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Unidad IV:

1. Clasificación de las obligaciones con relación al objeto.

• Naturaleza del objeto:

Las obligaciones pueden ser motivo de distintas clasificaciones atendiendo a su objeto:

✓ Por la naturaleza de la prestación.


✓ Por su determinación.
✓ Por finalidad perseguida (o su función económica y jurídica).
✓ Por su complejidad.
✓ Por la aptitud de objeto para ser fraccionado.
✓ Por la índole del interés comprometido.

2. Obligaciones de dar cosas ciertas.

• Concepto:

Es aquella cuyo objeto se haya plenamente determinado en su individualidad. El deudor sólo


cumple la prestación entregando ese objeto y no otro. La determinación precisa y concreta de la
prestación constituye sus notas distintivas.

• Clasificación:

• Modo de cumplimiento:

La obligación de dar no se circunscribe sólo a la simple entrega de la cosa. Pesan también sobre el
deudor otros deberes de conducta que se ubican en el periodo anterior al cumplimiento y que están
orientados, precisamente, a posibilitarlo.
El deudor debe observar dos deberes fundamentales: conservar la cosa en el estado en que se
encuentra y entregarla en el lugar y tiempo pertinentes.

➢ Deber de conservación de la cosa:

El deudor tiene el deber de conservar la cosa en el estado en que se encontraba al momento de


contraer la obligación durante el lapso que transcurre entre el nacimiento de la obligación y el de
cumplimiento.
Ese deber presupone dos aspectos diferenciables:

✓ Mantener la cosa inalterable sin introducirle modificaciones de ninguna índole.


✓ Realizar los actos de cuidado y conservación que sean necesarios.

Ambas conductas son decisivas para que pueda ulteriormente realizar eficazmente los actos
materiales necesarios para esa entrega.
Los gastos de conservación pesan sobre el deudor y los de recibo de la cosa, en principio, sobre el
acreedor.

➢ Deber de entregar la cosa:


No alcanza al deudor con la mera conservación y cuidado de la cosa debida. Para librarse debe
entregarla en el lugar y tiempo propios.

✓ Extensión del objeto. Accesorios:

El deudor debe entregar la cosa con los accesorios indispensables para posibilitar la utilidad tenida
en cuenta conforme a la intención expresa o implícita de las partes y a la naturaleza de la
obligación, aunque se encontraren momentáneamente separados de la cosa principal al tiempo de
contraerse la obligación.
Es una aplicación lógica del principio lo accesorio sigue la suerte de lo principal.
Los usos costumbres de cada lugar pueden constituir una pauta de suma importancia para
determinar el carácter accesorio de una cosa en supuesto controvertidos.
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✓ Lugar y tiempo de la entrega:

El art. 756 dispone que el deudor deba entregar la cosa “en el lugar y tiempo estipulados, o en el
lugar y tiempo que el juez designare, cuando no hubiera estipulación expresa”.
Respecto del lugar de cumplimiento, se debe estar a lo convenido por las partes. En defecto de
convención, la norma parecería dejar librada su determinación al juez. Otra interpretación del art.
756 con el art. 747 del cod. Civil conduce a una solución diferente: el lugar de pago será aquél
donde se encontraba la cosa al momento de contraerse la obligación, solución por otra parte
obligada en materia de inmuebles, y en su defecto en el domicilio del deudor.
En lo que respecta al tiempo de pago, habrá que tener en cuenta si se está frente a un plazo
determinado, cierto o incierto, o indeterminado tácito o propiamente dicho.

✓ La entrega de la cosa y la ley de defensa del consumidor 24240:

Las cosas deben ser entregadas al consumidor en forma tal que utilizadas en condiciones normales o
previsibles de uso, no presenten peligro alguna para la salud o para su integridad física y espiritual.

✓ Recepción de la cosa en el anteproyecto de 1998:

Cualquiera de las partes tiene derecho a requerir la inspección de la cosa en el acto de su entrega. Si
la cosa es recibida sin reservas, se presupone que es de la calidad adecuada y que no tiene defectos
aparentes, en los casos en que el acreedor hubo de haberlos conocido mediante un examen adecuado
a las circunstancias.

• Principios que rigen el cumplimiento de estas obligaciones:

✓ Las cosas aumentan, mejoran, se pierden o deterioran para su dueño.


✓ En principio, antes de la tradición de la cosa el acreedor no adquiere ningún derecho
real. Esta regla, veremos luego, reconoce algunas excepciones importantes, por ejemplo,
en materia de hipoteca, en prenda con registro, de supuestos de inscripción registral
constitutiva (automotores, caballos de carrera de pura sangre) y en el ámbito de la
transmisión mortis causa de derechos.
✓ Los frutos son cosas muebles. La posesión de buena fe de una cosa mueble hace
presumir su propiedad, salvo que se trate de cosas robadas o perdidas.
✓ La propiedad de los frutos se adquiere en el momento de la percepción.
✓ En materia de inmuebles, no se puede transmitir a otro un derecho mejor o más extenso
del que se goza y recíprocamente, no se puede recibir un derecho mejor y más extenso
que el que tiene quien lo transmite.
✓ Para que se genere la obligación de indemnizar es preciso la presencia de todos los
elementos de la responsabilidad civil: antijuridicidad (incumplimiento), daño, factor de
atribución (subjetivo y objetivo) y daño.
✓ El género nunca perece.
✓ Cuando se ha efectuado la elección en las obligaciones de dar cosas inciertas no
fungibles o se han contado, pesado o medido las cosas, en las obligaciones de cantidad,
opera la concentración de la obligación y deben aplicarse las normas correspondientes a
las obligaciones de dar cosas ciertas.

3. Obligaciones de dar cosas ciertas para transferir o constituir derechos reales.

• Transferencia de dominio y otros derechos reales. Distintos sistemas:

Encontramos tres grandes sistemas dentro del derecho comparado: el sistema romanista; el sistema
consensualista francés y el sistema de inscripción registral constitutiva que, con algunas
particularidades, encuentra aplicación en Alemania.

➢ Sistema romano o del titulo y modo:

Según esta antigua concepción, para que opere la constitución de derechos reales por acto entre
vivos, salvo en materia de hipoteca, es menester la presencia de dos hechos productores: el titulo y
el modo.
El titulo es el acto jurídico que establece la voluntad de enajenación del derecho por una parte y de
su correlativa adquisición por la otra. Del titulo surge la obligación de transferir o constituir el
derecho real. La locución titulo suele ser empleada, también, con otra acepción: para designar al
instrumento en que se encuentra volcado el titulo-causa.
El modo está dado por la tradición de la cosa. La tradición es el hecho material de entrega de la
cosa, que voluntariamente realiza el tradens que se desprende de ella y de recepción, igualmente
voluntaria, por parte del accipiens que la recibe.

