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PERMAHABITANTE
2012 - 2017
Hemos alcanzado la amortización de un período económico largo y resta entonces
consensuar el siguiente paso, si es que hemos de dejar medianamente ordenada
esta tan grata porción de nuestro planeta para las generaciones venideras.
INDICE
PRÓLOGO
INTRODUCCIÓN
I. NUESTRA LIBERTAD
❖ El mayor legado político americano
❖ Resilvestrar el mundo
❖ La continuidad del sueño
II. NUESTRA SUPERVIVENCIA COLECTIVA
❖ Distopía en la restauración conservadora
❖ El extractivismo, la etapa superior del monetarismo
❖ Biopolítica. El discurso de la élite
❖ El mundial declive de las reservas energéticas
❖ La renovada explotación de las masas
❖ El habitante natural como meta histórica
III. NATURALEZA DE UN ETNOCIDIO PROGRAMÁTICO.
❖ Neocolionalidad y pervivencia
❖ Resistamos con todas nuestras fuerzas
❖ El verdadero final de la conquista americana
❖ Cuatro boxeadores en un mismo ring
❖ Armónico y holístico colectivismo
❖ El ocaso del paradigma civilizatorio
❖ El nuevo orden de prioridades
❖ La consolidación del modelo sostenible
IV. HACIA UNA ECONOMÍA POLÍTICA NATURALMENTE
ADAPTADA.
❖ Nuestro desarrollo, entre la riqueza natural y la moneda ajena
❖ Tierra, cultura y comunidades silvestres
❖ Verdadero Epílogo
FUENTES
PRÓLOGO
La apología de la vida silvestre frente al efervescente avance de la sociedad tecnológica,
impone necesariamente una continua evaluación de sus efectivos resultados. En este marco
de análisis cobran creciente relevancia los múltiples impactos consecuentes a dicha
expansión. Muchos de estos nuevos fenómenos han intervenido ya de una manera arbitraria
sobre la vida y los valores que hacen a la felicidad y realización del hombre común y de sus
comunidades. En este contexto propongo retomar el relato de estos nuevos testimonios y sus
justas demandas de respeto para con la manera en la que interpretan su relación con la
naturaleza que los rodea. Así entiendo suscribir este texto al desarrollo de una nueva
doctrina sostenida por los valores que espontáneamente emergen de los escenarios naturales
y que son interpretados libremente por sus históricos habitantes.
INTRODUCCIÓN
"Si el genocidio liquida los cuerpos,
el etnocidio mata el espíritu"
Pierre Clastres
Probablemente la razón como función humana no haya tenido jamás el propósito de fundar
civilizaciones o de hacer ciencia. Sino que por el contrario, debe seguramente estar integrada
de alguna forma a la naturaleza que la circunda como una función biológica más, sólo que aún
ignoramos cómo opera.
El ingenio no es un bien exclusivo del "homo sapiens" y por lo tanto no lo es tampoco la
cultura. Pero esta facultad de ser "racional", con su mágica condición de transgredir la innata
conducta, nos ha alentado tanto como para creernos capaces de apropiarnos del destino de
nuestro proceso biológico. Una aberración nacida del pensamiento sin situación ni entorno
que impone la ideología ajena.
El hombre contemporáneo ha mundializado una pseudo cultura denominada "civilización"
que no es viable biológicamente ni para sí mismo.
La comprensión de la animalidad de la inteligencia prologa el descubrimiento de una manera
de entender a lo cultural como atributo biológico. Tan fehaciente es la presencia de
intelección entre primates, cetáceos, canes y felinos como lo es la presencia de instintos
primarios en el subconsciente del hombre civilizado.
