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Historia de la estética
Tatarkiewicz
II. LA ESTETICA MEDIEVAL
1. LA ESTETICA DE SAN AGUSTIN
La doctrina de San Agustín se compone de diversas corrientes. Por un lado, es una estética religiosa,
trascendente, teocéntrica y supra terrenal, y por otro, una teoría que ve con claridad y perspicacia
las cosas naturales, la complejidad del arte, la inseguridad de la postura estética del hombre, y lo
entrelazadas que están en el mundo la belleza y la fealdad. Es san Agustín quien toma la concepción
de Platón y afirma que verdad, bien y belleza; es dios. Empieza a plantear que hay algo en el orden
de lo divino, y algo en el orden de lo humano (que es lo degradado). Es dios quien puede crear
belleza y nadie más; pero el hombre materializa la belleza solo como alabanza a dios.
1. Los escritos estéticos de San Agustín (354-430). El mismo se consideraba romano al mismo
tiempo que cristiano. Aún pertenecía a la cultura antigua y fue representante de la cristiana, creando
una nueva cultura, la cual había adoptado gran parte del legado de la antigua. Asumió los principio s
estéticos antiguos y los trasmitió en la Edad Media. En su obra Confesiones se encuentran las ideas
que tenía con respecto al arte y lo bello.
2. San Agustín y la Antigüedad. En su primera obra se visualiza el primer contacto que tuvo
con la estética antigua, la misma era de rasgos ciceronianos en la cual predominaban los elementos
estoicos. Hacia el 385 d.C. llego a sus manos los tratados de Plotino que apuntaban hacia lo
trascendente y religioso, igual que la doctrina cristiana. Agustín se convirtió en un filósofo cristiano
de tradición platónica. De Platón conservo sus primeras concepciones de lo bello, pero añadió a ellas
nuevas concepciones basadas en las Sagradas Escrituras y en Plotino, creando de este modo una
estética de doble nivel: el antiguo fundamento temporal y la nueva superestructura religiosa.
3. La objetividad de la belleza. De la estética antigua tomo la noción que definía lo bello no
solo como una actitud del hombre hacia las cosas, sino también como una cualidad objetiva de las
cosas. Se interesó por el placer que el hombre encontraba en la hermosura, por lo que defendió la
teoría de que el gusto por la belleza presupone la existencia de lo bello como algo externo al
hombre, siendo el hombre solo su espectador y no su creador. Considero que algo nos gusta porque
es hermoso, descartando la posibilidad de que es hermoso porque nos gusta.
4. La belleza de la medida y el número. Según el filósofo las cosas son bellas cuando “sus
partes se parecen unas a otras y gracias a su conveniencia crean la armonía”, determinando que la
belleza consiste en la armonía y la armonía, en la adecuada proporción de la relación sus partes,
líneas o sonidos. Y son, precisamente, la conveniencia, el orden y la unidad los que deciden en la
última instancia sobre la belleza.
La relación adecuada está basada con respecto a la medida, sobre la cual decide el número.
La medida y el número garantizan orden y unidad de las cosas, y a través de ella la belleza.
Esta idea fue expresada de otro modo también, combinando tres conceptos: moderación,
forma y orden, expresando que todas las cosas son buenas si contienen moderación, forma y orden,
y cuanto más poseen, mejores son, y donde estos atributos no existen no existe el bien. AL hablar de
bien también hacía referencia al mismo tiempo de lo bello. Con el término species denominaba
tanto la belleza como la forma, y el trinomio modus, species et ordo entro de lleno en la terminología
de la estética medieval. Expreso que Dios hizo al mundo conforme a la medida, número y peso.
La idea de la belleza a través del número y la medida la vio en la música, con la cual entendió
la belleza matemática. El concepto fundamental de su sistema era la igualdad de dimensiones, la
equidistancia, la igualdad numérica, concibiendo lo bello como relación cualitativa de las partes.
