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Rev.

Ciencias Sociales 140: 13-26 / 2013 (II)


ISSN: 0482-5276

LA IMPORTANCIA DEL ENFOQUE DE GÉNERO EN LA


INVESTIGACIÓN SOCIO-HISTÓRICA

THE IMPORTANCE OF GENDER IN SOCIO-HISTORICAL RESEARCH

Nancy Piedra Guillén*

RESUMEN

El siguiente artículo se inscribe en el debate de los estudios feministas que se proponen


hacer una historia inclusiva en donde las mujeres, por su condición y posición, no queden
relegadas al margen de los hechos sociales que tienen lugar en el tiempo y el espacio; que
la mirada androcéntrica no gane la batalla y que esos hechos, algo invisibles a simple vista,
puedan ser observados, analizados y revelados. En fin, que la genealogía de los procesos
históricos, tal cual lo señala Foucault, permita ir más allá para descubrir lo que la historia
oficial no ha descubierto, o bien, ha velado y omitido por su poca o mucha trascendencia.
Se pretende plasmar en este artículo, una entrada que retoma varios aspectos teórico-
metodológicos que en sí mismos no son novedosos, de modo que el aporte consiste en
cómo se relacionan estos constructos, cómo se articulan entre sí para avanzar y contribuir
con el desarrollo de las reflexiones, en particular, la participación de las mujeres en hechos
socio-históricos.

PALABRAS CLAVE: HISTORIA * MUJERES * GÉNERO * IDENTIDAD * VIDA COTIDIANA *


POSTCOLONIALISMO

ABSTRACT

The following article is based on the debate of feminist studies which purpose is to make
an inclusive history where women and minorities for their condition and position are not
at the margin of social facts that pass by in time and space, so that the androcentric view
doesn’t win the battle, and that those acts somewhat hidden, or not visible at plain view,
could be discovered, observed, analyzed and revealed. The genealogy of historic processes,
as outlined by Foucault, would allow to go beyond what official history has not shown or
has not told, or let by the wayside, due to its degree of significance.
We want to capture in this article, an aspect that takes several theoretical methodological
what themselves are not new, so the contribution is how to relate these constructs, how they
articulate with each other. In particular, in socio-historical facts, the participation of women.

K EY WOR D S: H IS T ORY * WOM EN * GEN DER * I DEN T I T Y * E V ERY DAY L I F E *


POSTCOLONIALISM

*
Escuela de Sociología de la Universidad de Costa Rica (UCR).
npiedraguillen@yahoo.com
14 Nancy Piedra Guillén

INTRODUCCIÓN los géneros han hecho al proceso histórico,


concebido como el conjunto de experiencias
¿Cómo analizar lo intangible, observar acumuladas de los varones y de las mujeres;
lo no visto, estudiar lo no estudiado? Esta es hasta hace pocos años solo se observaban con
en parte la labor que debe enfrentar toda per- especial interés las acciones realizadas por los
sona que trabaja desde la perspectiva socio- hombres, en tanto se entendía que la historia
histórica, más aún si desea estudiar la presencia respondía a los vencedores y no a los vencidos,
de las mujeres y de las relaciones de género. sin prestarle atención a las acciones concretas
Se debe destacar el desarrollo de estudios que que desarrollaban las mujeres y que no nece-
consideren a las mujeres como sujetos históri- sariamente correspondían a las ejecutadas por
co sociales, para ello es necesario analizar ¿en los hombres. Así, en este artículo se procura
qué consisten las relaciones entre los sexos, los señalar algunos aspectos conceptuales de este
géneros?, ¿cuáles son los papeles que hombres y enfoque, el cual ha generado debates en otros
mujeres tienen en una sociedad determinada?, países de Europa y Estados Unidos, pero menos
¿cómo se define la feminidad desde el estatus presente en Costa Rica, en donde recientemente
—posición— de las mujeres? Un enfoque que se retoma a pesar de la producción historiográ-
considere estas inquietudes: fica que existe con respecto a las mujeres.
Esta discusión teórica-metodológica toma
… modifica la visión de lo que se entien- un auge particular a raíz del desarrollo de la
de tradicionalmente como historia (y el teoría postcolonial y con ella, del feminismo
ejercicio del poder) y modifica también poscolonial, postura que posibilita retomar, re-
las premisas de las categorías de análi- construir y apropiarse desde las periferias, el
sis histórico, al privilegiar como objeto pensamiento del feminismo occidental para
de análisis la relación entre los géneros. avanzar en nuestro propio desarrollo analítico.
Las relaciones entre los sexos y el género Por ello, se considera que el siguiente artículo
se convierte entonces en una categoría aporta aspectos teórico-metodológicos que son
social, en una construcción social dada en sustanciales para el desarrollo de la investigación
un tiempo y espacio determinados, y no historiográfica de las mujeres en Costa Rica.
en una relación condicionada y predeter-
minada por la biología (Ramos, 1992: 13). GÉNERO Y CAMBIO

La historia de las mujeres se presenta, en Realizar un estudio con enfoque de géne-


alguna medida, como justificación de su propia ro es analizar las prácticas sociales y culturales
legitimación, en tanto rama de la historia y de hombres y mujeres en un periodo socio
evoluciona hasta alcanzar los planteamientos histórico determinado. El desarrollo de nuevas
avanzados por la historiografía consolidada y prácticas, tanto en varones como en mujeres,
reconocida en la actualidad. está relacionado con los procesos de construc-
ción identitaria.
La historia de la mujer es una corriente La identidad de cada “nosotros” depende
que desarrolla sus líneas de investiga- de una estructura de poder; las colectividades
ción con la elaboración de nuevos marcos se constituyen a sí mismas no solo excluyendo,
conceptuales o reconceptualizaciones de sino también oprimiendo a otros por encima
estos, basada en una metodología que y contra quienes se definen. Al respecto, Ben-
busca nuevas fuentes y documentación y habib señala: “En este sentido, la identidad de
el replanteamiento de las tesis históricas cada “nosotros” contiene el resultado de luchas
tradicionales a partir de este nuevo baga- colectivas por el poder entre grupos, culturas,
je y metodología (Nash, 1984: 11). géneros y clases sociales” (1996: 31).
Después de décadas, al menos tres, de
Con la historia de las mujeres se pre- fructífera producción analítica, tanto teórica
tende observar y analizar las aportaciones que como empírica, el estudio de las relaciones de

