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PAUTAS PARA MANEJAR LOS ESCAPES

FECALES Y SUPERAR LA INCONTINENCIA


ANAL
Si las pérdidas de orina son, con frecuencia, un tema silenciado por aquellas personas
que las padecen, la incontinencia anal supera con creces al tabú que rodea a la
incontinencia urinaria.
Mujeres y hombres, en cualquier momento de su vida y por diversas causas, pueden
presentar una disfunción de su suelo pélvico que les haga susceptibles de sufrir
escapes fecales o tener dificultad para retener los gases y las heces.
En el artículo de hoy te detallo los consejos que, desde la Fisioterapia de suelo
pélvico, podemos proporcionar a los pacientes que padecen incontinencia anal y que
ven afectada en gran medida su calidad de vida.
Estas son las cuatro pautas básicas para reducir la incidencia y aprender a
manejar los desagradables escapes asociados a esta disfunción perineal.

Paso 1: Adecuar la consistencia de


las heces
Escala de heces de Bristol. Heaton, K W & Lewis, S J 1997, ‘Stool form scale as a
useful guide to intestinal transit time’. Scandinavian Journal of Gastroenterology,
vol.32, no.9, pp.920 – 924.
Los escapes fecales son más difíciles de vencer cuando las heces presentan una
consistencia líquida. Si este es tu caso, el primer objetivo a trabajar será la corrección
de la consistencia fecal.

Según la Escala de Heces de Bristol, que puedes observar en la imagen, los tipos
ideales de heces son el 3 y el 4, por ser más sencilla su evacuación al tener una
consistencia suave, y un volumen y forma adecuados.
Si tus heces suelen presentar un aspecto tipo 1 o 2, eres más bien una persona
estreñida. Si, por el contrario, presentan una apariencia tipo 5, 6 o 7, hablaríamos de
heces diarreicas.

Alcanzando el ideal de heces tipo 3 o 4, sentirás cuándo tu recto está ocupado y


necesitas defecar. Además, la evacuación será más completa y sin necesidad de
realizar pujos.
Si tus heces suelen ser más bien líquidas y tienes problemas para contenerlas, aquí
tienes algunas recomendaciones dietéticas para mejorar su consistencia:
1. Elige alimentos que aumenten la solidez de las mismas, como por ejemplo el
arroz blanco hervido, pan blanco, pasta, plátanos, queso o yogur.
2. Evita o limita aquellos alimentos que las reblandecen: verduras (espinacas,
brócoli, pimiento rojo, coles de Bruselas), frutas (sobre todo la piel, las frutas con
hueso, así como las ciruelas pasas, las uvas y el kiwi), zumos de frutas (naranja,
ciruela, uva), y pan, pasta y cereales de grano entero.
3. Vigila la ingesta de fibra insoluble que hace pasar más rápido los alimentos a
través del intestino (presente, por ejemplo, en la piel de las frutas y verduras), y
aumenta el riesgo de escapes fecales, hinchazón y gases.
4. Evita todos aquellos productos, comidas y bebidas que puedan ser
irritantes para tu intestino, como por ejemplo: la cafeína (café, té, bebidas de
cola, chocolate), el tabaco, las especias (curry, picantes), el alcohol, los
edulcorantes (manitol, sorbitol) y aquellos alimentos a los que presentes una
intolerancia específica (el gluten para los celiacos, o las intolerancias a la lactosa,
al huevo o a la fructosa).

Evita todos aquellos productos que puedan ser irritantes para tu intestino y
empeorar los síntomas de incontinencia fecal, como por ejemplo el tabaco, la
cafeína, las especias, el alcohol y los edulcorantes.

5. Aumenta el volumen de las heces incluyendo en tu dieta suplementoscomo


el psilio, la goma guar o la sterculia. Estos suplementos, a base de fibra vegetal
soluble, pueden producir gases e hinchazón, por este motivo (y por la posibilidad
de ser alérgico a los mismos) deben introducirse en la dieta de forma progresiva.
6. Medicamentos antidiarreicos: en determinados casos y siempre bajo
prescripción médica, los antidiarreicos reducen el agua presente en las heces y
enlentecen el peristaltismo.
Paso 2: crea una rutina defecatoria
y aprende a vaciar correctamente tu
intestino
Ya vimos en este artículo sobre el estreñimiento la importancia de crear una rutina
defecatoria, es decir, un hábito diario para evacuar las heces. Con ello
conseguimos reducir la necesidad de empujar cada vez que vamos al servicio,
práctica muy dañina para el suelo pélvico que puede debilitarlo y
predisponernos a una incontinencia urinaria, hemorroides y prolapsos rectales.
Las personas que sufren incontinencia fecal también deben intentar crear un hábito
regular de evacuación de las heces. Estas pautas pueden ayudarte a conseguirlo:

