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CAPÍTULO 2

LA DOMINACIÓN COLONIAL: LAS BASES DE LARGAS


LÍNEAS DE CONTINUIDADES Y RUPTURAS

El debate sobre las sociedades coloniales

Como se ha señalado en el capítulo anterior, la conquista y la colonización


del continente transformaron profundamente a las sociedades originarias y gene-
raron sociedades coloniales o sociedades implantadas.1 II,
Según el tipo de sociedades originarias, con su particular concentración
demográfica y su grado de complejidad, y según el carácter de los conquistado-
res, se dieron tres diferentes situaciones geográfico-sociales de colonización: 1)
colonización de sociedades originarias ubicadas en áreas montañosas y aledañas,
con un alto grado de desarrollo social, económico y político, con un conocimien-
to científico y tecnológico avanzado y con un alto grado de capacidad tributaria
(México, América Central, Andes centrales); 2) colonización de núcleos autóc-
tonos seminómades, con cierto grado de organización social y política y, por
ende, con una fuerte resistencia a la conquista, en algunos casos hasta fines del
siglo xix (por ejemplo, el oeste de Estados Unidos, el sur de Chile, la Patagonia
y la Pampa en Argentina), y 3) colonización de espacios vacíos (o casi vacíos),

1.El concepto “sociedades implantadas" fue elaborado por el Equipo sociohls-


tórico del Centro de Estudios del Desarrollo (CENDES) de la Universidad
Cen-
tral de Venezuela, dirigido por Germán Carrera Damas. Después fue acep-
tado por la UNESCO para su Historia General de América Latina
(1999/2008).
Los investigadores del CENDES sostuvieron que las formaciones económi-
co-sociales latinoamericanas se gestaron y desarrollaron en el curso de un
proceso complejo quedesarrollo
II, estructuración, llamaron yde crisis
implantación,
de lasel formaciones
cual comprendió tres
sociales
lases: I, estructuración de los núcleos primeros y primarios de implantación;
latinoamerica-
nas, III, conformación capitalista de las sociedades implantadas. La catego-
ií< i “Implantación’' sintetiza dialécticamente tres fuentes de determinaciones
I iilncipales: las formaciones sociohistóricas indígenas, el crecimiento de las
< •< onomk is europeas - dentro do las cuales se gesta y desarrolla el capitalis-
mo y o| < lose iirollo dol [rrocoso < l< i im( >l< mtación en sí mismo
(CENDES, 1982).
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había entrado en crisis antes de la invasión europea). Allí, el grupo conquistador
bajo dominación nominal, es decir, débilmente sujetos a la dominación real de minoritario pudo dominar a las sociedades autóctonas sobre todo en virtud de
la corona (por ejemplo, Amazonia). sus contradicciones internas. Así, se dieron situaciones en las que los grupos
La importancia de las culturas latinoamericanas, en particular sus expresio- autóctonos pretendieron, evidentemente sin éxito, utilizar a los españoles para
nes más complejas (mayas, aztecas e incas), radica en que tuvieron un desarrollo derrocar a un grupo opositor interno. Luego, los españoles reforzaron su domi-
autónomo (sin contactos culturales múltiples como los existentes entre Europa, nación sobre el conjunto a través de un elemento ideológico-cultural crucial: la
Asia y África), con altos logros en domesticación de plantas y animales, y en Iglesia. La hipótesis de Hugo Burgos Guevara (1995: 12) respecto de la Sierra
formas propias de organización social. De allí la insistencia del antropólogo John ecuatoriana bien puede extenderse a otras áreas: “Los colonizadores europeos
Murta en la calificación de los europeos como invasores, es decir, dominadores tuvieron que utilizar el sistema político conquistado, en la medida que les era
ajenos a las tradiciones culturales americanas, y en llamarlos “conquistadores”
< (inveniente a sus intereses, para poder sustentar así las diversas fases de la nueva
cuando se refiere a la dominación de señoríos andinos por parte de varios impe-
■ nipresa colonial. Dicho de otro modo, el sistema colonial hispánico estuvo lejos
rios expansivos, de los cuales el último fue el de los incas.
de destruir de un plumazo la organización básica y cultura aborigen de Quito.
