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Eduardo Azcuy Ameghino

Una historia casi agraria


Hipótesis y problemas para una agenda
de investigación sobre los orígenes
y desarrollo del capitalismo en Argentina

Este trabajo fue realizado en el marco de las actividades del proyec-


to UBACyT “Cambios, continuidades y dinámica del desarrollo del
capitalismo en la agricultura pampeana durante la primera mitad
del siglo XX”, que se lleva a cabo en el Centro Interdisciplinario de
Estudios Agrarios de la Facultad de Ciencias Económicas de la Uni-
versidad de Buenos Aires.
2 Eduardo Azcuy Ameghino Una historia casi agraria 3

Azcuy Ameghino, Eduardo


Una historia casi agraria. hipótesis y problemas para una agenda de
investigación sobre los orígenes y desarrollo del capitalismo en Argentina. -
1a ed. - Buenos Aires : el autor, 2011.
90 p. ; 21x15 cm.

ISBN 978-987-33-1364-6

1. Capitalismo. I. Título A Ulises Azcuy, en el inicio de su viaje.


CDD 330.122
A quienes siguen creyendo que un mundo
Fecha de catalogación: 20/10/2011
mejor y más justo es posible.

A todos los que piensan que, antes que hacer lo posible,


hay que hacer posible lo necesario.

Diseño y armado: Demian Gresores Lew

© Ediciones del PIEA, 2011


Fundación para la Reforma Rural y el Desarrollo Agrario

Hecho el depósito que marca la ley 11.723.


Impreso en Argentina.
Tirada de esta edición: 1.000 ejemplares.
Prohibida su reproducción total o parcial.
Derechos reservados.
Una historia casi agraria 5

Introducción
El objetivo central de estas notas es reflexionar acerca del
proceso histórico de formación del modo de producción capitalista en
¿De dónde proviene ese hecho peregrino de que Argentina,1 desde sus orígenes hasta su transformación en dominan-
en el mercado nos encontramos con un grupo de te. Para ello se identifican y discuten algunas de las determinaciones,
compradores que poseen tierras, maquinaria, condicionantes e influencias que contribuyeron a su génesis y des-
envolvimiento, acotando el análisis al espacio que consideramos su
materias primas y medios de vida, cosas todas que, núcleo iniciador e irradiador, concentrado en Buenos Aires y su peri-
fuera de la tierra virgen, son otros tantos productos feria pampeano-litoral más inmediata, región con un radio de aproxi-
del trabajo, y de otro lado, un grupo de vendedores madamente unos 600 kilómetros del puerto.
No se trata, pues, de un estudio sobre el desarrollo del
que no tiene nada que vender mas que su fuerza de capitalismo,2 ni del proceso histórico que determinó el carácter de-
trabajo, sus brazos laboriosos y sus cerebros? pendiente de nuestro país, sino de apuntes sobre cuestiones teóricas
e interpretativas que giran alrededor de dichos fenómenos. Ideas e
hipótesis, entonces, para el debate y la investigación, asociadas sin
Karl Marx
duda a la experiencia de casi 30 años de docencia en el área de la his-
toria económica y social argentina, y al fondo bibliográfico -denso,
heterogéneo y contradictorio- que provee información, enuncia pro-
blemas y propone explicaciones.
La motivación -y principal problema historiográfico- que ani-
ma el trabajo se origina en la convicción respecto a que hacia 1810 el
tipo de economía y sociedad heredado del régimen colonial era clara-
mente precapitalista, mientras que en el parteaguas de los siglos XIX
y XX (algo menos de cien años después) resulta evidente el predomi-
nio del capitalismo, al menos en el ámbito geográfico ya indicado. De

1 Sobre la noción de modo de producción, ver: Karl Marx. Prólogo a la contri-


bución a la crítica de la economía política. Pasado y Presente, Bs. As., 1972.
Una modulación del concepto especialmente apta para la investigación
histórica, en: Pierre Vilar. Economía, derecho, historia. Ariel, Barcelona,
1983, pp. 189-192.
2 Contra lo que se figura habitualmente, el capital no es una cosa (dinero,
máquinas, acciones, etc.) sino una relación social de producción, una re-
lación histórica –que tiene un origen, un desarrollo y probablemente un
final-, basada en la mercantilización de la fuerza de trabajo y su libre com-
pra-venta.
6 Eduardo Azcuy Ameghino Una historia casi agraria 7

esta manera, nos hallamos ante la necesidad de explicar y conceptua- Durante la colonia
lizar un proceso socioeconómico que, en unas pocas décadas, incluye
la disolución de los modos de producción anteriores, la transición al 1) En el período colonial los modos de producción vigentes en
capitalismo y el comienzo de su consolidación. Y también la evolución la región rioplatense se articularon alrededor de una población rela-
de los antiguos lazos de subordinación comercial, que con el surgi- tivamente escasa, especialmente fuera de la capital virreinal, que en
miento del imperialismo moderno y la exportación de capitales, de- lo fundamental no constituía una “mano de obra libre”. 5
terminarían el carácter económicamente dependiente del país. 2) Durante la etapa virreinal, y menguando en su proyección
Teniendo en cuenta la existencia de una serie de condiciones sobre las primeras décadas independientes, la esclavitud de los ne-
históricas necesarias (entre ellas el progreso de la mercantilización y gros constituyó un componente importante de la fuerza de trabajo
monetización de la economía), pero no suficientes, dado que “la pro- urbana y, en menor medida, en las labores agropecuarias.
ducción no se convierte en producción capitalista por transformarse en
mercancías cualesquiera productos, sino la fuerza de trabajo humana, 3) En el escenario rural, cuyas inciertas fronteras con lo “urba-
o sea por la proletarización de los productores directos”,3 el desarro- no” constituían un amplio espacio de intersección (al igual que la franja
llo de este proceso será el hilo conductor del camino analítico por el inmediata al territorio controlado por los indígenas), la demanda re-
que procuraremos transitar del feudalismo (colonial) al capitalismo gular de las principales actividades productivas –en especial cosechar
(dependiente),4 considerando asimismo distintos aspectos concurren- trigo y marcar ganado- era estacional, de manera que durante muchos
tes del paso de uno a otro tipo de sociedad. meses no se requerían trabajadores más allá de una pequeña dotación
Atendiendo a los aspectos formales, cabe señalar que en virtud estable, cubierta parcialmente por esclavos. La fuerza de trabajo así
de las características y objetivos del texto hemos preferido numerar conchabada era remunerada mediante un “salario”, que debe conside-
los parágrafos a efectos de facilitar una rápida identificación de los rarse como un “estipendio de apariencia salarial” dado que en general
diferentes enunciados, facilitando la operativización de las discusio- no se correspondía con el concepto capitalista de salario.
nes que apunta a disparar. 4) Los peones de cosecha y estancia, condicionados por la de-
Finalmente, deseo agradecer las observaciones críticas reali- manda estacional, eran pues no sólo campesinos por vocación e histo-
zadas al trabajo por Gabriela Gresores, Juan Manuel Villulla, Diego ria, sino por necesidad –en especial cuando tenían familia-, ya que, en
Fernández, Lucía Ortega, Pablo Volkind, Fernando Romero Wimer y, lo fundamental, en el campo no había otra alternativa de vida durante
especialmente, Gabriela Martínez Dougnac; sin perjuicio de mani- buena parte del año. Esta situación determinaba una contradicción
festar mi exclusiva responsabilidad sobre los argumentos expues- tan permanente como inevitable entre la condición campesina de los
tos. productores directos y un orden socioeconómico –sobre todo a nivel
de la propiedad de tierras y ganado- que, desde los intereses de las
clases propietarias, sufría la competencia de la pequeña producción
orientada a la subsistencia.

3 Horacio Ciafardini. Capital, comercio y capitalismo: a propósito del llamado 5 Se considera como mano de obra libre a la representada por trabajadores
“capitalismo comercial”. En: AA.VV. Modos de producción en América Lati- libres “en un doble sentido: libres de las viejas relaciones de clientela, ser-
na. Cuadernos de Pasado y Presente nº 40, Córdoba, 1973, 118. vidumbre y dependencia, y libres también de todos sus bienes, de toda for-
4 Vale aclarar que, lejos de constituir un mero rasgo o característica, los tér- ma de existencia objetiva y material, libres de toda propiedad”. Karl Marx.
minos entre paréntesis resultan decisivos para la caracterización de las Grundrisse. Lineamientos fundamentales para la crítica de la economía
respectivas etapas del devenir de nuestra sociedad. política, 1857-1858. FCE, México, 1985, t. I, p. 363.
8 Eduardo Azcuy Ameghino Una historia casi agraria 9

5) De este modo, para la población rural la decisión de concha- 8) Otras modalidades de las relaciones sociales que vincula-
barse resultaba, en principio, más una opción en apariencia volunta- ron a dichos propietarios y la población rural fueron la imposición
ria que una obligación económica determinada por la necesidad de de arrendamientos (feudar, tributar)8 y el agregamiento (renta en
reproducir la existencia. La vida se podía sustentar mediante la con- trabajo),9 donde la obligación –al igual que ocurría en el peonaje con
dición campesina, más o menos legal según fueran los recursos pues- los “salarios”- aparecía desdibujada por la contraprestación (permitir
tos en juego para obtener los bienes que no se producían en forma permanecer en la tierra y autorizar una vida campesina relativamen-
directa (cuchillos, “vicios”, ropa, etc.); cuestión estrechamente vincu- te protegida) que quienes explotaban a arrendatarios y agregados u
lada con la mayor o menor adaptación y acatamiento de las normas arrimados hacían figurar como un acuerdo equitativo entre partes.
del orden social colonial, y con la propia consistencia de dicho orden.
9) Una fracción de los campesinos, minoritaria, resistió las
6) Que esta población rural, ciertamente escasa en relación presiones tendientes a subordinarlos y explotarlos económicamente,
al espacio en el que se distribuía, resolviera (al no ser mano de obra aprovechando para ello las posibilidades que les brindaba su contexto
libre) lo esencial de la existencia mediante su condición campesina, existencial:10 una campaña sin cercos ni alambrados, un ejercicio im-
la tornaba -en diferentes casos y proporciones- reacia, indiferente o perfecto del derecho de propiedad sobre los campos y ganados, abun-
desinteresada frente a la demanda efectiva de braceros que se pro- dante tierra realenga11 –generalmente en las zonas más expuestas a los
ducía en estancias y chacras cuando el calendario agropecuario así riesgos fronterizos-, la facilidad del acceso al alimento básico, la fronte-
lo determinaba. ra abierta con el indio, el comercio clandestino operado por pulperos y
mercachifles, y la debilidad relativa del Estado en la campaña.
7) Teniendo en cuenta que se hallaba instalado y en vigencia
un marco jurídico y político colonial que condenaba y perseguía a “va-
gamundos”, “malentretenidos” y “malos vecinos”,6 resulta relevante
comprobar que al menos a los individuos peor predispuestos a ceder 8 Carlos Birocco y Gabriela Gresores. Arrendamientos, desalojos y subordi-
su fuerza de trabajo era necesario “estimularlos” –recortando y/u nación campesina. García Cambeiro, Bs. As., 1992.
orientando el ejercicio de su libertad personal- para que tomaran la 9 Eduardo Azcuy Ameghino. La otra historia. Economía, estado y sociedad en
decisión de conchabarse. Estimular quería decir obligar, forzar, y la el Río de la Plata colonial. Imago Mundi, Bs. As., 2002, p. 338. Bajo la forma
figura socioeconómica que mejor retrata la relación laboral consti- del agregamiento, además de la relación de subordinación personal hacia
el propietario de las condiciones de producción, se presentaban también –y
tuida sobre esta base es el “peonaje obligatorio”,7 impulsado desde el
no deben confundirse- modalidades más asociables con vínculos cooperati-
poder colonial con la participación de los propietarios locales de las vos, entre pares, en las cuales tanto el “arrimado” como el que lo albergaba
condiciones de producción. solían compartir el ser objeto de persecución por el Estado y los poderosos,
tanto con vistas a obtener estacionalmente fuerza de trabajo como a neu-
tralizar competidores en el aprovechamiento de tierras y ganados.
6 Gabriela Martínez Dougnac. Justicia colonial, orden social y peonaje obli- 10 Carlos Mayo. Estancia y peonaje en la región pampeana en la segunda mi-
gatorio. En AAVV. Poder terrateniente, relaciones de producción y orden tad del siglo XVIII. Desarrollo Económico nº 92, 1984.
colonial. García Cambeiro, Bs. As., 1996. Aníbal Viguera y Jorge Fanelli. 11 Sobre la base del derecho de conquista, toda la tierra fue declarada propie-
Aproximación a los vagos y malentretenidos de la campaña rioplatense a dad de la corona española, es decir realenga. Posteriormente, y a lo largo
fines del siglo XVIII. I Jornadas de Historia Argentina y Americana, Tandil, del período colonial, el dominio útil de una parte de los terrenos fue siendo
1983. Carlos Mayo. Entre el trabajo y el “ocio”: vagabundos de la llanura cedido a los particulares mediante donaciones, ventas en subasta pública
bonaerense, 1750-1810. Segundas Jornadas Interescuelas de Historia, Ro- y composiciones, permaneciendo el resto en calidad de realenga hasta el
sario, 1989. triunfo de la revolución, cuando se transformaría en propiedad del Estado
7 El concepto en: Ricardo Rodríguez Molas. Historia social del gaucho. Marú, en carácter de tierra fiscal. Eduardo Azcuy Ameghino. El latifundio y la
Bs. As., 1968. gran propiedad colonial rioplatense. García Cambeiro, Bs. As., 1995.
10 Eduardo Azcuy Ameghino Una historia casi agraria 11

10) Junto al rol destacado de los negros esclavos en el desem- mano de obra libre en escala social, y en la vigencia de mecanismos
peño de la mayoría de los oficios artesanales, cabe plantear el proble- de compulsión extraeconómica como recurso predominante median-
ma del carácter de la fuerza de trabajo involucrada en la producción, te el cual los propietarios locales de las condiciones de producción
el comercio y los servicios instalados en la ciudad de Buenos Aires, –bajo el control del colonialismo español- extraían el plustrabajo de
que con unos 40/50 mil habitantes hacia 1810 poseía más población buena parte de los productores directos; destacándose en particular
que la campaña de la provincia, para la que se calculaban unas 30 mil la coerción destinada a transformar estacionalmente a personas (mu-
personas.12 chas veces renuentes –por no proletarizadas-) en brazos para chacras
y estancias.15 Cabe recordar, reforzando esta caracterización, que
11) Sintetizando enunciados anteriores, se puede afirmar que
más allá de las praderas rioplatenses la gran masa de los oprimidos
la formación económico-social colonial (la colonia) se caracterizaba
por el sistema colonial estuvo constituida por los pueblos originarios,
en el ámbito rioplatense por la coexistencia en su seno de diferentes
sometidos a procedimientos de dominio compulsivos y señoriales, in-
relaciones de producción, entre las que sobresalían las esclavistas y
discutiblemente precapitalistas.
las basadas en la dependencia personal de una porción de los pro-
ductores directos, sin que ello implicara la vigencia de un régimen 14) La ausencia de mano de obra libre y el papel destacado de
formal de servidumbre. Junto a estas relaciones sociales –absoluta- la compulsión extraeconómica en la estructuración de las relaciones
mente predominantes en la producción rural y artesanal- se observa de producción se dieron en el marco de una economía primitiva pero
también la presencia de otros vínculos más contractuales, tales como incipientemente monetizada y crecientemente mercantil, donde el
los empleos en la navegación, el comercio y la burocracia estatal. trigo, los cueros, el sebo y diversos productos artesanales, se elabora-
ban principalmente con destino a la comercialización; sumándose a
12) El conjunto de las relaciones de producción, con las carac-
los “efectos de Castilla” y otras mercancías de origen europeo y ame-
terísticas señaladas en el punto anterior, resultaba consistente con el
ricano.
tipo y grado de desarrollo de las fuerzas productivas características del
período virreinal. En este sentido, en la llanura pampeana el modestí- 15) El desarrollo del mercado de mercancías se expresó tam-
simo stock de herramientas, utensilios e instrumentos de trabajo –los bién al funcionar como vehículo de los intercambios que favorecieron
medios de producción-, correspondientes en lo esencial a la ganade- la inexistencia de mano de obra libre en la campaña, donde la mayo-
ría y la agricultura, se hallaba muy distante de poder asociarse con la ría del campesinado practicó una economía de subsistencia comple-
etapa caracterizada por la manufactura o la industria a domicilio, en mentada con los intercambios que facilitaba la presencia de pulperos
tanto formas de “producción de la primera fase del capitalismo ante- y mercachifles ambulantes (obteniendo, por ejemplo, ropa, cuchillos y
rior a la revolución industrial”.13 “vicios” en trueque por cueros, plumas, pieles, trigo y otros productos).
13) En este escenario, y sin subestimar el peso de la esclavi-
tud, la tesis del feudalismo colonial14 se sustenta en la inexistencia de

