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PSICOPATOLOGÍA DEL

DESARROLLO
TEMA 1
1. La psicopatología del desarrollo
La ontogénesis es el proceso que conduce a la evolución y el desarrollo del ser humano.

Embrión  feto  neonato  niño  adolescente  adulto  anciano

Cada una de estas etapas tiene asociadas unas características específicas y son influenciadas
por la naturaleza y curso de etapas previas. Todo lo que el individuo es, se explica por la
interacción entre herencia genética e influencias ambientales. Esta interacción origina
dichas etapas del desarrollo y sus características definitorias.

La patología mental (emocional, cognitiva, conductual) no puede entenderse si no se la


relaciona con el fenónemo evolutivo. La psicopatología del desarrollo incluye una serie de
circunstancias relevantes.

1. La mayoría de trastornos psiquiátricos se presentan con mayor frecuencia en


etapas concretas.
2. Un mismo trastorno puede manifestarse de formas diferentes según la etapa del
desarrollo.
3. Las consecuencias a medio/largo plazo de un trastorno son distintas según la etapa
en la que se originó.
4. Los factores de riesgo o causales asociados a un trastorno varían en función de la
etapa.
5. Los factores genéticos de riesgo o las situaciones de estrés tienen diferentes
efectos patógenos según la etapa.
6. Los trastornos que suelen asociarse (comorbilidad) a un trastorno son distintos
según la etapa.
7. La gravedad suele ser ˃ y el pronóstico peor cuanto ˂ sea la edad a la que se
inicia el trastorno.
8. Las manifestaciones disfuncionales de un trastorno son la suma de los síntomas del
trastorno más las consecuencias de vivir con ellos. Cuanto más precozmente
aparezca y más dure, más desadaptador será.
9. La terapia para afrontar un trastorno varía en función de la edad del paciente.

La psicopatología del desarrollo (PD) es un abordaje integrador (al contrario de los


modelos previos dedicados a describir síntomas y explicar su etiología según un modelo
determinado como el biológico o el psicoanálitico, por ejemplo). A la PD le interesa
conocer cómo se desarrollan los trastornos, qué les ocurre a las personas que los padecen y
como se les puede ayudar. La PD es una disciplina joven cuyo primer manual fue publicado
por T.M. Achenbach en 1974. La PD se concibe como un macroparadigma que integra las
aportaciones de diferentes disciplinas (psicología clínica, psiquiatría, genética, neurología,
psicología evolutiva o epidemiología) y que puede aceptarse desde diferentes perspectivas
teóricas. La PD se define como:

PSICOPATOLOGIA DEL DESARROLLO


Definición “Estudio y predicción de las
conductas y procesos no
adaptativos en el tiempo”.

Objetivo Esclarecer la interrelación


entre los factores
psicológicos, biológicos y
sociales del desarrollo
norma y anormal a lo largo
de la vida
Pronóstico En la actualidad se
considera una disciplina
joven que puede facilitar
más avances para entender,
tratar y prevenir los
trastornos mentales.

La PD no es sinónimo de psicopatología infantil. En general los trastornos del adulto no


pueden entenderse en su complejidad sin relacionarlos con lo acontecido en su vida
previamente. Sin embargo, eso no significa que todos los trastornos mentales del adulto
tienen su explicación principal en experiencias de la infancia.

Desarrollo implica cambio y reorganización en un contexto de cierta continuidad. El


desarrollo es la variable más relevante para comprender los procesos causales y diseñar las
estrategias de intervención o de prevención. En PD, no se puede entender el
comportamiento psicopatológico sin tener en cuenta el desarrollo normal. Existe una
relación bidireccional entre los términos psicopatología y desarrollo pues ambos se influyen
mutuamente. Por ejemplo, para entender el trastorno por déficit de atención con
hiperactividad (TDAH) es necesario conocer cómo y en qué momento se desarrollan la
atención y el autocontrol. A su vez, conocer los procesos anormales nos permite entender
mejor el funcionamiento normal. Por ejemplo, dentro del ámbito de la neurología, la lesión
en la zona frontal del cerebro de Phineas Gage ayudó a entender la capacidad de
anticipación, planificación y autocontrol del cerebro.

