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NOMBRE:
MATRÍCULA:
M15-0230
CURSO:
6°ED-B
CARRERA:
PROFESORA:
Vivian Matos
Dedicatoria:
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Así lo hicieron, de esto ya han habían pasado 2 años.
Cuando la conocí tenía 20 añitos, se convirtió en la chica
a la que le gustaba la fiesta en las noches e ir a la
universidad en las mañanas, vivía una vida monótona
por lo que la mayoría de las veces estaba con un humor
de perros, esta tenía sed de una vida alegre.
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toca pedalear sin importar lo mucho que te estampes
contra un árbol o las veces que te caigas, sin embargo te
vuelves a subir a la bicicleta hasta que te haces experto
en ello.
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fiestera, que disfrutaba de la vida, cosa que no era cierta.
Cuando se pasaba de tragos ella se volvía tenía soltura a
la hora de socializar o se desenvolvía mejor en el
ambiente, hasta se subía a las mesas a bailar en las
discotecas mientras no estaban sus amigas para cuidarla,
en esos momentos ella bebe y bebe para ahogar sus
penas y olvidar por minutos lo triste que era su vida.
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campus. De la nada, comienzan a hablar de que tienen
que conseguirle un novio a Amy. Así es, ella no tenia
novio y ni se le ocurriría tenerlo porque con los chicos se
volvía una imbécil. En fin… todas con sus celulares en
mamo, menos Amy, empiezan a ver perfiles de chicos en
la Aplicación Match. Todos eran guapísimos pero había
que tener cuidado porque algunos podían ser fake. Amy
callada solo se ponía a pensar como seria su vida con
alguien con quien compartirla siempre, ya que se sentía
sola la mayor parte del tiempo.
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— Si, ya lo sé, pero es que… tu sabes cómo soy de torpe
con los chicos, me da miedo meter la pata. — contesta
Amy a Luisa.
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—Uh! —gritaron las cuatro restantes que estaban en la
mesa también.
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— ´´Sería como un día normal, no voy a estar de plagosa
no quiero parecer atosigante´´. —Piensa haciendo un
corto movimiento circular con sus ojos.
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—´´Todo depende´´. —Asiente con su cabeza para
afirmar su decisión con ella misma.
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—´´No sé qué poner ahí, sinceramente´´. —ella prefiere
ser honesta en la prueba para obtener un mejor resultado.
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— ´´ ¡Oh si!, Hugh Jackman en ¨Australia¨ ´´. —
exclama, ya que uno de los países preferidos de Amy era
Australia.
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En instantes, aparecen muchos perfiles de chicos que
viven en la misma zona que Amy, esta comienza a
mirarlos, pero sin darse cuenta el bus se detiene, mira a
su alrededor, no ve a nadie, las personas que se habían
subido con el allá al autobús se esfumaron en segundos
según Amy por haber perdido la noción del tiempo. Con
rara asustada comienza a gritarle al conductor que se
pare. Esta le pide que si la puede dejar en la parada que
ya había pasado. El señor conductor le contesta que no
podía de una manera grosera y le obligó a bajarse en esa
parada porque tenía que seguir trabajando. Amy se bajo
e inmediatamente se cerró la puerta del bus mientras ella
tenía ganas de decirle algo por última vez. Ella espera a
que alguien aparezca para preguntarle a qué hora sale el
otro bus hasta su destino, pero nadie parece prestarle
atención. Se acerca a una chica que parece simpática y le
pregunta, esta última le contesta que el autobús hasta su
casa llega a las 8pm.
Amy no sabe qué hacer hasta esa hora ya que eran las 4
pm, a pesar de todo decide esperar sentada en el banco
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que tiene cada parada de autobuses. Estaba aburrida y no
quería abrir la App de Match porque por su culpa estaba
en un pueblo que no conocía. Se quedo viendo a la gente
pasar, de lado a lado. Recordó que tenía sus libros de la
universidad, saco uno de la mochila, lo abrió y comenzó
a leer, al hacer esto se dio cuenta de que los libros
explican bastante bien los temas sin necesidad de gastar
batería del teléfono y cansar tu vista. En esto dan las
5:30 pm, le dolía el trasero de estar ese tiempo sentada
en ese banquito de metal, decide dar una vuelta para ver
el ambiente de la zona en la que estaba. Tenía miedo de
distraerse de nuevo y quedarse allí más tiempo del que
no debía, pero se dijo para ella: ¿Qué pasaría si me
quedo rondando por aquí unas horas?