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género y el análisis de las identidades sexuales señala que: “fue el universalismo el que contri-
y de género, ha re-abierto debates teóricos en buyó a mantener la sexualización del poder, y
torno a cómo se construye la identidad de géne- que la paridad, por el contrario, pretende des-
ro —masculina y femenina— y si esta visión exualizar el poder al extenderlo a ambos sexos.
dicotómica no es más bien limitada para com- La paridad podría ser entonces, el verdadero
prender su complejidad. Se parte, como punto universalismo” (2006: 21).
de confluencia, de que las identidades, tanto Así, dos posturas teóricas explicati-
personales como colectivas, son construcciones vas sobre la identidad siguen teniendo gran
sociales y no están determinadas biológicamen- influencia en la teoría feminista contemporá-
te, más dicha afirmación no da cuenta de la nea, universalismo vs. diferencia1, y generan
realidad en su totalidad. un debate para comprender las diferencias, las
El género, como categoría de análisis, desigualdades e inequidades que entraña la
enfatiza la necesidad de distinguir algunos tér- relación de las mujeres con los “otros”.
minos para evitar confusiones en nuestra inter- El feminismo cultural asume que es
pretación y captar de mejor forma la realidad. posible partir de una definición previa del “con-
Así, es necesario diferenciar entre: cepto mujer”. Las mujeres pueden ser definidas
partiendo de sus actividades y atributos en la
… el sexo construido en términos bioló- cultura actual, los cuales se han mantenido en
gicos, la sexualidad entendida como algo el tiempo. Por ejemplo, el patriarcado es una
que abarca prácticas sexuales y compor- relación de dominación de los hombres sobre
tamientos eróticos, la identidad sexual las mujeres que se mantiene en la historia, a
referida a designaciones como hetero- pesar de las transformaciones que se dan en el
sexuales, homosexuales/gay/lesbiana/ tiempo. Así, el patriarcado se crea y se instituye
queer, bisexual o asexual; la identidad de con el derecho romano, pero cambia en el tiem-
género como un sentido psicológico de po, en algunas sociedades se agudiza la relación
uno mismo como hombre o como mujer; de dominación y en otras el poder masculino
el papel de género como un conjunto de se relativiza. Por su parte, la posición del femi-
expectativas prescriptivas y específicas nismo posestructuralista parte de que no hay
de la cultura sobre qué es lo apropiado un concepto de “mujer”, definido o definible2.
socialmente en hombres y en mujeres; y
la identidad del papel de género, como un 1 “Desde sus comienzos en el siglo XVIII y más par-
concepto ideado para captar en qué medi- ticularmente en el período de su articulación a
da una persona aprueba y comparte sen- mediados del siglo XIX y principios del XX, el femi-
timientos y conductas que se consideran nismo y los movimientos de mujeres siempre se han
debatido con los dilemas de la igualdad y la diferen-
que son apropiados a su género constitui- cia: igualdad con los varones versus diferenciarse
do culturalmente (Hawkesworth, 1999). respecto a ellos; preservar una esfera separada de
mujeres versus convertirse en miembros plenos
Desde este contexto, no es casual que de la sociedad existente, abandonando los espa-
en la década del 90 del siglo XX , a la luz del cios tradicionales de las mujeres” (Benhabid, 1996:
25). A su vez el feminismo de la diferencia plantea,
desarrollo de dos corrientes de análisis —el
en oposición al feminismo de la igualdad, que las
movimiento por la paridad y el feminismo post- mujeres tenemos múltiples identidades, las cuales
colonial—, el debate tomara centralidad. no se pueden reducir solo al género —esta es vista
El movimiento por la paridad buscó como una categoría más— (Vargas, 1998), mientras
redefinir el universalismo francés con el fin de que el feminismo de la igualdad parte del principio
central de que todas las mujeres somos iguales,
aumentar el número de mujeres en puestos de
en tanto mujeres todas pertenecemos a un mismo
representación política. Durante años, se deman- estatus de inferioridad con respeto a los hombres.
dó la escasa presencia de las mujeres en puestos
2 Si se desea profundizar en la temática, el artículo
de poder político, pese a que por más de medio de Piedra (2003) desarrolló un análisis sobre las
siglo las mismas habían adquirido el derecho distintas corrientes, con el objetivo de profundizar
al voto. Al respecto, la filósofa Françoise Collin en el estudio de las feministas de la diferencia.

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Las teóricas posmodernas consideran que no se de la construcción de identidad(es), se pueden