Los hábitos naturales que muchas especies han conseguido desarrollar ponen de manifiesto
una capacidad de adaptación al entorno natural, que evidencia el registro experiencial de usos
y hábitos adaptativos naturales tan distintivos como el lenguaje en el hombre. Enseñanza,
mando y división del trabajo aparecen también entre mamíferos superiores que modifican sus
hábitos conforme a todas las variables geográficas posibles. Cambian la presas, los escenarios,
las temporadas y hasta los vientos. Pero los viejos líderes de la manada recuerdan y enseñan
la solución a cada cachorro que se incorpore al grupo. Y esta forma inteligente de preservar
una tradición sí es fina cultura. Aquí se conjugan en paisaje brumoso las apetencias de un
acervo instintivo ineludible e innato, con las nacientes posibilidades engendradas por estos
brillantes animales entre los que estamos los humanos. Un saber ser, tan parecido al "estar
siendo" que acuñó Rodolfo Kusch con referencia a la actitud de vida de los habitantes del
altiplano.
Pertenecemos a un amplio conjunto de animales capaces de hacer brotar conducta en sí
mismos y transferirla a su progenie por generaciones. En cierta forma el proceso evolutivo de
una especie, es la internalización de su cultura. Un proceso que se logra sólo con el transcurso
de los siglos, como garantía de que el nuevo don habrá de ser sustentable. Una cualidad
inconscientemente consensuada por incontables generaciones de individuos a lo largo del
tiempo perfectamente democrática por repetición y consentimiento conjunto a través de los
años.
No hay un único animal capaz de evolucionar en el Planeta. Pero sí, hay algo que lo hace único
al hombre y esto es su facultad de pensar en términos abstractos. No superponer datos reales
y concatenarlos entre sí, sino acuñar conceptos universales, desde estos primeros datos
aportados por los sentidos. Pensar y reflexionar. Por eso podemos relatar, cantar, pintar y
hasta sublimar la vida por medio de las artes. Así como antaño gozamos pescando, cazando y
cortando frutos, literalmente "disfrutando" de nuestro lugar en el mundo. Es también hoy que
esta facultad se proyecta en un único animal capaz de relatarse. Dónde muchos creen ver el
origen de la civilización, no habita otra cosa que la génesis del folclore. La tradición de lo
humano y sus cosas. Una mirada única, de una única realidad biológica que tiene a la tierra
como escenario y al ser humano como al único que ha comenzado a despertar a un estadio
consciente en el nombre de todas las especies silvestres del orbe.
Quién entiende tu colmena hombre moderno. Quién atiende tu destino animal humano.
Quién recordará tu lugar y espacio en el Planeta, cuando termines de perderte en tu soberbia
hombre civilizado.
I. NUESTRA LIBERTAD
Resilvestrar el mundo
Un nuevo programa social ha de partir necesariamente de una nueva percepción sobre el valor
que representan los sistemas vivos que nos contienen (Rewild). Espacios que han sido
estables desde tiempos paleolíticos, donde el hombre y sus comunidades pueden expandirse
provechosa y ordenadamente junto a la oferta biológica que cada territorio es capaz de
ofrecer a todos sus habitantes naturales. Un debido reconocimiento a las culturas nativas y su
legado histórico de sabiduría aplicada a cada escenario geográfico del que se trate, cada
distrito biológico, cada forma de vida y la sagrada manera de relacionarse con todos ellos sin
deteriorar sus armónicos estados de equilibrio.
Así encienden hoy su prédica múltiples movimientos sociales a lo largo de todo nuestro
continente. Marchan ahora vigorosamente numerosas comunidades que reconocen con
orgullo su origen nativo, sus cosmovisiones, sus territorios. Recrean tradiciones ancestrales y
evocan un armónico pasado de libertad al que nuevamente hoy postulan y añoran ya como a
una nueva utopía.
El ecocidio en actual curso de expansión, es impronunciable como discurso político social. Su
trama se basa en los peores recuerdos que la humanidad guarda en materia de ideología
política. Propicia un postulado originado en la necesidad de expansión territorial, fundado en
la superioridad de unas determinadas poblaciones sobre otras y el poder de la intervención
humana para eliminar a los grupos seleccionadas como objetivo. Su herramienta es la la
propaganda científica, su meta la extracción de una élite de elegidos para su propósito
sectario, y su metodología de construcción social es la subordinación de todas las expresiones
de autoridad que no les sean adictas, ya sea por descrédito, sustitución o la más elemental
eliminación del rival. El actual programa bio político es simple y sencillamente, la continuidad
del nazismo europeo por otros medios. Incluso muchos de sus actores económicos son la
continuidad de sus fábricas, y hasta sus bases científicas y patentes siguen formando la base
del paquete de intervenciones biotecnológicas que en la actualidad se emplean
indiscriminadamente en el campo para poner fin a toda forma de vida ajena a sus intereses
económicos. Los agrotóxicos no son entonces productos que manejar con responsabilidad
porque pueden ocasionar efectos no deseados. Son elaboraciones específicas para borrar
completamente ramas completas de la biodiversidad que defendemos ahora. Fungicidas,
herbicidas, insecticidas está aquí para eliminar la vida de nuestro suelo en todas sus más
mínimas formas.