La desviación del proceso normal de desarrollo en un momento dado supone una >
probabilidad de que aparezcan problemas para afrontar las fases siguientes del desarrollo.
Esa desviación puede producirse en cualquier momento y tomar diferentes formas. En
algunos casos consiste en separarse de las normas apropiadas para la edad, como ocurre en
los retrasos de adquisición del lenguaje; en otros casos, puede consistir en el fracaso en
desarrollar una función específica, como el fracaso en la regulación de la ira en el trastorno
negativista desafiante. Siempre puede producirse un cambio que estará limitado por la
historia previa del individuo y el contexto actual.
La PD comprende 3 cuestiones claves:

3) Importancia de
continuidades y
1) El concepto de 2) Entender los procesos
descontinuidades entre
desarrollo causales
la normalidad y la
psicopatología

2. El concepto de desarrollo: psicobiología del desarrollo


Estar vivo es la condición (y consecuencia) de la interacción entre organismo y ambiente,
entre neurofisiología y experiencia. Las influencias ambientales funcionan en la medida en
que son captadas, percibidas, interpretadas e integradas por un cerebro que es distinto según
la fase del desarrollo en que se encuentre.

El cerebro del niño es muy plástico, por lo que experimenta múltiples cambios en su
funcionamiento y estructura. Estos cambios se producen a lo largo de toda la vida y en
todos los niveles: molecular, celular, anatómico y funcional. Algunos cambios son
progresivos (influyen en la proliferación de neuronas, sinapsis y el desarrollo de la
mielinizacion) y otros cambios son regresivos (muerte celular y poda de sinapsis).

Desde el nacimiento hasta los 6 años de edad, el cerebro presenta su plasticidad


máxima. Luego se produce un nuevo incremento de sinapsis con la pubertad y durante
la adolescencia aumenta la poda celular.

Cada hemisferio cerebral cuenta con una superficie de materia gris (córtex o corteza) y una
parte interior formada por sustancia blanca y otras regiones subcorticales de materia gris.
Esta sust. Blanca está formada por los axones y envían señales a otras neuronas,
encargándose de la conexión entre diferentes áreas cerebrales. La mielina (capa que rodea a
los axones) promueve la transmisión de las señales. Esta mielinización de los axones es un
fenómeno imprescindible del neurodesarrollo. La zona de sust. Blanca más voluminosa es
el cuerpo calloso (encargado de transmitir información de un hemisferio cerebral al otro).

La sustancia gris prefrontal, es el área responsable de las funciones superiores (atención


compleja, es el ámbito donde se procesa la información. El lóbulo frontal, concretamente el
córtex supervisión del ambiente y del propio sujeto, control emocional y conductual). La
sust. Gris se desarrolla de forma muy rápida durante la infancia y alcanza su máximo
desarrollo en la pubertad. A partir de ahí comienza a “adelgazar” hasta entrada la
madurez adulta (alrededos de los 20 años). Durante la adolescencia, las sinapsis
disminuyen en un 40%.

La corteza prefrontal lateral es el área que más tarda en madurar y se encarga de


funciones como planificar, elaborar estrategias y establecer objetivos, lo cual requiere
enfocar la atención y controlar impulsos. Se trata del desarrollo de la función ejecutiva,
mecanismo central del desarrollo cognitivo humano. Los tractos de sust. Blanca implicados
en el control emocional, conductual y y cognitivo tampoco alcanzan la madurez hasta el
final de la adolescencia. Estos tractos conectan las regiones subcorticales (como los
ganglios basales) con las regiones prefrontales. El desarrollo de funciones ejecutivas (como
la capacidad autocontrol voluntario) se produce después que el desarrollo del sustrato neural
de los procesos emocionales. Por eso los adolescentes suelen tener dificultades para
controlar sus reacciones emocionales, facilitando la experimentación de trastornos.

Los ganglios basales son estructuras implicadas en el control del movimiento y tono
muscular, pero también en la atención y regulación de estados emocionales. De ellos, el
núcleo caudado es el encargado de enviar la información de tipo emocional hacia el
prefrontal.

La amígdala es también una estructura subcortical que forma parte del sistema límbico y
se encarga del procesamiento y almacenamiento de reacciones emocionales. Su máximo
desarrollo tiene lugar durante la adolescencia y juventud y por ello durante estas etapas, la
reactividad de la amígdala ante los estímulos emocionales está aumentada.

Por otro lado, la dopamina es un neurotransmisor implicado en la respuesta cerebral a la


gratificación. Durante la adolescencia experimenta una serie de cambios que aumentan el
atractivo de las gratificaciones y la persona aprende a percibirlas y a disfrutarlas.

