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ARISTOTELES

INTRODUCCIÓN

Nacido en Estagira hacia el 384 a.c., hijo de Nicómaco, médico del rey de Macedonia, tras quedar huérfano
ingresa contando diecisiete años en la Escuela filosófica fundada por Platón en Atenas, la Academia,
donde permaneció por espacio de veinte años. Al morir Platón y recaer la dirección de la Academia en el
sobrino de éste, Espeusipo, decide viajar a Assos. Allí, otros dos discípulos de Platón, Erasto y Corisco,
ayudados por el tirano Hermias, habían fundado una comunidad filosófico-política. En Assos, dedicado al
estudio y la docencia, comenzó a sistematizar su doctrina tomando como interlocutores a los
presocráticos y a Platón.

En el año 342 fue llamado por Filipo de Macedonia para que se ocupara de la educación de su hijo
Alejandro (Alejandro Magno). Tarea que lleva a cabo hasta que éste sube al trono en el año 336.
Aristóteles vuelve entonces a Atenas donde poco después funda su propia escuela, El Liceo.

El tema central de su pensamiento es lograr el conocimiento de la Naturaleza (physis) entendida como un


cosmos ordenado y del camino que el hombre debe seguir en ella para alcanzar su felicidad.

LA METAFÍSICA

"Todos los hombres tienen por naturaleza el deseo de saber". Con estas palabras se inicia el libro primero
de la Metafísica de Aristóteles. Ese deseo de saber culmina en la adquisición de la sabiduría que consiste,
para Aristóteles, en el conocimiento de las causas y los principios del ser.

La metafísica aristotélica se elabora en buena medida como reacción a la teoría de las Ideas de Platón.
Aristóteles considera que la teoría de las Ideas es imposible, ya que establece una separación entre la
sustancia (la cosa) y aquello por lo que una sustancia es, su forma o esencia (la Idea). ¿Cómo es posible
que la esencia no resida en el objeto, sino fuera de él? Aristóteles insistirá en sus carencias con el
argumento del "tercer hombre": si el hombre es el resultado de la imitación de la Idea de hombre, y tal
Idea es entendida como una entidad de carácter individual, ¿A qué otra realidad imita la Idea de hombre?
Debe existir un tercer modelo de hombre para explicar la similitud entre el hombre concreto y la Idea de
hombre. De ese modo encadenaríamos hasta el infinito la exigencia de un modelo del modelo, lo que nos
llevaría al absurdo.

En esta crítica aristotélica a la teoría de las Ideas se vislumbran ya los fundamentos de su propia
metafísica: ante la imposibilidad de que Ideas expliquen coherentemente la causa de lo real propondrá la
teoría de las cuatro causas del ser; y ante la irrealidad de las Ideas, propondrá su teoría de la sustancia. La
inconsistencia de la explicación platónica del cambio, por lo demás, le llevará a proponer la distinción
entre ser en acto y ser en potencia.

1. LA TEORÍA DE LAS CUATRO CAUSAS

En el libro I de la Metafísica, luego de haber identificado el verdadero saber con el conocimiento de las
causas del ser, Aristóteles nos presenta las cuatro causas: “La primera es la esencia, la forma propia de
cada cosa, porque lo que hace que una cosa sea, está toda entera en la noción de aquello que ella es;
y la razón de ser primera es, por tanto, una causa y un principio. La segunda es la materia, el sujeto; la
tercera el principio del movimiento; la cuarta, que corresponde a la precedente, es la causa final de las
otras, el bien, porque el bien es el fin de toda producción." Los presocráticos se habían ocupado
fundamentalmente de la causa material, al buscar el arjé o primer principio material del que procede
toda la realidad. Anaxágoras, veía en el Nous la causa eficiente para explicar el devenir de la realidad.
Platón tratará la causa formal, representada por las Ideas. Pero ningún filósofo hasta Aristóteles trató
explícitamente la causa final: la finalidad del cosmos y de sus individuos.

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2. LA TEORÍA DE LA SUSTANCIA

Hay 10 formas/categorías del “ser”: la sustancia y 9 accidentes. El ser se dice de muchas maneras (10),
pero fundamentalmente como sustancia, es decir, como el individuo particular (gato). Las otras formas
de ser se dan necesariamente en la sustancia, y Aristóteles las llama accidentes y constituyen las
categorías del ser: cantidad, cualidad, relación, lugar, tiempo, posición, estado, acción y pasión.

3. LA TEORÍA HILEMÓRFICA

La sustancia (el individuo) es para Aristóteles un compuesto de materia (hyle) y forma (morphé), que
es indisoluble; no es posible separar realmente una de la otra; sólo el entendimiento puede pensarlas
como realidades distintas y separadas.