➢ Sistema de adquisición de los derechos reales por el solo consentimiento. El sistema francés:

El antiguo derecho francés adopto el sistema romanista del titulo y del modo. Con el tiempo fue
atemperándose notablemente, ya que si bien formalmente se requería la tradición de la cosa, en los
hechos tal exigencia se daba por cumplida con una mera tradición fingida, en la que el
transmitiente declaraba en la escritura que se daba pro privado de la posesión y que el comprador
quedaba investido de ella. Esta cláusula se denomino dessaisine-saisine.
El código de Francia consagró tales ideas al disponer en su art. 1138: la obligación de entregar la
cosa es perfecta por el solo consentimiento de las partes contratantes. Ella hace propietario al
acreedor y pone los riesgos a si cargo desde el momento en que la entrega hubo de tener lugar,
aunque la tradición no se haya efectuado, siempre que el deudor no haya sido constituido en mora,
en cuyo caso los riesgos de la cosa siguen estando a su cargo.
Conforme al sistema consensualista, para que opere la mutación real es menester una sola causa: el
consentimiento de las partes, a diferencia de la teoría del titulo y del modo, que constituyen si polo
opuesto, y que requeriría de dos causas: el titulo y el modo.
En materia de cosas muebles e inmuebles rige el sistema consensualista, con lo que el derecho se
transmite entre partes por el solo consentimiento. Pero par que sea oponible a terceros, en materia
de cosas muebles es menester la tradición de la cosa. Por ese motivo, si el vendedor vende la cosa
mueble y no hace entrega de la misma, el tercero de buena fe que posteriormente contrata con aquel
y la recibe, es pretejido legalmente y tiene derecho a oponerse al derecho de dominio del
comprador.
En materia de inmuebles la solución del código es deficiente. Ello determino la sanción de la ley
hipotecaria de 1855 que creó el registro inmobiliario. En 1955 se introdujo una nueva reforma al
sistema francés: se estableció un fichero inmobiliario, y se ordenó inscribir en el registro la
transmisión de derechos reales sobre inmuebles, para que ella tenga efectos frente a los terceros.
Se consagra de tal modo un régimen de inscripción registral declarativa, que permite calificar al
sistema actual de consensualista mitigado.
Ello significa que el derecho real se transmite entre las partes por el solo consentimiento y genera
efectos respecto de ellas y de ciertos terceros que tienen conocimiento efectivo del acto a partir de
ese momento.
La inscripción registral no constituye el derecho real, ni es un componente estructural del mismo. El
derecho real nace con el solo acuerdo de voluntades; aquella sólo lo publicita, tornándolo oponible a
terceros.

➢ Sistema de adquisición de los derechos reales por la sola inscripción registral constitutiva. El
sistema alemán:

El sistema germánico clásico estableció otra forma de publicidad en materia de inmuebles: la de los
registros.
A todo inmueble se le abre imperativamente una “hoja” donde se asientan todas las mutaciones
reales y además inscripciones a él relativos.
La registración es constitutiva, por lo que los efectos entre las partes y respecto a los terceros sólo
se producen desde el momento de la inscripción.
El sistema alemán presenta, además, una característica particular: distingue entre el acto causal y el
acto abstracto de registración.
El acto causal es el negocio jurídico (compraventa, donación) y carece de virtualidad constitutiva
de derechos reales.
El acto abstracto se da a través de la intervención del Estado, que otorga el acto causal su
“investidura”, a partir de la cual opera la transmisión del derecho real.
En tanto el acto causal es un acto que genera obligación, el acto abstracto de transferencia que se
otorga con la intervención del Estado es el verdadero acto de disposición.
Tratándose de cosas muebles, en principio, rige el sistema romanista del titulo y el modo.

• La cuestión en el código civil antes de las leyes 17711 y 17801:

Vélez consagró claramente el sistema romanista del titulo y del modo, tal como surge en el art.
577: antes de la tradición de la cosa, el acreedor no adquiere sobre ella ningún derecho real. Vélez
expuso las razones para seguir ese criterio y a apartarse drásticamente del sistema consensualista
francés calificándolo de lesivo contra el derecho hipotecario.
En nuestro sistema el titulo, como se ha dicho, está dado por el acto jurídico (contrato) que genera
la obligación de entregar la cosa para transferir el derecho real.
Ese titulo, tratándose de derechos sobre inmuebles, requiere su instrumentación por escritura
pública (1184). El modo (tradición) cumple una doble función en casi todos lo derechos reales: una
función constitutiva del derecho real, porque sin él cualitativamente no se configura (577) y otra,
igualmente importante, de publicidad, que permite hacer cognoscible el derecho ante los ojos de los
terceros y considerarlo erga omnes.
En materia de derecho real de hipoteca el sistema de nuestro código es distinto.
Allí no puede aplicarse la teoría del titulo y del modo, ya que no media desplazamiento de la cosa
hipotecada, que permanece en poder de su propietario. En la hipoteca sólo hay titulo, el que resulta
suficiente para que opere la existencia del derecho real de garantía aunque con efecto limitado a las
partes y a quienes tomaron real conocimiento de dicha relación. En cambio, para que el derecho real
de hipoteca ya constituido sea oponible a terceros se exige la necesaria inscripción registral. La
inscripción registral de la hipoteca no es modo, pues carece de toda incidencia para la constitución
del derecho. Este ha nacido con el titulo.
Este sistema de inscripción registral declarativa es, en cuanto a su concepción, muy similar al que
adopto la legislación francesa en materia inmobiliaria, y al que habría de consagrar muchos años
mas tarde entre nosotros la ley 17801 de manera generalizada para todo derecho real sobre los
inmuebles.

En el código civil no es menester el requisito de


la tradición para que opere la adquisición del
derecho real en los siguientes casos:
✓ En materia de hipoteca.
✓ En la traditio brevi manu y en la constitutio
posesorio.
✓ Transmisión sucesoria. En caso de
fallecimiento, el patrimonio del causante
para a sus herederos en un solo instante, por
el hecho mismo de la muerte (3282, 3265).
Conviene señalar que algunos herederos
Casos en los cuales no es menester la
tiene la posesion de la herencia ministerio
tradición para adquirir el derecho real.
legis, en tanto que otros necesitan obtenerla
en sede judicial a través de una declaratoria
de herederos. En la práctica, sin embargo,
los herederos que no necesitan pedir esa
declaración judicial también la solicitan. Las
adquisiciones a titulo universal no requieren
de inscripción registral, ya que el art. 2505
no hace referencia a ellas.
✓ En materia de servidumbres, el uso que de
ella haga el propietario de la heredad, a cuyo
favor es concedida, tiene lugar la tradición.
Tanto la Nación cuanto varias provincias
comenzaron a crear registros provinciales
inmobiliarios, en donde se debían anotar los
actos de transmisión, declaración o
modificación de derechos reales y, en particular,
las hipotecas, con la finalidad de posibilitar el
pleno conocimiento de la situación jurídica real
por parte de los terceros.
Esas leyes, dictadas en ejercicio del poder de
policía inmobiliaria generalmente determinaban
La evolución posterior. Los registros la obligación de inscribir los actos relacionados
provinciales. con inmuebles, considerando inoponibles a
terceros a los no registrados.
Basta con decir que las disposiciones
provinciales eran contraídas a la constitución
nacional por avanzar sobre cuestiones
reservadas exclusivamente a la legislación del
fondo, criterio que fue compartido por la mayor
parte de la doctrina nacional, e inclusive, por la
jurisprudencia de la corte suprema de justicia de
la nación.
Lo cierto es que, mas allá de todo ello, los
registros locales funcionaron bien y mostraron
su utilidad, a través de los Bielsa denominó una
feliz anomalía constitucional.

