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144 l<.1t~) Historia del Africa negra, 1 Capítulo 4 - •~
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SHINNIE, P. .: Medieval Nubia (Sudan Antiquities Serviee) Museum Pamphlet
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2. }artúml1954. ' AFRICA NEGRA ENTRE LOS SIGLOS VII Y XII:
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Carrent An'r
rp
",,,, ,Th, iron age in Subsaharian Africa», VII, 4 oct. 1966.
1 !I

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f. Ajr. Jh. Sci., sept. 1955. En el 642 los árabes se lanzan desde Egipto hada el oeste imá- , l'
I
greb) J. En el 647 aplastan a las fuerzas del prefecto bizantino, y de

! .-1 este modo ponen fin a la dominación de Bizancio sobre el Mágreb .


Fundan, asimismo, la ciudad de Qairawán. Tras una detención tem-
r
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~.. poral, que corresponde al período de los cismas que dividían al mun-
do islámico, lanzan otra oleada invasora al mando de 'Oqba ibn
., Nafí, hacia el oeste; un verdadero huracán que barrió todo el Má-
1 .¡
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greb 'basta el Atlántico, en cuyas olas espumosas 'Oqba hizo penetrar
a su caballo estremecido aún, pidiendo a Alláh que le concediera otros
países y otras tierras que conquistar: Los árabes, en cambio, no pene-
I
I traron demasiado en dirección sur. Pero sí 'lo hicieron en el Kawar
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I I y en el Fezzán. Sin embargo, un contraataque bereber, dirigido por


Koceila, destrozó a 'Oqba (683), llegando hasta Qairwán, que fue
~~

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I I saqueada, y empujó a los restos del ejército árabe hasta Egipto. Ha-
san, gobernador árabe de Egipto, toma de nuevo la ofensiva, recons-
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I
truye Qairawán y echa al mar a los últimos bizantino s aliados con
I I los bereberes. Estos, con todo, bajo el mando de una especie de sa-
cerdotisa zenata, la Kahena, lograron rechazar de nuevo a los inva-
I sores árabes, a los que detuvieron hasta el 703, año en que volvieron
I
1 Mágreb significa país del Oeste, en árabe.
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146 Historia del Mrica negra, 1 4. Africa negra entre los siglos VII y XII
j 147

la exansión árabj en Africa del Norte


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campañaJ de 'Amr

campaña ~e reconocimIento
Sa'ad Ab _ Sarh (646·647)
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ibn al-As,

l." campaña de 'Oqba Ibn Naíl (669·670)


2." camp~ña de 'Oqba ibn Nafl (680-683)
campañaJ de Hasan Ibn Numan (95-705)
643.

de 'Abdulláh Ibn

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Fezzán
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a alcanzar lel Atlántico. En el 711, dirigidos por Táriq 2, los árabes pectivamente con demasiada facilidad 3. Finalmente, porque también
intervendrán¡ a su vez, otras tribus árabes muy diferentes de los beni
y los bereb~res convertldos al
Islam se lanzaron contra. Hspl1fi~, dende hilál.
desarrollar~lan una brillante civilización en tierras andaluzas (emirato,
Los ma'qíl, llegados de Libia en el siglo XIII, siguiendo el borde
luego calif~to de Córdoba).
Entre ~anto, el Mágreb seguía en plena agitación. Algunos diri- del desierto, serán rechazados por Abú Yúsuf en 1270, viéndose
gentes berFberes lograron, por tercera vez, expulsar a los árabes obligados a dirigirse hacia Mauritania. Estos serán los antepasados
hasta Egipto, lo que obligó al califa fatimí de El Cairo a incitar a de las tribus hasan.
los beduinbs beni hilál y beni soleim, originarios de Arabia y que De cualquier manera, la cO~l!ista árabe-islám~a constituye un
efectuabanl razzias contra Egipto meridional, a que prosiguieran su fenómeno histórico trascendent para los tres continentes (Asia,
marcha hada el Mágreb. Africa y Europa) de cuyo punto de unión partió. Es verdad que en
Pese a(los pasajes de Ibn Jaldún, en los cuales los compara a la la costa oriental, y a través del Sáhara, los arabo-bereberes sS!dedi-
langosta, q¡ue no perdona ni siquiera a los bosques, la expansión hila- carán al tráfico de esclavos negros, quelrá en-aumento Fl~ista~l
I
lia~a del sfglo XI no. debe ser considerad~ como una ~valancha a.ni- sTgToxii. Con fOGO,oaran a Kfrlca una de sus principales religiones,
EJpi.j
. quiladora 1 destructiva: «Sembraron -dIce Ibn Ja:ldun- la ruma ~J:.'<.D transformando ademas areas enteras de su paisaje soclOculfüral. Eíi
~~~ allí donde l. antes, desde las tierras de los negros hasta orillas del ¿. ~~ efecto, los intelectuales árabes, geógrafos e historiadores, van a pro-
porcion~ Negra l,!n inestimable benc:,ficio al permitimos
(5jd'lL) MediterránFo, todo estaba . cultivado». Hay que evitar dramatizar

• exageradamente este episodio. Primero, porque una de las consecuen- ~ conocer or medio de los textos las realizaciones sodopoliucas del
cias de la (invasión hilaliana fue contribuir a la popularización del -Ir B ad as- u an, asta ta pun o que e en amos esear que u resen
~.~~ Islam. En segundo lugar, porque sería falso oponer radicalmente a 'J..,D- llegado antes aún. !--a
geografía era, para los árabes, una necesid3d,
nómadas Yí sedentarios, identificados con árabes y bereberes, res- ! porque en su imperIO ea smopotitá, que se extendera de 10s Pirineos
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au.·lt.Jt::. I / '

2 Dchebel al-Tárik, que dio, por deformación, Gibraltar: «montaña de ~-¡:::.H,,~l.& 3Y. LACOSTE: lbn Khaldoun. Naissance de l'Histoire, Passé du Tiers Monde.
~ T' 'k I Maspero,París, 1969, cap. IV.
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O·)A- po~ ~ ~I" .dAJ. ~~


b /)N) •••• ~t>c..i.f~-'rel8
Historia del Africa negra, 1 4. Mrica negra entre los siglos VII y XII 149
148

a la India, eran necesarias obras que sirviesen de guía. Tanto más I


ce de 10s bereberes nómadas. Los maqzara de Al-Idrisi son segura-
que, cada año, convergían hada Arabia verdaderas masas de gente mente los antepasados de los serer, de los tukulor y de los wolof.
provenientes de todos los puntos cardinales, utilizando rutas largas Los serer citan todavía nombres de aldeas que sus [antepasados
y difíciles para constituir, alrededor de los santos lugares de La Meca, habrían ocupado en el Adrar mauritano; y la tipología de los vesti-
algo así como un microcosmos del que los eruditos avisados podían gios arqueológicos (ruinas y objetos de alfarería) vienen /a confirmar
extraer una información única, concreta y precisa sobre el mundo tales afirmaciones, aún cuando es necesario matizar tales tesis. Si
entonces conocido. Ptolomeo fue traducido al árabe, y los geógrafos las aldeas de la mitad septentrional del Sin~ reconocen set originarios
árabes hicieron una brillante contribución a la Geografía, ya antes de del Futa Toro, debieron hallar en el lugar a los so, o' ~océ [sosé] ,
las aportaciones de los portu1anos europeos. cuya tradición dice-que vinieron del Gabu (Guinea-Biss~u). Los sosé
nos han dejado túmulos piramidales, que no son otra ~osa que las
tumbas de sus próceres. El encuentro entre los serer y lbs sosé tuvo
lugar en las cercanías de Nyakkar, en Sañe Fo10, lugarisagrado. La
n. AFRICA OCCIDENTAL profunda mezcla entre ambos grupos condujo a la con titución del
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¿ ~ pueblo serer, cuya homogeneidad queda demostrada, entre otras co-
A. El Bajo Senegal sas, por la lengua.
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Así pues, en el este se hallaban los maqzara,y en el es e, los bafur.
A partir. d e1 s1· g1o x se produce un recrudecimiento
,. (d deld empuje , Eran pueblos negroides más o menos mezclados con bereberes y ju-
bereber hacia el sur, bien por razones eC~)!~OmlCas esleo e asegui díos. El reino más importante entre los situados en lo~ límites del
lId las minas de m-0 sudanícas o, por o menos, e desierto, era el de Tekrur, a la salida de la vieja ruta tdns-sahariana
rarse e _contr~ e 'ffib. 1 metal) Sren por razones climáticas.
que, proveniente de Marruecos, pasaba por Sidchilmask, Walata y
t~!:s:%;dc~~! ;~:ts~~io ~; habían ~onsegiiidoagrupata1f~os l:-~- Awlil. Data probablemente de los primeros tiempos dd la era cris-
tuna '1a os mesu f a y a los dchoddala en .una vasta d . teceracron,
con TI ' tiana, y su nOII?bre será utilizado, en un comienzo, para) designar en
aumentaron su presión y, durante el gobierno e su je e 1 utan
(836-837), extendieron su autoridad sobre vastos grupos de negro- bloque a las. t1err~s de los negros. Se extendía a orillas del Bajo
bereberes instalados en los alrededores de Awdaghost y otros centros Sen;gal. HaCIa el siglo IX estaba gobernado por una dinaJúa fula que
de la actual Mauritania. Efectivamente, estas regiones estaban ocupa- habla v~elto del ~?dh atravesando el Tagant: los Día O~o.
das ya, sin lugar a duda, por. una pobla;ión a l~ ~ue los autores . Segun 1\l-Idnsl, Tekrur era un reino cuyo soberano, índepen-
antiguos han dado nombres diversos. AS1, Al-Idrisi nos habla del dien.te, poseía esclavos y tropas, y era famoso por su ehergia y su
país de Qamnuriya (Mauritania), que llama también la Tierra del sentIdo. de la justicia ". Su país era seguro, pacífico y trknquilo. El
Maqzara de los Negros (Arz Maqzarati as-Sudan). El sur de esta
comercio era muy ?~t1vo: importadó~ de lana, cobre ~ perlas de
zona había estado ocupado por las ciudades de Awlil y de Silla, de
~ar~ecos, exportacron de oro y esclavos. La población se ¡alimentaba
Tekrur, de Daw, y de Barisa, en tanto que en el norte habrían exis-
tido también numerosas ciudades corno Qamnuriya y Nighira. Tal e mIJO, pescado y leche. Se vestían con ropas de lana o ti 1 d'
para los pobr Elori d ' e a go on
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habría sido la situación por lo menos hasta la llegada de los zaghawa -sigue dide:d~ Al!i~:~~eLe e,Jekrur qu~ se .c?nvi.~.tó al Islam
y de los lemtuna nómadas, que «emparedaron», valga la palabra, que obligó a sus súbditos a abraz:rlaDc~abl Ndíai, hI~~1de Rabis,
a los dchoddala de la costa atlántica, y terminaron por invadir el Pero ya desde el 980 los Di O misma fe. Munol en 1040.
