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Como pueblo, los Santos de los Ultimos Días han logrado una
obra magnífica con los templos.
Ellos sirven con una devoción digna de alabanza buscando los
nombres de sus familiares fallecidos y trabajando en la extracción
de nombres de los registros, para luego llevar a cabo las ordenanzas
para la redención de los muertos, así como por la suya propia. Hay
más de 16.000 personas que ofrecen servicio voluntario como
obreros del templo, acercándose así en número al de los misioneros regulares que
están proclamando el evangelio en distintas partes del mundo.
Esta es una época de cumplimientos proféticos. Tal como lo dijo Isaías hace
2.700 años:
"Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la
casa de Jehová como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y
correrán a él todas las naciones.
"Y vendrán muchos pueblos, N dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la
casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas.
Porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová." (Isaías 2:2-3.)
Solamente aquellos que saben acerca de los templos pueden comprender el
significado, la profundidad y el poder de este pasaje de Escritura.
Con relación a esos templos, estamos pasando por un período de notoriedad.
Esta semana se anunció la construcción de cuatro más. En los últimos dos años, el
número ha aumentado, incluyendo los que están ya funcionando y los que están en
planificación o bajo construcción, de veintiuno a cuarenta y uno. Durante ese mismo
período se dedicaron y comenzaron a funcionar tres templos más. En toda la historia
de la Iglesia no se registra ningún otro acontecimiento de esa naturaleza. Las
conferencias de estaca que se están llevando a cabo ahora en toda la Iglesia son para
enseñarnos a los Santos de los Ultimos Días más acerca de nuestra misión de servir
en la Casa del Señor.
Creo que sería conveniente mencionar algunos conceptos generales y mal
entendidos que han surgido acerca de los templos, y que demuestran que no hay un
perfecto entendimiento al respeto. Por ejemplo, a menudo escuchamos decir:
1. Mi genealogía ya está completa.
2. Las computadoras y la sección de extracción se encargarán de hacer la obra por
mis familiares.
3. La obra del templo es por los muertos.
4. La obra del templo es para la gente ya mayor.
Conferencia General Abril 1982
sagrada naturaleza. Hay personas que insisten en se ofrezca una orientación especial
para evitar que cuando los miembros entran en el templo se sientan confundidos.
Pero yo puedo decir que la preparación para entrar en el templo está en el evangelio
mismo. No hay nada que se diga o se haga allí que no tenga su fundamento en las
Escrituras.
El evangelio es fe en el Señor Jesucristo. Esto implica la buena voluntad de
aceptar Su doctrina, y tomar sobre nosotros Su nombre, siendo obedientes a Sus
mandamientos.
El Evangelio es arrepentimiento y una purificación de toda iniquidad. Es el
bautismo, por medio del cual hacemos un convenio y una promesa; es el derecho de
tener la compañía del Espíritu Santo, v cuando vamos al templo, El nos enseña,
siempre y cuando tengamos una actitud mental correcta.
El evangelio es las Escrituras, en donde todos aquellos que busquen saber sobre
el templo encontrarán respuesta a casi cualquier Pregunta que sea apropiada.
El evangelio es oración, humildad, docilidad, caridad. Es dedicación y convenio;
así como también bendiciones.
Quisiera dar un consejo a los maestros, obispos y presidentes de estaca. Nadie
podrá aprender todo lo concerniente al templo con sólo una experiencia o lección; si
deseáis preparar a vuestra gente al respecto, enseñadles el evangelio.
Si aplicamos correctamente los principios del evangelio a nuestra vida,
comprenderemos todas las cosas del templo sin dificultad. Si éstos no son parte de
nuestra vida, no hay nada que pueda ayudarnos a entender, y no debiéramos ir al
templo hasta que estemos listos.
Que el Señor bendiga a su pueblo para que aproveche las bendiciones y lleve a
cabo el servicio sagrado de los templos.
En el nombre de Jesucristo. Amén.