Las sociedades del segundo tipo fueron -en el caso de las del Caribe- las
I ’ciuro del clima de extorsiones, tormentos, agravios y cuantos otros métodos de
primeras en entrar en contacto con los españoles y también las primeras en ser
ujcción que utilizaron los oficiales hispánicos, hubo un sentido de perspicacia
arrasadas por los invasores. Tan temprano como a comienzos del siglo xvi, en
• n los colonizadores, de manera que no trataron de destruir las instituciones que
esa área solo quedaban algunos cientos de pobladores originarios, de donde la
ni 11 (tenían una población organizada para los trabajos básicos, compatibles con
recurrencia a esclavos africanos para repoblarla y disponer de fuerza de trabajo
explotable. Hace tiempo que la historiografía ha explicado que la catástrofe demo- II pequeña y gran empresa colonial”. Así, si bien los españoles desestructuraron
gráfica de los pueblos antillanos fue consecuencia de tratamientos espantosos, !"■ mecanismos de poder locales en muy poco tiempo, las estructuras señoriales
sobreexplotación, hambres, pestes y falta de capacidad para producir excedentes "iigiuarias persistieron. Sobre ellas estaban montados los aparatos imperiales,
al nivel exigido. En tal contexto de destrucción es que tallaron los curas humanis- 1 d • <>mo han demostrado los trabajos de Carlos S. Assadourian, Franklin Pease
tas (Antonio de Montesinos y luego Bartolomé de Las Casas), que encontraron ' ■ 11 cía y John Murra, entre otros.
la vía para remover la real conciencia en España. Esta ocasión fue aprovechada Id proceso de destrucción de las estructuras políticas señoriales -mediante
por la Corona para reforzar su poder y comenzar a instalar un control estatal • I • l< liilitamiento y la transformación- fue mucho más largo y complejo. En
sobre las huestes de conquistadores, cuyas inversiones habían sido pagadas con la ú. ni, según Assadourian (1983b), antes de la organización definitiva del sistema
transferencia del tributo indígena desde la Corona a ellos, ahora devenidos enco- 'ni.il, en la década de 1570, se dio un largo período de transición iniciado con
menderos. Es decir que, muy temprano y tras la “utilidad” combinada con la “real ■1 d. iimnbe del incario hacia 1539, si bien persistió el Reino Neoinca de Vil-
conciencia”, comenzó a darse la injerencia estatal en busca del control señorial. •l> imb.i. Luego se produjeron los conflictos entre el poder real y los encomen-
Aunque a menudo no es señalado, en ese primer espacio que ocuparon, los • I "■ . • (inflictos en los cuales hubo participación indígena. Fue en el Virreinato
invasores españoles experimentaron un problema serio: el de la provisión de !■ I !'• 111 donde se dio el enfrentamiento de la Corona (con funcionarios y curas
alimentos necesarios para la reproducción de la vida material. Los pobladores I'" ■ 11 H 1117‘ii.is) y los señores étnicos con los encomenderos. Entre 1546 y 1548, se
originarios de las islas del Caribe eran recolectores, no disponían de excedentes ni 1 •' hi|n l,i sublevación de los encomenderos encabezada por Gonzalo Pizarro y,
acumulaban. Los conquistadores importaron granos, cereales, ganado (de tiro y " 1 ’ ' ’ I 'D4, la de Francisco Hernández Girón. Si bien ambas fueron derrota-
para alimentación), caña de azúcar, vides, amén de productos elaborados como el 1' ■ II.nú de derrotas negociadas que permitieron a la Corona lograr que sus
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vino y el aceite, con resultados variados. Para superar la crisis de abastecimiento lasasen lo que los indígenas tenían que entregar al encomendero,
1
-que en ocasiones provocó verdaderas hambrunas— la Corona dispuso, mediante mi rol y asignación de la cuota de explotación sobre cada señorío. Esa
las Leyes de Burgos (1512-1513), procedimientos para que los indígenas, asigna ' H 1 i/ó a romperse en la década siguiente por la acción de funcionarios
1 u !"'■ indígenas, hasta que, finalmente, hacia 1570, Las Casas fue derro-
dos a estancias, produjesen alimentos.