 Respecto a la materia, Aristóteles nos habla de una materia próxima (escháte hyle) - la sustancia de
la que están hechas las cosas; y de una materia remota o materia prima (próte hyle) - aquel sustrato
último de la realidad, absolutamente incognoscible para nosotros ya que está desprovisto de toda
forma y, por lo tanto, de toda cualidad.
 La forma, por el contrario, representa no solamente la esencia de cada ser, sino también su
naturaleza (principio de cambio y movimiento); dado que la materia es incognoscible, conoceremos
las sustancias por su forma, es decir, por lo que hay en ellas de universal y no de particular.

Según la primera explicación del cambio, basada en esta noción de sustancia, todo cambio supone la
pérdida de una forma y la adquisición de otra, que se da siempre en un sustrato.

4. SER EN ACTO Y SER EN POTENCIA

Para poder explicar el cambio Aristóteles necesitará recurrir no sólo a la teoría de la sustancia, que le
permite distinguir la forma de la materia, sino además a otra estructura metafísica, la que permite
distinguir dos nuevas formas de ser: el ser en acto y el ser en potencia.

 Por ser en acto entiende la sustancia tal como en un momento determinado se nos presenta y la
conocemos;
 Por ser en potencia entiende el conjunto de capacidades o posibilidades de la sustancia para llegar
a ser algo distinto de lo que actualmente es.

Que la potencia representa una cierta forma de no-ser relativo se comprende mejor con la noción de
privación: que una sustancia tenga una determinada capacidad, o potencialidad, significa simplemente
que actualmente está privada de esa forma de ser. Según esto, formula la segunda explicación del
cambio: la forma nueva que adquiere la sustancia representa la actualización de una potencia o
capacidad de ser.

COSMOLOGÍA

Esta Metafísica fundamenta la Física y la Cosmología aristotélicas: establece una tajante separación entre
las cosas celestes del mundo supralunar, hechas de éter, eternas y en movimiento uniforme circular,
siempre igual a sí mismo- y las cosas sensibles sublunares, hechas de los cuatro elementos corruptibles
(tierra, agua, aire y fuego), fugaces y perecederos. Todo movimiento producido en el mundo sublunar
depende del movimiento de la esfera de la Luna, que a su vez depende del movimiento de esferas de los
otros astros y, en último término, del de la esfera última, la de las estrellas fijas.

En el libro XII de la Metafísica, afirma Aristóteles que el automovimiento es imposible, por lo que (por el
“argumento del tercer hombre”) hará falta postular algo fuera de la esfera última que la mueva. Pero

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fuera del universo no hay materia, y sin materia no hay cambio. Luego ese algo será inmóvil y moverá sin
moverse: un primer motor inmóvil (”Dios”), que será forma pura, sin mezcla de materia y, por tanto, acto
puro, sin mezcla de potencia. Sólo podrá mover como causa final (y no eficiente – no creador), como meta
u objetivo, como para qué o tendencia. Y puesto que la forma y el acto son los principios de la
determinación y la perfección, es lo más perfecto que hay, el objeto de estudio de la filosofía primera o
teología.

EPISTEMOLOGÍA

Aristóteles distingue dos niveles o grados de conocimiento. El conocimiento sensible, propio de los
animales inferiores, deriva directamente de la sensación y es un tipo de conocimiento inmediato y fugaz,
desapareciendo con la sensación que lo ha generado. En los animales superiores, sin embargo, al
mezclarse con la memoria sensitiva y con la imaginación puede dar lugar a un tipo de conocimiento más
persistente. El nivel más elevado de conocimiento vendría representado por la actividad del
entendimiento, que nos permitiría conocer el porqué y la causa de los objetos; este saber ha de surgir
necesariamente de la experiencia.

El conocimiento humano de la sustancia y sus accidentes consistirá en la extracción intelectual del


concepto universal (forma) a partir de los datos sensibles (materia), por el proceso de abstracción, en dos
fases:

1) Primero, las facultades sensitivas captarán la sustancia primera en dos etapas: los sentidos externos
(p.e., vista) percibirán los datos sensibles y los internos (p.e., memoria) construirán con los datos una
representación mental;
2) Segundo, intervendrán las facultades intelectuales: el entendimiento agente, por abstracción, despoja
la imagen de sus contenidos materiales (hyléticos) y extrae los formales y universales (esencia),
formulando el concepto universal; el entendimiento paciente recibe del agente las esencias y las
“reconoce” en los siguientes objetos percibidos.

Aristóteles rechaza explícitamente el innatismo platónico del conocimiento, y nos lo presenta como el
resultado del aprendizaje, es decir, por la coordinación racional de los elementos procedentes de la
sensación, a través de la experiencia. Coincide, sin embargo, con Platón en la consideración de que el
verdadero conocimiento ha de serlo de lo universal, y no de los objetos singulares.

