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Historia del Arte Antiguo en Egipto y Próximo Oriente.

Curso 2012-2013,
Inmaculada Vivas Sainz

HIERACÓMPOLIS: EL PRIMER TEMPLO EGIPCIO

Las primeras manifestaciones del arte egipcio en el terreno de la arquitectura son


más tardías que en el arte figurativo. Algunos autores han señalado que las
construcciones de esta época, el período predinástico, ya sean viviendas privadas o
edificaciones sagradas, tienen un carácter demasiado primario para poder hablar de
ellas como creación artística. A veces se trata de simples casas de barro o de
cañas cuyos ángulos están reforzados con postes de madera y tejado de esteras de
caña. En nuestra opinión es importante el análisis de estas estructuras porque
representan los orígenes de destacados modelos arquitectónicos del arte faraónico.
Los egipcios del Predinástico y del Protodinástico utilizaron los materiales a su
alcance para levantar construcciones religiosas o civiles, que a veces reflejan el
deseo de honrar a un dios o un incipiente ceremonial vinculado a la realeza. En
1980 el prestigioso egiptólogo Cyril Aldred decía que había un evidente vacío entre
los períodos prehistóricos del antiguo Egipto y la cultura de la época dinástica. Ese
vacío se va llenando poco a poco gracias a los hallazgos de yacimientos como
Abydos, Hierakómpolis o Tell Fakra.

Figura 1, mapa de Egipto


con yacimientos predinásticos
(http://www.hierakonpolis-
online.org/site/site.html)
En el Calcolítico temprano hay evidencias de construcciones de cantos y de adobe
en yacimientos como Maadi y Hieracómpolis, pero que aún no tienen un papel
significativo. Tendremos que llegar hasta el Calcolítico tardío para que el adobe sea
utilizado a mayor escala como material constructivo, tanto en construcciones de
tumbas como de casas. En este sentido debemos mencionar los interesantes restos
del yacimiento de Hieracómpolis, en el Alto Egipto, donde se encontró el templo
predinástico de Nekhen (Hieracómpolis (figura 1), HK29A), el más antiguo
excavado en Egipto, fechado en Nagada IIc (circa 3.400 a.c.). Es un templo
formado por un gran patio oval de unos treinta y dos metros por trece metros,
rodeado por una cerca de material vegetal recubierta de barro. El pavimento del
templo era de barro compactado, y hay indicios de que fue rehecho en diferentes
ocasiones, lo que indicaría que el templo estuvo en uso durante un cierto período
de tiempo. En el extremo sur del patio se encontró un profundo agujero con
fragmentos de piedra en el fondo, que pudo haber estado destinado a sujetar un
alto poste (quizás con el tótem de un halcón, en relación con Horus, divinidad del
templo). En el lado norte del patio había una larga y profunda zanja cuya finalidad
podría ser sostener un muro de altos postes de madera alrededor de la entrada al
recinto, una entrada que estaba flanqueada por dos altos postes, quizás para
sostener algún tipo de estandarte o banderola. De modo paralelo al muro de
postes, se encuentra un segundo muro de ladrillos de adobe, que pudo haber sido
construido para formar un corredor desde la entrada hasta la zona del suelo
elevado. El santuario propiamente dicho era un altar con fachada sustentada por
cuatro largas vigas de casi un metro de grosor (posiblemente de cedro del Líbano)
y quizás cubierta de coloridas telas (fig. 1). Tras la fachada, había tres estancias
formadas por palos de madera y esteras de caña, (habiéndose sugerido que esta
división tripartita podría indicar un temprano ejemplo de las tríadas). Si quedaba
alguna duda de la interpretación religiosa del complejo HK29A de Hieracómpolis, la
evidencia arqueológica lo ha confirmado gracias a los numerosos restos de
sacrificios de animales jóvenes (ovejas y cabras), que fueron descuartizados en el
lugar en algún tipo de ceremonial.
Otros elementos del complejo de Hieracómpolis incluyen una pequeña sala
cuadrada, que podría haber sido una habitación para vestirse en alguna ceremonia,
y destaca también una plataforma de ladrillos de adobe cerca de la entrada al patio,
cuya función sería la de servir de ubicación al monarca en ciertas ceremonias (tales
como procesiones, presentación de tributos, etc). Se encontraron también varios
pequeños edificios de forma rectangular que podrían ser talleres que daban servicio
al templo, donde se han hallado restos de materias primas de lejanos lugares, lo
que demuestra la existencia de contactos con el exterior desde esta temprana
época.