Qamnuriya y dispersar a sus habitantes; Awli1, construida sobre una por la dinastía de 1 M a go de Tekrur habían sido cfIerrocados
isla en la costa atlántica, el norte de las bocas del Senegal, debía su os anna, rama del 1 N k d i
importancia a las salinas que poseía y a su posición en la ruta trans- t:u~~n;s~í:~b:;¿~~~ii~~o;~s Dyara: t.ofe~a y~art1~ s~BI~;a~~a~:
sahariana occidental, que unía el país de los negros con Marruecos.
almorávides sanhadcha de Y ahlmo.vblml~onto Político-re1igi~'SOde los
Las rutas que relacionaban a las mencionadas ciudades del norte ., 1 ,a ya 1 n mar· pero t d 11
f rrrran a aplastante derrota d T bE.ll' o os e os su-
y el Senegal fueron desapareciendo paulatinamente, a causa del avan-
dchoddala, en la que perdió 1 e· e len a (1056),. a manos de los
a VId a e santo morabito. I

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.' ~{ 150 Historia del Africa negra, 1
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4. Mrica negra entre los siglos VII y XII S~\~.,.,~ f:"J'1 Jj, fb ~
A meqiados del siglo XIII, los sosé, sarajo1e expulsados de su ~c...:,
l~gar ,de 1rigen, llegaron del, este y se apo?eraron del.poder. Su c~)Íncia~, gproxímadamente, con el de los d00lmentl1s--.á!:'@egEn g~ ~,
dinastía, n¡o m"?su1mana, 10!S~0 conservar la independencia del país ticular, l.os restos exhumados por las excavaciones arqueo1ógltá~~<.o.~
hasta su conquista por el dirigente maliano Sakura, a fines de siglo, ~.re~el.l ilustrar de manera sorprendente la relación de AI-Bakri:
por m~dio ~: los reyes Dia:wara. , «Gana -no~ ~dice_:l ~ árabe-_ se g.a!,!1a_
así-por el título de sus
. Mas ~~cla el este, dejando .atras aI~os ~r~ncipados de menor ~~es»\: .,;gs_?~CIr,_que el ?<?mbre g~fic.fL~a ~~lgo_ así coi'ríorey
lmportancl¡i, se encontraba el remo de SIlla, proxirno a la confluencia .?~ag. Paulatinamente, el título real acabará designando al país.
del Senegal y del Paleme. Al-Bakri nos informa sobre su muy nu- l\unque tampoco debe descartarse laevolución contraria.
merosa pohlación y sobre su poderío, casi igual ·al de Gana. Conver- Gana se hallaba situado al norte de las dos curvas divergentes de
tido al IslJm bajo la influencia de War Ndiai, guerreaba contra sus los dos Senegal y Níger. Engloba5a esencialmente al A wkar en el
vecinos nOI'musulmanes, como los soninke del Galam. Asimismo, norte, y al Hodh, al sur. La región era denominada con fre~uencia
comerciaba con sal, anillos de latón y ciertas bandas de algodón de '.X'~gadu (país de los rebaños) y, en efecto, el Sáhel sudánico se bene-
gran anchura. AI-Bakri cita a otros tres principados entre Silla y ficiaba entonces de un clima húmedo ue favorecía la cría del anado
Gana: uno Ideell()s practicael culto de la serpiente ~ªgrada. e incluso la agricultura. Además, su situación en contacto con os
'iI'o-do~es!o nos ~muestra l~~gran densidad de población del Sáhel zonas, la sahariana (es decir, también magrebina) y la sudánica, de
que, tras -11 dese-cación~del Sáliara, se convirtió en una zona .agrícola produccÍ6n variada e incluso com lementaria, había l1)ado de modo
de refugio ~ 'en una zona estratégica desde el punto de vista comer- ~atura . a reglOn a una ructuosa unción comercial. Pues bien, hada
cial. Este fue el secreto del surgimiento de Gana. el siglo IX habitaban el Hodh y el Awkar, pastores de origen
bereber (sobre todo sanhadcha) y agricultores sedentarios negros, sin
contar los numerosos grupos mestizados. El elemento dominante
estaba constituido por los ba fur (bámbara o mande, tukulor, wolof

~.::1enes y serer), sin olvidar a los songhai en el este 4. Todos estos grupos
étllÍcos vivían, pues, en esa época mucho más al norte de donde
viven hoy, de lo que dan fe sus propias tradiciones de origen y las
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Se tratJ del primer imperio negro que conocemos con suficiente analogías sorprendentes entre 10s utensilios usados por ellos en la
precisión. tara ello disponemos de informadores árabes, siendo los actualidad y le;: restos ?e ~bjetos de alfarería hallados.en .::1.AW'ka~:,..,~
principales ¡Ibn Hawkal y .kI-Bakri. El primero viajó desde Bagdad y en el Taganf, Los soninké, sobre todo, cuyos descendientés cornpo=r.•.
hasta orillas del Níger o, por lo menos, hasta Awdaghost, en el 970; nen el-grupo s:ifa.jole:",cél'marka, el diula, el dafing, etc., deben se~~
no duda eri decir que el emperador de Gana «es el hombre más rico considerados los verdaderos fundadores del imperio de Gana 5. E~~~
del mund~1 gracias al oro». Un siglo más tarde es Al-Bakri, escritor cierto que el Tarí¡ as-Sudán da cuenta de una dinastía blanca for- cI-A...
ár~be de C~rdoha, quien, en. su célebre Descrip'ción de Africa. sept~n- mada por cuatenta y cuatro príncipes, que habría reinado en un
trional (1q87) nos proporciona detalles precisos sobre el imperio. primer momento sobre el Wagadu, aproximadamente antes del 750~ Ce4tf~
Mucho més tarde, finalmente, en los siglos XVI y XVII, los taríj de Los blancos se habrían mestizado cada vez más profundamente hasta:
Mahmúd Kati v de 'Abderrahmán Sa'adi nos ofrecen una información dar lugar a
una dinastía puramente negra. Ciertamente, Mahmúd
suplement¿ria'-Es necesario añadir la tradición oral, pues, en 1914, Kati, en su T aríj al-Fett ásb, opina qué la subida al poder de los usur-
cuando BÓnnel de Mézieres preguntó a la gente de Walata dónde padores se debió a una revolución de palacio llevada a cabo por los
se hallabal situada la anti~~a capital del ~a.na,. éstos, que sólo dis- dignatarios negros de la corte, que ofrecieron el trono a un· rey
ponían de relatos transmitidos oralmente, indicaron un lugar que
.(
4 Ciertos autores presentan a los bafur como judíos expulsados del Mágreb
* Para ~vitar confusiones entre el antiguo imperio y el país actual (la ex por la invasión hillaliana.
Costa de Oro británica), utilizaremos: Gana) para el primero, y Gbana, para el 5 Al-Zuhul'Í escribe que Gana atacó a los pueblos vecinos, que no conocían
segundo, tanto más en cuanto que no hay ninguna razón lingüística ni fonética el hierro y que combatían con mazas de marfil, en tanto que los ganeanos dis-
para escrib~r Imperio de Ghana en vez Imperio de Gana. [N. del T.l ponían de espadas y lanzas.

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152 Historia del Mrica negra, 1
4. Africa negra entre los siglos VII y XII I 153
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negro (kaya maghan, «el dueño del oro»), que sería el fundador de negros, exceptuado Gana, que desde fines del siglo x iba a tomar la .
la dinastía de los Cissé [Sisé] 6. Tales suposiciones, tan frágiles y iniciativa y a instalar un gobernador negro en Awdagh&st, al mismo
formuladas diez o doce siglos después, han ido Ilevadas aún más tiempo que éste hada construir una casa para su uso personal.
lejos por Delafosse, que atribuye un origen Ubico a los fundadores La prosperidad de este conglomerado urbano rebosa' te .trans-
del reino. Es muy probable que el significado de la palabra sarajo1e -ªcciones economicas, rodeado e uertas en as que a undaban los
-hombre blanco, en razón quizá de la lejana y parcial ascendencia pepinos, y de vergcles de datileros e higueras, que fo+naban como
.•,)lanca- haya despistado a más de un cronista antiguo y moderno. una pantalla contra los ardores del desierto, su importancia como
El origen del reino es, pues, casi con seguridad, autóctono, aun en centro islámico dot.ado de una mezquita-catedral (dcham~) y numero-
el caso de que el' comercio de sangre y bienes-con los bereberes o sas mezquitas menores, todo ello fue cantado por Al-Bakri 8. Este
sernitas saharianos haya' podido tener alguna participación. En todo autor dice: «Es particularmente próspera la cría de cfrneros y de
caso, es con la dinastía negra con la que el reino aparece y se impone ~o bueyes. Por un simple mitkal pueden comprarse no menos de
en 1~ ~istoria, .adquiriendo l~s,proporciones de un ;er~adero iñl~erio ( ,,~ •..'t'" ~ diez carneros. Se encuentra abundante miel, que llega d1l País de los
a parttr del sIglo x, extendiendose desde ~1 T.agant ,d A1~0.~lger, )< ) Negros. La población vive a gusto y posee grandes riquezas.
y del Senegal a Tombuktu. En efecto, Ya qubi (872) escribió: «El FrfO Su mercado está siempre muy animado. La pobl~ción es tan
rey de Gana es un gran monarca. En su territorio hay minas de oro, densa, el clamor tan fuerte, que apenas se oye lo que dice el vecino.
.:L tiene sometidos a. gran número de remo&>. Remos negros del Las compras se pagan en polvo de oro, pues no hay pla¡ta.
sur, como Tekrur o como Sosso; la regi6n del delta central del Níger, Se ven bellas construcciones y casas realmente elegantes.,
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en el este; principados bereberes, como los de Walata y Awdaghost 7. . La población es en su mayoría bereber». ' I
[( A1-Bakri no olvida mencionar los exquisitos platos ~e su cocina,
preparados por las negras, ni la gracia proverbial de las muchachas
2. Awdaghost del país, de las que exalta las cualidades con lirismo y P¡reciSión: «Se
Este centro era un oasis cuyo establecimiento humano databa del ven [también] muchachas de rostro muy hermoso, d~ piel morena
siglo VI, aproximadamente. Se cree que era el T~gdaust de la actu~- dara, de cuerpo flexible, de pechos firmes, de talle fino y hombros
lidad en el Tagant oriental. Se trataba de un 11I!E0rtante empogo ~ llenos, de ~aderas ~~undantes, de sexo recogido ... », I
de. m~ orÍa bereber. Parece ser que-;'üfrlO destrucciones y reconstru~-tt(Z¡b L~s mujeres teman nalgas tan desarrolladas -sigue diciendo-
dones sucesivas. gunas de las edificaciones exhumadas poseen hab1~o que S1una de ellas se encontraba echada sobre el costado no necesi-
tacionesdestinadas sin duda a servir de depósito. Entre los siglos IX taba. moverse p.a_raque su pequeño pasase de un lado ~l otro por
'1

y X -según Ibn Jaldún- estos bereberes, bajo el príncipe Tiklán, debajo de sus rinones, «tan arqueada era su cintura y tan b It d
y bajo su sucesor el gran conquistador Tin Yerután Tilután, que sus caderas». , I a u .a as
podían reunir, según Al-Bakri dice, con alguna exageración, hasta
cien mil jinetes y camelleros, sometieron a tributo a ciertos grupos Además, solían permanecer echadas sobre el lado I it b
moverse para no romper el armonioso equilibrio de sus '1 y evi a an
, 6 Recordemos que el clan de los Cissé, o Sisé, no debe ser confundido con Tales eran los productos refin do dI, ' . posaderas ...
el de los Tunkara, o Dukure, clan de los Kusa (jefes cautivos). dulces i ' a os e comercio cara vanero y las
7 Para las importantes excavadones realizadas en Tegdaust por el equipo del desi::;~nes que poblaban los espejismos ardientes ~e las rutas
de]. Devisse y de D. y S. Robert, d. Tegdaust, l, 1970. «El yacimiento de Teg-
daust constituye, en todo caso, por la amplitud de los descubrimientos medie- I
vales llevados a cabo (... ) un lugar privilegiado en el comercio trans-sahariano en
una época anterior a los siglos XII-XIII. Hasta el presente no hemos podido 3. ,Organización política I
descubrir ninguna indicación contraria a la identificación Tegdaust-Awdaghost.
Antes bien, los indicios que tienden a identificar la curva de la historia de la
r~ L " , b I
población de Tegdaust, tal como la revela la arqueología, con la de Awdaghost, ~'1 i y se ~;i;:J~Ot ~ra, es quedar~n impresionados por la prosperidad
tal y como la describen los textos, son numerosos e importantes.» Sobre todo,
los niveles sucesivos de ocupación descubiertos parecen coincidir con la historia
91fdPÓ g e ana, aun aquellos, la mayoría, que habi~n visitado
conocida de la región. Ot 8 Traducción francesa de V Monteil el'
Dakar, diciembre de 1967. . "ongreso
l'
nternaclOnal de Mricanistas,

r _.~----_._-----_.
I
I C..A , l.
~.~ \)I)tt')'l;~.;> ~<.4(.Q..> ~ iVre.
J
154 r Historia del Africa negra, 1 ~ ~~ Ut:o. q;CSA.:1
l' 4. Africa negra entre los siglos VII y XII 155
las grandes ciudades del Mágreb e incluso las de España. El Gran
~ Consejo dFl Rey comprendía a altos dignatarios, algunos de los era matrilineal; es decir, al rey Ie 'sucedía el hijo d~ su hermana.
cuales eran ex esclavos o musulmanes; también quedaban asociados y esto para tener la seguridad -como dice Al-Bakri- de que el
al gobiern3 los hijos de los monarcas vencidos que permanecían en la sucesor fuera siempre de sangre real, pues si no se tiene la certeza
corte com rehenes. Cada mañana el soberano (tunka) salía a caballo, de ser el hermano de su propia hermana, no puede tenerse la seguri-
l
en una es~ede de ronda de la justicia, acompañado por todos sus dad de ser el padre de su propio hijo. Pero sobre todo, porque el
funcionari9s, y daba una vuelta a la. capital, deteniéndose de vez en sistema matrilineal parece haber sido en un principio práctica corrien-
cuando palla escuchar eventuales quejas de sus súbditos más humil- te entre los pueblos negro-africanos, práctica relacionada seguramente
des, y actd seguido, ordenaba que se les hiciese justicia. La ronda con su, carácter agl'i~io 9.