Desde ese espacio, entonces, se produjo la expansión hacia México y luego • 1 1,1 '"i1', imponiéndose la política de utilidad económica de Felipe II,
hacia Perú, esto es, hacia las zonas que corresponden a la primera de las tres •I'* ' 11 1'i l'i ni por el virrey francisco de Toledo en la década de 1570, dando
1,

situaciones señaladas, las de mayor desarrollo y grandes productoras de alúnen " '1 1,111 I ■' política toledana mantuvo el proyecto imperial anterior de
tos. Paradójicamente, fueron estas las que más rápidamente sucumbieron .1 1.1 •' Hinii ■ I pi-n i < 10 político feudal e imponer el poder de la Corona a los enco-
1 "■ !"• ni* líj’,< t I.IS ya no i ribu la rían a los encomenderos sino a las Reales
dominación colonial. Es el caso de las < i vil i n< .1/1 <■» a c inca (la maya \ 1
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Cajas, de donde saldría el dinero para pagarles rentas a los encomenderos. En eran encomenderos recaudadores de rentas de tributos, pero en otros no eran,
contrapartida, se produjo un incremento de la tasa de explotación de los indí- aunque poseían dinero (por ejemplo, “soldados enriquecidos, muchas veces con el
genas y la ofensiva contra el proyecto señorial étnico (se quemaron títulos otor- comercio de la coca”). Al parecer, además, en cercanías de las ciudades se formaron
gados de duques y marqueses, se deportó a descendientes incas colaboradores, chacras con sectores más pobres. Lo concreto es que estas unidades de producción
se ejecutó al último neoinca de Vilcabamba, Tupaq Amaru). Los funcionarios agrarias, aplicando tecnología y formas de cooperación europeas, se organizaron
visitaron todos los señoríos numerando a sus indígenas y tasándoles un tributo para abastecer principalmente ciudades y, sobre todo, el centro minero potosino.
per cápita, fragmentándoles la jefatura (aduciendo legalmente que no les corres- Aveces recibían del virrey una dotación de mitayos (casi siempre como ganaderos),
pondía ser señores porque antes de los incas eran behetrías), reduciéndoles la pero en general sus trabajadores comenzaron a ser las unidades domésticas de los
cantidad de tierras que antes tenían,2 obligándolos a concentrar la vivienda en “originarios” que abandonaban sus “pueblos de indios”, buscando una menor
las casas de un pueblo de forma española, con capilla, dejando a un kuraka de tasa de explotación, recibiendo una parcela de subsistencia como parte del salario.
rango menor (por la fragmentación antes dicha) con la responsabilidad de pagar Ellos eran “indios forasteros” que ya no se encontraban en su pueblo para entregar
el tributo en conjunto y entregar tandas de mita (1/7 anual de hombres adultos mita y a veces le pagaban el tributo al kuraka. Había otro tipo de trabajadores, los
aptos),3 y conformando un primer cabildo indígena (sin el kuraka), cuyos alcal- yanaconas de las “chacras de Charcas”, empadronados cuidadosamente por los
des tenían algunas competencias en materia penal y civil de menor cuantía (tema funcionarios, puesto que ellos eran el resto del proyecto señorial, en tanto pagaban
muy resistido por los antiguos señores). poco tributo y se vendían con la tierra, como “adscriptos” a ella. Ambos grupos,
La última medida -enseñanza de la experiencia de.México, donde al con- pasados los siglos y luego del debilitamiento de los poderes centrales, serán deno-
formarse los “pueblos de indios” se produjo una sublevación de macehuales que minados “yanaconas”, “colonos”, “huasipungos”, etc.