Este conjunto de circunstancias cerebrales explica la conducta adolescente impulsiva,


arriesgada, hiperemotiva, etc. características que están en el origen de muchas conductas de
riesgo favorecedoras de psicopatología y anomalías relacionadas con el consumo de
sustancias, trastornos del comportamiento alimentario, conductas suicidas,
comportamientos asociales… más frecuente en varones que en mujeres.

El desarrollo emocional está estrechamente asociado a todos estos fenómenos. En el


lactante, es el proceso de socialización lo que va permitiendo adquirir dicho control
emocional. Durante la adolescencia, la maduración de las regiones frontales y la
acumulación de experiencias determinan la progresiva mejora del control de impulsos, la
anticipación de consecuencias futuras, la planificación estratégica y la resistencia a la
influencia de los iguales. Por ello, los riesgos de trastornos emocionales y conductuales
no pueden ser los mismos según la etapa.

2.1. Genética y fase puberal

Durante la adolescencia el aumento de gonadotropinas origina el incremento de hormonas


sexuales que activan y modifican la actividad cerebral. La amígdala tiene muchos
receptores para las hormonas sexuales. Las chicas maduran antes que los que los chicos
pues en torno a los 11 comienza su pubertad frente a los 12 años en la que comienzan ellos.

Estos cambios hormonales aumentan la sensibilidad ante estímulos emocionales y es por


esto que durante la adolescencia se suele contemplar la aparición de distintos trastornos
psicóticos.
El incremento de hormonas sexuales interactúa con factores de riesgo genéticos facilitando
la aparición de determinados trastornos psicológicos. Por ejemplo, los estrógenos en las
mujeres contribuyen al desarrollo de trastornos de la conducta alimentaria porque
interactúan con factores de riesgo genéticos. Para que la predisposición genética sea causa
del trastorno es necesario que se produzca la activación ovárica puberal.

Los trastornos alimentarios postpuberales se explican en gran parte por influencia genética
y los prepuberales por influencia ambiental.

Sin embargo, sucede lo contrario en los PANDAS (pediatric autoinmune neupsychiatric


disorders associated with streptococos) puesto que la maduración puberal actúa como factor
de protección.

2.2. La interacción social en el neurodesarrollo

Las relaciones son imprescindibles para evolucionar como individuo. Esta interacción en
los primeros años, es la base del desarrollo psicológico posterior. A medida que se acerca la
adolescencia, las relaciones con los coetáneos se van haciendo más importantes, tanto si son
fuente de confianza y estabilidad, como si son origen de problemas emocionales y
conductuales.

Las características psicobiológicas de los adolescentes los hacen susceptibles a ciertas


influencias sociales puesto que son mucho más sensibles a la aceptación o el rechazo. De
hecho, los adolescentes que se sienten excluidos socialmente sufren la activación de
regiones cerebrales similares a las activadas al experimentar dolor físico. Además, en esta
situación de exclusión, presentan una reducción de la actividad en ciertas regiones del
córtex prefrontal; patrón opuesto al de los adultos.

El adolescente en sí mismo no lleva a cabo comportamientos de riesgo pero sí en


presencia de sus coetáneos. En esta compañía, potencia la actividad del sistema de
recompensa, especialmente la región ventral del estriado (ganglios basales). Conductas
como consumir drogas o sexo de riesgo son más frecuentes en la adolescencia porque
resultan más gratificantes en compañía de iguales.

3. Entender los procesos causales


La psicopatología no tiene causa única, sino que es el resultado de la influencia de múltiples
factores psicológicos, biológicos y sociales. Conocer su etiología es complicado.

En PD conocer la etiología significa:

Entender los procesos causales conociendo los mecanismos de riesgo y protección que
actúan a lo largo del tiempo.

Estos factores de riesgo pueden ser específicos de un trastorno (en pocas ocasiones),
compartidos por unos cuantos trastornos comunes o comunes a casi todos ellos, es decir,
factores genéricos. Además, hay que tener en cuenta que en muchas personas coexiste más
de un trastorno a la vez (comorbilidad). En PD se utilizan dos conceptos clave que reflejan
la diversidad de procesos individuales, familiares y sociales que pueden incidir en la
aparición de trastornos: equifinalidad y multifinalidad.

Equifinalidad
•Diversos factores de riesgo conducen al mismo efecto.

Multifinalidad
•Un mismo factor de riesgo o cirscunstancia puede conducir a
distintos efectos.