del atardecer, en cambio, no debía ser ihi:errumpida. La sucesión Sólo conocemos algunos nombres de emperadores, como el del
tunka Menin, que ascendió al trono en 1062, y que era sobrino de
su predecesor Basi. El emperador no era musulmán, sino «animis-
ta» *, como la mayoría de sus súbditos, El principal culto era el del
dios-serpiente de Wagadu (Wagadu-Bida), antepasado-tótem de los
\ hacia Sldchllmasa
sisé. Según la leyenda, e[ dios salía de su guarida el día de la entro-
e Teghazza (sallnasl
nización de los reyes, y recibía en sacrificio anual a la más bella
~ muchacha del país 10.
. Pero el emperador manifestaba una benévola tolerancia respecto
'f'O\.uIP"cP-- . a los musulmanes, Pl1es los intérpretes, el tesorero y la mayoría de
e Tebferllla los ministros eran elegidos entre aquéllos, seguramente gracias a su
e- competencia técnica. La corte del tunka resplandecía por su magní-
(W'~~
fica profusión de oro.
«El rey -dice Al-Bakri- se cuelga del cuello y de. los brazos
joyas de mujer * *. Se cubre 1a cabeza con altos y puntiagudos bo-
netes, adornados con oro, alrededor de los cuales enrolla un t~r-
OCEANO
bante de algodón muy fino. Concede audie~cias y escucha las quejas
bajo una cúpula. A su alrededor esperan diez. caballos con paramen-
tos de tejidos de oro. Detrás de él se hallan diez pajes portadores de

9 DIOP, CHEIKH ANTA (Dióp, Sheij Anta): L'unité culturelle du monde


noir, Présence Africaine, París, 1959, págs. 31 y ss. .
10 Se dice de Maghan que un día, viendo a su prometida, la joven virgen
Sia, abandonada al animal, lo mató. Pero la pitón era el dios de la fecundidad:
su desaparición habría desencadenado la desertización del país.
* Fue Tylor el creador de la palabra animismo, que tanta difusión tuvo
posteriormente. Sin embargo, el término es suficientemente ambiguo, incorrecto
Gana e inexacto, como para justificar una utilización cada vez menos frecuente. Con
limita aproximado todo a falta, por el momento, de un término más adecuado y de un estudio
del ralno de Gana. más profundo y menos eurocentrista de las religiones no universalistas, seguiré-
ATLANTICO
-~ prínclpales direcciones
en el tráfico de oro.
mos empleando animismo y animista, aunque con cuidado, y, en nuestro .caso,
para designar a las religiones africanas diferentes del Islam y del cristianismo.
Cuando sea posible, sin embargo, sustituiremos el término por otro que con-
limite actual del destertol
sideremos más adecuado, e incluso por una perífrasis. [N. del T.}
~ acantilado. ** Para los musulmanes, sobre todo si eran puritanos, la profusi6n de
! I 200 Km. joyas y adornos en los hombres de Gana debía parecerles «algo femenino»,
pues en el mundo árabe-bereber sólo las mujeres se presentaban recargadas de
joyas. [N. del T.]
"l~~
:-'J3
4. Africa negra entre los siglos VII y XII 157 :1
156 Historia del Africa negra, 1 ~

escudos de cuero y de espadas; visten de modo soberbio y llevan y la amplitud de. ~as ruinas, a la descripción que nos d'fjó .AI-Bakri,
telas tejidas con hilos de oro. tan llena de precisiones. «Gana -nos dice- es una vasta ciudad for-
El gobernador de la ciudad se sienta en el suelo, a los pies del mada por dos aglomeraciones. Una de ellas, situada enJa llanura, es
soberano; les rodean los ministros, igualmente sentados en el suelo. musulmana, habitada por comerciantes árabo-bereberes, por juriscon-
Ante la puerta de la cúpula real vigilan algunos perros guardianes sultos y sabios distinguidos. Hay en ella doce mezqui as, cuyo per-
que casi nunca abandonan al rey; llevan collares de oro y plata sonal; en su totalidad, es asalariado.» La ciudad real, ni musulmana,
guarnecjdos de cascabeles de los mismos matet1ales. se hallaba a seis millas de la anterior a&lOIllrración, ~ la rodeaban
La llegada del monarca es anunciada por medio de golpes en una bosques sagrados: "de ahí, el nombre de Al-Gaba (el bosque) que le \
especie de tambor llamado dúba (un tam-tam): se compone de una habían dado. Los grandes bosques eran .frecuentado.sJpor una .im- .
pieza larga de madera ahuecada. Al oírIo, la gente se reúne. Los in- portante casta de sacerdotes; en ellos habitaban también las serpien-
dividuos pertenecientes a la misma religión que el rey se arrodillan tes sagradas y estaban situadas sepulturas reales. No s~ permitía pe-
a su paso y se espolvorean un poco de tierra sobre la cabeza: tal es netrar en el bosque,. bajo pena de muerte. Al-Gaba ocultaba, además,
su manera de saludar al monarca. Los musulmanes, en cambio, se ciertas prisiones de las que no se salía jamás. La ciu4ad no musul-
limitan a batir palmas.» mana tenía también una mezquita para uso de los dign tarios musu1-
Cuando e'l soberano moría se construía una especie de cúpula de man:es que trabajaban en la corte. La residencia real s com onía de
madera bajo la que se colocaba su cuerpo, sobre un estrado guar- ün castillo y de varios edificios de tec o redondeado. todo rodeado
necido de alfombras y cojines. Junto al cuerpo se colocaban los ador- Ambas ciudades guedaban uni-
or una cerca semeJante.a un muro. de casas de pi~dr' y de madera
nos y armas del difunto, así como los platos y calabazas en las que . ave a or ea al'
as por una amp a . 1 sculturas y pinturas, y tema ven-
p~a:t}~~:ásh
acostumbraba a comer y a beber, llenos de comida. También se ' .
situaban algunos cocineros y coperos reales junto al cuerpo de su~
amo difunto 11. Luego se recubría el edificio con telas de diversos~o.
t!pos, y e:l gentío que presenciaba la ceremonia comenzaba a echar",~~'
de acacia..Adornaba! ~
tanas acristaladas.. E ., arzd, l
la siguiente descripción e os es j
va todavía más lbjos al dar?os
tablos reales del t6nka Kanisa:
.
«Cada uno de los mil caballos no poma echarse SI no era so re un
b
tIe~ra encirna hasta formar una pequeña colina, que se rodeaba pos- - Cada uno llevaba atada '. al cuello y. a una pa la, una cuerda.
gran pana.
tet1orm~nt~ con un. foso, en el que se dejaba una sola vía de acceso. de seda: Cada caballo disponía de un recrpiente de c bre Rara on-
~sta prac~l~a, consIderada. bárbara, queda explicada por las concep-
nar (... ). Cada caballo tenía .a su lado a tres pers?na;ldestmadas a
ciones religiosas neg;~-afncanas. Es posible, también, que se tratase
de una ga~antla política para evitar que su séquito 10 envenenase su servicio, una para la comida, otra para la bebIda 1¡ una tercera
ya que sabia que su suerte se hallaba ligada a la del rey. ' para la orina y las deyecciones. Cada no~he, desde 10 alt~ de su trono
de oro rojo, y rodeado de numerosos criados que portaban antorchas,
el soberano contemplaba a diez mil súbditos inVitadoJ a cenar en
4. La capital su palada» .12. .

La identificación del lugar donde se hallaba emplazada la capital


Pero ¿qué encontramos hoy? Una planicie esquistos 1evemente
ondulada por dunas de perfil suave y salpicada de marás de hierba
l
del Gana ha provocado numerosos enfrentamientos. Una copia del y de arbustos espinosos. Esto es Kumbi. Desde 1914'}Bonnel de
Taríj al-Fettásh reproduce la siguiente versión: «y el nombre de su Mézieres, Thomassey y Mauny, entre otros, han realizad excavacÍo-
ciudad (del rey) era Kumbi, de considerable extensión». Ahora bien, nes en el lugar; en él se ha descubierto una vasta aglome ación cons-
cuando en 1914 Bonne1 de Mézieres pidió a los lugareños que 10 truid~ 'Sobre un montíc~o, resultado, quizá, de la aCU1fulación.de
condujeran al lugar donde se hallaba situada Gana, fue conducido suceSIvos estratos de rurnas. Los muros puestos a la luz han SIdo
directamente a Kumbi Saleh (Kumbi la santa); a menos que la pala- construidos con bloques de esquisto y han sido levantados ~on ángU10s
bra Saleh no sea el nombre de uno de sus. soberanos (cf. M-Idrisi). de gran exactitud. Exteriormente han sido reforzados pot pilares de
Sólo este lugar parece corresponder, por la posición de ciertos puntos susten tación. En general, las calles presentan un trazado n~to. El cen-
11 Como en Nubla (civilizaci6n de Kerma).
12 T aríj al-Fettásh, traducci6n de O. Houdas. ~d. A. MalsonLuve París
1964, págs. 76-77. I ' ,
\
,1 .
I

4. Africa negra entre los siglos VII y XII 159


158 Historia del Africa negra, ,

tro esta 0fupado por una gran plaza, y las calles secundarias mueren Con frecuencia, los mercaderes magrebíes, para eludir los onero-
en una gran avenida que va de sur a oeste. . sosservicios de los wangara, proseguían su marcha hasta las regiones
Todasllas habitaciones posee~ un suelo. cuidadosamente embal- mismas en que se encontraban los placeres, realizando un comercio
dosado cae grandes placas d~ esquisto de casi dos metros de longitud. mudo con los indígenas, cuya técnica se remonta a los cartagineses
y, antes que éstos, a los comerciantes egipcios que iban 'al país de
Una esca~era conduce al p.nmer. piso o al segundo, así corno a la
terraz.a, r9s~rvada par~ la vida privada, en tanto que las habitaciones Punto Al llegar, hacían un gran ruido golpeando gongs y tambores
del pISO 1J¡aJose destinaban a las transacciones y a las recepciones. con el fin de avisar a los eventuales clientes, y luego desembalaban
En los muros se habían practicado nichos triangulares, con el fin de las mercancías: lanas, algodones, sedas, púrpura o bien, con mayor
frecuencia, anillos de cobre, cuentas azules, sal, dátiles e higos. Las
posar en eras utensilios, lámparas, etc. .
depositaban en el suelo en montoncitos y luego se alejaban" mo-
. El cenr:nterio descubierto en Kumbi está constituido por un edifí-
mento en que los autóctonos se aproximaban, elegían lo que querían
c:o funera[I0 co1umnad,0'y por tumbas con estelas que llevan inscrip-
de esta especie de escaparate sin luna, y dejaban al lado de cada
ctones en Faracte~:s arábigos ', Por otro lado, el material desenterrado
montón de productos lo que, según ellos, era equivalente a su valor
(clavos, ~pngs, t.l)eraS, martillos, cadenas, cubiletes) y la ~?sición
en polvo de oro, retirándose a su vez. Entonces los mercaderes se
de Ios craneos mirando al este, denotan que se trata de la agiomera-
acercaban de: nuevo, y juzgaban si la transacción les convenía. En
ción árab9~bei:eber. Queda a~n por descubrir la ciudad del soberano
caso contrario, volvían a alejarse sin tocar nada, o bien, en ocasiones,
y, en par~lcu1ar, la residencia y las tumbas reales de Al-Gaba, que tras haber disminuido la cantidad de sus mercaderías. Los autóctonos
podrían prpporcionarnos nuevos conocimientos sobre el antiguo Gana. volvían a acercarse ... y así sucesivamente. Cuando se llegaba a un
Pero algu90s autores, como V. Monteil, estiman que hay varios Ganas acuerdo definitivo y global, se celebraba con un gran concierto de
0. al menT varias capitales sucesivas. tambores. Existía, pues, una confianza ciega en ambas partes: aunque
no sabemos cuántas veces pudo ser defraudada... Si bien un interés
recíproco bien entendido impediría seguramente que se llegase hasta
5. La vida económica '~
ese extremo. -.,
i Ade~ás del polvo de oro, los mercaderes se llevaban consigo .
!