habían desplazado del gobierno de los cabildos a los señores— era una de las Estas empresas agrarias (grandes, medianas y chicas) fueron las principa-
políticas que buscaban mantener a los señores y, al mismo tiempo, generarles les abastecedoras del “mercado interno colonial” y, en segundo lugar, de los
oposiciones internas para debilitarlos y disponer de colaboradores más fáciles “pueblos de indios”, que lograron vender sus productos en el mercado como
de controlar (Palomeque, 1996). Investigaciones recientes están demostrando la una forma de pagar el tributo en dinero y tratando de eludir la entrega de mita-
persistencia, hasta la década de 1570, de parte de las estructuras señoriales étni- yos. De hecho, era una manera de transferir recursos (subsidios) de la economía
cas, pero adecuadas a formas institucionales europeas. Ese es el origen de lo que indígena a la española. Apelando a Claude Melliassoux (1979), se observa a los
hace años Silvia Palomeque denomina “formas de gobierno indirecta” sobre la “pueblos de indios” como los lugares de reproducción de la fuerza de trabajo, la
mayor parte de la población indígena: esta quedó sometida a la dominación colo- cual, por ser originaria, estaba destinada a reproducir la fuerza de trabajo en su
nial en términos generales, pero su gobierno directo fue ejercido por jefaturas territorio y, cuando eran adultos, entregar un salario subvaluado bajo forma de
étnicas que (por raras vías) lograron controlar la jurisdicción civil de menor cuan- mita (en la minería en su mayoría, sobre todo potosina). Empíricamente habría
tía y criminal sin derramamiento de sangre, sobre los indígenas originarios de sus que investigar cuánto hubo de explotación y cuánto de sobreexplotación. 4 En
“pueblos de indios” (Palomeque, 1996 y 1997). Sobre todos estos “pueblos de esto el caso se diferenció del de México, donde los tributos y el grado de explo-
indios”, en la zona rural se encontraba el Corregidor de indios, funcionario de i ación fueron menores. Por otra parte, si bien la población indígena mexicana
escasa dotación de salario y con cargo pasible de compra, con jurisdicción sobre < omenzó a recuperarse antes (segunda mitad del siglo xvn) que la andina (pri-
todos ellos, y que pronto comenzó a hacer sus propios negocios para devengar mera mitad del xvm), también cuenta el hecho de que el derrumbe poblacional
su inversión. Es decir, este es el espacio político de una “república”, la de indios novohispano del siglo xvi fue más brutal que el andino.
con control estatal vía el Corregidor. Según las conclusiones a las cuales ha llegado Assadourian respecto del mer-
En el espacio de la economía —para adelantar problemas referidos a la hacienda cado externo y el mercado interno colonial, la metrópoli logró apropiarse, en el
que se tratarán más adelante-, las tierras expropiadas a los señoríos étnicos durante
la década de 1570 fueron entregadas en merced a españoles que, en algunos casos,
4. “La sobreexplotación existe, se puede afirmar, cuando la remuneración del
trabajo se sitúa a nivel inferior al de la reproducción de la fuerza de trabajo.
2. Se entiende que debido al derrumbe de la población no hubo mayores 11 estudio de la explotación y de la sobreexplotación entrelaza los problemas
resistencias. Más bien las hubo por la búsqueda de alejarlos de huacas y de la reproducción de la fuerza de trabajo con aquellos de la demografía
mochaderos. y de la producción, en particular la producción de bienes de subsistencia
3. Con lugar de trabajo asignado por el virrey (con preferencia de las minas) y I >u(".lo que, en el organismo, la transformación de estos bienes por el meta-
con salario normado y subvaluado, menor al salario libre. bollsrno produce la energía humana” (Melliassoux, 1979: 11).
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y valiosos textiles de alta calidad. Los productos que llegaban a Potosí, a partir
caso de Perú a fines del siglo xvi y principios del xvn, del 90% de la plata extraí-
de la década de 1570, provenían de grandes y medianas unidades de producción
da. El sistema combinaba la vía fiscal (quinto, avería, almojarifazgo, alcabala y
que usaban tecnología europea, pero también de unidades de producción cam-
varios impuestos más) con el monopolio comercial basado en precios exorbitan-
tes para un mercado de colonos con harta plata pero escasamente abastecidos. pesinas localizadas en las tierras de comunidad de los “pueblos de indios” que
Mediante la vía fiscal y el monopolio comercial, la metrópoli logró hacerse de participaban activamente de las relaciones mercantiles.