5. La belleza del ritmo. Hizo del ritmo el concepto fundamental de toda su estética y veía en
el la fuente de toda la belleza. Hizo que el concepto abarcara no solo lo perceptible por los oídos,
sino que también aquello que es perceptible por los ojos, no solo el ritmo del cuerpo sino también el
del alma. Amplio tanto el concepto que dejaron de ser indispensables los factores cuantitativos y
matemáticos para definir al ritmo.
6. La belleza de igualdad y del contraste. Relaciono la belleza con la igualdad numérica, pero
advirtió que la misma se encuentra vinculada con la desigualdad, la disparidad y el contraste,
considerando que ellos también deciden sobre la belleza, especialmente la belleza humana y la
belleza de la historia. La hermosura del mundo nace de los opuestos y el orden de los siglos es el
más bello de los poemas construidos a partir de la antítesis. La belleza quedaba derivada a la
relación de las partes y no del número en cuanto tal, además depende tanto de la proporción
adecuada de las partes como de agradable color, explicando que lo bello reside en la luz.
La belleza es una relación, es la armonía de las partes.
7. Pulchrum y Aptum, Pulchrum y Suave. Su concepción amplia sobre la belleza se debía a
que en esta también debía entrar la belleza espiritual, por lo que hacia una distinción entre las cosas
bellas, las convenientes y las agradables. Con respeto a la conveniencia, estableció que siempre hay
un elemento de utilidad y finalidad, que no se hallan en la belleza verdadera. La conveniencia tiene
analogías con la belleza, pero difiere de ella en cuanto la primera es relativa, ya que una misma cosa
puede ser adecuada para un fin e inadecuada para otro, mientras que en el orden, la unidad y el
ritma siempre son bellos.
Trazo una línea de demarcación entre lo bello y lo agradable, llamando bello a las formas y
los colores y dejando a los sonidos de lado.
8. La experiencia estética. Se ocupó de la influencia ejercida por la belleza sobre el hombre,
lo que hoy se conoce con el nombre de experiencia estética. Para realizar su análisis distinguió dos
elementos que aparecen en toda experiencia estética; uno es que es directo o sensible –procede de
los sentidos, de las impresiones y percepciones, de los colores y los sonidos- y otro que es indirecto e
intelectual. Explicando que la belleza percibida se hace a razón del intelecto y no de los ojos. Otra de
sus tesis con respecto a la experiencia estética afirma que el hecho de que una cosa provoque sobre
nosotros experiencias estéticas o no, depende tanto de la cosa como de nosotros mismos como
espectadores. Presentado de este modo una compatibilidad entre las cosas bellas y el alma, ya que
de no haberlo el alma no reaccionaria ante la belleza. Y además de que las cosas s ean bellas, es
preciso que gustemos de la belleza.
La experiencia de lo bello posee la misma cualidad fundamental de la belleza, es decir el
ritmo. Diferenció cinco: 1) aquel existente en los sonidos, 2) el existente en las percepciones, 3) el
existente en la memoria, 4) el existente en las actividades del hombre y, 5) el existente en el
intelecto, siendo este el ritmo innato en el hombre.
9. La belleza del mundo. Lo bello era una realidad y no un ideal. En la hermosura reinan la
medida, la proporción y el ritmo. El mundo es creación de Dios y por lo tanto es bello. El mundo real
es lo más hermoso, lo cual el hombre no puede visualizar, ya que solo ve fragmentos de las cosas
bellas que componen el mundo real creado por Dios.
10. La fealdad. Las cuestiones estéticas estaban a los problemas de la teodicea y, por lo
tanto, la cuestión de la fealdad adquirió importancia. Se planteó el hecho de cómo puede haber
fealdad en un mundo creado por Dios. Explico la fealdad de acuerdo a la ausencia, la fealdad
interpretada como la falta de orden y unidad de forma y armonía. La fealdad es parcial.