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temor, sin embargo colocó una sonrisa en su cara
mientras decide poner su mirada hacia el frente, sigue
caminando con esa hermosa sonrisa, llena de adrenalina
con esa misma sensación que sentía cuando estaba en
una discoteca, dándolo todo en una pista de baile,
sintiendo la música correr por sus venas. Esta vez la
música que ella escuchaba, era su corazón latiendo de
manera acelerada, por el simple hecho de que no sabía
dónde estaba ni como volver a la parada si se desviaba o
se separaba de ella. En ese momento nada le importaba y
eso, le encantaba.
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—contesta Amy con la mirada alzada con su cabeza en
dirección al rostro del caballero.
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experimentaba. Esta se arriesga a contarle a un
desconocido algo tan personal pero tan público como su
nombre.
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Sin ni si quiera encenderlo este suena con el tono de
llamada del celular, es Luisa.
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—Creo que ya no veo donde está la parada de autobús.
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conversación que tuvo con el camarero era un
atrevimiento que ya se perdió porque el miedo volvió a
poseerla, ante la situación de que quería volver a casa
para descansar del día tan ajetreado que tuvo, no
obstante, tiene la necesidad de preguntarle a alguien.
Solo de pensar la solución a su problema, le da hambre,
ella se compra un sándwich de jamón y queso, su
preferido, acompañado de un jugo de naranja recién
exprimido, se sienta en una mesa sin olvidar sus
pertenencias y se pone a pensar detenidamente.
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su amiga eran las 7:20, o sea que haciendo cálculos
debían ser las 7:35 pm aproximadamente.
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—Nuevamente muchas gracias, ha sido un placer para
mí. —dice ella.
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Todo se torno en una escena inolvidable para ella con un
mal sabor de boca, esta intenta soltarle el brazo del
señor, le insulta, grita e incluso lo amenaza con llamar a
la policía, sabiendo que no podía realizar la llamada,
hizo todo lo que estuvo a su alcance para quitarse a ese
viejo de encima.
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El viejo sigue agarrándola bien fuerte del brazo,
poniéndole su piel roja y le exige que camine rápido
hasta el auto.
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niños, solo se quitaba si el conductor desbloqueaba la
puerta para abrirla.
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A las 9:00 pm comienza el interrogatorio en la oficina de
la comisaria.
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— ¿De qué tipo de favores hablaron? —sigue indagando
Ana.
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explica a Amy —Dime, ¿Has visto a este hombre más
veces? —continúa preguntando.
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documentos se le entrega la redacción de la denuncia
para que Amy la firmara y hacerlo una denuncia oficial.
Ana le comenta a Amy que una fuente desconocida
llamo a la comisaria para dar el número de placa del auto
del señor y obtener así los datos personales del hombre
que intento usarla. Cosa que le daría fuerza a la
denuncia. Ya que al inicio se desconocía todo sobre el
señor.
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Luego de esto ella era libre de marcharse.
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haciendo tiempo hasta que llegara el policía que llevaría
a Amy a su casa al fin. Hablaron de los hijos que tenía
Ana, de cómo le encantaba pasar tiempo con esos dos
peques hermosos, aunque no disponía de él lo suficiente,
de su divorcio, de cómo su exmarido contaba con una
familia que no tenía que ver nada con ella en lo absoluto
y por esto, ella explica que decidió convertirse en policía
para tener esa coraza fuerte, defensa y respeto que
representa serlo y no le vieran la cara de tonta.
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que no vivió como quería hacerlo. Se privaba de cosas
porque él se lo exigía. Cayó en la boca del lobo sin
darse cuenta.
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Pero tenía la esperanza de que a ella no le pasara lo
mismo porque sus padres son el vivo ejemplo de que si
realmente amas a la otra persona, pueden pasar vientos,
fuego y marea, que esos sentimientos, siempre van a
perdurar.
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Amy se despide de Ana, levantando sus manos y
mirándola con aprecio porque ella le había enseñado
algo impactante, pero tan cierto en pocos minutos.