los metales de las colonias, expropiando en la base a los indígenas y en la cúpula La cuestión clave del modo de producir en las sociedades coloniales ameri-
a todos los colonos. canas ha sido objeto de importantes controversias, en especial durante las déca-
Dicho brevemente, ese sistema se vio afectado, a lo largo del siglo xvn, a das de 1960 y 1970. Entonces se polemizó fuertemente -en particular entre
medida que los colonos fueron tomando fuerza y la Corona se debilitaba. Este científicos sociales situados en el campo del materialismo histórico- en torno
período es muy importante porque fue entonces cuando las empresas agrarias, a dos posiciones polarizadas: América Latina colonial, feudal o capitalista. La
que lograron independizarse del poder estatal, terminaron convirtiéndose en confrontación excedió largamente el ámbito académico y se tiñó ab initio de una
haciendas, adquiriendo poder de policía dentro de su propio territorio, recor- explícita connotación de lucha política. En efecto, para decirlo muy sintética-
tando y usufructuando el poder del Estado metropolitano. Las otras unidades, mente, los partidarios del carácter feudal de la conquista y colonización de Amé-
los “pueblos de indios”, se vieron perjudicadas por el nivel de presión para mer- rica (latina) argumentaban que nuestras sociedades eran cerradas, tradicionales,
cantilizarse en favor de los corregidores y por Jas constantes expropiaciones de resistentes al cambio, no integradas a la economía capitalista. En consecuencia, al
tierras a las que eran sometidas por los poderes locales. La situación se invertirá ser sociedades precapitalistas, de lo que se trataba era de desarrollar el capitalismo
en la segunda mitad del siglo xvm, con el reforzamiento del poder metropolitano mediante una revolución democrático-burguesa que terminara con el feudalismo
por las reformas borbónicas. retardatario y liberara las fuerzas productivas. En ese contexto, las fuerzas revo-
Las colonias portuguesas se caracterizaron por la escasa población indígena, lucionarias, socialistas, obreras debían aliarse con las burguesías nacionales en
que había sido exterminada o había huido hacia el interior del territorio. La uni- un frente único antioligárquico, antiimperialista y procapitalista. Solo después
dad de producción que predominó en el espacio colonial controlado por Portugal de desarrollar fuerzas capitalistas podía pensarse en una estrategia de revolución
fue la plantación esclavista, en buena medida como consecuencia de la falta de socialista, es decir, quienes pensaban de este modo adoptaban la teoría de la
fuerza de trabajo disponible. En las colonias españolas, en cambio, predominó la revolución por etapas. En contraposición, quienes sostenían la proposición de
encomienda y, más tarde, las empresas agrarias que —a medida que se reforzaron una América Latina capitalista desde sus orígenes, en tanto integrada al mercado
los poderes locales en consonancia con el debilitamiento del Estado colonial- se mundial, argumentaban que esa pertenencia al capitalismo se había efectuado en
fueron transformando en haciendas y en sistemas de haciendas. Bajo la domina- condiciones de dependencia, en una relación entre metrópolis y satélites -según
ción española, la economía se organizó en torno a los grandes núcleos mineros, la conocida expresión de André Gunder Frank, el autor que expresó la posición
convirtiéndose las colonias en zonas especializadas en la producción y exporta- más radical dentro de la segunda corriente- que ocluyó la posibilidad de un
ción de metales preciosos (plata principalmente), cuyo primer destino europeo desarrollo autónomo y generó el subdesarrollo. Al ser las sociedades latinoame-
era la metrópoli española. Para enviar a la metrópoli los metales preciosos extraí- ricanas capitalistas, dependientes del imperialismo, no podía esperarse nada de
dos -plata y en menor cuantía oro- se articularon mecanismos de comercio a Lis burguesías aliadas a este y solo cabía la lucha por el socialismo. La revolución
larga distancia, entre España y América, en términos muy desfavorables para sus no debía ser democrático-burguesa, sino socialista, contra las burguesías (incluso
colonias. En el plano interno -sobre todo en relación con Potosí, centro minero Lis nacionales) y el imperialismo.
