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Evaluación de un proyecto: métodos y criterio

Antes de comenzar la evaluación de un proyecto en sí, hace falta llevar a cabo


una meticulosa tarea de preparación que garantice la obtención de los mejores
resultados. El conocimiento del proyecto y un proceso introspectivo que revele su
finalidad son decisivos a la hora de preparar la evaluación y:

 Identificar a qué áreas, procesos, actividades, tareas y responsables va


dirigida la evaluación.
 Definir las preguntas a que se quiere dar respuesta.
 Establecer los indicadores y las fuentes de verificación.
 Escoger métodos de evaluación de un proyecto.
 Designar responsables de la recogida de datos y aplicación de métodos de
evaluación.
 Asociar el proceso a un plazo de tiempo y programar la periodicidad en la
aplicación.
 Prever el modo de reportar los resultados.

Selección del método de evaluación

Todo proyecto puede evaluarse en base a factores cuantitativos y


cualitativos. La mayor riqueza de información se obtendrá de la combinación de
ambos, escogiendo métodos complementarios cuya aplicación pueda
simultanearse o ejecutarse de forma secuencial. Tener claros los medios y
objetivos de la evaluación de un proyecto es tan importante como esforzarse por
garantizar una correcta comunicación, que incluya entre sus prioridades la
información a todos los participantes en el proyecto de las medidas que se van a
tomar, su alcance y sus metas. Entre los métodos cuantitativos para la evaluación
de un proyecto destacan:

Revisiones de desempeño: son fundamentales para conocer el grado de


productividad. En su programación es importante fijar una frecuencia adecuada y
un objetivo, que es corregir desviaciones.

Análisis de tendencia: buscan detectar si el proyecto está mejorando o si la


tendencia predominante es negativa. Muy recomendable su aplicación en
proyectos de larga duración. Sus resultados proveen de un margen de respuesta
confortable.

Análisis del valor acumulado: integra las medidas de alcance de proyecto,


costos y programación, además compara las previsiones recogidas en el planning
con lo que se ha conseguido completar en realidad. Es el método idóneo para
controlar el consumo de tiempo y presupuesto, facilitando la gestión de proyecto.
Para su cálculo, de cada actividad ha de conocerse el valor previsto, el
coste real y el valor ganado, en relación a un periodo de tiempo determinado.

Los métodos cualitativos incluyen:

Entrevistas: que deben ser planificadas en base a las cuestiones a resolver


y para las que es necesario aportar toda la documentación correlativa.

Reuniones: para las que debe avisarse con la antelación suficiente para
poder preparar los asuntos que se tratarán. Es importante también comunicar
estos puntos a todos los asistentes, así como fijar la hora de inicio y fin de la
misma. A posteriori, se deberá enviar una comunicación informando de su
contenido y de las decisiones que se han tomado.

Reportes: de carácter periódico y puntual, que informarán sobre asuntos de


relevancia para el proyecto conteniendo datos precisos, contrastados (y
contrastables) y presentados en una forma clara y lo más gráfica posible.

Además de este tipo de métodos, que son exclusivamente de evaluación,


existen otros que se emplean en la planificación y que facilitan el seguimiento
durante la ejecución y que muchas veces también son empleados para
la evaluación de un proyecto; son el marco lógico y el mapeo de alcances, aunque
podrían incluirse en esta lista algunos software que proveen de solución de cuadro
de mando integral. Independientemente de los métodos utilizados, la participación
de los interesados es crucial para aumentar su compromiso con el proyecto, la
confianza en los resultados, y la probabilidad de que se actuará en base a las
circunstancias expuestas. Por último, a la hora de planificar la evaluación de un
proyecto y la recogida de datos que implica, hay que tener en cuenta que se
deben cumplir las normas aplicables sobre protección de datos.

El valor actual neto (VAN)

El valor actual neto (VAN) es un indicador financiero que sirve para


determinar la viabilidad de un proyecto. Si tras medir los flujos de los futuros
ingresos y egresos y descontar la inversión inicial queda alguna ganancia, el
proyecto es viable.

Si existen varias opciones de inversión, el VAN también sirve para


determinar cuál de los proyectos es más rentable. También es muy útil para definir
la mejor opción dentro de un mismo proyecto, considerando distintas proyecciones
de flujos de ingresos y egresos. Igualmente este indicador nos permite, al
momento de vender un proyecto o negocio, determinar si el precio ofrecido está
por encima o por debajo de lo que se ganaría en caso de no venderlo.