debe apelar a aspiraciones universalistas sobre encontrar dichas diferencias teóricas. Dentro
la situación social de las mujeres (Piedra, 2003). de la corriente de la posicionalidad se ubica a
Es necesario mirar, estudiar e identificar las estudiosas como María Luisa Tarrés (1997),
diferencias porque: Florinda Riquer Fernández (1997), Tine Davids,
Teresa de Lauretis (1987). Por ejemplo, Lauretis
… la afirmación del universal “mujer” plantea que la subjetividad no está sobredeter-
puede ser el vehículo de dominación de minada por la biología ni por la intencionalidad
una parte de las mujeres, que ocupan libre y racional, sino por la experiencia entendi-
situaciones de privilegio relativo, sobre el da de cada sujeto: experiencia entendida como
resto, o un modo de conseguir alianzas un complejo de hábitos resultantes de la inte-
en la defensa de intereses particulares racción con el mundo externo.
apelando a unos supuestos intereses uni- En otra corriente de análisis se encuen-
versales (Izquierdo, 1998: 37). tran los trabajos de Marcela Lagarde, quien
desde una concepción culturalista (con énfasis
Por otro lado, una de las críticas que se en aspectos antropológicos e históricos estruc-
hace al movimiento por la paridad es el énfasis turantes) plantea el problema de las mujeres,
que pone en las diferencias de género, dico- en tanto sujetas sociales que han vivido en un
tomizándolas y sexualizándolas. La filósofa “cautiverio histórico” (Lagarde, 1997: 68)3, pro-
Sylviane Agacinsky, se apartó del movimiento ducto de la relación de jerarquía superior que
por la paridad cuando en lugar de sexuar al tiene el género masculino en relación con el
individuo abstracto se pasó a asexuar al polí- femenino (Lagarde, 1993: 55)4.
tico, como lo hacían las fundadoras del movi- Se encuentra en el medio de estas dos
miento, por lo cual propuso sexuar el cuerpo posturas, la propuesta teórica performativa de
político por la complementariedad de la pareja las identidades de género de Butler, quien se
heterosexual y volvió a la idea de la diferencia propuso en su libro El género en disputa, tal y
sexual como incompatible y antagonista con como ella misma afirma, cuestionar un supues-
el individualismo abstracto. Hay quienes han to heterosexual dominante en la teoría literaria
desarrollado explicaciones alternativas a dichas feminista:
posturas teóricas con el fin de dar respuesta a
las limitaciones de las explicaciones pos-estruc- 3 Para Marcela Lagarde, el cautiverio obedece a la
turalistas y culturalistas, como es el caso de condición jerárquicamente inferior de las mujeres
Linda Alcoff, quien propone el concepto de posi- con respecto a los hombres. “Ser hombre implica
cionalidad, planteando que la identidad de una vivir desde una condición de género privilegiada,
jerárquicamente superior y valorada positivamen-
mujer es producto de su propia interpretación te. Y ser mujer implica vivir a contracorriente,
y reconstrucción de su historia, a través del desde la condición inferiorizada a partir de la cual
contexto discursivo cultural al que tiene acceso. los hechos de las mujeres son desvalorizados o
invisibilizados, y las colocan de antemano en una
El concepto de mujer según la ‘posicio- condición jerárquica menor, subordinada, y some-
tida a dominación. En síntesis la condición política
nalidad’, muestra cómo las mujeres usan de las mujeres en el mundo patriarcal es el cauti-
su perspectiva posicional como un sitio verio y la de los hombres es de dominio”.
desde el cual se interpretan y construyen
4 Lagarde señala que tenemos una organización
los valores, más que el lugar de un con- muy esquemática de la identidad, por ello es que
junto ya determinado de valores, visión se puede ser muy pocas cosas a la vez, además de
de mundo y estructuras que constriñe a que estamos determinados históricamente para ser
la persona (Alcoff, 1989: 14). de ciertas maneras y no de otras. De esta manera,
en un sistema de especializaciones para vivir, unas
somos especializadas mujeres y otros son espe-
En América Latina, este debate no ha cializados hombres. Las identidades femeninas
sido ajeno al interés de las investigadoras femi- y masculinas no son fenómenos naturales sino
nistas, razón por la cual en los estudios acerca hechos construidos social e históricamente.

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Mi postura era y sigue siendo que cual- postcolonial ha venido a enriquecer estos deba-
quier teoría feminista que restrinja el tes y análisis, elemento que se retomará más
significado del género en las presupo- adelante.
siciones de su propia práctica establece
normas de género excluyentes en el seno GÉNERO, HISTORIA Y PODER
del feminismo, a menudo con conse-
cuencias homofóbicas (Butler, 2001). Considerando el debate antes expuesto,
se retoma el tema del género y la historiografía,
Para desarrollar su constructo expli- necesario para considerar aspectos de carác-
cativo, se retoma a varios(as) intelectuales ter teórico-metodológico que se proponen en
franceses como Levi Strauss, Foucault, Lacan, este artículo. Señala Scott que la diferencia
Kristeva y Wittig (Butler, 2001). Se conside- sexual está basada en relaciones jerárquicas que
ra que cada cual le permite abordar al tema atañen a una distribución desigual del poder:
de fondo, la jerarquía del género con algu- “el género es un elemento constitutivo de las
nos aspectos específicos. Esta jerarquía del relaciones sociales basadas en las diferencias
género, que a su vez responde a una hetero- que distinguen los sexos y el género es una
sexualidad más o menos obligada, fundada en forma primaria de relaciones significantes de
la visión dicotómica del concepto de género. poder” (Scott, 1990: 44). Es decir, el género es
Pero “¿queda algo que se llame cuerpo mismo el campo primario dentro del cual se articula
que escape a toda esquematización?” (Butler, el poder, aunque no es el único. En este mismo
2001: 90). Desde su perspectiva existen dos sentido señala Bourdieu que:
respuestas: la psique como dadora de unidad
La “di-visión del mundo” basada en refe-
al cuerpo y la psique como aquello que cons-
rencias a las diferencias biológicas y sobre
tituye el modo en que se da o se determina el
todo a las que se refieren a la división del
cuerpo. Así, el cuerpo “es aquello sin lo cual”
trabajo de procreación y reproducción
no podría darse ninguna operación psíquica,
actúa como “la mejor fundada de las ilu-
pero es a la vez aquello que sobre y a tra-
siones colectivas”, en la medida en que los
vés de lo cual también opera la psique, es “la
conceptos de género estructuran la per-
demanda constitutiva que moviliza la acción
cepción y la organización, concreta y sim-
psíquica desde el comienzo” (Butler, 2001:
bólica, de toda la vida social (2000: 48).
90). Al respecto, señala Torricella (2009), que
en la postura de Butler existe una relación Existe así una distribución del poder que
imprecisa y tensa entre la performatividad y alude a los recursos materiales y simbólicos, que
la materialidad. Pero desde nuestro punto de a su vez integra las relaciones de género en sus
vista, tiene la virtud de preocuparse por com- percepciones y en el acceso a dichos recursos.
prender la construcción de los significantes, Desde esta perspectiva, la práctica y la
no como productos dados, estructurantes, sino experiencia que se deriva de la vida cotidiana de
en constante transformación en el tiempo, en mujeres y varones ubicados en contextos socio
el espacio, históricamente construidos, pero históricos específicos es central, ya que permi-
no históricamente determinados. tiría acercarnos a aquellas acciones recurrentes
Se puede concluir que el tema de la cons- que se remiten, a su vez, a los hábitos resultan-
trucción de las identidades sexuales se mantie- tes de la interacción entre el mundo interno y
ne abierto, retroalimentado con planteamientos externo de los(as) sujetos(as)5.
diversos que permiten comprender su comple-
jidad y la incidencia que las relaciones de des- 5 Desde la perspectiva de Bourdieu, el “habitus”
igualdad entre hombres y mujeres tienen en la represent a aquella s práctic a s par ticulares
que responden a condiciones de existencia. Son
vida cotidiana, en las prácticas de las personas, disposiciones “verdaderas” para un determinado
así como en el terreno de lo político. No cabe contexto que a su vez son transferibles; en sí,
duda de que, a su vez, el desarrollo del feminismo principios generadores y ordenadores de prácticas.