Gracias a la exportación hacia la periferia de este modelo de exterminio de la flora, la fauna y
ulteriormente del suelo, muchos países desde los que se avalan estos programas de
intervención, aplican en sus propios escenarios domésticos la contracara de este discurso
falsamente disfrazado de progresismo. Principalmente en los miembros del Commonwealth
se observa el crecimiento del bosque nativo, la pesca de mar y la disponibilidad de excedentes
de fauna mayor incluso como para alentar la caza deportiva. Mientras que en sus colonias la
hecatombe eco social se expande al ritmo de sus prósperas inversiones.
Para nuestros pueblos la meta de la que aguardar prosperidad no puede ser otra que aquella
que promueva la masiva expansión de la vida en su único estado posible: La libertad de las
especies originarias. Las únicas aptas para promover el desarrollo de nuestras culturas. Más
biomasa, diversidad e interacción humana genuina y ordenada es la meta a alentar entonces
como “progreso”, si deseamos alcanzar el “Buen Vivir” que aún profesan nuestros ancianos.
En cuanto a la mendacidad del discurso político dominante, otro ejemplo francamente
aterrador lo representa el despiadado estímulo al consumo de energía. No existe posibilidad
de estimular al mundo a consumir otra energía que no fuera la más barata disponible, si se
tiene como meta el combate de la pobreza, de modo que hablar de energías no basadas en la
extracción de recursos naturales, es por ahora una forma indirecta de promover la
concentración del nivel de vida deseable, en una élite. Las represas. Los paneles solares y
generadores eólicos, son todos hijos de la era industrial; y su aplicación está industrialmente
basada en el empleo de energías fósiles.
El hallazgo de reservas fósiles (gas, carbón o petróleo), decrece desde los años '60, su
extracción desde los años '80 y actualmente decrece el consumo desde mediados de la
primera década del siglo. Ahora mismo estamos inmersos en la mayor crisis que haya
atravesado la especie humana desde tiempos históricos. Un marcado declive de la
disponibilidad de energía con la que alumbrar otro siglo del programa civilizatorio en curso
está en debate, y aún la solución no aparece.
Neocolonialidad y pervivencia
Ante la aceleración del proceso de crisis en actual curso de expansión es necesario tomar
un instante para determinar su alcance y origen, a fin de ponernos a salvo de los
perjuicios que prodigará a su paso por nuestras vidas.
Una descomunal depreciación de las monedas y títulos especulativos terminará de abatir las
economías centrales ahora inexorablemente afectadas por una contracción real impulsada
por la sobrepoblación, la escasez de energía, y el soberano encarecimiento de los recursos
biológicos.
No alcanzan a fortalecer los centros industriales y los avances tecnológicos a las economías de
las que provienen, aunque sí en cambio acrecientan en sus metrópolis el consumo de toda
clase de recurso ya sea para dar aliento a su población, a su sofisticada industria, o bien
para sostener activa la matriz energética con la que se sustentan sus ciudades.
Este marco de contracción real de las economías más concentradas está desencadenando un
rápido deterioro de la posición especulativa monetaria y proyectando desmesurada avidez
por aferrarse de verdadera riqueza por cualquier método del que se trate. Guerra por
petróleo, “ commodities” en alimentos, metales, tierra y agua. O lo que fuera antes de
conservar el dinero en las intangibles formas electrónicas que proponen los bancos.