• el sistema del código civil después de las leyes 17711 y 17801:

➢ inmuebles:

La ley 17711 introdujo una trascendente reforma en esta materia al reformar el art. 2505: la
adquisición o transmisión de derechos reales sobre inmuebles, solamente se juzgará perfeccionada
mediante la inscripción de los respectivos títulos en los registros inmobiliarios de la jurisdicción que
corresponda. Estas adquisiciones o transmisiones no serán oponibles a terceros mientras no estén
registradas.
La reforma del ´68 consagro en materia de adquisición o transmisión de derechos reales sobre
inmuebles un sistema de inscripción registral declarativa, bastante próximo al adoptado en Francia.
No se ha abandonado el sistema del titulo y del modo para la constitución del derecho real sobre
inmuebles.
Esto lleva a que alguna doctrina califique a nuestro sistema actual como de titulo y modo mitigado.
En consecuencia, existiendo titulo y modo se adquiere el derecho real, el que produce efectos entre
las partes, sus herederos, y también respecto a ciertos terceros que han tomado conocimiento del
acto, por ejemplo el escribano, los testigos del acto. Pero para que produzca sus efectos erga omnes,
será siempre menester la inscripción registral.
Muy poco después de sancionada la ley 17711 se advirtió un vacío normativo que existía a partir de
la nueva disposición contenida en el art. 2505.
Como consecuencia de ello se sanciono la ley 17801 de creación del registro de la propiedad
inmueble.

➢ Muebles:

Para la adquisición de derechos reales sobre


cosas mubles no registrables se mantienen
inalterados los principios fundamentales del
sistema de
Vélez. Rige en toda su plenitud la doctrina del
Cosas muebles no registrables. título y del modo.
El art. 2412 consagra la regla de que la posesión
de una cosa mueble crea a favor del poseedor la
presunción de tener la propiedad de ella,
siempre que exista buena fe y aquella no sea
robada ni perdida. La posesion vale por título.
✓ Supuesto de inscripción constitutiva: en
materia de dominio de automotores, el
decreto ley 6582/58 consagra el régimen de
inscripción registral constitutiva: la
transmisión del dominio de los automotores
deberá realizarse por instrumento publico o
Cosas muebles registrables.
privado, y sólo producirá efectos entre las
partes y con relación a terceros desde la
fecha de su inscripción en el registro de
propiedad del automotor. Otro régimen
similar lo hallamos en materia de equinos de
pura sangre de carrera.
✓ Inscripción meramente declarativa: en
otros supuestos (buques y aeronaves) la ley
consagra un sistema de inscripción registral
meramente declarativa, similar al que existe
en materia inmobiliaria. Rige en algunos
casos con formalidades espesificas, la teoría
del titulo y del modo para constitución del
derecho real y se requiere de la inscripción
registral para su plena oponibilidad a los
terceros. En materia de semovientes
(excluidos los purasangre) la ley 22939 de
marcas y señales de ganado presume, salvo
prueba en contra, que tratándose de animales
marcados o señalados, su propiedad
pertenece a quien tiene registro a su nombre
de marca o señal. Si los animales fuesen de
raza la propiedad se prueba con el
certificado de inscripción en los registros
genealógicos y selectivos reconocidos.

Síntesis comparativa:
Derechos reales entre las partes:
Sistema. Argentino. Francés. Alemán.
Título y modo
Muebles. Consensualista. Título y modo.
(traditio).
Título (art. 1184) y
modo (trad.).
Excepción: hipoteca Inscripción registral
Inmuebles. Consunsualista.
(sistema constitutiva.
consensualista
mitigado).

Derechos reales frente a terceros:

Sistema. Argentino. Francés. Alemán.


Título y modo Consensualista Título y modo (trad.),
Muebles. (tradición), salvo cosas mitigado (posesion salvo cosas muebles
muebles registrables. vale por título). registrables.
Inscripción registral Inscripción registral
declarativa (art. 2505) declarativa (sistema Inscripción registral
Inmuebles.
(sistema de título y consensualista constitutiva.
modo imperfecto). mitigado).

• Efectos entre las partes de la obligaciones de dar cosas ciertas para transferir o constituir
derechos reales:

En cuanto a los aspectos generales el código distingue según:

✓ Los riesgos se presenten antes o después del momento en que deba


efectuarse la tradición.
✓ Se trate de obligaciones de dar cosas ciertas para transferir o constituir
derechos reales o para restituirlas a su dueño.
✓ Los riesgos sean o no imputables al deudor.
✓ Se materialicen en pérdida o deterioro de la cosa debida.

En cuanto al riesgo de la cosa y riesgo del contrato, riesgo significa contingencia o probabilidad de
un daño y, en un sentido mas especifico, estar una cosa “expuesta a perderse o no verificarse”. El
riesgo siempre implica un estado de incertidumbre, de inseguridad.
Suele distinguirse entre el riesgo de la cosa y el llamado riesgo del contrato.
El riesgo de la cosa está dado por la contingencia de que la cosa pueda perderse o destruirse y se
traduce en la correlativa aniquilación de su valor económico y en el extinción de los derechos reales
sobre ellas constituidos.
Así concebida, la noción de riesgo comprende todos los posibles accidentes fortuitos que afecten la
existencia material de la cosa, sean ellos intrínsecos o extrínsecos, y que produzcan como efecto su
perdida o deterioro.
La noción de riesgo de contrato tiene un sentido más amplio y comprende el valor de la cosa dentro
del contrato y el valor económico de los derechos y facultades que cada parte ha adquirido en virtud
del mismo.

➢ Perdida de la cosa debida:

Existe perdida de la cosa debida cuando se dan los siguientes supuestos:

✓ Se destruye física o materialmente en forma total.