1. LÓGICA

Con los conceptos extraídos por abstracción se elaboran las proposiciones científicas, que expresan
razonamientos. Aristóteles es el primer pensador que elabora una lógica formal (que llama ANALÍTICA),
que consiste en el examen de las formas o estructuras que debe adoptar un razonamiento
independientemente de sus contenidos. No es una ciencia, es una propedéutica: un saber preparatorio
para poder estudiar otros, pues se ocupa del estudio de los conceptos y de las categorías, que se completa
con el análisis de los juicios y de las formas de razonamiento, prestando especial atención a los
razonamientos deductivos categóricos o silogismos, como formas de demostración especialmente
adecuadas al conocimiento científico. [El silogismo está formado por 3 proposiciones: dos premisas y una
conclusión, que contienen 3 tipos de términos – mayor (A), menor (B) y medio (M). Todos los silogismos
válidos (con valor demostrativo) se pueden agrupar en 3 figuras según la posición del término medio: p.ej.
M – B (Todos los hombres son mortales), A – M (Sócrates es hombre), A – B (Sócrates es mortal).] Así,
para toda ciencia, la lógica asegura la demostración científica: todo razonamiento científico puede ser
expresado en un silogismo, en el que se debe cumplir necesariamente un principio fundamental, del que
dependen todos los demás, el principio de no-contradicción: “es imposible que un mismo atributo
pertenezca y no pertenezca al mismo tiempo y bajo un mismo respecto a un mismo sujeto”.

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ANTROPOLOGÍA

Aristóteles, sin embargo, ha de concebir al ser humano de acuerdo con su teoría de la sustancia, es decir,
en consonancia con la idea de que no es posible la existencia de formas separadas: la sustancia es un
compuesto indisoluble de materia y forma. Además, todas las sustancias del mundo sublunar están
sometidas a la generación y a la corrupción. El hombre, pues, ha de ser una sustancia compuesta de
materia y forma: la materia del hombre es el cuerpo y su forma el alma. Aristóteles acepta, como era
admitido entre los filósofos griegos, la existencia del alma como principio vital: todos los seres vivos, por
el hecho de serlo, están dotados de alma, tanto los vegetales como los animales. Pero interpreta también
que ese alma es la forma de la sustancia, es decir, el acto del hombre, en la medida en que la forma
representa la actualización o la realización de una sustancia.

Aristóteles distinguirá en su tratado "De Anima" tres tipos de alma: la vegetativa, la sensitiva y la racional.

1) El alma vegetativa ejerce las funciones de asimilación y de reproducción y es el tipo de alma propio de
las plantas; asume, por lo tanto, las funciones propias del mantenimiento de la vida, en lo que
podríamos considerar su escala más baja. Dado que estas funciones vitales son comunes a todos los
seres vivos todos han de poseer un tipo de alma capaz de realizarlas.

2) El segundo tipo de alma, superior al alma vegetativa, es el alma sensitiva, el alma propia de los
animales. No sólo está capacitada para ejercer las funciones vegetativas o nutritivas, sino que controla
la percepción sensible, el deseo y el movimiento local, lo que permite a los animales disponer de todas
las sensaciones necesarias para garantizar su supervivencia, tales como las derivadas del gusto y el
tacto; ello permite también a los animales disponer de imaginación y memoria dos facultades que,
para Aristóteles, derivan directamente de la capacidad sensitiva de los animales.

3) El tercer tipo de alma, superior a las dos anteriores, es el alma racional. Además de las funciones
propias de las almas inferiores, la vegetativa y la sensitiva, el alma racional está capacitada para ejercer
funciones intelectivas. Es el tipo de alma propia del hombre. Siendo el alma la forma del hombre no
puede existir más que un alma que ha de realizar tanto las funciones "irracionales" de la nutrición y la
sensación, como las funciones racionales, intelectivas, que son: el conocimiento de la verdad en sí
misma (la capacidad del conocimiento científico), y el conocimiento de la verdad con fines prácticos
(la capacidad deliberativa).

Para Aristóteles, pues, el alma es no sólo principio vital, sino, al igual que para Platón, principio de
conocimiento. De hecho, Aristóteles definirá el hombre como animal racional, atendiendo precisamente
al tipo de alma que le es propia; aunque en la Política lo defina, atendiendo también a las características
de su naturaleza, como animal social o "político".