de densa población, ubicado en los áridos 4000 metros sobre el nivel del mar de Nos ocuparemos aquí de esa confrontación que, en el plano académico, se
los Andes bolivianos-, la economía minera generó necesidades para la subsisten- • lio, además, en el contexto de cuestionamiento, por parte de científicos sociales
cia, tales como alimento, vestido, instrumentos de trabajo y transporte, que en su l.iiinoamericanos, de las teorías de la modernización y del dualismo estructural,
gran mayoría fueron provistas desde el amplio “espacio peruano” que iba desde y de los debates sobre las teorías del desarrollo.5
Quito al norte y las gobernaciones del Tucumán y del Paraguay, y Buenos Aires
al sur, logrando un altísimo grado de autoabastecimiento. Allí se producían los Es de rigor mencionar la polémica entre el argentino Rodolfo Puiggrós y el
alimentos y se criaba y engordaba a las muías de transporte del mineral. Los obra- germano norteamericano André G. Frank publicada en 1965. Frank desple-
jes producían instrumentos y textiles, estos últimos fundamentalmente utilizados í jó k ii< j( imente su argumentación en su libro Capitalismo y subdesarrollo en
Ai m -lii -a I alina (1970). La posición del feudalismo fue expuesta por el italiano
para vestido. Desde afuera del espacio, solo se impon al-m . I lm u... los esclavos Mi ii( olio Carmagnani en Formación y crisis de un sistema feudal. América
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A los efectos que aquí interesan, hemos de señalar que América toda se cons- del feudalismo-, la Corona española mantuvo “como principio inalterable, la
tituyó como tal, según se ha indicado en el capítulo 1, a partir de la conquista y la separación institucional de los repartos de tierras y los repartos de indios”. Los
colonización europeas, a través de un proceso que ocluyó las dialécticas constitui- indígenas nunca fueron concedidos a perpetuidad, sino solo por tiempo limitado
das por los pueblos originarios e inauguró dialécticas constituyentes, colocando (generalmente no más de dos generaciones), en franco contraste con las relacio-
a América, en el plano de la dialéctica externa, “como un momento de la expan- nes de vasallaje. “La jurisdicción fue siempre incumbencia de la burocracia real y
sión ultramarina de la Europa renacentista. En realidad, no puede entenderse desempeñó un papel decisivo en el quebranto de los derechos casi señoriales de
más que desde una dimensión atlántica, que incluya la interrelación constante los encomenderos”, hecho que convirtió a la monarquía absoluta en “uno de los
y decisiva del viejo con el nuevo mundo” (Sotelo, 1980: 62). Así, paradójica- factores que se opusieron a la feudalización” del espacio americano.
mente, España contribuyó al desarrollo de Europa hacia el capitalismo, a costa A su vez, Guillermo Céspedes del Castillo (1994: 91-93; itálicas del autor)
del suyo propio, al tiempo que América -particularmente la muy extensa área precisa: “los indios fueron concedidos en encomienda a los conquistadores, erigi-
luego denominada “latina”- se constituyó como parte fundamental del proceso dos en señores de vasallos como los de la Edad Media. Cada nuevo señor o enco-
de formación del sistema economía-mundo (Wallerstein, 1979; 1984; 1998a), mendero obtuvo de su antiguo jefe -ahora digno gobernador- un buen número
o de los orígenes del orden económico mundial de la globalización (Ferrer, 1996 de indios con autoridad para gobernarlos y recibir de ellos un tributo en servicios
y 2000) o, según la clásica explicación de Marx, de la acumulación originaria y mercancías”. La situación cambió con las Leyes Nuevas, de 1542, que abolie-
del capitalismo. América Latina fue, pues, parte del proceso de constitución del ron las encomiendas y toda forma de esclavitud y de servidumbre personal de
capitalismo iniciado en Europa, sin ser ella capitalista. los indígenas. “La encomienda sobrevivió, en algunas regiones por largo tiempo,
Tampoco fue feudal. Los colonizadores ibéricos no trasplantaron estructuras pero como una institución puramente económica: la encomienda de servicio, en
feudales, en buena medida porque las propias Coronas, en particular la española, que los indios pagaron el tributo a los encomenderos en especie y en trabajo
no las propiciaron ni toleraron por razones políticas obvias: no quisieron abdicar forzado, terminaría por ser sustituida por la encomienda de tributo, en la cual este
poder a favor de intereses privados, porque, precisamente, la conquista del conti- era perceptible en metálico, sin que el encomendero tuviera contacto con los
nente fue obra de esos intereses, y de ahí la posibilidad del eventual desarrollo de indios ni autoridad sobre ellos. La institución diseñada como base de un régimen
tendencias separatistas, favorecidas por la distancia geográfica entre la metrópoli señorial acabaría siendo una mera renta mermada por impuestos y pagada por la
y las colonias. Lo afirmado no implica que no haya habido intentos feudalizantes hacienda real sobre los fondos procedentes del tributo indígena”. Fue el fracaso
e incluso efectivas instauraciones de relaciones feudales. La encomienda es un político de los encomenderos-conquistadores.