12 Ernesto Maeder. La evolución demográfica argentina desde 1810 a 1869.


Eudeba, Bs. As., 1969, p. 33. Carlos Mariátegui, Rodolfo Puiggrós, Ricardo Rodríguez Molas, Ruggiero
13 Maurice Dobb. Capitalismo, crecimiento económico y subdesarrollo. Oi- Romano, Marcello Carmagnani, Claude Morin y Pierre Vilar.
kos, Barcelona, 1976, p 29. 15 El sentido del ejercicio de la compulsión extraeconómica se explicita con
14 Entre los autores que han planteado el predominio en las colonias hispa- toda claridad en el testimonio del virrey Loreto: “Redoble el celo sobre la
noamericanas de relaciones sociales basadas en la compulsión extraeco- gente vaga, muy seguro de que el número de hombres que esta vigilancia con-
nómica –ejercida centralmente sobre los pueblos originarios- como forma vertiría en aplicados, a lo menos por algún tiempo, llevaría peones al trabajo”.
de extracción del plustrabajo/plusproducto, se pueden mencionar a José Memorias de los virreyes del Río de la Plata. Bajel, Bs. As., 1945, p. 225.
12 Eduardo Azcuy Ameghino Una historia casi agraria 13

La revolución anticolonial que ocurriría años después con el proyecto anticolonial y federal más
y la guerra por la independencia radical surgido de la revolución rioplatense, al ser vencido Artigas
en la Banda Oriental por una invasión portuguesa potenciada por la
16) La revolución y la guerra anticolonial determinaron una complicidad del Directorio porteño.
década durante la cual el encuadramiento militar de buena par-
te de la población activa alteró y debilitó, al reclutar a patrones y
peones-campesinos, el sistema de relaciones sociales vigente en la
campaña (y en la ciudad, lo cual debe analizarse en particular), des- El período 1820-1850
estructurando parcialmente el feudalismo colonial. Este fenómeno, 20) Teniendo en cuenta lo ocurrido durante la década revo-
imbricado con cierto grado de colapso en la producción agrope- lucionaria, el período entre 1820 y mediados del siglo XIX parece
cuaria, se reflejó –entre otras manifestaciones- en la existencia de presentar más continuidades que cambios. Por otra parte, contradic-
estancias coyunturalmente abandonadas por sus propietarios, así toriamente, en caso de suponerse (y no se puede dejar de hacerlo)
como en otros campos donde se hizo sentir la carencia de mano de un período transicional entre el feudalismo colonial y el predominio
obra, toda vez que el enrolamiento militar y el reforzamiento de las capitalista -que se extendiera hasta aproximadamente 1880/1900-,17
posibilidades de autosubsistencia se combinaban para determinar el tramo 1810-1850 constituiría el inicio (difuso) de la “acumulación
su escasez. originaria”,18 cubriendo su epicentro los treinta o cuarenta años pos-
17) El sistema socioeconómico heredado de la colonia se iría teriores.
liberando -una vez decretada la libertad de vientres y reclutada la 21) “Comienzo de la transición al capitalismo”, es una carac-
mayoría de los negros en los ejércitos americanos- de la influencia terización sumamente delicada, y debe tomarse y conceptualizarse
regresiva que ejercía sobre el conjunto de las relaciones sociales el con la mayor precisión posible. No se trata del capitalismo, y en tan-
régimen de la esclavitud. to inicio de la transición predominan las continuidades por sobre los
18) Si bien la elite terrateniente mercantil que hegemonizó la cambios, que sin embargo existen; aunque todavía en un plano em-
lucha antiespañola era una activa operadora -y luego de la revolución brionario, a diferencia de los que se registrarían en la segunda etapa,
también la mayor beneficiaria- de la organización social del trabajo donde la dinámica formativa del nuevo modo de producción adquiere
establecida por el poder colonial, su ascenso al gobierno de Buenos la consistencia necesaria para determinar su progresiva afirmación
Aires (con aspiraciones de dominio sobre el antiguo territorio virrei- y predominio, proceso culminado -en el espacio que consideramos-
nal), bajo las críticas circunstancias de la revolución y la guerra, no entre 1880 y fines de siglo.
aparejó un reforzamiento del sistema feudal, especialmente en el ám-
bito pampeano-litoral.
19) Por otro lado, la continuidad -en las condiciones especifi-
cadas- del antiguo sistema socioeconómico colonial luego de la expul-
17 Si el lector prefiriera remplazar “feudalismo colonial” por un más indeter-
sión de los españoles, contó a su favor con la derrota de la corriente
minado “régimen precapitalista”, el argumento propuesto conserva toda
democrática que en Buenos Aires procuró introducir diversas refor- su validez.
mas de contenido progresista,16 la cual se concretó tras el desplaza-
18 “La llamada acumulación originaria no es, pues, más que el proceso his-
miento de sus principales referentes, Moreno y Castelli. Lo mismo tórico de disociación entre el productor y los medios de producción. Se la
llama ‘originaria’ porque forma la prehistoria del capital y del régimen ca-
16 Eduardo Azcuy Ameghino. Historia de Artigas y la independencia argenti- pitalista de producción”. Karl Marx. El capital. Crítica de la economía polí-
na. Ediciones de la Banda Oriental, Montevideo, 1992. tica. FCE, México, 1968, t. I, p. 608.
14 Eduardo Azcuy Ameghino Una historia casi agraria 15

22) La tendencia a la “restauración” del orden y las leyes que 23) El sistema tradicional de pagos “salariales” continúa vi-
se evidenció con mayor fuerza desde el inicio del gobierno de Rosas,19 gente, pudiendo considerarse como probable un incipiente desarrollo
entre otros significados constituye una referencia de la fuerza de la de un rasgo fundamental -y a la larga decisivo- de la relación social
continuidad socioeconómica en términos del sistema de relaciones de del peonaje (que definimos como obligatorio en su raíz colonial), con-
producción -acompañada de la falta de adelantos relevantes al inte- sistente en que una fracción de los peones podía estar conchabándo-
rior de las fuerzas productivas-; mientras que ciertos cambios y des- se más por el interés en la remuneración que por haber sido forzada
lizamientos del orden (avances de la cooperación simple en el trabajo mediante coerción extraeconómica.20 Es verdad que dicha voluntad
de procesamiento de productos ganaderos, bolsones de producción se ejerce en un espacio ideológico estrecho, en tanto resulta difícil
campesina independiente donde se verifican procesos de diferencia- disociarla de los mecanismos compulsivos que todavía perseguían
ción social, segmentos de la población que adquieren mayor libertad a vagos y malentretenidos, castigaban la mala vecindad, establecían
personal, extinción de la esclavitud) indicarían incipientes fisuras las buenas costumbres, etc.
en el tejido social heredado de la colonia. Durante estas décadas, en
24) La consistencia del punto anterior se basa en que no se
lo esencial no se desarrolló en el ámbito rural una fuerza de trabajo
puede discutir con el hecho teórico y lógico de que en algún momento
libre, proletarizada. El sistema laboral continuó determinado por la
debe datarse el inicio de la formación de un régimen de producción, el
demanda estacional de la ganadería y la agricultura, todavía muy li-
capitalista, que en pocas décadas más sería dominante. Y si bien está
mitada en su expansión. Los puestos de trabajo permanente en las
claro que se trata de un capitalismo aluvional, de tiempos cortos de
estancias crecen con el corrimiento de la frontera y la expansión de
instalación a favor del peso decisivo de la inmigración, este rasgo no
estas unidades de producción hacia el sur de la provincia, acompa-
puede exagerarse a riesgo de dejar sin construir el escenario que re-
ñados por un aumento de la población en parte vegetativo y en parte
clama, dinamiza y ocupa a dicha inmigración, la que a su vez lo iría
alimentado, como desde antiguo, por migraciones provenientes de las
ampliando y reconfigurando.
provincias interiores. Este mismo incremento suma los hombres que
deberán transformarse en brazos en forma estacional, debiendo por 25) Sin duda una de las claves interpretativas del problema es
ende conservar sus rasgos campesinos como condición de la repro- la evolución de la contradicción interna a la relación laboral del peo-
ducción de su existencia. naje, en tanto el movimiento de sus aspectos va habilitando su pasaje
de (extraeconómicamente) obligatorio sin mano de obra libre, a (eco-
nómicamente) obligatorio con mano de obra libre,21 pasaje difuso y en
19 Habiendo declarado añorar los “tiempos de quietud y tranquilidad que alguna medida inasible en escala social –al menos durante un cierto
precedieron a 25 de Mayo”, Rosas -expresando a los hacendados bonae- período de tiempo-, que tiende a presentarse como invisible a los ojos
renses- reconoció explícitamente los efectos revulsivos de la revolu-
del observador, habilitando tanto la visión de que el peonaje continúa
ción y la guerra sobre la trama social colonial: “La debilidad individual
y la común necesidad de seguridad son objetos que ofrece la campaña siendo en todos los casos obligatorio, como la de que nunca lo fue.
al que la observa; los bienes de la asociación han ido insensiblemente
desapareciendo desde que nos hemos declarado independientes; todo 20 Esta tendencia era relativamente visible en el ámbito de la ciudad de Bue-
menos derecho y civilización se encuentra en la campaña”. Sobre esta nos Aires y sus alrededores, por ejemplo en saladeros, barracas y grase-
base, el disciplinamiento (imposición extraeconómicamente coerciti- rías.
va sobre campesinos que no se hallaban separados de sus medios de 21 Hablando en general podría afirmarse que en un sistema feudal el plus-
producción y subsistencia) de la población rural, girando sobre la ne- producto/plustrabajo es arrancado mediante presiones y obligaciones ex-
cesidad de mano de obra y respeto a la propiedad de tierras y ganados, traeconómicas, mientras que en el capitalismo la fuerza que opera en pos
constituyó una prioridad en la agenda de la elite terrateniente-mercantil. del mismo resultado es la presión económica directa: el proletario debe
Los documentos en: Carlos Ibarguren. Juan Manuel de Rosas. Frontispicio, obtener un salario para reproducir su existencia; nadie lo obliga, salvo la
Bs. As., 1955, p. 35. necesidad y el hambre.
16 Eduardo Azcuy Ameghino Una historia casi agraria 17

26) Otra clave radica en que el aumento de la producción, así tesis, mediante la cual -recuperando parte de la sustancia de la ante-
como el de la población, aunque muy lentos, comienzan a manifes- rior- se la reformule en términos de caracterizar la influencia de los
tar síntomas de incompatibilidad con las formas de vida (relaciones vínculos con las potencias extranjeras como contradictorios con un
sociales) tradicionales. Formas de vida que se van debilitando en avance más acelerado y con componentes industriales del capitalis-
sus sustentos ideológico-culturales en el marco de una sociedad, la mo pampeano, o en todo caso –más en general- tan favorable a un tipo
pampeano/bonaerense,22 que incrementa sin prisa pero sin pausa sus de desarrollo capitalista como excluyente de otro tipo.
vínculos comerciales con Europa, incorporando junto con ellos nume-
28) Los cambios en la producción –y en general en la marcha
rosas pautas de un mundo capitalista que ha madurado lo suficiente
de la economía y la sociedad-, sus efectos sobre la demanda de fuerza
como para, en el relevante caso del Reino Unido, ir dejando atrás la
de trabajo, y la evolución creciente de ésta, constituyen sin duda el
primera revolución industrial. Este último condicionante posee se-
nudo decisivo del asunto, en tanto fuerza motriz principal de la es-
guramente eficacias mayores a las que se han remarcado, reforzadas
tructuración de una mano de obra libre, en circunstancias en que los
por la inserción del Río de la Plata en la “economía internacional” de
viejos métodos y modalidades basadas en la coacción extraeconómi-
la época: Inglaterra, Francia, Alemania, Estados Unidos, Bélgica, Ho-
ca difícilmente se hallaban en condiciones de dar respuesta a la or-
landa, etc. El peso del mundo burgués, material y espiritual, es una
ganización de un sistema de relaciones sociales consistente con los
fuerza que debe considerarse en sus múltiples y contradictorios efec-
mencionados cambios en curso.
tos locales.
29) La formación de una mano de obra libre en escala social
dentro del espacio pampeano es un proceso ubicable entre 1850 y
1880/1890, cuyos orígenes deben ser rastreados en los inicios de la
El período que se inicia a mediados del siglo XIX transición (profundizando, por ejemplo, el estudio de las caracterís-
27) La afirmación anterior nos introduce a uno de los temas- ticas de los peones de saladero y su evolución a partir de 1815, y los
problemas tal vez más trascendentes dentro de la línea de análisis procesos de diferenciación social al interior de segmentos de la pro-
propuesta, focalizado especialmente en el epicentro de la transición ducción campesina).
(1850-1890). Está claro que las persistentes relaciones con diversos
30) Mientras la relación de producción principal se presentó
agentes del capitalismo europeo fortalecen a los sectores dominan-
bajo la imagen estanciero-peón, articulada centralmente en torno a
tes locales –terratenientes ganaderos y gran comercio-, y con ellos
la cría de ganado vacuno, con un crecimiento de la demanda labo-
la especialización agroexportadora que se va consolidando en la
ral derivado de la expansión e instalación de estancias en las tierras
economía litoral; pero habría que discutir la visión que asimila este
“nuevas” (que se iba compensando con la presión sobre la población
desarrollo como opuesto u obstáculo a la acumulación originaria local
campesina pionera en las zonas fronterizas reforzada por migrantes
de capital, considerando la posibilidad de remplazarla por otra hipó-
provenientes de otras provincias), el espacio para la compulsión ex-
traeconómica, el paternalismo, el clientelismo, el caudillismo, etc., se
22 Aún cuando las causas de su caída son múltiples y diversas, no se puede mantuvo vigente, en su doble carácter: como medio de obtención de
excluir entre ellas el hecho de que Juan Manuel de Rosas –expresión du-
plustrabajo y como argamasa de una forma de vida (en tanto basa-
rante más de dos décadas de la sociabilidad bonaerense- representaba
escasamente las expectativas que crecían en una parte de la elite terrate- mento relevante del orden social rural), siempre acompasado con la
niente-mercantil, asociadas con ciertas novedades económicas, sociales y persistencia de las unidades campesinas, cuya existencia resultaba
políticas (vísperas del ciclo lanar, incipiente inmigración, presiones hacia consistente con la estacionalidad de las labores agrarias.
una mayor articulación interprovincial, etc.) para las que intuían mejores
perspectivas de desarrollo en la medida que se produjera un cambio en el
gobierno y en algunas de sus políticas.
18 Eduardo Azcuy Ameghino Una historia casi agraria 19

31) Existe una importante literatura que indica que a partir décadas previas a 1869, se debería disponer de una explicación del
de la década de 1850, coincidiendo con el ciclo lanar,23 se comienzan a modo en que un sistema de características feudales se reestructuró
romper los moldes de la herencia colonial y precapitalista, que entre para encuadrar y someter (multiplicando las formas coactivas de ex-
continuidades y cambios se había mantenido relativamente preserva- tracción del excedente económico) a la nueva y acrecida población.
da durante el período rosista. La ausencia de tal explicación agrava a niveles insostenibles las di-
ficultades para presentar una imagen consistente de la formación y
32) En este contexto el primer censo nacional de 1869 puede
posterior predominio del capitalismo encapsulada en poco menos de
servir como referencia relevante para sopesar las hipótesis respecto
treinta años (1870-1900).25
a la constitución de una mano de obra libre,24 y a la vigencia de la pre-
sión económica directa como factor estructurante de un segmento 34) Un problema a considerar es la evolución de las relaciones
de las relaciones de producción en los inicios de la década de 1870. entre inexistencia de mano de obra libre y compulsión extraeconó-
Dicho censo contabiliza para Buenos Aires 177.787 habitantes en la mica, dado que debería poderse establecer una serie de momentos e
ciudad y 317.320 en la campaña (14.232 en Chivilcoy, 10.385 en 25 de instancias donde, en diferentes medidas, la presencia de uno no im-
Mayo, 10.256 en Luján, y descendiendo). En Entre Ríos las ciudades plique la vigencia del otro factor. Esto significa ampliar el espacio y la
más grandes eran Paraná (18.649) y Gualeguaychú (18.397), con un intensidad de observación sobre la evolución de la producción cam-
total provincial de 134.271 habitantes. En Santa Fe se destacaban Ro- pesina independiente, y los procesos de diferenciación social en su
sario (47.730) y Santa Fe (21.392), siendo la población total de 89.117 interior, junto con la desaparición o el atenuamiento de las presiones
habitantes. extraeconómicas. Lo cual implica un cierto grado, un avance parcial,
de las condiciones insoslayables para la constitución de una mano de
33) Nótese que hacia 1810 la campaña de Buenos Aires poseía
obra libre, en este caso libre de las relaciones de dependencia política
aproximadamente 30 mil pobladores, los que se multiplicaron por
y de sujeción personal coactiva. En la provincia de Santa Fe, en menor
diez en 60 años, con un aumento de 280.000 personas. Suponiendo
medida en Entre Ríos y más tardíamente en el sur de Córdoba –espe-
pertinente la imposición extraeconómicamente compulsiva sobre
cialmente a la vera del FFCC Central Argentino-, las colonias agrícolas
los productores directos que hemos definido para los tiempos vi-
con fuerte participación de inmigrantes habilitarían desde fines de la
rreinales, si se negara su progresiva y parcial decadencia durante las
década de 1850 un espacio nuevo de producción campesina relativa-
23 Hilda Sábato. Capitalismo y ganadería en Buenos Aires: la fiebre del lanar, mente independiente, diferenciación social, y acumulación de valores
1850-1890. Sudamericana, Bs. As., 1989. Horacio Giberti. Historia econó- en vías de transformación en capital. El desarrollo de esta experien-
mica de la ganadería argentina. Solar-Hachette, Bs. As., 1961. cia contribuyó también al incremento de la demanda de jornaleros
24 Y aun así continuaban existiendo importantes factores que entorpecían el –nativos y extranjeros- para levantar las cosechas y otras labores, los
desarrollo de un proceso de proletarización en escala social: “Las caracte- que en su mayoría, si bien podían no constituir en rigor mano de obra
rísticas que asumió la explotación agrícola-ganadera, los altos rendimien- libre, cada vez menos se conchababan por efecto de presiones extrae-
tos, la feracidad y bajo precio de la tierra, la imposibilidad o dificultad de
exportar cereales –debido a los altos fletes- o carne –por razones tecnoló-
gicas- permitió que las clases populares tuvieran acceso a una alimentación
barata y abundante, aun en condiciones de vida semi-bárbara. Durante 25 Se podría decir “relaciones de producción capitalistas” en lugar de capita-
bastante tiempo los bienes primarios exportables fueron otros (v.g., cuero, lismo, pero sobre la base de reconocer que el capital es una relación social
lanas y, en menor medida, tasajo), y transcurrieron muchos años antes de de producción, una sociedad basada en el predominio de dicha relación no
lo que ahora llamamos ‘bienes salario’ (v.g., carne y trigo) se convirtieran puede ser caracterizada sino como capitalista; sin perjuicio de la existen-
en el origen de algunas de las contradicciones centrales de la economía y la cia de otras determinaciones –como la dependencia económica del impe-
política argentinas”. Oscar Oszlak. La formación del estado argentino. Ed. rialismo- que también contribuyen decisivamente a la definición del tipo
de Belgrano, Bs. As., 1985, p. 250 de país cuya estructuración culminaba por entonces.
20 Eduardo Azcuy Ameghino Una historia casi agraria 21