Los factores de riesgo no suelen actuar aisladamente sino que se combinan con factores de
riesgo de otros niveles (por ejemplo, genéticos y ambientales) y ejercen su efecto a través
de variables mediadores. Por ejemplo, a pesar de que ambas personas partan de un
determinado fenotipo, si siguen trayectorias diferentes pueden tener un pronóstico diferente
y por tanto, requerir tratamientos distintos.

Se sabe que la depresión materna es un factor de riesgo para que el niño desarrolle
problemas psicológicos no sabemos que procesos median (¿estilo de vinculación?¿estilo
educativo?¿genética?). La PD se interesa por conocer las variables implicadas en el
proceso, aportando información sobre la etiología de los trastornos y permitiendo diseñar
estrategias de intervención y prevención.

4. Continuidades y discontinuidades entre normalidad y psicopatología


En la PD es un objetivo principal estudiar las variaciones que se van de lo normal a lo
psicopatológico: de la tristeza a la depresión, del uso de drogas al abuso y la dependencia,
etc.

El comportamiento normal y anormal, difiere en función del sexo y de la edad. La figura 1.2
muestra cómo evolucionan los síntomas interiorizados (depresión, ansiedad) y
exteriorizados (comportamiento agresivo y antisocial) desde los 4 hasta los 18 años en niños
y niñas. Ambos parten de valores similares en problemas interiorizados pero, a lo largo del
tiempo, las niñas obtienen puntuaciones más elevadas. Por el contrario, niños y niñas parten
de valores diferentes en valores exteriorizados; siendo los niños los que puntúan más alto
desde el inicio y manteniendo una trayectoria con más problemas que las niñas. En ambos
sexos estos problemas tienden a disminuir con la edad.

También se han observado discontinuidades en el desarrollo que indican la aparición de


capacidades o incapacidades nuevas. Las capacidades nuevas pueden ser una oportunidad
para un cambio “a mejor” que ayude a superar problemas existentes. Del mismo modo, la
maduración del lóbulo frontal en la adolescencia mejora la capacidad ejecutiva y esto, a su
vez, puede ayudar a superar un problema de abuso de sustancias iniciado en la adolescencia
temprana. También hay discontinuidades “a peor” en niños que presentan un desarrollo
inicialmente bien adaptado que se convierte en desadaptativo.

Solo los estudios que observan el desarrollo pueden informar sobre predictores, marcadores
y consecuentes de un proceso que está alterado. Son característicos de la PD los estudios
longitudinales que trazan la evolución del problema en grupos grandes de niños de la
población general.

Aunque las trayectorias evolutivas varían dependiendo del trastorno, se suelen identificar
unas mayoritarias.
 Trayectoria adaptativa estable  refleja una continuidad positiva estable del
desarrollo sin síntomas o con un nivel muy bajo de síntomas.
 Trayectoria creciente  inicio del desarrollo sin síntomas o con muy pocos que van
incrementándose a peor. Refleja discontinuidad a peor. Importante identificar
factores que están influyendo en el empeoramiento para su prevención.
 Trayectoria decreciente  inicio del desarrollo con un número alto de síntomas que
decrecen a lo largo del tiempo (discontinuidad a mejor). Importante identificar
factores que influyen en la mejora.
 Trayectoria desadaptación temporal  precedida por periodos previos y posteriores
de funcionamiento que reflejan problemas transitorios (discontinuidad a peor
transitoria)
 Trayectoria desadaptativa estable en un porcentaje reducido de niños donde a lo
largo del desarrollo presentan un número alto de síntomas (discontinuidad negativa
estable)

La figura 1.3. muestra las trayectorias de oposicionismo, en uno de los estudios más largos
llevados a cabo, en población holandesa. La trayectoria alta persistente predijo trastorno de
conducta y explicó la asociación entre TDAH y trastorno de conducta en los varones, más
deterioro social en la edad adulta temprana (18 a 30 años) y más trastornos disruptivos y de
ansiedad en la edad adulta media (28 a 40 años).

La conclusión es que para entender bien la psicopatología, sus orígenes y su curso hay que
entender la historia evolutiva de la persona.
5. Factores de riesgo y mecanismos de riesgo
Un factor de riesgo es un factor que aumenta la probabilidad de una respuesta. En este
caso, de que aparezca un trastorno psicológico.