Figura 2. Reconstrucción del templo de Hierakómpolis (R.H. Wilkinson, The


Complete Temples of Ancient Egypt, Londres 2000, pp 17).

En este templo de Hieracómpolis podemos ver cómo se produce la evolución en los


materiales de las construcciones egipcias: las estructuras de madera y de esteras
de caña de Nagada IIc son reemplazadas progresivamente por nuevas
construcciones de ladrillo en la fase de Nagada IId- III. Curiosamente hay indicios
de que algunos muros del templo fueron desmantelados en esta segunda etapa, lo
que incluso podría indicar que la estructura fue realizada para un acontecimiento o
ceremonia en particular (quizás incluso una posible ceremonia heb-sed). Lo que se
refleja en estas tempranas construcciones es el poder de ese emergente rey, ya
que no se trata sólo de una construcción religiosa sino de un verdadero centro
ceremonial. El santuario había destacado dentro del complejo del templo y dentro
del asentamiento de Hieracómpolis, pudiendo considerarse un prototipo de la
posterior arquitectura de los templos, y además un símbolo del poder del rey y de
Horus. Tenemos diversas representaciones en las artes decorativas del santuario
tipo del Alto Egipto, que significativamente consiste en una estructura abovedada
compuesta de postes y con un enrejado en forma de animal agazapado con cola y
cuernos. Se asumía que ese gran santuario del Alto Egipto llamado per wer (“Gran
casa”) estaba en Hieracómpolis y de hecho podría corresponde con los resto del
santuario y del templo hallados.
Figura 3 (izquierda) Per-wer. Templo del Alto Egipto, como se muestra en
el símbolo jeroglífico.

Figura 4 (derecha). Reconstrucción hipotética de un templo del Alto Egipto, a partir


del símbolo jeroglífico.

Además se cree que ese templo del sur sería recreado en piedra en el complejo de
Zoser en Saqqara, una edificación que tiene unas dimensiones muy similares a las
del templo de Hieracómpolis, una fachada de unos 13 metros de ancho, unos
pilares de unos 12 metros de alto, unos muros decorados con coloridas esteras
simuladas y una puerta ligeramente desplazada del centro. De hecho muchos
investigadores consideran que ese aspecto “orgánico” o vegetal de las estructuras
de los primitivos templos egipcios sigue estando muy presente en los templos de
piedra, como si esto fueran versiones permanentes de los primeros templos,
concebidos para durar eternamente.

Al final del período de Nagada II se abandona el mencionado templo, y en el mismo


yacimiento de Hieracómpolis se construye un nuevo templo dentro del cerramiento
de la ciudad. Se cree que la primera etapa del templo corresponde a un muro de
piedra circular que rodea un gran montón de arena, sostenido por bloques de
piedra caliza sobre los que pudo ubicarse un altar del Dinástico temprano. Se
trataría entonces de un templo con una larga continuidad, ya que sabemos que
durante el Reino Antiguo se añadió un templo se piedra en la parte este del montón
de arena, y en el suelo de esta estructura es donde fue hallado el denominado
“depósito principal”, que nos ha revelado piezas tan destacadas como la Paleta de
Narmer o la maza del Escorpión. El otro gran cementerio predinástico de
Hieracómpolis está en el área de la famosa tumba decorada fechada en Nagada II
(figura 5), que estructuralmente consiste en una tumba de fosa recubierta de
ladrillos de adobe, con las paredes enlucidas y pintadas, y que formaba parte de un
pequeño cementerio real.

Figura 5. Pinturas murales de la llamada “tumba 100 de Hieracómpolis”.

En Hieracómpolis se encontró también la casa más antigua conservada en Egipto


(denominada HK 29), fechada en torno al 3600 a.c.. Era una casa de tipo semi-
subterráneo con forma rectángular, y la parte baja de la casa tenía unas
dimensiones de 4 por 3,5 metros. Se encontraron restos de mortero de barro y
ladrillos de adobe que servían de base a 8 postes de madera que sostenían un
tejado de material vegetal y barro. Fue la vivienda de un alfarero que estaba
próxima al lugar donde trabajada (donde se cocían las cerámicas), y que ha llegado
a nuestros días gracias a un incendio en su cercano taller. A la entrada de la casa
posiblemente había un pequeño porche hecho con postes de madera, y alrededor
existían zonas para los animales1.

1
Sobre las excavaciones en Hieracómpolis en general, véase: http://www.hierakonpolis-
online.org/site/hk29.html

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