conómicas, y cada vez más como una necesidad económica para sos- largo de por lo menos medio siglo- de algunas de las modalidades de
tener o complementar sus estrategias de supervivencia. la formación del capitalismo en la agricultura pampeana, y de cómo
durante la transición se articulan contradictoriamente las continui-
35) Sin mengua de lo afirmado, es preciso señalar que la ten-
dades y los cambios, lo viejo y lo nuevo. Al respecto, un protagonista
dencia hacia la generalización del sistema de arrendamientos a partir
y estudioso de la época sintetizaba su percepción de estos fenómenos
de fines de la década de 1870, combinada con la persistencia de deter-
señalando que aún en presencia de “una clase de agricultores que ex-
minaciones económicas y sociales que expresaban la continuidad de
plotan la tierra en forma capitalista y una gran masa de asalariados
rasgos precapitalistas, matizan y complejizan la utilización del con-
rurales”, la “situación de relativa independencia del agricultor tenía
cepto de campesinado independiente, presentando un interesante
también su reverso, pues se hallaba sometido al terrateniente o ca-
problema de investigación e interpretación.
pitalismo colonizador mediante su contrato de arrendamiento o de
De hecho en la región pampeana, a lo largo de la segunda mitad
locación, de formas feudalistas”.28
del siglo XIX y todavía en las primeras décadas del XX, nos hallamos
frente a un conjunto heterogéneo de productores directos familiares 36) En el ámbito urbano, especialmente de Buenos Aires, el
que abarca a diferentes fracciones de campesinos, una de las cuales avance de los factores favorables a la extensión de las relaciones sa-
–relativamente capitalizada, y por ende con mayores posibilidades de lariales de tipo capitalista era probablemente más rápido y más pro-
acumular capital- iría definiendo su carácter chacarero. En todos los fundo, aunque por la relativa ausencia de producciones relevantes
casos la condición de propietarios de la tierra que trabajan resultaba –en virtud de la frustración y el retraso de la industria-29 no lograba
una fuerte apoyatura para alcanzar la calidad de productor indepen- establecer un punto sólido de referencia para su desenvolvimiento,
diente, aun cuando se debieran arrastrar diversas trabas (usura, abu- toda vez que la producción principal, cuyas relaciones sociales otor-
sos comerciales, etc.)26 en el ejercicio de dicha condición. gaban sus tonalidades al conjunto, 30 continuaba siendo la de base
Estas restricciones se potenciaban en el caso de los pequeños y agropecuaria (cueros, sebo, carne salada, lanas, granos, carne fresca
medianos arrendatarios, dado que esta condición solía ir acompaña- para el abasto y poco después carne para frigorífico).
da del forzado cumplimiento de una serie de pesadas obligaciones in-
herentes al tipo de contractualidad mediante la cual accedían al uso
del suelo, entre ellas la especificación de a quien debían vender la co- 28 José Boglich. La cuestión agraria. Ed. Claridad, Bs. As., 1937, p. 203.
secha, a quien contratar para trillar y desgranar los cereales, a quien 29 Al iniciarse la segunda mitad del siglo XIX, “el país se encuentra en plena
comprar las bolsas para embolsar los granos, y otras de similar tenor. civilización del cuero, era éste la principal materia prima básica de la in-
27
Al mismo tiempo, la fracción campesina más acomodada se consti- dustria bonaerense… una agricultura primitiva producía pequeñas canti-
tuyó en explotadora -mediante el sistema del trabajo asalariado- de dades de productos, que no alcanzaban a cubrir las necesidades internas.
los cada vez más numerosos contingentes de mano de obra libre que Mientras por toda Europa surgían las máquinas de vapor, en Buenos Aires
la inmigración y la propia dinámica interna de la población local arro- sólo funcionaban dos. Cuando cruzaban el orbe 38.000 kilómetros de vías
férreas, el país no tenía caminos… Por el tiempo en que la producción mun-
jaban al mercado de trabajo. Este fenómeno simultáneo de severas
dial de acero superaba los seis millones de toneladas y había comenzado
limitaciones a las libertades capitalistas (comenzando por la liber- la exportación de maquinaria agrícola moderna, los ejes y ruedas de nues-
tad de empresa y comercio) y desempeño de la función económica de tras carretas se hacían íntegramente de madera”. Horacio Giberti. Historia
extorsión del trabajo ajeno, es una buena muestra –desplegada a lo económica de la ganadería argentina… pp. 145-147.
30 “En todas las formas de sociedad existe una determinada producción que
26 Juan Manuel Palacio. Chacareros pampeanos. Una historia social y produc- asigna a todas las otras su correspondiente rango e influencia. Es una ilu-
tiva. Capital Intelectual, Bs. As., 2006, p. 53. minación general en la que se bañan todos los colores y que modifica las
27 Osvaldo Barsky, Horacio Ciafardini y Carlos Alberto Cristiá. Producción y particularidades de éstos”. Karl Marx. Introducción general a la crítica de
tecnología en la región pampeana. CEAL, 1971, p. 180. la economía política/1857. Pasado y Presente, Bs. As., 1972, p. 28.
22 Eduardo Azcuy Ameghino Una historia casi agraria 23

37) En Buenos Aires y otras ciudades, coexistiendo con arte- lo cual no debería significar un evolucionismo o ausencia de contra-
sanos, vendedores ambulantes y variopintos cuentapropistas, la pre- dicciones, al contrario: de lo que se trata es de reconstruir el camino
sencia de un sector restringido de la población económicamente activa de contradicciones mediante el cual se marchó del feudalismo colonial al
que dependía de un sueldo para reproducir su existencia se remontaba capitalismo dependiente.32
a los tiempos coloniales, y se incrementaba en línea con el crecimiento
40) Para pensar el papel y sentido histórico de la compulsión
urbano. En esto jugaría un papel significativo la disponibilidad de em-
extraeconómica en el tránsito del feudalismo al capitalismo tenemos
pleos que determinaba una demanda de fuerza de trabajo que tendía a
presente, como señaló Dobb, 33 que en las sociedades feudales el pro-
ser satisfecha por individuos total o parcialmente proletarizados. En
ducto/trabajo excedente es arrebatado a los productores directos
esta condición se pueden encuadrar los dependientes y empleados de
mediante la imposición de diversas obligaciones de tributar o traba-
comercio, del empleo estatal, de las fuerzas armadas y represivas, de
jar para terceros más poderosos. Dicha imposición, consistente con
los talleres artesanales, de los mataderos, saladeros, hornos de ladri-
la ausencia de mano de obra libre, se realiza mediante un variado
llos, construcción y obras públicas, tendido de los ferrocarriles, una
repertorio compulsivo, de presiones extraeconómicas (físicas, jurídi-
parte del personal doméstico, etc. Es verdad que por esas décadas
cas, culturales, y “hasta donde alcance la imaginación del propietario
(1860, 1870) en muchos hogares se mantenían pequeñas huertas, aves,
de las condiciones de producción”), 34 que implican cuotas variables
y otras granjerías que contribuían a dotar de alguna independencia del
de subordinación y dependencia personal, carencia o restricción de
salario ciertos aspectos de la subsistencia cotidiana; pero serían pocos
la libertad individual, respecto de quienes poseen suficiente poder
los casos en que la disponibilidad de excedentes domiciliarios sobre el
como para aplicar exitosamente la coerción e imponer las obligacio-
consumo familiar permitía adquirir el resto de los alimentos, telas y
nes. 35 Con la crisis de la dominación feudal, en un proceso contradic-
otros elementos del vestuario, utillajes y equipamientos varios de la
casa, e incluso el propio techo donde habitar.
llan separadas las unas de las otras por límites rígidos, abstractos, tampoco
38) Que bajo ciertas circunstancias existan las condiciones lo están en la historia de la sociedad” Karl Marx. El capital…, t. I, p. 302.
materiales para que muchos individuos puedan vivir sin constituir 32 “Para convertir el dinero en capital, el poseedor de dinero tiene, pues, que
una mano de obra libre, no significa que éstos ejerzan en todos los encontrarse en el mercado, entre las mercancías, con el obrero libre… Este
casos dicha opción, o que siquiera lleguen a considerarla como una estado de cosas es, indudablemente, el fruto de un desarrollo histórico
posibilidad. Había franjas de la población urbana –hasta donde este precedente, el producto de una larga serie de transformaciones económi-
concepto significaba algo por entonces- que podrían haber reprodu- cas, de la destrucción de toda una serie de formaciones más antiguas en el
cido su existencia resistiendo la tendencia a la proletarización, por campo de la producción social”. Karl Marx. El capital…, t. I, p. 123.
ejemplo desempeñando un oficio o instalándose como campesinos en 33 Maurice Dobb. Estudios sobre el desarrollo del capitalismo. Siglo XXI, Bs.
los suburbios o en campo abierto, pero que subjetivamente no consi- As., 1976, p. 465. Una presentación del concepto marxista de feudalismo
en: Eduardo Azcuy Ameghino. Trincheras en la historia. Historiografía,
deraron o valoraron dicha posibilidad, prefiriendo emplearse a cam-
marxismo y debates. Imago Mundi, Bs. As., 2004, pp. 22-39.
bio de una remuneración.
34 Rodney Hilton. Conflicto de clases y crisis del feudalismo. Crítica, Barcelo-
39) Puntualizaciones como la anterior se asocian con la necesi- na, 1988, p. 186.
dad de identificar y sintetizar conceptualmente las múltiples y hete- 35 Este punto fue, y continúa siéndolo, uno de los más controvertidos por
rogéneas líneas conductoras que van jalonando el curso del desarrollo parte de quienes niegan el papel de la coacción extraeconómica como
de la sociedad, con sus asimetrías y diferentes ritmos y velocidades;31 factor estructurante de la organización social del trabajo durante la co-
lonia. Para ello deben negar, licuar o desmerecer la cuota de poder esta-
tal-personal que disponían los principales terratenientes (“hacendados”)
31 “Se trata de encontrar los grandes rasgos, las características generales, de la campaña rioplatense, objetivo que fue perseguido por varias vías
pues del mismo modo en que en la historia de la Tierra las épocas no se ha- argumentativas, desde confundirlos -bajo el genérico y epocal calificativo
24 Eduardo Azcuy Ameghino Una historia casi agraria 25

torio y generalmente desacompasado –muy ligado a los resultados mendigar y sobrevivir en los márgenes de la nueva estructura socio-
de las luchas sociales- tiende a emerger una economía de pequeños productiva en gestación. En estas circunstancias, los mecanismos de
y medianos productores relativamente más independientes, circuns- coacción extraeconómica, que no han desaparecido, y -aunque con me-
tancia que provee condiciones aptas para el progreso de los procesos nor intensidad que en el pasado- se siguen desplegando sobre los seg-
de diferenciación social en el seno de dicha pequeña producción, que mentos de productores que aún permanecen en calidad de campesinos
se articulan con otros desniveles sociales previos, potenciándolos. dependientes, en el marco de los trascendentales cambios en curso van
Producto de estos procesos, cuyos núcleos se hallan entre el campe- adquiriendo un nuevo sentido (que, vale insistir, puede coexistir y sola-
sinado y el artesanado, se van formando (o extendiendo y perfilando parse con el tradicional, dado su aspecto formal en algunos casos idén-
más definidamente) nuevas clases sociales y nuevas relaciones de tico –por ejemplo persecución de “vagos” y “vagabundos”-), mediante el
producción. Esto es, en uno de sus aspectos, 36 la formación de una cual se aplica a partir de allí en función de las exigencias del desarrollo
mano de obra libre en escala social, o sea la proletarización de una de un modo de producción diferente al anterior.
parte creciente y finalmente mayoritaria de los productores directos. Lo que hasta cierto momento había sido una coerción extrae-
Este fenómeno se concentra en torno a dos novedades históri- conómica continuamente renovada o refrescada a los efectos de, por
cas, a dos ordenes de sucesos nuevos que pueden ir o no de consuno, ejemplo, arrancar trabajo/producto excedente, limitar la competen-
que pueden coexistir más o menos juntos en el tiempo, o no, según cia campesina sobre tierras y ganados, y hacer funcionar el orden so-
momentos, lugares y circunstancias concretas: a) La obtención de la cial, tiende a transformarse, modificando su significado, en compul-
libertad personal mediante la ruptura, agotamiento o disolución de las sión para superar la crisis ideológico existencial de la mano de obra
relaciones coactivas de autoridad y subordinación de unas personas a que va resultando proletarizada y encauzarla hacia donde será útil en
otras; es decir la libertad individual suficiente para disponer sin trabas adelante: el mercado de fuerza de trabajo. La presión extraeconómi-
extraeconómicas de sí mismos. b) La separación (liberación, desapode- ca sobre productores políticamente dependientes y económicamente
ramiento) del productor directo respecto a sus condiciones y medios autosuficientes tiende a producir y reproducir subordinación perso-
de producción, especialmente de la tierra, que había sido por siglos nal al estilo feudal; la presión extraeconómica sobre mano de obra
su “laboratorio natural”, con lo que se cancelaba su acceso inmediato libre –o en vías de serlo- genera y reproduce proletarios que concu-
a los medios de subsistencia. Como resultado de estos cambios se va rren al mercado a vender su fuerza de trabajo a efectos de sobrevi-
generando una masa de hombres “libres”, a los cuales para sobrevi- vir: “Después de ser violentamente expropiados y expulsados de sus
vir con sus familias sólo les restan dos alternativas: vender lo único tierras y convertidos en vagabundos, se encajaba a los antiguos cam-
que les quedó, que es su capacidad y fuerza de trabajo; o vagabundear, pesinos, mediante leyes grotescamente terroristas, a fuerza de palos,
marcas a fuego y de tormentos, en la disciplina que exigía el sistema
de hacendados- con fracciones campesinas por cierto menos influyentes, del trabajo asalariado”. A los trabajadores que iban transformándose
hasta disminuirlos socialmente en virtud de jerarquizar de manera uni- en mano de obra libre y optaban por el vagabundeo y la mendicidad,
lateral el capitalismo comercial o el dominio del capital mercantil sobre se les opusieron normas férreas que los enfrentaron “a la horca, el
la producción. Hemos sostenido un punto de vista diferente en: Eduardo tormento y el látigo, empujándolos por el angosto sendero que condu-
Azcuy Ameghino. La otra historia. Economía, estado y sociedad en el Río cía al mercado de trabajo”. 37
de la Plata colonial. Imago Mundi, Bs. As., 2002.
36 Junto a la mayoría que tiende a proletarizarse, y a quienes conservan su 41) En la zona geográfica de nuestro país considerada en es-
condición campesina o artesanal, otra porción relativamente poco nume- tas notas, y en particular en el medio rural, la crisis y disolución de
rosa de los pequeños productores progresa económicamente, amplía sus las relaciones de producción precapitalistas y la transición al capi-
escalas de producción, incrementa la explotación de mano de obra extra- talismo presentan como una de sus principales manifestaciones el
familiar, acumula capital, y en un proceso va transformándose en parte de
la burguesía en desarrollo. 37 Karl Marx. El capital... t. I, p. 627. Karl Marx. Grundrisse… t. I, p. 363.
26 Eduardo Azcuy Ameghino Una historia casi agraria 27

