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LA CONSTRUCCIÓN DE LA REALIDAD SOCIAL / JOHN R.

SEARLE
CAPÍTULO I: LAS PIEDRAS ANGULARES DE LA REALIDAD SOCIAL

La carga metafísica de la realidad social:


Problema: hay porciones del mundo real, hechos objeticos en el mundo que son hechos sólo
merced al acuerdo humano.

 Hay cosas que existen sólo porque creemos que existen (dinero, matrimonio, etc.)
 En lo anterior hay hechos objetivos: no dependen de preferencias, valores o actitudes
morales (el papel que tengo en el bolsillo es un billete de x dólares)
 Hay hechos completamente independientes de la opinión humana (el átomo de
hidrógeno tiene un electrón)

Los primeros son también llamados hechos institucionales diferenciándose de los demás
pues requieren una institución humana (para que el papel valga x dólares se requiere que
exista la institución del dinero). Por el contrario, los hechos brutos no requieren para existir
instituciones humanas. Para enunciarlos es requerida la institución del lenguaje, pero el
hecho enunciado debe ser distinguido del enunciado mismo. ¿Cómo son posibles los
hechos institucionales y cuál es exactamente su estructura? El lenguaje de la ciencia
(física-química) no es adecuado para definir los hechos sociales: restaurante, camarero, silla,
etc. Toda dicha realidad está sujeta a miles de regulaciones que obviamos

La estructura invisible de la realidad social


La realidad social se nos presenta, aparentemente como invisible, de tal forma que nadie se
sienta a reparar al respecto de las convenciones sociales que permiten dar valores imaginarios
a objetos concretos (como el caso del dinero). Resulta, aun, más difícil poder observar los
objetos de forma natural sin su función social, lo cual lleva un grado alto de abstracción (nos
es imposible ver un billete como un pedazo de papel).

La realidad social es creada por los hombres para sus propósitos y resulta tan inteligible como
los propósitos mismos, sin embargo, cuando los propósitos desaparecen queda una tarea más
difícil: identificar cosas en términos de sus rasgos intrínsecos sin hacer referencia a nuestros
objetivos ¿Cuál es la metodología para describir la estructura de la realidad social?

Ontología fundamental
Dado que la investigación sobre la realidad social es ontológica, es decir, se pregunta por el
modo de ser de los hechos sociales (en cuanto que existen) se requiere una idea del modo en
el cual la realidad social interactúa con las otras cosas que existen.
El resto de las cosas que existen derivan de las ciencias naturales, de las cuales, si bien
muchos postulados no tienen la firmeza necesaria, dos de ellos han son innegables y sostienen
la realidad física: la teoría de la materia y la teoría biológica evolucionaria. Para la
primera, el mundo consiste en entidades que describimos como partículas, esas partículas
existen en campos de fuerza y están organizadas en sistemas. La segunda plantea que los
sistemas vivos evolucionan a través de la selección natural y algunos de ellos han generado
ciertas estructuras celulares (sistemas nerviosos) capaces de sostener la conciencia. La
conciencia, física, conlleva una intencionalidad (que no es física): representar objetos y
estados de cosas distintos de uno mismo. Ese es el esqueleto de nuestra ontología. ¿Cómo
dar cuenta de la existencia de hechos sociales en esa ontología?
La objetividad y nuestra visión contemporánea del mundo
Las distinciones entre objetivo y subjetivo dependen de dos de sus sentidos: el epistémico,
en el cual objetivo y subjetivo son predicados de juicio, consistiendo en una distinción de
grado (más o menos, pese a que el hecho exista de forma independiente al más o al menos).
Por su parte, en un sentido ontológico lo objetivo y subjetivo son predicados de entidades y
tipos de entidades, e imputan modos de existencia: los dolores son entidades subjetivas pues
dependen de un sujeto que siente, mientras que la montaña es ontológicamente objetiva. Hay
hechos epistémicamente subjetivos y ontológicamente objetivos como la jerarquía de
belleza de dos montañas y epistémicamente objetivos y ontológicamente subjetivos como
“ahora tengo dolor de espalda” pues la epistémicamente no es necesaria la opinión para la
existencia de una entidad, que en este caso es subjetiva (el dolor).

La distinción entre rasgos del mundo intrínsecos y rasgos del mundo relativos al
observador
En parágrafos anteriores se habló de la relación entre cuerpo y mente, no acudiendo a una
distinción entre ellas para enlazar la realidad social con el resto de cosas. Así, se pretende
argumentar que la cultura se crea a partir de la naturaleza. Así, se puede estructurar en grados:

1. La mera existencia de algo físico no depende de mi actitud frente a él.


2. Posee rasgos intrínsecos que no dependen de las actitudes de los observadores.
3. Posee rasgos que existen sólo por las actitudes de los observadores.
4. Algunos rasgos ontológicamente subjetivos (rasgos relativos al observador) son
epistémicamente objetivos (esto es un destornillador)
5. Ser un destornillador es relativo al observador, pero los rasgos de los observadores
que permiten crear tales rasgos relativos del mundo, son intrínsecos a los observadores:
Ejemplo, Los colores son intrínsecos a los hombres, pues la refracción diferencial de la luz
al reflejarse sobre superficies no depende de los objetos sino de los ojos humanos. Así, no
siempre es obvio que un rasgo sea intrínseco al objeto, puede ser siempre relativo al
observador.
En resumen, hay rasgos intrínsecos (la masa, composición química, etc.) así como también
hay rasgos que sólo dependen de la intencionalidad del observador: cuando describo cierto
objeto como un destornillador lo estoy determinando bajo un rasgo relativo al observador y
al usuario. Es un destornillador sólo porque la gente lo uso como uno. Es un rasgo
epistémicamente objetivo pero al sólo existir para ciertos observadores, es un rasgo
ontológicamente subjetivo.

La asignación de función
El objetivo presente es dar cuenta de una realidad social en el marco de la ontología científica
global, para lo cual se requieren tres elementos: la asignación de una función, la
intencionalidad colectiva y las reglas constitutivas.

La primera pieza, la asignación de función, consiste en imponer funciones a los objetos, tanto
a los objetos naturales, cuanto a aquellos especialmente creados para ejecutar funciones
asignadas (sillas, mesas, calles). Así mismo, podemos asignar funciones a fenómenos
naturales (ríos, árboles) y juzgarlos de buenos o malos dependiendo del virtuosismo con que
nos sirvan (este río es bueno para nadar). Las funciones nunca son intrínsecas sino
relativas al observador.
La biología suele hablar de funciones naturales, las cuales, contrario a esto, no son intrínsecas
a la naturaleza. La naturaleza ignora por completo las funciones. Ahora, es intrínseco a la
naturaleza que el corazón bombee sangre, pero decir que la función del corazón es bombear
sangre, estamos hablando más allá de las cosas, disponiendo los hechos a un sistema de
valores, asignando teleologías al proceso. Lo anterior es revelado por un complejo léxico de
éxitos y fracasos asignados a las cosas: disfunciones, cardiopatías y corazones mejores o
peores. Descubrimos funciones en la naturaleza, sin embargo, el descubrir una función lo
hacemos dentro de un conjunto de asignaciones de valor (por ejemplo, los valores que
consideramos son la vida, la supervivencia, la reproducción y la salud). No hay hechos
funcionales intrínsecos a la naturaleza, sino hechos causales. Así, uno de los mayores
avances de Darwin fue eliminar las funciones en su idea de selección natural y evolución, a
las cual agrega una variable de gran importancia: el azar, la fuerza ciega, bruta y natural.

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