No debe confundirse con el término factor asociado, que hace referencia a cualquier tipo
de asociación entre dos variables, sin especificar ningún tipo de dirección en la relación (el
mal rendimiento escolar y la psicopatología son factores asociados, porque sin más
información no se puede saber cual ocasiona a cual). Sin embargo el factor de riesgo
precede al resultado. Como estos factores preceden a la respuesta y aumentan la
probabilidad de su ocurrencia se asume que participan en el proceso etiológico de esa
respuesta.

Por otro lado, un factor de riesgo causal es un factor de riesgo que puede ser manipulado y
cuando se hace, se modifica el riesgo de la respuesta. Por ejemplo, si aumentando el grado
de supervisión de los padres disminuye el abuso de sustancias de sus hijos, se podría decir
que la falta de supervisión es un factor de riesgo causal del abuso de sustancias.

El significado de cualquier factor de riesgo solo puede ser entendido considerando el


momento en el que ocurre en relación con el estadio de desarrollo del individuo (timing) y
como interactúa con el proceso del desarrollo. Por ejemplo, el efecto del maltrato no tendrá
las mismas repercusiones en la etapa prescolar que la adulta.

Los mecanismos de riesgo señalan los procesos a través de los cuales operan los factores
de riesgo y generan una respuesta no adaptativa. Es frecuente encontrar que los factores de
riesgo se encadenan transversal y longitudinalmente provocando respuestas, que originan
otras respuestas. A estas cadenas de “respuestas” se les llama “cascadas evolutivas” y
reflejan las consecuencias acumuladas que hacen que se den nuevas interacciones. A través
de modelos transaccionales la PD estudia los mecanismos de actuación de los factores de
riesgo y el papel de cada uno de ellos en la cadena. Estas cadenas están formadas por por
factores mediadores o variables intermedias (A aumenta el riesgo de que se produzca B, y B
es una variable independiente que aumenta el resultado C). La siguiente figura ilustra las
relaciones entre la psicopatología del de la madre, su estilo educativo y el negativismo
desafiante de su hijo.
El comportamiento agresivo de la madre tiene efecto directo en el negativismo del niño,
pero también ejerce efecto a través del castigo corporal. El comportamiento antisocial de la
madre no tiene un efecto directo sobre el negativismo sino que lo hace a través del estilo
educativo que usa castigo corporal. Este estudio muestra que uno de los mecanismos de
actuación del factor de riesgo “psicopatología de la madre” sobre los comportamientos
negativistas desafiantes es a través de su estilo educativo”.

Los efectos encadenados ayudan a explicar por qué en algunos casos los problemas en la
infancia predicen dificultades en la edad adulta. Además, si se conocen los componentes de
la cadena, con una intervención a tiempo, se puede interrumpir eliminando los efectos
negativos o se pueden promover cascadas que produzcan efectos positivos.

Otra forma de estudiar la actuación de los factores de riesgo es a través de modelos de


interacción, ya que los factores moderadores modifican la magnitud del efecto de una
variable sobre otra. Por ejemplo, el estilo educativo con bajo calor emocional es solo un
factor de riesgo para trastorno conductual cuando los niños tienen características personales
de dureza emocional. Este es el diseño que se utiliza en los estudios donde se analiza la
relación entre genética y ambiente (GxA). Estos modelos aportan información acerca del
proceso causal y ayudan a seleccionar los grupos más adecuados para recibir una
intervención.

Un factor de protección es aquel que disminuye la probabilidad de que aparezca un


trastorno o un resultado negativo ante una determinada adversidad. Pueden ser
características del individuo (buena autoestima) como del ambiente (estilo educativo
positivo).
Un factor protector no es lo opuesto a un factor de riesgo. Se sabe que el nivel
socioeconómico bajo es un factor de riesgo para el abuso de sustancia pero eso no quiere
decir que pertenecer a un nivel socioeconómico alto impida el desarrollo de abuso de
sustancias cuando el adolescente se relaciona con malas compañías o ante una adversidad.

La acción de los factores de protección se explica porque:

1) Reducen el impacto del riesgo


2) Reducen la cadena de reacciones negativas
3) Mantienen la autoestima y la autoeficacia
4) Ofrecen nuevas oportunidades para la mejora y el crecimiento personal.

Identificar factores de protección y conocer los mecanismos que favorecen una buena
adaptación a pesar de la exposición al riesgo permite diseñar procedimientos para promover
la salud y prevenir la aparición de la psicopatología.