11. La belleza de Dios y la belleza del mundo. A la belleza del mundo contribuyen tanto la
belleza de los cuerpos como las de las almas, tanto lo sensible como lo inteligible. P or encima de la
belleza corporal estará siempre la espiritual, que al igual que la corporal consiste en ritmo, medida y
armonía. Es una belleza superior en cuanto su armonía es de mayor perfección. Por encima de la
belleza del mundo, está la belleza suprema de Dios que es la belleza misma. Es una belleza incapaz
de ser representada, motivo por el cual San Agustín no era partidario de las imágenes religiosas. La
belleza divina es aquella que no se percibe con los sentidos, sino que es solo alcanzable a travé s del
alma y solo la podemos ver a través de ella con dos medios: la verdad y la virtud. Mientras que la
belleza corpórea es pasajera y relativa, la divina es eterna y absoluta.
La belleza sensible, la única que conocemos, es el punto de partida hacia la reflexión sobre lo
bello. El valor de la belleza sensible consiste en el que esta es manifestación de la suprasensible.
12. La relación entre el arte y lo bello. Sostenía, al igual que los antiguos, que el arte se basa
en el conocimiento. El arte era toda actividad hábil o industriosa incluyendo la artesanía. Para el, la
meta de toda actividad, incluida la el arte, era el mismo dios, por lo tanto la imitación y la ilusión no
podían constituir dicho objetivo. No rompió del todo con la concepción mimética de las artes,
afirmando que estas imitan la naturaleza; y tampoco negó la tesis de que las artes fueran ilusorias;
sosteniendo que el arte causa ilusión cuando imita solamente el aspecto exterior de las cosas. Su
postura era idealista, consideraba que cada cosa contiene belleza, que en cada cosa se hallan
vestigios de lo bello y que si el arte imita las cosas no lo hace plenamente sino descubriendo e
intensificando dichos vestigios.
13. El arte y la inevitable falsedad. El problema de la falsedad reside en que las obras de arte
son, en parte, falsas; pero esta falsedad de las artes es indispensable ya que sin ella no serían
auténticas obras de arte. El no admitir la falsedad contenida en ellas significaría no admitir la
existencia del arte en cuanto a tal.
14. La relación entre la poesía y las artes plásticas. Una cosa es la pintura y otra es la obra
literaria, la primera puede ser juzgada por aquel que la haya visto y contemplado mientras que la
segunda no puede ser juzgada de acuerdo a lo que se haya observado de ella, ya que la importancia
de la literatura reside en el contenido, mientras que en la pintura lo es la forma.
15. Evaluación de las artes. Planteo dos evaluaciones, la primera basada en el kanón antiguo
y la segunda en posiciones teológicas.
I. Evaluación de las artes de acuerdo a una estructura jerárquica, la cual está encabezada por
la música y la arquitectura por sus características de proporción, número y matemática. La pintura y
la escultura eran inferiores, ya que consideraba que estas se ocupan de la perfecta imitación de la
realidad sensible.
II. desde el punto de vista religioso tacho a la poesía de falsa, innecesaria y amoral, también
lo hizo con la literatura y el teatro por ser causante de emociones falsas. De este modo quedo su
punto de vista sobre el arte desplazado por lo ético, pedagógico y religioso.
Democracia y tecnología
La realidad creada con la nueva tecnología, conocida como la virtualidad –la informática-,
apuesta a lo humano, hace posible trascender nuestra inmediatez (proximal) para acceder a lo
lejano (distal). Con este suceso se transforman las relaciones humanas, apareciendo como un
poderoso medio para producir una nueva cultura de otredad.
Los beneficios de errar
Un pensamiento nuevo es un error, es una falla en relación con la doxa. El errar es uno de
los mayores atributos del hombre. El hombre es producto de una sucesión sin fin de errores frente a
su destino, citando a Nietzsche “el hijo descarrilado de la naturaleza”. Los errores tiene su precio y el
hombre inventara una manera de pagarlos.
La informática y la digitalización se destacan como la nueva rotura en la realidad.
Aunque el hombre no puede estar por encima de sis posibilidades, puede crear y recrear sus
realidades. La virtualidad se crea por la inteligencia humana; es lo que produce cada respuesta
creativa del hombre, eso que lo aleja de la esclavitud de su posibilidad preestablecida; es esta
sucesión de infinitos desvíos de su destino impuesto por la naturaleza; es el gesto con el que niega
su devenir; es la metaforización y a su vez la liberación de la “voluntad ciega”.
