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El niño y sus juegos (Arminda Aberasturi)

Con el fin de llegar a personas comunes que se preguntan sobre el juego


en los niños se escribe este libro. Para saber a que edad un niño debe
jugar determinado juego o que juguete se le puede regalar, que pasa
cuando un niño no juega etc. Se realizaron muchas observaciones, y se
contó con la ayuda de Pichón rivier padre e hijo para la confección.
Para determinar porque aparece este juego y no otro a una edad
determinada, porque hay niños en los que nunca aparece, y estos
siempre presentan trastornos. Porque no jugar en el momento adecuado
al juego correspondiente al desarrollo acarrea perturbaciones.
Freíd sostuvo que un niño juega no solo para repetir situaciones
placenteras sino también para elaborar las que le resultaron dolorosas o
traumáticas.
El juguete posee muchas de las características de los objetos reales, pero
por su tamaño el niño ejerce dominio sobre ellos porque el adulto se lo
otorga como algo propio y permitido, se trasforma en el instrumento para
e dominio de situaciones penosas difíciles o traumáticas que se le crean
en relación con los objetos reales pero son reemplazables por estos y le
permiten repetir a voluntad las situaciones que le resultaron placenteras
o dolorosas pero que no puede reproducir por si solas en el mundo real.
Al jugar un niño desplaza al exterior sus miedos angustias, y problemas
internos. Repite en el juego todas las situaciones excesivas para su YO
débil y esto le permite hacer activo lo que sufrió pasivamente
El juego de esconderse y aparecer y desaparecer o hacerlo con objetos,
como el de la sabanita, aparece entre los 4 y 6 mese y responde a motivos
psicológicos profundos. Aquí elabora la necesidad de desprenderse de la
relación única con la madre para poder pasar luego a la relación con el
padre, y se establece la triada madre-padre-hijo que es la base de futuras
relaciones del niño con el mundo.
El niño no solo ama, necesita y quiere conservar a sus padres y
hermanos, sino que también los rechaza. Por eso deriva estos afectos y
conflictos a objetos que son su reemplazo y el puede dominar, y así
cumple la necesidad de descarga y elaboración sin hacer peligrar la
relación con sus objetos originarios.
La base de la actividad lúdica y de la capacidad de transferir afectos en
el mundo externo, dependen de La sustitución del objeto originario, por
otros mas numerosos y reemplazables, la distribución de sentimientos en
múltiples objetos y la elaboración de sentimientos de perdida a través de
perdida y recuperación.

