómetros
de Jerusalén, conversando de lo que había pasado. Mientras conversaban y discutían, Jesús en
persona se les acercó y se puso a caminar a su lado, pero algo impedía que sus ojos lo reconocieran.
Jesús les dijo: “¿Qué es lo que van conversando juntos por el camino?” Ellos se detuvieron, con la cara
triste.
Lector 2.
Y como el hijo de Dios se mostró a los santos apóstoles en carne verdadera, así también ahora se nos
muestra a nosotros en el pan consagrado. Y lo mismo que ellos con la vista corporal veían solamente su
carne, pero con los ojos que contemplan espiritualmente, creían que El era Dios, así también nosotros al
ver con los ojos corporales el pan y el vino, veamos y creamos firmemente que es su Santísimo Cuerpo
y Sangre vivo y verdadero.
Lector 2: Jesús necesitamos jóvenes dispuestos a respetar la vida; que digan no al aborto
Todos: Los jóvenes debemos formar una sociedad nueva, en la que se respete la vida,
protegiéndola desde su concepción hasta una
muerte digna y humana.
Lector 2: Jesús, necesitamos jóvenes que se cultiven con valores, que digan no al poder, al tener y al
consumismo como único fin y única meta.
Todos: Los jóvenes debemos formar una sociedad en la que se camine por rutas de valores y
que declare que la felicidad es un derecho de la persona humana y está en el orden del ser, no del
poder, ni del tener, ni del consumismo.
Lector 2: Danos jóvenes que rechacen la cultura de la muerte y promuevan una cultura de vida y amor
Todos: Necesitamos una sociedad que rechace todo lenguaje de terrorismo, revancha y
venganza, por eso le pedimos a Jesús
Lector 2: No podemos esperar que haya justicia y honestidad, si nosotros no empezamos a luchar por
ejercer la justicia y a vivir como hombres honestos; por eso le decimos a Jesús.
Todos: Danos jóvenes que digan no a las drogas y a los vicios, pidiéndote al mismo tiempo por
aquellos jóvenes que de alguna manera han caído en las drogas y el alcoholismo, para que descubran
que la verdadera libertad la das tú, JESUS.
ORACION FINAL:
Señor, te damos gracias por nuestra juventud, el más grande de los regalos. Tu palabra sigue viva en
muchos hombres y mujeres, entre pueblos oprimidos y hombres sin esperanza. Señor, queremos
jóvenes que se comprometan a fondo con el hombre, hasta arriesgar su vida y su dinero; que amen con
algo más que con palabras, al hombre solo, triste y abatido. Señor, haznos jóvenes de tu Reino ante los
descreídos poderosos y arrogantes; jóvenes de la civilización del amor, en las calles de nuestros
pueblos, en la tiendas, en las fábricas, sobre el asfalto de nuestras ciudades, en las playas y los montes.
Jóvenes que lleven la justicia y paz a todos; en fin, Señor, que llevemos el amor más que con palabras,
con obras.
(Amen)
(Canto final Vive Jesús y bendición con él Santísimo).