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abrían la puerta de entrada al edificio y después subiendo
las escaleras, la puerta a su departamento.
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Tocan el timbre, ella se despierta, se estira en la cama,
abre sus ojos y se levanta a abrir la puerta. Se pone sus
pantuflas de andar por casa que siempre están a un lado
de la cama en el suelo, sin mirarse ni si quiera al espejo,
camina el pasillo y abre su puerta.
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estabas? Me tenías preocupada porque se cayó la
llamada ayer y luego no pude contactarte más. —dijo su
amiga.
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Amy se da cuenta de esto e intenta decírselo.
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Luisa no rechaza su invitación y le expresa que le
apetecía comer churros con chocolate.
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mismo y pensó que debió bajar su teléfono para
desinstalarla.
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olvido por completo. Es más, voy a subir por él quédate
aquí. —dijo Amy afectada.
Se sienta en la cama.
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Después de hablar media hora con sus padres, no quería
volver a hablar ni imaginarse de los acontecimientos
pasados. Quería liberarse de tanta tensión vivida en
carne propia por lo que decidió salir para desconectarse
de todo, hacia el parque. Dejo a su amiga sola, nada le
importó, se fue tal cual estaba vestida, casual y
descuidada con un toque atractivo por sus gafas de sol
elegantes, el pelo recogido y zapatillas deportivas. Se
colocó su celular detrás del bolsillo. Camina por la acera
de color rojo gastado, calmada, nadie la esperaba,
algunas chicas la miraban porque pensaban que estaba
ridícula con su atuendo pero, no le prestó atención a eso
y siguió como un rinoceronte persistente, enfocada en su
acción. Llegó al parque como lo tenia previsto, se detuvo
unos segundos en la entrada del parque y observo el
ambiente confortable que habitaba en este. Respiró
profundo el aire de la naturaleza que abundaba, ve a los
niños correr con las sonrisas que reflejaban su libertad y
diversión, los padres corriendo detrás de los niños, los
perros jugando con sus dueños, el cerúleo cielo
despejado, las flores se alzaban con sus vivaces colores
gracias al sol radiante que todavía perduraba y el césped
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olía a recién cordado después de una breve lluvia. La
hermosa atmosfera del lugar hacia que sus pesados
tormentos se esfumaran por un fugaz momento. Miró
hacia un banco, el que más le llamaba la atención y se
adentró al parque recorriendo un camino de piedras color
blanco hueso, bordeado de verde que conducían hasta él,
tal cual como en el cuento El Mago de Oz. El banco
contaba con pequeñas piezas de madera, patas de metal
que chocaban con el suelo lleno de tierra. Se tornaba
brillante por el barniz, pero se veía opaco por la sombra
que le brindaba un gran roble detrás de este. Finalmente
llegó a sentarse. Una vez allí con su mirada al frente,
perdida, comenzó a reflexionar en lo que su amiga le
trataba de decir sobre el amor.
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los hijos se divierten con los otros, consentirse, no
depender de sus padres ni de su esposo sino de ella
misma. Esta era una vida muy distante de su realidad.
Ella quería alcanzarlo con todas sus fuerzas sin embargo
no sabía ni cómo empezar.
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debe de hacer la compra para no derrochar el dinero
comiendo en restaurantes o bares de la zona.
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Con su carrito a rebosar se dirige a la fila de la caja para
pagar, muy contenta ella de hacer cambios que ya no
aguardaban espera. Cuando llega su turno y la cajera le
dice el costo total de su compra, se acuerda que no lleva
dinero por haber salido con ese arranque impulsivo y se
muere de la vergüenza. Pide perdón por hacerle perder el
tiempo a los que esperaban en la fila y a la misma cajera
por haber facturado todo eso.
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con cara rara. Empieza preguntando pues quien se la
pagó, entre preguntas y exclamo, un joven se acerca a
ella. Es conocido, pero no alcanza a encontrar entre los
recuerdos en su cabeza quien era.
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su necesidad de ser alegre. Dando vueltas por la
autopista, decide hacer una parada en un supermercado
que alcanza a ver para comprar algo de comer y beber.