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Salles señala que no se debe dejar de lado de género, en tanto relaciones sociales y de
que el orden social y las desigualdades de géne- poder. Estos aspectos son reconocidos aún en
ro que se derivan de este mismo, no se agotan la historiografía feminista pues se considera
en las relaciones, en las formas de convivencia que han marcado el desarrollo de la historia de
y en las experiencias que lo fundan: un orden las mujeres y del movimiento feminista y que
social también se sustenta en las institucio- siguen teniendo validez (Borderías, 2006). Las
nes, que a pesar de originarse en la actividad dimensiones de análisis que plantea Scott en
humana rutinizada (según Giddens) o en la la década de los 80 del siglo pasado, tienen la
acción habitualizada (según Bourdieu, 1999 particularidad de ser teórico-metodológicas,
y Wacquant, 2002), adquieren fuerza propia ello permite aprender y comprender las diversas
en tanto suelen determinar los espacios, las expresiones de la realidad socio-histórica6.
interacciones y las relaciones que en ellas se La pregunta central que surge, con-
pueden desarrollar, obedeciendo así al “orden” tinuando con inquietudes expresadas en el
o exigencias que demanda cada sociedad, mas apartado anterior, es cómo se construyen las
ello no implica que las acciones de los sujetos identidades genéricas y cómo se relaciona dicho
puedan modificarlas abruptamente transfor- aspecto con las actividades, las organizaciones
mando paulatinamente las estructuras. sociales y las representaciones culturales his-
Se deriva de esta perspectiva de género tóricamente específicas. Sin embargo, a finales
que aunque toda relación entre los géneros, así de los años 90 y a inicios del siglo XX , Scott
como, las restantes relaciones sociales, están confesaba que cada vez utilizaba menos el con-
mediadas por relaciones de poder, ello no impli- cepto de género en su trabajo (Aresti, 2006), ya
ca que estas no puedan ser modificadas: de que “género” había perdido su carga crítica y a
hecho, las relaciones de poder —género y socia- veces se le utilizaba como sinónimo de mujeres
les— han cambiado en el curso de la historia y o sexo. Según lo ha expresado ella misma, esta-
ello se debe a los procesos de transformación mos en la necesidad de crear nuevos términos
que se producen en cada sociedad, mediados en que permitan comprender y explicar la realidad
parte por las acciones y el ejercicio de nuevas como historiadoras(es) o científicas(os) sociales.
prácticas que las personas realizan en cada Pero, años más tarde, la misma Scott (2006),
analizó retrospectivamente su pregunta inicial,
contexto social particular.
¿es el género una categoría útil para el análisis
Se piensa que a diferencia de lo antes
historiográfico? En ese sentido, apunta que en
señalado, existen otras conceptualizaciones
1986, cuando ella planteó el tema en American
ahistóricas de las relaciones de poder entre los
Historical Review, la mayoría de los y las colegas
géneros, que tienden a generalizar experiencias
presentes no estaban preparados para ello, para
de unas mujeres a las restantes. Dichas pers-
el género, ni para la teoría postestructuralista,
pectivas impiden analizar las particularidades,
pero a su vez, comprendió que su análisis repre-
así como analizar los procesos de cambio, las
sentaba un esfuerzo colectivo del que ella forma-
rupturas y las diferencias. Al respecto, Scott
ba parte y ello le ha permitido permanecer en el
(1990) recuerda la importancia de rechazar los
orígenes sencillos para dar pie al análisis de 6 Las cuatros dimensiones son: 1) La dimensión
procesos interrelacionados que no puedan des- simbólica: esta evoca representaciones múltiples,
hacer sus nudos. es decir, mitos socialmente construidos. 2) La
Metodológicamente, Scott plantea con- dimensión normativa: representa las interpre-
taciones de los significados de los símbolos. Se
siderar en el análisis cuatro dimensiones que expresan en doctrinas religiosas, educativas, cien-
deben ser incorporadas para abordar los estudios tíficas, legales y políticas que a su vez, afirman el
significado de varón y mujer, masculino y feme-
El habitus es sistemático y transponible, es decir, nino. 3) La dimensión sistémica: hace referencia a
puede transponerse de un ámbito de práctica a otro. las instituciones y organizaciones sociales como es
Es un esquema que existe en estado práctico, por el sistema de parentesco, educativo, económico y
lo tanto, se le interioriza de modo implícito, pre político. 4) La cuarta dimensión hace referencia a
reflexivo y pre-teórico (Bourdieu, 2000). la identidad subjetiva.

