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Historia VII

Nombre: Brenda Cedillo Martínez


Profesor: Juan Sánchez Zermeño

Sobre el sufrimiento o dolor en Schopenhauer.

Más en la médula de esta alegría


no ocurre nada, no
sólo un cándido sueño que recorre
las estaciones todas de su ruta
tan amorosamente.
(…) Porque el hombre descubre en sus silencios
que su hermoso lenguaje se le agosta
en el minuto mismo del quebranto.
-José Gorostiza, Muerte sin fin.

Introducción
Para Schopenhauer, la vida es como una moneda con dos caras: placer y dolor. De las cuales
el dolor o sufrimiento es lo que más atañe nuestro paso por el mundo. Los momentos de
placer o felicidad son espontáneos, y a pesar de su brillo suelen ser opacados por los dolores
del mundo.

Como veremos en el presente texto, parte de su filosofía nos habla sobre lo que significa
sufrir. Schopenhauer nos brinda un pensamiento cargado de un contenido esencial para la
vida, pues el sufrimiento que tenemos en ella se advierte como un acto perenne que
caracteriza vivir, dado el continuo deseo que tenemos en nosotros; desde cosas tan nimias a
cosas más grandes que después de todo, nos crean un sufrimiento en distintas escalas.

Dicho lo anterior, comenzaré con una exposición en donde ahondaré un poco más en la
concepción de lo que es existir como humano y el papel de este en el mundo, donde
hablaremos de la voluntad y el deseo.

Seguido de esto, continuaremos con incidir en la caracterización del dolor o sufrimiento y


por qué es tan importante para Schopenhauer. De este modo, mostraré que, para el filósofo
no era algo negativo en realidad, sino un estado casi natural en las personas, por el hecho de
desear. Esto sin olvidar mencionar su influencia por la filosofía budista, para brindarnos una
salida a este vivir como Sísifo. Sin embargo, sólo en el presente ensayo se hará alusión a ésta
influencia. Considero prudente mencionar que no es la finalidad total del texto, pues ésta
influencia y relación con Schopenhauer es un tema que debe tratarse en solitario.

El tema del dolor o el pesimismo en éste filósofo, a pesar de que existe mucha papelería y
escritos sobre esto, es un tema controversial para cualquier persona que comienza a conocerlo
pues, se enfrenta no sólo al sentido de su vida, sino al de la existencia de la humanidad. Algo
que, por cierto, Schopenhauer valoraba de las artes, pues logran conectar con el vacío o
tragedia que es la vida para muchos. Commented [JFCS1]: Esto es muy cierto, pero creo que
deberías explicarlo mucho más en esta parte de la
introducción, sino queda como muy atropellado.
I. Voluntad y deseo

Todo el tiempo consideramos que el mundo es el culpable de nuestros dolores o fracasos: “es
que el mundo cambia”, “es que el mundo x, y, z…”. Sin embargo, Schopenhauer nos enseña
que en realidad ése fracaso es de la razón, pues la vida la contradice todo el tiempo, porque
el mundo naturalmente es absurdo, irracional. En ése sentido, el problema no es de la vida,
sino de la razón humana que busca aprehender algo imposible de aprehender. Suponiendo
sus grandes teorías científicas, religiosas o metafísicas. Commented [JFCS2]: Totalmente Cierto, Maestra Benda
😊
Schopenhauer nos muestra su fracaso, al advertir que la razón no es autónoma, sino que está
regida por algo aún mayor: la voluntad. Es decir, por la pasión del sujeto. La cual sólo es
posible conocerla a través de nuestros actos, no puede ser explicada pues ésta se vislumbra o
expresa en momentos determinados, puesto que son las proyecciones de nuestros deseos. Así
que, no hay visión objetiva, sino que siempre tenemos una voluntad detrás, una visión
interesada.

El intelecto en los humanos, es sólo la ampliación de la de los animales; de tal modo que,
sólo es sirviente de una voluntad individual; la consciencia entonces, sería algo que se
encuentra en un nivel muy superficial de aquello que la voluntad desea a partir de ciertos
motivos que se crean en el intelecto.

El estado primitivo y natural es la inconsciencia y ella es también la raíz de donde


nace como suprema floración la conciencia, por lo cual también en ella predomina1.

1
Schopenhauer, MVR, II, C.XV
Dicho lo anterior, tenemos el intelecto en un plano secundario, el organismo sería el primario,
pues es la manifestación de la voluntad. Es decir, el intelecto es fenómeno y la voluntad, cosa
en sí, la cual está apegada a la vida. De este modo, el intelecto le sirve a la voluntad y no al
revés a pesar de que en el intelecto se gesten los motivos.