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Amy le da las gracias de todo corazón y le promete que
le devolvería su dinero en cuento llegara a su casa con
actitud responsable.
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recordó que la última vez que la intentaron subir a un
coche acabó en la comisaria por caer en las malas
intenciones de una persona. Pero esta vez era diferente,
se inspiraba confianza entre los dos, además era para
llevar las bolsas a su casa, ya que eran bastantes y no
podía sola con ellas. Pero no dejaba de ser un
desconocido para Amy.
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despidió de ella antes de marcharse de la cafetería la
primera vez que se miraron a los ojos, después que acabó
su turno. Así que se atrevió a preguntar que por qué
estaba por la zona para salir de dudas y terminar con la
intriga.
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A lo que ella le contesta que algún día es posible que
vuelvan a coincidir, tratando de imitar las palabras que el
chico mencionó cuando Amy le hizo la pregunta.
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ocurrido. Sin embargo, decidió pedirle perdón y arreglar
todo.
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‘’ ¿Y si… el chico no me gusta?’’ ‘’ ¿Y si yo no le
gusto?’’ — en su mente.
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las muñecas y después un poco en el cuello a ambos
lados.
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Entra al restaurante ‘’ Mezzanote’’ con elegancia. Se
registra en la lista de reservaciones, enseguida el señor
que la atiende confirma que está en la lista y la lleva a su
mesa.
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en ir a un lugar no tan serio sino más desenfadado, un
bar. Bebieron, se divirtieron y entre risa y risa salió
algún que otro piropo.
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elegante, se apreciaba que era limpio con cierta tonalidad
descuidada. No es un Brad Pitt, pero tiene se encanto.
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En vez de enojarse se centró mejor en pensar en una
solución rápida, chasqueó lo dedos en señal de que el
bombillo se le había encendido y que tenía una idea
mientras se comía un sándwich de jamón y queso frio.
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—¡Te encontré! —exclamó Alfred asustado a Amy.
Andan, llegan al auto del joven que esta vez era diferente
al que conocía, pero ella no lo nota. El es caballeroso por
lo que le abrió la puerta del lado donde se sentaría Amy
y esta se sienta. No habla mucho por el disgusto de haber
perdido todo un tiempo.
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de una manera no adecuada, se dónde quedan todos los
locales de la zona, si quieres te puedo indicar por donde
es. Ya que no eres de por aquí es posible que quizás no
los conozcas, por lo menos no todos, pues esto no es
muy grande. –le enuncia dirigiéndose a Alfred para que
no sufriera la experiencia pasada entretanto el carro
transita la calle.
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Ante la razón de que estaba convencida de que el
muchacho no conocía a Luisa que fue la única persona
enterada a pequeñas pinceladas.
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exponerme ante el hombre para que no se escapara, la
astucia me dominó, rápidamente le tiré una foto a la
matrícula de su vehículo y la envié a comisaría. –Explica
él en calma.
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La compran y salen del negocio. La invitó a tomar un
helado y seguir charlando con ella. Era momento de que
le contara los detalles que quería saber, así agarrarían
confianza.
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comunes; chocolate, fresa y vainilla. Escogen los dos
helados de vainilla, buscan un lugar tranquilo y cómodo
donde poder charlar a gusto.
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su vida se han aprovechado de él. Esta ocasión era
diferente, pues este sentía la necesidad de que se lo
debía. Le expresa que su padre tiene diferentes
sucursales repartidas en el mundo, a veces Alfred ayuda
a su papa a dirigir las empresas que están a su alcance,
las que están en el país. Quería ir más allá, no depender
siempre de su padre así que está abriendo varias
cafeterías en puntos estratégicos de manera pausada, ya
tenía 4 montadas y que funcionaban a la perfección. No
abundo mucho sobre el asunto, dejo todo como era y lo
justo.
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—Has sido un ángel de la guarda para mí, estabas
presente ante la violación, en el supermercado y ahora
con el ordenador. No sé a quién agradecerle, si a Dios, a
Luisa o al conductor del autobús por haberme
encaminado hasta ti. Agradecerte es lo único que se me
ocurre ahora mismo y me encantaría que siguiéramos en
contacto de verdad, has hecho tantas cosas buenas por mi
sin conocerme de nada y eso es algo que yo valoro con el
alma. — sale por la boca las sinceras palabras de Amy.