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tiempo. Después de conocer múltiples trabajos, adquisición de conciencia de grupo y


considera —y he aquí lo más importante— para la actuación en el presente en fun-
que: “el género sigue siendo una categoría ción de un futuro deseado. Dejar a un
útil para el análisis histórico” (Scott, 2006: grupo sin memoria de sí mismo “conlle-
109), siendo una pregunta abierta para com- va una debilitación de su identidad y su
prender los significados y los contextos en anclaje en la objetivación permanente”
que se hacen. (Vigil, s.f.: 23).
A continuación la explicación que en esta
ocasión plantea: Se considera que para acceder a la recu-
peración histórica del género femenino, la his-
Yo sostendría que el género es el estudio toria de las mujeres no puede concebirse igual
de la relación (en torno a la sexualidad) a la de los varones, por eso “la nueva historio-
entre lo normativo y lo psíquico, el inten- grafía trata de comprender el significado de los
to de colectivizar la fantasía y al mismo sexos, de grupos de género (gender groups) en
tiempo usarla para algún fin político o el pasado histórico” (Zemon, 1976: 91).
social, sin importar que ese fin sea la El planteamiento de la historia de las
construcción de una nación o la estruc- mujeres, desde nuestra visión, es relevante en
tura familiar. Mientras tanto, es el sexo tanto permite vincular dos aspectos importan-
género el que produce significados del tes en el desarrollo de la historiografía: por un
género… si es así, entonces no sólo no lado, se cuenta con los aportes más historio-
hay distinción entre el sexo y el género, gráficos de la historia social —área que se ha
sino que el género es la clave del sexo interesado por analizar a los actores sociales
(Scott, 2009: 109). en toda su dimensión—, en donde se visibili-
zan los sectores más marginados, de quienes
Por esta razón, considera que el género no se rescataba su experiencia social e indivi-
sigue siendo útil, puesto que es la forma de
dual por no protagonizar procesos históricos de
historizar las formas en que se ha concebido el
forma evidente. Esto definitivamente enriquece
sexo y la diferencia sexual. Además se resalta la
los procesos históricos, aceptando con ello la
importancia que da a lo psíquico, que da pie a la
dinamicidad de la historia, de los perpetuos
imagen, a la representación social, a la fantasía,
procesos, de la complejidad en que nos desarro-
en fin, a las construcciones del género.
llamos. Sin embargo, a pesar de todo ese conte-
nido humanizador de la historia, de la historia
GÉNERO E HISTORIA
de los hombres sencillos, de la gente de todos
Una vez señalada la relación entre el los días, la historia social no ha integrado en
género, el poder y la historia, se puede retomar sus propuestas teórico-metodológicas la expe-
la necesidad de estudiar cuál ha sido la presen- riencia particular de las mujeres. Este error, a
cia del género femenino o de las mujeres en el nuestro modo de ver, no solo lo ha cometido
acontecer histórico o el protagonismo históri- la historia social, todo lo contrario, los ejem-
co, ya que a pesar de que el sexo femenino ha plos sobran; tenemos por ejemplo, el caso de
representado la mitad o más de la población la teoría liberal; así como, la teoría marxista
humana, las diversas corrientes historiográfi- tradicional.
cas, tanto tradicionales como renovadoras, han Se debe reconocer que la invisibilidad de
excluido a las mujeres de sus estudios (Nash, las mujeres en los estudios históricos, socio-
1998). Por lo tanto, se parte de que las mujeres lógicos y en general, en las ciencias sociales,
necesitan reconstruir su historia porque: no corresponde a la conspiración malvada de
los hombres, sino a la concepción androcéntri-
El desconocimiento del pasado de un ca de las ciencias en general. La elección del
grupo social implica ignorar su acción campo de estudio, su delimitación y los temas
histórica, bloquear el camino para la en general, obedecen a presupuestos ideológi-

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cos que determinan o influyen enormemente retroalimenta del postcolonialismo. Al relacionar


en los temas (Zemon, 1976: 91). La historia de ambas tendencias teóricas, se responde a la
las mujeres como corriente de pensamiento, es crítica que desde hace al menos dos décadas se
coincidente con el postcolonialismo, ya que son plantea al feminismo y a las distintas teorías
estudios que retoman la necesidad de conocer que han generado para estudiar el desarrollo
para de-construir las construcciones históricas del patriarcado, la desigualdad y dominación
que se han basado en visiones desde occidente; masculina sobre las mujeres. Postcolonia-
el objetivo principal sigue siendo “producir aná- lismo y feminismo tienen un entronque en
lisis históricos en los cuales los grupos subal- común, tal y como lo define Linda Hutcheon:
ternos [sean] vistos como sujetos de la historia” (de)construcción de la subjetividad, (de)cons-
(Chakrabarty, 2000: 15). trucción de la historia y la necesidad de la
Pero, desde nuestra óptica, a pesar de transformación social. La (de)construcción
que la teoría como tal carece de “género”, tiene del sujeto se hace en cada cual desde distintas
en cambio un contenido androcéntrico fundado perspectivas, ya que el feminismo enfatiza
en los procesos de socialización, construcción en el sujeto patriarcal y el postcolonialismo
de la subjetividad, del imaginario social y de las en el sujeto imperialista7. Metodológicamen-
instituciones que en parte, norman nuestras te, ambos plantean la necesidad de estudiar
acciones. los discursos y el cuerpo, en el que se puede
encontrar respuesta a las relaciones de poder,
HISTORIA, GÉNERO Y FEMINISMO las representaciones sociales como realidad y/o
POSTCOLONIAL como constructo teórico. Nótese que de nuevo
se da importancia al cuerpo para comprender
Se parte de que la historia de las mujeres
las desigualdades de género, más sin embargo,
no se propone realizar un análisis histórico a
se señala que al igual que en el discurso post-
partir de la historia total, entendida esta como
el análisis sociológico del devenir histórico, en moderno, el postcolonialismo dejó de lado a
donde se consideran tanto las estructuras eco- las mujeres en el momento de teorizar. Al res-
nómicas, sociales y políticas, como los aspectos pecto, Arreaza (2002) señala que “la ausencia
relativos a la historia privada, de las familias, de una perspectiva de género en el momento
las personas, la sexualidad, el trabajo domésti- de teorizar puede redundar en la perpetuación
co, la socialización de hijos e hijas, entre otros de la diferenciación jerárquica entre los sexos
aspectos, para establecer una visión integral y, por extensión, en otros tipos de divisiones
del conjunto de la experiencia histórica y social identitarias” (Arreaza y Tickner, 2002: 35).
de las mujeres, la cual incluya la historia de las De nuevo, tal y como ha pasado con
mujeres y de género, para entender la sociedad otros constructos teóricos, son las feministas
y sus procesos de transformación desde la parti- que retoman la reflexión postcolonial para
cularidad de la vida de estas. pensar en la condición de las mujeres y desde
De ahí que la historia de las mujeres nece- allí, realizan un entronque entre teoría femi-
site del concepto de género como categoría de nista y el postcolonialismo. Dicha reflexión
análisis, perspectiva que intenta analizar las entre el postcolonialismo y el feminismo ha
condiciones que posibilitan la subordinación llevado a plantearse como centro de análisis,
de las mujeres y que para hacerlo no desdeña la dificultad que ha tenido el feminismo de
la intromisión en la vida privada y cotidiana de incluir el cuerpo racial como objeto de estu-
las personas, considerando a la vez la reducción dio. En 1992, Sara Suleri planteó que uno de
dicotómica que implica el concepto y por ello, las los peligros del feminismo occidental remite
limitaciones que puede contener, aspecto que ha
motivado la reflexión constante de autoras como 7 Si desea profundizar en la temática puede con-
sultar el texto de: Hutcheon, Linda. “Circling the
Scott (2006 y 2009) y Amorós (2000 y 2008). Downspount of Empire”. Post-Colonialism and
Más recientemente y en muchas ocasio- Postmodernism 20 (4). España. Ariel, octubre
nes de forma paralela, el debate feminista se 1989: 149-175.