Perder la inocencia
La inocencia es el derecho y beneficio de los niños y los animales. La pérdida de la misma es
el precio ineludible que se paga por la lucidez. Solo con la perdida de la inocencia de los sentidos se
promueve la creación autentica.
Con el mundo virtual, no se garantiza la inteligencia ni la creatividad del hombre, pero si se
garantiza un estímulo de su mirada.
Historia de la Estética
Raymond Bayer
Prefacio
Se tomara el término de la estética en el sentido de “reflexión acerca del arte”. La palabra
estética no hizo aparición hasta el sXVIII haciendo referencia a la teoría de la sensibilidad –aisthesis-,
concepto empleado por Baumgarten. La estética ha estado siempre mezclada con la reflexión
filosófica, con la crítica literaria o con la historia del arte.
Estética
En los primeros años del sXVIII se gestaron las categorías estéticas fundamentales. La
multiplicación de categorías estéticas deriva de la aceptación de los efectos producidos en relación
al sujeto que percibe la naturaleza o la obra de arte, individual en cada caso, colectivo en términos
generales. El gusto era el modo que tenia de manifestarse ese dominio, ya que en este se apoyaba la
contemplación y el gozo. Adisson situó el placer en el marco de la imaginación, no solo altero el
estatus de la belleza, sino que indico con precisión la necesidad de buscar fundamento para el nuevo
panorama. Al señalar la imaginación como el más idónea, excluía las limitaciones de los sentidos que
cumplían un papel decisivo en la producción del placer estético en cuanto origen y condición inicial
del mismo, pero también se negaba a hacer del intelecto la fuente de ese placer estético. La
imaginación, queda como la facultad intermedia entre el conocimiento sensible y el intelectual.
El gusto hace referencia a las preferencias subjetivas, incluso al capricho personal. El gusto
puede formarse y hacerse más delicado de lo que inicialmente es; es una forma de conocimiento de
las cosas que en modo alguno puede identificarse con la propia sensible –particular y concreto- o
con la del intelectual –abstracto para poder ser universal-.
Ut pictura poesis
La autonomía del arte afecto también al interior de las artes y tiene su más clara
manifestación en la crisis del ut pictura poesis. Lessing pone en relieve la diferencia entre el lenguaje
de la poesía y la pintura y a su vez determina su contraposición. Propio de la poesía era la narración
de las acciones y de los caracteres en el decurso de las acciones, propio de la pintura y la escultura la
representación de los objetos y figuras. Volvió sobre dos conceptos: artes del tiempo y artes del
espacio. Las imágenes representaban, de acuerdo a su propia naturaleza lingüística, aspectos que las
palabras no podían aprehender.
Lessing habiendo leído a Winckelmann desarrolla conceptos acerca del arte en su obra
Laocoonte (“O sobre los límites en la pintura y la poesía”). Lessing hace la siguiente distinción acerca
de la aproximación al arte: el mero aficionado, el filósofo y el crítico.
El primero de ellos, que cuenta con el mérito de haberse acercado por primera vez a una
obra de arte, posee un gusto delicado, observando que tanto la poesía como la pintura producen
una impresión parecida, análoga; a la vez, comprende que ambas disciplinas representan cosas que
en ese momento están ausentes, y que por tanto, poesía y pintura nos “agradan engañándonos”.