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Un hola de él fue suficiente para llamar su atención, pues
ella esperaba una muestra de interés desde temprano.
Posteriormente ella le contesta con el mismo mensaje y
paso a ser de una conversación vacía a una instantánea
con la misma conexión que cuando se vieron.
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que conforman el arcoíris de las entrañas de ambos para
saber cuales combinan con los de ella.
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prestas atención. No se siente querida contigo, estas muy
lento, pero aquí estoy yo para enmendarlo. Lo único que
tienes que hacer es decirle que la amas, que quieres que
sean novios de una vez y vivir juntos. A eso se le llama
interés, caerá redonda ante ti y si no lo hace es porque
tiene otras opciones en mente. Tú siempre consigues la
que quieres, que esta no te sea la excepción. Quiero
hacer feliz a mi amiga, lo dejo en tus manos.
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—Si, pero hay que pensar las cosas bien, los pasos
precipitados a veces no son buenos. —contesta ella con
actitud madura.
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Lo bloquea de WhatsApp y no vuelve a quedar con él.
Porque para mantener la esencia de su amor por Kurt
debía hacer las cosas de manera correcta. Cuando Alfred
estaba empezando a mostrar las mariposas que tenia en
su interior, a estas le cortan las alas al Amy desaparecer
de su vida de esa forma repentina.
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moderna de esas como las que tenían las personas
poderosas. En el exterior de la casa habitaba
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había acostumbrado a su nuevo estilo de vida. Esto se
convirtió en una rutina. Su vida era un bucle como al
principio de la que ella tanto se quejaba. Lo toma como
una aceptación por los sentimientos que sentía hacia él.
Por su amor por él. Por no rendirse a mitad de camino y
tratar de luchar por mantener viva la llama de los
recuerdos que habitaban en su mente de los momentos
hermosos que pasaron. Aquellos momentos de alegría
donde la hacía olvidar esa monotonía que a duras veras
volvía cada mañana.
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Eran pensamientos que los perseguían de manera
continua. Le carcomía la cabeza con tan solo la idea de
que su hija echara su vida a perder por un muchacho
conformista.
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Se vio obligada a investigar lo que ocurría con su novio,
actuaba como un desconocido para ella.
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En cuanto oye el carro en marcha dando pista de que
estaba circulando en la calle, esta recoge todas sus cosas;
las llaves, el abrigo, gafas de sol para estar en cubierto,
el dinero que todos los días Kurt le dejaba sobre la mesa
del comedor y su teléfono. Justo cuando repasa a ver si
no le falta nada, llega el vehículo que pidió. Sale
deprisa.
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tres horas lo ve salir, era la hora de su receso, se dirigía
justo al mismo local en el que Amy estaba sentada. Al
ver esto la chica se mueve rápidamente tapándose la cara
con un periódico sutilmente a una mesa del fondo,
dejando libre la suya. Kurt se sienta en el espacio que
ella había abandonado. Le hace gestos al mesero para
que le tome la orden. Le traen lo que pidió para comer,
algo ligero ya que era una cafetería, después de
comérselo reposa.
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Luego de pasar la mañana y la tarde en espionaje, piensa
en irse a casa. De repente sale Kurt dando voces en el
celular, enfadado con un toque de necesidad y
desesperación. Cosa que llamo la atención de Amy
enseguida. Estaba oscureciendo por lo que era mas
sencillo ocultarse. La joven toma la decisión de
perseguirlo de forma inmediata. Desde que él se subió al
carro ella pidió un taxi apresuradamente. De casualidad
pasaba uno libre y se detuvo de inmediato.
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reconocieran o pensaran que era una policía o se dieran
cuenta de la verdad; que alguien los espiaba.
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A la hora suena el cerrojo de la puerta cuando se esta
moviendo desde fuera, señalizando que alguien esta
entrando.
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Ella toca y toca, sin respuesta alguna.
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aguja alargada. Se encontraba al lado del váter alejado de
lo visible. Con cara de asombro, curiosidad y extrañez
sujeta el objeto, era una jeringuilla usada, se notaba que
Kurt le había dado uso porque dentro contaba con una
sustancia al descuido. Olvidó una pieza importante que
examinar, el cubo de basura que se situaba al costado de
la escobilla.