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La importancia del enfoque de género en la investigación socio-histórica 21

a la tentación de caer en la construcción de una La vida cotidiana es una categoría de


identidad esencialista a la mujer “postcolonial” o análisis que se basa en el acontecer de la vida
del tercer mundo, mientras evita aplicar tal defi- privada y doméstica de las personas, asimismo,
nición a la mujer occidental. Razón por la cual aunque las mujeres al incorporarse a espa-
una de las autoras más influyentes de la teoría cios públicos salgan en alguna medida de su
postcolonial, Gayatri Chakravorty, desde su con- invisibilidad, su proceso no puede examinarse
dición de mujer tercermundista que vive en el únicamente desde el ámbito público, ya que es
primer mundo (nació en Calcuta y se traslada a indispensable rescatar y objetivar su vivencia
vivir a Estados Unidos), combina el marxismo, personal como un todo, para entender la com-
el feminismo y la teoría de la deconstrucción plejidad de su proceso. Se conoce que la vida
(Carrera, s.f.), esta última fundamental para cotidiana de los sujetos se ha venido rescatando
alejarse del universalismo, profundamente cri- como un aspecto central para comprender los
ticado en la actualidad, en tanto metarrelato procesos que viven y protagonizan las mujeres.
construido y estructurante de la realidad. La vida cotidiana surge también del vira-
Cabe preguntarse: si lo que plantea el je que ha dado la historiografía para encon-
feminismo postcolonial es la articulación de trar la “otra historia”, la historia encubierta de
constructos teóricos ya existentes, entonces los sujetos, del individuo, que no se hace en
¿qué tiene de nuevo? En este caso nos da la los grandes foros o en procesos organizativos
impresión que lo novedoso no es en sí su pro- formales del ámbito público. Henri Lefebvre
puesta teórica, sino quien la expresa, cómo la es uno de los precursores; incursiona en este
expresa, interpreta, (de)construye, (re)construye campo desde 1946 y en su libro La vida cotidia-
y recrea lo ya existente y hace evidente las con- na en el mundo moderno, de 1980, hace hinca-
tradicciones de las teorías feministas, de sus pié en la necesidad de vincular la cotidianidad
principales exponentes y del territorio y espacio con la sociedad.
de donde surge y se expresa. Así, la novedad resi- Un aspecto que interesa incorporar al
de en la apropiación teórica y práctica que se ha análisis de lo cotidiano es la visión de mundo
venido dando por parte de mujeres tercermun- que tienen o han tenido las mujeres de sí
distas que, desde ese ser, se apropian y expresan mismas y de la sociedad. Para adentrarnos al
su particularidad y contribuyen con ello al deba- mundo cotidiano de las mujeres, se debe partir
te y a la construcción del conocimiento. de que “la vida cotidiana como tal es sumamen-
te heterogénea, y esta es la razón por la cual su
LA PERTINENCIA DEL ANÁLISIS DE LA VIDA centro solo puede ser el particular, en el cual
COTIDIANA aquellas esferas, formas de actividad, etcétera…
decididamente heterogéneas se articulan en
Se observa que a pesar de las distancias una Unidad” (Heller, 1987: 93). De esto se puede
conceptuales, Scott (2009), Butler (en Torri- desprender que la vida cotidiana, a pesar de la
cella, 2009), Bourdieu (2000) y Chakravorty particularidad que estudia, no es un valor autó-
(1988), señalan al “cuerpo” como uno de los nomo, porque son las formas de actividad que
elementos para comprender el género, la des- se acumulan y se articulan, puesto que a su vez
igualdad y las relaciones de poder. Por ello, la cotidianidad tiene sentido solo en el contexto
tomando en cuenta los aspectos conceptuales de otro medio, en la historia y en los procesos
antes desarrollados, tenemos que preguntar- históricos8.
nos dónde observar, o desde dónde observar y
explicar los cuerpos y los discursos. Nuestra 8 De acuerdo a la definición que Heller (1972), por
respuesta es que la reconstrucción de la histo- vida cotidiana se entiende “... la totalidad de las
ria desde lo cotidiano sigue siendo un enfoque actividades que caracterizan las reproducciones
metodológicamente adecuado para comprender singulares productoras de la posibilidad perma-
nente de reproducción social”. Heller retoma
los discursos, los cuerpos, las relaciones, las una tesis básica planteada por Marx y Engels
prácticas y las representaciones que toman vida en La Ideología Alemana, en la tesis sobre
en contextos particulares. Feuerbach, a saber que “... la transformación de