1. Ingiere una bebida caliente y desayuna algo sólido cada mañana. Pondrás tu
intestino a trabajar desde primera hora, gracias a los reflejos gastrocólico y
duodenocólico que producirán movimientos de masa en el intestino grueso.
2. Tras el desayuno, intenta mantenerte en movimiento durante unos 15
minutos; camina por casa mientras recoges o te preparas para salir a la calle.
3. Trata de ser consciente de las señales que tu cuerpo te envía, diferenciando
si sientes realmente ganas de defecar, para evitar las visitas al baño “por si
acaso”.
4. Recurre a técnicas de control de la urgencia que te ayuden a ganar tiempo
para llegar al WC (a modo de entrenamiento, ya que las ganas de evacuar no
deben posponerse por rutina), como por ejemplo sentarte, realizar respiraciones
diafragmáticas, y manejar la ansiedad asociada al escape (con la que sólo
conseguirás aumentar el descontrol fecal).
5. Asimismo, debes aprender cuáles son la postura y respiración correctas para
defecar, que favorecen el vaciado completo y protegen tu suelo pélvico de los
pujos innecesarios. En este artículo te explicamos cómo hacerlo y qué accesorios
puedes utilizar para ayudarte.

Paso 3: Mejora la continencia


fortaleciendo tu suelo pélvico
El cierre del esfínter anal, formado por fibras musculares del suelo pélvico, puede
entrenarse mediante el fortalecimiento de las mismas a través de ejercicios perineales
y del uso de otras técnicas fisioterápicas como el biofeedback y la electroestimulación.
Una de las importantes funciones de los músculos y estructuras que constituyen el
suelo pélvico es la continencia de orina y heces. El esfínter anal tiene la importante
misión de dejar paso a las heces cuando queremos defecar (relajándose) y de impedir
el vaciado cuando necesitamos contener (contrayéndose).
Este cierre del esfínter anal, formado por fibras musculares del suelo pélvico,
puede entrenarse mediante el fortalecimiento de las mismas a través de
ejercicios perineales y del uso de otras técnicas fisioterápicas como
el biofeedback y la electroestimulación.
Los ejercicios de suelo pélvico, cuando son enseñados correctamente y supervisados
por un profesional cualificado, mejoran la fuerza, la resistencia y el control de la
musculatura perineal, lo que repercute en una mejora de la continencia urinaria
y fecal.
La contracción de la musculatura del suelo pélvico, aunque a priori puede parecer
algo sencillo, requiere atención y práctica, así como un buen control del propio cuerpo,
para ejercitar los músculos perineales y no otros, y mantener una postura y
respiración correctas durante su ejecución.

Si ya has aprendido a localizar y contraer correctamente los músculos del suelo


pélvico, serás capaz de ponerlo en práctica en el momento en que sientas una
urgencia fecal y te dirijas hacia el baño más cercano.

Paso 4: Modifica los hábitos de


riesgo para tu suelo pélvico
Por último, te recomiendo revisar los posibles factores que en tu día a día
empeoran la capacidad de continencia de tu suelo pélvico, y que sirven tanto para
los problemas de urgencia urinaria como fecal:

1. Vigila tu peso: la obesidad y el sobrepeso aumentan la presión sobre tu suelo


pélvico, haciendo más difícil la continencia.
2. No eleves ni transportes cargas pesadas. Si te ves obligado a hacerlo, sigue
nuestras recomendaciones para coger peso correctamente.
3. Siempre que vayas a realizar un esfuerzo que aumente la presión en el interior
de tu cavidad abdominal y pélvica (toser, estornudar, cargar pesos, etc.) activa tu
core y coactiva tu suelo pélvico.
4. Evita en la medida de lo posible los deportes de alto impacto y el ejercicio
físico hiperpresivo (como los abdominales tradicionales o la halterofilia), que
debilitan tu musculatura perineal y la hacen más proclive a claudicar a la hora de
contener la orina y las heces.
Esto es todo lo que quería contarte acerca de las pautas básicas para mejorar la
incontinencia fecal reduciendo los escapes y aumentando el control sobre tu suelo
pélvico. Como de costumbre, te recuerdo que estas recomendaciones son de carácter
genérico y en ningún caso pretender sustituir el consejo médico o de un profesional
sanitario sobre una condición física particular.

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