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puerta de la habitación y enciende la luz dándole al
interruptor, no le importaba si la luz del bombillo lo
molestaba porque estaba durmiendo, en su interior
experimentaba rabia y coraje.
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cama, tira todas las cosas al suelo que sostenía y se
coloca las manos en su rostro por el que deslizaban
lágrimas originarias de sus ojos, como si fueran nubes
oscuras.
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Este se levanta, baja las escaleras y la ve toda
atolondrada. Entra en la cocina a prepararse un café bien
cargado, no le dirige la palabra ni siquiera unos buenos
días le dice a su enamorada porque la vergüenza de que
hallara su secreto, le quitó lo valiente.
Amy llora.
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—Me pintaste un mundo lleno de hermosas flores
regadas en un grande prado, que brillaban no por el sol,
sino por las ilusiones y sueños que agregaste con
promesas que salieron de tu boca y no con acciones
mientras giraban sin parar las manecillas del reloj. Y yo
de imbécil te creí. Confié en ti. Fuimos muy rápido te lo
dije. —enuncia Amy dando voces también.
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Kurt le dice que lo piense bien, es una forma distinta de
no estar solos cada uno contemplando su entorno. Esta
vez contemplarían lo mismo. Persuadir es un don que
sale por los poros del chico, era experto en eso.
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Amy en su brazo izquierdo haciendo el papel de una
enfermera cuando le ponen la vacuna a un niño pequeño
dada su experiencia.
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asombroso, las caricias intensas y los abrazos se sentían
interminables. Todo junto daba como resultado risas,
carcajadas… Felicidad.
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En cierto modo le prohibió probar ninguna sustancia sin
su consentimiento.
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número telefónico del camello para llamarlo desde el
celular de Kurt, esa era la manera en la que este
atendería la llamada, lo procesaría como reconocido.
Realiza la llamada, suena y suena hasta que se oye la
voz, arreglada por un programa, de un señor, era notable
cualquiera se daría cuenta.
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De forma natural le dice la mentira a Kurt y no falla.
Enfrente de la puerta por la que salía a unos pocos
metros estaba el vehículo que la iba a transportar hasta el
callejón. El sol estaba afuera, vería quien es la persona
incógnita.
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probaba ninguna sustancia ilícita. Lo cierto es que ahora
si veía alucinaciones, amaba las imperfecciones del
mundo, de todo, sufriendo las consecuencias de que a la
mañana siguiente estaba destrozada, rota, deshecha y
volvía al entraba en el círculo vicioso para calmarse.
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—Dame dinero, tengo los bolsillos vacíos. — con voz
reseca, exige Amy.
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Haciéndose amiga de la pandilla conseguía lo que
anhelaba, llegó un momento en que la deuda que debía
Amy en la calle era incontable, hasta que tocó día que
decidieron, ellos, aprovecharse de la joven para así
saldar sus apuros. Estaba feliz en su máxima expresión,
no sentía, no oía, a todo decía que sí.
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protegerla del mal pero que como quiera la rodeaba. Su
corazón se terminó de quebrar, la noticia le cayó como
un disparo al pecho. Creyó que hacer justicia por su
cuenta era lo más conveniente yendo por el camino de lo
legal ante la ley.
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Kurt la vigilaba todo el tiempo, tanto que hasta el mango
de la puerta cambió, quedándose con una sola copia de la
llave, que solo poseía él. Resultó el esfuerzo en vano ya
que ella buscó la manera de salir por la puerta de atrás.
Ya en la calle se colocaba en la tercera esquina cercana
al callejón. Total, no tenía ya nada que perder. Su futuro,
su familia, amigos, el amor, los estudios, la timidez, su
dulzura, sus deseos, sueños, su recorrido por la vida se
rompieron en mil pedazos y ya no existía forma de
pegarlos para volver a ser lo que eran.
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zona. Este ve a una chica en la esquina, no le toma
mucha atención, pero cuando está le hace señas el vuelve
a mirar, entonces ahí se da cuenta de que es Amy, la
chica de la que él estaba todavía recordando su sonrisa
sin parar, pero con deterioro. Alfred es un ángel, como
Amy mencionaba en días anteriores cuando tenía
conversaciones fluidas con él. Fue enviado por Dios para
rescatar a la princesa del daño. Sin darse a conocer ante
Amy le abre la puerta del coche para que se subiera.
