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FACULTAD DE TEOLOGÍA
ELECTIVA: LOS CAPADOCIOS
FRAY ALFREDO PERALTA FLORIÁN
Contexto: siglo IV, conocido como el gran siglo de la teología Trinitaria, en esta época se
recoge como principio estructurante de la mariología la verdad central de la maternidad
divina de María con el título de Theotokos, que ya formaba parte importante de la piedad
popular.
La doctrina mariológica de Gregorio de Nacianzo gira en torno a esta verdad, entrelazada
estrechamente con su cristología, en comparación con los otros dos capadocios, Gregorio de
Nacianzo breves, pero a la vez escasos. Todo cuanto escribe Gregorio, está al servicio del
misterio de Cristo.
Los escritos marianos de Gregorio, su maternidad no tan solo tienen que ver con la
humanidad del Hijo de Dios, sino que esta maternidad tiene que ser entendida desde toda la
persona de la Virgen. Sus referente marianos, se encuentran diseminados por todos sus
escritos, entre ellos se cuenta, sermones dirigidos a defender la fe nicena y la doctrina de
Apolinar de Laodicea.
Gregorio habla de la virgen desde su condición virginal y desde la Theotokos con el objetivo
de defender la perfecta divinidad del Hijo y de afirmar la humanidad completa, cuerpo y
alma – del verbo encarnado. Su maternidad no tan solo se debe al ser madre de Cristo sino
que su maternidad abarca toda la persona en la Virgen Madre.
Gregorio habla del nacimiento de Cristo, del parto virginal y de la Theotokos para defensa la
perfecta divinidad y a la vez su perfecta humanidad – Cuerpo y alma del Verbo encarnado.
En los poemas dogmáticos y En los poemas biográficos y morales.
Afirmaciones:
El parto virginal revela el carácter inefable de la generación de Dios, esto es símbolo
y signo de la generación eterna.
El parto virginal es interpretado como signo de la comprensión entre la generación de
Dios y la generación del hombre, donde se comprende la generación humana muy
distinta a la generación Divina.
la generación virginal del Verbo encarnado en el seno de María es el paradigma para
pensar la generación eterna del Hijo.
Desarrollando la verdad sobre la virginidad de María, se logra comprender la
divinidad de Dios, pues solo Dios puede realizar obras tan grandes y de esta manera
se comprende la generación eterna del Hijo.
En el discurso De Filio:
“Fue engendrado pero ya había sido engendrado, nació de una mujer, pero de una mujer
virgen”: lo primero es humano lo segundo, Divino. Aquí no tuvo padre, allí no tuvo madre:
todo esto corresponde a la divinidad. El fundamento sobre el que se afirma la generación
eterna del Padre es la verdad cristológica esencial de la unicidad entre el Verbo, entre lo
humano y lo divino de Cristo.
Gregorio hace alusión a las tres grandes herejías cristológicas y trinitarias; a los arrianos, a
Fotino y a los ebionitas, a Marcelo de Ancira y a sus amigos, quienes afirmaban que Cristo
no era más que una forma, el otro es Apolinar, y final mente los docetas.
La teología
La teología de Gregorio ante todas estas problemáticas es diáfana, es notoria en la segunda
carta de Gregorio a Cledonio, escrita entre los años 381 y 382.
“Nos unimos en uno al hijo de Dios que ha nacido del Padre y después de la Virgen María,
no son dos hijos sino uno solo…"
La anterior cita es conocida como la doble generación del Verbo, una eterna =Ab initio. Y la
generación en la carne, gracias a esta doble generación Gregorio llama a Cristo “Célibe de
Célibes”
“Se aduce Melquisedec: aquel que no tiene madre (amétor), nace sin padre (Apátor).
Gregorio ve en Cristo la figura de Melquisedec, concretamente en el misterio de su
genealogía. En su obra De filio, Gregorio va comentando los título del Hijo, en donde incluye
en nombre, Melquisedec, teniendo presente la generación del Verbo.
Gregorio llama a Jesús Melquisedec, “porque carece de madre, porque es rey de Salem, que
significa rey de la paz, porque recoge en diezmo de los patriarcas”.