ÉTICA. LA VIRTUD

La ética de Aristóteles es teleológica y eudemonista, pues está fundamentada en la concepción del ser
humano como ser “por physis” (natural), que como tal tiende por naturaleza a un fin (telos) específico,
que es la felicidad (eudaimonía). La auténtica felicidad reside en la vida contemplativa (bios theoretikós)
de la belleza y el orden del cosmos, y para alcanzarla el hombre debe llevar una actividad dirigida y
regulada por la razón, esto es, una vida conforme a la virtud (areté). La virtud procede del hábito: ninguna
virtud moral se origina en nosotros por naturaleza, no es innata ni espontánea, sino que requiere esfuerzo
de la voluntad; el hábito engendra la costumbre (ethos); el modo de ser de una persona que se expresa
por sus acciones (praxis). En el alma humana hay una parte apetitiva o volitiva -el ethos o carácter- y otra
parte pensante o cognitiva - la dianoia o razón-. Las virtudes éticas o morales son hábitos de decidir lo
mejor - apuntar al término medio (mesotés) óptimo entre dos extremos viciosos: por defecto (elléipsis) y

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por exceso (hyperbolé). Pero el conocimiento de lo mejor procede de la dianoia (razón) y corresponderá
a las virtudes dianoéticas. A la virtud dianoética por excelencia la llama Aristóteles phrónesis, prudencia o
racionalidad moral: encontrar el término medio óptimo en cada caso. Podrá ser prudencia individual (se
refiere a uno mismo), familiar o económica (se refiere a los asuntos del propio hogar) y legislativa o política
(que se refiere a los asuntos de toda la polis).

La virtud específica que nos inclina a dar a cada uno lo suyo es la justicia, y puede ser de dos clases:
Universal - consiste en la obediencia a la LEY y particular – dependiendo del campo social habrá: justicia
distributiva (repartición de bienes según méritos), correctiva (derecho civil y penal) y conmutativa
(relaciones comerciales).

POLÍTICA. LA SOCIEDAD

La Política será la reina de las ciencias prácticas y a ella estará subordinada la ética, pues: la ética se ocupa
del bien del individuo, la política del bien común; el todo es superior a las partes, por lo que educación y
costumbres (ética) dependerán de las leyes (política). Para Aristóteles, el ser humano es sobre todo un
animal político (zoon politikón), por lo que sólo podrá realizar sus virtudes y alcanzar su fin específico de
la felicidad en el seno de una adecuada organización política. Para conseguir el bien común, las entidades
e instituciones sociales deben estar organizadas en un régimen político justo, que mantenga un término
medio y evite los extremismos. Éstos últimos llevan a regímenes injustos y degenerados, pues aspiran a
bienes particulares (tiranía, oligarquía, democracia). ¿Cuál es la mejor forma de gobierno? Para Aristóteles
depende de cada ciudad. Será la monarquía allí donde exista un hombre excepcional o la aristocracia si
son varios. Pero como no son frecuentes esas condiciones, lo más práctico es un régimen mixto que sea
democrático en las instituciones inferiores, aristocrático en la minoría rectora y monárquico en el poder
supremo.

En el libro VI de la “Política” presenta la polis ideal como una Ciudad-Estado que debe cumplir un término
medio: si es demasiado pequeña, no podrá autoabastecerse, si es demasiado grande, no funcionarán
correctamente las instituciones públicas; por lo tanto, tendrá que ser autosuficiente, poder satisfacer las
necesidades políticas y, sobre todo, la necesidad humana de la felicidad. La Ciudad-Estado supera otras
dos organizaciones: la familia (cubre sólo las necesidades básicas de refugio y alimento) y la aldea (cubre
sólo las necesidades sociales - administrativas, culturales). La Polis surge así como una asociación de
aldeas dispuestas alrededor de una aldea central, aumentando la seguridad contra un ataque externo,
facilitando el comercio necesario para un buen desarrollo económico, y constituyendo el marco perfecto
para que se dé entre los individuos una relación de genuina amistad entre iguales. De esta forma, mientras
Aristóteles reconoce que mientras el establecimiento de la amistad entre iguales dentro de una élite
privilegiada es suficiente para mantener su unidad, para la mayoría de los habitantes de la polis la amistad
sólo surgirá si existen leyes que reglamenten de forma adecuada las interacciones entre los individuos.
Esta es la causa de que la justicia sea el principio básico de la comunidad política. En la polis, las reglas de
justicia se inculcan por medio de un sistema educativo políticamente regulado, administrado por
magistrados y tribunales seleccionados entre los ciudadanos. Una polis consiste pues en una comunidad
material, militar y éticamente autosuficiente.

En cuanto a la organización interna de la polis, Aristóteles defiende que la naturaleza humana es tal que
hace impracticable la completa comunidad de bienes. Nadie puede sentir el mismo afecto por un
desconocido como por su propia familia, y nadie trabajará por la polis como la hará en pro de su hacienda
o su familia. Así pues, la forma que da Aristóteles a la polis es la de un grupo de agricultores, ganaderos,
comerciantes... que nutren a la ciudad de lo necesario para su buena marcha y capacidad de articular un
mercado que garantice el comercio.

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