La vidl económica del imperio era bastante compleja. La presen- hacia el norte marfil, gomas y esclavos. . -,
cia de poz1s y de n~merosos jardi?es denota .cierto bienestar ag.rícola. ri • . Pero el tunka percibía un dinar (moneda de oro creada por los
Determinados pasajes de Al-Bakri nos permrten entrever las siluetas ~ califas) 13 por cada asno cargado de sal que penetraba en su territorio
de estos 9iudadanos ganeanos (los homb.res, con el rostro afeita~o; ~o.;~ y dos dinares por cada asno que abandonaba el país. El astuto trato
las mujeres, con la cabeza rapada), vestidos con ropas de algodon" d discriminatorio tendía seguramente a favorecer las importaciones, en
I
de seda o de brocado, según sus medios económicos. La riqueza deli a:n~oo especial las del más preciado de los condimentos, la sal. Aunque tam-
Estado provenía esencialmente del comercio y, sobre todo, del oro] bién es posible que la carga de un asno poseyese un valor superior
En Kumbi se han descubierto pesas tan ligeras que no pudieron ser d~ en el momento de la partida que en el de la llegada.
I
utilizadas más que para pesar un metal precioso. El or~ provenía ~ Las caravanas tomaban la gran ruta que unía el Africa Negra con
de las re~1ones h1efidion[les~ de Galam, de TIllmbuk ~ m~1\l~9 de elM1g~eb, D9.~9.ndoPOI 1\wdaghost O Walata
y p~r Sid~hi1masa¡ ca-
Bure, pot intermedio de ciertos merca~eres llama~os, wangara. El : pital de los bereberes zenata, situada en el Tafilalt (sur ?e Marruecos).
soberano ~jerda una especie de monopolio, que .consls.t~aen la apro- , . Fue en Sidchi1masa donde Ibn Hawkal declara haber VIsto un recono-
piación d~ todas las 'pepitas descubie.rtas, c?~ la mt.enclO~, al parecer, : cimiento de deudas, un «cheque», de 42.000 dinares (eq~ivalénte
de restrin'gir la cantidad de oro en circulación y evitar asr la deva.lua- \ a casi doscientos kilogramos de oro): tal suma se la debla un tal
ción. Porlotro lado, un gran bloque de oro, de por lo menos qumce Mohammad ben Ali Sadun a un comerciante de aquella ciudad.
kilogramos de peso (¡algunos dIcen que pesaba una tonelada!) se
hallaba fijado al trono del rey. Solamente el polvo de oro gozaba 13 El equivalente en peso del dinar es el mitkal (4,722 gr),
de libre dirculación. /J

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Historia del Mrica negra, 1 4. Mrica negra entre los siglos VII y XII f(;l?,).O'1::>U,d...e... I 161 .'i~
160
::~
nombre de al-murabtín (los del ribát 16){)~~~nde derrvará el de :t
Los' siglos IX y X presenciaron el apogeo del imperio del Gana. '.-[
En el siglo XI se producirán alteraciones considerables debidas al almorávides. Les confió la misión de imponer la verdadera fe por la
Islam y a la expansión almorávide. fuerza. Conve~eIí cm!aaiá=rñitíta1'~lÍésa~oravides
~denarcn Una furiosa dchihád por todo el Adrar ~ el Tagant,
contra los dchoddala y. los lemtuna, a quienes desPoj~r1n de su ga-
c. La gesta de Ios almorávides nado. Habiendo salido' de su mísera isla en número de mil, pronto

al Nilo», siendo el Nilo, en este caso el río Senegal. Ahora bi n, parece que
1.( El surgimiento \ 'h~ deban ser excluidas las' islas del bajo Senega1,pues no se puede acceder a ellas
~' a pie, en razón, entre otras cosas, de las corrientes marinas que ~enetran hasta
Para comprender cabalmente la epopeya almorávide es' necesario :~ ellas. Esto, sin contar con que el texto del Rawd indica que lb. isla se halla
recordar Que lo~ b~r@bere~~e mcstnron dursnte lar~o ti~mpo, y por \~j
:11;' s~tuada en paÍs dchoddala" es decir, no en el rio, sino en 1a hosta atUntlca
temperamento, muy reticentes frente al Islam. Esto puede decirse
tanto de las tribus veladas del desierto como de los sedentarios de
¡il~
f}t
comprendida entre el cabo Blanco (bahía del Lebrel) y el cabo }j'imiris. El pri-
mero de los dos archipiélagos que encontramos, el de la bahía d<tArguín, debe
las planicies del Mágreb. Pero desde el momento en que se convertían, ",j ser excluido, ya que, aun siendo el más cercano al continente )\ en el que se
I encuentra piedra de construcción, está separado de tierra por cantles demasiado
se transformaban con frecuencia en encarnizados prosélitos de la 1~ profundos.
nueva fe. Así pues, los jefes bereberes sanhadcha, de la costa atlán-
tica de Mauritania 14, practicaban, en el siglo X, un Islam muy rela-
r~
)$
Así pues, el más indicado parece ser el grupo meridional, do de se encuen-
tra la isla de Tidra. Una expedición del IFAN (Instituto Francés del Africa
jado. Cumplían con el peregrinaje, pero sobre todo como si se tratase
¡Ti Negra), de enero de 1966, ha permitido obtener alguna confirmación a la hipó-
de una formalidad política para reforzar sus alianzas. Pues bien, el I tesis. Efectivamente, la tradición local de los Ahl Budda asegura ~6e, en tiempos
pasados, había abundante agua potable disponible en la isla, y que los almorá-
jefe superior de los dchoddala, Yahya ibn Ibrahím, sucesor del célebre I
'm
vides vivieron allí un tiempo. Pero no nos dice nada sobre la! existencia de
Tarsina, al volver de La Meca, se detuvo en Qairwán, donde el sabio l~'
lc. una fortaleza, de la que no se ha hallado ningún resto, 10 que ~o tiene nada
'i ;,~.
Abú 'A-?Jiru de .Fez, al que había ido a consultar, quedó estupefacto '~,;
de e~traño, puesto q.ue no hay p!e9ras de construcción. Así pues, los almorávides
por su ignorancra del Islam: «Pero -replicó e1emir bereber- 'si ii habnan levantado tiendas y quiza un cercado con materiales prbvisionales 10
yo ~~y el, m~s instruido de mi país!» Consternado, el sabio se p~o- que, por otro lado! es conforme a su género de vida nómada y al aidor del clima,
I~
n:etlO a SI rmsmo hallar un teólogo que pudiese servir de guía espí- 1 .~ordelSco~t~ano, existe un vado transitable entre Tidra y el Jontinente vía
ritual a este pueblo. . "",h,," a 18a e enni: es el «Magta» cuya existencia se l'
~~:l
'.~

. Lo halló en la persona de 'Abdalláh ibn Yasín letrado d Sid ;rí~~bre~ ~~n~~aJJ~~~cdff~ter defensivo- ~a:~~;~e~~:í~~toSi~l: ;:;
fhllm~~a, qpue pafrtió, pues,. a .predicar la ortodoxia ~alekita po: tod~
a región. ero ue mal recibido or los dchoddala t . d
:,',
,~
~~ una camella de gualdrapa jaspeadaqd~ ~'te
descubIerto hace muchó .tlempo por
había dirigido en aquella dirección Fin a~o y rota fIue, provlde9cla1mente, se
sus rescripclOnes as e t'leas y en es ec o , a errotlza os or
, ;,'1
¡r~ s<;~orre8ponden con la existente e~ la islaente, i
Ra°radY111a fa~na de Tidra
numero maXlm
'-f
saao.
, o _ e esposas.
on s as In . t- ,di
ecroro pre cal tan
'
u casa fue incendiada y él f
'1
se re lere al
l'
'V

ue eApu -
:~
I~·
rávides,
¿Debe ser identificada Tidra pues con 1 r
que e
.'
w ama He los almo-
1,
E .n ,una especie de hégira, hacía so o con e ejemplo. d~ ,Idrisi? Recordemos que Al-Bak '::1' . e YUl m de Al-Bakri y con el Aw1il
1030 " 'í diciendo que se hallan muy pró . n ls tmgueC aramente Iyuni dd Awlíl. aun
discípulos lemtuna Yahya ibn 'Ó ' re~rose con dos fervientes . idi
P arece. COtnCI'U' oxrrnas. En todo caso 1 d " ~ ,
1m con la del lugar y la fauna de T' ,a escnpcI<pnde Iyuni
ref~g~o situado pr~bablemente en ~ar y 'Su ~rman~ Abú Bakr, a un no existe en la actualidad en el r hi . '1 SIdra, pero el top0nimo Iyuni
atIantlca 15. A p'artir de ' t
' C
na pequena pemnsula de la costa
es e momento los d
!"~
)8#J ?esaparecido? Puede ser, a menos q~eC ¡PIe ago. b¿ e .t~ata acaso de lun nombre
fl
a uir. uando alcanzaron el mili
ar,
lb
n
y a, eptos COmenzaron a
asin los bautizó con el li'g
:~
~,
Islote cercano a Tidra. no laya so revivido en el nom&rede 1wili
Con tod?, el problema de la identificaci' d' I ''
sal, no ha SIdo resuelto todavía. on e Awlil, centro de extracción de
14 El término mauro (m'
nido mahurim.'
15Q"
'
oro) proviene del latín maurus, -i y quiza' d 1 f
r e e- :;:,j, , :6 El vocablo «ribát», del qU~: h
Cf. MAUNY; Tableau géograpbí u .d l'AI'
dq~e occidentale au Moyen Age.
I
urza en Tidra al norte de N k hó
Rauid nos hablan de ~a isla o de un ua s ot; Ibn Jaldún (Kitáb al-'Ibar] el ,¡¡i rávides, prOVIene de la raíz r-b-t e ace, envar el nombre d~ los almo-
d:
hraba~a»! nos da la idea de lugar o n~~~ ua~~b:,dcome; sucede = 11a palabra'
retlt~do los a1morávides.Excluido el Ñfe111nsu1aa Iaque, al parecer, se ha~ían
Jaldún puede querer significar tanto «la;~r, 1: d)rNes~on«Bahr an-Nili» de Ibn
gu s e tIo» o las «aguas próximas f:€
¡~
11r;¡
¡~
= ~Ífu~~
aya eSIgn??oen un comienzo;

santa;
1110n, e ahí que el término «ribát»
°d~~d~pas~6dde <;ombatientesde la fe;
epositan y cuelgan las monturas para la I cabalgada
§l:
¡
r
t ~

¡ 4. África negra entre los siglos VII y XII 163

fueron treinta mil, con Ibn Yasín como líder espiritual y con Yahya
como general. Se les habían unido también numerosos contingentes
negros del Tekrur, movidos por motivaciones religiosas, pero asimis-
mo por su oposición a la hegemonía de Gana. Pero la rigidez de
Yahya hizo fracasar una vez más sus proyectos: habiendo prohi,hiClo
1"
el robo y la violación a sus guerreros, éstos acabaron expulsando de
nuevo al santo varón, que se replegó sobre Sidchilmasa, junto a sus
maestros espirituales. Estos le proporcionaron una escolta de discípu-
ri~~uadlana l. BALEARES - 1\0
. _.. . O adalQulVlr los absolutamente seguros y 10 lanzaron de nuevo al desierto. Así,
1086 ·ZaUaqa (Zalaca) 11 ~ '29f i.) de nuevo la predicación apasionada y frenética de Ibn Yasín le pey
SevJlla es-
\ \
O G;anada \..J¡f0'"'
I
mitió conseguir el éxito: treinta mil hombres armados de picas, lan-
1083 Algeclras zas, hachas y mazas, a pie, a caballo, en camello, en orden cerrado-
que nadie podía romper, barrieron toda el Africa sudánica occidental.

- lugar donde se reúnen las tropas para defender el territorio de las mar-
=r cas o fronteras contra los infieles;
1060 ,Marrákesh - lugar donde se ata los brazos a los enemigos de la fe.
Resumiendo, ribát encierra la idea de guerra santa, yde lugar de reuni6n
para preparar la guerra e ir al combate.
La idea de puesto de vigilancia contra el infiel y de monasterio fortificado
es derivada, lo mismo que la idea de convento de estudios y plegarias, valorizada
por el sufismo.
Ahora bien, a propósito de los almorávides, ningún autor nos habla de ribát
en este sentido preciso. Al-Bakri nos dice que Yasín llamó a las gentes al ribát
y que los almorávides forzaban a los vencidos a entrar a formar parte de su
ribát; pero en ese período los almorávides habían dejado ya su lugar originario
de retiro. La palabra ribát pudo significar, pues, ideas como «su secta», «su
cuerpo», «su guerra santa», «sus fuerzas».
