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INTRODUCCIÓN
El aseguramiento de la circulación de bienes inmuebles ha encontrado en el Registro un aliado
fundamental, inesperadamente convertido casi en indispensable e ineludible. Sin embargo el
sistema registral guarda dentro de sí un defecto de estructura, y es que éste fue concebido como
uno de privilegios para quien accediera al Registro teniendo enfrente la transmisión de la
propiedad inmobiliaria por el sólo consentimiento (Art 949° C.C. Peruano). Teniendo en cuenta
que la inscripción no es obligatoria para los titulares inmobiliarios, se justifican los incentivos, y el
mayor de todos es que mediante el Registro puedes oponer derechos, incluso contra otros que
tienen derechos más antiguos pero no inscritos. Aún más el incentivo nunca se agota, pues la
cuestión es llegar al Registro aunque luego la rueda vuelva a girar y quien llegó luego deja de
serlo a veces sin su participación o conocimiento. Esto nos lleva a preguntarnos ¿si el sistema
registral en el Perú favorece o incentiva el Fraude Inmobiliario?
DESARROLLO
1.- Riesgo del tráfico jurídico:
El fraude inmobiliario como fenómeno es una permanente distorsión a todo sistema que
garantiza el tráfico inmobiliario seguro.
En la construcción del fraude se busca que el resultado final permita un beneficio
fundamentalmente económico dentro de un marco de “legalidad formal”. Resulta que el Fraude
está posicionado como riesgo del tráfico jurídico de bienes y es una figura que ha sido tratada o
abordada como una enfermedad o patología que se ha pretendido mantener lejos del sistema
mediante medidas específicas o implementación de seguridades; sin embargo el fraude se ha
mantenido vigente.
En este sistema registral inmobiliario ha sido una tradición que se circunscriba la problemática
del fraude inmobiliario al notario o al Registro; es decir, siempre se habla de “fraude notarial” o
“fraude registral”. Sin tener en cuenta que el sistema inmobiliario, como un todo, es el que
presenta vulnerabilidades.
Dependiendo del país y sistema son varias las instituciones que, directa o indirectamente, se
ven vinculadas a este sistema inmobiliario y por el cual transita y consolida el fraude: Registro de
Propiedad Inmueble, (tanto el Catastro como el Registro de predios); Tribunales Registrales
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(dígase órganos de segunda instancia en general), Notarios; entidades que están al final de fila o
cadena y por lo que resultan más visibles, sin embargo también participan diversos organismos
del Estado, como el poder judicial, entes administrativos del poder ejecutivo (ejemplo a los
ejecutores coactivos, municipalidades, órganos de saneamiento de titulación), entre otros como
los son los particulares que hacen uso del sistema para obtener una titulación y la circulación
(dígase tráfico jurídico) del bien inmueble.
En lo que respecta al propio fraude se va encontrar también los “grupos involucrados”, que se
pueden catalogar principalmente en dos, los realizadores (autores directos, colaboradores o
facilitadores) del fraude y por otro, lado las víctimas de éstos. Existe fuera del fraude un tercer
grupo que no es de interés directo pero que corresponde a la categoría de los mecanismos
existentes en un sistema inmobiliario para garantizar el tráfico saludable de los bienes y
garantizarlos y que son, dependiendo del país, los notarios, Registro Público y Registradores,
organismos estatales y sus funcionarios públicos, Poder Judicial y sus Jueces y funcionarios
judiciales. Externamente el fraude afecta a un cuarto grupo al que se le conoce como el
ciudadano, tercero registral, inversionista, que es quien contrata en base a la información que
consolida en el tercer grupo y que puede contener fraude, es el grupo expuesto a las
consecuencias del delito para beneficiar al generador de éste.
3.- Necesaria revisión del sistema: Participación del Notario y Registrador Público en el Tráfico
inmobiliario y por ende en el Fraude Registral.
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PARTICIPACIÓN DEL REGISTRO EN EL TRÁFICO INMOBILIARIO
La competencia registral, o competencia institucional, es, básicamente, como dijimos al principio,
la inscripción de derechos reales, en cuanto a su constitución, modificación, cancelación o
extinción. Una de las funciones esenciales es la registradora. La función registradora, en el caso
del Perú es creada por el Estado, y tutela el derecho de propiedad. Pero esta tutela está
mancomunada con la función judicial y la función notarial; todo, obviamente, orientado a brindar
paz social y jurídica.
Otra función del registrador es controlar el tráfico jurídico de bienes inmuebles que van ser
registrados o inscritos.
El registrador es un funcionario encargado del registro y tiene, como labor principal, la de
calificar e inscribir documentos. En Perú es un funcionario administrativo. Consecuentemente,
está sometido al principio de legalidad y sólo puede hacer lo que la ley, expresamente, le
permita. No puede ir más allá. Podemos, entonces, decir que esta función de registrador es una
función pública, reglada, delegada, controlada y fiscalizada. Ese último punto deberíamos
subrayarlo, porque, como veremos más adelante, algunas de las vulnerabilidades que se
presentan es por falta de una adecuada fiscalización en el ámbito notarial y, quizá, también en el
ámbito registral.
