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Deontología ÉTICA y MORAL

¿Qué es ética y que es moral? ¿Son lo mismo o hay que hacer distinciones entre ellas? Hay
mucha confusión acerca de esto.
Tratemos de aclararlo. En el lenguaje corriente e incluso culto, ética y moral son
sinónimos. Así decimos: \"aquí hay un problema ético\" o \"un problema moral\". Con eso
emitimos un juicio de valor sobre alguna práctica personal o social, si buena, mala o dudosa.
Pero profundizando la cuestión, percibimos que ética y moral no son sinónimos.
La ética es parte de la filosofía.
Considera concepciones de fondo, principios y valores que orientan a personas y
sociedades.
Una persona es ética cuando se orienta por principios y convicciones. Decimos entonces
que tiene carácter y buena índole.
La moral forma parte de la vida concreta.
Trata de la práctica real de las personas que se expresan por costumbres, hábitos y valores
aceptados. Una persona es moral cuando obra conforme a las costumbres y valores establecidos
que, eventualmente, pueden ser cuestionados por la ética. Una persona puede ser moral (sigue
las costumbres) pero no necesariamente ética (obedece a principios).
Estas definiciones, aunque útiles, son abstractas porque no muestran el proceso, cómo
surgen efectivamente la ética y la moral. Y aquí los griegos pueden ayudarnos.
Ellos parten de una experiencia de base, siempre válida, la de la morada entendida
existencialmente como el conjunto de las relaciones entre el medio físico y las personas. Y
llaman a la morada, \"ethos\" (con e larga en griego).
Para que la morada sea morada, hay que organizar el espacio físico (cuartos, sala, cocina)
y el espacio humano (relaciones de los moradores entre sí y con sus vecinos) según criterios,
valores y principios para que todo fluya y esté como se desea. Eso da carácter a la casa y a las
personas. Los griegos también llaman a esto \"ethos\". Nosotros diríamos ética y carácter ético
de las personas.
Además, en la morada, los moradores tienen costumbres, maneras de organizar las
comidas, los encuentros, modos de relacionarse, tensos y competitivos o armoniosos y
cooperativos. A esto los griegos también lo llamaban \"ethos\" (con e corta). Nosotros diríamos
moral y la postura moral de una persona.
Sucede que esas costumbres (moral) forman el carácter (ética) de las personas. Winnicot,
continuando a Freud, estudió la importancia de las relaciones familiares para establecer el
carácter de las personas. Éstas serán éticas (tendrán principios y valores) si han tenido una buena
moral (relaciones armoniosas e inclusivas) en casa.
Los medievales no tenían las sutilezas de los griegos. Usaban la palabra moral (viene de
mos/moris) tanto para las costumbres como para el carácter. Distinguían la moral teórica
(filosofía moral), que estudia los principios y las actitudes que iluminan las prácticas, y la moral
práctica, que analiza los actos a la luz de las actitudes y estudia la aplicación de los principios a
la vida.

Bioética / Etica y Moral


La Bioética no es sencillamente «Ética», por ejemplo, una rama de la Ética que se ocupa de la
vida, o una aplicación de la Ética a la vida. Pues con este género de respuestas nada logramos
aclarar en realidad. ¿Acaso la Ética no se ocupa siempre de algo que vive? ¿Y dónde podrá
aplicarse la Ética si no es a algo que está viviendo? Si se agrega: la Bioética es la Ética aplicada
a la vida tal como es tratada por los médicos, es «aplicación de la Ética a la Medicina»
(Biomedicina), tampoco con ello damos más allá de dos pasos.
Primero, porque hay muchas cuestiones que ocupan a la Bioética y que no pertenecen al campo
de la Medicina (ni siquiera al campo de la llamada Medicina social), porque son cuestiones
estrictamente políticas (por ejemplo, las que tienen que ver con la planificación y el control de la

