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Canónigo

Es un sacerdote nombrado por el obispo para formar parte del cabildo de una catedral o
colegiata, que es un colegio de sacerdotes que se encarga de las funciones litúrgicas más
solemnes en una iglesia, y de otras tareas que determine el derecho o el obispo.
El canónigo debe ser persona que destaque por su doctrina e integridad de vida, y que haya
desempeñado meritoriamente su ministerio.
El canónigo penitenciario tiene en virtud del oficio, la facultad ordinaria, no delegable, de
absolver en el fuero sacramental de las censuras latae sententiae no declaradas, ni
reservadas a la Santa Sede, incluso respecto de quienes se encuentren en la diócesis sin
pertenecer a ella, y respecto a los que son de la diócesis, aun fuera del territorio de la
misma.
Fuentes: Decr. Christus Dominus n. 27; Decr. Presbyterorum Ordinis n. 7; CIC cc. 503-
510

QUÉ ES UN CABILDO

Un cabildo catedralicio de canónigos es un colegio de sacerdotes, al que corresponde celebrar las


funciones litúrgicas más solemnes en la iglesia catedral; compete además al cabildo catedralicio
cumplir aquellos oficios que el derecho o el Obispo diocesano le encomienden, como dice el canon
503 del Código de Derecho Canónico vigente. Si el cabildo tiene su sede en una iglesia, que no es
catedral, se denomina cabildo colegial y la iglesia recibe el nombre de colegiata.

El origen de los cabildos de canónigos se remonta a los siglos IV-V. Se establecen con el fin de que
los sacerdotes seculares pudieran llevar una vida en común, al estilo de la vida monástica. Vivían
bajo una regla de canónigos (regula canonicorum=regla de canónicos, de donde derivó el nombre
a canónigos), con obligaciones fijas de oración, refectorio y techo común.

En el siglo X decae la vida en común y el sínodo laterano de 1059 recomienda con gran interés la
vida en común dando lugar a los canónigos regulares, que se obligan con votos a los consejos
evangélicos.

Los cabildos colegiales se encargaron de la cura de almas, de la enseñanza y de la atención social.


Los cabildos catedralicios intervenían decisivamente en el gobierno diocesano y gobernaban la
diócesis en tiempo de sede vacante. Alcanzaron una notable independencia del obispo diocesano,
lo que dio lugar a que fueran miembros de los cabildos parientes de los canónigos, que por lo
general pertenecían a la nobleza.

Esto traía a veces como consecuencia que se desatendieran las tareas eclesiales, por lo que el
concilio de Trento recordó con fuerza las obligaciones de los cabildos catedralicios y de sus
miembros.

Posteriormente los cabildos perdieron importancia y también su patrimonio.


El Concilio Vaticano II sentó las bases de una renovación de los cabildos para que se acomodaran a
las necesidades actuales. Así, tareas, que tenían encomendadas los cabildos catedralicios, pasaron
a un colegio de consultores elegidos entre los miembros del Consejo presbiteral.

La erección, innovación o supresión de un cabildo catedralicio está reservada a la Sede Apostólica


a tenor del canon 504. Todo cabildo de canónigos debe tener sus propios estatutos, en los que se
determine, al menos, la constitución del cabildo y el número de canónigos; los oficios del cabildo y
de cada canónigo respecto al culto y cumplimiento de los demás ministerios; las reuniones y las
condiciones para la validez de los actos; las insignias de los canónigos.

Código de Derecho

DE LOS CABILDOS DE CANÓNIGOS

503 El cabildo de canónigos, catedralicio o colegial, es un colegio de sacerdotes, al


que corresponde celebrar las funciones litúrgicas más solemnes en la iglesia central o en
la colegiata; compete además al cabildo catedralicio cumplir aquellos oficios que el derecho o
el Obispo diocesano le encomienden.

504 Están reservadas a la Sede Apostólica la erección, innovación o supresión de


un cabildo catedralicio.

505 Todo cabildo, tanto el catedralicio como el de una colegiata, debe tener
sus propios estatutos, elaborados mediante legítimo acto capitular y aprobados por
el Obispo diocesano; estos estatutos no puedenmodificarse ni abrogarse sin
la aprobación del Obispo diocesano.

506 § 1. Los estatutos del cabildo, quedando siempre


a salvo las leyes fundacionales, determinarán la constitución del mismo y
el número de canónigos; establecerán qué ha de hacer el cabildo y cada uno de
los canónigos respecto al culto divino y
al cumplimiento del ministerio; reglamentarán las reuniones en las que se trate de
los asuntos del cabildo y, respetando siempre
las prescripciones del derechouniversal, establecerán las condiciones que se requieren para
la validez y licitud de los actos.

§ 2. También se determinarán en los estatutos las retribuciones, que habrán de percibir tanto
de manera estable como con ocasión del desempeño de una función, así como, de acuerdo con
las normas dadaspor la Santa Sede, cuáles sean las insignias de los canónigos.

507 § 1. Ha de haber entre los canónicos uno que presida el cabildo, y se designarán también
otros oficios de acuerdo con los estatutos, teniendo asimismo en cuenta el uso vigente en
la región.

§ 2. Pueden también encomendarse a clérigos que no pertenezcan al cabildo otros oficios, con
los que esos clérigos ayuden a los canónigos según los estatutos.

508 § 1. El canónigo penitenciario, tanto de iglesia catedral como


de colegiata, tiene en virtud del oficio, la facultad ordinaria, no delegable, de absolver en
el fuero sacramental de las censuras lataesententiae no declaradas, ni reservadas a
la Santa Sede, incluso respecto de quienes se encuentren en la diócesis sin pertenecer a ella,
y respecto a los diocesanos, aun fuera del territorio de la misma. § 2. Donde no exista cabildo,
el Obispo diocesano pondrá un sacerdote para que cumpla esta misma función.

509 § 1. Oído el cabildo corresponde al Obispo diocesano, pero no


al Administrador diocesano, conferir todas y cada una de las canojías, tanto en
la iglesia catedral como en una colegiata, quedando revocadocualquier privilegio contrario;
también compete al Obispo confirmar a quien haya sido elegido por el cabildo para presidirlo.

§ 2. El Obispo debe conferir las canonjías tan sólo a sacerdotes que, destacando por
su doctrina e integridad de vida, hayan desempeñado meritoriamente su ministerio.

510 § 1. No se vuelvan a unir parroquias a un cabildo de canónigos, y


las parroquias que estuvieran ya unidas a un cabildo deben ser separadas de éste por
el Obispo diocesano

§ 2. En la iglesia que sea a la vez parroquial y capitular, debe nombrarse un párroco, elegido o
no de entre los canónigos; este párroco tiene todos los deberes y todos
los derechos y facultades que, según la norma de derecho, son propias de un párroco.

§ 3. Compete al Obispo diocesano establecer normas fijas con


las cuales se ajusten debidamente las obligaciones pastorales del párroco y
las funciones propias del cabildo, velando porque
el párroco no obstaculice las funciones capitulares ni el cabildo las funciones parroquiales;
si hay algún conflicto, lo resolverá el Obispo diocesano, quien cuidará en primer lugar de que
se atienda debidamente a las necesidades pastorales de los fieles.

§ 4. Las limosnas a una iglesia que sea a la vez parroquial y capitular, se presumen dadas a
la parroquia, a no ser que conste otra cosa.

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