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LITERATURA Y RELIGIÓN INDOEUROPEAS

¿Cómo podemos llegar a saber algo acerca de la cultura y la religión de este pueblo del que estamos
ocupándonos, del pueblo indoeuropeo? El planteamiento general es: si estamos diciendo que hubo un pueblo que en
algún momento habló esa lengua que reconstruimos, que es el proto-indoeuropeo, al igual que sucede con todos los
pueblos que conocemos hoy en día y que han ido sucediéndose a lo largo de la historia, ese pueblo debió tener una
cultura y, dentro de esa cultura debieron existir unas prácticas religiosas, por lo tanto, nuestra pregunta metodológica es:
“¿Cómo podemos llegar a saber algo acerca de la cultura que tenía ese pueblo indoeuropeo que hablaba la lengua que
reconstruimos como proto-indoeuropeo?”.

No es fácil, porque si ya estamos en un terreno muy especulativo cuando hablamos de la reconstrucción de la


lengua indoeuropea, intentar reconstruir la cultura de ese pueblo, pues va a ser todavía mucho más difícil, pero aún así
se han hecho diferentes aproximaciones, diferentes intentos para poder llegar a saber algo acerca de la cultura
indoeuropea, intentos ya desde el siglo XIX, y uno de los que tenemos que mencionar, porque ha sido muy relevante
desde el punto de vista metodológico, es el método que denominamos “Paleontología lingüística”, cuyo planteamiento
principal es sencillo, es: “Si podemos reconstruir una palabra por comparación entre las diferentes lenguas, la realidad a
la que se refiere esa palabra debía existir en la protolengua”.

Esta aplicación metodológica arranca desde los bajos del siglo XIX, y basicamente el libro fundacional de este
método es el de Pictet, en un trabajo publicado en dos volúmenes en 1859 y 1863, y en el título aparece ya acuñado el
término “paleontología lingüística”. De tal manera que esto es una época de muchísimo optimismo, sin embargo, el
problema que se plantea con la paleontología lingüísitica es, “Si podemos reconstruir la palabra para “rey”, pero ¿qué
clase de rey era?”. El método no nos da esa información que nos gustaría. A parte de estos, en época muy posterior se
han intentado aplicar otros métodos que de manera general, siguiendo la terminología de Campanile, se han llamado
“métodos textuales”, y de forma diferente a lo que supone la paleontología lingüística, que implica necesariamente la
reconstrucción de un lexema, se ha intentado reconstruir rasgos por medio de la comparación de datos iguales, o muy
parecidos que se encuentran en las culturas indoeuropeas antiguas, pero sin necesidad de que haya un lexema común.
Estos métodos se han aplicado bastante a la reconstrucción de la cultura y la religión indoeuropeas.

Para ver algunos ejemplos concretos, aplicando los métodos mencionados, ¿a qué conclusiones podemos
llegar? Una precaución metodológica, primera: Cuando reconstruimos un lexema, necesariamente, la realidad a la que
se refiere ese lexema tuvo que existir en época indoeuropea, pero a la inversa no es verdad, es decir, el hecho de que no
podamos reconstruir la palabra para un determinado objeto, para una determinada realidad no implica que esa realidad
no existiera.

Un ámbito muy trabajado ha sido el de la familia, pues se pueden reconstruir sin demasiada dificultad las
palabras para padre “*patēr”, madre “*mātēr”, hermano “*bhrātēr”, hermana “*swesōr”, la palabra para hija no tiene
demasiados problemas “*dhugh(h)tēr”, pero hay más variedad de nombres para el hijo, aunque “*sunus” es la que
mayor variedad dialectal presenta. Sin embargo, el hecho de que podamos reconstruir las palabras para padre, madre,
hermano, hermana, no nos da información concreta de como era la familia en indoeuropeo.

¿Qué más se ha podido intentar avanzar en este terreno? Pues empezamos a tener datos que empiezan a ser más
significativos, por ejemplo, se puede reconstruir sin demasiada dificultad la palabra para nuera “*snuso-”, la esposa del
hijo, pero no hay posibilidad de reconstrucción para yerno. Otro dato interesante es que la palabra “*nepot-” significa
tanto sobrino como nieto, ¿en qué se parecen? Pues que se trata de una persona separada del abuelo o del tío por dos
grados de parentesco, hay que fijarse en que el latín tiene la contrapartida de la relación existente entre los términos para
abuelo “auus”, y el tío materno “auunculus”. Se pueden reconstruir los términos para suegra “*swekrūs” y suegro
“*swekuros”. También tienen una cierta extensión dialectal los términos para cuñado “*daiwēr”, y cuñada “*glō(u)s-”,
y también se puede reconstruir la palabra para viuda “*widedhwā”. Entonces, integrando estos datos y poniéndolos en
común con lo que sabemos de las estructuras familiares por los estudios de antropología, de historia cultural y de
arqueología, y ver como encajan esos datos indoeuropeos con el resto de los datos que nos aportan otras ciencias.