—¡Amy!
—¡Alfred! — exclama esta extrañada, con cara rara.
Alfred comienza a indagar sobre por qué Amy realizaba
tal atrocidad para ganar dinero.
En lo que Amy reaccionaba la observa y nota que está
algo atolondrada, haciendo movimientos aturdidos,
medio confusa, alelada. Esta solo contesta tonterías que
suelen decir la gente borracha, pero ella no apestaba a
alcohol. Ella le pide dinero, le pide que la ayude como
cuando estaba en apuros. Explicándole que necesitaba
comprar felicidad.
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Alfred entendió enseguida a lo que se refería y le
puntualiza lo siguiente, aunque Amy no lo comprendiera
en el momento:
—No te voy a dar efectivo, me estas pidiendo que te
ayude, si no te doy lo que me estas ordenando es porque
todavía te quiero e incluso creo que te amo. Tu simpatía,
carisma, actitud, es lo que pude apreciar en el poco
tiempo que decidiste tratarme, hicieron que cayera en tus
redes como una presa fácil para ti. Mis intenciones eran:
cuidarte, protegerte, respetarte, mimarte y adorarte,
dártelo todo lo que estuviera a mi alcance, hasta que te
cansaras de mí. Lo que ven mis ojos actualmente no es lo
que yo recordaba, no eres tú y si estás ahí en ese cuerpo,
estas muy en el fondo, pues ni la sombra se revela. —la
mira con tristeza de no haber cumplido sus
pensamientos.
Mediante estas palabras Amy queda inconsciente,
simplemente se desmaya y Alfred se dio cuenta
enseguida. Aumenta le velocidad de su automóvil con
precaución, llevándola al hospital más cercano.
Una vez en el centro médico colocan a Amy en una
camilla y la trasladan a la sala de emergencias, donde
intentan hacer todo lo posible, pero… Ya era demasiado
tarde.
Resulta que minutos antes de que Alfred la acogiera, esta
se había tomado cinco pastillas de la felicidad con el
deseo de acabar con sus obstáculos a los que no se quería
enfrentar. En un breve periodo su corazón se convirtió en
el destino de una bomba, ¡BOM!, explotó. Sufrió de un
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paro cardiaco permanente a casusa de la ingesta,
dejándola en un profundo sueño del que jamás volverá a
despertar.
A la edad de 23 años, a las 1:36 am, en el hospital Royal,
día 25 de octubre, murió la joven.
Todos sufrimos esa pérdida como si la viviéramos en
carne propia. Los padres de Amy sufrieron y sufrieron
bastante.
Esa madrugada se juntaron los padres de la chica, Kurt y
Alfred en el hospital, ahí salieron reproches a la luz
buscando culpable.
Kurt y Alfred coincidían en que esa situación se veía
venir, pero no esperaban que ocurriera de forma tan
repentina
¿Y cómo me siento yo? Pues causante y culpable de
dicha muerte. Siendo sincera y sin rodeos, levantando mi
mano derecha digo:
—Yo soy la causante de la muerte de la chica.
Pues tenía un plan para acabarla. Hasta hice una lista:
EL PLAN:
Hacerme su amiga incondicional.
Hacerla ver que quiero lo mejor para ella.
Le doy en su punto mas débil, la necesidad de
amar y ser amada.
Conseguirle a mi amigo Kurt, el drogata.
Destruirle la vida.
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Hacer que estos se enamoren perdidamente.
Convencer a Kurt de que formalice las cosas con
ella.
No verla más.
En realidad, no quería desaparecerla si no que entendiera
que su vida era perfecta así.
Desde que tengo uso de razón he sido huérfana, hija de
la calle, hija del mundo. Vivía en un centro de acogida
donde era permitido la adopción. Cuando cumplí 15
años una familia me adoptó, cosa que me puso muy
contenta, pues soñaba con tener un padre y una madre
que me dieran el cariño del que yo carecí desde siempre,
que me llevaran a comer helado, a salir, me dieran
atención, me compraran juguetes e incluso que me
matricularan en una escuela. Mis ilusiones se
desprendieron de mi cabeza en cuanto llegué a esa casa
como a una rosa cuando le arrancas los pétalos.
