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El sistema matrimonial.

Elementos

Este tema busca dar a conocer a las parejas todos los elementos de su relación
matrimonial y la forma como esto actúa sobre la misma y sobre cada uno de
ustedes.
Es común escuchar comentarios entre la gente, respecto del matrimonio y hasta
chistes de mal gusto. Los casados no debemos participar de estos comentarios,
porque estaríamos aceptando, que la institución matrimonial, es un fraude, un
error, o que no se le debe recomendar a nadie. Bueno cada quien habla de cómo
le fue en los toros. Pero, no podemos meter todos los huevos en el mismo
canasto. Si realmente afrontamos un compromiso de matrimonio, lo hicimos a
gusto y como expresión de nuestra libertad individual, salvo aquellos que lo
hicieron por un interés mezquino, cómo: Poder, dinero, sexo, sobresalir
socialmente, Etc.

Responder a los compromisos es de personas responsables y el matrimonio no


queda excluido. Si os encontráis con dificultades, pues, debéis asumir las
soluciones inteligentemente y afrontar los riesgos que implica solucionarlas, no
propiamente divorciándose, excepto, si definitivamente las condiciones y
circunstancias que involucran la relación, acusan causales legales, morales, éticas
que obliguen a tal decisión. La mala comunicación entonces, no sería
suficientemente fuerte para tomar tal salida.
Entonces solemos formarnos una mala imagen del matrimonio antes de vivirlo,
debido a toda la información que recibe de familiares, amigos, medios de
información y el medio en general.

Una de las creencias más difundidas, diría como expresión del machismo o
culturas que aprueban esto, es la del rol o papel patriarcal, donde el hombre es
quién gobierna, manda o administra la familia. Esta es una imagen que nos viene
de los antepasados.

Otra creencia, con menos difusión, es el papel matriarcal que cumple la mujer,
sobre la casa, los hijos, es decir, la que gobierna, manda o administra la economía
y el hombre solamente es un proveedor. Grave error, porque se está restando
participación a uno de los dos, en las obligaciones y responsabilidades
compartidas del matrimonio.

La imagen que muchos llegan a tener del matrimonio, la pueden haber adquirido
en su hogar o de sus familiares, durante su infancia. Todos tendemos a pensar
que de la forma como fuimos educados es la forma correcta de estructurar un
hogar, pero el problema aparece cuando al matrimonio llegan dos personas con el
mismo pensamiento pero imágenes diferentes.
La mayoría de nosotros cuando nos casamos estábamos convencidos, de que
después de casados, seguiríamos viviendo como cuando éramos solteros.
Algunos llegaban a pensar un poco más allá, y creían que si algo no les gustaba
de su pareja, simplemente lo cambiarán. Muy pocos llegaron a darse cuenta antes
de casarse, que después de hacerlo, su vida cambiaría y en algunos casos
radicalmente. Al punto de creer que: “Es más fácil morir por la mujer amada, que
vivir con ella”. O viceversa. “Es más fácil morir por el hombre amado, que vivir con
él” Esta forma de prejuicio para con el matrimonio, nos lleva a un desconocimiento
de los valores, gustos y preferencias de nuestra pareja.

No entendemos que es imposible cambiar al otro. Nadie cambia a nadie. Ni la


fuerza del amor lo consigue. Cada uno cambia por sí mismo, es una decisión muy
personal de hacerlo, motivado por el amor por sí mismo, porque quiere ser un
mejor ser humano. Y desea de paso otorgarle ese beneficio a su pareja.

Tener una falsa imagen del matrimonio, nos lleva en un comienzo a vivirlo sin un
pacto o acuerdo, en el peor de los casos, o a concebirlo de forma tácita,
acomodándonos, por lo cual, muchas veces no somos conscientes del
compromiso.

Un sistema matrimonial bien establecido, no es algo inmutable y rígido, sino todo


lo contrario, abierto al cambio, dinámico y en formación y revisión permanente. El
matrimonio se comporta como un sistema.

El sistema se conforma con los aportes de cada uno de los esposos, nunca con
los de uno solo de ellos. La intensidad de los aportes de cada uno, debe estar en
equilibrio para el mantenimiento del sistema.