buen ejemplo de ello, pero su inicial carácter feudal no prosperó. Al respecto, el Sergio Bagú (1949), en un libro devenido un clásico de las ciencias socia-
historiador alemán Günter Kahle ha argumentado, prestando atención al carác- les latinoamericanas -apelando a la comparación global de las sociedades de la
ter militar de la encomienda, que la feudalización de la sociedad colonial fue región, a fin de mostrarlas como una estructura en movimiento-, fue pionero
frustrada por tres razones, que Ignacio Sotelo (1977: 71; y 1980: 151-152) ha en postular que la economía colonial contenía tanto configuraciones feudales
sintetizado así: 1) el carácter diferente de los ejércitos: en el de los encomenderos como capitalistas, constituyendo un capitalismo colonial. Como tal, no era una
americanos, los vasallos -los indígenas- eran, al mismo tiempo, los enemigos prolongación del agónico ciclo feudal ibérico, sino parte del ciclo del capitalismo
potenciales, por lo cual se les prohibió portar armas y el empleo en servicios naciente.
militares, en contraste con el ejército feudal, en el cual los vasallos no solo por- José Medina Echavarría (1964: 35) rechazó explícitamente considerar el sis-
taban armas sino que tenían la obligación de combatir al lado de su señor; 2) tema de hacienda como un orden feudal por ser “técnicamente un disparate”,
un ejército de señores era inviable a largo plazo, toda vez que la indisciplina lo acotando que lo sería menos apelando al “término mucho más amplio de seño-
tornaba inservible, obligando a su reemplazo por una tropa de mercenarios; 3) i ial”. Años más tarde, Céspedes del Castillo (1994: 220) consideró “a todas luces
si bien los encomenderos pretendieron vincular la propiedad de la tierra con impropio” calificar a la hacienda de semifeudal y, si bien la expresión semiseño-
las relaciones personales de vasallaje y “obtener derechos jurisdiccionales sobre ri.il mejoraría mucho la caracterización, “la impropiedad no cesa”.
la población asentada en sus dominios (señoríos)” -dos componentes propios En el debate de la década de 1970, Ernesto Laclau (1973: 43; itálicas del
•nitor) señaló que parte del problema residía en el hecho de que “sus protago-
Latina del siglo xvi a nuestros días (1976). Cabe señalar que la cuestión del nistas ha|bía]n confundido constantemente, a lo largo del mismo, los concep-
carácter feudal había sido abonada por José Ingenieros, José Carlos Mariá- tos <lc modo de producción capitalista y de participación en el sistema capitalista
tegui y, en una clave políticamente más militante, Rodolfo l'tii< jgiós y Jorge
Abelardo Ramos. mundial''. mientras que para Agustín Cueva (1977: 44) era central realizar un
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análisis que pudiese comprender correctamente la articulación del modo de pro- de trabajo, en Potosí, principal centro de producción minera, había trabajadores
ducción capitalista con los modos de producción precapitalistas. “Pues es obvio que libres y trabajadores mitayos (que eran minoría) asalariados (incluso el trabajador
el capitalismo no se desarrolló aquí sobre un vacío social y que, sin embargo, por mitayo solo trabajaba un tercio de su tiempo con salario mitayo subvaluado,
ejemplo, en su fase inicial, la de la llamada ‘expansión hacia fuera’, fue también siendo los dos tercios restantes salario libre). Bueno es recordar que la remunera-
y necesariamente la etapa de desarrollo ‘hacia adentro’, en la que el proceso de ción mediante salario no implica necesariamente relaciones capitalistas.