Alberto Lema
Deontología ÉTICA y MORAL

natalidad) o ecológicas (por ejemplo, las que tienen que ver con la destrucción masiva de las especies
vivientes en la biosfera) o biológicas (por ejemplo, la cuestión de la clonación).
Segundo, porque la Medicina, en tanto que es un arte o una praxis, no es «Ética aplicada» sino
Ética fundamental y originaria, si por Ética entendemos, atendiendo a una larga tradición, y a la
propia etimología del término, la actitud práctica orientada hacia la conservación de la salud de los
cuerpos humanos, es decir, a la transformación de los cuerpos enfermos en cuerpos sanos (o del
cuerpo sano en cuerpo sano); pero no a las transformaciones recíprocas que, sin embargo, interesan
también a la Biología científica, que, por ello, entra en conflicto constante con la Medicina.
La Bioética no es, por tanto, Ética, de modo exclusivo; es también Moral (si «Moral» equivale a
todo cuanto se refiere a las normas que presiden a un grupo humano dado entre otros grupos), es
decir, «Biomoral»; y es Biopolítica, e incluso, según algunos, Biopraxis en general, es decir, control
de la biosfera, en la medida en que ello sea posible. La Bioética no se deja reducir ni a la Ética, ni a
la Moral, ni a la Política, ni al Derecho... aunque los problemas de los cuales se ocupa sean
problemas éticos, o morales, o políticos, o jurídicos... Pero son problemas que, aunque semejantes a
los que tradicionalmente se planteaban, han de experimentar un replanteamiento nuevo. Y esto en
función de las grandes novedades que caracterizan a nuestro presente. Podemos dibujar estas
novedades desde dos frentes (que, por otra parte, están en profunda interacción mutua).
En primer lugar, el frente constituido por el desarrollo demográfico, social y político, tal como
ha ido decantándose una vez concluida la Segunda Guerra Mundial. Una población de casi seis mil
millones de hombres, estratificada en «mundos» muy desiguales y en conflicto permanente; y una
tendencia de los países más desarrollados (los del «primer mundo») hacia las formas de una sociedad
democrática de mercado, una sociedad libre (en el sentido capitalista), una sociedad concebida como
«sociedad de consumidores». Un concepto que incluso ha llegado a recubrir el concepto tradicional
de paciente o enfermo: el enfermo llegará a ser ante todo un consumidor o usuario de servicios
médicos o de medicamentos.
En segundo lugar, el frente constituido por todo lo que tiene que ver con el desarrollo
científico (muy especialmente, con el desarrollo de la Biología y de la teoría de la evolución) y
tecnológico (muy especialmente con lo que llamamos biotecnologías). Es bien sabido que la
explosión demográfica de los últimos siglos no hubiera podido tener lugar al margen de la revolución
científica y tecnológica.
Es de la confluencia de estos dos «frentes» de donde ha surgido el punto de vista bioético. Pues
esta confluencia ha determinado la aparición de situaciones nuevas, que desbordan ampliamente las
fronteras de la ética, de la moral, de la política, del derecho, de la medicina o de la biología
tradicionales. Ingeniería genética, avances espectaculares en tecnologías quirúrgicas, diagnósticos
precoces de malformaciones en el embarazo (que obligan a intervenir sobre el feto en circunstancias
que la ética o la moral tradicionales no tenían previstas); y otro tanto se diga respecto de las técnicas
de la clonación, trasplantes de órganos, problemas de crioconservación, efectos ecológicos, &c. El
conflicto entre las exigencias de una investigación científica, de una «Biología pura», y los intereses
ligados a la vida de los individuos o de los pueblos (o de las especies vivientes en general), que
podría presentarse en formas muy débiles en la antigüedad, en la edad media, y aún en la edad
moderna, ha estallado con toda su fuerza en nuestro presente contemporáneo. La Bioética (y la
bioética) aparece precisamente en esta coyuntura en la cual la vida humana se nos presenta desde
luego como una parte integrante de la biosfera, pero una parte que ha alcanzado la posibilidad de
controlar, si no «el todo», sí importantes regiones suyas, alcanzando muchas veces el poder de
decisión sobre alternativas nuevas que se abren y que desbordan los límites de la misma ética y aún
de la misma moral. El nombre mismo de «Bioética» comienza ya siendo engañoso, al sugerir que
todos los problemas que bajo tal rótulo se acumula, son siempre «problemas éticos» (sólo si el
término Bioética se interpreta como una sinecdoque, pars pro toto, sería posible mantenerlo con un
mínimo rigor). 1. ¿Qué es lo moral?