El único autor que utiliza el vocablo exacto de «rábita» (fortaleza) es Ibn
I QV~~ Abi Zar en el Rawd al-Qirtas (1326). Pero Ibn Jaldún, que lo emplea en su
historia de los bereberes, no habla de fortaleza. Habla de ciertos bosquecillos
~~'"
""~ .
El movimiento
___ limites
almorávide
aproximados
en los que cada compañero de Ibn Yasín se instalaba por su cuenta. .
del Imperio almorávlde
~ en tiempos de su Por el contrario, en el Kitab at-Tashawiwuf, de At-Tadili, se dice que, ya
máxima extensión
(1086-1087)
desde finales del siglo XII -por lo tanto antes de la fecha que proporcionan los
demás autores citados anteriormente- Wazházh ben Zallú al-Larnti fundó una
residencia que llamó Dar al-Murabtín, es decir, «Casa de los aspirantes al cono-
cimiento» (del Corán).
Pero el tal Wazházh nos es presentado, por todos los autores, primero, como
maestro espiritual y luego como apoyo de Yasín. Este último se habría refugiado
junto a aquél tras su expulsión por los rebeldes lemtuna, los cuales fueron
amenazados de excomunión por Wazházh.
Por consiguiente, en este caso, el término «almorávides» puede tener dos
orígenes: o bien significa «los que se dedican a la guerra santa», «los que la
practican de manera ortodoxa», o bien significa «los de la Rabata, los del Dar
al-Murabtín». Se trataría, así, del convento fundado por Wazházh, maestro de
Ibn Yasín, en el Tafilalt, de donde este último cambiaría su vida de monje por
otra de, digaIDos así7 «cruzado».

••
.
Historia del Afríca negra"
1
II
1 4
. Africa negra entre los siglos VII y XII
., 1\

ro ia manera: en filas
1~5:'
164
' \I
Dios ama a aquellos que combd~ft.et;t segu:1ysUc;nt~.» I
a e un choque eo~tra. 1os d ehod _
2 Triunfo y organización cerra d.as, como si fuesen
y hyaunmoría
e 1 lClO
durante
. " . tr duo ron innovacion,s ~ev~' Mientras tanto, n\056 Llamado por Wazházh, su antiguo maes-
Parece ser que los almor v, " bere eres y en as ronter.. dala, Junto a Atar, e n Yasín habla vuelto al sur d. Marrueco? y
lucionatÍas en la socieda Pese
os nom~':'r os e Al-'Bakri que nos tro de S,d~ilinasa, .~b d la' ciu,dad. Consciente de~ Ju fuerza, este
~~ e un o .negro, y e o 1 lid °de los conocimientos del mismo había to~a'do poseslO.n ~ posible. ataque de los árabe de Marruecos
• hace-n' dudar un poco de a so ez había decidí o pr~venlr Ud . d 1 Far West» marroqq í) Y franquear
- """'-' , b 1 A" , es e= e« . I
,JN'.,
··'-"-i·
,.po A •••
J Ibn Yasín. ··b.
En efecto, Al-Bakri escn e. ~
Mataban a todos los per..
Ahora bien, 1 cmola,
e. . Ai2..
¡.cIP-m-
(de! Magro a - qsa,
el Atlas. Con "" tropas,
ten', ladas en las durezas de desierto, er-
A' llegando
,~. > donaban a ninguno». .. I . erró or el paso e _ ~Wl y,
encontraban y no per.
era practicada por lo~ m¡¡ablta~.que~
~ ~iga~a histót1caieili~astía
tambIén en Sidchilmasa con a
.
jaridchismo),
[aci
re aelOna]" .
da por matrtmo
on¡tilull\lll~ r~m~1

. nio con los rosternidas


~.1
imanato de Tahert. Existía
sufita (,otra de las ra~as dd

quedaban materializados por. as rutas


1
j'
fl'~1 el
e
IP-

I
vierites en su ar rente e, pen
alas rtcas llanuras del Mágreb,

batallas y poco después os a moravi es


'.
manos de su errur,
~

tada. Pero desgraciada~en1te mtrla, ;r: d


Abú B k
.u a bl
V!O
.

d
nte si un carrera ilirni-
abr;~;7a en una e las primeras
d~jaban, todo el poder en
I

dministracióhpermanente,
Tahert. Tab nexo~re~~h:~: y Tahert-Tozeur-Gafsa (sur de Tu- '> ~ Falto de un pod~r esta'[.1 b ;:nea a t o de efervescencia y,
Taherr-Sidchilmasa- w g . !<'ft"",
. , las re iones del deSierto se a, ~ a viesc dafiado or la es ruc-
nicia), por Wargk . era sin duda una costumbre culinaria «>, •••.• '" temien o que e empu e ~ morav,dc se u . a r ejan o c o
,A~í .smesf,la cmo.f:yla, f~~dea de jaridchismo, aborrecida P?r dlos1 ¡~ ;y Clón y a tera~lOn, e sus tle:a y '~~f i~n Tashfín ~([)lvió al Africa ,
preislámica, ue aSOCIaa a rÓ» _ ue recordaban el hadíz e .•. ~I ~ coman ante mterino a su primo u '.i b 1 _
malekitas L -como los almorávides 'nqa casa en la que habita un f ----- dánica en 1070 Para guardarse las espaldas y llev3f a ea o .•a eo
' 1 no entran en u - su , " d 1 d 1 ~ . t ti
pr,ofeta: « os ange es
bi
.
di
. / h "
eSlOn e
d las tribus bereberes desvián O as e sus uc as m es mas,
.
per';f;':'bién
al Efec las técnicas milita:;s fueron sometidas a ~ a,..!.P.,'
'os ra u~
I
decidió emplearlas contra el.~ran imperio negro del G~na. .
c es., tivamente la formación de combate dí de los nomadas, ufrir q. c.'"V~ - Con todo , 'ptlmero VOlVlO a Marruecos, donde su lugar temen te
disponían de escasos efectivos y que no po ran arn.eslarse a ~ id ~
p
Yúsuf se habla creado un imperio, presentándose co 1, liberador de
pérdidas masivas, estaba pensada para poder lle;;ar abea O una ra 1 a i los humildes y restaurador de la pureza de la fe contra m 1 corrupción
d
alternancia'
fracaso, de huida
en la a;ranceso eny laretlra~a.s,
surrusron.qupeara dese
e11moca
o, se coa1n,
ocaebnancalso tl\~+:1S
?s ea-e I de los tiranuelos locales. * filas dde su ejército crecíana sin cesar.
, hLas
ballo" los camellos o bien otros animales, en filas con el fin de I En 1062 funda Marrakes ,se apo era de Fez, choca, en el nort~,
formar muros de protección detrás de los cuales poder refugiarse con i con los puestos avanzados de las tropas andaluzas; luego vuelve hacia
e! fin de reorganizarse y volver al ataque. I el este y, tras haber tomado la capital ZCMta de Tlemeén =. extiende
El dchihád aImorávide, por el concrario, alteró profundamente ' su poderío hasta Argel. Esta era la situación cuando Abú Bakr vuelve
esta táctica. El ejército estaba formado por jinetes, camelleras y sol- al norte en 1070, halla ante sí no ya a un lugartenient , sino a un
dados de infantería. En combate, los infantes se situaban en filas, la general cargado de gloria. Frente el prestigio de Yúsnf, f,bú Bakr se
primera de las cuales -cuyos soldados iban armados de sables y inclina y, honrado con numerosos regalos principescos, vuelve a tomar
1anzas- tenía por misión detener al enemigo. En las filas siguientes los caminos del desierto, est.ableciéndos en Tagant. Allí Ireúne a sus
,. situaban las jabalinas, lanzadas con maestría, y de las que cada fuerzas para reducir de una vez a Gana; e CUenta con la a~da de un
soldado tenia una provisión adecuada. A la cabeza de Ias tropas, un
abanderado atraía las miradas; cuando éste caía y cuando el estan-
célebre morabito, el,ímam Al-Radrami.
.
l'
darte se inclinaba, quedaba prohibido terminantemente huir; en ese i
mODlento era obligado inclinarse y, «más firmes que las propi., rnon-
tañas» esperar el choque final, en esto se seguía el ejemplo del
profeta , y de los califas
',' asi C01l10 el precepto coraruco.
, .' «En verdad
• Lo, m', 'tti.."t~ ~tudi,:, (corno lo, de V. Monteíl, por ~plo)
1070 cOI?ofecha de la fundaclon de Marrákesh, y no 1062. [N.
** C1udad de 1a Argeli a actua,1 tamb'ren
, conoci'da en E-T'
spana el
íT.}
dan

por reme
' " cén. [N. del T.} I

, I
·'t
-,

166 Historia del África negra, 1


I 4. Afríca negra entre los siglos vn yxn 16'

I Después. de este comienzo tan brillante Yúsuf volvió a Marruecos


3. El declive de Gana y el fin de los almorávides \1 con el título de «Amír al-Muslimín wa Nasr ad,-Din» (Emir de los
Hastal este momento, Gana no había sufrido demasiado por los creyentes y defensor de la fe); pero poco después fue llamado de
ataques periféricos de los almorávides, gracias a su ejército de nuevo para socorrer a los árabes españoles, pese a la oposición de
0 los emires. Nada más desembarcar se apoderó de Granada y de Se-
200.09 ~ombr:'S, de los cuales 40.000 eran arqueros, contando
ademas cClnuna Imponente caballería --con la dificultad es cierto de I I villa, y barrió a los cristianos hasta los Pirineos. Sólo Valencia resistió,
l~,p~quefa talla de los caballos. Pero es muy posible que ~ste . j con Rodrigo y luego con Jimena.
ejercrto no fuese permanente. Y sobre todo había que contar con ''?JM
x.-¡;¡: . A comienzos del siglo XII el poderío almorávide constituía un
el hecho ~e que las provincias meridionales del Gana no mostraban
__ I
+l I~perio euroafricano que se e:ctend~a desde el Eb~o al Senegal,
donde procede el nombre de «imperio de las dos orillas» 18.
de
ya la, misra fidelidad que antes. Finalmente, algunos de los notables
musulman¡es .en la corte del tunka, ¿no constituían acaso algo así
como una quinta columna?
Pese ~ su resistencia, verdaderamente encarnizada, Kumbi fue
tomada y saq~eada 17. A este he~ho siguieron conversiones forzadas.
El tunka Menin, sucesor de Basí, pudo conservar su poder, ya pro-
~l~~
,t. '\
d---~P

.
~
En 1106 dsaparece el le'ii'ih:ffiaY'úsuti6n "'fas~
más gt~des conquistadores de la Historia, el cual ni en la cima de
su gloria se había apartado de los ideales de austeridad que habían
(ew ~ ) originado la epopeya almorávide.
Por el contrario,,tu hijo 'AJí ibn Yúsuf, que creció rodeado de
uno de los

fundame[e resquebrajado, sólo pagando un oneroso tributo. Be. I las delicias de Andalucía, pío, pero afeminado, erdió la confianza
Entre tanto Yúsuf proseguía sus conquistas. En efecto, los pue- l,~,+~f, M de los r:,dos generales forjados en el Sáhara. Paylatinamente el po _er
blos árab¡ s de España sentían cómo iba cerrándose el cerco de la '. a rnoravi e ue tornandos tan o resor como ¿¡ de los emIresae
( Reconquista española, dirigida por Alfonso VI. Quebrantados por ~ ~puesto lega, se aña I a qa elat élerec o de
'iñercado), y las exacciones de la milicia cristiana, que constituía una
~~ sus ProPi~1S emíres que" en sus luchas intestinas llegaban incluso a
policía de mercenarios; así pues, los musulmanes de España se alza-'
~ ~endigar la, protección de .príncipes cristianos, los súbditos se diri-
~
I
gteron a usuf, como hacia un salvador, apoyados en ello por los
ron contra ellos y los arrasaron.