acumulación originaria marcó la pauta fundamental de relación entre los dis- No desdeñamos la utilización de un enfoque que recupere los conceptos
tintos modos de producción”. Cueva (1977: 67-68) enfatizaba la cuestión de “modo de producción” y “formación económico-social”, a propósito de lo cual
la acumulación originaria: “Mientras en Europa el proceso se complementó y nos parece buena estrategia de análisis atender, más que a la forma dominante de
amplió con el excedente extraído de las áreas coloniales [...] en América Latina producción, a la forma principal de obtención delplusvalor. Esa es una línea que
la acumulación originaria solo podía realizarse sobre una base interna y, lo que es también ha sido sugerida por Ellen Meiksins Wood (2000; 215, n. 3) a propósito
más grave, afectada desde el principio por la succión constante que esas metrópo- de la Antigua Grecia. Se resalta así el papel del modo de explotación creador de
lis no dejaron de practicar por la vía del intercambio desigual, la exportación de la riqueza de la clase dominante. Si seguimos este criterio, no resultará difícil
superganancias e incluso el pillaje puro y simple en los países neocoloniales. [...] establecer varias formas de actividades productivas de la economía colonial, claves
Aquí no se trataba de ‘fabricar fabricantes’ y acelerar de ese modo el desarrollo para explicar la heterogeneidad estructural de la región. Esta no es otra cosa que
industrial, sino de constituir una economía primario-exportadora ‘complemen- sobre y yuxtaposición de modos y relaciones de producción, y, en tanto “ausen-
taria’ del capitalismo industrial”. cia de una praxis social común, atañe tanto a la estructura económica como a
A su vez, Assadourian (1973: 74-75; itálicas del autor) formuló una propo- la organización social y política, y a la cultura” (Lechner, 1977: 20). Dicho de
sición más refinada, atendiendo a cuatro factores: 1) la incorporación del espacio otro modo: coexistencia de modos y formas de producción, y de sujetos sociales
colonial a la economía-mundo; 2) la dominación espacial de y en el espacio colo- colectivos (no necesariamente todavía constituidos como clases) que se interpe-
nial; 3) el régimen de trabajo; 4) la tríada “producción, mercado, circulación” le netraron de distintas maneras y generaron formas híbridas cuya caracterización
permitía concluir que durante los siglos xvi, xvn y XVIII, América Latina estuvo rechaza la aplicación de modelos rígidos.
“inserta dentro del sistema de la economía-mundo cuyo espacio desarrollado -o A los efectos de la argumentación que nos interesa exponer en este libro,
estructura dominante- pasafba] por un período de transición, vale decir, la fase nuestra proposición es formulada en términos de considerar las tres grandes
del sistema, de economía mercantil?. De allí que “el sistema de producción para el unidades económicas de producción -en las cuales se encuentran relaciones de
mercado y el dominio del capital comercial en América Latina no disuelve sino servidumbre, de esclavitud y de asalariado- con una impronta de fuerza tal que
que impone formas feudales, ya que estas le permiten un nivel de apropiación del devinieron matrices societales.6 En este sentido, nos importan menos como
excedente de intensidad máxima”. Lejos de ser incompatibles, las estructuras se espacio físico productivo y mucho más como espacio de control social, político
hicieron compatibles. Más específicamente, Assadourian concluyó formulando y cultural. Su eficacia en esta función se advierte tanto durante la dominación
su hipótesis en estos términos: “El espacio desarrollado y dominante -tanto en la colonial como —y sobre todo— a lo largo del orden poscolonial.
fase del sistema de la economía mercantil como en la formación específicamente
capitalista- no trasplanta sus estructuras al espacio dominado sino que le impone
una economía de circulación y el tipo de relaciones de producción como estructura Tres matrices societales: plantación, hacienda, estancia
de la sociedad que convalide su dominación. Por lo mismo, dentro del sistema
capitalista mundial hay desfasamientos en la evolución de las formaciones, coexis- Según nuestra proposición, las sociedades latinoamericanas se constituyeron
tencia de modos de producción de jerarquías desiguales cuyos hilos y entrecruza- sobre la base de tres matrices que se correspondieron, a su vez, con sendas uni-
mientos maneja el espacio desarrollado”. Fue y sigue siendo, a nuestro juicio, la dades de producción económica establecidas durante la dominación colonial: la
mejor caracterización de la compleja explicación de la América ibérica colonial. plantación con trabajo esclavista, la hacienda con trabajo semiservil y la estancia
Ahora bien, siguiendo a Assadourian, no todas estas formaciones tuvieron
la misma jerarquía, siendo centrales las relaciones de producción en la minería,
en tanto “producción principal”, bajo cuya lógica se articuló todo el espacio. En ó. Nocimos “grandes" porque había muchísimas unidades de producción
el espacio peruano, al menos, fue la minería la dinamizadora de la economía, medianas y pequeñas, más todas las tierras comunales, integradas en el
i ii<.uilo <ie abastecimiento del mercado Interno. Agradecemos a Silvia Palo-
incluyendo la formación de los precios. En el caso de la retí il>»i. ion d. la lucrza mo. |uo por habernos-llamado la atención sobre este punto.

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