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1. Hay Seguridad y Esperanzan en Dios v 1-13: El que habita al abrigo del Altísimo
Morará bajo la sombra del Omnipotente. 2 Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo
mío; Mi Dios, en quien confiaré: en la primera parte de este salmo, se revela la seguridad
y la esperanza que tiene el salmista en Dios. Esta seguridad y esperanza están
fundamentadas en quién es Dios y en la obra y poder de Dios. Tradicionalmente este
salmo se usa como una oración de protección y algunos hacen un ritual de protección con
él, algunos piensan que por tener la Biblia abierta en el Salmo 91 no les va suceder nada
malo, otros lo rezan al acostarse y al levantarse, lo hacen un amuleto que atrae la buena
suerte. Pero no se trata de eso. La efectividad de esta Palabra radica en que es Palabra de
Dios y en el carácter de Dios y en el tipo de relación que tengamos con el Señor.
1.1. Seguridad en quién es Dios v 1: El que habita al abrigo del Altísimo Morará bajo la
sombra del Omnipotente. El verso uno nos lleva a preguntarnos ¿Quién es Dios, para
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querer estar en su morada? La imagen que utiliza el salmista es la de alguien que busca
refugio en la casa o la presencia de Dios. Mira la morada de Dios como un cobertizo,
donde encuentra intimidad, protección, cuidado; un lugar donde puede llegar a sentarse,
donde puede habitar. El apelativo “Altísimo”, recuerda que se está acogiendo al Dios de
Abraham, al Creador de los cielos y la tierra, y al que está por encima de todo lo creado.
El Dios que bendice, protege y da la victoria.
El segundo nombre o apelativo que usa el verso uno es “El Shadday”, es decir
Omnipotente, Todopoderoso. Este es el Dios que llamó Abraham, que lo guío y guardó
en su peregrinaje por la tierra prometida, le dio la promesa y le dijo no temas. El Dios
supremo en poder, en grandeza, en gloria, incomparable.
Dios es un lugar de refugio, un escondite secreto, que brinda asilo, acogida a los que
creen en quién es él. Una sobra protectora. En Número 23. 9 se describe a Israel como
un pueblo que habita confiado y en Deuteronomio 33.12: la bendición dada por Moisés
sobre la tribu de Benjamín está: el amado de Jehová habitará confiado cerca de él; lo
cubrirá siempre, y entre sus hombros morará.
La afirmación que hace el salmista está basada en la confianza o la fe. Él está seguro del
Dios en el que ha creído, el Altísimo, el Todopoderoso.
1.2. Seguridad y esperanza en el obrar de Dios v 2-8: 2 Diré yo a Jehová: Esperanza mía,
y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré. 3 Él te librará del lazo del cazador, De la
peste destructora. 4 Con sus plumas te cubrirá, Y debajo de sus alas estarás seguro;
Escudo y adarga es su verdad. 5 No temerás el terror nocturno, Ni saeta que vuele de
día, 6 Ni pestilencia que ande en oscuridad, Ni mortandad que en medio del día
destruya. 7 Caerán a tu lado mil, Y diez mil a tu diestra; Mas a ti no llegará. 8
Ciertamente con tus ojos mirarás Y verás la recompensa de los impíos. En segundo lugar
la seguridad y esperanza del salmista están basados en la obra y el poder de Dios.
Confiando en quien es Dios, el salmista proclama a Dios como su esperanza, como un
castillo, su Dios en quien confía.
La confianza está basada en los hechos de liberación de Dios: el Dios que lo libra de las
trampas, la imagen del cazador, del pajarero, le recuerda al salmista los peligros a que se
expone por causa de sus enemigos, las trampas que le pueden colocar los hombres.
La peste destructora, son los peligros de enfermedades, epidemias, petes que pueden
atacar a una comunidad, pero el salmista confía en que aun en esas situaciones Dios le
puede librar.
Cualquiera que sea el peligro en que se encuentre el salmista, cree y confía en que Dios
lo puede sacar de ese peligro. Como un ave que es librada de caer en las trampas del
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cazador. Dios tiene poder para librar a los que confían en él de las trampas físicas,
espirituales que ponen contra los que confían y creen en él.
La imagen que usa el salmista para describir la forma como Dios libra es la de un ave que
cubre a sus polluelos con sus plumas, como un águila que bate sus alas sobre su nido o
extiende sus alas para evitar que sus polluelos caigan a tierra cuando están comenzando
a volar.
Las segunda imagen es que el salmista ve la verdad de Dios, la palabra que ha salido de
la boca de Dios, la palabra que Dios ha hablado, como un Escudo, protector, que le
permite defenderse de sus enemigos, una coraza protectora que lo guarda de cualquier
daño que le quieran hacer sus enemigos. Él cree que Dios es sincero, honrado, justo,
imparcial, fiel, leal.
Del terror nocturno, es decir el pánico repentino, cualquier cosa que produzca miedo en
la noche; saeta que vuela de día, cualquier ataque físico que venga contra él, puede
confiar en el Señor; pestilencia que ande en oscuridad o mortandad que en medio del día
destruya, no teme al ataque de alguna plaga, de una epidemia, un terremoto, torbellino, o
desastre natural. El cree que Dios puede librar de cualquiera esos peligros.
La promesa de Dios para Israel es que si oía la palabra y le obedecía, ninguna de las
enfermedades que envió a los egipcios llegaría a ellos, porque él es su sanador (Ex.
15.26).