✓ Se pierde o desaparece sin que se sepa de su existencia.
✓ Se destruye jurídicamente. Se trata de supuestos en los cuales la cosa es
puesta fuera de comercio o considerada por el ordenamiento jurídico
inapta para ser objeto de determinada relación jurídica obligacional.
(cuando resulta expropiada por causa de utilidad publica).

La perdida debe producirse después de la constitución de la obligación, pues si fuese anterior, ésta
no existiría por falta de objeto. Concebida con estos alcances, la perdida de la cosa determina un
supuesto de imposibilidad de pago.

Rige el principio según el cual las cosas se


pierden, deterioran, aumentan o mejoran para su
dueño.
En las obligaciones de dar cosas ciertas para
La regla “res perit domino” transferir o constituir derechos reales, es dueño
el deudor. En cambio, tratándose de
obligaciones de cosas ciertas para restituir las
cosas a su dueño, es el acreedor quien reviste
ese carácter.
El art. 578 dispone: si la cosa se pierde sin culpa
del deudor, la obligación queda disuelta para
Pérdida de la cosa no imputable al deudor. ambas partes. La perdida fortuita de la cosa
constituye un supuesto de imposibilidad de
pago.
El art. 579 dispone: éste será responsable frente
Pérdida de la cosa por causas imputables al
al acreedor por equivalente y por los perjuicios
deudor.
e intereses.
➢ Deterioro de la cosa debida:

El deterioro presupone una situación de menor gravedad que la pérdida. En él la cosa experimenta
una alteración en su estructura que, sin alterar su esencia, disminuye su valor económico.
Es preciso que exista una modificación intrínseca en la estructura de la cosa. Si la cosa disminuye
su valor de mercado por razones extrínsecas, no hay técnicamente deterioro.
Existen supuestos en donde puede resultar dificultoso distinguir si ha habido pérdida o deterioro,
pues la cosa no se destruye totalmente pera la incidencia del hecho negativo es de tal entidad que la
desnaturaliza, haciéndola inapta para su destino.
Todo dependerá de las circunstancias del caso concreto, de la valoración que se realice del impacto
negativo económico y funcional que ha experimentado la cosa y de la incidencia que ello tenga en
la relación obligacional integralmente considerada.

El art. 580 dispone: si la cosa se deteriora sin


culpa del deudor, el deterioro será por su cuenta,
y el acreedor podrá disolver la obligación, o
recibir la cosa en el estado en que se hallare, con
disminución proporcional del precio si lo
Deterioro por causas no imputables al
hubiere.
deudor.
Le ley reconoce al acreedor la opción de
resolver el acto jurídico generador de la
obligación o de recibir la cosa en el estado que
se encuentra, con disminución proporcional del
precio. Sin indemnización alguna.
El art. 581 dispone: si la cosa se deteriora por
culpa del deudor, el acreedor tendrá derecho de
exigir una cosa equivalente con indemnización
de los perjuicios e intereses, o de recibir la cosa
en el estado en que se hallare, con
indemnización de los perjuicios e intereses.
Deterioro por causas imputables al deudor. El acreedor no está obligado a recibir la cosa
deteriorada. Tiene en cambio, la posibilidad de
optar por:
✓ Exigir una cosa equivalente con
indemnización de daños y perjuicios.
✓ Recibir la cosa con indemnización.
✓ Disolver la obligación con indemnización.

➢ Aumento y mejoras:

En el lapso que transcurre entre el nacimiento de la obligación y el momento en que debe


producirse la tradición, la cosa puede experimentar modificaciones intrínsecas que produzcan un
aumento de su valor.
Se trata de una situación diametralmente opuesta al deterioro y la destrucción. En esta materia rige
el principio que las cosas aumentan para su dueño.

Las causas que pueden provocar esa alteración en la estructura de la cosa, que incremente su valor,
son dos: los aumentos naturales y las mejoras.
Son aumentos naturales aquellos que experimentan intrínsecamente la cosa como consecuencia de
la acción directa y exclusiva de la naturaleza.
Tal lo que sucede con ciertos supuestos de dominio por accesión que se dan cuando alguna cosa
mueble o inmueble accediere a otra por adherencia natural o artificial, como en el caso del aluvión y
la avulción.
Son mejoras las alteraciones estructurales de la cosa que incrementan su valor y que provienen de la
conducta del hombre.
Tanto los aumentos como las mejoras alteran intrínsecamente la cosa y, como consecuencia de ello,
producen un incremento en su valor. La diferencia entre uno y otro está en su génesis: hecho de la
naturaleza (aumento) o conducta del hombre (mejora). No hay aumento o mejora en sentido estricto
cuando sin experimentar alteración en su estructura, la cosa incrementa su valor por circunstancias
extrínsecas.

El régimen legal está dispuesto por el art. 582: si la cosa se hubiere mejorado o aumentado, aunque
no fuese por gastos que en ella hubiere hecho el deudor, podrá éste exigir del acreedor un mayor
valor, y si el acreedor no se conformase, la obligación quedará disuelta.

Clases de mejoras:

Son las indispensables para la conservación de


la cosa (591). Conviene señalar que una mejora
Mejoras necesarias. necesaria no pierde el carácter de tal por el
hecho de que un acontecimiento posterior la
torne inútil.
En tanto mejora necesaria altera la estructura de
la cosa e incrementa objetivamente su valor, las
expensas necesarias representan un gasto
Diferencias con las expensas necesarias. imprescindible que no aumenta dicho valor. Tal
lo que sucede, por ejemplo, con el pago del
impuesto inmobiliario que incide sobre un
determinado inmueble.
Son las que resultan de manifiesto provecho
para cualquier poseedor de la cosa (591/2), por
Mejoras útiles. ejemplo, la instalación del servicio de agua
corriente, o del servicio de electricidad o gas en
una vivienda.
Son aquellas que benefician a quien las realiza
Mejoras suntuarias.
(construcción de un vestuario).

En cuanto al régimen legal, existen mejoras resarcibles cuando se trata de obligaciones de dar cosas
ciertas para transferir o constituir derechos reales. El deudor tiene que conservar la cosa tal como se
encontraba el momento de gestarse la obligación (1408). Debe, por ende, abstenerse de realizar
modificaciones en la misma. Este principio reconoce una excepción: las mejoras necesarias.