El registrador aplica el principio de legalidad, que registralmente lo traducimos como de
calificación; es decir, califica los aspectos formales del documento. También entra a valorar
algunos aspectos fiscales y aplica principios registrales. Ese control de legalidad consiste,
entonces, en la comprobación de todos los requisitos, a través de un examen previo y la
verificación de que los títulos que se presentan para su inscripción sean válidos y perfectos y
puedan ser susceptibles de registración.
Esto nos da, como consecuencia, que se van a publicitar y que esos asientos deben ser
concordantes y exactos con la realidad jurídica que de ellos se desprende. Es decir, debe darse
una exactitud entre la publicidad registral y la realidad extraregistral, lo cual se presume a través
del principio de fe pública registral. La fe pública, por lo tanto, va jugando en cadena: el notario
tiene fe pública, el Registro tiene fe pública y el registrador tiene fe pública y esta fe pública es
una herramienta muy poderosa, porque hace presumir que todo lo que se está actuando, toda
esa publicidad, es cierta.
Podemos concluir que tenemos un doble control de legalidad (notarial y registral) que, para
efectos del tema de fraudes con propiedades, en alguna parte, se filtra. Se filtra en ambos o se
filtra en uno de los dos y llega a inscribirse un documento fraudulento.
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En el ámbito extrarregistral, tenemos algunas situaciones interesantes. La primera es la
suplantación de propietarios, que es la más común. Son aquellos traspasos de propiedades
donde, supuestamente, ha comparecido el titular registral, sin serlo. Ha habido corrupción del
notario, en algunos casos; en otros, el notario se ha visto sorprendido, o no ha tenido la
diligencia debida para identificar claramente quién comparece.
En el Perú el sistema de seguridad de seguridad para el tráfico inmobiliario tiene su máxima
expresión en el Registro de Propiedad Inmueble del cual forma parte el Registro de Predios,
resulta sin embargo que el Registro no tiene carácter constitutivo de derechos y resulta ser
declarativo, lo que en definitiva hace que el registro sirva como un mecanismo que apuntala la
seguridad del sistema que garantiza el tráfico inmobiliario. El acceso al Registro permite
publicidad y por tanto dota de seguridad jurídica, tal como está establecido por la normatividad
aplicable.
En nuestro ordenamiento jurídico, el Fraude Inmobiliario es un fenómeno patológico que afecta
directamente la seguridad jurídica que requiere el tráfico jurídico de inmuebles, tanto la estática
como la dinámica, dígase de la consolidación de lo adquirido y la garantía de la validez de las
adquisiciones.
La incidencia de fraudes de carácter inmobiliario, específicamente predios ha crecido aun
existiendo mecanismos de seguridad en las diversas instituciones e instancias involucradas, el
inicio del fraude es diverso pero siempre han apuntado a terminar en los Registros Públicos,
pues el sistema peruano considera a éste como la máxima expresión en lo que ha seguridad
jurídica se refiere.
Por lo antes indicado y dentro del contexto mencionado, se dan tres situaciones que pasaremos
a explicar:
El Sistema Registral consagra el reconocimiento de la parcelación de responsabilidades en la
generación de los Títulos (que deberían ser normalmente instrumentos públicos) y la propia
calificación del mismo. Se establecen los alcances y limitaciones de la calificación partiendo del
supuesto que el título está debidamente consolidado y por tanto la calificación parte que
contenido del mismo sea legal, control de la externalidad del documento asi como la
contrastación del mismo con los antecedentes registrales. La secuencia de responsabilidades es
preclusiva. No cabe el cuestionamiento a las razones del pronunciamiento ni menos la decisión
del funcionario generador del Instrumento o documento público.
En segundo lugar tenemos a la prioridad que se da al tráfico jurídico por encima de la seguridad
estática RRPP a través del Registro Personal que inscribe entre otros actos, las resoluciones
que declaren la nulidad del matrimonio, el divorcio, la separación de cuerpos y la reconciliación,
el acuerdo de separación de patrimonios y su sustitución, la separación de patrimonios no
convencionales, las medidas de seguridad correspondientes y su cesación. Como podemos
advertir, esta primera situación constituye una duplicidad de inscripciones de los mismos actos
jurídicos.
La segunda situación se refiere, a la obligación que tienen todas las personas de inscribir las
modificaciones de su estado civil derivadas del matrimonio ante Reniec. La Ley Orgánica de
Reniec señala en varios de sus articulados la obligación de informar las modificaciones del
estado civil con la finalidad que pueda expedirse un nuevo DNI. Es aquí donde se señala la
importancia del DNI, como un documento público, personal e intransferible, constituyendo la
única Cédula de Identidad Personal para todos los actos civiles, comerciales, administrativos,
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judiciales. Sin embargo, el hecho social que se configura en este caso se caracteriza porque la
ley deja a iniciativa de las personas el cumplimiento de ésta obligación, sin embargo las
modificaciones que pudieran darse al estado civil no son inscritas ante Reniec, ocasionando una
desactualización de datos que son de vital importancia. Esta realidad se ve reflejada en los
casos de rectificaciones registrales.