Mi papá adoptivo era un borracho que cuando llegaba a
la casa en las noches le pegaba a mi mamá adoptiva sin
motivos, solo lo hacia para liberar el estrés y la ira que
tenía dentro por las deudas sin saldar pendientes.
Mientras me quedaba con mi hermano pequeño
calmándolo, ya que esa pareja disfuncional contaba con
un hijo varón. En ese hogar no se me trataba como a una
hija sino como una sirvienta.
Desde que me levantaba de la cama, iba a la cocina a
ayudar a mi mama con el desayuno del señor antes de
irse a trabajar, luego fregar, barrer toda la casa, fregar el
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suelo, despolvar, limpiar el baño, lavar… en fin, un sin
número de cosas. Esa familia era chapada a la antigua.
Un día las cosas se extremaron y el hombre fue dispuesto
a matar a esa mujer con toda su fuerza nata. Se
desconocía la razón, pero ese episodio de mi vida no lo
borrare nunca de mi mente, me marcó, me acuerdo
perfecto.
Había gritos por ambas partes, ellos y nosotros que
presenciábamos todo. Padre golpeó a madre en la
cabeza, la sangre se derramo en el suelo y mi hermanito
lloraba desesperado, agarré un teléfono y tomé al
pequeño de la mano, salimos corriendo de ese lugar tan
horrendo.
Volví al centro de acogida y el niño ingresó conmigo.
Yo salí a los 17 años del centro, estaba en mi etapa
rebelde, de desacato, agradecida con ellos por haberme
mantenido todos esos años, pero me harté. Y ahí es
cuando conozco a Kurt, compartíamos intereses. Él
prácticamente era un realengo, hijo de la calle también.
Conocía todos y cada uno de los rincones que
merodeábamos. Desde pequeño el ingiere sustancias
toxicas para la salud, es un experto, no iba a la escuela y
la pasaba bebiendo. No es mala persona, sin embargo, si
es una mala influencia no conocía otra cosa que la mala
vida, ¿Qué iba a enseñar el pobre?, supo enderezarse,
aunque siga torcido. Nunca perdimos el contacto, somos
compas. Por eso lo involucre en mi planeación lo
conocía muy bien. Y sabía que acabaría manipulando y
engatusando a Amy de cierto modo.
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Ella y yo nos conocimos dos grados antes de comenzar
la universidad, éramos uña y mugre. De lo que me quejo
es que Amy casi siempre estaba anunciando que su vida
era un asco, que se sentía asfixiada, se la pasaba triste y
deprimida, mientras que yo la animaba, le brindaba mis
abrazos y hombro, su paño de lagrimas y mi vida si era
miserable.
Conseguí un sugar daddy que me pago la universidad
hasta que terminé, trabajaba pagando así mis cuentas y
subía mi autoestima al cien para que nadie me pisara.
Fui a terapia para superar la muerte de mi madre
adoptiva, fue algo traumático, pero no me deje
convencer por ningún psicólogo, actuaba con madurez y
así ni se daban cuenta de lo que en mi interior escondía,
que era maldad.
Quería hacer ver a Amy que lo que yo sentía no se
comparaba con lo suyo. Se me salió de control. La
envidiaba no lo voy a negar, tan bonita, doña casa
perfecta, adorada por sus viejos.
Mis deseos de que le fuera mal en la vida se cumplieron.
Ahora sufro las consecuencias, pido perdón si sirve de
algo.
Lo menos que merezco es que me maten a mí también.
Decidí escribir esta historia a modo de desahogo, he
vuelto al psicólogo, y me aconsejaron que escribiera para
desprender mis pensamientos de lo que causé. Me puse
en contacto con Alfred y Kurt para obtener los detalles
de los que no me percaté. La depresión aumenta, tengo
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tiempo que nadie me busca. Estoy más sola que la una,
supongo que debo enfrentar las consecuencias.
Esto es terrible.
¿Qué quien soy? Seguro ya te disté cuenta, en la historia
me hago llamar Luisa, en realidad ese no es mi
verdadero nombre.
FIN.
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