Son indemnizables las mejoras necesarias, cuya


ejecución autoriza al deudor a reclamar al
acreedor el mayor valor adquirido por la cosa.
En cambio, las expensas necesarias, no pueden
Mejoras y expensas necesarias.
ser cobradas al acreedor, ya que constituyen
gastos necesarios para la conservación de la
cosa que pesan, en principio, por el propio
deudor.
Las mejoras útiles no son indemnizables por el
Mejoras útiles.
acreedor. El deudor está obligado a conservar la
cosa como se encuentra y es obvio que el
incumplimiento de dicha obligación no puede
generarle derecho alguno a reclamar el valor de
la mejora.
Si el deudor realiza una mejora, el acreedor
tiene derecho a exigir su retiro y reclamar daños
y perjuicios.
Si la mejora fuese susceptible de ser retirada por
el deudor y el acreedor deseare mantenerla,
deberá abonar el costo de la misma hasta la
concurrencia del mayor valor que ella haya
introducido a la cosa.
Tampoco son indemnizables por el acreedor.
Este puede oponerse a que sean retiradas, si
Mejoras suntuarias. dañaren la cosa. Si la mejora pudiere ser retirada
y el acreedor deseare mantenerla, deberá abonar
su costo.
Tratándose de mejoras necesarias y de mejoras
útiles (en los casos en los que pudiendo ser
retiradas el acreedor opte por mantenerlas), su
valuación debe efectuarse aplicando los
principios del enriquecimiento sin causa. Esto
Valor del reintegro.
significa que habrá que computar por un lado el
mayor valor que la mejora introduce al bien y
por otro el costo o erogación efectivamente
practicado para su realización. En todos los
casos se abonará el que fuere menor.

➢ Frutos. Clasificaciones:

Los frutos son “cosas nuevas que regular y periódicamente produce una cosa existente, sin
alteración ni disminución de su sustancia”. Se distinguen de los productos en cuanto éstos siempre
producen una alteración sustancial del bien.

Son las producciones espontáneas de la


Frutos naturales. naturaleza, que se generan sin la intervención
activa del hombre (2424).
Son aquellos que se producen pro la industria
Frutos industriales. del hombre o por la cultura de la tierra. Tala de
montes, una cosecha de trigo.
Son las rentas que provienen del uso y goce de
una cosa y los salarios, honorarios u otra forma
de contraprestación del trabajo humano.
Pueden ser frutos percibidos o pendientes:
✓ Son frutos percibidos aquellos que se alzan
Frutos civiles.
y separan de la cosa fructífera (2426).
Respecto de los frutos civiles, existe una
categoría de los frutos civiles no cobrados.
✓ Son frutos pendientes aquellos que todavía
no han sido separados de la cosa fructífera.
Con respecto al régimen legal, el art. 583 dispone: todos los frutos percibidos, naturales o civiles,
antes de la tradición de la cosa, pertenecen al deudor; mas los frutos pendientes el día de la tradición
pertenecen al acreedor.
Los frutos percibidos al momento de la tradición corresponden, pues, al deudor y los pendientes e
esa fecha al acreedor.

• Efectos con relación a terceros:

Puede suceder que el deudor de un obligación de dar una cosa cierta para transferir o constituir
derechos reales, obrando de mala fe, se obligue también respecto de otras personas (terceros) a
cumplir similar prestación. Tal lo que sucede, por ejemplo, cuando vende la misma cosa a distintas
personas que la adquieren de buena fe.
Tal situación genera un inevitable conflicto entre distintos acreedores a la entrega de la cosa que
debe ser resuelto.

➢ Conflicto entre acreedores sin posesión:


El art. 593 dispone: si la cosa fuere mueble, y
concurriesen diversos acreedores, a quienes el
mismo deudor se hubiese obligado a entregarla,
sin hacer hecho tradición a ninguno de ellos,
será preferido el acreedor cuyo título sea de
fecha anterior.
Se otorga de tal modo preferencia a quien en
primer lugar se convirtió en acreedor a la
entrega de una cosa, siempre que sea de buena
fe.
Cosas muebles en general.
Dado que ambos pretendientes son terceros
entre sí, para considerar que un título es de
fecha anterior, debe tratarse de un instrumento
que tenga fecha cierta oponible a terceros, o sea
un instrumento publico o bien un instrumento
privado al que se le ha dado fecha cierta.
En caso de que ninguno de los acreedores tenga
un crédito que reúna esas características, se
otorgará preferencia al primero que dé fecha
cierta a su instrumento.
En caso de conflicto de acreedores sin que
medie posesión ni inscripción registral a favor
de alguno de ellos, será preferido el que tenga
Cosas muebles registrables con efecto título oponible de fecha anterior.
constitutivo. Si alguno de ellos tuviere posesión de buena fe,
será preferido en tanto y en cuanto no haya
operado a favor de otro la inscripción registral
del bien, también de buena fe.
Tratándose de cosas inmuebles, y concurriendo
varios acreedores a quien el deudor se hubiese
obligado a entregar la cosa, sin que a ninguno
de ellos le hubiese hecho tradición de la cosa,
Cosas inmuebles.
será preferido el acreedor cuyo instrumento
público sea de fecha anterior.
Se presume, como es obvio, la buena fe de todos
los pretensores hasta tanto se demuestre lo
contrario.
El acreedor que experimenta la frustración de su
derecho, tiene derecho a la reparación integral
Obligación resarcitoria subsidiaria. del perjuicio sufrido. Es una solución coherente
que guarda armonía con los principios rectores
de la responsabilidad civil.

➢ Conflicto entre acreedores cuando uno de ellos ha recibido la tradición de la cosa:

La ley protege al acreedor que de buena fe ha


recibido la tradición de la cosa y ha adquirido
Cosas muebles en general. sobre ella el derecho real, sin que importe en tal
supuesto que su título pueda ser de fecha
posterior al de otros acreedores.
Es inconmovible el derecho de quien obtiene de
buena fe la inscripción registral y se convierte
en titular del derecho real. Prevalece, de tal
Cosas muebles registrables con efecto
modo, sobre cualquier otro adquiriente de fecha
constitutivo.
anterior; tenga o no la posesión de la cosa, por
que no resulta aplicable en esta materia la regla
de los arts. 592 y 3269.
El art. 594 dispone: si la cosa fuere inmueble y
el deudor hiciere tradición de ella a otro con el
fin de transferirle el dominio, el acreedor no
tendrá derecho contra tercero que hubiese
ignorado la obligación precedente del deudor;
Inmuebles.
pero sí contra los que sabiéndola hubiesen
tomado posesión de la cosa.
Quien ha recibido la posesión de buena fe del
inmueble prevalece sobre todo otro adquiriente
cuyo título sea de fecha anterior.

• Acción contra el poseedor de mala fe:

La mayor parte de la doctrina sostiene que se trata de una acción de nulidad del acto jurídico por
objeto prohibido. El negocio jurídico impugnado se encuentra en pugna con la regla del art. 953 en
cuanto tiene por objeto en hecho destinado a perjudicar a terceros. Tal situación es apta para
provocar su nulidad.

• Acción resarcitoria subsidiaria:

Quedan siempre salvo los derechos del acreedor cuya pretensión resulte frustrada a demandar la
indemnización pertinente por el daño sufrido. Se aplican los principios generales de la materia.