Alberto Lema
Deontología ÉTICA y MORAL

Para adentrarnos en los problemas de la ética, partamos de nuestra experiencia. Es un hecho que nos
señala nuestra propia experiencia que, en determinadas circunstancias, expresamos valorizaciones
morales. Los contenidos de nuestros juicios se refieren a categorías opuestas: de bien o mal.
Así hablamos de actos nobles, heroicos, desinteresados, los que están en la esfera del concepto de
"bien". Pero, hablamos de actos infames, egoístas, los que están en la esfera del concepto de "mal".
En el primer caso, hablamos de actos morales positivos; en el segundo, de actos morales negativos.
Así, por ejemplo: a un asesino lo tratamos de inmoral; a una persona que sacrifica su vida para salvar
a otro la tratamos de héroe, pues este sacrificio es de gran calidad moral. Ello nos pone en evidencia
que nuestra valoración tiene un carácter objetivo, es decir, que se rige por el objeto que verificamos.
En nuestro caso, el asesinato, y por otro lado, el heroísmo. Dicha objetividad nos permite formar
juicios morales de validez universal: "El asesinato es una inmoralidad":
De lo dicho hasta ahora se desprende que la valoración moral propiamente dicha la aplicamos sólo a
acciones humanas.
"Cuando efectuamos una valoración moral, siempre tenemos en vista seres humanos, es decir,
personas. Los valores morales tiene la particularidad de que sólo pueden referirse a seres
personales"(Hessen).
Con respecto a los "juicios de conocimiento", ellos apuntan a afirmar si algo es verdadero o falso. En
lo referente a obras de arte, hablamos de bello o feo. En ambos casos se trata de objetos y no sujetos
o personas. "Es cierto que también decimos que tal vino es 'bueno', que tal enfermedad es 'mala', etc.,
pero, nuestro conocimiento del idioma nos indica claramente que en este caso no usamos las palabras
'bueno' y 'malo' en su acepción original, es decir, moral" (Hessen).
Cabe la pregunta: ¿qué es lo que valoramos en las personas cuando las valoramos moralmente?
Valoramos las acciones. De donde resulta que el contenido de nuestra valoración moral no es teórico,
sino práctico. El objeto de la valoración moral no es el pensar y el conocer sólo, sino, a la vez, el
querer y el actuar. Consecuentemente, lo ético se da en la zona práctica y no en la zona del espíritu
humano. "No todas las manifestaciones vitales del hombre están sometidas a valoración moral. Las
funciones vegetativas y animales no admiten ningún juicio moral. El hombre tiene en común con el
animal esas funciones, pero el animal es incapaz de ninguna acción moral. Sólo los seres racionales
son capaces de realizar actos morales" (Hessen).
Por otro lado, son actos morales sólo los que realizamos conscientes y voluntariamente, y por ello se
inscriben en la ética. Únicamente las acciones realizadas a sabiendas y por libre decisión tienen
carácter moral.
Sintetizando podemos afirmar: ética es la ciencia de los actos morales, vale decir, actos conscientes y
libres, cuyo objetivo es la realización de un valor moral.
2. Concepto de la ética y la Moral
El término ética, etimológicamente, deriva de la palabra griega ethos, que significa "costumbre". El
término Moral, etimológicamente, proviene de la palabra latina mores, que significa costumbres.
Antes de ir en busca de una definición de la ética o la Moral, detengámonos sobre el objeto material
y formal de la moral.
Objeto material y formal de la Moral
Aclaración de términos:
El objeto material de una Ciencia es el fenómeno que dicha Ciencia estudia. El objeto formal es el
enfoque específico, desde el cual el fenómeno es estudiado. Por ejemplo: el hombre es el objeto
material tanto de la Anatomía como de la Fisiología. Pero el objeto formal de la Anatomía es la
estructura del organismo humano, mientras que el objeto formal de la Fisiología es el
funcionamiento del organismo humano.
Aclarados los términos, procedamos a señalar el objeto material y el objeto formal de la Moral.
El objeto material de la Moral son las costumbres y conducta humana.

Alberto Lema
Deontología ÉTICA y MORAL

El objeto formal de la Moral es el conjunto de leyes que deben informar y orientar la actividad
humana.
Definición de la Moral
Para una definición adecuada de la moral hay que tener presente los objetos constitutivos de la
moral. Ellos son: su carácter psicológico y su carácter práctico. Tomando en cuenta ambos elementos
podemos definir la Moral como la "Ciencia de las leyes ideales y de la actividad libre del hombre"
(Jolivet).
Paul Faulquié define la Moral: "...es la teoría razonada del bien y del mal". Detengámonos sobre ésta
definición.
La Moral es normativa, porque establece las normas que determinan lo que es el bien y lo que es el
mal. En otras palabras, la Moral establece lo que se debe y lo que no se debe hacer. Lo que se
permite y lo que se prohíbe.
La Moral formula principios generales. Según estos principios clasifica y juzga todos los hechos
particulares que son propios de su campo.
El fundamento de la Moral es la razón.
Indudablemente, los diferentes sistemas morales podrán establecer distintos principios, como su
fundamento. Pero, en el fondo de todos ellos se encuentra la razón que busca configurar y legitimar
el respectivo sistema.

Referencia: Ética: Conceptos de Ética y Moral


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Alberto Lema

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