debilitamiento y finalmente el cese –no absoluto, pero sí en lo fun- que aparece formalmente inalterada entre 1780 y 1880, es decir an-
damental- de los mecanismos de coacción y dependencia personal tes y durante la creación de una mano de obra libre. Por otro lado,
en tanto determinantes de la transferencia forzada del excedente la complejidad de estos solapamientos de significado (potenciados
económico. Así, no resultaría fácil fundamentar que las peonadas por un capitalismo con eje agropecuario y por el segmento de mano
que concurren a la juntada del maíz o a la cosecha y trilla del trigo, de obra imperfecta o parcialmente libre vinculada con la demanda
por ejemplo en 1895, lo hacen por imperio de una imposición ex- estacional de braceros) se agudiza al sumarse la supervivencia de
traeconómicamente compulsiva y no por la necesidad de reprodu- relaciones precapitalistas –coexistentes con las modernas-, asocia-
cir su existencia. Sin embargo, a diferencia de lo ocurrido para esa das a las cuales perduran rémoras de los contenidos originales de
época en algunos países de Europa, el breve tiempo histórico en que las relaciones de subordinación personal. 39 Circunstancias que se
se desenvuelve la constitución del régimen capitalista no facilita replican, con contornos menos borrosos, hasta bien entrado el siglo
reconocer y distinguir las antiguas funciones de la presión extrae- XX en el resto del país, y especialmente en el NEA y NOA, donde el
conómica de la nueva finalidad que la resignifica a lo largo de muy peso de la herencia colonial, la secular asimetría de las jerarquías
pocas décadas. 38 Esta reconfiguración, que la va transformando en sociales, y la mayor densidad de población -con una fuerte presencia
términos reales de agente de la dependencia personal y política de de pueblos originarios-, demoran y parcializan los procesos de pro-
los productores directos en estímulo coactivo a la transferencia vo- letarización, reforzando los espacios propicios para la subsistencia
luntaria de plustrabajo mediante un acuerdo contractual -el contra- de porciones de las antiguas estructuras socioeconómicas.
to salarial capitalista-, no resulta tan clara en el plano formal, donde
42) El problema de determinar y comprender la existencia,
las apariencias del fenómeno se perciben como muy similares antes
evolución y las diferentes funciones y sentidos económicos –e his-
y después del cambio de función predominante en la compulsión ex-
tóricos- del ejercicio de mecanismos de compulsión extraeconómica
traeconómica. Sin duda las particularidades del feudalismo colonial
por parte del Estado y de emergentes particulares de las clases ex-
en la región del Río de la Plata (entre ellas la inexistencia de un ré-
plotadoras, requiere sin duda combinar la realización de nuevas in-
gimen jurídico de servidumbre, una trama social poco densa y no
vestigaciones con una exhaustiva revisión crítica de la bibliografía
demasiado consolidada en virtud de una población escasa dispersa
disponible, toda vez que probablemente no existan estudios guiados
en un extenso territorio, junto a condiciones favorables para la re-
en virtud de los objetivos indicados. Sin perjuicio de los efectos nega-
sistencia campesina a la sujeción personal) contribuyen a oscurecer
tivos que ello conlleva, en estas notas enfatizamos: a) La eficacia de
la percepción de las divergencias de fondo entre las dos diferentes
los estímulos coercitivos como método para la obtención de plustra-
finalidades históricas de la compulsión extraeconómica, como ocu-
bajo en condiciones de inexistencia de mano de obra libre en escala
rre en el caso de la persecución de vagos y malentretenidos, figura
social, circunstancias asociadas centralmente con el feudalismo co-
lonial y su proyección sobre las primeras décadas del siglo XIX. b) La
38 “La expansión del trabajo asalariado y la consolidación de un mercado de tendencia -para nada lineal- al aflojamiento y perdida de intensidad
fuerza de trabajo libre no significaron, sin embargo, la desaparición de de estos mecanismos a lo largo del siglo XIX. c) La reconfiguración de
diversas formas jurídicas y de prácticas de restricción de la libertad del la compulsión extraeconómica que la reubica como un factor coadyu-
trabajador. Algunas de estas formas surgieron como consecuencia del pro-
vante a la estructuración y funcionamiento del mercado de trabajo
ceso mismo de formación del mercado y apuntaron al disciplinamiento de
la mano de obra disponible, con el objeto de canalizarla hacia el trabajo sobre la base de la presencia creciente de contingentes de mano de
asalariado. Otras, en cambio, resultan de prácticas no mercantiles y tuvie- obra proletarizada y/o en vías de serlo. d) El solapamiento de ambas
ron en esta etapa un carácter residual, cuya vigencia fue desdibujándose finalidades de la coerción en virtud de parecidas imágenes y aparien-
a medida que se consolidaba la economía capitalista”. Hilda Sábato y Luis
A. Romero. Los trabajadores de Buenos Aires. La experiencia del mercado: 39 Alfredo Pucciarelli. El capitalismo agrario pampeano, 1880-1930. Hyspa-
1850-1880. Sudamericana, Bs. As., 1992, p. 175. mérica, Bs. As., 1986, p. 276.
28 Eduardo Azcuy Ameghino Una historia casi agraria 29

cias, lo que induce por un lado a confundirlos y por otro a reducirlos décadas iniciales del crecimiento agrícola pampeano,41 al igual que en
a una única expresión. la evolución económica y urbanística de las ciudades y pueblos.
Con estas prevenciones interpretativas se pueden abordar si-
44) En las circunstancias descriptas, la aparición de una nueva
tuaciones como las planteadas oportunamente por Sábato, evitando
mercancía, la fuerza de trabajo, y incremento de su compra-venta en
el desarrollo unilateral de alguno de sus aspectos o significados po-
escala social, van asociadas con la determinación de su precio, el cual
sibles: “Poco a poco y a medida que se hacían casi innecesarias o aun
–al igual que ocurre con las demás mercancías- expresa su costo de
engorrosas, algunas disposiciones fueron desapareciendo. En 1870
producción, o sea el costo de reproducir la vida del proletario, y even-
se reformó el Código Rural para suprimir los artículos referidos a ‘va-
tualmente su familia, a efectos de que pueda continuar ofertando su
gos’, y en 1873 se abolió el requisito del pasaporte para trasladarse
peculiar mercancía. El salario es aquí el precio de la fuerza de trabajo
por la provincia. Pero habría que esperar hasta fines de la década del
y resulta vital obtenerlo a riesgo de morir de hambre y desamparo.
80 para que el reclutamiento anterior de soldados fuese reempla-
Los que hemos definido como estipendios de apariencia salarial, los
zado por un sistema de sorteos”.40 La mejor comprensión de estos
pagos que se realizaban a peones que no eran mano de obra libre (y
enunciados exige, pues, distinguir la vigencia formal de las presio-
que por lo tanto podían reproducir su existencia mediante sus pro-
nes extraeconómicas (sin ignorar el signo que entrega la cancelación
pios medios de producción), no constituían pues auténticos salarios,
legal) de su supervivencia en términos reales, en los cuales aquella
o lo eran sólo parcialmente, dado que por más precaria que fuera, la
desaparición se presentaría más lenta y tortuosa, reclamada por las
subsistencia descansaba centralmente en el carácter campesino de
imperfecciones que todavía presentaba el mercado laboral regional
dichos productores directos. El cambio del sentido y naturaleza de
con posterioridad a 1880. Asimismo, en posición marginal, y solapa-
los pagos “salariales” –y el que sean o no verdaderos salarios- depen-
da con las nuevas funciones de la compulsión, permanecían vigentes
de pues del régimen de producción del que resultan emergentes y/o
expresiones del viejo tipo, como se observaría durante un largo tiem-
al cual contribuyen, y en particular del estado (libre o no libre)42 de la
po, por ejemplo, en el trabajo doméstico de las mujeres, donde se con-
mano de obra involucrada.
servaron largamente las relaciones de dependencia personal.
45) Sintetizando rasgos emergentes de las necesidades cre-
43) Mientras una fracción de la población se va transformando
cientes de fuerza de trabajo que se manifestaban en las últimas dé-
en fuerza de trabajo libre, proletarizada, y otra tiende a mantener su
cadas del siglo XIX, y en particular las condiciones de inserción en el
calidad de productores independientes, el proceso de formación del
capitalismo se beneficia absorbiendo la capacidad de trabajo de una
porción de los productores directos que sin haber sido, ni ser, estric- 41 Nos referimos aquí a los campesinos-peones y a los semiproletarios que
tamente mano de obra libre, dispone de insuficientes medios econó- forman parte del período formativo del capitalismo en el campo –cuya
micos para alcanzar la reproducción de su existencia en forma autó- existencia remite al pasado precapitalista contiguo-, por lo que los dife-
noma. Las relaciones entre autonomía y necesidad, ligadas a los recur- renciamos conceptualmente de aquellos otros encuadrables en las mis-
mas categorías pero que se hallan insertos en fases de relativa madurez
sos disponibles para el trabajo por cuenta propia, influyen sobre las
de dicho régimen de producción, o son ya un producto del desarrollo del
características del ingreso adicional a conseguir, determinándose de capitalismo posterior a su predominio en escala social, poniendo en evi-
este modo las fracciones de clase que caracterizamos como campesi- dencia tanto la contradictoria coexistencia de los productores familiares
nos jornaleros y semiproletarios, ambas con un papel relevante en las con dicho modo de producción, como las dificultades que va hallando la
producción independiente de base campesina para coexistir con el avance
capitalista.
42 Es decir: separada o no de sus medios de producción y subsistencia, y
40 Hilda Sábato. Capitalismo y ganadería en Buenos Aires: la fiebre del lanar… despojada o no de los lazos de dependencia personal que restringen su
p. 99. libertad.
30 Eduardo Azcuy Ameghino Una historia casi agraria 31

mercado laboral de buena parte de los inmigrantes –tanto de los que netaria entre el que se apropia el plustrabajo y el que lo suministra,
permanecerían en el país como de los denominados “golondrinas”-, se en la medida que surge la subordinación la misma deriva del conte-
ha señalado que el recién llegado “podía ser despachado velozmente a nido determinado de la venta, no de una subordinación precedente
los campos de trigo o maíz con sólo decir que era un trabajador agrí- a la misma, merced a la cual el productor –debido a circunstancias
cola. Llevaba su vestimenta puesta, su empleador lo alimentaba, po- políticas, etc.- estuviera puesto en otra relación que la monetaria
día dormir al aire libre y al fin de cuatro meses de trabajar hasta des- respecto al explotador de su trabajo. Solamente en su condición de
lomarse podía embolsar el equivalente de treinta a cuarenta libras poseedor de las condiciones de trabajo es como, en este caso, el com-
esterlinas. De modo similar, la construcción de ferrocarriles absorbió prador hace que el vendedor caiga bajo su dependencia económica:
un vasto número de trabajadores pagando salarios casi igual de al- no existe ninguna relación política, fijada socialmente, de hegemonía
tos. Y en Buenos Aires y Rosario la demanda de mano de obra parecía y subordinación”.46 El predominio, no por cierto la universalización,
insaciable”.43 Esta descripción, que ilustra la vigencia del moderno de estas relaciones de producción –nunca tan puras como en la for-
sistema salarial, debe completarse y articularse con la continua y a mulación teórica- en el contexto de la diversidad y heterogeneidad de
su vez renovada presencia –reiterada en los documentos y la biblio- vínculos sociales emergentes del inmediato pasado precapitalista, es
grafía- de numerosos campesinos (incluida la fracción de los jornale- lo que define el carácter del régimen social de producción asentado
ros y los semiproletarios), que se encontraban en general sumidos en en la región pampeano litoral de la Argentina hacia fines del siglo XIX.
el aislamiento y la miseria; diferenciándose poco sus condiciones de
47) Aún cuando el mundo rural juega un papel fundamental,
vida de las correspondientes a los trabajadores proletarizados.
la consolidación –o tal vez cabría mejor decir, la fortaleza o densidad-
46) Considerando de conjunto las características y evolución del capitalismo es un fenómeno que se resuelve en última instancia
de los principales procesos de producción, el estado de las fuerzas en el ámbito urbano, cumpliendo allí un rol decisivo la industria mo-
productivas, el mercado de trabajo y las relaciones sociales dominan- derna –la maquinofactura, el sistema fabril-47 en tanto núcleo de la
tes, es posible formular la hipótesis de que circa 1880-1920 (período demanda de fuerza de trabajo asalariada bajo formas y escalas desco-
que podría extenderse en alguna medida en ambos extremos) se des- nocidas hasta entonces. Esta observación, de carácter general, resul-
pliega la última etapa de la transición y la primera del capitalismo, ta de gran importancia para comprender el génesis, características
cuando el proceso de trabajo se subsume formalmente en el capital y evolución del capitalismo en Argentina. La descomposición relativa
sobre la base de las modalidades de producción preexistentes,44 y la
explotación de los asalariados descansa esencialmente en la extrac-
ción de plusvalía absoluta.45 Así, dada “la relación puramente mo-
continúa manteniendo su disposición original que es la técnica manual y
43 James R. Scobie. Una revolución agrícola en Argentina. Desarrollo Econó- a esa circunstancia se debe que no puede desplazar totalmente a los pe-
mico. Vol. III, nº1-2, 1963. queños talleres. Era precisa la aparición del gran mercado, de las grandes
44 La subsunción formal del trabajo en el capital “es la forma general de todo empresas, tal como se presenta en la tercera etapa del proceso industrial
proceso capitalista de producción, pero es a la vez una forma particular argentino: la que ocurre a partir de 1920 y realiza una modificación subs-
respecto al modo de producción específicamente capitalista desarrollado, tancial de los métodos de fabricación; ella prepara para la transformación
ya que la última incluye a la primera, pero la primera no incluye necesa- que precipitará y se desarrollará durante el desenvolvimiento de la crisis.
riamente a la segunda… es la forma que se funda en el plusvalor absoluto, El pasaje de la manufactura a la fábrica, que comienza a realizarse decidi-
puesto que sólo se diferencia formalmente de los modos de producción an- damente con posterioridad a aquélla, implica una profunda revolución en
teriores sobre cuya base surge”. Karl Marx. El capital. Libro I, capítulo VI la técnica y en la economía de la producción”. Ricardo M. Ortiz. Historia
(inédito). Siglo Veintiuno, México, 1985, p. 54. económica de la Argentina. Plus Ultra, Bs. As., 1987, p. 548.
45 “La manufactura desempeña un papel de gran trascendencia en el des- 46 Karl Marx. El capital. Libro I, capítulo VI (inédito)… p. 61.
envolvimiento de las formas capitalistas de la industria… sin embargo 47 Eric Hobsbawm. Industria e imperio. Ariel, Barcelona, 1982, p. 55.
32 Eduardo Azcuy Ameghino Una historia casi agraria 33

pero suficiente del sistema agrario precapitalista,48 que le permite giado de construcción y dinamización del predominio del capitalismo
“liberar” parte de su base social, transformada o en vías de hacerlo, con los rasgos específicos que lo caracterizaron, algunos de los cuales
para contribuir a la conformación de las nuevas clases sociales -esen- se acaban de mencionar. Al indicar este, tal vez cabría decir, sobre-
cialmente burgueses y proletarios-; e incluso el peso creciente del dimensionamiento de lo agrario, es difícil no recordar, por ejemplo,
salariado rural, no bastan para definir una sociedad capitalista en lo ocurrido en Norteamérica –también en fase de colonización te-
plenitud, cuya maduración requiere además de cierto nivel de desa- rritorial, absorción de inmigrantes y recepción de capitales-, donde
rrollo de las fuerzas productivas. En este sentido, mientras desde fi- “el sistema de granjas familiares fue un importante mercado para la
nes del siglo XVIII se van sucediendo la revolución industrial iniciada producción de toda clase de bienes, resultando clave la producción de
en Inglaterra, la segunda revolución industrial, y el pasaje de algunos maquinaria agrícola desde la década de 1850. Dicha maquinaria fue
países a la fase imperialista en el parteaguas de los siglos XIX y XX, inventada y luego producida en masa para el mercado constituido por
en la Argentina pampeana de 1870-1900 el capitalismo todavía tran- las family farms, constituyendo un poderoso estímulo para la prospe-
sitaba el camino de su consolidación. Circunstancia para cuya pon- ridad industrial. Asimismo, sin la mecanización de las granjas proba-
deración las mencionadas referencias ofrecen pautas comparativas blemente no se habría cubierto la necesidad de alimentos requerida
que refuerzan las evidencias de que la versión local del capitalismo por la industrialización”. 50 En esta dirección, a la luz del adelanto del
iba resultando un producto rudimentario,49 con un apenas incipiente capitalismo en Estados Unidos y Europa occidental, podría concluirse
despliegue del sector industrial, un débil mercado interno, y extre- que el papel del agro resulta decisivo más como soporte y estímu-
madamente dependiente del capital extranjero y de los mercados ul- lo del sistema fabril industrial, que como principal teatro de opera-
tramarinos compradores de granos y carne vacuna. En este contexto ciones y epicentro del nuevo modo de producción. 51 Cuando es esto
se agigantó la contribución del agro, constituido en espacio privile- último lo que ocurre, muy probablemente los rasgos presuntamente
positivos del régimen socioeconómico –especialmente su expansión
48 Este concepto fue claramente expresado por Marx, quien lejos de plantear en base a la agroexportación- deberán coexistir con un muy modesto
la incompatibilidad del campesinado y el capitalismo, afirmó: “La pequeña y parcial desarrollo de las fuerzas productivas, que en nuestro caso
economía agraria y la práctica de los oficios independientes, que forman sería también dependiente de los intereses de las potencias donde se
en conjunto la base del régimen feudal de producción, después de desapa- iba consolidando el capital monopolista.
recer éste siguen coexistiendo con la industria capitalista…” Karl Marx. El
capital… t. I, p. 270. 50 Sue Headlee. The political economy of the family farm. The agrarian
49 Al respecto puede ser útil pensar esta calificación, y en general los rasgos roots of american capitalism. Praeger, New York, 1991, p. 5.
centrales del desarrollo del capitalismo argentino, a la luz de los conceptos Refiriéndose al desarrollo del capitalismo en Estados Unidos, esta autora
que siguen, escritos en 1848 con Europa como referencia: “El antiguo modo señala que la política del sector triunfante en la guerra civil “incluyó la
de explotación feudal o gremial de la industria ya no podía satisfacer la remoción de las restricciones al desarrollo del capitalismo industrial, in-
demanda, que crecía con la apertura de nuevos mercados. Vino a ocupar su corporando cinco estímulos (spurs) a dicho desarrollo. La limitación, por
puesto la manufactura. La clase media industrial suplantó a los maestros supuesto, fue la esclavitud; y los estímulos fueron una reforma del sistema
de los gremios; la división del trabajo entre las diferentes corporaciones bancario y monetario, tarifas aduaneras protectoras, liberalización de la
desapareció ante la división del trabajo en el seno del mismo taller. Pero inmigración, construcción del ferrocarril transcontinental hacia el Océano
los mercados crecían sin cesar; la demanda iba siempre en aumento. Ya no Pacífico y la ley de heredades o ley del hogar seguro (Homestead Act)”.
bastaba tampoco la manufactura. El vapor y la maquinaria revolucionaron 51 Circunstancias que por cierto se verifican escasamente en Argentina,
entonces la producción industrial. La gran industria moderna sustituyó a donde los requerimientos de maquinaria agrícola estimulan la industria…
la manufactura; el lugar de la clase media industrial vinieron a ocuparlo extranjera. Pablo Volkind. Entre el ingenio y la frustración: la producción
los industriales millonarios –jefes de verdaderos ejércitos industriales-, nacional de maquinaria agrícola y el papel de las herramientas extranjeras
los burgueses modernos”. Carlos Marx y Federico Engels. Manifiesto del en la región pampeana, 1895-1914. Documentos de Trabajo nº 3, CIEA, Bs.
Partido Comunista. Anteo, Bs. As., 1971, p. 34. As, 2008.
34 Eduardo Azcuy Ameghino Una historia casi agraria 35