4. obligaciones de dar cosas ciertas con el fin de restituirlas a su dueño:

• efectos entre las partes:

La entrega no está orientada a transmitir o constituir in derecho real sino a restituir la cosa a su
dueño (obligación que asume el locatario de restituir la cosa al locador al término del contrato).
En éste caso el dueño de la cosa es el acreedor a la restitución.
➢ Pérdida y deterioro de la cosa debida:

El acreedor a la restitución (dueño de la cosa)


soporta su pérdida fortuita, como derivación del
principio las cosas se pierden para su dueño.
Para que se aplique la solución legal, el deudor
Pérdida no imputable al deudor.
de la restitución debe ser un poseedor de buena
fe.
La norma determina que la obligación quedará
disuelta. (584).
El art. 586 dispone: si la cosa se deteriorare sin
culpa del deudor, su dueño la recibirá en el
Deterioro no imputable al deudor.
estado en que se hallare y no quedará el deudor
obligado a ninguna indemnización.
El supuesto está reglado en el art. 585 en el que
se dispone una remisión directa a lo previsto en
Pérdida imputable al deudor. el art. 579 (pérdida con culpa en las
obligaciones de dar con el fin de transmitir o
constituir derechos reales).
La solución se remite a lo contenido en el art.
581 respecto de las obligaciones de dar cosas
Deterioro no imputable al deudor.
ciertas para transferir o constituir derechos
reales.

➢ Aumentos:

El art. 588 dispone: si la cosa se mejorare o hubiere aumentado sin que el deudor hubiese hecho
gastos en ella o empleado su trabajo, o el de otro por él, será restituida a su dueño con el aumento o
mejora; y nada podrá exigir el deudor.

➢ Mejoras:

La cuestión está regulada por los art. 588, 589, 2427,2440 y 2441. Dichos artículos regulan
situaciones distintas. Los dos primeros se refieren a la relación entre el acreedor y el deudor
derivada del titulo preexistente (contrato) que impone la obligación de restituir (comodato,
locución, deposito).

Son siempre indemnizables, aunque se haya


prohibido al deudor la realización. De tal modo
es irrelevante que quien introduce la mejora sea
poseedor de buena fe o de mala fe.
Mejoras y expensas necesarias. Salvo convención en contrario, las expensas
necesarias se rigen por los mismos principios,
por lo cual el deudor tendrá derecho a ser
reembolsado de todo gasto realizado para
sufragarlas.
Sólo son indemnizables al deudor que las realiza
de buena fe y siempre que no se le hubiere
prohibido efectuarlas.
Mejoras útiles.
Si la mejora útil no fuese retirable, el acreedor
podrá solicitar su destrucción y demandar los
daños y perjuicios pertinentes.
Si fuese susceptible de retiro sin menoscabo
para la cosa, el deudor podrá hacerlo si el
acreedor quisiere conservarla, deberá pagarla.
En ningún caso son indemnizables, sin que
importe en esta materia la buena o la mala fe de
quien las realiza.
Al deudor de la restitución sólo le queda la
Mejoras suntuarias.
facultad de retirarlas, pero si con ello ocasiona
daños a la cosa no podrá hacerlo. El acreedor
podrá ofrecer el pago de ellas cuando tenga
interés en mantenerlas como tal.

➢ Frutos:

El art. 590 dispone: los frutos percibidos, naturales o civiles, pertenecen al deudor, poseedor de
buena fe. El deudor que hubiese poseído de mala fe, está obligado a restituir la cosa con los frutos
percibidos y pendientes, sin tener derecho a indemnización alguna.
Para determinar la pertenencia de los frutos debe atenderse a la buena o mala fe del deudor en la
posesión de la cosa fructífera. La buena fe en la posesión se presume, por lo que corresponde al
acreedor probar la mala fe. La mala fe del deudor puede ser originaria o sobreviniente.

• Efectos con relación a terceros:

Es posible que el deudor de una obligación de dar una cosa cierta para restituirla a su dueño,
constituya otra obligación relativa a la misma cosa, respecto de un tercero.

El art. 597 dispone: con relación a terceros,


cuando la obligación de dar cosas ciertas tuviere
por fin restituirlas a su dueño, sin la cosa es
mueble y el deudor hiciere tradición de ella a
otro por transferencia de dominio o constitución
de prenda, el acreedor no tendrá derecho contra
los poseedores de buena fe, sino solamente
cuando la cosa le haya sido robada o se hubiese
perdido. En todos los casos lo tendrá contra los
poseedores de mala fe.
Supuesto en el que existe tradición de la cosa
La solución legal otorga preeminencia al tercero
mueble no registrable.
a quien se le ha efectuado la tradición, siempre
que sea de buena fe y la cosa no sea robada ni
perdida.
No obstante la existencia de tradición y de
buena fe, la prioridad no juega a favor del tercer
adquiriente en el supuesto de que la
transferencia se hubiese realizado a titulo
gratuito.
Si el adquiriente es de mala fe el acreedor puede
reivindicarla.
El art. 598 dispone: si la cosa fuere mueble y
concurrieren acreedores a quienes el deudor se
Supuesto en el que no existe tradición de la
obligase a la entrega de ella por transferencia de
cosa mueble.
dominio o constitución de prenda, sin haber
hecho tradición de la cosa, es preferido el
acreedor a quien pertenece el dominio de ella.
En caso de no hacerse efectuado la tradición, es
siempre preferido el propietario de la cosa.
El art. 599 dispone: si la cosa fuere inmueble, el
acreedor tendrá acción real contra los terceros
que sobre ella hubiesen aparentemente
adquirido derechos reales, o que la tuvieren en
su posesión por cualquier contrato hecho con el
deudor.
La solución se justifica por cuanto nadie puede
Inmuebles.
transmitir a otro sobre un objeto un derecho
mejor o más extenso que el que goza.
En este caso es improbable la alegación de
buena fe por parte del tercero, dado que en todo
momento el registro habrá publicitado que el
propietario de la cosa no era el vendedor sino un
tercero.

• Acción resarcitoria subsidiaria:

El acreedor a la restitución que vea frustrado su derecho, puede reclamar al deudor la reparación
integral del daño sufrido. Sin aplicables los principios generales.

5. obligaciones de dar cosas ciertas para transferir el uso o la tenencia.

• Régimen legal. Critica:

El art. 600 dispone: si la obligación fuese de dar cosas ciertas para transferir solamente el uso de
ellas, los derechos se reglarán por lo que se dispone en el título “del arrendamiento”.
Si la obligación fuere para transferir solamente la tenencia de la cosa, los derechos se reglarán por
lo que se dispone en el título “del depósito”.
En realidad, en ambos supuestos la obligación de dar una cosa cierta tiene por finalidad transmitir la
tenencia de la cosa, que en un caso comprenderá el derecho de usarla (locación) y en el otro no
(depósito).
La remisión efectuada por el codificador a los títulos del arrendamiento y del depósito ha merecido
críticas:
La obligación de transmitir la tenencia para el uso y goce de la cosa o solamente su guarda, no se
agota sólo en los casos previstos del arrendamiento y del depósito, sin que abarque otros contratos
que cumplen similar finalidad, como el comodato e, inclusive, las normas que reglan la situación
del tenedor de la cosa.
También se ha observado que el art. 600 por cuanto una regulación general de este tipo de
obligaciones no puede ser objeto de reenvío a la fuente de la cual emanan (contrato de locación y de
depósito, respectivamente).