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22 Nancy Piedra Guillén

La heterogeneidad de los aspectos que donde se expresan y experimentan actividades y


componen a la vida cotidiana está determinada relaciones sociales.
por las capacidades físicas del individuo, por Toda persona tiene que vivir la vida coti-
sentimientos y emociones que nos involucran diana. Nadie, independientemente de su posi-
como un todo; capacidades y sentimientos que ción social, del lugar que ocupa en la división
se hacen presentes en la vida cotidiana en la social del trabajo, puede desprenderse total-
que a su vez, como en la vida pública, tienen mente de su cotidianidad. Por eso, Heller afir-
lugar procesos de alienación que, aunque dis- ma que la vida cotidiana es la vida de toda
tintos, interactúan entre sí. persona (Heller: 1972). Más ello no significa que
Se entiende por “cotidianidad” lo que la vida de una persona9 esté totalmente deter-
hacemos, sentimos y percibimos de la sociedad, minada por la vida cotidiana; en tanto, en la
del ámbito familiar, en fin, de las estructuras vida cotidiana las personas participan de forma
socioeconómicas de una sociedad determinada, integral, movilizando “…[t]odas sus capaci-
así como, la forma en que actuamos diaria- dades intelectuales, sus habilidades manipu-
mente en ella, en cómo nos vinculamos a los lativas, sus sentimientos, pasiones, ideas e
espacios, en lo que somos y queremos ser y la ideologías” (Heller, 1972: 39). Agrega al respec-
articulación social que se da entre la experien- to que “el hombre de la cotidianidad es activo y
cia individual y la colectiva. goza, obra y recibe, es afectivo y racional, pero
no tiene ni tiempo ni posibilidad de absorber-
La vida cotidiana de las mujeres (aunque se enteramente en ninguno de estos aspectos
no solo de ellas), incluye muchas formas para poder apuntarlo según toda su intensidad”
de sobrevivir y resistir, de subordinarse (Heller, 1972: 40).
y rebelarse, que bajo la apariencia de la La cotidianidad precede al sujeto. Las
pasividad o la apatía, cobra otra dimen- personas nacen insertas en su cotidianidad.
sión o significado; la cultura por ejemplo Mediante la socialización, el sujeto aprende
es un campo de continuidad y ruptura, las habilidades necesarias para la vida coti-
de aceptación y adaptación, pero también diana en la sociedad. Más ello no signifi-
de resistencia y rebelión (Verena, 1986: ca que no pueda modificar algunas de sus
94). [Tenemos así que] la vida cotidia- prácticas socialmente aprendidas. La perso-
na es la totalidad de las actividades que na adulta debe ser capaz de “manipular las
caracterizan las reproducciones singu- cosas” imprescindibles para la vida cotidiana.
lares de la posibilidad permanente de la
El proceso de asimilación de las cosas y las
reproducción social (Verena, 1986: 9).
relaciones sociales —lo que otras escuelas
denominarían socialización— empieza siem-
La perspectiva cultural estudia la vida
pre “por grupos” (ejemplo, la familia, escuela o
cotidiana de las personas en tanto modo de
comunidades menores). Estos grupos —copre-
vivir, tratando de vincular y establecer un equi-
senciales— median y transmiten al individuo
librio entre el análisis macro y micro social.
La visión culturalista posibilita estudiar a las las costumbres, las normas y la ética. Existe
mujeres como personas que se ubican dentro así una relación entre los “predecesores”, los
de un conjunto de costumbres, normas, expe- “contemporáneos” y los “sucesores”, una per-
riencias, percepciones, rituales y acciones, en sona en particular integra parte de las expe-
riencias que le han sido transmitidas en el
la vida cotidiana, de las relaciones y circunstan- tiempo en sus acciones y forma de vida, ya sea
cias de los hombres, no es anterior ni posterior a la
transformación política y económica, sino simul- 9 La autora en el texto no habla de la persona sino
tánea con ella” (pág. 12). Con ello la autora desea del hombre; sin embargo, hemos considerado que
plantear cómo la vida cotidiana es parte de un todo la palabra persona o individuo(a) es más inclusiva
integrado, por tanto, las acciones que se realizan que la de hombre, en la medida en que esta última
cotidianamente responden a un contexto histórico nos puede a veces inducir a mirar solo a varones,
específico. dejando por fuera a las mujeres.