48) Sabido que las clases sociales que se van formando –pro- ricos”, 54 y todo un conjunto de explotadores del trabajo asalariado (in-
ducto y produciendo la renovación de la estructura productiva- no dustriales, comerciantes y empresarios de servicios) más fácilmente
caen del cielo (aunque en nuestro caso desciendan en buena medida confundibles en una imagen característica de burguesía –grande, me-
de los barcos), en particular entre las clases explotadoras sus muy dia y pequeña-. Todo este conjunto personificaba al capital, explota-
diversos orígenes y trayectorias históricas suponen un conjunto de ba trabajo asalariado, obtenía plusvalía, acumulaba eventualmente
problemas a considerar. Entre ellos el de la burguesía. Pensamos el capital y contribuía a reproducir en forma ampliada el régimen de
tema en la Argentina pampeana de la segunda mitad del siglo XIX, lo producción capitalista. Todos ellos, a su manera y en su medida, son
que impone nuevamente una disquisición ya sugerida en estas notas, agentes del capital. Algunos, los más identificables con el concepto
consistente en la diferenciación entre el capitalismo en general como básico o puro de burguesía, son agentes del dominio del capital, y los
sistema de producción, y los diferentes tipos de capitalismo, suponien- otros… también. Este es un gran punto.
do que con “tipos” nos referimos a las características particulares,
50) Obviamente la descripción anterior genera muchas pre-
históricas antes que teóricas (lo cual genera la necesidad de nuevas
guntas. Que los explotadores del trabajo asalariado –los patrones de
teorías de alcance limitado al fenómeno en cuestión), de cada capi-
los obreros, peones y empleados- fueran un conjunto mucho más am-
talismo concreto. Porque, en principio, burguesía es la clase de los
plio y heterogéneo que una burguesía relativamente perfilada, como
propietarios de los medios de producción, un grupo de individuos que
en principio la imaginamos corporizada en los países imperialistas
personifica las funciones de la explotación social mediante el régimen
hacia 1900, ¿significa trabas al dominio del capital?, ¿obstáculos para
salarial y la acumulación de capital (“Por burguesía se comprende a
su extensión en escala social? ¿menos capitalismo? O la descripción
la clase de los capitalistas modernos, propietarios de los medios de
anterior nos coloca frente al capitalismo realmente existente, en el
producción social, que emplean el trabajo asalariado”)52 Son el capital
que se destacan una serie de rasgos producto de su desenvolvimiento
personificado. En este sentido, hay una burguesía cuyas característi-
histórico concreto en un país concreto. Lo cual se expresa como un
cas teóricas se corresponden con determinados atributos históricos
capitalismo dependiente, con eje agropecuario, con una débil cons-
que se han presentado como el tipo más general y clásico de capita-
trucción de industria y mercado interno, y con una oligarquía gober-
lista/burgués. Ahora bien, cuando la representación de las funciones
nante asociada/subordinada al imperialismo, que aborta en buena
del capital es ejercida por agentes que no responden plenamente, sino
medida y/o debilita el desarrollo de fracciones burguesas autónomas
sólo de manera parcial, al tipo ideal, ¿qué efectos se derivan sobre
del tronco fundador terrateniente-mercantil, que se ha ido aburgue-
el modo de producción capitalista en vigencia o construcción? ¿Hay
sando en un proceso histórico hasta convertirse en un agente rele-
diferencias de fondo, es decir de raíz, que cuestionan la definición ca-
vante del dominio del capital junto al capital extranjero.
pitalista?, ¿o diferencias de características, que pueden resumirse en
tipos/momentos de capitalismo? 51) Los terratenientes, incluidos los latifundistas, se definen
en principio por aspirar a percibir el máximo volumen de renta como
49) En la Argentina pampeana moderna, circa 1900, las fun-
retribución por ceder la tierra a quienes desean “trabajarla”, pero no
ciones del capital, la personificación del capital, se encarnaba en di-
son los terratenientes los que definen el contenido socioeconómi-
ferentes actores: las empresas imperialistas, los terratenientes capi-
talistas (especialmente en la estancia ganadera), 53 los “campesinos ingreso. El arrendatario moderno y el moderno terrateniente se funden
y confunden así en una sola persona”. Karl Marx. Grundrisse… t. I, p. 164.
54 “Los campesinos ricos son los patronos capitalistas en la agricultura,
52 Carlos Marx y Federico Engels. Manifiesto del Partido Comunista… p. 32. que explotan su hacienda, como norma, contratando varios jornaleros…
53 “El viejo terrateniente, si es rico, no necesita del capitalismo para conver- los campesinos ricos constituyen el sector más numeroso entre las capas
tirse en terrateniente moderno. Le basta con convertir a sus trabajadores burguesas”. Vladimir Lenin. Primer esbozo de las tesis sobre el problema
en asalariados y producir para obtener una ganancia en vez de obtener un agrario. Obras Completas, Cartago, 1960, t. XXXI, p. 145 y ss.
36 Eduardo Azcuy Ameghino Una historia casi agraria 37

co de la renta sino el sistema de relaciones de producción agrarias burgueses agrarios (arrendatarios grandes) más puros-57 a asalariados
vigente en cada momento, del cual por cierto son tanto agentes y que ya no responden a la dinámica del peonaje obligatorio, sino a la
sostenes en unas circunstancias, como eventuales reformadores en atracción –por necesidad económica- del mercado de trabajo libre. O
otras. Aquí cabe recordar la llamada “vía prusiana”: el terrateniente cuando el propio terrateniente organiza la producción sobre la base de
feudal se aburguesa, o lo que es lo mismo se adapta y procura operar mano de obra libre (a la cual se le pueden adherir rasgos precapitalis-
y conducir los cambios en curso en el sistema productivo, que no ne- tas subsistentes, o recreados para su mejor control)58 que no se con-
cesariamente se originan en su voluntad o plan, sino en la marcha de trata para huir de la persecución de la vagancia, sino del hambre. En
la evolución general de la economía y la sociedad. La decadencia del este caso la masa de la plusvalía obtenida se distribuye entre ganancia
sistema de prestaciones personales, el fin de la servidumbre, la baja y renta, ambas apropiadas por el terrateniente-capitalista. Probable-
productividad del trabajo de los campesinos peones, el avance tec- mente en el curso de estos procesos se pueda investigar y comprobar
nológico, la mecanización, etc., van indicando que nuevas relaciones que dicho terrateniente se ha adaptado y -por su posición económica,
sociales –presentes ya en alguna medida- tienden a corresponderse social y política- de hecho conduce, acompañado por la elite comercial
mejor con el estado y necesidades de las fuerzas productivas, incluida y financiera, el adelanto del capitalismo. El dominio del capital en la
la mano de obra.55 Todo inmerso en un proceso histórico único, aun- región pampeana argentina no se construye contra los terratenientes,
que compuesto de específicos, asimétricos y contradictorios segmen- sino con los terratenientes (encabezados por las fracciones más moder-
tos económicos, sociales, políticos e ideológicos, dentro de los cuales nizantes o dispuestas al aburguesamiento). Otra cosa, nuevamente, es
las clases, fracciones y grupos expresan y dirimen sus conflictos, en qué tipo de capitalismo, en concreto, va resultando y se va estructuran-
tanto tendencialmente unos resisten y otros se adaptan a los nuevos do bajo estas circunstancias y condiciones.
tiempos, en este caso los propios del desarrollo capitalista.
53) La renta del suelo percibida por la clase terrateniente –tan
52) En estas circunstancias, y sobre la base de que suponemos concentrada en su cúpula como la magnitud de la propiedad latifun-
que ha transcurrido un período de crisis y desestructuración del régi- dista lo determinaba- cumplió un papel descollante, tanto en relación
men socioeconómico virreinal (iniciado con la revolución anticolonial
seguida de la incipiente primera etapa de la transición), y que poste- 57 Al adjudicarle un recién adquirido carácter capitalista a la agricultura del
riormente se ha afirmado dicha transición con el despliegue parcial trigo y el maíz en Buenos Aires en el inicio de la década de 1890 hemos
de una mano de obra libre, la renta obtenida por los propietarios de la tenido en cuenta que “el empleo simultáneo de un número relativamente
tierra ya no es necesariamente una renta precapitalista, aun cuando grande de obreros asalariados en el mismo proceso de trabajo, constitu-
se pueda hablar –como lo hace Vilar- de “herencia feudal”,56 o preca- ye el punto de arranque de la producción capitalista”, lo cual en relación
pitalista en el marco de la transición, especialmente cuando la renta con lo agrario “se presenta en aquella clase de agricultura en gran escala
la rinde una unidad productiva basada exclusiva o esencialmente en que corresponde al período manufacturero y que sólo se distingue sus-
trabajo familiar. Asimismo, corresponderá comenzar a mentar la renta tancialmente de la agricultura campesina por la masa de jornaleros si-
multáneamente empleados y por el volumen de los medios de producción
capitalista cuando una parte del plusvalor que se transfiere al propie-
concentrados. La cooperación simple sigue siendo la forma predominante
tario del suelo es plusvalía arrancada -por los campesinos ricos o por de aquellas ramas de producción en las que el capital opera en gran escala,
sin que en ellas intervenga de un modo considerable la división del trabajo
55 Sobre el caso del desarrollo del capitalismo en el este de Alemania, que ni la maquinaria”. Karl Marx. El capital… t. I, p. 271.
Lenin tomaría de principal referencia del correspondiente concepto teó- 58 Si se necesita vender la fuerza de trabajo para vivir pero no se es personal-
rico, ver: Anthony Winson. La “vía prusiana” de desarrollo agrario: una mente libre, si no hay libertad política, no estaríamos en rigor en presencia
reconsideración. Ruralia nº 5, 1994 de una verdadera -o plena- mano de obra libre. La formación de esta mano
56 Pierre Vilar. Introducción al vocabulario histórico. Crítica, México, 1988, p. de obra proletaria se halla inacabada en tanto la relación salarial se pre-
279. senta solapada con un vínculo de dependencia personal.
38 Eduardo Azcuy Ameghino Una historia casi agraria 39

con la economía en general como en su función de pedestal de quienes extensiones –situación cristalizada en forma previa a su puesta en
constituyeron el núcleo de las clases dominantes locales. Dicha renta, producción agrícola-, que impuso severas restricciones al crecimiento
a la que habitualmente se sumaron en diferentes momentos y medi- del mercado interno, devaluando uno de los principales alicientes que
das deducciones de la ganancia chacarera y del salario de las peo- generalmente dinamizan el adelanto de la industria.61 Por otro lado,
nadas, fue abultada por la altísima productividad del trabajo –crea- el monopolio territorial también determinó la extensión del arrenda-
dor del valor- aplicado sobre una llanura de calidades excepcionales: miento, frustrando el acceso a la propiedad de la mayoría de los chaca-
húmeda, de clima templado, fértil y prácticamente virgen respecto a reros –lo cual, entre otras, consecuencias los inhabilitó como sujetos de
la agricultura.59 En este contexto, el desenvolvimiento primero, y el crédito hipotecario-,62 y constriñendo la acumulación de capital de los
predominio luego, de las relaciones capitalistas otorgó dicho carácter pequeños y medianos productores agrícolas, con las consiguientes di-
a buena parte de la renta, el que se hizo extensivo a los rasgos defini- ficultades para alcanzar la reproducción ampliada de sus operaciones
torios de los terratenientes,60 aspecto que resultaba reforzado en los y el logro de mayores niveles de capitalización.
casos en que éstos también actuaban como explotadores directos de Cabe recordar que éstas y otras consecuencias del predominio
los trabajadores asalariados. del latifundio y la gran propiedad terrateniente han sido (en tanto fac-
Es precisamente en este sentido que en el punto anterior afir- tores inexcusablemente retardatarios del perfeccionamiento económi-
mamos que los terratenientes fueron parte de los agentes del dominio co general) tradicionalmente asociadas con el peso y la influencia de
del capital en la región pampeana, más precisamente de un capitalismo diferentes factores de tipo precapitalista. Sin negar la eficacia de las
dependiente y raquítico en virtud del débil avance de sus fuerzas pro- supervivencias de modos de producción anteriores,63 previsibles en un
ductivas. Lo cual nos coloca frente a una suerte de doble efecto ínsito momento histórico donde apenas culminaba lo esencial de la transi-
en la hegemonía de la oligarquía terrateniente, en tanto al mismo tiem- ción al capitalismo -y sólo en una región acotada del país-, es necesario
po que presidían el ascenso capitalista, también oponían serias trabas prevenirse respecto a concepciones interpretativas del pasado que asi-
a la profundización de la acumulación de capital. Algunas, provenien- milan unilateralmente progreso (justicia, modernidad) y capitalismo.
tes de derivar una fracción significativa del excedente a las finanzas, Más allá del hecho de que el advenimiento del capitalismo representó
el comercio, la especulación y el consumo suntuario. Otras, de la con- en muchos aspectos un avance, pleno de contrastes y contradicciones,
tracara de este paquete de negocios, al quedar exceptuado el progreso en la evolución de la humanidad, su consideración abstracta y acrítica,
industrial (salvo algunas agroindustrias) de los destinos de inversión propia de un pensamiento apologéticamente burgués, tiende a deter-
habituales de la renta. Asimismo, también contribuyó a la baja inten- minar que muchos de los rasgos de este régimen, sobre todo los que se
sidad del desarrollo capitalista la apropiación de la tierra en grandes adaptan peor a su asociación con el adelanto material y con la “libertad,
igualdad y fraternidad” que supuestamente lo caracterizan, suelan ser
59 Sergio Salvatore. La renta diferencial internacional. Una teoría inconsis- identificados con la ausencia o insuficiencia del desarrollo capitalista,
tente. Cuadernos del PIEA nº 2, Bs. As., 1997, p. 24.
60 La propiedad terrateniente “en tanto relación social de producción, 61 Emilio Sereni. Capitalismo y mercado nacional. Crítica, Barcelona, 1980.
era –y es- una propiedad de no productores fundada en el traba- Si bien este texto alude a la experiencia histórica italiana en las últimas
jo ajeno. Su último carácter, el de fundarse en el trabajo ajeno, es el décadas del siglo XIX, resulta una fuente de fecundas sugerencias para la
que diferencia esta forma de la propiedad privada de la del produc- reflexión y el estudio del caso argentino.
tor directo”, es decir basada en el trabajo del propietario. María C. Oc- 62 Jeremy Adelman. Financiamiento y expansión agrícola en la Argentina y el
kier. Propiedad de la tierra y renta del suelo. La especificidad del Alto Canadá, 1890-1914. Revista Ciclos nº 3, 1992.
Valle de Río Negro. Cuadernos del PIEA nº 1, Bs. As., 1996, p. 47. 63 Eduardo Azcuy Ameghino. ¿Es eterno? ¿Nació de un repollo? ¿No chorrea-
Cabe remarcar que de acuerdo al tipo de relaciones de producción en cuyo ba restos e impregnaciones de un pasado diferente? Reflexiones sobre el
seno se genere el mencionado plustrabajo “ajeno”, así será el carácter de la desarrollo del capitalismo en el agro pampeano. Documento de Trabajo nº
renta, y por ende el de sus beneficiarios. 4, CIEA, Bs. As., 2009.
40 Eduardo Azcuy Ameghino Una historia casi agraria 41