6. obligaciones de dar cosas inciertas no fungible o de género.

Se utiliza la expresión género para designar con


Concepto de género: cierta precisión a cualquier categoría de cosas,
integrada por una pluralidad de objetos que
reúnen determinadas características y
condiciones.
Género representa un concepto abstracto, que
permite contener a un número ilimitado de casos
individuales.
El género está formado por un conjunto de
cosas, en el que todas presentan las
características contempladas como decisivas de
la obligación. Es nota distintiva del género en
sentido jurídico la homogeneidad de los
elementos que la componen. No es, por ello, el
género un conjunto de cosas heterogéneas. El
género permite, de tal modo, precisar qué
objetos están dentro del mismo y, por ende, son
debidos y cuáles se encuentran fuera de la
obligación.
Así, por ejemplo, el género “confieras” tienen
una extensión sensiblemente mas limitada que
“plantas” y éste, a su vez, que “vegetales”. Por
eso se ha dicho, con razón, que la expresión
género tiene un sentido sumamente ambiguo.
Una especie cualquiera es género respecto de las
subespecies que comprende; pero cada una de
éstas, a su vez, pueden ser género de otras
subespecies en ellas contenidas. Por ejemplo, un
género: libro de derecho. Es género respecto de
otros (libros de derecho civil). Este a su turno,
es género de, por ejemplo, libros de derecho
civil patrimonial, que a su vez es género de
libros de derecho civil patrimonial-obligaciones,
etc.

Las obligaciones genéricas cumplen en nuestro


tiempo una relevante función económica, ya que
el interés del acreedor se satisface mediante la
Función económica de las obligaciones
entrega de cualquiera de la cosas que pertenecen
genéricas.
al género, sin necesidad de que queden
determinados inicialmente cuáles son esos
objetos.
Con una metodología inadecuada, distingue las
obligaciones genéricas en dos especies: las
obligaciones de dar cosas inciertas no fungibles
(a las que suele denominárselas simplemente
obligaciones de género) y la obligación de dar
Las obligaciones de género en el código civil
cantidades de cosas (que también son
argentino.
genéricas).
Para la doctrina mayoritaria, la diferencia entre
una y otra categoría, estribaría en la mayor
fungibilidad que se advierte en las obligaciones
de dar cantidades de cosas.

• Concepto:
Son obligaciones de dar cosas ciertas inciertas no fungibles (a menudo denominadas de género)
aquéllas cuyo objeto está designado sólo por el género y por el número de individuos pertenecientes
a dicha especie que deben entregarse. Por ejemplo: la obligación de entregar dos automóviles cero
kilómetro, marca honda civil, modelo 99; o la obligación de entregar tres perros pura sangre de raza
“mastín napolitano”, de tres meses de edad.
La nota distintiva de las obligaciones de género es la fungibilidad de las cosas que integran el
género, entendida dicha locución con el alcance que surge del art. 2324: son cosas fungibles
aquellas en que todo individuo de la especie equivale a otro individuo de la misma especie, y que
pueden sustituirse las unas por las otras de la misma calidad y en igual cantidad. La fungibilidad no
depende de la naturaleza de la cosa sino de interés de las partes y es evidente que, desde esta
perspectiva, la función económica y jurídica de estas obligaciones sólo puede concebirse tratándose
de cosas fungibles.
Lo más notorio es que pierde de vista que el carácter fungible o infungible de la cosa no depende de
su naturaleza sino de la intención de las partes, intención que puede ser inferida de propia
naturaleza de la relación obligatoria integralmente considerada e, inclusive, de la función
económica que ésta cumple.
La diferencia entre las dos especies de obligaciones genéricas que trata el código no transita, de tal
modo, por una cuestión de fungibilidad o infungibilidad de la cosa. En ambos casos, y más allá de
la impropia técnica empleada, se trata de cosas fungibles.

• Caracteres:

➢ La determinación del objeto se efectúa teniendo en cuenta el género o especie y el


número de individuos de aquella que deben ser entregados. Ambos datos deben estar
determinados.
➢ Debe tratarse de cosas fungibles.
➢ Hasta tanto no opere la elección o determinación, rige el principio “el género nunca
perece”, por lo que el deudor nunca podrá alegar imposibilidad de pago.
➢ Una vez practicada la elección, la obligación queda sujeta al régimen de las
obligaciones de dar cosas ciertas (principio de concentración).

• Elección:

La elección es el acto por el cual se individualiza y determina el objeto de la obligación. A tales


fines se selecciona uno o varios individuos dentro del género debido.
Producida la elección opera la concentración y ésta se transforma en una obligación de dar una cosa
cierta y queda sujeta a dicha normativa (art. 603).
Ejemplo: obligación de dar cosas inciertas no fungibles obligación de dar cosa cierta.
Elección.

En principio, corresponde al deudor (601). Nada


impide, sin embargo, que las partes puedan
acordar que pueda ser efectuada por el acreedor
A quién le corresponde.
o por un tercero. Salvo previsión convencional
en contrario, la facultad de elegir es transmisible
a los herederos o cesionarios.
El art. 602 dispone: para el cumplimiento de
estas obligaciones, el deudor no podrá escoger
cosa de la peor calidad de la especie, ni el
Límites del derecho de elección.
acreedor la de mejor calidad cuando se hubiese
convenido en dejarle elección.
Rige en esta materia el principio de calidad
media o promedio, pauta que ha sido
considerada ajustada al principio de la buena fe.
Según las distintas doctrinas puede ser:
➢ Teoría de la separación: considera que la
elección se consuma cuando la cosa es
apartada de las demás que conforman el
género por quien tiene elección.
➢ Teoría de la tradición: la elección se
considera realizada cuando opera la
tradición de la cosa al acreedor.
➢ Teoría de la declaración aceptada: la
elección se perfeccionaría cuando es
aceptada por la otra parte.
➢ Teoría de la declaración recepticia: la
doctrina dominante Argentina se inclina por
esta teoría. La elección se realiza mediante
Forma y modo de practicarse la elección. una declaración de voluntad recepticia, que
emana de quien tiene derecho a practicar la
elección y es comunicada a la otra parte. La
elección queda perfeccionada desde el
momento en que el destinatario recibe la
notificación.
La elección puede ser revocada y
modificada hasta tanto la notificación no
haya llegado a conocimiento del
destinatario. La retractación debe ser hecha
conocer a la contraparte antes de que opere
la recepción de la declaración revocada.
Es importante señalar que la elección no
requiere la conformidad de la otra parte para
que produzca sus efectos.
El código no regla específicamente este
supuesto. Habrá de atenerse a la voluntad de las
partes, y en caso de silencio sobre el punto, estar
a la naturaleza y circunstancias de la obligación.
Tiempo de la elección. En defecto de tales supuestos, el deudor podrá
hacerlo en cualquier momento, salvo que
estuviere en mora, en cuyo caso el acreedor
podrá solicitar la pertinente autorización judicial
para proceder a ello.