El verso 7 describe lo grande que es la misericordia del Señor, caerán a tu lado mil y diez
mil a tu diestra; mas a ti no llegarán. Sin importar cuán grande sean los problemas, sin
importar por cuantas situaciones se pasen en la vida, la misericordia del Señor, está a la
disposición de los que confían en él.
Ni la palabra de Dios, ni el nombre del Señor son amuletos, con poderes mágicos. Dios
obra por lo que él es y porque su palabra es verdad. Dios recompensa a los que confían
en Él, librándoles, socorriéndoles en los momentos y circunstancias difíciles de la vida y
también recompensa a los que hacen lo malo.
1.3. Evidencias del obrar de Dios v 9-13: Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza,
Al Altísimo por tu habitación, 10 No te sobrevendrá mal, Ni plaga tocará tu morada.
11 Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, Que te guarden en todos tus caminos. 12
En las manos te llevarán, Para que tu pie no tropiece en piedra.13 Sobre el león y el
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áspid pisarás; Hollarás al cachorro del león y al dragón. El salmista tiene el testimonio
personal de ese accionar de Dios en su vida, e invita a los fieles a confiar y a colocar su
esperanza en el Señor. La confianza en el Señor evita que repentinamente venga el mal,
o ser sorprendido por el mal.
Dios no deja que la plaga se acerque, siempre y cuando el refugio sea el Señor.
En Ex. 23. 20-22: Dios promete enviar su ángel delante de Israel par que le guie en el
camino y los introduzca al lugar que él les ha preparado. La idea es que alguien dirige y
guarda los pasos del pueblo de Dios, lo libra y protege, siempre y cuando el pueblo oiga
la voz de Dios.
Aun Dios puede librar de grandes peligros, como los leones y las víboras, la protección
de Dios, está a favor de los que confían en él ante cualquier peligro por muy grande que
este sea.
2. Hay Seguridad En Las Promesas de Dios v 14-16: Por cuanto en mí ha puesto su amor,
yo también lo libraré; Le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre. 15 Me
invocará, y yo le responderé; Con él estaré yo en la angustia; Lo libraré y le glorificaré.
16 Lo saciaré de larga vida, Y le mostraré mi salvación. Esta seguridad del salmista
esta fundamentada en la promesa del Señor y la promesa está fundamentada en la relación
que tengamos con el Señor. La relación se evidencia en el amor y la confianza en el
innovar al Señor.
2.1. El amor como base de la confianza en Dios v 14: Por cuanto en mí ha puesto su amor,
yo también lo libraré; Le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre. Esta
oración de confianza, es de alguien que ama a Dios, de alguien que conoce a Dios.
Cuando Dios ama lo atrae o lo acerca a él. El amor entre Dios y el creyente es algo mutuo,
y se constituye en un vínculo, un lazo que adhiere al creyente a Dios. Como
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correspondencia a ese amor Dios, le muestra al creyente cuanto le ama: Librándole, y
dándole a conocer su nombre, es decir, que hay revelación del carácter y naturaleza de
Dios a la vida del creyente.
El amor es el vínculo perfecto que nos lleva a conocer la naturaleza y el carácter de Dios,
y su objetivo, es que lo amemos más, y confiemos más en él, entre más lo conocemos
más debemos amarlo.
Y juntamente con ello, Dios promete darle larga vida, es decir le permitirá gozar de salud,
de paz de bienestar completo. Es la promesa de Jesús como buen pastor, mientras el
ladrón viene a matar y destruir, Jesús ha venido para que tengamos vida y vida abundante.
El modelo de vida de Jesucristo muestra como esta palabra, esta oración se hace realidad
en la vida de los que confían en el Señor:
Jesús fue guardado de toda tentación o salió victorioso de cada una de ellas.
Por honrar a Dios, fue honrado, ángeles vinieron y le sirvieron.
Aun en los momentos de angustia, un ángel vino y lo fortaleció.
Los ángeles no lo dejaron en el sepulcro y lo levantaron.
Dios espera que terminemos nuestra jornada en esta tierra, de manera victoriosa, que
lleguemos hasta el fin, y nos ha provisto todos los recursos necesarios para ello. Aun
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cuando somos probados, juntamente con las pruebas y las tentaciones, Dios siempre tiene
la salida para los que confían en él. Los recursos de Dios, el poder de Dios, la gracia y la
misericordia del Señor, están disposición de los que lo aman y conocen su nombre.
Esta oración se hace realidad siempre y cuando crea la Palabra de Dios, conozca el
nombre de Dios, ame a Dios con todo mi corazón, mi alma y todas mis fuerzas. Dios en
respuesta a la confianza, la esperanza y el amor puesto en él, responderá y nos
acompañarán en nuestros caminar por la vida y los llevará seguro al lugar que ha
preparado para nosotros.
Si tiene esta palabra abierta en su casa, escrita en la puerta o detrás de la puesta, si ora
con ella en la mañana o por la noche, no lo haga como un ritual, sino porque en su
corazón, en su mente usted cree, confía en quien es Dios, cree en su palabra, cree en sus
promesas y tiene una relación de amor con Dios. Porque cuando creemos la palabra de
Dios y hacemos lo que ella hace, nuestras vidas son como la casa edificada sobre la roca,
que aunque vengan lluvias, ríos, avalanchas, vientos, no será movida, porque es sostenida
por el Señor. Su vida, está segura en las manos del Señor en cualquier circunstancia o
situación que tengamos que pasar.