Bueno, pues por estos datos y algunos más se suele entender habitualmente que la familia indoeuropea era de
carácter patriarcal, con matrimonios exógenos y eso explica que existan los términos para suegro y suegra, cuñado y
cuñada, se da lo que en antropología se llama “patrilocalidad”, es decir, era la mujer la que se marchaba a vivir con el
marido, y además parece que el tipo de familia indoeuropea no era el tipo de familia nuclear restringida, como hoy día,
sino que era un tipo de familia más extensa. Este es el tipo de aproximación que podemos hacer, curiosamente no es
posible reconstruir el término lingüístico para familia.

Otro ámbito, por ejemplo, las estructuras sociales, hay varios términos para referirse a lo que podemos
denominar estructuras organizativas superiores a la familia, es difícil precisar la relación que existe entre los términos
*dem-/*dom-, *treb-, *woik-. Primero, *dem-, *dom- parece ser que se refiere a la palabra para casa, mientras que las
otras dos, parece ser que significan aldea.

Parece que había un jefe de cada uno de estos determinados niveles, designado con un compuesto de la palabra
*poti-, que significa “señor”. También podemos especular con que las relaciones entre las diferentes familias con otras
familias diferentes debían venir dadas por relaciones de hospitalidad, podemos reconstruir la palabra para huésped en
indoeuropeo “ghostis”. Para la designación del pueblo, muy probablemente se usaba la forma “*teutā”.

Aunque se ha asumido que el pueblo indoeuropeo era belicoso, no tenemos evidencia léxica para defender
esto, pero el término “*koryo-”, quizá sirviera para referirse al ejército. Quizás un aspecto mucho más interesante es el
de la tecnología, porque está muy íntimamente vinculado a la cronología que se puede asignar a la protocultura. Parece
que en el ámbito de lo que se refiere a los vestidos podemos reconstruir la palabra para lana “*hwḷ-n-”, y el verbo que
significa tejer “*webh-”. La palabra para nave “*nau-”, esto implica una cierta familiaridad con técnicas de navegación.
Un elemento importante, el conocimiento de la rueda “*kwekwlos”, aunque en algunas lenguas no significa rueda, sino
carro. Para el indoeuropeo se puede reconstruir la palabra para perro “*kun-”, caballo “*ekwos”, oveja “*owis”, además
de la palabra “*peku-” que significaba ganado y a partir de ahí significa también riqueza.

Luego, por mencionar algo del ámbito de la religión, pues tambiuén se han llevado a cabo, desde el siglo XIX,
intentos de reconstrucción léxica, porque sólo se podía reconstruir un nombre de un dios “*dyēus”, el jefe del panteón
indoeuropeo, pero a partir de ahí, poco más es lo que se puede reconstruir. Hay algunos nombres de fenómenos
naturales divinizados como el Sol, y la Aurora, podemos reconstruir también el nombre para dios “*deiwos” y, al igual
que el nombre del jefe supremo del panteón, pues deriva de una forma con alternancias *dieh 1u-, *deih1u-, *dih1u-, que
parece ser que es el de día o cielo diurno.

Pero frente a eso, en el ámbito de la religión se han desarrollado mucho más los métodos textuales. Hay que
mencionar una de las teorías que más importancia ha tenido en los estudios de religión indoeuropea, que es la teoría
trifuncional de Dumézil, en la que a partir del análisis de distintos relatos y tradiciones indoeuropeas, Dumézil llega a
formular que en el ámbito indoeuropeo existe la diferenciación ideológica entre lo que él denomina tres funciones. La
función soberana, la función guerrera y la tercera tiene que ver con el ámbito de las relaciones sexuales y la riqueza. El
propio Dumézil señaló una serie de requisitos metodológicos que deben cumplirse para que pueda darse un análisis de
este tipo, los elementos deben ser distintos, tienen que ser solidarios, tienen que ser homogéneos y, además el análisis
trifuncional ha de ser exhaustivo.

De manera similar se ha operado en el ámbito de la literatura indoeuropea, donde Kuhn estudió la fórmula que
significa “gloria imperecedera” en las dos tradiciones más antiguas, la griega y la india. Pero aquí “ha de ser coherente
la reconstrucción que hagamos con lo que sabemos de la cultura indoeuropea”, como decía Villar muy acertadamente.
Estos elementos que reconstruimos tienen que estar aislados dentro de la propia cultura en la que se manifiestan, y
luego podemos aplicar criterios que se han aplicado en lingüística como el de las áreas marginales.

Aparte de la lengua formular, se ha querido poner también como elemento de la poética, la llamada
Ringkoposition, es decir, un elemento que aparece al principio y vuelve a aparecer al final, cerrando el poema,
elementos de repetición, etc., y la literatura, muy unida a la religión, porque el relato que podemos comparar son
narraciones mitológicas.

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