Una manera de establecer el VAN es mediante la siguiente fórmula:

VAN = Beneficio neto actualizado (BNA) - Inversión

El BNA es el valor actual del flujo de caja o beneficio neto proyectado, que ha sido
actualizado mediante una tasa de descuento (TD). Esta última es la tasa de
rendimiento o rentabilidad mínima que se espera obtener.

VAN < 0 el proyecto no es rentable. Cuando la inversión es mayor que el BNA


(VAN negativo o menor que 0) significa que no se satisface la TD.

VAN = 0 el proyecto es rentable, porque ya está incorporado ganancia de la TD.


Cuando el BNA es igual a la inversión (VAN igual a 0) se ha cumplido con la TD.

VAN > 0 el proyecto es rentable. Cuando el BNA es mayor que la inversión (VAN
mayor a 0) se ha cumplido con dicha tasa y además, se ha generado una
ganancia o beneficio adicional.

Mirando al futuro

Al respecto Enrique Santa Cruz, profesor del Diploma Internacional en


Finanzas Corporativas de ESAN, comenta que el VAN es un indicador que sirve
para evaluar situaciones que se pueden dar en el futuro de una empresa.

A manera de ejemplo señala que una compañía puede evaluar mudarse a


un nuevo local, lo cual implica comprar un inmueble o alquilarlo, así como
trasladar toda la planta o instalar una planta en la nueva ubicación. Esto tendrá un
impacto en el futuro, puede ser en cinco años, diez años o en un muy largo plazo.

El asunto es: ¿de qué manera el gerente de finanzas evalúa lo apropiado


de la decisión de mudarse? Debe tener algún criterio, alguna guía que le diga que
la decisión está bien o está mal. Para ello cuenta con criterios financieros que se
traducen en indicadores. Hay un indicador de valor que señala si el valor de lo que
voy a obtener haciendo la inversión supera precisamente a la inversión, que es
precisamente el VAN", refiere el experto en finanzas.

Así, añade el profesor Santa Cruz, el VAN resume en un solo número toda
una situación futura, recoge toda una estimación de varios años y si el resultado
es que sí se conseguirá el valor requerido pero habrá que esperar, entonces vale
la pena hacer la inversión.

Tasa interna de retorno (TIR)

La Tasa interna de retorno (TIR) es la tasa de interés o rentabilidad que


ofrece una inversión. Es decir, es el porcentaje de beneficio o pérdida que tendrá
una inversión para las cantidades que no se han retirado del proyecto.

Es una medida utilizada en la evaluación de proyectos de inversión que


está muy relacionada con el valor actualizado neto (VAN). También se define
como el valor de la tasa de descuento que hace que el VAN sea igual a cero, para
un proyecto de inversión dado.

La tasa interna de retorno (TIR) nos da una medida relativa de la


rentabilidad, es decir, va a venir expresada en tanto por ciento. El principal
problema radica en su cálculo, ya que el número de periodos dará el orden de la
ecuación a resolver. Para resolver este problema se puede acudir a diversas
aproximaciones, utilizar una calculadora financiera o un programa informático.

Ejemplo de la TIR

Supongamos que nos ofrecen un proyecto de inversión en el que tenemos que


invertir 5.000 euros y nos prometen que tras esa inversión recibiremos 2.000 euros
el primer año y 4.000 euros el segundo año.

Por lo que los flujos de caja serían -5000/2000/4000

Para calcular la TIR primero debemos igualar el VAN a cero (igualando el total de
los flujos de caja a cero):

La importancia de la tasa de retorno

Las empresas deben estar cada vez más preparadas para enfrentar los impactos y
la rivalidad de la competencia. Para eso, es fundamental hacer inversiones en
diversas áreas y conocer los gastos.

Con el cálculo de la Tasa Interna de Retorno es posible saber si la inversión será


ventajosa y lucrativa.
Además, una buena gestión analizará el costo-beneficio para la empresa,
considerando si el dinero que retorna compensa la inversión. Para hacer el cálculo
de la Tasa Interna de Retorno y evaluar la viabilidad del proyecto, es preciso
proyectar el flujo de caja, que mostrará la inversión inicial y los resultados que se
esperan obtener.

Cuando hablamos de TIR, es importante entender qué es el Valor Presente


Neto (VPN). Este es un cálculo de la cantidad de pagos futuros, sumados a un
costo inicial al valor de hoy. Un ejemplo: R$ 1 millón no valdrá lo mismo de aquí a
un año, pues al colocarlo en el ahorro tendrá intereses y, así, le agregará valor.