Otro forma de explicar el modo de actuación de los factores de riesgo es a través de los
modelos aditivos que subrayan que lo importante es el número de factores de riesgo,
independientemente de su contenido, y que su efecto es acumulativo: a mayor número de
factores de riesgo, mayor riesgo. Dentro de este modelo hay dos formas de actuación:

Modelo lineal. Modelo de umbral.


El riesgo va aumentando a mayor El riesgo actúa a partir de la
número de factores de riesgo acumulacion de un nº determinado
de factores de riesgo

6. Resistencia a lo largo del desarrollo


El término resiliencia se refiere a la capacidad de un organismo para afrontar, manteniendo
la homeostasis, situaciones adversas que hacen peligrar su estabilidad.

Desde la psicopatología concierne a la capacidad de la persona para mantener en tales


situaciones su equilibrio emocional, conductual y adaptativo. La observación de esta
capacidad ha demostrado que algunos individuos tienen una evolución relativamente buena
a pesar de haber sufrido estresores o adversidades graves, evolución mejor que la de otros
individuos que han pasado por las mismas experiencias. Al hablar de resistencia se hace
referencia al proceso (mecanismos de protección) que conduce a superar las adversidades.

La resistencia no es un rasgo o proceso único sino que están implicados muchos atributos y
procesos; unos pueden pertenecer al individuo (características genéticas, cognitivas) y otros
del contexto (cohesión familiar, calidad de las amistades…).

La resistencia puede estar determinada por factores genéticos. Por ejemplo se ha


comprobado que tener el alelo largo del gen 5-HTTLPR es un factor de resiliencia para la
depresión en circunstancias adversas para el sujeto.

No solo las situaciones positivas dan lugar a resistencia. Algunas situaciones estresantes
también lo pueden hacer. Se trata de lo que se ha denominado: inoculación de estrés. Los
efectos de breves exposiciones repetidas a experiencias negativas dan lugar a la adquisición
de resiliencia ante circunstancias adversas más severas experimentadas posteriormente. En
definitiva, las habilidades psicobiológicas para plantar cara al estrés sin desequilibrios
pueden y suelen adquirirse enfrentándose a estresores asequibles al nivel de desarrollo del
individuo.

Se ha otorgado importancia como factor de resistencia a la característica cognitiva


“tendencia a planear”, que se ha definido como estilo de autorreflexión que evalúa lo que
ha sido o no ha sido útil, junto con un sentimiento de agencia o determinación para
enfrentarse a desafíos y autoconfianza en ser capaz de hacerlo exitosamente.

Del mismo modo que ocurre con los mecanismos de riesgo, la resistencia siempre tiene un
marco temporal y es posible que varíe en el tiempo y en el ambiente: se puede ser resistente
en un momento determinado y no en otro.

7. Prevención
La prevención tiene como objetivo reducir o eliminar la aparición de problemas
psicológicos a lo largo del desarrollo y promover resistencia y la recuperación del
funcionamiento óptimo en los individuos.

Factor de riesgo y factor de protección están asociados con el concepto de prevención pues,
van a indicar sobre qué grupos hay que actuar, qué factores hay que eliminar o cuáles hay
que promover.

El momento en el que se aplica la intervención preventiva es incluso más crítico que su


contenido, pues su efecto depende de lo adecuada que sea respecto al estadio de desarrollo
del niño. La prevención durante los primeros 5 años de vida es mucho más beneficiosa y
rentable que remediar síntomas con más años de duración que resultan más difíciles de
modificar.

Cuando la intervención preventiva es eficaz, se ha demostrado que puede modificar el


comportamiento y la fisiología asociada a ese comportamiento, alterando la expresión de los
genes que crean nuevas reorganizaciones estructurales en el cerebro.
Asimismo, la intervenciones preventivas, y también muchos programas de tratamiento, son
más eficaces si son multisistémicos, es decir, incluyen componentes dirigidos al niño, a la
familia, a la escuela, al grupo de compañeros y a la comunidad.

Las intervenciones preventivas incluyen muchos de los principios que guían a la PD:

1) Se basan en la teoría e investigación.


2) Van dirigidos a influir y reducir las influencias y los resultados negativos y
promover las fortalezas y lo resultados positivos.
3) Tienen un enfoque evolutivo.
4) Orienta la actuación a diferentes niveles.
5) Consideran el contexto.
6) Recurren a grupos de comparación para verificar la eficacia.
7) Utilizan instrumentos de evaluación y documentan los procesos.

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