En el Mágreb, Ibn Túmert, un bereber del Alto Atlas, lanza un
~~r;¡JJ, teólogos, informados de la vida sencilla y ejemplar del jefe de los
movimiento reli ioso que tiene por finalidad volver a las rimitivas
almOráVi¡s. Y mientras los emires se mostraban inquietos por las
octnnas e s' arn, en contra e ma e rsmo y en contrae a oc-
hs">~~ gar~ntías a obtet;er de él antes de aceptar su intervenci?n en España,
<j.rJlt <:iI~ supieron ue Yusuf acababa de pasar el estrecho de GIbraltar y que ~<áis de Diosi;zofesada por los almorávides. Ibn
Túmert instaura la dinastía almeLaJ&. Su sucesor fue 'Abd al-Mumín.
había conquistado Algeciras. El emir de Sevilla, Mu'támid, se apresuró
tP~ a unir sus tropas a los almorávides, y en octubre de 1086, en Zallaqa Este y su nieto AbúYúsuf, se apoderaron de las posesiones almorá-
(Zalaca), [cerca de Badajoz, el g~ eral berebt;r des. 1~ aba a vez U?-ás 1, vides al norte del Atlas y en el sur de España, extendiendo más tarde
~ sus t en os de estratega al atlr a n e cito cnstlano mu su enor ~~ su dominación hasta la Ifríquia (Tunicia). Durante un medio siglo
en número. onso en o por un guar ia negro, escapó a duras c,4<"I más o menos llevaron a cabo una notable expansión, pero en 1212 las,
~muerte. tropas almohades eran aplastadas por los cristianos en las Navas de
.1:-''''.''''' •• 1" ' ..,~ e,~, Tolosa, yen 1272, los merinidas de Fez ejecutaban al último príncipe
17 Los fragmentos almorávides del Bayán nos permiten precisar la crono- de la dinastía bereber de los almohades,
logía de 1 última fase del movimiento almorávide en Africa sudánica occidental ~ stas habían pro orcionado al Mágreb una de sus más brillantes
del modo siguiente: Abú Bakr habría vuelto al sur del desierto en 1070, al tener ~
épocas; eJa an en arrueeos esp én I os monumentos e lDsplraclón
noticias de la rebelión bereber. En 1072 vuelve por última vez al norte. En 1076
logra ventler al Gana. Esta última fecha, considerada frecuentemente como la
--- - -..
de «la co quista de Kumbi Saleh», no se basa en ninguna fuente explicita. Se 18 Sólo el oro sudánico permitió a la rama norte del movimiento almoréjvide
la infiere a partir de dos datos. Al-Zuhuri declara, efectivamente, que: «Las emitir una rica variedad de monedas en el Mágreb y en el Andalus.
gentes de Gana se han convertido al islamismo en 1076 bajo la influencia de
los lemtu a.» Pero, por su lado, el Hulal dice: «En 1077 numerosos 1emtuna, I
\ Ver H. W. HAzARD: The Numismatic History 01 Late Medieval North Africa,
1952, págs. 15, 48, 60.
messufa y dchoddala abandonan el desierto tras el llamamiento de Yúsuf ibn
Tashfín, ~ se unen a él.» Ensamblando ambos textos sacamos la conclusión de
que los Bereberes pudieron unirse a Yúsuf porque ya habían conquistado y con-
t.....r1 ~
M. BLOeH: Le probléme de l'or au Moyen Age.
F. BRAUDEL: «Monnaie et civilisation. De l'or du Soudan a l'argen d'Amé-
rique. Un drame méditerranéen», Annales E. S. C. (.1), 1946, págs. 9-22.
vertido a¡Gana el año anterior (1076). V?fu 4...-
, ~
1+ \~"i toUo J.A ~¡.» MJ'O~ ~ ~o\.Jt-)~
I
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\):::r?"..:") ~\~
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~r(.. /)'\.No¡ll\.9t.
168 Historia del África negra, 1 4. Mrica negra entre los siglos VII y XII 169
·1 ;
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rey sosso Sumaoro Kanté, en 1203. Gana, que ya noles ni la som- ~~


an:dalma y una sólida administración (majzén), que habían contri-
buido a establecer en gran medida los vencidos árabes. La caída de bra de sí mismo, pasará sucesivamente a la órbita d~ Sosso, luego
.~
.~
1
iosalmohades consagrará el desmembramiento del Mágreb en ~res a la del Msli. ~
porciones, repartidas entre los rnerinidas de Fez, los abdelwadidas 4
l
de Tlemcén (Argel~a) y 10s,h?fsid~s de T~ez. , ; III EL NORESTE. NUBlA Y AKSUM
Un año despues de la victona de Yúsuf en Zallaqa, Abu Bakr, .. ,
que había continuado testarudam~nte el intent<;>,imposible de reagru-:. I
par a las tribus bereberes del desierto, y también sus ataques contra ; A. Nubla .,. I _
los negros, moría a causa de una flecha enven~nada duran.te un cho- !O~~ , . .
que (1087) 19. Gana obtenía así de nuevo su independencia, aunque I .a. • A la cal~a del Imperio de Mer~e (aproxlmada~e~te en e! 350),
no su antiguo poderío. . _ slg,:e un período oscuro .q,,!<?se.;xtlende has~a mediados del Siglo VI.
Efectivamente¡ la rOl: estas fechas predominan las fuerzas, cen- ~. ~ Se mstaura una nueva civilización, que ha SIdo llamJa Ballana, del
trífugas. Los Dukure de Wagadu, los Nyakate de L>yara--derrocaJ(!)s tt-C)W'~ nombre de una necrópolis situada junto a Abú Simbel. Los restos nos~
en el siglo XIII por los Diawara-, el Galam de los bathili, inte- indican la probable intrusión de tribus nómadas (blem 'yes, nobadas).(~¿P
grado ya en el Tekrur, y sobre todo el reino. sosso de Kaniaga,~- Resurgen hábitos funerarios premeroíticos (entierro enl posición «em- 3"50 \
~os últimos lazos que les_unía ~ !<um~1. Por otro lado,.1a. VIC- brionaria» o fetal, sacrificios humanos o de animales Son tiempos ~ 1. )
toria almoravlde y el agofámlento dél UItlmo reducto «animrsta» difíciles de enfrentamiento y de cambio cultural. I
constituido l?or Gana, ~ce'1eraron sin lugar a dudas l~ islamizac~ó~ del ¡ . ~acia el 543, la empe:atriz Te?~ora de Bizancio en¡~.í~una misión ~
Blad as-Sudan .. Es posible que en este momento se ha a precI Hado I crrstrana ortodoxa a Nubla. El rnistonero, llamado J1fan, se queda ()AUA/'Ilo
a marcha haCIa e sur e n~meros? r~ct :o~ a s amo~ ~i.o- dos años en Nobatia, consiguiendo numerosas convessiones. Parece' ,¡..c..
urza os se e , wo o , sarajo e, bambara, songhai, qurza os a an,' f / 1 1 . d f. ~ ~
etcéte;a, hubieron de intensificar su penetración hacia el sur, en ez...~,b- ser q~e su r!a por e ea or, pues es pinta o re ugia o en cavernas ~
tanto que ~iertos grupos fula ~e dirigían hacia las t!erras altas del ~~ umbnas y humedas d:sde las nueve de la mañana a 1 s cuatro de la
Futa I?chalon y sobre todo hacia las estepas de Masma y del norte ~ tarde,. donde permanecía desnudo, salvo por una pieza d lino anudada
del país hausa. Se forman ahora los reinos wolof. rtf-o i ~ a la CIntura. I
El reflujo de pueblos explica en parte el empobrecimiento de la di Sobre las ruinas del reino de Meroe se habi t b1 .d
vasta zona, resultante de los daños causados al comercio por la inse- ~ grandes principadOS' e norte a sur b t. Mak es¡a ecr o ~
g,;ridad de las rutas caravaneras y por la desecación ulterior del
Sahel, acentuada por el abandono de los cultivos y el cegado de ~
I +- capital de Makurra ~ra Old Don 1 ('
del Sudén), Al t I
1P
la,. ~kur111,ay Aioa, La
g/o a . e~ a rovrncra del Norte actual ~\JIls.)
los pozos. '-UV~I· 1d ' o~ erua su metropolt Junto a ]artúm en Soba P i!>
. El reino del ~ana, ahora reducido al Aw ar a Basikunu se con- 8Y\ tJc:xc.,,.....,, ~ltr~5; o, 1107s1rOelllosfde
N~batia y Makurra se uIÚrán' ehtre sí ~.,t~: ~
vrrno en u a e n atra t as cara d· - YO....,-v y e , y ormaran un único . . 1, ,~, ne...o-e..
.om u u, ao y Dcnenné. Pro~to los ric:~n::e esviaron acia r).-.. tk ~ la conquista de Nobatia por Makurra gran rel~o) qU1Z~ a ca?-sa de ~
glaron en Walata, sobre todo después del saqueo dul~anesb~e refuj I se habian convertido a la fe ortod . Desde el SIglo VI lfs habltante~
e um 1 por e •.•"lJ.~~ a asegurar una rápida vícr . d 1 oxa, p~r? la cOnqUiS¡itaárabe iba~
19El Rawd
Abú Bakr. Fech~ !~~~d ' I

dan e. año de 1087 como fecha de la muerte de .I


_ arIa e monof .
capta de Egipto, pues los árabes SOSIS:S:lllO, ligado a la Iglesia ~.>
ta 1087 los dinares emitidosae~oSid~i~gumllnto numÍbmático:en efecto, has- - ~ ~(.,<~ creerles políticamente favorables B ?ech~Eañ de los lortodoxos al ~to ~
Bakr, Y, a partir de c;steaño, el de Yüsuí. asa evan gra ado el nombre de Abú ' En efecto, a artir del 641 los áraba Izan:lO, cabeza d su Iglesia. .
casi~~~ur~~~nt~a~~:u~c~~!c;I~,a:lu parecer" una ~lecha en ~a rodilla, lanzada ~ lll~slOnes nacia u ia, pero a :;ia~uenos y~ de Egip o, lanzaría~ ~'1
para poder ver al enemigoJ era ~ ero q~e yadecla una ptOS1Softálmica tal que (~ 1lablanFeralcto la víeJa tradici ' d ante SI a guerreros que n<1'~\l:.Ntvv.::.
por l.a enfermedad, Y pe;á~~:Í~~aer:f~:et 10Hsp.ad'rpaddoengrosados
ByPkesafdos s, ~~ i mente acertaban con sus terrl·blonfl ehlos arqueros nubid¡s: infalible-_b '''''''
a r ue a expirar al T P dei e. en o e muerte Abú \t . P 1 tu es ec as en 10 . dI' ' -~
d
mata, que dará a luz a N~r:tán eÑdiaiJa;rir:nc~ta IsuWmujer, la tukulo; Fatf $:,.,):. dar °dque.L ~ron llamados por los árabes ru~ ¡O~ heJ ~s enen:igos,
, er ley e alo y del Wolof, I!I ~CJi~"'" ores e pupIlas). De todos modos d. a ~- (aguJerea- Cluar
r __ ( , pu o conclUIrse U11tratado (el
k>~ i- =.> O\O~ ~(5'\ ~ bao" ~ I
¡

< ¡
.. 170 I Historia del Africa negra, 1
4. África negra entre los siglos VII y XII 171

B.aqt) por ~l que los nubios se comprometían a proporcionar cuatro- una. s~lida en' dirección al mar Rojo contra el lento cerco que le
opnffila. .
clent~s esclavos anuales a cambio de tejidos y granos.
. De ahora en adelante, apenas habtá otra cosa que querellas pala-
. ~m embargo, en el 652 los ataques se reanudaron, y la principal
cleg~s de las que los árabes de Egipto sabrán sacar provecho. En
iglesia de pld Dongola fue destruida por medio de bolas de piedra
realidad, la tradicional sucesión por medio del hijo de la hermana
lanzadas por catapultas. La batalla fue muy dura pero al final los
traía consigo numerosas dificultades. El último rey de Dongola, Ku-
j~etes áraHes, dotados de cotas de malla, tras grandes esfuerzos, pu-
dan1es, fue derrotado en 1323 por Kanz ad-Dawla. Era el fin para el
dIeron. venfer .. Fue quizá esta derrota el motivo de la unión de los
reino cristiano de Nubia y el Islam podía ya penetrar hacia el sur.
dos remos ¡nublos del norte. ' ,
Aún así, el reino sureño de Aloa, que disponía de una poderosa
El sobfrano de este reino unificado, llamado por los griegos
caballería, contuvo todavía la oleada durante algún tiempo. Un autor
«aparca», ~ por los árabes «Señor de la Montaña» (Sahib al-Dchebel), árabe del siglo x, citado por Makrisi, describe el esplendor de la
llegó a ser ~an poderoso que pudo iniciar de nuevo la ofensiva militar. capital, Soba: magníficos edificios, vastos monasterios, iglesias rebo-
En 745, bajo el rey Ciríaco, se lanzó a un ejército, incluso, contra santes de oro, jardines, suburbios habitados por los musulmanes.