Cualquier cosa que afecte una parte del sistema, tendrá repercusiones en todo él.
Como unidad matrimonial, el sistema obliga a que sea sostenido por participación
equitativa, sí se utiliza otro tipo de actitud cómo, la competencia, dominación u
otro, el sistema tarde o temprano se rompe.

Los sistemas matrimoniales más sólidos, son aquellos cuyos acuerdos son
elaborados en forma consciente y concreta, y no los que son dejados al azar.

Algo que puede ayudar a la elaboración del acuerdo matrimonial, es el crear las
condiciones necesarias para apoyar al otro, por si requiere cambiar esas actitudes
que deterioran la relación. Debe quedar claro que esto ocurre siempre y cuando
personalmente se tome la decisión de cambio, no son admisibles las presiones o
chantajes. Si acepto mis errores, también tendré la fuerza para convenir en un
cambio. Cuando nos ayudan a identificar estas debilidades, nuestra respuesta no
debe ser la de un ego herido, sino de un reconocimiento humilde de nuestras
fallas.

Los elementos que conforman el sistema matrimonial.


Son entre otros los siguientes:
La educación y formación de cada cónyuge. Conformado por el marco de
referencia. Ésta es aportada a la relación y como los demás elementos es
diferente en uno y otro.
Las familias de origen.
El nivel cultural.
La religión y su nivel de compromiso con ella.
Las aficiones de cada uno (o los vicios).
El trabajo o profesión de cada uno.
El estrato económico, con sus posesiones personales.
Planes y metas personales, antes del matrimonio.
Su disposición para el compromiso.
Las expectativas que cada uno tiene sobre lo que es el matrimonio.

En la mayor parte de los matrimonios ambos llegan sin conocer los elementos que
el otro aportará a su relación, de una manera completa.
Tiene una visión parcial de estos.
El desconocimiento de estos elementos por parte de cada uno, lleva a la pareja a
dificultades y enfrentamientos. Ya casados, se tiene una percepción más cierta de
esos aportes a la relación y nos damos cuenta que algunos chocan con nuestros
criterios, sentimientos o emociones, por tanto, protestamos y entramos en
conflicto.
La mayoría de nosotros no éramos conscientes de como se conformaba un
matrimonio, mucho menos, cuanto debíamos aceptar de nuestra pareja, y su
marco de referencia diferente al nuestro.
En principio creíamos que podíamos cambiar la situación, pero más tarde que
temprano, nos dimos cuenta que era una lucha sin tregua y quizá sin solución.
Acá podemos ver que nos dicen las escrituras sobre el tema. Lucas 6:37-42
“No juzguéis, y no seréis juzgados: no condenéis, y no seréis condenados:
perdonad, y seréis perdonados.
Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida, y rebosando darán en
vuestro seno: porque con la misma medida que midiereis, os será vuelto á medir.
Y les decía una parábola: ¿Puede el ciego guiar al ciego? ¿No caerán ambos en
el hoyo?
El discípulo no es sobre su maestro; mas cualquiera que fuere como el maestro,
será perfecto.
¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y la viga que está en tu
propio ojo no consideras?
¿O cómo puedes decir á tu hermano: Hermano, deja, echaré fuera la paja que
está en tu ojo, no mirando tú la viga, que está en tu ojo? Hipócrita, echa primero
fuera de tu ojo la viga, y entonces verás bien para sacar la paja que está en el ojo
de tu hermano”.
Si hacemos una reflexión a fondo en cada versículo, nos damos cuenta que
exigimos mucho más de lo que damos.
Para finalizar, debemos dejar sentado que el sistema matrimonial, no es algo
estático, éste, está en permanente evolución, y nosotros que somos quienes lo
conformamos igual.
Esta es una invitación a reflexionar de qué manera pueden identificar sus
fortalezas y debilidades, de qué manera se quieren vincular al nuevo matrimonio,
que desean implementar a fin de conseguir cambios que aporten un clima de
bienestar a su vida de pareja.
Seguido encontraran su cuestionario para trabajar aspectos relacionados con este
bloque.

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