y no con rasgos específicos emergentes de los tipos concretos de capi- que la fracción de campesinos capitalistas propietarios de la tierra, o al
talismo realmente existentes en tiempos y lugares determinados. Por menos una parte de ellos, acumulara capital sumando ganancia y ren-
esta razón, muchos (aunque no todos) de los rasgos de atraso económi- ta, tendiendo así a asemejarse a una burguesía agraria más “normal”.
co, de frustración de las fuerzas productivas, de inconsistencias en el
55) Si bien no es el objeto de estas notas, al señalar desde el
mercado de trabajo, que puedan identificarse y criticarse en la región
comienzo que tratamos sobre la formación del capitalismo en el área
concernida en estas notas al finalizar el siglo XIX, deberán ser cargados
pampeana (Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos y Santa Fe), dentro de
en la cuenta del capitalismo dependiente inaugurado al tiempo de la
un radio de aproximadamente 600 kilómetros del puerto ubicado en
maduración de la Argentina “moderna”.
la Capital Federal, queda planteada la necesidad de explicar este pro-
54) Desde esta perspectiva se puede complejizar la cuestión de ceso en el resto del país. Para ello se deben establecer las correspon-
las limitaciones a las “libertades capitalistas” (ver punto 35), desagre- dientes diferenciaciones regionales e intra-regionales, las cuales se
gando otros aspectos del fenómeno para habilitar una dimensión en la hallan determinadas fundamentalmente por el tipo y grado de plas-
cual dichas restricciones se presentan como un rasgo, antes que como mación del capitalismo en cada zona geoeconómica del país.
un obstáculo, del capitalismo realmente existente (aunque sí lo sean a En este sentido, la heterogeneidad y diversidad de formas,
ciertas expresiones de su desarrollo); como una rémora del pasado cer- tiempos e intensidades que caracteriza siempre el desigual desenvol-
cano, pero que se va integrando y acomodando en la nueva situación. Es vimiento capitalista, mostraba en los inicios del siglo XX la coexisten-
decir, tomando al agro como referencia: las restricciones que sufre la cia a nivel nacional de una región donde ya predominaba dicho modo
libertad de empresa de numerosos productores derivan de la disputa de producción -direccionado por la oligarquía y el imperialismo-,67
entre la cúpula económica y los pequeños capitalistas campesinos,64 en con otras en las cuales el capital se iba instalando en diversos encla-
virtud de la cual éstos difícilmente pueden progresar y consolidarse ves productivos, dejando fuera de su cobertura a importantes áreas
acumulando capital. Ello debido a que una porción de la plusvalía que geográficas inclusivas de estructuras sociales precapitalistas.
constituye su ganancia es -en virtud de las asimetrías económicas y po- En ellas, especialmente en las zonas de influencia de centros
líticas concretas presentes en la sociedad y en el sector- absorbida tam- agroindustriales en crecimiento, existen fuertes evidencias del ejerci-
bién, en un capítulo específico de la lucha de clases, por los terratenien- cio de mecanismos y prácticas extraeconómicamente compulsivas, que
tes (incluidos muchos terratenientes-capitalistas) mediante arriendos en muchos casos no parecían diferenciarse formalmente de las anti-
superiores a la renta,65 los que solían acompañarse de las otras impo- guas modalidades coercitivas que habían estimulado las relaciones de
siciones contractuales que limitaban la libertad comercial de los cha- dependencia y sujeción personal desde la época colonial. Sin embargo,
careros.66 De lo cual se deriva, en dirección opuesta, la posibilidad de las razones de su existencia, sus objetivos, eran otros. Por un lado la de-

64 Dada la existencia de diferentes fracciones dentro del campesinado cha- parte de la propiedad territorial recae sobre unidades campesinas donde
carero, solapada en la disputa por la distribución de la plusvalía generada estos son los únicos o principales productores directos, la renta constitu-
por los peones rurales, se producía también la extorsión directa de plus- ye una relación de producción en tanto apropia en forma directa trabajo
trabajo familiar campesino, proveniente de las explotaciones donde el tra- familiar, generándose así una situación más consistente con la dimensión
bajo asalariado era inexistente o poco significativo. en la cual la limitación de las libertades capitalistas –esencialmente las de
65 Esta interpretación la hemos presentado con algún desarrollo adicional empresa y comercio- se presenta como una forma de explotación de espe-
en: Renta y arriendo: problemas de economía e historia. En: Eduardo Az- cífica raigambre precapitalista.
cuy Ameghino. Trincheras en la historia… cap. XI. 67 Denominamos oligarquía a la cúpula socioeconómica de la clase terrate-
66 Distinguimos al pensar estos problemas los conceptos de renta como rela- niente (tanto terratenientes capitalistas como grandes rentistas) y de la
ción de distribución y como relación de producción, siendo el primer caso gran burguesía comercial y financiera, núcleo de las clases dominantes
(que vincula principalmente a terratenientes con campesinos capitalistas) argentinas que por entonces culminaban su asociación-subordinación al
al que se hace alusión en este punto. Cuando la exacción de plusvalor por capital extranjero.
42 Eduardo Azcuy Ameghino Una historia casi agraria 43

bilidad del proceso de proletarización, las dificultades para la constitu- tentes con la vigencia de territorios y sociabilidades todavía inmersas
ción de contingentes suficientes de mano de obra libre, debidas entre en un ambiente socioeconómico nítidamente precapitalista.
otros factores a la persistencia de la condición campesina de muchos
productores directos, sólo habilitaban una oferta limitada de fuerza de
trabajo.68 Por el otro, la demanda era predominantemente zafral y no-
vedosamente creciente. Estas características de ambos componentes
Imperialismo, capitalismo y dependencia
del mercado laboral presentaban pues problemas que, desde la lógica 56) El imperialismo y la reconfiguración de la economía
de los propietarios de las condiciones de producción, podían ir supe- mundial. En determinado momento de la evolución de la economía
rándose mediante el ejercicio de presiones extraeconómicas que “ayu- internacional, hacia fines del siglo XIX y comienzos del XX, el capi-
daran” a conseguir y estabilizar el contingente de trabajadores asala- talismo alcanzó su fase imperialista: “El resumen de la historia de
riados necesario para la valorización del capital que se iba invirtiendo los monopolios es el siguiente; 1) 1860 a 1880, punto culminante
en las diferentes producciones extrapampeanas. Esto es la compulsión del desarrollo de la libre competencia. Los monopolios no constitu-
extraeconómica –resorte principal de la explotación de clase de raíz yen más que gérmenes apenas perceptibles. 2) Después de la crisis
feudal- puesta aquí en función del adelanto del modo de producción de 1873, largo período de desarrollo de los cártels, los cuales sólo
capitalista. Así, por ejemplo en los ingenios de Salta y Jujuy, el poder po- constituyen todavía una excepción, no son aun sólidos, todavía re-
lítico de sus propietarios “facilitaba la obtención de trabajadores para presentan un fenómeno pasajero. 3) Auge de fines del siglo XIX y
la cosecha de la caña de azúcar, especialmente en las zonas donde no crisis de 1900 a 1903: los cártels se convierten en una de las bases
había surgido aún un proletariado rural sin tierra y donde la creciente de toda la vida económica. El capitalismo se ha transformado en
demanda de mano de obra temporal por parte de los ingenios tenía que imperialismo”.70 La consolidación de esta nueva etapa del capitalis-
satisfacerse mediante formas de coerción no económicas”.69 mo y la puja interimperialista por mercados donde exportar capital,
Como puede observarse, la línea es delgada, y la frontera entre mercancías y obtener materias primas y otras mercancías, impuso
los dos grandes sentidos históricos de la compulsión extraeconómica, una nueva división del trabajo a escala internacional y tendió a en-
difusa: de hecho ambas funciones convivían y hasta cierto punto se cuadrar –en el parteaguas de los siglos XIX y XX- a los diferentes
confundían. Circunstancias propias de un proceso de transición y for- países según su grado de soberanía económica y autonomía nacio-
mación del capitalismo más lento y dificultoso que el desplegado en el nal en al menos cuatro tipos diferentes: imperialistas, dependien-
ámbito pampeano, que sumó a los condicionantes internos la carencia tes, semicolonias (países con partes de su territorio controlado por
–al menos en términos comparables- del estímulo proveniente de la in- gobiernos extranjeros) y colonias.
corporación de capital extranjero y de fuerza de trabajo inmigrante. Y
57) De esta manera, queda planteado el crucial tema-problema
también circunstancias en las cuales se puede comprobar la persisten-
de indagar en las relaciones entre el desenvolvimiento del capitalismo
cia de relaciones sociales vetustas (pensemos en “La Forestal”), consis-
pampeano (urbano y rural) y el capital extranjero,71 cuyo accionar iría
contribuyendo decisivamente a construir la situación de dependen-
68 Cabe señalar que las dificultades que trababan y demoraban relativamen-
te en el NEA y NOA la transformación de la fuerza de trabajo en mercancía,
también condicionaban la mutación de los medios de producción en capi- 70 Vladimir Lenin. El imperialismo fase superior del capitalismo. Obras Com-
tal –estorbando el crecimiento de fracciones burguesas emergentes de la pletas, Cartago, Bs. As., 1960, t. 22, p. 212.
pequeña producción-, circunstancia que resaltó el papel de los enclaves 71 El tercer elemento a considerar en este escenario macro-interpretativo es
productivos controlados por las oligarquías locales. la herencia precapitalista, es decir los restos de relaciones de producción
69 Ian Rutledge. Plantaciones y campesinos en el norte argentino: la industria pertenecientes a modos de producción diferentes al capitalista, y las for-
de la caña de azúcar en Salta y Jujuy, 1930-1943. En: David Rock (comp.) mas y consecuencias de su ensamblaje y/o coexistencia con las tendencias
Argentina en el siglo XX. Lenguaje Claro editora, Bs. As., 2009, p. 122 de desarrollo del capitalismo dependiente.
44 Eduardo Azcuy Ameghino Una historia casi agraria 45

cia económica que caracteriza a la Argentina moderna. Al respecto, lograba satisfacer las crecientes necesidades laborales, por lo que la
durante muchos años de docencia en historia he tendido, en gene- situación se presenta especialmente consistente con la existencia de
ral, a enfatizar (“estirar”) la falta/incipiencia del capitalismo apun- fuertes corrientes migratorias originadas en la vieja Europa, que ten-
tando a que el imperialismo fue su artífice principal: el capitalismo drán crecientemente a la Argentina como uno de los sitios preferidos
se iría formando en la matriz de la dependencia. Esto podría no ser de destino. Los primeros contingentes significativos de esta inmigra-
exactamente así. La segunda etapa de la transición, la inmigración y el ción llegan junto, sino antes, con el capital extranjero del Ferrocarril
arribo en términos significativos del capital extranjero tienden a con- del Sur, del Central Argentino, o que los frigoríficos ingleses que se
fluir en tiempos y procesos, coincidencia que potencia sus contenidos comienzan a instalar hacia 1880; y continúan haciéndolo simultánea-
consistentes y acelera la formación y dominio del nuevo régimen de mente con posterioridad.
producción.72 En el caso contrario, de otorgar la prelación al imperia-
59) Indudablemente el papel cumplido por la inmigración es el
lismo, podría ocurrir lo que a Mr. Peel, respecto a las condiciones de
rasgo más destacado y distintivo del crecimiento del capitalismo en
producción imperantes donde procuró instalarse como capitalista.73
Argentina, especialmente en su núcleo pampeano, tanto al propor-
En suma, arrastrando todavía jirones de los modos de producción an-
cionar un nutrido contingente de individuos a la clase obrera como al
teriores, la Argentina iba siendo un país dependiente y capitalista, y
aportar la mayor parte de los empresarios que titularizaban las inci-
también un país capitalista dependiente.
pientes industrias en desarrollo durante las dos últimas décadas del
58) En relación con el punto anterior, retomando las particu- siglo XIX.75 En este sentido, el relativamente corto ciclo de realización
laridades del período transicional, la evolución de la economía pam- de los mencionados aportes de la inmigración –especialmente entre
peana de base agraria agudizó la contradicción entre la demanda y 1869 y 1914- constituye la mayor peculiaridad del proceso histórico
oferta de trabajo, que en virtud de las limitaciones cuantitativas de que revisamos, al que dotó de una masa crítica de población decisiva
la población y de la resistencia de sectores relativamente margina- para sustentar y dinamizar la consolidación del régimen capitalista;76
les que todavía eludían la proletarización (vg. Martín Fierro),74 no siempre precisando que cierto grado de avance anterior de la acumu-
lación originaria resulta la condición sin la cual los efectos socioeco-
72 Lo cual no significa que el rasgo principal del capitalismo argentino, una nómicos de la inmigración –y el propio fenómeno de su progreso- no
vez instalado y transformado en modo de producción dominante en el nú- habrían sido los señalados, no al menos en los tiempos e intensidades
cleo económico del país, deje de ser la dependencia. De hecho el capitalis- en que operaron como motor del ascenso capitalista.
mo local continuó –hasta la actualidad- desarrollándose “en la matriz de
la dependencia”, obteniendo de ello buena parte de sus especificidades en
60) Asociada con la centralidad de la inmigración, una de las
términos de tipo de capitalismo, comenzando por sus restricciones y limi- particularidades, tal vez la más original, de la expansión del capital
taciones respecto a los países imperialistas. en la región concernida en estas notas es el modo como los recién lle-
73 Mr. Peel transportó de Inglaterra a Nueva Holanda (Australia) “medios de gados se fueron insertando en la estructura socioproductiva en for-
vida y de producción por valor de 50.000 libras esterlinas. Fue lo suficien- mación. Al constituir un elemento exógeno, más que resultar objeto
temente previsor para transportar además 3.000 individuos de la clase
trabajadora, hombres, mujeres y niños. Pero, apenas llegó la expedición al 75 El censo de 1895 registra una participación extranjera entre los titulares
lugar de destino Peel se quedó sin un criado para hacerle la cama y subirle de industrias de aproximadamente el 85%. Adolfo Dorfman. Historia de la
agua del río. ¡Pobre Mr. Peel! Lo había previsto todo, menos la exportación industria argentina. Hyspamérica, Bs. As., 1986, p. 216.
al Swan River de las condiciones de producción imperantes en Inglaterra”. 76 El censo de 1869 indica la presencia de 210.000 extranjeros, que represen-
Karl Marx. El capital… t. I, p. 651. taban el 12,1% de la población, mientras que en 1895 su número aumenta a
74 Las dificultades para conformar un mercado de fuerza de trabajo se reflejan 1.007.000 y su participación porcentual al 25,5%. Por su parte, en el perío-
en numerosos documentos de época, por ejemplo los recopilados en: Eduar- do intercensal la población nativa aumenta un 93% y la extranjera lo hace
do J. Míguez. El mundo de Martín Fierro. Eudeba, Bs. As, 2005, p. 125 y ss. en un 380 %.
46 Eduardo Azcuy Ameghino Una historia casi agraria 47

de los procesos de proletarización en curso localmente, contribuye- Cuadro 1. Evolución de la población entre 1869 y 1914, cantidades y porcentajes.
ron a sus resultados, aportando nutridos contingentes de individuos
que adquirieron o consolidaron su condición de mano de obra libre du-  Jurisdicciones 1869 1895 aumento % 1914 aumento %
rante la travesía marítima que los trajo desde Europa. Efectivamente, Capital Federal 177.787 663.854 486.067 178 1.575.814 911.960  138
si bien una parte de los inmigrantes había adquirido la condición de
Buenos Aires 317.320 921.168 603.848 190 2.066.948 977.033  124
proletarios en sus países de origen, y otra condujo en su viaje peque-
ños capitales producto de ahorros o de la liquidación de sus patri- Santa Fe 89.117 397.188 308.071 346 899.640 502.452  126
monios, una buena proporción estuvo constituida por campesinos Córdoba 210.508 531.223 320.715 153 735.472 204.249  38
empobrecidos -en muchos casos productores familiares de autosub- Entre Ríos 134.271 292.019 157.748 118  425.373 133.354  46
sistencia-, que dejaron atrás (en un puñado de días) dicha condición Subtotal 929.003 2.805.452 1.876.449 202 5.703.247 2.897.795  103
de clase al conservar sólo su capacidad de trabajo, circunstancia que, Resto del país 901.211 1.239.459 338.248 38 2.200.415 960.956 77
en la mayoría de los casos, se mantendría inalterada dada la “situa-
Total 1.830.214 4.044.911 2.214.697  121 7.903.662 3.858.751 96
ción de trabajador sin tierra que el país ofrece al inmigrante”,77 es-
pecialmente luego del dictado en 1876 de la ley 817 de inmigración Fuente: elaboración propia en base a datos de INDEC.
y colonización. De este manera, una porción de la mano de obra libre
que dinamizaría el adelanto del capitalismo en Argentina resultó re-
lativamente ajena a los procesos internos de acumulación originaria, Expresando la influencia dinamizadora de la inmigración en
al sumarse en forma inmediata el mercado de trabajo. el incremento de la población (cuadros 2 y 3), fue creciendo progre-
sivamente el porcentaje de extranjeros, los que tendieron a concen-
61) Tomando como referencia los primeros tres censos nacio- trarse en las áreas asociadas con la expansión agroexportadora –en
nales, se comprueba el progresivo aumento de la población, reflejado 1895 más de la mitad de los porteños eran extranjeros, así como el
especialmente en las ciudades del litoral (Buenos Aires, Rosario, San- 42% de los santafesinos y casi un tercio de los bonaerenses-, repre-
ta Fe, La Plata, Bahía Blanca, etc.), que registran un fuerte crecimien- sentando los inmigrantes a la fecha de cada uno de los tres primeros
to. Como se observa en el cuadro 1, durante el período que abarca lo censos nacionales el 26,5%, el 44,2% y el 50,9% de la población na-
esencial de la conformación del capitalismo en el país, la población cional económicamente activa, porcentajes que resaltan su rol des-
más que se cuadriplica, con un incremento superior a 6 millones de collante como agentes del desarrollo y predominio del nuevo modo
habitantes, de los cuales 4,8 millones corresponden a la región pam- producción.
peana. De acuerdo con los padrones de 1869, 1895 y 1914, en dicho
espacio territorial se hallaba radicado respectivamente el 51%, el
69%, y el 72% de la población total del país. Cuadro 2. Evolución del número de extranjeros como parte de la población argentina.