La tercera situación se refiere, a la excesiva exigencia de formalidad en los trámites de
rectificación del estado civil de los asientos registrales. Cuando uno de los cónyuges cuyo estado
civil es soltero, pero en realidad está casado y dispone de bienes inmuebles (adquisición) de la
sociedad de gananciales e inscribe dicho acto en RRPP como soltero, se constituye la
presunción que el bien es propio. Por lo tanto, el otro cónyuge que no intervino bien puede
acercarse a RRPP y solicitar se sirva rectificar el estado civil del titular del asiento registral,
presentando una copia certificada de la partida de matrimonio. Sin embargo, en la jurisprudencia
registral se señala que no es suficiente la presentación de dicha copia certificada, sino que es
necesario confirmar la disposición de los bienes inscritos a través de un instrumento público
donde consta dicha manifestación de voluntad para dar validez y eficacia al acto inscrito, lo que
en nuestra opinión constituye un exceso en la formalidad, puesto que constituyen dos
situaciones distintas “la rectificación del estado civil” y “la disposición de bienes sociales”
(aunque no negamos la estrecha relación que existe entre ambos). Creemos que no hay
documento más fehaciente que acredite el estado civil de casado de una persona que la partida
de matrimonio y que RRPP debe proceder con ello para adecuar la realidad extrarregistral
(estado civil de casado) con lo registrado (estado civil de soltero).
Resulta oportuno mencionar que el registro puede generar errores, derivados de inexistencia de
áreas catastradas, débil sistema catastral, insuficiencia descriptiva de los predios que cuenta con
inscripción, que puede dar lugar a la generación de doble o más inscripciones de un mismo
predio o que se le atribuya un área y ubicación que no le corresponda, sea para cambiarlo de
lugar y permitir independizaciones sobre áreas ajenas al predio matriz, o que su atribución de
mayor área también le permita dar lugar a que se pueda seguir independizando sin límites. Esto
como ejemplo significa que los errores producidos pueden ser de buena o mala fe, sin embargo
independiente de los motivos de la generación, la potencial afectación es relevante pues siempre
se terminará afectando el derecho de un tercero incluido el Estado.
PARCELACIÓN DE RESPONSABILIDADES:
Se ha encontrado en el análisis del marco legal del sistema registral peruano asi como en la
jurisprudencia emitida por el órgano de segunda instancia, la constante referida a que uno de los
pilares para el funcionamiento de los Registros Públicos es la parcelación de responsabilidades
de quienes intervienen en la generación y consolidación del Título (que normalmente debe un
Instrumento Público) que es ingresado al Registro asi como en la calificación del mismo y su final
inscripción. Se identifica la intención normativa de establecer responsabilidades escalonadas y
separadas entre sí en una secuencia preclusiva. Se ha establecido a nivel normativo en forma
expresa que el Registrador no debe cuestionar ni el fondo ni la validez de los actos judiciales y
administrativos, incluso también no le correspondería cuestionar el pronunciamiento Notarial
respecto de los procedimientos No Contenciosos. Estos escalonamientos se extienden a los
documentos privados. La reglamentación registral establece al igual que la notarial, que las
responsabilidad no alcanza por la generación de documentos falsos o declaraciones falsas,
como por ejemplo serían una falsa declaración en la identificación, o cuando para generar la
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escritura pública se utilizó una minuta falsa, el Registrador Público no tendría responsabilidad
alguna por la inscripción que realice.
En los procedimientos contemplados en la Ley 27333 se ha considerado que es el Notario el
responsable de los procedimientos como de la generación de los instrumentos públicos
derivados de ésta.
CONCLUSIONES
1. El sistema inmobiliario en el Perú genera un sistema privilegios a través del Registro Público
que lo hace propicio para ser utilizado por agentes generadores de fraude.
2. Actores interesados pretenden usar el privilegio que da el Registro para consolidar actos de
Fraude en la apropiación de predios. Los actos de los agentes del fraude están destinados a
acceder al Registro, aprovechar la publicidad, así como la legitimidad y prioridad de sus
inscripciones para consolidar su ilícito actuar. Se considera que la existencia del tercero
registral es el bien más valioso que pueden tener los defraudadores para consolidar su
actuación.
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3. El Registro Inmobiliario es un mecanismo de seguridad que privilegia el tráfico jurídico de los
bienes, por lo que hace posible que se permita la existencia de fraude en tanto sea éste
escaso en su incidencia, es decir que el costo/beneficio sea favorable al tráfico jurídico
considerando que el fraude es un riesgo y un sacrificio necesario para mantener el sistema.
4. Los errores que se producen en las inscripciones son susceptibles de ser aprovechados por
los agentes generadores de fraude, generando una cadena que permita obtener un
aprovechamiento económico de los mismos.
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