Por lo que toca al filósofo, trata de penetrar en lo más hondo del agrado que ya el aficionado había
manifestado, descubriendo en él una misma fuente: la belleza, «cuya noción inmediata nos proviene
de los objetos corpóreos». Lejos de declarar este sentimiento como subjetivo, el filósofo asegura
que la belleza alberga reglas generales que podrían aplicarse a objetos distintos, tanto a las acciones
como a los pensamientos y las formas. Por último, el crítico -explica Lessing- reflexiona sobre el
mérito en la aplicación de tales reglas generales a la hora de crear belleza, coligiendo que pintura y
poesía pueden complementarse recíprocamente mediante ejemplos y explicaciones. Añade el autor
un apunte interesante, que podrían muy bien tener en cuenta el hoy llamados “críticos de arte”: la
función del crítico, a juicio de Lessing, tiene como cometido esencial aplicar sus deducciones «con
justeza a cada caso particular», sin que interfieran sentimientos o deducciones personales.
Una estética del Arte y el Diseño de Imagen y Sonido.
Lecturas nº5
Capítulo 4. Ética y estética
La ética diaria de cada uno de nosotros son cosas que cargamos que no son nuestras, sino
que se vuelcan sobre nosotros. La ética es un fenómeno histórico, y los conceptos morales que se
crean a lo largo de la historia pueden tener o no continuidad, las pautas éticas sobreviven a sus
portadores por medio de un fenómeno conocido con el nombre de subordinación dialécti ca. Por lo
que para comprender nuestra propia ética debemos entender el movimiento histórico y la dialéctica
de la historia, en su tesis y antítesis.
Nosotros somos productos de nuestra propia historia individual que a su vez se inserta en la
historia social, en la que cargamos con conceptos morales e ideológicos que nos hacen actuar de tal
o cual manera.
A lo largo de la historia tomamos decisiones las cuales están basadas en nuestra ética
individual y en nuestra ética social. Debemos elegir entre dos condiciones a la hora decidir sobre
algo, una en que nos vemos como hombres particulares, concretos, en nuestra condición de
generadores de proyectos, de encuentros y desencuentros, de intercambios y percepciones,
placeres y dolores; y por otro lado, el vernos como hombres metafísicos –en sentido de separarse de
lo concreto y proyectarse a lo universal-, en nuestra condición de universales, constituyente de
ideas. Tomemos la decisión que tomemos, elegir es nuestra posibilidad, nuestro deber y nuestro
destino. En esos momentos de decisión es donde nos enfrentamos a nosotros mismos, verificamos
todos nuestros discursos, ideologías e identidades para realizar una elección.
Según Kierkegaard, somos producto de una sucesión de infinitas elecciones. Las
posibilidades que tenemos como individuos son dependientes de las posibilidades de la sociedad en
la que estamos, pero esta relación no nos quita la posibilidad de decidir. Renunciar a nuestra
posibilidad de decidir, es renunciar a nuestra condición de libertad.
Solo con la actitud creativa pueden surgir nuevas alternativas; cuando no esperamos
pasivamnete las alternativas de los otros, sino que optamos por convertirnos en creador participante
de ellos.. la alternativas aparecen generadas por el hombre, el sujeto y su e ntretejido con los otros.
Estas alternativas deben ser atravesadas con la acción, con el resultado positivo o negativo. Como
una constante dialéctica ente ensayo y error, así se lograra formar los valores.
Ya Homero, en su época, reconocía el hecho de que el hombre es dueño de su destino, de
las alternativas creadas por mismo y de sus resultados. Aristóteles, habla sobre un hombre en la
tempestad, sobre una fuerza determinante que procede desde afuera y se dirige hacia el hombre,
aquí el hombre no posee autonomía, perdiendo su carácter ético, sin la posibilidad de elegir. Es
imposible imaginar una situación en la que el hombre no sea generador, responsable o particular, y
este carente de alternativas. El hombre nunca puede llegar a una situación de total ausencia de la
ética. Volviendo a Aristóteles, al hombre le queda la posibilidad de responder a esa tempestad, la
tempestad provoca una respuesta en el hombre; “el hombre tiene el poder de producir o crear. Y,
entre otras cosas, el produce a partir de ciertas causas o principios originarios, sus hechos y
acciones”. –Aristóteles
El hombre, es parte de dos extremos, por un lado es un recipiente y reproductor de pautas
llegando con esto a la negación del otro extremo, el hecho de no reconocer nada que previament e
fue elaborado en su mundo, y si lo reconoce, lo destruye negando todo lo existente.