El Cairo, para protestar contra el encarcelamiento del patriarca de En el si 10 XIII uede e ' una cierta prosp ridad,
Alejandría,¡ el cual se retiró únicamente cuando el jefe religioso ob- pero a caí, a el reino de Dongola significaba para a un aisla-
tuvo lalibprtad. Pero cuando en 831, después de la última revuelta mle . ; su lstiana no r o reVIVlt a-
cristiana, el califa Ma'mún aniquiló a miles de cristianos captas, los ~3.L ; ~ tiemp.o. uizá sea ahora cuando se decide a exte .a
~ .:.
nubios, se~ros ya de su independencia, no se movieron. A mediados el slirye:í oeste, por el Wadi el-Milk 20 hacia Darfur, siendo Abú
del si lo x se iniciaban de nuevo las hostilidades los nubios, a ro- Sofián y Zankor dos de las principales etapas de la ruta. Han sido
~
vec an O Cflueel mun o árab a avesa a un erío do de desorden halladas piezas de alfarería nubias cristianas ert""Ain Farah, en el
e.\~~~<2-
se o era,on e to gipto, hasta el norte de Edfu, convirtiendo norte del Darfur 21. En cuanjo a las imponentes ruinas de Dchebel
e monas te 10 de San Mer urios en un foco de cultura nubia, de lo Uri, éstas guardan todavía su secreto. Pero una tradicíén Iocal cuenta
que después de la destrucción de 'Ain Farah, Show huyó hacia el
que dan fellos documentos nubios,
El advFnimiento de los fatimidas (969) no alteró el status quo
~ ,'f-- Ennedi, donde parece haber tradiciones de un cristianismo primitivo.
gracias al cual Nubia se había erigido en el primer protector del pa- +i Parece pues que el Tibesti (ruinas cristianas de Selima), el Ennedi y
triarca de ~lejandría. Fue ésta la época de apogeo de los reinos cris- ~J~~lk .s el norte del Darfur se hallaron en algún momento en la órbita su-
reña y cristiana de Makurra.
tianos de Nubia. Quizá sea ésta también la época en que Nubia se ~ '~ Desde el punto de vista de la ciyilización y de la cult~ra los reinos
halla en cf>ntacto con otras tribus del desierto (¿garamantes, twa- nublos dlsponTan, ~éíSlglo x, {le una len ua escrlta"Te! antiguo
regh?), convertidas al cristianismo a partir del siglo VI, pero que \J'.'.'c..o
( nu 10 con a c, ' ,se ana .eran tres etras suplernen-
se volveríari hada el Islam antes del año 1000. Q\;~
tarias, provenientes sin duda de los caracteres meroíticos. Los textos
En el/siglo XI se inicia el declive. Ya a la defensiva, los reinos llegados hasta nosotros son casi en su totalidad de tipo relÍgióso. En
nubios re~rocederán poco a poco ante el empuje árabe-musulmán. ~ • ',' , l' e rito
Los árabes toman de nuevo la ofensiva tras la caída de los fatimi- tl~~ copto, algunas, como la de Faras 22 y Ghazab, estaban construidas
das (1171/). Los nubios se muestran capaces aún de apoderarse de .,..~V2..
Aswan; ~ero Saláh ad-Din (Saladino) envió a su hermano a la ftt.,.-o 20 Old Dongola se halla situado a la salida del valle fósil del Wad Melik
cabeza de,lun gran ejército que derrotó a los nubios, conquistó la ciu- o Wadi al-Milk, que lleva hacia Darfur. . .. .
21 Para A. J. Arkell, las ruinas de 'Ain Farah son las de una iglesia forti-
dad de Ibrim, cuya principal iglesia fue transformada en mezquita, ~fK)
ficada. Para R. L. de Neufrill y para A. A. Hougton, se trataría encamblO
y se estableció allí una guarnición árabe. de una mezquita (ver Kusb, 1965, XIII).
Los nhbios darán todavía de qué hablar con ocasión del ataque ~ 22 La vasta basílica de Faras descubierta muy tardíamente en 1961, por ha-
\
lanzado ~n 1272 ba'o el mando del rey David contra el ue o llarse oculta bajo una ciudadela' árabe del siglo XVII, .ha revelad<?pi1!turas mu-
ara e e Adal, en el mar Rojo. sta u tIma llltentona nubia es sin- fA~ rales de un frescor admirable en las que los personajes de la Historia Sagrada
d.t están pintados en blanco, en tanto que los soberanos, como la reina Marta, y los
tomática. IS a a e resto e m~ desde el punto de vista reli- obispos, como Kyros y Petros (siglos IX-XI) son muy negros.
gioso y económico, trataba, con su último y patético gesto, de hallar ~"0
IVvD;Et> 0 ~ A 4 Jo.
~li\~
) - ~)t
I
J., rw"cY~
r''~J,'1',;.~"'' .'
172 Historia del Mrica negra, 1 4, Mrica negra entre los siglos VII y XII 173 !l,,~~~

(":-'~t
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con ladrillos cocidos y las demás con ladrillos secados al sol. La habría dicho un día: «Evitad toda querella con 10 etíopés, pues han >,t
decoración consiste en pinturas murales que revelan, en el arte y en recibido en e1 reparto 1O'snueve décimos del valor de la Humanidad.»
la ornamentación, una fuerte influencia bizantina, a veces mezclada, C<:n todo, un día éstos podía~ poner en peligro, y .c9nquistar, la \¡
no obstante, con elementos locales, como muestra el ropaje del eparca misma Meca, por 10 que los califas pasaron a la ofensiva y lanzaron
de Nubia en un cuadro de la iglesia de 'Abd al-Kadu. Las águilas de un contraataque en gran estilo contra los piratas, arrebJtándoles las
dos cabezas que decoran su manto son de inspiración bizantina en ' islas y puertos en que se refugiaban. Tras Massawa, AdWis, la llave
tanto que su peinado, flanqueado por dos cuernos, recuerda a un del comercio exterior etíope, era a su vez destruida p~ra siempre.
emblema de los reyes nubios. El califa Wálid (725-715) hizo pintar en los muros d~ su palacio
de Kuseir Amarah las efigie s del césar de Bizancio, dJ Cosroes el
persa, de Rodrigo, el rey visigodo de España, y del Ne: s: los cua-
B. Aksum
tro grandes del mundo de entonces habían caído, abatid s por él.
El cierre y consiguiente aislamiento del mar Rojoepresentaba
,, ", una feroz resistencia contr~a el Is1am,
'Ji~~len aquí aS1~mos a bI masÍnterños, Etíopra profesaba _un.,EltOen s Orla etíope. 1ejada y ais1a a respecto a sus recursos
dificu ta 7leríeste _caso por! ~ro e e Nubla péro políticamente se económicos y espiñtuales, Etiopía se vera o liga a a o e empuje
íaíñIsi~?te""c'rtstlana mono ls,tta ~ hostilidad latente contra este bedcha, a replegarse durante unos dos siglos hacia las besetas me-
d
hallaba, desde Ezanas, en actitu le blemmyes al menos hasta el ridionales del Amhara y del Shoá. I
país, aliándose de bue~gf::S f~~ro~s exterminados por el rey nubio Por otro lado, se comprende que no se haya resignado fácilmente
momento en que estos , t El d-esierto ocupado hasta entonces a su prisión. A fines del si 10 IX 10 mismo que Nubia erl. sus últimos
Silco a ~ediados, del SIglo VIde de i~s bedcha, cuyas depredaciones momentos, . íava a z rse hacia las orillas tórridb era libe-
por aquellos, sera la nueva se it van a aislar completamente radoras del mar Rojo. A comienzos del siglo x se, apo era e asa-
-que llegarán hasta la meseta en rea- ,
wa, de las Islas DaEIák y de Zeila, cuyos habitantes musulmanes
a Etiopía de 10s1paíse~ del nOc~~~actosron la Arabia musulmana son hubieron de pagarle tributo. Así se convertía de nuevo en oteníca
En el este os prrmeros - _ d 1P
extrema a d mente 'cordiales , Así es como algunos
'" companeros
,L~ e fro- ~aritima y co~erªal; pero, de improviso, a ines el si :10 x, se nos >PC¡(,
f h Yendo de la persecución de la arrstocracis quraIsruta,' ,se re u- dIce que el remo es puesto a sangre y fuego por una r~ina del sur ~
eta, n ue nel 615 en Aksum siendo bien recibidos, Los fugItIVOSha-
glaro " f S" Abí , . Se, trata de u~a tal Guedit~ o Esato, soberana del rei~o agao deÍ ~
bían partido a instigación del propro Pro eta: « 1, vals a 1S~ll1a
-había dicho- hallaréis a un rey bajo el que nadie es persegu,1~?, ~mo~, La, furlOsa conquistadora, tras haberlo quemadl arrasado ~
Es una tierra de justicia donde Dios os dará el reposo que necesrtars t o, InclUIdo sun;t, persiguio inc uso a rey e Etio, Ía, e cua c-~'WL
por vuestras tribulaciones,» La tradkió~ dice in~so.~ en~re todos c.:eyen o ver en el origen e sus tribulaciones e e d D' h' ~
o r s a los ue Maho~un~niCfO:Su mIS solo el de bla expulsado al abunna legítimo 1 h bf , ~ e lOS - a-
Postor- d l'd" 'b' 1 y o a la sustituido por un im- f~(..~
tia ía le a la con s a o me 10 e una carta, en a que ecia , ' ec 10 escri Ir a rey Jorge d N b' 1 L. \ '
aceptar su octrina y que, al saber e su muerte, el Profeta habría que llltercediera al patriarca de Al' drf e u la, a qUF suplicaba fl(W",-..o
invocado para él la bendición divina, En realidad, el rey de Etiopía lJ/.A, t;n, nuevo abunna, y la historia 'Cu:~~~ rta para obtener fl envío de a-
se o uso categóricamente, desde un rimer mo en o a a ex ansron ~ ultImo, la terrible reina pudo ser r h dque desde la lleg1da de este ~2oL-
is arnrca. s o i , em argo, que su acto de cortesía inicial aya e: ~.<" L" , ec aza a
v -y""'" a lllvaSlOn sureña representa el . .
etñocIOñado a los discípulos de Mahoma, llegándose a1 acuerdo, en +- nos agao «anímistas» Una de
d ' 'sus
postrer empUje de l0s autócto-
consecu 'fu I
el síglo.x, de que, aunque 'los etíopes eran cristianos, no podían ser
objeto de guerra santa, ~ ~ (> &Ia. UC1ra la nada la autoridad etiope en 1 encias d e qU permitió
'as Dahlák se ins auró un Estado m
r
1 a~ costas el mar¡,Rojo, En
Por el contrario, los etíopes ~rcieron, como por acción pre- &,,,'
r~ m USul manes avanzaron lentamente ousu man~' y a p artlr'd o/ Z e il a .los
""--
ventiva, una i tensa piratería- or e mar Ro 'o y sus raids contra J:FiIt.. • septentrional y estableciendo p .p re, pars, bordeando la Somalia
las costas árabes es con ujeron en una ocasion en 702) hasta Dched- -'ce.-
.
E 11
n
equenos reinos
50, nuevo llamamiento de . "
I
da, puerto de La Meca, que fue saqueado, Parece ser que el Profeta ~ pretextando que el viejo abunn ~ monarca et10pe al patriarca'
. p di a parecía estar vol' dI' '
f>~ e a que se le enviara otro Per 1 ,v1en o a . a Infancia,
0\ d.. ~ ~ , o e patrIarca, conoceaor de la
¡
~I

.:1

4. Mrica negra entre los siglos VII , XII


175

verdad, es de~ir, que el rey era un usurpador no reconocido por el


\ e~ dirección a la Mece
abunn~, se cuidó muy mucho de satisfacer sus deseos.
As! daba comienzo la dinastía usurpadora no salomónica de los
EUopla desd ••
Zagwé, si bien algunos historiadores afirman que también ella des-
los orfgénes hasta Menelik 11 cend~a de Salomón, pero a través de Balkis, una de las sirvientas de
____ frontera aproximada de la reina de Saba.
.~ Etlopla en el siglo XIV
Originaria del Lasta, la dinastía reinará hasta 1270 aproxima-
~.