Con este análisis, será posible saber si el negocio traerá beneficios, o si el


mismo dinero que será invertido, es mejor destinarlo al ahorro o en una inversión
diferente.

Importancia de fórmulas de cálculo como el VAN y el TIR

El VAN y el TIR no son las únicas fórmulas para calcular la viabilidad de un


proyecto de negocio o una inversión. Existen muchas otras. Sin embargo, en lo
que sí parece que están de acuerdo buena parte de los profesionales del sector
financiero es que se trata de herramientas idóneas para las primeras fases del
proceso.

Medir la viabilidad es fundamental para saber si una empresa debe apostar


de lleno por un proyecto. Lo contrario es andar a tientas en el mercado y esperar
que las dinámicas del mismo nos sean favorables, algo que por lo general no
ocurre sin una planificación.

Además, no es sólo ese proyecto lo que está en juego, sino también otros
tantos que se pueden derivar de lo que obtengamos en un primer momento.

Resumiendo: el VAN y el TIR son dos herramientas para calcular la


viabilidad de un proyecto empresarial, independiente de sus características o área
de desempeño. Sin embargo, la diferencia radica en que el primero calcula la
rentabilidad y la segunda el tiempo que la empresa tardará en recuperar la
inversión inicial.

El período de recuperación de la inversión (PRI)


Es un indicador que mide en cuánto tiempo se recuperará el total de la
inversión a valor presente. Puede revelarnos con precisión, en años, meses y
días, la fecha en la cual será cubierta la inversión inicial.

Para calcular el PRI se usa la siguiente fórmula:

PRI = a + (b - c)

Donde:

a = Año inmediato anterior en que se recupera la inversión.

b = Inversión Inicial.

c = Flujo de Efectivo Acumulado del año inmediato anterior en el que se recupera


la inversión.

d = Flujo de efectivo del año en el que se recupera la inversión.

Así, los datos son:

a= 1 año

b= 200,000

c= 97,500

d= 101,250

Reemplazando los valores en la fórmula:

PRI = 1 + (200,000 - 97,500) = 2.012345679 años

101,250

Para determinar el número de meses se resta el número entero y luego se


multiplica por 12:

0.12345679 x 12 = 1.48 meses


Para expresar el número de días restamos nuevamente el número entero y
multiplicamos la fracción por 30 que es el número de días:

0.48 x 30 = 14.4 días

Así, en este ejemplo tenemos que la recuperación de la inversión tomará 2 años,


un mes y 14 días.

Periodo de recuperación de la inversión - PRI

El periodo de recuperación de la inversión - PRI - es uno de los métodos que en el


corto plazo puede tener el favoritismo de algunas personas a la hora de evaluar
sus proyectos de inversión. Por su facilidad de cálculo y aplicación, el Periodo de
Recuperación de la Inversión es considerado un indicador que mide tanto la
liquidez del proyecto como también el riesgo relativo pues permite anticipar los
eventos en el corto plazo.

Criterios utilizados para evaluar proyectos

La evaluación de los proyectos, en sus distintos tipos, contempla una serie


de criterios base que permiten establecer sus conclusiones. En función del campo,
empresa u organización de que se trate, es que se emplearán una serie de
criterios u otros que guarden relación con los objetivos estratégicos que se
persigan.

No existen criterios únicos, por lo general los criterios surgen en función de la


naturaleza de cada proyecto; sin embargo, en la mayoría de casos se toman en
cuenta los siguientes cinco criterios definidos por la OECD para la cooperación
internacional:

 Pertinencia o relevancia: Observa la congruencia entre los objetivos del


proyecto y las necesidades identificadas y los intereses de la población e
instituciones (consenso social). Se observa especialmente en la evaluación
ex-ante pero también en los demás tipos de evaluación.
 Eficacia: Medida en que se lograron o se espera lograr los objetivos de la
intervención, tomando en cuenta su importancia relativa. Se observa en las
evaluaciones de tipo continuas.
 Eficiencia: Medida en que los recursos/insumos fondos, tiempo, etc.) se han
convertido en los resultados del proyecto. Este criterio es usual en el
análisis costo-beneficio realizado en la evaluación ex-ante.
 Impacto: Efectos de largo plazo positivo y negativo, primario y secundario,
producidos directa o indirectamente por una intervención para el desarrollo,
intencionalmente o no.
 Sostenibilidad: Medida en que los cambios logrados por el proyecto
continúen y permanecen en el tiempo a favor de la población y/o las
instituciones, una vez que la intervención ha finalizado.9 Suele considerarse
en las evaluaciones de impacto.

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