 Población 1869 1895 1914


Argentinos 1.527.000 2.948.000 5.527.000
Extranjeros 210.000 1.007.000 2.358.000
% Extranjeros 12,1 25,5 30,3

Fuente: V. Vázquez-Presedo. Estadísticas históricas argentinas, 1875-1914. Macchi, Bs. As., 1971.

77 Ricardo M. Ortiz. Historia económica de la Argentina… p. 108.


48 Eduardo Azcuy Ameghino Una historia casi agraria 49

Cuadro 3. Número de extranjeros en jurisdicciones seleccionadas (porcentajes). XIX los frigoríficos, saladeros, curtiembres, molinos harineros, plantas
limpiadoras de lana, fábricas de vino, productos para la alimentación,
 Años Capital Federal Buenos Aires Santa Fe Entre Ríos Córdoba comercio, tendido de ferrocarriles, talleres de diverso tipo y la cons-
1869 49,5 19,8 15,6 13,6 0,8 
trucción, fueron algunas de las principales actividades demandantes
de fuerza de trabajo asalariada.79 De esta manera, “la industria apare-
1895 52,0 30.8 41,9 21,8  10,1
ció, hasta cierto punto, como una prolongación de la actividad agrope-
1914 49,3  34,0  35,1  17,0  20,4 cuaria principal. Y, precisamente, fue este tipo de actividad el que tuvo
Fuente: elaboración propia en base a datos de INDEC. fuertes capitales.
En cambio, la mayoría de los establecimientos censados fueron
pequeños talleres que sufrieron una aguda escasez de capitales”.80
Ilustrando la especialización agropecuaria y las dificultades
Así, según datos del censo industrial de 1895, mientras 22.204 esta-
que encontraba la marcha de la industrialización, la población ur-
blecimientos sumaban un capital de unos 284 millones de pesos, las
bana recién sobrepasó a la rural en 1914, concentrándose entonces
1.890 empresas subsidiarias de las agropecuarias (saladeros, moli-
2.700.000 habitantes en la Capital Federal y la provincia de Buenos
nos, vino, cerveza, ingenios y alcohol) disponían de alrededor de 175
Aires, el 52,5% de la población urbana nacional, proporción que al-
millones. Puesto en porcentajes, el 8,5% de las industrias concentra-
canza al 70% si se agregan Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos.78 Obser-
ba el 62% del patrimonio sectorial.
vada desde otro ángulo, la información que proporciona el cuadro 4
Un panorama más amplio de la morfología y desarrollo de la in-
muestra como -junto con la consolidación de la economía primaria
dustria durante los años de la consolidación capitalista con epicentro
exportadora- se producía también el lento pero firme avance de la
en la región pampeana, se ofrece en el siguiente cuadro.
urbanización en consonancia con la ampliación del mercado interno
(estimulado por una acrecida oferta y demanda de bienes, servicios
y mano de obra), especialmente en las ciudades de más rápido creci-
miento.

Cuadro 4. Población rural y urbana en años seccionados (cantidades y porcentajes).

 Años Población total Rural % Urbana %


1869 1.737.000 1.164.000 67 573.000 33
1895 3.955.000 2.294.000 58 1.161.000 42
1914 7.885.000 3.312.000 42 4.573.000 58
Fuente: elaboración propia en base a datos de INDEC.

En este contexto, orientada la economía argentina en función 79 C. F. Díaz Alejandro. Ensayos sobre la historia económica argentina. Amo-
del predominio de los intereses agroexportadores, hacia el fin del siglo rrortu, Bs. As., 1975, p. 208.
80 Roberto Cortés Conde. Problemas del crecimiento industrial (1870-1914).
78 Zulma R. de Lattes y Alfredo Lattes. La población de Argentina. INDEC, Bs. En: T. Di Tella, G. Germani y J. Graciarena. Argentina, sociedad de masas.
As., 1975. Eudeba, Bs. As., 1971, p. 66.
50 Eduardo Azcuy Ameghino Una historia casi agraria 51

Cuadro 5. Evolución industrial argentina según indicadores seleccionados, de acuerdo con los tuvo lugar durante el período intercensal.81 En alimentos, los tambos y
censos de 1895 y 1914. lecherías (8.161), las bodegas (4.317) y las panaderías (3.242) suman
casi el 80% de los establecimientos, mientras que 13 frigoríficos ocu-
 Ramas de la Nº de establecimientos Miles de HP instalados Miles de empleados pan el lugar de los 39 saladeros que existían en 1895. En materiales de
 producción 1895 1914 1895 1914 1895 1914 construcción los más numerosos son: herrerías (2.460), carpinterías
Alimentos 5.841 18.983 35,5 164,8 48,7 134,8 (2.028) y hornos de ladrillo (953). Vestido continúa compuesto por
Mat. Construcción 3.955 8.582 10,4 44,6 30,5 87,3 sastrerías, fábricas de zapatos y modistas; en muebles y rodados el nú-
Vestido 5.257 7.081 0,8 5,8 26,8 57,8 mero de fábricas de carruajes asciende de 341 a 1.270; en fibras y tex-
Metales-Fundición 3.163 3.275 2,1 17,9 14,6 29,3 tiles las tejedurías ascienden de 128 a 796; y en el resto de los rubros
Muebles-carruajes 2.259 4.441 0,7 9 12,7 29 crecen los mismos tipos de establecimientos censados en 1895. Dado
Fibras y textiles 456 2.482 0,9 11,4 5,8 16,4 el gran peso del capital variable, uno de los rasgos identitarios de esta
Productos químicos 317 567 1,9 4,9 4,7 10 industria fue la baja composición orgánica del capital, circunstancia
Electricidad y gas 28 305 4,2 392 0 0 típica de un período de subordinación formal del trabajo al capital.82
Papel e impresos 427 1.450 0,5 13,9 5,1 15,3 (Ver punto 46) El personal ocupado, en su inmensa mayoría asala-
Subtotal 21.703 47.166 57 664,3 148,9 379,9 riados, muestra los principales incrementos en alimentos (tambos,
Otros 2.411 1.613 3 13,7 25,9 30,3 lecherías, panaderías y frigoríficos), vestido (sastrerías) y materia-
Total 24.114 48.779 60 678 174,8 410,2 les de construcción. Cabe señalar, por último, que del aumento de los
HP instalados, el 63% corresponde exclusivamente a generación de
Fuente: V. Vázquez-Presedo. Estadísticas históricas argentinas, 1875-1914. Ed. Macchi, Bs. As., 1971.
electricidad y gas. En suma, “hacia 1913 la industria jugaba un papel
Unas pocas observaciones adicionales bastarán para neutra-
lizar cualquier anacronismo resultante de una lectura sesgada hacia
una imagen actual de las industrias consignadas, que ocluya la per- 81 En 1914 las principales industrias concurrían al consumo nacional con los
siguientes porcentajes: alimentación, 37%; metales y maquinaria, 12%;
cepción de su extrema incipiencia. Por ejemplo, según el registro de
y textiles y vestido, 17,5%. El resto era importado. Estas cifras “inducen a
1895, en el rubro alimentos los establecimientos más numerosos son acordar a la industria de 1914 un carácter elemental primario muy similar
las panaderías (1.823), las bodegas (949), los molinos harineros (659) al que ofrecía en 1895, en el que la influencia de la producción agropecuaria
y las fábricas de licor (562). En materiales de construcción se destacan básica era predominante”. Ricardo M. Ortiz. Historia económica… p. 555.
nítidamente las carpinterías (2.187), seguidas por los hornos de la- 82 La subordinación o subsunción formal del trabajo en el capital –“la forma
drillos (808) y los aserraderos (245). En vestido hay 2.739 fábricas de general de todo proceso capitalista de producción”- corresponde al perío-
zapatos y 1.687 sastrerías. En el rubro metales 2.265 establecimien- do inicial del desarrollo del capitalismo, y se opera “sobre la base de un
tos son pequeñas fundiciones de hierro. En fibras y textiles se desta- proceso laboral preexistente, previo a esta subsunción suya en el capital,
can 328 establecimientos que fabrican sombreros. De los productos configurado sobre la base de diversos procesos de producción anteriores
químicos el rubro más numeroso son las fábricas de jabón y velas y de otras condiciones de producción; el capital se subsume determinado
proceso laboral existente, como por ejemplo el trabajo artesanal o el tipo
(151), mientras que papel e impresos se compone de establecimientos
de agricultura correspondiente a la pequeña economía campesina autóno-
de imprenta y litografía (247) y fotografía (127). ma”. Asimismo, “sobre la base de un modo de trabajo preexistente, o sea de
Dado este panorama, mediante su comparación con los gua- un desarrollo dado de la fuerza productiva del trabajo y de la modalidad
rismos correspondientes a 1914 se pueden identificar algunas de las laboral correspondiente a esa fuerza productiva, sólo se puede producir
características del avance industrial (duplicación del número de esta- plusvalía recurriendo a la prolongación del tiempo de trabajo, es decir bajo
blecimientos, 135% de aumento de las personas empleadas, etc.) que la forma de la plusvalía absoluta”. Karl Marx. El capital. Libro I, capítulo VI
(inédito). Siglo Veintiuno Editores, México, 1985, p. 54.
52 Eduardo Azcuy Ameghino Una historia casi agraria 53

secundario en el desarrollo económico del país y su crecimiento era ducciones agrícolas reducía sensiblemente los saldos exportables-,86
menor que el de las importaciones”.83 mientras en Argentina se transitaba por la unilateralidad del “mode-
lo agroexportador”, con su impronta de “crecimiento hacia afuera” y
62) La debilidad de la industria y las limitaciones a la acumu-
descentramiento estratégico del desarrollo industrial.
lación de capital en la mayoría de las unidades productivas del agro
–expresión de un lento y poco consistente aumento de las fuerzas 63) La expansión de la producción de base agropecuaria (asen-
productivas del capitalismo en ascenso- repercutieron con fuerza tada en la puesta en producción agrícola y la ampliación de la ganade-
sobre el desenvolvimiento del mercado interno que, a pesar del im- ría, tras el arrebato de las tierras del sur bonaerense pertenecientes
portante aporte realizado por la inmigración, sólo en pequeña me- a los pueblos originarios), y en general la evolución de la economía y
dida logró cumplir un papel dinamizador respecto a la economía del la sociedad en la Argentina pampeana, en concordancia con la ofer-
país. Probablemente el peso de la “historia oficial” haya inducido ta inmigratoria y la inversión de capital de origen foráneo, todo ar-
interpretaciones del pasado en las cuales aparecen algo sobrevalo- ticulado con las políticas de Estado afianzadas hacia 1880, son los
rados aspectos tales como el aumento de la población, el significado factores más destacados que aceleran la constitución definitiva y en
e importancia de las exportaciones de granos, y otros puntos en los gran escala de una mano de obra libre, y el dominio del régimen de
que se apoyaría una visión positiva de la formación de la Argentina producción capitalista (dependiente) hacia fines del siglo XIX.87 Esta
moderna. Una breve alusión con fines comparativos a la experiencia caracterización, fuertemente afirmada en la literatura especializada,
estadounidense puede ayudar a graficar esta hipótesis, sin perjuicio es el núcleo interpretativo que apuntamos a problematizar mediante
de reconocer las razones de fondo que explican algunas de las dife- algunas precisiones conceptuales sobre sus encadenamientos aguas
rencias constatables.84 Así, por ejemplo, en el caso de Iowa –territorio arriba y abajo del tiempo, que pueden operar a modo de hipótesis
todavía ocupado hacia 1850 por los indios Sioux- la población del Es- para el trabajo de investigación histórica.
tado era de 1.624.615 habitantes en 1880, mientras que hacia 1890
64) Como señaló Ciafardini, “la exportación de capitales con-
había ascendido a 1.911.896; de lo que resulta que con una superficie
siste en la exportación de relaciones sociales de producción, en tanto
equivalente a la mitad de la correspondiente a la provincia de Buenos
Aires, en la década de 1890 más que duplicaba al número de habitan- 86 Lo cual no representaba un problema mayor, dado que el maíz alimentaba
tes bonaerenses, superándolo largamente aun en el caso de considerar a cerdos, aves e incipientemente vacunos, los que a su vez se destinaban a
juntos a dichos pobladores y los de la ciudad de Buenos Aires (Capital la dieta de una población en acelerado crecimiento –fenómeno entre cuyos
Federal).85 Nótese como se conecta esta comprobación con las carac- estímulos se halló una oferta de tierra libre para los inmigrantes del ta-
terísticas de otro fenómeno relevante, por el cual en Estados Unidos maño de dos pampas húmedas-, base del mercado interior que impulsó el
se ampliaba y consolidaba el mercado interno -lo que en algunas pro- desarrollo de la industria y de la economía en general.
87 Como se ha señalado, este régimen capitalista se correspondió durante
sus primeras décadas de existencia con el concepto de subsunción formal
83 Mario Rapoport y colaboradores. Historia económica, política y social de la del trabajo en el capital. Posteriormente, el aumento y generalización de la
Argentina (1880-2003). Ariel, Bs. As., 2006, p. 77. producción de plusvalía relativa, asociada con la introducción de nuevos y
84 En Estados Unidos, entre 1865 y 1900 la agricultura protagonizó un más modernos medios de producción aptos para incrementar la producti-
“cambio revolucionario”, impulsado por los efectos de la guerra civil y vidad de la fuerza de trabajo, fueron determinando el pasaje a la subsun-
el ascenso del capitalismo, especialmente en el norte. Hurt, Douglas. ción real del trabajo al capital, proceso que en líneas generales tuvo lugar
American Agriculture. A brief history. Iowa State University Press, Ames, en Argentina con posterioridad a la crisis de 1930, acentuándose con el
1994, p. 216. inicio de la segunda fase de la sustitución de importaciones –con fuerte
85 Eduardo Azcuy Ameghino. Materiales para el estudio comparado de la es- participación del capital extranjero- hacia fines de la década de 1950. Mó-
tructura agraria de Iowa y Pergamino a fines del siglo XIX. Actas de las XIX nica Peralta Ramos. Acumulación del capital y crisis política en Argentina
Jornadas de Historia Económica. San Martín de los Andes, 2004. (1930-1974). Siglo XXI, México, 1978.
54 Eduardo Azcuy Ameghino Una historia casi agraria 55

proyección internacional de los negocios monopólicos de las empre- cal que el capital extranjero realiza mediante diversos mecanismos
sas predominantes en las naciones o centros imperialistas”,88 y en para ser transferida al circuito de sus negocios globales; y deformado
este sentido se puede afirmar que el capital extranjero –especialmen- por la parcialización (económica, tecnológica, regional) del aparato
te el inglés-89 jugó un rol importante en la gestación del capitalismo productivo “que impone su inserción en el proceso de reproducción
argentino, contribuyendo a acelerar el tramo final de la transición y ampliada del capital monopolista mundial”,93 en función de satisfacer
su consolidación como sistema de producción dominante, inicialmen- las necesidades que la acumulación de capital plantea a las burgue-
te en el área pampeana. sías metropolitanas.94
Al mismo tiempo, ya no en general sino puntualmente, y con- Estas características del capitalismo de comienzos del siglo XX
tando a su favor rasgos estructurales y tendencias socioeconómicas y invitan a manipular con sumo cuidado el signo positivo de la relación
comerciales de larga data en Argentina,90 dicho capital extranjero es- entre capital extranjero y desarrollo capitalista (incluida la “exporta-
timuló una vía específica y un tipo concreto de desarrollo capitalista: ción de relaciones sociales”), toda vez que en la agenda del imperia-
dependiente, limitado y deformado.91 lismo no figuraba el crecimiento en general del capital en Argentina,
Dependiente porque la producción se orientó en función de la sino sólo el de sus negocios puntuales y, entonces sí, de lo que fuera
demanda externa, sostenida en una dotación de capital extranjero colateral y estrictamente necesario para concretarlos. Una síntesis
aplicada al perfeccionamiento de la infraestructura y a la financia- de cómo se distribuía el capital foráneo invertido en el país en 1910
ción de un “modelo agroexportador” que sacrificó lo fundamental puede contribuir a ilustrar y pensar el problema planteado.
del desarrollo industrial92 -y el progreso del país no pampeano- en
función de los intereses del bloque compuesto por los terratenientes
y la gran burguesía local, asociados/subordinados al imperialismo.
Limitado por la voluminosa y prolongada extracción de plusvalía lo-