Así se han disparado sobre nuestro suelo numerosos intereses dispuestos a arrebatar de sus
bienes elementales a la población rural sea que se trate de pequeños productores,
campesinos ancestrales y hasta los aborígenes no contactados, todos los cuales se han visto
compelidos a obedecer a una tendencia que los expulsa y confina como parias al interior de
los sobre poblados centros urbanos.
Toman el metal de la montaña, les resulta indiferente el agua de los glaciares, envenenan los
arroyos comprometiendo la flora, la fauna y hasta el cultivar. Toman la tierra viviente y la
matan con todas sus perniciosa sustancias hasta que sólo pueda sobrevivir el cultivo por ellos
patentado. Ciegan el bosque, saquean la pesca. La cuestión es seguir adelante hasta que nada
quede. Es la continuidad de un insensible coloniaje, de un ininterrumpido etnocidio de nuestra
población en favor de la continuidad de un proceso de concentración monetaria hoy obsoleto
incluso en las metrópolis de las que parte como criterio de desarrollo.
Tomemos conciencia de que es este el final de un período económico largo y que lo que
vendrá en lo inmediato será una inédita crisis de valor que cambiará completamente el
sentido de la circulación de la riqueza, empoderando rápida y generosamente a todas aquellas
poblaciones sustentadas armónicamente por la sólida y confiable naturaleza que las rodea.
Vuelven los usos de la tierra que alguna vez acuñara el habitante histórico. La riqueza de ser
parte de una cultura, de formar parte de una comunidad activa y solidaria regresan como
valores genuinos a ocupar el sitio de honor que siempre han merecido. Es ahora el momento
de tomar conciencia, de ser parte del esfuerzo por sobreponerse con hidalguía a lo que vendrá
ahora de la mano de los medios de masas, de los falsos políticos y sus aliados económicos.
Revisando los clásicos contenidos en materia de Economía Política, podemos constatar que
desde ninguno de los cuatro actores clásicos se proyecta un vector viable de fuga del umbral
de conflicto que ahora se avecina. El Estado vs. El Despotismo, y el Capital vs. El Trabajo; han
definido tironeando su participación en el reparto de todos los recursos naturales existentes,
sin que siquiera hayan definido su costo de reposición dentro de un "sistema económico"
dado.
La emergencia fue sólo económica y ahora es estrictamente real, tanto como para imponer en
muchos países el abandono del término "desarrollo" y sugerir reemplazarlo por un eufemismo
como "transición", "suave aterrizaje" u "ordenado decrecimiento".
Ningún programa civilizatorio ha partido de un inventario basal al que podamos
denominar como escenario silvestre. Por el contrario, la regla ha sido la brutalidad y el
arrebato como metodología de anexión de territorios y recursos vacantes a los que
históricamente la Iglesia romana denominaba "res nullius" , las cosas de nadie de estas
tierras americanas.
Pero la primitiva condición natural del planeta es y seguirá siendo el terreno desde donde
alguna vez emergió este bello animal que somos. Y de alguna manera a esa condición
fundamental o hábitat, habrá que asignarle algún valor para que en adelante podamos
estimar nuestra presencia colectiva sin injusticias distributivas o mayores sobresaltos.
Hoy en torno a nuestra región, un coro de economistas se felicita estimando en cifras
electrónicas el crecimiento de una economía formal, mientras se ignora deliberadamente el
costo de reposición de los recursos agotados o inexorablemente consumidos.
Un inventario natural que estime no sólo el stock de combustibles fósiles, sino que incluya
también a la mismísima biodiversidad de la que alguna vez emergimos victoriosos. Y además
estime el balance de nutrientes del suelo y hasta la disponibilidad de agua potable. Que de
sólo ser estimado monetariamente su perjuicio, dejarían al actual sistema de explotación
económica en total obsolescencia ante los azorados ojos de la consabida civilización moderna.