Pero ¿cómo se mueve la voluntad?, ésta es un perpetuo fluir, siempre está en devenir, pues
la voluntad está deseando todo el tiempo, pero nunca se satisface. Ella es deseo, es tendencia
pero que no obedece a ninguna necesidad. La voluntad conoce lo deseado, pero siempre a
manera particular, no en general, así que nunca tiene una finalidad última.

Dicho lo anterior, podemos ver que la voluntad parece ser aquello que nos maneja, que obra
en nosotros sin nosotros y también a pesar de nosotros2. Nos mueve, pero eso no significa
que no podamos dejar de ser sus marionetas, aunque sólo sea posible para algunas personas
capaces de liberarse del deseo (esto lo plantearé mejor más adelante).

Nuestro filósofo encuentra que ella se revela confusa o imposible de concebir en realidad.
Así, la voluntad y el deseo, parecen ser motores de la vida humana, los cuales no se pueden
difuminar.

Por otro lado, el mundo no es un producto de la razón –en contraste con Hegel, su
contemporáneo tan influyente-, sino que es esencialmente irracional por ser fruto de una
voluntad ciega, que lo usa como instrumento. En ése sentido, el mundo es impensable, está
en el nivel de lo que es indecible, que se escapa de nuestra visión interesada.

Expuesto todo lo anterior, podemos ver que nuestro filósofo sostiene una postura
particularmente realista de la humanidad: las personas desean, quieren todo el tiempo cosas,
desde querer un café a querer vivir más, porque sentimos que nos hace falta cosas, porque
necesitamos satisfacer no sólo asuntos fisiológicos. Mientras estemos vivos pasaremos
siempre por el deseo de querer.

Sufrimos y reímos. La satisfacción o insatisfacción nos lleva como círculo vicioso al dolor.
Somos contingentes y carentes, inacabados.

2
Philonenko, Schopenhauer. Una filosofía de la tragedia, §50, 284 pp.
II. El placer y el dolor

Como mencioné, somos carentes y por eso deseamos cosas todo el tiempo, que
aparentemente nos llevan todas al dolor. Si pudiéramos satisfacer todos nuestros deseos nos
llevaría al hastío, y como sabemos, la insatisfacción de ellos a la frustración. La vida no
admite felicidad verdadera; es fundamentalmente un sufrimiento con aspectos diversos, un
estado de desgracia radical. (pie de página no.187). Somos seres que estamos navegando en
el mar del dolor con pequeños brotes de placer.

La esencia moral del mundo es la insatisfacción. (§51, 288p)

Como habíamos mencionado, la voluntad nunca se satisface y siempre quiere realizarse, lo


cual nos provoca dolor, de ahí que vivamos con él toda nuestra existencia. Desear es sufrir
por una carencia de ser.

Todo en el mundo, incluyendo animales, tienden a un deseo de ser. Sin embargo, el humano
por ser consciente de este estado y de tener una mayor tendencia al error, es el que puede Commented [JFCS3]: ¿Mayor tendencia el Error?
¿podrías exlicarlo más?
vivir con angustia y atormentado. El dolor florece y es más vivo que nunca en nosotros. Esta
es la enseñanza metafísica que nos brinda Schopenhauer.

Tanto el placer como el dolor, son afecciones de la voluntad, siendo parte de esta realidad
esencial de aquello que no es representación, sino que es el mundo. El dolor, es el fondo de
la vida.

Sin embargo, es necesario resaltar que el dolor y la alegría o placer, no son motivados por las
circunstancias que pintan al mundo, sino que también el intelecto pensamiento juega un
papel. No puede existir tormento alguno, sin la clara percepción de la conciencia.3

Así pues, es a medida que el conocimiento se esclarece, que la conciencia se eleva, la


desgracia va también creciendo; su más alto grado lo alcanza en el hombre, y aún ahí se
eleva tanto más cuanto que el individuo tenga la vista más clara, que sea más inteligente: es
el genio el que sufre más. (cita Schopi, en 180)

La conciencia y las afecciones a la voluntad, van de la mano.

3
Schopenhauer, Los dolores del mundo, 72 pp.
El placer es sólo la ausencia del dolor. No hay más complejidad; en cambio cuando hablamos
del dolor es más complejo, porque es hablar de vivir. Schopenhauer se queja mucho sobre
los que señalan al dolor negativamente, pues considera que el dolor es positivo, ya que es lo
que nos hace sentir que vivimos, incluso lo que nos hace valorar momentos de placer.

Si no tuviéramos afecciones como el dolor, no nos preguntaríamos cosas sobre nuestra vida.

Bibliografía:
*El sufrimiento siendo algo que no pertenece al mundo, pero que el mundo enciende en
nosotros, pues el ego es aquél que percibe dolor o placer. La “conciencia mejor” es la forma
de existencia, en la cual no somos esclavos de nuestras pasiones (intereses, deseos), alcanzar
una cierta autonomía y evitar el egoísmo. Somos presos de nuestra circunstancia.

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