La determinación de lo bueno y lo malo está determinado por la sociedad. La fórmula elegida por
una sociedad no debería perjudicar o descalificar la constituida por otra, determinando con esto la
estructura social y la ideología imperante mediante la cual sus miembros eligen o no, identificarse
con el sistema.
La ética de una época y de una sociedad cambia lenta pero permanentemente, imponiendo
nuevas reglas morales-éticas desde los dueños del poder y reproduciéndose por los componentes de
la sociedad. Sin la ética no podríamos existir, sobrevivir y funcionar como seres humanos, sin ella no
existiría la cultura, la sociedad, y sin su reformulación y constante cambio no podría perdurar la
comunidad humana.
En la Edad Antigua el bien era un hecho adquirido por nacimiento –ética genética-. Esta
condición no se podía conseguir a menos que se naciera bajo ella. La condición del hombre bueno,
otorgada por nacimiento, no se podía perder.
Cualquier poder, solo por ser poder, de cualquier modo, margina gracias a la estructuración
que se plantea desde el mismo. Es imposible estructura sin marginar.
Con la religión cristiana lo bueno y lo malo, ya no se considera como algo genético o mo ral,
sino que va a ser resultado de la cotejabilidad del comportamiento de uno con la ley. Así empieza el
ejercicio en que el hombre se ve igual al otro, sin esta noción el hombre no hubiera llegado a exigir la
democratización de la vida en este mundo.
La iglesia se convirtió en el sostén mediático del poder terrenal. Quien es el bien o quien es
el mal, a partir de ese momento era decidido por la Iglesia en concordancia con la monarquía como
sistema político del feudalismo. En este caso la ética es la calidad del cumplimiento.
Con los tiempos modernos surge un nuevo enfoque d la ética. La ética de tener –s. XVII-.
En el siglo XVIII, en la Inglaterra capitalista, se considera que el hombre virtuoso es aquel que
no tiene deuda y aboga por un orden universal, con u feliz equilibrio entre todos los poderes. Esta
armonía, se corporifica en la omnipotencia del Imperio Ingles a partir del cual se declara el bien y el
mal.
En nuestro tiempo conviven dos tipos de éticas, una es la ética del tener de la sociedad de
consumo y otra, es la ética de la responsabilidad civil, la lucha por reconocer y reconocerse y actuar
a partir de allá. Lo ético no es aquello que lo considero como tal.
Kant en su Critica a la razón, plantea el rechazo hacia el bien que se hace por interés
trascendental como si fuera un negocio para salvarse en la vida eterna. Tampoco considera un acto
como bien si detrás de eso existe un interés por lograrlo. En el bien no puede aparecer el interés,
para hacer el bien el único móvil posible es la buena voluntad. Esto mismo se traslada a la estética,
niega la belleza cuando esta nos gusta por interés. Cuando alguien tiene buena voluntad, cumple el
deber, obedece el Imperativo Categórico, el cual no está limitado por ninguna condición. Hacer el
bien por el bien, sin fijarse en el para qué o para quién.
El Imperativo Categórico es la ética de la obediencia debida, pero también de la obediencia
civil.
Aportes a la estética
Compromisos y posibilidades
Las artes se comprometen con las ciencias desde tres puntos de vista, la génesis, la
realización, producción y materialización y el efecto que causan. Los límites de cada época, de cada
cultura, se trazan en los límites de su lenguaje. La palabra –el habla- es la casa del ser. Los artistas,
con su rol creativo, de algún modo y otro amplían esta casa. Las condiciones ineludibles de las
nuevas palabras que crean los artistas, es integrarse, en densidades y frecuencias diversas, en lo
socializado.
Los conocimientos generados por el arte es otra cuestión epistemológica. Hay que reconocer
al arte como generador de saberes técnicos, prácticos y autoemancipatorios, presupone su previo
reconocimiento como fenómeno profunda e inexorablemente comprometido con una complejísima
red de ciencia.
Aportes a la estética