Armónico y holístico colectivismo
El sentido colectivo de la respuesta es inexorable, una condición silvestre, basal o natural es
causa concurrente de la presencia biológica de todos por igual. En tanto que la apropiación
personal como matriz impulsora del desarrollo capitalista, está permanentemente involucrada
a la extracción de renta y a la exclusión de los competidores más próximos. Así nuestro
territorio perdió primero su frondosa espesura, luego su fauna y hasta su infinita pastura y
ahora expone a la miseria y al éxodo a la población remanente. Durante dos siglos hemos
observado el retiro de cuanta forma de vida alberga nuestras aguas y nuestro suelo, sin poder
más que resarcir semejante saqueo con una nominalidad bancaria hoy más que nunca ficticia e
inexistente.
Sueltos a su exclusivo arbitrio y con absoluta prescindencia de todo control, los grandes
centros financieros del mundo se han erigido en los exclusivos rectores de una presunta
economía globalizada. Un mundo concentrado también en superpoblados centros urbanos,
cree que su subsistencia está exclusivamente vinculada a factores financieros y no biológicos.
Para el capitalismo moderno, el temprano abandono de la moneda convertible en oro por otra
de curso legal, fue más una ruptura de la economía con el medio ambiente, que un nuevo
contrato social públicamente consensuado. Pronto una sinarquía internacional acumulará
también la estimación del factor multiplicador del dinero como propia. Con el hiper desarrollo,
la infinita aceleración de la actividad económica, extrema este efecto a consecuencia también
de las nuevas formas de comunicación instantánea.
Como en el mito de "Terminator" , la inteligencia artificial escapa del control consciente del
hombre. Un verdadero huracán monetario gira sin control sobre las cabezas de las metrópolis
modernas. El efecto matemático de abundancia, contrasta irresponsablemente con la
consciente escasez en la que la mayoría de la población mundial se debate.
Un preocupante escenario social que tiene en los más jóvenes a su más conspicuo "universo
cautivo", nos arroja a todos graciosamente a las manos de un dirigismo conductista al que ya
no es posible contradecir ni objetar masivamente. Gira en los medios de masas una
superestructura virtual en la que se cuecen nuestros instintos más loables como excusa para
vendernos las más desadaptadas soluciones.
Así es como están ahora abiertas las puertas de nuestros recursos al huracán monetario que
todo se lo devora. Del puerto, partían las voces del "progreso" mientras la propaganda ofrecía
prosperidades bancarias. Las flotas comerciales cargaban vacas y cosechas a cuenta de nuevos
y cada vez más deteriorados instrumentos monetarios.
Del "progreso" prometido por el ferrocarril británico. A la furia del piquetero, que ve partir
por la ruta camiones llenos, que luego retornan totalmente vacíos. Hemos visto
repetidamente la misma secuencia de privaciones por despojos. Así con el caucho, el salitre, la
fruta, el guano, el Cerro Rico de Potosí, la captura pesquera, etc., etc. Para encontrarnos un
día con todos los bancos vacíos y la gente hurgando entre los residuos urbanos por un poco de
comida.
Una forma de extracción de recursos naturales comparable a una infección patógena
contamina ya toda la superficie del orbe. Desertificación, contaminación, sobrecalentamiento,
deforestación, derretimiento de los hielos fósiles. La presencia humana, interfiere ya en la
continuidad de todos los procesos biológicos, desbaratando su equilibrada continuidad. Un
anunciado Apocalipsis provocado por una civilización de lo apropiable, que despreció al
mundo real por salvaje, se cierne sobre nuestro futuro inmediato. Hemos heredado un fatuo
individualismo cortesano, que nos ha envuelto en su trama sin ética ni respaldo. La educación,
los medios masivos, el modelo ideológico, la religión, los partidos políticos, todos se han visto
obligados a ser "civilizados" como los blancos del hemisferio norte. Y para ellos, la más grande
de las responsabilidades por la situación del planeta.
En el sentido inverso en que el hombre moderno expresa sus prioridades, la primera causa de
extinción de especies es sencillamente, la pérdida del hábitat natural. Solamente la
apropiación de terreno silvestre y su reemplazo por espacios urbanos, rurales o simplemente
modificados por obra de la mano del hombre, son el primer motivo de reducción poblacional
de la fauna y flora silvestres. El más mínimo cambio de PH del suelo o de temperatura en el
agua, representa un cambio ambiental de imprevisibles consecuencias entre la flora y fauna
nativa.