88 Horacio Ciafardini. Crisis, inflación y desindustrialización en la Argentina


dependiente. Agora, Bs. As., 1990, p. 20. 93 Elsa Cimillo, E. Lifschitz, E. Gastiazoro, H. Ciafardini, M. Turkieh. Acumula-
89 En 1910 las inversiones inglesas en Argentina constituían el 65,4% de la ción y centralización del capital en la industria argentina. Tiempo Contem-
inversión extranjera total, seguida por Francia (18%) y Alemania (9%). poráneo, Bs. As., 1973, p. 37.
Vernon L. Phelps. El crecimiento de las inversiones extranjeras en Argen- 94 “Tanto las inversiones imperialistas como las nuevas formas de sujeción
tina, 1900-1934. En: M. G. Zapiola. El régimen oligárquico. Amorrortu, Bs. a los dictados del mercado internacional incrementaron a través de di-
As., 1975, p. 333. versos mecanismos la masa absoluta de transferencia de valor desde la
90 Entre las principales, la marginalidad del desarrollo industrial y las inten- periferia hacia el centro, pero hicieron posible, a la vez, la circulación de
sas relaciones comerciales basadas en el librecambio de productos prima- una parte del excedente dentro de las fronteras de las economías nacio-
rios por todo tipo de mercancías importadas que fue asociando a las clases nales. Los nuevos canales de acumulación y circulación interna del exce-
dominantes locales con el comercio internacional, especialmente el opera- dente fueron condicionados, desde el principio, por la naturaleza domi-
do por las principales potencias europeas. nante del mercado externo, deformando en su origen las leyes regulado-
91 Eduardo Azcuy Ameghino y Fernando Romero Wimer. El imperialismo y el ras de la relación entre las tasas de plusvalía y las de inversión, es decir,
sector agroindustrial argentino: ideas, referencias y debates para reacti- el núcleo del motor del desarrollo capitalista”. De este modo, además del
var una vieja agenda de investigación. XIII Jornadas Interescuelas-Depar- interceptado por la renta de la tierra y el distribuido entre otros agentes
tamentos de Historia, Catamarca, 2011. económicos locales, buena parte del plusvalor generado en el país “fue
92 “En cuanto a la gran industria nacional basta dar un paseo por el museo de utilizado para alimentar las necesidades de acumulación del gran capital
productos nacionales para convencerse de que no existe, exceptuando la monopolista y para importar la mayor parte de los bienes industriales”.
molinería y la fabricación de azúcar”. German A. Lallemant. p. 69 La agri- Alfredo Pucciarelli. El capitalismo agrario pampeano, 1880-1930. Hys-
cultura, 18 de junio de 1896. p. 69. pamérica, Bs. As., 1986, p. 26.
56 Eduardo Azcuy Ameghino Una historia casi agraria 57

Cuadro 6. Distribución del capital extranjero hacia 1910 según sectores de inversión nomía relativa que había poseído inicialmente, frustrada por la pre-
(en miles de pesos oro y porcentajes) sencia creciente del imperialismo, que como contrapartida estimuló
y dinamizó la extensión de las relaciones salariales,95 al tiempo que
Empréstitos y títulos del gobierno 691.831 30.7 su influencia se tornaba decisiva para el desarrollo inmediato de la
economía del país (del capitalismo dependiente argentino).96
Ferrocarriles y transporte ferroviario 804.403 35.6
El concepto de “entrelazamiento” de los procesos de formación
Transporte tranviario 91.576 4.1 del capitalismo y de penetración del imperialismo es un punto clave
Bancos 37.511 1.7 para la investigación histórica. Mediante su uso apuntamos a sugerir
Puertos 22.164 1.0 que los procesos se superponen e interpenetran: el imperialismo en-
cuentra a la Argentina,97 al menos al área cercana al puerto de Buenos
Frigoríficos 8.392 0.4
Aires, en un momento relativamente “avanzado” de la formación del
Gas, electricidad, agua, servicios sanitarios 58.035 2.6 capitalismo.
Compañías de tierras e hipotecas 150.959 6.7 Formación del capitalismo entendida como un proceso históri-
Compañías inmobiliarias 150.000 6.6 co a lo largo del cual se va produciendo una sucesión asimétrica, con-
tradictoria y en general desacompasada de: •desestructuración del
Compañías comerciales y de crédito 200.000 8.8
sistema que denominamos feudalismo colonial; • tendencia al aflo-
Otras compañías varias 41.650 1.8 jamiento de los mecanismos de coacción extraeconómica de carácter
Totales 2.256.521 100

Fuente: W. Beveraggi Allende. El servicio del capital extranjero y el control de cambios. México, 1954, p. 60.
95 En este sentido, al aceptar algún grado de entrelazamiento y el carácter
concurrente de los procesos de formación del capitalismo y de subordina-
En suma, capitalismo sí, pero hasta cierto punto. O en todo ción al imperialismo, no resultaría absolutamente exacto afirmar –siem-
caso, muy poco capitalismo industrial, lo cual no significa que el capi- pre refiriéndonos a la región pampeana- que “el proceso de transformacio-
tal extranjero al dinamizar los servicios, las finanzas, el comercio y la nes sociales operado a partir de la penetración imperialista es, paralela-
propia gestión del Estado, no contribuyera a insertar a una creciente mente, el proceso que conduce al nacimiento, expansión y consolidación de
las relaciones capitalistas de producción”. Alfredo Pucciarelli. El capitalis-
masa proletaria –que debía hallarse disponible para ello- en el mo-
mo agrario pampeano… p. 11. (cursivas mías, EAA)
derno sistema de sueldos y salarios.
96 “Si la economía mundial es un sistema de relaciones de producción y de
65) El surgimiento y consolidación del imperialismo en los relaciones de intercambio que abarca la totalidad del mundo, el imperia-
países que venían siendo actores mercantiles tan antiguos como rele- lismo es la ampliación a escala del mundo de las relaciones de producción
vantes en el país, determinó que Argentina (donde el proceso de es- y de intercambio capitalistas; esta ampliación tiene lugar, a comienzos del
siglo XX, bajo el dominio de los capitalismos y las burguesías británicos,
tructuración del capitalismo en su zona núcleo se hallaba relativamen-
alemanes, franceses, americanos…” Michael Beaud. Historia del capitalis-
te avanzado) se transformara, bajo la conducción de una oligarquía mo. Ariel, Barcelona, 1984, p. 198.
configurada por la cúpula de los terratenientes-capitalistas y la gran 97 El hecho de que las potencias cuyo capitalismo ingresa en la fase imperia-
burguesía comercial y financiera, en un país dependiente en términos lista sean más o menos las mismas que se hallaban presentes en el país
económicos, aunque formalmente independiente en el plano político. desde los inicios del siglo XIX, complejiza la percepción de las especificida-
De esta manera, los procesos de establecimiento del capita- des –eventualmente etapas- de la evolución de sus relaciones económicas
lismo y los de estructuración de la dependencia se entrelazaron (o con Argentina. Por otra parte, el desarrollo de la acumulación originaria
profundizaron su entrelazamiento, muy visible desde la instalación local durante las décadas posteriores a Caseros, como se ha señalado en
de los primeros ferrocarriles), perdiendo el primero la cuota de auto- el texto, no permaneció ajeno a la influencia comercial y cultural de los
países europeos cuando aún predominaba en ellos la libre concurrencia.
58 Eduardo Azcuy Ameghino Una historia casi agraria 59

precapitalista; • consolidación de sectores rurales y urbanos de pe- riores y la desestructuración sólo parcial de otra parte de ellas; en
queña producción independiente, que se transforman en escenario suma, la subsistencia de una herencia precapitalista cuya presencia,
de procesos de diferenciación social; * avance de los procesos de carácter e influencia no responde a una teoría general sino al análisis
acumulación de dinero, mercancías y medios de producción en ma- histórico concreto. Asimismo, cabe reiterar la diversidad regional del
nos de una porción de individuos que tiende a conformarse como país y los diferentes y contradictorios tiempos y procesos formativos
estratos de una burguesía, en la que también se van integrando seg- del capitalismo en los distintos ámbitos, recordando que el espacio
mentos provenientes del capital comercial y usurario; • estructura- de referencia de estas notas es el litoral pampeano próximo al puerto
ción de una mano de obra libre –con un papel decisivo de la inmigra- de Buenos Aires.
ción- sobre la base, no necesariamente coincidente en el tiempo, del
66) La formación de un país económicamente dependiente tam-
decaimiento de las relaciones de dependencia política y personal, y
bién es un proceso específico y prolongado, con raíces más antiguas
de la separación de buena parte de los productores directos de sus
que las del propio capitalismo local, toda vez que ellas se hunden en
tradicionales medios de producción y subsistencia; • resignificación
las modalidades productivas y comerciales impuestas por el colonia-
de la compulsión extraeconómica –en función del capitalismo- como
lismo español, para luego de la independencia entrelazarse con los
agente dinamizador de una fracción de la nueva mano de obra libre
primeros progresos de la acumulación originaria. En efecto, la pro-
y semilibre;98 • conformación en virtud de los puntos anteriores de
ducción minera y ganadera “de exportación” constituyeron respecti-
un mercado de trabajo libre, es decir la generalización de auténticas
vamente los ejes económicos fundamentales del virreinato y del área
relaciones salariales entre proletarios, semiproletarios y las diferen-
rioplatense. El colonialismo orientó la producción y el comercio en
tes personificaciones mediante las cuales se va haciendo presente el
virtud de sus intereses estratégicos y contó para ello –contribuyendo
capital; • aburguesamiento en dicho contexto de una fracción de los
a formarla- con la actividad de una elite terrateniente y mercantil que
terratenientes que pasan a personificar a la expresión más poderosa
secundariamente se benefició del sistema económico vigente, y de
del capital en el campo; • incorporación del capital extranjero, cre-
cuyo seno surgirían quienes hegemonizaron la construcción del nue-
ciente y cada vez más significativa, como una de las encarnaciones del
vo país. En estas circunstancias y en virtud del paquete de negocios
capital y, por ende, como factor del desenvolvimiento del correspon-
operado por la oligarquía porteña, el capitalismo inglés, cada vez más
diente régimen de producción.
transformado en “el taller del mundo”, pasó a ocupar, acompañado
Este listado, incompleto, de capítulos de una historia económi-
por otras potencias mercantiles de la época como Francia, el papel
ca y social que de cuenta de la institución del capitalismo en Argen-
económico de la antigua metrópoli, manteniendo y profundizando
tina, no alude a la conclusión de un proceso de homogeneización y de
el esquema de producción-exportación-importación heredado de la
dominio absoluto del nuevo modo de producción, sino al camino hacia
colonia. Fue así que se sucedieron el ciclo vacuno 1820-1850 (organi-
su predominio en una estructura social nacional donde coexistirá con
zado en torno a los cueros, el sebo y la carne salada), y el ciclo lanar
otros desarrollos y relaciones, incluidas en esta heterogeneidad aque-
1850-1880,99 reforzándose la especialización productiva ganadera y
llas que reflejan continuidades de las formas socioeconómicas ante-
la importación, como contrapartida, de toda clase de efectos manu-
facturados, todo bajo el manto de las políticas liberales y librecambis-
98 Aludimos así a semiproletarios, campesinos pobres, y –eventualmente-
sectores de lumpenproletariado, que en virtud de las necesidades de la
demanda de fuerza de trabajo podían ser coaccionados para que procedie-
ran a su venta. Puntualmente, con el concepto de lumpenproletariado nos
referimos a “una masa urbana claramente diferenciada del proletariado, 99 Las fechas son apenas una referencia del desarrollo y epicentro de estos
compuesta principalmente por quienes desempeñan ocupaciones margi- fenómenos de especialización productiva, dado que tanto el cuero como la
nales y circunstanciales”. Alfredo Pucciarelli. El capitalismo agrario pam- lana continuaron formando parte de las exportaciones argentinas mucho
peano… p. 25. más allá de los años indicados.
60 Eduardo Azcuy Ameghino Una historia casi agraria 61

tas que ahogaron las mejores posibilidades de un crecimiento indus- teramos el concepto de entrelazamiento de los dos procesos que iban
trial relativamente temprano.100 conformando un país capitalista y dependiente.
O sea que antes de 1880 ya existía, prácticamente sin solución Posteriormente, aproximadamente entre 1880 y 1910, en lí-
de continuidad desde los tiempos coloniales, una consistente depen- nea con la reestructuración del orden económico internacional por
dencia comercial respecto a las principales potencias capitalistas de influencia del imperialismo, Argentina refuerza su constitución como
la época, en virtud de la cual las clases dominantes locales fueron un país dependiente, con fuerte peso de los nuevos lazos de subor-
fijando las líneas directrices del desarrollo económico de la región dinación financiera y del endeudamiento externo,103 lo cual más que
pampeano-litoral, e indirectamente sobre el resto del país.101 poner en cuestión el carácter capitalista ya presente en la economía
Razón por la cual la dependencia moderna, determinada por la pampeana, lo refuerza mediante los efectos de las inversiones extran-
existencia y el accionar del imperialismo, entendido como una nueva jeras (“La exportación de capitales repercute en el desenvolvimiento
fase de la marcha del capitalismo en los países más avanzados dentro del capitalismo dentro de los países en que aquellos son invertidos,
de este régimen de producción, implicó en lo fundamental un cam- acelerándolo extraordinariamente”).104
bio de calidad -por vía de la ampliación, profundización y compleji- Cabe advertir que a partir de entonces la dependencia, la sub-
zación- de las antiguas relaciones de dependencia comercial, que ya ordinación al capital financiero internacional, se transformaría en el
habían empezado a diversificarse y reforzarse con la llegada de las principal condicionante de la evolución del capitalismo en el país,105
empresas ferroviarias y otras inversiones inglesas desde la década determinando sus características fundamentales –la clase o tipo de
de 1860. Vale remarcar nuevamente que, a diferencia del Sr. Peel en éste- con la conformidad de la oligarquía burguesa terrateniente do-
Australia,102 los capitalistas británicos hallaron aquí relativamente minante.106 Esto es, a grandes rasgos, un desarrollo capitalista con eje
avanzada la creación de las condiciones para el funcionamiento del agropecuario, débil industrialización, fuerte peso del latifundio en el
sistema capitalista, en especial las expresadas mediante la presencia campo, un mercado interno constreñido y grandes desniveles regio-
de una fuerza de trabajo libre que debió, por necesidades económicas
directas, asalariarse para, por ejemplo, tender los rieles y durmientes 103 En la época del imperialismo, además de las colonias, son típicas “las for-
de los nuevos medios de transporte; circunstancias en las cuales rei- mas variadas de países dependientes que desde un punto de vista formal
gozan de independencia política, pero que en realidad se hallan envueltos
100 José Carlos Chiaramonte. Nacionalismo y liberalismo económicos en Ar- en las redes de la dependencia financiera y diplomática. Una de estas for-
gentina, 1860-1880. Solar/Hachette, Bs. As., 1971. mas, la semicolonia, la hemos indicado ya antes. Modelo de otra forma es,
101 “Debe identificarse pues al elemento interno de la sociedad argentina que por ejemplo, la Argentina… que se halla en tal dependencia financiera res-
hacía posible este tipo de complementación, al otro miembro de la alianza pecto a Londres que casi se la debe calificar de colonia comercial inglesa”.
histórica que configura y va afianzando un esquema económico y social de Vladimir Lenin. El imperialismo fase superior del capitalismo… p. 277.
complementariedad subordinada. Se trata de los grandes terratenientes, 104 Vladimir Lenin. El imperialismo fase superior del capitalismo… p. 256.
fundamentalmente de la pampa húmeda, una clase social que se tiene –y 105 “En toda sociedad dependiente nos encontramos con el proceso básico
en cierto modo objetivamente lo es- por fundadora del Estado argentino que hace de su capitalismo un capitalismo deformado; la subordinación
moderno; la clase más poderosa de la sociedad argentina desde sus orí- del proceso de acumulación y reproducción al proceso de acumulación del
genes –y aún desde los tiempos coloniales- ; la dueña de la tierra, es decir, capital monopolista financiero internacional consagrado a la extracción
del medio de producción histórico fundamental de nuestra economía, cu- de plusvalor, o más general de plustrabajo, local”. Miguel Murmis. Tipos de
yos privilegios, basados en la propiedad territorial, requerían sin embar- capitalismo y estructura de clases. La Rosa Blindada, Bs. As., 1974, p. 10.
go para perpetuarse, y aun afianzarse, que la sociedad no se complejizase 106 “No es difícil imaginarse los fuertes vínculos que se establecen entre el
descontroladamente encaminándose por la vía de una industrialización capital financiero –y su fiel ‘amiga’, la diplomacia- de Inglaterra y la bur-
precoz”. Horacio Ciafardini. Crisis, inflación y desindustrialización en la guesía de la Argentina, los círculos dirigentes de toda su vida económica y
Argentina dependiente… p. 32. política”. Vladimir Lenin. El imperialismo fase superior del capitalismo… p.
102 Ver el punto 57. 278.
62 Eduardo Azcuy Ameghino Una historia casi agraria 63

nales. Todo acompañado por un régimen político oligárquico, autori-


tario y antidemocrático, mediante el cual el capitalismo dependiente
mostraba sin tapujos el camino estrecho por el cual había transitado
su formación, así como algunas marcas de origen de las clases socia-
les que condujeron dicho proceso. Eduardo Azcuy Ameghino
Profesor titular de Historia Económica y Social Argentina en la
Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires,
Master en Ciencias Políticas y Doctor en Ciencias Sociales. Actual-
mente es director del Centro Interdisciplinario de Estudios Agrarios
de la mencionada Facultad y de la Revista Interdisciplinaria de Es-
tudios Agrarios. Ha publicado varios libros, entre los que se pueden
mencionar “El latifundio y la gran propiedad colonial rioplatense”,
“Buenos Aires, Iowa y el desarrollo agropecuario en las pampas y
las praderas”, “Trincheras en la historia. Historiografía, marxismo y
debates” y “La carne vacuna argentina. Historia y actualidad de una
agroindustria tradicional”. Es autor también de trabajos publicados
en libros colectivos, así como de numerosos artículos académicos y
de divulgación.

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