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Texto 1

Era invierno, hacia mucho frío y todos los caminos se encontraban helados. El burrito
estaba cansado y no tenía animo para regresar al establo.

-¡Ea, aquí me quedo! se dijo, dejándose caer al suelo.

Un pajarito amigo suyo se fue a posar cerca de su oreja y le dijo: -Burro, buen amigo, no
estas en el camino si no en un lago helado.

-¡Déjame, tengo sueño! – y con un largo bostezo, se quedó dormido.

Pero poco a poco, por el peso del burro, el hielo se fue rompiendo y el burro se despertó al
caer al agua. Empezó a pedir socorro, pero nadie pudo ayudarle, aunque el pajarito bien lo
hubiera querido, y se ahogó en el lago.

Moraleja: Nunca te dejes ganar por la pereza.

Texto 2

Un mítico cuento relata la historia de la diosa Luna, la única que podía vencer a la Noche e
de la estrella que apareció en el cielo, opacando el brillo lunar.
La Luna lloró cuando se dio cuenta que ya la gente se guiaba por el brillo de la estrella y
decidió hacer de todo para apagarla. Lanzó un hechizo que provocó una ola en el mar, con
la intención de borrar la estrella del cielo, pero el mar no permitió que eso pasara y junto
con el viento, hizo que la ola cambiara de dirección llegando hasta la Luna. La ola debilitó
la luz de la Luna: cada noche, después del impacto, una porción de ella se fue apagando,
hasta el punto que ya no era visible.

La gente, pasados unos días, eligieron a la estrella como diosa de la Noche, pero
ella quería saber donde estaba la Luna. El mar y el viento le explicaron que la
diosa había tratado de atacarla con un potente hechizo porque estaba celosa de ella y
ellos habían logrado que el hechizo cayera sobre la misma Luna, por eso ya no se la veía en
las noches.

La estrella se sintió culpable y esa misma noche llamó a la Luna, solo quedaba una
pequeña parte de ella en el cielo, y le aclaró que su intenciones no eran volverse diosa de la
noche, sino acompañarla en la oscuridad. La Luna muy avergonzada, pidió disculpa a la
estrella, y con su gran poder hizo que existieran más estrellas.

La Luna aun brilla en el cielo, el cual comparte con sus fieles acompañadoras, las estrellas,
pero ciertas noches tiene que renunciar a gobernar porque está todavía debilitada y le cede
el puesto a las estrellas para que no nos venza la oscuridad.
Texto 3

-¡Abuelo, abuelo! Cuéntanos, ¿tú estabas cuando el Zamora ganó por primera vez el
campeonato?
-Sí, me acuerdo, fue en 2011 la primera vez, era mayo. ¡Ese año si llovió!

-¡ Cuéntanos pues!

-Entonces…. el último partido fue en la capital, obviamente contra el Caracas,


obviamente no podía ir, mis padres no me iban a dejar: en tercer año yo era muy mala
conducta y se me quedaron varias materias, pero, por lo menos, me dejaron verlo en la
casa de mis primos. Le llevábamos ventaja de dos puntos al Caracas. Mis
primos vivían a dos cuadras del estadio “La Carolina” donde estaban transmitiendo en
directo el juego entonces se oyó todo el alboroto después del gol de Copete y luego por la
victoria. ¡Tanta fue la emoción que alcalde declaró “día de jubilo”! Me acuerdo que eso
me salvó porque había que entregar un álbum y defender dos talleres uno de historia y el
otro de física y yo no había estudiado para nada…

El día después nos fuimos todo para el aeropuerto a esperar los campeones: para esos
tiempos el aeropuerto estaba todavía en el centro de Barinas. De allí salieron las
caravanas hasta el estadio: ¡Que bonitos recuerdos! Claros como
ustedes están acostumbrado a que el Zamora sea campeón, pero en
esa época, habíamos esperado mucho el campeonato…

Bueno, mañana vamos para nuestra 20ª Libertadores, ¡a ganar muchachos!

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