En segundo término, y aunque parezca poco relevante a la mirada de muchos simpatizantes
de la naturaleza, la segunda razón por la que la vida silvestre se apaga, tanto en diversidad
como en número, es la introducción de especies exóticas. La agricultura, la ganadería, las
simpáticas mascotas, las especies de corral y hasta la gratuita invasión con especies foráneas
para la práctica deportiva, son factores que desplazan la legítima presencia biológica que la
geografía de cada lugar hubo de seleccionar en un esfuerzo multimillonario
en tiempos y espacios silvestres, que merece nuestro respeto.
En tercer lugar, una serie de factores se combinan de una manera diferente según el tiempo y
el espacio observado. Naturalmente el primer factor de alteración ambiental sigue siendo el
clima. Este, es el primer determinante de cambios medioambientales en condiciones
normales. Sequías, tempestades, inundaciones, etc. Los tiempos de floración, las eclosiones
de insectos, la nidificación y parición; centenares de procesos son regulados estrictamente
por el régimen climático, y su poderosa influencia se extiende a todos los demás procesos
biológicos. La fluctuación poblacional de cada especie puede en condiciones normales, ser
enorme sin que el hecho deba ser considerado alarmante. Oscilan las variables climáticas y las
poblaciones silvestres se adaptan según sus aptitudes los favorezcan o no frente a cada
cambio.
De una forma equilibrada, todas las formas de vida conviven. Cada ambiente ofrece
excedentes viables como alimentos o fertilizantes a otras especies con las que interacciona. Si
cazar, pescar o recolectar frutos libremente, fuera nuestra actividad cotidiana, jamás se
hubiera formado ante nosotros el oscuro horizonte que ahora contemplamos, porque
simplemente esas son las actividades que definen las relaciones espontáneas de interacción
entre todas las especies vivientes del orbe. La vida como una sola presencia, confronta el
criterio de desarrollo. Expresa la torpeza, determina el cambio, impone su criterio, en la
continuidad de su propio modelo de desarrollo continuo.
El ser humano ha resultado fuertemente victimizado por su propia especulación acerca de lo
que es la vida, y de esto dan testimonio en forma contrapuesta, ambas escuelas políticas hijas
del positivismo europeo, el comunismo y el capitalismo moderno.
Verdadero epílogo
Dar por finalizado el proceso evolutivo alcanzado por el humano actual, despojado ya de todo
mundanal atavío, no es más que un demente salto al vacío. Sin la enorme colección de
fenómenos naturales de la que en definitiva somos el exponente más acabado, sólo
hallaremos más pobreza y ataduras. Suponer la existencia de una benéfica red que detenga
por sí sola las contingencias que se avecinan en aras de un mercado mundial
espontáneamente conciliador de toda contradicción humana, parece la más desatinada de
las respuestas factibles.
Hemos de trazar sin demora un horizonte de viabilidad para una nueva manera de
coexistencia con todas las formas de vida silvestre, o resignarse a ver declinar el honroso
camino evolutivo recorrido por nuestras comunidades a escala planetaria. Es hora de
regresar, disfrutar y habitar nuestro paraíso en su mejor estado posible. Y dejar ir la irracional
codicia de transformar toda invaluable forma silvestre de vida en un pedazo roto de
naturaleza alambrada y apropiada. Nada más próspero ha habido ni lo habra que la vida en
irrestricta libertad, ni felicidad más perfecta que interactuar en ella partiendo de todos y
cada uno de nuestros apetitos posibles. Hemos alcanzado la amortización de un período
económico largo y resta entonces consensuar el siguiente paso, si es que hemos de dejar
medianamente ordenada esta tan grata porción de nuestro planeta para las generaciones
venideras.
FIN
Arturo Avellaneda
FUENTES
Casuística. “permahabitante.blogspot.com.ar” 2008 / 2017
Doctrina. ASAMBLEAS 2007
Modelo. EL MODELO DE CHICO MENDES
Plataforma. “PLATAFORMA REGIONAL UNASUR” 2015
MANIFIESTO PERMAHABITANTE 2002 - 2012