El niño trae al nacer la experiencia de que tipo de madre le vendrá al


encuentro. La condición bisexual del niño hace necesaria la pareja padre
y madre para que se logre un desarrollo armónico de la personalidad. Una
maternidad y paternidad buenas permiten superar dificultades inherentes
al desarrollo.
A partir de la concepción la madre siente que se enriquece y el padre se
siente excluido.
Cuando el bebe nace necesita adaptarse muchos intentos de explorar
son la base de su futura actividad de juego.
Desde su nacimiento es capaz de reconocer por la voz y el olfato a la
madre. La vista se desarrolla desde el primer momento.
Es imprescindible que la piel de la madre este en contacto con la del bebe,
un buen contacto físico le permitirá elaborar la perdida... la carencia de
esta relación trae trastornos en el contacto con la realidad.
Entre el tercer y cuarto mes el objeto de amor y odio es la misma persona,
la madre. Comienza su desprendimiento de ella.
A los cuatro meses comienza su actividad lúdica. Comienza a ser capaz
de controlar sus movimientos, los coordina con la vista, se puede sentar
y cambia su relacion con los objetos, puede apoderarse de lo que
necesita tocarlo y llevarlo a la boca. Ese trozo de sabana tras el cual se
esconde representa a la madre.
Jugar a las escondidas es su primera actividad lúdica ny con ella elabora
la angustia del desprendimiento por el duelo del objeto que debe perder.
También juega con sus ojos a cerrarlos y abrirlos, allí tiene o pierde el
mundo.
De su cuerpo salen sonidos los laleos son los primeros intentos de
expresión verbal. Su repetición es un juego vocal. El sonajero que se le
ofrece es el primer instrumento musical. Los sonidos también aparecen y
desaparecen.
El niño experimenta y descubre que al golpear un objeto puede producir
sonidos. Trata de reproducirlos para vencer el miedo. Es algo fuera de su
cuerpo que simboliza a su madre y el lo maneja con su mano... lo chupa,
lo explora, lo muerde, y va reproduciendo experiencias que lo
tranquilizan. Cuando arroja el juguete al suelo espera y exige que se lo
devuelvan, esto simboliza que puede perder y recuperar a su madre.
Entre los cuatro y seis meses a través de sus juegos experimenta que
tanto los objetos como las personas pueden aparecer y desaparecer.
Lora y pide por su madre ha comenzado el proceso de abandonar esta
relación única para aceptar la presencia del padre. Sus tendencias
destructivas aumentan cuando aparece el diente.
La perdida del vinculo ya no le basta con la madre necesita de un tercero:
el padre, pero que este encuentre una forma de comunicarse con el, que
responda a sus pedidos. También es importante que la pareja se una y
ofrezca una fuente de identificación.
El niño ha descubierto que los objetos se juntan y se separan, así como
los fundamentos de su vida mental se construye en el primer año de vida,
también su mundo lúdico se origina en esos primeros juegos de perdida,
recuperación, encuentro, desencuentro.
Segunda mitad del primer año, surge otro interés, introducir objetos en
algo hueco. Con ello se inicia en el conocimiento del amor: entrar en
alguien, recibir alguien, unirse y separarse. Usa todo lo que sirva para
penetrar, de su propio cuerpo y de otros (ojos, orejas)
Luego de hacerlo con las personas lo comienza a hacer con objetos. Todo
sirve para poner y sacar.
Entre los ocho y doce meses se manifiestan las diferencias de sexos. La
niña prefiere depositar objetos en algo hueco y el niño elige juguetes que
sirvan para penetrar. Comienza una exploración de los objetos, amplia su
campo de acción, y al final del primer año se pone de pie lo que le permite
alejarse voluntariamente de los objetos y reencontrarlos
Las heces y la orina el niño ama y teme las sustancias que salen de su
cuerpo, estas están condenadas a desaparecer por las prohibiciones
adultas, y busca en el agua la tierra y la arena los sustitutos permitidos
de las heces y la orina. Luego su vientre fecundo y el de su madre
comienzan a tomar primer plano. Aparecen los tambores, pelotas, globos,
como juguetes preferidos.
El tambor simboliza e vientre materno, al final del primer año busca estos
objetos, una olla y una cuchara de madera o similares. Sirve para
descargas motrices, y el hecho de que sea irrompible facilita la descarga
ya que le demuestra que no se destruye disminuye sus tendencias
destructivas y su culpa.
Además de las muñecas los animales sirven como hijos fantaseados, son
objetos de amor y malos tratos. Ha comenzado el aprendizaje de la
maternidad y paternidad.
Tasas platos ollas, sirven recibir y dar alimento o someter a privaciones a
sus hijo a los 2 años se interesa por los recipientes que sirven para
trasvasar sustancias de un lugar a otro, y con ello la enseñanza del control
de esfínteres.
Desde muy pequeño la imagen que aparece y desaparece ocupa un lugar
en vida mental. A los 2 años descubre como recrearla y retenerla
mediante dibujos y así disminuye la angustia.
Niñas y varones manifiestan rechazo por los juguetes de cuerda. Es mejor
los juguetes sencillos que facilitan la proyección de fantasías.
Varones y niñas juegan a alimentar, alimentarse, evacuar, retener, solo
los adultos proyectan prejuicios sobre las diferencias de los sexos y
rechazan este juego en los varones.
El niño juega a investigar y debe cumplir su experiencia sin que un adulto
interrumpa su actividad, porque puede perturbar la experiencia decisiva.
Alrededor de los tres años los varones juegan con autos, y trenes que lo
empujan a experiencias genitales que sublimada a través del juego. El
garaje sirve como juego de penetración. Las niñas juegan con muñecas
y animales y satisfacen sus necesidades de maternidad y paternidad.
Ya a esta edad el niño que juegue bien y tranquilo con imaginación nos
garantiza salud mental
La vida mental esta poblada de imágenes la imagen es fugitiva y el dibujo
retiene la imagen, esta capacidad de retener objetos en imágenes
inmóviles es una nueva forma de luchar contra la angustia de perdida.
Así aparece el libro.
Después de los tres años están interesados por conocer su cuerpo y el
del otro sexo. La niña dibuja mujeres con formas marcadas y con
adornos, el niño dibuja personajes cargados de revólveres espadas.
Los deseos genitales los juegos sexuales son normales y contribuyen al
buen desarrollo, estos deseos pueden canalizarse a través del juego del
doctor, la enfermera, los novios, etc. Todos sirven para tocar, ver y
mostrarse
Después de los cinco años el varón juega juegos de conquista, de
misterio, de acción. La niña mas tranquilos, juega ala muñeca finge
relaciones sociales, aprende los rasgos femeninos.
La entrada al colegio las letras y los números se convierten en juguetes
para los niños. La curiosidad por el conocimiento, aparecen nuevos
juegos que se combinan capacidades cognitivas con el azar.
El niño realiza el aprendizaje de compartir y competir roles en su grupo
mediante múltiples juegos. Competir significa aniquilar, será necesario un
largo camino hasta que entienda que competir incluye perder o empatar.
todos los niños juegan al tatetí, interponerse entre dos que quieren ser
tres, hasta la resolución del complejo de Edipo, los competidores son
hermanos y se lucha por conseguir la relación ideal con los padres.
En el estanciero se inicia con un juego de azar los actos de generosidad
y avaricia de derroche y ahorro se ejercitan relevando mucho de la
personalidad del jugador y de su forma de relación con el dinero
En las damas y el ajedrez el motor inconsciente del juego es enfrentar a
los padres y entrar al mundo de los adultos y competir con ellos. Ya no
existe el azar sino la habilidad
Hay juego que revelan su significado genital la bolita el balero, el fútbol y
otros de modo más encubierto como la rayuela: entrar y salir.
A los siete u ocho años y hasta la pubertad el cuerpo vuelve a ser el
centro. La mancha, la escondida, juegos de manos y culmina con el
cuarto oscuro, donde la exploración y la búsqueda tienen contenidos
genitales muy evidentes.
Si en el comienzo de su vida el niño paso del juego con su cuerpo al juego
con objetos, ahora ira abandonando estos objetos para orientarse
nuevamente y modo definitivo hacia su cuerpo y el de su pareja
Desprenderse de los juguetes a partir de los 10/11 años los niños buscan
agruparse con su mismo sexo, para compartir experiencias amorosas las
que sustituirán los juegos con juguetes
El niño al nacer trajo la expectativa del tipo de padres que vendrían a su
encuentro. La totalidad de sus experiencias con ellos y con el mundo
determinaran ahora su forma de anhela y recibir un hijo.

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