• Efectos antes y después de practicada la elección:

El art. 604 dispone: antes de la


individualización de la cosa no podrá el deudor
eximirse del cumplimiento de la obligación por
pérdida o deterioro de la cosa, por fuerza mayor
Imposibilidad de invocar el caso fortuito
o caso fortuito.
como causal de liberación.
En el periodo que transcurre desde el
nacimiento de la obligación hasta la elección,
rige en toda su plenitud el principio el género
nunca perece.
La regla antes analizada no se aplica en las
llamadas obligaciones de género limitado. El
art. 893 dice: cuando la obligación tenga por
objeto la entrega de una cosa incierta,
La aparente excepción del art. 893 del código.
determinada entre un número de cosas ciertas de
la misma especie, queda extinguida si se
perdiesen todas las cosas comprendidas en ellas
por un caso fortuito o fuerza mayor.
Si el deudor no practica la elección, el art. 605
faculta a acreedor a reclamar el cumplimiento
especifico de la obligación o disolverla. En
ambos casos puede proceder también la
indemnización de daños y perjuicios.
Mora en la elección. En caso de que la elección se hubiese concedido
al acreedor y no la efectuare, se aplica el art.
766. El deudor debe hacer intimación judicial
para que se haga la elección y si el acreedor
rehusare hacerla, el deudor será autorizado por
el juez para verificarla.

Una vez practicada la elección, opera el fenómeno de concentración. Concentrar es la acción de


reunir en un punto lo que está disperso.

7. obligaciones de dar cantidades de cosas.

• Concepto:

El art. 606 dispone: la obligación de dar cantidades de cosas es la obligación de dar cosas que
consten de número, peso o medida.
Dado que no existen diferencias cualitativas con las obligaciones de dar cosas inciertas no fungibles
(ambas son obligaciones de género) se rige por principios similares a aquéllas.

• La individualización del objeto:

Estas obligaciones requieren de un acto que permita la plena determinación del objeto debido. El
acto de individualización se materializa en la actividad de contar, pesar o medir lo adeudado por el
deudor (609).
A partir de dicha individualización de las cantidades adeudadas se produce la concentración y la
obligación queda sujeta al régimen previsto para las obligaciones de dar cosas ciertas.
La individualización tiene el carácter de acto bilateral y, consecuentemente, requiere de la presencia
e intervención de ambas partes al tiempo de contar, pesar o medir las cantidades adeudadas.

• Efectos:

Son los mismos efectos que en materia de


obligaciones de dar cosas inciertas no fungibles.
Antes de la individualización del objeto. Rige en toda su plenitud el principio “el género
nunca perece” las consecuencias que de él
derivan.
Una vez que las cosas han sido contadas,
Después de la individualización del objeto. pesadas o medidas, según el caso, se produce la
concentración y la obligación queda sujeta el
régimen de las obligaciones de dar cosas ciertas.

• Pérdida y deterioro:

➢ Obligaciones de dar cosas ciertas con el fin de constituir o transferir derechos reales:

Si después de la individualización de la cosa,


ésta se perdiese o deteriorase por causas no
Pérdida total no imputable al deudor.
imputables al deudor, la obligación se disuelve
sin responsabilidad del deudor.
La situación está contemplada en el art. 611.
El acreedor tiene derecho a:
➢ Disolver la obligación.
➢ Reclamar la cantidad restante, mas la
deteriorada con disminución proporcional
del precio.
Deterioro no imputable al deudor.
➢ Pretender la cantidad restante no
deteriorada, con disminución proporcional
del precio.
En todos los casos sin derecho a indemnización
alguna en virtud de la ausencia de imputación
subjetiva y objetiva del incumplimiento.
Está regulado por el art. 610.
En caso de pérdida total de la cosa imputable al
deudor, objetiva o subjetivamente, el acreedor
puede optar por alguna de las dos opciones que
Pérdida total imputable al deudor.
determina la ley (exigir igual cantidad de la
misma especie y calidad, con mas los perjuicios
e intereses, o para disolver la obligación con
indemnización de perjuicios e intereses).
Está regulado por el art. 612 y conforme a ello
el acreedor puede optar por:
➢ Disolver la obligación.
➢ Reclamar la cantidad restante ni deteriorada,
mas otra cantidad de la misma especie y
calidad que la perdida o deteriorada.
➢ Demandar la cantidad restante no
Deterioro imputable al deudor. deteriorada con disminución proporcional
del precio.
➢ Reclamar la cantidad restante no
deteriorada, más la deteriorada con la
disminución proporcional del precio.
➢ En todos los casos el acreedor puede,
además, reclamar la indemnización de los
daños y perjuicios.

➢ Obligación de restituir cantidades de cosas a su dueño:

La obligación queda disuelta, y el acreedor (en


Pérdida y deterioro total no imputable al
el caso de deterioro) deberá recibir la cosa en el
deudor.
estado en que se encuentra, sin derecho a
indemnización alguna. (art. 586).
Está regulado por el art. 613. El acreedor tiene
la opción de exigir igual cantidad de la misma
Pérdida y deterioro total imputable al especie o reclamar el valor en dinero. Aquí
deudor. procede la indemnización por daños y perjuicios
por tratarse de un supuesto de incumplimiento
imputable.
Está regulado por el art. 615. el acreedor puede
optar por:
➢ Disolver la obligación.
➢ Exigir la entrega de la cantidad restante no
deteriorada, mas otra cantidad de la misma
Pérdida o deterioro parcial imputable al especie y calidad que la perdida o
deudor. deteriorada.
➢ Reclamar la entrega de la cantidad restante
no deteriorada, más el valor de la que faltare
o estuviese deteriorada.
En todos los casos procede la indemnización por
daños y perjuicios.
El acreedor sólo puede exigir la entrega de la
Pérdida parcial no imputable al deudor. cantidad restante, sin indemnización alguna por
parte del deudor. (614).
El acreedor únicamente tiene derecho a la
entrega de la parte no deteriorada y de la
Deterioro parcial no imputable al deudor.
deteriorada en el estado en que se encuentre, sin
lugar a indemnización alguna

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