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Si lo hago de manera consciente: seguimos con el ejemplo de llegar tarde a casa, pero
esta vez el padre (o la madre) castiga a sus hijos sin jugar al día siguiente a la
videoconsola, o sin salir con los amigos (algo agradable para el sujeto). Analizado
objetivamente, el padre está intentando extinguir dicha conducta retirando algo
agradable para el sujeto.
La aplicación de castigos no resulta agradable ni para quien los da ni para el que los
recibe, pues no coinciden lo deseable y lo posible para ninguna de las partes
implicadas. A pesar del malestar, en la práctica diaria a veces resulta inevitable,
dependiendo de las circunstancias en que se produzcan, como conductas en el niño
que impliquen un riesgo físico para él o para otros, o actitudes que van a suponer una
socialización prácticamente imposible por su agresividad o falta de consideración.
Cada persona y cada circunstancia tienen unos límites saludables que, cuando se
sobrepasan, producen consecuencias indeseables, y esto forma parte de la formación
y del aprendizaje de todo ser humano, niño o adulto.
FUENTE: http://www.proyectopv.org/3-verdad/ninopremiosmecanismos.htm
Ya hemos visto que las conductas se implantan por el refuerzo, pero vamos a darle
una vuelta más a esta estrategia. Iremos por partes.
Tenemos una conducta que queremos que se implante y, por lo tanto, que ha de
ejecutarse un número elevado de veces. Ya hemos visto que si cada vez que ocurre la
conducta, el sujeto no obtiene ningún tipo de refuerzo porque la estoy ignorando, ésta
se extinguirá. Si, por el contrario, cada vez que ocurre la conducta aplico algún tipo de
refuerzo, éste pierde su valor, pues se produce una habituación, el organismo se
adapta, lo que recibo deja de ser especialmente agradable, y pasa a ser algo más de
lo que me ocurre.
Por lo tanto, la forma óptima de implantar una conducta se produciría con lo que
llamamos REFUERZO DE INTERVALO VARIABLE. Es decir, aplicar el refuerzo de
vez en cuando y de forma imprevisible para el sujeto, pues, si ya sabe que haciendo
una conducta va a tener un refuerzo seguro, éste pierde valor, y además no me
aseguro de que se implante la conducta y puede que se esté realizando por un interés.
Pero si el sujeto no sabe cuándo va a recibir el estímulo agradable, o va a evitar el
desagradable, repetirá la conducta porque espera que eso ocurra, pero no sabe
cuándo. Si repite la conducta, la automatizará, y quedará aprendida e incorporada en
el repertorio conductual del sujeto.
Aunque lo expuesto anteriormente tiene mayores aplicaciones, más complejas, por los
especialistas y los investigadores de la psicología básica, supone un abanico de
conocimientos que resultan de gran utilidad para resolver de una forma relativamente
sencilla pequeñas situaciones que se nos presentan cada día y que, con frecuencia,
por su desconocimiento, aplicamos de manera inadecuada, con consecuencias que
nos producen cierto malestar. Conocer, al menos de forma básica, este sencillo
mecanismo con el que cuenta nuestro organismo, nos va a facilitar gran parte de
nuestra vida cotidiana, tanto en el ámbito familiar, como en el laboral o social.