- frontera de Etlopla
~. después de las conquistas dan:ent~, y representa sin duda la reacción zagwé contra la aristocracia
'6 de Menellk 11 ?e mm!grante~ semitas. El más célebre de sus reyes es Lalibelá, de
++++ frontera actual lh:stre memorra por su piedad, que le ha llevado a los altares. En su
.-. -_ ..• _.. DALLA nombre de etnlas remado se fundaron gran número de iglesias y monasterios, sobre
;;\ . Adulls TIGRE nombre de región todo en el sur del país. El monarca favoreció sobre todo al gran
~;;~/"'h~ ~W@~ regiones sttuedas a
más de 1.000m. de altura
monasterio de Abba Libanos, al que hizo magníficas donaciones que
10 convirtieron temporalmente en un feliz rival de ese otro gran mo-
! ! 200 Km. nasterio etíope que es Debra Dama. A Lalibelá se atribuyen las
famosas iglesias rupestres de Etiopía. Se hallan concentradas sobre
todo en su capital, Rohat -que luego se llamará Lalibelá- y no son
otra cosa que cubos monolíticos construidos en un roquedal, y sepa-
rados del resto por un foso y luego excavados y ahuecados hasta
hacer de ellos edificios para el culto. Su techo no sobrepasa el nivel
del antiguo suelo. El exterior presenta colunmnatas en altorrelieve.:
cornisas, dobles techos y, en su interor, naves con bóvedas multifor-
mes, y grabados en bajorrelieve en las paredes. La impresión de con-
junto es de una belleza robusta y sobria, casi severa, pese a las
formas extraordinariamente variadas de las ventanas. Aún observán-
dose un toque de influencia bizantina y árabe, tales edificios, de los
cuales el mayor es la iglesia del Redentor del Mundo, son únicas en
su género dentro del arte arquitectónico; hoy en día siguen atrayendo
a grandes masas de peregrinos etíopes y de otros lugares, a pesar
de las dificultades del viaje a través de una región particularmente
accidentada. Son, resumiendo, verdaderas joyas extraídas de la roca
l· por artistas movidos por una ardiente fe y por una gran imaginación.
Lalibelá, pues, envió a El Cairo dos embajadas, en 1200 y en
1209, con magníficos presentes que dieron una idea del esplendor
del reino. Las embajadas tenían también como meta asegurar la
sustitución del abunna. Parece ser, además, que Etiopía deseaba
obtener así la autonomía religiosa, gracias a la cosagración de más
de 'siete obispos etíopes, de modo que pudieran elegir a un patriarca
del país; pero el proyecto de llegar a una iglesia autocéfala fracasó
ante la repugnancia del patriarca de Alejandría ante la idea de aban-
donar su autoridad, y ante la del poder musulmán de El Cairo, que
veían en esta institución una fuente de ingresos financieros, un medio
de presión y un derecho de supervisión indirecta sobre los asuntos

.~
176 Historia del Africa negra, 1 4. Africa negra entre los siglos VII y XII . j 177 <
••:'> ·~1

etíopes. En este período la Iglesia de Etiopía parece haber puesto dad se hizo menos dura y la isla conoció una fase d notable des- -1 •

en marcha una reforma interna, en especial por 10 que respecta a la arrollo. El comercio se basaba sobre todo en el oro e~ el sur, y en
lucha contra la poligamia y el divorcio demasiado fácil. Pero los el marfil en el norte. La esclavitud ya se había desarro!1lado suficien-
rayos lanzados por la Iglesia de Etiopía no debieron surtir el efecto temente, tanto como para que en 750 hubiese ya cuatrocientos solda-
deseado, pues se sabe que las campañas reformadoras hubieron de dos negros en el ejército del sultán de Bagdad. En 869 son los pro-
repetirse periódicamente .. tagonistas de una terrible sublevación que resquebrajaba el sultanato
hasta los cimientos. I
En cuanto al_interior de Africa;' se estaba presenéiando la con-
IV. LA COSTA ORIENTAL tinua llegada de nuevos pueblos provenientes del norte. Los proto-
vakaranga, bajo la dirección del clan de los Rozwi, abandonaba las
Desde el siglo VII hasta .mediados del XII la costa oriental es orillas del lago T anganyika para ir a instalarse al su~ del valle del
testigo de un constante desarrollo de las ciudades. Los árabes siguen I
Zambeze. Hacia el siglo x, los thonga-ronga, seguidos de los nguni,
llegando en gran número con fines comerciales. Los de Mogadishu tomaron la misma dirección. Todos estos pueblos eran conocidos
descienden por la costa hasta Sofala para exportar el oro extraído en por los árabes, que los denominaban zandchi (negros~. Al-Mas'udi,
las regiones del Zambeze y del Limpopo, y esclavos. Hacia 950 que escribe en el siglo x, nos los describe con labios fuertes, los
-según dice la leyenda de las crónicas de ](ilwa- un grupo de emi- arcos ciliares sobresalientes, los cabellos crespos. Practicaban nume-
grantes abandona Shiráz, en Persia, sin duda para huir de la perse- rosos cultos de tipo totémico y ancestral y, en el suk, uno de sus
cución de que eran objeto como shiítas 23 por parte de sus correligio- reyes se había .dado el título de «hijo del Gran Diís»: los reyes
narios. Estos shirazi, que viajaban en siete barcos, se detuvieron eran elegidos, y a veces ejecutados, ritualmente, por el pueblo, lo
sobre todo en los pequeños puertos, como Mombasa y Zanzíbar. que recuerda directamente los ritos de los reyes divirrizados ..
Pero uno de ellos, Husaín ben 'AJí, prosiguió el viaje hasta Kilwa, Los comerciantes árabes, indostanos y de otros p~ses relaciona- .
donde se estableció. Se cuenta que habiendo expresado el deseo de ban a Africa oriental con Arabia y Persia, y con el Extremo Oriente.
comprar la pequeña isla vecina de Kilwa Kisíwani, el jefe africano Desde el siglo x los geógrafos chinos poseían un conocimiento bas-
local le respondió que estaba dispuesto a vendérsela por una pieza de
tante notable d~ las costas del «mar ocddent.al». Hab~an, por ejem-
tela tan larga que pudiese rodearse con ella a toda la isla. Husaín
~ceptó, y de este modo tomó posesión de esta base comercial que plo, de .los hah1tan~e~ negros d~ un determinado país que llaman
lJ:'a a conocer, algunos siglos más tarde, una sorprendente prospe- Po P~ L1, Y. q,ue, q~lz~, es Somaha, y de un CIerto lugar denominado
rl~ad. El ~echo nuevo ~s,. pues, en este período, que los árabes co- Mo Lm,. quizá MalJ?di. A comienzos del siglo XII eran poco frecuen-
m}enzan a instalarse deflll1tlyamente en estas regiones, aunque guar- tes losdcantoneses rICOSql!e no poseían esclavos negros.!Y 10'scapara-
~andose en, general de ~a~ tierras del interior por temor a los raids e to!t.uga, el ~arftl, los cuernos de rinoceronte, el ámbar gris
de los autoctonos,prefmendo sobre todo las islas más f' cil d
t
zonr
YO:ná~ro~ :¡ar ban1 aUpn,~ás lehios gracias a los barcos ~ue salían de
L
efender. y como Kilwa Kisiwani estaba demasiado
l:sst:pa!!b:a~et~o~f~:~~.
El hijo de Husaín al constatar
róx~t:l es
a dragar y ahondar el estrec10
. derf
c~~=l ~u:
::.-
e go ID erSICO, asta los alm

ega o a Afnca, parece ser por esta' L


d SI
Italadsia. A1g~nas variedades de plátanos, d:e~r:es e ~matra yhde
. Y I e taras an
natu~a1 en los viajes maríti~os' . h s rb~as. a IndIa ~fa una escala
solidado, se decidió a' pasar a méto'jue su, po en~ se hallaba con-
el remo de Chola, en el sureste dealao~~ .len, entre el sl?l? IX y XII,
los autóctonos: ocupó y se anexion' os mas ~greslvOs respecto de
trolaba gran número de depend . dia, era una pote~Cla que con-
Mafia. Pero los africanos 'irritados o pura y sl~pleI?,ente la isla de
de las que llegaron esos caurís e~~:s, d~ftr&dtras, las islfls Maldivas,
ron (en 1020) y le obliga~oh a refu por su dZml1~aclon,.se subleva-
reclutó un ejército y logró poner d giarse en . anzlba~. Sin embargo, sur del Sáhara, permitirán II
netaria del Africa Negra.
' un b os po: todos lados, al
evar a ea o una espeCIe d~ unión mo-
e nuevo pie en Kilwa: su autor], j.

La febril actividad marítima 11 .d . /


al 23 Los shiítas
Profeta. son los partidarios de 'Ali, uno de los califas que sucedieron en Cuanto a beneficios maravillos~s ena ~ iesgos 'pero ~rometedora
alternas del monzón que rod ' se vela avorecída por¡ los vientos
desde la costa orie~tal afri ean com o un echarpe al océano Indico
. cana y a1 costa de Malabar~ y por la
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Historia del Africa negra, 1 4. Africa negra entre los siglos VII y XII 179
178
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corriente ecuatorial, que en el sur del océano, facilita los desplaza- shiítas lograban imponerse en las mismas regiones como magos famo-
sos. Los sunnitas, a su vez, llegarían más tarde, siendo el origen de
mientos del este a oeste, sirviendo de este modo a la implantación
los antemoro. Si añadimos -a partir del siglo xv- 'la llegada de
de tan gran número de insulindios en la isla de Madagascar.
Lo mismo aquí que en el borde meridional del Sáhara los árabes marinos europeos, cada vez más numerosos, muchos de los cuales se \
quedarán en la costa, constataremos que, desde un principio, la po-
han jugador sobre todo un papel de intermediarios, con beneficios
blación malgache presentaba una gran variedad. Pero sus diversos
considerables, entre el Africa Negra y el resto del mundo. Pero tanto
elementos quedarían soldados por determinados factores de unidad
en el nortd como en el este, el interior del mundo negro no se ha muy poderosos: en primer lugar, el aislamiento; luego la lengua, de
visto alterado: se trata de factorías y establecimientos comerciales que origen insulindio pero llena de palabras y acentos bantúes y árábes; fi-
constituyenl a veces, como en las islas de la costa oriental, verdaderas nalmente, la existencia de una civilización espiritual y material mes-
colonias de poblamiento, que permiten la introducción de ideas, de . tizada; los animales domésticos, el mijo, las judías, los plátanos, las
técnicas, de productos- nuevos. Sin embargo, desde el punto de vista clases de edad y la realeza sagrada provienen de Africa; la piragua
I
racial, esta mezcolanza periférica ha sido más profunda en .la costa monoxila y algunos instrumentos musicales, la técnica del cultivo del
oriental que al sur del Sáhara. Los árabes tomaban mujer en el país, arroz, el particular culto de los antepasados y las viviendas. de techo
formándosJ así una población mulata de nuevo cuño, que se autode- muy inclinado, eran asiáticos. Los nombres de los días y los meses,
nomina sh~razi y que habla una lengua que es fundamental y estruc- el calendario lunar y las práctica adivinatorias provenían de Arabia.
turalmente] bantú, pero que se ha rnestizado gracias a numerosos
vocablos álrabes: el swahili. La influencia árabe va a extenderse a
pa.rtir del +;omento en que Saladino, convertido en dueño de E.giPto, BIBLIOGRAFIA
envía a su.!hermano Turán Shah a conquistar la Arabia del suroeste, ABOULFEDA(t 1331): Géographie. Trad. M. Reinaud (t. 1, 1848), S. Guyard
extendiend10 así el radio de acción musulmán a toda la costa del mar (t. 2, 1883), Y. Kamal (t. 4, 1937), de Slane. .
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I
A los elementos afroasiáticos que se establecieron en la isla
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mando con sus habitantes una población mestizada semejante a la du Gouvernement, Argel, 1913.
de Pate 01
Kilwa, y que hablaba la misma lengua, el kiswahili; mes- KATI MAHMOUD:Tarikh el-Fettacb. Trad. Houdas y Delafosse. P. Leroux, Pa-
tizos de ara
• 1,1 be y bantú , conocí id os con el,1 nom b re d e anta-
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Madagascar, corno Sada y Nosy Manyja [Manyzha ] (siglos x al XIV] 25 MEILLASSOUX,c. L.: Légende de la dispersion des Kusa (épopée Soninke). Da-
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como los ismailitas, que llegaron hasta el extremo meridional del país, París.
para dar ¡origen a la dinastía Tanosy (Vandriana ): por su lado, los
1. La expansián de los árabes
Antalaotra: pronúnciese Antalautre.
24
zs Las ~uinas descubiertas no difieren demasiado de las halladas en los islotes CHERBONEAU,A.: «Les Géographes arabes au Moyen Age». Revue de Géogra-
de Africa ¿riental: mezquitas, murallas, mausoleos, etc. pbie, 1881.

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