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por sus contemporáneos, los predecesores o El lenguaje opera no como simple medio
bien, sucesores10. de comunicación, sino como discurso.
Según Heller (1972), Bourdieu (2000) y Entendiendo por discurso, no frases o
Goffman (1997), lo más relevante es que los ele- palabras, “sino formas totales de pensa-
mentos que constituyen y caracterizan la vida miento, de comprensión de cómo opera
cotidiana no producen “absolutos”. Siempre el mundo, y de cuál es el lugar que uno
existe un margen de acción, movimiento y posi- tiene en él” (Cabrera, 2006: 22).
bilidad de desarrollo para el individuo. Existen
las contradicciones, razón por la cual es posible Es preciso considerar también el cuer-
la presencia de resistencias, movimientos con- po como constructo simbólico, tomando en
traculturales y contranormativos (León, 1999). cuenta los aportes de Foucault11, Bourdieu12 y
Si las personas no cuentan con dicho espacio Csordas13. Considerar a la persona como agente
de acción se produce la “extrañación”. Según encarnado busca romper con las principales
Heller, la extrañación ocurre cuando en lo coti- dualidades del pensamiento occidental: mente/
diano la persona no tiene espacio, campo, liber- cuerpo, sujeto/objeto, objetivo/sujetivo, pasivo/
tad alguna de elección o selección, posibilidades activo, racional/emocional, lenguaje/experien-
de desarrollo. En tanto que “... extrañación, es, cia, lo que nos aproxima de nuevo a la crítica
desde luego, siempre extrañación respecto de que se ha venido señalando al concepto del
algo, y precisamente respecto de las posibili- género, el uso y abuso del mismo, que ha lleva-
dades concretas del desarrollo específico de la do a enfatizar la visión dicotómica del mundo,
humanidad” (Heller, 1972: 42). que a su vez lo fragmenta y acentúa las dife-
rencias físicas, los roles sociales, etc. La idea de
CONCLUSIONES la diferencia sexual, de los géneros, etc., es la
que al fin y al cabo está en función de nuestro
Los aspectos desarrollados en este artí- conocimiento sobre el cuerpo y “ese conoci-
culo pueden contribuir a delimitar nuestro miento no es puro, no puede ser aislado de su
ángulo analítico. Teórica y metodológicamente implicación en una amplia gama de contextos
se destaca la importancia que siguen teniendo discursivos” (Cabrera, 2006).
el análisis del discurso y del cuerpo para los
estudios de género y para las mujeres, así como
para las temáticas sociales generales, en la 11 Al respecto no se pueden dejar de citar los aportes
de autores que son claves en este aspecto con-
medida en que permiten analizar las relacio- ceptual: Foucault, quien desde el concepto de
nes de poder que nos sitúan en el terreno de biopoder, relaciona la experiencia del cuerpo con el
las desigualdades socio históricas y los cam- poder, el conocimiento y los cambios políticos que
bios que se producen de la confrontación, el se han dado en la historia con respecto al cuerpo.
conflicto, las resistencias, entre otras acciones El cuerpo es visto como la experiencia material
sobre la que se ejerce poder, pero también permite
que devienen de los sujetos, así como también resistir a los sujetos sociales. En: Foucault, Michel.
comprender las estructuras y esquemas socia- La historia de la sexualidad I, La voluntad de
les que las mantienen y las hacen trasponibles saber. España: Siglo XXI, 1987.
en el tiempo y en espacios diversos. El discurso, 12 Bourdieu (2000 y 1990) lo utiliza para comprender
tal y como lo vienen señalando algunas teóricas los procesos socio culturales que entrañan las
del feminismo, refleja sistemas de significados prácticas y habitus de las personas, asimismo, lo
utiliza en el estudio de las clases sociales, los gus-
al igual que el lenguaje, asimismo, permite
tos, la dominación masculina, entre otras.
observar en el tiempo las representaciones que
13 Csordas (s.f.) quien habla de embodiment y bodily-
se generan a partir de él. Es central retomar la
ness (corporalidad) para referirse a lo corporal
forma en que Scott establece la relación entre como auténtico campo de la cultura. El cuerpo
lenguaje y discurso: es considerado un agente y lugar de intersección
individual, psicológica y social, es ser biológico
10 Consultar: Schutz y Luckmann. The Structures of pero también es entidad consciente, experiencial,
the Life-World, Vol.2, 1989. actuante e interpretadora.

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Por su parte, el estudio de la cotidia- Aresti, Nerea. “La categoría de género en la


nidad permite comprender el “discurso” y el obra de Joan Scott”. Joan Scott y las
“cuerpo” como un medio de vinculación de políticas de la historia. En: Joan Scott.
lo personal con lo sociohistórico, para desde España: Icaria Editorial, 2006.
allí generar el contexto que permita entender A rrea za, Cat alina y Tick ner, A rlene B.
al sujeto, su lenguaje y su cuerpo, que son “Postmodernismo, postcolonialismo y
manifestación y expresión de las relaciones de feminismo: manual para (in) expertos”.
género. Así, la relación del binomio individuo- Revista Colombia Internacional 2 (54).
sociedad pierde su contenido dicotómico y 2002: 14-38.
pasa a formar parte de un todo: ambos se Benhabib, Seyla. “Desde las políticas de
retroalimentan mutuamente para producir y id e nt id a d a l fe m i n i s m o s s o c i a l :
reproducir a la persona, a la sociedad. Cuando un alegato para los noventa”. Las
se considera el género como categoría de aná- ciudadanas y lo político. Espa ña:
lisis social y/o histórica, el reto consiste en ir Instituto Universitario de Estudios de la
más allá de lo previsible sobre las diferencias Mujer, 1996.
en el estatus y las experiencias de hombres y Blanco, Graciela. “Las desigualdades entre
mujeres, pues se cae en la mera diferenciación los sexos en la Universidad de Costa
de los roles y las vivencias… Retomando a Rica”. La mujer en la Universidad, el
Scott, se debe estudiar cómo los significados caso centroamericano. Ligia Delgadillo
que expresan hombres y mujeres a su vez, (comp.). Costa Rica: Editorial Guayacan-
expresan discursos de poder o establecidos y ILIFEM, s.f.
naturalizados (Cabrera, 2006); de ahí las con- Bock, Gisela. “El lugar de las mujeres en la
tradicciones que las personas muestran con historia”. Revista Sociológica 10. Mayo-
respecto a sus discursos, o bien, entre los dis- agosto 1989.
cursos y las prácticas. No todo es producción
Borderías, Cristina (ed.). “Prólogo”. Joan Scott
reflexiva, pero tampoco es reproducción acríti-
y las políticas de la historia. Madrid:
ca, ahistórica o inercial.
Icaria Editorial, 2006.
Para estudiar la historia de las muje-
Bourdieu, Pierre. “Str uctures, habitus,
res o/y la historia del género, es indispensable
practices”. The logic of practice. United
estudiar los “pliegues de la historia” de los que
Kingdom: Polity Press (United States),
habla Foucault; encontrar —en el camino no
1990.
lineal de las acciones humanas— lo que no se
Bourdieu, Pierre. La dominación masculina.
ha dicho, lo que no se ha escuchado, lo que al
2da edición. México: Editorial ANAGRAMA ,
fin y al cabo, la historia oficial suele dejar de
2000.
lado pero prevalece en el entretejido social, por-
que ha existido y existe por medio de quienes Butler, Judith. El género en disputa, el
asistieron, observaron, protagonizaron y conta- feminismo y la subversión de la
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